tag:theconversation.com,2011:/id/topics/historia-de-la-medicina-59082/articleshistoria de la medicina – The Conversation2023-04-02T16:53:00Ztag:theconversation.com,2011:article/1980892023-04-02T16:53:00Z2023-04-02T16:53:00ZEl descubrimiento de la tiamina o vitamina B1: una aventura científica<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/518410/original/file-20230330-16-8tm80s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C4%2C1396%2C982&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Arriba a la izquierda, Umetaro Suzuki, pionero en el descubrimiento de la tiamina (vitamina B1) a partir del salvado de arroz, con un grupo de estudiantes en una fotografía anónima fechada en la década de 1890 en Japón.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Jisuido_housemates.jpg">Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Hace unos años decía en mis clases –medio en broma, medio en serio– que las vitaminas no son para supersticiosos (hay 13), pero sí para mentirosos. La palabra “vitamina” es un neologismo formado por el latín <em>vita</em> (vida) y amina, puesto que cuando pusieron nombre a este tipo de nutriente se pensaba que todas sus variedades contenían <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Amina#:%7E:text=Algunos%20representantes%20importantes%20son%20la,a%20pescado%2C%20y%20el%20EDTA.">aminas</a> (compuestos derivados del amoniaco). Hoy sabemos que algunas no las tienen. </p>
<p>Actualmente, las vitaminas se clasifican en liposolubles o solubles en grasa (A, D, E y K) e hidrosolubles (solubles en agua, las restantes). Dentro de este último grupo, la primera en ser descubierta fue la tiamina o vitamina B1, aunque la enfermedad que produce su deficiencia ya se conocía en China como mínimo hace unos 4 600 años bajo el nombre de <em>chiao-ch'i</em>. <a href="https://mednexus.org/doi/abs/10.5555/cmj.0366-6999.50.04.p324.01">Era mencionada en el <em>Nei-Ching</em></a>, una de las obras más famosas de la medicina tradicional china. </p>
<p>El hallazgo moderno de la tiamina, entre finales del siglo XIX y principios del XX, fue una de las aventuras científicas más excitantes en el campo de la nutrición, como veremos más adelante. </p>
<h2>La enfermedad de los ricos en Japón</h2>
<p>En Japón, hasta el siglo XVII, esta vitamina se obtenía principalmente de un arroz sin pulir de característica tonalidad amarilla. Como no había que llevarlo al molino, era más barato, pero entonces perdía el color blanco, apreciado en las mesas de las familias más acomodadas.</p>
<p>En realidad, el proceso de la molienda eliminaba la vitamina. Así que lo que para unos era símbolo de estatus social, para otros significaba la aparición de una enfermedad: el temible beriberi, cuyo nombre probablemente proviene de la palabra cingalesa <em>beri</em> (“debilidad”).</p>
<p><a href="https://nyaspubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/nyas.14536">Esta dolencia se clasifica en dos tipos principales: húmedo y seco</a>. También existe una forma hiperaguda y extremadamente letal denominada en Japón <em>shoshin</em>, proveniente de las palabras japonesas <em>sho</em>, que significa “daño agudo”, y <em>shin</em>, “corazón”. </p>
<p>El beriberi húmedo produce hinchazón y complicaciones cardíacas, a menudo con pérdida del sentido del tacto, del dolor o de la temperatura. En la variante seca no existe inflamación, pero sí una pérdida progresiva de las citadas sensaciones, además de los movimientos. Al final, el afectado padece una atrofia de los músculos de las extremidades paralizadas y experimenta un síndrome de desgaste general. </p>
<p>Hoy sabemos que una dieta equilibrada basta para librarnos del beriberi, ya que <a href="https://fundaciondelcorazon.com/nutricion/nutrientes/846-vitamina-b1-tiamina.html">la tiamina está presente en alimentos</a> como las carnes, los huevos, los pescados, los cereales integrales (trigo y arroz), el hígado y otras vísceras. </p>
<p>También debemos tener en cuenta que al ser una vitamina termosensible, los procesos de cocción o cualquier otro tratamiento térmico de la comida pueden disminuir sus niveles. Además, la presencia de los taninos, como es caso del café y el té, incluso llegan a inactivar su función. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/518409/original/file-20230330-190-h7po05.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/518409/original/file-20230330-190-h7po05.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/518409/original/file-20230330-190-h7po05.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=709&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/518409/original/file-20230330-190-h7po05.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=709&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/518409/original/file-20230330-190-h7po05.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=709&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/518409/original/file-20230330-190-h7po05.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=891&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/518409/original/file-20230330-190-h7po05.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=891&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/518409/original/file-20230330-190-h7po05.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=891&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imágenes de varios pacientes pediátricos de beriberi en Sanghai en una publicación médica de 1936.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://mednexus.org/doi/epdf/10.5555/cmj.0366-6999.50.04.p324.01">Chinese Medical Journals, 1936</a></span>
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<h2>Tras la pista de los marinos enfermos</h2>
<p>Los primeros acercamientos científicos al beriberi fueron realizados por el cirujano naval japonés <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-94-007-2199-9_11">Takaki Kanehiro</a>. Durante cinco años, desde 1875, Kanehiro vivió en Inglaterra para ampliar sus estudios. Allí observó que los síntomas de la dolencia eran menos frecuentes entre los integrantes de la armada británica, frente a la japonesa, y lo relacionó por primera vez con la dieta. </p>
<p>Ya en su país, el cirujano nipón se enteró de que, tras realizar un viaje de 272 días, más del 60 % de los soldados de un buque de guerra habían contraído la enfermedad. De acuerdo con lo aprendido en Europa, suministró raciones de leche en polvo y carne a los tripulantes de otro barco que iba a hacer el mismo viaje y durante los mismos días.</p>
<p>Cuando el buque regresó, la sintomatología era menor entre la tripulación. Esto permitía establecer una posible vinculación con los alimentos nitrogenados, teniendo en cuenta que las vitaminas no habían sido descubiertas todavía. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/518407/original/file-20230330-18-fg5ade.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/518407/original/file-20230330-18-fg5ade.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/518407/original/file-20230330-18-fg5ade.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/518407/original/file-20230330-18-fg5ade.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/518407/original/file-20230330-18-fg5ade.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/518407/original/file-20230330-18-fg5ade.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/518407/original/file-20230330-18-fg5ade.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/518407/original/file-20230330-18-fg5ade.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Christiaan Eijkman en 1923.</span>
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<h2>De las gallinas a la elucidación de la estructura química</h2>
<p>La estancia del fisiólogo neerlandés <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Christiaan_Eijkman">Christiaan Eijkman</a> en la isla de Java (Indonesia) entre 1886 y 1897 fue providencial para terminar de resolver el misterio. Eijkman detectó que las gallinas alimentadas con arroz desprovisto de cáscara desarrollaban polineuritis (uno de los síntomas del beriberi), algo que no les ocurría a las que consumían arroz sin descascarillar. <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/1929/summary/">Dicho descubrimiento le valió el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1929</a>. </p>
<p>A partir de ahora, los acontecimientos se precipitan. El también neerlandés <a href="https://www.karger.com/Article/Abstract/343109">Gerrit Grinjs</a> descubrió que el almidón tenía la capacidad de producir la misma enfermedad en las aves. En 1910, el científico japonés <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Umetaro_Suzuki">Umetaro Suzuki</a> anunciaba en una revista de su país que había extraído con éxito una sustancia soluble en el agua del salvado del arroz, a la que llamó ácido abérico. El estudio no tuvo repercusión en Occidente, a lo que contribuyó que su traducción al alemán eliminara del texto que se trataba de un nutriente nuevo. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/518408/original/file-20230330-24-5bc6m2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/518408/original/file-20230330-24-5bc6m2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/518408/original/file-20230330-24-5bc6m2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=879&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/518408/original/file-20230330-24-5bc6m2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=879&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/518408/original/file-20230330-24-5bc6m2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=879&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/518408/original/file-20230330-24-5bc6m2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1105&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/518408/original/file-20230330-24-5bc6m2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1105&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/518408/original/file-20230330-24-5bc6m2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1105&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Robert R. Williams sintetizó por primera vez la tiamina en 1936.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.invent.org/inductees/robert-r-williams">Invent.org</a></span>
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<p>No obstante, un año más tarde, el <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1512869/pdf/jphysiol02546-0049.pdf">científico polaco Casimir Funk</a> aísló la misma sustancia en la cáscara del arroz. El compuesto fue cristalizado en 1926 por el bioquímico neerlandés Barend Coenrad Petrus Jansen y su colega W. F. Donath, mientras que en 1936 el británico <a href="https://history.rcplondon.ac.uk/inspiring-physicians/sir-rudolph-albert-peters">Sir Rudolph Albert Peters</a> elucidaba bioquímicamente su importancia en el metabolismo oxidativo. Ese mismo año, <a href="https://www.invent.org/inductees/robert-r-williams">Robert R. Williams</a> sintetizaba por primera vez la tiamina.</p>
<h2>Adiós al beriberi</h2>
<p>Las consecuencias de este descubrimiento fueron drásticas. Por ejemplo, la mortalidad por beriberi pasó en Japón de 20 personas por 100 000 en 1899 a 0,5 por 100 000 en 1959.</p>
<p>Hoy en día, la deficiencia de esta vitamina solo se presenta de manera puntual en casos clínicos, tanto en su forma <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5851725/">húmeda</a> y <a href="https://jmedicalcasereports.biomedcentral.com/articles/110.1186/1752-1947-4-409">seca</a> como en la variante <a href="https://www.hindawi.com/journals/cric/2014/878915/"><em>shoshin</em></a>. También aparece en pacientes con <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/08897077.2021.1915917">desnutrición energético-proteica, asociada a un alto consumo de alcohol</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/198089/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A finales del siglo XIX y principios del XX, una concatenación de observaciones sagaces y brillantes experimentos desembocaron en el hallazgo de la primera vitamina: la tiamina o vitamina B1.Jose Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1964022023-01-03T17:23:07Z2023-01-03T17:23:07ZLa tenia de Maria Callas y el misterio de su metamorfosis física<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502824/original/file-20230102-64877-v33v7p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Maria Callas como Giulia en la ópera 'La Vestale', de Gaspare Spontini (1954).
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Maria_Callas_as_Guilia.jpg">Teatro alla Scala / Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Este 2023 celebramos el centenario del nacimiento de una de las más grandes sopranos operísticas del siglo XX: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Maria_Callas">Maria Callas</a>. Cuando se subía al escenario, este se llenaba de una voz cálida, lírica e intensa, llenando el ambiente con reverberaciones melodiosas difíciles de replicar por otros cantantes.</p>
<p>Durante toda su vida, la artista tuvo la obsesión de mantener un peso ideal, tal y como demuestra una carta, fechada el 3 de julio de 1949, dirigida a la soprano Maria Caniglia.</p>
<p>Esta situación daría lugar a lo que se denominó como el “milagro” o la “metamorfosis” de la Callas, y que <a href="https://www.mdpi.com/2673-6772/2/3/15">ha sido estudiado por nuestro grupo de investigación</a>. El momento de referencia es el debut de la ópera <em>Don Carlo</em>, de Giusseppe Verdi, en La Scala de Milán, el 12 de abril de 1954. </p>
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<h2>Una pérdida de peso que alentó los rumores</h2>
<p>Partiendo de la base de que la soprano de ascendencia griega medía 173 centímetros (según su tarjeta de identificación, emitida el 9 de junio de 1949 por el Ayuntamiento de Zevio, en la provincia italiana de Verona), su peso fluctuó desde los 100 kilos en 1945 hasta los 64,8 el día de su aparición en La Scala. </p>
<p>A partir de ese momento, las noticias falsas proliferaron, y su adelgazamiento se achacó a los efectos de haber ingerido voluntariamente una tenia. Este gusano plano de color blanquecino causa una enfermedad parasitaria, llamada <a href="https://maldita.es/malditaciencia/20220513/dieta-tenia-solitaria-parasito-infecciones">teniasis</a>, que se contrae al comer carne cruda o mal cocinada de ganado vacuno o de cerdo, hospedadores de las especies <em>Taenia saginata</em> o <em>Taenia solium</em>, respectivamente. La pérdida de peso o apetito se cuentan entre sus posibles síntomas. </p>
<p>Su uso para adelgazar se basa en rumores originados a finales del siglo XIX y desmentidos con fuerza por la Asociación Médica Estadounidense en 1930. Sin embargo, volvió a aparecer como un posible tratamiento en la época de Maria Callas. Actualmente, es posible adquirir el parásito por internet en cápsulas <a href="https://www.freedieting.com/tapeworm-diet">con un precio que ronda los 1 500 €</a>.</p>
<p>De hecho, se llegó a plantear la excéntrica y ridícula idea que un famoso médico suizo le recomendó que ingiriera ese parásito bebiendo una copa de champán.
Tal y como demostramos en nuestro estudio, solo hay dos versiones de la presencia de la tenia en su cuerpo.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=655&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=655&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=655&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=823&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=823&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=823&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Maria Callas y Valiano Natali en el Teatro del Maggio Musicale de Florencia, durante un ensayo de ‘Lucia di Lammermoor de Donizetti’ (1953).</span>
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<h2>“Ven inmediatamente. ¡Lo he matado!”</h2>
<p>La primera de ellas es recogida por su esposo, Giovanni Battista Meneghini. Este indicó que tuvo que salir de manera precipitada de una función a la que asistía en La Scala para atender la llamada de su mujer desde la suite del Grand Hotel. “Battista, por favor, ven inmediatamente. ¡Lo he matado!”, le apremió. </p>
<p>Cuando Meneghini llegó, su mujer le dijo que había expulsado la tenia mientras se bañaba y la había matado. Situación que confirmó el médico de Callas, Gerardo de Marco, esa misma noche.</p>
<p>La otra versión proviene de Claudia Cassidy, una influyente crítica estadounidense de artes escénicas. Según Cassidy, la cantante le explicó que su pérdida de peso se debía efectivamente al parásito expulsado.</p>
<p>Durante esta etapa, la Callas recibió muchas cartas para que revelara su secreto. Varias clínicas y empresas incluso le llegaron a ofrecer sumas astronómicas por una patente exclusiva sobre su método.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una mujer y un hombre sentados cada uno en un sillón miran a cámara." src="https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=615&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=615&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=615&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=773&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=773&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=773&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Maria Callas y su marido Giovanni Battista Meneghini en su casa de Milán (1957).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:Callas_Meneghini_1957.jpg">Federico Patellani / Wikimedia Commons</a></span>
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<h2>El escándalo de la pasta</h2>
<p>Curiosamente, en 1954 apareció un anuncio en el diario italiano <em>Corriere della Sera</em> afirmando que Maria Callas había adelgazado tras seguir un tratamiento a base de comer un tipo de pasta conocida como Pantanella Mills, y que avalaba su cuñado Giovanni Cazzarolli. Indignada por esta afirmación falsa, la cantante demandó a la empresa italiana. </p>
<p>El director gerente de Pantanella (que era sobrino del papa Pío XII) intentó defender su reputación y solicitó la ayuda inmediata de su tío. Sin embargo, no fue suficiente, ya que Maria los llevó a juicio. Después de cuatro años de duras disputas legales, recibió una indemnización, el pago de las costas y una carta de disculpa escrita por su cuñado y Pantanella Mills y publicada en el <em>Corriere</em>.</p>
<h2>Misterio resuelto</h2>
<p>Nuestro artículo intentó dilucidar si la Callas realmente albergaba una tenia en su sistema digestivo. Y confirmamos que la respuesta a este enigma fue resuelta por su chef personal, Elena Pozzan. En febrero de 2014, Pozzan declaró que tanto la cantante como ella misma se infectaron repetidamente de tenias por el consumo de carne cruda, ya que seguían una dieta <a href="https://academic.oup.com/edited-volume/42059/chapter/355875377">alta en proteínas</a>.</p>
<p>De hecho, su esposo ya aseguró que la dieta de Maria Callas se componía de carnes a la parrilla o <em>steak tartar</em> (plato elaborado base de carne de vacuno picada cruda), grandes cantidades de vegetales sin condimentar, un poco de agua, un poco de vino y nada de pan ni pasta. Y es por el consumo de este tipo de carne, y en concreto del <em>steak tartar,</em> por lo que se deduce que la especie responsable de su teniasis fue <em>Taenia saginata</em>. </p>
<h2>Otro giro de guion</h2>
<p>Pero no es el único descubrimiento que arroja nueva luz sobre la biografía de la gran diva. Hasta ahora se creía que su modista, conocida como Biki, era la responsable de enseñarla a vestir y caminar con elegancia. De ella adquirió más de 200 vestidos, 150 pares de zapatos y 300 sombreros.</p>
<p>Sin embargo, hace unos días nuestro equipo de investigación publicó un <a href="https://www.ijert.org/a-new-hybrid-strategy-based-in-facial-recognition-from-a-photo-of-maria-callas-the-solved-mystery-of-the-unidentified-tailor">artículo</a> donde se revela que hubo otra persona que influenció la imagen pública de la Callas. La descubrimos tras generar una nueva herramienta híbrida que combina la inteligencia artificial, mediante la combinación de un sistema de reconocimiento facial y un servicio de recuperación de imágenes, junto con el procedimiento de revisiones sistemáticas.</p>
<p>Sin embargo, esa es otra historia que ya contaremos otro día.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/196402/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La espectacular pérdida de peso experimentada por la soprano en los años cincuenta se atribuyó a que había ingerido un peligroso parásito voluntariamente. ¿Qué ocurrió realmente?Jose Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de ValènciaJuan Francisco Merino-Torres, Profesor de Medicina, Unidad de Endocrinología y Nutrición, Universitat de ValènciaMª Inmaculada Zarzo Llobell, Estudiante de Doctorado en Medicina, Universitat de ValènciaMaría Trelis Villanueva, Profesora titular de Parasitología, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1882042022-08-17T18:54:33Z2022-08-17T18:54:33ZMédicos judíos del gueto de Varsovia documentaron en secreto los efectos de las políticas nazis de hambruna en un libro redescubierto recientemente<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/477744/original/file-20220804-24-8ne1d4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=70%2C118%2C1282%2C883&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El libro 'Maladie de Famine' incluye fotos inquietantes tomadas dentro del Gueto, juntas con un record de los efectos médicos de la inanición.</span> <span class="attribution"><span class="source">'Maladie de Famine," American Joint Distribution Committee</span></span></figcaption></figure><p>Hace 80 años, un grupo de científicos y médicos judíos hambrientos en el gueto de Varsovia recopilaban datos sobre sus pacientes que carecían de alimentos.</p>
<p>Esperaban que su investigación beneficiara a las generaciones futuras a través de mejores formas de tratar la desnutrición, y querían que el mundo supiera de las atrocidades nazis para evitar que algo similar volviera a suceder.</p>
<p>Registraron los sombríos efectos de una falta casi total de alimentos en el cuerpo humano en un libro titulado “<a href="https://www.worldcat.org/title/maladie-de-famine-recherches-cliniques-sur-la-famine-executees-dans-le-ghetto-de-varsovie-en-1942/oclc/613124708">Maladie de Famine</a>” (en inglés, “The Disease of Starvation: Clinical Research on Starvation in the Varsovia Ghetto in 1942”) que fue redescubierto recientemente en la biblioteca de la Universidad de Tufts.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="yellowed frontispiece of a book" src="https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1042&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1042&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1042&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Esta traducción al francés fue donado a la Universidad de Tufts en 1948.</span>
<span class="attribution"><span class="source">'Maladie de Famine,' American Joint Distribution Committee</span></span>
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</figure>
<p><a href="https://scholar.google.com/citations?user=HyTsVigAAAAJ&hl=en&oi=ao">Como científicos que estudiamos</a> <a href="https://scholar.google.com/scholar?q=irwin%20rosenberg&btnG=&hl=en&as_sdt=0%2C22">el hambre</a>, sus efectos biológicos y su uso como arma de destrucción masiva, creemos que la historia de cómo y por qué los científicos judíos realizaron esta investigación en condiciones tan extremas es tan importante y convincente como sus resultados.</p>
<p>El médico principal del proyecto clandestino, Israel Milejkowski, escribió el prólogo de los libros. En él explica:</p>
<blockquote>
<p>“El trabajo se originó y se llevó a cabo en condiciones increíbles. Sostengo mi pluma en mi mano y la muerte mira fijamente en mi habitación. Mira a través de las ventanas negras de casas tristes y vacías en calles desiertas llenas de posesiones destrozadas y robadas. … En este silencio reinante reside el poder y la profundidad de nuestro dolor y los lamentos que un día sacudirán la conciencia del mundo”.</p>
</blockquote>
<p>Al leer estas palabras, ambos quedamos paralizados, transportados por su voz a un tiempo y un lugar donde el hambre se usaba como arma de opresión y aniquilación mientras los nazis exterminaban sistemáticamente a todos los judíos en sus territorios ocupados. Como estudiosos del hambre, también sabíamos muy bien que este libro cataloga muchas de las justificaciones de <a href="https://www.icrc.org/en/doc/war-and-law/treaties-customary-law/geneva-conventions/overview-geneva-conventions.htm">las Convenciones de Ginebra de 1949</a>, que hicieron del hambre a los civiles un crimen de guerra.</p>
<h2>Un expediente médico desafiante</h2>
<p>A los pocos meses de su invasión de Polonia en 1939, las fuerzas nazis crearon el infame gueto de Varsovia. En su apogeo, se requirió que más de <a href="https://www.jstor.org/stable/26627292">450.000 judíos vivieran en esta pequeña área amurallada</a> de aproximadamente 3,9 kilómetros cuadrados dentro de la ciudad, <a href="https://doi.org/10.2307/4065270">sin poder salir ni siquiera para buscar comida</a>.</p>
<p>Aunque a los alemanes en Varsovia se les asignó <a href="https://hekint.org/2022/01/06/the-warsaw-ghetto-hunger-study/">una ración diaria de unas 2.600 calorías</a>, los médicos del gueto estimaron que los judíos solo podían consumir unas 800 calorías al día en promedio a través de una combinación de raciones y contrabando. Eso es aproximadamente la mitad de las calorías que consumieron los voluntarios <a href="https://doi.org/10.1093/jn/135.6.1347">en un estudio sobre el hambre</a> realizado cerca del final de la Segunda Guerra Mundial por investigadores de la Universidad de Minnesota, y menos de <a href="https://www.dietaryguidelines.gov/sites/default/files/2020-12/Dietary_Guidelines_for_Americans_2020-2025.pdf">un tercio de las necesidades energéticas promedio de un hombre adulto</a>.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="emaciated naked patient sits on hospital bed with nurse behind" src="https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=742&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=742&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=742&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Miles de judíos murieron antes de las deportaciones, a causa de las condiciones en el Gueto de Varsovia.</span>
<span class="attribution"><span class="source">'Maladie de Famine,' American Joint Distribution Committee</span></span>
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</figure>
<p>Cuando los nazis designaron el distrito del Gueto de Varsovia, encerraron dos hospitales, uno para adultos judíos y otro para niños judíos. A los hospitales se les permitió continuar tratando a los pacientes con cualquier recurso que pudieran obtener, pero a los judíos en general se les <a href="https://www.archives.gov/publications/prologue/2010/winter/nuremberg.html">prohibió realizar investigaciones</a>. Sin embargo, a partir de febrero de 1942, un grupo de médicos judíos del gueto desafió a sus captores reuniendo meticulosamente y en secreto datos y observaciones sobre múltiples aspectos biológicos de la inanición.</p>
<p>Luego, el 22 de julio de 1942, las fuerzas nazis entraron en el gueto y destruyeron los hospitales y otros servicios críticos. Los pacientes y algunos de los médicos fueron asesinados en el acto o deportados para ser gaseados, sus laboratorios, muestras y parte de su investigación fueron destruidos.</p>
<p>Con su propio fallecimiento acercándose, los médicos restantes pasaron las últimas noches de sus vidas reuniéndose en secreto en los edificios del cementerio, transformando sus datos en una serie de artículos de investigación. Para octubre, mientras le daban los toques finales al libro, ya habían sido gaseados <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/deportations-to-and-from-the-warsaw-ghetto">unos 300.00 judíos del gueto</a>. Los propios datos de los médicos mostraron que otros 100.000 habían muerto por hambre forzada y enfermedades.</p>
<p>Con las deportaciones finales de los pocos judíos sobrevivientes en marcha y su propia muerte inminente, Milejkowski escribió sobre el vacío oscuro y bostezante del gueto en ese momento y las horribles condiciones en las que los médicos habían trabajado para realizar y registrar la investigación.</p>
<p>Milejkowski tuvo palabras no solo para el lector, sino también para sus queridos colegas, muchos de los cuales ya habían sido ejecutados.</p>
<blockquote>
<p>“Qué puedo decirles, mis queridos colegas y compañeros de miseria. Eres parte de todos nosotros. La esclavitud, el hambre, la deportación, esas figuras de muerte en nuestro gueto también fueron tu legado. Y tú, por tu trabajo, podrías darle al secuaz la respuesta ‘Non omnis moriar’, [No moriré del todo]”.</p>
</blockquote>
<p>El acto de resistencia del equipo a través de la ciencia fue su forma de sacar algo bueno de una situación malvada, para mostrarle al mundo la calidad del médico judío, pero sobre todo para desafiar la intención de los nazis de borrar su existencia.</p>
<p>Con la muerte llamando a la puerta, los médicos sacaron de contrabando su preciada investigación del gueto a un simpatizante que la enterró en el cementerio del hospital de Varsovia. Menos de un año después, todos menos unos pocos de los 23 autores estaban muertos.</p>
<p>Inmediatamente después de la guerra, el manuscrito fue desenterrado y llevado a uno de los pocos autores sobrevivientes, el Dr. Emil Apfelbaum, y al Comité de Distribución Conjunta Estadounidense en Varsovia, una organización benéfica cuyo objetivo principal en ese momento era ayudar a <a href="https://www.jdc.org/video/75-years-later-remembering-jdcs-role-in-saving-wwii-survivors">los sobrevivientes judíos</a>. Juntos, hicieron las ediciones finales e imprimieron los seis artículos supervivientes, encuadernándolos en un libro junto con las fotos tomadas en el gueto. Apfelbaum murió solo un par de meses antes de la impresión final, destrozado por sus años en el gueto.</p>
<p>En 1948 y 1949, el American Joint Distribution Committee difundió 1.000 copias de la traducción al francés a hospitales, facultades de medicina, bibliotecas y universidades de los EEUU. Era una copia humilde y desmoronada de este libro que esperaba ser “redescubierta” unos 75 años después en el sótano de una biblioteca de la Universidad de Tufts.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="black and white photo of an emaciated boy lying on a bed" src="https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=453&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=453&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=453&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=569&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=569&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=569&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Muchos residentes del gueto de Varsovia que murieron de hambre estaban libres de enfermedades.</span>
<span class="attribution"><span class="source">'Maladie de Famine,' American Joint Distribution Committee</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Las sombrías descripciones del libro</h2>
<p>Basada en las observaciones de miles de muertes por inanición, esta investigación del gueto de Varsovia proporciona información sobre la progresión biológica de la inanición que los científicos apenas comienzan a comprender.</p>
<p>Por ejemplo, muchos residentes del gueto de Varsovia que murieron de hambre estaban libres de enfermedades. Los investigadores del gueto encontraron que mientras que un cuerpo por lo demás saludable disminuía debido al hambre aparentemente tenía una menor necesidad de vitaminas, la necesidad de ciertos minerales permanecía. Vieron pocos casos de escorbuto (deficiencia de vitamina C), ceguera nocturna (deficiencia de vitamina A) o raquitismo (deficiencia de vitamina D). Pero sí vieron osteomalacia significativa, un ablandamiento de los huesos, ya que el cuerpo los extrajo para sus reservas de minerales.</p>
<p>Cuando los doctores proporcionaron azúcar a los severamente desnutridos, sus células hambrientas de energía la absorbieron rápidamente. Esto demostró que la capacidad de absorber y usar energía rápidamente se mantuvo hasta el final, lo que sugiere que la energía era el factor más importante en la inanición, no otros micro o macronutrientes.</p>
<p>Cada una de estas observaciones nos invita como científicos a explorar más. Y con estas lecciones podemos esperar prevenir muertes o daños a largo plazo por inanición a través de un mejor tratamiento para las personas con desnutrición severa. </p>
<p>Como científicos que estudian el hambre hoy en día, sería <a href="https://www.ama-assn.org/system/files/2019-01/code-of-medical-ethics-chapter-7.pdf">impensable y poco ético matar de hambre a las personas</a> para aprender cómo se ajusta y cambia el cuerpo humano durante las etapas finales de la inanición extrema. Incluso si los investigadores se adentran en una población afectada por la hambruna para aprender sobre la inanición, inmediatamente tratan a las víctimas, borrando el objeto mismo de su investigación.</p>
<p>En parte como resultado de la experiencia del gueto de Varsovia, las Convenciones de Ginebra tipificaron como <a href="https://ihl-databases.icrc.org/applic/ihl/ihl.nsf/Article.xsp?action=openDocument&documentId=ACF5220D585326BCC12563CD0051E8B6">delito la hambruna masiva intencional</a>, fortalecida aún más por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU <a href="https://www.un.org/press/en/2018/sc13354.doc.htm">en 2018</a>. Sin embargo, este aspecto inhumano de la guerra <a href="https://theconversation.com/starving-civilians-is-an-ancient-military-tactic-but-today-its-a-war-crime-in-ukraine-yemen-tigray-and-elsewhere-184297">permanece hasta el día de hoy</a>, como lo demuestra eventos actuales en <a href="https://www.politico.eu/article/the-starvation-of-a-nation-how-putin-is-using-hunger-as-a-weapon-in-ukraine/">Ucrania</a> y <a href="https://www.economist.com/leaders/2021/10/09/ethiopia-is-deliberately-starving-its-own-citizens">Tigray</a>, Etiopía.</p>
<p>Aunque “Maladie de Famine” nunca se ha perdido u olvidado por completo, las lecciones de la investigación de los médicos se han desvanecido en la semioscuridad. Ocho décadas después de la destrucción que puso fin a sus estudios, esperamos arrojar una luz renovada sobre este trabajo y su impacto duradero en la comprensión de los médicos sobre la inanición y cómo tratarla. Los datos y observaciones únicos sobre la hambruna severa que los médicos del gueto de Varsovia, a pesar de su propio sufrimiento, presentaron en este precioso libro pueden incluso ahora ayudar a proteger a otros de ese mismo destino.</p>
<p><em>Este artículo fue <a href="https://www.elimparcial.com/">traducido por El Imparcial</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/188204/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Merry Fitzpatrick no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Irwin Rosenberg no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
</span></em></p>El libro registra los sombríos efectos de una falta casi total de alimentos en el cuerpo humano. Es un tesoro para los médicos que también muestra la dedicación y humanidad de los científicos judíos.Merry Fitzpatrick, Research Assistant Professor of Nutrition Science and Policy, Tufts UniversityIrwin Rosenberg, Professor Emeritus of Nutrition and Medicine, Tufts UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1730372022-01-02T21:01:04Z2022-01-02T21:01:04ZLas vacunas covid ofrecen a las farmacéuticas una oportunidad única para restaurar su reputación<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/435541/original/file-20211203-17-3yfv1f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C15%2C5138%2C3206&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/photos/QwFyqPKyyY0">elsa olofsson / unsplash</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Solo unas semanas antes de que aparecieran los primeros casos de COVID-19, Gallup publicó su <a href="https://news.gallup.com/poll/266060/big-pharma-sinks-bottom-industry-rankings.aspx">última encuesta</a> sobre la opinión de los estadounidenses respecto a los distintos sectores empresariales. Y de los 25 sectores analizados, la industria farmacéutica ocupaba el último lugar. Estaba por debajo de la industria publicitaria y de las empresas petroleras y gasísticas; estaba incluso por debajo del sector bancario.</p>
<p>Por supuesto que la pandemia y las nuevas vacunas le han <a href="https://theconversation.com/big-pharmas-covid-19-reputation-boost-may-not-last-heres-why-162975">dado un vuelco a la situación</a>, pero no debemos olvidar por qué la reputación de las farmacéuticas llegó a caer tan bajo… </p>
<p>… o por qué la industria alcanzó un tamaño tan enorme. En este momento, una sola empresa, Johnson & Johnson, está valorada en unos 450 000 millones de dólares, lo que equivale aproximadamente a la economía de Noruega. </p>
<h2>El nacimiento de los gigantes</h2>
