tag:theconversation.com,2011:/id/topics/uci-98025/articlesUCI – The Conversation2024-02-05T00:34:46Ztag:theconversation.com,2011:article/2214322024-02-05T00:34:46Z2024-02-05T00:34:46ZEl lugar que ocupa la familia en la UCI neonatal<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/571831/original/file-20240129-29-4fxoz7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C75%2C5136%2C3581&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/premature-neonate-special-incubator-1184905792">Pushba/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Mariela nació antes de tiempo. Su madre tuvo que dormir durante semanas en un sillón incómodo a su lado. Le hubiese gustado contar con una cama para descansar después del parto y del estrés del hospital. Para colmo, solo había una ducha compartida, lejos de las habitaciones de los bebés, y tenía que salir a la cafetería del hospital para poder comer. </p>
<p>Como Mariela, uno de cada diez niños en el mundo nace antes de completar las 37 semanas de embarazo. La prematuridad se ha convertido en la principal causa de muerte infantil y de discapacidad a largo plazo. </p>
<h2>¿Dónde se cuida al prematuro?</h2>
<p>Los niños y niñas prematuros son atendidos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) neonatales. El diseño arquitectónico de estas unidades influye en el comportamiento de los profesionales sanitarios y de los familiares. Además, condiciona el entorno sensorial del prematuro, lo que afecta a su neurodesarrollo en un momento de máximo crecimiento cerebral. </p>
<p>Los ingresos prolongados en unidades neonatales provocan la separación antinatural de la familia. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que la medida neuroprotectora más efectiva es el contacto continuado con la madre. La participación de las familias en los cuidados intensivos neonatales mejora la lactancia materna, el desarrollo neurológico del neonato y también reduce el estrés y la ansiedad de los padres en un momento vulnerable. Sin embargo, la participación familiar está condicionada por la <a href="https://nidcap.org/trainingcenter/madrid-nidcap-training-center/">formación de los profesionales sanitarios</a>, así como por la <a href="https://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es/index.php/informesdelaconstruccion/article/view/6031">arquitectura de la unidad</a>.</p>
<p>La arquitectura original de las unidades neonatales imitaba la distribución de las ferias comerciales donde se vendían incubadoras. Esta distribución consistía en salas abiertas para varios pacientes, sin contar con los familiares. </p>
<p>La promoción de la familia dentro de estas salas ha generado una transformación gradual de las salas abiertas a espacios más reducidos. Además, en cada unidad neonatal también se han ido incorporando otras comodidades para los progenitores como zonas de estar y aseo. </p>
<p>A pesar de las investigaciones científicas, hasta hace poco no existían datos en España sobre la arquitectura de las unidades neonatales, ni tampoco de su impacto en la participación familiar. Con este objetivo en mente, un equipo de investigadores en arquitectura y neonatología de la <a href="https://www.upm.es/UPM">Universidad Politécnica de Madrid</a> y el <a href="https://www.comunidad.madrid/hospital/12octubre/profesionales-hospital-materno-infantil/hospital-infantil/neonatologia">Servicio de Neonatología del Hospital Universitario 12 de Octubre</a> decidimos <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/apa.17085">investigarlo</a>.</p>
<h2>¿Cómo son las UCIs neonatales en España?</h2>
<p>La mayoría de las unidades (87 %) están distribuidas en las tradicionales salas abiertas donde atienden a varios pacientes. Alrededor de la mitad (54 %) tienen por lo menos un box individual (con capacidad para una incubadora, pero no para la estancia de los padres). Tan solo una minoría de las unidades (13 %) dispone de habitaciones familiares para que los padres puedan alojarse junto a su bebé. </p>
<p>En algunas unidades sin habitaciones familiares, se ofrece alojamiento para padres en una habitación fuera de la unidad, pero dentro del hospital (13 %), o bien en un hotel (14 %).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imagen de una UCI neonatal actual.</span>
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</figure>
<p>En cuanto a otras comodidades, en más de la mitad de las unidades, los familiares disponen de una sala donde comer y tienen una ducha disponible. En el 40 % de las unidades se sirve comida al menos a uno de los progenitores para que no tenga que salir de la unidad.</p>
<p>Además de la distribución, preguntamos por la antigüedad de cada unidad, es decir, su año de inauguración y el de su última reforma. Observamos que existe una tendencia al alza en la renovación de unidades, aunque algunas de ellas todavía mantienen su diseño original. Este aumento en el número de unidades que se van renovando se puede deber a que el diseño original limita la incorporación de los familiares en la unidad.</p>
<p>El 30 % de las unidades tienen un programa estructurado de formación a familiares. Además, en las unidades con habitaciones familiares la participación familiar es más frecuente. </p>
<p>Esta implicación familiar consiste en participar en los pases de visita, en los aspectos relativos a la seguridad del paciente, en el manejo del oxígeno, en la alimentación por sonda nasogástrica y en que los hermanos/as también practiquen el cuidado canguro con el neonato.</p>
<h2>Arquitectos y sanitarios investigando juntos</h2>
<p>Nuestro estudio ha permitido detallar una foto actual de la situación arquitectónica y relacionarla con la participación familiar en las UCI neonatales españolas. Los resultados demuestran que en las unidades con habitaciones familiares hay una mayor participación de la familia. </p>
<p>Sin embargo, hay que tener en cuenta que probablemente son los hospitales que han tenido financiación para construir habitaciones familiares los que también han tenido más oportunidades de desarrollar prácticas orientadas a la participación familiar. Por lo tanto, no es solamente la habitación la que produce una mayor participación, sino el empeño de los profesionales sanitarios y el respaldo de sus instituciones. </p>
