tag:theconversation.com,2011:/id/topics/distancia-social-84127/articlesdistancia social – The Conversation2022-04-07T15:17:20Ztag:theconversation.com,2011:article/1805142022-04-07T15:17:20Z2022-04-07T15:17:20Z¿Volverán los besos, los abrazos y las caricias con el fin de las mascarillas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/456931/original/file-20220407-25-ul8962.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C11%2C7348%2C4891&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/little-boy-sitting-on-arms-his-640616341">Shutterstock / Koltsov</a></span></figcaption></figure><p>Los seres humanos somos seres sociales. Tenemos necesidad de compañía y de sentirnos vinculados, queridos y valorados. Nos gusta comunicar y compartir emociones y experiencias, dar y recibir afecto. Y apreciamos mucho los besos, abrazos, apretones de manos, etc.</p>
<p>O al menos así era hasta que llegó la pandemia de covid-19 y lo cambió todo. Incluidas las manifestaciones de afecto y el contacto físico. Cuando el SARS-CoV-2 irrumpió, para prevenir y evitar contagios, se dictaron medidas restrictivas como reducir el número de participantes en reuniones sociales, evitar y minimizar el contacto físico, guardar distancia de interacción y utilizar mascarilla. De un plumazo, se acabaron los besos y los abrazos.</p>
<p>Como consecuencia, nuestro bienestar socioemocional se vió perturbado. Con la pandemia, las emociones desagradables inundaron nuestra vida de incertidumbre, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34706409/">tristeza, miedo, enfado</a>, apatía, frustración, angustia, preocupación, desesperanza, inquietud… Y emociones agradables como la <a href="https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INECifrasINE_C&cid=1259953225445&p=1254735116567&pagename=ProductosYServicios%2FINECifrasINE_C%2FPYSDetalleCifrasINE">alegría</a>, la calma o el entusiasmo se volvieron más infrecuentes.</p>
<p>Y no solo eso. Mantener la distancia social ha tenido consecuencias sobre nuestro cerebro. Se ha demostrado que la falta de interacción social <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1364661320301406">afecta al razonamiento y a la memoria</a>, a la vez que reduce la conectividad de la materia blanca y la materia gris del cerebro.</p>
<p>Ahora que se anuncia una nueva <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/Nueva_estrategia_vigilancia_y_control.pdf">Estrategia de vigilancia y control frente a la enfermedad</a> que aligera esas medidas restrictivas de interacción, puede ser buen momento para tomar conciencia de la trascendencia que el contacto físico tiene en nuestra salud mental, física y social. </p>
<h2>“Hambre de piel”</h2>
<p>En los dos últimos años hemos vivido dolorosas situaciones como hospitalizaciones, aislamiento social, muertes en soledad de seres queridos, duelos sin abrazos. Pero también falta de encuentros familiares y amistosos. </p>
<p>Estas circunstancias han propiciado que todos, en alguna medida, hayamos experimentado lo que se etiqueta como <em>“hambre de piel”</em>, que no es otra cosa que la necesidad de contacto físico interpersonal. Incluso hemos sufrido sentimientos de carencia afectiva y episodios puntuales de <a href="https://theconversation.com/no-es-lo-mismo-estar-solo-que-sentirse-solo-176049">soledad no deseada, emocional y social</a>.</p>
<p>Además, <a href="https://www.infocop.es/view_article.asp?id=19731&cat=44&fbclid=IwAR10xpf22C4ogA8PC-TSilq_uobbcChd4VDYkskPFqr3uMqI0lDc458_Lhs">la pandemia ha pasado factura al bienestar mental</a> y ha tenido un importante <a href="https://doi.org/10.5944/rppc.27569">impacto psicológico</a> en toda la población. Ha crecido, <a href="https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INECifrasINE_C&cid=1259953225445&p=1254735116567&pagename=ProductosYServicios%2FINECifrasINE_C%2FPYSDetalleCifrasINE">dicen las estadísticas</a>, el porcentaje de población que experimentó sensación de estar decaído o deprimido, con problemas para dormir y con poco interés o alegría por hacer las cosas. Simultáneamente, se han disparado la ansiedad, el estrés y las conductas suicidas.</p>
<h2>El contacto físico y el cuarteto de la felicidad</h2>
<p>El contacto físico es vital <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1878929317301962?via%3Dihub">desde que nacemos</a> (contacto piel con piel con la madre) hasta el día en que morimos (abrazo de despedida, caricias…). Las personas tenemos la capacidad de enviar, recibir e interpretar señales emocionales <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0149763408001723?via%3Dihub">a través del tacto</a>. </p>
<p>Necesitamos tocarnos, porque es un modo excelente de dar y recibir afectos de forma reciproca. No nos referimos a conductas sensuales o sexuales, sino a las que se producen en las relaciones con personas de la red social de convivencia, en las relaciones interpersonales cotidianas.</p>
<p>Durante la pandemia de covid-19, la mayoría de las personas se han visto privadas de los apretones de manos, los abrazos amistosos o las palmadas en la espalda, lo que puede provocar sentimientos de aislamiento y exclusión. Y se han sustituido por chocarse los codos o los puños, ponerse la mano en el corazón o juntar las palmas de la mano del saludo indio (namasté). Que, evidentemente, no tienen el mismo impacto emocional.</p>
<p>Y es que cada vez hay mayor evidencia de los efectos beneficiosos del tacto en distintos aspectos:</p>
<ul>
<li><p><strong>Físicos:</strong> <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2666497621000655">reduce el cortisol</a> –la hormona del estrés–, nos relaja, mejora el sueño, mejora la <a href="https://www.cmu.edu/news/stories/archives/2014/december/december17_hugsprotect.html">respuesta inmune</a>, aminora el dolor, calma la frecuencia cardíaca y disminuye la presión arterial, entre otros beneficios.</p></li>
<li><p><strong>Emocionales:</strong> produce placer, reconforta, anima, consuela, genera alegría y <a href="https://www.psychologicalscience.org/news/releases/touch-may-alleviate-existential-fears-for-people-with-low-self-esteem.html">fortalece la autoestima</a>. También <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-017-13355-7">disminuye la ansiedad, la tristeza y el miedo</a>.</p></li>
<li><p><strong>Sociales:</strong> enriquece la comunicación interpersonal, favorece la empatía y las conductas prosociales, <a href="https://psycnet.apa.org/doiLanding?doi=10.1037%2Fa0016108">propicia la expresión de afectos</a>, consolida lazos sociales y genera buen clima.</p></li>
</ul>
<p>Biológicamente, estos beneficios tienen que ver con la producción de ciertas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34837776/">hormonas y neurotransmisores</a> a las que se denomina “el cuarteto de la felicidad”. A saber: la endorfina (analgésico natural), la serotonina (estado de ánimo), la dopamina (mediadora del placer) y, especialmente, la oxitocina (hormona del amor, del abrazo y de los vínculos).</p>
<p>Tal es el provecho de los abrazos que reconfortan también los “abrazos altruistas” de personas desconocidas, como puede apreciarse en los abrazos a ucranianos por parte de voluntarios. De hecho es la base de la iniciativa solidaria de <a href="https://www.freehugscampaign.org/">“Abrazos Gratis” (<em>Free Hugs</em>)</a></p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456924/original/file-20220407-15-lavbhq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456924/original/file-20220407-15-lavbhq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456924/original/file-20220407-15-lavbhq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456924/original/file-20220407-15-lavbhq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456924/original/file-20220407-15-lavbhq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456924/original/file-20220407-15-lavbhq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456924/original/file-20220407-15-lavbhq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456924/original/file-20220407-15-lavbhq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/barcelona-spain-14-january-2018-action-1048857842">Shutterstock / Lestertair</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El espacio virtual no es equiparable con el encuentro físico</h2>
<p>Aunque paralelamente a las restricciones directas y presenciales se ha producido un remarcable incremento de las ciberrelaciones y de los vínculos <em>online</em>, de momento el espacio virtual no es comparable con la presencia física. </p>
<p>La tecnología y la realidad virtual avanzan con humanoides, avatares, y la inmersividad en tres dimensiones, por lo que será preciso estar atentos a lo que nos depare el <a href="https://mobileworldcapital.com/metaverso-realidad-virtual/">metaverso</a>.</p>
<p>Entretanto, con la relajación de las restricciones de interacción que se anuncian en España a partir del día 19 de abril, tendremos oportunidad de recuperar el contacto físico perdido. Es cierto que, a raíz de lo vivido, algunas personas tienen todavía reparos a salir de casa y socializar, lo que se ha etiquetado como “síndrome de la cabaña”. Incluso hay quienes han desarrollado miedo irracional o fobia a ser tocados (<a href="https://theconversation.com/la-hafefobia-y-el-dilema-de-tocarnos-o-no-tocarnos-151878">hafefobia</a>).</p>
<p>Por suerte, parece que la mayoría hemos salido “ilesos” en este sentido y estamos deseando socializar con nuestra gente. </p>
<p>Sería estupendo si, tras la crisis vivida y habiendo tomado conciencia de la importancia que el contacto físico tiene en nuestro bienestar, ponemos especial cuidado en apreciar, saborear y agradecer estas manifestaciones. Si, desde ahora, nos tocamos siendo conscientes de lo beneficioso que es para la salud un abrazo sentido, un cálido apretón de manos, unos cariñosos besos o una leve caricia.</p>
<p>Más nos vale no dejar para mañana los abrazos, besos y caricias que podamos dar o recibir hoy.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180514/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Inés Monjas Casares no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La pandemia de covid-19 nos ha privado de muchas cosas, entre ellas de las manifestaciones de afecto y el contacto físico, que tantos beneficios para la salud física y mental tienen. Ahora que parece que las mascarillas dejarán de ser obligatorias, quizás podamos recuperarlos.Inés Monjas Casares, Profesora colaboradora honorífica en el Departamento de Psicología e investigadora sobre Psicología de la Educación., Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1685982021-10-17T19:11:26Z2021-10-17T19:11:26ZLo que podemos aprender de la covid-19 para combatir la gripe<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/426681/original/file-20211015-25-gwdevq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C5%2C3988%2C2646&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/barcelona-spain-september-24-2021-crowds-2049954224">Shutterstock / agsaz</a></span></figcaption></figure><p>Según el Instituto de Salud Carlos III, en España la gripe provocó <a href="https://vgripe.isciii.es/documentos/20182019/InformesAnuales/Informe_Vigilancia_GRIPE_2018-2019_22julio2019.pdf">3 893 fallecimientos en 2018-19</a> y <a href="https://vgripe.isciii.es/documentos/20192020/InformesAnuales/Informe_Vigilancia_GRIPE_2019-2020_03092020.pdf">3 500 en 2019-20</a>. Sin embargo, en 2020 su mortalidad se redujo a niveles mínimos, y podríamos repetir la tendencia este invierno. ¿Por qué? Básicamente como efecto colateral de las medidas de prevención frente a la COVID-19.</p>
<h2>Jabón, gel hidroalcohólico y distancia</h2>
<p>No cabe duda de que la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha sido un episodio global que marcará la historia de nuestra especie. Además de dejarnos en la retina imágenes impactantes que recordaremos durante décadas, posiblemente haya estrategias, costumbres y actos que se queden con nosotros para toda la vida. Sobre todo después de comprobar que las medidas adoptadas para reducir la incidencia de la covid-19 tienen e<a href="https://doi.org/10.1016/j.rce.2020.03.001">fectos positivos a nivel sanitario</a>. </p>
<p>Podría ser el caso del lavado frecuente de manos con gel hidroalcohólico y/o jabón, que se ha extendido como un acto habitual entre adultos y niños. Si bien ya se conocían los beneficios de esta técnica, y se fomentaba entre la población infantil (sobre todo en países subdesarrollados, donde las enfermedades diarreicas son una de las principales causas de mortalidad infantil), es ahora cuando nos estamos haciendo realmente conscientes de lo que implica.</p>
<p>Se ha comprobado que el uso correcto de los geles o de jabón, de manera recurrente y siempre después de tocar objetos que desconocemos, reduce la aparición de <a href="https://doi.org/10.1128/CMR.17.4.863-893.2004">patologías diarreicas un 23-40 % y un 58 % en inmunodeprimidos</a>. Pero también disminuye las <a href="https://doi.org/10.7748/ns.2020.e11552">enfermedades respiratorias de la población general un 16-21 %</a>.</p>
<p>Sobre todo si, además de limpiarnos, recordamos que también conviene reducir el número de veces que nos tocamos en la cara, así como utilizar la parte anterior del codo en el caso de que tengamos que estornudar o toser.</p>
<p>Otras de las medidas que ha traído consigo la pandemia es el distanciamiento social. Mantener siempre que sea posible una separación de 1,5 metros entre personas <a href="https://doi.org/10.1002/rmv.2297">evita la transmisión de muchas patologías respiratorias</a>.</p>
<p>Si a eso le sumamos la importancia que –por fin– se le está dando a la ventilación de los espacios, así como el fomento de las actividades al aire libre, el aprendizaje positivo derivado de la pandemia parece indiscutible.</p>
<h2>Las mascarillas y la gripe</h2>
<p>Si existe una medida crucial para el control de la pandemia es el uso de mascarillas faciales. La normalización social de esta medida ha minimizado la incidencia de contagios, al limitar la emisión de posibles partículas respiratorias infectadas por la nariz y la boca.</p>
<p>Como efectos colaterales, además de pararle los pies al coronavirus, esta medida ha servido para frenar el contagio de todas aquellas patologías que se transmiten por vía oral y, sobre todo, respiratoria.</p>
<p>Pero si hay una patología altamente contagiosa, que cada año se cobra miles de vidas, es sin duda la gripe. </p>
<p>El virus de la gripe, denominado Influenza tipo A o B, es un virus de ARN como el SARS-Cov-2. Tiene una alta contagiosidad y se transmite desde individuos infectados al resto de la población mediante aerosoles. </p>
<p>Estos aerosoles son partículas muy pequeñas que tienen la característica de mantenerse flotando en el aire durante un largo espacio de tiempo. Por ello, cuando un individuo se encuentra infectado, tenga o no síntomas, está continuamente emitiendo partículas contagiosas que se quedan en el aire suspendidas durante un periodo indeterminado de tiempo. Esto hace que cualquier persona que pase cerca tenga una alta probabilidad de contagiarse de esta enfermedad.</p>
<p>Sin embargo, en una población que utiliza sistemáticamente la mascarilla, extrema las medidas de higiene de manos, mantiene los espacios ventilados y suele respetar la distancia social, los contagios descienden a mínimos.</p>
<p>Eso redujo la incidencia de gripe en todos los países del mundo durante el 2020 y seguramente lo haga en 2021. Que sigamos aplicando medidas anti-covid-19, unido a la concienciación de la población general, permitirá que el índice de contagios se mantenga bajo. </p>
<p>Por lo tanto deberíamos considerar mantener la recomendación de usar las mascarillas en los espacios cerrados no ventilados, donde no pueda guardarse la distancia social, en las épocas de picos de contagios de la gripe. De este modo se reducirían drásticamente los contagios y, por consiguiente, la mortalidad asociada a esta enfermedad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/168598/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Miguel Robles Romero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Deberíamos considerar mantener la recomendación de usar las mascarillas en los espacios cerrados no ventilados, donde no pueda guardarse la distancia social, en las épocas de picos de contagios de la gripe?José Miguel Robles Romero, Profesor Doctor de la Facultad de Enfermería, Universidad de HuelvaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1435102021-08-06T14:39:14Z2021-08-06T14:39:14Z¿Creías que el trabajo en la oficina murió? Estas son las razones por las que regresarás a tu escritorio<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/349727/original/file-20200727-37-592phd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=359%2C159%2C4967%2C3386&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">¿Volverá la cultura de la oficina?</span> <span class="attribution"><span class="source">AP Photo/Carolyn Kaster</span></span></figcaption></figure><p><em>Nota del editor: El futuro de la oficina se ha convertido en una pregunta abierta después de que el bloqueo de coronavirus obligó a miles de millones de personas a trabajar desde casa. ¿Volverán los oficinistas a sus cubículos con refrigeradores cuando termine la pandemia? ¿O los empleados querrán aferrarse a su nueva libertad y flexibilidad, mientras se fijan en los costos más bajos de no presentarse al trabajo?</em></p>
<p><em>Al menos algunas empresas ya han respondido a esta pregunta: Twitter, por ejemplo, <a href="https://www.bbc.com/news/technology-52628119">dice</a> que la mayoría de sus empleados pueden seguir trabajando desde casa para siempre, haciendo de la oficina simplemente un lugar para reunirse con los clientes. Pedimos a tres académicos que sopesaran el futuro de la oficina.</em></p>
<h2>Las relaciones necesitan proximidad</h2>
<p><strong>Beth Humberd y Scott Latham, de la Universidad de Massachusetts, en Lowell</strong></p>
<p>Aunque <a href="https://www.nytimes.com/2020/05/04/health/coronavirus-office-makeover.html">hemos visto numerosos</a> <a href="https://www.businessinsider.com/coronavirus-pandemic-wont-kill-office-but-it-will-change-forever-2020-4">epitafios</a> de <a href="https://www.economist.com/1843/2020/04/29/death-of-the-office">oficina</a> en las últimas semanas, creemos que el espacio de trabajo prepandemico no va a desaparecer en el corto plazo. ¿Por qué?</p>
<p>La vida organizacional se basa en las relaciones. Claro, el experimento actual de trabajo remoto ha <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2020/06/09/magazine/remote-work-covid.html">demostrado que se pueden hacer más trabajos virtualmente</a> de lo que muchos gerentes asumieron anteriormente. Pero los trabajos se componen de tareas; las organizaciones están formadas por relaciones. Y las relaciones requieren interacciones continuas, y a menudo involuntarias.</p>
<p>Décadas de investigación proporcionan información importante sobre cómo se construyen las relaciones laborales efectivas. Sabemos que <a href="https://ssir.org/articles/entry/fostering_high_quality_connections">requieren confianza y cooperación mutuas</a>, y que la <a href="https://www.doi.org/10.5465/amr.2016.0240">proximidad física es fundamental</a> para fomentar relaciones de este tipo.</p>
<p>Esto es especialmente cierto en el conocimiento y las economías creativas, ya que el espacio compartido promueve el intercambio de información y la colaboración. Un estudio de 2009 encontró que los empleados de Google que compartían un espacio físico <a href="https://doi.org/10.1007/978-3-642-03821-1_2">intercambiaban información de manera más efectiva</a> que aquellos ubicados incluso en pisos separados en el mismo edificio. Un estudio similar de 2013 mostró que cuando los científicos tuvieron que caminar más lejos del laboratorio a lugares como el baño o la impresora, <a href="https://doi.org/10.1177/0013916513493909">desarrollaron más colaboraciones de investigación</a>. Y un estudio más reciente descubrió que <a href="https://www.doi.org/10.1111/radm.12261">la socialización del “refrigerador” era crítica</a> para la generación de nuevas ideas en las <a href="https://www.entrepreneur.com/article/52802">incubadoras de negocios</a>, que apoyan el crecimiento de las empresas de nueva creación .</p>
<p>Y a medida que los <a href="https://www.motherjones.com/politics/2017/10/you-will-lose-your-job-to-a-robot-and-sooner-than-you-think/">robots asuman más trabajos humanos</a> gracias a la automatización y la inteligencia artificial, estas relaciones serán más importantes que nunca. <a href="https://sloanreview.mit.edu/article/four-ways-jobs-will-respond-to-automation/">Nuestra propia investigación</a> ha encontrado que los trabajos que son inherentemente relacionales tienen más probabilidades de durar.</p>
<p>Por lo tanto, creemos que no será la oficina en sí lo que permanecerá, sino la necesidad de la proximidad física para mantener la organización moderna, y nuestras relaciones de trabajo, funcionando sin problemas.</p>
<h2>La flexibilidad de los trabajadores llegó para quedarse</h2>
<p><strong>Deborah Salon, Universidad Estatal de Arizona</strong></p>
<p>Los empleados de oficina quieren más flexibilidad en el lugar donde trabajan. Ese es el principal hallazgo de <a href="https://www.covidfuture.org">una encuesta</a> que estoy realizando con otros investigadores de la Universidad Estatal de Arizona y la Universidad de Illinois.</p>
<p>Nuestra encuesta tiene como objetivo comprender cómo el bloqueo nacional que obligó a gran parte de la fuerza laboral profesional a teletrabajar cambió las opiniones de los empleados al ir a la oficina, entre otros temas. La encuesta está en curso, y si tienes al menos 18 años y si vives en los Estados Unidos, la puedes <a href="https://asu.co1.qualtrics.com/jfe/form/SV_6sSpYqN0Eko5Dmt?org=covidfuture_homepage">tomar en línea</a>. Los resultados informados a continuación reflejan casi 2.100 respuestas recolectadas desde mediados de abril hasta mediados de julio y se han ponderado a la población de los Estados Unidos en términos de edad, género y nivel de educación.</p>
<p>Nuestros datos indican que casi dos tercios de los que todavía tenían trabajo durante la pandemia trabajaban casi exclusivamente desde su hogar. Eso se compara con solo el 13% de los trabajadores que dijeron que lo hicieron incluso algunas veces a la semana antes de COVID-19.</p>
<p>Entre aquellos que anteriormente no habían trabajado de manera regular desde casa, el 62% dijo que estaban disfrutando el cambio, y el 75% espera que sus empleadores continúen brindando flexibilidad en el lugar donde trabajan después de que la pandemia haya pasado.</p>
<p>Por supuesto, puede haber una brecha entre las expectativas de los empleados y la realidad de lo que los empleadores <a href="https://www.bls.gov/ncs/ebs/benefits/2019/ownership/civilian/table39a.pdf">están dispuestos a proporcionar</a>. Uno de los argumentos que las empresas han usado tradicionalmente para oponerse a ofrecer a los trabajadores más flexibilidad es la creencia de que <a href="https://www.wired.com/insights/2013/05/yahoos-mayer-is-right-work-from-home-employees-are-less-efficient/">son menos productivos</a> o eficientes trabajando desde casa.</p>
<p>Pero incluso en un momento en que los trabajadores enfrentan muchas distracciones, particularmente aquellos con niños pequeños, casi dos tercios de nuestros encuestados que trabajan reportaron una productividad normal o superior a la normal. Esto es consistente con la <a href="https://www.apa.org/monitor/2019/10/cover-remote-work">investigación psicológica previa sobre el trabajo remoto</a> que encontró que aquellos que teletrabajan a menudo se desempeñan más o menos igual o mejor que sus colegas en la oficina. Los trabajadores en nuestra encuesta acreditaron no tener que viajar a la oficina y menos distracciones, como reuniones, por su mayor productividad.</p>
<p>Es por eso que creo que el futuro del trabajo de oficina probablemente sea mucho más flexible que nunca. En general, incluidos los que trabajaban anteriormente desde casa, un 26% dijo que planea trabajar de forma remota al menos algunas veces por semana cuando la pandemia haya terminado, el doble del 13% que dijo que lo hizo desde antes.</p>
<p>Solo el 9% de los trabajadores encuestados dijo que quieren abandonar por completo la oficina tradicional. Parece que solo quieren más equilibrio. Dada la opción, a muchos trabajadores de oficina les gustaría viajar a una oficina tradicional algunos días y trabajar desde casa en otros.</p>
<p>Con suerte y un poco de buena planificación, creo que la fuerza laboral de Estados Unidos podría no solo ser más productiva después de la pandemia, sino también disfrutar de sus vidas un poco más.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/creias-que-el-trabajo-en-la-oficina-murio-estas-son-las-razones-por-las-que-regresaras-a-tu-escritorio">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/143510/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Beth Humberd no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Deborah Salon recibe fondos del National Science Foundation y el US Department of Transportation.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Scott F. Latham no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La vida organizacional se basa en las relaciones, y las relaciones necesitan proximidad. Quizás lo que los trabajadores buscarán será mayor flexibilidad.Beth Humberd, Associate Professor of Management, UMass LowellDeborah Salon, Associate Professor of Transportation Planning, Arizona State UniversityScott F. Latham, Associate Professor of Strategic Management, UMass LowellLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1648462021-07-30T11:56:43Z2021-07-30T11:56:43ZTu cerebro necesitará tiempo para adaptarse al final del distanciamiento social<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/412319/original/file-20210721-23-3wmpri.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=89%2C197%2C3640%2C2317&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Tal vez no te sientas listo para volver a salir.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/man-covers-face-with-sweater-royalty-free-image/1289733087">Grace Cary/Moment via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Con las <a href="https://covid.cdc.gov/covid-data-tracker/#trends_dailytrendscases">vacunas COVID-19 funcionando</a> y el levantamiento de las restricciones en los Estados Unidos, Gran Bretaña y varios otros países, por fin ha llegado el momento de que los ahora vacunados que han estado encerrados en casa se deshagan del chándal y vuelvan a salir de sus cuevas de Netflix, Hulu o HBO. </p>
<p>Pero puede que tu cerebro no esté tan ansioso por volver a sumergirse en su antigua vida social.</p>
<p>Las medidas de distanciamiento social resultaron ser esenciales para frenar la propagación del COVID-19 en todo el mundo, <a href="https://www.globalpolicy.science/covid19">evitando unos 500 millones de casos</a>. Pero, aunque necesarias, 15 meses de alejamiento han afectado la salud mental de la gente.</p>
<p>En <a href="https://mcc.gse.harvard.edu/reports/loneliness-in-america">una encuesta nacional</a> realizada el pasado otoño, el 36% de los adultos de EEUU — incluido el 61% de los adultos jóvenes — declararon sentirse “muy solos” durante la pandemia. Estadísticas como éstas sugieren que la gente estaría deseando salir a la escena social.</p>
<p>Pero si la idea de entablar una pequeña charla en una hora feliz llena de gente te parece aterradora, no eres el único. <a href="https://www.apa.org/news/press/releases/stress/2021/sia-pandemic-report.pdf">Casi la mitad de los estadounidenses declararon sentirse incómodos</a> al volver a relacionarse en persona, independientemente de su estado de vacunación.</p>
<p>Entonces, ¿cómo es posible que la gente se sienta tan sola y a la vez tan nerviosa a la hora de rellenar sus calendarios sociales?</p>
<p>Bueno, el cerebro es notablemente adaptable. Y aunque no podemos saber exactamente por lo que ha pasado nuestro cerebro en el último año, los neurocientíficos <a href="https://fbri.vtc.vt.edu/research/labs/pan.html">como yo</a> tenemos alguna idea de cómo el aislamiento social y la resocialización afectan al cerebro.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/408409/original/file-20210625-18-1w3keoz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="view from behind of woman sitting on bed and looking out window" src="https://images.theconversation.com/files/408409/original/file-20210625-18-1w3keoz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/408409/original/file-20210625-18-1w3keoz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/408409/original/file-20210625-18-1w3keoz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/408409/original/file-20210625-18-1w3keoz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/408409/original/file-20210625-18-1w3keoz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/408409/original/file-20210625-18-1w3keoz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/408409/original/file-20210625-18-1w3keoz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Demasiado tiempo solo puede hacer que su termostato social se dañe.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/lone-woman-sitting-on-the-bed-looking-out-of-the-royalty-free-image/1223940270">Massimiliano Finzi/Moment via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Homeostasis social: la necesidad de socializar</h2>
<p>Los seres humanos tienen una necesidad evolutiva de socializar — aunque no lo parezca al decidir entre una invitación a cenar y volver a ver el programa de televisión “Schitt’s Creek”.</p>
<p>Desde los insectos hasta los primates, el mantenimiento de las redes sociales es <a href="https://doi.org/10.1146/annurev.es.05.110174.001545">fundamental para la supervivencia</a> en el reino animal. Los grupos sociales ofrecen posibilidades de apareamiento, caza cooperativa y protección contra los depredadores.</p>
<p>Pero <a href="https://doi.org/10.1111/nyas.14016">la homeostasis social</a> — el equilibrio adecuado de conexiones sociales — debe cumplirse. Las redes sociales pequeñas no pueden proporcionar esos beneficios, mientras que las grandes aumentan la competencia por los recursos y las parejas. Por eso, el cerebro humano ha desarrollado circuitos especializados para medir nuestras relaciones y hacer los ajustes adecuados — como un termostato social.</p>
<p>La homeostasis social implica <a href="https://doi.org/10.1016/j.cell.2021.02.028">muchas regiones del cerebro</a>, y en el centro está el <a href="https://doi.org/10.1016/j.neuron.2015.02.018">circuito mesocorticolímbico</a> — o “sistema de recompensas”. Ese mismo circuito te motiva a comer chocolate cuando se te antoja algo dulce o a deslizarte por Tinder cuando se te antoja… bueno, ya lo entiendes.</p>
<p>Y al igual que esas motivaciones, un estudio reciente descubrió que <a href="https://doi.org/10.1038/s41593-020-00742-z">reducir la interacción social provoca antojos sociales</a> – produciendo patrones de actividad cerebral similares a la privación de alimentos</p>