<p>La idea de una poción milagrosa o de un elixir que todo lo cura se remonta al menos hasta los tiempos de la mitología griega. La diosa Panacea, de hecho, es mencionada en el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Juramento_hipocr%C3%A1tico">juramento hipocrático</a>.</p>
<p>Sin embargo, la aparición de la industria farmacéutica moderna es más reciente, pues se produjo a lo largo del siglo XIX. En los últimos años de ese siglo la empresa alemana Bayer lanzó sus primeros grandes éxitos comerciales, entre los que se encontraban la aspirina y las medicinas basadas en la heroína. </p>
<p>Aproximadamente en esa época algunas farmacéuticas estadounidenses pelearon para lograr la <a href="https://theconversation.com/the-us-drug-industry-used-to-oppose-patents-what-changed-161319">protección de patentes</a>, o, lo que es lo mismo, los derechos exclusivos de comercialización de un fármaco durante un determinado periodo de tiempo. Hacia la década de los 50 lograron imponer su criterio, y Estados Unidos se convirtió en el mayor mercado mundial de medicamentos.</p>
<p>Además de las patentes, el otro gran pilar del éxito de las farmacéuticas fue el derecho que adquirieron a vender medicamentos directamente a los médicos. Y, en Estados Unidos, también de forma directa a los consumidores, a través de los anuncios de televisión.</p>
<p>A comienzos del siglo XXI, en esos años oscuros previos al surgimiento de Facebook y de las grandes empresas tecnológicas, las farmacéuticas se encontraban entre las empresas más rentables del mundo. </p>
<h2>Medicamentos maravillosos, curas milagrosas</h2>
<p>Está claro que existen muchas medicinas que alargan la vida y reducen el sufrimiento. Y, a pesar de que hay que ser cautos para no caer en exageraciones, en algunos casos hablamos de avances enormes.</p>
<p>Los antibióticos revolucionaron el tratamiento de las infecciones mortales y al mismo tiempo supusieron un gran impulso para la ciencia.</p>
<p>En la década de los 40 del siglo XX, uno de los primeros “<a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3164257/">ensayos controlados aleatorios</a>” fue un test para evaluar la eficacia de la estreptomicina para el tratamiento de la tuberculosis. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/414244/original/file-20210803-13-1q9a091.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414244/original/file-20210803-13-1q9a091.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414244/original/file-20210803-13-1q9a091.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414244/original/file-20210803-13-1q9a091.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414244/original/file-20210803-13-1q9a091.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414244/original/file-20210803-13-1q9a091.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414244/original/file-20210803-13-1q9a091.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Selman Waksman, inventor de la estreptomicina, evalúa el medicamento junto a dos colaboradoras.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Waksman,_selman.jpg">La Instalación de Agricultura Experimental de Nueva Jersey, en la Rutgers University/Wikimedia Commons</a></span>
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<p>En la década de los 80 se desarrolló otro famoso tipo de medicina milagrosa, aunque ahora para combatir la epidemia de VIH/SIDA. Este nuevo y misterioso virus, que para mucha gente supuso una sentencia de muerte, pronto se convirtió en una enfermedad tratable.</p>
<p>Y a pesar de que algunos cánceres siguen siendo incurables, otros pueden tratarse e incluso prevenirse con medicamentos a los que simplemente cabe calificar como milagrosos. </p>
<h2>Precios desorbitados y evasión de impuestos</h2>
<p>Pero estos medicamentos milagrosos han tenido un lado oscuro. Tal como ha destacado la Organización Mundial de la Salud, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.5694/mja16.01042">el abuso de antibióticos</a> ha hecho que la resistencia a estas sustancias suponga “<a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/antibiotic-resistance">una de las mayores amenazas para la salud mundial</a>”.</p>
<p>Tanto los precios excesivos como las patentes de los medicamentos contra el VIH hicieron que estos medicamentos fueran inaccesibles para las personas pobres. De hecho, solo se consiguió que bajaran los precios por la presión ejercida a través de <a href="https://www.msf.org/access-medicines-depth-access-campaign">grandes campañas a escala global</a> que abogaban por un mayor acceso a estos productos. </p>
<p>Y en lo que respecta al <a href="https://www.bmj.com/content/325/7358/269?tab=responses">cáncer</a>, las farmacéuticas han exigido precios altísimos por productos que en ocasiones procuraban beneficios mínimos. </p>
<p>Estos precios desorbitados contribuyeron a que las farmacéuticas tuvieran beneficios ingentes, pero al mismo tiempo hundieron su reputación. Un ejemplo famoso fue el del Epipen, un medicamento capaz de salvar vidas y cuyo precio se disparó más del 400 %. Este caso contribuyó a convertir el precio de las medicinas en un <a href="https://www.forbes.com/sites/arleneweintraub/2016/09/01/epipen-only-scratches-the-surface-of-the-drug-price-crisis-jama-study-says/?sh=3d3292d41c7a">tema importante</a> en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.</p>
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<img alt="Dos cápsulas de Epipen colocadas delante de una caja del medicamento." src="https://images.theconversation.com/files/414246/original/file-20210803-23-1iib9o9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414246/original/file-20210803-23-1iib9o9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414246/original/file-20210803-23-1iib9o9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414246/original/file-20210803-23-1iib9o9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414246/original/file-20210803-23-1iib9o9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414246/original/file-20210803-23-1iib9o9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414246/original/file-20210803-23-1iib9o9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El precio del Epipen aumentó más del 400 %.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/saint-louis-united-states-august-25-473806648">Shutterstock</a></span>
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<p>La industria afirma que estos altos precios sirven para financiar investigaciones vitales. Sin embargo, sus detractores sostienen que estas empresas en ocasiones gastan más en marketing que en investigación, y que sus beneficios muchas veces provienen de investigaciones financiadas con dinero público.</p>
<p>Y para empeorar las cosas, las grandes farmacéuticas se encuentran también entre los mayores evasores fiscales. En una <a href="https://www.michaelwest.com.au/big-pharma-bosses-front-up-to-senate-inquiry-into-corporate-tax-avoidance/">sesión celebrada en 2015 en el Senado de Australia</a> se afirmó que las farmacéuticas pagaban tan solo el 1 % de impuestos. </p>
<p>En esta misma línea, un <a href="https://www.oxfam.org/en/press-releases/drug-companies-cheating-countries-out-billions-tax-revenues">informe mundial de Oxfam</a> publicado en 2018 concluía que la industria farmacéutica estaba “defraudando a los Estados miles de millones por impago de impuestos”. </p>
<h2>Los daños del marketing tóxico</h2>
<p>El mayor problema de los gigantes farmacéuticos es la <a href="https://theconversation.com/time-to-end-drug-company-distortion-of-medical-evidence-127495">influencia perniciosa</a> que tienen sobre la medicina. La industria controla la investigación, y existen <a href="https://www.cochrane.org/MR000033/METHOD_industry-sponsorship-and-research-outcome">evidencias sólidas</a> de que los estudios financiados por empresas tienden a presentar sesgos que favorecen al producto patrocinado.</p>
<p>La formación de los médicos también es objeto primordial de patrocinios por parte de las farmacéuticas, y aquí también hay evidencias que apuntan a que existe un vínculo entre el mero hecho de que un médico acepte <a href="https://theconversation.com/drug-companies-are-buying-doctors-for-as-little-as-a-16-meal-61364">ser invitado a comer</a> en un “evento de formación” y que prescriba en mayor medida el medicamento patrocinado. </p>
<p>Y las directrices sanitarias, que pueden tener una enorme influencia en los medicamentos que prescribe un doctor, en demasiadas ocasiones están <a href="https://bmjopen.bmj.com/content/9/2/e025864">elaboradas por expertos médicos</a> que tienen vínculos con farmacéuticas.</p>
<p>Una pieza fundamental de estos esfuerzos de marketing son los expertos médicos de prestigio (a los que en ocasiones se les llama “<a href="https://www.bmj.com/content/336/7658/1402">líderes de opinión clave</a>” –<em>key opinión leaders</em>–) y que, a pesar de decirse independientes, aceptan dinero por consultas, asesorías o presentaciones “formativas” dirigidas a otros médicos. </p>
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<img alt="Un doctor escribe en su ordenador." src="https://images.theconversation.com/files/414248/original/file-20210803-15-rn30tb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414248/original/file-20210803-15-rn30tb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414248/original/file-20210803-15-rn30tb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414248/original/file-20210803-15-rn30tb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414248/original/file-20210803-15-rn30tb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414248/original/file-20210803-15-rn30tb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414248/original/file-20210803-15-rn30tb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una sola comida en un evento de formación patrocinado puede ser suficiente para que un doctor prescriba en mayor medida un determinado medicamento.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/doctor-typing-on-his-computer-office-142168426">Shutterstock</a></span>
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<p>Un antiguo representante de ventas de alto rango de una destacada empresa farmacéutica se convirtió en confidente y lo expuso claramente en un artículo publicado en <a href="https://www.bmj.com/content/336/7658/1402"><em>British Medical Journal</em></a>:</p>
<blockquote>
<p>Los líderes de opinión clave eran vendedores que trabajaban para nosotros, y por nuestra parte calculábamos de forma rutinaria los retornos de nuestras inversiones haciendo un seguimiento del número de prescripciones realizadas antes y después de las presentaciones. </p>
<p>Si ese ponente no tenía el impacto que esperaba la empresa, no se le volvía a invitar.</p>
</blockquote>
<p>Este marketing tóxico implica que en demasiadas ocasiones se favorezca la prescripción de pastillas modernas y caras frente a otras más viejas y baratas, o bien que no se haga nada en absoluto en relación a ciertos productos, lo que provoca un gran daño y supone un derroche de preciosos recursos. </p>
<h2>Delitos empresariales</h2>
<p>En 2009 se produjo el mayor acuerdo extrajudicial por fraude médico de la historia. Pfizer se vio forzada a pagar una <a href="https://web.archive.org/web/20091212121012/http://www.stopmedicarefraud.gov/index.html">multa de 2 300 millones de dólares</a> por promoción ilegal, difusión de contenidos falsos o engañosos sobre la seguridad de sus medicamentos y soborno a médicos. Incluyó el pago de una multa penal de 1 200 millones de dólares, la mayor pagada nunca en Estados Unidos en un proceso penal.</p>
<p>Resultó que uno de los confidentes del caso había sido <a href="https://www.allenandunwin.com/browse/books/academic-professional/health/Sex-Lies--Pharmaceuticals-Ray-Moynihan-9781742370187">miembro de un equipo especial de ventas de Pfizer</a> encargado de promocionar la Viagra. Este confidente reveló que regalaban a los médicos desayunos, comidas, cenas, cursos de golf, entradas para espectáculos de Broadway y para partidos de béisbol, y también distintos servicios en estaciones de esquí, casinos y clubs de <em>striptease</em>.</p>
<p>En 2013 Johnson & Johnson pagó un total de 2.200 millones en multas por procesos civiles y criminales por primar “<a href="https://www.justice.gov/opa/pr/johnson-johnson-pay-more-22-billion-resolve-criminal-and-civil-investigations">los beneficios económicos sobre la salud de los pacientes</a>”. Y es que la empresa había promocionado de forma ilegal potentes fármacos antipsicóticos, como sustancias para el control del comportamiento de los ancianos y las personas más vulnerables, exagerando los beneficios y subestimando los peligrosos efectos secundarios del producto, que incluían un mayor riesgo de sufrir ataques cerebrales. </p>
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<img alt="Un hombre mayor se lleva una píldora a la boca con una mano y sostiene un vaso de agua en la otra." src="https://images.theconversation.com/files/414247/original/file-20210803-23-13hydnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414247/original/file-20210803-23-13hydnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414247/original/file-20210803-23-13hydnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414247/original/file-20210803-23-13hydnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414247/original/file-20210803-23-13hydnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414247/original/file-20210803-23-13hydnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414247/original/file-20210803-23-13hydnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Las farmacéuticas han tenido que hacer frente a enormes multas por primar sus beneficios sobre la salud de sus clientes.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/asian-old-man-taking-pill-another-1679120026">Shutterstock</a></span>
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<p>Otros documentos judiciales que datan aproximadamente de la misma época muestran cómo el gigante multinacional Merck usaba <a href="https://www.bmj.com/content/338/bmj.b1914.extract">trucos sucios</a> para testar y defender Vioxx, su polémico medicamento para el tratamiento de la artritis. Merck creó una revista médica falsa y realizó listas secretas de personalidades académicas críticas que había que “neutralizar” y “desacreditar”.</p>
<p>Al final Vioxx fue retirado del mercado porque estaba provocando ataques al corazón. Según estimaciones publicadas en <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(05)17864-7/fulltext"><em>The Lancet</em></a>, hasta 140 000 personas podrían haberse visto afectadas por patologías coronarias graves como consecuencia del consumo de este medicamento. </p>
<h2>Investigación y reformas</h2>
<p>Escándalos como el de Vioxx han manchado la imagen de la industria y han provocado que se le someta a un escrutinio mayor.</p>
<p>La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos elaboró un <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK22942/">informe de referencia</a> en el que se defendía que la proximidad entre los médicos y las farmacéuticas podía poner en riesgo la integridad de la ciencia, la objetividad de la formación, la equidad en el cuidado médico y la confianza de los ciudadanos en la medicina. </p>
<p>Tras una serie de sesiones en el Congreso de Estados Unidos sobre estas prácticas de marketing tóxico se creó el <a href="https://openpaymentsdata.cms.gov/">Open Payments</a>, un registro obligatorio en el que se han de publicar los pagos que cada compañía realiza a cada médico. </p>
<p>En todo el mundo se están <a href="https://www.bmj.com/content/367/bmj.l6576">poniendo en práctica reformas</a> que buscan aumentar la transparencia y la independencia. Italia creó un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20055898/">impuesto especial</a> a la publicidad de las farmacéuticas para financiar investigaciones de interés público, y Noruega, por su parte, ha decidido no reconocer plenamente a aquellos médicos que se benefician de <a href="https://www.legeforeningen.no/om-oss/Styrende-dokumenter/legeforeningens-lover-og-andre-organisatoriske-regler/avtale-mellom-legemiddelindustriforeningen-og-den-norske-lageforening-om-retningslinjer-for-samarbeid-og-samhandling-mellom-leger-legeforeningen-og-legemiddelindustrien/#23800">formaciones patrocinadas por farmacéuticas</a>. </p>
<p>Pero aún queda un largo camino por recorrer. Un <a href="https://www.bmj.com/content/369/bmj.m1505">estudio</a> de 2020 reveló que el 80 % de los doctores que dirigían las organizaciones médicas más importantes del mundo aún recibían dinero de farmacéuticas y de empresas de producción de dispositivos médicos, ya fuera en concepto de financiación de su investigación, de pago de asesorías o procurándoles alojamiento en hoteles.</p>
<p>Incluso algunas agencias que analizan medicamentos, y particularmente la <a href="https://www.fda.gov/about-fda/fda-basics/fact-sheet-fda-glance">Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos</a> (FDA, en sus siglas en inglés), aún obtienen una parte significativa de sus fondos de las farmacéuticas, que pagan para que sus fármacos sean analizados. </p>
<p>Y el marketing tóxico no ha desaparecido. Tan solo el mes pasado un grupo de farmacéuticas entre las que se encontraba Johnson & Johnson <a href="https://www.theguardian.com/us-news/2021/jul/21/us-opioid-settlement-state-attorneys-general-johnson-and-johnson">acordó pagar</a> un total de 26 000 millones de dólares por su responsabilidad a la hora de alimentar la epidemia de opiáceos. </p>
<h2>Prescribir confianza</h2>
<p><a href="https://www.fiercepharma.com/pharma/amid-challenges-a-covid-19-opportunity-for-pharma-a-chance-to-bolster-its-reputation-lilly">Se ha publicado</a> que el presidente de una farmacéutica afirmó el año pasado que la industria tenía “una oportunidad de las que solo se dan una vez en cada generación” para restaurar su reputación.</p>
<p>Dado que las prácticas deshonestas hicieron que la credibilidad de las farmacéuticas tocara fondo, sería inocente pensar que la pandemia acabará por arte de magia con todo el marketing tóxico y con los precios abusivos. </p>
<p>Y es que cualquier recuperación postpandémica exigirá una reforma integral.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo forma parte de la serie mundial de The Conversation <a href="https://theconversation.com/au/topics/the-business-of-pharmaceuticals-108206">El negocio de las farmacéuticas</a>. Puedes leer el resto de artículos <a href="https://theconversation.com/au/topics/the-business-of-pharmaceuticals-108206">aquí</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173037/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ray Moynihan es profesor adjunto del Institute for Evidence-Based Healthcare de la Universidad de Bond y profesor adjunto de la Universidad de Sidney. Recibe financiación a través de becas competitivas del Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica de Australia, financiado con fondos públicos. Ray ha escrito e investigado sobre la influencia de la industria farmacéutica durante casi 25 años y es autor de 4 libros sobre el negocio de la medicina.</span></em></p>La pandemia de covid-19 está dando a las empresas farmacéuticas la oportunidad de restaurar su imagen. Pero, ¿cómo han llegado a ser tan grandes y su credibilidad se ha hundido tanto?Ray Moynihan, Assistant Professor, Bond UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1638572021-07-06T19:57:40Z2021-07-06T19:57:40ZLa curiosa historia del descubrimiento de la anestesia gaseosa: de las ferias ambulantes a los quirófanos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/409740/original/file-20210705-125885-v5sixj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C1%2C1237%2C788&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Caricatura satírica británica sobre el óxido de nitrógeno o 'gas de la risa'.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Laughing_gas_Rumford_Davy.jpg">Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>La búsqueda de remedios paliativos <a href="https://books.google.com.gt/books/about/Historia_de_la_psicofarmacolog%C3%ADa.html?id=-SozhUVs8f4C">contra el dolor</a> por parte de médicos y sanadores ha sido una constante desde los albores de la humanidad: opio, cannabis, coca, solanáceas, alcohol. Sin embargo, el nacimiento de la anestesia gaseosa, que supuso la gran revolución de la cirugía, no tuvo lugar hasta mediado el siglo XIX. El término “anestesia” (del griego <em>anaisqhsia</em>) es atribuido a Oliver W. Holmes (1846) y viene a significar “sin sensibilidad”.</p>
<p>Durante el siglo XVIII florecieron las disciplinas químicas y nació la denominada “medicina neumática”, con el descubrimiento de una gran cantidad de gases. Entre ellos, cabe mencionar el óxido nitroso (aire nitroso flogisticado), descubierto en 1775 por el químico inglés Joseph Priestley al tratar, en caliente, limaduras de hierro con ácido nítrico. </p>
<p>Este sería el primer gas anestésico de la historia.</p>
<h2>El “gas de la risa” y el éter</h2>
<p>Sin embargo, sería el joven químico <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0007091217524861">Humphry Davy</a> quien descubriría las propiedades anestésicas del óxido nitroso, denominado también protóxido de ázoe. Lo hizo al experimentar en sí mismo, en 1796, los efectos de dicho gas en el alivio de un dolor odontológico. En su libro de 1800 especuló con la posibilidad de que el nuevo gas pudiera tener una importante utilidad en cirugía, dada su capacidad analgésica.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/409729/original/file-20210705-19-1hi4tvo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409729/original/file-20210705-19-1hi4tvo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409729/original/file-20210705-19-1hi4tvo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=989&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409729/original/file-20210705-19-1hi4tvo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=989&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409729/original/file-20210705-19-1hi4tvo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=989&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409729/original/file-20210705-19-1hi4tvo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1243&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409729/original/file-20210705-19-1hi4tvo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1243&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409729/original/file-20210705-19-1hi4tvo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1243&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cartel del siglo XIX anunciando una sesión de gas de la risa, en la que se usaba el óxido nitroso.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Circunstancias parecidas concurrieron con respecto al éter. Un ayudante y alumno de Davy, Michael Faraday, estudió las propiedades del éter y advirtió que su capacidad para inducir un estado de insensibilidad letárgica era muy parecida a la del óxido nitroso. Esta observación fue publicada en la revista <em>Quarterly Journal of Science and the Arts</em>, en 1818, pero también pasó prácticamente desapercibida para la comunidad científica.</p>
<p>De esta forma, tanto el protóxido de ázoe como el éter no encontraron su hueco terapéutico y acabaron obteniendo un gran éxito como sustancias de <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Recreational_use_of_nitrous_oxide">uso recreativo</a>. De hecho, el óxido nitroso, por su capacidad euforizante, alcanzó una enorme popularidad como “gas hilarante” o “gas de la risa” en reuniones de la alta sociedad y, posteriormente, en el ámbito circense. </p>
<p>Por su parte, el éter se tornó en una bebida euforizante, competencia directa de las bebidas alcohólicas y dispensada también en tascas y tabernas, llegando a ocasionar en algunos países, como Irlanda, una auténtica epidemia de “eteromanía”.</p>
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<span class="caption">Dibujos satíricos del siglo XIX en los que se muestran el empleo recreativo de los primeros gases anestésicos; el óxido nitroso o protóxido de ázoe se usó en espectáculos públicos con el nombre de gas hilarante o gas de la risa (A), y el éter, por sus propiedades euforizantes, como agente embriagador en tabernas y en las llamadas ether frolics (B).</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Los dentistas entran en acción</h2>
<p>El verdadero desarrollo de la <a href="https://www.medigraphic.com/pdfs/rma/cma-2017/cmas171cv.pdf">anestesia gaseosa</a> se lo debemos al colectivo de los dentistas. Estos profesionales estaban muy preocupados, por razones obvias, en mejorar la atención y fidelidad de unos pacientes muy castigados por los procesos dolorosos. </p>
<p>De hecho, la recuperación para la ciencia médica de las propiedades anestésicas del protóxido de ázoe y del éter se debe a dos <a href="https://www.amazon.es/Historia-anestesia-Julio-Gonz%C3%A1lez-Iglesias/dp/B00S1JG4ES">dentistas norteamericanos</a>, Horace Wells y Williams T.G. Morton. Como sucedió con otras grandes aportaciones a la historia de la medicina, en esta historia, plagada de controversias, intervino la serendipia de forma crucial.</p>
<p>En 1844, ejerciendo en la localidad de Hartford, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2606479/">Wells</a> acudió a una representación del famoso Circo Barnum. Este ofrecía, entre otras atracciones, una sesión de gas hilarante dirigida por un farmacéutico ambulante llamado Gardner Q. Colton.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/409730/original/file-20210705-17-1j5w6bk.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409730/original/file-20210705-17-1j5w6bk.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409730/original/file-20210705-17-1j5w6bk.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=295&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409730/original/file-20210705-17-1j5w6bk.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=295&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409730/original/file-20210705-17-1j5w6bk.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=295&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409730/original/file-20210705-17-1j5w6bk.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=371&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409730/original/file-20210705-17-1j5w6bk.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=371&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409730/original/file-20210705-17-1j5w6bk.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=371&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los grandes pioneros de la historia de la anestesia gaseosa fueron Horace Wells (1815-1848), dentista considerado como el verdadero descubridor de la anestesia quirúrgica moderna (A), Williams T. Green Morton (1819-1868), cirujano dentista e introductor en clínica de la anestesia con éter (B), y Charles Thomas Jackson (1805-1880), químico, médico y geólogo, quien aconsejó a Morton el uso del éter sulfúrico en la práctica clínica (C).</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>El azar quiso que un vecino del pueblo, Samuel Cooley, sufriera una aparatosa herida durante la sesión, sin mostrar ningún tipo de dolor mientras duraban los efectos del gas. Wells rápidamente vio la posible utilidad de esta sustancia en el ejercicio de su profesión y solicitó a Colton que acudiera a su consulta para aplicarle el gas a él mismo y dejarse extraer una pieza dentaria. </p>
<p>Dado el éxito de la intervención, Wells empleó habitualmente el óxido nitroso en su consulta y finalmente convenció a un prestigioso cirujano del Massachusetts General Hospital de Boston, John C. Warren, para realizar una demostración pública de los efectos del gas en una intervención quirúrgica. Esta demostración con el protóxido de ázoe tuvo lugar el 20 de enero de 1845 y acabó en un rotundo fracaso, pues Wells carecía de la suficiente pericia en el procedimiento de aplicación y el paciente despertó gritando de dolor durante la intervención de amputación de un miembro.</p>
<p>Conocedor de los experimentos de su colega Wells, Morton comenzó a investigar, infructuosamente, sobre los <a href="https://www.iberlibro.com/buscar-libro/autor/MALVIN-E-RING-TRAD-MARIANO-VIDAL-CORTES--REVISION-FRANCESC-CASAS-BOTELLE?cm_sp=brcr-_-bdp-_-author">efectos del éter</a> en los animales. Por este motivo, consultó a su profesor de química, <a href="https://www.britannica.com/biography/Charles-Thomas-Jackson">Charles T. Jackson</a>, quien le recomendó el uso de éter sulfúrico puro. </p>
<p>Con esta sustancia y un aparato para su aplicación, diseñado por el propio Morton, pudo efectuar una extracción dentaria sin dolor y solicitar una nueva demostración pública en el mismo Massachusetts General Hospital. Esta tuvo lugar el 16 de octubre de 1846, en un paciente con un tumor cervical, que fue intervenido por Warren con un enorme éxito. El paciente, Gilbert Abbott, permaneció inconsciente e inmóvil durante toda la intervención. Ese día pasó a la historia como el nacimiento de la anestesia quirúrgica. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/409731/original/file-20210705-126529-7lscz5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409731/original/file-20210705-126529-7lscz5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409731/original/file-20210705-126529-7lscz5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=487&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409731/original/file-20210705-126529-7lscz5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=487&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409731/original/file-20210705-126529-7lscz5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=487&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409731/original/file-20210705-126529-7lscz5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=612&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409731/original/file-20210705-126529-7lscz5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=612&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409731/original/file-20210705-126529-7lscz5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=612&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">John Warren efectúa la intervención quirúrgica de un tumor cervical, una vez que William Morton, situado detrás del paciente, le ha practicado la anestesia con éter. Lienzo de Robert Hinckey.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Robert Hinckey (Boston, 1882)</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Sin embargo, Morton, en un intento de proteger sus derechos de patente, ocultó la naturaleza de su invento, aduciendo que era una nueva sustancia descubierta por él, a la que llamó <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17757570/">Letheon</a>. Este hecho no solamente retrasó la difusión de la anestesia, sino que inició una confrontación directa con Jackson, que reclamaba la paternidad del descubrimiento y divulgó su verdadera naturaleza (éter sulfúrico).</p>
<h2>El cloroformo y la obstetricia: <em>Victo dolore</em></h2>
<p>Un año después de estos hechos tuvo lugar la introducción clínica del cloroformo en anestesiología. Este agente fue descubierto en 1831 de forma casi simultánea por tres grupos de investigación independientes. </p>
<p>En 1847, el químico inglés David Waldie sugirió al ginecólogo <a href="https://www.gutenberg.org/files/34128/34128-h/34128-h.htm">James Y. Simpson</a>, conocido como “el partero de Edimburgo”, la posible utilidad del cloroformo, previamente ensayada en animales de laboratorio, como anestésico general. Aunque Simpson ya había empleado el éter en partos complicados con buenos resultados, decidió conocer personalmente los efectos del cloroformo y lo inhaló, junto a dos amigos, en una habitación de su domicilio.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409732/original/file-20210705-19-4ar5zx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409732/original/file-20210705-19-4ar5zx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409732/original/file-20210705-19-4ar5zx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409732/original/file-20210705-19-4ar5zx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409732/original/file-20210705-19-4ar5zx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409732/original/file-20210705-19-4ar5zx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409732/original/file-20210705-19-4ar5zx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Inhalador de éter ideado y usado por Williams T. Green Morton.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>El efecto fue tan manifiesto que decidió aplicarlo en las labores de parto, así como en intervenciones quirúrgicas ginecológicas, con gran éxito, presentando un informe positivo sobre esta sustancia a la Sociedad Médico-Quirúrgica de Edimburgo ese mismo año de 1847. En 1866, Simpson fue nombrado caballero y la reina le concedió una baronía, y estableció como lema de su escudo de armas <em>Victo Dolore</em> (“victoria sobre el dolor”).</p>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409733/original/file-20210705-21-14fooha.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409733/original/file-20210705-21-14fooha.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=820&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409733/original/file-20210705-21-14fooha.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=820&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409733/original/file-20210705-21-14fooha.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=820&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409733/original/file-20210705-21-14fooha.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1031&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409733/original/file-20210705-21-14fooha.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1031&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409733/original/file-20210705-21-14fooha.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1031&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">James Young Simpson (1811-1870), profesor de la Universidad de Edimburgo y responsable del empleó del cloroformo, por primera vez, en obstetricia y en cirugía ginecológica.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Pero este gran avance médico no estuvo exento de polémica, pues el sector más intransigente y calvinista de la sociedad escocesa se opuso abiertamente al cloroformo, aduciendo la maldición bíblica recaída sobre Eva: “Multiplicaré en gran medida tus dolores y tus preñeces y parirás a tus hijos con dolor”. </p>
<p>No obstante, cuando el ginecólogo de la corte inglesa <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1325279/">John Snow</a> aplicó este gas en el parto del séptimo hijo (Leopoldo) de la Reina Victoria, en 1854, se aplacó la ira de los integristas y se comenzó a considerar la anestesia como un importante avance social. Snow es considerado, en la actualidad, como el primer anestesista de la historia. Durante la segunda mitad del siglo XIX, el cloroformo adquirió una gran popularidad y desplazó paulatinamente al éter como anestésico general preferido por la mayor parte de los cirujanos.</p>
<h2>Cuando los protagonistas no acaban bien</h2>
<p>La historia de la anestesia parece haber arrastrado, en palabras de algunos autores, una especie de maldición, a modo de <em>venganza divina</em> por la violación del clásico axioma “<em>divinum est sedare dolore</em>” (divino es eliminar el dolor), que parece haber marcado el trágico destino de los pioneros de la anestesia gaseosa. </p>
<p>Priestley murió exiliado en Estados Unidos; Davy, intoxicado por sus propias creaciones; Morton, arruinado; Jackson, completamente loco en un manicomio; y Wells, adicto al cloroformo, acabó suicidándose en prisión tras ser condenado por arrojar ácido a dos mujeres.</p>
<p>En cualquier caso, la aportación de Wells a la medicina puede ser considerada como una de las más relevantes de la historia. Al erradicar el dolor durante las intervenciones quirúrgicas, permitió el desarrollo de la cirugía, tal como la conocemos en la actualidad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163857/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco López-Muñoz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La búsqueda de remedios contra el dolor ha sido constante desde los albores de la humanidad. El primer gas anestésico, sin embargo, no llegaría hasta finales del siglo XVIII.Francisco López-Muñoz, Profesor Titular de Farmacología y Vicerrector de Investigación y Ciencia de la Universidad Camilo José Cela, Universidad Camilo José CelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1618652021-06-01T20:58:46Z2021-06-01T20:58:46Z¿Salió el SARS-CoV-2 de un laboratorio?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/403841/original/file-20210601-663-1p4pjkq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C169%2C1797%2C1239&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Micrografía de una partícula del virus del SARS-CoV-2 (variante UK B.1.1.7), aislada de una muestra de un paciente y cultivada en una célula.
