tag:theconversation.com,2011:/institutions/instituto-de-salud-carlos-iii-4063/articlesInstituto de Salud Carlos III2024-03-19T18:56:01Ztag:theconversation.com,2011:article/2245282024-03-19T18:56:01Z2024-03-19T18:56:01ZLos virus dejan huellas inmunes imborrables en nuestro cuerpo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/582754/original/file-20240319-26-n2gu76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=425%2C80%2C6840%2C5001&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ilustración de coronavirus en 3D</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/coronavirus-illustration-new-deadly-diseasecausing-viruses-1768304726">JBArt/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Los <a href="https://medlineplus.gov/spanish/viralinfections.html">virus</a> son las entidades biológicas más abundantes de la Tierra y se encuentran en casi todos los ecosistemas. Se trata de pequeños agentes infecciosos que se multiplican dentro de las células de todo tipo de seres vivos, desde plantas y hongos hasta bacterias, e incluso otros virus. Hasta nosotros, los seres humanos, ofrecemos un ecosistema ideal para su multiplicación. </p>
<p>No todos los virus provocan enfermedades. Algunos forman parte de nuestra flora microbiológica natural y nos ayudan a realizar distintas funciones, al igual que lo hacen las bacterias que forman parte de nuestro sistema digestivo.</p>
<p>En cuanto a los que nos hacen enfermar, suelen tener un gran impacto, tanto en términos de salud como económicos. Prevenir y controlar las enfermedades que causan es una prioridad para muchos países, sobre todo tras <a href="https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019">la pandemia de covid-19 ocasionada por el SARS-CoV-2</a>.</p>
<h2>Lo que ocurre durante las infecciones virales</h2>
<p>Nuestro sistema inmune trata de protegernos de los virus que nos rodean. Cuando enfermamos (infecciones agudas), se dedica a producir anticuerpos y células para combatir la infección. En la mayoría de las ocasiones, nuestro cuerpo logra vencer al virus y nos recuperamos. Este es el caso de las infecciones causadas por el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/influenza-(seasonal)">virus de la gripe</a>, el virus <a href="https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus#tab=tab_1">SARS-CoV-2</a> (covid-19) o el <a href="https://www.who.int/teams/health-product-policy-and-standards/standards-and-specifications/vaccines-quality/rotavirus">rotavirus</a> (causante de gastroenteritis), entre otros. </p>
<p>Sin embargo, en algunas ocasiones nuestro sistema inmune no es capaz de eliminar estos virus, que permanecen en nuestro organismo durante largos periodos de tiempo, a menudo años, o incluso durante toda la vida. Hablamos entonces de infecciones crónicas, entre las que podemos destacar a las infecciones por el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c">virus de la hepatitis C</a> o el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hiv-aids">virus del sida</a>.</p>
<p>En otros casos, los virus pueden esconderse de nuestro sistema inmune y permanecer en un estado inactivo denominado “latencia” dentro de las células o en localizaciones de difícil acceso al sistema inmune como el sistema nervioso central (médula espinal o cerebro). En algunas ocasiones, pueden activarse y causar recidivas, como ocurre en el caso del <a href="https://www.cdc.gov/epstein-barr/about-ebv-sp.html">virus de Epstein-Barr</a>, o enfermedades crónicas, como el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-b">virus de la hepatitis B</a>.</p>
<p>Afortunadamente, hoy en día existen <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33740455/">tratamientos</a> para combatir algunas de estas infecciones graves, ya sea para eliminar el virus causante de la infección o para controlar su replicación en caso de que no sea posible eliminarlo.</p>
<h2>Qué ocurre después de eliminar la infección: huella viral</h2>
<p>Hablamos de <a href="https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000821.htm">memoria inmunológica</a> para referirnos a la capacidad que tienen algunas de las células producidas por nuestro sistema inmune de permanecer tras la infección para, en futuras infecciones, responder de manera más rápida. Coloquialmente se conoce como “hacerse inmune”, y es la base de la inmunidad adquirida.</p>
<p>Sin embargo existe un concepto que va aún más lejos: la huella viral. Se trata de una serie de respuestas inmunológicas a largo plazo, incluso años después de que la infección se haya resuelto o el virus haya entrado en estado de latencia, que pueden desequilibrar nuestro sistema inmune, haciéndolo más débil (inmunosupresión) o más reactivo de lo normal.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=573&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=573&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=573&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=720&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=720&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=720&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Impacto de las infecciones virales a largo plazo.</span>
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<p>También se ha observado que los virus pueden acelerar los procesos de envejecimiento del sistema inmune (<a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34391943/">inmunosenescencia</a>), donde hay una acumulación progresiva de células envejecidas que no son capaces de cumplir correctamente su función inmune. </p>
<p>Estos procesos relacionados con el envejecimiento forman parte de un círculo vicioso que deteriora el funcionamiento del sistema inmunitario. Por un lado, las células senescentes acumuladas liberan moléculas que provocan inflamación, entre otros efectos. Por otro, la inflamación que se produce altera al sistema inmune, contribuyendo a la inmunosenescencia.</p>
<h2>La huella viral puede condicionar el riesgo de futuras enfermedades</h2>
<p>Todo este impacto en el sistema inmune deja a las personas en situación de vulnerabilidad frente a otras infecciones. Además, y más allá del conocido síndrome de fatiga posviral, aumenta el riesgo de desarrollar distintas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24954210/">enfermedades</a> como las cardiovasculares, diabetes, trastornos neurológicos y desarrollo de tumores, entre otras.</p>
<p>Estas enfermedades se han relacionado con una gran variedad de virus. Por ejemplo, el virus Epstein-Barr, el virus de la hepatitis C o el VIH/SIDA pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Otros, como el virus de la gripe o el virus Epstein-Barr, se han visto asociados a trastornos neurológicos como la depresión, la esquizofrenia, el alzhéimer y la esclerosis múltiple.</p>
<p>Algunos virus también aumentan el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Es el caso del virus del sida (asociado a cáncer de hígado, pulmón o linfoma de Hodgkin), los virus de la hepatitis B y C (asociado a carcinoma hepatocelular, linfoma no-Hodgkin o cáncer de cabeza y cuello), el papilomavirus (asociado a carcinoma cervical, esofágico o anal), el virus Epstein-Barr (asociado a carcinoma nasofaríngeo, cáncer de colon y linfoma de Burkitt) o el virus linfotrópico de células T humanas (asociado a varios tipos de leucemias y linfomas).</p>
<p>Para colmo, las infecciones virales pueden dejar huellas de formas más sutiles. Por ejemplo, se ha observado que algunas infecciones virales pueden alterar la <a href="https://www.livemed.in/es/blog/que-relacion-tiene-la-microbiota-intestinal-con-el-sistema-inmunitario/">microbiota intestinal</a>. Esta microbiota está muy relacionada con el sistema inmunitario, y cambios en ella pueden aumentar el riesgo de enfermedades autoinmunes y alergias a largo plazo.</p>
<p>Actualmente, muchos investigadores estudian cómo los virus dejan huellas duraderas en nuestro cuerpo y su relación con la salud a largo plazo. Invertir en esta línea de investigación resulta crucial para saber cómo las infecciones virales afectan a nuestro sistema inmunitario a corto, medio y largo plazo. Pero también para encontrar nuevos biomarcadores para identificar a las personas que tienen más riesgo de sufrir complicaciones después de una infección. Solo así podremos desarrollar estrategias de prevención y tratamiento eficaces.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224528/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rubén Martín Escolano recibe fondos de la Comunidad de Madrid (Ayudas Atracción de Talento investigador "César Nombela", 2023-T1/SAL-GL28980).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Amanda Fernández Rodríguez es Investigadora en el Instituto de Salud Carlos III, del cual recibe financiación para llevar a cabo sus proyectos de investigación. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Ángeles Jiménez Sousa es Científico Titular en el Instituto de Salud Carlos III, del cual recibe financiación para llevar a cabo sus proyectos de investigación.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Salvador Resino es Investigador Científico en el Instituto de Salud Carlos III, del cual recibe financiación para llevar a cabo sus proyectos de investigación.</span></em></p>Incluso años después de que la infección por un virus se haya resuelto, existen una serie de respuestas del sistema inmune que pueden volverlo más débil (inmunosupresión) o más reactivo de lo normal.Rubén Martín Escolano, Investigador Cesar Nombela (Comunidad de Madrid) en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos III, Instituto de Salud Carlos IIIAmanda Fernández Rodríguez, Investigadora Miguel Servet en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos IIIMaría Angeles Jiménez Sousa, Investigadora Miguel Servet en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos IIISalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2232252024-03-04T18:57:45Z2024-03-04T18:57:45ZCuatro bulos sobre inmigración desmontados desde la epidemiología<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/578282/original/file-20240227-18-n50jzj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=326%2C66%2C4616%2C2712&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sun-rays-illuminate-people-immigration-1208600407">JK21/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Asegurar la protección de los derechos humanos es hoy más necesario que nunca. En especial, la Asamblea General de las Naciones Unidas está preocupada por <a href="https://www.un.org/es/observances/migrants-day">proteger plenamente los derechos humanos de todos los migrantes</a>. Razones para la preocupación no le faltan, dada la proliferación de comentarios xenófobos y racistas. Hasta se ha llegado a acusar a las personas migrantes de traer <a href="https://www.rtve.es/play/audios/andalucia-informativos/informativo-andalucia-manana-31102023/7001163/">enfermedades como el tifus</a>.</p>
<p>Ante este tipo de comentarios carentes de rigor contra personas que han dejado atrás su hogar buscando un futuro mejor, no podemos sino posicionarnos como ciudadanos y como científicos. Como ciudadanos, nos mostramos perplejos e indignados. Como científicos, nuestro deber es ofrecer información veraz y libre de partidismos. </p>
<p>Por ello, desde el grupo de Vigilancia Epidemiológica de la Sociedad Española de Epidemiología hemos decidido desmentir, apoyados por estudios y datos rigurosos, cuatro de los bulos más recurrentes sobre la inmigración.</p>
<h2>Bulo 1: los inmigrantes nos invaden</h2>
<p>El ser humano ha migrado desde la prehistoria. Siempre ha habido personas que dejan sus hogares y sus países buscando mejores oportunidades económicas y vitales, o huyendo de la persecución política y los conflictos, como en el caso de los refugiados. </p>
<p>En un mundo globalizado en el que las poblaciones se mueven, deberíamos aprender a mirar al fenómeno migratorio como algo común y atemporal, y no como un acontecimiento dramático y puntual de nuestra época. En 2020, <a href="https://publications.iom.int/books/informe-sobre-las-migraciones-en-el-mundo-2022">el número de migrantes internacionales se cifraba en 281 millones</a>, un incremento importante respecto a los 150 millones estimados <a href="https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2000_edited_0.pdf">en el año 2000</a>. Aun así, la proporción representada por los migrantes internacionales en la población mundial era solo de un 3,6 % en 2020, habiendo aumentado proporcionalmente menos que la población mundial. </p>
<p>Por otro lado, en los últimos años estamos observando un <a href="https://www.acnur.org/es-es/cambio-climatico-y-desplazamiento-por-desastres">aumento de los movimientos poblacionales provocados por desastres naturales</a>. Algunos de los efectos de la crisis climática –-cuya causa fundamental son los factores humanos, y no la naturaleza-– aparecen en forma de fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, sequías o huracanes. Estos eventos desembocan a su vez en escasez de agua, inseguridad alimentaria, hambrunas, epidemias y conflictos armados, entre otros. Tal es su impacto que, actualmente, podemos afirmar que el cambio climático es un motor más potente para las migraciones que <a href="https://www.internal-displacement.org/global-report/grid2023/">todos los factores económicos y políticos juntos</a>. </p>
<p>No olvidemos que las poblaciones que menos contribuyen al cambio climático son las que más están sufriendo sus consecuencias, lo que alimenta las inequidades y constituye un problema de justicia social global. </p>
<h2>Bulo 2: Europa soporta el mayor peso de la inmigración</h2>
<p>La gran mayoría de las personas que migran no cruzan fronteras internacionales, sino que permanecen dentro de sus países. La última estimación disponible es del año 2009, cuando se cifró en <a href="https://un.org/en/development/desa/population/migration/publications/migrationreport/docs/MigrationReport2009.pdf">740 millones</a> el volumen de migrantes internos, tres veces y media más del número de migrantes internacionales estimados ese año (<a href="https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2020.pdf">214 millones</a>). </p>
<p>Las migraciones internas se producen, fundamentalmente, de zonas rurales a zonas urbanas, en gran parte motivadas por los cambios ambientales y en los sistemas de producción, acelerados por la crisis climática ya mencionada. En 2021, el <a href="https://unhabitat.org/sites/default/files/2022/06/wcr_2022.pdf">56 % de la población mundial vivía en ciudades</a>, siendo la creciente urbanización uno de los grandes retos actuales. A ello hay que añadir los desplazados internos por situaciones de catástrofes, crisis o conflictos que, a finales de 2022, alcanzaron la <a href="https://www.internal-displacement.org/global-report/grid2023/">cifra récord de 71,1 millones</a>, fundamentalmente en África y Oriente Medio.</p>
<p>En cuanto a <a href="https://worldmigrationreport.iom.int/wmr-2022-interactive/?lang=ES">migraciones internacionales</a>, Europa y Asia están más o menos al mismo nivel como receptores de inmigración. Estos dos continentes acogieron en <a href="https://unric.org/en/migration-to-the-eu-facts-not-perceptions/">2022</a> alrededor de 87 millones de migrantes internacionales cada uno, pero el incremento más marcado entre 2000 y 2020 se registró en Asia, no en Europa. </p>
<p>Es más, en relación con el tamaño de la población de cada región, las proporciones más altas de migrantes internacionales en 2020 se observaron en Oceanía (22 %) y América del Norte (16 %), seguidas de Europa (12 %). </p>
<p>En enero de 2022, el 5,3 % de la población de los 27 países de la Unión Europea (UE) eran <a href="https://unric.org/en/migration-to-the-eu-facts-not-perceptions/">ciudadanos de fuera de la UE</a>, lo que se incrementaría al 12,5 % si tenemos en cuenta los movimientos entre países de la UE. </p>
<p>Por último, no hay que olvidar que Europa es también emisora de migrantes: en 2021, los 2,9 millones de nuevos permisos de residencia en países de la UE contrastaban con los 2,3 millones de emigrantes registrados.</p>
<h2>Bulo 3: los migrantes nos traen enfermedades</h2>
<p>Nada más lejos de la realidad. Hace ya varias décadas se describió un fenómeno conocido como <a href="https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272014000600003">“efecto del migrante sano”</a>. Este concepto, empleado en epidemiología y salud pública, se utiliza para describir que la población migrante, independientemente de su origen, tiene un nivel de salud mayor que el de la población autóctona tanto de su país de origen como del país de destino. Al fin y al cabo, se sabe que no emigra quien quiere sino quien puede, y el trayecto migratorio puede ser muy exigente, tanto física como económicamente.</p>
<p>Se ha observado, sin embargo, que la salud de los migrantes va empeorando conforme aumenta la estancia en el país de destino, debido sobre todo a las condiciones de vida, como hacinamiento, malnutrición, situación irregular que dificulta el contacto con los programas de salud pública y el acceso al sistema sanitario, entre otras. Estas condiciones <a href="https://bmcpublichealth.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12889-020-08749-8">impactan negativamente en su salud</a> al aumentar su vulnerabilidad social y su susceptibilidad a enfermedades, tanto infecciosas como crónicas. </p>
<p>Si bien es cierto que algunos grupos de migrantes pueden provenir de zonas de alta prevalencia de enfermedades como el VIH o la tuberculosis, los estudios muestran que <a href="https://journals.lww.com/aidsonline/fulltext/2017/09100/high_levels_of_postmigration_hiv_acquisition.10.aspx">más de la mitad de los migrantes que viven con el VIH en España se infectaron aquí</a>. </p>
<p>Por otro lado, las barreras de acceso al sistema sanitario hacen más difícil que los pacientes tengan un adecuado seguimiento médico de sus patologías, sufriendo interrupciones de tratamientos crónicos e incluso denegaciones de los mismos. En España, esto se hizo especialmente patente entre <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2012-5403">2012</a> y <a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2018-10752">2018</a>, años en que su sistema sanitario perdió la universalidad.</p>
<p>En cuanto a las enfermedades crónicas, un <a href="https://equityhealthj.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12939-020-01225-0">estudio de 2020</a> reveló que la prevalencia de estas era menor en las personas migrantes en situación irregular en comparación con las que se encontraban en situación regular y con la población autóctona. Estos resultados, al igual que el concepto del “migrante sano”, refutan las afirmaciones previas de que la carga de enfermedad en los migrantes es superior a la de la población nativa del país de destino.</p>
<p>Por el contrario, muchos migrantes pueden padecer <a href="https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/neglected-tropical-diseases">enfermedades desatendidas</a>. Son enfermedades infecciosas clásicamente presentes únicamente en zonas tropicales y asociadas a la pobreza. En líneas generales, no son transmisibles a la población autóctona de los países de destino, bien porque no se dan las condiciones ambientales adecuadas para que los ciclos de estas enfermedades se completen, bien porque las posibles vías de transmisión están reguladas, como es el caso de las transfusiones sanguíneas y los trasplantes de órganos. </p>
<h2>Bulo 4: los migrantes nos roban los recursos</h2>
<p>La evidencia científica muestra cómo los migrantes no sólo no utilizan más recursos sanitarios, sino que los usan mucho menos que la población autóctona. En cuanto a los inmigrantes en situación irregular, los más demonizados sobre el uso de recursos, se ha comprobado que, en condiciones de igualdad de acceso, <a href="https://equityhealthj.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12939-020-01373-3">la utilización de la asistencia sanitaria es mucho menor</a> entre este grupo de migrantes que entre los nacionales españoles, y también inferior a la de los inmigrantes documentados, independientemente del país de origen o de la duración de la estancia en España. Lo mismo ocurre con el consumo de medicamentos. </p>
<p>Igualmente, la situación de irregularidad conlleva la ausencia de derecho a bajas laborales retribuidas u otros derechos sociales que sí tienen las personas trabajadoras en situación regular, con ahorros en impuestos que habitualmente no redundan en el empleado, sino en el empleador.</p>
<p>Por último, se puede afirmar que la migración constituye un factor de alivio de la crisis demográfica y que es beneficiosa para el mercado laboral. De ahí que desde la Oficina Regional Europea de la Organización Internacional de las Migraciones se haga un llamamiento a <a href="https://unric.org/en/migration-to-the-eu-facts-not-perceptions/">considerar la migración como una oportunidad</a>, y no como un problema.</p>
<p>El ser humano siempre ha temido a lo desconocido. Conocer y tratar de entender lo extraño es la base para comenzar a aceptar aquello que nos resulta diferente. Recordar nuestro pasado también es un ejercicio saludable, ya que España ha sido, en muchos momentos de su historia, un país de emigrantes. En nuestras manos está combatir el odio y la falsedad con los datos y la evidencia científica.</p>
<hr>
<p><em>Artículo escrito con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/223225/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>¿Los migrantes nos traen enfermedades? Nada más lejos de la realidad. La población migrante, independientemente de su origen, suele tener un nivel de salud mayor que el de la población autóctona del país de destino.Miriam Navarro Beltrá, Médica epidemióloga, Centro de Salud Pública de Elche, Generalitat ValencianaSusana Monge Corella, Científica Titular. Grupo de epidemiología y vigilancia de virus respiratorios. Centro Nacional de Epidemiología., Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2217832024-02-08T17:48:20Z2024-02-08T17:48:20ZDía Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia: algo más que un eslogan<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574078/original/file-20240207-21-y3dnx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4583%2C3037&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/little-girl-space-suit-wearing-helmet-1928434769">Sharomka/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cada año, desde 2015, las Naciones Unidas conmemoran el <a href="https://documents.un.org/doc/undoc/gen/n15/451/16/pdf/n1545116.pdf?token=FVdQhpSA6eN4V7BZJ7&fe=true">Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia</a> para reivindicar la igualdad de oportunidades en el campo científico para las mujeres, promover que un mayor número de mujeres se incorporen a las carreras científicas y reconocer y visibilizar la contribución de las mujeres a la ciencia, de modo que las niñas puedan tener referentes y quieran optar por disciplinas científicas.</p>
<p>Aunque España cuenta con normativa que insta a la igualdad en este ámbito, como la <a href="https://www.boe.es/eli/es/lo/2007/03/22/3/con">Ley de Igualdad de 2007</a> y la <a href="https://www.boe.es/eli/es/l/2022/09/05/17/con">Ley de la Ciencia de 2022</a>, la presencia de mujeres en la ciencia sigue siendo escasa debido a una gran complejidad de factores. Una de las principales razones es la persistencia de las normas y estereotipos de género que hacen que la <a href="https://www.researchgate.net/publication/39136062_Educar_hijos_inteligentes_superdotacion_familia_y_escuela">comunidad educativa y las familias generen bajas expectativas sobre las capacidades de las niñas para las ciencias</a>, enviándoles mensajes que les hacen creer <a href="https://doi.org/10.1016/j.jecp.2017.03.013">que no son buenas para esos</a> estudios, disminuyendo así su interés <a href="https://www.culturaydeporte.gob.es/dam/jcr:875ee2f6-37e7-494e-9767-6434f7ee1b06/informe-jovenes-investigadoras-esp.pdf">por las carreras STEM</a>.</p>
<h2>Faltan mujeres investigadoras en el primer nivel</h2>
<p>Por otra parte, la falta de referentes científicas, silenciadas a lo largo de la historia, actúa limitando la capacidad de las niñas de imaginar una carrera de ciencias como opción viable. </p>
<p>Aunque el número de mujeres investigadoras aumenta paulatinamente, <a href="https://www.ciencia.gob.es/InfoGeneralPortal/documento/dc8689c4-2c47-4aaf-97ce-874bd0b5a081">la presencia de mujeres investigadoras en el primer nivel sigue siendo insuficiente</a>, contando apenas con un 24 % de mujeres en el grado A (catedráticas) en las universidades y un 26 % (profesoras de investigación) en los Organismos Públicos de Investigación (OPI). Esto es debido a la segregación vertical, que se traduce en un progreso desigual entre mujeres y hombres, con menor actividad investigadora, menor número de sexenios y, por tanto, menor retribución económica, y reconocimiento y éxito inferior.</p>
<p>Por su parte, la <a href="https://www.fecyt.es/es/tematica/cientificas-en-cifras-2023">segregación horizontal en la educación universitaria</a>, con mayor presencia de hombres en las carreras y estudios técnicos, sigue mostrándose en los informes realizados en España y se <a href="https://www.universidades.gob.es/wp-content/uploads/2023/04/DyC_2023_web_v2.pdf">mantiene en la actualidad</a>. </p>
<p>Más preocupante es que <a href="https://doi.org/10.58121/msx6-zd63">el interés por la ciencia en las mujeres haya ido lentamente retrocediendo</a> desde 2020, probablemente en relación con ciertos niveles de hostilidad y discriminación – consciente o inconsciente– hacia las mujeres en esos ámbitos educativos altamente masculinizados y en sus salidas profesionales.</p>
<p>El menor interés por la ciencia por parte de las mujeres requiere, a la luz de los datos conocidos, acciones de <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00996">difusión con perspectiva de género que incrementen el atractivo por la investigación</a> en las edades tempranas de la educación y ayuden a desterrar erróneas autopercepciones, así como la adopción de políticas activas con el fin de reducir la brecha de género en este sentido y contribuir a la socialización de las mujeres en la ciencia.</p>
<h2>Las políticas de conciliación son esenciales para solventar el problema</h2>
<p>Otro factor importante es la falta de políticas de conciliación entre el trabajo y la vida personal y familiar. Las altas exigencias de las carreras científicas, su creciente internacionalización y las consiguientes necesidades de viajes y estancias en el extranjero chocan con el trabajo de crianza y cuidado de dependientes que habitualmente asumen en solitario las mujeres debido a la falta de corresponsabilidad de sus compañeros, resultado de la división sexual del trabajo. </p>
<p>Esto da lugar a un gran desequilibrio en el mercado laboral, que sigue manteniendo una <a href="https://www.culturaydeporte.gob.es/dam/jcr:875ee2f6-37e7-494e-9767-6434f7ee1b06/informe-jovenes-investigadoras-esp.pdf">cultura organizacional androcéntrica</a>, con un <a href="https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176754&menu=ultiDatos&idp=1254735576669">menor porcentaje de mujeres contratadas a tiempo completo en investigación e innovación</a>. Concretamente, entre el personal investigador, en 2022 las contrataciones fueron un 39,6 % para las mujeres y un 60,4 % para los hombres.</p>
<p>Las consecuencias de la falta de mujeres en las carreras científicas incluyen la disminución de la diversidad de perspectivas –al excluir a más del 50 % de la población– y el desaprovechamiento de talento emergente. Asimismo, contribuye a perpetuar los sesgos de género en todas las áreas de investigación, por lo que los resultados de los avances científicos y tecnológicos no benefician de manera equitativa a toda la población y no ayudan a la reducción de la brecha de género en empleo y salario que experimentan las mujeres.</p>
<p>La presencia paritaria de mujeres y hombres en las carreras científicas es necesaria a la hora de abordar los desafíos tecnológicos globales y su impacto en la salud pública. La promoción de esta igualdad, además de un imperativo ético, resulta esencial para avanzar en el progreso científico y tecnológico. Al eliminar barreras y prejuicios que han limitado históricamente la participación de las mujeres en estas áreas es posible construir un futuro más inclusivo, más justo y con un mayor beneficio para la sociedad en su conjunto.</p>