<p>Así que si la gente tiene hambre de conexión social como tiene hambre de comida, ¿qué le ocurre al cerebro cuando se pasa hambre socialmente?</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/408411/original/file-20210625-25-1421uoc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="billboard with public health message 'Stay home, stay safe.'" src="https://images.theconversation.com/files/408411/original/file-20210625-25-1421uoc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/408411/original/file-20210625-25-1421uoc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/408411/original/file-20210625-25-1421uoc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/408411/original/file-20210625-25-1421uoc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/408411/original/file-20210625-25-1421uoc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/408411/original/file-20210625-25-1421uoc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/408411/original/file-20210625-25-1421uoc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Las precauciones de salud pandémica significaron que muchas personas han pasado mucho más tiempo de lo habitual en casa — posiblemente solas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/mounds-view-minnesota-billboard-sign-telling-people-to-stay-news-photo/1222959851">Education Images/Universal Images Group via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Tu cerebro en el aislamiento social</h2>
<p>Los científicos no pueden forzar a las personas al aislamiento y mirar dentro de sus cerebros. En lugar de eso, los investigadores recurren a los animales de laboratorio para aprender más sobre el cableado cerebral social. Por suerte, dado que los vínculos sociales <a href="https://doi.org/10.1146/annurev.es.05.110174.001545">son esenciales en el reino animal</a>, estos mismos circuitos cerebrales <a href="https://doi.org/10.1111/nyas.14016">se encuentran en todas las especies</a>.</p>
<p>Uno de los efectos más importantes del aislamiento social es – lo has adivinado – el aumento de la ansiedad y el estrés.</p>
<p>Muchos estudios han descubierto que separar a los animales de sus compañeros de jaula <a href="https://doi.org/10.1016/j.yhbeh.2012.05.011">aumenta los comportamientos de ansiedad y el cortisol</a>, la principal hormona del estrés. Los estudios en humanos también lo corroboran, ya que las personas con <a href="http://website60s.com/upload/files/archives-of-gerontology-and-geriatrics-vol-82-6.pdf">círculos sociales reducidos tienen mayores niveles de cortisol</a> y otros síntomas relacionados con la ansiedad, similares a los de los animales de laboratorio privados de contacto social.</p>
<p>Evolutivamente, este efecto tiene sentido – los animales que pierden la protección del grupo deben volverse <a href="https://doi.org/10.1016/j.jrp.2005.11.007">hipervigilantes</a> para valerse por sí mismos. Y no sólo ocurre en la naturaleza. Un estudio descubrió que las personas que se autodenominan <a href="https://doi.org/10.1080/17588928.2015.1070136">“solitarias” están más atentas a las amenazas sociales</a>, como el rechazo o la exclusión.</p>
<p>Otra región importante para la homeostasis social es <a href="https://doi.org/10.1016/j.cell.2021.02.028">el hipocampo</a> – el centro de aprendizaje y memoria del cerebro. Para tener éxito en los círculos sociales es necesario aprender comportamientos sociales - <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28699275/">como la cooperación</a> - y reconocer la diferencia entre los amigos y los enemigos. Pero tu cerebro almacena enormes cantidades de información y debe <a href="https://doi.org/10.1016/j.neuron.2017.05.039">eliminar las conexiones sin importancia</a>. Así que, como la mayor parte de tu español escolar – si no lo usas, lo pierdes.</p>
<p>Varios estudios con animales demuestran que incluso el aislamiento temporal en la edad adulta perjudica tanto <a href="https://doi.org/10.1038/s41598-018-36871-6">la memoria social</a>, como reconocer una cara conocida, como <a href="https://doi.org/10.1016/j.bbr.2019.03.011">la memoria de trabajo</a>, como recordar una receta mientras se cocina.</p>
<p>Y los humanos aislados pueden ser igual de olvidadizos. Los expedicionarios de la Antártica tenían <a href="https://doi.org/10.1056/NEJMc1904905">el hipocampo encogido</a> tras sólo 14 meses de aislamiento social. Del mismo modo, los adultos con círculos sociales reducidos son más propensos a <a href="https://doi.org/10.3233/JAD-180501">desarrollar pérdida de memoria y deterioro cognitivo</a> a lo largo de su vida.</p>
<p>Así pues, puede que los seres humanos ya no vaguen por la naturaleza, pero la homeostasis social sigue siendo fundamental para la supervivencia. Por suerte, al igual que el cerebro se adapta al aislamiento, lo mismo puede ocurrir con la resocialización.</p>
<h2>Tu cerebro en la reconexión social</h2>
<p>Aunque sólo unos pocos estudios han explorado <a href="https://doi.org/10.1016/j.biopha.2018.05.086">la reversibilidad de la ansiedad y el estrés asociados al aislamiento</a>, sugieren que la resocialización repara estos efectos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/408412/original/file-20210625-23-ni8osh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="several marmosets lying together" src="https://images.theconversation.com/files/408412/original/file-20210625-23-ni8osh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/408412/original/file-20210625-23-ni8osh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/408412/original/file-20210625-23-ni8osh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/408412/original/file-20210625-23-ni8osh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/408412/original/file-20210625-23-ni8osh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=580&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/408412/original/file-20210625-23-ni8osh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=580&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/408412/original/file-20210625-23-ni8osh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=580&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Al igual que los humanos, los titíes se consuelan en compañía.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/baby-marmoset-is-viewed-at-an-exotic-animal-and-wildlife-news-photo/959712880">George Rose/Getty Images News</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Un estudio, por ejemplo, descubrió que los titíes que antes estaban aislados presentaban <a href="https://doi.org/10.1016/j.physbeh.2011.06.014">primero mayores niveles de estrés y cortisol cuando se les resocializaba</a>, pero luego se recuperaban rápidamente. Adorablemente, los animales antes aislados incluso pasaban más tiempo acicalando a sus nuevos compañeros.</p>
<p>La memoria social y la función cognitiva también parecen ser muy adaptables.</p>
<p>Los estudios con <a href="https://doi.org/10.1016/j.celrep.2018.09.033">ratones</a> y <a href="https://doi.org/10.1016/j.nlm.2015.07.002">ratas</a> indican que, aunque los animales no pueden reconocer a un amigo conocido inmediatamente después de un aislamiento de corta duración, recuperan rápidamente su memoria tras la resocialización.</p>
<p>Y también puede haber esperanza para las personas que salen de un encierro socialmente distanciado. Un reciente estudio escocés realizado durante la pandemia de COVID-19 descubrió que los residentes sufrían <a href="https://doi.org/10.1002/acp.3821">cierto deterioro cognitivo durante las semanas más duras de encierro</a>, pero que se recuperaban rápidamente una vez que se relajaban las restricciones.</p>
<p>Desgraciadamente, los estudios de este tipo siguen siendo escasos. Y aunque la investigación con animales es informativa, probablemente representa escenarios extremos, ya que las personas no estuvieron en aislamiento total durante el último año. A diferencia de los ratones encerrados en jaulas, muchos en los EEUU tuvieron noches de juegos virtuales y fiestas de cumpleaños de Zoom (afortunados nosotros).</p>
<p>Así que supera las charlas nerviosas en el ascensor y la molesta niebla cerebral, porque el “distanciamiento no social” debería restablecer tu homeostasis social muy pronto.</p>
<p><em>Este artículo fue <a href="https://www.univision.com/noticias/salud/tu-cerebro-necesita-tiempo-para-adaptarse-final-distanciamiento-social">traducido por Univision</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/164846/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Kareem Clark no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
</span></em></p>¿Listo para festejar pospandemia, pero al mismo tiempo tímido? Aqui vera como el distanciamiento social afecta al cerebro y lo que las investigaciones sugieren sobre los efectos de resocialización.Kareem Clark, Postdoctoral Associate in Neuroscience, Virginia TechLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1615402021-06-01T20:10:06Z2021-06-01T20:10:06ZCOVID-19: ¿Cómo disminuir el riesgo de contagio en un evento multitudinario?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/403555/original/file-20210531-18-1r1we59.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C0%2C2552%2C1705&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Concierto de Love of lesbian el 27 de marzo de 2021 en el Palau Sant Jordi de Barcelona.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://loveoflesbianband.com/sin-impacto-en-la-transmision-de-covid-19/">Love of lesbian</a></span></figcaption></figure><p>Ir de copas por la noche, asistir a una fiesta nocturna o a un concierto de nuestro grupo favorito junto con unos colegas es algo que no ha sido posible en los últimos meses. No solo muchas personas lo echan en falta. También es un medio de vida y trabajo. Hay quienes, incluso, consideran que forma parte de un derecho que no han podido ejercer.</p>
<p>Todo ello ha sido debido a las <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/329438/9789241516839-eng.pdf">intervenciones no farmacológicas (NPI)</a> puestas en marcha para disminuir en la comunidad la difusión del SARS-CoV-2. Se trata de medidas de Salud Pública, distintas al uso de vacunas o medicamentos, aplicadas en el caso de <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/covid-19-guidelines-non-pharmaceutical-interventions">enfermedades infecciosas</a>.</p>
<p>Estas medidas pueden servir para cortar las cadenas de transmisión y reducir la exposición. Su objetivo es disminuir el número de contactos y proteger a las personas más vulnerables. </p>
<p>En Europa, los <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-2405-7">artículos publicados</a> han demostrado que las NPI han tenido efecto en la reducción de la transmisión del SARS-CoV-2.</p>
<h2>El riesgo en los eventos masivos</h2>
<p><a href="https://www.who.int/publications/i/item/10665-332235">Los eventos masivos</a> se caracterizan por la concentración de personas en un lugar específico para un propósito determinado durante un período de tiempo limitado. </p>
<p>La realización de estos eventos durante la pandemia de covid-19 tiene el potencial de sobrecargar los recursos de planificación y respuesta del país o comunidad anfitriona. </p>
<p>Se considera que la realización de eventos multitudinarios en espacios cerrados implica un mayor <a href="https://www.who.int/publications/i/item/10665-332235">riesgo de transmisión de virus SARS-Cov-2</a>. Ello es porque pueden amplificar la propagación de la enfermedad, debido a la intensidad del contacto y la posible dificultad para mitigar los efectos asociados.</p>
<h2>Cómo organizar un concierto sin riesgos</h2>
<p>En España, se ha proporcionado un marco para evaluar los riesgos de transmisión de SARS-CoV-2 asociados con <a href="https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/COVID19_Recomendaciones_eventos_masivos.pdf">eventos o actividades multitudinarias</a>. Se hizo así para permitir la adopción de medidas oportunas que permitieran reducir el riesgo.</p>
<p>Para ello, la valoración epidemiológica debe adecuarse a los posibles cambios en la situación de cada comunidad autónoma, provincia, municipio o unidad territorial en el que se desarrolle el evento. Además, también debe tenerse en cuenta la situación de aquellos lugares de los que se esperan asistentes.</p>
<p>Estas recomendaciones están basadas en documentos elaborados por instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Describen las consideraciones de planificación clave para los organizadores de eventos que impliquen reuniones masivas en el contexto de la pandemia de covid-19.</p>
<p>Entre los aspectos mencionados a tener en cuenta en este tipo de eventos masivos están:</p>
<p>• La concentración (densidad) de la multitud</p>
<p>• La naturaleza del contacto entre participantes</p>
<p>• La profesión de los participantes y su posible prevalencia de infección o de exposición previa</p>
<p>• El número de participantes provenientes de países o áreas afectadas por COVID-19</p>
<p>• La edad de los participantes</p>
<p>• El tipo o propósito del evento</p>
<p>• La duración</p>
<p>• El modo de viaje de los participantes.</p>
<h2>Pruebas piloto de eventos multitudinarios en pandemia</h2>
<p>Recientemente, se han realizado diferentes propuestas y estudios, con diseño de ensayos clínicos controlados y aleatorizados, para evaluar los riesgos y resultados de las medidas adoptadas en <a href="https://www.researchsquare.com/article/rs-244584/v1">eventos multitudinarios</a>. Se han realizado, por ejemplo, en conciertos celebrados en Barcelona, y pruebas de ocio nocturno, como en el caso de Sitges (Barcelona). </p>
<p>En estos estudios y propuestas se han considerado las siguientes medidas: el uso de pruebas de antígenos en las horas previas al evento y la exclusión de participantes con diagnóstico de covid-19 en los 14 días previos. También quedan fuera aquellos que tuvieran comorbilidades relevantes o vivieran con personas ancianas.</p>
<p>Asimismo, la utilización de mascarillas durante todo el evento era imprescindible, junto con el mantenimiento de una temperatura constante y el seguimiento de los resultados de las pruebas de todas las personas participantes. </p>
<p>Se ha considerado permitir beber, comer o fumar en lugares específicos para lo cual se tendría que retirar la mascarilla. La distancia de seguridad no siempre se ha considerado como una medida a incluir. Por último, la ventilación se procura manteniendo las puertas de los locales abiertas, ya que suelen carecer de ventanas exteriores.</p>
<h2>¿Qué nos han enseñado las pruebas piloto?</h2>
<p>En España, los resultados publicados (como preprint) hasta la fecha proceden del <a href="https://www.researchsquare.com/article/rs-244584/v1">estudio efectuado en una sala en Barcelona</a>. En este estudio, las personas con resultados negativos en la prueba de antígenos previa fueron asignadas aleatoriamente, bien al grupo de intervención (y acudieron al evento), bien al grupo de control (y no acudieron al evento) manteniendo su vida habitual. En este estudio no se encontraron diferencias significativas entre ambos grupos.</p>
<p><a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.10.28.20221580v3">Otras publicaciones</a> accesibles (también como preprint) muestran que el efecto adicional que puede esperarse de los eventos masivos en interiores sobre la carga de infecciones es bajo si se aplican las medidas de higiene y existe una ventilación adecuada.</p>
<p>Por ello, es importante hacer hincapié en los aspectos dirigidos a evaluar los riesgos de transmisión de SARS-CoV-2 y adoptar en estos eventos medidas oportunas para reducirlos. Además, solo deben efectuarse cuando la situación epidemiológica de la comunidad lo permita.</p>
<h2>Claves para disminuir el riesgo en eventos masivos</h2>
<p>La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) <a href="https://www.seepidemiologia.es/ver_noticia.php?idn=1082">ha elaborado una nota</a> en la que advierte que es imprescindible contar con protocolos de seguridad y recursos suficientes para controlar las medidas de prevención y minimizar los riesgos de estos eventos. </p>
<p>Para la SEE, algunas de las medidas imprescindibles son: las pruebas de antígenos negativas el mismo día del evento, una adecuada ventilación de los espacios, el uso de mascarillas y, sobre todo, la vigilancia activa de posibles casos positivos.</p>
<p>Otros aspectos relevantes son: contar con protocolos de seguridad y personal suficiente para garantizar el cumplimiento de las medidas de protección así como evitar el consumo de bebidas y alimentos en el local.</p>
<p>Por último, la SEE menciona que el aspecto más importante a tener en cuenta tras la celebración de estos eventos es el de la vigilancia y control epidemiológico. Además, la programación de los eventos debe incluir un protocolo que contemple la búsqueda activa de los nuevos casos positivos que pudieran producirse.</p>
<p>Desde el principio de la pandemia se evidenció que ante el SARS-CoV-2 <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-021-01381-y">no hay una sola medida que funcione</a>, sino que hace falta que se introduzcan un conjunto de ellas y que estén bien coordinadas. Así pues, no hay atajos. Seguridad, recursos y vigilancia son las claves.</p>
<hr>
<p><em>Mª Isabel Portillo Villares, programas de cribado Dirección General de Osakidetza e Instituto de Investigación Biocruces Bizkaia, Federico Arribas Monzón, secretario de la Sociedad Española de Epidemiología y Universidad de Zaragoza, Elena Vanessa Martínez Sánchez, presidenta de la SEE, y Rosa Arrospide Aranda, responsable de comunicación de la SEE, han colaborado en la elaboración de este artículo.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/161540/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Óscar Zurriaga recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, de la Acción Estratégica en Salud (AES), Instituto de Salud Carlos III, para la realización de un proyecto de investigación. Es vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2017-SGR-1342. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. Es Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Pedro Gullón Tosio recibe fondos ,obtenidos en concurrencia competitiva, de la Acción Estratégica en Salud (AES), Instituto de Salud Carlos III, para la realización de un proyecto de investigación no relacionado con el tema del artículo. Es socio de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Juan A. Cayla Buqueras no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las primeras pruebas piloto de eventos multitudinarios como los conciertos confirman que las celebraciones con seguridad y recursos pueden reducir significativamente los riesgos de contagio.Óscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Estadist. Sanit. (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de ValènciaÁngela Domínguez García, Catedràtica Medicina Preventiva y Salud Pública, Departament de Medicina, Universitat de Barcelona. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de BarcelonaJuan A. Cayla Buqueras, Presidente Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona, Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (UITB)Pedro Gullón Tosio, Profesor ayudante doctor en salud pública, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1598432021-05-04T17:53:43Z2021-05-04T17:53:43Z¿Estamos cerca de decir adiós a la mascarilla y al gel hidroalcohólico?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/398415/original/file-20210503-17-saskz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4943%2C2835&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-sprays-aerosols-into-air-while-1849811458">Shutterstock / Rainer Fuhrmann</a></span></figcaption></figure><p>Para que se produzca una enfermedad causada por un agente infeccioso, no es suficiente que exista dicho agente, sino que este ha de transmitirse y afectar a una persona que sea susceptible a padecer la enfermedad causada por esa infección.</p>
<p>Es decir, hay tres eslabones en la llamada cadena epidemiológica. </p>
<p>En primer lugar, el agente infeccioso debe ser capaz de multiplicarse en cantidades suficientes para provocar la enfermedad. </p>
<p>En segundo lugar, el agente infeccioso debe de transmitirse desde la fuente hasta el sujeto susceptible de enfermar. </p>
<p>En tercer lugar, el destinatario o sujeto susceptible tiene que tener accesible la vía de entrada y, una vez que el agente infeccioso ha accedido al sujeto, este podría (o no) enfermar.</p>
<p>Desde un punto de vista práctico, el coronavirus tiene un tejido diana. Es decir, un tejido en el que el virus se siente cómodo y en el que se multiplica con rapidez. Este tejido es la vía aérea, fundamentalmente la cavidad nasofaríngea, nariz, boca, garganta y faringe. </p>
<p>A partir de este tejido, invade la cavidad pulmonar y se elimina por la respiración. En este sentido y puesto que es un agente infeccioso que no conocíamos hasta ahora, todos los seres humanos somos sujetos susceptibles.</p>
<h2>Lo que sabemos sobre las vías de transmisión</h2>
<p>El <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/prevent-getting-sick/how-covid-spreads.html">principal mecanismo de transmisión</a>, según han determinado los últimos estudios, es la respiración. Al respirar, al hablar, al toser o al estornudar, expulsamos miles de gotitas en las que va el virus.</p>
<p>Estas gotitas pueden ser más o menos grandes. Si son grandes, caen al suelo, a las superficies, muebles, pomos, picaportes, etc., donde pueden permanecer durante algún tiempo (según el tipo de superficie que se contamine). Si las gotas son pequeñas, microscópicas, se quedan en forma de aerosol y <a href="https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/COVID19_Aerosoles.pdf">pueden permanecer en suspensión en el aire</a> durante algún tiempo, incluso varias horas. </p>
<p>Las personas infectadas, tengan o no síntomas de enfermedad, están eliminando virus en cada espiración en mayor o menor cantidad. Si hablamos alto, gritamos, cantamos y, especialmente, si estornudamos o tosemos, el número de partículas es muy grande. En cada una de esas partículas hay virus con capacidad para infectar tras ser inhaladas por un sujeto susceptible.</p>
<p>Las gotitas (llamadas de Pflügge) que tienen un tamaño de más de 100 micras caen por gravedad y pueden proyectarse a unos dos metros del emisor. Como caen sobre superficies, teóricamente, al tocar una superficie contaminada y después tocarnos la cara, se puede producir la infección, aunque <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/prevent-getting-sick/how-covid-spreads.html">la probabilidad de contagio a través de estos fómites</a> es pequeña. </p>
<h2>¿Por qué utilizamos entonces gel hidroalcohólico?</h2>
<p>Según indican los Centros de Control de Enfermedades Infecciosas (CDC), el SARS-CoV-2 se puede transmitir entre personas, al tocar una persona sana superficies sobre las que un enfermo ha tosido o estornudado recientemente y luego se toca directamente la boca, la nariz o los ojos. </p>
<p>Sin embargo, los últimos estudios indican que la transmisión a través de esta vía es baja comparada con el contacto directo, la transmisión por gotitas o la transmisión por el aire.</p>
<p>En la mayoría de las situaciones, limpiar las superficies con jabón o detergente es suficiente para reducir el riesgo, aunque los CDC recomiendan desinfectar las superficies en los ambientes comunitarios donde se sospeche que pueda haber estado un caso de covid-19 en las últimas 24 horas. </p>
<p>En los ambientes al aire libre es altamente improbable que haya riesgo de transmisión por fómites, pero es necesario que se mantenga la distancia interpersonal de alrededor de dos metros y se siga usando la mascarilla de manera correcta siempre que se esté con otras personas.</p>
<h2>¿Y las mascarillas?</h2>
<p>Por otro lado, las gotitas de menos de 100 micras forman aerosoles que quedan suspendidos en el aire durante un tiempo que oscila entre minutos a horas. Cuando la gotitas son de entre 15 y 20 micras hasta 100 micras llegan a la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32568661/">vía respiratoria superior</a> (nariz, boca, garganta, faringe). </p>
<p>Si son de menos de 15 micras pueden llegar hasta la tráquea y los bronquios. Si aún son más pequeñas, de menos de 5 micras, llegan hasta los alvéolos pulmonares, según se describe en diferentes publicaciones. </p>
<p>Las gotitas que se producen al respirar o al hablar son de tamaño muy pequeño y proceden de nuestros pulmones. En general, se calcula que se producen unos 500 aerosoles por cada litro de aire que se espira. Por su parte, al toser o al estornudar, el número de partículas es superior a 20 000, también son de tamaño muy pequeño, pero en este caso proceden de las vías respiratorias altas, donde el virus <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.04.13.20063784v1.full.pdf">se está multiplicando a gran velocidad</a> en los sujetos infectados. </p>
<p>Todo esto nos indica que en los aerosoles hay virus en <a href="https://academic.oup.com/cid/article/71/9/2311/5867798">cantidad suficiente para provocar infección</a>, sobre todo en espacios cerrados o poco ventilados. Además, cuanto mayor sea el número de individuos en un espacio cerrado, mayor cantidad de virus circulando en aerosol. En estos lugares también influye la proximidad con estas gotitas.</p>
<h2>Continuar con la prevención hasta que los datos indiquen lo contrario</h2>
<p>Es decir, el modo principal por el cual las personas se infectan con el SARS-CoV-2 es a través de la exposición a gotitas respiratorias que transportan virus infecciosos, según los datos más recientes. Las personas infectadas pero no enfermas también son capaces de transmitir el virus al producir aerosoles.</p>
<p>En definitiva, no podemos relajarnos. Por todo lo explicado, la mejor manera de evitar la infección y protegernos frente a la covid 19 es, por un lado, utilizar correctamente una mascarilla siempre que estemos en contacto con otros y en cualquier lugar. Incluso al aire libre si no se puede mantener la distancia entre personas, la cual suele ser difícil de conseguir.</p>
<p>También debemos evitar los espacios cerrados, ventilar enérgicamente y lavarnos las manos de manera frecuente. Aunque el riesgo de contagio mediante superficies es bajo, <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/more/science-and-research/surface-transmission.html">es útil el lavado frecuente de manos</a> y la utilización de gel hidroalcohólico para evitar la transmisión por fómites, según indican los CDC. Que la probabilidad de contagio sea muy baja no quiere decir que sea imposible.</p>
<p>Igualmente debemos disminuir al máximo las reuniones con otras personas procurando que estas tengan lugar en espacios ventilados, con el menor número posible de asistentes, con la menor duración posible y con <a href="https://www.pnas.org/content/118/17/e2018995118.long">separación entre personas de al menos dos metros</a>. Es decir, no podemos relajar las medidas de prevención hasta que los datos y la evolución de las vacunas nos indiquen lo contrario. </p>
<p>Deberíamos actuar como si cualquier persona con la que estamos en contacto estuviera potencialmente infectada. De este modo, disminuiremos muchísimo el riesgo de contagio y, por tanto, la posibilidad de infectarnos y enfermar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159843/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Elisa Calle Purón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A medida que avanza la vacunación, nos preguntamos si podemos comenzar a ser flexibles con el uso de la mascarilla y el lavado de manos. Sin embargo, las datos indican que no podemos relajarnos.María Elisa Calle Purón, Epidemiología, Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1568852021-04-19T19:53:12Z2021-04-19T19:53:12Z¿Es pronto para relajarse con las medidas de contención de la pandemia?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/395665/original/file-20210419-21-1ya536s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4166%2C2773&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/woman-throwing-away-textile-home-made-1693564465">Shutterstock / JakubD</a></span></figcaption></figure><p>Cada día oímos que las vacunas están disminuyendo los casos, las hospitalizaciones y la mortalidad por COVID. El Gobierno de España nos asegura que antes del verano tendremos al 70% de los españoles vacunados. En unos días desaparecerá el estado de alarma. Podemos pensar que esta pesadilla se acaba, que este verano nos pondremos toda la cara morena, sin la palidez de la mascarilla. Salir de fiesta y viajar sin restricciones. Pero ¿podemos ser tan optimistas?</p>
<p>La vacuna va a ser una herramienta de contención del virus y por tanto de la pandemia, pero asociado a las medidas de distanciamiento físico o social.</p>
<h2>¿Qué hace falta para cortar la transmisión del virus?</h2>
<p>Para que los virus se transmitan se necesitan varias cosas, y cada una de ellas facilita, o dificulta, su transmisión. Lo primero es la habilidad del virus para transmitirse de persona a persona. Hay virus, como el del sarampión, que se transmite con una facilidad pasmosa. Otros virus no son tan hábiles en la transmisión y por tanto infectan menos. </p>
<p>Otro factor muy importante es el contacto entre la persona infectada y los demás. A mayor contacto más fácil es que el virus se trasmita a otros. Un ermitaño, por ejemplo, es muy difícil que se infecte por virus de trasmisión respiratoria, ya que no tiene contacto con personas infectadas. </p>
<p>El tercer punto importante es la capacidad de los contactos de infectarse. Así, un adulto no se contagia del sarampión aunque se ponga en contacto con un niño infectado porque en su día ya pasó la enfermedad o fue vacunado. </p>
<p>Todo esto es lo que mide el <a href="https://theconversation.com/que-es-el-r0-el-numero-que-siguen-los-cientificos-para-ver-la-intensidad-del-coronavirus-137744">R0 efectivo</a> –sobre el que habremos leído u oído en las noticias–. Este número indica el número de infecciones que provocará un sujeto infectado. Es, además, un número cambiante dependiendo de las interacciones sociales y el estado inmunológico de la población. </p>
<p>Imagínese que usted es un <a href="https://theconversation.com/a-few-superspreaders-transmit-the-majority-of-coronavirus-cases-139950">supercontagiador</a>, es decir, que tiene una gran capacidad de contagiar a los de su alrededor. Contagiará menos si está en la playa de la Malvarrosa que en una discoteca, si lleva mascarilla que si no la lleva, o si trabaja en un despacho o en una oficina abierta. También dependerá de que la persona con la que tiene contacto se pueda contagiar. Si ha pasado ya la enfermedad, es muy difícil que se infecte de nuevo, por lo que su capacidad de contagio disminuirá.</p>
<p>Las vacunas han mostrado una <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-00316-4">efectividad</a> superior al 80% para evitar los casos de COVID graves y la mortalidad. Pero también evitan la <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7013e3.htm">infección</a>. Los vacunados tienen menos probabilidad de infectarse y por tanto de transmitir la infección, pero medir en cuánto lo hace es difícil. Lo que está claro es que cuanta más población se vacune, el virus tendrá más dificultades para transmitirse. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/395668/original/file-20210419-19-1wosxje.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/395668/original/file-20210419-19-1wosxje.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/395668/original/file-20210419-19-1wosxje.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/395668/original/file-20210419-19-1wosxje.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/395668/original/file-20210419-19-1wosxje.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/395668/original/file-20210419-19-1wosxje.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/395668/original/file-20210419-19-1wosxje.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/395668/original/file-20210419-19-1wosxje.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Hasta que el virus y nosotros nos ‘adaptemos a convivir’ habrá que mantener las precauciones.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/barcelona-catalonia-2021-april-6-people-1954413187">Shutterstock / Martin Silva Cosentino</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Qué proporción de la población debe vacunarse para que el virus deje de transmitirse?</h2>
