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Pebetero con la llama olímpica en la estación de Fukushima, Japón, el 24 de marzo de 2021. Shutterstock / StreetVJ

La antorcha olímpica de la covid-19

El 25 de marzo arrancó el recorrido de la antorcha olímpica, que acabará encendiendo el pebetero del estadio de Tokio para inaugurar los Juegos Olímpicos de 2021. Con el lema “la esperanza ilumina nuestro camino”, el relevo de la antorcha, igual que la planificación de los actos inaugurales y su protocolo, se está adaptando a las nuevas medidas para prevenir la covid-19. Este año, estos actos tendrán más significado que nunca al transmitir el mensaje de los Juegos: la unión de la humanidad y el poder del deporte para cambiar el mundo.

Este evento deportivo es, probablemente, uno de los acontecimientos más esperados en el mundo, no solo para los deportistas y aficionados a los deportes, sino también para muchos ciudadanos del planeta. A raíz de la pandemia de la covid-19, los Juegos Olímpicos de Tokio, que se debían haber celebrado el verano de 2020, tuvieron que ser aplazados.

Pasado un año, ya se ha dado el pistoletazo de salida. En marzo la antorcha olímpica comenzó su recorrido hasta que llegue, relevo tras relevo, a encender el pebetero del estadio olímpico de la capital de Japón en julio de 2021.

Significado e historia de la antorcha olímpica

La organización de la marcha de la antorcha olímpica ha inaugurado también todos los actos protocolarios relacionados con los Juegos Olímpicos, que tendrán que adaptarse a las nuevas circunstancias provocadas por la pandemia. Estos actos tendrán un fuerte significado, ya que, además de su relevancia deportiva, más que nunca quieren transmitir la finalidad de los Juegos, que es la representación de la unión de la humanidad.

La antorcha olímpica, junto con las banderas y las medallas, es uno de los símbolos más característicos de las olimpiadas. Se enciende en la ciudad griega de Olimpia, en un recipiente que recoge los rayos del sol. Desde allí, se transporta durante 121 días hasta la sede de los Juegos a través de diversos relevos protagonizados por deportistas y figuras relacionadas con el deporte.

El próximo 23 de julio, fecha de inicio de los Juegos, será esta llama la que encienda el pebetero olímpico que seguirá ardiendo hasta la clausura de las competiciones deportivas. Desde la antigua Grecia, la antorcha olímpica simboliza el espíritu sagrado del fuego. En la mitología griega, representa el fuego que Prometeo robó a los dioses para liberar a los humanos, que simbolizaba el conocimiento y la razón.

Un recorrido especial

Desde el inicio, la marcha de la antorcha de 2021 ha estado cargada de significado. El primer relevo comenzó en Fukushima, ciudad que hace diez años sufrió un tsunami que provocó uno de los mayores accidentes nucleares de la historia.

La llama, que simboliza tradicionalmente paz y esperanza, en esta edición tiene un significado que también queda recogido en el lema escogido: “Hope light our way” (“la esperanza ilumina nuestro camino”) bajo el hashtag #Hopelightsourway. Un lema que encaja perfectamente con el de los Juegos Olímpicos: “Citius, altius, fortius” (“más rápido, más alto, más fuerte”), ya en sí un símbolo de superación y renacimiento.

Como en cada edición de los Juegos Olímpicos, los actos protocolarios que se organizan también sirven para dar a conocer la cultura y las tradiciones de la ciudad y el país anfitriones. En este caso, el escenario del primer relevo de la antorcha estaba adornado con ikebana, los arreglos florales tradicionales de Japón. Además, la llama olímpica pasará por diversos espacios y paisajes que son patrimonio de la humanidad, para mostrarlos a la población no local.

Adaptaciones a la covid-19

Estos Juegos Olímpicos tendrán lugar en un contexto sin precedentes, en medio de la pandemia de la covid-19 y las medidas de prevención de la interacción física entre las personas, para evitar los contagios. En este sentido, los relevos de la antorcha, así como el resto de los actos y el protocolo de los Juegos ya se están adaptando.

En el primer relevo, la participación de los representantes políticos y los deportistas japoneses fue mucho más reducida que en ediciones anteriores. La organización pidió, así mismo, contención a los espectadores para evitar las aglomeraciones multitudinarias y que se adoptaran las medidas de seguridad pertinentes. También se recomendó que se aplaudiese en vez de animar con gritos.

Estas medidas, seguramente, ya nos dan pistas de cómo se celebrarán el resto de los eventos y actos protocolarios de los Juegos, como las ceremonias de apertura y clausura. De hecho, el Comité Olímpico Internacional, el Comité Paralímpico Internacional y el Comité Organizador de Tokio 2020 ya han publicado y difundido una guía de medidas para unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020 seguros.

Los próximos 23 de julio y 8 de agosto se celebrarán, en el estadio olímpico de Tokio, las ceremonias de inauguración y clausura, respectivamente. Seguro que tanto el mensaje como las formas que se adopten transmitirán un significado único, vinculado a la reconstrucción y la esperanza.


Este artículo fue publicado originalmente en la Revista de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya.


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