<p>Investigaciones conjuntas entre profesionales de la <a href="https://revistas.uned.es/index.php/GAPS/article/view/38508">arquitectura y de la salud</a> como ésta aportan una visión multidisciplinar que puede influir directamente en la calidad y equidad de la asistencia sanitaria.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221432/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laura Cambra Rufino cuenta con un contrato de investigación postdoctoral del programa de recualificación del sistema universitario español, modalidad Margarita Salas, financiado por los fondos europeos "Next Generation".</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Carmen Rosa Pallás Alonso, Gonzalo Solís García, Maria Lopez Maestro, Maria Teresa Moral Pumarega y Salvador Piris Borregas no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>En las unidades neonatales con mayores comodidades para las familias, las madres y padres se implican más en los cuidados de sus hijos, lo que puede influir en su desarrollo a largo plazo.Laura Cambra Rufino, Investigadora Doctora Junior y Arquitecta EDAC, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)Carmen Rosa Pallás Alonso, Jefa del Servicio de Neonatología., Servicio Madrileño de SaludGonzalo Solís García, Médico adjunto en Neonatología, Servicio Madrileño de SaludMaria Lopez Maestro, Neonatologa , Universidad Complutense de MadridMaria Teresa Moral Pumarega, Pediatra, Neonatologa, Profesora Asociada de Pediatria, Universidad Complutense de MadridSalvador Piris Borregas, Pediatra neonatólogo, Servicio Madrileño de SaludLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1706812021-11-14T19:19:59Z2021-11-14T19:19:59ZEn estado crítico por coronavirus, no todos podemos producir suficientes anticuerpos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/431169/original/file-20211109-21-1dxi2ff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C5%2C3994%2C2245&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">UCI de un hospital de Bérgamo (Italia) en noviembre de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/collapsing-beds-situation-corona-virus-patients-1852768240">Shutterstock / faboi</a></span></figcaption></figure><p>Los virus necesitan entrar en nuestras células para poder reproducirse. Este paso es fundamental y marca el comienzo de la infección.</p>
<p>En el caso del covid-19, la proteína S o espícula (del inglés <em>Spike</em>) del SARS-CoV-2, que se encuentra en la parte externa del virus, es la responsable de la entrada del virus en la célula.</p>
<p>Por eso, si bloqueásemos este primer paso, evitaríamos la infección. Este es el trabajo que hacen precisamente los anticuerpos anti-proteína S (anti-S): impedir la entrada del virus en la célula. De hecho, <a href="https://theconversation.com/los-esperanzadores-resultados-de-una-vacuna-arn-mensajero-frente-a-la-covid-19-139183">las vacunas contra la covid-19 están diseñadas para inducir anticuerpos protectores</a> de este tipo en las personas vacunadas. Estos anticuerpos se denominan anticuerpos neutralizantes porque impiden (neutralizan) la infección del virus.</p>
<h2>¿Tiene más posibilidad de morir quien tiene menos anticuerpos?</h2>
<p>Desde el principio de la pandemia, se observó que los pacientes con covid-19 que necesitan cuidados críticos producen <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fimmu.2021.684014/full">más niveles de anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2</a> que los pacientes que sufren formas más leves de la enfermedad.</p>
<p>Esto ha hecho que algunos investigadores propongan que los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 no juegan un papel protector o incluso son perjudiciales en la enfermedad grave.</p>
<p>Para intentar entender mejor si los anticuerpos juegan un papel en estos pacientes, el proyecto CIBERES-UCI-COVID, liderado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III, ha evaluado la relación entre los niveles de los anticuerpos dirigidos contra la proteína S del virus y el pronóstico de los pacientes covid-19 ingresados en la UCI.</p>
<p>Los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34611927/">resultados, publicados en la revista <em>Journal of Internal Medicine</em></a>, demostraron que mayores niveles de anticuerpos anti-S, tanto de tipo IgG como IgM, se asociaban a tener unas mayores probabilidades de sobrevivir.</p>
<p>Dicho de otro modo, aquellos pacientes que no son capaces de producir estos anticuerpos -o que producen niveles insuficientes de los mismos- tienen más riesgo de morir y de hacerlo antes que los que sí los producen.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/430613/original/file-20211107-10010-1f0n91z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/430613/original/file-20211107-10010-1f0n91z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=427&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/430613/original/file-20211107-10010-1f0n91z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=427&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/430613/original/file-20211107-10010-1f0n91z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=427&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/430613/original/file-20211107-10010-1f0n91z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=537&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/430613/original/file-20211107-10010-1f0n91z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=537&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/430613/original/file-20211107-10010-1f0n91z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=537&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Los niveles bajos de anticuerpos anti-SARS-CoV-2 S predicen
un aumento de la mortalidad y de la diseminación de los componentes virales en la sangre de los pacientes críticos de COVID-19. / Martin-Vicente et al.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Pocos anticuerpos en pacientes críticos agravan la enfermedad</h2>
<p>Hasta ahora se pensaba que ni los anticuerpos ni el virus jugaban un papel fundamental en el covid-19 severo y que la inflamación exagerada era la única responsable. Pero los recientes resultados contradicen estas ideas. </p>