<p>Al principio de la pandemia se estimó que cuando el 60-70% de la población estuviese protegida (bien por la vacuna o por haber pasado ya la infección) se podría volver a la normalidad (se consigue la inmunidad de grupo). De ahí que se hable del 70% de vacunados. </p>
<p>Hoy en día hay <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-00728-2">dudas</a> al respecto. Aspectos como la protección de la vacuna para evitar la infección, el lento desarrollo de los programas de vacunación, el desconocimiento de la duración de la protección por la vacuna y la aparición de nuevas cepas hacen que este número se esté elevando hasta casi el <a href="https://www.cnbc.com/2020/12/16/cnbc-transcript-dr-anthony-fauci-speaks-with-cnbcs-meg-tirrell-live-during-the-cnbc-healthy-returns-livestream-today.html">80-85%</a>.</p>
<p>Para conseguir una buena inmunidad de grupo, la vacunación debe incluir todas las edades y regiones. Con las noticias sobre la seguridad de las vacunas se puede perder la confianza en ellas. Los más jóvenes, con menor incidencia de enfermedades graves, pueden hacerse reticentes a vacunarse. </p>
<p>También la demora en la vacunación de los niños nos puede retrasar esa esperada inmunidad de grupo. Además, los países, incluso los continentes, no somos islas, y los virus no entienden de fronteras. Por lo que también es importante conseguir coberturas elevadas en los países en vías de desarrollo.</p>
<h2>Convivencia con precaución</h2>
<p>Con todo ello, hemos de esperar que el SARS-CoV2 haya venido para quedarse con nosotros, y hasta que el virus y nosotros nos ‘adaptemos a convivir’ habrá que mantener las precauciones. Una relajación de las medidas de contención del virus puede provocar incrementos de la enfermedad. Es importante, en esta contención de la enfermedad, ir siempre por delante. </p>
<p>Los <a href="https://journals.plos.org/ploscompbiol/article?id=10.1371/journal.pcbi.1008684">modelos matemáticos</a> muestran que los retrasos en la adopción de medidas de control explican el porqué de que en algunos países la pandemia haya afectado más que en otros. Es crucial aislar al virus, que tenga las menores oportunidades para esparcirse entre nosotros.</p>
<p>Por tanto la vacuna va a ser una herramienta en la prevención de la infección, pero de momento siempre aliada al distanciamiento físico mediante el uso de mascarillas y restricciones de contactos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/156885/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Javier Díez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El mensaje de que las vacunas van a sacarnos de la pandemia puede ser engañoso. Porque al menos hasta que no se alcance un 85% de inmunidad debemos mantener el distanciamiento físico y usar mascarillas.Javier Díez, Jefe del Área de Investigación en Vacunas, FisabioLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1578132021-03-28T20:04:23Z2021-03-28T20:04:23Z¿Son los adolescentes responsables del avance de la pandemia?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/391882/original/file-20210326-15-25h037.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C531%2C5000%2C2814&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/teenage-girl-front-school-wearing-face-1800684310">Shutterstock / Pearl PhotoPix</a></span></figcaption></figure><p>A la salida del instituto se puede ver a un pequeño grupo de adolescentes abrazándose, golpeándose cariñosamente y con la mascarilla bajada. “Estos tienen la culpa de casi todos los contagios”, se escucha decir a una persona de avanzada edad que presencia la escena. </p>
<p>Entre tanto, en el parque, un puñado de adolescentes charlan con mascarillas. Guardan la distancia social y echan mucho de menos a ese abrazo que no se han dado desde hace un año. A pesar de haber cumplido con todas y cada una de las medidas anti-COVID, han sido señalados como culpables de los contagios. Sufren por la pandemia y sufren por haber sido señalados de manera injusta. </p>
<p>Desde el inicio de la pandemia de covid-19 se ha puesto el foco sobre los más jóvenes como posibles agentes de mayor transmisión del virus. Las conductas de riesgo que suelen atribuirse a los adolescentes y su tendencia a romper las normas, unidas a <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32371442/">la discutida consideración de niños y niñas como “supercontagiadores”</a>, pueden ser la base de algunas decisiones tomadas en el último año. </p>
<p>El ejemplo más esclarecedor lo encontramos en el cierre de los centros escolares como una de las primeras medidas, incluso antes de las restricciones a la movilidad o a grandes concentraciones de personas.</p>
<p>Por otro lado, algunas de las medidas tomadas para frenar la expansión del virus afectan al consumo de sustancias. Se ha limitado el consumo de tabaco por considerarse una conducta incompatible con el uso de la mascarilla y por el riesgo de contagio a través de aerosoles. También se ha producido una progresiva limitación del horario de apertura de hostelería y locales de ocio nocturno. Se argumentaba que, a medida que <a href="https://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0010/437608/Alcohol-and-COVID-19-what-you-need-to-know.pdf">el consumo de alcohol</a> aumentaba durante la noche, disminuía el cumplimiento de medidas para evitar contagios.</p>
<h2>De las suposiciones a los hechos</h2>
<p>Sin embargo, estas creencias no suelen basarse en estudios científicos. Antes de señalarles con el dedo, es necesario profundizar en el conocimiento sobre el cumplimiento de las normas anti-COVID por parte de adolescentes españoles y su posible relación con otros factores como el consumo de sustancias. </p>
<p>Eso es precisamente lo que hicimos en nuestro estudio llevado a cabo con 909 estudiantes de 1º y 2º de la ESO de Córdoba, aún no publicado. Concretamente nos centramos en su nivel de cumplimiento de medidas contra la COVID-19, su vivencia de la pandemia, el consumo de sustancias y su relación con el cumplimiento de medidas anti-COVID.</p>
<ol>
<li><p>En cuanto al cumplimiento de medidas y vivencia de la pandemia en la adolescencia, detectamos que, dos tercios aseguran que siempre utilizan la <strong>mascarilla</strong>. No obstante y a pesar de su obligatoriedad, un tercio de los adolescentes encuestados reconoce que no siempre la usa cuando pasa tiempo con sus amigos. </p></li>
<li><p>En lo que respecta a la <strong>distancia social</strong>, más del 40% declara <a href="https://theconversation.com/distancia-social-que-es-y-por-que-es-la-mejor-arma-contra-el-coronavirus-133965">cumplirla</a> al menos a diario. A su vez, tan solo el 12.9% cumple todo el tiempo con la distancia social mientras pasa tiempo con sus amigos. Más de una cuarta parte declara no hacerlo nunca.</p></li>
<li><p>Otra cosa que les cuesta reprimir es el <strong>contacto físico</strong>. Más del 66% de los participantes en la encuesta dice tener contacto físico con sus amigos para besarlos o abrazarlos desde el inicio de la pandemia. Un tercio declara no hacerlo nunca.</p></li>
<li><p>La <strong>vivencia de la pandemia</strong> a estas edades es más heterogénea. El 25.5% de los encuestados decía sentirse mal en relación a la pandemia todos los días o todo el tiempo, frente al 28.9% que no se siente mal nunca. Una cuarta parte se siente mal alguna vez al mes, mientras que una quinta parte se siente mal alguna vez a la semana.</p></li>
</ol>
<p>Las medidas de prevención en su conjunto eran <strong>más cumplidas, de media, por los chicos que por las chicas</strong>. Este hecho podría explicarse por la tendencia cultural de las chicas a mantener mayor contacto físico en sus interacciones. </p>
<p>También se detectó que <strong>las normas se cumplían más en 1º que en 2º</strong> de ESO. El alumnado de 2º se encuentra en un estadio más avanzado de la adolescencia, con lo que es posible que asuma más riesgos y tenga una mayor tendencia a romper las normas.</p>
<h2>¿Se relaciona el consumo de sustancias en la adolescencia con el incumplimiento de medidas?</h2>
<p>Los participantes de nuestro estudio respondieron a preguntas relativas a su frecuencia de consumo de sustancias lícitas (cerveza, vino, alcohol fuerte y tabaco) e ilícitas (cannabis, cocaína y otras drogas fuertes) en el último año. Al relacionar el consumo con el cumplimiento de medidas se encontró que las sustancias que conllevan un menor cumplimiento de medidas eran el alcohol fuerte y el tabaco.</p>
<p>El informe sobre la adolescencia en España <a href="https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/promocion/saludJovenes/estudioHBSC/docs/HBSC2018/HBSC2018_ResultadosEstudio.pdf">HBSC 2018</a> (<em>Health Behaviour in School-aged Children</em>) destaca el período de 13-15 años como el más frecuente para el inicio en el consumo de alcohol y tabaco en la adolescencia. A estas edades, el consumo suele ser una actividad social que se hace en grupo, lo cual podría explicar su relación con el incumplimiento de normas. </p>
<p>También es importante tener en cuenta que, al llevar a cabo conductas de consumo en grupo, en ocasiones comparten diversos objetos. Es decir, pueden beber de la misma botella o vaso o fumar del mismo cigarro. Esto incrementaría aun más el riesgo de contagio.</p>
<p>Por otra parte, puede resultar sorprendente que no hayamos encontrado la relación entre el uso de drogas ilegales y más duras con el incumplimiento de medidas anti-COVID, ya que son las que pueden causar mayor desinhibición y su consumo supone una mayor ruptura de las normas. </p>
<p>Sin embargo, tiene una explicación. Este tipo de sustancias aun no gozan de mucha aceptación social a estas edades tan tempranas. Quienes las consumen en este período puede que lo hagan en soledad (aislamiento social) o como una conducta de ocultación. Esto explicaría nuestros resultados, aunque es necesario profundizar en este tema a través de estudios con otros grupos de edad.</p>
<p>En definitiva, los resultados apuntan a la necesidad de una mayor concienciación entre los adolescentes sobre la importancia de respetar las medidas de prevención, así como disminuir el consumo de sustancias para evitar las conductas de riesgo asociadas a los contagios. </p>
<p>A su vez, se ha encontrado un alto porcentaje de adolescentes que sí cumplen con las medidas anti-COVID. Por tanto, no parece justo culpar a toda una generación por el avance de la pandemia. Por el contrario, habría que actuar con grupos concretos y descubrir los factores de riesgo específicos sobre los que trabajar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/157813/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Joaquín Rodríguez Ruíz recibe fondos de Plan Nacional sobre drogas, Ministerio de Sanidad </span></em></p><p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:izych@uco.es">izych@uco.es</a> recibe fondos de Plan Nacional sobre Drogas, Ministerio de Sanidad. </span></em></p>Desde el inicio de la pandemia de la COVID-19 se ha puesto el foco sobre la población más joven como posible agente de mayor transmisión del virus. Pero no parece justo culpar a toda una generación por el avance de la pandemia.Joaquín Rodríguez Ruíz, Departamento de Psicología, Universidad de CórdobaIzabela Zych, Profesora Titular, Universidad de CórdobaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1539352021-03-04T21:57:59Z2021-03-04T21:57:59Z¿Qué personas requieren más apoyo social en esta situación de crisis sanitaria?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/385670/original/file-20210222-21-pspyt9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C14%2C4985%2C3308&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/editor/image/help-concept-hands-reaching-out-each-1698491380">Shutterstock / Bignai</a></span></figcaption></figure><p>La actual crisis asociada al coronavirus ha impuesto en todas las sociedades un forzoso distanciamiento social, con el <a href="https://www.researchgate.net/publication/340476408_COVID-19_and_Importance_of_Social_Distancing">propósito de atajar la progresión de la infección</a>. </p>
<p>El término consensuado para acuñar esta medida de seguridad sanitaria alberga connotaciones profundas. <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7213540/">Sugiere algo más que una simple separación física</a>. Subraya, implícitamente, la ruptura entre el individuo y sus relaciones interpersonales.</p>
<p>La soledad es un sentimiento muy complejo. No se reduce al número de personas que nos rodean, sino que depende del <a href="https://www.researchgate.net/publication/257664378_The_Relationship_Between_Social_Support_Loneliness_and_Subjective_Well-Being_in_a_Spanish_Sample_from_a_Multidimensional_Perspective">tamiz de la percepción subjetiva</a>. Su impacto potencial sobre la vida emocional <a href="https://www.researchgate.net/publication/337272497_Social_Anxiety_Loneliness_and_the_Moderating_Role_of_Emotion_Regulation">puede ser demoledor</a>. De hecho, constituye uno de los resortes explicativos más importantes para entender el <a href="https://www.researchgate.net/publication/341047521_Social_isolation_in_Covid-19_The_impact_of_loneliness">creciente sufrimiento psicológico que se aprecia en la población</a>.</p>
<p>Existe abundante información sobre la íntima asociación entre la <a href="https://www.researchgate.net/publication/338344539_Problems_of_Loneliness_and_Its_Impact_on_Health_and_Well-_Being">soledad y el bienestar</a>, así como sobre su contribución a la aparición de <a href="https://jaacap.org/article/S0890-8567(20)30337-3/pdf">trastornos de ansiedad</a> y del <a href="https://www.researchgate.net/publication/15992650_Relation_between_loneliness_and_depression_A_structural_equation_analysis">estado de ánimo</a>. </p>
<p>También empiezan a brotar investigaciones que postulan su papel en el <a href="https://www.researchgate.net/publication/49852657_Does_loneliness_mediate_the_stress-sleep_quality_relation_The_Hordaland_Health_Study">insomnio</a>, la <a href="https://www.researchgate.net/publication/344612897_Mental_Well-Being_Depression_Loneliness_Insomnia_Daily_Life_Fatigue_during_COVID-19_Related_Home-Confinement-A_Study_from_Poland">fatiga</a> y la <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0020764020922269">violencia relacional</a> durante este periodo crítico.</p>
<p>Por eso, ante una situación tan demandante como la actual, el apoyo social se alza como un elemento clave, pues es bien conocido <a href="https://www.researchgate.net/publication/7494668_Coping_in_Context_The_Role_of_Stress_Social_Support_and_Personality_in_Coping">su efecto como mediador entre el estrés y numerosos problemas psicológicos</a>. En este artículo exploraremos por qué ciertas personas pueden requerir más apoyo que otras en el contexto en que vivimos.</p>
<h2>La necesidad de apoyo social durante la crisis</h2>
<p>Existen una serie de grupos sociales particularmente vulnerables ante las imposiciones de la crisis sanitaria. En todos los casos que se indicarán, disponer de una buena red de apoyo social puede impactar positivamente en la salud física y emocional, minimizando cualquier riesgo inherente a la soledad indeseada.</p>
<p>Destacan, en primer lugar, quienes padecen enfermedades graves o crónicas, <a href="https://www.researchgate.net/publication/340752977_The_Impact_of_the_COVID-19_Pandemic_on_Cancer_Patients">físicas</a> o <a href="https://www.researchgate.net/publication/340044242_Patients_with_mental_health_disorders_in_the_COVID-19_epidemic">mentales</a>, y que durante estos últimos meses han visto acentuada la incertidumbre sobre su salud. </p>
<p>También los cuidadores informales de personas dependientes <a href="https://www.researchgate.net/publication/346205616_Care_in_times_of_COVID-19_The_impact_of_the_pandemic_on_informal_caregiving_in_Austria">evidencian necesidades adicionales de soporte</a>. Estas se suman a las que se desprenden de sus ya arduas responsabilidades en condiciones ordinarias. </p>
<p>Además, los <a href="https://www.revistapcna.com/sites/default/files/010_0.pdf">adolescentes </a>y las <a href="https://www.researchgate.net/publication/344249254_Impact_of_COVID-19_on_the_elderly">personas mayores</a> pueden padecer más intensamente el impacto del aislamiento. Este último colectivo es probablemente el que requiere más apoyo del entorno. De hecho, existen sólidas evidencias de que tal situación acentúa su <a href="https://www.researchgate.net/publication/340635052_The_effects_of_isolation_on_the_physical_and_mental_health_of_older_adults">declive físico y cognitivo</a> (o que incluso puede <a href="https://www.researchgate.net/publication/328674577_The_relation_between_social_isolation_and_increasing_suicide_rates_in_the_elderly">contribuir a la irrupción de ideas suicidas</a>).</p>
<p>Asimismo, es esencial destacar que el aislamiento <a href="https://www.researchgate.net/publication/341809085_Domestic_violence_in_the_COVID-19_pandemic_a_forensic_psychiatric_perspective">ha incrementado los niveles de violencia interpersonal</a>. Esto facilita la aparición de conflictos relacionales de diferente naturaleza y magnitud. De tal forma, quienes en este contexto han padecido agresiones en cualquiera de sus formas, precisan un especial apoyo social. El objetivo es minimizar sus resonancias futuras sobre la salud.</p>
<p>Por último, no debemos olvidar a los <a href="https://www.researchgate.net/publication/341750609_Social_support_and_mental_health_among_health_care_workers_during_Coronavirus_Disease_2019_outbreak_A_moderated_mediation_model">profesionales sanitarios</a> y a las <a href="https://www.researchgate.net/publication/339881070_COVID-19_a_potential_public_health_problem_for_homeless_populations">personas que viven en situación de exclusión social</a>, pues hoy más que nunca requieren el apoyo de todos.</p>
<h2>No todos necesitamos apoyo social en igual medida</h2>
<p>Una vez reseñados los grupos que requieren mayor apoyo social, es prioritario señalar que no todos los individuos lo necesitan de igual manera (con independencia de que pertenezcan o no a los citados colectivos). </p>
<p>Existen una serie de dimensiones de personalidad, estilos cognitivos y estrategias de afrontamiento que modulan nuestras necesidades sociales. Algunos de los ellos serán abordados en esta sección. En líneas generales, la confluencia de dimensiones estructurales y de factores individuales articularía el eje sobre el cual orbitarán las necesidades de apoyo social en estos momentos de crisis.</p>
<p>En primer lugar, las personas con dificultad para regular sus emociones <a href="https://www.researchgate.net/publication/344769724_Emotion_Regulation_and_Wellbeing_A_Cross-Cultural_Study_During_the_COVID-19_Outbreak">tienen una mayor necesidad de apoyo social</a>. Sobre todo, de tipo afectivo. Esta problemática (<a href="https://www.researchgate.net/publication/221763565_Emotion_regulation_and_mental_health_Recent_findings_current_challenges_and_future_directions">compartida por numerosos trastornos mentales</a>) se expresa en forma de intolerancia a los sentimientos que se juzgan subjetivamente como difíciles. Además, suele acompañarse de intentos por evitar las situaciones asociadas a ellos. </p>
<p>Dado que la soledad de esta crisis es difícilmente eludible, existe el riesgo de que evolucione hacia una <a href="https://www.researchgate.net/publication/340298620_Hopelessness_helplessness_and_resilience_The_importance_of_safeguarding_our_trainees'_mental_wellbeing_during_the_COVID-19_pandemic">nociva sensación de indefensión</a>.</p>
<p>En la literatura científica también se describen determinados estilos de procesamiento cognitivo que precipitan una mayor necesidad de apoyo. El que ha recibido más atención es la <a href="https://core.ac.uk/download/pdf/38902703.pdf">dependencia de campo</a>. Esta se atribuye a quienes analizan la información del ambiente de una manera general u holística (no deteniéndose en los detalles que componen el estímulo perceptivo). Se considera que quienes lo ostentan tienden a <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1002/j.2333-8504.1976.tb01098.x">buscar ayuda social con más ahínco que los independientes de campo</a>.</p>
<p>En lo relativo a la personalidad, se sabe que los sujetos con elevada extraversión (uno de los rasgos con mayor respaldo empírico) <a href="https://www.researchgate.net/publication/267396388_Extraversion_and_Agreeableness_Divergent_Routes_to_Daily_Satisfaction_With_Social_Relationships">tienden a socializar en mayor medida que quienes son más introvertidos</a>. </p>
<p>Esta dinámica de aproximación social <a href="https://www.researchgate.net/publication/224286053_Neuroticism_extraversion_emotion_regulation_negative_Affect_and_positive_affect_The_mediating_roles_of_reappraisal_and_suppression">se vincula con emociones agradables</a> en condiciones normales. Sin embargo, puede revertirse tal efecto <a href="https://www.researchgate.net/publication/343192246_Did_Social_Connection_Decline_During_the_First_Wave_of_COVID-19_The_Role_of_Extraversion">cuando las relaciones personales se hallan profundamente restringidas</a>. </p>
<p>Respecto a las estrategias de afrontamiento, destaca fundamentalmente la que se conoce como actitud <a href="https://theconversation.com/la-resiliencia-una-esperanza-de-futuro-152866">resiliente</a>. Se trata de una forma general de afrontar la adversidad existencial, una fortaleza humana que <a href="https://www.researchgate.net/publication/343765606_Resilience_COVID-19-related_stress_anxiety_and_depression_during_the_pandemic_in_a_large_population_enriched_for_healthcare_providers">permite extraer aprendizajes significativos</a> en los momentos de mayor dificultad. </p>
<p>Cuando la resiliencia es deficiente existe un riesgo acentuado de padecer trastornos derivados del estrés. Ello supone un factor de vulnerabilidad que <a href="https://bmcpsychiatry.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12888-020-03012-1">puede suavizarse con apoyo social</a>. </p>
<p>Por último, el desconocimiento sobre el uso de las nuevas tecnologías (redes sociales, sistemas de mensajería, videoconferencias, etc.), como estrategias de afrontamiento dirigidas a compensar la ausencia de contacto “cara a cara”, <a href="https://www.researchgate.net/publication/343330514_How_communication_technology_helps_mitigating_the_impact_of_COVID-19_pandemic_on_individual_and_social_wellbeing_Preliminary_support_for_a_compensatory_social_interaction_model">puede ser también una variable muy importante a considerar</a>.</p>
<p>En conclusión, todas las personas necesitamos la cercanía de otros, en mayor o menor medida, y especialmente el apoyo emocional que los demás nos pueden brindar. No obstante, es esencial ser más sensibles a las necesidades individuales de quienes pudieran precisarlo considerablemente, con el objetivo de tender puentes que minimicen las resonancias psicológicas del actual distanciamiento social.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153935/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Joaquín Mateu Mollá no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Existen grupos que son especialmente vulnerables a situaciones de crisis. Pero hay, también, una serie de dimensiones de personalidad, estilos cognitivos y estrategias de afrontamiento que son clave.Joaquín Mateu Mollá, Profesor Adjunto en Universidad Internacional de Valencia, Doctor en Psicología Clínica, Universidad Internacional de ValenciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1553862021-02-28T18:52:46Z2021-02-28T18:52:46Z¿La pandemia ha cambiado nuestro espacio personal para siempre?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/385946/original/file-20210223-16-eulm4c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-gente-mujer-joven-3951627/">cottonbro / Pexels</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p><em>—¿Quién es? —dijo el lobo suavizando la voz.</em><br>
<em>—Soy tu nieta, Caperucita Roja. Te traigo una torta y un tarrito de mantequilla.</em><br>
<em>—Pasa, pasa. Déjalos sobre el arcón y acércate a la cama.</em><br>
<em>Acercándose, Caperucita Roja quedó muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisón:</em><br>
<em>—Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!</em></p>
</blockquote>
<p>Este es un momento de mucha tensión en el cuento de Caperucita Roja. Incluso a ella, que todavía no sabe que es el lobo quien está en la cama, le resulta incómodo acercarse tanto a una figura extraña. Poco a poco, Caperucita está adentrando al lobo en lo más íntimo de su espacio personal.</p>
<p>El espacio alrededor de nuestro cuerpo es un lugar privilegiado para la interacción con el entorno. A una distancia reducida los objetos son alcanzables y podemos sentir con mayor agudeza. Desde cerca, podemos oler con intensidad el aroma de la comida o ver con detalle.</p>
<p>Pero cuando la interacción es con otra persona, ambas pueden tocarse y se vuelven más vulnerables a las malas intenciones. Por eso no debe sorprendernos que lo primero que Caperucita extrañó de su abuela fueran sus brazos.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/385866/original/file-20210223-16-kffxri.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/385866/original/file-20210223-16-kffxri.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=402&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/385866/original/file-20210223-16-kffxri.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=402&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/385866/original/file-20210223-16-kffxri.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=402&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/385866/original/file-20210223-16-kffxri.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=505&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/385866/original/file-20210223-16-kffxri.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=505&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/385866/original/file-20210223-16-kffxri.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=505&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Thomas Szynkiewicz / flickr.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2><strong>¿Qué distancia preferimos?</strong></h2>
<p>Las personas sentimos el espacio personal como un <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0001691818302026?via%3Dihub">área circular</a> alrededor del cuerpo. Según el tipo de relación que tengamos con el otro preferiremos que ese círculo tenga un mayor o menor tamaño. Por ejemplo, en una conversación con alguien que no conocemos bien solemos estar más cómodos con una separación de un metro. Pero con relaciones más estrechas, como con un familiar, nos colocamos más cerca.</p>
<p>Por otro lado, esa distancia puede utilizarse en la comunicación para <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0231539">expresar atracción</a> o pertenencia al grupo. Es más, si percibimos que una persona está <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2018.00657/full">enfadada</a> tendemos a situarnos más lejos de ella que cuando está alegre. Con esa separación de una potencial amenaza nos sentimos algo más seguros.</p>
<p>Pero quizá uno de los factores más importantes es la <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0022022117698039">cultura</a> del país en el que vivimos. En algunos países del mundo, entre los que se encuentra España, predominan culturas de un mayor contacto, en las que las interacciones sociales son más cercanas (en España, unos 90 cm). Sin embargo, en otras culturas, como las asiáticas, las conversaciones implican una mayor distancia (120 cm).</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/385867/original/file-20210223-13-rtq3d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/385867/original/file-20210223-13-rtq3d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/385867/original/file-20210223-13-rtq3d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/385867/original/file-20210223-13-rtq3d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/385867/original/file-20210223-13-rtq3d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/385867/original/file-20210223-13-rtq3d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/385867/original/file-20210223-13-rtq3d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Helena Lopes / pexels</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Ni tan cerca, ni tan lejos</h2>
<p>Hablar con alguien que no respeta el espacio personal resulta muy incómodo. Esa incomodidad solemos expresarla retirando la mirada o terminando la conversación. Sin embargo, interactuar con alguien más lejos de lo habitual también genera malestar y la comunicación se vuelve más pobre. El refrán italiano <em>lontano dagli occhi, lontano dal cuore</em> recoge esa sensación de que las emociones se diluyen con la distancia.</p>
<p>Con la pandemia se han establecido normas para mantener una distancia de seguridad de 1,5 a 2 metros. Esto es algo que va en contra de la separación habitual de 1 metro. Por eso, las primeras interacciones sociales con el nuevo distanciamiento han sido extrañas.</p>
<p>Pero los <a href="https://psyarxiv.com/95n3p/">estudios</a> muestran que la sociedad ha entendido rápido la relevancia de esta norma y ha cambiado sus preferencias. En poco tiempo el espacio personal se ha ampliado y las personas se sienten más cómodas con una separación de 1,5 metros. </p>
<p>Mientras que el aumento de la distancia es algo que puede ocurrir rápido, la reducción del espacio personal parece que es más lenta. Durante el verano, aunque los datos de la pandemia fueron mejores, las personas seguían prefiriendo una separación amplia. Todo sugiere que el regreso a un espacio de interacción como el que teníamos antes de la pandemia será gradual. En términos biológicos, tiene sentido que nos sigamos aproximando con cautela a lo que aprendimos que era una amenaza. Quizá las sociedades tengan también algo que aprender de la vida y su ritmo de desescalada.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/385874/original/file-20210223-13-udmosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/385874/original/file-20210223-13-udmosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/385874/original/file-20210223-13-udmosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/385874/original/file-20210223-13-udmosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/385874/original/file-20210223-13-udmosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/385874/original/file-20210223-13-udmosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/385874/original/file-20210223-13-udmosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">cottonbro / Pexels</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un espacio confinado</h2>
<p>Además del distanciamiento social, la pandemia ha cambiado nuestra vida en otros sentidos. Que restricciones como el confinamiento redujeran las interacciones sociales ha propiciado que, durante la pandemia, muchas personas experimentaran un aumento en los niveles de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0022399920308904?via%3Dihub">depresión y ansiedad</a>. Y en algunos casos los acontecimientos han sido tan dramáticos que han producido estrés postraumático.</p>