<p>Para ello es preciso implementar programas de coeducación capaces de desterrar los estereotipos de género y fomentar una didáctica de las ciencias con perspectiva de género, evitando actitudes sexistas entre el profesorado. También es fundamental desarrollar políticas y programas que promuevan la igualdad de mujeres y hombres en STEM y la conciliación de la vida laboral, familiar y personal.</p>
<hr>
<p><em>Artículo escrito con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/221783/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El interés por la ciencia en las mujeres ha ido lentamente retrocediendo desde 2020, probablemente en relación con ciertos niveles de hostilidad y discriminación hacia las mujeres en esos ámbitos educativos altamente masculinizados y en sus salidas profesionales.María de los Ángeles Rodríguez Arenas, Associate research scientist, Instituto de Salud Carlos IIIBelén Sanz Barbero, Científica Titular. Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos IIIBlanca Obón Azuara, Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y en Medicina Intensiva, Departamento de Sanidad de AragónCarmen Vives Cases, Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública. Directora de la Unidad de Igualdad. Universidad de Alicante, Universidad de AlicanteElisa Chilet Rosell, Profesora del área de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad Miguel HernándezIsabel Gutiérrez cía, Facultativa especialista d eárea en medicina Intensiva, Departamento de Sanidad de AragónLucía Artazcoz, Directora del Observatorio de la Salud Pública, l'Agència de Salut Pública de BarcelonaMar Blasco Blasco, Colaboradora del Grupo de Investigación en Salud Pública de la Universidad de AlicanteLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2192332024-01-29T22:01:52Z2024-01-29T22:01:52ZLa úlcera de Buruli, una enfermedad desatendida que amenaza los Objetivos de Desarrollo Sostenible<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/571262/original/file-20240124-27-st4a7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C207%2C4610%2C2201&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La úlcera de Buruli es una enfermedad tropical desatendida que afecta principalmente a comunidades marginadas con dificultad de acceso a sistemas de salud de calidad. Fotografía: Israel Cruz. </span> </figcaption></figure><p>“No dejar a nadie atrás” es la promesa central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción de la Organización de Naciones Unidas que cuenta con diecisiete <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/">Objetivos de Desarrollo Sostenible</a> (ODS). Estos comprenden desde la erradicación de la pobreza a la promoción de estrategias que fomenten el crecimiento económico y aborden necesidades sociales como la educación y la sanidad, así como la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente.</p>
<p>Una de las metas del ODS 3 (Salud y bienestar) es poner fin a la epidemia de las <a href="https://www.who.int/campaigns/world-ntd-day">enfermedades tropicales desatendidas</a> (ETDs), cuyo día mundial se celebra cada 30 de enero. Se trata de un grupo diverso de enfermedades que ocurren principalmente en áreas tropicales y en contextos de pobreza. Afectan a más de mil millones de personas y acarrean consecuencias negativas en los ámbitos social, económico y de salud. Y sin embargo, no se habla lo suficiente de ellas.</p>
<h2>La úlcera de Buruli afecta principalmente a niños en África subsahariana</h2>
<p>La <a href="https://theconversation.com/enfermedades-tropicales-desatendidas-el-caso-de-la-ulcera-de-buruli-195819">úlcera de Buruli</a> es una de las ETDs más desatendidas. Presenta su mayor incidencia en África subsahariana y está causada por una bacteria (<em>Mycobacterium ulcerans</em>) que destruye la piel. En los casos graves es capaz de llegar hasta los huesos y provocar discapacidad y estigma en las personas afectadas. </p>
<p>Esta carga de enfermedad se asocia con dificultades para mantenerse en el sistema educativo y acceder al trabajo, frenando el progreso hacia los ODS 4 (Educación de calidad), ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico) y ODS 1 (Fin de la pobreza).</p>
<p>Otra consecuencia de este círculo vicioso de pobreza y enfermedad es la malnutrición, contra la que se lucha en el ODS 2 (Hambre cero), y que puede debilitar el sistema inmunitario dando lugar a formas más agresivas de la enfermedad. </p>
<p>Por otro lado, <a href="https://journals.plos.org/plosntds/article?id=10.1371/journal.pntd.0007317">la úlcera de Buruli impacta desproporcionadamente sobre las mujeres</a>, debido a los roles y responsabilidades asignados en sus comunidades, impidiendo avances en el ODS 5 (Igualdad de género). Suelen ser las madres y las hermanas quienes adoptan el papel de cuidadoras y acompañantes de los enfermos, menores en una gran proporción de los casos, durante el proceso de visita al centro de tratamiento y de hospitalización. Y como pacientes, las mujeres sufren más estigma, discriminación y abandono que los hombres, lo que dificulta su acceso a los servicios de salud. </p>
<h2>Aún no está claro cómo se transmite</h2>
<p>Existen muchas incógnitas sobre la transmisión de la úlcera de Buruli. Se suele asociar al contacto con masas de agua estancadas o de flujo lento y a la degradación de los ecosistemas, y también podrían participar artrópodos en la propagación. Por eso parece evidente que avances en el acceso a agua limpia y saneamiento (ODS 6) y el cuidado de la vida de ecosistemas terrestres (ODS 15) contribuirían a disminuir el impacto de esta enfermedad. </p>
<p>Ante la ausencia de mecanismos de control específicos, dos aspectos clave en el manejo de la úlcera de Buruli son la detección temprana de casos, antes de que desarrollen una forma grave de la enfermedad, y asegurar el tratamiento de los mismos. Sin embargo, las herramientas de diagnóstico actuales no siempre están disponibles en las comunidades remotas donde suele darse la enfermedad. Para colmo, las 8 semanas de duración que requiere el tratamiento hace que algunos pacientes que empiezan acaben abandonándolo. </p>
<p><a href="https://africabulabnet.org/index.php/en/">BULABNET</a> y <a href="https://blms4bu.org/">BLMs4BU</a> son dos ejemplos de alianzas para acabar con estos problemas, en el ámbito del diagnóstico y el tratamiento respectivamente. Asimismo, para avanzar en el control de la enfermedad hacen falta infraestructuras sostenibles y resilientes que garanticen el acceso a los servicios básicos y de salud de calidad a todas las comunidades (ODS 9-<em>Industria, innovación e infraestructura</em>, ODS 11-<em>Ciudades y comunidades sostenibles</em>).</p>
<p>En definitiva, para controlar la úlcera de Buruli es preciso colaboración, investigación e inversión sostenida para fortalecer los sistemas sanitarios. Sin olvidar a las comunidades, cuyo papel es clave en la lucha contra estas enfermedades mediante actividades como la detección de casos, la educación para la salud y el apoyo social para la reducción del estigma. </p>
<h2>Es necesario pasar a la acción</h2>
<p>En línea con los ODS, la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea una <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240010352">hoja de ruta</a> para las ETDs que resalta la necesidad de abordar los desafíos de salud global en las comunidades más vulnerables, donde la falta de recursos y atención adecuada contribuyen a la propagación y agravamiento de las mismas y, en contra del ODS 10, a mantener las desigualdades.</p>
<p>Las ETDs se han comparado con las <a href="https://www.theguardian.com/global-development/2021/apr/14/landmines-global-health-who-roadmap-eliminate-neglected-tropical-diseases">minas antipersona de la salud global</a>. En consecuencia, las acciones dirigidas a su control y eliminación contribuirían a disminuir las inequidades en salud y a hacer realidad muchos otros ODS, liberando <a href="https://www.who.int/health-topics/neglected-tropical-diseases#tab=tab_1">a casi una octava parte de la humanidad</a> de un enorme sufrimiento y carga socioeconómica.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/219233/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Israel Cruz Mata recibe fondos de la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (ARAID) y la Fundación Anesvad como investigador participante en un proyecto relacionado con la mejora del tratamento de la úlcera de Buruli (<a href="https://blms4bu.org/">https://blms4bu.org/</a>). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Emma Sáez López recibe fondos de Tres Cantos Open Lab Foundation (TCOLF) y la Fundación Anesvad como investigadora en un proyecto relacionado con la mejora del tratamiento de la úlcera de Buruli (<a href="https://blms4bu.org/">https://blms4bu.org/</a>).</span></em></p>“No dejar a nadie atrás” es la promesa central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción de la Organización de Naciones Unidas que cuenta con diecisiete Objetivos de Desarrollo…Israel Cruz Mata, Jefe del Área de Salud Internacional, Escuela Nacional de Sanidad, CIBERINFEC, Instituto de Salud Carlos IIIEmma Sáez López, Investigadora Postdoctoral Senior del Grupo de Genética de Micobacterias, Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2204702024-01-17T21:08:52Z2024-01-17T21:08:52ZTelómeros: la razón por la que las infecciones nos hacen envejecer más rápido<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/568814/original/file-20240111-25-x65a3w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=127%2C16%2C3563%2C2440&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> </figcaption></figure><p>De cada infección de la que nos defiende nuestro sistema inmune no solo salimos algo cansados sino, sobre todo, más viejos. Las últimas investigaciones sugieren que la edad biológica puede ser mucho mayor que la natural en personas que han padecido múltiples infecciones víricas o que padecen una infección crónica. </p>
<p>En estos casos, no es raro que una persona con una edad cronológica (la del documento de identidad) de 40 años tenga un sistema inmunitario propio de una persona de 60, lo que puede impactar profundamente en su calidad de vida y en el funcionamiento de su sistema inmune.</p>
<p>¿A qué se debe? ¿Cómo puede hacernos envejecer un virus? Para entenderlo, hay que empezar recordando que la información genética que heredamos de nuestros padres está guardada en nuestros cromosomas, es decir, en estructuras de ADN superempaquetado con cuatro brazos colocados en forma de X. Y que para mantener estable este armazón de ADN, los cromosomas necesitan unas estructuras en sus extremos que funcionan a modo de cascos protectores, denominados telómeros. </p>
<h2>La división implica desgaste</h2>
<p>La palabra telómero, de origen griego, significa literalmente “parte final”. Su función es impedir que los cromosomas se rompan o se dañen, ya que son más débiles en los extremos. Es como si los cromosomas estuvieran hechos de lana: sin esos cascos protectores, correrían el riesgo de deshilacharse y deshacerse.</p>
<p>Las células de nuestro cuerpo no son las mismas cuando nacemos que cuando morimos: a lo largo de la vida se van renovando mediante sucesivas divisiones en las que, a partir de una sola célula, se forman dos células hijas idénticas. </p>
<p>Cada división celular conlleva un pequeño desgaste de los telómeros, que se van haciendo más pequeños cada vez, algo que en la jerga conocemos como acortamiento de telómeros. A partir de cierto número de divisiones, son tan pequeños que no pueden ejercer su función protectora y el cromosoma comienza a deshilacharse y perder su estructura. Cuando esto ocurre, las células pierden su capacidad para dividirse y desempeñar sus funciones. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/568815/original/file-20240111-25-wldv75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/568815/original/file-20240111-25-wldv75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/568815/original/file-20240111-25-wldv75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/568815/original/file-20240111-25-wldv75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/568815/original/file-20240111-25-wldv75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/568815/original/file-20240111-25-wldv75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/568815/original/file-20240111-25-wldv75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/568815/original/file-20240111-25-wldv75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
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</figure>
<p>En cierto modo, los telómeros actúan como relojes celulares capaces de medir cuántas veces puede dividirse una célula. De hecho, lo normal es que las personas de más edad tengan los telómeros <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30669451/">más desgastados que los más jóvenes</a>. Sin embargo, los telómeros no solo se acortan debido a la edad, sino que también influyen otros factores como la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6637081/">etnia</a>, el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18820651/">sexo</a> , el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34736994/">estrés</a>, la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31657606/">dieta</a> y la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34736994/">exposición a determinadas enfermedades</a>.</p>
<h2>Las infecciones impactan en el tamaño de los telómeros</h2>
<p>Cuando las células del sistema inmune entran en contacto con un microorganismo dañino, se inicia un proceso de división y expansión masiva hasta formar una población numerosa suficiente para destruir al invasor. </p>
<p>Eso quiere decir que cada proceso infectivo da lugar a un ciclo de divisiones masivas de células inmunes, con el consiguiente desgaste de sus telómeros y el aumento de la probabilidad de entrar antes en lo que se conoce como estado de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28981470/">inmunosenescencia</a>, es decir, un sistema inmune envejecido. </p>
<p>Cuantas más infecciones enfrentamos en nuestra vida, más se acortan los telómeros de las células que nos defienden y más envejece nuestro sistema inmune. De hecho, los expertos hablan de que existe una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37222592/">“senescencia inducida por virus”</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/567633/original/file-20240103-21-mex4gk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/567633/original/file-20240103-21-mex4gk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567633/original/file-20240103-21-mex4gk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=298&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567633/original/file-20240103-21-mex4gk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=298&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567633/original/file-20240103-21-mex4gk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=298&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567633/original/file-20240103-21-mex4gk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=374&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567633/original/file-20240103-21-mex4gk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=374&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567633/original/file-20240103-21-mex4gk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=374&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Telómeros.</span>
</figcaption>
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<p>Concretamente, estudios con pacientes infectados con virus como el VIH, el virus de Epstein-Barr (que produce la mononucleosis) y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28981470/">el virus de la hepatitis C</a>, entre otros, han demostrado un acortamiento de los telómeros del sistema inmune. Además, recientemente se ha demostrado que los pacientes que han estado más graves debido a la covid-19 han sufrido un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36458548/">acortamiento de sus telómeros</a>.</p>
<p>De ahí que, como adelantábamos al principio, la edad biológica pueda ser mucho mayor que la edad natural en personas que han padecido múltiples infecciones o que se enfrentan a una infección crónica. </p>
<h2>El envejecimiento inmunológico y sus consecuencias</h2>
<p>Con el acortamiento de telómeros y el envejecimiento del sistema inmune, las células <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37179335/">pierden su capacidad para defendernos de las infecciones</a>, por lo que existe un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23423415/">mayor riesgo de padecer enfermedades infecciosas</a>. </p>
<p>Ese es el motivo por el que las personas mayores responden peor <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31528180/">ante las infecciones</a> y, lo que es más preocupante, también <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24260712/">ante las vacunas</a>, ya que para que una vacuna haga efecto necesita un sistema inmune que funcione correctamente.</p>
<p>También hay indicios de que el acortamiento de los telómeros impide que los tejidos dañados se puedan regenerar tras la infección <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35984738/">mediante divisiones celulares</a>, haciendo que una parte importante de los pacientes tengan secuelas o mayor riesgo de desarrollar otras patologías. </p>
<h2>Más infecciones respiratorias, cáncer y enfermedades autoinmunes</h2>
<p>Las consecuencias del envejecimiento inmunológico son múltiples: se ha relacionado con una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24260712/">mayor susceptibilidad a infecciones respiratorias</a>, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24260712/">urinarias</a>, <a href="https://www.nature.com/articles/nrcardio.2013.174">endocarditis infecciosa</a> (infección del endocardio, membrana que recubre las cámaras del corazón) y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28293557/">septicemia</a> (presencia de bacterias en la sangre), además de cáncer, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32760251/">alzhéimer</a> y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24260712/">enfermedades autoinmunes</a>. Las enfermedades autoinmunes son enfermedades en las que el sistema inmune ataca a células de nuestro propio organismo sin ser estas dañinas: parece lógico pensar que un sistema inmune defectuoso tenga mayor probabilidad de “equivocarse” y atacar a quien no debe.</p>
<p>No hay duda de que las infecciones provocan un envejecimiento acelerado del sistema inmune, que conlleva una mayor predisposición a sufrir tanto enfermedades infecciosas como al desarrollo de otras patologías. </p>
<p>Esta interrelación entre infecciones y envejecimiento, a través del desgaste de telómeros, demanda investigaciones más profundas para intentar anticiparnos y diseñar estrategias que palíen su desgaste.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220470/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raquel Behar lagares tiene un contrato Rio Hortega (CM22CIII/00002) </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Amanda Fernández Rodríguez y María Angeles Jiménez Sousa no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Las infecciones provocan un envejecimiento acelerado del sistema inmune, que conlleva una mayor predisposición a sufrir tanto enfermedades infecciosas como al desarrollo de otras patologías.Raquel Behar lagares, Investigadora Río Hortega en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos IIIAmanda Fernández Rodríguez, Investigadora Miguel Servet en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos IIIMaría Angeles Jiménez Sousa, Investigadora Miguel Servet en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2206752024-01-08T21:26:34Z2024-01-08T21:26:34ZLo que implica el actual aumento de las infecciones respiratorias agudas en España<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/568318/original/file-20240108-19-r3rht7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=1200%2C99%2C5839%2C4792&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> </figcaption></figure><p>En estos días, muchos de nosotros hemos podido ver en nuestro círculo más cercano que varias personas han tenido síntomas de una infección respiratoria: fiebre, tos, dolores de garganta, musculares o de pecho, malestar general, inapetencia… Y suele resolverse, en la mayor parte de los casos, en pocos días con tratamiento sintomático, fundamentalmente antitérmicos y analgésicos. </p>
<p>También puede ocurrir que personas más vulnerables por diferentes motivos (comorbilidad, mal estado general, inmunodepresión, edades más extremas…) evolucionen de manera negativa y requieran otros tratamientos, e incluso ingreso hospitalario.</p>
<h2>Estamos en la subida de la curva de infecciones de gripe</h2>
<p>En España, las infecciones respiratorias agudas llevan aumentando varias semanas. Lo bueno es que ahora, gracias al sistema de vigilancia específico de estas infecciones (<a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Paginas/Gripe.aspx">SiVIRA</a>), conocemos cómo evolucionan las enfermedades causadas por distintos virus, principalmente gripe, covid-19 y virus respiratorio sincitial (VRS), tanto en atención primaria como en hospitales.</p>
<p>Así, en el <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/Informes%20semanales/Temporada_2023-24/Informe%20semanal_SiVIRA_522023.pdf">último informe del año 2023 de SiVIRA</a> se avisa de que “en estos momentos circulan en la comunidad gripe, SARS-CoV-2 y VRS simultáneamente, si bien la mayor intensidad de circulación se observa en gripe”. </p>
<p>Es decir, estamos justo en el momento del incremento de la curva de infecciones de gripe. Con una particularidad y es que, en las últimas tres temporadas, la circulación de virus gripal ha sido menor de lo que estamos observando en ésta de 2023-2024. Además, el aumento ha coincidido con una época, la Navidad, en la que se intensifican los contactos sociales, con lo cual se produce un incremento de la transmisión.</p>
<p>Todo ello se acompaña de la saturación asistencial: son más las personas que acuden a atención primaria y hospitales, unos servicios ya tensionados por la pandemia, y en los que persisten problemas estructurales, y algunos burocráticos (como la gestión de las bajas), todavía no resueltos. </p>
<p>Si a esto se le añade el período vacacional (con menos personal sanitario disponible), la repercusión mediática, las expectativas de la población, las especulaciones de todo tipo y el papel de algunos pseudoexpertos, tenemos todos los ingredientes para que la situación nos retrotraiga a otros <a href="https://theconversation.com/se-avecina-otra-ola-de-covid-19-157806">momentos ya vividos durante la pandemia de covid-19</a>. De ahí que no sorprenda la decisión tomada ayer por el Ministerio de Sanidad de <a href="https://www.sanidad.gob.es/gabinete/notasPrensa.do?id=6314">obligar al uso de mascarillas en hospitales y centros de salud</a>.</p>
<h2>¿Es tan grave la situación?</h2>
<p>Antes de la pandemia, durante casi todas las temporadas gripales (que, en el hemisferio norte, abarcan desde principios de octubre hasta mayo), la curva epidémica de la gripe <a href="https://vgripe.isciii.es/documentos/20192020/InformesAnuales/Informe_Vigilancia_GRIPE_2019-2020_03092020.pdf">ascendía en su incidencia durante 4 a 6 semanas, alcanzaba el pico y comenzaba a descender</a>. </p>
<p>Es lo que estamos viendo ahora también. No hay una fecha fija para que se produzcan las epidemias de gripe, pero suele relacionarse con la disminución de las temperaturas y con el hecho de dar el salto de hacer más vida al aire libre a hacerlo en espacios cerrados y con menor ventilación. </p>
<p>En esos períodos de aumento de incidencia de la gripe, en cualquier temporada, lo que se ha producido habitualmente es un aumento de la tensión en los sistemas asistenciales, sobre todo cuando el ascenso es más pronunciado y rápido. En esta ocasión ocurre igual, con la dificultad añadida de que ahora se suma otra infección respiratoria que antes no existía: la covid-19. Por suerte, su incidencia en los servicios de atención primaria tiene, según el último informe, tendencia a la estabilización.</p>
<p>Lo importante es que, aunque las infecciones respiratorias graves –es decir, las que requieren tratamiento hospitalario– han aumentado tanto en gripe como en covid-19 y en VRS, especialmente en las edades más extremas, la mayoría de las infecciones respiratorias agudas que se están viendo son leves. No hay una especial repercusión en la letalidad, como nos muestran las <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/MoMo/Documents/InformesMoMo2024/MoMo_situaci%c3%b3n%20a%203%20de%20enero%20de%202024_CNE.pdf">cifras que publica el sistema MoMo</a>, y no se han producido excesos de defunciones, como sí sucedió durante la pandemia de covid-19.</p>
<h2>Vacunación y mascarillas</h2>
<p>En estos momentos, cuando la transmisión de la gripe está aumentando, hay que tratar de minimizar las oportunidades para que se produzca dicha transmisión. Para ello son fundamentales, como siempre lo han sido, tanto las medidas preventivas farmacológicas como las no farmacológicas.</p>
<p>Entre las primeras tenemos la vacunación. Afortunadamente, disponemos de <a href="https://www.sanidad.gob.es/areas/promocionPrevencion/vacunaciones/gripe_covid19/docs/RecomendacionesVacunacion_Gripe-Covid19.pdf">programas de vacunación en marcha frente a gripe y frente a covid-19</a> para las personas más vulnerables, y también para aquellas que son claves para el mantenimiento de servicios críticos y esenciales a la comunidad. Las coberturas de vacunación en esta temporada, por desgracia, no han sido todo lo elevadas que sería deseable.</p>
<p>Entre las medidas no farmacológicas destaca, en primer lugar, la de que las personas con síntomas de infección respiratoria eviten las interacciones sociales y, si no pueden obviarlas, utilicen una mascarilla apropiada. </p>
<p>Deberían evitarse también las aglomeraciones de personas en lugares no adecuadamente ventilados. Hace días algunas comunidades autónomas decidieron obligar a utilizar de mascarillas en centros sanitarios (recordemos que las salas de espera son lugares donde es más probable la transmisión de virus respiratorios), algo que ayer el consejo interterritorial del SNS decidió extender a todo el territorio nacional.</p>
<p>Si la situación se agrava, y aparecen dolor intenso o dificultad respiratoria, hay que buscar atención sanitaria.</p>
<p>Nadie tiene una bola de cristal para saber cuándo finalizará, y cómo lo hará, este incremento de actividad gripal. Si sigue las pautas habituales, se extenderá a lo largo del mes de enero, por lo que las autoridades sanitarias deben adaptar los sistemas asistenciales para que no se vean sobrepasados y la población debe ser consciente de que su actuación también cuenta. </p>
<p>Es un buen momento para considerar la puesta en práctica de las <a href="https://www.sanidad.gob.es/areas/alertasEmergenciasSanitarias/alertasActuales/nCov/documentos/EVALUACION_DEL_DESEMPENO_DEL_SNS_ESPANOL_FRENTE_A_LA_PANDEMIA_DE_COVID-19.pdf">lecciones aprendidas en la pandemia de covid-19</a> y preparar a nuestro sistema sanitario para futuras temporadas de virus respiratorios.</p>
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<p><em>Artículo escrito con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/220675/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Óscar Zurriaga recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), para la realización de un proyecto de investigación enmarcado en la infraestructura IMPaCT. Es presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2021-SGR-00702. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. Es Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Isabel Portillo es Coordinadora de Cribados en Osakidetza-Servicio Vasco de Salud e investigadora del Instituto de Investigación BioBizkaka. Asimismo es socia de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), de la organización Sodepaz (ONG estatal).
Secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE y del Grupo de Trabajo de Cribados de la SEE</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Maria João Forjaz trabaja para el Instituto de SaIud Carlos III (ISCIII) y recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del ISCIII para la realización de un proyecto de investigación. Es vicepresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Pere Godoy recibe fondos de recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), para la realización de un proyecto de investigación sobre la transmisión del SARS-CoV2 en domicilios de Cataluça y Navarra. Es miembro de los grupos de trabajo de Vigilancia y Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Eduardo Briones Pérez de la Blanca no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Estamos justo en el momento del incremento de la curva de infecciones de gripe, que este año ha coincidido con la Navidad y el aumento de los contactos sociales. El Ministerio de Sanidad acaba de establecer como obligatorio el uso de mascarillas en hospitales y centros de salud.Óscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de ValènciaÁngela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Departamento de Medicina, CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de BarcelonaEduardo Briones Pérez de la Blanca, Médico epidemiólogo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Junta de AndalucíaMaría Isabel Portillo, Coordinadora de los Programas de cribado de cáncer colorrectal y prenatal. Osakidetza-Servicio Vasco de Salud, Osakidetza - Servicio Vasco de SaludMaria João Forjaz, Investigadora en salud pública, Instituto de Salud Carlos IIIPere Godoy, Medical Doctor, Professor Public Health, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2200122024-01-02T20:57:29Z2024-01-02T20:57:29ZEl reto de profesionalizar la salud pública<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/567222/original/file-20231222-23-4wh73q.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=171%2C60%2C6538%2C4406&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/closeup-doctor-holding-protection-shield-medical-1366923377">Natali _ Mis/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Somos profesionales de la salud pública, aunque nuestras familias siguen sin saber a qué nos dedicamos. No es lo contrario de la salud privada: es la salud de y para toda la población. Dada la complejidad que esta definición entraña y la confusión semántica inherente al adjetivo “público”, los profesionales de la salud pública nos enfrentamos con frecuencia al reto de tener que justificar nuestra existencia. </p>
<p>Pensábamos que la pandemia de la COVID-19 ayudaría a visibilizar nuestra labor y, en lugar de eso, ahora nos confunden con microbiólogos, internistas, telefonistas, políticos, activistas provacunas o incluso detectives.</p>
<h2>Salud no es solo ausencia de enfermedad</h2>
<p>¿Por qué resulta tan difícil definir nuestro trabajo? Para dar respuesta a esta pregunta, empecemos revisando conceptos. La Salud Pública se encarga de proteger y promover la salud, así como de prevenir la enfermedad y sus complicaciones a nivel poblacional. Pero… ¿de qué hablamos cuando hablamos de salud? Según la <a href="https://www.who.int/publications/i/item/WHO-EURO-1978-3938-43697-61471">Declaración de Alma Ata (1978)</a>, es “el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. </p>
<p>Si en una zona concreta de su pueblo o ciudad se está concentrando un elevado número de casos de cáncer, en su barrio no hay zonas verdes o tiene un peor estado de salud debido a su orientación sexual, género o nivel social, se enfrenta un problema de salud pública. Así que sí, nos dedicamos a mucho más que al virus de turno.</p>
<p>Los métodos y estrategias para resolver los problemas de salud pública abogan por enfoques significativamente diferentes al de curar una enfermedad. Nuestras estrategias están basadas en los “<a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240038349">determinantes de la salud</a>”, el conjunto de factores personales, sociales, económicos y ambientales que determinan la esperanza y calidad de vida de los individuos y poblaciones. </p>
<h2>La salud mental, el cambio climático y otros retos contemporáneos</h2>
<p>Dado que las condiciones que influyen en la salud son múltiples e interaccionan, es una ardua tarea que sólo puede ser afrontada desde la interdisciplinariedad, la multisectorialidad, la profesionalización, la colaboración y la ciencia. Más allá del color del gobierno de cada momento. Esto implica que la salud pública sea dinámica y se enfrente a continuos desafíos, como recientemente ha puesto de manifiesto la pandemia de COVID-19, el aumento de carga de enfermedad por salud mental, el crecimiento de las desigualdades sociales en salud, el cambio climático, el impacto de las redes sociales o la resistencia a los antibióticos. </p>
<p>Aunque suene lógico y necesario, este enfoque no se adquiere de la nada; requiere de formación y entrenamiento. El origen importa menos. Los salubristas hemos estudiado carreras de ciencias biomédicas (medicina, enfermería, psicología, veterinaria, farmacia, biología, etc.), pero también procedemos de ciencias sociales (antropología, sociología, economía, etc.) y otras tantas (bioestadística, bioinformática, ciencias ambientales, etc.). </p>
<h2>Una profesión infravalorada</h2>
<p>Aunque vengamos de ramas tan diversas, trabajamos en equipo ante retos comunes; o, al menos, lo intentamos. Porque no es fácil trabajar en salud pública. En España, el perfil profesional no está liberalizado: la <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2003-21340">Ley de profesiones sanitarias</a> condiciona que profesionales no sanitarios no puedan acceder a las plazas de salud pública.</p>
<p>Además, en la mayor parte de convocatorias no existen requisitos concretos, ni se valora la trayectoria formativa ni laboral de un salubrista. Y por si fuera poco, una vez dentro, es raro que exista una carrera profesional o que se valoren nuestros méritos, lo que suele traducirse en salarios no competitivos o en desgaste laboral. Más aún cuando los resultados de nuestras actividades sólo pueden evaluarse, mayoritariamente, a largo plazo. </p>
<p>Por todo ello, es una profesión infravalorada en España y, como dicen algunos colegas, sólo se acuerdan de nosotros cuando hay un “marrón” que resolver. Parece lógico que para trabajar como cardiólogo/a se necesite haber realizado la especialidad en cardiología. Entonces, ¿por qué no se pide una formación específica para presentarse a una oferta laboral en salud pública?</p>
<p>Conscientes de estas debilidades y carencias, desde hace años se viene discutiendo la necesidad de reformar las políticas y estructuras que amparan nuestra profesión. Homogeneizar la formación y definir un perfil profesional claro ayudaría a estructurar diversas funciones poco conocidas de la salud pública, como la detección de desigualdades sociales y/o grupos vulnerables, la promoción de estilos de vida saludables, la optimización de recursos públicos y la integración de políticas sectoriales para una mayor efectividad. También permitiría la integración de múltiples profesionales en este campo tan necesario.</p>
<h2>El futuro de la salud pública en España</h2>
<p>En estos tiempos pospandémicos de reflexión y recuperación de la credibilidad en nuestras instituciones, nuestra sociedad es cada vez más consciente de que estar saludable no es lo contrario de estar enferma. Soplan vientos de esperanza. La reciente <a href="https://www.sanidad.gob.es/ciudadanos/pdf/Estrategia_de_Salud_Publica_2022___Pendiente_de_NIPO.pdf">Estrategia de Salud Pública del Ministerio de Sanidad</a> (2022) rescata la <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2011-15623">Ley General de Salud Pública</a> (2011), estancada en los tránsitos políticos del devenir de España.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/de-que-depende-que-las-campanas-de-prevencion-de-salud-funcionen-o-no-198314">De qué depende que las campañas de prevención de salud funcionen (o no)</a>
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<p>Otro tema candente es <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35120795/">la creación de una Agencia Estatal de Salud Pública</a>. La profesionalización adecuada en este ámbito es indispensable para mejorar y garantizar nuestra salud, y constituye una herramienta para optimizar los recursos públicos necesarios para ello. No abordar estos desafíos podría resultar en la ineficacia (e ineficiencia) de las políticas públicas.</p>
<p>Desde la Sociedad Española de Epidemiología estamos trabajando para que este desafío sea una realidad. Tal como se define en el <a href="https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=43&tipo=2">artículo 43 de la Constitución Española</a>, todos tenemos el derecho a la protección de nuestra salud, y compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. </p>
<p>Llevamos años debatiendo conceptos y estructuras, mientras nuestra salud (bien entendida) se hace cada vez más vulnerable a los vientos de cambio. Es momento de pasar a la acción, haciéndonos visibles ante la sociedad que nos sustenta y ampara.</p>
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<p><em>Artículo escrito con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/220012/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Zaida Herrador Ortiz es miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, y coordina en la actualidad el Grupo de Formación y Empleabilidad de dicha sociedad.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Alba Marcos Delgado es miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), del Grupo español de Jóvenes Epidemiólogos (Grupo EJE). Integrante del Grupo de Trabajo de Formación y Empleabilidad de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Brenda Biaani León Gómez es Vocal de la Junta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Es representante en la Junta de la Red Internacional de Epidemiología en la Política (INEP). Forma parte del Grupo de Trabajo de Formacíón y Empleabilidad de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elena Ojeda Ruiz es miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS). Integrante del grupo de trabajo de Formación y Empleabilidad de la SEE y del Comité de Estudio de Promoción y Prevención de la SEMPSPGS.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elena Vanessa Martínez Sánchez es miembro de la SEE, de la SEMPSPGS y AECS. Integrante del GT de Formación y Empleabilidad y del GT de Ética y Protección de Datos de la Sociedad Española de Epidemiología. Inscrita en Mas Madrid</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Federico Eduardo Arribas Monzón es miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), integrante del grupo de trabajo de Formación y Empleabilidad de la SEE y del grupo de Comunicación de SEE. Representante SEE/SESPAS en la Comisión Nacional de la Especialidad médica de Medicina Preventiva y Salud Pública. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Héctor Sánchez Herrero es miembro del Grupo Español de Jóvenes Epidemiólogos (Grupo EJE), de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y en el Grupo de Trabajo de Empleabilidad y Formación de esta sociedad.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Veronica Davila Batista recibió fondos del ISCIII para un contrato postdoctoral Sara Borrell en 2022.
Forma parte del Grupo de Trabajo de Formacíón y Empleabilidad de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
Es la presidenta de la Asociacíon de Jovenes profesionales de la Epidemiología y Salud Pública en España (Grupo EJE).
</span></em></p>Los autores de este artículo reivindican la importancia de su profesión en nuestros tiempos y la necesidad de un marco legal que la valore y la ampare.Zaida Herrador Ortiz, Científico titular, Instituto de Salud Carlos IIIAlba Marcos Delgado, Profesora en el Área de Medicina Preventiva y Salud Pública. Departamento de Ciencias Biomédicas., Universidad de LeónBrenda Biaani León Gómez, Médica Epidemióloga. Institut Català de la Salut Gerència Territorial Metropolitana Nord/ Institut de Recerca en Atenció Primària Jordi Gol: Barcelona, Catalunya, ES, Institut Català de la SalutElena Ojeda Ruiz, Médica Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Madrid SaludElena Vanessa Martínez Sánchez, Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Ministerio de Sanidad (España)Federico Eduardo Arribas Monzón, Jefe de Servicio de Evaluación y Acreditación Sanitaria. Dirección General de Asistencia Sanitaria, Departamento de Sanidad de AragónHéctor Sánchez Herrero, Técnico superior de Salud Pública, Ministerio de Sanidad (España)Veronica Davila Batista, Salud Pública y Epidemiología, Universidad de Las Palmas de Gran CanariaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2172402023-11-19T21:50:14Z2023-11-19T21:50:14ZPor qué aún no hay vacuna contra la hepatitis C y es tan importante desarrollarla<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/560256/original/file-20231119-20-66z2g8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=90%2C73%2C5373%2C3563&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/view-doctor-holding-fictional-test-tube-1693553767">Mauro Rodrigues/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Según la <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c">Organización Mundial de la Salud</a> (OMS), 58 millones de personas padecen una infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC) en todo el mundo, y cada año se producen 1,5 millones de nuevas infecciones. El VHC, que ataca principalmente al hígado, puede desencadenar tanto infecciones agudas como crónicas. Aproximadamente un 70 % de las personas infectadas con este agente patógeno desarrollan una hepatitis C crónica.</p>
<p>La enfermedad progresa lentamente a lo largo del tiempo, causando un endurecimiento o cicatrización del hígado (fibrosis hepática) que desemboca en <a href="https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/cirrhosis/symptoms-causes/syc-20351487">cirrosis</a> en aproximadamente el 15-30 % de los pacientes a lo largo de entre 20 y 30 años. Cuando se establece la cirrosis, la infección puede progresar a enfermedad hepática terminal y cáncer de hígado. Se estima que en 2019 murieron unas 290 000 personas en el mundo debido a la hepatitis C.</p>
<p>El VHC se transmite principalmente por contacto directo con sangre infectada. Hay situaciones y prácticas que pueden aumentar el riesgo de exposición al virus, como el uso compartido de jeringuillas, la falta de acceso a servicios de salud o ciertas prácticas sexuales. Estos factores aumentan la prevalencia en algunos grupos, incluyendo personas que usan drogas inyectables, comunidades marginadas con acceso limitado a servicios de salud y hombres que tienen sexo con hombres.</p>
<h2>Un tratamiento muy eficaz…</h2>
<p>Aunque no existe una vacuna contra el VHC, sí hay un tratamiento altamente efectivo basado en los denominados <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5490957/">antivirales de acción directa</a> (AAD), que bloquean la replicación del virus. Estos AAD pueden curar a más del 95 % de las personas afectadas. Basándose en esto, <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c">la OMS</a> se ha propuesto que la hepatitis C deje de ser un problema de salud pública en el año 2030. Para ello se ha fijado el objetivo de diagnosticar al 90 % de personas infectadas y tratar el 80 % de ellas. </p>
<h2>…pero que no reciben muchas personas infectadas</h2>
<p>Dado que la hepatitis C crónica puede no producir síntomas durante varios años después de la infección inicial, más del 80 % de las personas infectadas no saben que lo están y no reciben tratamiento. Siguen sufriendo daño hepático durante años y pueden trasmitir el VHC a otras.</p>
<p>La ausencia de políticas y programas adecuados para el cribado y diagnóstico temprano de la hepatitis C, especialmente en poblaciones más vulnerables donde la prevalencia de la enfermedad es alta, representa un desafío significativo en la lucha contra esta infección. Además, el tratamiento con AAD tiene algunas limitaciones:</p>
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<li><p>Entre un 2 % y un 5 % de los pacientes medicados no logran curarse completamente. Adicionalmente, el virus puede mutar y volverse resistente a estos tratamientos en algunos casos, disminuyendo su efectividad.</p></li>
<li><p>Los AAD son caros, lo que limita su disponibilidad, especialmente en países en desarrollo y para poblaciones en situación de riesgo, donde el acceso a los fármacos puede ser más difícil.</p></li>
<li><p>Incluso después de un tratamiento exitoso con estos medicamentos, no se desarrolla inmunidad contra el VHC. Esto significa que una persona curada puede volver a infectarse si se expone nuevamente al virus.</p></li>
</ol>
<p>Por todo ello parece improbable que se pueda cumplir el objetivo de la OMS a nivel global sólo mediante el uso de AAD. La producción de una vacuna contra el VHC ayudaría a controlar su transmisión, especialmente en poblaciones de alto riesgo. Esto contrarrestaría las limitaciones del tratamiento con AAD y, por lo tanto, facilitaría el complimiento del objetivo de la OMS de erradicar la hepatitis C.</p>
<h2>Por qué no tenemos vacuna</h2>
<p>A pesar de que el virus se conoce desde hace más de treinta años, existen una serie de dificultades que han hecho que el desarrollo de una vacuna se haya visto obstaculizado. Entre ellas están las siguientes:</p>
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<li><p>El VHC es un virus con una alta capacidad para cambiar. En su evolución ha dado lugar a ocho <a href="https://www.seimc.org/contenidos/ccs/revisionestematicas/viromicromol/variaVHC.pdf">genotipos</a>, que se diferencian en aproximadamente un 30 % en su secuencia genética. Además, estos genotipos se subdividen en unos 90 <a href="https://www.seimc.org/contenidos/ccs/revisionestematicas/viromicromol/variaVHC.pdf">subtipos</a> distintos, que presentan un 15 % de variación entre ellos. La vacuna tendría que proteger frente a todos los genotipos y subtipos, lo cual no es fácil de conseguir.</p></li>
<li><p>El VHC tiene dos proteínas en su superficie, denominadas E1 y E2, que actúan de forma conjunta para que el virus entre e infecte las células del hígado. La respuesta inmune de los pacientes va mayoritariamente dirigida contra estas dos proteínas. En dicha reacción se generan <a href="https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002223.htm">anticuerpos</a> que se unen a las proteínas E1 y E2, bloqueando la entrada del virus a las células. El problema es que dichas proteínas son las partes del VHC que más varían entre genotipos: pueden adoptar formas distintas y adquirir diferentes modificaciones naturales, como la unión de azúcares. Todo ello dificulta su reconocimiento por los anticuerpos, permitiendo la entrada del VHC en las células. En cierta forma, podríamos decir que se “disfrazan” para no ser reconocidas.</p></li>
<li><p>Existe una ausencia de animales de laboratorio adecuados para probar la eficacia de las vacunas. Por ejemplo, el VHC no infecta a los ratones, uno de los modelos más utilizados en investigación. Esto dificulta la obtención de datos muy valiosos que podrían ser trasladables a humanos.</p></li>
<li><p>Realizar ensayos clínicos para vacunas contra el VHC no es fácil. La incidencia relativamente baja de la infección en muchos países industrializados hace necesario llevar a cabo dichos ensayos en poblaciones marginadas con alto riesgo de contraer el VHC o en regiones con alta prevalencia, que suelen pertenecer a países en vías de desarrollo.</p></li>
<li><p>También hay una relativa escasez de financiación para la investigación y desarrollo de una vacuna contra el VHC. Esto probablemente se relacione con la naturaleza silente de la infección, la aparición de los AAD y el acceso generalizado al tratamiento en los países desarrollados.</p></li>
</ol>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=598&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=598&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=598&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=752&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=752&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=752&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Estructura del complejo E1E2 unido a tres anticuerpos.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Motivos para la esperanza</h2>
<p>Aunque existen algunas <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10461427/">vacunas en desarrollo frente al VHC</a>, las más avanzadas no han demostrado una eficacia suficiente, lo cual ha significado una decepción.</p>
<p>Sin embargo, este escenario parece que podría cambiar pronto, debido principalmente al mayor conocimiento que tenemos ahora sobre la respuesta inmune que protege frente al VHC, los mecanismos de escape del virus a esa reacción y la estructura de las proteínas E1 y E2. También existe la posibilidad de utilizar <a href="https://theconversation.com/premio-nobel-para-la-molecula-de-la-vida-que-ha-puesto-contra-las-cuerdas-a-la-covid-19-214765">la tecnología de ARNm</a>, de forma similar a como ha sido aplicada con éxito en el desarrollo de la vacuna contra el SARS-CoV-2.</p>
<p>Estos conocimientos permitirán un desarrollo más racional de <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.adf2226">nuevas vacunas</a>. Por ejemplo, el uso de la ingeniería genética facilitará producir las <a href="https://jbiomedsci.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12929-020-00669-4">formas de las proteínas E1 y E2</a> más adecuadas para estimular la producción de los mejores anticuerpos capaces de bloquear la entrada del virus en las células.</p>
