En un reciente estudio, los autores demuestran que prácticas como la generación de paisajes heterogéneos con cultivos en mosaico favorecen tanto a las plantaciones como a las especies que habitan en el ecosistema agrario.
¿Sería posible un mundo sin mariposas, abejas y polillas? La respuesta es un rotundo no. Sin polinizadores, la raza humana y todos los ecosistemas terrestres de la tierra no sobrevivirían.
La principal función de la inmensa paleta cromática que despliegan las plantas con flores es atraer a los polinizadores, aunque hay factores ecológicos o evolutivos que aún se desconocen.
María Teresa Gómez Sagasti, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea dan Raquel Esteban, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Los vilanos del diente de león toman decisiones en pleno vuelo para ajustar su “paracaídas” en función del viento y la humedad. Una investigación acaba de desvelar su estrategia para dispersarse kilómetros de distancia con nuestros deseos a bordo.
Se ha descubierto que el número de abejas de las orquídeas dependientes de los bosques en Brasil ha disminuido alrededor de un 50 %.
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La agricultura intensiva y la pérdida de hábitat provocan una intensa disminución en el número y la variedad de especies de insectos. Preservar espacios naturales en los cultivos puede reducir hasta nueve veces dichas pérdidas.
Explosión floral de proteáceas (Leucospermum patersonii) en el fynbos cerca de El Cabo (Sudáfrica).
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Conseguir la polinización en algunas zonas áridas de Suráfrica no es nada fácil. Las flores hermosas y malolientes de las apocináceas han encontrado una solución original: oler a cadáver.
En el Día Mundial de las Abejas recordamos que, además de miles de especies de abejas y abejorros, insectos como mariposas, polillas y moscas y otros animales como pájaros y lagartos contribuyen a polinizar las flores.