<p>Las guerras del siglo XX nos mostraron que las personas con estrés postraumático, como muchos <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0013916513477653">veteranos de guerra</a>, se sienten más cómodas con separaciones amplias. Lo mismo sucede con muchos trastornos de ansiedad, en los que el entorno se percibe como más amenazante.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/385881/original/file-20210223-23-y1e98w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/385881/original/file-20210223-23-y1e98w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/385881/original/file-20210223-23-y1e98w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/385881/original/file-20210223-23-y1e98w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/385881/original/file-20210223-23-y1e98w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/385881/original/file-20210223-23-y1e98w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/385881/original/file-20210223-23-y1e98w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Ekaterina Bolovtsova / Pexels</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, resulta paradójico que el <a href="https://idp.springer.com/authorize/casa?redirect_uri=https://link.springer.com/article/10.1007/BF00987482&casa_token=330cvNqu1fIAAAAA:lfEfkomKJW9akZmImQ5tCOjX3C6o8edZ4vVyqLfNOKELQufrYYhRlhP3CGzv9m7YbNu9ZQRw_EEvIw">aislamiento social</a> y la soledad también promuevan distancias largas. En esas circunstancias suele existir un deseo de conversar y romper con el aislamiento. Una especie de «<em>hambre social</em>». Pero, al mismo tiempo, la persona se ha adaptado a un nivel bajo de interacciones sociales. Esto hace que al principio las conversaciones espaciadas sean más llevaderas.</p>
<p>Sea por el aumento de la ansiedad o por el aislamiento, es probable que la distancia habitual tarde en volver. Incluso cuando la separación de 1,5 metros no sea obligatoria, quizá muchas personas se encuentren más cómodas adoptándola por un tiempo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/155386/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rafael Román Caballero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Con la pandemia se han establecido normas para mantener una distancia de seguridad de 1,5 a 2 metros. Esto es algo que va en contra de la separación habitual de 1 metro. Por eso, las primeras interacciones sociales con el nuevo distanciamiento fueron extrañas.Rafael Román Caballero, Investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada / Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento, Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1525632021-01-21T19:37:57Z2021-01-21T19:37:57Z“No, no me toques”, una respuesta común tras la pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/378781/original/file-20210114-19-erscl1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C5991%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/covid19-prevention-pandemic-restriction-street-style-1828770272">Shutterstock / Golubovy</a></span></figcaption></figure><p>Nueve meses después del comienzo del estado de alarma, de zambullirnos en informaciones sobre la covid-19, comenzamos a escuchar el término <a href="https://theconversation.com/la-hafefobia-y-el-dilema-de-tocarnos-o-no-tocarnos-151878">hafefobia</a>. También conocido como quiraptofobia, afenfosfobia o tixofobia, hace referencia a un miedo persistente, excesivo y poco realista a ser tocado. </p>
<p>Aunque el concepto parece novedoso, no lo es. Ya era común en las personas que han experimentado algún tipo de abuso sexual.</p>
<p>Quienes sufren hafefobia evitan cualquier situación social que suponga ser tocado. Cuando no es posible, son presa de la ansiedad y la angustia. </p>
<p>Esta fobia está relacionada con otros trastornos en los que predomina la ansiedad. Es el caso de la misofobia (miedo a los gérmenes) o la oclofobia (miedo a las multitudes). También del trastorno obsesivo compulsivo (TOC), el estrés postraumático (PTSD) o el de ansiedad generalizada (TAG).</p>
<h2>Contexto y relación con el interlocutor</h2>
<p><a href="https://www.pnas.org/content/112/45/13811">Existen estudios</a> que sugieren que el contacto físico está determinado por el contexto en el que sucede una relación interpersonal. También por la percepción de lo íntima que se asume esta. Es decir, en general, nos sentimos cómodos con el contacto físico de alguien con quien consideramos tener un vínculo afectivo significativo.</p>
<p>Este lazo nos permite interpretar las situaciones en las que nos vemos inmersos. Cuando observamos a una persona, tratamos de descifrar sus gestos y nos planteamos diferentes cuestiones. Entre otras, su identidad, intenciones, si es o no de confianza. Ahora, además, si cumple las “normas covid-19”. </p>
<p>Al contestarnos, nuestro pensamiento repercute en nuestra conducta. Esto hace que respondamos dependiendo del grado de confianza que decidimos otorgar a la persona y de la curiosidad que sentimos en conocer más de ella. </p>
<p>Es el pensamiento el que controla el estímulo y no al revés, en este caso. Algo fundamental en un contexto de covid-normalidad, que marca una forma diferente de relación interpersonal, limitando el contacto físico. </p>
<h2>Relaciones personales en tiempos de covid-19</h2>
<p>La singularidad de la crisis sanitaria no solo radica en la del agente SARS-CoV-2. También en lo extraño y cambiante de las formas en las que nos relacionamos. </p>
<p>Durante estos meses de pandemia nos han ido surgiendo más y más preguntas que determinan la forma en la que interactuamos. </p>
<p>¿Cuándo saldremos del confinamiento? ¿Hasta cuándo deberemos usar la <a href="https://theconversation.com/manual-de-uso-de-las-mascarillas-lo-podemos-hacer-mejor-145462">mascarilla</a>? ¿Qué es un contacto estrecho? ¿Podremos seguir trabajando? ¿Cuándo saldrá la <a href="https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwi5jJLisvPtAhURZMAKHYXRCj8QFjAAegQIBBAC&url=https%3A%2F%2Ftheconversation.com%2Fvacunas-covid-19-si-no-lo-haces-por-ti-hazlo-por-el-rebano-152518&usg=AOvVaw3QwWuYyNtbxuL5gZ3ga6pE">vacuna</a>? ¿Servirá esta para las diferentes cepas? Cuestiones que suponen una interminable incertidumbre.</p>
<p>Asimismo, han sido innumerables los cambios en el comportamiento que hemos tenido que hacer en tan poco tiempo. </p>
<p>El cambio, en cualquier forma, es inicialmente amenazante. Perturba el equilibrio y siembra inseguridad. La inestabilidad originada tras la covid-19 también compulsiva, desagradable y nos introduce en una realidad imprevista.</p>
<p>Las personas con hafefobia experimentan la interminable incertidumbre y la realidad imprevista con un malestar de mayor intensidad que la población en general.</p>
<h2>La dificultad de adaptación a nuevos hábitos</h2>
<p>Que las actuales circunstancias obliguen a adquirir nuevos comportamientos para reducir el contagio requiere de atención plena y de nuevos hábitos. </p>
<p>Los recientes y forzados cambios en nuestro comportamiento (distanciamiento social, uso de mascarilla, prácticas de higiene, evitar grandes reuniones…) pueden iniciar un círculo vicioso de malestar, miedo y ansiedad en la población. Esto se hace mucho más grave en estos pacientes.</p>
<p>Inculcar nuevas rutinas y evitar determinadas prácticas (no tocarse la cara, no saludar al otro con la mano o no tocarle o abrazarle) requiere la reprogramación de un hábito. La dificultad de adquirir tales cambios en un lapso corto de tiempo crea más miedo y ansiedad. </p>
<p>Por ello, las personas tienden a entrar en pánico y perder el control. Esto las hace más susceptibles al desarrollo de hafefobia. También de otros miedos específicos o trastornos psicológicos relacionados con la ansiedad. </p>
<p>La situación se agrava en un contexto de exceso de información. A veces, precisa; pero otras no tanto. Supone el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de pensamientos distorsionados, lo que lleva a la percepción de amenaza de intensidad poco realista.</p>
<h2>¿Cuáles son los síntomas de la hafefobia?</h2>
<p>Entre los <a href="https://www.medicalnewstoday.com/articles/320763">síntomas de la hafefobia</a> se encuentran el miedo y los pensamientos irracionales. También la poca concentración, las taquicardias, la hiperventilación, la sudoración y la sensación de mareo. </p>
<p>El hecho de que estos sean generalmente automáticos e incontrolables hace que quienes los sufren piensen que se apoderan de ellos. Con frecuencia supone que se tomen medidas extremas para evitar la situación temida: ser tocado. </p>
<p>Esto se conoce como comportamientos de “seguridad” o “evitación”. Lo que consigue reforzar la fobia en lugar de resolverla. </p>
<p>Según sea el nivel de miedo, la severidad de los síntomas varía. Con el tiempo, pueden normalizarse y aceptarse como creencias limitantes para la persona. Sin embargo, en algunos casos la hafefobia puede empeorar, según se desarrollan comportamientos y rutinas de seguridad cada vez más sofisticados. </p>
<p>Hay quienes pueden generar confianza para superar sus reacciones con una o dos personas específicas durante un largo período de tiempo. Otros pueden permanecer incómodos con cualquier forma de contacto. También pueden tolerarlo, si son ellos quien lo inician o si dan permiso expreso a otra persona para hacerlo.</p>
<p>Si este miedo persiste durante más de 6 meses, conduce a una evitación intensa de situaciones cotidianas y se interpone en la vida personal o laboral, se recomienda buscar ayuda psicológica. </p>
<p>Por fortuna, las <a href="https://www.apa.org/centrodeapoyo/tratamiento">fobias específicas responden muy bien al tratamiento psicoterapéutico</a>, en algunos casos combinado con medicamentos antidepresivos o betabloqueantes. El uso de mecanismos de afrontamiento entrenados en terapia ayuda a reducir el impacto de la hafefobia en la vida cotidiana y facilita su superación a largo plazo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152563/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elkin Luis no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El miedo a ser tocado o hafefobia ha resurgido con fuerza en la sociedad tras el inicio de la pandemia. Las personas que la sufren perciben este contexto con un malestar más intenso que la población en general.Elkin Luis, Profesor de la Facultad de Educación y Psicología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1523952020-12-22T20:10:29Z2020-12-22T20:10:29Z¿Tendré que llevar mascarilla después de la vacuna contra la covid-19?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/376121/original/file-20201221-13-17xxh7e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6576%2C4384&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/office-where-doctors-protective-masks-communicate-1877820622">Shutterstock / Studio Romantic</a></span></figcaption></figure><p>Recapitulando lo que sabemos de inmunología, tras ser inmunizados (ya sea de forma natural –infección– o artificial –vacuna–) nuestro sistema inmune adaptativo se activa y produce anticuerpos. Para ello, el sistema inmune desarrolla un tipo de células productoras de anticuerpos llamados plasmablastos en un proceso dependiente de la generación de <a href="https://theconversation.com/debemos-preocuparnos-ante-la-disminucion-de-anticuerpos-al-recuperarnos-del-covid-19-145797">linfocitos T y B específicos</a>.</p>
<p>Este proceso dura aproximadamente unos 10 días. Si nos fijamos en los resultados de la vacuna, aquí es precisamente donde se separan las curvas de los pacientes que han recibido la vacuna (quedan protegidos) y los que han recibido el placebo (se siguen contagiando).</p>
<p>Dicho esto, hemos de recordar que esta protección <a href="https://theconversation.com/la-vacuna-de-pfizer-ya-esta-en-camino-asi-seran-los-proximos-meses-151350">empieza 10 días tras la segunda dosis</a>. Por tanto, empezar la pauta de la vacunación no quiere decir ni mucho menos que ya esté todo hecho, sino que falta un mes para que esta haga efecto pues la segunda dosis se administra 21 días después. Ahí es cuando nuestro sistema inmune empieza la cuenta atrás de 10 días para quedar protegidos.</p>
<h2>Probabilidad de reinfección</h2>
<p>Dicho esto, ¿son posibles las reinfecciones de gente que ya ha superado la enfermedad? Hace unas semanas, en las noticias salía que los anticuerpos de la gente que había superado la infección disminuyen con el tiempo. Esto es un mecanismo normal.</p>
<p>Nuestro cuerpo produce a diario anticuerpos frente a sustancias extrañas. Si estos no decayesen con el tiempo, cuando tuviésemos 40 años nuestra sangre sería gelatina de la cantidad de proteína que tendríamos (los anticuerpos al fin y al cabo son proteínas).</p>
<p>Si hemos generado anticuerpos, no importa que decaigan con el tiempo porque para ello hemos generado linfocitos T y B específicos, algunos de los cuáles se diferencian hacia células de memoria y nos acompañarán durante el resto de nuestra vida para volver a activarse si fuese necesario.</p>
<p>Esto también explica por qué apenas hay casos de reinfecciones. A día de hoy, hemos tenido más de <a href="https://coronavirus.jhu.edu/map.html">70 millones de infecciones</a> confirmadas en el mundo, y menos de 100 casos confirmados de reinfección.</p>
<p>Pero es que la mayoría de estos casos han sido asintomáticos. Por ejemplo, si hemos pasado la varicela (que solo se pasa una vez en la vida) y medimos los niveles de anticuerpos en nuestra sangre frente a la enfermedad probablemente sean indetectables. Pensaremos que no estamos protegidos. Sin embargo, no es el caso, porque nadie (o casos muy excepcionales como gente con inmunodeficiencias o inmunocomprometidos) pasa la varicela dos veces.</p>
<p>¿Por qué sucede esto? Porque tenemos <a href="https://theconversation.com/celulas-t-al-rescate-mucho-mas-que-anticuerpos-en-la-inmunidad-contra-covid-19-143774">linfocitos T y B de memoria</a>, que tan pronto se encuentren el virus de la varicela se activarán y pondrán el sistema inmune en marcha (incluyendo la producción de anticuerpos que es sólo una pequeña parte de nuestro sistema inmune adaptativo) y se detendrá la infección antes de que nos demos cuenta.</p>
<p>De hecho, si nos encontramos al lado de una persona que está infectada de la varicela, el virus no va rebotar en nosotros. Por supuesto que va a entrar en nuestro cuerpo, pero nuestro sistema inmune lo neutralizará antes de que nos enteremos.</p>
<p>Sin embargo, si nos hacemos una PCR saldrá un resultado positivo para el virus. Por supuesto que lo somos, pero no desarrollamos la enfermedad. Esto es precisamente lo que esta pasando con los casos de “<a href="https://www.rtve.es/noticias/20200920/covid-19-reinfecciones-enigma-no-tanto/2042456.shtml">reinfecciones por covid-19</a>”.</p>
<p>Obviamente habrá casos puntuales de reinfecciones reales donde la gente desarrolle patología, pero serán muy puntuales, al igual que la gente que pasa 2 veces las paperas, la varicela o el sarampión. Las excepciones no son ni mucho menos la norma.</p>
<h2>Qué hacer si ya hemos pasado la covid-19</h2>
<p>Si ya hemos pasado la covid-19 no es necesario vacunarse. Esto es debido a que, en primer lugar, la inmunidad otorgada por una vacuna nunca va a ser tan efectiva como la inmunidad otorgada por una inmunidad o infección natural.</p>
<p>Por tanto, no sería necesario vacunar a las personas que tengan un diagnóstico previo confirmado de covid-19, aunque la hayan pasado de forma asintomática, ya que han activado su sistema inmune adaptativo y, por tanto, presentan células de memoria.</p>
<p>Es cierto que vacunar a estas personas no les hará mal, pero tampoco otorgará ninguna ventaja. De hecho, esta estrategia generaría un gasto adicional de vacunas y retrasaría la vacunación a gente no inmunizada y que realmente lo necesita.</p>
<p>Dicho esto, en este punto es importante tener en cuenta que el diagnóstico debe haberse validado con una PCR o con un test rápido de antígenos, ya que la presencia de anticuerpos reactivos frente al SARS-CoV-2 no es necesariamente indicativo de haber pasado la enfermedad. Podría deberse a un mecanismo de inmunidad <a href="https://theconversation.com/puede-el-virus-del-resfriado-comun-protegernos-de-la-covid-19-143764">cruzada</a> donde no sabemos si este mecanismo confiere una inmunidad total o bien sólo parcial.</p>
<h2>¿Podremos decir adiós a la mascarilla?</h2>
<p>Cuando nos hayamos vacunado, tanto la mascarilla como las medidas de distancia social seguirán siendo necesarias hasta que hayamos conseguido la ansiada <a href="https://theconversation.com/covid-19-estamos-muy-lejos-de-la-inmunidad-de-grupo-142146">inmunidad</a> de grupo.</p>
<p>Esto es debido en primer lugar a que aún no sabemos si los vacunados, pese a estar inmunizados, son un foco transmisor de la enfermedad. Parece bastante improbable, pero aún no lo podemos descartar.</p>
<p>Pero hay otro aspecto mucho más importante, y es la <a href="https://theconversation.com/covid-19-seria-buena-idea-el-pasaporte-de-inmunidad-152045">discriminación biológica</a> subyacente similar a la que se propuso con el “pasaporte biológico” para los que hayan superado la infección.</p>
<p>Si permitimos una serie de prebendas y ventajas para los individuos inmunizados, estaríamos cruzando una barrera ética y legal muy peligrosa. Pensemos al revés. ¿Qué opinaríamos si en una entrevista de trabajo preguntamos si la persona es portadora del HIV? La situación es la misma, ya que estaríamos haciendo discriminación positiva en base a parámetros biológicos.</p>
<p>Hay que tener en cuenta además que no todo el mundo se puede vacunar, como son algunos pacientes inmunocomprometidos o, por ejemplo, personas con alergias severas (y aquí me refiero a personas que llevan consigo la aguja de adrenalina todos los días).</p>
<p>Esto es precisamente lo que sucedió en <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-55257795">dos personas del Reino Unido</a>, pero es que para este tipo de personas no está recomendada ni esta ni ninguna otra vacuna. ¿Estamos, por tanto, dispuestos a discriminar a los que no puedan ponerse la vacuna, o decidan en su libertad individual no ponérsela?</p>
<p>Si cruzamos esta barrera, ¿dónde ponemos el límite? Finalmente, pero no por ello menos importante, hay otro aspecto a tener en cuenta. Si permitimos que las restricciones se levanten para las personas vacunadas, mucha gente trataría de conseguir la vacuna de forma privada para volver a su antigua libertad (algo que no todo el mundo se puede permitir económicamente). Por no hablar del mercado negro que surgiría no solo de falsas vacunas, sino de falsos certificados de inmunización.</p>
<p>Por tanto, y lamentablemente para todos, hasta que no hayamos logrado alcanzar la inmunidad de grupo la respuesta es que sí. Las medidas de seguridad y distancia social deberán seguir manteniéndose para que todos podamos disfrutar de una desescalada segura y no discriminatoria.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152395/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David Bernardo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La protección que ofrece la vacuna contra la covid-19 no es inmediata, por lo que será necesario llevar mascarilla y cumplir las medidas de seguridad hasta que alcancemos la inmunidad de grupo.David Bernardo, Personal Docente e Investigador en Inmunología Humana. Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), Universidad de Valladolid-CSIC, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1456612020-11-23T20:58:04Z2020-11-23T20:58:04ZOcho meses de confinamiento por COVID-19 y contando: ¿Qué podemos hacer cuando estamos aburridos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/370447/original/file-20201119-23-1mklj5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=41%2C51%2C6865%2C4297&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El aburrimiento es una gran queja de la pandemia. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/maybe-im-not-meant-for-a-desk-job-royalty-free-image/1131960080?adppopup=true">PeopleImages E+ via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>En la mayor parte del mundo, gran parte de nosotros seguimos en casa para evitar la propagación del coronavirus. Pero quedarse atrapado en nuestro hogar puede llevar al aburrimiento.</p>
<p>El aburrimiento es una <a href="https://doi.org/10.1037/rev0000097">señal de que no estamos comprometidos de manera significativa</a> con el mundo. Nos dice que dejemos de hacer lo que estamos haciendo y que lo hagamos mejor, o que hagamos otra cosa.</p>
<p>Pero, como psicóloga social que <a href="https://psycnet.apa.org/record/2018-30815-001">estudia el aburrimiento</a>, sé que las personas no siempre toman las mejores decisiones cuando están aburridas. Entonces, si estás atrapado en casa, practicando obedientemente tu distanciamiento social, ¿cómo puedes evitar el aburrimiento?</p>
<h2>Sobre el aburrimiento</h2>
<p>Podemos sentirnos aburridos incluso con trabajos y actividades que parecen ser significativos. Por ejemplo, los investigadores han descubierto que los <a href="https://theanesthesiaconsultant.com/2012/07/15/is-anesthesia-99-boredom-and-1-panic-2/">anestesiólogos</a> y los <a href="https://www.postandcourier.com/faa-suspends-controller-for-watching-movie-on-duty/article_789158f9-b639-589d-ad1c-57b2ca03b28a.html">controladores de tráfico aéreo</a> se aburren en el trabajo.</p>
<p>Lo que revela esta investigación es que el hecho de que algo sea objetivamente significativo <a href="https://www.researchgate.net/profile/Lee_Ross/publication/209409700_Naive_Realism_Implications_for_Social_Conflict_and_Misunderstanding/links/0fcfd51015725d7453000000.pdf">no significa que lo sentimos así todo el tiempo</a>. E incluso el trabajo significativo puede resultar aburrido <a href="https://doi.org/10.1037/rev0000097">si la persona que lo realiza lo encuentra demasiado difícil o demasiado fácil</a>. Una vez que eso sucede, las personas pueden <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1745691612456044">tener dificultades para mantenerse concentradas</a>.</p>
<p>Reducir el aburrimiento requiere que las personas resuelvan los problemas que lo produjeron, sin tener suficientes actividades que sean significativas y con un desafío óptimo.</p>
<p>Sin embargo, a veces las personas recurren a actividades que las hacen sentir mejor en el momento, pero que no brindan un significado o desafío a largo plazo. Por ejemplo, los estudios han demostrado que las personas <a href="https://doi.org/10.1016/j.psychres.2016.01.063">están dispuestas a autoadministrarse ‘descargas eléctricas’</a> cuando están aburridas.</p>
<p>Otros comportamientos relacionados con una mayor susceptibilidad al aburrimiento incluyen una mayor <a href="https://doi.org/10.1016/j.abrep.2016.05.001">ingesta de alcohol</a> y el <a href="https://doi.org/10.15288/jsad.2009.70.279">uso de mariguana</a>. El aburrimiento también está relacionado con los <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2015.00369">refrigerios poco saludables</a> y la <a href="https://doi.org/10.1080/23808985.2019.1584045">pornografía en línea</a>.</p>
<p>Si bien estos pueden sentirse bien en el momento, solo brindan un alivio temporal. Para prevenir el aburrimiento y mantenerlo alejado, necesitamos encontrar soluciones en casa que brinden un significado y un desafío duraderos.</p>
<h2>1. Recuerda por qué estás haciendo esto</h2>
<p>La gente <a href="https://experts.illinois.edu/en/publications/the-social-creation-of-action-and-inaction-from-concepts-to-goals">generalmente prefiere hacer algo a no hacer nada</a>. Como quedarse en casa es la forma más efectiva de prevenir una mayor transmisión del coronavirus, es importante aislarse socialmente. Sin embargo, es posible que no siempre se sienta así.</p>
<p>Como todas las emociones, el aburrimiento <a href="https://doi.org/10.1016/j.tics.2007.08.005">se trata de lo que esté pensando en este momento</a>. Eso significa que quedarse en casa solo se sentirá relevante cuando pensamos activamente en el bien mayor que hace. Por ejemplo, en los estudios, cuando se pidió a los estudiantes que reflexionaran sobre por qué su trabajo escolar les importaba personalmente, los investigadores <a href="https://doi.org/10.1037/a0019506">encontraron que aumentaba su interés en aprender</a>.</p>
<p>En otras palabras, reformular nuestra actividad cambia cómo nos sentimos al respecto.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/323392/original/file-20200326-133027-mi2eih.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/323392/original/file-20200326-133027-mi2eih.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/323392/original/file-20200326-133027-mi2eih.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/323392/original/file-20200326-133027-mi2eih.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/323392/original/file-20200326-133027-mi2eih.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/323392/original/file-20200326-133027-mi2eih.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/323392/original/file-20200326-133027-mi2eih.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Una meditación matutina.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/man-in-mask-meditating-in-bedroom-royalty-free-image/1213741531?adppopup=true">Justin Paget/Digital Vision via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Crear recordatorios sencillos, como una nota en el refrigerador o una meditación matutina, puede ayudarnos a mantener el panorama general a la vista: quedarnos en casa es un sacrificio que estamos haciendo activamente por el bien de los demás.</p>
<h2>2. Encuentra un ritmo</h2>
<p>Las rutinas estructuran nuestros días y <a href="https://doi.org/10.1177/0146167218795133">brindan un sentido de coherencia que refuerza nuestro significado en la vida</a>. La vida de las personas se siente más significativa en los momentos en que participan en las rutinas diarias.</p>
<p>Perdemos esas rutinas cuando dejamos de ir a la oficina o cuando nos despiden. Incluso los jubilados o los padres que se quedan en casa se ven afectados por los cierres de ciudades, restaurantes y escuelas. Esta pérdida de la rutina puede <a href="https://doi.org/10.1007/s11031-011-9234-9">generar sentimientos de aburrimiento</a>.</p>
<p>Al crear nuevas rutinas, las personas pueden recuperar un sentido de significado que las aleja del aburrimiento.</p>
<h2>3. Sigue la corriente</h2>
<p>Averiguar qué hacer cuando se enfrentan a largos días sin estructura por el trabajo o la escuela <a href="https://doi.org/10.1080/00222216.1990.11969811">puede ser difícil</a>. Un estudio reciente de personas en cuarentena en Italia encontró que el aburrimiento era el <a href="https://gking.harvard.edu/files/gking/files/covid-italy.pdf">segundo problema más común</a>, después de la pérdida de libertad.</p>
<p>Una cosa que dificulta estas situaciones es que puede ser complicado encontrar actividades que sean lo suficientemente desafiantes para mantener a uno ocupado, sin ser demasiado exigente. Esta situación puede dejar a la gente <a href="https://doi.org/10.1007/s11031-018-9710-6">aburrida y frustrada</a>.</p>
<p>Es útil tener en cuenta que lo que se considera demasiado desafiante o no lo suficientemente desafiante, <a href="https://books.google.com/books?hl=en&lr=&id=_KfaN4gKP8MC&oi=fnd&pg=PA3&ots=S0F3Gm33qu&sig=noD7nUlI8K-ZLsg67EJlJQsKbfg#v=onepage&q&f=false">cambiará a lo largo del día</a>. No te obligues a seguir haciéndolo si necesitas un descanso.</p>
<h2>4. Prueba algo nuevo</h2>
<p>El aburrimiento impulsa a muchos de nosotros <a href="https://psycnet.apa.org/record/2018-12206-001?casa_token=Lmu1jhYgupoAAAAA:NOacK625w1fSlXPHXuUxmaiOoX-MxiWXbVYJ6AO2dONvzPo3q6_Z0L53voGSAPWZnYKvvzPz1FYB6YooU7FOwV90">hacia la novela</a>. Acepta ese impulso, juiciosamente. Si tienes la energía, prueba una nueva receta, experimenta con las reparaciones del hogar, aprende un nuevo baile en TikTok.</p>
<p>Hacer cosas nuevas no solo alivia el aburrimiento, también ayuda a adquirir nuevas habilidades y conocimientos que <a href="https://doi.org/10.1177/0963721419884309">pueden aliviar el aburrimiento</a> a largo plazo. Por ejemplo, sentimos una oleada de interés cuando leemos una novela interesante o atravesamos experiencias complejas, pero <a href="https://psycnet.apa.org/record/2005-02259-008">solo si tenemos la capacidad de comprenderlas</a>.</p>
<p>La evidencia muestra que aceptar nuevas experiencias puede ayudarnos a llevar no solo una vida feliz o significativa, sino también <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0092656619300649">psicológicamente más rica</a>.</p>
<h2>5. Haz espacio para los placeres culpables</h2>
<p>Está bien darse un ‘atracón’ en la televisión, <a href="https://doi.org/10.1037/rev0000097">si eso es todo lo que puede manejar</a> en este momento.</p>
<p>A veces nos pintamos en una caja donde nuestros pasatiempos más significativos también son <a href="https://doi.org/10.12968/bjmh.2012.1.4.232">agotadores o esforzados mentalmente</a>. Por ejemplo, profundizar en una novela rusa clásica puede ser significativo, pero no necesariamente es fácil.</p>
<p>De manera similar, las sugerencias bien intencionadas sobre cómo hacer frente a la situación en casa, como organizar una noche virtual de vino y diseño, pueden ser <a href="https://doi.org/10.1037/emo0000278">simplemente demasiado agotadoras</a> para ser placenteras en un momento en el que muchos de nosotros ya estamos luchando.</p>
<p>Date permiso para disfrutar de tus placeres culpables. Si es necesario, <a href="https://doi.org/10.1027/1864-9335/a000398">replantea esos momentos</a> como un ‘refresco’ mental muy necesario, nutriéndolos y recargándolos para una fecha posterior.</p>
<h2>6. Conéctate con otros</h2>
<p>Encontrar <a href="https://doi.org/10.1177/0963721416656354">alternativas fáciles y significativas</a>, opciones pequeñas que no requieren mucho esfuerzo, pero que encontramos profundamente gratificantes, puede ser un desafío.</p>
<p>Afortunadamente, todos tenemos una buena opción: <a href="https://doi.org/10.1080/17439760.2010.516616">conectarse con otros</a>, ya sea de forma virtual o para aquellos que tienen la suerte de no estar solos en cuarentena, en persona.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/323338/original/file-20200326-133040-1uw5m59.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/323338/original/file-20200326-133040-1uw5m59.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/323338/original/file-20200326-133040-1uw5m59.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/323338/original/file-20200326-133040-1uw5m59.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/323338/original/file-20200326-133040-1uw5m59.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/323338/original/file-20200326-133040-1uw5m59.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/323338/original/file-20200326-133040-1uw5m59.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Conectarse con otros socialamente, solo en casa.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/martha-lackritz-peltier-attorney-at-techsoup-talks-to-one-news-photo/1207190144?adppopup=true">Julie Jammot/AFP via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Mirar fotos antiguas o recordar el pasado con un amigo son <a href="https://doi.org/10.1177/0022167899394003">acciones simples y significativas</a> que la mayoría de nosotros podemos realizar incluso cuando no nos sentimos bien. No se necesita una razón para llamar a un amigo; nuestra mejor socialización <a href="https://www.happinesslab.fm/coronavirus-bonus-episodes/beat-your-isolation-loneliness">es la que ocurre de manera casual</a>, en el tiempo no estructurado entre las actividades programadas.</p>
<p>También crea espacio para eso virtualmente: la próxima vez que sirvas una copa de vino o riegues las plantas, llama a un amigo mientras lo haces. Preparen la cena juntos. No tenemos que aburrirnos, cuando estamos todos juntos en esto.</p>