<p>Existe cierto consenso en que una vacuna eficaz frente al VHC debe estimular las dos principales ramas de la respuesta inmune: la inmunidad humoral, basada en linfocitos B productores de anticuerpos, y la inmunidad celular, que consta principalmente de linfocitos T capaces de eliminar las células infectadas y de ayudar a los linfocitos B a producir anticuerpos. En este sentido, una vacuna basada en las glicoproteínas E1 y E2 parece ser la mejor opción, puesto que estimula ambas ramas. Un paso importante en esta dirección ha sido la reciente determinación de la estructura a nivel molecular del <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10512783/">complejo formado por la unión de ambas proteínas</a>. Hay motivos para ser optimistas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217240/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Aunque hay un tratamiento efectivo para curar la hepatitis C, el 80 % de los infectados no saben que la tienen y lo pueden transmitir a otras personas. La creación de la vacuna ayudaría decisivamente a erradicar por fin la enfermedad.Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIIPablo Ryan Murua, Especialista en Medicina Interna, Universidad Complutense de MadridSalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2140952023-09-24T20:33:11Z2023-09-24T20:33:11ZLa nueva vacuna contra el virus respiratorio sincitial para embarazadas que también protege a sus bebés<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/549899/original/file-20230924-15-surlfp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=567%2C0%2C5133%2C3782&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mom-makes-inhalation-child-holding-hands-1236580834">komokvm/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El <a href="https://theconversation.com/el-virus-respiratorio-que-mas-preocupa-a-los-pediatras-y-no-es-el-coronavirus-132562">virus respiratorio sincitial</a> (VRS) causa una infección respiratoria común que representa un riesgo significativo para los bebés. Proteger a los recién nacidos de esta enfermedad ha sido una preocupación desde hace muchos años. </p>
<p>No es para menos. El <a href="https://theconversation.com/el-virus-respiratorio-que-mas-preocupa-a-los-pediatras-y-no-es-el-coronavirus-132562">VRS</a> es un virus altamente contagioso que afecta el tracto respiratorio, causando síntomas que van desde leves, similares a un resfriado, hasta una grave dificultad para respirar. En los recién nacidos con sistemas inmunes debilitados o problemas de salud preexistentes –especialmente en aquellos nacidos prematuramente–, el VRS puede dar lugar a complicaciones graves como bronquiolitis o neumonía. </p>
<h2>Basada en la proteína F del virus</h2>
<p>Finalmente, la solución parece haber llegado en forma de una vacuna desarrollada por la compañía Pfizer. Llamada <a href="https://www.pfizer.com/news/press-release/press-release-detail/us-fda-approves-abrysvotm-pfizers-vaccine-prevention-0">Abrysvo</a>, puede ser utilizada en mujeres embarazadas y ofrece una nueva esperanza para proteger tanto a las futuras madres como a sus recién nacidos de las complicaciones potencialmente graves asociadas a la infección por el VRS.</p>
<p>Su aprobación reciente por la <a href="https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/la-fda-aprueba-la-primera-vacuna-para-personas-embarazadas-y-prevenir-el-virus-respiratorio">Administración de Alimentos y Medicamentos</a> (FDA) de Estados Unidos y la <a href="https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/EPAR/abrysvo">Agencia Europea de Medicamentos</a> (EMA) marca un punto de inflexión en la atención de la salud materna e infantil. Su diseño innovador es el resultado de una extensa investigación y ensayos clínicos llevados a cabo por Pfizer.</p>
<p>Abrysvo es una vacuna basada en subunidades del virus, lo que significa que contiene solo componentes específicos del VRS en lugar del virus completo. Se centra concretamente en la proteína F, o proteína de fusión, que se encuentra en la superficie del patógeno. Esta proteína es esencial para que el VRS entre e infecte las células humanas.</p>
<p>La vacuna estimula al sistema inmunológico para generar una respuesta de anticuerpos protectora capaz de bloquear la entrada del virus en las células del aparato respiratorio. Además, contiene dos versiones de la proteína F para facilitar una protección más amplia frente a las distintas cepas o variantes del VRS.</p>
<p>Por lo tanto, Abrysvo no contiene formas vivas o debilitadas del VRS, por lo que no puede causar infección en las personas vacunadas. Esto la hace especialmente segura para las mujeres embarazadas, quienes necesitan protegerse a sí mismas y a sus futuros hijos sin el riesgo de causar daño.</p>
<h2>Implicaciones para la salud materna e infantil</h2>
<p>Uno de los aspectos más notables de esta vacuna es su capacidad para conferir una inmunidad en la madre que puede ser transferida al recién nacido. A medida que el sistema inmunológico de la gestante reacciona a la vacuna, se producen una serie de anticuerpos protectores contra el VRS. Una porción de estos anticuerpos se transmite al feto en desarrollo a través de la placenta, ofreciendo al bebé un escudo vital contra el VRS en los primeros seis meses de vida, precisamente cuando es más vulnerable.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Esquema del 'modus operandi' de la nueva vacuna desarrollada por Pfizer" src="https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=548&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=548&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=548&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=689&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=689&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=689&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Esquema del ‘modus operandi’ de la nueva vacuna desarrollada por Pfizer.</span>
<span class="attribution"><a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La vacuna se administra a las futuras madres entre las semanas <a href="https://www.pfizer.com/news/press-release/press-release-detail/us-fda-approves-abrysvotm-pfizers-vaccine-prevention-0">32 y 36 de embarazo</a>. Este momento estratégicamente elegido maximiza la transferencia de anticuerpos protectores de la madre al feto. Además, vacunar en ese período limita el riesgo de sufrir un parto prematuro.</p>
<p>Este avance promete reducir de manera significativa las hospitalizaciones y complicaciones relacionadas con el VRS en los recién nacidos y aborda una preocupación constante para las mujeres embarazadas, brindándoles una forma de proteger a sus bebés de una infección potencialmente grave.</p>
<h2>Segura y efectiva</h2>
<p>El <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2216480">New England Journal of Medicine</a> publicó un ensayo clínico que destaca la eficacia de la nueva vacuna. Este estudio demostró una reducción significativa en la incidencia de infecciones del tracto respiratorio inferior debidas al VRS que necesitaron atención médica en bebés nacidos de madres vacunadas. </p>
<p>En total, 3 682 embarazadas recibieron la vacuna y a otras 3 676 se les administró placebo (sustancia sin actividad farmacológica). También se evaluaron 3 570 y 3 558 bebés, respectivamente. Según indican los resultados, la vacuna actuó más eficazmente en las infecciones de mayor gravedad. </p>
<p>En los primeros tres meses después del nacimiento, se registraron 6 casos de enfermedad respiratoria grave en bebés de mujeres vacunadas y 33 en hijos de mujeres del grupo del placebo, lo que supone una eficacia de la vacuna del 82 %. Cuando se evaluaron los primeros seis meses después del nacimiento, fueron detectados 19 casos de dolencia grave en bebés de madres vacunadas y 62 en los hijos de las mujeres que recibieron placebo, lo cual sitúa la eficacia de Abrysvo en el 69 %.</p>
<p>Los efectos secundarios más comunes reportados entre mujeres vacunadas fueron fatiga, dolor de cabeza, molestia en el lugar de la inyección, dolor muscular, náuseas, dolor en las articulaciones y diarrea. </p>
<p>En el ensayo no hubo diferencias estadísticamente significativas en la tasa de nacimientos antes de las 37 semanas de gestación entre las mujeres que recibieron la vacuna (5,7 %) y aquellas a las que se administró placebo (4,7 %). Además, ambas tasas observadas fueron inferiores a la tasa de nacimientos prematuros en la población general, que se sitúa alrededor del 10 %.</p>
<h2>Una nueva era en la prevención del VRS</h2>
<p>La vacunación contra el VRS de mujeres embarazadas representa un paso significativo. La vacuna, basada en la proteína F del VRS, evita la entrada del virus en las células respiratorias, lo que previene las infecciones en bebés.</p>
<p>Con las aprobaciones de las agencias reguladoras y el potencial para proteger tanto a las mujeres embarazadas como a sus hijos, la vacuna contra el VRS anuncia una nueva era en la prevención de las infecciones causadas por este virus. </p>
<p>Su adopción generalizada, junto con la administración de un tratamiento también basado en la proteína F y recientemente aprobado (<a href="http://www.ema.europa.eu/en/documents/overview/beyfortus-epar-medicine-overview_es.pdf">Beyfortus</a>), tiene el potencial de reducir significativamente la carga de enfermedades relacionadas con el VRS, mejorando en última instancia el bienestar tanto de las madres como de sus recién nacidos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/214095/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Esta vacuna desarrollada por Pfizer ofrece una nueva esperanza en la prevención frente a un virus que puede causar graves infecciones respiratorias en los recién nacidos.Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIISalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIIVicente Mas, Investigador Distinguido, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2115292023-08-16T18:30:58Z2023-08-16T18:30:58Z¿Vuelve la covid-19?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/543019/original/file-20230816-25-574lhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C17%2C3994%2C2640&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/patient-covid19-did-express-test-home-1888412188">Helen Sushitskaya / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En los últimos días se está hablando mucho de un incremento de casos de covid-19. Volvemos a tener conocidos de círculo cercano o familiares que han contraído la enfermedad y <a href="https://efe.com/portada-espana/2023-08-11/covid-repunte-verano-leve-hospitales-enfermedades-respiratorias/">los medios de comunicación están informando sobre ello</a>. También se está especulando con las posibles causas: desde la expansión de una <a href="https://www.reuters.com/world/what-is-eris-new-covid-variant-2023-08-14/">nueva variante</a> hasta el cese de la obligatoriedad del uso de las mascarillas <a href="https://theconversation.com/hasta-las-pandemias-pasan-de-moda-205164">tras finalizar la emergencia sanitaria de importancia internacional</a>.</p>
<h2>Situación actual</h2>
<p>Lo cierto es que sí que se está detectando una mayor presencia de la dolencia en las últimas semanas, aunque los datos deben interpretarse con cautela por las limitaciones actuales en la realización de pruebas. En España, por ejemplo, así lo muestra el <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/Informes%20semanales/Temporada_2022-23/Informe%20semanal_SiVIRA_312023.pdf">último informe del Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA)</a>: la tasa de covid-19 identificada en atención primaria ha aumentado significativamente desde el 2 de julio de 2023 (29,3 casos por 100 000 habitantes) hasta el 6 de agosto de 2023 (88 casos por 100 000 habitantes). </p>
<p>En el mismo período, la tasa de hospitalización ha pasado de 0,6 a 2,04 casos por 100 000 habitantes, si bien ha registrado fluctuaciones. El porcentaje de positividad a SARS-CoV-2 se sitúa en la última semana en el 32 %, cuando hace un mes estaba en 24 %. De todos modos, la tendencia es muy diferente según comunidades y territorios.</p>
<p>En la Unión Europea también se ha <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/country-overviews">notificado</a> durante este mismo lapso de tiempo una tendencia creciente de casos en la mayoría de los grupos de edad, aunque los demás indicadores se mantienen estables.</p>
<h2>¿Significa que la covid-19 ha vuelto?</h2>
<p>Hay que ser conscientes de que, en realidad, <a href="https://theconversation.com/inmunidad-de-grupo-que-lecciones-podemos-extraer-de-la-pandemia-de-covid-19-200841">la covid-19 nunca se fue</a>. El virus SARS-CoV-2 permanece entre nosotros. Y por eso, no es extraño que volvamos a ver repuntes cuando las circunstancias cambian. Lo hemos experimentado ya con anterioridad en estos últimos casi cuatro años. </p>
<p>Este virus no se está comportando como otros estacionales, que circulan poco en los momentos de mayor temperatura y reaparecen en las épocas frías. En el caso del SARS-CoV-2, hemos tenido ondas importantes casi todos los veranos. Las circunstancias que cambian son nuestros comportamientos: mayores interacciones sociales, con personas de ámbitos diversos y edades variadas y en lugares en los que no estamos el resto del año. </p>
<p>En esta ocasión, a ello cabe añadirse la percepción, probablemente mayoritaria, de que la enfermedad ya no existe o de que ya no debemos ni preocuparnos ni ocuparnos de ella. Esto hace que, en general, se haya relajado la actitud de precaución y la conducta que podría reducir la transmisión. </p>
<p>Tal cambio de percepción es explicable por los años que llevamos conviviendo con el virus. La pandemia nos ha afectado duramente, limitando las relaciones personales y profesionales, con un importante impacto tanto en la economía como en nuestras vidas. </p>
<h2>La nueva variante de SARS-CoV-2</h2>
<p>En España, según el citado informe de SiVIRA, la variante XBB es la que ha presentado mayor circulación en las últimas cinco semanas (33 %). En los casos hospitalizados, las variantes más presentes son, durante este período, la XBB.1.5 (38 %), la BA.2 (38 %) y la XBB (13 %). En la Unión Europea, según los datos de que dispone <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/variants-concern">el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades</a>, correspondientes a diez países, la más abundante es la XBB.1.5 (94,8 %).</p>
<p>Una nueva subvariante, considerada todavía por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en <a href="https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/09082023eg.5_ire_final.pdf?sfvrsn=2aa2daee_1">su última evaluación como variante de interés</a>, es la denominada EG.5, un linaje descendiente de la XBB.1.9.2. La mayor parte de las secuencias de EG.5 detectadas en todo el mundo corresponden a China (2 247 secuencias, el 30,6 % del total). También está presente en España (107 secuencias, el 1,5 %). </p>
<p>En el último mes se ha observado un incremento de la proporción de la subvariante EG.5. La OMS la califica en su último informe como de riesgo bajo para la salud pública a nivel mundial, según la evidencia disponible. Si bien ha mostrado una mayor prevalencia y propiedades de escape inmunitario, no se han informado cambios en la gravedad de la enfermedad. Concretamente, la OMS considera que esta subvariante puede “causar un aumento en la incidencia de casos y volverse dominante en algunos países, o incluso a nivel mundial”.</p>
<p>En conclusión, sí estamos en un período de incremento de incidencia de la covid-19, pero no parece que tenga impacto sobre la gravedad de los casos. En España, aunque se ha detectado la nueva subvariante, no puede atribuirse ese aumento a la presencia de la misma.</p>
<h2>No bajemos la guardia con los más vulnerables</h2>
<p>En cualquier caso, es importante recordar que hay personas que, por su situación inmunitaria o de mayor vulnerabilidad, continúan siendo susceptibles de desarrollar cuadros más graves e incluso mortales. </p>
<p>Por ello debemos seguir manteniendo las precauciones si desarrollamos síntomas: evitar o limitar el contacto con personas vulnerables, utilizar medidas de protección (mascarillas) y extremar las de prevención (lavarnos las manos, evitar lugares cerrados sin ventilación) ante el contacto con otras personas vulnerables. </p>
<p>Para finalizar, es necesario destacar que es una garantía de menor afectación mantener un buen estado inmunitario, mediante el seguimiento de las pautas de vacunación. Resulta fundamental mantener y asegurar la vigilancia epidemiológica para tomar las decisiones adecuadas con la mejor base científica.</p>
<hr>
<p><em>Artículo realizado con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/211529/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Óscar Zurriaga recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de un proyecto de investigación. Es presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2021-SGR-00702. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. Es Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Eduardo Briones Pérez de la Blanca es miembro de Grupo de comunicación de la Sociedad Española de Epidemiología</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Formo parte de la Comisión Asesora de comunicación de la SEE y recibo fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Gobierno de Aragón, para la realización de proyectos de investigación (Proyecto LMP92_21).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Isabel Portilo. Secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiologia y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>MJ Forjaz ha recibido fondos del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de proyectos de investigación en concurrencia competitiva. Es vicepresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mario Fontán Vela recibe fondos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades. Forma parte de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Pere Godoy es profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Publica en la Universidad de Lleida, coordinador del Programa de Prevención, Vigilancia y Control de Enfermedades Transmisibles (PREVICET) del CIBERESP e investigador principal de los proyectos competitivos sobre tuberculosis (PI18/01751) y COVID-19 (PI21/01883). Es miembro del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología, y del Consell Assessor de Vacunacions de la Agència de Salut Pública de Catalunya</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Maica Rodríguez-Sanz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Es cierto que se está registrando un repunte de la enfermedad, pero no parece afectar a la gravedad de los casos. El cambio de costumbres durante el verano y la relajación de las medidas preventivas explicarían este incremento.Óscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Vig. Enf. No Transmisibles (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de ValènciaÁngela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Departamento de Medicina, CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de BarcelonaEduardo Briones Pérez de la Blanca, Médico epidemiólogo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Junta de AndalucíaFederico Eduardo Arribas Monzón, Jefe de Servicio de Evaluación y Acreditación Sanitaria. Dirección General de Asistencia Sanitaria, Departamento de Sanidad de AragónMaica Rodríguez-Sanz, Responsable del Área de Investigación, docència y comunicación, l'Agència de Salut Pública de BarcelonaMaría Isabel Portillo, Coordinadora de los Programas de cribado de cáncer colorrectal y prenatal. Osakidetza-Servicio Vasco de Salud, Osakidetza - Servicio Vasco de SaludMaria João Forjaz, Investigadora en salud pública, Instituto de Salud Carlos IIIMario Fontán Vela, Doctorando en Epidemiología y Salud Pública, Universidad de AlcaláPere Godoy, Medical Doctor, Professor Public Health, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2091002023-07-20T19:39:51Z2023-07-20T19:39:51ZDe cicatrices y versos: una historia de las cesáreas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/537333/original/file-20230713-21-u5em9p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C0%2C7148%2C3874&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/professional-anesthesiologist-doctor-medical-team-assistant-2201550389">Art_Photo / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-trilogia-de-auschwitz/263556">sus memorias</a> sobre el campo de exterminio de Auschwitz, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Primo_Levi">Primo Levi</a> cuenta cómo recitaba fragmentos de la <em>Divina Comedia</em> mientras cargaba una marmita de cincuenta kilos a través de las tierras baldías de Polonia. Durante unas horas, los versos de Dante, a través de su humanidad compartida, le salvaron. </p>
<p>Y es que, lo queramos o no, somos seres narrativos. Desde la infancia escuchamos historias, contamos historias, vivimos historias. Nos perdemos en libros de tapa gruesa y capitaneamos barcos desde el sofá. Pero llegamos a la vida adulta y olvidamos esta habilidad, nos amurallamos en la objetividad, el tedio de la cotidianidad y la vida real. Creemos que los cuentos son cosa de niños, que nosotros, los adultos, estamos por encima de dragones, reinas y castillos. Nos equivocamos.</p>
<h2>De los fríos datos a la mitología clásica</h2>
<p>Podría hablar de un <a href="https://revista.isciii.es/index.php/bes/article/view/1286">trabajo de investigación</a> en el que analicé la información de todos los partos que tuvieron lugar en España entre 2007 y 2018. Empezaría contando que hubo cinco millones de nacimientos, de los cuales un 25 % fueron por cesárea. </p>
<p>Después diría que dar a luz en fin de semana tiene una <em>odds ratio</em> aproximada de 0,65 respecto al resto de días. Que la regresión logística revela resultados estadísticamente significativos para la relación entre nivel educativo de la madre y las cesáreas, con un valor p inferior al 0,001 en la mayoría de los casos. </p>
<p>Seguiría explicando que la variabilidad entre comunidades autónomas alcanza el 15 %. Acabaría y nos iríamos cada uno por nuestro lado como si nada hubiese pasado. Esta es la ciencia que tenemos, pero quizás no la que necesitamos.</p>
<p>Pero también podría contar una historia. Podría hablar de Apolo, dios griego de la belleza, y de cómo se enamoró de Coronis, una humana. Diría que de este enredo amoroso nació Asclepio, el dios de la medicina. Probablemente se llevaría las manos a la cabeza cuando le contase que Zeus, padre de Apolo y abuelo de Asclepio, ¡acabó matando a su propio nieto! Pero esa es otra historia (y la mitología está llena de historias que llevan a historias que llevan a historias). </p>
<p>Según la mitología griega, el nacimiento de Asclepio fue el primer parto por cesárea de la humanidad. <a href="https://neonatology.net/pdf/cesarean.pdf">El primer registro escrito lo encontramos en la Roma monárquica</a>: antes de que fuese un imperio, antes incluso de que fuese una república, Roma tuvo siete reyes. El segundo, Numa Pompilio, dictaminó que, si una madre fallecía durante el parto, había que realizar una cesárea para intentar salvar al niño.</p>
<h2>Un avance que salva vidas</h2>
<p>Siglos más tarde, a principios del XIX, <a href="https://embryo.asu.edu/pages/margaret-ann-bulkley-james-barry-17891865">una cirujana de la marina británica llamada Mary Ann Bulkley</a> realizó una de las primeras cesáreas en las que tanto la madre como el niño sobrevivieron. A partir de entonces, el procedimiento empezó a sistematizarse y mejorarse, disminuyendo espectacularmente la mortalidad asociada.</p>