<p>Los trabajos anteriores comparaban pacientes críticos con pacientes más leves, pero el paciente crítico tiene sus propias características y mecanismos patogénicos. Por eso, para conocer qué falla en estos pacientes, hay que estudiar qué ocurre en aquellos que no sobreviven a la enfermedad con respecto a los que terminan superándola siendo también críticos.</p>
<p>La nueva investigación ha descubierto que los pacientes críticos que presentan niveles bajos de anticuerpos anti-S tienen escapes de componentes del virus a la sangre (ARN y proteínas). Esto indica que estos anticuerpos no son capaces de controlar la replicación del virus.</p>
<p>Es cierto que los pacientes con covid-19 severo presentan una respuesta inflamatoria más marcada que los pacientes ingresados en planta o que aquellos que no necesitan ingreso. </p>
<p>Sin embargo, en otro <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33317616/">trabajo previo publicado en la revista <em>Critical Care</em></a>, se demostró que tres de cada cuatro pacientes que ingresan en la UCI tienen altos niveles de ARN vírico en sangre, los cuales se relacionan directamente con los niveles de mediadores inflamatorios. Esto indicaría que es el virus, replicándose activamente en el paciente grave, el que activaría la respuesta inflamatoria.</p>
<h2>¿Sería útil aplicar una terapia de anticuerpos?</h2>
<p>Tomando todos estos datos en conjunto, podemos deducir que el covid-19 grave se debe a la incapacidad del sistema inmune para controlar la replicación del SARS-CoV-2.</p>
<p>La replicación persistente del virus estimula la liberación de mediadores de inflamación como la IL-6 o la IL-15. Asimismo, también se asocia a marcadores de inmunosupresión como la IL-10 o la PD-L1. </p>
<p>Por tanto, además de las terapias que ayudan a controlar los niveles excesivos de inflamación, es necesario cortar la replicación incontrolada del virus en aquellos pacientes que muestran signos biológicos de no poder hacerlo por sí mismos. </p>
<p>En estos momentos, una de las terapias que podría ayudar a controlar la replicación del SARS-CoV-2 en pacientes críticos son los anticuerpos monoclonales anti-S, que son producidos de forma artificial en células B inmortalizadas. </p>
<p>Si bien los hallazgos recientes procedentes de <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.06.15.21258542v1">ensayos clínicos como el RECOVERY británico</a> muestran falta de eficacia de estos anticuerpos en la población general de pacientes críticos, el estudio liderado por el ISCIII confirma que cuando se administran precisamente a aquellos pacientes que no son capaces de producirlos, sí que producen beneficio clínico. Esto abriría la vía del tratamiento personalizado en la covid-19 grave.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/170681/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antoni Torres Martí recibe fondos de Pfizer, Poliphor, MSD, Jansen OM Pharma.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ferran Barbé Illa recibe fondos de ISCIII. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jesus F Bermejo Martín recibe fondos de Instituto de Salud Carlos III, Canadian Institutes of Health Research. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Isidoro Martínez González y Salvador Resino García no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Pensábamos que la inflamación era la única responsable del covid-19 severo, subestimando el poder del propio virus y de los anticuerpos. Pero estudios recientes contradicen estas ideas.Salvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIIAntoni Torres Martí, Catedrático de Neumologia, Universitat de BarcelonaFerran Barbé Illa, Director Territorial de Enfermedades Respiratorias. Hospital Universitario Arnau de Vilanova. Lleida, Instituto de Salud Carlos IIIIsidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIIJesús F. Bermejo-Martin, Investigador principal del grupo BioSepsis, Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1717662021-11-12T18:10:33Z2021-11-12T18:10:33ZQué es estado de coma (y qué no)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/431701/original/file-20211112-27-1ld2zge.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C13%2C4479%2C2970&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/comatose-patient-under-iv-drip-er-646470778">Shutterstock / sfam_photo</a></span></figcaption></figure><p>Lamentablemente, tenemos una visión muy romántica de la recuperación de los pacientes con daño neurológico grave que están con bajo nivel de conciencia. Una escena prototípica es la del paciente que permanece en “coma” (mejor dicho, con bajo nivel de conciencia) con los ojos cerrados y que un día, de manera brusca, los abre y pregunta qué ha pasado y por qué está en la cama.</p>
<p>Esta imagen no es real y banaliza el sufrimiento por el que pasan familias y pacientes en el duro camino de recuperarse de un daño cerebral severo.</p>
<h2>Coma y estado vegetativo</h2>
<p>El concepto médico de coma lo reservamos para aquellos pacientes que sufren un daño cerebral que les genera <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25292272/">una arreactividad completa</a> y, con frecuencia, parada respiratoria que requiere de apoyo respiratorio e ingreso en UCI. </p>
<p>Estos cuadros pueden ser producidos por múltiples causas, algunas muy graves y otras potencialmente reversibles como una hipoglucemia. Si la causa es grave y existe daño neurológico, el paciente no se va a recuperar en ese momento, sino que, en el mejor de los casos, pasará por <a href="https://www.nature.com/articles/s41582-020-00428-x">un largo proceso de recuperación</a>. En otros casos, el daño puede ser tan extenso y grave que evolucione a una muerte cerebral.</p>
<p>En un escenario con un pronóstico no tan trágico, el paciente puede evolucionar a una situación de respiración espontánea y ciclo aparente de vigilia-sueño. Esta situación se conoce como <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20679291/">estado vegetativo</a>. </p>
<p>En este contexto, los pacientes siguen sin tener reactividad al medio que los rodea, no emiten lenguaje, requieren de alimentación por sonda (o habitualmente por gastrostomía) y no tienen movimientos voluntarios. Abren los ojos, parpadean, pero no parecen seguir ningún estímulo ni obedecer ninguna orden. </p>