<p>El aburrimiento en sí mismo no es ni malo ni bueno, solo nuestras decisiones sobre cómo contrarrestarlo lo hacen así.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://elfinanciero.com.mx/salud/cinco-meses-de-confinamiento-por-covid-19-y-contando-que-podemos-cuando-nos-sentimos-aburridos">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/145661/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Erin C. Westgate no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Si bien la cuarentena por esta enfermedad ya rebasó ese límite temporal, aún hay soluciones y estrategias para estar bien en nuestra casa. Te contamos.Erin C. Westgate, Assistant Professor of Psychology, University of FloridaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1488892020-10-26T19:55:55Z2020-10-26T19:55:55Z¿Harto del COVID-19? Aquí te decimos por qué podrías tener fatiga pandémica<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/365612/original/file-20201026-13-1m2aaop.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=217%2C101%2C2308%2C1514&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Es tentador tomar un descanso de tantas precauciones.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/director-of-heart-vascular-interventional-labs-peter-news-photo/1209507716">Erin Clark/The Boston Globe via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>A medida que la pandemia se prolonga, seguir las pautas de prevención de COVID-19 puede parecer un desafío cada vez mayor.</p>
<p>Este tipo de fatiga no es exclusivo de las precauciones contra una pandemia, como mantener el distanciamiento social, usar cubrebocas y lavarse las manos. Con todo tipo de cambios de comportamiento relacionados con la salud, incluido el aumento de la <a href="https://doi.org/10.1111/j.1464-0597.2008.00343.x">actividad física</a>, la <a href="https://slate.com/technology/2015/03/diets-do-not-work-the-thin-evidence-that-losing-weight-makes-you-healthier.html">alimentación saludable</a> y la disminución del <a href="https://www.fda.gov/tobacco-products/health-information/quitting-smoking-closer-every-attempt#:%7E:text=According%20to%20a%202015%20survey,quitting%20for%206%2D12%20months.">consumo de tabaco</a>, al menos la mitad de las personas recaen dentro de los seis meses.</p>
<p>Piensa en principios de abril. Gran parte de Estados Unidos estaba <a href="https://www.nytimes.com/article/coronavirus-timeline.html">bajo órdenes de quedarse en casa</a>. La ciudad de Nueva York estaba experimentando cerca de <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2020/us/new-york-coronavirus-cases.html">mil muertes por COVID-19 al día</a>, y aparecían nuevos casos de esta enfermedad previamente desconocida en todo el país.</p>
<p>Los temores del coronavirus hicieron que las personas pidieran lo necesario para la cuarentena o se apresuraran a recorrer las tiendas lo más rápido posible, evitando a todos. Cuando llegaron a casa, los compradores limpiaron sus comestibles, se lavaron las manos vigorosamente, tal vez incluso tomaron una ducha y se pusieron ropa limpia. La gente se acostumbró a quedarse en casa.</p>
<p>Hoy en día, todavía no existe cura ni vacuna para el coronavirus, y las cifras de contagios van en aumento. Casi un cuarto de millón de estadounidenses han muerto de COVID-19 y el riesgo de infección persiste. Ahora es el momento de fortalecer su determinación y volver a dedicarse a las medidas de prevención.</p>
<p>Pero <a href="https://news.gallup.com/opinion/gallup/308126/roundup-gallup-covid-coverage.aspx">pocos informan del temor</a> que desencadenó todas esas acciones para evitar los gérmenes. ¿Por qué?</p>
<p><a href="https://scholar.google.com/citations?user=87v4Nk4AAAAJ&hl=en&oi=ao">Como investigador de salud pública</a> que investiga conductas relacionadas con la salud, sé que hay varias razones psicológicas por las que aparece la fatiga. Afortunadamente, la investigación también sugiere algunas tácticas para ayudarlo a mantenerse a salvo y proteger su salud mental y bienestar.</p>
<h2>¿Qué tan grave es en realidad?</h2>
<p>Una explicación para salirse del tren de la prevención se reduce a <a href="https://doi.org/10.1177/1090198109338915">dos importantes predictores</a> de los comportamientos de salud.</p>
<ul>
<li><p>Una es la susceptibilidad percibida: ¿qué probabilidad crees que tienes de contraer una enfermedad?</p></li>
<li><p>La segunda es la severidad percibida: si te contagias de la enfermedad, ¿qué tan mala crees que será?</p></li>
</ul>
<p>Ha habido millones de casos de COVID-19 en Estados Unidos, pero todas esas personas suman <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2020/us/coronavirus-us-cases.html">menos del 3 por ciento de la población total del país</a>. Dependiendo de dónde vivas, es posible que solo conozcas a unas pocas personas que han contraído COVID-19, aunque las cifras a nivel nacional son altas. Esto puede reducir la susceptibilidad percibida.</p>
<p>A medida que los médicos aprendieron más <a href="https://www.nwpb.org/2020/10/20/studies-point-to-big-drop-in-covid-19-death-rates-as-hospitals-get-better-at-helping-people-survive/">sobre el coronavirus y mejoraron los métodos de tratamiento</a>, la tasa de mortalidad en también ha disminuido. En mayo, el 6 por ciento de los casos diagnosticados resultaron fatales, mientras que <a href="https://ourworldindata.org/mortality-risk-covid?country=%7EUSA">menos del 3 por ciento lo son hoy</a>. Esta mejora puede reducir la gravedad percibida.</p>
<p>Las personas observan tendencias como estas y se dejan engañar haciéndoles creer que son menos susceptibles al COVID-19 o que la gravedad de la enfermedad no es tan grave. Después de todo, uno podría razonar, han pasado ocho meses y no me he enfermado.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/365084/original/file-20201022-23-1cnpvyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="friends drinking and laughing at an outdoor bar" src="https://images.theconversation.com/files/365084/original/file-20201022-23-1cnpvyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/365084/original/file-20201022-23-1cnpvyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/365084/original/file-20201022-23-1cnpvyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/365084/original/file-20201022-23-1cnpvyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/365084/original/file-20201022-23-1cnpvyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/365084/original/file-20201022-23-1cnpvyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/365084/original/file-20201022-23-1cnpvyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Ahora es el momento de fortalecer su determinación y volver a dedicarse a las medidas de prevención.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/laughing-friends-sharing-drinks-and-food-at-outdoor-royalty-free-image/1063846450">Thomas Barwick/DigitalVision via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Todos los demás lo están haciendo</h2>
<p><a href="http://www.uky.edu/%7Eeushe2/BanduraPubs/Bandura1991OBHDP.pdf">Las normas sociales</a> son reglas no escritas sobre cómo se supone que debes comportarte en la sociedad. Si bien las normas sociales se pueden comunicar de muchas formas, una de las vías principales es a través del aprendizaje observacional. ¿Cómo se comportan otros como tú en situaciones similares? Ver eso le proporciona una hoja de ruta para su propio comportamiento.</p>
<p>Cuando los gobiernos estatales deciden abrir bares, restaurantes, gimnasios y cines, puedes leerlo como una señal de que estos lugares ahora son “seguros” para visitar. Del mismo modo, cuando ves a personas socializando sin cubrebocas y saltando el distanciamiento social, parece “normal” y podría hacer que sea más probable que tú también los olvides. Es similar a cómo <a href="https://doi.org/10.1016/j.addbeh.2004.05.021">los grupos de compañeros afectan fuertemente tanto el consumo de alcohol</a> como de <a href="https://doi.org/10.1016/j.cobeha.2015.10.005">alimentos</a>.</p>
<h2>Anhelo de conectar</h2>
<p>Los esfuerzos de distanciamiento han aumentado <a href="http://dx.doi.org/10.1037/tra0000845">los sentimientos de aislamiento social y soledad</a> de muchas personas, especialmente entre los adultos mayores y las personas que viven solas.</p>
<p>Los seres humanos son animales naturalmente sociales. Por tanto, <a href="https://doi.org/10.1353/pbm.2003.0063">el aislamiento social</a> puede resultar especialmente desagradable. Y puede conducir a una variedad de resultados de <a href="https://doi.org/10.1016/j.puhe.2017.07.035">salud deficientes</a>, incluida la hipertensión y la falta de sueño. La gente pudo dejar de reunirse con amigos en la primavera y evitar las reuniones, pero puede ser realmente difícil <a href="https://doi.org/10.1037/0278-6133.13.1.39">mantener un comportamiento a largo</a> plazo que puede parecer que todo es negativo y no positivo.</p>
<p>El truco consiste en equilibrar el distanciamiento físico con la conexión social. Los investigadores saben que <a href="https://doi.org/10.1002/(SICI)1098-240X(200004)23:2%3C126::AID-NUR5%3E3.0.CO;2-2">recordar o sentir nostalgia</a> por beber o fumar es uno de los principales factores de riesgo de recaída.</p>
<p>En el escenario de la pandemia, esto es como pensar en cómo era el mundo antes de COVID-19. Una bebida después del trabajo con un grupo de amigos, un partido de baloncesto o un concierto en vivo son cosas que la gente extraña en el mundo actual, y es difícil no pensar en las cosas que no puedes hacer. Pero si bien pensar en ellos puede traer buenos recuerdos, también puede alentarte a participar en conductas de riesgo.</p>
<h2>Mantenerse sano y salvo</h2>
<p>El número de casos está aumentando. El clima se está volviendo más frío en muchas áreas, lo que hace que comer al aire libre y socializar sea menos factible. La gente necesita redoblar un nivel de precaución que pueda mantenerse durante los próximos meses, manteniéndose a salvo sin aumentar su aislamiento social.</p>
<p><a href="https://doi.org/10.1002/(SICI)1098-240X(200004)23:2%3C126::AID-NUR5%3E3.0.CO;2-2">Deben seguirse estrictamente algunas recomendaciones</a>. El lavado de manos <a href="https://www.bradleycorp.com/handwashing">aumentó drásticamente</a> después del inicio de la pandemia. Con suerte, esto seguirá siendo alto, ya que es una forma básica de protegerse de muchas enfermedades infecciosas y una que puede mantener sin ningún efecto negativo en la salud mental.</p>
<p>Los cubrebocas también son importantes. Un estudio de agosto mostró que <a href="https://www.pewresearch.org/fact-tank/2020/08/27/more-americans-say-they-are-regularly-wearing-masks-in-stores-and-other-businesses/">el 85 por ciento de los estadounidenses</a> usaban máscaras la mayor parte del tiempo en las tiendas. Esto debe mantenerse alto para ayudar a limitar la cantidad de casos nuevos.</p>
<p>Eso deja el distanciamiento físico, que probablemente sea el más difícil. Los expertos en salud pública a menudo abogan por <a href="https://doi.org/10.1093/pch/13.1.53">un enfoque de reducción de daños</a> para los comportamientos en los que la abstinencia no es factible: es una forma de minimizar pero no eliminar el riesgo. Aún es necesario evitar las multitudes y las grandes reuniones. Si Zoom y otros chats de video se han vuelto obsoletos, es posible organizar tus propias pequeñas reuniones. Sin embargo, ten en cuenta que, si bien hay <a href="https://www1.nyc.gov/assets/doh/downloads/pdf/imm/covid-19-getting-together-safely.pdf">formas de minimizar los peligros</a>, socializar en grupo conlleva riesgos. Recuerda, tu reunión es tan segura como tu amigo más peligroso.</p>
<p>La fatiga pandémica es real, y es agotador permanecer en alerta máxima mes tras mes tras mes. Entenderlo mejor podría ayudarlo a fortalecer su determinación.</p>
<p><em>Este artículo <a href="https://elfinanciero.com.mx/salud/harto-del-covid-19-aqui-te-decimos-por-que-podrias-tener-fatiga-pandemica">fue traducido por El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/148889/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jay Maddock no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La fatiga pandémica es real y es agotador permanecer en alerta máxima mes tras mes tras mes.Jay Maddock, Professor of Public Health, Texas A&M UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1487862020-10-25T19:19:09Z2020-10-25T19:19:09ZNuevo estado de alarma: El toque de queda y otras medidas para romper la cadena de transmisión de COVID-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/365365/original/file-20201025-19-15ekic7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C353%2C1997%2C976&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, comparece para realizar una declaración institucional sobre las nuevas medidas adoptadas para frenar la expansión de la COVID-19 el 23 de octubre de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.lamoncloa.gob.es/multimedia/galeriasfotograficas/presidente/Paginas/2020/231020-sanchez_declaracion.aspx">Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa</a></span></figcaption></figure><p>La covid-19 constituye una epidemia de naturaleza “prosodémica”, lo que quiere decir que se contagia de persona a persona. La propagación y duración de la pandemia de covid-19 está condicionada por el número de personas que están expuestas y son susceptibles de infectarse. Además, influye el tiempo que esas personas están expuestas a la fuente de contagio y el periodo de incubación mínimo y máximo de la enfermedad. </p>
<h2>¿Cómo podemos quebrar la cadena de transmisión del virus?</h2>
<p>En todo este proceso hay una cadena epidemiológica. Comprenderla es clave para atajarla, minimizar la difusión del virus y evitar la enfermedad.</p>
<p>En este sentido, se pueden toman diferentes tipos de medidas. Para empezar (aunque ya es tarde), idealmente deberíamos haber impedido que el virus entrara en España. Esto se podría haber intentado a través de medidas de prevención en puertos y aeropuertos, utilizando para ello los servicios de Sanidad Exterior. Según la Constitución Española de 1978, esos servicios son, junto a las bases y coordinación general de la sanidad y la legislación sobre productos farmacéuticos, competencia exclusiva del Estado en el ámbito sanitario.</p>
<p>Posteriormente, una vez que el virus ya ha entrado en el territorio, ha de hacerse todo lo posible para prevenir la denominada transmisión comunitaria. Es decir, el contagio indefinido entre personas. </p>
<p>En este punto todos nosotros, el conjunto de la sociedad, podíamos y aún podemos contribuir a través de las medidas de prevención conocidas, cumpliendo las 3 M (<strong>m</strong>ascarilla; <strong>m</strong>anos-higiene; <strong>m</strong>etros-distancia) y evitando las 3 C, que corresponden a factores de riesgo <strong>c</strong>errados (lugares cerrados poco ventilados), <strong>c</strong>oncurridos (lugares muy concurridos) y <strong>c</strong>ontactos cercanos (como conversaciones sin distancia). </p>
<p>Lo anterior no ha sido llevado a cabo con la autodisciplina ideal, y a estas alturas los indicadores de transmisión comunitaria son muy preocupantes. De ahí la importancia de tener articulada una buena red de salud pública y atención primaria. Ello implica realizar pruebas diagnósticas y utilizar un intenso rastreo para identificar y seguir a los contactos, quebrando cadenas de transmisión.</p>
<h2>El “toque de queda” y otras estrategias para minimizar la transmisión comunitaria del virus</h2>
<p>Ante la falta de disciplina organizativa y comunitaria llevando a cabo las medidas anteriormente descritas, las circunstancias imponen ir un paso más allá. Además de las bien conocidas medidas de <strong>distanciamiento social</strong> (físico o espacial) y, cuando están indicadas, de aplicación de <strong>aislamientos</strong> y <strong>cuarentenas</strong>, se han llegado establecer medidas en otros ámbitos de alto riesgo (como restricciones de acceso o aforo a bares o lugares de ocio en locales cerrados o mal ventilados). </p>
<p>Paralelamente, para alcanzar el objetivo de ponerle al virus lo más difícil posible el salto de una persona a otra, existen diversas tácticas complementarias que fundamentalmente son de naturaleza coercitiva. </p>
<p>Una de ellas es la <strong>“restricción de la movilidad por zonas”</strong> donde el coronavirus ha tenido mayor incidencia, utilizando la expresión de “restricción de la movilidad por zonas básicas sanitarias”. Aunque este tipo de medidas restrictivas minimizan algo la probabilidad de transmisión, suelen afectar a varias zonas de una ciudad y no a todo el municipio. Eso hace más complicado su control, ya que normalmente están dispersas. </p>
<p>Otra alternativa es el <strong>“cierre perimetral”</strong> que en principio se reserva para los municipios en los que se presenten indicadores acordados como de “riesgo alto”. Básicamente <a href="https://www.juntadeandalucia.es/boja/2020/568/5">restringen la entrada y salida de personas del municipio</a>, salvo desplazamientos debidamente justificados, permitiendo, eso sí, la movilidad en su interior. </p>
<p>Ahora, ante la evidencia de la necesidad de limitar la movilidad nocturna que puede favorecer el control de la transmisión –donde se encuentran muchos focos de contagios–, se ha instaurado el <strong>“toque de queda”</strong> o restricción estricta de movilidad nocturna. </p>
<p>Su objetivo no es otro que mantener a los ciudadanos fuera de las carreteras y calles y minimizar el contacto social en forma de <a href="https://www.efe.com/efe/espana/portada/disuelto-un-botellon-con-300-personas-en-madrid/10010-4377003">reuniones, botellones o las fiestas ilegales</a> durante un periodo de la jornada, generalmente durante la noche (confinamiento nocturno desde las 23:00h a las 06:00h). Durante este tiempo, además de la prohibición de circular y reunirse en grupos en domicilios cuando no son convivientes, los hoteles, restaurantes, mercados locales y salas de cine están cerrados. </p>
<p>Como afecta a derechos fundamentales y <a href="https://theconversation.com/el-toque-de-queda-un-nuevo-debate-juridico-y-politico-en-plena-segunda-ola-de-covid-19-148729">no estaba clara su legalidad</a> sin una base de alarma en el ordenamiento jurídico español, para su implantación efectiva se ha visto que es necesario el consenso de los ejecutivos autonómicos y la <a href="https://www.efe.com/efe/espana/portada/el-gobierno-decreta-cuarto-estado-de-alarma-la-democracia/10010-4377137">declaración del estado de alarma</a>. </p>
<p>Por ello el Gobierno de la nación ha aprobado el domingo <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/covid-19/Paginas/estado-de-alarma.aspx">25 de octubre un nuevo Estado de Alarma</a> en todo el territorio español para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el COVID-19. </p>
<p>Una vez <a href="https://www.boe.es/boe/dias/2020/10/25/pdfs/BOE-A-2020-12898.pdf">publicado el decreto en el Boletín Oficial del Estado</a>, se facilita que se zanje el debate sobre la legalidad de la opción del toque de queda. Esta medida se ha instaurado recientemente en ciudades de diferentes países (como Francia y Bélgica) y, aunque no se han podido valorar durante periodos extensos, por ahora se ha visto que puede ser eficaz. </p>
<p>Finalmente, la opción más extrema, y que se reserva cuando todo lo anterior no consigue bajar la curva epidémica, es el <strong>confinamiento de toda la población</strong>, que ya experimentamos en primavera. Se trata de un protocolo de emergencia excepcional en el que no se permite a los ciudadanos salir de sus casas por motivos de seguridad, también en el contexto de un estado de alarma. </p>
<p>Durante este tiempo, sólo los servicios/actividades no esenciales, como gimnasios, centros comerciales, transporte público, etc. están cerrados. Únicamente se proporciona a los ciudadanos suministros esenciales, como alimentos y farmacia.</p>
<h2>Fatiga pandémica y necesidad de comunicación convincente</h2>
<p>La superposición de normas inconsistentes y a veces contradictorias, especialmente en ciudades como Madrid, han generado desconcierto entre la población, y se impone la necesidad de mayor claridad y cohesión en las medidas adoptadas y las normas a seguir. Después de ocho meses de pandemia, la falta de información fácil de comprender, los mensajes cambiantes, o las contradicciones entre las administraciones estatal y autonómicas han generado unas secuelas que afectan a gran parte de la población: la denominada “fatiga pandémica”.</p>
<p>Para afrontarla, es primordial una buena información, que sea consistente y coherente. Una información que explique los hechos y garantice que todas las recomendaciones y normas que se dicten se basan en ciencia y fundamentos sólidos, aún sabiendo que estamos en una situación inestable y llena de incógnitas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/148786/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José María Martín Moreno no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Para evitar que el coronavirus salte de una persona a otra, existen diversas tácticas complementarias. Desde la cuarentena hasta la restricción de movilidad por zonas y el debatido “toque de queda”.José María Martín Moreno, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1474352020-10-05T19:51:07Z2020-10-05T19:51:07ZCómo evitar un brote de COVID-19: lo que Trump ha hecho mal<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/361695/original/file-20201005-18-g48ny8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=22%2C188%2C2968%2C1428&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Donald Trump durante una recepción en la Casa Blanca el 27 de septiembre de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/whitehouse/50397248208/">White House Photo / Tia Dufour</a></span></figcaption></figure><p>El mundo está impactado por la noticia de que Donald Trump ha resultado positivo a SARS-CoV-2. Tanto por las implicaciones para la política sanitaria de su país de cara <a href="https://theconversation.com/como-puede-afectar-el-contagio-por-covid-19-a-las-posibilidades-de-reeleccion-de-trump-147419">las próximas elecciones presidenciales</a>, como por lo que implica para otros países, tan dependientes de lo que ocurre en los Estados Unidos. </p>
<p>Quienes trabajan en vigilancia en salud pública, en cambio, pueden verlo como un caso típico de un posible brote de la enfermedad del que extraer conclusiones y aprendizaje.</p>
<h2>El caso índice del brote</h2>
<p>Según han narrado medios estadounidenses, la primera noticia fue que una asesora muy cercana al presidente manifestó síntomas al regreso de un mitin al que había acompañado a Trump, en Minnesota, el miércoles 30 de septiembre. Tras dar su prueba positivo, inmediatamente se estudió a sus contactos, entre ellos el propio Trump. El presidente comunicó su resultado positivo el jueves 1 de octubre. </p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/q9nvPWlEfO8?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Mitin de Donal Trump en Duluth, Minnesota, el 30 de septiembre de 2020.</span></figcaption>
</figure>
<p>Esta es la manera habitual de proceder ante un positivo: búsqueda y rastreo de contactos. Lo que no es tan habitual –o no debería serlo– es que un contacto de una persona de la que ya se sabe que es positiva viaje ese mismo día y se reúna con docenas de personas. </p>
<p>Porque si resulta positivo, como sucedió, se amplifica la posibilidad difusión del virus. Máxime si, además, no se mantienen las medidas de seguridad (recordemos: <a href="https://theconversation.com/distancia-social-que-es-y-por-que-es-la-mejor-arma-contra-el-coronavirus-133965">distancia</a>, <a href="https://theconversation.com/manual-de-uso-de-las-mascarillas-lo-podemos-hacer-mejor-145462">mascarilla</a>, lavado de manos, evitar espacios interiores y especialmente en los que haya mucha gente). <a href="https://www.latimes.com/espanol/https:/www.latimes.com/politics/articulo/2020-10-03/pence-da-negativo-mientras-la-casa-blanca-se-apresura-a-lidiar-con-el-coronavirus">Como ya han indicado algunos expertos</a> en Estados Unidos, el diagnóstico de Trump supondrá un desafío para trazar sus contactos.</p>
<p>Seguramente esta asesora también estuvo con Trump el día del debate de la campaña presidencial, el martes 29 de septiembre, y muchos otros días antes. Lo que implica que, como sucede en muchos brotes, será difícil establecer en qué momento pudo haberse contagiado Trump, si es que realmente lo hizo a través de su asesora.</p>
<h2>Búsqueda retrospectiva</h2>
<p>Seguramente en los días sucesivos irán apareciendo otros casos entre el personal de la Casa Blanca (hasta el 5 de octubre <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2020/10/02/us/politics/trump-contact-tracing-covid.html?">se habían identificado trece</a>), ya que las personas más cercanas al presidente se hacen pruebas con regularidad (aunque rara vez usan mascarillas y no se sabe mucho acerca del cumplimiento del resto de medidas).</p>
<p>Resulta inexcusable buscar contactos en el debate electoral, y así sabemos que el otro candidato, Biden, ha resultado negativo, al igual que otras personas que estuvieron allí. Esto permite una primera reflexión sobre que el cumplimiento de las medidas fue eficaz en ese lugar, pese a la burla que Trump hizo sobre el uso de la mascarilla por parte de Biden.</p>
<p>Cualquiera que trabaje en epidemiología de campo buscaría también en otros actos en los que hubieran estado presente Trump y su asesora entre cuatro y cinco días antes del comienzo de los síntomas. Y así, aparece un acto que reúne muchas características para ser el lugar de contagio más probable: el realizado <a href="https://www.wsj.com/graphics/trump-white-house-a-covid-19-hot-spot/">el sábado 26 de septiembre en el Rose Garden de la Casa Blanca</a> para el anuncio de la candidatura al Tribunal Supremo de la jueza Barret. </p>
<p>En ese ese acto, se han identificado, al menos, 20 casos: 6 asistentes, 3 periodistas y 11 empleados. Lo que sumado a Trump, su esposa y la asesora suma 23 contagiados. Pero para hacer bien los números habría que conocer también el estado de todos los que asistieron, el de sus contactos estrechos y el de los presentes (y los contactos) en el resto de actos. Esto da una idea del inmenso trabajo que representa controlar un brote.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/361688/original/file-20201005-18-8depj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/361688/original/file-20201005-18-8depj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/361688/original/file-20201005-18-8depj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/361688/original/file-20201005-18-8depj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/361688/original/file-20201005-18-8depj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/361688/original/file-20201005-18-8depj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/361688/original/file-20201005-18-8depj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/361688/original/file-20201005-18-8depj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Acto del anuncio de la candidatura al Tribunal Supremo de la jueza Barret el 26 de septiembre de 2020 en el Rose Garden de la Casa Blanca.</span>
<span class="attribution"><span class="source">White House / Amy Rossetti</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Todo lo que no hay que hacer</h2>
<p>Pero, ¿qué es lo que hace sospechoso el acto en el Rose Garden? Desde luego, no el lugar, ya que se realizó <a href="https://theconversation.com/el-coronavirus-no-tiene-alas-pero-a-veces-vuela-147079">al aire libre y no en un espacio cerrado</a>. Pero esa es la única nota positiva, porque todo lo demás juega en contra de los congregados:</p>
<ul>
<li> Se reunieron más de 100 personas en una superficie relativamente reducida.</li>
<li> No se guardó la distancia de seguridad: estuvieron sentados codo con codo durante más de 15 minutos.</li>
<li> Ninguno de los asistentes utilizó mascarillas de ningún tipo.</li>
<li> No consta la utilización de gel hidroalcohólico, aunque cuesta creer que no lo hubiera (o al menos preferiríamos no creerlo). Tampoco se sabe si se tomó la temperatura a la entrada.</li>
<li> No se restringió el contacto entre personas, pudiendo verse como <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2020/10/03/us/rose-garden-event-covid.html">hubo corrillos</a> y abrazos (algunos reiterados, como los <a href="https://www.elperiodico.com/es/internacional/20201004/acto-trump-nombramiento-jueza-barrett-brote-contagios-coronavirus-casa-blanca-8140696">protagonizados por una de las personas</a> que luego ha resultado positiva).</li>
<li> Hubo discursos y también conversaciones a corta distancia.</li>
<li> Se le practicó a los asistentes una prueba rápida de detección, que el propio fabricante recomienda realizar en los primeros 5 a 7 días de la aparición de síntomas. Aquello dio lugar a una falsa sensación de seguridad, <a href="https://elpais.com/internacional/elecciones-usa/2020-10-03/la-celebracion-de-la-nominacion-al-supremo-deja-un-reguero-de-contagios.html">como ha mencionado uno de los afectados</a>.</li>
</ul>
<p>En definitiva, tenemos un ejemplo de todo lo que no hay que hacer en momentos de pandemia. Incluyendo, además, la no observancia del aislamiento y la cuarentena.</p>
<h2>Resumiendo</h2>
<p>Se ha hablado poco de que esta irresponsabilidad implica una enorme cantidad de trabajo para el personal dedicado a la vigilancia, los mal llamados <a href="https://theconversation.com/covid-19-mascarillas-si-pero-rastreadores-tambien-142521">“rastreadores”</a>, que deben identificar a una ingente cantidad de contactos y casos. También conviene tener en cuenta el importante esfuerzo asistencial que implica atender a los que presentan síntomas.</p>
<p>¿Será en esta ocasión cuando lo que experimentan autoridades de países distantes sirva a otras, más cercanas, para que se den cuenta de lo que se necesita para controlar la pandemia? Esperemos que sí.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/147435/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Óscar Zurriaga no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El mundo está conmocionado tras saber que Trump ha resultado positivo a SARS-CoV-2. El acto en que probablemente se contagió es un ejemplo de lo que nunca debe hacerse en esta pandemia.Óscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Estadist. Sanit. (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras UV-FISABIO. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1472972020-10-01T18:06:27Z2020-10-01T18:06:27ZTristeza COVID, la nueva pesadumbre<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/361092/original/file-20201001-14-uxgwg2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C779%2C3157%2C1317&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/couple-walking-together-wearing-protective-face-1716494002">Shutterstock / solarseven</a></span></figcaption></figure><p>Ha pasado casi un año desde que empezó todo. Hemos experimentado la extrañeza, el miedo y la angustia, la rabia, el amor, la solidaridad y los duelos. Ahora, iniciando el otoño –y sin la luz estival–, aparece con fuerza la tristeza. Sus signos son claros: mutismo entre amigos, sin el bullicio de los grupos de whatsapp ni los encuentros cara a cara; agotamiento y desafección por actividades creativas o profesionales; problemas de sueño; inquietud en el cuerpo; y un sentimiento íntimo de pérdida del sentido de muchas de las cosas que hacemos, al no tener ya un objetivo ni perspectivas claras. </p>
<p>Lo expresaba L. –un paciente que pasa mucho tiempo con las pantallas– con estas palabras: “Es como ir en tren y ver cómo pasa tu vida, pero tú estás fuera”. Esta frase refleja bien el sentimiento de exilio que cada uno de nosotros ha experimentado alguna vez en todo este tiempo. Exilio de su propia vida.</p>