<p>Las cesáreas salvan vidas. No hay discusión posible. Pero quizás habría que matizar esta frase y añadir que las cesáreas bien indicadas salvan vidas. El problema es que muchas veces se decide realizar una cesárea cuando no hace falta. </p>
<p>En medicina, como en la vida en general, la toma de decisiones se basa en un equilibrio entre los riesgos y los beneficios de cualquier alternativa posible. Un ejemplo son los partos de nalgas. En general, los niños suelen nacer en presentación cefálica, es decir, con la cabeza por delante. Sin embargo, algunos se dan la vuelta y adoptan una presentación podálica. Esto es problemático porque podrían atascarse en el canal del parto, quedarse sin oxígeno y sufrir daños cerebrales irreversibles. En estas circunstancias, una cesárea está salvando vidas. </p>
<p>Pero hay que tener en cuenta la otra cara de la moneda. Estas intervenciones se asocian a complicaciones maternas, como infecciones o lesiones de órganos internos, pero también neonatales. De hecho, se ha visto que los niños nacidos mediante cesárea tienen más riesgo de desarrollar problemas de salud como <a href="https://aacijournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13223-019-0367-9">asma</a> u <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7154804">obesidad</a>.</p>
<h2>¿Demasiadas cesáreas?</h2>
<p>Hoy en día, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26849801">la situación mundial es muy heterogénea</a>. En Brasil, más de la mitad de los partos son por cesárea, mientras que, en países como Nigeria, el porcentaje no alcanza el 5 %. En España, uno de cada cuatro niños nace por este método. ¡Uno de cada cuatro! Eso es mucho, mucho más de lo que <a href="https://www.who.int/publications/i/item/WHO-RHR-15.02">recomiendan las organizaciones internacionales</a> (que hablan de uno de cada diez). </p>
<p>Algunas comunidades autónomas españolas como Valencia doblan el porcentaje recomendado, mientras que otras como el País Vasco consiguen (casi) llegar a la cifra recomendada. Esto podría explicarse porque no hay criterios unificados y parece que, en ocasiones, la decisión de realizar o no una cesárea es un tanto arbitraria.</p>
<p>Pero es que no sólo importa dónde se dé a luz, sino cuándo: parir durante el fin de semana se asocia a un menor riesgo de cesárea que hacerlo entre semana. Esto podría deberse a que los sábados y domingos hay menos personal sanitario disponible y, por lo tanto, se prefiere programar estas intervenciones de lunes a viernes. </p>
<p>Y además del dónde y el cómo, también hay que considerar el quién. El mayor porcentaje de partos por cesárea se da en madres con un mayor nivel educativo y en las de mayor edad.</p>
<h2>Múltiples causas, múltiples soluciones</h2>
<p>Después de obtener estos resultados, mi conclusión fue que el problema de las cesáreas en España es multifactorial. Para solucionarlo habrá que crear protocolos obstétricos unificados, concienciar a los profesionales sanitarios y promocionar la educación para la salud. Lejos de desanimarnos, esto debería motivarnos a seguir investigando: que un problema tenga múltiples causas significa que también tiene múltiples soluciones.</p>
<p>Inconscientemente, mientras leía estos párrafos se han activado su hipocampo y su amígdala, dos zonas del cerebro relacionadas con el control de las emociones. Los datos del principio se han evaporado de su memoria. Retenemos mejor la información cuando existe una narrativa, un hilo conductor, una emoción. Recordamos porque sentimos. Nos hacemos preguntas y buscamos respuestas porque sentimos. La ciencia, por mucho que se diga lo contrario, pasa por el sentimiento.</p>
<p>Sólo contando historias podremos imaginar soluciones y construir un mundo más seguro, más amable. Un mundo mejor.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo fue finalista en la <a href="https://theconversation.com/un-articulo-sobre-el-olor-como-pista-en-el-diagnostico-del-parkinson-gana-el-premio-de-divulgacion-joven-fundacion-lilly-the-conversation-208725">III edición del certamen de divulgación joven</a> organizado por la Fundación Lilly y The Conversation España.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/209100/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Alonso Colón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La historia de las cesáreas transcurre en tierras homéricas, en la Roma monárquica y en la marina británica. Ahora ha tomado un rumbo determinado (y peligroso) que todavía estamos a tiempo de cambiar.María Alonso Colón, Médico Interno Residente de Medicina Preventiva y Salud Pública, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2082392023-07-05T17:12:41Z2023-07-05T17:12:41Z¿Por qué están aumentando las infecciones de transmisión sexual entre jóvenes y adolescentes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/535490/original/file-20230704-19-kolvrh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C8099%2C5403&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-taking-sample-std-testing-woman-2116382486">New Africa / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Nos pueden sonar a enfermedades del pasado, pero la sífilis y la infección gonocócica (gonorrea) están muy de actualidad. Forman parte de las denominadas infecciones de transmisión sexual (ITS), y se han descrito más de veinte microorganismos, entre virus, bacterias y parásitos, que pueden producirlas.</p>
<p>Las cifras son preocupantes. <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/sexually-transmitted-infections-(stis)">Según la Organización Mundial de la Salud</a>, en 2020 se produjeron un total de 374 millones de nuevos casos de las llamadas ITS curables (sífilis, gonorrea, infección por <em>Chlamydia trachomatis</em> y tricomoniasis) entre la población mundial de 15 a 49 años. </p>
<p>La prevalencia de estas infecciones <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240027077">es elevada en el continente americano</a>. En 2019, su tasa de nuevos casos de sífilis era la segunda más alta a nivel mundial y se situaba <a href="https://www.paho.org/es/noticias/9-12-2019-ops-presenta-serie-hojas-informativas-sobre-sifilis">en la tercera posición en cuanto a los episodios de sífilis congénita</a>.</p>
<p>La importancia de las ITS radica en los síntomas que producen en el tracto genital (uretritis, cervicitis, vaginitis) y otras zonas (faringitis, proctitis o inflamación del recto), dependiendo de la práctica sexual. También pueden afectar a nivel general, como ocurre con la sífilis y la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). </p>
<p>Además, si las ITS no son diagnosticadas y tratadas de forma precoz, ocasionan complicaciones y secuelas, como infertilidad o dolor abdominal debido a una enfermedad inflamatoria pélvica.</p>
<h2>La población de entre 15 y 24 años, una de las más afectadas</h2>
<p><a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/archivos%20A-Z/SIFILIS/Vigilancia_ITS_1995_2021.pdf">Según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE)</a>, en 2021 se declararon en España más de 43 000 episodios de las ITS sometidas a vigilancia (sífilis, gonococia, infección por <em>Chlamydia trachomatis</em> y linfogranuloma venéreo). Además, <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/VIH/informes%20de%20vigilancia%20VIH%20y%20sida%20anteriores/Informe%20VIH_SIDA_2022_CCAA.pdf">se sumaron 2 786 nuevos diagnósticos de VIH</a>. </p>
<p>Los jóvenes de entre 15 y 24 suponen el 10 % de la población española, pero la incidencia de las ITS en esta franja de edad supera con creces esa representación. Así, el porcentaje de casos alcanzó el 39,1 % de todos los notificados de infección por <em>Chlamydia trachomatis</em>; el 23 % de los casos de gonococia; el 12% de los de sífilis e infección por VIH, respectivamente; y el 7,4 % de los de linfogranuloma.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Porcentaje de casos de ITS entre jóvenes de 15 a 24 años notificados en España en 2021.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En el periodo de 2016 a 2021 se observa un claro incremento en la incidencia de la infección por <em>Chlamydia trachomatis</em>, gonococia y sífilis. No ocurre lo mismo con la infección por el VIH, tanto entre adolescentes de 15 a 19 años como en jóvenes de 20 a 24 años. Todas las infecciones registraron un descenso en 2020, atribuible a la pandemia de covid-19.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Tasas por 100 000 habitantes de casos de ITS entre jóvenes de 15 a 24 años. España, 2016-2021.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un cóctel de factores</h2>
<p>¿A qué se debe ese llamativo aumento? Los adolescentes y jóvenes son un grupo especialmente vulnerable a las ITS <a href="https://www.sanidad.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/HBSC2018_ConductaSexual.pdf">por diferentes motivos</a>. El inicio temprano en la sexualidad, el uso inconsistente del preservativo, el hecho de tener múltiples parejas y las relaciones sexuales bajo el efecto del alcohol y drogas les pueden poner en riesgo. </p>
<p>Hoy, además, la tecnología facilita el contacto con un mayor número de parejas sexuales, a través de las redes sociales, y el acceso a la pornografía, <a href="https://www.siis.net/documentos/ficha/556358.pdf">lo que puede tener un impacto significativo en sus relaciones y en la forma en que las viven</a>.</p>
<p>Aunque cada vez existe más información y más accesible sobre salud sexual para jóvenes y adolescentes, <a href="https://www.revistamultidisciplinardelsida.com/factores-influyentes-y-conductas-de-riesgo-relacionadas-con-el-vih-en-jovenes-adolescentes/">algunos estudios indican</a> que muchos tienen ideas equivocadas sobre cómo se transmiten las ITS, cuáles son sus factores de riesgo o cómo prevenirlas.</p>
<p>Concretamente, el uso del preservativo ha disminuido en los últimos años entre los jóvenes, y muchos reconocen que no lo utilizan de manera adecuada en sus relaciones sexuales. Esto no solo aumenta las posibilidades de embarazos no deseados, sino también de la transmisión y adquisición de ITS. </p>
<p>Proporcionar información precisa sobre prevención, transmisión, síntomas y tratamiento de la ITS es prioritario, pero, además, <a href="https://www.injuve.es/sites/default/files/adjuntos/2020/01/revista_injuve_123.pdf">debe adecuarse a la edad y al contexto sociocultural, orientación sexual e identidad de género</a>.</p>
<h2>La necesidad de hacer controles</h2>
<p>Al ser la <a href="https://theconversation.com/cuando-empieza-y-termina-la-adolescencia-119553">adolescencia</a> una época de cambios, de exploración y de liberación del control de los padres o adultos, estos jóvenes se muestran reticentes a hablar sobre ciertos temas que pueden resultar incómodos tanto para ellos como para los adultos. </p>
<p>Hacer que no se sientan juzgados o estigmatizados es importante para fomentar la confianza, de manera que se creen entornos saludables para mejorar el cuidado de su salud y facilitar el acceso a las pruebas de diagnóstico y al tratamiento de las ITS.</p>
<p>Es importante insistir en la necesidad de realizar controles médicos de manera periódica si se tienen relaciones sexuales, sean completas o no. En ocasiones, las ITS no presentan síntomas o son leves, por lo que si no se llevan a cabo pruebas periódicas no se pueden diagnosticar. Y así se pierde la posibilidad recibir tratamiento adecuado que evite el desarrollo de síntomas o el empeoramiento de las infecciones, además de poner en riesgo de contagio a otras parejas sexuales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208239/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La incidencia de ITS (síflis, gonorrea, infección por ‘Chlamydia trachomatis’…) se ha disparado entre los jóvenes de 15 a 24 años. Pese a toda la información que tienen a su alcance, se constatan preocupantes lagunas en su educación sexual.Asunción Díaz Franco, Investigadora en salud pública en VIH, ITS y Hepatitis B y C, Instituto de Salud Carlos IIIVictoria Hernando Sebastián, Investigadora en Salud Pública, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2074912023-06-26T20:22:40Z2023-06-26T20:22:40ZQué nos hace falta para que la próxima pandemia no nos pille desprevenidos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/532902/original/file-20230620-29-sobxpg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=186%2C51%2C4095%2C2792&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">shutterstock</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/prague-czech-republic-june-21-2016-480365536">Lipskiy/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Recientemente, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expresado su preocupación sobre la capacidad de respuesta de la comunidad internacional ante la posibilidad de aparición de nuevas pandemias. En su informe a la 76ª Asamblea Mundial de la Salud ha planteado que “<a href="https://news.un.org/en/story/2023/05/1136912">el final de la emergencia global no es el final de la covid-19 como una amenaza global para la salud</a>”. Y se ha preguntado: “Si no hacemos los cambios necesarios, ¿quién los hará?; y si no los hacemos ahora, ¿cuándo?”. </p>
<p>Es un aviso –de una fuente autorizada– de que habrá nuevas pandemias en el futuro frente a las que la comunidad internacional deberá demostrar su capacidad para responder de manera efectiva.</p>
<h2>Las emergencias de salud pública de importancia internacional</h2>
<p>El anuncio se produce tras la finalización oficial de la emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) por covid-19. Una ESPII, según el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), se formula cuando surge una situación grave, repentina, inusual o inesperada, con implicaciones para la salud pública más allá de la frontera nacional del Estado afectado y que puede requerir una acción internacional inmediata.</p>
<p>Entre 2009 y 2020, ha habido siete declaraciones de ESPII:</p>
<ul>
<li><p>la pandemia de gripe H1N1, en 2009;</p></li>
<li><p>la <a href="https://theconversation.com/isabel-morgan-la-investigadora-que-hizo-posible-la-vacuna-contra-la-polio-142030">poliomielitis</a> en 2014;</p></li>
<li><p>el brote de fiebre hemorrágica por virus <a href="https://theconversation.com/ebola-y-guerra-en-la-republica-democratica-del-congo-120649">Ébola</a> en África occidental en 2014;</p></li>
<li><p>la epidemia de fiebre vírica por virus Zika en 2015-2016;</p></li>
<li><p>la epidemia de fiebre hemorrágica por virus Ébola en Kivu en 2018–2019;</p></li>
<li><p>la <a href="https://theconversation.com/hasta-las-pandemias-pasan-de-moda-205164">pandemia de covid-19</a>, por virus SARS-CoV-2, en 2020;</p></li>
<li><p>el brote de mpox (antes denominada como <a href="https://theconversation.com/que-es-la-viruela-del-simio-que-acaba-de-aparecer-en-reino-unido-y-que-implica-183145">viruela del mono</a>), en julio de 2022.</p></li>
</ul>
<h2>Brotes de gripe aviar y bacterias multirresistentes</h2>
<p>Más recientemente, se están produciendo brotes de gripe aviar. Entre octubre de 2021 y septiembre de 2022, <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/Informes%20semanales/Temporada_2022-23/Informe%20semanal_SiVIRA_162023.pdf">Europa ha sufrido una epidemia de gripe aviar altamente patógena</a> que ha afectado a 37 países europeos, con más de 2 500 brotes en aves de corral, más de 200 brotes en aves cautivas y casi 4 000 casos en aves silvestres cautivas. </p>
<p>Es probable que estas infecciones en animales persistan en los próximos meses. <a href="https://wwwnc.cdc.gov/eid/article/29/6/23-0103_article">El riesgo para la población general es bajo</a>, aunque no para las personas con exposición laboral: entre 2004 y la actualidad, se han notificado 876 casos de gripe A(H5N1) con 458 fallecimientos en 23 países, <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/communicable-disease-threats-report-28-may-3-june-2023-week-22">sin que se haya detectado ningún caso de transmisión interhumana</a>. </p>
<p>Los microorganismos multirresistentes a antibióticos son también motivo de preocupación por la amenaza que suponen, al igual que otras enfermedades como la tuberculosis o las infecciones de transmisión sexual, que podrían ocasionar brotes de patógenos multirresistentes de alcance internacional.</p>
<h2>Revisemos nuestra relación con el ecosistema</h2>
<p>Sabemos, por la evolución histórica, que las amenazas están siempre presentes por la dinámica de evolución de los microrganismos y su interacción con los humanos y los animales, en unos ecosistemas cada vez más condicionados por la acción humana. La modificación de los equilibrios por acumulación de circunstancias de riesgo puede producirse de forma relativamente rápida y tener consecuencias devastadoras.</p>
<p>En las últimas décadas <a href="https://www.nature.com/articles/s41579-021-00639-z">se han incrementado los brotes de enfermedades transmisibles con potencial pandémico</a>, y más de la mitad de estos <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5960580/">brotes los provocan microorganismos que pueden transmitirse de animales a humanos</a>. Todo ello en un contexto de globalización con una movilidad que facilita la transmisión de patógenos a escala mundial. Es necesario, pues, reconsiderar nuestra forma de organizarnos y de relacionarnos con el ecosistema para tratar de minimizar la probabilidad de que sucedan eventos con potencial pandémico.</p>
<p>A pesar de los avances que se han implementado tanto en los sistemas de información como de vigilancia epidemiológica, así como en el desarrollo de vacunas, son necesarias medidas de prevención primaria que eviten la emergencia de nuevos patógenos.</p>
<h2>El caso de España: estrategia de vigilancia y medidas preventivas</h2>
<p>En España se ha avanzado bastante con la publicación de la <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/vigilanSP/doc/estrategiaVigilanciaSaludPublica.pdf">Estrategia de Vigilancia en Salud Pública del Sistema Nacional de Salud</a> y los desarrollos efectuados en las comunidades autónomas. La pandemia de covid-19 ha servido para incorporar avances tecnológicos en los laboratorios, ofreciendo mayor precisión y celeridad en los diagnósticos, así como la secuenciación genómica completa de los microorganismos y el desarrollo en un tiempo récord de vacunas de elevada eficacia y efectividad. </p>
<p>Paralelamente, los sistemas de vigilancia han incrementado su integración con los sistemas de información clínica y microbiológica. Y se ha avanzado en la utilización de medidas preventivas no farmacológicas que, cuando no se dispone todavía de vacunas ni de tratamientos, resultan fundamentales para frenar la transmisión. Sin embargo, aún queda mucho camino para concretar las actuaciones y disponer de un sistema de salud pública capaz de afrontar nuevas situaciones de crisis.</p>
<p>El Estado debe prever con antelación la disponibilidad de recursos necesarios para el control de futuras epidemias, intentando no ser dependientes de terceros países, y apoyando industrias que puedan modificar sus cadenas de producción, hacia las necesidades sanitarias.</p>
<h2>Las desigualdades sociales</h2>
<p>La pandemia de la covid-19 no ha afectado por igual a los diferentes grupos sociales. Las <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34823902/">personas en una situación más desfavorecida han sufrido las mayores consecuencias en términos de salud, sociales y económicos de la pandemia</a>. </p>
<p>Las desigualdades sociales suponen un riesgo para la salud, también en el caso de las enfermedades transmisibles. Por eso más que nunca es necesario un esfuerzo por parte de los países para tratar de reducir las desigualdades y de mitigar las inequidades en salud que pueda producirse en futuras pandemias.</p>
<h2>La comunicación</h2>
<p>También es necesario realizar mayores esfuerzos de preparación en la información y comunicación con la ciudadanía. Con el término <a href="https://jech.bmj.com/content/76/6/623">infodemia</a> se ha querido advertir sobre que no siempre los datos generan información y que incluso un exceso de datos puede llegar a dañar a la población y a la salud pública. </p>
<p>Por ello, la OMS ha desarrollado un <a href="https://www.who.int/health-topics/infodemic#tab=tab_1">proyecto que facilita el reconocimiento de la información falsa</a> a partir de la pandemia. Se requiere que la vigilancia, mediante la selección y el uso de los datos oportunos, sistemáticos y necesarios, convierta los datos en información útil para el control de los problemas de salud. </p>
<p>Asimismo, la OMS ha puesto en marcha una iniciativa para guiar la respuesta integrada para la preparación y resiliencia ante amenazas emergentes ante cualquier patógeno respiratorio como el virus de la gripe o los coronavirus, denominada <a href="https://www.who.int/news/item/26-04-2023-who-launches-new-initiative-to-improve-pandemic-preparedness">PRET (Iniciativa de Preparación y Resiliencia para las Amenazas Emergentes</a>). </p>
<p>También impulsa una red mundial para aprovechar las posibilidades que ofrece la información genómica (<a href="https://www.who.int/es/news/item/20-05-2023-who-launches-global-network-to--detect-and-prevent-infectious-disease-threats#:%7E:text=La%20IPSN%20es%20una%20nueva,en%20materia%20de%20salud%20p%C3%BAblica.">Red Internacional de Vigilancia de Patógenos, IPSN</a>), una plataforma para conectar a los países y regiones, mejorar los sistemas de recopilación y análisis de muestras, utilizar los datos resultantes para impulsar la toma de decisiones sobre salud pública y ampliar el alcance de dicha información. </p>
<p>Es un buen momento para reflexionar, pensar y debatir sobre lo que es necesario para afrontar los riesgos y es también, por lo tanto, el momento de actuar para su prevención. No es solo una llamada de atención.</p>
<hr>
<p><em>Artículo realizado con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/207491/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Eduardo Briones Pérez de la Blanca es miembro de Grupo de comunicación de la Sociedad Española de Epidemiología</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2021-SGR-00702. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. Es Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Formo parte de la Comisión Asesora de comunicación de la SEE y recibo fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Gobierno de Aragón, para la realización de proyectos de investigación (Proyecto LMP92_21).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Isabel Portilo.
Secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiologia y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>MJ Forjaz ha recibido fondos del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de proyectos de investigación en concurrencia competitiva. Es vicepresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mario Fontán Vela recibe fondos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades. Forma parte de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Óscar Zurriaga recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de un proyecto de investigación. Es presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Pere Godoy es profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Publica en la Universidad de Lleida, coordinador del Programa de Prevención, Vigilancia y Control de Enfermedades Transmisibles (PREVICET) del CIBERESP e investigador principal de los proyectos competitivos sobre tuberculosis (PI18/01751) y COVID-19 (PI21/01883). Es miembro del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología, y del Consell Assessor de Vacunacions de la Agència de Salut Pública de Catalunya</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Maica Rodríguez-Sanz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La OMS lo ha dejado claro: habrá nuevas pandemias en el futuro frente a las que la comunidad internacional deberá demostrar su capacidad para responder de manera efectiva. ¿Qué hace falta para prepararnos?Eduardo Briones Pérez de la Blanca, Médico epidemiólogo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Junta de AndalucíaÁngela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Departamento de Medicina, CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de BarcelonaFederico Eduardo Arribas Monzón, Jefe de Servicio de Evaluación y Acreditación Sanitaria. Dirección General de Asistencia Sanitaria, Departamento de Sanidad de AragónMaica Rodríguez-Sanz, l'Agència de Salut Pública de BarcelonaMaría Isabel Portillo, Coordinadora de los Programas de cribado de cáncer colorrectal y prenatal. Osakidetza-Servicio Vasco de Salud, Osakidetza - Servicio Vasco de SaludMaria João Forjaz, Investigadora en salud pública, Instituto de Salud Carlos IIIMario Fontán Vela, Doctorando en Epidemiología y Salud Pública, Universidad de AlcaláÓscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Estadist. Sanit. (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de ValènciaPere Godoy, Medical Doctor, Professor Public Health, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2083012023-06-26T20:18:57Z2023-06-26T20:18:57ZThe Conversation: un escaparate del conocimiento para todos los públicos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/534106/original/file-20230626-4987-u5iebb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=247%2C7%2C4745%2C3001&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/abstract-palm-hands-touching-brain-network-762804607">Shutterstock / PopTika</a></span></figcaption></figure><p><em>La edición en español de The Conversation celebra hoy su quinto aniversario en un evento <a href="https://espacio.fundaciontelefonica.com/evento/conversando-que-es-gerundio-v-aniversario-the-conversation-espana/">abierto al público</a> en Fundación Telefónica. En este tiempo esta plataforma divulgativa ha editado, publicado y diseminado cerca de 10 000 artículos de casi 8 000 autores y autoras <a href="https://theconversation.com/es/partners">vinculados</a> a instituciones académicas y científicas del ámbito hispanohablante, que han sido republicados por 700 medios de todo el mundo y leídos más de 300 millones de veces.</em></p>
<p><em>Con motivo de este aniversario, hemos pedido a miembros del <a href="https://theconversation.com/es/team#comite-asesor">comité asesor</a>,
encargado de velar por el rigor y solvencia de esta plataforma, que emitan su valoración sobre la evidencia y calidad del contenido que publicamos cada día.</em></p>
<p><em>Estas son sus reflexiones:</em></p>
<hr>
<h2>Eva Alcón, presidenta de la CRUE</h2>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/534061/original/file-20230626-19-77vad1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/534061/original/file-20230626-19-77vad1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/534061/original/file-20230626-19-77vad1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/534061/original/file-20230626-19-77vad1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/534061/original/file-20230626-19-77vad1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/534061/original/file-20230626-19-77vad1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/534061/original/file-20230626-19-77vad1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/534061/original/file-20230626-19-77vad1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Eva Alcón Soler.</span>
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<p>La divulgación científica forma parte de la tercera misión de la Universidad: la transferencia de conocimiento. Poner al alcance del tejido productivo el saber generado en los campus es esencial para mejorar la competitividad de un país. Pero no menos importante es abrir a toda la ciudadanía el trabajo de los investigadores e investigadoras. </p>
<p>Las universidades somos instituciones claves para el progreso de un país y una de nuestras más potentes herramientas de transformación de la sociedad es impulsar su capacidad de pensamiento crítico. En esta tarea, The Conversation está demostrando ser un aliado imprescindible.</p>
<hr>
<h2>Eloísa del Pino, presidenta del CSIC</h2>
<figure class="align-right zoomable">
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<span class="caption">Eloísa del Pino.</span>
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<p>El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desempeñado un papel destacado en la fundación, en 2018, y en la posterior consolidación de la plataforma de divulgación The Conversation España (TCES). Nuestra colaboración estratégica ha permitido transferir el conocimiento científico a la sociedad y ampliar la visibilidad y el alcance de la ciencia. </p>
<p>Durante estos cinco años, más de 350 investigadores e investigadoras del CSIC han compartido su valiosa experiencia y conocimientos en The Conversation, abordando diversas disciplinas científicas, como ciencias naturales, biomedicina, tecnología, ciencias sociales y humanidades. </p>
<p>Se han publicado más de <a href="https://theconversation.com/institutions/consejo-superior-de-investigaciones-cientificas-csic-1355">600 artículos de divulgación científica</a>, redactados de manera comprensible para el público general, que han acumulado alrededor de 22 millones de lecturas en medios de comunicación de todo el mundo, especialmente en Latinoamérica. Estos logros consolidan al CSIC como la principal institución española en términos de publicaciones en TCES. </p>
<p>Además, los artículos publicados, muchos de ellos durante la pandemia de covid-19, han contribuido a posicionar a TCES como un referente en la divulgación científica en el ámbito hispanohablante y a incrementar la visibilidad del CSIC en Latinoamérica. Es esencial continuar fortaleciendo los vínculos entre las instituciones que participamos en TCES con el fin de impulsar estrategias innovadoras que incrementen la transferencia de conocimiento científico a la sociedad.</p>
<hr>
<h2>Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional</h2>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/534062/original/file-20230626-29-4usipo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/534062/original/file-20230626-29-4usipo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/534062/original/file-20230626-29-4usipo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/534062/original/file-20230626-29-4usipo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/534062/original/file-20230626-29-4usipo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/534062/original/file-20230626-29-4usipo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/534062/original/file-20230626-29-4usipo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/534062/original/file-20230626-29-4usipo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Ana Santos Aramburo.</span>
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<p>Resulta indispensable que la sociedad pueda disponer de medios de información rigurosos, especialmente en estos momentos en los que la desinformación es uno de los grandes problemas sociales. Basada en la idea fundamental de que es imprescindible que la sociedad disponga de una información libre y rigurosa se creó hace unos años The Conversation, una iniciativa internacional cuyo objetivo es compartir y hacer llegar a todos el conocimiento de quienes lo poseen. </p>
<p>Poco después, por iniciativa de un grupo de personas convencidas de la importancia de divulgar la información científica en español, nació The Conversation España. Desde entonces su crecimiento ha sido imparable. </p>
<p>Los artículos de divulgación científica abordan temas de plena actualidad y de gran interés para cualquier lector, independientemente de su formación. Una manera perfecta no solo de informarse sino también de formarse un criterio propio basado en el conocimiento y en el rigor científico de los expertos y expertas que los escriben. Estos con un lenguaje ameno, son capaces de divulgar los temas más complejos y de fomentar la curiosidad intelectual de las personas que los leen. </p>
<p>Resulta sorprendente la cantidad y variedad de temas, la inmediatez con que se publican respecto a los acontecimientos que van sucediendo y el conocimiento experto que hay detrás de los artículos. Solo un equipo entregado y comprometido con la necesidad de que las personas puedan acceder a una información científica rigurosa es capaz de llevar adelante esta tarea. Debemos agradecerles el trabajo de estos cinco años, porque gracias a ellos ha sido posible que el conocimiento que solo tienen unos pocos llegue a muchos más. </p>
<hr>
<h2>Ricardo Rivero Ortega, rector de la Universidad de Salamanca</h2>
<figure class="align-right zoomable">
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<span class="caption">Ricardo Rivero Ortega.</span>
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<p>The Conversation es una ventana abierta al conocimiento, un vergel para satisfacer la curiosidad de las personas inteligentes. Gracias a su iniciativa, podemos acceder a las ideas e investigaciones de colegas en todas las disciplinas, escritas en un estilo claro, conciso y ameno, justo lo que nuestros actuales niveles de atención prefieren. </p>
<p>La lectura cada mañana de varios artículos nos convierte en seres humanos más capaces de entender el mundo que nos rodea, de comprendernos también a nosotros mismos. Si la vida intelectual se basa en la reflexión, la conversación, la crítica y el descubrimiento, The Conversation ofrece esto y mucho más. Gracias por tanto saber. </p>
<hr>
<h2>Rafael Puyol, asesor institucional de The Conversation y presidente de UNIR</h2>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/534065/original/file-20230626-7296-2kxqym.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/534065/original/file-20230626-7296-2kxqym.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/534065/original/file-20230626-7296-2kxqym.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/534065/original/file-20230626-7296-2kxqym.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/534065/original/file-20230626-7296-2kxqym.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/534065/original/file-20230626-7296-2kxqym.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/534065/original/file-20230626-7296-2kxqym.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/534065/original/file-20230626-7296-2kxqym.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Rafael Puyol.</span>
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<p>Hay dos asignaturas troncales en las que la Universidad española necesita mejorar: la internacionalización y la transferencia. En cualquiera de ambas misiones progresamos razonablemente, pero estamos lejos del nivel que sería deseable.</p>
<p>Existen muchos instrumentos para el logro de esa mejora, pero creo que uno de los que están resultando más eficaces es precisamente The Conversation. En sus cinco años de existencia, la edición en español ha permitido “transferir” a la sociedad una buena parte del conocimiento que se produce en las universidades y en otros organismos de investigación. Y, al mismo tiempo, ha sido una herramienta eficaz para dar a conocer esos saberes fuera de nuestras fronteras, en las cinco esquinas del mundo. </p>
<p>Si no existiera The Conversation habría que inventarlo. Lo que siento, a veces, es que no lo hayamos puesto en marcha antes para permitir que la ciencia se democratice y pueda contribuir mejor al progreso de nuestras sociedades.</p>
<hr>
<h2>Ignacio Villaverde, rector de la Universidad de Oviedo</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/397785/original/file-20210429-15-najsbz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397785/original/file-20210429-15-najsbz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397785/original/file-20210429-15-najsbz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397785/original/file-20210429-15-najsbz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397785/original/file-20210429-15-najsbz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397785/original/file-20210429-15-najsbz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397785/original/file-20210429-15-najsbz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397785/original/file-20210429-15-najsbz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Ignacio Villaverde.</span>
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<p>En tiempos de mentiras, qué importantes son las verdades. Siempre pensamos que había una sola verdad que la investigación y las universidades se afanaban en hallar. En realidad, esa misma ciencia y las universidades nos han enseñado que hay muchas verdades que se esconden en métodos y procesos que nos ayudan a distinguir qué conocimiento es fiable y cuál no.</p>
<p>Gracias a The Conversation por defender y difundir esas verdades, por luchar contra la mentira, la ocurrencia o el despropósito con el saber de nuestras investigadoras e investigadores acercándolo a un público que quiere orientarse en un mundo confuso. ¡Por muchos más quintos aniversarios!</p>
<hr>
<h2>Elena Lázaro, presidenta de la Asociación Española de Comunicación Científica</h2>
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<span class="caption">Elena Lázaro.</span>
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<p>Considero The Conversation un instrumento fundamental en el desarrollo de la comunicación social de la ciencia en español. Su fórmula de trabajo colaborativo entre personas expertas y periodistas especializados ha demostrado ser extraordinariamente eficaz para la difusión del trabajo científico que realiza el personal investigador de las universidades.</p>
<p>Quienes trabajamos en la comunicación científica institucional encontramos en The Conversation un aliado perfecto para el desarrollo de nuestras estrategias de comunicación social.</p>
<hr>
<h2>José Vicente Saz, rector de la Universidad de Alcalá</h2>
<figure class="align-right zoomable">
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<span class="caption">José Vicente Saz.</span>
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<p>Cinco años de divulgación científica, con calidad, cercanía y rigor. Esto es lo que ha facilitado The Conversation desde sus inicios y, en la <a href="https://theconversation.com/institutions/universidad-de-alcala-3495">Universidad de Alcalá</a>, que se implicó desde el primer momento como institución fundacional, sentimos una especial alegría por sus éxitos, que esperamos seguir celebrando. </p>
<p>Merece la pena seguir apostando por la divulgación científica, al margen de las revistas especializadas y del marco académico formal al que estamos acostumbrados. Estamos convencidos de los beneficios que provoca estimular el debate, la curiosidad y la sed de conocimiento entre la comunidad hispanohablante. Y como todo ello ayuda a aumentar el nivel educativo y mejorar la cultura social. </p>
<p>En esa inquietud se cimientan iniciativas como The Conversation. Y es que no es fácil elaborar artículos accesibles, con un lenguaje sencillo y comprensible para el público en general, cuando se parte de las complejas investigaciones y estudios que se desarrollan tras las puertas de los más sofisticados laboratorios, bibliotecas y otras instalaciones. </p>
<p>Es una senda en la que debemos evitar que solo unos pocos atesoren algo tan valioso, desde la convicción de que el conocimiento más puntero debería difundirse <em>urbi et orbe</em> para aportar a toda la sociedad herramientas adecuadas para entender y afrontar la realidad que nos rodea y los retos que plantea. En ello está The Conversation y, por esta razón, cuenta y seguirá contando, para hacer más fácil su andadura, con el apoyo de la Universidad de Alcalá.</p>
<hr>
<h2>Guillermo Cisneros, rector de la Universidad Politécnica de Madrid</h2>
<figure class="align-left zoomable">
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<span class="caption">Guillermo Cisneros.</span>
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<p>En primer lugar, quiero expresar mis más sincera enhorabuena por estos cinco años de The Conversation. Es un orgullo para la <a href="https://theconversation.com/institutions/universidad-politecnica-de-madrid-upm-1649">Universidad Politécnica de Madrid (UPM)</a> ser una de las instituciones fundacionales de esta red global de divulgación de conocimiento, en nuestro caso, en los ámbitos de la ingeniería, arquitectura, ciencias del deporte y diseño de moda.</p>
<p>The Conversation nos ayuda eficazmente a cumplir con uno de los compromisos que tenemos como misión: promover y divulgar la investigación científica y desarrollo tecnológico que realizamos en la UPM para dar respuesta a los retos que nos plantea la sociedad con el fin de mejorar el bienestar de las personas.</p>
<hr>
<h2>Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo</h2>
<figure class="align-right zoomable">
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<span class="caption">Rosa Visiedo.</span>
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</figure>
<p>The Conversation aporta luz y criterio en un mundo saturado de información,
proporcionando artículos con datos contrastados de la mano de investigadores que
trabajan en nuestras facultades y centros. </p>
<p>El mundo, en constante evolución, presenta interrogantes, desafíos e incertidumbres en los que nuestros investigadores ponen su mirada para contribuir a aclarar conceptos, desenmascarar engaños, reflexionar sobre estudios de vanguardia. Sus textos abordan situaciones que afectan al ciudadano común, a quien la comunidad investigadora se dirige con rigor, movida por la vocación de servicio a la sociedad que compartimos plenamente en la Universidad CEU San Pablo.</p>
<p>Preparar los artículos para su publicación en The Conversation obliga a nuestros
expertos a hacerse entender y ello les permite también recuperar el espíritu de
compartir ese conocimiento y lograr que genere un efecto positivo en nuestro
entorno. </p>
<p>La esencia de la Universidad es la generación de conocimiento a través del
estudio y la investigación, así como su transmisión tanto a nuestros estudiantes como a la sociedad. Y es este objetivo al que contribuye The Conversation, comunicando a públicos cada vez más numerosos, combinando rigor académico y oficio periodístico. Muchas gracias por ayudarnos a acercar nuestras investigaciones a la sociedad. Juntos trabajamos por un mundo mejor para todos.</p>
<hr>
<h2>Amaya Mendikoetxea, rectora de la Universidad Autónoma de Madrid y representante de la CRUE en el comité asesor</h2>
<figure class="align-left zoomable">
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<figcaption>
<span class="caption">Amaya Mendikoetxea.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>The Conversation se ha convertido en una plataforma de divulgación y transferencia de conocimiento científico en español reconocida a nivel internacional. Esto ha sido posible gracias a dos aspectos fundamentales: la capacidad de transmitir conocimiento a través de una plataforma valorada por su rigurosidad y calidad, y la experiencia del equipo de trabajo en divulgación y en la interacción con la comunidad investigadora.</p>
<p>En primer lugar, The Conversation cuenta con una estructura de distribución y atracción de interés extraordinaria. Sus recursos digitales son muy intuitivos y permiten una interacción fácil y efectiva entre los editores e investigadores. Estas herramientas facilitan la inmersión de los investigadores en el desafiante campo de la divulgación y el trabajo colaborativo.</p>
<p>Sin embargo, lo más destacable de The Conversation es la maravillosa interacción que se establece entre los profesionales de la investigación y el equipo editorial. Contar con el apoyo, asesoramiento y creatividad de este grupo humano, que conforma la gran familia de The Conversation, ha permitido a los investigadores conectar con el mundo real y trasladar de manera comprensible su compleja producción científica. Esto se convierte en un valioso ejercicio de docencia sobre cómo divulgar adecuadamente. Felicidades a The Conversation España por este logro.</p>
<hr>
<h2>María Iraburu, rectora de la Universidad de Navarra</h2>
<figure class="align-right zoomable">
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<span class="caption">María Iraburu.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Este quinto aniversario de The Conversation España es un buen momento para dar las gracias a la plataforma por contribuir de forma tan significativa a que la ciencia tenga un impacto positivo en la sociedad. </p>
<p>Vivimos en tiempos de incertidumbre, en los que la confianza en las instituciones se encuentra en entredicho, hasta el punto de que algunos afirman que nos encontramos en la era de la desconfianza. La digitalización supone un gran avance en muchos aspectos de nuestras vidas, pero también conlleva algunos riesgos. Entre ellos, la desinformación y la manipulación de la que algunos hacen uso apoyándose en información incompleta, sesgada, errónea o deliberadamente engañosa. </p>
<p>La investigación que producimos los académicos y científicos aporta a los grandes temas que nos afectan como sociedad. Su divulgación nos ayuda a levantar la mirada, a superar confrontaciones y a tender puentes por los que seguir avanzando con paso firme. En este sentido, The Conversation se ha convertido en estos cinco años en una plataforma de divulgación imprescindible para acercar la ciencia y a los investigadores a la sociedad. Gracias y enhorabuena.</p>
<hr>
<h2>José Muñiz Fernández, rector de la Universidad Nebrija</h2>
<figure class="align-left zoomable">
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<span class="caption">José Muñiz Fernández.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>The Conversation se asienta sobre una idea simple y brillante: académicos del mundo hispanohablante, contad lo que hacéis para que todos lo conozcan, aunque no sean especialistas. The Conversation se erige así como un impulsor genuino de la transferencia del saber y la cultura, de la interdisciplinariedad y de la transversalidad. </p>
<p>En un momento como el actual en el que los nuevos desarrollos tecnológicos facilitan la propagación masiva de noticias falsas, la potenciación de sesgos varios, y el predominio de las burbujas informativas <em>ad hoc</em>, poder contar con la voz de los científicos es un verdadero lujo, y poder hacerlo en abierto, mucho más.</p>
<p>Los académicos de habla hispana estamos sumamente agradecidos a The Conversation, por permitirnos presentar libremente nuestros datos y análisis. No aspiramos a decir la última palabra sobre nada, la propia naturaleza de la ciencia nos lo impide, pero sí a debatir libre y honestamente sobre lo que hacemos y pensamos, con la humilde intención de contribuir a que la racionalidad vaya ganando terreno al oscurantismo y la arbitrariedad. </p>
<p>Mediante la difusión del conocimiento, esperamos poner nuestro granito de arena para mejorar la sociedad y devolverle algo de lo mucho que nos ha dado. Parafraseando a Terencio, bien podemos decir que nada de lo que ocurre a nuestros semejantes nos es ajeno.</p>
<hr>
<h2>Cristóbal Belda, director del Instituto de Salud Carlos III</h2>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/534078/original/file-20230626-29-g2lezq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/534078/original/file-20230626-29-g2lezq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/534078/original/file-20230626-29-g2lezq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/534078/original/file-20230626-29-g2lezq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/534078/original/file-20230626-29-g2lezq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/534078/original/file-20230626-29-g2lezq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/534078/original/file-20230626-29-g2lezq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/534078/original/file-20230626-29-g2lezq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cristóbal Belda Iniesta.</span>
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<p>El quinto aniversario de The Conversation es una buena noticia porque demuestra la consolidación de una gran plataforma de divulgación científica. Desde el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) estamos muy orgullosos, satisfechos y felices de nuestra colaboración con The Conversation. En sus cinco años de vida, esta plataforma ha demostrado sobradamente la cantidad de razones que justifican su existencia. </p>
<p>Desde el ISCIII hemos compartido especialmente con ellos dos de estos años, ya que en julio de 2021 firmamos un acuerdo de colaboración para impulsar la divulgación científica; en este tiempo, nuestras investigadoras e investigadores <a href="https://theconversation.com/institutions/instituto-de-salud-carlos-iii-4063">han firmado más de 70 artículos en The Conversation</a>, una garantía de calidad en la difusión del conocimiento entre la comunidad científica y académica y, lo que es casi más importante, entre la población general. </p>
<p>Las buenas sinergias con los medios de comunicación son otro de los factores que permiten el merecido éxito de The Conversation, que tiene por delante muchos años más para seguir creciendo como un espacio abierto de debate que, sin duda, nos pone más fácil acercarnos desde la ciencia a muchas de las principales cuestiones que preocupan a la sociedad.</p>
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<h2>Francisco López Muñoz, vicerrector de Investigación y Ciencia de la Universidad Camilo José Cela</h2>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/534074/original/file-20230626-15-g23dvp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/534074/original/file-20230626-15-g23dvp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/534074/original/file-20230626-15-g23dvp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/534074/original/file-20230626-15-g23dvp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/534074/original/file-20230626-15-g23dvp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/534074/original/file-20230626-15-g23dvp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/534074/original/file-20230626-15-g23dvp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/534074/original/file-20230626-15-g23dvp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Francisco López-Muñoz.</span>
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<p>En sus cinco años de existencia, The Conversation ha revolucionado el mundo de la divulgación científica en español. Tras introducirse como una novedosa y fresca fuente de información independiente, elaborada y generada por los propios especialistas universitarios e investigadores, responsables últimos de la transferencia del conocimiento a la sociedad, ha mantenido su original y sano espíritu de informar a la sociedad de todas las novedades en los ámbitos de la ciencia y la cultura, con rigor y sin superficialidad. </p>