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/50997709387/in/album-72157712914621487/">NIAID / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>El pasado 14 de mayo, un grupo de científicos de universidades como Harvard, Chicago, Toronto, Cambridge, Yale, Stanford, Berkeley y otras, <a href="https://science.sciencemag.org/content/372/6543/694.1">publicaron una carta en la revista <em>Science</em></a> en la que solicitaban seguir estudiando el origen del SARS-CoV-2: </p>
<blockquote>
<p>“Debemos tomar en serio las hipótesis sobre el origen tanto natural como de laboratorio hasta que tengamos suficientes datos. La investigación debe ser transparente, objetiva, basada en datos, que incluya una amplia experiencia, que esté sujeta a una supervisión independiente y que se gestione de manera responsable para minimizar el impacto de los conflictos de intereses. Las agencias de salud pública y los laboratorios de investigación deben abrir sus registros al público”.</p>
</blockquote>
<p>Qué pasa, ¿qué ahora todos se han vuelto negacionistas y conspiranoicos?</p>
<ul>
<li><p>Si usted me pregunta, ¿es posible hoy en día crear un nuevo virus artificial en el laboratorio? </p>
<p>La respuesta es sí. Mire, por ejemplo, <a href="https://www.pnas.org/content/105/50/19944.long">este artículo publicado en <em>PNAS</em></a>.</p></li>
<li><p>¿Es posible que un virus se escape de un laboratorio de seguridad? </p>
<p>La respuesta también es sí. Mire, por ejemplo, <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa032565?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200www.ncbi.nlm.nih.gov">este brote de SARS</a>, este <a href="https://global.chinadaily.com.cn/a/201912/06/WS5deb4fe7a310cf3e3557c92a.html">de Brucellosis</a> y el descubrimiento del <a href="https://www.cdc.gov/vhf/marburg/index.html">virus de Marburgo</a>. </p></li>
<li><p>Entonces, ¿el SARS-CoV-2 se ha creado artificialmente y se ha escapado de un laboratorio? </p>
<p>No podemos descartarlo, pero lo más probable es que no. Una cosa es que sea posible, otra distinta qué es lo más probable.</p></li>
</ul>
<h2>Los coronavirus son virus de animales</h2>
<p>Los coronavirus (CoV) de animales se conocen desde finales de los años 30, y se clasifican en cuatro géneros (alfa, beta, gamma y delta-CoV). Los beta-CoV contiene a la mayoría de los que infectan a humanos y se subdivide a su vez en cuatro linajes (A, B, C y D). El origen de la mayoría de los alfa y beta-CoV está en los murciélagos y roedores, mientras que las aves son el mayor reservorio natural de los gamma y delta-CoV. </p>
<p>Desde hace miles de años, los CoV han estado constantemente cruzando la barrera entre especies. Una de las características de los coronavirus es su tremenda capacidad de saltar de una especie animal a otra.</p>
<p>Causan, principalmente, enfermedades respiratorias y gastrointestinales en muchos animales de granja y domésticos: el virus de la bronquitis infecciosa de las aves, el coronavirus respiratorio canino, la hepatitis murina, el coronavirus bovino, el virus de la gastroenteritis transmisible en cerdos, la peritonitis infecciosa felina y un largo etcétera. Uno de los animales que más tipos diferentes de coronavirus alberga y que, por tanto, actúa como un almacén o reservorio natural es… el murciélago. </p>
<p>Se han identificado más de 200 tipos distintos de CoV en los murciélagos y el 35% del viroma (el conjunto de genomas de virus) del murciélago son CoV. Por cierto, los murciélagos no son roedores, son los únicos mamíferos voladores, de los que existen más de 1 200 especies distintas, representan aproximadamente un 20% de todas las especies de mamíferos, y están presentes en todos los continentes, excepto en la Antártida. Algunas de sus colonias pueden albergar cientos de miles de individuos. </p>
<h2>Los coronavirus humanos</h2>
<p>En humanos, además del SARS-CoV-2, se conocen otros seis coronavirus que causan enfermedad. Cuatro de ellos causan una infección leve y se denominan seguido de un código: HCoV-229E, HCoV-OC43, HCoV-NL63 y HCoV-HKU1. El 30% de los catarros comunes están producidos por estos cuatro coronavirus, en algunos casos también cursan con trastornos digestivos, y en niños y personas mayores inmunocomprometidas pueden llegar a ser graves. Su distribución es global y tienden a ser estacionales. </p>
<p>El primero que se descubrió fue el HCoV-229E, que se aisló del tracto respiratorio de un paciente en 1966. Al año siguiente, se aisló el HCoV-OC43. A finales de 2004 se descubrió el HCoV-NL63 aislado de un bebé de siete meses en Holanda, y el mismo año se aisló el HCoV-HKU1 de un paciente de 71 años hospitalizado por neumonía y bronquiolitis en Hong Kong.</p>
<p>En 2002, se describió el SARS-CoV (8 096 casos y 774 muertos) que causaba una neumonía aguda y severa. Se extendió por 27 países. </p>
<p>Diez años después, en 2012 apareció el MERS-CoV, un nuevo coronavirus que causó el síndrome respiratorio de Oriente Medio, y que, aunque infectó a menos personas, unas 2 500, su letalidad fue mucho mayor, de hasta el 35%. El MERS-CoV todavía se aísla de forma esporádica.</p>
<p>Todos estos HCoV tiene un origen animal. HCoV-NL63, HCoV-229E, SARS-CoV y MERS-CoV se han originado en CoV de murciélagos, mientras que el origen de HCoV-OC43 y HCoV-HKU1 está en los roedores. A este tipo de virus que infectan al ser humano pero que tienen un origen animal se les denomina zoonóticos.</p>
<p>En este salto desde el murciélago o el roedor al ser humano ha habido otros animales que han actuado como intermediarios, en los que los virus se han ido adaptado para infectar al ser humano: las civetas y los mapaches en el caso del SARS-CoV, los dromedarios en MERS-CoV, o el ganado vacuno en HCoV-OC43. Murciélagos y roedores actuarían, por tanto, como reservorio natural o lugar donde los ancestros de estos HCoV viven y se multiplican y son el origen común de infecciones en otros animales. En los hospedadores intermedios, los CoV se irían adaptado al ser humano.</p>
<p>Actualmente, los HCoV-229E, HCoV-OC43, HCoV-NL63 y HCoV-HKU1 están muy adaptados al ser humano, son fácilmente transmisibles y causan infecciones leves. Por el contrario, SARS-CoV y MERS-CoV son mucho más patógenos, no están tan bien adaptados y por eso su transmisión entre humanos no es tan frecuente (desde 2004 no se ha vuelto a detectar ningún caso de SARS-CoV, y los brotes de MERS-CoV siguen estando asociados al contacto con dromedarios que actúan como reservorio intermedio del virus).</p>
<p>La familia de los coronavirus es muy diversa, se mezclan entre ellos y saltan de una especie animal a otra. No podemos descartar, por tanto, que otro nuevo coronavirus como SARS-CoV y MERS-CoV vuelva a aparecer y a darnos problemas.</p>
<h2>El origen de SARS-CoV-2</h2>
<p>Una de las zonas del genoma más interesantes del SARS-CoV-2 para investigar su origen es la que codifica para la proteína S, porque es la más variable y porque su función es esencial para la entrada en la célula, al unirse al receptor de la membrana celular, el ACE2.</p>
<p>Los modelos en 3D demuestran que la proteína S se divide en dos subunidades, S1 y S2, que se separan por la acción de una enzima de la célula con actividad proteasa, la furina. Los análisis estructurales, genómicos y bioquímicos de esa proteína S nos permiten estudiar este proceso en detalle y demuestran que SARS-CoV-2 posee dos particularidades importantes, que pueden relacionarse con su origen.</p>
<ol>
<li><p>El dominio RBD de la proteína S tiene una alta afinidad por el receptor ACE2. La proteína S posee una secuencia que se denomina RBD (dominio de unión al receptor), la parte más variable del genoma del virus, en la que hay seis aminoácidos que son esenciales para unirse al receptor ACE2. Si comparamos esa secuencia entre SARS-CoV-2 y el SARS-CoV, solo un aminoácido de esos seis es común. </p>
<p>Sin embargo, los análisis computacionales indican que ese dominio no es el mejor posible para unirse al receptor, teóricamente puede haber otras combinaciones que sean aún más eficaces para unirse al receptor. Esto sugiere que esa secuencia ha surgido por un proceso de selección natural a lo largo de pases del virus entre personas o animales. </p>
<p>Si alguien hubiera diseñado este nuevo virus para que fuera patógeno lo hubiera hecho mejor.</p></li>
<li><p>La proteína S posee una secuencia de corte por furina entre las subunidades S1 y S2 de la proteína. Aunque algunos HCoV, como el HKU1, también tienen esa característica, el sitio de corte por furina no es muy frecuente en todos los coronavirus, y menos en los del grupo beta, al que pertenece el SARS-CoV-2. Esta secuencia tan peculiar, ¿podría ser fruto de la manipulación genética del virus? Si lo comparamos con lo que ocurre en el virus de la gripe, muy probablemente se haya generado también por selección natural. </p>
<p>En algunos virus de la gripe aviar se ha visto que en situaciones de alta densidad de poblaciones de aves, se selecciona de forma natural este tipo de secuencias de corte en la hemaglutinina de la envoltura (similar a la proteína S del coronavirus). Esto hace que el virus se replique más rápidamente y sea más transmisible. </p>
<p>Así es cómo algunos virus de gripe aviar de baja patogenicidad se convierten en virus de alta patogenicidad. También se ha observado la adquisición de estos sitios de corte en la hemaglutinina después de pases repetidos del virus en cultivo celular o en animales. Por lo tanto, esta nueva propiedad del virus de la gripe es fruto de la selección natural, y lo mismo ha podido ocurrir en el coronavirus.</p></li>
</ol>
<p>Si el origen del genoma de SARS-CoV-2 fuera la ingeniería genética, muy probablemente se habrían empleado algunos sistemas genéticos ya presentes en otros beta-CoV y los datos no demuestran nada de esto. Por el contrario, lo más probable es que estas dos características del virus sean fruto de la selección natural. </p>
<p>Una posibilidad es que esas características se hayan seleccionado en un animal antes de transferirse al ser humano. Cuando se comparan los genomas de los CoV, el más parecido al SARS-CoV-2 es el aislado de un murciélago en Yunnan (China) en 2013, el genoma RaTG13 de <em>Rhinolophus affinis</em>, con más de un 96% de identidad. </p>
<p>Sin embargo, cuando se compara la zona RBD de la proteína S difieren significativamente. Aunque el virus del murciélago sigue teniendo una homología a nivel del genoma mayor, la similitud entre el SARS-CoV-2 y los coronavirus del pangolín es especialmente alta en ese dominio RBD de la proteína S. Esto refuerza la idea de que la optimización de la proteína S para unirse al receptor ACE2 humano es fruto de la selección natural y no de ingeniería genética o de pases sucesivos del virus en un laboratorio. </p>
<p>Sin embargo, ni los coronavirus de murciélagos ni los de los pangolines tienen el sitio de corte de furina en la proteína S. Los coronavirus son muy frecuentes entre estos y otros animales y es muy probable que todavía no hayamos dado con el precursor animal del SARS-CoV-2. No podemos descartar que fenómenos de mutación, inserción y deleción hayan ocurrido de forma natural en el gen S en algún otro animal, probablemente con alta densidad de población y con un receptor ACE2 similar al humano.</p>
<p>Otra posibilidad que no se puede descartar es que el SARS-CoV-2 haya adquirido esas características mientras se transmitía de forma indetectable entre humanos. Todos los genomas de SARS-CoV-2 secuenciados hasta ahora demuestran que tienen un origen clonal a partir de un ancestro común en Wuhan, muy probablemente a principios de noviembre de 2019. La presencia en los pangolines del mismo dominio RBD en la proteína S sugiere que esa característica ya estaba en el virus antes de su salto a humanos. Quizá, entonces, el sitio de corte por furina fue el que se seleccionó durante la transmisión entre humanos. </p>
<p>Esto presupone que el virus estaba presente antes de noviembre de 2019 y que se transmitía entre nosotros de forma indetectable durante un tiempo. Eso ahora no lo sabemos, pero sería muy interesante si somos capaces de hacer estudios retrospectivos y comprobar si realmente el virus circulaba entre humanos antes de su estallido en Wuhan a finales de 2019.</p>
<p>Como vemos, las peculiares características de SARS-CoV-2 ya estaban en la naturaleza y no hay que imaginar experimentos de laboratorio para explicar su origen. Conocemos menos del 1% de los virus que hay ahí fuera y más del 70% de los nuevos virus emergentes tienen su origen en los animales. </p>
<p>Los virus son millones de millones de partículas, que se multiplican a una velocidad enorme y con una frecuencia de mutación y recombinación extraordinaria. Los virus no es que muten, es que viven mutando. En ellos, la evolución va a cámara rápida.</p>
<p>Otro dato interesante es que hay una gran cantidad de animales que son susceptibles a una infección experimental con SARS-CoV-2: gatos, perros, hurones, visones, hámster, algunas especies de ratas y ratones, macacos, mono verde africano, musarañas, murciélagos frugívoros, mapaches, conejos de laboratorio, ganado bovino… Por otra parte, se han demostrado infecciones adquiridas naturalmente de SARS-CoV-2 en perros, gatos y hurones en entornos domésticos, en tigres, leones, pumas y leopardos en colecciones zoológicas, en gorilas y en granjas de visón americano. De momento, las granjas de visones son la única evidencia de mantenimiento de una infección adquirida naturalmente en una población animal y salto a los humanos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/403843/original/file-20210601-396-1f5tm0a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/403843/original/file-20210601-396-1f5tm0a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/403843/original/file-20210601-396-1f5tm0a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/403843/original/file-20210601-396-1f5tm0a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/403843/original/file-20210601-396-1f5tm0a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/403843/original/file-20210601-396-1f5tm0a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/403843/original/file-20210601-396-1f5tm0a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/403843/original/file-20210601-396-1f5tm0a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Instituto de Virología de Wuhan.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://english.whiov.cas.cn/About_Us2016/Brief_Introduction2016/">Wuhan Institute of Virology, Chinese Academy of Sciences</a></span>
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</figure>
<h2>Lo más probable es un origen natural, pero ¿es posible otra hipótesis?</h2>
<p>A pesar de todo lo que acabamos de decir, es verdad que hay dudas razonables sobre qué se hacía y cómo se trabajaba en el Instituto de Virología de Wuhan.</p>
<p>China tardó ¡un año! en permitir que un equipo internacional de la OMS visitara Wuhan para investigar sobre el origen del virus. Su <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-00865-8">conclusión</a> fue que “muy probable” el SARS-CoV-2 tuviera un origen animal, aunque no se sabe cuál. Desgraciadamente, fue el Gobierno chino el que recogió los datos y las muestras y recopiló toda la información, mientras que el equipo internacional solo pudo trabajar sobre esos datos e informes.</p>
<p>Por otra parte, se sabía que desde antes de 2008, se venían realizando <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2258702/">experimentos de manipulaciones genéticas de los coronavirus SARS y MERS, denominadas “ganancias de función”</a>, para mejorar su capacidad de infección y transmisión. Y desde 2014, el Gobierno estadounidense había establecido una moratoria a la financiación de este tipo de experimentos por su peligrosidad y un potencial pandémico.</p>
<p>En marzo de 2020, los máximos responsables del Instituto señalaron que ningún trabajador del mismo había dado positivo en los test de detección del SARS-CoV-2. Pero recientemente se ha hecho público que al menos tres científicos del Instituto enfermaron con síntomas compatibles de COVID-19 un mes antes del anuncio oficial de la existencia de un nuevo coronavirus, por lo que sigue habiendo serias dudas sobre el nivel de bioseguridad del Instituto. </p>
<p>En <a href="https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2020/04/17/el-departamento-de-estado-de-ee-uu-advirtio-sobre-problemas-en-un-laboratorio-de-wuhan-que-estudiaba-coronavirus-en-murcielagos/">un informe de 2018 de técnicos del Departamento de Estado de EE.UU.</a> para verificar la bioseguridad de las instalaciones del Instituto se mostraba la preocupación por la falta de seguridad, debilidades de gestión del laboratorio y falta de personal especializado, y describía que muchos de los trabajos no se hacían dentro de las instalaciones de BSL4.</p>
<p><strong>Conclusión:</strong> con los datos que tenemos en este momento, la hipótesis más probable es que el SARS-CoV-2, como el resto de CoV humanos, sea de origen natural, a partir de un reservorio natural de CoV de murciélagos y a través de alguna especie intermedia (todavía sin identificar) donde se fue adaptando al ser humano. La naturaleza tiene suficiente recursos para generar este y cualquier otro virus. </p>
<p>Sin embargo, la tremenda opacidad y falta de transparencia del Gobierno chino hace que no se pueda descartar como hipótesis, menos probable pero posible, un origen en el laboratorio. Solo una investigación transparente, objetiva, basada en datos e independiente nos dirá la verdad.</p>
<hr>
<p>Una versión ampliada ha sido publicada por el autor en el blog <a href="https://microbioun.blogspot.com/2021/05/sobre-el-origen-del-sars-cov-2.html">microBIO</a>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/161865/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La hipótesis de que la pandemia de covid-19 pueda ser fruto de un accidente de laboratorio ha recobrado fuerza a pesar de no disponer de nuevas evidencias que apunten en esa dirección. Aunque ninguna opción es imposible, lo más probable es que su origen sea zoonótico.Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1607892021-05-20T19:07:46Z2021-05-20T19:07:46ZLa interesante historia de las vacunas que todos deberíamos conocer<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/401836/original/file-20210520-17-11bfwkc.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=281%2C2%2C1348%2C942&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Retrato de Edward Jenner (James Northcote, 1803).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.npg.org.uk/collections/search/portrait/mw03459/Edward-Jenner?">National Portrait Gallery</a></span></figcaption></figure><p>No cabe duda alguna de que una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha aportado a la humanidad han sido las vacunas. Previenen enfermedades que antes eran responsables de grandes y letales epidemias contra las que no teníamos remedios efectivos, más allá de sangrías “infalibles” o de poner sapos o sanguijuelas sobre la dolorosa hinchazón en los nódulos linfáticos para, según las creencias tradicionales, “rebalancear los humores”. </p>
<p>Además, digan lo que digan los peligrosos movimientos antivacunas, es indiscutible que la vacunación beneficia tanto a las personas vacunadas como a las personas no vacunadas y susceptibles que viven en su entorno. </p>
<p>Suerte que, bajo el auspicio y buen hacer de la Organización Mundial de la Salud, se desarrollan distintas iniciativas con un objetivo común: contrarrestar la expansión y efectos del movimiento contra la inmunización que está detrás del número creciente de casos de enfermedades casi erradicadas como el sarampión en nuestro entorno. Sin ir más lejos, el gobierno italiano decidió <a href="https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2017/05/20/59208e2be5fdeaf9758b45e4.html">prohibir la escolarización de aquellos niños a los que sus padres obstaculizaran vacunarse</a>. </p>
<p>Echando la vista atrás, ¿a quién debemos el descubrimiento, desarrollo y aplicación de la inmunización en humanos? ¿Cómo es que nuestra especie sobrevive y se perpetúa en un entorno tan “beligerante” y lleno de patógenos oportunistas como nuestro querido planeta Tierra?</p>
<h2>El hombre que más vidas ha salvado en la historia</h2>
<p>En la National Portrait Gallery de Londres se expone un retrato al óleo de un médico rural pintado en 1803 por un pintor e historiador del arte inglés llamado James Northcote (1746-183). El personaje en cuestión, con un ligero aire complaciente, aparece sentado en su despacho justo en el momento de hacer un receso en su labor intelectual. Se trata ni más ni menos que de Edward Jenner, reconocido como padre de la Inmunología (disciplina dentro de la Biología que se ocupa del estudio de todos los mecanismos fisiológicos de defensa de la integridad biológica del organismo). </p>
<p>Se podría decir que Jenner es el hombre que, con su trabajo, ha salvado más vidas en la historia de la humanidad. No en vano fue el creador de un nuevo método revolucionario para prevenir la viruela denominado inmunización.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/401840/original/file-20210520-15-1yucvyh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401840/original/file-20210520-15-1yucvyh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401840/original/file-20210520-15-1yucvyh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=858&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401840/original/file-20210520-15-1yucvyh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=858&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401840/original/file-20210520-15-1yucvyh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=858&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401840/original/file-20210520-15-1yucvyh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1078&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401840/original/file-20210520-15-1yucvyh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1078&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401840/original/file-20210520-15-1yucvyh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1078&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Litografía de Lady Mary Wortley Montagu (A. Devéria, C. F. Zincke).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Lady_Mary_Wortley_Montagu._Lithograph_by_A._Dev%C3%A9ria_after_C._Wellcome_V0004080.jpg">Wellcome Library</a></span>
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</figure>
<p>Pero la historia de la vacunación no empieza con él extrayendo material de pústulas de viruela de vaca. Antes de que Edward Jenner irrumpiera en escena, una aristócrata, viajera y escritora británica de nombre Lady Mary Wortley Montagu supo de un método basado en hacer incisiones en la piel a una persona que nunca hubiera contraído la enfermedad y <a href="https://muslimheritage.com/lady-montagu-smallpox-inoculation-england/">aplicarle el líquido de una pústula de viruela de otra persona levemente enferma</a>. </p>
<p>A su regreso a Inglaterra, Wortley le pidió a un cirujano escocés, el Doctor Charles Maitland, que tratara a su propia hija pequeña –de sólo dos años de edad– aplicando este método. </p>
<p>Por lo general, así se provocaban casos leves de viruela en el receptor. Y teóricamente, la persona quedaba protegida contra la viruela durante el resto de su vida. Sin embargo, en ocasiones los resultados eran fatales. Concretamente, entre el dos y el tres por ciento de quienes eran tratados o virulados morían (en contraste con el 20 a 30% que moría después de contraer la viruela de manera natural). </p>
<p>Además, una vez infectadas las personas podían transmitir la enfermedad a otros, acusando a los seguidores de estas prácticas de propagadores de la plaga de la viruela que, a finales del siglo dieciocho, en ausencia de tratamiento, causaba una gran mortalidad. Se estima que solo en el siglo XX, 300 millones de personas murieron a causa de la viruela.</p>
<h2>Las lecheras inmunes inspiraron a Jenner</h2>
<p>Después de Wortley sí llegó el turno de Edward Jenner. Comenzó su vida profesional a los trece años, al servicio de un cirujano con el que permaneció hasta los veintiuno. Fue entonces cuando se trasladó a Londres para continuar con su formación como médico. En 1773 regresó a Berkeley, su ciudad natal, para abrir una consulta local, en la que adquirió un cierto prestigio. </p>
<p>Conocedor de los resultados no del todo exitosos de Lady Mary Wortley Montagu y un tal Charles Maitland, Jenner observó unas pústulas de carácter benigno en las manos de algunas lecheras. Entre ellas Sarah Nelmes, a quien su vaca Blossom había contagiado de viruela bovina (<em>Variola vaccina</em> en latín), que provocaba erupciones semejantes a las que produce la viruela humana. </p>
<p>Lo interesante es que Jenner se dio cuenta de que, por lo general, las ordeñadoras que sufrían este contagio luego quedaban a salvo de enfermar de viruela común. Es decir, se hacían inmunes. Fue así como Jenner ató cabos y tuvo la genial idea de inocular a una persona sana con la viruela de las vacas para conferirle inmunidad frente a la peligrosa epidemia. El primer voluntario fue un niño de 8 años llamado James Phipps. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/401838/original/file-20210520-15-dd5mh2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401838/original/file-20210520-15-dd5mh2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401838/original/file-20210520-15-dd5mh2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=430&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401838/original/file-20210520-15-dd5mh2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=430&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401838/original/file-20210520-15-dd5mh2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=430&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401838/original/file-20210520-15-dd5mh2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401838/original/file-20210520-15-dd5mh2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401838/original/file-20210520-15-dd5mh2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Jenner realizando su primera vacunación en James Phipps, un niño de 8 años, el 14 de mayo de 1796 (Ernest Board, 1910)</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Jenner_phipps_01.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Jenner describió su primer experimento de inmunización así: </p>
<blockquote>
<p><em>“Para observar mejor cómo evolucionaba la infección, inoculé la viruela vacuna a un niño sano de ocho años. La vacuna procedía de una pústula del brazo de una ordeñadora, a quien había contagiado la vaca de su señor. El 14 de mayo de 1796 se la inyecté al niño a través de dos cortes superficiales en el brazo, cada uno de los cuales tenía la anchura de un pulgar. El séptimo día se quejó de pesadez en el hombro; el noveno, perdió el apetito, tuvo algo de frío y un ligero dolor de cabeza; durante todo el día se encontró enfermo y pasó la noche inquieto, pero al día siguiente volvió a encontrarse bien. La zona de los cortes evolucionaba hacia la fase de supuración, ofreciendo exactamente el mismo aspecto que adquiere la materia virulosa.
Para cerciorarme de que el niño, levemente infectado por la viruela vacuna, había quedado realmente inmunizado contra la viruela humana, el 1 de julio le inyecté materia virulosa que había extraído con anterioridad de una pústula humana. Se la apliqué profusamente mediante varios cortes y punturas, pero no dio lugar a ningún ataque de viruela. En los brazos aparecieron los mismos síntomas que provocan las sustancias virulosas en los niños que han sufrido variola o viruela vacuna. Al cabo de unos meses, le volví a inocular materia virulosa, que en esta ocasión no produjo ningún efecto visible en el cuerpo”.</em></p>
</blockquote>
<p>Aunque la Royal Society de Londres rechazó el informe de resultados que Jenner redactó tras sus investigaciones, y pese a que muchos de los científicos de la época se le opusieron tras calificar sus prácticas de “anticristianas”, sus esfuerzos para el desarrollo de la vacuna de la viruela han pasado a la historia y han evitado un número inimaginable de muertes desde aquel entonces. </p>
<h2>22 huérfanos para llevar las vacunas al otro lado del charco</h2>
<p>Unos pocos años después de las observaciones de Jenner, se realizó la que podría llamarse como primera expedición de vacunación. La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, para ser exactos. El rey Carlos IV de España se la encomendó al médico militar español y cirujano honorario real, Francisco Xavier de Balmis. El encargo era claro: llevar la vacunación contra la viruela a las colonias españolas en el “Nuevo Mundo”. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/401842/original/file-20210520-19-ep33ig.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401842/original/file-20210520-19-ep33ig.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401842/original/file-20210520-19-ep33ig.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=609&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401842/original/file-20210520-19-ep33ig.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=609&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401842/original/file-20210520-19-ep33ig.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=609&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401842/original/file-20210520-19-ep33ig.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=766&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401842/original/file-20210520-19-ep33ig.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=766&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401842/original/file-20210520-19-ep33ig.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=766&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Francisco Xavier Balmis.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Balmis.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Las condiciones a principios del XIX eran precarias. Haciendo uso de su ingenio, Balmis convirtió a unos niños en ‘recipientes’ vivos de la vacuna. Así, pese a no contar con cámaras frigoríficas ni tampoco con cultivos de laboratorio, el fluido vacunal se mantenía fresco dentro del organismo de los niños. Al llegar a las colonias, se transmitía de manera progresiva. Aquella “vacunación secuencial en cadena” era un método tan sencillo como visionario y brillante. </p>
<p>Hace poco, los personajes que emprendieron tan apasionante misión, el médico de Cámara del Rey y vacunólogo Balmis y los huérfanos de la Casa de Expósitos de La Coruña fueron rescatados del olvido general gracias a ‘A flor de piel’. Se trata de una novela del escritor Javier Moro, ganador en 2011 del Premio Planeta, guionista y productor de cine español, que recrea esta epopeya médica que llevó la recién inventada vacuna de la viruela a América inoculada en 22 huérfanos. Huérfanos que estaban al cuidado de <a href="https://theconversation.com/isabel-zendal-la-madre-de-todas-las-vacunas-126774">Isabel Zendal</a>, que se aseguraba de mantenerlos vivos y sanos.</p>
<p>Moro apuntó tras la publicación de su libro que “su empeño es el embrión de la sanidad pública y de la ayuda humanitaria, y lo hicieron en unas condiciones dificilísimas, luchando contra la superstición, la ignorancia, la corrupción y la codicia”. </p>
<p>La legendaria expedición Balmis, que constituye sin duda alguna una de las mayores epopeyas sanitarias de la historia, fue también objeto de una adaptación para televisión coproducida por RTVE, <a href="https://www.abc.es/play/series/noticias/abci-22-angeles-ninos-ocho-anos-llevaron-vacuna-viruela-america-201612120103_noticia.html">dirigida por Miguel Bardem y titulada “22 ángeles”</a>.</p>
<p>Años después, el archiconocido microbiólogo y químico francés Louis Pasteur fue quién produjo la primera vacuna desarrollada en un laboratorio: <a href="https://www.historyofvaccines.org/es/node/1583">la vacuna contra el cólera aviar</a>. Otro médico español, Jaime Ferrán, saltó a la fama tras crear la vacuna contra el cólera. Sus trabajos son reconocidos como pioneros en el mundo entero debido al hecho de que su vacuna fue la primera en inmunizar a los humanos <a href="https://www.historyofvaccines.org/es/node/1605">contra una enfermedad de origen bacteriano</a>.</p>
<h2>Persistencia e investigación</h2>
<p>Entre el conjunto de enfermedades a destacar entre las que existen vacunas hoy en día se encuentran la difteria, la tuberculosis, la rabia, las fiebres tifoidea y amarilla, la poliomielitis, el sarampión, la rubéola, la meningitis, el rotavirus y las paperas. Ni que decir tiene que, tras cada una de estas vacunas, se esconde una historia brillante de investigación, persistencia y esfuerzo.</p>
<p>Como la de Jenner. Su gran capacidad de observación, esa que le hizo percatarse de la existencia de ordeñadoras de vacas que habían adquirido la inmunidad tras haber padecido síntomas de la viruela vacuna, fue clave. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/400278/original/file-20210512-23-fpnftt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/400278/original/file-20210512-23-fpnftt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/400278/original/file-20210512-23-fpnftt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=752&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/400278/original/file-20210512-23-fpnftt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=752&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/400278/original/file-20210512-23-fpnftt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=752&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/400278/original/file-20210512-23-fpnftt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=945&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/400278/original/file-20210512-23-fpnftt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=945&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/400278/original/file-20210512-23-fpnftt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=945&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Edward Jenner (James Northcote, 1803).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.npg.org.uk/collections/search/portrait/mw03459/Edward-Jenner?">National Portrait Gallery</a></span>
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<p>Según testimonios de aquella época, fue un apasionado del estudio y la observación y disfrutó muchísimo de su trabajo. Y así lo transmitió perfectamente Northcote en su lienzo de 1803. En él, el hombre que aparece sentado mira directamente al espectador, lleva una pluma en su mano derecha, al tiempo que apoya su cabeza en la izquierda, situada sobre su mesa de trabajo, en la que nos encontramos un libro abierto con la ilustración de una vaca, clara alusión a su gran logro para con todos nosotros. Ni soñaba cuando le hacían aquel retrato con que en 1979 la OMS acabaría declarando la viruela como una enfermedad erradicada. </p>
<p>Somos muchas las generaciones eternamente en deuda con él. Porque ningún otro medicamento ha salvado tantos millones de vidas como las vacunas, ni ha permitido erradicar o controlar tantas enfermedades.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/160789/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Santiago Roura Ferrer no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La historia de las vacunas tiene protagonistas tan curiosos como una ordeñadora llamada Sarah Nelmes, a quien su vaca Blossom había contagiado de viruela bovina. O 22 huérfanos que llevaron en su propio cuerpo la vacuna de Europa a América.Santiago Roura Ferrer, Profesor asociado Facultad de Medicina, Universitat de Vic – Universitat Central de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1600252021-05-02T19:43:05Z2021-05-02T19:43:05ZUn siglo de insulina: cuando la diabetes dejó de ser necesariamente mortal<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/397928/original/file-20210429-21-10805ld.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=152%2C180%2C1138%2C697&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Portada del Toronto Daily Star del 22 de marzo de 1922.</span> </figcaption></figure><p><a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/diabetes">Se estima</a> que más de 400 millones de personas padecen diabetes mellitus en la actualidad, y que el 8 % de la población occidental la desarrollará a lo largo de su vida. </p>
<p>Aunque es hoy un trastorno muy bien conocido y controlado, hace un siglo su pronóstico era dramático y conllevaba un desenlace fatal tras los primeros meses del diagnóstico en niños y adultos jóvenes. </p>
<p>Todo cambió en 1921, cuando tuvo lugar uno de los más importantes avances de la historia de la medicina: el descubrimiento de la insulina. Este era el origen, y a su vez solución, de la gravísima patología.</p>
<p>Alrededor de este trascendental hito histórico, como ha sucedido con muchos grandes descubrimientos científicos, hubo confrontación, litigios, pugnas, controversias y orgullos personales. Todo esto dio lugar a un cierto componente mítico que aún envuelve a la historia de la insulina.</p>
<h2>Los precedentes del descubrimiento</h2>
<p>Durante la segunda mitad del siglo XIX se apuntalaron poco a poco los pilares científicos sobre los que se cimentó el <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamapediatrics/article-abstract/500828">descubrimiento de la insulina</a>. </p>
<p>En 1869, el alemán Paul Langerhans, con solo 22 años, describió histológicamente una serie de grupos de células bien diferenciados en el páncreas, a los que llamó “islotes”, aunque ignoraba cual podría ser su función. </p>
<p>Algo más tarde, en 1889, dos investigadores alemanes, Joseph Von Mering y Oskar Minkovsky, confirmaron que la resección del páncreas en el perro inducía un cuadro severo de diabetes. Esto les hizo pensar en la existencia de alguna sustancia pancreática necesaria para la regulación de los niveles de glucosa del organismo. </p>
<p>En 1909, Jean de Meyer acuñó el poético nombre de “insulina” (de ínsula, isla) para designar a la sustancia, aún no identificada, producida en los “islotes de Langerhans” y que era capaz de reducir la glucosa en la sangre.</p>
<p>Pronto se sucedieron los primeros intentos para tratar de aislar la insulina y obtener réditos terapéuticos. En estas primeras décadas del siglo XX, el médico rumano <a href="http://fundatiapaulescu.ro/img/pdf/carti/THE%20DISCOVERY%20OF%20INSULIN%20and%20NICOLAE%20PAULESCU.pdf">Nicolae Paulescu</a> obtuvo un extracto pancreático, al que denominó “pancreatina”, tan potente que algunos perros morían por hipoglucemia tras su administración. Paulescu no pudo publicar los resultados de sus investigaciones hasta 1921, una vez concluida la Gran Guerra, aunque no llegó a ensayarlo en humanos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/397914/original/file-20210429-13-3g82cg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397914/original/file-20210429-13-3g82cg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397914/original/file-20210429-13-3g82cg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=521&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397914/original/file-20210429-13-3g82cg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=521&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397914/original/file-20210429-13-3g82cg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=521&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397914/original/file-20210429-13-3g82cg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=655&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397914/original/file-20210429-13-3g82cg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=655&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397914/original/file-20210429-13-3g82cg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=655&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Islotes de Langerhans, acúmulos de células encargadas de producir, entre otras hormonas, la insulina.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Langerhanssche_Insel.jpg">Wikimedia Commons / Polarlys</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El equipo de Toronto</h2>
<p>La figura clave del <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2213858720303375?dgcid=author">descubrimiento de la insulina</a> fue un joven investigador y cirujano ortopédico canadiense, <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/1923/banting/biographical/">Frederick Grant Banting</a>. Este se interesó por la diabetes desde que, a la edad de 14 años, muriera un íntimo amigo por esta enfermedad. </p>
<p>Banting ya conocía que la ligadura del conducto pancreático provocaba la degeneración de las células productoras de tripsina, una enzima encargada de la digestión de las proteínas, pero no la de los islotes de Langerhans. Por eso propuso al profesor <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/1923/macleod/biographical/">John J.R. Macleod</a>, catedrático de fisiología de la Universidad de Toronto, que le permitiera investigar este tema durante el verano de 1921 con la ayuda de un becario, <a href="http://www.biographi.ca/en/bio/best_charles_herbert_20E.html">Charles H. Best</a>. Ambos jóvenes trabajaron ligando el conducto pancreático de perros para obtener extractos de páncreas libres de tripsina, a los que llamaron “isleton”.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/397923/original/file-20210429-14-1hddtwr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397923/original/file-20210429-14-1hddtwr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397923/original/file-20210429-14-1hddtwr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397923/original/file-20210429-14-1hddtwr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397923/original/file-20210429-14-1hddtwr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397923/original/file-20210429-14-1hddtwr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397923/original/file-20210429-14-1hddtwr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397923/original/file-20210429-14-1hddtwr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Instalaciones del Laboratorio 221 del Departamento de Fisiología que dirigía Macleod en la Universidad de Toronto, fotografiadas en abril de 1929, y donde se descubrió la insulina.</span>