<p>Cada cual tiene sus razones particulares, pero algunas las compartimos todos. Entre ellas la decepción de lo que no llega tras las expectativas de la desescalada. O las pérdidas que se acumulan (vidas, trabajos, vínculos, recursos). A lo que se suma una creciente crisis social con cada vez más vidas desahuciadas, la desconfianza en los dirigentes, el rechazo a medidas confusas y contradictorias, y el agotamiento de tanta incertidumbre y cambios que nos detienen en un interminable <em>stand by</em>. </p>
<h2>Coordenadas espacio y tiempo</h2>
<p>Las personas nos orientamos por dos ejes básicos, las coordenadas de la modernidad. Me refiero al espacio, que incluye el vínculo a los otros, y al tiempo. Basta ver las técnicas de tortura psicológica para comprender su importancia. Cuando a un detenido se le aísla y se le quitan todos los referentes temporales (mediante habitáculos sellados o drogas), el impacto psicológico inmediato es un estado confuso, con signos de depresión y parálisis, tras una incipiente rabia. Algo de eso, en menor medida claro, nos está pasando a nosotros.</p>
<p>Hay algo irreal en el paisaje de máscaras en el que vivimos que hace que a veces no reconozcamos al conocido que pasa al lado, que no podamos entender la página del libro que acabamos de leer (aunque se trate de un texto fácil). O que nos sorprendan <a href="https://theconversation.com/volveran-los-besos-y-los-abrazos-136221">los besos y abrazos</a> de una película, como si eso fuese ya otro tiempo. </p>
<p>La distancia con los otros nos aleja también de nosotros mismos. Nos cuesta además imaginar el futuro pos-COVID-19, y recurrimos más fácilmente a alimentar la nostalgia. Algunos jóvenes –no todos– y unos cuantos adultos, como hemos visto, niegan de entrada ese presente y exigen que todo sea como si nada hubiera sucedido. Es otra defensa ante las pérdidas.</p>
<h2>La tristeza no es depresión</h2>
<p>Esto que nos está pasando es la tristeza COVID. Y no hay que confundirla con una <a href="https://theconversation.com/como-se-ayuda-a-una-persona-deprimida-a-superarlo-143460">depresión</a> o cualquier otro trastorno mental, como algunos rápidamente auguran cada vez que hay una crisis. “Hay personas deprimidas pero yo vengo para saber algo más del por qué” me explica M. en la consulta.</p>
<p>La tristeza es un problema cuando nos ahorra las preguntas y los porqués, alejándonos del saber. Por eso, el psicoanalista <a href="http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352006000100007">Jacques Lacan</a> le oponía, como antídoto, el <em>gai savoir</em> (el “saber alegre”), resultado del atrevimiento de cada uno en manifestar eso que le pone triste. Y decirlo de tal manera que, sin aspirar a comprender por completo sus causas, le abra nuevos interrogantes sobre su deseo alegre de vivir. </p>
<p>La clave está en pasar de la impotencia –el sentimiento que nos abruma por aquello que no podemos hacer– a la imposibilidad –el reconocimiento de que hay cosas imposibles–, sin solución programada. Un padre o una madre no pueden explicar los misterios de la sexualidad a sus hijos, no porque sean incapaces o ignorantes, sino porque la sexualidad no se enseña, se experimenta subjetivamente. </p>
<p>Igual ocurre en la terapia psicológica, donde no todo es ‘curable’ porque, más allá de las capacidades y potencias del clínico, lo que cuenta es el consentimiento del paciente. Él decide el límite de lo posible. Darse contra el muro de la impotencia conduce a la pesadumbre. Aceptar los límites permite, en cambio, hacer lo posible en cada caso.</p>
<p>Hace falta tiempo y esfuerzo para sacudirse la tristeza, y no nos sirve la letanía de la autoayuda. Se trata más bien de no quedarse en la parálisis del acto ni en el ensimismamiento de lo virtual, rechazar la nostalgia –siempre engañosa– y favorecer los encuentros presenciales. Todo ello sin renunciar a los placeres cotidianos ni a los proyectos previstos (aunque ajustemos los objetivos iniciales), aplicando las medidas preventivas necesarias. </p>
<p>La tristeza nos empuja a separarnos de la vida, como ese tren sobre el que fantaseaba L. Y, aunque al gran Antonio Carlos Jobim, uno de los padres de la bossa nova, le parecía que, a diferencia de <em>a felicidade</em>, la tristeza no tenía fin, lo cierto es que él encontró la <a href="https://www.youtube.com/watch?v=DKS0_9o7YoQ">buena y poética manera de traducirla</a>. De eso se trata, de hacer algo con ella en el tiempo que nos queda hasta el fin de la pesadilla COVID.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/147297/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Ramón Ubieto Pardo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La pandemia nos ha hecho experimentar en ciertos momentos la sensación de exilio. Entre otras cosas por la decepción de lo que no llega tras las expectativas de la desescalada y por las pérdidas que se acumulan.José Ramón Ubieto Pardo, Profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación. Psicoanalista, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1455212020-09-09T15:04:00Z2020-09-09T15:04:00ZLos indígenas mexicanos se repliegan para sobrevivir a la COVID-19 aislando pueblos y cultivando su comida<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/357054/original/file-20200908-18-1mspdp1.JPG?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C22%2C613%2C417&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Campesinos zapotecas regresan de la 'milpa,' un jardín comunal, en Oaxaca, México. </span> <span class="attribution"><span class="source">Jeffrey H. Cohen</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Mientras el coronavirus <a href="https://www.aljazeera.com/programmes/specialseries/2020/07/frontline-mexico-fight-covid-19-200723100729057.html">golpea México</a>, algunas comunidades indígenas en el estado de Oaxaca, en el sur del país, están aplicando estrategias creativas para afrontar la situación.</p>
<p>Oaxaca, <a href="https://politica.expansion.mx/mexico/2019/08/06/chiapas-guerrero-y-oaxaca-los-estados-con-mas-pobreza-en-mexico">uno de los estados más pobres de México</a> y con mayor diversidad étnica, alberga numerosas comunidades indígenas, incluido los pueblos zapotecas. He pasado muchos años en los valles centrales de Oaxaca realizando investigaciones antropológicas en aldeas rurales zapotecas, documentando la <a href="https://utpress.utexas.edu/books/cohcoo">vida</a> de las personas, los <a href="https://www.jstor.org/stable/10.7560/705708">patrones migratorios</a> y su <a href="https://scholar.google.com/citations?user=e7tYdvkAAAAJ&hl=en">cultura alimentaria</a>.</p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/350647/original/file-20200731-14-how2n2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Mapa de México en el que se señala Oaxaca" src="https://images.theconversation.com/files/350647/original/file-20200731-14-how2n2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350647/original/file-20200731-14-how2n2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350647/original/file-20200731-14-how2n2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350647/original/file-20200731-14-how2n2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350647/original/file-20200731-14-how2n2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350647/original/file-20200731-14-how2n2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350647/original/file-20200731-14-how2n2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Oaxaca.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Oaxaca_in_Mexico.svg">TUBS/Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Ahora que mi investigación en Oaxaca ha sido cancelada debido a la pandemia, estoy aprendiendo de lejos cómo los zapotecas están lidiando con el coronavirus en medio de factores tan complejos como la <a href="https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/348121/Violencia_de_G_nero_Contra_Mujeres_en_Zonas_Ind_genas_en_M_xico.pdf">pobreza crónica</a>, la atención médica inadecuada, un acceso a Internet muy limitado, las <a href="https://www.reuters.com/article/us-health-coronavirus-mexico-indigenous/language-barriers-social-distancing-mexicos-indigenous-face-coronavirus-idUSKBN21M03L">barreras linguísticas</a> y la falta de agua corriente.</p>
<p>Trabajando con colegas de la <a href="http://utvco.edu.mx/">Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca</a>, en México, y buscando recursos online, descubrí que los zapotecas están sobreviviendo a la pandemia haciendo lo que siempre han hecho cuando el gobierno mexicano no puede – o no quiere – ayudarlos: recurrir a las tradiciones indígenas locales de cooperación, autosuficiencia y aislamiento.</p>
<p>Hasta ahora, su estrategia está funcionando. Aunque las infecciones y las muertes <a href="https://www.aljazeera.com/news/2020/08/coronavirus-cases-deaths-rise-brazil-mexico-200810071724113.html">están aumentando sin cesar por todo México</a>, en Oaxaca muchas comunidades indígenas permanecen en gran parte aisladas del coronavirus. La aldea indígena mixteca de Santos Reyes Yucuná informó de su <a href="https://wearemitu.com/things-that-matter/the-coronavirus-is-starting-to-hit-mexicos-poorest-communities-and-the-results-could-be-devastating/">primera infección el 17 de julio</a>, por ejemplo, cuatro meses después de que la COVID-19 llegara a México.</p>
<h2>Estrategias indígenas de supervivencia</h2>
<p>La <a href="https://nacla.org/news/2019/05/30/coast-oaxaca-afro-and-indigenous-tribes-fight-water-autonomy">cooperación</a> es un pilar fundamental de la vida zapoteca en Oaxaca. Una historia de <a href="https://theconversation.com/study-reveals-racial-inequality-in-mexico-disproving-its-race-blind-rhetoric-87661">exclusión social</a> por parte del gobierno federal recuerda a los zapotecas que <a href="https://news.trust.org/item/20200417171219-xdsy2">no deben depender de los políticos</a> para que los salven.</p>
<p>Las personas trabajan juntas desde una edad temprana, uniéndose en “tequios”, o brigadas laborales comunales, para realizar proyectos que pueden ser desde pintar una escuela hasta reparar la red eléctrica. Los individuos, sus familias y amigos trabajan juntos de manera rutinaria para terminar rápidamente los trabajos pequeños y lograr que los trabajos grandes sean menos abrumadores.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Woman prepares cornmeal for tortillas" src="https://images.theconversation.com/files/350724/original/file-20200802-17-1faxfay.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350724/original/file-20200802-17-1faxfay.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350724/original/file-20200802-17-1faxfay.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350724/original/file-20200802-17-1faxfay.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350724/original/file-20200802-17-1faxfay.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350724/original/file-20200802-17-1faxfay.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350724/original/file-20200802-17-1faxfay.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Una mujer zapoteca preparando tamales con maíz cultivado en la zona.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Jeffrey H. Cohen</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los zapotecas también mantienen un aislamiento relativo de la sociedad mexicana en general, según <a href="https://press.uchicago.edu/ucp/books/book/distributed/M/bo20850757.html">muestra mi investigación</a>. Cultivan alimentos en sus “milpas”, pequeñas parcelas de tierra en su jardín, para complementar la comida que compran en la tienda y vigilan sus comunidades con voluntarios a los que llaman “topiles”. Con un elevado nivel de confianza de la comunidad y una historia de autogobierno anterior a la conquista española, los zapotecas que siguen viviendo en la Oaxaca rural no necesitan ni permiten mucho acceso externo a sus aldeas.</p>
<p>Estos tres aspectos de la cultura zapoteca tradicional – cooperación, aislamiento y autosuficiencia – son útiles en medio de una pandemia.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/350064/original/file-20200729-27-b9kc6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/350064/original/file-20200729-27-b9kc6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350064/original/file-20200729-27-b9kc6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=735&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350064/original/file-20200729-27-b9kc6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=735&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350064/original/file-20200729-27-b9kc6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=735&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350064/original/file-20200729-27-b9kc6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=924&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350064/original/file-20200729-27-b9kc6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=924&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350064/original/file-20200729-27-b9kc6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=924&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Chapulines.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Jeffrey H. Cohen</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Según la <a href="https://utvco.academia.edu/NydiaDehliMataSanchez">investigadora M.C. Nydia Sánchez</a> de la Universidad Tecnológica de Oaxaca, las familias zapotecas están compartiendo los escasos recursos que tienen, como alimentos, información, agua y mascarillas, en lo que denominan “guelaguetza”: la práctica de trabajar juntos y dar regalos.</p>
<p>En un momento en que la <a href="https://www.animalpolitico.com/blog-invitado/covid-19-y-las-cadenas-de-suministro-de-alimentos/">cadena de suministro de alimentos de México está bajo presión</a>, los aldeanos se aseguran de que nadie pase hambre aumentando su cosecha del maíz que se usa para hacer las tortillas.</p>
<p>Los “chapulines”, saltamontes recolectados en los campos que se tuestan rápidamente al fuego, están regresando a la mesa como una alternativa rica en proteínas a las carnes caras compradas en las tiendas, una opción que ya no está disponible a nivel local.</p>
<h2>Reglas de consenso</h2>
<p>Sin embargo, la naturaleza unida de las comunidades zapotecas también puede complicar otras medidas críticas para limitar la exposición de los residentes a la infección.</p>
<p>Se trata de pueblos pequeños donde viven unos pocos miles de personas. Todo el mundo conoce a todo el mundo y es típico que los zapotecas pasen gran parte de su jornada junto a familiares y amigos. Esto puede dificultar mantener la distancia social que recomiendan los <a href="https://www.youtube.com/watch?v=pD6t62pv11Y">funcionarios nacionales de salud</a>.</p>
<p>“No saludar tanto en la calle es difícil, porque estamos acostumbrados a hacerlo”, le <a href="https://www.reuters.com/article/us-health-coronavirus-mexico-indigenous/language-barriers-social-distancing-mexicos-indigenous-face-coronavirus-idUSKBN21M03L">confesó a Reuters en abril</a> un zapoteca llamado José Abel Bautista González. “Es una tradición, la cultura del pueblo”.</p>
<p>En vez de cerrar las puertas a amigos y familiares, los zapotecas quieren evitar que entre la COVID-19.</p>
<p>En gran parte de Oaxaca, los aldeanos están construyendo barricadas con cadenas, piedras y madera para bloquear físicamente el acceso dentro y fuera de sus comunidades. Muchas aldeas se ponen, efectivamente, en cuarentena de la sociedad.</p>
<p>“Decidimos instalar estas barreras para que no entraran visitantes o forasteros”, le <a href="https://globalpressjournal.com/americas/mexico/mexicos-coast-communities-unite-keep-coronavirus/">dijo a Global Press Journal, el 28 de junio</a>, José Manzano, de San Isidro del Palmar.</p>
<p>Esas decisiones, como la mayoría de las políticas zapotecas, se <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0010414019857094">basan en el consenso de la comunidad</a>, no son fruto de la orden de un líder político local o nacional.</p>
<h2>Un futuro incierto</h2>
<p>Es poco probable que las comunidades indígenas mexicanas puedan salir ilesas de la pandemia.</p>
<p>Hasta ahora, <a href="https://www.brookings.edu/blog/order-from-chaos/2020/03/30/amlos-feeble-response-to-covid-19-in-mexico/">México</a> está perdiendo la batalla contra los efectos económicos del coronavirus: los empleos están desapareciendo y los economistas predicen que la <a href="https://www.csis.org/analysis/covid-19-pandemic-threatens-mexicos-economy">economía nacional podría contraerse un 8% este año</a>. El turismo, el elemento vital de la economía de México, se <a href="https://www.spokesman.com/stories/2020/jul/18/tourism-will-be-key-to-recovery-for-oaxaca-post-co/">ha detenido</a>.</p>
<p>Eso significa hambre y una larga recesión que, según los expertos, afectará de manera desproporcionada a las zonas rurales más pobres. La <a href="https://www.coneval.org.mx/SalaPrensa/Comunicadosprensa/Documents/2020/Comunicado_06_POLIITICA_SOCIAL_EN_CONTEXTO_COVID_19.pdf?platform=hootsuite">agencia para el desarrollo social de México</a> estima que hasta 10 millones de personas pueden caer en la pobreza extrema, <a href="https://www.npr.org/2020/07/30/895698797/if-coronavirus-doesn-t-kill-me-hunger-will-mexico-s-poor-bear-brunt-of-pandemic">poniendo fin a una racha de casi una década de reducción de la pobreza en el país</a>.</p>
<p>Y si el coronavirus llega hasta las comunidades zapotecas, es probable que <a href="https://www.telesurenglish.net/news/-mexico-chiapas-natives-vulnerable-to-covid19-20200403-0005.html">afecte mucho a los residentes</a>. Sus aldeas carecen del agua corriente, no pueden mantener la distancia social, no cuentan con suministro de mascarillas y no tienen acceso a la atención médica necesaria para frenar la propagación de la enfermedad.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/350727/original/file-20200802-17-fwk79p.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350727/original/file-20200802-17-fwk79p.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350727/original/file-20200802-17-fwk79p.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350727/original/file-20200802-17-fwk79p.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350727/original/file-20200802-17-fwk79p.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350727/original/file-20200802-17-fwk79p.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350727/original/file-20200802-17-fwk79p.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Una campaña contra el cólera promoviendo el agua potable en Oaxaca.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Jeffrey H. Cohen</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La falta de agua potable es un factor adicional que aumenta el riesgo de que afecciones intestinales como el cólera, entre <a href="https://www.healthaffairs.org/doi/full/10.1377/hlthaff.21.3.47">otros problemas de salud comunes</a> en las poblaciones indígenas rurales, exacerben los efectos de la COVID-19.</p>
<p>El <a href="https://siete24.mx/mexico/estados/desde-hace-diez-anos-51-hospitales-y-dos-autopistas-estan-en-construccion-en-oaxaca/">gobierno mexicano se ha comprometido</a> a construir más hospitales rurales, incluso en Oaxaca. Pero el virus se mueve más rápido que los equipos de construcción. Mientras tanto, los <a href="https://oaxaca.eluniversal.com.mx/municipios/30-07-2020/en-estos-municipios-zapotecas-la-organizacion-comunitaria-mantiene-raya-la">zapotecas saben que su mejor apuesta</a> son ellos mismos.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://es-us.noticias.yahoo.com/los-indigenas-mexicanos-se-repliegan-para-sobrevivir-a-la-covid-19-barricando-pueblos-y-cultivando-su-comida-080923057.html">Yahoo!</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/145521/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jeffrey H. Cohen recibe fondos de la National Science Foundation. Ha sido un Senior Fulbright scholar en México y anteriormente benefició del apoyo del National Geographic Society.
</span></em></p>Los zapotecas están sobreviviendo a la pandemia haciendo lo que siempre han hecho cuando el gobierno mexicano no puede – o no quiere – ayudarlos: recurrir a las tradiciones indígenas.Jeffrey H. Cohen, Professor of Anthropology, The Ohio State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1446382020-09-01T15:26:59Z2020-09-01T15:26:59ZLas abejas no pueden mantener la ‘sana distancia’, pero así evitan enfermarse en plena pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/355862/original/file-20200901-20-8z73s6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C8%2C5982%2C3976&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">En la colmena, todas las abejas colaboran para mantener la salud pública – una lección para los seres humanos en la pandemia.</span> <span class="attribution"><span class="source">Rachael Bonoan</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span></figcaption></figure><p>Dado que muchos países luchan por controlar la transmisión de COVID-19, un desafío es frenar la propagación entre las <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/daily-life-coping/shared-housing/index.html">personas que viven en lugares cerrados</a>. El distanciamiento social puede resultar difícil en lugares como hogares de ancianos, apartamentos pequeños, residencias universitarias y viviendas para trabajadores migrantes.</p>
<p>Como <a href="https://scholar.google.com/citations?hl=en&view_op=list_works&gmla=AJsN-F4R8GeDV0D7J0vQFYo0EIN7WE8S0Xsrf4iyl4ou0xv5TZonYueaMbYJDhdcKG2t9nSNTBoqL1mmVdkOJC3x69uokwCbiw&user=KF4sBDIAAAAJ">ecologistas del comportamiento</a> que han estudiado las <a href="https://scholar.google.com/citations?user=B6WmgvLL8vMC&hl=en">interacciones sociales en las abejas melíferas</a>, vemos paralelismos entre la vida en la colmena y los esfuerzos para controlar el COVID-19 en entornos densamente poblados. Aunque las abejas viven en condiciones que no favorecen <a href="https://theconversation.com/social-distancing-works-just-ask-lobsters-ants-and-vampire-bats-135383">el distanciamiento social</a>, han desarrollado formas únicas de lidiar con las enfermedades trabajando colectivamente para mantener la colonia sana.</p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/GQbtj3w-kGs?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Las colmenas de la Universidad de Tufts, Mass.</span></figcaption>
</figure>
<h2>La vida en una multitud</h2>
<p>Las abejas melíferas, como los humanos, son organismos muy sociales. Una colonia de abejas melíferas es una metrópoli bulliciosa formada por miles de individuos.</p>
<p>Tres “tipos” de abejas comparten espacio dentro de la colonia. La reina, que es la única hembra reproductora, pone huevos. Los zánganos, las abejas machos, abandonan la colmena para aparearse con reinas de otras colonias. Los trabajadores - hembras estériles - constituyen la mayor parte de la colonia y realizan todo el trabajo no reproductivo. Construyen un peine de cera, recogen y traen comida, atienden a los jóvenes y más.</p>
<p>Los miembros de una colonia trabajan tan bien juntos que la colonia puede denominarse <a href="https://www.npr.org/2008/11/29/97547749/the-secret-society-of-superorganisms">superorganismo</a>, una comunidad muy conectada que funciona como un solo ser.</p>
<p>Ser así de social tiene muchos beneficios: simplemente pregúntale a cualquier padre soltero qué tan útil sería vivir ahora en una comunidad que ofreciera cuidado infantil cooperativo. Pero también impone costos, en particular, la propagación de enfermedades. Dentro de la colmena, las abejas obreras se transfieren néctar entre sí, esencialmente intercambiando el ingrediente esencial por miel. Se arrastran uno encima del otro y se topan con otros todo el tiempo.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/352323/original/file-20200811-24-nuqf2n.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/352323/original/file-20200811-24-nuqf2n.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/352323/original/file-20200811-24-nuqf2n.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/352323/original/file-20200811-24-nuqf2n.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/352323/original/file-20200811-24-nuqf2n.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/352323/original/file-20200811-24-nuqf2n.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/352323/original/file-20200811-24-nuqf2n.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/352323/original/file-20200811-24-nuqf2n.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La reina de la colonia, marcada con pintura para trazarla, que es la única hembra reproductora, pone huevos.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Rachael Bonoan</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además, los seres humanos mantienen muchas colonias de abejas melíferas juntas con fines agrícolas. Esto crea “ciudades” antinaturales y densamente pobladas de estos superorganismos, donde las plagas y enfermedades pueden propagarse desenfrenadamente.</p>
<h2>Inmunidad social</h2>
<p>Al igual que los humanos, las abejas obreras individuales tienen sistemas inmunológicos que reconocen los patógenos invasores y luchan para deshacerse de ellos. Sin embargo, existen algunas clases de patógenos que el sistema inmunológico de las abejas <a href="https://insectessociaux.com/2018/11/02/honey-bee-immunity-more-specific-than-we-thought">no parece reconocer</a>. Por tanto, las abejas necesitan una táctica diferente para luchar contra ellas.</p>
<p>Para estas amenazas, las abejas defienden la colonia a través de la inmunidad social, un <a href="https://doi.org/10.3389/fevo.2020.00186">esfuerzo de comportamiento cooperativo</a> de muchas abejas para proteger a la colonia en su conjunto. Por ejemplo, las abejas obreras eliminan a los jóvenes enfermos y muertos de la colonia, lo que reduce la probabilidad de transmitir infecciones a otras abejas.</p>
<p>Las abejas obreras también recubren la colmena con una <a href="https://doi.org/10.1051/apido/2010016">sustancia antimicrobiana llamada propóleo</a>, hecha de resina vegetal que recolectan y mezclan con cera y enzimas de abejas. Aplicado a las paredes de la colmena y entre las grietas, este “pegamento de abeja” mata varios tipos de patógenos, incluida la bacteria que causa una temida enfermedad de las abejas llamada <a href="https://beeaware.org.au/archive-pest/american-foulbrood/#ad-image-0">loque americana</a>.</p>
<p>Otro patógeno, el hongo <em>Ascosphaera apis</em>, causa una enfermedad de las abejas llamada <a href="https://beeaware.org.au/archive-pest/chalkbrood/#ad-image-0">tiza</a>. Debido a que el hongo es sensible al calor, la cría de tiza generalmente no afecta una colmena de abejas melíferas fuerte, que mantiene su propia temperatura en algún lugar entre 32 y 36 grados centígrados. Pero cuando una colonia es pequeña o la temperatura exterior es fría, como en una temprana primavera de Nueva Inglaterra, la cría de tiza puede convertirse en un problema.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/352779/original/file-20200813-16-1f50n7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Beekeeper in protective suit check hives in a California almond orchard." src="https://images.theconversation.com/files/352779/original/file-20200813-16-1f50n7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/352779/original/file-20200813-16-1f50n7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=412&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/352779/original/file-20200813-16-1f50n7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=412&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/352779/original/file-20200813-16-1f50n7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=412&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/352779/original/file-20200813-16-1f50n7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/352779/original/file-20200813-16-1f50n7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/352779/original/file-20200813-16-1f50n7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Almendreras en Turlock, Calif. Los seres humanos mantienen muchas colonias de abejas melíferas juntas con fines agrícolas, creando ‘ciudades’ antinaturales donde las plagas y enfermedades pueden propagarse desenfrenadamente.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.apimages.com/metadata/Index/Dying-Bees-Almond-Pollination/913bbcd867b74e2587d1f6cb9ff52d44/33/0">AP Photo, Gosia Wozniacka</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El patógeno de la cría de tiza afecta a las abejas melíferas jóvenes, o larvas, que se infectan cuando se les alimenta con esporas de alimentos infectados. Permanece latente en el intestino de las larvas esperando que la temperatura descienda por debajo de los 30 grados centígrados. Si esto sucede, el patógeno crece dentro del estómago de las larvas y finalmente mata a la abeja joven, convirtiéndola en una momia blanca con forma de tiza.</p>
<p>Cuando se detecta este patógeno, las abejas obreras protegen a las crías vulnerables contrayendo sus grandes músculos de vuelo para generar calor. Esto <a href="https://doi.org/10.1007/s001140050709">eleva la temperatura en el área del panal de cría de la colmena</a> lo suficiente como para matar al patógeno. (Las abejas usan el calor por muchas razones: para optimizar el desarrollo de la descendencia, para combatir patógenos e incluso para <a href="https://www.nationalgeographic.com/news/2012/3/120316-hot-bee-balls-hornets-insects-brains-animals-science/">“hornear” avispones invasores</a>).</p>
<p>En un estudio reciente, investigamos cómo la eficiencia de la <a href="https://doi.org/10.1007/s13592-020-00754-5">fiebre a nivel de colonia</a> podría cambiar con el tamaño de la colonia. En el apiario del <a href="https://ase.tufts.edu/biology/labs/starks/">Laboratorio Starks</a>, infectamos colonias de varios tamaños con tiza y rastreamos la respuesta de las colonias con imágenes térmicas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/352318/original/file-20200811-20-ex03i5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/352318/original/file-20200811-20-ex03i5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/352318/original/file-20200811-20-ex03i5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=280&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/352318/original/file-20200811-20-ex03i5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=280&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/352318/original/file-20200811-20-ex03i5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=280&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/352318/original/file-20200811-20-ex03i5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=352&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/352318/original/file-20200811-20-ex03i5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=352&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/352318/original/file-20200811-20-ex03i5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=352&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Las abejas generan una fiebre a nivel de colonia para combatir la enfermedad. La temperatura de la colonia se puede medir con una cámara termal.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Rachael Bonoan</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Las colonias más grandes generaron con éxito una fiebre a nivel de colonia para combatir la enfermedad. Las colonias más pequeñas lucharon, pero las abejas individuales en las colonias más pequeñas trabajaron más duro para elevar la temperatura que las de las colonias más grandes. Incluso si fallan, las abejas no ceden a la fatiga de la fiebre abandonando la pelea.</p>