<p>El estado vegetativo puede mantenerse durante meses, pero el pronóstico es mucho peor cuanto más tiempo pase en dicha situación. Se establece una situación de estado vegetativo persistente cuando han trascurrido entre 6 y 12 meses en dicho escenario. Las posibilidades de recuperación posteriores son remotas.</p>
<h2>Estado de mínima consciencia</h2>
<p>En otros casos, el paciente puede ir evolucionando lentamente de ese estado vegetativo a una situación conocida como <a href="https://www.nature.com/articles/nrneurol.2012.246">estado de mínima consciencia</a>. Esta recuperación lenta y paulatina suele acontecer en las primeras semanas o meses en dicho estado vegetativo. El paciente comienza a seguir algunos estímulos con la mirada, emitir alguna palabra, retirar una extremidad ante un estímulo… y pasa por un lento proceso de mejoría paulatina en sus funciones neurológicas que puede durar meses. </p>
<p>En este proceso es fundamental el apoyo de un enorme equipo multidisciplinar que incluya médicos rehabilitadores, neurólogos, nutricionistas, fisioterapeutas, logopedas, enfermeras, auxiliares… Todo ello suele requerir de una estancia muy prolongado en centros médicos específicos y se trasladan a domicilio cuando el paciente ha mejorado lo suficiente para poder hacer un seguimiento en ese nuevo contexto.</p>
<p>Lamentablemente, la mayoría de los pacientes con daño cerebral severo suelen mantener secuelas físicas y neurológicas a pesar de su recuperación. La inmovilización prolongada y las complicaciones añadidas durante la convalecencia suelen ser una prueba muy dura para los pacientes, lo que limita la recuperación neurológica.</p>
<p>En definitiva, los pacientes que se enfrentan a una situación de este tipo tendrán un proceso de recuperación duro y lento que se prolongará durante meses y años. </p>
<p>El sufrimiento emocional y físico de la familia es enorme durante todo este proceso. No simplifiquemos un proceso tan complejo con una imagen distorsionada de la realidad como la que se presenta en algunos medios, en el cine o la televisión.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/171766/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David A. Pérez Martínez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El concepto médico de coma lo reservamos para aquellos pacientes que sufren un daño cerebral que les genera una arreactividad completa y, con frecuencia, parada respiratoria que requiere de apoyo respiratorio e ingreso en UCI.David A. Pérez Martínez, Jefe del Servicio de Neurología del Hospital 12 de Octubre. Profesor asociado de Medicina, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1557662021-03-15T18:48:54Z2021-03-15T18:48:54ZLa experiencia del alumnado de enfermería durante la pandemia: Luces y sombras<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/388260/original/file-20210308-15-epjfkg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C9%2C6029%2C4001&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Personal sanitario ante las puertas del Hospital 12 de octubre de Madrid en abril de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-hospital-12-de-octubre-1716408229">Shutterstock / FernandoV</a></span></figcaption></figure><p>Cuando en pleno mes de marzo de 2020 los contagios por covid-19 se extendían a un ritmo inimaginable, empezó a desbordarse nuestro sistema sanitario. Ante tal situación, hubo que buscar apoyo en los estudiantes sanitarios mejor formados.</p>
<p>Fue el caso de Lucía y Sandra. Ambas eran estudiantes del último curso del grado de enfermería. Permanecían en casa expectantes porque sus rotaciones prácticas (las últimas de su formación) se habían suspendido desde hacía dos semanas a causa del aumento de casos por una enfermedad de la que se conocía todavía muy poco. </p>
<p>Desde casa, como muchas otras personas que permanecían confinadas, escuchaban atentas las trágicas noticias e informes sobre el número de infectados y muertes. Entre todas ellas, una les preocupaba especialmente: las necesidades asistenciales para atender a los enfermos era tan alarmante que se estaban abriendo infinidad de espacios para alojar a los pacientes. </p>
<p>Sin embargo, no había profesionales suficientes para hacerse cargo de estas personas. Ante tal situación, el gobierno hizo un <a href="https://www.boe.es/boe/dias/2020/03/15/pdfs/BOE-A-2020-3700.pdf">llamamiento a los estudiantes</a> de profesiones sanitarias para que acudiesen a su auxilio en calidad de apoyo. En <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32281185/">otros países</a> ocurrió de <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jocn.15298">manera similar</a>.</p>
<h2>Entre el miedo y la vocación</h2>
<p>Sandra lo tenía muy claro. Acudiría para ayudar. Su primer trabajo de enfermera no fue tal y como lo había soñado, pero sentía que era su obligación moral. Lucía, por el contrario, no acudiría porque, aun sintiéndose preparada y con ganas de ayudar, sus abuelos vivían en su casa y tenía miedo de contagiarlos. </p>
<p>En esa misma disyuntiva con la que se tropezaron Sandra y Lucía se encontraron miles de estudiantes de enfermería bajo circunstancias personales muy heterogéneas. </p>
<p>Lo que ocurrió con estos estudiantes ha sido objeto de estudio por investigadores de la Universidad de Castilla La Mancha. <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33590573/">En este trabajo</a> se recogió información sobre la experiencia de 503 alumnos de cuarto curso del grado de Enfermería durante el auxilio sanitario. </p>
<p>Entre los que participaron, tres de cada cuatro estudiantes estaban dispuestos a dar auxilio sanitario y un 44,7 % participó en él. Entre los que no quisieron participar, los principales motivos fueron el miedo al contagio de familiares y la falta de preparación para desempeñar este trabajo. Especialmente, este déficit de preparación se manifestó en el ámbito de los cuidados intensivos, que era precisamente el espacio donde más profesionales se necesitaban. </p>
<h2>Experiencia para unos y fraude para otros</h2>
<p>Sería lógico pensar que estos alumnos se situarían en una segunda línea y que estarían siempre bajo el paraguas de seguridad que le proporcionaban profesionales titulados con más experiencia. En muchos centros fue así pero, en algunos casos, esta colaboración de estudiantes fue más allá de un apoyo sanitario. </p>