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<p>Posteriormente comprobaron que, administrando ese extracto a perros con diabetes, se reducía un 40 % la glucosa en una hora e incluso desaparecía el azúcar en orina. El siguiente paso, diseñado por Macleod, fue obtener un extracto igualmente efectivo, utilizando vacas o cerdos. Para ello, incorporó al equipo de Toronto a un bioquímico llamado <a href="https://insulin.library.utoronto.ca/about/collip">James B. Collip</a>, quien comenzó a trabajar en la obtención del extracto pancreático, basándose en los estudios previos de Banting y Best.</p>
<p>El equipo de Macleod presentó públicamente los resultados de su trabajo en la Reunión de la <em>American Physiological Society</em>, en diciembre de 1921, con una comunicación titulada <a href="http://ashipunov.info/shipunov/school/univ_110/papers/banting_best_1922_internal_secretion_pancreas_discobvery_of_insulin.pdf"><em>The internal secretion of the pancreas</em></a>. Los asistentes a la reunión no la reconocieron como una aportación novedosa, salvo George Clowes, en ese momento director de investigación de Eli Lilly, quien ofreció la colaboración de su compañía farmacéutica para la obtención del esquivo extracto pancreático, con el compromiso de su posterior comercialización, en caso de que el desarrollo fuese viable.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/397932/original/file-20210429-22-19st671.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397932/original/file-20210429-22-19st671.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397932/original/file-20210429-22-19st671.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=716&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397932/original/file-20210429-22-19st671.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=716&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397932/original/file-20210429-22-19st671.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=716&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397932/original/file-20210429-22-19st671.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=900&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397932/original/file-20210429-22-19st671.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=900&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397932/original/file-20210429-22-19st671.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=900&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Leonard Thompson, primer paciente en recibir insulina.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://insulin.library.utoronto.ca/islandora/object/insulin%3AP10046">University of Toronto Library</a></span>
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<p>En enero de 1922, un paciente diabético de 14 años de edad, llamado Leonard Thompson, que pesaba 29 kg debido a su enfermedad, fue el primero en recibir el extracto pancreático obtenido por Banting y Best. El tratamiento no tuvo éxito y debido a una reacción alérgica severa se vieron obligados a suspenderlo. Sin embargo, solo 12 días después, se reinició el tratamiento con la administración del preparado elaborado por Collip, que había seguido un concienzudo proceso de eliminación de muchos de los contaminantes que aún permanecían en el extracto de Banting y Best. Este último preparado funcionó considerablemente bien, redujo los niveles de glucosa en sangre y orina, los cuerpos cetónicos y gran parte de la sintomatología diabética.</p>
<p>A partir de ese momento surgió un profundo <a href="https://press.uchicago.edu/ucp/books/book/chicago/D/bo5388816.html">conflicto entre los integrantes del equipo</a>, que fue excesivamente aireado y comentado por la propia comunidad científica. Llegaron incluso a la agresión física, cuando Banting preguntó a Collip por los detalles de la elaboración de su extracto y éste se negó a facilitárselo. Banting siempre defendió que, sin su idea y sus aportaciones, Collip nunca habría llegado a obtener un extracto que sirviera como tratamiento eficaz, mientras Macleod argumentaba que Collip solo obtuvo una pequeña ayuda para realizar su descubrimiento. </p>
<p>Esta confrontación perduró e incluso se hizo más evidente con motivo de la concesión del Premio Nobel de Medicina a Macleod y Banting en 1923. Banting negó los méritos de Macleod para obtener dicho galardón y compartió con Best su parte del premio, mientras que Macleod, por su parte, hizo lo propio con Collip. A esto hay que sumar la <a href="https://www.elsevier.es/en-revista-endocrinologia-nutricion-english-edition--412-articulo-the-discovery-insulin-continued-controversies-S2173509311000614">controversia</a> por la exclusión del científico rumano Paulescu del Premio Nobel.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/397921/original/file-20210429-17-111z7js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397921/original/file-20210429-17-111z7js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397921/original/file-20210429-17-111z7js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=316&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397921/original/file-20210429-17-111z7js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=316&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397921/original/file-20210429-17-111z7js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=316&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397921/original/file-20210429-17-111z7js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=398&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397921/original/file-20210429-17-111z7js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=398&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397921/original/file-20210429-17-111z7js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=398&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Noticia de la concesión del premio Nobel publicada en ‘Literary Digest’ (New York, 8 d diciembre de 1923.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://insulin.library.utoronto.ca/islandora/object/insulin%3AT10091">University of Toronto Library</a></span>
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<p>Además, la historia de este gran descubrimiento se vio trivialmente mitificada por una leyenda que presentaba a Banting y Best como dos genios que trabajaron sin ayuda en precarias condiciones. Sin embargo, estos investigadores tuvieron, probablemente, los mejores recursos de investigación del momento. La Universidad de Toronto disponía de unas magníficas infraestructuras y un excelente servicio de documentación. Banting, Best, Macleod y Collip se encontraban en un momento y lugar muy apropiado para que su trabajo acabase en éxito.</p>
<h2>De la universidad a las compañías farmacéuticas</h2>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/397924/original/file-20210429-16-1hdkain.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397924/original/file-20210429-16-1hdkain.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397924/original/file-20210429-16-1hdkain.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=952&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397924/original/file-20210429-16-1hdkain.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=952&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397924/original/file-20210429-16-1hdkain.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=952&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397924/original/file-20210429-16-1hdkain.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1196&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397924/original/file-20210429-16-1hdkain.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1196&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397924/original/file-20210429-16-1hdkain.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1196&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Envase de insulina del laboratorio de la Universidad de Toronto, etiquetado en 1923.</span>
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<p>El siguiente objetivo fue encontrar una metodología que permitiera obtener insulina en cantidad suficiente como para que pudiera ser comercializada y universalizar el tratamiento de la diabetes. Gracias a la colaboración de Eli Lilly, a lo largo de 1922 se consiguió desarrollar en la Universidad de Toronto un adecuado sistema de producción de esta sustancia, comercializada con el nombre de Íletin. </p>
<p>Al año siguiente, el danés August Krogh comenzó a producir insulina en Dinamarca, utilizando el mismo sistema que había aprendido en Toronto. Así fundó la compañía Nordisk Insulin Laboratory, actualmente Novo Nordisk. De este modo, dos compañías farmacéuticas, Lilly y Nordisk, comenzaron muy pronto a dominar el mercado mundial de la insulina.</p>
<p>Más tarde, la insulina, obtenida inicialmente de extractos de páncreas de vaca, cerdo u oveja, fue purificándose hasta poder obtener una <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ddr.20232">insulina humana recombinante</a>. En la actualidad disponemos de más de 300 análogos de la insulina, que permiten casi un tratamiento individualizado en relación a su duración de acción, para tratar de adaptar el tratamiento a los ritmos circadianos de ayuno e ingesta de cada tipo de paciente.</p>
<p>El descubrimiento de la insulina ha supuesto, en el ámbito de las disciplinas médicas y desde la perspectiva terapéutica, un avance que muy pocos otros pueden superar. Su producción industrial permitió la supervivencia de millones de pacientes, muy jóvenes en su mayoría, que, de otro modo, se veían abocados a una muerte inminente.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/160025/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Alrededor de este trascendental hito histórico, como ha sucedido con muchos grandes descubrimientos científicos, hubo confrontación, litigios, pugnas, controversias y orgullos personales.Francisco López-Muñoz, Profesor Titular de Farmacología y Vicerrector de Investigación y Ciencia de la Universidad Camilo José Cela, Universidad Camilo José CelaCecilio Álamo González, Catedrático Universitario de Farmacología, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1519302020-12-23T19:42:51Z2020-12-23T19:42:51ZSalvar al Pequeño Tim: Dickens y su cruzada contra la tuberculosis<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1916%2C1993&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ilustración de _A Christmas Carol_ de Dickens firmada por Arthur Rackam en 1915.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dickens-charles-christmas-F60134-87.jpg">Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Poco influían en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ebenezer_Scrooge">Ebenezer Scrooge</a> el frío y el calor externos. Aunque las peores lluvias, nevadas, granizadas y neviscas podrían presumir de sacarle ventaja en un aspecto: a menudo ellas “se desprendían” con generosidad, cosa que Scrooge nunca hacía.</p>
<p>Así describía <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Dickens">Charles Dickens</a> al egoísta, avaro y misántropo protagonista de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/A_Christmas_Carol"><em>A Christmas Carol</em></a> (<a href="https://www.unebook.es/es/libro/cancion-de-navidad-villancico-en-prosa-o-cuento-navideno-de-espectros_137626">Cuento de Navidad</a>), celebérrima novela publicada en las vísperas de las navidades de 1843. La redacción y difusión de la obra tuvo lugar durante la época victoriana, a mediados y finales del siglo XIX. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/376387/original/file-20201222-17-ulkgou.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/376387/original/file-20201222-17-ulkgou.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/376387/original/file-20201222-17-ulkgou.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=825&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/376387/original/file-20201222-17-ulkgou.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=825&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/376387/original/file-20201222-17-ulkgou.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=825&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/376387/original/file-20201222-17-ulkgou.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1036&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/376387/original/file-20201222-17-ulkgou.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1036&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/376387/original/file-20201222-17-ulkgou.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1036&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Bosquejo de Dickens en 1842. Abajo a la izquierda, retrato de su hermana Fanny. Autor desconocido.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Charles_Dickens_sketch_1842.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>La industrialización, la urbanización y el auge de la población acontecido en Europa y en especial en el Reino Unido en aquel espacio de tiempo, se combinaron de forma perniciosa y desgraciada para provocar hacinamiento, insalubridad, pobreza en la dieta y contacto con agua contaminada, creando así el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de enfermedades contagiosas. </p>
<p>En la producción novelística de Inglaterra abundaban los relatos que recogían los estragos causados, principalmente en las ciudades y a las clases bajas, por terribles e inesperadas enfermedades como el tifus, la fiebre tifoidea, el cólera, la viruela y la tuberculosis.</p>
<h2>La amenaza de la tuberculosis</h2>
<p>La tuberculosis es una enfermedad transmisible que constituye una importante causa de morbilidad. Es una de las 10 primeras causas de mortalidad del mundo y la principal debida a un solo agente infeccioso (por encima del VIH/sida). En la actualidad, casi un tercio de la población mundial está infectada por la bacteria <em>Mycobacterium tuberculosis</em> causante de la tuberculosis, aunque solo una pequeña porción de los afectados enfermará, en especial las personas con sistemas inmunitarios debilitados. </p>
<p>Los últimos datos disponibles en el ámbito mundial estiman que unos 10 millones de personas enfermaron de tuberculosis en el año 2018, un número que se ha mantenido relativamente estable en los últimos años. Hoy en día, la tuberculosis farmacorresistente es una gran amenaza de salud pública. La <a href="https://www.who.int/tb/strategy/end-tb/es/">OMS</a> quiere reducir el número de muertes en un 95% y la tasa de incidencia en un 90% entre el año 2015 y el año 2035. </p>
<p>En realidad, la tuberculosis es un tormento antiguo, reflejado en arcaicos tratados médicos egipcios como el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Papiro_Ebers">papiro Ebers</a> y balbuceada en Europa como la Gran <a href="https://www.cdc.gov/tb/worldtbday/history.htm">Plaga Blanca</a> que asoló el continente desde 1650. En el siglo XIX la enfermedad era responsable de un séptimo de las muertes europeas y martilleaba con rabia el planeta. La envergadura de la dolencia fue tan atroz que numerosos escritores evidenciaron los avatares de la tuberculosis en sus obras. </p>
<h2>La tuberculosis y la literatura</h2>
<p>Algunos ejemplos son <a href="https://www.unebook.es/es/libro/la-dama-de-las-camelias_135830"><em>La dama de las camelias</em></a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alexandre_Dumas_(hijo)">Alejandro Dumas</a> hijo, <a href="https://www.unebook.es/es/libro/crimen-y-castigo_138260"><em>Crimen y castigo</em></a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fi%C3%B3dor_Dostoyevski">Fiódor Dostoyevski</a>, <em>La verdad sobre el caso del señor Valdemar</em> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Edgar_Allan_Poe">Edgar Allan Poe</a> o <a href="https://www.unebook.es/es/libro/nicholas-nickleby_160826"><em>La vida y las aventuras de Nicholas Nickleby</em></a> de Charles Dickens. En esta última, el escritor describe a la tuberculosis como una terrible enfermedad que prepara a su víctima, por así decirlo, para la muerte, refinando su aspecto más burdo, y arrojando a su alrededor miradas familiares sobrenaturales indicativas del cambio venidero. </p>
<p>Para Dickens, la tuberculosis es un padecimiento atroz en el que la lucha entre el alma y el cuerpo es tan gradual, tranquila y solemne, y el resultado tan impepinable, que día a día, y grano a grano, la parte mortal queda consumida y seca, para que el espíritu crezca ligero y sanguíneo. </p>
<h2>Dickens y la salud pública</h2>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/376380/original/file-20201222-17-1caedup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/376380/original/file-20201222-17-1caedup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/376380/original/file-20201222-17-1caedup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=769&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/376380/original/file-20201222-17-1caedup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=769&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/376380/original/file-20201222-17-1caedup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=769&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/376380/original/file-20201222-17-1caedup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=967&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/376380/original/file-20201222-17-1caedup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=967&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/376380/original/file-20201222-17-1caedup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=967&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Ilustración de la edición de <em>A Christmas Carol</em> de 1843 firmada de John Leech.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Christmascarol1843_--_137.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>La preocupación y el acierto con el que Dickens plasma diversas enfermedades en sus obras puede ser consecuencia de que desde mediados del siglo XIX importantes áreas relacionadas con el ámbito sanitario como la epidemiología, la bioestadística o la salud ambiental fueron impulsadas y desarrolladas con éxito. </p>
<p>Los pioneros en salud pública tuvieron especial recelo en vigilar la propagación de los brotes y en analizar los datos estadísticos referidos a la salubridad poblacional para evitar masivos contagios en las ciudades y promover comportamientos saludables. Este conocimiento epidemiológico y sus posibles aplicaciones no estuvieron limitados o restringidos a tratados científicos y registros oficiales de población, sino que fueron difundidos como temas de interés general por la prensa, por lo que una persona culta e interesada como Dickens podía acceder a la información con facilidad. </p>
<p>El talento de Dickens permitió al escritor plasmar con brillantez los síntomas de la tuberculosis en sus novelas. La tos prolongada, el broncoespasmo, la fiebre, los sudores nocturnos, la pérdida de peso y de energía, la falta de sueño y de apetito, y el trauma emocional que experimentaba la persona afectada de tuberculosis quedaba perfilado en los párrafos trazados por Dickens. </p>
<p>La preocupación por la enfermedad aparecía incluso en la correspondencia personal del escritor. El 1 de septiembre de 1848, Dickens escribió una carta a su esposa Catherine en la que describía el terrible aspecto de sufrimiento y de asfixia mostrado por una niña tísica llamada Fanny, que hundida en una especie de letargo, parecía haberse ido para no despertar más.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1916%2C1993&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1916%2C1993&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=624&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=624&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=624&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=785&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=785&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/376382/original/file-20201222-13-nj93wt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=785&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Ilustración de <em>A Christmas Carol</em> de Dickens firmada por Arthur Rackam en 1915.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dickens-charles-christmas-F60134-87.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El pequeño Tim</h2>
<p>Dickens insistió con los síntomas tuberculosos en la descripción del mal que afectaba al personaje de Timothy Cratchit, el pequeño Tiny Tim en la novela <em>Cuento de Navidad</em>. El escritor sentía especial inquietud hacia las ramificaciones médicas de la pobreza y la considerable huella que dejada en los niños. Tiny Tim es un ejemplo clarificador. </p>
<blockquote>
<p>¡Ay, Tiny Tim!: llevaba una pequeña muleta y sus piernas enfundadas en armazones de hierro.</p>
</blockquote>
<p>En la novela, Dickens no explica por qué Tiny Tim porta muleta y aparatos ortopédicos en las piernas, ni deja claro por qué morirá si el avaro Ebenezer Scrooge no cambia de costumbres. Según <a href="https://www.researchgate.net/publication/221890751_Environmental_Factors_in_Tiny_Tim's_Near-Fatal_Illness">Russell Chesney</a>, médico del Hospital Infantil de la Universidad de Tennessee en Memphis, Tiny Tim sufría una combinación de raquitismo y tuberculosis. </p>
<p>Durante el tiempo en que fue escrita la novela, el 60% de los niños en Londres tenían raquitismo y casi el 50% mostraba signos de tuberculosis. Esta elevada incidencia estaba fomentada por el modo de vida hacinado, la malnutrición, la suciedad y la baja exposición a la luz solar. </p>
<p>Por aquel entonces, la ciudad de Londres era un inmenso quemador de carbón. Esto, unido a la erupción volcánica que provocó el evento conocido como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/A%C3%B1o_sin_verano"><em>Año sin verano</em></a>, ennegreció los cielos londinenses durante muchos años. Por fortuna, tanto el raquitismo como la tuberculosis pueden mejorar con un mayor aporte de vitamina D, que puede ser obtenida mediante la exposición a la luz solar y el consumo de una dieta equilibrada. </p>
<h2>Cuestión de medios</h2>
<p>Dickens estaba familiarizado con el raquitismo y con la tuberculosis y escribió sobre el aceite de hígado de bacalao como una posible cura para estas enfermedades. La vitamina D puede regular el estado inmunológico en pacientes que sufren tuberculosis pulmonar al promover la síntesis del péptido antimicrobiano catelicidina (LL-37) que tiene actividad específica contra la bacteria <em>Mycobacterium tuberculosis</em>. Estudios de metaanálisis recientes apuntan una relación entre los niveles bajos de vitamina D y el aumento en el riesgo de padecer tuberculosis.</p>
<p>El fantasma de la navidad mostró a Ebenezer Scrooge cuál era el camino, debía ser más generoso con Robert “Bob” Cratchit, padre de Tiny Tim, y el resto de la familia. Entrelíneas, Dickens sugirió que el apoyo económico de Scrooge podía cambiar el rumbo vital del pequeño, quizás asegurando una mejor dieta, exposición al sol e ingesta de aceite de hígado de bacalao, un suplemento común diario con alto contenido de vitamina D. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/376393/original/file-20201222-17-ft43x3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/376393/original/file-20201222-17-ft43x3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/376393/original/file-20201222-17-ft43x3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=782&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/376393/original/file-20201222-17-ft43x3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=782&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/376393/original/file-20201222-17-ft43x3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=782&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/376393/original/file-20201222-17-ft43x3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=982&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/376393/original/file-20201222-17-ft43x3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=982&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/376393/original/file-20201222-17-ft43x3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=982&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Quasimodo, personaje de <em>Nuestra Señora de París</em> de Víctor Hugo, en óleo sobre lienzo firmado por Antoine Wiertz en 1839.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Quasimodo_by_Antoine_Wiertz.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El mal de Pott y Quasimodo</h2>
<p>Otros autores sugieren que Tiny Tim sufría la enfermedad de Pott o <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK538331/">mal de Pott</a>. Esta dolencia es un tipo de artritis tuberculosa causada por la bacteria <em>Mycobacterium tuberculosis</em> cuando afecta a las articulaciones intervertebrales. </p>
<p>La enfermedad fue descrita en el siglo XVIII por el cirujano británico <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Percivall_Pott">Percivall Pott</a>, uno de los padres de la ortopedia. La deformidad espinal severa que sufría Quasimodo en la novela <a href="https://www.unebook.es/es/libro/nuestra-senora-de-paris_136724"><em>Nuestra Señora de París</em></a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Victor_Hugo">Víctor Hugo</a> puede ser explicada como representación de la enfermedad de Pott o tuberculosis de la columna vertebral, dolencia real y habitual en el siglo XIX. </p>
<p>En 1843, cuando Dickens escribió <em>A Christmas Carol</em>, aproximadamente la mitad de la población inglesa estaba afectada de tuberculosis. Era la enfermedad más común y la principal causa de muerte en el mundo occidental.</p>
<h2>La responsabilidad cívica de Dickens</h2>
<p>Dickens exhibió un profundo sentido de responsabilidad cívica hacia el bienestar de los niños y ejerció un amplio activismo hacia el establecimiento del Hospital para Niños enfermos de Great Ormond Street en Londres, el primer hospital para niños de Inglaterra. Décadas más tarde, en 1929, el escritor <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/James_Matthew_Barrie">J. M. Barrie</a> donó los derechos de autor de <a href="https://www.unebook.es/es/libro/peter-pan-coleccion-alfaguara-clasicos_122671"><em>Peter Pan</em></a> al mismo hospital.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/376386/original/file-20201222-13-1gyu8wf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/376386/original/file-20201222-13-1gyu8wf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/376386/original/file-20201222-13-1gyu8wf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=358&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/376386/original/file-20201222-13-1gyu8wf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=358&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/376386/original/file-20201222-13-1gyu8wf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=358&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/376386/original/file-20201222-13-1gyu8wf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=450&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/376386/original/file-20201222-13-1gyu8wf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=450&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/376386/original/file-20201222-13-1gyu8wf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=450&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Ilustración de <em>A Christmas Carol</em> de Dickens firmada por Arthur Rackam en 1915.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dickens-charles-christmas-F60134-90.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A veces, las mejores historias de ficción están construidas sobre vivencias reales y quizás parte del éxito de Dickens esté en su capacidad para plasmar el mundo que le rodeaba. En 1997, durante las obras de renovación de la iglesia de Saint Andrews en Londres, <a href="https://watermark.silverchair.com/176-6-1653.pdf?token=AQECAHi208BE49Ooan9kkhW_Ercy7Dm3ZL_9Cf3qfKAc485ysgAAAp4wggKaBgkqhkiG9w0BBwagggKLMIIChwIBADCCAoAGCSqGSIb3DQEHATAeBglghkgBZQMEAS4wEQQM12oQdjzl3veZ13u0AgEQgIICUcgN4E4cDZz8J-8p5MwgOdSu5SrNiTONtpCYbUNKSrm2m1GV6GlPRVtJeEKdW-Jf4mwMxiFLfM-lLUNhtVh-BfUXHSZsHBy7JIwvf2igm78Li--HpvS6ZJYLqlZ3nhKPzHpU50ZVvRmLCyhI2QFquAtVjols7gricpNjNaWY2FjxaDpHx7inKg91Irs4VyJnOv4SVM9iN6zuH4M_YjAQ40D7KiZWA247JxagXTL1cOsMbAVCyMCNmuDbqSrGtEBg6KMxE4xn_Gx18cUUIE4Wnljfahx1d1-5TERgR7OkI-qR_VRQmMtn46RUWw-MoK9osahIJCWnxJ0u93MDMI87O9rcFPwrgNErkQzNRWkPBxbnfiLzytZY9AaMljYiq7C-FIt3Vro3uRzPf_lSLutsDP8nfCWZY1roZzqnuMf3o3vvSkLrosonj6rf4UofnFOdNiMJQGVwJdN-3v1T488C6V4427ayYbMUKxw4LR4PIbdJa2Co2QePQLmoo-hjmZhydIVJbGfrIkkWiflrSVJmewvoOIE5JId8MXw7q8DNFUzeQ6T0Me-B3lNrIAhKU2e_2pHwsTvPP9WUqzd7C5DuGUNUmrqLUu2_uggBiSNEx7s-Elk-tSzHQm5WDLG-FjCN2ybdJmL8q6rkLEd-Qw5gyy9PXm8u7iRdL3uBjXeRMkUaA3AEePoVWQCOUhAgLWFbgUBNbGphV4GAo4w_H1oMU4GEGLdJJA0Qx0BtrduJwu-xYE57NNyiPFDoKFsUfAi7vcFOC9dVwwcsNpaqdjCauQOl">fue descubierta la tumba de un tal Timothy Cratchit</a>, que había muerto en 1884 a la edad de cuarenta y cinco años. </p>
<p>Los trabajadores tropezaron con una lápida que rezaba: </p>
<blockquote>
<p>“En memoria. Timothy Cratchit. 1839-1884. Amado esposo de Julia, padre de Robert e hijo de Robert y Martha”. </p>
</blockquote>
<p>Además de los restos esqueléticos, los arqueólogos también encontraron un marco de metal y cuero que Timothy Cratchit había usado para sostener sus piernas y la parte baja de la espalda. Después de todo, parece que, en verdad, el arrepentimiento de Ebenezer Scrooge salvó al pequeño Tiny Tim.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/151930/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En la novela ‘Cuento de Navidad’, Dickens describe los efectos en la salud de los niños de las terribles condiciones de vida en las ciudades industrializadas. La tuberculosis era cruel y devastadora.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1506712020-12-07T19:48:51Z2020-12-07T19:48:51ZEnfermedades infecciosas derrotadas gracias a las vacunas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/373043/original/file-20201204-13-1do17g5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2546%2C1988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Campaña de vacunación de "los pobres" de la ciudad de Nueva York contra la viruela en 1872. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/vaccinating-poor-new-york-city-against-242820433">Wikimedia Commons / Everett Collection</a></span></figcaption></figure><p>Apenas nos acordamos porque en la mayoría de los pinchazos éramos bebés. Quizá para algún campamento, o cuando una herida era profunda fruto de nuestras travesuras infantiles. </p>
<p>Las vacunas nos han protegido siempre y, gracias a ellas, cual juramento de Escarlata O’Hara, jamás volveremos a pasar algunas de las enfermedades graves que desde el principio de la humanidad han tenido consecuencias catastróficas.</p>
<p>No lo haremos ni nosotros ni nadie, siempre y cuando las campañas de erradicación se extiendan masivamente, como en algunos de los casos que vamos a recordar. La esperanza es que a todas las enfermedades infecciosas se las lleve el viento.</p>
<p>No podemos olvidarnos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Edward_Jenner">Edwar Jenner</a>, médico inglés que descubrió cómo el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Vaccinia_virus">virus <em>vaccina</em></a> de las vacas era capaz de provocar inmunidad contra la viruela cuando se inoculaba en personas sanas. A partir de ahí, las vacunas han salvado a la humanidad de un gran número de enfermedades infecciosas.</p>
<h2>La primera enfermedad erradicada</h2>
<p>La viruela es una de las enfermedades más mortales y también la única que ha sido erradicada con la <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Smallpox_vaccine">vacunación</a>. Está causada por un poxvirus (Variola virus) que contiene <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81cido_desoxirribonucleico">ADN</a> como material genético. </p>
<p>Se han encontrado restos arqueológicos que atestiguan la incidencia de la enfermedad sobre poblaciones humanas muy antiguas. La viruela se transmitía por un contacto cercano con las llagas o las gotitas emitidas por la respiración de una persona infectada. </p>
<p>La tasa de mortalidad era muy elevada (30 %) y la enfermedad se caracterizaba por la aparición de pústulas y posteriores cicatrices diseminadas por todo el cuerpo, y en algunos casos ceguera. La muerte se producía por la respuesta inflamatoria masiva que ocasionaba <em>shock</em> e insuficiencia multiorgánica. Solía ocurrir durante la segunda semana de la enfermedad.</p>
<p>La vacuna consiste en la inoculación del virus <em>vaccinia</em>, semejante a la viruela pero que produce una enfermedad leve. No es una vacuna de virus atenuado ni inactivado, ¡está vivo! </p>
<p>Desde 1977, la enfermedad se considera erradicada gracias a la vacunación. Una de las vacunas que se está desarrollando contra covid-19 utiliza una metodología semejante con un virus de estomatitis, pero está poco avanzada aún comparando con las de ARN y adenovirus.</p>
<p>El último caso de contagio natural se diagnosticó en octubre de 1977 y en 1980 la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó la erradicación de la enfermedad en todo el planeta. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/373037/original/file-20201204-15-zunbwu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/373037/original/file-20201204-15-zunbwu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/373037/original/file-20201204-15-zunbwu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/373037/original/file-20201204-15-zunbwu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/373037/original/file-20201204-15-zunbwu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/373037/original/file-20201204-15-zunbwu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/373037/original/file-20201204-15-zunbwu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/373037/original/file-20201204-15-zunbwu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Los directores del Programa de Erradicación Mundial de la Viruela anuncian en 1980 el éxito de la campaña.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Directors_of_Global_Smallpox_Eradication_Program.jpg">Wikimedia Commons / CDC</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>No solo manchas en la piel</h2>
<p>El sarampión es una enfermedad causada por un virus con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/ARN">ARN</a> de la familia de los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Paramyxoviridae">paramixovirus</a>. Al igual que el SARS-CoV-2, se reproduce y se contagia (aunque con mucha más eficacia) en las vías respiratorias altas. Alrededor del 90 % de las personas susceptibles que se exponen a alguien con el virus se infectan. </p>
<p>El ser humano es el único huésped del virus del sarampión. La enfermedad se caracteriza por síntomas como fiebre, tos, dolor de garganta y un característico exantema (manchas en la piel). Puede presentar complicaciones como bronquitis, laringitis, neumonía, encefalitis y afectar durante el embarazo. El porcentaje de casos mortales es de uno por mil, pero en países en desarrollo puede llegar hasta el 10 %.</p>
<p>En los países desarrollados, la mayor parte de los niños están inmunizados contra el sarampión puesto que se les vacuna a la edad de 12 meses. La <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Measles_vaccine">vacuna contra el sarampión</a> se desarrolló en los años 60 y está basada en el virus atenuado. Se requieren dos dosis y se suele administrar junto a la de la rubeola y paperas. </p>
<p>El calendario de vacunación en España se muestra en la siguiente tabla.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/373085/original/file-20201204-15-11ilu5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/373085/original/file-20201204-15-11ilu5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/373085/original/file-20201204-15-11ilu5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=728&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/373085/original/file-20201204-15-11ilu5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=728&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/373085/original/file-20201204-15-11ilu5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=728&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/373085/original/file-20201204-15-11ilu5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=915&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/373085/original/file-20201204-15-11ilu5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=915&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/373085/original/file-20201204-15-11ilu5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=915&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Aunque la vacuna del sarampión ha contribuido en gran manera a disminuir la mortandad infantil (se calcula que ha prevenido 1,4 millones de muertes a nivel mundial), la enfermedad está lejos de ser erradicada y en el momento en que la población deja de vacunarse, inmediatamente aparecen brotes. Al ser muy contagioso, el número de personas que sufrirían complicaciones saturaría rápidamente los recursos hospitalarios disponibles: ¿nos suena?</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/373038/original/file-20201204-15-st8i36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/373038/original/file-20201204-15-st8i36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/373038/original/file-20201204-15-st8i36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/373038/original/file-20201204-15-st8i36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/373038/original/file-20201204-15-st8i36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/373038/original/file-20201204-15-st8i36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/373038/original/file-20201204-15-st8i36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/373038/original/file-20201204-15-st8i36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Soldados canadienses destacados en Europa durante la Primera Guerra Mundial, en cuarentena por sarampión.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/128520551@N04/19271836613/in/album-72157656158266172/">University of Victoria Libraries / Flikr</a></span>
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<h2>La vacuna contra la parálisis que se saborea</h2>
<p>La poliomielitis fue descrita por primera vez por el alemán Jakob Heine en 1840. Está causada por un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Enterovirus">Enterovirus</a> conocido como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Poliovirus">poliovirus</a> (PV). Contiene también ARN e infecta y causa enfermedad solo en los seres humanos, afectando principalmente al sistema nervioso. La mayoría de las infecciones de polio son asintomáticas. Solo en el 1 % de casos el virus infecta y destruye las neuronas motoras, causando debilidad muscular y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Par%C3%A1lisis_fl%C3%A1cida">parálisis aguda flácida</a> afectando fundamentalmente a la población infantil.</p>
<p>La poliomielitis es altamente contagiosa y se propaga fácilmente de persona a persona a través de secreciones respiratorias o por la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ruta_fecal_oral">ruta fecal oral</a>. En las zonas endémicas, el poliovirus salvaje es capaz de infectar prácticamente a toda la población humana.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/373022/original/file-20201204-23-c6kcjm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/373022/original/file-20201204-23-c6kcjm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/373022/original/file-20201204-23-c6kcjm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=348&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/373022/original/file-20201204-23-c6kcjm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=348&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/373022/original/file-20201204-23-c6kcjm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=348&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/373022/original/file-20201204-23-c6kcjm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=437&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/373022/original/file-20201204-23-c6kcjm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=437&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/373022/original/file-20201204-23-c6kcjm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=437&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cartel de concienciación para la vacuna de la poliomielitis.</span>
<span class="attribution"><span class="source">https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Polio_vaccine_poster.jpg</span></span>
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<p>Hay dos <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Polio_vaccine">versiones de vacuna</a>, una de virus inactivado que se inyecta y otra de virus atenuado que se administra de modo oral. En 1988, la polio dejaba paralíticos a más de mil niños, ¡cada día! A partir de un programa mundial de erradicación emprendido por la OMS se consiguió que en 2001 hubiera menos de mil casos en todo el año. </p>
<p>La poliomielitis está erradicada de la mayoría de los países occidentales, pero aún no del todo en el mundo. Se espera que sea la segunda enfermedad viral por erradicar después de la viruela. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/373040/original/file-20201204-21-ndapmt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/373040/original/file-20201204-21-ndapmt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/373040/original/file-20201204-21-ndapmt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/373040/original/file-20201204-21-ndapmt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/373040/original/file-20201204-21-ndapmt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/373040/original/file-20201204-21-ndapmt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/373040/original/file-20201204-21-ndapmt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/373040/original/file-20201204-21-ndapmt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Una tarjeta de aviso de 1910 en la que las autoridades sanitarias de San Francisco (California) advierten de que un edificio está contaminado por la poliomielitis.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Acute_anterior_poliomyelitis_keep_out_of_this_house..JPG">Wikimedia Commons</a></span>
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<h2>La vacuna antitetánica, cada 10 años</h2>