<h2>En la colmena, la salud pública es para todos</h2>
<p>Al igual que las colonias de abejas melíferas en los campos agrícolas, muchos seres humanos viven en condiciones extremadamente densas, lo que ha sido especialmente problemático durante la pandemia de COVID-19. El objetivo del distanciamiento social es actuar como si viviéramos en densidades más bajas usando cubrebocas, manteniéndonos al menos a dos metros de distancia de los demás y permitiendo que menos personas ingresen a las tiendas.</p>
<p>Los datos de principios de la pandemia muestran que el distanciamiento social estaba frenando la propagación del virus en Estados Unidos. Pero luego los estadounidenses se <a href="https://theconversation.com/complying-with-lockdown-does-become-harder-over-time-heres-why-138691">fatigaron por el encierro</a>. Para el verano, muchas personas ya no se distanciaban socialmente ni usaban máscaras; en promedio, las personas <a href="https://www.forbes.com/sites/nicholasreimann/2020/07/05/maskless-parties-and-crowded-beaches-across-us-as-coronavirus-spikes-over-holiday-weekend/">estaban haciendo menos para frenar la propagación del virus que en abril</a>. El promedio de cinco días de nuevos casos en Estados Unidos <a href="https://coronavirus.jhu.edu/data/new-cases">aumentó</a> de menos de 10.000 a principios de mayo a más de 55.000 a fines de julio.</p>
<p>Aunque las abejas melíferas no pueden usar máscaras ni distanciarse socialmente, cada trabajador individual contribuye a la salud pública de la colonia. Y todos siguen las mismas prácticas.</p>
<p>También sobresalen en la toma de decisiones grupales. Por ejemplo, cuando llega el momento de elegir un nuevo hogar, una abeja obrera que ha visitado un nuevo nido <a href="https://www.npr.org/sections/krulwich/2013/02/19/172385254/the-filibuster-solution-or-what-if-honeybees-ran-the-u-s-senate">‘baila’ para promocionarlo entre otras abejas</a>. Cuanto más adecuado sea el sitio, más tiempo y más trabajará para convencer a los demás.</p>
<p>Si otros expresan su acuerdo, a través del baile, por supuesto, la colonia se muda al nuevo sitio del nido. Si las abejas no están de acuerdo, ese baile específico se detiene, esa opción finalmente pierde el favor y la búsqueda continúa. De esta manera, solo un grupo de seguidores informados puede ganar el día.</p>
<p>Como han observado muchos comentaristas, el fuerte enfoque en la <a href="https://slate.com/news-and-politics/2020/05/masks-coronavirus-america.html">libertad y el individualismo en la cultura estadounidense</a> ha obstaculizado la respuesta estadounidense al COVID-19. Vemos a las abejas melíferas como un valioso contramodelo y como una prueba poderosa de que los beneficios sociales requieren una comunidad.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/ciencia/las-abejas-no-pueden-mantener-la-sana-distancia-pero-asi-evitan-enfermarse-en-plena-pandemia">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/144638/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rachael Bonoan no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Phil Starks recibe fondos de la National Science Foundation.</span></em></p>Si bien nosotros debemos mantener muchas precauciones sanitarias ante el COVID-19, la manera en que socializamos es muy similar a la de esta especie. ¿Qué podemos aprender de ella?Rachael Bonoan, Assistant Professor, Providence CollegePhil Starks, Associate Professor of Biology, Tufts UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1442592020-08-27T14:53:13Z2020-08-27T14:53:13ZAsí es como la moda ha servido históricamente para el distanciamiento social<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/354109/original/file-20200821-14-1iedi43.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C0%2C3610%2C2301&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La crinolina de la era victoriana se utilizó para crear una barrera entre los géneros.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/lady-is-inconvenienced-by-her-wide-crinoline-skirts-and-her-news-photo/3097219?adppopup=true">Hulton Archive/Stringer via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Mientras el mundo lidia con la pandemia de COVID-19, las palabras distanciamiento social se han puesto de moda en estos tiempos extraños.</p>
<p>En lugar de almacenar alimentos o ir al hospital, las autoridades afirman que el distanciamiento social - aumentar deliberadamente el espacio físico entre las personas - es la mejor forma en que la gente común puede ayudar a “<a href="https://www.nytimes.com/2020/03/11/science/coronavirus-curve-mitigation-infection.html">aplanar la curva</a>” de contagios y detener la propagación del virus.</p>
<p>Puede que la moda no sea lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en estrategias de distanciamiento. Pero como <a href="https://scholar.google.com/citations?user=_Zhsg9oAAAAJ&hl=en">historiadora que escribe sobre los significados políticos y culturales de la ropa</a>, sé que la moda puede jugar un papel importante en el proyecto de distanciamiento social, ya sea que el espacio creado ayude a resolver una crisis de salud o aleje a los pretendientes molestos.</p>
<p>La ropa ha servido durante mucho tiempo como una forma útil de mitigar el contacto cercano y la exposición innecesaria. En esta crisis actual, los cubrebocas <a href="https://www.nytimes.com/2020/03/17/style/face-mask-coronavirus.html">se han convertido en un accesorio de moda</a> que indican “mantente alejado”.</p>
<p>La moda también resultó ser útil durante epidemias pasadas, como la peste bubónica, cuando los médicos usaban máscaras puntiagudas con <a href="https://www.nationalgeographic.com/history/reference/european-history/plague-doctors-beaked-masks/">forma de pico de pájaro</a> como una forma de mantener su distancia de los pacientes enfermos. Algunos leprosos se vieron obligados a usar un corazón en su ropa y <a href="http://broughttolife.sciencemuseum.org.uk/broughttolife/objects/display?id=5273">ponerse campanas o badajos</a> para advertir a otros de su presencia.</p>
<p>Sin embargo, la mayoría de las veces, no se necesita una pandemia mundial para que las personas quieran mantener a otros a distancia.</p>
<p>En el pasado, mantener la distancia, especialmente entre géneros, clases y razas, era un aspecto importante de las reuniones sociales y la vida pública. El distanciamiento social no tenía nada que ver con el aislamiento o la salud; se trataba de etiqueta y clase. Y la moda fue la herramienta perfecta.</p>
<p>Piensa en la <a href="https://artsandculture.google.com/asset/ensemble-charles-frederick-worth/ywF5EtUlXNXHDQ">crinolina</a> de la era victoriana. Esta falda grande y voluminosa, que se puso de moda a mediados del siglo XIX, se utilizó para crear una barrera entre los géneros en los entornos sociales.</p>
<p>Si bien los orígenes de esta tendencia se remontan a la corte española del siglo XV, estas voluminosas faldas se convirtieron en un marcador de clase en el siglo XVIII. Solo quienes tenían el privilegio de evitar las tareas del hogar podían usarlas; necesitabas una casa con suficiente espacio para poder moverte cómodamente de una habitación a otra, <a href="https://www.ft.com/__origami/service/image/v2/images/raw/http%3A%2F%2Fcom.ft.imagepublish.prod.s3.amazonaws.com%2Fca7e34fc-01f6-11e6-ac98-3c15a1aa2e62?fit=scale-down&source=next&width=700">junto con una ayudante que te ayudara a ponerla</a>. Cuanto más grande era tu falda, mayor será era estado.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/322992/original/file-20200325-168876-yyz0d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/322992/original/file-20200325-168876-yyz0d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=323&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/322992/original/file-20200325-168876-yyz0d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=323&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/322992/original/file-20200325-168876-yyz0d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=323&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/322992/original/file-20200325-168876-yyz0d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=405&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/322992/original/file-20200325-168876-yyz0d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=405&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/322992/original/file-20200325-168876-yyz0d7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=405&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">A satirical comic pokes fun at the ballooning crinolines of the mid-19th century.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/37/1850-g-cruikshank-crinoline-parody.png">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En las décadas de 1850 y 1860, más mujeres de clase media comenzaron a usar la crinolina a medida que las <a href="https://www.metmuseum.org/art/collection/search/108689">faldas de aro enjauladas</a> comenzaron a producirse en masa. Pronto, la <a href="https://archive.org/details/punch32a33lemouoft/page/30/mode/2up">crinolimania</a> barrió el mundo de la moda.</p>
<p>A pesar de las <a href="http://www1.assumption.edu/whw/done/horrors%20of%20hoops/horrorsofhoops.html">críticas</a> de los reformadores de la vestimenta que lo vieron como otra herramienta para oprimir la movilidad y la libertad de las mujeres, la gran falda de aro era una forma sofisticada de mantener la seguridad social de las mujeres. La crinolina ordenaba que un posible pretendiente, o peor aún, un extraño, se mantuviera a una distancia prudencial del cuerpo y el escote de una mujer.</p>
<p>Aunque estas faldas probablemente ayudaron inadvertidamente a mitigar los peligros de los brotes de <a href="https://www.history.com/news/the-rise-and-fall-of-smallpox">viruela</a> y <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/cholera">cólera</a> de la época, las crinolinas podrían ser un peligro para la salud: muchas mujeres murieron quemadas después de que <a href="https://www.nytimes.com/1858/03/16/archives/the-perils-of-crinoline.html?searchResultPosition=1">sus faldas se incendiaran</a>. En la década de 1870, la crinolina dio paso al <a href="https://fashionhistory.fitnyc.edu/bustle/">bustle</a>, que solo enfatizaba la falda en la parte posterior.</p>
<p>No obstante, las mujeres continuaron utilizando la moda como arma contra la atención masculina no deseada. A medida que las faldas se estrecharon en la década de 1890 y principios de 1900, los sombreros grandes y -lo que es más importante- los <a href="https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn83030193/1903-05-27/ed-1/seq-3/">alfileres de los sombreros</a>, que eran agujas de metal afiladas que se usaban para sujetarlos al cabello, ofrecieron a las mujeres la protección contra los acosadores que alguna vez dieron las crinolinas.</p>
<p>En cuanto a mantenerse saludable, la <a href="http://broughttolife.sciencemuseum.org.uk/broughttolife/techniques/germtheory">teoría sobre los gérmenes</a> y una mejor comprensión de la higiene llevaron a la popularización de las máscaras, muy similares a las que usamos hoy, durante la gripe española. Y aunque la necesidad de que las mujeres se mantuvieran alejadas de los pretendientes molestos siguió, los <a href="https://images.app.goo.gl/5QWuYhBcdUKxyhTK9">sombreros</a> se usaban más para mantener intactas las máscaras que para alejar a los extraños.</p>
<p>Hoy, no está claro si el nuevo coronavirus dará lugar a nuevos estilos y accesorios. Quizás veamos el surgimiento de formas novedosas de ropa protectora, como el “<a href="https://www.fastcompany.com/90469200/this-coronavirus-suit-protects-you-inside-a-literal-bubble">escudo portátil</a>” que desarrolló una empresa china.</p>
<p>Pero por ahora, parece más probable que sigamos en pijama.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/estilo/asi-es-como-la-moda-ha-servido-historicamente-para-el-distanciamiento-social">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/144259/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Einav Rabinovitch-Fox no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Puede que la moda y la ropa no sea lo primero que viene a tu mente cuando piensas en mantener distancia, pero ha resultado ser útil durante epidemias y situaciones pasadas.Einav Rabinovitch-Fox, Visiting Assistant Professor, Case Western Reserve UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1440412020-08-24T17:58:22Z2020-08-24T17:58:22Z¿Tienes hijos o sobrinos pequeños? Estas son tres maneras de ayudarlos a interactuar pese al COVID-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/354120/original/file-20200821-16-p3ytzk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5760%2C3095&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Cuando los niños y adolescentes pasan demasiado tiempo aislados en casa, sus habilidades sociales y autoestima pueden sufrir</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/teen-boy-plays-game-on-digital-tablet-at-home-royalty-free-image/1146552988">SDI Productions/E+ via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Con la pandemia de COVID-19 empeorando en la mayor parte de Estados Unidos, América Latina y en otras regiones del mundo, un número creciente de <a href="https://www.kron4.com/news/bay-area/san-francisco-public-schools-to-start-distance-learning-for-fall-semester-aug-17/">distritos escolares</a> <a href="https://www.11alive.com/article/news/education/atlanta-public-schools-to-require-virtual-learning-for-first-quarter-of-school-year/85-57d59621-0a94-4d89-89a8-603a3f54921c">han determinado</a> que el regreso a la instrucción diaria en persona aún no es seguro o viable. Su objetivo es seguir con el aprendizaje remoto a medida que avanza el año escolar.</p>
<p>Basado en mi <a href="https://scholar.google.com/citations?user=RzBpB7MAAAAJ&hl=en&oi=ao">investigación</a> sobre los efectos psicológicos de la tecnología digital, he visto que cuando los niños y adolescentes pasan mucho tiempo aislados en casa y mirando las pantallas, sus <a href="https://doi.org/10.1089/cyber.2013.0466">habilidades sociales</a> y <a href="https://doi.org/10.1089/cpb.2005.8.1">autoestima</a> pueden sufrir y pueden <a href="https://doi.org/10.1177%2F1461444812466715">volverse más solitarios</a>. Afortunadamente, hay maneras de reducir esos riesgos, mientras que los jóvenes pasan mucho más tiempo de lo habitual en casa.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Teenage boy sits in chair playing a video game on a big flat screen." src="https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">A los niños les resulta más fácil concentrarse en sus amigos cuando juegan juntos en persona.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/teenage-boy-sits-in-front-of-tv-playing-video-game-royalty-free-image/106748964">Schedivy Pictures Inc./DigitalVision via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>1. Practica prestar atención a otras personas</h2>
<p>Una habilidad social importante es la capacidad de prestar atención a otra persona mientras interactúa con ella. Un estudio a largo plazo de más de 300 adolescentes descubrió que aquellos con el uso más intenso de la pantalla también eran los más <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2018.10.032">propensos a centrarse en sus propias necesidades</a>, en lugar de las de las otras personas con las que interactuaban. Otra investigación indica que este <a href="https://doi.org/10.1515/jcc-2013-0003">comportamiento egocéntrico</a> tiende a generar más problemas sociales con los amigos.</p>
<p>La buena noticia es que las actividades cotidianas, aparte de la tecnología, pueden ayudar a los niños a concentrarse en general y prestar atención a otras personas. Por ejemplo, cuando las familias hacen cosas juntas, como cocinar y cultivar un huerto, o tienen un horario designado para que todos lean al mismo tiempo, puede ayudar a los niños a mantener la habilidad social de prestar atención a los demás. Un gran estudio encontró que tanto los adultos como los menores involucrados en este tipo de actividades se <a href="https://dx.doi.org/10.1037%2Fa0014123">sentían mejor acerca de sus relaciones</a>.</p>
<p>A los niños les resulta más fácil concentrarse en sus amigos cuando juegan juntos en persona, algo que es más difícil de hacer mientras se distancia socialmente. Y cuando juegan al aire libre, o incluso simplemente pasan tiempo al aire libre, se vuelven más capaces de prestar atención a sus amigos y, más tarde, <a href="https://sophia.stkate.edu/maed/309">centrarse en el trabajo escolar</a>. Además, el <a href="https://doi.org/10.4103/2277-9531.119043">yoga y otros ejercicios de relajación</a>, como los ejercicios de respiración, pueden ayudarlos a practicar la concentración en general.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Teenage girl studying with video online lesson at home with her family amid widespread distance learning." src="https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Los niños necesitan practicar el arte de la conversación.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/teenage-girl-studying-with-video-online-lesson-at-royalty-free-image/1216391310">valentinrussanov/E+ via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>2. Fomentar el intercambio de conversación</h2>
<p>Las interacciones en la escuela ayudan a los niños a aprender a leer expresiones faciales y lenguaje corporal, dar y recibir conversaciones y cómo cambiar o iniciar temas de conversación. Tener estos encuentros informales regularmente es una forma en que los niños aprenden a conocer y saludar a las personas. Si bien no hay un sustituto perfecto en línea, hay pasos que los padres y otros tutores pueden tomar para ayudar a preservar las habilidades sociales de un menor.</p>
<p>Algunas actividades en línea pueden ayudar a los niños a practicar la percepción de las emociones de los demás al mirar sus caras. Un ejemplo es la ‘<a href="http://socialintelligence.labinthewild.org/mite/">Prueba de los ojos en la mente</a>’, en la que las personas miran una imagen de los ojos de alguien y adivinan la emoción que ese individuo está experimentando.</p>
<p>El tiempo en familia puede potencialmente hacer la mayor contribución a las habilidades sociales y de conversación. Planea cenar juntos, sin la distracción de ninguna pantalla o teléfono, porque los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25676655/">niños que cenan con sus familias</a> tienden a establecer relaciones más fuertes con sus compañeros, marcadas por menos peleas e intimidaciones.</p>
<p>También es útil escribir cartas a mano, en lugar de depender de dispositivos electrónicos para la comunicación escrita. Los padres pueden alentar a los niños a encontrar nuevos amigos en lugares lejanos a través del correo postal, aprovechando un <a href="https://www.penpalschools.com/">sitio web de amigos por correspondencia</a>. Intercambiar cartas con un extraño desarrolla habilidades de conversación, ya que escribir una carta para conocer a alguien implica hacer preguntas en temas como actividades y comidas favoritas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Toddler looks at a laptop in the dark." src="https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Las aplicaciones como Skype y FaceTime pueden ser útiles, pero los menores pueden cansarse de ellas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/year-old-boy-looking-a-laptop-in-the-dark-royalty-free-image/922390736">Thanasis Zovoilis/DigitalVision</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>3. Mantener amistades</h2>
<p>Los padres de niños aislados en casa pueden necesitar buscar formas creativas para mantener las amistades escolares. Las aplicaciones como Skype, Zoom y FaceTime pueden ser útiles, pero los menores, como los adultos, pueden cansarse de ellas. Afortunadamente, hay alternativas.</p>
<p>Recuerda a tus hijos la diferencia entre mensajes breves o publicaciones y comunicaciones más largas. <a href="https://doi.org/10.1001/jamapediatrics.2019.0690">A través de mi investigación</a>, descubrí que los niños generalmente ven las diferencias entre interacciones breves pero divertidas versus sentir una conexión profunda con un buen amigo. Anima a los niños a escribir mensajes más largos, pero menos frecuentes, a sus amigos porque puede ayudar a mantener esas relaciones sólidas.</p>
<p>A pesar de tener que distanciarse socialmente, no olvides que los niños de todas las edades también pueden conectarse con otros al aire libre, lo que es <a href="https://www.advisory.com/daily-briefing/2020/07/17/outdoor-gathering">más seguro que estar juntos en el interior</a>. Organiza visitas al aire libre que mantengan a los niños y adolescentes y sus amigos a dos metros de distancia entre sí y asegúrate de que <a href="https://theconversation.com/kids-need-to-wear-masks-when-they-go-to-school-in-person-and-parents-can-help-them-get-the-hang-of-that-143389">todos usen cubrebocas</a>. Considera <a href="https://www.woodmallets.com/how-to-play-croquet/">jugar croquet</a> u otros juegos que puedan funcionar con estas circunstancias o simplemente hacer que pasen por aspersores. Incluso un pequeño grupo de amigos pasando el rato mientras el distanciamiento social puede preservar las amistades.</p>
<p>Por último, pero no menos importante, alienta a los maestros a dividir las clases en pequeños grupos mientras aprenden en línea. Los niños aún pueden aprender a estudiar juntos, practicar habilidades juntos y hablar y socializar mientras aprenden fuera del aula.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/salud/tienes-hijos-o-sobrinos-pequenos-estas-son-tres-maneras-de-ayudarlos-a-interactuar-pese-al-covid-19">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/144041/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elizabeth Englander receives funding from The Digital Trust Foundation.
</span></em></p>La pandemia ha afectado la manera en que todos los humanos socializamos, pero esto tiene mayor impacto en los menores de edad.Elizabeth Englander, Professor of Psychology, and the Director of the Massachusetts Aggression Reduction Center (MARC), Bridgewater State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1445552020-08-16T19:22:50Z2020-08-16T19:22:50ZProhibición de fumar en calles y terrazas por la COVID-19: una medida difusa y temporal<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/353051/original/file-20200816-22-u4c8ww.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C7%2C4962%2C3300&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/granada-spain-23rd-april-2020-young-1713610564">Shutterstock / javi_indy</a></span></figcaption></figure><p>Fumar mata; déjalo ya. Esta advertencia general no es ninguna novedad. La <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32014L0040&from=ES">Directiva 2014/40/UE</a> la impuso como obligatoria en las cajetillas y demás productos de tabaco. Ahora bien, el debate sobre los inconvenientes de fumar resurgió la semana pasada cuando los medios de comunicación se hicieron eco de que algunas Comunidades Autónomas empezaban a adoptar medidas prohibitivas de fumar en las terrazas y espacios de uso público para luchar contra el coronavirus. </p>
<p>El enfoque se ha centrado fundamentalmente en los efectos que fumar puede tener, más que para el propio fumador, para el resto de ciudadanos. Unos efectos que quedaban tempranamente plasmados en la advertencia sanitaria número 10 prevista en el anexo I de dicha Directiva, que prevé la inserción en los paquetes de tabaco de este mensaje: “Su humo es malo para sus hijos, familia y amigos”. Ahora, se podría añadir: “y para la sociedad, en general”.</p>
<h2>El porqué de la medida</h2>
<p>Tanto las personas que fuman como las que están expuestas al humo (fumadores pasivos) son más propensas a las infecciones respiratorias. Se debe a que el humo del tabaco, que contiene más de 70 sustancias cancerígenas, deteriora los mecanismos de defensa del aparato respiratorio. </p>
<p>Además, los fumadores tienen un mayor riesgo de contraer la COVID-19 en la medida en que manipulan constantemente la mascarilla para fumar y llevan repetidamente los dedos a la boca. Para colmo, tienen un peor pronóstico en caso de contagiarse. Como se recoge en el <a href="https://www.mscbs.gob.es/ciudadanos/proteccionSalud/tabaco/docs/Posicionamiento_TyR_COVID19.pdf">escrito de posicionamiento</a> de la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, de 2 de julio de 2020, los fumadores tienen un riesgo 1,45 veces más alto que las personas no fumadoras de desarrollar los síntomas de la COVID-19 de una forma más grave.</p>
<p>Aunque no hay evidencias científicas sobre la transmisión del coronavirus por el humo del cigarrillo, fumar y vapear en los espacios públicos puede resultar especialmente peligroso para los demás. Cuando el fumador exhala el humo, aumenta el riesgo de contagio de las personas que allí se encuentran. Si las gotitas respiratorias (de Flügge) contienen carga viral, pueden transportar gérmenes infecciosos de un individuo a otro hasta dos metros de distancia, facilitando que pasen a las vías respiratorias de las personas del entorno del fumador o contaminando superficies, donde pueden permanecer durante horas en función del tipo de material sobre el que se depositen. </p>
<p>Incluso las pipas de agua se pueden convertir en un importante fómite para el contagio por la reunión social de jóvenes y por compartir piezas como la boquilla y la manguera, cuya limpieza es muy compleja y puede albergar el coronavirus. </p>
<p>El principio de precaución que rige en el ámbito de la salud pública ya había llevado a algunas Comunidades Autónomas a adoptar medidas para evitar algunos de estos riesgos en el vapeo. Así, por ejemplo, en Baleares se prohíbe el uso compartido de dispositivos de inhalación de tabaco, pipas, cachimbas o asimilados en todos los locales de entretenimiento y restauración y en cualquiera otro tipo de establecimiento abierto al público (<a href="http://www.caib.es/eboibfront/es/2020/11210/635597/acuerdo-del-consejo-de-gobierno-de-19-de-junio-de-">Acuerdo del Consejo de Gobierno de 19 de junio de 2020</a>).</p>
<h2>Cómo se ha gestado: la iniciativa autonómica</h2>
<p>Ahora se trata de dar un paso más. <a href="https://www.xunta.gal/dog/Publicados/excepcional/2020/20200812/2393/AnuncioC3K1-120820-1_es.html">Galicia</a> y Canarias han sido las primeras en adoptar medidas que prohíben fumar en la vía pública o en espacios al aire libre, incluidas la terrazas, si no se garantiza el mantenimiento de una determinada distancia de seguridad interpersonal. Estas limitaciones podían ser interpretadas como una aplicación lógica del art. 7 de la <a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2005-21261">Ley 28/2005</a> de medidas sanitarias frente al tabaquismo que, en virtud de las competencias que tienen las Comunidades Autónomas en materia de salud pública, pueden aumentar el listado de lugares y espacios en los que se prohíbe fumar.</p>
<p>Sin embargo, no ha sido ésta la técnica jurídica utilizada. Con una redacción alambicada han intentado conseguir un efecto similar extendiendo meramente la obligación de llevar mascarilla cuando se esté cerca de otras personas. </p>
<p>Ante el anuncio de otras Comunidades de adoptar medidas similares, el Ministerio de Sanidad ha tomado la iniciativa y ha convocado de urgencia al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. En su sesión celebrada el 14 de agosto de 2020 se han acordado, por unanimidad, actuaciones coordinadas en salud pública para responder ante la situación de especial riesgo derivada del incremento de casos positivos por COVID-19. El objetivo es conseguir cierta homogeneidad en las medidas que están adoptando las Comunidades Autónomas para luchar contra la pandemia.</p>
<p>En el borrador provisional del <a href="http://www.feccoo-madrid.org/9859179256dc80069dd1e747c94eb7ca000063.pdf">Acuerdo del Consejo Interterritorial</a> se establecía una clara prohibición al respecto: “No se podrá fumar en la vía pública o en espacios al aire libre cuando no se pueda respetar una distancia mínima interpersonal de, al menos, 1,5 metros. Esta limitación será aplicable también para el uso de cualquier otro dispositivo de inhalación de tabaco, pipas de agua, cachimbas o asimilados”. </p>
<p>En la <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/sanidad14/Paginas/2020/140820-sanidad.aspx">información oficial publicada por Moncloa</a> tras el Consejo, el contenido ha cambiado por completo. Se anuncia, y cito textualmente, que “sólo se podrá exceptuar la obligación de uso de mascarilla durante el consumo de tabaco o cigarrillos electrónicos en la vía pública o en espacios al aire libre, en los supuestos en que pueda garantizarse el mantenimiento de una distancia con otras personas de, al menos, 2 metros”. Es decir, la pretendida prohibición de fumar en espacios abiertos de uso público se camufla con la obligación de usar la mascarilla.</p>
<p>Pese a los titulares que han aparecido en algunos medios de comunicación, no se trata, en modo alguno, de una prohibición absoluta de fumar en terrazas y espacios públicos abiertos. Simplemente hay que tener la precaución de que no haya ninguna persona al lado cuando uno fuma y se quita la mascarilla. </p>
<h2>Las llamadas “actuaciones coordinadas en salud pública”</h2>
<p>Por primera vez en nuestra historia, se ha recurrido a la figura de la declaración de actuaciones coordinadas en salud pública prevista en el artículo 65 de la <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2003-10715&b=95&tn=1&p=20200610#a65">Ley 16/2003 de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud</a>. Se trata de un instrumento específico del ámbito sanitario que está previsto, entre otros supuestos, para responder a situaciones de especial riesgo o alarma para la salud pública, como la que estamos viviendo. Su declaración compete al Ministro de Sanidad, previo acuerdo del Consejo Interterritorial, y obliga a todas las partes incluidas en la declaración. </p>
<p>Ahora bien, la elección de este novedoso instrumento jurídico tiene importantes consecuencias prácticas. A mi juicio, no parece la elección más adecuada si se trata de conseguir homogeneidad en el establecimiento de esta concreta prohibición y una mínima dosis de seguridad jurídica para el fumador. El Estado tiene títulos competenciales para establecer las bases y la coordinación general de la sanidad, así como para la regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los deberes constitucionales (puntos 16 y 1 del art. 149 de la Constitución española). </p>
<p>Sin ir más lejos, a través de una ley básica estatal (o, en su caso, un Real Decreto-Ley) podría haberse aumentado el listado de lugares prohibidos del art. 7 de la Ley 28/2005, haciendo referencia expresa a los espacios públicos cuando no se pueda respetar una distancia mínima determinada (ya sea de 1,5 metros o de 2). Este instrumento jurídico es el idóneo para establecer una regulación mínima, común y homogénea en todo el territorio nacional y de eficacia inmediata.</p>
<h2>¿De qué depende su eficacia?</h2>
<p>Por el contrario, la medida anunciada no tiene eficacia directa. Aunque sea obligatoria para las Comunidades Autónomas, al ser una actuación coordinada está supeditada a la previa adopción de otros instrumentos. En este caso, y según se ha anunciado desde el propio Ministerio, su eficacia requiere que cada una de ellas recoja previamente esta prohibición a través del instrumento normativo correspondiente y en el ámbito competencial que les es propio. </p>