<p>Sigo pensando que la divulgación científica en España ha dado un paso de gigante con la implantación de The Conversation y nos ha puesto a la misma altura, en este campo, que los países más avanzados. Sus artículos, incluso, ya constituyen parte habitualmente de las páginas de los principales medios de comunicación españoles y latinoamericanos. Y esta construcción se ha levantado en un periodo especialmente difícil, por la amenaza mundial de la pandemia. No se puede pedir más.</p>
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<h2>Elea Giménez Toledo, científica titular del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)</h2>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/534077/original/file-20230626-29-7p93ks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/534077/original/file-20230626-29-7p93ks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/534077/original/file-20230626-29-7p93ks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/534077/original/file-20230626-29-7p93ks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/534077/original/file-20230626-29-7p93ks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/534077/original/file-20230626-29-7p93ks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/534077/original/file-20230626-29-7p93ks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/534077/original/file-20230626-29-7p93ks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Elea Giménez Toledo.</span>
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<p>The Conversation es un extraordinario mirador de la ciencia. Permite a cualquiera con un mínimo de curiosidad asomarse, saber en qué están trabajando los científicos, con qué métodos y con qué objetivos. </p>
<p>Seleccionan para todos temas de ciencia que resultan atractivos a todos por su interés intrínseco, por la forma amable de contarlos o porque nos afectan directamente. El científico transfiere su conocimiento, el editor cuida la forma y ayuda a que el lector entre a través de brillantes titulares a la ciencia escrita. The Conversation crea cultura científica al divulgar conocimiento científico en español.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208301/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Varios miembros del comité asesor de The Conversation reflexionan sobre los cinco primeros años de andadura de la edición en español.Eva Alcón Soler, Rectora de la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón y presidenta de CRUE Universidades españolas, Universitat Jaume IAmaya Mendikoetxea, Rectora de la Universidad Autónoma de Madrid. Representante de la CRUE en el Comité Asesor de The Conversation., Universidad Autónoma de MadridAna Santos Aramburo, Exdirectora de la Biblioteca Nacional de EspañaCristóbal Belda Iniesta, Director del Instituto de Salud Carlos III, Instituto de Salud Carlos IIIElea Giménez Toledo, Científica titular del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC), Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)Elena Lázaro, Presidenta de la Asociación Española de Comunicación Científica. Doctora en Historia, Universidad de CórdobaEloísa del Pino, Presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)Francisco López-Muñoz, Profesor Titular de Farmacología y Vicerrector de Investigación y Ciencia, Universidad Camilo José CelaGuillermo Cisneros, Rector de la Universidad Politécnica de Madrid y catedrático en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)Ignacio Villaverde, Rector de la Universidad de Oviedo. Catedrático de Derecho Constitucional, Universidad de OviedoJosé Muñiz, Catedrático de Psicometría y Rector, Universidad NebrijaJosé Vicente Saz, Rector de la Universidad de Alcalá. Catedrático de Microbiología, Universidad de AlcaláMaría Iraburu, Rectora de la Universidad de Navarra y catedrática de Bioquímica y Biología Molecular, Universidad de NavarraRafael Puyol, Catedrático de Geografía Humana. Presidente de UNIR, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Ricardo Rivero Ortega, Rector de la Universidad de Salamanca. Catedrático de Derecho Administrativo, Universidad de SalamancaRosa Visiedo, Rectora de la Universidad CEU San Pablo, Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2068812023-06-18T19:54:02Z2023-06-18T19:54:02Z¿Qué es el fenómeno de la isla de calor urbana y cómo puede afectar a la salud?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/531611/original/file-20230613-21-rwwafg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=236%2C91%2C4859%2C2521&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/architecture-construction-residential-area-thermal-scanning-1902208918">Maximillian cabinet / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En el contexto actual de emergencia climática, el calentamiento global se hace cada vez más presente, también en las ciudades. Fenómenos como la isla de calor urbana o las <a href="https://theconversation.com/son-las-olas-de-calor-cada-vez-mas-intensas-187151">olas de calor</a> son cada vez más intensos y frecuentes. Además, las migraciones provocadas por el cambio climático aumentarán el número de personas que viven en las urbes. Pero ¿hasta qué punto afectan esos fenómenos térmicos a la salud y bienestar de sus habitantes?</p>
<h2>Noches más sofocantes</h2>
<p>Llamamos isla de calor urbana al incremento de la temperatura mínima diaria, la nocturna, producido en los núcleos urbanos –especialmente en los más densamente poblados– en comparación con la periferia o las zonas rurales adyacentes.</p>
<p>Este fenómeno ocurre <a href="https://espanol.epa.gov/la-energia-y-el-medioambiente/mantenerse-fresco-como-pueden-las-comunidades-reducir-el-efecto-de">por varios motivos</a>. En primer lugar, por los materiales con los que están construidas las ciudades, caracterizados por su alta inercia térmica y su importante poder de almacenamiento energético. Al disipar la energía del sol recibida durante el día lentamente, elevan las temperaturas nocturnas. </p>
<p>Además, suele tratarse de materiales de colores oscuros (como el <a href="https://cshub.mit.edu/sites/default/files/images/Albedo%201113_0.pdf">asfalto</a> o el hormigón), por lo que el albedo o capacidad de reflexión de la radiación incidente suele resultar bastante baja.</p>
<p>Por otra parte, la elevada densidad humana también contribuye al calentamiento, ya que la actividad antropogénica es mucho mayor. El uso de combustibles fósiles por el tráfico rodado y el funcionamiento de aparatos de aire acondicionado durante los meses más calurosos del año hacen que esa energía acumulada en el entorno urbano no se disipe a un ritmo adecuado. </p>
<p>En definitiva, las ciudades se sobrecalientan. Habitualmente, y sin demasiada evidencia epidemiológica, se asocia el efecto de la isla de calor con impactos nocivos sobre la salud, especialmente cuando también se producen olas de calor. Sin embargo, es necesario precisar hasta qué punto incide en indicadores básicos como la mortalidad o los ingresos hospitalarios urgentes. O si, por el contrario, más bien afecta comprometiendo el bienestar y confort de la población.</p>
<h2>Un estudio en ciudades españolas</h2>
<p>Con el fin de averiguarlo, los autores de este artículo llevamos a cabo una <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0048969723030334">investigación conjunta</a> entre el <a href="https://www.ietcc.csic.es/">Instituto de Ciencias de la construcción Eduardo Torroja</a>, perteneciente al CSIC, y el <a href="https://www.isciii.es/Paginas/Inicio.aspx">Instituto de Salud Carlos III</a>, con participación de otras instituciones como la <a href="https://www.aemet.es/es/portada">Agencia Estatal de Meteorología </a>(AEMET). </p>
<p>Nuestro trabajo tenía dos objetivos: comprobar cómo afecta el fenómeno de las islas de calor a las temperaturas máximas diarias y a las mínimas nocturnas y evaluar cuál de los dos registros presenta un mayor impacto sobre la salud.</p>
<p>Para realizar este análisis se tomaron datos medidos en observatorios meteorológicos validados por AEMET –en localización urbana y no urbana– de cinco ciudades densamente pobladas de España (Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga y Murcia) durante el periodo 2013-2018. </p>
<h2>Hasta 11 ºC de diferencia entre el interior y la periferia</h2>
<p>Una de las conclusiones del estudio es que no se puede generalizar en cuanto a la intensidad del impacto de la isla de calor sobre la salud, y que este efecto solo se observa en las temperaturas nocturnas. La temperatura mínima puede variar en valores medios desde 1,3 ºC entre el interior de la ciudad y la periferia (caso de Madrid) hasta 4,1 ºC en Valencia. En los valores extremos se registró una diferencia de 11 ºC entre la mínima registrada en el observatorio urbano y la periferia. </p>
<p>¿De qué depende la intensidad de la isla de calor? Puede estar influida por diferentes factores, que van desde la densidad de población a la orientación geográfica de la ciudad, pasando por la distancia entre los dos observatorios o las características de la vegetación circundante. El <a href="https://theconversation.com/por-que-los-portales-de-los-edificios-estan-mas-frescos-que-las-propias-viviendas-185175">tipo y forma de los edificios</a>, así como los materiales con los que están hechos, también afectan decisivamente. </p>
<p>Por último, el color de estas construcciones, las calles y los espacios públicos pueden condicionar la capacidad de almacenamiento e inercia térmicas. </p>
<h2>En la costa, el impacto es mayor</h2>
<p>Las diferencias entre ciudades costeras y de interior ha sido otro resultado destacado del estudio. El efecto de isla de calor es claramente superior en las primeras, tanto en valores medios como extremos. Probablemente se deba a que el vapor de agua, más abundante en las urbes litorales, actúa como moderador de las variaciones térmicas.</p>
<p>Esas disparidades se extienden a la salud. En las ciudades del interior son las temperaturas máximas diarias las que muestran una mayor asociación con las cifras de mortalidad e ingresos hospitalarios urgentes, mientras que en las costeras están más vinculadas a las mínimas. Por tanto, desde este punto de vista, la isla de calor tendría un impacto menor en las dos poblaciones interiores (Murcia y Madrid) frente a las litorales (Valencia, Barcelona y Málaga). </p>
<p>Teniendo esto en cuenta, ¿cuál es la mejor de definición de ola de calor, la que se basa en la temperatura máxima diaria o la que utiliza la mínima? Aunque nuestro estudio sólo se ha realizado en cinco ciudades –y, por tanto, sus resultados no pueden extrapolarse a las de todo el país–, la respuesta es que las condiciones locales son determinantes para establecer el impacto en salud de la isla de calor urbana. </p>
<p>No obstante, y aunque existe una alta correlación entre ambas temperaturas, parece que la definición de ola de calor epidemiológica basada en la mínima diaria sería un mejor indicador para el impacto sobre la salud en las ciudades costeras, mientras que en las de interior escogeríamos la máxima. </p>
<h2>Medidas adaptadas a las circunstancias locales</h2>
<p>La principal conclusión de nuestro trabajo es que no existen recetas universales para luchar contra las consecuencias del cambio climático en las ciudades. Los procesos de vulnerabilidad y de adaptación vienen claramente marcados por las circunstancias locales, y es en esta clave en la que han de articularse los planes de prevención y las medidas de adaptación. </p>
<p>Factores claves en unas ciudades pueden pasar a ser casi irrelevantes en otras. Esto reafirma la necesidad de estudios locales, que se ajusten a la realidad socioeconómica, geográfica y climática de cada lugar, para ponerlos al servicio de quienes toman las decisiones políticas. </p>
<p>Teniendo en cuenta especialmente a la población vulnerable, las intervenciones urbanas han de dirigirse expresamente a mitigar y a promover la <a href="https://theconversation.com/estamos-cada-vez-mas-adaptados-al-calor-185149">adaptación al cambio climático</a> de la sociedad. Y una de las vías para lograrlo es mediante la adecuación efectiva de los entornos construidos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/206881/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Cristina Linares Gil recibe fondos de Instituto de Salud Carlos III </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Julio Díaz recibe fondos de Instituto de Salud Carlos III. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Teresa Cuerdo Vilches no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Se llama isla de calor urbana al aumento de temperatura nocturna que registra el interior de las ciudades en comparación con la periferia. Un estudio ha comprobado que este fenómeno tiene más impacto sobre la salud de la población en las urbes costeras.María Teresa Cuerdo Vilches, Dra. Arquitecta. Investigadora, Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETcc - CSIC)Cristina Linares Gil, Codirectora Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano, Instituto de Salud Carlos IIIJulio Díaz, Codirector de la Unidad de Referencia de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano. Profesor de Investigación. ISCIII, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2066792023-05-31T18:52:12Z2023-05-31T18:52:12ZAsí actúa la primera vacuna aprobada contra el virus sincitial para adultos mayores<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/529145/original/file-20230530-20690-yvfzbx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=323%2C64%2C7773%2C4785&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/respiratory-syncytial-virus-rsv-3d-rendering-2218127227">joshimerbin/Shuterstock</a></span></figcaption></figure><p>El <a href="https://theconversation.com/el-virus-respiratorio-que-mas-preocupa-a-los-pediatras-y-no-es-el-coronavirus-132562">virus respiratorio sincitial (VRS)</a> es un gran desconocido para la población general. Sin embargo, se trata de un patógeno altamente contagioso que está presente en nuestras vidas casi desde el momento en que nacemos hasta que morimos.</p>
<p>A la edad de un año, más del 70 % de los niños se han infectado con el VRS; y cuando han cumplido dos, casi todos lo han hecho al menos una vez. Con cierta frecuencia, la primera infección puede causar enfermedades graves del aparato respiratorio tales como <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35950255/">bronquiolitis</a> y <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/pneumonia/symptoms-causes/syc-20354204">neumonía</a>.</p>
<h2>No solo es cosa de niños</h2>
<p>El <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/respiratory-syncytial-virus/symptoms-causes/syc-20353098">VRS</a> se ha considerado tradicionalmente como un “virus de niños”. Es cierto que su impacto sanitario y económico es especialmente significativo en los menores de un año. Sin embargo, este virus no induce una inmunidad duradera y es capaz de infectarnos <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28159159/">varias veces a lo largo de nuestra vida</a>.</p>
<p>En niños mayores y adultos jóvenes sanos, el VRS produce normalmente síntomas leves similares a un resfriado común, con tos y congestión nasal. Pero la gravedad de esas infecciones secundarias aumenta considerablemente conforme cumplimos años y nuestro sistema inmune va envejeciendo. Esto se hace especialmente evidente a partir de los 65, cuando las manifestaciones más graves de las infecciones por el VRS suelen desembocar en neumonía. </p>
<p>Vamos con algunos datos. Se estima que, en países industrializados, se producen 1,5 millones de infecciones de las vías respiratorias cada año debidas al VRS en adultos mayores de 50 años. Aproximadamente, un 14 % (210 000) de los afectados tienen que ser hospitalizados, causando unas 14 000 muertes anuales.</p>
<p><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30452608/">En un estudio reciente</a> con personas mayores de 60 años ingresadas por VRS o gripe, se ha observado que los primeros permanecen más días hospitalizados y tienen mayor probabilidad de padecer neumonía y otras complicaciones respiratorias que los pacientes infectados de gripe. Además, también presentan más riesgo de morir durante el primer año después de su ingreso en el hospital.</p>
<h2>Una vacuna a la carta…</h2>
<p>A diferencia de lo que ocurre con la gripe, hasta ahora no había un tratamiento específico eficaz contra el VRS que curara la infección, ni una vacuna que la previniera. Esta situación, sin embargo, está empezando a cambiar.</p>
<p>Aunque el principal objetivo es obtener una vacuna que proteja a los niños menores de seis meses, la inmunización efectiva de personas mayores constituye también un objetivo importante. Ambas poblaciones quizá requieran el desarrollo de vacunas distintas, puesto que su sistema inmune difiere sustancialmente. </p>
<p>Además, una estaría dirigida a niños que no han tenido contacto previo con el virus, mientras que la otra se administraría a adultos mayores que han sido infectados, probablemente, varias veces a lo largo de su vida.</p>
<p>Intuitivamente, cabe pensar que sería más fácil y rápido desarrollar una inmunización para gente mayor que para niños pequeños. Y eso es lo que ha ocurrido. </p>
<h2>…empezando por los mayores</h2>
<p>El 3 de mayo de este año, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la vacuna <a href="https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/fda-approves-first-respiratory-syncytial-virus-rsv-vaccine">Arexvy</a>, de la empresa GSK. Está diseñada para personas con más de 60 años y se administra en una sola dosis. La <a href="https://www.ema.europa.eu/en/news/first-vaccine-protect-older-adults-respiratory-syncytial-virus-rsv-infection">Agencia Europea de Medicamentos</a> (EMA) también ha emitido una opinión positiva para aprobarla.</p>
<p>En un <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2209604">ensayo clínico</a> con casi 25 000 adultos mayores, la inmunización de GSK tuvo una eficacia del 83 % para prevenir enfermedades de las vías respiratorias inferiores, y del 94 % para prevenir una enfermedad grave –cuando el paciente necesita oxígeno adicional o ayuda mecánica para respirar– causada por el virus.</p>
<h2>La investigación a nivel molecular, la gran protagonista</h2>
<p>La vacuna se basa en la denominada proteína F o de fusión, que se encuentra en la superficie del virus y facilita su entrada en las células del aparato respiratorio. Durante este proceso, dicha proteína experimenta un cambio de forma: antes de introducirse en la célula se le denomina “prefusión”, y después, “postfusión”. La primera es inestable y se transforma fácilmente en la segunda. Sin embargo, los anticuerpos más potentes y eficaces contra el virus se producen en respuesta a la forma “prefusión”. Los científicos han conseguido <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.1243283">modificar esta versión</a> para hacerla más estable y favorecer la producción de los mejores anticuerpos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=563&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=563&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=563&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=707&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=707&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=707&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La nueva vacuna se basa en la proteína F, que permite entrar al virus en las células respiratorias. Los investigadores han conseguido preservar la forma que tiene antes de introducirse en las células, llamada ‘prefusión’. Esta versión modificada induce una mayor respuesta inmunitaria.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además, <a href="https://media.path.org/documents/RSV-Snapshot_04MAY2023_clinical-stage.pdf?_gl=1*1x5boaf*_gcl_au*MTYwMTYyMjgwLjE2ODUzNTAwMzQ.*_ga*NzUwMTM5MTc0LjE2ODUzNTAwMzQ.*_ga_YBSE7ZKDQM*MTY4NTM1MDAzNC4xLjAuMTY4NTM1MDAzNy41Ny4wLjA.">nuevas vacunas están en camino</a>. Tres de ellas se encuentran en las últimas etapas de prueba: las desarrolladas por Pfizer, Moderna (ambas compañías crearon vacunas contra la covid-19) y Bavarian Nordic.</p>
<h2>¿Y qué pasa con los niños?</h2>
<p>Pues para los niños también se están desarrollando vacunas, pero van algo más retrasadas. </p>
<p>Sin embargo, Pfizer está probando en embarazadas un prototipo, basado asimismo en la proteína F. La idea es que las madres produzcan anticuerpos protectores que puedan transferirse al feto a través de la placenta y al recién nacido a través de la leche materna. Se encuentra en una etapa avanzada de investigación.</p>
<p><a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa2216480">Durante un ensayo clínico</a> se observó que esta vacuna reduce en un 82 % el riesgo de que los recién nacidos (de hasta 90 días) desarrollen enfermedad grave del tracto respiratorio inferior debida al VRS.</p>
<p>Mientras tanto, los niños con mayor riesgo de sufrir la infección grave se pueden beneficiar de la administración de un anticuerpo frente a la proteína F denominado <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35235726/">nirsevimab</a>, producido por Astra Zeneca-Sanofi.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/206679/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ha dado luz verde a la primera inmunización contra el virus VRS, que puede afectar gravemente al aparato respiratorio. Pronto llegarán otras vacunas, aunque los niños tendrán que esperar aún.Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIISalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2061052023-05-25T17:14:05Z2023-05-25T17:14:05ZAsí afecta el alcohol a la calidad de la dieta<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/527975/original/file-20230524-21-eos8cu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=23%2C0%2C7649%2C5006&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/waiter-filling-wine-glass-yuong-elegant-2224125545">Dragon Images/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El consumo de alcohol está estrechamente vinculado al consumo de alimentos. Todos recordamos el antiguo remedio casero de beber un vasito de alcohol antes de comer para abrir el apetito. ¿Era solo una costumbre o realmente tenía algún fundamento científico? </p>
<h2>Los efectos del alcohol en el apetito</h2>
<p>Efectivamente, el consumo de bajas cantidades de alcohol promueve el apetito y puede estimular la <a href="https://doi.org/10.1016/j.physbeh.2010.01.012">ingesta de alimentos</a>. Se conoce que, tras su consumo, no se generan las correctas señales de saciedad en el sistema nervioso que modulan la ingesta de alimentos a corto plazo, aumentando la ingesta calórica total.</p>
<p>Por el contrario, el <a href="https://doi.org/10.1016/j.physbeh.2010.01.012">consumo excesivo de alcohol mantenido en el tiempo</a> suele acompañarse de pérdida del apetito y malnutrición en el individuo, debido a las alteraciones fisiológicas que produce el alcoholismo.</p>
<h2>¿Qué aporta el alcohol a la dieta?</h2>
<p>El alcohol es una sustancia altamente calórica que aporta en torno a 7 kilocalorías por cada gramo de etanol: una lata de cerveza o una copa de vino, por ejemplo, contienen cerca de 120 calorías. No obstante, se trata de <a href="http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/pmc5513692/">“calorías vacías”</a>, dado que no incluyen un aporte adicional relevante de otros macronutrientes, vitaminas o minerales.</p>
<p>La industria alcoholera, principalmente la del vino, ha puesto mucho interés en difundir su riqueza en polifenoles, sustancias que destacan por sus propiedades antioxidantes. Sin embargo, del total de la ingesta media de <a href="https://scielo.isciii.es/pdf/renhyd/v21n4/2174-5145-renhyd-21-04-320.pdf">polifenoles en la dieta española</a> solo un 8-9 % proviene del vino y un 2 % de la cerveza. Por ejemplo, una naranja o una manzana aportarían concentraciones similares de polifenoles a las de una ingesta comparable de vino tinto, y la ingesta media de pan de nuestra dieta la duplicaría. </p>
<p>También ha recibido mucha publicidad un tipo particular de polifenol, <a href="https://doi.org/10.1017/S0007114507882997">el resveratrol, ya que el vino constituye su fuente más importante en la dieta</a> (más del 98 %). Sin embargo, se cuestiona fácilmente su eficacia ya que, para alcanzar la <a href="https://doi.org/10.3945/an.115.011627">dosis preventiva</a> de esta sustancia (1 g/día), habría que beber nada menos que 550 litros de vino tinto o 1 300 litros de cerveza.</p>
<h2>Consumo de alcohol y dieta equilibrada</h2>
<p>Con frecuencia el consumo moderado de alcohol se incluye como un componente característico en algunas dietas equilibradas, e incluso aparece representado en pirámides alimenticias como la de la <a href="https://doi.org/10.1016/j.recesp.2013.04.026">dieta mediterránea</a>.</p>
<p>Sin embargo, <a href="https://doi.org/10.1093/aje/kwj050">se ha comprobado</a> que cuanto mayor es la cantidad de consumo de alcohol, peor es la calidad de la dieta. Esto hace <a href="https://doi.org/10.1159/000084173">referencia</a>, en términos generales, a un menor consumo de fruta y productos lácteos, y a un incremento en el consumo de productos animales (carne, pescado y huevos) en comparación con los abstemios. </p>
<p>Además, en los consumidores de grandes cantidades de alcohol se reduce <a href="https://doi.org/10.1093/alcalc/agac009">la ingesta de carbohidratos y de fibra</a>, lo que puede tener consecuencias negativas sobre el proceso de digestión, entre otros aspectos.</p>
<p>También se observan diferencias según <a href="https://doi.org/10.1080/10408398.2013.841118">el tipo de bebida alcohólica</a>. Los consumidores preferentes de cerveza y licores suelen seguir patrones dietéticos de peor calidad que los abstemios. Respecto al vino, sólo se ha observado mejor calidad de dieta en el norte de Europa y Estados Unidos, mientras que en los países mediterráneos no se encuentran diferencias.</p>
<h2>¿Existe algún patrón de consumo de alcohol asociado a la dieta mediterránea?</h2>
<p>La dieta mediterránea está considerada como un <a href="https://doi.org/10.1136/bmj.a1344">modelo de dieta saludable</a>, principalmente por sus beneficios en la <a href="https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2021.22277">reducción de la mortalidad</a> y su vinculación con un <a href="https://doi.org/10.1136/bmj.a1344">mejor estado de salud general</a>. Tradicionalmente se ha incluido en este modelo dietético el consumo moderado de vino tinto durante las comidas.</p>
<p>Sin embargo, en el caso concreto de España, <a href="https://doi.org/10.1111/j.1530-0277.2011.01559.x">se ha observado</a> que las personas que consumen alcohol en las comidas siguen en menor medida las guías de alimentación saludable, que se fundamentan en los puntos principales de la dieta mediterránea clásica. </p>
<p>Otro <a href="https://doi.org/10.1016/j.numecd.2014.04.003">estudio nacional reciente</a>, que evaluaba el seguimiento de la dieta mediterránea en función de los patrones de consumo de alcohol en una muestra representativa de la población adulta española, demostró que el “patrón mediterráneo de consumo de alcohol” no formaba parte de la consideración actual de dieta mediterránea.</p>
<h2>¿Consumir alcohol supone un riesgo de obesidad?</h2>
<p>A pesar de los numerosos estudios que han analizado el efecto del consumo de alcohol en la obesidad, la evidencia científica es inconsistente. Aunque no está demostrado que el consumo de alcohol lleve asociada una ganancia de peso por sí mismo, una compensación insuficiente de su aporte energético sin reducir el consumo de alimentos o incrementar la actividad física puede derivar en un <a href="https://doi.org/10.3390/nu13092927">desequilibrio calórico</a> en el organismo. Como consecuencia, los consumidores serían más propensos al aumento de peso corporal.</p>
<p>Por lo tanto, si se va a consumir alcohol, se debe tener en cuenta que solo aporta calorías vacías que repercuten en nuestro equilibrio calórico, incrementando la ingesta total de energía. Además, el consumo de alcohol, en especial si se realiza en cantidades elevadas, se asocia a una dieta de peor calidad que favorece el consumo de alimentos ricos en proteínas y grasas en detrimento de las frutas y las verduras. </p>