<p>El tétanos es una enfermedad provocada por una toxina secretada por la bacteria <em>Clostridium tetani</em> que se encuentra en la tierra de cultivo, heces e intestinos de animales de granja y ratas. Sus esporas, con las que resisten y se diseminan, se pueden encontrar en la tierra y en la piel (tanto la de animales como humanos) y debajo de las uñas.</p>
<p>Existen datos antiguos desde el siglo V a. C. en los que se describe esta enfermedad. Hipócrates fue el primero que describió los síntomas del tétanos como hipercontracción de músculos esqueléticos. La enfermedad causa espasmos o violentas contracciones musculares, rigidez e inestabilidad del sistema nervioso autónomo.</p>
<p>No existe inmunidad natural y haber padecido la enfermedad tampoco confiere protección a largo plazo. Por eso, aparte de medidas higiénicas, la inmunización mediante la vacunación es la única forma de prevención de la enfermedad.</p>
<p>La <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Tetanus_vaccine">vacuna antitetánica</a> se basa en un “toxoide”, una versión inactivada de las “toxinas” que secretan las bacterias que producen la enfermedad. El toxoide no produce la enfermedad pero sí activa el sistema inmune. Tiene una tasa de efectividad del 99 %, pero la protección disminuye con el tiempo. Con lo cual es imprescindible asegurar la revacunación a lo largo de toda la vida cada 10 años.</p>
<p>La vacunación es universal y sistemática en niños y adultos, según calendarios vigentes en cada país. Se hace especial hincapié en mayores de 50 años, ancianos institucionalizados, ambiente rural y laboral de riesgo, inmigrantes, enfermos que deban recibir cirugía, personas con diabetes, enfermos de VIH, con adicciones y personas que se realicen tatuajes o <em>piercing</em>.</p>
<p>Las vacunas han jugado un importantísimo papel en mejorar la calidad de vida en todo el planeta. Previenen enfermedades y evitan sufrimientos y muertes. No debemos olvidar que, gracias a ellas, protectoras e invisibles, podremos erradicar muchas enfermedades, como si se las llevara el viento.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/150671/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Mercedes Jiménez Sarmiento participa en el proyecto BIFISO, PIE CSIC-COV19-027, financiado por el CSIC, para la lucha contra la covid-19 en el marco de la PTI Salud Global.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Matilde Cañelles López participa en el proyecto BIFISO, PIE CSIC-COV19-027, financiado por el CSIC, para la lucha contra la covid-19 en el marco de la PTI Salud Global.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Nuria Eugenia Campillo participa en el proyecto BIFISO, PIE CSIC-COV19-027, financiado por el CSIC, para la lucha contra la covid-19 en el marco de la PTI Salud Global.</span></em></p>Si las campañas de vacunación se extienden masivamente, jamás volveremos a pasar enfermedades con consecuencias catastróficas. Recordamos algunos de los casos en los que nos han protegido.María Mercedes Jiménez Sarmiento, Científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)Matilde Cañelles López, Investigadora Científica. Ciencia, Tecnología y Sociedad, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Nuria Eugenia Campillo, Científico Titular. Medicinal Chemistry, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1472792020-11-19T20:23:30Z2020-11-19T20:23:30ZSherlock Holmes y el misterio de las hadas de Cottingley<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/370320/original/file-20201119-19-11an6hb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1237%2C890&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Una de las fotografías de Frances Griffith y las _Hadas de Cottingley_ tomadas por su prima Elsie Wright en julio de 1917.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://archive.org/stream/comingoffairies00doylrich#page/n57/mode/2up">Archive.org</a></span></figcaption></figure><p>La literatura está plagada de grandes e interesantes figuras vinculadas a la novela policiaca o criminal. Algunas de ellas han traspasado las páginas de los libros y buscado acomodo en la cultura colectiva. Entre los más conocidos encontramos personajes como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/H%C3%A9rcules_Poirot">Hércules Poirot</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Philip_Marlowe">Philip Marlowe</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Miss_Marple">Miss Marple</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Padre_Brown">Padre J. Brown</a>, o incluso los imberbes Lorenzo Falcó de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Arturo_P%C3%A9rez-Reverte">Pérez-Reverte</a> y Antonia Scott de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_G%C3%B3mez-Jurado">Juan Gómez Jurado</a>. </p>
<p>Sin embargo, a pesar de la ingente cantidad de policías, comisarios y sabuesos que acampan en las librerías, el detective privado más famoso y carismático sigue siendo Sherlock Holmes. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/370328/original/file-20201119-13-1u9wgor.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/370328/original/file-20201119-13-1u9wgor.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370328/original/file-20201119-13-1u9wgor.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=957&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370328/original/file-20201119-13-1u9wgor.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=957&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370328/original/file-20201119-13-1u9wgor.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=957&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370328/original/file-20201119-13-1u9wgor.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1203&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370328/original/file-20201119-13-1u9wgor.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1203&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370328/original/file-20201119-13-1u9wgor.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1203&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Arthur Conan Doyle.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Conan_doyle.jpg">Wikimedia Commons / Arnold Genthe</a></span>
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<p>El personaje ha sido encumbrado a la posteridad por su envidiable habilidad para la observación, la ciencia forense y el razonamiento lógico, que en ocasiones permite a Holmes traficar con soluciones inverosímiles. Sherlock Holmes fue creado por el escritor británico <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Arthur_Conan_Doyle">Sir Arthur Conan Doyle</a> e hizo su primera aparición pública en noviembre de 1887 en la popular revista <em>Beeton’s Christmas Annual</em>. En ese número aparece la novela <em>Estudio en escarlata</em>, de la que el detective era el protagonista. Hasta llegar a ese momento, la vida de Doyle estuvo enriquecida con múltiples situaciones que hicieron posible la creación de Sherlock Holmes.</p>
<h2>El cirujano que inspiró a Holmes</h2>
<p>Antes de blandir la pluma, Doyle empuñó el bisturí, ya que estudió medicina desde 1876 hasta 1881 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Edimburgo. En ese tiempo, Doyle empezó a escribir pequeños cuentos como <em>The Haunted Grange of Goresthorpe</em>. También en esa etapa, gracias al conocimiento que consiguió adquirir en el área botánica, pudo publicar en 1879 su primer artículo académico, “Gelsemium como veneno” en el <em>British Medical Journal</em>. </p>
<p>En Edimburgo, Arthur Conan Doyle conoció al <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Bell">Dr. Joseph Bell</a>, con quien mantuvo relación profesional hasta llegar a actuar como su secretario en el Royal Infirmary de Edimburgo, uno de los hospitales más prestigiosos de Escocia.</p>
<p>Joseph Bell era bisnieto de Benjamin Bell, considerado el primer cirujano científico escocés. Joseph era metódico e inteligente, con enormes aptitudes para la observación y la deducción, lo que le confería una personalidad analítica. </p>
<h2>Cirujano de la reina</h2>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/370329/original/file-20201119-23-jpxb7k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/370329/original/file-20201119-23-jpxb7k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370329/original/file-20201119-23-jpxb7k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=842&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370329/original/file-20201119-23-jpxb7k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=842&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370329/original/file-20201119-23-jpxb7k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=842&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370329/original/file-20201119-23-jpxb7k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1058&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370329/original/file-20201119-23-jpxb7k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1058&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370329/original/file-20201119-23-jpxb7k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1058&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Joseph Bell.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Joseph_Bell.jpg">Wikimedia Commons / J.M.E. Saxby</a></span>
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<p>Bell sirvió como cirujano personal de la reina Victoria cada vez que ésta visitaba Escocia, y sus intuiciones diagnósticas asombraron tanto a los estudiantes de medicina como a los pacientes: incluso antes de que los pacientes pronunciaran una palabra, Bell describía sus síntomas brindando detalles de sus vidas pasadas, y rara vez se equivocaba. </p>
<p>La reputación de Bell era mayúscula y en poco tiempo publicó varios libros de texto de medicina, incluido un manual sobre operaciones quirúrgicas en 1886. Sin embargo, la faceta más reputada de Bell era la de maestro, que estaba guarecida en su legendaria habilidad en el diagnóstico. Esta habilidad estaba basaba sustancialmente en su agudo poder de observación. ¿Les recuerda a alguien?</p>
<h2>Precursor de la medicina forense</h2>
<p>El método analítico que Bell mostraba en sus clases, junto con el resto de competencias que aglomeraba, fascinaron a Doyle. De hecho, dadas sus aptitudes, el profesor Joseph Bell colaboró en varias ocasiones con Scotland Yard, incluido el caso de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jack_el_Destripador">Jack el Destripador</a>, y hoy día es considerado uno de los precursores de la medicina forense. </p>
<p>En diciembre de 1893, Arthur Conan Doyle escribió al Dr. Bell <a href="https://www.arthur-conan-doyle.com/index.php?title=Letter_to_Mr_Bell_about_Sherlock_Holmes_(4_may_1892)">una carta</a> en la que afirmaba que sin duda a él le debía la concepción de Sherlock Holmes, y que no creía haber exagerado en lo más mínimo en su descripción de las capacidades analíticas que había visto desarrollar a Bell en sus consultas. En la misiva, Doyle aseguraba haber tratado de construir su personaje basándose en la capacidad de deducción, inferencia y observación que había oído inculcar a Bell en sus clases. </p>
<h2>Enfermedades infecciosas</h2>
<p>Previo a la publicación de su obra y la creación de Sherlock Holmes, Conan Doyle obtuvo el doctorado en medicina por la Universidad de Edimburgo con un ensayo sobre la <em>Tabes</em> dorsal, una degeneración lenta de las neuronas sensoriales provocada, en muchos casos, por una infección bacteriana por <em>Treponema pallidum</em>. Se trata del agente causante de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADfilis">sífilis</a>, enfermedad infecciosa de curso crónico que asoló Europa durante siglos. </p>
<p>Aprovechando sus conocimientos médicos, en 1894 Doyle escribió una historia corta titulada <em>La Tercera Generación</em>, en la que ilustra cómo la sífilis congénita podía transmitirse de generación en generación. No es sorprendente que las historias de Sherlock Holmes contengan numerosas referencias a enfermedades infecciosas, ya sean locales o importadas de las colonias lejanas. </p>
<p>Un simple ejemplo es <em>La aventura del detective moribundo</em>, que fue publicada en 1913, y donde una extraña enfermedad asiática está acabando con la vida de Sherlock Holmes. En el relato, el criminal Culverton Smith utiliza una enfermedad infecciosa mortal esotérica llamada fiebre de Tapanuli como arma biológica.</p>
<h2>Racionalismo y … ¿espiritismo?</h2>
<p>Sin duda, la formación médica y científica acumulada por Arthur Conan Doyle, permitió al escritor enriquecer sus relatos y moldear un Sherlock Holmes realista, dotando a la literatura de uno de los detectives más célebres de la Historia. </p>
<p>Por esta razón resulta inverosímil que Arthur Conan Doyle se adhiriera al espiritismo e incluso fuera uno de sus principales defensores. Esta adhesión le <a href="https://www.mcgill.ca/oss/article/history-you-asked/how-did-sir-arthur-conan-doyle-trick-houdini">enfrentó</a> al gran mago e ilusionista <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Harry_Houdini">Harry Houdini</a>. Houdini dedicó gran parte de su vida, precisamente, a desenmascarar fraudes espirituales.</p>
<h2>Las “hadas” de Cottingley</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/370326/original/file-20201119-21-1r0g0oi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/370326/original/file-20201119-21-1r0g0oi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370326/original/file-20201119-21-1r0g0oi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1510&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370326/original/file-20201119-21-1r0g0oi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1510&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370326/original/file-20201119-21-1r0g0oi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1510&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370326/original/file-20201119-21-1r0g0oi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1898&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370326/original/file-20201119-21-1r0g0oi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1898&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370326/original/file-20201119-21-1r0g0oi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1898&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las primas Frances Griffiths y Elsie Wright en una fotografía tomada en junio de 1917.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:FrancesGriffithsandElsieWright.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>En 1917, Doyle ya era un afamado escritor, pero también un referente en toda aquella defensa hacia lo paranormal. Justo en aquel año, un buen día recibió una serie de instantáneas en las que podía verse a un par de niñas posando en el bosque junto a unas pequeñas hadas. </p>
<p>Aquella situación asombrosa pertrechó una historia que fue denominada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Las_hadas_de_Cottingley">“Las hadas de Cottingley”</a>. Todo comenzó en el verano de 1917, en julio, cuando Frances Griffiths, de nueve años, y su madre, regresaron a Inglaterra desde Sudáfrica para quedarse con la familia Wright en Cottingley, West Yorkshire. </p>
<p>Una de las hijas de la familia Wright era Elsie, prima de Frances. Junto a la casa de Elsie, que tenía dieciséis años, estaba el pequeño y pintoresco valle boscoso por el que fluía Cottingley Beck. El bosque era el lugar preferido de las dos niñas, y aseguraban que volvían del bosque mojadas y manchadas por sus encuentros con las hadas. </p>
<h2>Una fotografía como prueba</h2>
<p>Nadie las creyó. Elsie cogió la cámara fotográfica de su padre dispuesta a documentar las reuniones con los seres mágicos. La primera fotografía que realizó Elsie muestra a Frances, con la cabeza ligeramente inclinada, mirando hacia la derecha del fotógrafo. Frente a ella bailan varias figuras de hadas aladas vestidas con ropa diáfana. </p>
<p>Pero Elsie tenía experiencia en el retoque fotográfico, por lo que su padre, Arthur Wright, sospechó de inmediato y pensó que habían utilizado figuras recortadas. La intuición de Arthur era cierta, aunque no se confirmó hasta muchas décadas más tarde.</p>
<p>Las fotografías, publicitadas por la madre de Elsie, captaron el interés de Edward Gardner, miembro de la Sociedad Teosófica de Bradford. Gardner aprovechó la circunstancia para promover el mensaje espiritual. En ese instante fue cuándo las fotografías llamaron la atención de Sir Arthur Conan Doyle, que quiso creer con vehemencia que eran reales. </p>
<h2>La credulidad tozuda de Conan-Doyle</h2>
<p>En realidad, las Hadas de Cottingley fueron creadas por Elsie, probablemente copiando imágenes del <a href="https://www.gutenberg.org/files/39592/39592-h/39592-h.htm"><em>Libro de regalos de la princesa María</em></a>, publicado en 1914. Pero en aquel momento la gente quería creer en las hadas, quizás para huir de la horrible realidad que les asediaba, ya que la Primera Guerra Mundial (1914-1918) todavía estaba vigente. </p>
<p>La historia fue aceptada como cierta. De hecho, Doyle escribió un artículo en el <em>Strand Magazine</em> titulado “Hadas fotografiadas: un suceso memorable”, y trató este fenómeno en profundidad en su obra <a href="https://www.arthur-conan-doyle.com/index.php/The_Coming_of_the_Fairies"><em>El misterio de las hadas</em></a> (1921). El debate sobre la autenticidad de las hadas continuó hasta la década de 1960, por lo que Doyle quiso creer, y creyó, en las hadas de Cottingley hasta su muerte en 1930.</p>
<h2>La investigación de 1980</h2>
<p>Parece increíble, pero las fotografías no fueron completamente desacreditadas hasta la década de 1980, cuando <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Geoffrey_Crawley">Geoffrey Crawley</a>, el editor del “British Journal of Photography”, llevó a cabo una gran investigación y concluyó que eran falsificaciones. En 1983 Elsie confesó el engaño, pero Frances mantuvo toda su vida que “Hadas y su baño de sol”, la quinta y última imagen que tomaron las primas, no era una falsificación y mostraba hadas reales.</p>
<p>La verdad es que probablemente a muchas personas les gustaría que fuera cierta la afirmación y la historia de Frances en la que creyó Doyle. El mundo sería aún más interesante y quizás un poquito más bello.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/147279/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La inspiración para el detective más famoso de todos los tiempos fue un cirujano compañero de Conan Doyle. El escritor, a pesar de su formación científica, creyó en hadas hasta el final de sus días.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1490312020-11-12T20:25:07Z2020-11-12T20:25:07ZQuince virus que han cambiado la historia de la Humanidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/368841/original/file-20201111-19-1ml68av.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=44%2C1081%2C4914%2C2140&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Cementerio de Longbyearbyen (islas Svalbard, Noruega) donde yace un grupo de mineros víctimas de la epidemia de gripe de 1918.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/white-crosses-historic-graveyard-cemetery-built-1195191607">Shutterstock / bmszealand</a></span></figcaption></figure><p>El toque real era un vano procedimiento de imposición de manos practicado por reyes franceses e ingleses durante la Edad Media y el Renacimiento. Su objetivo era sanar las fatídicas dolencias de sus súbditos. Aunque se utilizaba especialmente contra la tuberculosis, durante una época su práctica se extendió a otro tipo de enfermedades, tanto de origen bacteriano como vírico. </p>
<p>Durante el reinado de Isabel I la costumbre volvió a quedar restringida al ámbito de la <a href="https://emedicine.medscape.com/article/858234-overview">escrófula</a>, un proceso infeccioso que afecta a los ganglios linfáticos.</p>
<p>Isabel I fue una reina audaz, rotunda, poderosa y la última monarca de la dinastía Tudor que gobernó Inglaterra e Irlanda. Tanto su aspecto físico como sus hábitos cosméticos eran muy característicos. En aquella época, maquillarse era signo de distinción y la reina lo hacía profusamente con <a href="http://xsierrav.blogspot.com/2019/01/isabel-i-tudor-y-iv-un-maquillaje.html">cerusa de Venecia</a>, un pigmento blanco también conocido como albayalde. </p>
<p>El maquillaje le otorgaba un aspecto blanco inmaculado, casi virginal y combinaba con su apelativo, “la Reina Virgen”. Es esa estampa de piel blanquecina la que ha pasado a la posteridad y ha llegado hasta nuestros días. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/368369/original/file-20201109-23-1wj1w5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/368369/original/file-20201109-23-1wj1w5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368369/original/file-20201109-23-1wj1w5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=481&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368369/original/file-20201109-23-1wj1w5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=481&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368369/original/file-20201109-23-1wj1w5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=481&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368369/original/file-20201109-23-1wj1w5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=604&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368369/original/file-20201109-23-1wj1w5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=604&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368369/original/file-20201109-23-1wj1w5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=604&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Isabel I (de autor anónimo, hacia 1589), conmemorando la derrota de la armada española.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_I_de_Inglaterra#/media/Archivo:Elizabeth_I_(Armada_Portrait).jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>El motivo por el que Isabel I empleaba semejante cantidad de maquillaje era ocultar las acentuadas y numerosas marcas faciales que le había regalado una enfermedad mortal que contrajo con 29 años: la viruela. Consiguió sobrevivir, pero las cicatrices que el virus dejó en su cuerpo la acompañaron toda la vida.</p>
<p>Al igual que el de la viruela, <a href="https://theconversation.com/son-los-virus-un-desafio-cientifico-insuperable-148840">muchos otros virus</a> han desempeñado un papel esencial en importantes episodios de la historia, ya sea en literatura, arte, ciencia, política o en otras muchas facetas terrenales que conforman las aristas de nuestra existencia como especie. Estos son solo algunos ejemplos.</p>
<h2>La viruela y la primera campaña de vacunación masiva</h2>
<p>La <a href="https://theconversation.com/search/result?sg=1d64eeee-bc9b-46e1-99bc-24ecfd170e2b&sp=1&sr=1&url=%2Ftodavia-existen-muestras-de-viruela-en-el-mundo-debemos-destruirlas-123810">viruela es la enfermedad que causa el virus variola</a>, un orthopoxvirus muy contagioso que acabó con la vida del todopoderoso Ramsés V, cuarto faraón de la dinastía XX de Egipto, y del emperador azteca Moctezuma. </p>
<p>La extensión de la fatídica viruela durante los siglos XVIII y XIX provocó que en 1803 el médico militar español Francisco Javier de Balmis y Berenguer organizara “<a href="https://www.aeped.es/documentos/en-nombre-los-ninos-real-expedicion-filantropica-vacuna-1803-180">la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna</a>”, apodada como Expedición Balmis. Su objetivo era <a href="https://theconversation.com/search/result?sg=2d7b507c-0fc9-444b-bce5-5efbc3bc9877&sp=1&sr=3&url=%2Fantivacunas-dos-siglos-negando-la-evidencia-cientifica-102428">vacunar</a> contra esta enfermedad a todos los súbditos del Imperio español. </p>
<p>La acción estuvo apoyada y sufragada por el rey Carlos IV, comprometido con la causa tras ver morir de viruela a su hija, la infanta María Teresa. La hazaña, que se desarrolló entre 1803 y 1814, constituyó la primera campaña de vacunación masiva de la historia. </p>
<p>En 1980, <a href="https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=12398:donald-henderson-fallece-a-87-anos&Itemid=135&lang=es#:%7E:text=En%201980%2C%20y%20tras%20un,el%20virus%20de%20la%20viruela.">la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó la erradicación de la viruela</a> como consecuencia de una excepcional campaña de vacunación global capitaneada por el epidemiólogo Donald Henderson.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/368371/original/file-20201109-23-axi9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/368371/original/file-20201109-23-axi9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368371/original/file-20201109-23-axi9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368371/original/file-20201109-23-axi9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368371/original/file-20201109-23-axi9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368371/original/file-20201109-23-axi9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=486&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368371/original/file-20201109-23-axi9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=486&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368371/original/file-20201109-23-axi9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=486&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El María Pita, navío fletado para la expedición, partiendo del puerto de La Coruña en 1803 (grabado de Francisco Pérez).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Real_Expedici%C3%B3n_Filantr%C3%B3pica_de_la_Vacuna#/media/Archivo:Mar%C3%ADa_Pita_por_Francisco_P%C3%A9rez.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<h2>El virus del mosaico del tabaco y el desarrollo de la virología</h2>
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<span class="caption">Dmitry Ivanovsky.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dmitry_Iosifovich_Ivanovsky.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>En 1882, el alemán <a href="http://sevirologia.es/media/uploads/06-historia.pdf">Adolf Mayer describió por primera vez la enfermedad del mosaico del tabaco</a>. Al mismo tiempo, en San Petersburgo, también Dmitri Ivanovsky estudiaba la patología. Ivanovsky demostró que el agente que la causaba pasaba por un filtro esterilizante, sin advertir que había descubierto un nuevo tipo de agente infeccioso: los virus. </p>
<p>El virus del mosaico del tabaco permitió el desarrollo de la virología. También contribuyó significativamente a la comprensión de la naturaleza genética del ARN, el código genético y al avance de la biología molecular y al entendimiento de las propiedades fisicoquímicas y antigénicas de las macromoléculas.</p>
<h2>Virus de Inmunodeficiencia Humana y SIDA: la primera gran pandemia mediática</h2>
<p>A finales del siglo XX, el <a href="https://theconversation.com/search/result?sg=3154335b-28b1-4a15-a1fc-be60a846158e&sp=1&sr=3&url=%2Fhistoria-de-como-el-vih-ayudo-a-derribar-el-dogma-central-de-la-biologia-molecular-128084">virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)</a> tuvo un impacto devastador en los ámbitos social, económico, sanitario y demográfico del planeta, convirtiéndose en la primera gran pandemia a la que se ha enfrentado la sociedad tecnológicamente avanzada. </p>
<p>En sus últimos estadios es habitual que se de alguna de las más de 20 infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el contagio del virus. Llegado ese momento, se aplica que la persona sufre el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (SIDA). </p>
<p>Hasta la fecha, se estima que han fallecido <a href="https://www.elsevier.com/es-es/connect/actualidad-sanitaria/sida-el-contador-macabro-que-no-para-35-millones-de-muertes-y-subiendo">más de 35 millones de personas por causas relacionadas con el SIDA</a>. Entre ellas, celebridades como Freddy Mercury, Rock Hudson o Anthony Perkins, que ayudaron a visibilizar la enfermedad. </p>
<p>La presencia del virus cambió el mundo, modificando las costumbres, el comportamiento, los hábitos sanitarios, el consumo de drogas, los métodos de prevención, las prácticas de atención médica y las relaciones sexuales de millones de personas.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/368374/original/file-20201109-13-101jamu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/368374/original/file-20201109-13-101jamu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368374/original/file-20201109-13-101jamu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368374/original/file-20201109-13-101jamu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368374/original/file-20201109-13-101jamu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368374/original/file-20201109-13-101jamu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368374/original/file-20201109-13-101jamu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368374/original/file-20201109-13-101jamu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Microfotografía de VIH-1 (en verde) en un cultivo de linfocitos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:HIV-budding-Color.jpg">Wikimedia Commons / C. Goldsmith / CDC</a></span>
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</figure>
<h2>El virus del mosaico del tulipán y el “negocio del aire”</h2>
<p>El <a href="https://ipm.illinois.edu/diseases/rpds/634.pdf">virus del mosaico del tulipán</a> provoca una redistribución de los pigmentos en la flor del tulipán originando ejemplares maravillosos y únicos. A mediados del siglo XVI, afectó por vez primera al cultivo del tulipán en Holanda, dando lugar a variedades impredecibles, irrepetibles, que encendieron la codicia y el deseo de los compradores. </p>
<p>La posesión de uno de aquellos llamativos tulipanes era símbolo de opulencia y poder. Así, en 1623, el precio de un único bulbo superó en cinco veces al salario anual de un artesano. </p>
<p>En 1637 la especulación por los bulbos de tulipán colapsó. Las bancarrotas regaron el país, la economía holandesa se resquebrajó y el panorama social quedó reorganizado. El fenómeno fue conocido como <em>windhandel</em> (negocio de aire) y constituyó la primera gran burbuja económica de la historia.</p>
<h2>El enterobacteriófago T4</h2>
<p>El bacteriófago T4 o fago T4 es un virus que infecta a la bacteria <em>Escherichia coli</em> y uno de los organismos modelos más utilizados en los laboratorios científicos. </p>
<p>Es fácil y seguro de cultivar, por lo que su estudio se intensificó desde mediados del siglo XX. Gracias a ello, se descubrieron muchos de los principios básicos y generales de la biología molecular y de la evolución de estos patógenos. El pequeño virus cambió el curso de la investigación científica y de la ciencia elemental a nivel mundial.</p>
<h2>¿Qué papel tuvo el sarampión en la colonización de América?</h2>
<p>El sarampión es una enfermedad vírica muy contagiosa que puede causar complicaciones graves como ceguera, encefalitis, diarrea intensa, infecciones del oído o neumonía. </p>
<p>Según las estimaciones de la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), en 2018 <a href="https://www.who.int/es/news/item/05-12-2019-more-than-140-000-die-from-measles-as-cases-surge-worldwide">más de 140.000 personas murieron de sarampión</a> en todo el mundo. </p>
<p>Llegó al continente americano en el siglo XV, junto a los colonizadores españoles. Los indígenas no estaban inmunizados frente a la enfermedad, por lo que las epidemias de sarampión y viruela facilitaron que los conquistadores Hernán Cortés y Francisco Pizarro, apoyados por solo unos cuantos cientos de soldados, pudieran doblegar a poderosos ejércitos bien establecidos como el azteca de Moctezuma, en México, o el inca de Huayna Cápac, en Perú.</p>
<h2>El SARS-CoV, un punto de inflexión en la economía asiática</h2>
<p>El SARS-CoV es un <a href="https://theconversation.com/search/result?sg=47593094-4f91-47e4-952b-e4b44b893c50&sp=1&sr=5&url=%2Fcoronavirus-nuevas-amenazas-o-viejos-enemigos-148015">coronavirus</a> que fue detectado por primera vez en el año 2002 en la provincia china de Guangdong. Es el responsable del síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Según la OMS, <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/preview/mmwrhtml/mm5249a2.htm">más de 8.000 personas enfermaron del SARS durante el brote de 2003. 774 murieron.</a> </p>
<p>La nueva enfermedad provocó que el gobierno chino impusiera cuarentenas y aislamiento a gran parte de la población, impidiendo el desarrollo de las prácticas comerciales habituales. Consecuencia de ello, algunas empresas comenzaron a fomentar el comercio electrónico. </p>
<p>Por ejemplo, el negocio de la plataforma Alibaba creció un 50%. La compañía lanzó Taobao que en apenas dos años superó a eBay, convirtiéndose en líder del mercado chino y facilitando el desarrollo del próspero comercio electrónico actual.</p>
<h2>Cómo la fiebre amarilla interrumpió la construcción del canal de Panamá</h2>
<p>La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda y hemorrágica, ocasionada por arbovirus del género <em>Flavivirus</em> y transmitida por mosquitos infectados de los géneros <em>Aedes</em> y <em>Haemogogus</em>. A finales del siglo XIX, la enfermedad obstaculizó las obras del canal de Panamá. Dado que los trabajadores enfermaban o abandonaran el puesto por temor al contagio, su construcción se retrasó 33 años.</p>
<p>De hecho, la fiebre amarilla, la malaria y una desastrosa gestión provocaron el abandono del proyecto y el final del “canal francés”. Esto hizo que el gobierno de Estados Unidos financiara el proyecto, al obtener los derechos de explotación y construcción. Finalmente, fue inaugurado el 15 de agosto de 1914, convirtiéndose en una de las obras de ingeniería más importantes de la historia.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/368572/original/file-20201110-13-ao2x65.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/368572/original/file-20201110-13-ao2x65.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368572/original/file-20201110-13-ao2x65.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=127&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368572/original/file-20201110-13-ao2x65.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=127&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368572/original/file-20201110-13-ao2x65.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=127&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368572/original/file-20201110-13-ao2x65.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=160&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368572/original/file-20201110-13-ao2x65.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=160&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368572/original/file-20201110-13-ao2x65.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=160&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Obras de construcción del Canal de Panamá en 1913.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:PanamaCanal1913a.jpg">Wikimedia Commons / Thomas Marine</a></span>
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<h2>La peste porcina africana: un lastre para el mercado de la carne de cerdo en 2018</h2>
<p>La peste porcina africana (PPA) es una enfermedad muy contagiosa producida por un virus ADN de la familia Asfarviridae. No representa una amenaza para la salud humana, pero que es letal para los cerdos domésticos y los jabalíes de todas las edades. </p>
<p>Dado que la PPA es una enfermedad de declaración obligatoria a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), cuándo aparece un brote en una explotación porcina, todos los cerdos deben ser sacrificados y se deben implementar estrictas medidas sanitarias. Acciones que provocan pérdidas económicas directas e indirectas y consecuencias sociales en las regiones afectadas. </p>
<p>En agosto de 2018, <a href="http://www.fao.org/news/story/es/item/1150662/icode/">un brote de PPA apareció en el noreste de China</a> y rápidamente se extendió por el país. A pesar de que China es uno de los mayores productores y consumidores de carne de cerdo del mundo, la enfermedad acabó con el 40% de estos animales en el país. Cientos de millones de animales murieron o tuvieron que ser sacrificados. </p>
<p>El resultado fue una escasez crónica de carne de cerdo y un aumento vertiginoso de los precios. Las importaciones de carne de cerdo aumentaron pero, al no haber suficientes ejemplares porcinos en el mundo para abastecer a China, los precios en todos los países ascendieron. </p>
<p>Ante la imposibilidad de criar cerdos, China dio prioridad a la producción de pollos. Además, dejó de comprar cereales y soja para piensos en el mercado exterior, alterando todos los mercados a nivel global.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/368574/original/file-20201110-15-1fbsszb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/368574/original/file-20201110-15-1fbsszb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368574/original/file-20201110-15-1fbsszb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368574/original/file-20201110-15-1fbsszb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368574/original/file-20201110-15-1fbsszb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368574/original/file-20201110-15-1fbsszb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368574/original/file-20201110-15-1fbsszb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368574/original/file-20201110-15-1fbsszb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Virus de la peste porcina africana.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Peste_porcina_africana#/media/Archivo:African_swine_fever_infected_macrophage.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<h2>La vacuna contra la poliomielitis, inspiración musical</h2>
<p>El virus de la polio se transmite de persona a persona, casi siempre por vía fecal-oral, pero también puede transmitirse por el agua o los alimentos contaminados. Durante el siglo XX la enfermedad alcanzó proporciones epidémicas. Combatirla fue un objetivo preferente para intentar conseguir su erradicación. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/368649/original/file-20201110-21-12154w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/368649/original/file-20201110-21-12154w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368649/original/file-20201110-21-12154w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=733&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368649/original/file-20201110-21-12154w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=733&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368649/original/file-20201110-21-12154w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=733&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368649/original/file-20201110-21-12154w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=922&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368649/original/file-20201110-21-12154w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=922&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368649/original/file-20201110-21-12154w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=922&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Roosevelt, su perro Fala y su nieta Ruthie Bie fotografiados en 1941.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Roosevelt_in_a_wheelchair.jpg">Wikimedia Commons / Margaret Suckley</a></span>
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<p>En 1921, Franklin Delano Roosevelt contrajo poliomielitis y el virus le postró en una silla de ruedas el resto de su vida. De ahí que, al convertirse en presidente de Estados Unidos en 1933, iniciase la conocida “guerra contra la polio”. La popularidad de Roosevelt fue tan grande que le permitió ser el único presidente en ganar cuatro elecciones americanas. </p>
<p>En 1963, el Gobierno realizó una agresiva campaña publicitaria a favor de la <a href="https://theconversation.com/search/result?sg=3dfd6e4a-f3e3-41fc-9268-62e2cd202da6&sp=1&sr=1&url=%2Fisabel-morgan-la-investigadora-que-hizo-posible-la-vacuna-contra-la-polio-142030">vacunación contra la polio</a> con <a href="https://www.rtve.es/noticias/20140413/asi-nacio-vacuna-polio/917840.shtml">la vacuna Sabin</a>. Administrarle esta a uno de sus hijos inspiraría al compositor Robert Sherman en la creación de una de las melodías más famosas de la historia del cine: “A Spoonful Of Sugar”, de Mary Poppins.</p>
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<figcaption><span class="caption">Mary Poppins - Spoonful of Sugar (Disney Movies)</span></figcaption>
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<h2>El adenovirus humano tipo 12</h2>
<p>Los adenovirus fueron descubiertos por primera vez en 1953 por Wallace Rowe. Se aislaron de un cultivo de células de tejido adenoide, de ahí el apellido de Adenoviridae. </p>
<p>Se trata de virus de tamaño pequeño que incluyen 7 especies de adenovirus humanos (de A a G) y 57 serotipos inmunológicamente distintos. En 1962, John Trentin y sus colegas descubrieron que, en condiciones de laboratorio, el virus causaba cáncer en crías de hámster. Esta fue la primera demostración de actividad oncogénica causada por un virus humano. </p>
<p>Los adenovirus han ayudado a los científicos en el estudio de las funciones de los genes. También a comprender el empalme del ARN mensajero, la poliadenilación alternativa, los potenciadores y la inactivación de proteínas de los genes supresores de tumores.</p>
<h2>Virus de la gripe H1N1, gripe española y <em>baby boom</em></h2>
<p>La gripe estacional es una enfermedad vírica conocida y temida. Algunas de sus cepas han provocado terribles pandemias. La más notable, <a href="https://espanol.cdc.gov/flu/pandemic-resources/1918-commemoration/1918-pandemic-history.htm">la conocida como gripe española en 1918</a>, causó la muerte de más de 40 millones de personas. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=650&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=650&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=650&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=816&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=816&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=816&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cartel sobre la epidemia de gripe de 1918 publicado por la Junta de Salud de Alberta (Canadá).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:SpanishFluPosterAlberta.png">Wikimedia Commons / Alberta Board of Health</a></span>