<p>Si finalmente se tratara del establecimiento de una prohibición, lo correcto sería su adopción mediante una norma autonómica con rango de ley, en coherencia con lo previsto en el art. 7 de la Ley 28/2005, lo que supondría retardar notablemente su aplicación. </p>
<p>Por otro lado, el instrumento normativo puede variar si finalmente se enmascara esta prohibición con el establecimiento de determinadas condiciones de seguridad para quitarse la mascarilla. Así, por ejemplo, Galicia ha optado por una norma reglamentaria, una <a href="https://www.xunta.gal/dog/Publicados/2020/20200815/AnuncioC3K1-140820-1_es.pdf">Orden de la Consellería de Sanidad (de 15 de agosto de 2020)</a>. Al regular el uso de las mascarillas ha dispuesto que “en el caso particular de consumo de tabaco o de cigarrillos electrónicos en la vía pública o en espacios al aire libre, incluida la terraza, solo se podrá exceptuar la obligación de uso de mascarilla, y exclusivamente durante el indicado consumo, siempre que, teniendo en cuenta la posible concurrencia de personas y las dimensiones del lugar, pueda garantizarse el mantenimiento, en todo momento, de la distancia de dos metros con otras personas. Lo anterior será aplicable también para el uso de cualquier dispositivo de inhalación de tabaco, pipas de agua, cachimbas y asimilados”. </p>
<p>Es previsible que ésta sea la vía que utilicen el resto de Comunidades Autónomas para materializar esta actuación coordinada. La utilización de este concreto instrumento también puede condicionar la aplicación del régimen sancionador y la determinación de los sujetos infractores, aunque su control no se atisba fácil. </p>
<p>Si se hubiera utilizado la vía de la legislación básica en materia de tabaquismo se aplicarían directamente las sanciones previstas en esta norma, que castiga fumar en los lugares prohibidos con una multa de 30 euros y a los dueños de los locales que permitan fumar con multa de 601 a 10.000 euros (art. 20 de la Ley 28/2005). Por el contrario, si la medida se inserta directamente con la regulación del uso de mascarillas, quitársela para fumar sin respetar las distancias que finalmente se determinen supondría una infracción leve sancionada con multa de hasta cien euros (art. 31 del Real Decreto-Ley 21/2020, de 9 de junio, de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19).</p>
<h2>Oportunidad perdida de conseguir ambientes públicos libres de humo</h2>
<p>Por lo demás, parecen claros la naturaleza y el enfoque que se pretende dar a esta medida. No se trata de luchar contra el grave problema del tabaquismo, sino exclusivamente contra la pandemia. Ello explica su carácter meramente temporal, pues esta actuación sólo mantendrá su vigencia hasta que se produzca su revocación expresa por el Ministro de Sanidad, previo acuerdo del Consejo Interterritorial y con audiencia de todas las comunidades y ciudades autónomas. </p>
<p>El Ministerio ha perdido la oportunidad de dar un paso decisivo para conseguir ambientes públicos cien por cien libres de humo a través de la legislación básica, tal como se viene promoviendo desde distintos <a href="https://www.cgcom.es/sites/default/files/informe_5_ca_covid19_omc_sobre_tabaco_y_covid_vf2r.pdf">organismos</a> y <a href="https://www.seepidemiologia.es/ver_noticia.php?idn=1006">sociedades científicas</a>. Esperemos que la medida nos permita, al menos, ir creando conciencia sobre ello.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/144555/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Josefa Cantero Martínez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>“No se podrá fumar en la vía pública o en espacios al aire libre cuando no se pueda respetar una distancia mínima interpersonal”. ¿Qué figura legal tiene esta nueva medida anti-COVID?Josefa Cantero Martínez, Profesora Titular de Derecho Administrativo. Presidenta de SESPAS, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1427802020-07-16T19:35:26Z2020-07-16T19:35:26ZCOVID-19: ¿cómo de eficaz debe ser la vacuna para frenar la pandemia?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/347871/original/file-20200716-29-1gbqhbm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6470%2C2491&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.es/detail/foto/corona-virus-and-research-imagen-libre-de-derechos/1213444268">Gopixa vía Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Estados Unidos ha depositado sus esperanzas en el hallazgo de una vacuna contra la COVID-19, pero ¿una vacuna por sí sola sería suficiente para frenar la pandemia y permitir que la vida volviera a la normalidad?</p>
<p>La respuesta depende de lo buena que acabe siendo dicha vacuna.</p>
<p>En un <a href="https://www.ajpmonline.org/article/S0749-3797(20)30284-1/fulltext">artículo</a> publicado el 15 de julio en la revista <em>American Journal of Preventive Medicine</em>, mis colegas y yo utilizamos una simulación por ordenador basada en el conjunto de los habitantes de Estados Unidos para comprobar hasta qué punto tendría que ser efectiva una vacuna, y a cuántas personas habría que vacunar, para acabar con la pandemia. </p>
<p>Descubrimos que la eficacia de la vacuna del coronavirus tendría que ser superior al 70 %, e incluso llegar al 80 %, para que los estadounidenses pudieran dejar atrás de forma segura las actuales medidas de distanciamiento social. En comparación, la vacuna del sarampión posee una eficacia de entre el 95 % y el 98 %. La de la gripe, de entre el 20 % y el 60 %.</p>
<p>Esto no quiere decir que una vacuna que ofrezca menos protección no sea útil, sino que ciertas medidas de distanciamiento social seguirán siendo necesarias.</p>
<h2>¿Qué es la “eficacia” de una vacuna?</h2>
<p>Algunos líderes políticos han afirmado que los países volverán pronto a la normalidad, sobre todo si se dispone de una vacuna <a href="https://www.sciencenews.org/article/coronavirus-covid-19-vaccine-clinical-trials-speed-safety">a finales de año o a comienzos de 2021</a>. Aunque es cierto que en la actualidad ya <a href="https://www.statnews.com/2020/07/14/moderna-covid19-vaccine-first-data-show-spurs-immune-response/">hay algunas vacunas en fase de ensayos preliminares</a>, estos plazos resultan muy optimistas.</p>
<p>Sin embargo, es importante recordar que una vacuna es como muchos otros productos: lo importante no es solo poder tenerlos, sino también hasta qué punto son eficaces. Pongamos como ejemplo la ropa. Si vas a una cena formal, la ropa interior cubre tu cuerpo solo parcialmente, mucho menos de lo que requeriría la situación… Pero eso no quiere decir que no sirva para nada.</p>
<p>Del mismo modo, las diferentes vacunas podrían ofrecer diferentes niveles de protección. Los científicos se refieren a esto o bien como la <a href="https://www.cdc.gov/csels/dsepd/ss1978/lesson3/section6.html">eficacia</a> o bien como la efectividad de una vacuna. </p>
<p>Si a 100 personas que no han sido infectadas les suministramos una vacuna cuya eficacia es del 80 %, eso quiere decir que, de media, 80 de ellos no se contagiarán. </p>
<p>La diferencia entre eficacia y efectividad es que la primera hace referencia a cuando la vacuna se aplica en condiciones bien controladas, como un ensayo clínico, mientras que la segunda se utiliza cuando se suministra en condiciones reales. </p>
<p>Lo normal es que la efectividad de una vacuna sea menor que su eficacia.</p>
<h2>Las simulaciones muestran qué podría ocurrir</h2>
<p>En la medida en que las vacunas para el coronavirus aún están en desarrollo, en este momento tenemos que fijar nuestros objetivos en términos de eficacia y saber manejar las expectativas. La única forma de hacer ambas cosas de manera ética es a través de las simulaciones por ordenador. </p>
<p>Para este estudio, nuestro equipo del proyecto PHICOR de la <a href="https://sph.cuny.edu/">Universidad de la Ciudad de Nueva York</a>, en colaboración con científicos de la <a href="https://www.bcm.edu/education/national-school-of-tropical-medicine">Escuela Nacional de Medicina Tropical</a> de la Escuela de Medicina de Baylor (ambas en EE. UU., ha desarrollado un modelo de simulación informático que reproduce las interacciones sociales del conjunto de habitantes de Estados Unidos. </p>
<p>Gracias a este modelo fuimos capaces de simular diversos niveles de contagio entre esta población virtual y también de proyectar cómo sería su expansión en varios escenarios pandémicos. En cada uno de ellos se calculaban las posibilidades de que una persona infectada acabara necesitando hospitalización, requiriera un respirador o muriera. Todo en función de la gravedad de sus patologías, al igual que ocurre en el mundo real.</p>
<p>Los experimentos que se valen de este modelo pueden proyectar los efectos de las diferentes vacunas. Y también lo que podría ocurrir si durante la duración de la pandemia solo una fracción de la población la recibiera.</p>
<p>Los resultados muestran hasta qué punto las vacunas con diferentes niveles de eficacia tendrían incidencia sobre la pandemia. Además, dichas conclusiones también podrían usarse para calcular el impacto de la vacuna en aspectos como el número de personas que se infectarían y los costes y resultados de las políticas sanitarias. En este caso, damos por sentado que solo sería necesaria una vacuna. </p>
<h2>¿Qué hará falta para frenar la pandemia?</h2>
<p>En condiciones normales, tanto en situación de epidemia como de pandemia, y cuanta más gente se expone al virus, el número de nuevos infectados diarios se incrementa de forma estable hasta que alcanza un pico y empieza a descender. Pero, por supuesto, el tiempo que se pueda dilatar este proceso depende de cómo vayan evolucionando tanto el propio virus como las formas de combatirlo.</p>
<p>Para parar la pandemia es necesario que el número de nuevos infectados descienda a cero (o al menos a un número muy bajo) lo antes posible. </p>
<p>Si la pandemia del COVID-19 estuviera empezando y el porcentaje de población infectada fuera cercano al 0 %, las simulaciones demuestran que la eficacia de la vacuna debería ser de al menos el 60 % para detener al coronavirus, y toda la población debería estar vacunada. </p>
<p>Este escenario probablemente no sea posible dado que, en primer lugar, existe un porcentaje de personas que no podrían ser vacunadas por edad o por problemas de salud. Y en segundo lugar, muchas personas se negarían a que se les administrase la vacuna.</p>
<p><iframe id="okAdJ" class="tc-infographic-datawrapper" src="https://datawrapper.dwcdn.net/okAdJ/1/" height="400px" width="100%" style="border: none" frameborder="0"></iframe></p>
<p>Si solo se vacunara al 75 % de la población, la eficacia de la vacuna tendría que rondar el 70 %. Y si solo se suministrara la vacuna al 60 %, el umbral de eficacia tendría que ser aún mayor, de en torno al 80 %. La clave está en asegurarse de que se frena la cadena de contagio del virus.</p>
<p>Estas cifras parten de la premisa de que cada persona infectada <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/planning-scenarios.html#box">contagia a una media de 2,5 personas más</a>. Así, si el virus se volviera más contagioso, la vacuna tendría que ser a su vez más eficiente. </p>
<p>Ahora bien, cuanto más dure la pandemia menos margen habrá para reducir su incidencia con respecto a su nivel máximo. Es como cuando subes a una montaña, que ya partes de una determinada altura. Además, es más difícil acabar con una pandemia cuando existe un número creciente de personas que pueden contagiar.</p>
<p>Así, cuando en torno al 5 % de la población ya está infectada del virus, lo mejor que se puede llegar a hacer es reducir la incidencia del virus en torno a un 85 % con respecto a su nivel pico. La diferencia entre un 0 % y un 5 % de infectados implica millones de contagios. Hasta este momento hay constancia de que <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/cases-updates/cases-in-us.html">en torno al 1 %</a> de la población de Estados Unidos está infectada, aunque hay fuentes gubernamentales que creen que el porcentaje real es mucho más alto.</p>
<p><iframe id="l6rd1" class="tc-infographic-datawrapper" src="https://datawrapper.dwcdn.net/l6rd1/2/" height="400px" width="100%" style="border: none" frameborder="0"></iframe></p>
<p><iframe id="x4Ytp" class="tc-infographic-datawrapper" src="https://datawrapper.dwcdn.net/x4Ytp/1/" height="400px" width="100%" style="border: none" frameborder="0"></iframe></p>
<h2>El porcentaje de gente que se vacune será clave</h2>
<p>Con todo lo anterior en mente, una vacuna con una eficacia tan baja como el 60 % podría servir para frenar la pandemia y permitir que la sociedad volviera a la normalidad. Sin embargo, para que esto fuera así la mayoría de la población mundial, si no toda, tendría que estar vacunada.</p>
<p>Esto parece poco probable si tenemos en cuenta que las encuestas que indican que <a href="https://www.reuters.com/article/us-health-coronavirus-vaccine-poll-exclu/exclusive-a-quarter-of-americans-are-hesitant-about-a-coronavirus-vaccine-reuters-ipsos-poll-idUSKBN22X19G">solo tres cuartas partes</a> <a href="https://www.washingtonpost.com/health/7-in-10-americans-would-be-likely-to-get-a-coronavirus-vaccine-a-post-abc-poll-finds/2020/06/01/4d1f8f68-a429-11ea-bb20-ebf0921f3bbd_story.html">de los estadounidenses afirman</a> que aceptarían recibir una vacuna contra el coronavirus en caso de que les aseguraran que esta fuera segura. </p>
<p>Con menos personas protegidas, la vacuna tendría que tener una eficacia de al menos el 80 % para poder parar la pandemia por sí sola, es decir, eliminando por completo las medidas de distanciamiento social. Este dato podría servir como referencia para fijar un objetivo de cara al desarrollo de las distintas vacunas contra el coronavirus.</p>
<p>De nuevo, esto no quiere decir que una vacuna con una eficacia más baja debiera considerarse inútil. Solo significaría que las medidas de distanciamiento social y la obligación de llevar mascarilla continuarían hasta que la pandemia fuera remitiendo de forma natural o hasta que apareciera una vacuna <em>lo suficientemente buena</em>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/142780/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Bruce Y. Lee recibe fondos de la City University of New York’s (CUNY) Graduate School of Public Health and Health Policy, los National Institutes of General Medical Sciences (NIGMS), la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ), la U.S. Agency for International Development (USAID), y el Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development</span></em></p>Una vacuna con un 70% de efectividad podría no ser lo suficientemente eficaz si muy pocas personas están dispuestas a ser vacunadas, según muestran las nuevas investigaciones.Bruce Y. Lee, Professor of Health Policy and Management, City University of New YorkLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1424092020-07-14T18:52:26Z2020-07-14T18:52:26ZLa COVID-19, ¿se contagia o no por el aire?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/347281/original/file-20200714-139702-e9gp2p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C857%2C4846%2C2078&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-people-face-masks-back-work-1746069578">Shutterstock / Halfpoint</a></span></figcaption></figure><p>Esta pregunta acerca del mecanismo de transmisión del virus <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-00974-w">ha sido objeto de un intenso debate</a> en la comunidad científica desde el inicio de la pandemia, a veces con posiciones contradictorias. Pero, como siempre en medicina, nunca hay una respuesta simple. </p>
<h2>Dos tipos de gotas</h2>
<p>Empecemos por una cuestión sencilla: ¿cómo puede transmitirse una infección por el aire? Al hablar, toser, estornudar o simplemente respirar con la boca abierta, expulsamos dos tipos de gotas que contienen saliva y otros fluidos respiratorios. </p>
<p>Las de mayor tamaño reciben el nombre de gotas de Flügge, en honor del higienista alemán Karl Flügge, que las describió a finales del siglo XIX, y a veces son fácilmente observables. Estas gotas permanecen en suspensión un tiempo limitado y no se dispersan más allá de 1,5 o 2 metros del emisor. De ahí que se haya establecido esta separación entre personas como distancia de seguridad.</p>
<p>Al ser relativamente grandes, pesadas y con un buen contenido hídrico, las gotas de Flügge tienden a caer en unos minutos, depositándose en las superficies durante tiempos relativamente largos. En el caso del SARS-CoV-2, los virus contenidos en estas partículas pueden <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmc2004973">permanecer viables, según el tipo de superficie, desde horas a días</a>. Eso sí, la cantidad de virus se reduce rápidamente con el tiempo, lo que limita la posibilidad de infección. Por esta razón debemos extremar las precauciones de higiene y limpieza general. Y, por supuesto, lavarnos las manos, ya que podemos haber tocado objetos contaminados.</p>
<p>Lo que sucede es que, además de las gotas de Flügge, también emitimos un segundo tipo de gotas mucho más pequeñas. Son prácticamente inapreciables, por debajo de las 5 micras, y se dispersan como los aerosoles. </p>
<p>Y ahí surge la polémica. Porque mientras que el papel de las gotas de Flügge como elemento de transmisión de la enfermedad nunca ha estado en duda, el papel real de los aerosoles en la transmisión de la enfermedad ha sido <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-00974-w">muy controvertido</a>. Ya en el mes de marzo <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmc2004973">se publicó un estudio</a> en el que se demostraba la presencia del virus en estos aerosoles durante bastante tiempo. Entonces, ¿por qué las dudas? Pues porque para que desarrollemos la enfermedad es necesario que una cantidad de virus suficientemente alta penetre en nuestras vías respiratorias. </p>
<p>En otras palabras, no vamos a enfermar porque nos invada una sola partícula de virus. Se necesitan muchas más, y los expertos cuestionaban si esta dosis mínima infectiva se podía alcanzar en situaciones de la vida diaria. Las dudas empezaron a despejarse en abril cuando el estudio detallado de tres brotes epidémicos originados en un <a href="https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3567505">autobús</a>, en un <a href="https://wwwnc.cdc.gov/eid/article/26/8/20-1274_article">centro de atención telefónica</a> y en un <a href="https://wwwnc.cdc.gov/eid/article/26/7/20-0764_article">restaurante</a> reveló un clarísimo patrón de diseminación por aerosoles. </p>
<p>Al reconstruir el lugar en que cada infectado se encontraba con respecto al paciente 0 de cada brote (u originario del mismo), así como el tiempo en que había permanecido en contacto, se comprobó que todos los episodios tenían en común tres cosas. A saber: un espacio confinado, un prolongado y cercano contacto, y la presencia de aire acondicionado, que agitaba el aire. </p>
<p>¿Aclarado entonces? No del todo. Aún quedaban dudas porque desde hace muchos años se ha pensado que esta posibilidad no suponía un mecanismo de transmisión viral significativo en circunstancias reales. Es más, en ninguna otra situación se había establecido un patrón tan claro de transmisión, o incluso aparecían datos claramente en contra. </p>
<h2>Estudios que se contradicen</h2>
<p>A mediados de mayo se hizo público otro <a href="https://www.krisp.org.za/manuscripts/StAugustinesHospitalOutbreakInvestigation_FinalReport_15may2020_comp.pdf">revelador estudio </a> de sobre un importante brote (119 infectados, 39 de ellos pacientes y 80 sanitarios) ocurrido en un hospital de Sudáfrica. Los epidemiólogos consiguieron reconstruir con precisión detectivesca la cadena de transmisión del virus dentro de cada una de las unidades del hospital. En aquel momento quedó muy claro que el método de transmisión principal habían sido los objetos contaminados, llamados fómites, y no la vía aérea. </p>
<p>Es más, en su informe los epidemiólogos se mostraban sorprendidos de que la transmisión por aerosoles parecía no haber tenido ningún papel relevante. Ni siquiera en una situación en la que se hubo de realizar una intubación de urgencia a un paciente con COVID-19 y en la que los sanitarios no tenían los equipos de protección individual apropiados. Por tanto, el debate en cuanto al efecto real de los aerosoles como mecanismo de transmisión siguió vivo.</p>
<p>El último capítulo de este debate lo protagoniza una carta <a href="https://academic.oup.com/cid/article/doi/10.1093/cid/ciaa939/5867798">publicada por dos expertos y avalada por otros 239 científicos</a> en la que se insiste en que la transmisión por gotas o por fómites no explica suficientemente todos los contagios, proponiendo un modelo de dispersión del virus en espacios cerrados. Estas evidencias acumuladas, unidas a la <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmc2004973">permanencia del SARS-CoV-2 en aerosoles</a> y la demostrada participación de esta vía en la transmisión de virus similares, como el de la <a href="https://www.cambridge.org/core/services/aop-cambridge-core/content/view/DDD7C065E1162CDB039C398F2F2C44DF/S0950268814002702a.pdf/humidity_and_respiratory_virus_transmission_in_tropical_and_temperate_settings.pdf">gripe o el respiratorio sincitial</a>, han hecho que la Organización Mundial de la Salud <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-02058-1">modifique su posición inicial</a> en relación con la importancia de este mecanismo de transmisión en la actual pandemia.</p>
<h2>Ventilación y aire acondicionado</h2>
<p>El cambio de posición de la OMS implica que, a partir de ahora, deberíamos extremar el uso de las mascarillas, de la distancia social y del lavado de manos y la higiene general. Pero, además, nos insta a prestar una atención adicional a los patrones de circulación del aire en interiores. </p>
<p>Si, en efecto, el virus viaja en cantidades suficientemente infectivas más allá de los 2 metros de distancia de seguridad, la única respuesta posible pasa por implementar urgentemente dos medidas fáciles. La primera es una ventilación frecuente de los espacios interiores, para asegurar la renovación del aire (aunque esto suponga una pérdida de climatización de los edificios públicos). La segunda, un mantenimiento riguroso de los filtros de aire acondicionado. Así como, por supuesto, reducir al mínimo el aforo de personas en estos espacios cerrados.</p>
<p>Deberíamos tener claro que cada una de las posibles vías de transmisión no es ni más ni menos importante, sino que las circunstancias de cada momento son las que inclinarán la balanza hacia una de ellas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/142409/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio J. Molina Pineda de las Infantas no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una reciente carta publicada por dos expertos y avalada por 239 científicos insiste en un nuevo modelo de dispersión del coronavirus en espacios cerrados que ha hecho que la OMS cambie de postura.Ignacio J. Molina Pineda de las Infantas, Catedrático de Inmunología, Centro de Investigación Biomédica, Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1423622020-07-09T15:58:44Z2020-07-09T15:58:44ZEste sencillo modelo muestra la importancia de las mascarillas y el distanciamiento social<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/346681/original/file-20200709-50-141qgn3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C2%2C921%2C609&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Personal del hospital y de enfermería usando mascarillas y cumpliendo las pautas de distanciamiento social en un evento en el Reino Unido. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/hospital-and-nursing-staff-wear-ppe-of-face-masks-or-news-photo/1220414378">Ben Birchall /Getty Images</a></span></figcaption></figure><p><em>El Research Brief es una breve reseña de un trabajo académico interesante.</em></p>
<p>Con la llegada de un brote de enfermedades infecciosas, los epidemiólogos y funcionarios de salud pública intentan pronosticar lo más rápido posible el número de muertes e infecciones utilizando modelos informáticos complejos. Pero con un virus nuevo como el que causa la COVID-19, esas estimaciones se complican por la <a href="https://theconversation.com/lack-of-data-makes-predicting-covid-19s-spread-difficult-but-models-are-still-vital-135797">escasez de información fiable</a> sobre los síntomas, el contagio y los grupos de riesgo.</p>
<p>Mi equipo del Centro Goldenson para la Investigación Actuarial ha desarrollado un modelo informático gratuito y fácil de usar que tiene un objetivo diferente: demuestra cómo las infecciones y las muertes progresan día a día durante un período de tres meses, dependiendo de cómo se comporten las personas en respuesta al brote. </p>
<p>Este modelo permite que el público ingrese datos que muestran cómo los cambios en las medidas de seguridad en sus comunidades, incluidas las mascarillas y el distanciamiento social, pueden afectar significativamente la propagación de este virus y su tasa de mortalidad.</p>
<p>El <a href="https://apps.goldensoncenter.uconn.edu/Covid19/">modelo COVID-19 del Centro Goldenson</a> utiliza una población hipotética de 1.000 personas y calcula los resultados utilizando tres tipos de información: el número inicial de infecciones, el distanciamiento social y las medidas de protección personal, como usar mascarillas, lavarse las manos con frecuencia y permanecer en cuarentena si se padecen síntomas de COVID-19. </p>
<p>Luego el modelo utiliza esa información inicial para proyectar a diario las infecciones y muertes acumuladas durante un período de tres meses. No se basa en datos de enfermedades reales y está diseñado para demostrar los efectos de las medidas de seguridad, en vez de hacer predicciones específicas.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/342312/original/file-20200616-23217-1juebtz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/342312/original/file-20200616-23217-1juebtz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/342312/original/file-20200616-23217-1juebtz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/342312/original/file-20200616-23217-1juebtz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/342312/original/file-20200616-23217-1juebtz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/342312/original/file-20200616-23217-1juebtz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/342312/original/file-20200616-23217-1juebtz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Este sencillo modelo actuarial utiliza pautas generales, en lugar de datos y suposiciones sobre la COVID-19, específicamente, para simular el efecto de los protocolos de seguridad. Este es un grupo hipotético de 100 personas infectadas de una población de 1.000. Si solo un 10% sigue buenos protocolos de seguridad, se producirán cientos de infecciones y muertes después de tres meses.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://apps.goldensoncenter.uconn.edu/Covid19/">Goldenson Center at the University of Connecticut</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/343576/original/file-20200623-188904-w3aswr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/343576/original/file-20200623-188904-w3aswr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/343576/original/file-20200623-188904-w3aswr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=250&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/343576/original/file-20200623-188904-w3aswr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=250&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/343576/original/file-20200623-188904-w3aswr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=250&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/343576/original/file-20200623-188904-w3aswr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=314&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/343576/original/file-20200623-188904-w3aswr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=314&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/343576/original/file-20200623-188904-w3aswr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=314&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Esta simulación muestra el efecto en ese mismo grupo hipotético de 100 personas infectadas de una población de 1.000 pero en este caso el 80% de las personas usan mascarillas y practican el distanciamiento social, lo cual reduce la tasa de infección casi a cero después de dos meses.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://apps.goldensoncenter.uconn.edu/Covid19/">Goldenson Center for Actuarial Research</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Por qué es importante?</h2>
<p>Cuando las personas insertan diferentes suposiciones (<a href="https://apps.goldensoncenter.uconn.edu/Covid19/">modelo, en inglés, aquí</a>) pueden ver cómo las acciones de cada miembro de su comunidad cambian el curso de esta pandemia y cómo unos protocolos deficientes pueden provocar una <a href="https://theconversation.com/coronavirus-cases-are-growing-exponentially-heres-what-that-means-135181">propagación exponencial</a> del virus.</p>
<p>Por ejemplo, supongamos que 100 personas están infectadas de una población de 1.000, pero solo una persona de cada 10 usa mascarilla, mantiene la distancia adecuada y se pone en cuarentena si es necesario. El modelo muestra que 30 días después, el virus habría matado a 156 personas. Al cabo de tres meses el número de fallecidos alcanzaría los 460, con 510 infectados.</p>
<p>Sin embargo, nuestro modelo muestra que, si la mitad de la población practica protocolos seguros, después de 90 días las infecciones caen a 293 y las muertes disminuyen de manera aún más drástica, a 149, aproximadamente un tercio de las vidas perdidas con medidas más flexibles.</p>
<p>La conclusión principal es que las medidas de seguridad que están bajo nuestro control tienen un impacto significativo, e ignorar esos protocolos puede tener consecuencias nefastas.</p>
<p>Si un estado abre y mantiene las medidas de seguridad durante al menos tres meses, el virus estará contenido y quizá se pueda eliminar. Al contrario, si un estado abre demasiado pronto y sus residentes ignoran los protocolos de seguridad, podría producirse un aumento exponencial de las muertes por COVID-19 en cuestión de meses. Es importante que el público se dé cuenta de que la propagación del virus solo depende del comportamiento personal.</p>
<h2>¿Qué es lo siguiente?</h2>
<p>Nuestro modelo demuestra que hay que seguir haciendo hincapié en mantener las medidas de seguridad necesarias según relajamos las reglas de confinamiento y las personas vuelven a trabajar. </p>
<p>Practicar el distanciamiento social es un acto de sentido común, usar mascarillas en público y ponerse en cuarentena cuando sea necesario es un pequeño inconveniente por un tiempo limitado que servirá para contener la devastación de este virus y asegurará que nuestra economía se restablezca.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://es-us.noticias.yahoo.com/este-sencillo-modelo-muestra-la-importancia-de-las-mascarillas-y-el-distanciamiento-social-112417951.html">Yahoo!</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/142362/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jeyaraj Vadiveloo does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.</span></em></p>Un modelo informático gratuito y fácil de usar demuestra cómo las infecciones y las muertes progresan día a día dependiendo de cómo se comporten las personas en respuesta al brote.Jeyaraj Vadiveloo, Director of the Janet and Mark L. Goldenson Center for Actuarial Research, University of ConnecticutLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.