<p>La falta de recursos colocó en primera línea de batalla a estudiantes sin experiencia laboral en servicios de urgencias y UCI, sometiéndolos a un estrés innecesario y a un <a href="https://www.rtve.es/noticias/20200412/estudiantes-enfermeria-luchan-contra-coronavirus-primera-linea-batalla/2011818.shtm">choque</a> emocional devastador.</p>
<p>Muchos estudiantes que participaron en esta situación la reconocieron como una experiencia profesional única. En cambio, para otros ha sido un completo engaño, no solo por la situación de desprotección profesional, sino porque además las condiciones económicas y laborales <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33590573/">no se ajustaron a lo prometido</a> originalmente por los responsables de los centros sanitarios.</p>
<h2>Reclamo de mayor formación en cuidados intensivos</h2>
<p>Si bien al comienzo de la crisis sanitaria la falta de recursos era acuciante, actualmente disponemos de material y tecnología suficientes para dar respuesta. Por el contrario, aunque se desconoce, resulta insuficiente el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32408972/">número de profesionales</a> que manejan con solvencia la compleja tecnología de los cuidados intensivos (respiradores, hemofiltros, catéteres centrales, etc.). Las enfermeras han demostrado ser polivalentes, con una gran capacidad de adaptación a los continuos cambios del entorno asistencial, pero los cuidados críticos requieren una formación compleja de años.</p>
<p>En España, no existe una <a href="http://www.elsevier.es/es-revista-enfermeria-intensiva-142-articulo-la-especialidad-cuidados-intensivos-una-13085531">especialidad enfermera de cuidados críticos</a>. La formación en este campo corre a cargo de cada uno y de la experiencia adquirida a lo largo de los años, aunque algunos centros sanitarios <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24952828/">están implementado mejoras</a> para revertir esta situación.</p>
<p>Durante esta pandemia se ha puesto de manifiesto la importancia de mejorar esta área asistencial. Es necesario porque, aunque puedan existir recursos materiales suficientes (como respiradores), su manejo es altamente complejo y requiere de personal cualificado que no se puede formar en unos días.</p>
<p>Por este motivo, compartimos en este estudio una de las demandas manifestadas por los alumnos. Concretamente, creemos que si durante la formación de grado se potenciará este aprendizaje específico en pacientes críticos estaríamos mejor preparados ante situaciones similares. </p>
<h2>La simulación clínica de alta fidelidad</h2>
<p>Además, sería vital incorporar metodologías didácticas de <a href="https://www.revista-portalesmedicos.com/revista-medica/simulacion-clinica-de-alta-fidelidad-en-el-grado-en-enfermeria/">simulación clínica de alta fidelidad</a>, que han <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28843948/">demostrado</a> excelentes resultados.</p>
<p>Esta <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30798316/">técnica de aprendizaje</a> permite reproducir experiencias reales y guiadas de forma interactiva. Tras cada sesión de entrenamiento se realiza otra sesión de revisión, en la que estudiantes y docentes analizan la actividad realizada, sus puntos fuertes y los aspectos a mejorar. Se trata de una experiencia <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28704288/">doblemente enriquecedora</a> ya que mejora su capacitación y su confianza. </p>
<p>De hecho, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33590573/">en este mismo estudio,</a> los alumnos que habían participado en experiencias de simulación durante su formación manifestaron una mayor percepción de preparación. Este tipo de metodología serviría para mejorar aspectos técnicos como el soporte ventilatorio. Además, también sería de gran utilidad para el control de la ansiedad en el manejo de pacientes críticos y las habilidades de comunicación con paciente y familiares.</p>
<p>Los estudiantes han sido recursos vitales para nuestro sistema de salud y nuestra sociedad cuando han sido necesarios. Ahora nos toca a nosotros, tanto a docentes como autoridades sanitarias corresponder su esfuerzo. Para ello, es necesario implementar las mejoras necesarias en la formación y en las medidas de seguridad, no solo porque incide en la salud y seguridad del paciente, sino porque van a ser piezas fundamentales en futuras pandemias.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/155766/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La pandemia puso a pie de cama a muchos alumnos de enfermería. No les faltó motivación pero muchos de ellos no se sintieron suficientemente preparados. Repasamos algunas posibles mejoras.Antonio Hernández Martínez, Profesor Enfermería Maternal e Infantil. Departamento de Enfermería, Fisioterapia y Terapia Ocupacional, Universidad de Castilla-La ManchaCristina Romero Blanco, Profesora Contratada Doctor. Especialidad Salud Pública., Universidad de Castilla-La ManchaJulián Rodríguez Almagro, Profesor Ayudante Doctor. Grupo ICE., Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1546032021-02-24T19:35:34Z2021-02-24T19:35:34ZImpacto psicológico de la covid-19 en profesionales en primera línea<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/385644/original/file-20210222-17-1k04r9d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6650%2C3514&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/crying-doctor-during-covid19-needing-help-1717088500">Shutterstock / Maridav</a></span></figcaption></figure><p>El impacto a nivel emocional de la covid-19 en los profesionales sanitarios que trabajan en primera línea es innegable. Los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7443314/">estudios realizados</a> señalan un mayor riesgo de malestar emocional. Más concretamente, indican el desarrollo de síntomas y manifestaciones de estrés, ansiedad, estado de ánimo bajo y traumatización secundaria.</p>
<p>Todavía es pronto para determinar consecuencias a largo plazo a nivel de salud mental. Esto es así porque se desconoce realmente cuál puede ser el impacto real, teniendo en cuenta que la pandemia no ha terminado. No obstante, se estima que su repercusión puede ser similar a la que se produce ante situaciones de catástrofes. </p>