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<p>El agente causante fue el tipo H1N1 del virus de la gripe. Este, al desencadenar una incontrolada tormenta de citoquinas, condujo al descontrol del sistema inmunológico y a una inflamación y daño pulmonar irreversible. </p>
<p>La pandemia reveló que las enfermedades infecciosas eran un problema que debía abordarse a nivel poblacional. Durante los años posteriores muchos países cambiaron su estrategia de salud pública. Por un lado, optaron por adoptar el concepto de medicina socializada; por otro, reforzaron los sistemas de vigilancia y de atención médica. </p>
<p>El dramático descenso poblacional se vio compensado en los años siguientes por el efecto <em>baby boom</em>. Alentado por las estrategias de gobiernos de numerosos países, impulsó la natalidad y las características familias numerosas de mediados del siglo XX.</p>
<h2>El virus John Cunningham</h2>
<p>El virus John Cunningham o virus JC es muy común. De hecho, está presente entre el 50 y el 70% de la población humana. Aunque se contrae durante la infancia, parece que permanece latente hasta que alguna circunstancia (como la supresión del sistema inmunitario) lo reactiva y permite su proliferación, que puede producir infecciones cerebrales graves. </p>
<p>Hay al menos 14 subtipos de virus asociados con diferentes poblaciones humanas. Debido a su presunta codivergencia con los humanos, el virus JC se ha utilizado como marcador genético para la evolución y la migración humanas. Se ha podido observar que los presentes en las personas nativas del nordeste de Asia son muy parecidos a los que poseen los nativos norteamericanos. Esta situación apoyaría la hipótesis de una migración arcaica desde Asia a América del Norte a través del puente de tierra de Beringia.</p>
<h2>¿Qué relación hay entre el personaje de Blancanieves y la varicela?</h2>
<p>La varicela es una infección sistémica aguda provocada por el virus varicela-zóster que suele aparecer en la infancia. Sus epidemias se producen tanto en invierno como al comienzo de la primavera y se repiten en ciclos de 3 o 4 años. </p>
<p>Según parece, la infección mantiene cierta relación con el personaje de Blancanieves: su historia está inspirada en la figura de Maria Sophia Margaretha Catharina von Erthal, una princesa alemana huérfana de madre, que durante su infancia sufrió una ceguera parcial al contraer la varicela. La bondad de Catharina unida a la minusvalía que padecía le granjeó el aprecio y el afecto incondicional del pueblo. </p>
<p>Años más tarde, la historia llegó a oídos de los hermanos Grimm que construyeron y pertrecharon un magnífico relato en torno a ella. Así, sin querer, la varicela originó un maravilloso cuento que nos ha acompañado desde la niñez.</p>
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<span class="caption">Granja de visones en Dinamarca.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/vejledenmark-aug-3-2014-all-mink-1847906578">Shutterstock / BigDane</a></span>
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<h2>La actual pandemia por SARS-CoV-2 y la industria holandesa del visón</h2>
<p>El actual brote de la enfermedad covid-19 causada por el coronavirus SARS-CoV-2 se notificó por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019. Desde entonces, el virus ha matado a más de 1 200 000 personas y ha acelerado cambios profundos en nuestra sociedad como el comportamiento habitual, la forma en que nos relacionamos e incluso las líneas de negocio de diferentes países. </p>
<p><a href="https://theconversation.com/search/result?sg=c1d4767e-109a-4e01-bdce-8d5282e3c0d5&sp=1&sr=2&url=%2Flas-mascotas-son-victimas-del-coronavirus-pero-no-lo-contagian-136119">Muchos animales son susceptibles a la infección por SARS-CoV-2</a>. En especial los visones, que manifiestan problemas respiratorios similares a los humanos. </p>
<p>Países Bajos es el cuarto país del mundo en producción de visones (unos 6 millones de animales al año). Aunque en 2012 el senado holandés votó a favor de la prohibición de su cría por motivos éticos y permitió un período de transición de 12 años, la situación ha cambiado radicalmente: <a href="https://theconversation.com/search/result?sg=47593094-4f91-47e4-952b-e4b44b893c50&sp=1&sr=1&url=%2Fpor-que-el-coronavirus-se-propaga-ahora-con-tanta-velocidad-149032">la rápida propagación del SARS-CoV-2</a> ha infectado a más de un tercio de todas las granjas de visones holandesas demostrándose <a href="https://science.sciencemag.org/content/early/2020/11/09/science.abe5901">la evidencia de la transmisión del SARS-CoV-2 del animal a humano</a> dentro de las granjas de visones.</p>
<p>Por ello, el gobierno holandés se ha visto obligado a adelantar el fin de los programas de cría de visones del 1 de enero de 2024 a finales de marzo de 2021.</p>
<p>En fin, son muchos los virus que han modificado nuestra historia. Tengamos por seguro que en el futuro seguirán siendo protagonistas de nuestras vidas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/149031/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Viruela, peste, sida, fiebre porcina, covid-19… Los virus han desempeñado un papel esencial en episodios fundamentales de la biografía humana.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1461482020-10-21T20:40:48Z2020-10-21T20:40:48ZLa curiosa historia del fonendoscopio<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/358837/original/file-20200918-14-185xh1l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6016%2C3998&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/human-skull-science-still-life-270460301">Shutterstock / moomsabuy</a></span></figcaption></figure><p>Aunque han pasado más de 200 años desde la invención del estetoscopio (<em>padre</em> del fonendoscopio), la auscultación de los pulmones todavía es una piedra angular en el diagnóstico de asma y de otros trastornos pulmonares, cardiacos e intestinales. Por ello, es un instrumento habitual en medicina que con el paso del tiempo se ha convertido en un símbolo de la práctica médica. Probablemente, el aparato que antes vinculamos con la imagen de un médico. </p>
<h2>Breve historia</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/358818/original/file-20200918-22-6tjjhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/358818/original/file-20200918-22-6tjjhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/358818/original/file-20200918-22-6tjjhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=831&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/358818/original/file-20200918-22-6tjjhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=831&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/358818/original/file-20200918-22-6tjjhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=831&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/358818/original/file-20200918-22-6tjjhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1044&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/358818/original/file-20200918-22-6tjjhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1044&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/358818/original/file-20200918-22-6tjjhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1044&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Rene Laennec (autor desconocido).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Rene-Theophile-Hyacinthe_Laennec.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Los términos fonendoscopio y estetoscopio se emplean indistintamente, pese a que en realidad el fonendoscopio, si bien es el más utilizado y popular, es tan solo un tipo particular de estetoscopio. La palabra estetoscopio proviene de las palabras griegas “stethos”, que significa pecho, y “skopein”, que significa explorar. El estetoscopio fue inventado por el médico francés René Theophile Hyacinthe Laënnec y lo hizo de forma insospechada. </p>
<p>En septiembre de 1816, durante una fresca mañana, mientras caminaba por el patio del Palacio del Louvre en París, el Dr. Laënnec observó a dos niños que se enviaban señales entre sí utilizando una pieza larga de madera maciza y un alfiler. Con una oreja en un extremo, uno de los niños recibía un sonido amplificado del alfiler raspando el extremo opuesto de la madera. </p>
<p>Pasado un tiempo, ese mismo año, Laënnec fue requerido por una mujer joven que tenía síntomas generales de tener el corazón enfermo. Hasta ese momento, lo habitual era que el médico colocara su oreja sobre el pecho del paciente para captar los sonidos emitidos por el corazón. La misma técnica se utilizaba para auscultar el sonido de los pulmones cuándo existía alguna afección o infección respiratoria, pero tanto la aplicación de la mano al pecho como la percusión ofrecían poca ayuda diagnóstica. </p>
<figure class="align-center ">
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<span class="caption">Diorama que muestra a René Laennec examinando a un paciente con un estetoscopio inventado por él en la mano.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Diorama_showing_Ren%C3%A9_Laennec_examining_a_patient_at_the_Neck_Wellcome_L0058191.jpg">Wikimedia Commons / Wellcome Trust</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En el caso concreto de la chica enferma, Laënnec se mostró reacio a iniciar la auscultación inmediata (colocando la oreja del médico en el pecho del paciente) debido a la edad, el sexo y la gordura de la paciente, ya que en personas obesas la técnica no aportaba buenos resultados. </p>
<figure class="align-right zoomable">
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<span class="caption">Uno de los estetoscopios originales de Laennec.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Laennecs_stethoscope,_c_1820._(9660576833).jpg">Wikimedia Commons / Science Museum London</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>En este momento de vergüenza, Laënnec recordó su observación de las señales de madera de los niños. Fue esta observación la que inspiró la invención de Laënnec del estetoscopio al pensar que esta propiedad física podría tener un propósito útil en el caso que estaba tratando. Laënnec enrolló con fuerza una hoja de papel, un extremo de la cual colocó sobre el pecho con su oído en el otro. De inmediato quedó sorprendido y feliz de poder escuchar los latidos del corazón con mucha más claridad de la que nunca lo había hecho con la aplicación directa. </p>
<p>Entonces tomó consciencia del hallazgo. Aquello podría convertirse en un método indispensable para estudiar, no solo los latidos del corazón, sino todos los movimientos capaces de producir sonido en la cavidad torácica. Laënnec pasó los siguientes 3 años probando varios tipos de materiales para fabricar tubos, perfeccionando su diseño y escuchando los hallazgos del tórax de los pacientes con neumonía. </p>
<p>Después de muchas vueltas, se decidió por un tubo hueco de madera, de 3,5 cm de diámetro y 25 cm de largo. Aquel aparato primitivo fue el precursor del estetoscopio moderno. Laënnec investigó los sonidos emitidos por el corazón y los pulmones con su invento y descubrió que sus diagnósticos estaban respaldados por observaciones realizadas en autopsias. </p>
<h2>De la madera a la goma</h2>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/358814/original/file-20200918-14-1p9p054.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/358814/original/file-20200918-14-1p9p054.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1036&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/358814/original/file-20200918-14-1p9p054.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1036&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/358814/original/file-20200918-14-1p9p054.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1036&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/358814/original/file-20200918-14-1p9p054.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1302&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/358814/original/file-20200918-14-1p9p054.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1302&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/358814/original/file-20200918-14-1p9p054.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1302&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Segunda edición de <em>De l’auscultation médiate ou Traité du Diagnostic des Maladies des Poumon et du Coeur</em> (René Laënnec, 1826).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Invention_of_stethoscope,_Laennec_Wellcome_M0019006.jpg">Wikimedia Commons / Wellcome Trust</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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</figure>
<p>En 1819, publicó la primera obra fundamental sobre el uso de la escucha de los sonidos corporales titulada <em>De l’auscultation médiate ou Traité du Diagnostic des Maladies des Poumon et du Coeur</em>. Los estetoscopios de madera se utilizaron hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se desarrollaron los tubos de goma. </p>
<p>Gracias a su invento, Laennec escribió un tratado sobre la enfermedad del tórax, en el que se centró en enfermedades como la Phthisis pulmonalis (tuberculosis). La tuberculosis era común en la época de Laënnec y causaba muchas muertes. Por eso, cuando le nombraron médico en el Hospital Necker de París lo natural fue que se centrara en la tuberculosis y en las enfermedades del pecho. Examinar el tórax, fundamental para un diagnóstico adecuado de tuberculosis, no fue fácil. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/358821/original/file-20200918-22-1gg7rcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/358821/original/file-20200918-22-1gg7rcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/358821/original/file-20200918-22-1gg7rcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/358821/original/file-20200918-22-1gg7rcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/358821/original/file-20200918-22-1gg7rcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/358821/original/file-20200918-22-1gg7rcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/358821/original/file-20200918-22-1gg7rcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/358821/original/file-20200918-22-1gg7rcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">En 1859, el médico escocés Somerville Scott Allison diseño el estetoscopio diferencial.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Allison%E2%80%99s_differential_binaural_stethoscope,_London,_England_Wellcome_L0058150.jpg">Wikimedia Commons / Wellcome Trust</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Laënnec utilizó el estetoscopio para estudiar a muchos pacientes y comparó sus observaciones con hallazgos post mortem. Aprendió a reconocer neumonía, bronquiectasia, pleuresía, enfisema, neumotórax, tisis (tuberculosis) y otras enfermedades pulmonares a partir de los sonidos que escuchó con su estetoscopio. Contribuyó con grandes avances al estudio y diagnóstico de las enfermedades del tórax. </p>
<h2>La tuberculosis de Laënnec</h2>
<p>Quizás también tenía un interés personal, porque el propio Laënnec padecía tuberculosis. Además, muchos de los miembros de su familia murieron a causa de la enfermedad, incluidos su madre, su hermano y su tío. Sus mentores, Bichat y Bayle, también sucumbieron a la tuberculosis. </p>
<p>En 1826, la salud de Laënnec se deterioró y se debilitó progresivamente. En mayo la fiebre, la tos productiva y la dificultad para respirar eran implacables y pidió a su sobrino, Mériadec, que le auscultara el pecho y que describiera lo escuchado. Los hallazgos auscultatorios fueron claros y alarmantes. Laënnec había escuchado los mismos sonidos miles de veces antes. No había duda, el médico padecía tuberculosis. </p>
<p>La enfermedad que Laënnec ayudó a dilucidar y comprender con su estetoscopio, le quitó la vida el 13 de agosto de 1826 a la edad de 45 años. En su testamento, Laënnec legó a Mériadec todos sus artículos científicos, incluido el estetoscopio que inventó y que cambió la historia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/146148/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La invención del estetoscopio o fonendoscopio, hoy símbolo de la práctica médica, contribuyó enormemente al avance del estudio y diagnóstico de las enfermedades torácicas.Raúl Rivas González, Profesor Titular de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1481412020-10-18T19:14:59Z2020-10-18T19:14:59Z¿Cómo acaban las epidemias? La historia nos dice que las enfermedades remiten pero es raro que desaparezcan<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/364005/original/file-20201016-21-1uk7657.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C5188%2C3458&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/reflecting-on-her-day-royalty-free-image/1263884394">SolStock/E+ via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>¿Cuándo terminará la pandemia? Es probable que durante todos estos meses en los que la COVID-19 ha dejado un saldo de <a href="https://coronavirus.jhu.edu/map.html">37 millones de contagiados y más de un millón de muertos</a> en todo el mundo nos hayamos preguntado, con irritación creciente, cuánto más durará esto.</p>
<p>Desde el principio de la pandemia los epidemiólogos y los especialistas en salud pública <a href="https://doi.org/10.1038/s41591-020-0883-7">se han valido</a> de una serie de <a href="https://doi.org/10.1073/pnas.2006520117">modelos matemáticos</a> de previsión como parte del esfuerzo para frenar la expansión del coronavirus. </p>
<p>Pero realizar modelos de evolución de enfermedades infecciosas es complejo. Los epidemiólogos advierten de que estos modelos “<a href="https://doi.org/10.1038/d41586-020-01003-6">no son bolas de cristal</a>”, y que incluso en sus versiones más sofisticadas, como por ejemplo aquellas que integran <a href="https://doi.org/10.1101/2020.08.19.20177493">previsiones</a> o técnicas de <a href="https://covid19-projections.com/">aprendizaje automático</a>, bien pueden no revelar cuándo acabará la pandemia o <a href="https://covid19.healthdata.org/united-states-of-america?view=total-deaths&tab=trend">cuántas personas terminarán muriendo</a>.</p>
<p>Como <a href="https://sc.edu/study/colleges_schools/artsandsciences/history/our_people/directory/nukhet.php">historiadora especializada en enfermedades y asuntos de salud pública</a> sugiero que, en lugar de mirar hacia el futuro para encontrar las claves de esta pandemia, volvamos la vista hacia el pasado para ver qué hizo que remitieran (o que no lo hicieran) brotes anteriores.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/363210/original/file-20201013-17-1d058b0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Personas guardando fila en una unidad móvil de test de COVID-19" src="https://images.theconversation.com/files/363210/original/file-20201013-17-1d058b0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/363210/original/file-20201013-17-1d058b0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/363210/original/file-20201013-17-1d058b0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/363210/original/file-20201013-17-1d058b0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/363210/original/file-20201013-17-1d058b0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/363210/original/file-20201013-17-1d058b0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/363210/original/file-20201013-17-1d058b0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Cada día se diagnostican en EE UU decenas de miles de nuevos casos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/florida-miami-beach-covid-19-mobile-testing-facility-fdem-news-photo/1262330941">Jeff Greenberg/Universal Images Group via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿En qué punto de la evaluación de la pandemia nos encontramos?</h2>
<p>En los primeros días de la pandemia mucha gente tenía la esperanza de que el virus simplemente se esfumara. Algunos defendieron que el virus <a href="https://www.npr.org/2020/04/21/837348551/timeline-what-trump-has-said-and-done-about-the-coronavirus">desaparecería por sí mismo</a> <a href="https://theconversation.com/coronavirus-may-wane-this-summer-but-dont-count-on-any-seasonal-variation-to-end-the-pandemic-136218">con el calor del verano</a>, y otros afirmaron que la <a href="https://www.theatlantic.com/health/archive/2020/03/coronavirus-pandemic-herd-immunity-uk-boris-johnson/608065/">inmunidad de rebaño</a> acabaría con él cuando se infectara al número suficiente de personas. Pero nada de eso ha ocurrido.</p>
<p>Los distintos esfuerzos de las autoridades sanitarias por contener y mitigar la pandemia (desde protocolos estrictos en lo relativo a la realización de test y rastreo de contactos a la implantación de la distancia social y la obligación de llevar mascarilla) <a href="https://www.endcoronavirus.org/countries">han demostrado su utilidad</a>. Sin embargo, y dado que el virus se ha extendido a <a href="https://www.aljazeera.com/news/2020/09/14/which-countries-have-not-reported-any-coronavirus-cases/">prácticamente todos los rincones del mundo</a>, parece claro que esas medidas por sí solas no acabarán con la pandemia. De ahí que todas las miradas se dirijan a las <a href="https://time.com/5887199/coronavirus-vaccine-race/">vacunas</a>, cuyo desarrollo se está realizando a una velocidad sin precedentes.</p>
<p>Sin embargo, los expertos afirman que, aun con una vacuna eficaz y un tratamiento efectivo, <a href="https://www.theatlantic.com/health/archive/2020/08/coronavirus-will-never-go-away/614860/">la COVID-19 bien podría no desaparecer</a>. Aunque la pandemia se esté venciendo en algunos lugares del mundo, seguirá apareciendo en otros, donde continuarán produciéndose contagios. Y aunque llegara un momento en el que la COVID-19 no fuera la amenaza acuciante de tipo pandémico que es hoy, es probable que se convirtiera en una enfermedad endémica (lo que implicaría que seguiría habiendo una transmisión lenta pero persistente). En ese caso, el coronavirus seguiría provocando brotes, de forma similar a como lo hace la gripe estacional.</p>
<p>La historia de las pandemias está llena de ejemplos frustrantes.</p>
<h2>Una vez que surgen, las enfermedades rara vez se erradican</h2>
<p>Ya fuera de tipo bacteriano, vírico o parasitario, prácticamente todo patógeno infeccioso que ha afectado a la humanidad en los últimos milenios continúa con nosotros debido a que es casi imposible erradicarlos.</p>
<p>La única enfermedad que ha sido <a href="https://www.cdc.gov/smallpox/history/history.html">erradicada a través de la vacunación ha sido la viruela</a>. Las <a href="https://theconversation.com/a-massive-public-health-effort-eradicated-smallpox-but-scientists-are-still-studying-the-deadly-virus-139468">campañas de vacunación masiva</a> lideradas por la Organización Mundial de la Salud en las décadas de los sesenta y setenta tuvieron éxito, de modo que en los ochenta se la declaró la primera (y hasta ahora única) enfermedad humana en ser totalmente erradicada. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/363213/original/file-20201013-15-e5td11.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Unos niños muestran certificados de vacunación de la viruela" src="https://images.theconversation.com/files/363213/original/file-20201013-15-e5td11.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/363213/original/file-20201013-15-e5td11.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/363213/original/file-20201013-15-e5td11.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/363213/original/file-20201013-15-e5td11.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/363213/original/file-20201013-15-e5td11.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/363213/original/file-20201013-15-e5td11.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/363213/original/file-20201013-15-e5td11.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Unos niños cameruneses exhiben sus certificados de vacunación de la viruela en 1975.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/children-of-cameroon-with-their-vaccination-certificates-news-photo/509399448">Smith Collection/Gado via Getty Images</a></span>
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<p>Sin embargo, las historias de éxito como la de la viruela son la excepción. La regla general es que las enfermedades que llegan lo hacen para quedarse.</p>
<p>Tomemos como ejemplo el patógeno de la <a href="https://www.sciencedaily.com/releases/2010/06/100617120718.htm">malaria</a>. Se transmite a través de un parásito, es casi tan viejo como la humanidad y aún así sigue suponiendo un enorme problema sanitario: en 2018 se registraron en todo el mundo <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/malaria">228 millones de casos y 405.000 muertes</a>. Desde 1955 los programas para erradicar la malaria, apoyados por el uso de DDT y cloroquina, han logrado avances, pero aún así la enfermedad <a href="https://www.who.int/malaria/media/world-malaria-report-2018/en/">sigue siendo endémica en muchos países del denominado Sur Global</a>.</p>
<p>Del mismo modo, otras enfermedades como la <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/tuberculosis">tuberculosis</a>, la <a href="https://doi.org/10.1126/science/1109759">lepra</a> o el <a href="https://doi.org/10.1126/science.368.6497.1324-o">sarampión</a> llevan con nosotros muchos milenios. Y a pesar de todos los esfuerzos, <a href="https://ourworldindata.org/eradication-of-diseases">la erradicación inmediata no constituye en ninguno de los casos un horizonte cercano</a>.</p>
<p>Para tener una imagen completa de la cuestión epidémica habría que añadir a esta lista una serie de patógenos relativamente jóvenes como son los virus del <a href="https://www.nature.com/articles/d42859-018-00008-6">sida</a>, del <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/ebola-virus-disease">ébola</a>, de la <a href="https://www.who.int/health-topics/influenza-avian-and-other-zoonotic#tab=tab_1">influenza</a> así como <a href="https://www.niaid.nih.gov/diseases-conditions/coronaviruses">coronavirus</a> como el <a href="https://www.who.int/ith/diseases/sars/en/">SARS</a>, el <a href="https://www.who.int/news-room/q-a-detail/middle-east-respiratory-syndrome-coronavirus-(mers-cov)">MERS</a> y <a href="https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/question-and-answers-hub/q-a-detail/q-a-coronaviruses">SARS-CoV-2, que provoca la COVID-19</a>. Las investigaciones sobre el <a href="https://doi.org/10.1016/B978-012373944-5.00185-1">impacto global de las enfermedades infecciosas</a> (muchas de las cuales se dan en países en vías de desarrollo) muestran que éstas provocan cerca de un tercio de las muertes en el mundo.</p>
<p>Hoy, en la era de los desplazamientos aéreos globales, el cambio climático y las perturbaciones del medio ambiente, estamos en todo momento expuestos a la amenaza de <a href="https://wwwnc.cdc.gov/eid/about">nuevas enfermedades infecciosas</a>. Pero al tiempo seguimos sufriendo muchas de las enfermedades viejas, que continúan vivas y activas.</p>
<p>Y es que una vez que se añaden al repertorio de patógenos que afectan a las sociedades humanas, la mayoría de las enfermedades infecciosas se quedan con nosotros. </p>
<h2>La peste provocó epidemias en el pasado… y sigue habiendo rebrotes</h2>
<p>Incluso las infecciones para las que ya tenemos vacunas y tratamientos efectivos siguen cobrándose vidas. Quizá no haya ninguna enfermedad que pueda ayudarnos a ilustrar mejor esto que <a href="https://www.visualcapitalist.com/history-of-pandemics-deadliest/">la peste, la enfermedad infecciosa más mortífera</a> de la historia. De hecho, su nombre sigue siendo aún hoy sinónimo de horror. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/363217/original/file-20201013-13-ge9rvj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un grupo de personas desentierra esqueletos" src="https://images.theconversation.com/files/363217/original/file-20201013-13-ge9rvj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/363217/original/file-20201013-13-ge9rvj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=716&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/363217/original/file-20201013-13-ge9rvj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=716&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/363217/original/file-20201013-13-ge9rvj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=716&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/363217/original/file-20201013-13-ge9rvj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=900&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/363217/original/file-20201013-13-ge9rvj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=900&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/363217/original/file-20201013-13-ge9rvj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=900&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los arqueólogos obtienen un mayor conocimiento sobre las enfermedades del pasado cuando realizan excavaciones en fosas comunes como esta de Italia.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://newsroom.ap.org/detail/ItalyUffiziAncientCemetery/2f84d82d32cd4a22bd1a40347be5b61a">AP Photo/Francesco Bellini</a></span>
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<p><a href="https://www.who.int/health-topics/plague#tab=tab_1">La peste</a> está provocada por la bacteria <em>Yersinia pestis</em>. En los últimos 5 000 años ha habido innumerables brotes locales y al menos tres epidemias documentadas que acabaron con la vida de cientos de millones de personas. La epidemia más destacada de todas fue la llamada <a href="https://www.livescience.com/what-was-the-black-death.html">Peste Negra</a>, ocurrida a mediados del siglo XIV.</p>
<p>Y es que la <a href="https://scholarworks.wmich.edu/medieval_globe/1/">Peste Negra</a> no se limitó a un solo brote. La enfermedad iba reapareciendo cada década, o incluso con mayor frecuencia. Cada una de estas veces golpeó a unas sociedades ya muy debilitadas, y con ello se cobró su peaje de muertos <a href="https://doi.org/10.1017/npt.2020.27">durante al menos seis siglos</a>. Es más: antes de la <a href="https://doi.org/10.1136/bmj.39097.611806.DB">revolución sanitaria</a> que tuvo lugar en el siglo XIX, cada brote de peste se iba debilitando con el paso de los meses (o a veces de los años) como consecuencia de los distintos cambios en lo referente a temperatura, humedad y disponibilidad de huéspedes, vectores y personas susceptibles de enfermar.</p>
<p>Algunas sociedades se recuperaron relativamente rápido de los estragos provocados por la Peste Negra, pero otras jamás lo hicieron. Por ejemplo, <a href="https://utpress.utexas.edu/books/borbla">el Egipto medieval jamás pudo reponerse del todo</a> de los efectos persistentes de la pandemia, que se cebó de forma particular con su sector agrícola. La epidemia provocó un descenso acumulado de población del que el país nunca se repuso. Esto hizo que el sultanato mameluco de Egipto entrara en decadencia y que en menos de dos siglos fuera conquistado por los otomanos. </p>
<p>Esta peste bacteriana capaz de tumbar naciones <a href="https://www.cnn.com/2020/08/08/us/second-plague-death-new-mexico-man/index.html">aún hoy</a> sigue con nosotros y nos recuerda la gran persistencia y la resiliencia de los patógenos.</p>
<p>Afortunadamente el COVID-19 no durará milenios, pero hasta que se desarrolle una vacuna efectiva (e incluso después de eso) nadie podrá considerarse a salvo. En este punto la política tiene un papel fundamental: cuando los programas de vacunación se descuidan, las infecciones pueden resurgir con fuerza. Sirvan como ejemplos el <a href="https://www.cdc.gov/media/releases/2019/s0424-highest-measles-cases-since-elimination.html">sarampión</a> y la <a href="https://www.nytimes.com/2019/07/15/health/polio-pakistan-afghanistan.html">polio</a>, que han resurgido cuando los esfuerzos de vacunación se han relajado.</p>
<p>Con esos antecedentes históricos, tanto modernos como antiguos, lo único que puede esperar la humanidad es que el coronavirus que provoca la COVID-19 sea un patógeno tratable y erradicable… Pero la historia de las pandemias nos enseña que haríamos bien en esperar justo lo contrario.</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración con <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/148141/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Nükhet Varlik no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una historiadora de las enfermedades explica que una vez que un patógeno aparece, por lo general lo hace para quedarse.Nükhet Varlik, Associate Professor of History, University of South CarolinaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1470232020-10-11T19:46:23Z2020-10-11T19:46:23ZEl deber o la vida: médicos medievales que huían de las epidemias<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/360803/original/file-20200930-14-s4wgd7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2396%2C1685&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El pueblo de Tournai entierra a las víctimas de la Peste Negra. Miniatura de Pierart dou Tielt que ilustra una obra de Gilles li Muisit (Tournai, c. 1353). </span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://balat.kikirpa.be/object/20049662">KIK-IRPA, Bruselas</a></span></figcaption></figure><p>Poco después de que empezara el confinamiento muchas personas pensaron que quienes arriesgan su salud, y algunos más que eso, particularmente las trabajadoras y los trabajadores de la sanidad, merecían un sincero homenaje. Esta manifestación de agradecimiento se ha venido desarrollando de forma diversa, ya fuera con palmas y silbidos enérgicos, con percusión doméstica, y, al menos en mi tierra, Valencia, que somos muy dados a la música, con <em>tabal i dolçaina</em> (tambor y dulzaina) u otros instrumentos de los que configuran las bandas musicales que tanto abundan por aquí. Bien merecido que lo tienen, por supuesto. </p>
<p>Pero al fin y al cabo son profesionales. Son sus conocimientos, que tanto les costó adquirir; es su vocación y es su trabajo, que hacen a diario tan bien, y su compromiso ético, deontológico, lo que les hace continuar. Sin que todo ello quite la heroicidad que supone seguir adelante en condiciones tan adversas como las que estos días les han tocado vivir. Seguramente nadie habrá pensado en la huida como posibilidad para evitar poner en riesgo su vida.</p>
<h2>Los médicos medievales</h2>
<p>Cuando estudio la actitud de los practicantes de la medicina durante las epidemias que se sucedieron en mi querida Edad Media, las cosas cambian bastante. Y no es que aquellos médicos no tuvieran una preocupación profunda por la etiqueta médica, por cómo debían comportarse con sus pacientes y familiares y amigos para llevar adelante con éxito su actividad clínica. El médico era, al fin y al cabo, un imitador de Jesucristo, el más grande de los sanadores y el modelo a seguir –continuando una larga tradición con sustento bíblico–, pero que en un mundo mercantilizado extraordinariamente había encontrado un lugar para una remuneración salarial. </p>
<p>El reconocimiento social convirtió a no pocos de estos médicos en individuos con gran prestigio, adinerados, algunos con señorío propio y vasallos. Se alimentaron con carnes suculentas y todo tipo de placeres del paladar, como cualquier otro miembro de la élite, y se vieron consumidos por la gota en su vejez (ya se sabe que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace). Estos médicos, que vestían con seda y tafetán para remarcar su prestancia, ¿cómo afrontaron los envites epidémicos?</p>
<h2>Médicos “retirados”</h2>
<p>A muchos le vendrá a la cabeza el <em>Decameron</em> de Boccaccio, una obra escrita en tiempos de epidemia, en un retiro campestre de familiares y amigos que así se lo podían permitir. En Valencia, el famoso <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jaume_Roig">Jaume Roig</a>, médico al servicio del municipio, de conventos, hospitales y servidor de la reina María, esposa de Alfonso el Magnánimo (inagotable la literatura sobre este galeno, con un <a href="https://www.amazon.com/Darrere-lEspill-Apuntes-entorno-familiar-ebook/dp/B07YM27RKM">libro</a> publicado en 2019 y una tesis doctoral recientemente defendida), escribió, entre 1459-1460, una de las obras más importantes de la literatura catalana medieval: el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Espill"><em>Espill</em></a>. Lo hizo mientras se encontraba huyendo de la peste en Callosa d'en Sarrià, señorío perteneciente a su amigo Guerau Bou. </p>
<p>Hay que decir, en honor a la verdad, que hubo una circunstancia que explica, en cierta medida, su retiro: la muerte de su esposa Isabel Pellisser en julio de 1459, quién sabe si debido a la misma peste. Cuántas responsabilidades abandonadas, forzadas por distintos motivos, y conflictos propiciados por la huida de estos médicos… </p>
<h2>Contratos incumplidos por epidemia</h2>
<p>En 1431, un <a href="https://www.uv.es/uvweb/university-institute-history-medicine-science/en/publications/publications-published-ihmc/rodrigo-pertegas-archive-1285897950884.html">pleito</a> ante la corte del gobernador del Reino de Valencia enfrentó al médico Joan Vallseguer, uno de los más importantes de la ciudad, a Anglesa, la prioresa del convento de Santa María Magdalena. El motivo era la negativa a pagarle el salario que reclamaba, pues no tenían contrato firmado con él. Las monjas interrogadas afirmaron que Vallseguer las visitaba, pero porque él así lo quería. En realidad, el médico pensionado por el convento era Bernat Oliver, huido a Morella durante la anterior epidemia. </p>
<p>Como se ve, había pocos escrúpulos a la hora de abandonar una responsabilidad médica ante la acuciante necesidad de salvar la vida. De hecho, si bien en los contratos se establecía la obligatoriedad de permanecer en la villa o ciudad donde el médico estaba contratado, no había ninguna cláusula, o yo nunca la he encontrado, que hiciera alusión a qué responsabilidades tendría el sanador ante una situación epidémica; ni para municipios, ni para hospitales, ni para cualquier otra institución. </p>
<h2>Casos heroicos</h2>
<p>En el reino de Mallorca fue un esclavo llamado Nadal el que arriesgó su vida en un hospital de Ciutadella curando enfermos –hasta 80 según consta en el documento– durante la peste de 1348; sobrevivió y el monarca Pedro el Ceremonioso, a petición de las autoridades municipales, le premió permitiéndole ejercer la medicina sin licencia.</p>
<p>Seguramente debieron existir muchos pequeños decamerones, anónimos, que no han trascendido, y en ellos se vieron envueltos los médicos. Aquellos que pudieron huyeron al aislamiento de la montaña o del campo. Hace tiempo tropecé con un documento en el que un habitante de la ciudad había alquilado una alquería en la huerta de Valencia mientras durara la peste. </p>
<p>Eran tiempos de confusión y desorden. Las autoridades, formadas por patricios acaudalados y nobles, abandonaban su responsabilidad en la dirección de la <em>res publica</em>. La revuelta de las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/German%C3%ADas">Germanías en Valencia</a> (1520-1521) tuvo entre sus causas la huida del gobierno municipal como consecuencia de una de las visitas de la peste.</p>
<p>Pero dentro de este caos y miedo hubo un grupo de médicos que resistieron y dieron sus vidas convencidos de que podían ayudar a sus pacientes buscando las causas y remedios de la enfermedad. Las <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0304418104000260">pruebas</a> las hay por toda Europa, y muy en concreto en Italia y en los reinos hispánicos. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/360806/original/file-20200930-16-h9qoif.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/360806/original/file-20200930-16-h9qoif.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/360806/original/file-20200930-16-h9qoif.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/360806/original/file-20200930-16-h9qoif.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/360806/original/file-20200930-16-h9qoif.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/360806/original/file-20200930-16-h9qoif.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=519&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/360806/original/file-20200930-16-h9qoif.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=519&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/360806/original/file-20200930-16-h9qoif.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=519&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La Peste. Hospital del Pozo Santo de Sevilla. (Anónimo, 1649).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:PesteSevilla.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Buenos ejemplos</h2>
<p>Un ejemplo de ello fueron la gran cantidad de tratados que se escribieron a raíz de la primera gran epidemia de 1348. El leridano Jaume d'Agramunt escribió su <a href="http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/regiment-de-preservacio-de-pestilencia-lleida-1348--0/html/"><em>Regiment de preservació de la pestilència</em></a>, no en la lengua de la ciencia y la medicina académicas, el latín, sino en catalán, para que su comprensión y uso fueran posibles, más allá del círculo de sus colegas universitarios. Además iba dedicado a las autoridades de su ciudad, que debían velar por utilizar los mecanismos para prevenir el contagio y actuar ante su llegada. Agramunt murió durante aquella terrible epidemia. También, en la villa de Morella se recogen datos de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/0304418181900142">testamentos</a> de 1348 donde algunos practicantes de la medicina están presentes al pie de últimas voluntades.</p>
<h2>La COVID y el regreso al pasado</h2>
<p>Desbordados por la situación de la Covid-19, no pocas personas que sufrían otras enfermedades antes del inicio de la pandemia y el confinamiento han visto suspendidas sus visitas médicas, las pruebas diagnósticas a las que debían haberse sometido e incluso alguna operación quirúrgica. Para ellos y ellas, las incertidumbres son dobles; al miedo a su enfermedad se suma ahora el de un posible contagio vírico. </p>
<p>Un amigo que está sufriendo esta situación me decía que se sentía como si hubiéramos retrocedido siglos en el tiempo. Parece como si uno tuviera que conformarse con los remedios caseros que tiene más a mano, y esperar, como pueda, que el tiempo de la pandemia pase lo más rápido posible. </p>