<p>Teniendo en cuenta que constituye un factor de riesgo para numerosas enfermedades y que cualquier cantidad de alcohol aumenta la probabilidad de tener cáncer, es sensato seguir la recomendación de la Organización Mundial de la Salud: “Alcohol, cuanto menos, mejor”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/206105/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Iñaki Galán Labaca recibe fondos del Instituto de Salud Carlos III. Es miembro de la Sociedad Española de Epidemiología y de la Asociación Madrileña de Salud Pública.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Julia Fontán Vela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Consumir alcohol solo aporta calorías vacías que repercuten en nuestro equilibrio calórico, incrementando la ingesta total de energía. Y suele asociarse a una dieta de peor calidad.Julia Fontán Vela, Graduada en Biotecnología y Epidemiología. Área: factores de riesgo de enfermedades crónicas, Instituto de Salud Carlos IIIIñaki Galán Labaca, Médico epidemiólogo. Área: factores de riesgo de enfermedades crónicas, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2000052023-04-09T18:08:05Z2023-04-09T18:08:05ZCómo conseguir una generación libre de humo de tabaco<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/519572/original/file-20230405-23-pd1pxr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C0%2C6689%2C4476&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mother-cigarette-child-car-closeup-dont-2217931687">New Africa / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Ver a alguien con un pitillo en las manos en una película o una serie de televisión es algo poco habitual, especialmente desde que Netflix se sumó en 2019 a una guerra antitabaco que ya habían empezado a poner en marcha hace tiempo las grandes productoras de Hollywood. Sin embargo, a pesar de la medida, el hábito de fumar sigue estando presente en las calles mucho más de lo deseable. </p>
<p>El impacto que tiene el consumo de tabaco en la salud es devastador. Cada año, <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/tobacco#:%7E:text=El%20tabaco%20mata%20hasta%20a,no%20fumadores%20al%20humo%20ajeno">más de 8 millones de personas fallecen en el mundo a causa del tabaco, y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición al humo de tabaco en no fumadores</a>. </p>
<p>Solo en España el tabaco es responsable de 56 000 muertes anuales, lo que supone el 13,7 % de toda la mortalidad. En 2020 fumaba <a href="https://www.sanidad.gob.es/estadEstudios/estadisticas/EncuestaEuropea/EncuestaEuropea2020/MODULO3RELATIVO.pdf">el 22,1 % de la población adulta española</a> y todavía esta cifra no es inferior al número de exfumadores que alcanzaba el 22,0 % ese mismo año. </p>
<p>Respecto a los jóvenes y adolescentes de 14 a 18 años de edad, <a href="https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/ESTUDES_2021_Informe_de_Resultados.pdf">en 2021 el 23,9 % había consumido tabaco en los últimos 30 días</a>, lo que indica la enorme facilidad de acceso a esta sustancia a pesar de la prohibición de su venta a los menores de edad. Afortunadamente, tanto en los más jóvenes como en la población adulta, la prevalencia de consumo de tabaco está disminuyendo.</p>
<h2>Reducir el porcentaje de fumadores a menos del 5 %</h2>
<p>España fue uno de los primeros países europeos en poner en marcha, en enero de 2006, <a href="https://www.boe.es/boe/dias/2005/12/27/pdfs/A42241-42250.pdf">una ley integral para el control del tabaquismo</a>, <a href="https://www.boe.es/boe/dias/2010/12/31/pdfs/BOE-A-2010-20138.pdf">modificada posteriormente en 2010</a>. Estas regulaciones, desarrolladas bajo el paraguas del <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/42813/9243591010.pdf;jsessionid=87D7EC09B4C1AE68EBEE2E259BA7FFDE?sequence=1">Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco</a> y que España ratificó en 2005, lograron <a href="https://www.seepidemiologia.es/documents/dummy/V9.0%20-%20Libro%20Tabaquismo%202017%20-%20Abierto%20Final.pdf">disminuir de forma radical la exposición ambiental al humo de tabaco</a> en espacios públicos. </p>
<p>El convenio planteaba numerosas y ambiciosas medidas para el control del tabaquismo con el objetivo de minimizar la epidemia. Entre ellas, conseguir espacios 100 % libres de humo, prohibir totalmente la publicidad del tabaco, aumentar los impuestos, introducir advertencias sanitarias en el empaquetado de los envases y facilitar el abandono. Sin embargo, desde la modificación de la ley en 2010, España se ha estancado en la implementación de estas medidas de prevención y control.</p>
<p>Aunque la mayoría de los países han mejorado notablemente los indicadores de tabaquismo, si de verdad queremos conseguir una sociedad libre de tabaco hay que ser más ambiciosos. Por eso recientemente ha surgido un nuevo movimiento que plantea un cambio de objetivos. </p>
<p>Esta nueva estrategia se conoce como el <em>endgame</em> del tabaco y su objetivo es buscar el final de la epidemia más que su control, reduciendo el porcentaje de fumadores a menos del 5 %.</p>
<p>La estrategia <em>endgame</em> tiene más posibilidades de ser implantada en países con baja prevalencia de consumo de tabaco o con disminuciones muy rápidas de esta prevalencia. Aunque no existe un umbral claro, se recomienda estimular de forma real el <em>endgame</em> cuando el porcentaje de fumadores es inferior al 15 %. También es muy importante que la población entienda muy bien en qué consiste esta iniciativa y que exista un fuerte apoyo social. </p>
<p>Según datos de la OMS, en Europa <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240032095">Suecia, Noruega e Islandia tienen prevalencias de fumadores diarios inferiores al 15 %</a>, en contraste con las tasas de Francia (28 %) o Grecia (27 %). En cuanto a los países latinoamericanos, mientras Argentina o Chile rondan el 20 %, otros como México, Colombia o Perú se sitúan entre un 5 y un 7 %. </p>
<h2>Menos nicotina, menos puntos de venta y prohibición a los nacidos desde 2009</h2>
<p>Algunas de las <a href="https://tobaccocontrol.bmj.com/content/tobaccocontrol/31/2/365.full.pdf">principales acciones propuestas para implementar la estrategia <em>endgame</em></a> se centran en los propios productos de tabaco. Por ejemplo, regular para reducir los niveles de nicotina permitiría disminuir la adicción a los cigarrillos, facilitando a los fumadores abandonar el consumo. </p>
<p>Otra línea interesante son las acciones dirigidas a las personas fumadoras, entre ellas las restricciones de venta para personas nacidas a partir de cierto año, lo que se conoce como “generación libre de tabaco”. </p>
<p>No menos importante es actuar sobre el mercado del tabaco limitando el número, las localizaciones y el horario de los establecimientos de venta. </p>
<p>El último paso sería, evidentemente, prohibir la venta de cigarrillos. Nueva Zelanda ha sido el primer país que ha aprobado en diciembre de 2022 el concepto de “generación libre de tabaco”, <a href="https://www.smokefree.org.nz/smokefree-environments/legislation">prohibiendo vender tabaco de combustión de momento a las personas nacidas después del 1 de enero de 2009</a>. </p>
<p>Además, ciudades como <a href="https://www.who.int/news-room/feature-stories/detail/creating-a-smoke-free-city-balanga-city-the-philippines">Balanga</a> en Filipinas y <a href="https://blogs.bmj.com/tc/2022/01/29/brookline-introduces-tobacco-free-generation-law/">Brookline (Massachusetts)</a> han implementado leyes similares. </p>
<p>Otros países que han definido unos objetivos específicos de <em>endgame</em> han sido Irlanda, Suecia, Reino Unido, Escocia, Australia, Finlandia, EE. UU. y Canadá. </p>
<h2><em>Endgame</em> en España</h2>
<p>En España existe una <a href="https://cnpt.es/assets/docs/DECLARACION-END-GAME-DEL-TABACO-EN-ESPANA-2030_revisada-con-logos-fuera-del-CNPT.pdf">Declaración Endgame 2030</a> elaborada por más de 60 entidades y organizaciones sanitarias que incluye acciones a corto y medio plazo para canalizar el final de la epidemia de tabaquismo. Muchas de ellas son propuestas que otros países ya han puesto en marcha en sus estrategias de control de este factor de riesgo. </p>
<p>No obstante, la realidad es que España tiene todavía una alta prevalencia de fumadores. Y teniendo en cuenta que el descenso en los últimos años ha sido de apenas un 0,5 % anual, el objetivo de llegar al 5 % de consumidores de tabaco se retrasaría hasta el año 2055-2060. </p>
<p>En cualquier caso, no se puede planificar el <em>endgame</em> sin un proceso de transición donde se hayan implementado con más efectividad las acciones basadas en el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud. En el caso de España las políticas actuales son claramente insuficientes y convendría desarrollar con mayor fuerza muchas de las medidas de control. Concretamente ofrecer más ayudas para dejar de fumar e incrementar los impuestos del tabaco, destinando un porcentaje de este impuesto para la prevención y control de este problema de salud. </p>
<p>Además, convendría regular el empaquetado genérico para reducir el atractivo del producto, restringir la venta a las expendedurías de tabaco, conseguir una hostelería 100 % libre de humo en espacios interiores y exteriores, regular la publicidad en las redes sociales, introducir la limitación del consumo de tabaco en el transporte privado y realizar campañas de prevención dirigidas a los grupos de mayor riesgo. </p>
<p>Además de estas acciones, se necesita que la población entienda el significado del <em>endgame</em> para conseguir un fuerte apoyo social, tal y como se logró con la primera ley de control del tabaquismo de 2005. </p>
<p>Sin la implantación de estas medidas, el <em>endgame</em> del tabaco en España no pasará de ser una mera aspiración en lugar de ser un plan real y viable como lo es ya en otros países.</p>
<hr>
<p><em>Artículo escrito con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/200005/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Iñaki Galán Labaca recibe fondos del Instituto de Salud Carlos III y del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad. Es socio de la Sociedad Española de Epidemiología, Asociación Madrileña de Salud Pública, y Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Julia Rey Brandariz recibe fondos del Ministerio de Universidades. Es socia de la Sociedad Española de Epidemiología.</span></em></p>Hace unos meses, Nueva Zelanda fue el primer país en aprobar el concepto de “generación libre de tabaco”, prohibiendo su venta a las personas nacidas después del 1 de enero de 2009. ¿Conseguiremos hacer lo mismo a nivel global? Es el objetivo de la estrategia ‘endgame’.Iñaki Galán Labaca, Médico epidemiólogo. Área: factores de riesgo de enfermedades crónicas, Instituto de Salud Carlos IIIJulia Rey Brandariz, Investigadora en Epidemiología y Salud Pública, Universidade de Santiago de CompostelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1986842023-04-03T16:22:34Z2023-04-03T16:22:34Z¿Sabemos lo que bebemos? La importancia del etiquetado de las bebidas alcohólicas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/519035/original/file-20230403-22-gtpoad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=57%2C0%2C6391%2C4247&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/girl-white-jersey-jacket-chooses-wine-1698578938">Taras.chaban / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El consumo de <a href="https://theconversation.com/es/topics/alcohol-54657">alcohol</a> es uno de los factores que contribuye con más peso a la carga de enfermedad, tanto a nivel mundial como en nuestro entorno. Por ejemplo, es <a href="https://vizhub.healthdata.org/gbd-compare/">responsable</a> del 5,7 % de la mortalidad total en los países de Europa occidental y del 5,3 % en la región de Latinoamérica y del Caribe.</p>
<p>En España, el número medio anual de muertes atribuibles al alcohol durante el periodo 2010-2017 en personas mayores de 14 años <a href="https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/publicaciones/catalogo/catalogoPNSD/publicaciones/pdf/2021_Monografia_Alcohol_consumos_y_consecuencias.pdf">fue de 15 489, lo que representa un 4 % de la mortalidad general</a>. Además, se trata de una mortalidad prematura, ya que uno de cada dos fallecimientos se produce en personas menores de 75 años. </p>
<p>Evidentemente, esta carga de enfermedad es directamente proporcional a la cantidad de consumo de alcohol, que en España está muy normalizado. <a href="https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/publicaciones/catalogo/catalogoPNSD/publicaciones/pdf/2021_Monografia_Alcohol_consumos_y_consecuencias.pdf">Según los datos de la encuesta EDADES 2020</a>, el 18,6 % de la población de entre 15 y 64 años presentaba un consumo de alcohol por encima del considerado de bajo riesgo, es decir, superior a 10 y 20 gramos al día en mujeres y hombres, respectivamente. 10 gramos corresponderían al consumo de una caña de cerveza o una copa vino.</p>
<p>En la población joven, <a href="https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/ESTUDES_2022_Informe.pdf">la encuesta ESTUDES 2021</a> muestra que más de la mitad de los estudiantes de 14 a 18 años había bebido alcohol en los últimos 30 días. Y uno de cada cuatro había experimentado alguna borrachera en este periodo.</p>
<h2>¿Sabemos lo que bebemos cuando tomamos alcohol?</h2>
<p>El <a href="https://theconversation.com/guia-rapida-para-entender-el-etiquetado-de-los-alimentos-y-la-letra-pequena-154973">etiquetado</a> es un derecho de los consumidores para disponer de información de los productos que compran: la lista de ingredientes de una bebida puede alertar de la presencia de sustancias potencialmente dañinas. Además, tanto la información nutricional como del contenido de calorías permiten a los consumidores planificar mejor la dieta y mantener un estilo de vida más saludable. </p>
<p>Pocos consumidores conocen <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/7/6/4739">que las bebidas alcohólicas son una fuente importante de calorías</a>. Volviendo a España, cerca del 3 % del total de la ingesta calórica proviene del consumo de alcohol, cuando, por ejemplo, el aporte de los refrescos azucarados es del 2 %. Hay que tener en cuenta que una lata de cerveza o una copa de vino aportan aproximadamente 120 calorías, lo que se gasta corriendo unos 13 minutos. </p>
<p>Además, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/jhn.12758">existen evidencias</a> de que las etiquetas nutricionales en alimentos y bebidas no alcohólicas favorecen la elección de opciones más saludables, mejorando los patrones dietéticos.</p>
<p>En el caso de las bebidas alcohólicas, el etiquetado formaría parte de una estrategia integral de mejorar la información y educación de los consumidores para prevenir y reducir el daño asociado al consumo de alcohol.</p>
<h2>¿Qué dice la normativa europea?</h2>
<p><a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK558550/pdf/Bookshelf_NBK558550.pdf">En Europa</a>, las bebidas alcohólicas con un grado alcohólico superior a 1,2 % no tienen obligación de incluir información nutricional. Supone una enorme contradicción que, por ejemplo, una cerveza sin alcohol tenga que estar perfectamente etiquetada mientras que otra con contenido alcohólico, no. </p>
<p>En el caso de que la empresa quiera incluirla voluntariamente tiene dos opciones: facilitar solo el valor calórico o describir toda la información nutricional obligatoria completa. En los países miembros de la Unión Europa, solo Irlanda exige por ley informar de los valores nutricionales de las bebidas alcohólicas.</p>
<p>En marzo de 2017, la Comisión Europea elaboró <a href="https://food.ec.europa.eu/system/files/2017-03/fs_labelling-nutrition_legis_alcohol-report_en.pdf">un informe</a> considerando el etiquetado obligatorio de estos productos. En el documento se citaban dos estudios relacionados con el conocimiento del consumidor: después de ser informados del valor energético de las bebidas, uno de cada dos entrevistados quería disponer de esa información a la hora de comprar los productos alcohólicos. </p>
<p>Los consumidores valoraban que los datos nutricionales debían incluirse en las bebidas independientemente de que tuvieran contenido alcohólico o no.</p>
<h2>¿Es la autorregulación la solución?</h2>
<p>La industria alcoholera ha sido siempre muy reticente a incluir información nutricional en sus productos. Ahora ha reaccionado reconociendo el derecho de los consumidores a conocer esas características y los ingredientes de las bebidas alcohólicas, pero en un marco de autorregulación. </p>
<p>La Comisión invitó a esta industria a desarrollar una propuesta, que fue presentada en marzo de 2018 y respondía de forma desigual según los sectores. </p>
<p>Así, <a href="https://spirits.eu/media/press-releases/consumer-information-european-producers-sign-memorandum-of-understanding-to-provide-energy-value-on-spirit-drinks">el sector de bebidas espirituosas</a> se comprometió a que el 66 % de sus productos estarían etiquetados para finales de 2022; <a href="https://brewersofeurope.org/site/media-centre/post.php?doc_id=975">el sector cervecero</a> asumió el 100 % para la misma fecha; y el sector del vino dejó la opción abierta a cada empresa de informar a través del etiquetado del producto o en su página web. </p>
<p>Ante la pregunta de si se está cumpliendo o no la regulación voluntaria una vez finalizado el periodo de aplicación, todavía no se puede contestar a falta de datos objetivos, pero si examinamos los envases de las bebidas comprobaremos que no se espera encontrar resultados muy positivos. </p>
<p>En consecuencia, si falla la autorregulación, debería aprobarse una regulación obligatoria sin dilación. El alcohol causa una importante carga de enfermedad y el consumidor tiene derecho a recibir información de forma objetiva de los ingredientes incluidos en las bebidas alcohólicas y su contenido calórico, así como del prácticamente nulo valor nutricional que aportan.</p>
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<p><em>Artículo escrito con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/198684/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Iñaki Galán Labaca recibe fondos del Instituto de Salud Carlos III y del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad.
Es socio de la Sociedad Española de Epidemiología, Asociación Madrileña de Salud Pública, y Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria.</span></em></p>Los consumidores tienen derecho a conocer la composición nutricional y el (elevado) número de calorías que aportan las bebidas alcohólicas, pero la normativa actual no obliga a las compañías a facilitar esta información.Iñaki Galán Labaca, Médico epidemiólogo. Área: factores de riesgo de enfermedades crónicas, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1985262023-03-28T15:28:58Z2023-03-28T15:28:58ZEl problema de la sumisión química y las agresiones sexuales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/517661/original/file-20230327-18-72p3kd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C4984%2C3310&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-drugging-womans-drink-bar-30929878">Shutterstock / Monkey Business Images</a></span></figcaption></figure><p>Según datos del Instituto Nacional de Toxicología de los últimos cinco años, en <a href="https://www.rtve.es/noticias/20220308/detectan-sumision-quimica-33-agresiones-sexuales/2305120.shtml">una de cada tres agresiones sexuales en España la víctima estaba bajo los efectos de la sumisión química</a>.</p>
<p>¿Pero qué es exactamente la sumisión química? Técnicamente se define como la administración de sustancias químicas con efectos psicoactivos a una persona, sin su consentimiento y sin su conocimiento, con el fin de modificar su estado de consciencia, alterar su comportamiento o anular su voluntad, en general con el fin de agredirla sexualmente.</p>
<p>Hay <a href="https://committees.parliament.uk/publications/21969/documents/165662/default/">dos formas activas y premeditadas</a> de sumisión química. La conocida con el término anglosajón <em>drink spiking</em>, o administración de drogas o sustancias químicas en la bebida, y el <em>needle spiking</em>, cuando se administran sustancias mediante pinchazo con aguja hipodérmica. </p>
<p>Sin embargo, también existe la forma oportunista, que se produce cuando el agresor aprovecha que su víctima ya se encuentra bajo los efectos de alguna sustancia que ha consumido voluntariamente para agredirla. </p>
<p>Otro tipo común es la sumisión mixta, en la que confluye la ingesta voluntaria de sustancias con la administración encubierta.</p>
<h2>Suele producir amnesia, alucinaciones y desinhibición</h2>
<p>Las sustancias empleadas para cometer estas agresiones suelen ser de acción rápida y breve, activas a bajas dosis. Producen efectos poco característicos y favorables para el agresor, como amnesia anterógrada (retrasando el diagnóstico y dificultando el testimonio), sedación, alucinaciones (pudiendo invalidar el testimonio de la víctima) y desinhibición (lo que puede suponer una colaboración de la víctima). Se han descrito más de 30 sustancias implicadas en casos de sumisión química.</p>
<p>Lo preocupante es que se trata de un modo de agresión que puede pasar inadvertido para la víctima, para sus amistades e incluso para el personal sanitario que la atiende, a pesar del incremento en 2022 del número de agresiones hacia las mujeres en los espacios de ocio.</p>
<h2>Se detecta solo la punta del iceberg</h2>
<p>Pese a la reciente alarma social, existen pocos datos sobre la incidencia y prevalencia en España. De las 3 001 agresiones sexuales identificadas por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forense durante 2021, se practicaron 994 análisis por sospecha de sumisión química, con resultado positivo en el 72 %. En <a href="https://www.mjusticia.gob.es/es/AreaTematica/DocumentacionPublicaciones/InstListDownload/HallazgosToxicologicosEnAgresionesSexualesConSospechaDeSumisionQuimica_Definitivo.pdf">el 92,4 % de los casos, la víctima era mujer</a>.</p>
<p>Sin duda son datos infraestimados por varios motivos. Por un lado, las víctimas no siempre son conscientes de lo que les ha sucedido. Y cuando lo son, las circunstancias a veces les ponen muy difícil realizar la denuncia. </p>
<p>Esto se une al hecho de que <a href="https://www.mjusticia.gob.es/es/AreaTematica/DocumentacionPublicaciones/InstListDownload/GuiaBuenasPracticas.pdf">los análisis toxicológicos</a> no siempre detectan las sustancias utilizadas debido a que se utilizan sustancias con vidas medias muy cortas y se administran en pequeñas cantidades. Incluso puede ocurrir que el agresor utilice sustancias que no se detectan con los sistemas de <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-medicina-legal-285-articulo-sumision-quimica-casos-presuntos-delitos-S0377473213000631">análisis toxicológicos habituales</a>.</p>
<h2>Un delito tipificado</h2>
<p>En España, la sumisión química constituye un delito tipificado en la <a href="https://www.boe.es/eli/es/lo/1995/11/23/10/con">Ley Orgánica 10/1995 del Código Penal</a> y en la <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2022-14630">Ley Orgánica 10/2022 de Garantía Integral de la Libertad Sexual</a>, donde se introduce la sumisión química expresamente como una forma de la agresión sexual. </p>
<p>Se trata de una forma emergente de violencia contra las mujeres, abordada desde una perspectiva legal y sanitaria, pero escasamente desde la Salud Pública. De hecho, son muy escasos los estudios epidemiológicos que <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-clinica-2-articulo-sumision-quimica-epidemiologia-claves-su-13130017">permitan conocer la dimensión el problema y sus consecuencias</a>. </p>
<p>Actualmente existe un <a href="https://violenciagenero.igualdad.gob.es/profesionalesInvestigacion/sanitario/docs/Agresion_Pinchazo_GrupoProtocolVSexual_19_08_2022.pdf">documento técnico</a> para profesionales del Sistema Nacional de Salud, publicado por la Comisión contra la Violencia de Género del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, donde se muestra que únicamente diez Comunidades Autónomas cuentan con protocolos de actuación sanitaria ante sospecha de sumisión química.</p>
<h2>Parte de la cultura machista</h2>
<p>La sumisión química es una forma de coartar la libertad de las mujeres, por el hecho de ser mujeres. Su trasfondo es el mismo que el de cualquier otra agresión sexual machista: la cultura de la dominación, el poder y la anulación de la autonomía de las mujeres, creando inseguridad en el espacio público. No es un problema aislado, sino que forma parte de la cultura machista y alberga comportamientos, actitudes y valores de difícil erradicación, cuya banalización e impunidad llevan a la imitación y a la legitimación de estos actos en otros grupos y espacios. </p>
<p>A menudo ante situaciones similares en contextos de ocio se ha recomendado la autoprevención y conductas de evitación. Estas recomendaciones focalizan las actuaciones en las mujeres y no en los agresores, perpetuando <a href="https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2019.08.006">la socialización de las mujeres en el miedo</a>, recortando sus libertades, e incluso responsabilizándolas de estos hechos. </p>
<p>Resulta relevante optar, en el marco de la Estrategia Estatal para <a href="https://violenciagenero.igualdad.gob.es/planActuacion/estrategiasEstatales/combatirViolenciaMachista/docs/Estrategia_Estatal_combatir_violencias_machistas_22-25.pdf">combatir las violencias machistas</a>, por un abordaje desde la Salud Pública que incluya:</p>
<ul>
<li><p>Elaboración y puesta en marcha de protocolos de detección y atención sanitaria a la sumisión química en todas las comunidades autónomas y a nivel estatal, incluyendo la formación del personal sanitario y sociosanitario. </p></li>
<li><p>Protocolos de coordinación de todos los sectores implicados: sanitario, sociosanitario, policial, judicial, educativo y otros con formación de sus profesionales.</p></li>
<li><p>Diseño e implementación de registros de sumisión química para conocer y evaluar la situación y para avanzar en su conocimiento y erradicación.</p></li>
<li><p>Campañas de prevención y sensibilización dirigidas a las y los jóvenes así como al personal con responsabilidades en educación.</p></li>
<li><p>Reforzar la coeducación para impulsar la igualdad y evitar los comportamientos agresivos asociados a los roles masculinos y los discursos de terror que comportan la pérdida de libertades.</p></li>
</ul>
<p>Los medios de comunicación también pueden unirse a este propósito difundiendo información sobre qué es y cómo actuar ante la sumisión química. Además de procurar un tratamiento adecuado de la información sobre actos de violencia machista, con una difusión de noticias que garanticen la objetividad informativa, la libertad y dignidad de las mujeres víctimas de violencia. Los medios de comunicación deben servir como instrumento para denunciar las agresiones y para concienciar a la sociedad de este problema social y contribuir a su erradicación.</p>
<hr>
<p><em>Artículo escrito con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/198526/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>¿Qué es la sumisión química? ¿Cómo se aborda desde la Salud Pública?Elisa Chilet Rosell, Profesora del área de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad Miguel HernándezAndrea Vila Fariñas, Investigadora colaboradora. Matrona. Doctoranda en Epidemiología y Salud Pública., Universidade de Santiago de CompostelaAngel Gasch Gallén, Profesor del Departamento de Fisiatría y Enfermería, Universidad de ZaragozaBelén Sanz Barbero, Científica Titular. Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos IIIBlanca Obón Azuara, Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y en Medicina Intensiva, Departamento de Sanidad de AragónCarmen Vives Cases, Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública. Directora de la Unidad de Igualdad. Universidad de Alicante, Universidad de AlicanteMar Blasco Blasco, Colaboradora del Grupo de Investigación en Salud Pública de la Universidad de AlicanteMaría de los Ángeles Rodríguez Arenas, Associate research scientist, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.