<p>Es decir, se espera que la mayoría de los profesionales puedan presentar reacciones de estrés, especialmente en los momentos más agudos de la pandemia o aquellos que generen mayor sobrecarga. También se prevé que hasta <a href="https://psycnet.apa.org/record/2013-14907-000">un 20 %</a> de ellos se vea afectado y que desarrollen algún tipo de trastorno psicológico (de tipo ansioso, depresivo o traumático). </p>
<p>No obstante, la mayoría se recuperará en un plazo aproximado de unos seis meses y cerca de <a href="https://psycnet.apa.org/record/2013-14907-000">un 5 %</a> podría llegar a tener una afectación más allá de este periodo. Una vez más, ello demuestra la capacidad de adaptación que tenemos como especie.</p>
<h2>¿Quién se verá más afectado?</h2>
<p>Tal como señalan <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1888989120301282?via%3Dihub">algunos estudios</a>, el perfil de profesionales que presentan un mayor riesgo en su salud mental es, en primer lugar, el de los trabajadores que atienden en primera línea a pacientes covid-19 (fase de emergencia o posteriores), por su exposición a las peores consecuencias de la pandemia.</p>
<p>También, los profesionales más jóvenes (de 18 a 29 años), aquellos con poca experiencia y los de menor formación. Debido a que pueden tener una percepción de baja autoeficacia. </p>
<p>Por otro lado, tienen un riesgo elevado aquellos que tienen antecedentes psicológicos previos, lo que supone cierta vulnerabilidad, al igual que aquellos a los que les ha afectado directamente una cuarentena o aislamiento. </p>
<p>Por último, los sanitarios que dispongan de menos recursos de apoyo sociales e individuales también corren un riesgo elevado.</p>
<h2>Razones de la afectación emocional</h2>
<p>Según las observaciones de la autora del artículo, basadas en su experiencia profesional como psicóloga de emergencias, algunas de las razones o factores que pueden estar en la base de este mayor riesgo para los profesionales sanitarios están relacionados con la carga o sobrecarga asistencial. Puede ser, bien cuantitativa (colapso de las UCI y resto de servicios), o bien cualitativa (falta de preparación y formación para una situación extrema como esta, lo que puede conllevar en ocasiones percepción de falta de competencia profesional). </p>
<p>En relación con lo anterior, algunos profesionales (medicina, enfermería, auxiliares, etc.) han tenido que abordar un cambio de paradigma respecto a la salud y la enfermedad. La mayor parte de su experiencia profesional se había centrado en intervenciones orientadas a salvar vidas y la curación, y no en abordar una pérdida tras otra. Ello genera, en ocasiones, sentimientos de ineficacia profesional y falta de preparación emocional.</p>
<p>Por otro lado, son importantes también la generalización del temor y el riesgo de contagio a cualquier ámbito más allá del profesional (sentimientos de culpa, responsabilidad y miedo por poner en riesgo a su familia o implicaciones en las relaciones con los demás). </p>
<p>Es decir, se trata de una afectación generalizada en toda la sociedad (que se extiende más allá del ámbito laboral y que afecta también a nivel personal, familiar, comunitario, etc.). </p>
<p>Otro factor importante es la soledad, en relación con la información de que disponen y que otros desconocemos, afectaciones y avances de la enfermedad o de las medidas para abordarla. </p>
<p>Por último, las expectativas propias y ajenas respecto a la función y rol de cuidador repercuten de nuevo en la percepción de estrés sostenido y dificultad para cuidarse. Especialmente, cuando ellos mismos se han contagiado con covid-19, y por un período no han podido seguir desempeñando su función, o ante la posibilidad de pedir ayuda por malestar emocional.</p>
<h2>La importancia del apoyo continuado</h2>
<p>Según los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7443314/">estudios mencionados</a>, el impacto que todo ello puede tener en la salud mental no se limita a la fase de alarma. Todo lo contrario, los efectos son sostenidos en el tiempo durante toda la crisis derivada por la covid-19. Incluso pueden ir más allá, por lo que deben establecerse mecanismos de ayuda y apoyo a lo largo de todo el período y no solo en momentos críticos. </p>
<p>Precisamente, los periodos que se dan “entre olas”, o interepisodios de la pandemia, permiten una mayor conciencia y un menor nivel de activación. Esto puede favorecer la petición de ayuda, por lo que los apoyos y cuidados a los profesionales deben estar disponibles de forma continuada.</p>
<p>La realidad es que se desconoce realmente cuál puede ser el impacto a largo plazo en la salud mental de los ciudadanos en general y de los profesionales sanitarios en particular. </p>
<p>Todavía no existen precedentes o estudios sobre las consecuencias que conlleva una pandemia mundial de estas características. Se está dando un elevado número de fallecidos, hay un miedo sostenido a un posible contagio propio o a contagiar a familiares, se dan cambios en las rutinas (confinamiento, aislamiento, distancia física, restricción de movimientos y de sistemas de apoyo natural, problemas económicos y sociales derivados, etc.). </p>
<p>Además, la situación de pandemia y, con ello, el estrés asociado a la misma, todavía no ha terminado, de forma que es precipitado aún hablar de consecuencias irreversibles o secuelas en los diferentes colectivos que se están viendo más directamente afectados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/154603/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alba Pérez González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La pandemia puede afectar más psicológicamente a algunos perfiles de sanitarios, como los jóvenes, los menos formados o los que tienen menos apoyo social. Pero todavía falta estudiar su impacto real.Alba Pérez González, Doctora en Psicología Clínica, Profesora lectora de Psicopatología de la UOC, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1532182021-01-26T20:30:21Z2021-01-26T20:30:21ZCómo convertir las UCI neonatales en espacios más humanos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/379111/original/file-20210116-23-1cgp5un.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5472%2C3645&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.pexels.com/photo/new-born-baby-3376797/">Pexels/Vidal Balielo</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>La humanización dentro de las UCI neonatales es promovida por los profesionales sanitarios, quienes fomentan la continuidad de los cuidados. En este contexto la enfermería juega un papel destacado. Las opiniones y perspectivas de los profesionales sanitarios acerca de la permanencia y participación de los padres en el cuidado de su hijo recién nacido es un tema vigente que cada vez cobra más importancia a nivel hospitalario. </p>