<p>Es cierto que todas las sociedades han contado con múltiples recursos para hacer frente a la enfermedad, más allá de la medicina oficial. Uno de los grandes remedios contra las epidemias, muy usado en la Edad Media, era la <a href="https://www.journals.uchicago.edu/doi/full/10.1086/707682">oración</a>. En aquellos tiempos, los remedios del cuerpo y del alma eran inseparables. </p>
<p>Pero también es cierto que a pesar de las críticas, de antes y de ahora, tanto la sociedad medieval como la nuestra vieron en la medicina académica, en sus conocimientos y recursos, y en sus practicantes, la garantía de que su salud, el bien más preciado, estaba en las mejores manos. </p>
<hr>
<p><em>Este artículo se publicó originalmente en el libro <a href="https://sehm.es/wp-content/uploads/2020/07/Cuarenta-historias-para-una-Cuarentena.pdf"><em>Cuarenta historias para una cuarentena: reflexiones históricas sobre epidemias y salud global</em></a> de la Sociedad Española de Historia de la Medicina - <a href="https://sehm.es/">SEHM</a></em>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/147023/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carmel Ferragud Domingo recibe fondos de Proyecto de Investigación financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Carmel Ferragud Domingo es miembro de la ONG Algemesí Solidari. </span></em></p>En la Edad Media, ser médico equivalía a tener un estatus económico y social muy elevado. Algunos, entre salvar su vida y cumplir con su obligación, optaban por lo primero, sobre todo en épocas de epidemias.Carmel Ferragud Domingo, Profesor de Historia de la Ciencia (Instituto López Piñero, Universitat de València), Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1419942020-07-25T18:57:12Z2020-07-25T18:57:12ZAspirina o la reescritura de un descubrimiento<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/346032/original/file-20200707-26-qztdwi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=182%2C425%2C1280%2C519&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Farmacia con anuncio de Aspirina en la Adolf Hitler Strasse de Wermsdorf, (Sajonia, Alemania), en 1936.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:26827-Wermsdorf-1936-Adolf-Hitler-Stra%C3%9Fe-Br%C3%BCck_%26_Sohn_Kunstverlag.jpg">Wikimedia Commons / Brück & Sohn Kunstverlag Meißen</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>A continuación, una bonita historia que alguno de ustedes quizá conozca.</p>
<p>Érase una vez un químico llamado <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Felix_Hoffmann">Felix Hoffmann</a> que cada día presenciaba cómo su pobre padre artrítico padecía del estómago a causa de la medicación que le habían prescrito para paliar su enfermedad, el ácido salicílico. Como trabajaba en la farmacéutica Bayer, decidió aprovechar su condición de empleado del sector para tratar de poner fin a tan penosa situación familiar. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=977&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=977&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=977&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Felix Hoffman.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Felix_Hoffman.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Guiado por tal propósito, habría empezado a sintetizar derivados de la molécula en cuestión. Su esperanza: dar con uno que mantuviera sus propiedades calmantes del dolor y la inflamación, pero que atenuase la acidez responsable de sus molestos efectos secundarios. Al fin, tras mucho porfiar, lo habría encontrado, mediante una reacción de acetilación que le habría conducido al ácido acetilsalicílico. Y, con ello, no solo habría aliviado el sufrimiento de su progenitor. Habría logrado, además, el descubrimiento de un fármaco que alcanzaría la celebridad, comercializado desde 1899 bajo el nombre de marca Aspirina.</p>
<h2>Una anécdota bonita, pero falsa</h2>
<p>No sé que opinan los lectores pero a mí, particularmente, siempre me ha gustado esta fábula. El amor filial, el científico anónimo devenido en benefactor de la humanidad, la merecida recompensa tras un trabajo realizado con rigor y cariño. ¿Qué más le puede pedir un profesor de química a una anécdota con la que motivar a sus alumnos? En verdad, solo una cosa: que sea cierta. </p>
<p>Y aquí llegan los problemas. Porque a pesar de figurar en numerosos libros y artículos –por lo que yo me la creí a pie juntillas hasta hace poco– esta historia nunca se produjo. No al menos del modo en que la he contado. Como ocurre con otras historias demasiado redondas, mezcla elementos verídicos con otros inventados, en un intento de ocultar una realidad poco complaciente con el ideario del narrador original. </p>
<p>Vayamos con ella. Quizás nos resulte aún más interesante.</p>
<h2>Heroína y aspirina</h2>
<p>Comencemos por un evento comprobable. En octubre de 1897, <a href="https://www.bmj.com/content/321/7276/1591">Hoffmann preparó ácido acetilsalicílico en las instalaciones de la Bayer</a>. De eso no cabe duda, pues se conservan los cuadernos de laboratorio. Pero parece que no lo hizo siguiendo un impulso personal, sino bajo la dirección de Arthur Eichengrün, su inmediato superior en la compañía. Este había diseñado un proyecto de gran calado consistente en insertar grupos acetilo en distintos fármacos con efectos secundarios importantes. </p>
<p>Como prueba de esta circunstancia, podemos mencionar que Hoffmann, durante ese mismo mes, también llevó a cabo la misma reacción sobre el principal producto natural del opio, la morfina, con el objetivo de reducir la enorme dependencia que genera.</p>
<p>Poco después, ambos derivados pasarían al departamento de farmacología de la empresa, donde su actividad fue evaluada con suerte dispar. Mientras el segundo, la morfina con acetilo, demostró tener una alta capacidad antitusiva, y pronto llegaría al mercado bajo la denominación heroína, el primero no convenció al responsable del área, que erróneamente lo creyó cardiotóxico. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=646&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=646&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=646&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=812&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=812&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=812&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Arthur Eichengrün hacia 1900.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:A._Eichengr%C3%BCn_ca1900.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Y aquí, justo en este momento, aconteció el suceso que <a href="https://docplayer.es/18742451-La-verdadera-historia-de-la-aspirina.html">evidencia al auténtico descubridor de la aspirina</a>. Eichengrün, nada satisfecho con el veredicto, se utilizó a sí mismo como conejillo de indias, medicándose con ácido acetilsalicílico para demostrar su inocuidad, en una audaz acción que devolvió el fármaco a la posición de salida.</p>
<p>¿Cómo casa todo esto con la anécdota del padre de Hoffmann? De ninguna forma, que se sepa. No hay referencias a ella hasta 1934, cuando la encontramos <a href="https://www.bmj.com/content/321/7276/1591">en una historia sobre la ingeniería química escrita por un antiguo trabajador de la IG Farben</a>, el gran conglomerado de la industria química germana donde se había integrado Bayer la década anterior. </p>
<h2>Cómo los nazis tergiversaron la historia</h2>
<p>Para entonces, el partido nazi había subido al poder en Alemania, en un detalle para nada baladí. Eichengrün era judío, y su sustracción de la crónica oficial del medicamento parece totalmente intencionada. De hecho, sus siguientes años resultaron dramáticos. Como el resto de sus compatriotas de origen hebreo, tuvo que soportar un continuo deterioro en sus derechos civiles, hasta acabar preso en un campo de concentración. Él, al menos, sobrevivió para contarlo. Murió en el 1949 a la edad de ochenta y dos.</p>
<p>Es bien conocida la sentencia que remata la espléndida película <em>El hombre que mató a Liberty Valance</em>: </p>
<blockquote>
<p>“En el oeste, cuando la leyenda se hace realidad, hay que imprimir la leyenda”. </p>
</blockquote>
<p>Sin ánimo de contradecir al maestro John Ford, convengamos que fuera del celuloide más vale intentar lo contrario. Aunque a la mayoría nos atraigan los cuentos morales de final feliz, la búsqueda de veracidad nos puede conducir a relatos ricos en matices y enseñanzas, con protagonistas auténticos debidamente recordados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/141994/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David Sucunza Sáenz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Érase una vez un químico llamado Felix Hoffmann que para paliar el sufrimiento de su padre inventó el ácido aceitlsalicílico. O quizás no. La verdadera historia de la aspirina la ocultaron los nazis.David Sucunza Sáenz, Profesor titular, Área de Química Orgánica, Universidad de Alcalá, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1408332020-06-16T09:50:02Z2020-06-16T09:50:02ZUna interpretación diabólica del origen de las vacunas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/342109/original/file-20200616-23235-1nztk0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=12%2C12%2C4077%2C3255&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Escolares en fila para ser vacunados en un centro de salud infantil en la ciudad de Nueva York en 1944.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.loc.gov/item/2006692264/">Library of Congress / United States Office Of War Information</a></span></figcaption></figure><p>Que las vacunas constituyen la intervención médica más exitosa frente a las enfermedades infecciosas es un hecho innegable, <a href="https://theconversation.com/antivacunas-dos-siglos-negando-la-evidencia-cientifica-102428">pese a pronunciamientos estrambóticos</a>. Las vacunas han salvado, y salvan, millones de vidas. </p>
<p>Muchas veces esto se nos olvida porque, por suerte, no asistimos a diario a la muerte y penuria que acarreaban las enfermedades infecciosas que asolaban el mundo hasta el desarrollo de las vacunas. </p>
<p>Curiosamente, esta fortaleza constituye una de sus debilidades hoy en día. Ante la ausencia de un peligro real inminente, muchos no ven la urgencia de vacunar a sus hijos. Esto pone en peligro su vida y la del resto de personas que no hayan podido vacunarse.</p>
<p>La deseada vacuna frente al SARS-CoV-2 no se ha salvado de pintorescos pronunciamientos en su contra. Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, asegura que la vacuna “<a href="https://www.efe.com/efe/comunitat-valenciana/sociedad/canizares-dice-que-una-vacuna-contra-el-coronavirus-se-fabrica-con-fetos-abortados/50000880-4271832">se fabrica a base de células de fetos abortados</a>”, lo cual califica de “inhumano y cruel”. </p>
<p>Cualquiera que oiga estas declaraciones imaginará una fábrica por la que entran fetos humanos a una especie de licuadora y de la que sale un líquido destilado que nos protege frente al virus. Es evidente que esto no es así. Entonces, ¿de dónde procede esa afirmación?</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/342121/original/file-20200616-23235-1lqiz2i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/342121/original/file-20200616-23235-1lqiz2i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/342121/original/file-20200616-23235-1lqiz2i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/342121/original/file-20200616-23235-1lqiz2i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/342121/original/file-20200616-23235-1lqiz2i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=490&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/342121/original/file-20200616-23235-1lqiz2i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=490&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/342121/original/file-20200616-23235-1lqiz2i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=490&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Vecinos de Columbus, Georgia (EE. UU.), esperando a ser vacunados contra la poliomielitis durante los primeros días del Programa Nacional de Inmunización contra la Poliomielitis, en 1961.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Polio_immunization_days_PHIL_2445.png">Wikimedia Commons / CDC / Charles N. Farmer</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A mediados del siglo pasado vimos vacunas contra enfermedades que asolaban a la humanidad como la polio, el sarampión, la rubeola y la rabia. Fue la gran época del desarrollo de estos fármacos.</p>
<p>Estas vacunas se producían mediante la infección de células en cultivo de laboratorio para permitir que los virus se multiplicasen. Más tarde se inactivaban para producir <em>vacunas inactivadas</em>, o bien se cultivaban en condiciones que facilitaban la pérdida de virulencia para generar <em>vacunas de virus atenuados</em>. </p>
<p>Para poder realizar estas preparaciones de virus se necesitaban cultivos celulares seguros y bien definidos, lo que para la época constituía un reto. Era habitual utilizar células derivadas de monos, lo que suponía el riesgo de arrastrar como contaminante virus de estos animales. Es lo que ocurrió con el papovirus SV-40 en algunas preparaciones de vacuna frente a polio. </p>
<p>Existía también el temor a usar células humanas derivadas de tumores, puesto que las bases del origen del cáncer no estaban claras. La posibilidad de que la enfermedad se transmitiese como un agente infeccioso suponía un enorme riesgo.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/342100/original/file-20200616-23221-1qp6712.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/342100/original/file-20200616-23221-1qp6712.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/342100/original/file-20200616-23221-1qp6712.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=778&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/342100/original/file-20200616-23221-1qp6712.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=778&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/342100/original/file-20200616-23221-1qp6712.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=778&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/342100/original/file-20200616-23221-1qp6712.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=978&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/342100/original/file-20200616-23221-1qp6712.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=978&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/342100/original/file-20200616-23221-1qp6712.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=978&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Hayflick en el laboratorio en los años 60.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Archivos de la Universidad de Pennsylvania</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En este contexto, el Instituto Wistar de Filadelfia (EE UU), uno de los más activos en el desarrollo de vacunas, decidió contratar a un joven científico local, Leonard “Len” Hayflick, para encargarse de los cultivos celulares que debían servir a los científicos para generar sus vacunas. </p>
<p>Hayflick razonó que el sistema más seguro y definido para generar vacunas debía consistir en un cultivo de células primarias (obtenidas directamente del organismo), no expuesto a infecciones ni a procesos tumorales. Utilizar tejido procedente de fetos sanos abortados le pareció la opción más acertada. </p>
<p>Durante sus primeros intentos consiguió establecer diversas líneas de fibroblastos fetales que numeró WI-1 hasta WI-25 (por <em>Wistar Institute</em> y el número sucesivo de intento). </p>
<p>Hayflick recibía en su laboratorio tejido fetal procedente de abortos practicados por motivos médicos en un hospital cercano. Lo llevaba junto a un mechero Bunsen y, armado de bisturíes y solución de tripsina, lo troceaba y disgregaba hasta obtener una suspensión de células individualizadas. </p>
<p>Estas células se adherían a las placas de cultivo, se adaptaban a crecer con los medios nutritivos que se añadían y se dividían con robustez y profusión. Cada cierto tiempo su número se doblaba. Hayflick anotaba con perseverancia cuántas células sembraba en las placas, el número que obtenía y el tiempo que habían necesitado las células para llenar la placa. </p>
<p>De este modo observó que las células primarias procedentes de un tejido humano sano poseen un periodo “fértil” limitado durante el cual son capaces de dividirse. Sin embargo, tras unas cincuenta las células cesaban su proliferación. Pese a permanecer metabólicamente activas, eran incapaces de volver a dividirse. </p>
<p>Esta observación, contraria al dogma de la época que establecía que las células eran inmortales, supuso el inicio del área de investigación en envejecimiento celular.</p>
<p>Las células que Hayflick había obtenido eran infectables por muchos virus y podían ser congeladas y descongeladas sin perder viabilidad. Esto permitía usarlas para crecer virus y producir vacunas. Por ello, decidió generar una línea celular nueva que expandiría hasta obtener un número elevado de células que poder destinar a ese propósito.</p>
<p>En junio de 1962, Sven Gard, director del departamento de Virología del Instituto Karolinska de Suecia, contactó con Hayflick para ofrecerle tejido procedente de un feto abortado legalmente en un hospital sueco.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/342105/original/file-20200616-23217-1y0iwt9.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/342105/original/file-20200616-23217-1y0iwt9.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/342105/original/file-20200616-23217-1y0iwt9.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=334&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/342105/original/file-20200616-23217-1y0iwt9.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=334&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/342105/original/file-20200616-23217-1y0iwt9.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=334&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/342105/original/file-20200616-23217-1y0iwt9.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=420&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/342105/original/file-20200616-23217-1y0iwt9.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=420&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/342105/original/file-20200616-23217-1y0iwt9.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=420&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Células WI-38 (izquierda: en alta densidad, derecha: en baja densidad). Por Yuanyuan Li y Trygve O. Tollefsbol-</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:WI-38-Li-and-Tollefsbol-2011.gif">Wikimedia Commons / PLoS One, 2011</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los pulmones de ese feto, envueltos en gasas humedecidas, viajaron hasta Filadelfia en avión, en donde fueron recibidos por Hayflick. Trabajando del modo que ya conocía, comenzó el cultivo de fibroblastos. Multiplicó las células durante semanas hasta alcanzar, tras 9 duplicaciones, cientos de recipientes llenos de células. Con la ayuda de varios técnicos y tras una sesión maratoniana, las células fueron recogidas, distribuidas en cientos de viales y congeladas. </p>
<p>Así se creó la línea WI-38.</p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/342117/original/file-20200616-23247-166hkk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/342117/original/file-20200616-23247-166hkk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/342117/original/file-20200616-23247-166hkk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=492&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/342117/original/file-20200616-23247-166hkk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=492&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/342117/original/file-20200616-23247-166hkk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=492&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/342117/original/file-20200616-23247-166hkk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=618&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/342117/original/file-20200616-23247-166hkk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=618&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/342117/original/file-20200616-23247-166hkk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=618&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Viales originales de las WI-38 que Hayflick congeló en 1962. (Foto: Leonard Hayflick).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.nature.com/news/medical-research-cell-division-1.13273">Nature</a></span>
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</figure>
<p>Estas células fueron usadas en el propio Instituto Wistar por Hilary Koprowsky, pionero del desarrollo de la vacuna contra la polio, y Stanley Plotkin, fundamental en la vacuna de la rubéola. </p>
<p>Además, Hayflick se dedicó activamente a promocionar sus WI-38. Para ello envió viales a todos los laboratorios interesados para buscar apoyo y reconocimiento, así como para favorecer el desarrollo de nuevas vacunas.</p>
<p>Cientos de investigadores y varias farmacéuticas dieron buen uso a las WI-38. Esto permitió descubrir multitud de procesos biológicos, pero también desarrollar vacunas contra la rubéola, el sarampión,la rabia y la polio.</p>
<p>Sin duda, podemos afirmar que las WI-38 han permitido salvar cientos de millones de vidas humanas a lo largo ya de más de medio siglo.</p>
<p>Las WI-38 no son las únicas células humanas primarias derivadas de fetos humanos que han sido usadas. Las MRC-5, obtenidas en 1966 por científicos británicos, permitieron generar vacunas para la varicela, la polio y la famosa triple vírica (contra sarampión, rubeola y paperas).</p>
<p>En cualquier caso, el Vaticano ya se pronunció a favor del uso de vacunas producidas en estas células a través de <a href="https://www.immunize.org/talking-about-vaccines/vaticandocument.htm">un escrito del entonces obispo Elio Sgreccia</a>, presidente de la Academia Pontificia para la Vida.</p>
<p>Confío en que, tras este breve paseo histórico, los lectores comprendan que la afirmación del arzobispo Cañizares desvirtúa la realidad. Afirmar, además, que “primero se mata [al feto] y después se le manipula [para generar la vacuna]” es una tergiversación de la verdad que podríamos calificar de diabólica.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/140833/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Collado Rodríguez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las palabras del arzobispo de Valencia tergiversan una realidad que ha salvado cientos de millones de vidas.Manuel Collado Rodríguez, Investigador Miguel Servet II, director del laboratorio de investigación en Células Madre en Cáncer y Envejecimiento, SERGAS Servizo Galego de SaúdeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1375212020-05-20T18:29:23Z2020-05-20T18:29:23ZCOVID-19 y el lado oscuro de la promiscuidad de la vida<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/335680/original/file-20200518-83352-esjqp0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2048%2C1744&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Coronavirus (en rosa) en el interior de una célula humana.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/49842260873/">Flickr/NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Hace poco menos de 4 000 millones de años apareció la vida. Quizá en una charca somera de aguas templadas, como soñó Charles Darwin, unas burbujas moleculares empezaron a hacer copias de sí mismas. Con ello emergía una continuidad histórica, una transmisión vertical de padres a hijos, de las instrucciones genéticas de esos sistemas biológicos primitivos. Pero, muy temprano en esa alba de la vida, existieron intercambios de información genética entre diferentes linajes: transmisiones horizontales de genes.</p>
<p>Las transmisiones genéticas vertical y horizontal son dos caras de la misma evolución. La vertical es uno de los pilares fundamentales de la teoría propuesta por Darwin, lo que él llamó “principio de divergencia”. Esta transferencia genealógica de información genética, de genomas, es la base de la relación arborescente de los seres vivos entre sí. Cualesquiera dos linajes evolutivos están emparentados a través de un antepasado común. </p>
<p>Gracias a las técnicas de secuenciación y análisis computacional de genes y genomas podemos ir mucho más allá que Darwin. Hoy extendemos esta biología comparada a cualquier ser vivo, grande o pequeño, incluyendo los organismos unicelulares más simples o procariotas (arqueas y bacterias). La gran conjetura de Darwin queda confirmada a través de la lectura filogenética de los genomas: toda la vida terrestre comparte un antepasado común universal o LUCA (por sus siglas en inglés).</p>
<p>La transferencia horizontal de genes y genomas forma parte de la naturaleza de las cosas y, como no podría ser de otro modo, del canon contemporáneo de la biología evolutiva. </p>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Lynn_Margulis">Lynn Margulis</a> contribuyó, en la segunda mitad del siglo pasado, a que hayamos aceptado con naturalidad que además de la transferencia vertical de información genética, la vida es promiscua y, con mucha soltura, intercambia información entre linajes. A veces esto sucede entre organismos muy alejados evolutivamente, como en el origen de las células complejas con núcleo, o eucariotas, cuando una bacteria y una arquea unieron sus destinos y generaron una diversidad de seres complejos que incluyen, entre otros muchos, los hongos, las plantas y los animales.</p>
<h2>El papel de los virus</h2>
<p>Desde la profundidad de los tiempos geológicos toda esta evolución celular, procariótica y después eucariótica, ha sido acompañada por los virus. Un universo de entidades evolutivas con la habilidad de entrar en las células, parasitar su maquinaria genética y metabólica y hacer copias de sí mismas. </p>
<p>Probablemente desde LUCA (último antepasado común universal, conocido por sus siglas en inglés <em>Last Universal Common Ancestor</em>), o quizá mucho antes, este intercambio de genes a través de los virus ha acompañado a la evolución celular. Se conocen virus que atacan arqueas, bacterias y eucariotas y constituyen una diversidad fabulosa (virosfera o <a href="https://theconversation.com/conozca-los-billones-de-virus-que-constituyen-su-viroma-104813">viroma</a>) todavía muy poco explorada.</p>
<p>Los virus han desempeñado <a href="https://theconversation.com/el-coronavirus-y-la-fuerza-de-la-seleccion-natural-137525">un papel crucial en la evolución</a>, como bien atestiguan las huellas que han dejado incrustadas en los genomas. Pero también queremos saber de los virus como causantes de enfermedades, en humanos y en muchos organismos que nos interesan, como son las plantas y los animales domesticados. Si hay algo que tienen en común los virus es una extraordinaria capacidad de mutar. </p>
<p>Los virus acumulan cambios genéticos a gran velocidad, a veces moviéndose en el filo de la extinción. En esa exploración de diversidad, los virus pueden <em>aprender</em> a saltar de una especie a otra. Para ello, ha de coincidir que el virus acumule mutaciones que le permitan reconocer las células de otra especie, pero, obviamente, que haya también una proximidad o contacto físico entre individuos de las diferentes especies. En el caso de los humanos, se habla de zoonosis cuando se produce el salto desde otra especie animal, dando lugar a una nueva enfermedad. Esta enfermedad emergente puede adquirir proporciones epidémicas si el virus también consigue una buena transmisión entre humanos.</p>
<h2>¿Es posible acabar con las zoonosis?</h2>
<p>Del mismo modo que en la década de 1960 se erradicaron las prácticas endocaníbales en Nueva Guinea que promovían la transmisión de una enfermedad infecciosa neurológica grave transmitida por unas proteínas llamadas priones (el kuru), nos podemos preguntar si la promiscuidad humana con animales salvajes, asociada con determinadas costumbres o la depredación de los ecosistemas, se podría eliminar para reducir el riesgo de zoonosis. </p>
<p>La convivencia de humanos con aves en el sudeste asiático, el mercadeo de primates no humanos en el África tropical o el tráfico de una diversidad enorme de animales salvajes asociados a las tradiciones culinarias y médicas asiáticas son el escenario de zoonosis descritas en las últimas décadas. Un <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rspb.2019.2736">estudio reciente</a> muestra la correlación entre la sobreexplotación de los ecosistemas, con la consiguiente pérdida de biodiversidad, y la emergencia de nuevas enfermedades virales. Y está muy demostrado el origen zoonótico de muchos virus, como el causante del sida, el virus del Ébola, o los que provocan dolencias respiratorias, como el síndrome respiratorio agudo grave (SARS).</p>
<p>El nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), causante de la pandemia de COVID-19, es el resultado de la evolución natural a partir de coronavirus presentes en la fauna salvaje, como muestra el <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-020-0820-9">estudio detallado de su genoma</a>, que deja como una opción muy improbable que sea el resultado de experimentos de laboratorio. A pesar de las dudas que todavía existen, las pistas científicas actuales señalan el mercado de marisco de Huanan, en Wuhan, como el foco de las primeras infecciones: dos tercios de los primeros 41 pacientes hospitalizados habían estado en el mercado. </p>
<p>En este mercado, el revoltijo de humanos y animales silvestres era espectacular. El SARS-CoV-2 está emparentado con <a href="https://theconversation.com/murcielagos-y-pangolines-el-coronavirus-es-una-zoonosis-no-un-producto-de-laboratorio-135753">coronavirus de murciélagos, pero su salto desde el pangolín malayo está bajo sospecha</a>. Varias especies de pangolín están amenazadas y son objeto del mayor tráfico ilegal de animales en Asia. Los murciélagos, por su parte, hace tiempo que <a href="https://cmr.asm.org/content/19/3/531">se han reconocido</a> como grandes reservorios de virus zoonóticos, y en particular de coronavirus, en varias partes del planeta.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/336179/original/file-20200519-152327-1nh2878.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/336179/original/file-20200519-152327-1nh2878.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/336179/original/file-20200519-152327-1nh2878.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/336179/original/file-20200519-152327-1nh2878.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/336179/original/file-20200519-152327-1nh2878.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/336179/original/file-20200519-152327-1nh2878.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/336179/original/file-20200519-152327-1nh2878.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/336179/original/file-20200519-152327-1nh2878.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Pescados desecados expuestos para la venta en el mercado de Huanan. (Hubei, China, 6 de julio de 2019.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/huanan-hubeichina-06-july-2019-seefood-1611803662">Pikitia / Shutterstock</a></span>
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<p>El Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF) ha <a href="https://www.worldwildlife.org/stories/why-we-must-close-high-risk-wildlife-markets">reclamado</a> el cierre de todos los mercados que se nutren del tráfico ilegal de animales salvajes. El 24 de febrero de 2020 el gobierno chino anunció la prohibición del consumo de animales salvajes no acuáticos para la alimentación (la gastronomía <em>Ye wei</em>, un esnobismo entre la pujante clase mediana-alta china). Sin embargo, todavía se permite su comercio relacionado con la medicina tradicional, una ventana a través de la cual quizás se cuele alguna otra pandemia del futuro. Por supuesto, el uso presuntamente «medicinal» de las escamas de pangolín o de los excrementos de murciélago no ayudarán a evitarlo.</p>
<p>La humanidad del Antropoceno afronta retos fabulosos, como la crisis climática o la emergencia de nuevas enfermedades que, embarcadas en aviones, se globalizan rápidamente. Como afirma Sir Martin Rees (<em><a href="https://www.unebook.es/es/libro/en-el-futuro_256517">En el futuro</a></em>, Ed. Crítica, 2019), no tenemos dónde escondernos si hay una pandemia o un colapso económico o del suministro de alimentos.</p>
<p>Para afrontar estos retos es necesario repensar muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, de nuestras escalas de valores, de nuestras prácticas económicas y culturales, en fin, de nuestra coexistencia con el resto de la naturaleza y, especialmente, de nuestro respeto por los animales no humanos. La vida es promiscua y esto ha modelado la biodiversidad a lo largo de la evolución, incluyendo a los humanos. Pero nuestra responsabilidad como especie consciente es evitar que el lado oscuro de esta promiscuidad provoque daños y dolores evitables. </p>
<p>Aprendamos de la pandemia de COVID-19 para anticiparnos a la próxima zoonosis que, quién sabe, puede ser todavía más devastadora.</p>
<hr>
<p><em><a href="https://metode.es/revistas-metode/opinio-revistes/la-covid-19-y-el-lado-oscuro-de-la-promiscuidad-de-la-vida.html">Una versión de este artículo</a> fue publicado en la revista Mètode de la Universitat de València.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/137521/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juli Peretó no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los virus han desempeñado un papel crucial en la evolución, como bien atestiguan las huellas que han dejado incrustadas en los genomas. Pero también son causantes de enfermedades.Juli Peretó, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular e investigador del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas I2SysBio (Universitat de València-CSIC), Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1379052020-05-12T19:07:34Z2020-05-12T19:07:34ZLa macabra y romántica historia de la maniquí Resusci Anne<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/333666/original/file-20200508-49558-9ogk0g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2572%2C1632&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/first-aid-training-doing-cpr-414889990"> Neftali / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Quien alguna vez haya acudido a un curso de primeros auxilios se habrá percatado de que los maniquís utilizados para la enseñanza de las maniobras de reanimación son (prácticamente) siempre mujeres. Además de que siempre tienen la misma cara. Lo que la mayoría ignora es que también tienen el mismo nombre: Anne. No es una casualidad.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/333241/original/file-20200506-49556-18wjksb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/333241/original/file-20200506-49556-18wjksb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/333241/original/file-20200506-49556-18wjksb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/333241/original/file-20200506-49556-18wjksb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/333241/original/file-20200506-49556-18wjksb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/333241/original/file-20200506-49556-18wjksb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/333241/original/file-20200506-49556-18wjksb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Reusuci anne.</span>
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<p>En 2020 se cumple el 60 aniversario de la presentación oficial del maniquí Resusci Anne, un torso de mujer concebido para enseñar y entrenar la técnica de resucitación cardiopulmonar (RCP). Aunque el procedimiento de reanimación cardiopulmonar combinando la realización de masaje cardiaco y ventilaciones boca a boca ha sufrido variaciones desde su concepción por Peter Safar (y James Elam) en 1958 hasta nuestros días, la imagen del maniquí ha permanecido inalterada durante todo este tiempo. </p>
<p>Es más, podemos decir que se ha convertido en una figura internacionalmente conocida en el ámbito de la práctica médica. No en vano con la comercialización de Resusci Anne se inició un nuevo paradigma de enseñanza basado en la simulación clínica y no necesariamente en la práctica sobre paciente real (ya sea vivo o muerto).</p>
<h2>La desconocida del Sena</h2>
<p>Tras la publicación de la descripción inicial de la técnica de reanimación cardiopulmonar, Peter Safar contactó con el fabricante de juguetes noruego <a href="https://www.cambridge.org/core/services/aop-cambridge-core/content/view/S1049023X00043569">Asmund Laerdal</a> con la intención de diseñar un muñeco a escala real y de alta fidelidad con el que poder enseñar y practicar las novedosas maniobras de reanimación. Fruto de esta interacción nació Resusci Anne. Aunque, tal vez, lo más correcto sea decir que así se resucitó a “la desconocida del Sena”…</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/333665/original/file-20200508-49579-1xp3z1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/333665/original/file-20200508-49579-1xp3z1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/333665/original/file-20200508-49579-1xp3z1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=804&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/333665/original/file-20200508-49579-1xp3z1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=804&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/333665/original/file-20200508-49579-1xp3z1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=804&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/333665/original/file-20200508-49579-1xp3z1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1011&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/333665/original/file-20200508-49579-1xp3z1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1011&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/333665/original/file-20200508-49579-1xp3z1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1011&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Máscara mortuoria de ‘la desconocida del Sena’ (1900).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:L%27inconnue_de_la_Seine_(masque_mortuaire).jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Cuenta la historia popular que, a finales de la década de 1880, las autoridades parisinas recuperaron del río Sena el cuerpo de inerte de una mujer joven. Por su aspecto, su edad no debía de exceder los 16 años. Y puesto que el cuerpo no revestía signos de violencia, la muerte se atribuyó a un suicidio romántico y el cuerpo fue trasladado a la morgue municipal. Como era costumbre en aquella época, el encargado del mortuorio realizó una máscara funeraria de su rostro y fue expuesta en público, con el objetivo de que alguien pudiera identificar el cadáver. </p>
<p>Si bien jamás se conoció la identidad de la joven, la armonía de los rasgos faciales de su máscara mortuoria prendó a artistas y bohemios, hasta el punto de que durante los años siguientes se realizaron réplicas de la cara de “la desconocida del Sena” que sirvieron como elemento de decoración en talleres y hogares de toda Europa. Cuando, a finales de los años 50, Asmund Laerdal fabricó el maniquí encargado por Peter Safar, utilizó de modelo para poner cara a su muñeca la máscara que decoraba el salón de la casa de sus abuelos. Y así fue como resucitó la imagen (y la historia) de la “desconocida del Sena”.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/333242/original/file-20200506-49542-18lcl7t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/333242/original/file-20200506-49542-18lcl7t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/333242/original/file-20200506-49542-18lcl7t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=753&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/333242/original/file-20200506-49542-18lcl7t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=753&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/333242/original/file-20200506-49542-18lcl7t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=753&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/333242/original/file-20200506-49542-18lcl7t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=946&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/333242/original/file-20200506-49542-18lcl7t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=946&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/333242/original/file-20200506-49542-18lcl7t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=946&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Vaciado del rostro de ‘la desconocida del Sena’.</span>
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<p>Resusci Anne fue utilizada masivamente a partir de 1960 en la enseñanza del tratamiento de la parada cardiaca. Desde entonces se ha convertido en un icono de esperanza y vida para millones de personas a lo largo de todo el mundo. Gracias a ella, unos han aprendido a salvar vidas y otros se han beneficiado de sus conocimientos sorteando una muerte prematura.</p>
<p>Aunque posiblemente la historia de la desconocida del Sena sea eso, una historia, resulta especialmente atrayente pensar que la joven que se suicidó (tal vez, por una historia de desamor) se ha convertido, paradójicamente, en la imagen más “besada” de la historia. Millones de labios han unido sus labios a los de Resusci Anne. Por no hablar de la cantidad de corazones que se han revivido gracias a ella.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/137905/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sendoa Ballesteros Peña no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En 2020 se cumple el 60 aniversario de la presentación oficial del maniquí Resusci Anne, un torso de mujer concebido para enseñar y entrenar la técnica de resucitación cardiopulmonar (RCP).Sendoa Ballesteros Peña, Enfermero en Osakidetza- Servicio vasco de salud. Profesor asociado a la Facultad de Medicina y Enfermería, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1377992020-05-10T19:46:44Z2020-05-10T19:46:44ZMary Mallon: la cocinera que vivió un cuarto de siglo en cuarentena<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/332251/original/file-20200504-83730-vlfhl7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1278%2C1011&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mary Mallon (1870-1938) apodada "Mary tifoidea"</span> </figcaption></figure><p>Los estudios sobre epidemias de fiebre tifoidea comenzaron a finales del siglo XIX. En 1879, el patólogo <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Karl_Joseph_Eberth">Karl Joseph Eberth</a> descubrió el bacilo <em>Salmonella typhi</em>, que infecta los intestinos y la sangre causando <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fiebre_tifoidea">fiebre tifoidea</a>. Más tarde, su descubrimiento fue verificado por otros bacteriólogos.</p>