<p>La formación, experiencias y necesidades educativas de enfermería dentro de estas unidades especiales son cruciales, pues estos profesionales se encuentran en contacto directo con los neonatos y su familia. Además, la enfermería cubre las demandas de los padres, detecta sus necesidades individuales y las incluye en el plan de cuidados.</p>
<p>La profesión de enfermera se encuentra hoy representada mayoritariamente por el género femenino. Incluso se valora muy positivamente, por parte de los padres, la figura de la mujer enfermera, clave en el empoderamiento familiar. De hecho, las enfermeras con más años de experiencia dentro de las unidades de cuidados intensivos son capaces de establecer una relación más empática con la familia. </p>
<p>Aun así, no podemos olvidar que las enfermeras más noveles tienen la posibilidad de recibir formación especializada a través del sistema <em>EIR</em> (Enfermera Interna Residente). Esto las cualifica para realizar su función asistencial dentro de estos servicios. </p>
<p>Es importante resaltar que en España se llegó a un acuerdo en 2013, entre el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas, para promover la apertura de las UCI neonatales las 24 horas del día. Esta situación implica la modificación de la infraestructura en estas unidades, pues supone habilitar un espacio conjunto donde la familia pueda realizar parte de sus actividades de la vida diaria. Esta medida aún se encuentra en algunos hospitales en proceso de implantación.</p>
<h2>Propuestas para la humanización de los cuidados</h2>
<p>Desde una perspectiva enfermera, para potenciar la humanización de los cuidados se podrían tener en cuenta la aplicación de las siguientes medidas dentro de las UCI neonatales: </p>
<p>1) Promover políticas sanitarias que permitan la presencia ininterrumpida de la familia, durante las 24 horas del día. </p>
<p>2) La gestión sanitaria debe favorecer la inclusión de equipos sanitarios multidisciplinares, con formación especializada en este tipo de unidades. </p>
<p>3) La humanización en el seno de las UCI neonatales debería ser abordada por los profesionales sanitarios. Esto favorecería la participación de los padres y fomentaría experiencias más activas y positivas para las familias. </p>
<p>4) Las direcciones de enfermería deberían fomentar la continuidad asistencial mediante la asignación de profesionales sanitarios con turnos estandarizados (mañana/tarde/noche) dentro de estas unidades. Dicha cuestión mejora la relación entre enfermeras y familias y potencia la humanización de los cuidados.</p>
<p>5) Favorecer la presencia de la familia en las sesiones clínicas. Esto incentiva su inclusión en la toma de decisiones que afectan a su recién nacido, y en la planificación de cuidados conjuntos entre la enfermera y la familia.</p>
<p>Todas estas propuestas respaldan la aplicación de un modelo de atención centrado en la familia y el recién nacido, dentro de un servicio especial como son las UCIs neonatales. Este enfoque permite ofrecer cuidados seguros, eficientes, eficaces, y sobre todo humanizados, por parte del equipo sanitario y la familia. </p>
<p>Si el lector encuentra interesante este tema, le invitamos a profundizar en el mismo a través de la investigación científica realizada dentro del <a href="https://www.researchgate.net/publication/348388204_Nursing_Perspective_of_the_Humanized_Care_of_the_Neonate_and_Family_A_Systematic_Review">proyecto PREPAN-PED (Pregnancy, Physical Activity, Nutrition and Pediatrics)</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153218/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Resumimos varias medidas que servirían para potenciar la humanización de los cuidados en estos entornos tan particulares y mejorar la comunicación y participación de las familias.Sagrario Gomez Cantarino, Profesora Contratada Doctora de Enfermería del Campus de Toledo, Universidad de Castilla-La ManchaInmaculada García-Valdivieso Jiménez, Enfermera asistencial en la unidad de Medicina Interna y Hematología, Hospital Universitario de Móstoles. Grupo de Investigación ENDOCU (UCLM), Servicio Madrileño de SaludLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1515172021-01-05T18:09:03Z2021-01-05T18:09:03Z¿Se podría aliviar la presión de las UCI con un tratamiento de vitamina D?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/376354/original/file-20201222-21-1nmtcun.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C0%2C4944%2C3306&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/vitamin-d-container-capsules-around-vacuum-1689445774">Shutterstock / Celso Pupo</a></span></figcaption></figure><p>“¿Le hemos dado la vitamina D al bebé?” Si el lector ha sido padre o madre recientemente, puede que esta pregunta resuene en su memoria. En medio de esa nebulosa somnolienta que pueden ser los primeros meses de vida del bebé, es un aspecto más a tener en cuenta y que, al menos en mi caso, se olvida con cierta frecuencia.</p>
<p>La recomendación de suplementar la dieta del bebé con vitamina D (o colecalciferol) se sustenta en el papel que desempeña en el desarrollo óseo. Su función principal es la absorción intestinal de calcio y fósforo y el balance entre deposición y movilización de calcio en los huesos. Su deficiencia, por tanto, provoca graves enfermedades como el raquitismo, en la que los huesos no se forman correctamente y muestran debilidad.</p>
<p>Por otro lado, la noción de que la luz del sol es beneficiosa para la salud del bebé tiene una justificación bioquímica relacionada con la vitamina D. De hecho, se considera que la fuente principal de colecalciferol se encuentra en las células de la piel en las que la luz ultravioleta del sol provoca la conversión del 7-Dehidrocolesterol en colecalciferol. Éste también puede ser aportado por la ingesta, pero sus fuentes naturales no son muy frecuentes en nuestra dieta (aceites de hígado de pescado, pescados grasos como el salmón, la caballa o el atún).</p>
<h2>Vitamina D y sistema inmune</h2>
<p>En los últimos años se ha observado que la vitamina D interviene en numerosos procesos además del desarrollo óseo. Así, se ha demostrado que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15585788/">el déficit en vitamina D está ligado a enfermedades crónicas como la diabetes mellitus de tipo I, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Crohn y diversos tipos de cáncer</a>, entre otras. </p>
<p>Si el lector está familiarizado con las consecuencias de un sistema inmune desregulado habrá identificado en la enumeración anterior varias enfermedades autoinmunes. De hecho, se ha visto que la vitamina D desempeña un papel fundamental para el correcto funcionamiento del sistema inmune. </p>
<p>Lo hace no sólo para prevenir que actúe contra los tejidos del cuerpo que ha de defender (lo que viene a ser una enfermedad autoinmune), sino también para que sea capaz de combatir una infección vírica de forma eficaz. Este último aspecto cobra especial relevancia en <a href="https://theconversation.com/previene-la-vitamina-d-la-covid-19-todavia-no-lo-sabemos-151964">tiempos de pandemia</a>.</p>
<p>En los últimos meses hemos asistido a un creciente interés general por descubrimientos científicos que ayuden, por un lado, a comprender lo que está ocurriendo y, por otro, a albergar la esperanza de someter al SARS-CoV-2 tal y como la humanidad ha sido capaz de hacer con otros patógenos. </p>
<p>Recientemente se ha ido conociendo la eficacia de las nuevas vacunas frente al SARS-CoV-2 desarrolladas por <a href="https://theconversation.com/la-vacuna-de-pfizer-ya-esta-en-camino-asi-seran-los-proximos-meses-151350">Pfizer</a> o <a href="https://theconversation.com/vacunas-covid-19-una-comparativa-comprensible-150986">Moderna</a>. Es una buena noticia, sin duda, pero aún queda mucho por hacer antes de que podamos tener una buena porción de la población inmunizada. Debemos seguir prestando atención a posibles tratamientos que mejoren los síntomas en pacientes de covid-19.</p>
<h2>Vitamina D y covid-19: qué sabemos hasta ahora</h2>
<p>La relación entre <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/?term=vitamin+d+covid-19">la vitamina D y la acción del sistema inmune en el contexto de la covid-19</a> se ha estudiado intensamente en el último año. </p>
<p>Uno de los estudios es el realizado por un grupo del Hospital Marqués de Valdecilla en Santander y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33159440/">publicado en octubre de este año</a>. En él se realiza un análisis de algo más de 200 pacientes de covid-19, con especial énfasis en parámetros bioquímicos, en la severidad de los síntomas y la duración del ingreso hospitalario. </p>
<p>La principal conclusión de este estudio es que los pacientes hospitalizados con covid-19 presentan niveles en sangre de vitamina D inferiores al grupo control (cerca de 200 individuos sanos). </p>
<p>No obstante, no encuentran relación entre la cantidad de vitamina D y la severidad de los síntomas. A pesar de no encontrar esta última correlación, hay datos en el estudio que resultan muy llamativos. Por ejemplo, en el grupo control, un porcentaje no desdeñable (dos quintas partes) presenta niveles de vitamina D por debajo de los <a href="https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminD-DatosEnEspanol/">niveles recomendados</a>. </p>
<p>Este porcentaje se duplica en pacientes de covid-19 (cuatro quintas partes), mostrando estos pacientes deficientes una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares e hipertensión, entre otras complicaciones que, muy probablemente, prolonguen su ingreso hospitalario.</p>
<p>Si uno fuese el encargado de decidir qué tratamiento van a recibir pacientes de covid-19 en un hospital y pretende reducir la severidad de los síntomas, quizá no se decidiría a tratar con vitamina D a la vista de los resultados del estudio anterior. </p>
<h2>¿Prevenir o tratar?</h2>
<p>Afortunadamente, este no fue el caso de los doctores Quesada, Entrenas y López Miranda, directores de un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32871238/">estudio pionero</a> realizado en Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. </p>
<p>En este estudio partieron de un total de 76 pacientes de covid-19 ingresados en el hospital. De entre ellos, a 50 se les complementó el tratamiento con calcifediol, un análogo de la vitamina D <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29713796/">más potente que el colecalciferol</a>. </p>
<p>Los resultados fueron contundentes. De los 50 pacientes tratados con calcifediol, sólo uno de ellos tuvo que ser sometido a cuidados intensivos, mientras que de los 26 pacientes no tratados, 13 de ellos acabaron en la UCI. A pesar de ser un estudio preliminar, los resultados son muy notables.</p>
<p>Este resultado debería ser tan esperanzador como el desarrollo de vacunas. De confirmarse, supone que disponemos de una herramienta para reducir la ocupación de las UCI. Debemos tener presente que seguiremos contabilizando positivos para la covid-19 en los próximos meses. </p>
<p>Esperamos que el número se reduzca una vez comiencen a distribuirse y administrarse las vacunas, pero debemos seguir buscando más y mejores tratamientos para los enfermos. </p>
<p>Pero es crucial recordar que el suplemento de vitamina D no funciona como una medida preventiva. La administración de calcifediol o colecalciferol en la población no deficiente en vitamina D puede provocar complicaciones. Así, niveles excesivos de esta vitamina pueden causar niveles anormalmente altos de calcio, lo cual puede causar daños importantes en el riñón y los huesos. Por tanto, sigamos las recomendaciones de los médicos, incluyamos pescado graso en nuestra dieta y no nos olvidemos de darle la vitamina D al bebé.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/151517/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Carlos Paz Gutiérrez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un estudio de la Universidad de Córdoba muestra datos esperanzadores de la relación entre vitamina D y sistema inmune en el contexto de la covid-19. Sin embargo, las evidencias todavía son escasas.José Carlos Paz Gutiérrez, Profesor del Departamento de Biología Molecular Y Bioquímica de la Facultad de Ciencias, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.