<p>Pronto se descubrió que la fiebre tifoidea puede propagarse a través de agua contaminada o fuentes de alimentos, es decir, se transmite por vía digestiva. Como la <em>Salmonella typhi</em> se elimina a través de las heces, una persona infectada también puede transmitir la enfermedad si, por ejemplo, prepara comida con las manos sin lavar.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/332635/original/file-20200505-83745-2verl5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/332635/original/file-20200505-83745-2verl5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/332635/original/file-20200505-83745-2verl5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/332635/original/file-20200505-83745-2verl5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/332635/original/file-20200505-83745-2verl5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/332635/original/file-20200505-83745-2verl5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/332635/original/file-20200505-83745-2verl5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Salmonella typhimurium.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
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<p>Aunque la bacteriología progresaba rápidamente a principios del siglo XX, no se conocían todas las formas en las que se pueden propagar enfermedades contagiosas como la fiebre tifoidea. Por ejemplo, no se había descubierto aún la posibilidad de que personas portadoras sanas o asintomáticas pudieran transmitir esta dolencia. </p>
<h2>Mary Mallon, la tifoidea</h2>
<p>Mary Mallon nació en 1869 en Cookstown (Irlanda del Norte). En 1884 emigró a Estados Unidos para iniciar una nueva vida junto a unos tíos. En 1900 empezó a ganarse la vida como cocinera en una casa en Mamaroneck (Westchester, Nueva York): en menos de dos semanas, todos los residentes contrajeron <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fiebre_tifoidea">fiebre tifoidea</a>. En 1901 se mudó a Manhattan y trabajó para varias familias acomodadas, que también enfermaron de la misma dolencia al poco tiempo de llegar ella a sus casas.</p>
<p>En 1906, se afincó en Oyster Bay (Long Island) y se empleó como cocinera para la familia del rico banquero Charles Warren, que pasaba allí sus vacaciones de verano. Seis de las once personas que ocupaban la casa –la esposa de Warren, dos de las hijas, dos doncellas y el jardinero– enfermaron de fiebre tifoidea. </p>
<p>Esta enfermedad estaba vinculada a barrios pobres en los que el hacinamiento y la falta de buenos servicios higiénicos provocaban serios problemas sanitarios. Así que el dueño de la casa –que no quería perder la adinerada clientela que pasaba en ella sus vacaciones– contrató los servicios del ingeniero sanitario <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/George_Soper">George Soper</a>, especialista en brotes de fiebre tifoidea. Su inspección para determinar la causa del brote fue exhaustiva: analizó el agua potable, los inodoros y el pozo negro, y los descartó como fuente de infección. </p>
<p>Soper empezó a sospechar de Mary Mallon al saber que la cocinera se había ido sin dar explicaciones unas tres semanas después del brote de fiebre tifoidea. El ingeniero rastreó el historial de empleo de Mallon y descubrió que había trabajado para otras siete familias desde 1900 y que en esas casas se habían declarado veintidós casos de esa enfermedad, provocando la muerte de una niña.</p>
<p>El microbiólogo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Koch">Robert Koch</a> había investigado poco tiempo antes algunos brotes de fiebre tifoidea en una panadería de Estrasburgo. La panadería estaba limpia y el suministro de agua en buenas condiciones. Koch descubrió que, años antes, la panadera había contraído la fiebre tifoidea y se había recuperado. Sin embargo, a pesar estar sana, su organismo conservaba gérmenes tifoideos que ella contagiaba debido a su falta de higiene. Conocedor de este caso, Soper supuso que probablemente Mary transmitía la infección al no lavar convenientemente sus manos antes de manipular los alimentos. </p>
<p>El ingeniero debía analizar muestras de sangre y heces de la cocinera para ratificar sus sospechas. Ante la negativa de Mary a cooperar, Soper se puso en contacto con el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York. Las muestras tomadas a Mallon confirmaron la presencia del bacilo <em>Salmonella typhi</em> en su cuerpo, aunque nunca había mostrado ningún síntoma. Fue arrestada y confinada en la isla North Brother (frente a la costa del Bronx, Nueva York) en nombre de la seguridad pública.</p>
<p>Mallon encargó un estudio a un laboratorio privado. Los resultados fueron negativos, no había presencia de fiebre tifoidea en su organismo. Mary exigió su libertad, convencida de la injusticia cometida: “Esta afirmación de que soy una amenaza perpetua en la propagación de gérmenes tifoideos no es cierta… Soy una persona inocente. No he cometido ningún delito y me tratan como una criminal. Es injusto, indignante, incivilizado”. La Corte Suprema de Nueva York denegó su solicitud y decidió apoyar la decisión del Departamento de Salud. </p>
<p>En 1910, un nuevo inspector de salud decidió levantar la reclusión a Mary con el compromiso de que no volviera a trabajar como cocinera. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/332523/original/file-20200504-83725-5s83gz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/332523/original/file-20200504-83725-5s83gz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=796&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/332523/original/file-20200504-83725-5s83gz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=796&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/332523/original/file-20200504-83725-5s83gz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=796&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/332523/original/file-20200504-83725-5s83gz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1000&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/332523/original/file-20200504-83725-5s83gz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1000&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/332523/original/file-20200504-83725-5s83gz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1000&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Manera en la que Mary Mallon infectaba a las familias para las que trabajaba.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
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<p>Pero Mary no cumplió su promesa: convencida de que no era portadora de la enfermedad e incapaz de encontrar un trabajo digno, volvió a emplearse como cocinera bajo el nombre de Mary Brown.</p>
<p>En 1915, un brote de fiebre tifoidea se declaró en la Maternidad Sloane de Manhattan. Afectó a veinticinco personas y dos de ellas fallecieron. Las investigaciones condujeron hasta la cocinera. La opinión pública se puso abiertamente en su contra apodándola, cruelmente, <em>Tiphoid Mary</em>, “María tifoidea”.</p>
<p>El 27 de marzo de 1915, las autoridades del Servicio de Salud Pública pusieron en cuarentena total –por segunda vez en su vida– a Mary. Falleció durante ese exilio, el 11 de noviembre de 1938, 23 años más tarde, de una neumonía.</p>
<h2>Mary Mallon, ¿víctima o criminal?</h2>
<p>Aunque Mary era portadora de la bacteria que provoca la fiebre tifoidea, nunca mostró ninguno de sus síntomas, que incluyen fiebre, dolores de cabeza y diarrea. Inmune a la enfermedad, fue la primera persona en Estados Unidos identificada como portadora asintomática del patógeno.</p>
<p>Sin embargo, Mary no fue la portadora más letal del germen de la fiebre tifoidea en la historia de Nueva York. En 1922, el transportista Tony Labella causó dos brotes de la enfermedad, contagiando a más de cien personas y provocando cinco muertes. Aunque cientos de portadores sanos habían sido identificados y vivían en libertad, Mary tuvo en contra a una opinión pública, que no le perdonó el no haberse mantenido lejos de la cocina.</p>
<p>¿Por qué Mallon fue la única procesada por su comportamiento imprudente? La historiadora Judith Leavitt, autora de <em><a href="http://www.beacon.org/Typhoid-Mary-P231.aspx">Typhoid Mary: Captive To The Public’s Health</a></em>, cree que influyeron su comportamiento agresivo y los prejuicios contra ella al tratarse de una mujer y, además, inmigrante.</p>
<p>Aunque las autoridades debían proteger a la población de este grave problema de salud pública, nadie se acordó de ayudar a Mary. Era una mujer soltera, de mediana edad, sola y sin formación para ganarse la vida alejada de los fogones. Quizás con el apoyo de las autoridades la última parte de su vida no habría terminado en casi medio siglo de cuarentena.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo es una versión revisada de <a href="https://mujeresconciencia.com/2015/09/23/mary-mallon-typhoid-mary/">Mary Mallon: ‘Typhoid Mary’</a> que se publicó en el blog Mujeres con ciencia de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU el 23 de septiembre de 2015</em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/137799/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marta Macho-Stadler no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una cocinera portadora sana de la bacteria ‘Salmonella typhi’ fue responsable de varios brotes de enfermedad a lo largo de su vida.Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1348772020-03-28T22:13:03Z2020-03-28T22:13:03ZCuando los médicos no se lavaban las manos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/323745/original/file-20200328-146695-d538tf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=139%2C242%2C1488%2C798&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Dibujo de unas manos, por Anton Raphael Mengs (1728-1779)</span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000111633">BNE -Biblioteca Digital Hispánica</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/">CC BY-NC-SA</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“Cuando se haga historia de los errores humanos se encontrarán difícilmente ejemplos de esta clase y provocarán asombro que hombres tan competentes, tan especializados, pudieran, en su propia ciencia, ser tan ciegos, tan estúpidos”.</p>
<p>Ferdinand Ritter von Hebra en <a href="https://www.unebook.es/es/libro/semmelweis_135853"><em>Semmelweis</em></a>, de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Louis-Ferdinand_C%C3%A9line">Ferdinand Céline</a>.</p>
</blockquote>
<p>Los médicos no siempre se han lavado las manos. Esta técnica, tan promovida en estos tiempos de pandemia, se remonta tan sólo al siglo XIX. Sus antecedentes también están ligados a un país, Austria, y a un lugar: el Hospital General de Viena. Durante este tiempo fue considerado uno de los más grandes y mejores hospitales de Europa. Entre los muchos casos que se trataban en este centro, llama con especial atención los dos grupos médicos que trabajaban con parturientas. </p>
<h2>Una mortandad puerperal del 96%</h2>
<p>Su mención no se debe al buen trabajo de estos profesionales, sino al elevadísimo índice de mortandad en las mujeres que daban a luz. En diciembre de 1842, las pacientes llegaron a sucumbir una media de 33 mujeres de cada 100 alumbramientos, pero la cifra se hizo alarmante en 1846, cuando la mortandad ascendió a la trágica media de un 96%. La causa siempre era la misma: fiebre puerperal.</p>
<p>En este hospital se elevaban dos pabellones de idéntica construcción dedicados a maternidad. En uno de ellos trabajaba el doctor <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ignaz_Semmelweis">Philip Ignaz Semmelweis</a>, protagonista de esta historia, y era dirigido por el doctor Klin. </p>
<p>Semmelweis se dio cuenta de que morían más mujeres en su ala del hospital que en la otra capitaneada por el Dr. Bartch. La única diferencia que encontraba entre un pabellón y otro era que en el suyo estaban los estudiantes de medicina y en el otro se encontraban las aprendices de matronas. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/323695/original/file-20200327-146712-1m4nc42.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/323695/original/file-20200327-146712-1m4nc42.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/323695/original/file-20200327-146712-1m4nc42.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=621&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/323695/original/file-20200327-146712-1m4nc42.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=621&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/323695/original/file-20200327-146712-1m4nc42.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=621&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/323695/original/file-20200327-146712-1m4nc42.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=781&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/323695/original/file-20200327-146712-1m4nc42.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=781&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/323695/original/file-20200327-146712-1m4nc42.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=781&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Ignaz Philipp Semmelweis (1818-1865).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Semmelweis_Ign%C3%A1c_(1818-1865)_az_%E2%80%9Eany%C3%A1k_megment%C5%91je%22.png">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un doctor dispuesto a encontrar la causa</h2>
<p>Lo primero que pensó fue que la razón de la muerte de las pacientes podría deberse a los violentos tocamientos de los alumnos al examinar a las mujeres; palpaciones que les ocasionaba una inflamación mortal. Para comprobar su hipótesis solicitó a Klin y a Bartch cambiar a los estudiantes de medicina y a las matronas de una maternidad a otra. </p>
<p>Los efectos del cambio no se hicieron esperar y el índice de mortandad disminuyó en el área dirigida por Klin, mientras que, para disgusto del Dr. Bartch, en su pabellón las muertes ascendieron de forma drástica. Obviamente, éste último solicitó de nuevo el cambio de personal y Klin no dudó en despedir a 20 de los 40 estudiantes que trabajaban para él. </p>
<h2>¿Por qué los estudiantes eran más mortales?</h2>
<p>A partir de ese momento Semmelweis centró su atención en los jóvenes médicos. Pese a su esmerada supervisión no encontró nada fuera de lo común en sus prácticas y la media de mortandad no descendía. Poco después se dio cuenta de otra diferencia: los estudiantes de medicina hacían autopsias como parte de su formación. </p>
<p>Además, conoció el caso del Dr. Kolletchka, profesor de anatomía, que murió por una infección a consecuencia de una herida durante una estas disecciones. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/323693/original/file-20200327-146689-1dzslk7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4009%2C1730&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/323693/original/file-20200327-146689-1dzslk7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4009%2C1730&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/323693/original/file-20200327-146689-1dzslk7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=259&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/323693/original/file-20200327-146689-1dzslk7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=259&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/323693/original/file-20200327-146689-1dzslk7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=259&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/323693/original/file-20200327-146689-1dzslk7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=325&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/323693/original/file-20200327-146689-1dzslk7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=325&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/323693/original/file-20200327-146689-1dzslk7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=325&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Busto homenaje a Ignaz Philipp Semmelweis en el Museo de Higiene Social de Budapest.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ignaz_Philipp_Semmelweis._Photograph_after_a_frieze_in_the_S_Wellcome_V0027139.jpg">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<h2>El contacto mortal autopsias-parturientas</h2>
<p>Semmelweis comenzó a fraguar la idea de que trabajar con parturientas después de haber estado manipulando cadáveres podría ser la razón de un contagio producido por lo que él llamó una “materia cadavérica” que se quedaba impregnada en las manos de los jóvenes doctores. Esta materia cadavérica se transmitía a las pacientes al tratarlas; la razón de la muerte era, por tanto, una especie de contagio mortal.</p>
<p>Para comprobar su hipótesis, Semmelweis hizo instalar unos lavabos en las salas de atención y pidió a los médicos lavarse las manos antes de tratar a las parturientas. Cuando el doctor Klin, su jefe, exigió una explicación para tal medida, Semmelweis no supo darla y, debido a una mala contestación, sólo consiguió que le despidieran. </p>
<h2>Resultados inmediatos</h2>
<p>Afortunadamente, el Dr. Bartch lo aceptó dentro de su pabellón, lo que permitió que Semmelweis siguiera indagando las causas de las muertes de las pacientes. Volvió a la carga y solicitó a las estudiantes de matrona y a todo aquel que atendiera a una paciente lavarse las manos con cloruro cálcico. Tras un mes de aplicación de la nueva técnica de lavado, la mortandad de las mujeres por fiebre puerperal en el pabellón de Bartch llegó a ser de tan sólo un 0,23%. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/323697/original/file-20200327-146689-14eu4j0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/323697/original/file-20200327-146689-14eu4j0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/323697/original/file-20200327-146689-14eu4j0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=809&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/323697/original/file-20200327-146689-14eu4j0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=809&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/323697/original/file-20200327-146689-14eu4j0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=809&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/323697/original/file-20200327-146689-14eu4j0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1017&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/323697/original/file-20200327-146689-14eu4j0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1017&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/323697/original/file-20200327-146689-14eu4j0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1017&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Carta abierta de Semmelweis enviada en 1862 a los obstetras más relevantes de Europa en la que denuncia a sus críticos como asesinos irresponsables e ignorantes.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ignaz_Semmelweis_1862_Open_letter.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<h2>Un trágico final</h2>
<p>Aún así, la nueva técnica de lavado resultaba incómoda y las críticas fueron aumentando entre todo el personal; tanto fue así que Semmelweis terminó siendo destituido de su cargo y desacreditado como científico. </p>
<p>Pero su obsesión por sostener sus ideas era tan grande que llegó a cortarse a sí mismo, con instrumental usado en las autopsias, frente al semblante atónito de sus compañeros. Su intención era probar, con su propia infección, la verdad de sus palabras. No solo no consiguió la atención que solicitaba sino que fue internado en un manicomio, donde moriría al poco tiempo debido a la infección.</p>
<h2>Una idea revolucionaria</h2>
<p>Ahora nos parece obvio que un médico se lave las manos antes de atender a un paciente, pero hay que pensar que todavía en pleno siglo XIX se seguía creyendo que el origen de las enfermedades se debía a lesiones internas o, de existir un contagio, éste tenía su origen en la influencia miasmática (emanaciones fétidas transmitidas por el aire). </p>
<p>Es decir, las patologías provenían, principalmente, del interior del cuerpo. No se creía que efectos externos pudieran influir en las enfermedades. Desde este paradigma, no extraña que los médicos no tuvieran ningún interés en una rigurosa asepsia (ni siquiera una escasa limpieza) a la hora de atender a los pacientes. </p>
<h2>Pasteur, Koch y los microorganismos</h2>
<p>Más adelante se dio paso a un estudio posterior de los microorganismos (<em>contagium animatum</em>) en el tratamiento de enfermedades infecciosas. Dos figuras sobresalen a este respecto: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Pasteur">Louis Pasteur</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Koch">Robert Koch</a>. Sin embargo, lo más importante es que a partir de ese momento la realidad médica fue vista de forma diferente. </p>
<p>Los pacientes ya no sólo enfermaban por factores internos de su cuerpo, sino que también podían contraer patologías por factores externos transmitidos por microorganismos (virus y bacterias). </p>
<p>Así que, de alguna manera, debemos, primero a Semmelweis y después a Pasteur y Koch, <a href="https://theconversation.com/covid-19-lavemonos-las-manos-por-favor-131511">las medidas que proponemos en contra del coronavirus SARS-CoV-2</a>. Medidas que todavía a principios del siglo XIX eran desdeñadas como absurdas.</p>
<p>Semmelweis es reconocido en la actualidad como uno de los padres de la antisepsia (lo que él pretendía era quitar <em>el olor</em> de las emanaciones miasmáticas) y como salvador de las madres. Por desgracia, no llegó a disfrutar de estos renombres en vida y murió denostado por sus colegas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/134877/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ramón Ortega Lozano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Por mucho que repela a la lógica, hasta finales del siglo XIX los médicos no se lavaban las manos. El austriaco Semmelweis, que descubrió la importancia de la asepsia, murió desacreditado y enfermo.Ramón Ortega Lozano, Profesor de Antropología de la salud y Comunicación humana en la Facultad de Ciencias de la Salud San Rafael-Nebrija, Universidad NebrijaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1112312019-02-07T20:56:07Z2019-02-07T20:56:07ZCuando la ciencia trabaja al servicio del mal<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/257287/original/file-20190205-86202-1wdksib.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C2%2C1891%2C1279&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Entrada al campo de concentración de Auschwitz.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://pixabay.com/es/auschwitz-birkenau-guerra-2559070/">Alanbatt / Pixabay</a></span></figcaption></figure><p>El Holocausto constituye, posiblemente, el crimen colectivo más relevante de la historia de la Humanidad, y pone de manifiesto la valoración de Plauto, difundida por Thomas Hobbes, <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Homo_homini_lupus">homo homini lupus</a></em>: el hombre es un lobo para el hombre. </p>
<p>España ha permanecido mucho tiempo ajena a esta realidad, pero la exposición “<a href="http://auschwitz.net/">Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos</a>” ha dejado una impronta social en nuestro país que tardará en disiparse.</p>
<p>La ciencia es una de las aristas del estudio de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Holocausto">Shoah</a> que aún está por dilucidar, y en particular la medicina, <a href="http://ediberun.com/delta/inicio/50-cuando-la-medicina-no-cura.html">disciplina que alcanzó las mayores cuotas de implicación en los horrores del nazismo y del Holocausto</a>. Así quedó registrado en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Juicio_de_los_doctores">el famoso juicio a los médicos</a>, en el marco de los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17223241">Juicios de Nüremberg</a> tras el final de la Guerra Mundial, donde se pusieron de manifiesto reprobables investigaciones con humanos, como experimentos de congelación, inoculación de bacilos de la tuberculosis o amputaciones de miembros. Pero también tuvieron lugar <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19125905">en el campo específico de la farmacología</a>, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18848972">mucho menos conocidos</a>, <a href="https://scholar.google.com/citations?user=IbuwtWgAAAAJ&hl=es">como hemos venido publicando durante los últimos 15 años</a>.</p>
<h2>El prestigio de la medicina nacional alemana</h2>
<p>La farmacología y la química alemanas gozaban desde la segunda mitad del siglo XIX de un gran prestigio internacional. Este tiempo de esplendor se vio truncado con la ascensión al poder del Partido Nazi en 1933, que generó un perverso sistema de destrucción de la conciencia social y <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/acta-neuropsychiatrica/article/psychotropic-drugs-research-in-nazi-germany-the-triumph-of-de-principle-of-malfeasance/72702C7C6B9607759A0CFB639BBA5599">que institucionalizó conductas delictivas en materia de salud pública, higiene racial e investigación humana</a>.</p>
<p>El inicio de la II Guerra Mundial fue crucial: los jerarcas nazis vieron en la investigación una herramienta de primera línea para mejorar las conquistas bélicas y reducir las consecuencias negativas en sus tropas, como traumatismos, enfermedades y epidemias. Los campos de concentración constituyeron una fuente de “seres inferiores” y personas “degeneradas” que podían (y debían) ser utilizados como sujetos de investigación. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/257718/original/file-20190207-174894-u50qvx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/257718/original/file-20190207-174894-u50qvx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=373&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/257718/original/file-20190207-174894-u50qvx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=373&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/257718/original/file-20190207-174894-u50qvx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=373&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/257718/original/file-20190207-174894-u50qvx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=468&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/257718/original/file-20190207-174894-u50qvx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=468&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/257718/original/file-20190207-174894-u50qvx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=468&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Prisioneros judíos con discapacidad en el campo de concentración de Buchenwald.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Buchenwald_Disabled_Jews_13132.jpg">USHMM / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Al doblegarse a los designios criminales del poder, la farmacología alemana perdió toda dignidad y proyección. <a href="https://books.google.es/books?id=ju0XAwAAQBAJ&pg=PA5&lpg=PA5&dq=louis+falstein+%2B+nazis+made+doctors+murderers&source=bl&ots=mV82A4pDNs&sig=ACfU3U0y2-k_Q-cPgVUdih3F0Jr_TeGv9w&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwjpu7mF_qTgAhVIrxoKHbprBn4Q6AEwDHoECAUQAQ#v=onepage&q=louis%20falstein%20%2B%20nazis%20made%20doctors%20murderers&f=false">Como apuntó Louis Falstein</a>, “los nazis denigraron la Justicia, pervirtieron la Educación y corrompieron al funcionariado; a los médicos, sin embargo, los convirtieron en asesinos”.</p>
<p>El auge de las corrientes eugenésicas en Europa central en el inicio del siglo XX abonó el terreno al gobierno nazi para poner en marcha una política de “higiene racial” de nefastas consecuencias políticas, sociales y científicas y que llegó al punto de un claro antisemitismo biológico, como defendieron <a href="http://germanhistorydocs.ghi-dc.org/sub_document.cfm?document_id=4496">Karl Binding y Alfred Hoche</a>: “Los judíos se parecen mucho a los humanos, pero son resultado de otra evolución…”. </p>
<h2>El Programa Aktion T4</h2>
<p>El decreto de 1 de septiembre de 1939 (fecha de inicio de la II Guerra Mundial), conocido como <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/euthanasia-program">Programa para la Eutanasia</a> (“muerte caritativa”) o Aktion T4, supuso el inicio del exterminio en masa de pacientes con “deficiencias” o patologías mentales (“conchas humanas vacías”). Racismo antropológico, somaticismo médico, persecución del anormal o del extraño son algunos de los elementos amalgamados en el ideario nazi. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/257498/original/file-20190206-174867-z2fol0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/257498/original/file-20190206-174867-z2fol0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=411&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/257498/original/file-20190206-174867-z2fol0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=411&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/257498/original/file-20190206-174867-z2fol0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=411&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/257498/original/file-20190206-174867-z2fol0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=516&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/257498/original/file-20190206-174867-z2fol0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=516&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/257498/original/file-20190206-174867-z2fol0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=516&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pacientes de Aktion 4 subiéndose a un autobús, 1941.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Aktion_T4_(Diakonie_Neuendettelsau).jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Los crímenes fueron realizados en un primer momento mediante la intoxicación con monóxido de carbono, un auténtico modelo para el posterior desarrollo de la denominada “Solución Final” del caso judío. </p>
<p>En 1941 se puso en marcha una segunda fase, la denominada “Eutanasia Discreta”, con la inyección letal de fármacos como opiáceos y escopolamina, o dosis bajas de barbitúricos que ocasionaban neumonías terminales. </p>
<p>Estas técnicas se conjugaban con la reducción al mínimo de las raciones alimenticias, limitadas a verduras cocidas, o cancelando la calefacción de los hospitales en invierno. Estos programas de eutanasia ocasionaron un auténtico genocidio psiquiátrico, con el asesinato de más de 250.000 enfermos, posiblemente el acto criminal más relevante de la historia de la medicina.</p>
<h2>Experimentar con sujetos sanos</h2>
<p>La experimentación médica acabó siendo una herramienta más de poder político y control social, con connotaciones evidentes de instrumento de naturaleza militar, para lo que se utilizó tanto a personas enfermas del Programa T4 (“si los enfermos tienen que morir, en cualquier caso, ¿por qué no utilizarlos en vida o tras su ejecución para investigar?”), como sanas, lo que supone la máxima perversión desde la perspectiva ética. Estas últimas eran reclutadas en los campos de concentración entre colectivos étnicos o sociales desahuciados, como judíos, gitanos, eslavos, homosexuales, etc. </p>
<p>Entre los experimentos farmacológicos menos documentados y conocidos cabe mencionar: </p>
<ul>
<li><p>Efecto de las sulfamidas en gangrenas gaseosas inducidas (Ravensbrück); </p></li>
<li><p>Esterilización química con formalina en mujeres judías (Auschwitz-Birkenau); </p></li>
<li><p>Uso de vacunas y otros fármacos en sujetos infectados intencionalmente de malaria (Dachau); </p></li>
<li><p>Efectos de la metanfetamina en ejercicios extremos (Sachsenhausen); </p></li>
<li><p>Estudio de las propiedades anestésicas del hexobarbital y del hidrato de cloral en amputaciones (Buchenwald); </p></li>
<li><p>Empleo de barbitúricos y dosis altas de mescalina en estudios de “lavado de cerebro” (Auschwitz y Dachau). </p></li>
</ul>
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<span class="caption">Bloque 10 del campo de concentración de Auschwitz, donde se realizaron los experimentos médicos con prisioneros.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Francisco López Muñoz</span></span>
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<p>Y como uso puramente criminal, baste comentar los asesinatos de niños gemelos gitanos realizados en el tétrico Pabellón 10 de Auschwitz por el oficial médico <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Josef_Mengele">Josef Mengele</a>, mediante la administración de barbitúricos y cloroformo.</p>
<p>Ante todo esto, cabe preguntarse, ¿cómo es posible que hasta el 45% de los médicos alemanes llegara a ingresar en el partido nazi, sin que ninguna otra profesión alcanzara estas cifras de afiliación política? ¿Cuáles fueron los motivos y las circunstancias que condujeron a estos perversos abusos? </p>
<h2>La banalidad del mal en medicina</h2>
<p>La respuesta es difícil. Muchos médicos argumentaban que las normas estaban concebidas para el beneficio de la nación y no del paciente e invocaban conceptos de naturaleza tan engañosa como los de “causa mayor” o “misión sagrada”. </p>
<p>Algunos creían que por la ciencia todo estaba justificado, incluso los inhumanos experimentos cometidos en los campos, mientras otros se autocontemplaban simplemente como patriotas y sus actos los explicaban como acciones de guerra. </p>
<p>También los había enfermizamente imbuidos por la perversa filosofía nazi, y otros, de carácter más ambicioso, se implicaron en estas actividades como forma de promoción de sus carreras profesionales y académicas. </p>
<p>Por último, desvincularse completamente de la turbia maquinaria nazi podía llegar a ser difícil para el colectivo sanitario en un ambiente donde el miedo se convirtió en un sistema de presión social. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/257497/original/file-20190206-174887-14su5kh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/257497/original/file-20190206-174887-14su5kh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=456&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/257497/original/file-20190206-174887-14su5kh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=456&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/257497/original/file-20190206-174887-14su5kh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=456&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/257497/original/file-20190206-174887-14su5kh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=573&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/257497/original/file-20190206-174887-14su5kh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=573&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/257497/original/file-20190206-174887-14su5kh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=573&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Monumento realizado por Richard Serra en Berlín, en honor a las víctimas del programa Aktion 4.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Serra,_Berlin_Curves,_Stahl,_1986.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Arturo Pérez-Reverte, en su obra <em>Limpieza de sangre</em>, define muy bien este tipo de motivaciones: “…aunque todos los hombres somos capaces de lo bueno y de lo malo, los peores siempre son aquellos que, cuando administran el mal, lo hacen amparándose en la autoridad de otros o en el pretexto de las órdenes recibidas”.</p>
<p>Pero, como ha sucedido en muchos momentos de la historia, a veces las tragedias acarrean efectos póstumos positivos. Así, tras el juicio a los médicos nazis, se promulgó el primer código internacional de ética para la investigación con seres humanos, el <a href="http://www.bioeticanet.info/documentos/Nuremberg.pdf">Código de Nüremberg</a>, bajo el precepto hipocrático <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Primum_non_nocere">“primun non nocere”</a></em>, cuya influencia sobre los derechos humanos y la bioética ha sido enorme. </p>
<p>Como escribía <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gibran_Jalil_Gibran">Khalil Gibran</a>, “En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/111231/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco López-Muñoz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los experimentos médicos y farmacológicos que tuvieron lugar tras el ascenso del partido Nazi en Alemania son ejemplos aberrantes de la implicación de la ciencia en los horrores del Holocausto.Francisco López-Muñoz, Profesor Titular de Farmacología y Director de la Escuela Internacional de Doctorado, Universidad Camilo José CelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1024282018-09-02T21:20:45Z2018-09-02T21:20:45ZAntivacunas: dos siglos negando la evidencia científica<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/234540/original/file-20180902-195313-1gagjj4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6098%2C4471&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Typhoid inoculation</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:Typhoid_inoculation2.jpg">Wikipedia</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>A principios del siglo XIX comenzaron las campañas de vacunación. Todo gracias a los experimentos de Edward Jenner con la vacuna contra la viruela, originada a partir de las secreciones de las lesiones que producía en las vacas la variante bovina de esta enfermedad. </p>
<p>Las críticas fueron inmediatas. Muchas personas se opusieron a la vacunación porque tenían miedo de sus efectos adversos. Algunas, por motivos religiosos: consideraban que la vacuna era anticristiana porque provenía de un animal. Otras, pensaban que la vacunación obligatoria violaba su libertad personal de libre elección de tratamientos médicos.</p>
<p>Dos siglos después, y tras décadas de esfuerzos, la Organización Mundial de la Salud declaró la viruela en 1980 como oficialmente erradicada. El mundo se había librado de una enfermedad que había matado a millones de personas a lo largo de su historia y dejado a incontables con secuelas.</p>
<p>A pesar del innegable éxito de la vacunación, estos miedos persistieron. A mediados de la década de 1970 estalló una controversia internacional sobre la seguridad de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina. Todo a raíz de un informe que afirmaba que 36 niños habrían tenido secuelas neurológicas tras su aplicación.</p>
<p>Por ello, la Comisión Conjunta de Vacunación e Inmunización, un comité consultivo de expertos independiente en el Reino Unido, lanzó el Estudio Nacional de Encefalopatía Infantil. Este demostró que el riesgo era prácticamente inexistente. Sin embargo, esta controversia provocó en Reino Unido la disminución de las tasas de vacunación y se produjeron tres grandes epidemias de tos ferina durante ese lapso de tiempo.</p>
<p>En 1988, la 41ª Asamblea Mundial de la Salud, a la que asistieron delegados de 166 Estados Miembros, adoptó una resolución sobre la erradicación mundial de la poliomielitis. Esta marcó la creación de la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis. Desde entonces, los casos de esta enfermedad han disminuido en más de un 99 %. En 1988 se calculaba que había 350 000 casos en más de 125 países endémicos, en comparación con los 22 notificados en 2017.</p>
<p>Sin embargo, actualmente la transmisión de la poliomelitis continúa siendo endémica en Afganistán y Pakistán. En estos dos países existen grupos terroristas ligados al integrismo religioso que amenazan y asesinan a los trabajadores de la salud encargados de la vacunación. En los últimos años ha habido más muertes de trabajadores encargados de vacunar a la población que defunciones por la propia enfermedad. </p>
<p>Además, las teorías conspirativas sobre la vacunación y sus efectos adversos están ampliamente extendidas entre la población de estos países. En Pakistán, algunas familias piensan que la vacuna contra la polio es un método secreto de esterilización para frenar el crecimiento de la población musulmana o que la vacuna contiene sustancias derivadas de cerdo.</p>
<h2>Miedo en el hemisferio norte</h2>
<p>Hoy en día el miedo a la vacunación también afecta a países occidentales. A raíz de un articulo fraudulento que apoyaba la tesis, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Controversia_de_las_vacunas">ya desacreditada</a>, de que podría existir una relación directa entre la administración de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Vacuna_triple_v%C3%ADrica">vacuna contra</a> el sarampión, la rubeola y la parotiditis y la aparición del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Autismo">autismo</a> y ciertas enfermedades intestinales, una parte de la población de los países desarrollados desconfía de su aplicación.</p>
<p>En los primeros seis meses de 2018 más de 41.000 personas en la Región Europea de la OMS han contraído sarampión, más del doble que en todo el 2017, de las cuales al menos 37 han muerto. En la Región de las Américas, la primera en el mundo en eliminar el sarampión en el año 2016, tras un esfuerzo de 22 años de vacunación masiva, siguen registrándose brotes.</p>
<p>Parece que, aunque la época ha cambiado, las emociones y las creencias profundamente arraigadas que subyacen en la oposición a la vacunación parecen mantenerse relativamente constantes desde que Edward Jenner introdujo la vacuna contra la viruela por primera vez, a pesar de que los datos acerca de su seguridad y eficacia son incontestables.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/102428/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jacobo Mendioroz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Desde que comenzaron las campañas de vacunación hace unos 200 años, algunas personas han negado irracionalmente la utilidad de uno de los inventos que más vidas humanas ha salvado.Jacobo Mendioroz, Departamento de Medicina Preventiva y Epidemiología, Departament de Salut de la Generalitat de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.