El uso de proyectos de vídeo –en este caso, un proyecto colaborativo digital de narración– es una forma efectiva de implicar a los estudiantes universitarios en una clase de ciencias sociales.
La combinación del aprendizaje colaborativo con los avances tecnológicos ofrece mejores oportunidades para el desarrollo de conocimiento activo de los estudiantes. Es crucial que estos tengan habilidades del siglo XXI como la capacidad de colaborar, la de ser críticos y creativos y la de poder utilizar las tecnologías para el aprendizaje.
La pandemia de la Covid-19 ha hecho aún más evidente la necesidad de desarrollar dichas habilidades. A esto le sumamos los cambios inesperados hacia el aprendizaje en línea en las aulas universitarias, acostumbradas a la enseñanza tradicional dirigida por el profesor.
Los estudiantes universitarios están familiarizados con el uso de internet, los teléfonos inteligentes y otros dispositivos tecnológicos. La incorporación de la tecnología en un entorno de colaboración en el aula universitaria facilita la implicación de los alumnos con el material que se espera que aprendan.
Experiencias emocionales
Nuestro estudio, publicado en acceso abierto en International Studies Perspectives, sobre los beneficios pedagógicos de la narración digital, muestra que los estudiantes tienen experiencias emocionales y de aprendizaje muy positivas con proyectos en los que elaboran un vídeo en grupo después de una investigación.
Los alumnos encuentran el formato digital menos estresante que una presentación frontal, como los tradicionales PowerPoint. El formato de narración digital introduce formas más creativas de abordar las tareas de aprendizaje y permite a los estudiantes expresar sus ideas con libertad y confianza.
Un proyecto de vídeo implica el uso de la tecnología digital –un software como WeVideo, iMovie, OpenShot– para crear un vídeo de investigación de 3 a 5 minutos de duración. Este tratará sobre un tema elegido por un grupo de alumnos y relacionado con el plan de estudios del curso (por ejemplo, historia (post)colonial, política social, alternativas al desarrollo, estudios electorales, estratificación social, género…). Los estudiantes se organizan normalmente en grupos de tres a cinco participantes.
Las cuatro etapas del proceso de trabajo
El proyecto de vídeo se desarrolla en cuatro etapas, que ilustramos en la figura siguiente: formación de grupos, elección del objeto de estudio, elaboración del guión y presentación final. Los tiempos entre etapas son orientativos, aunque lo más relevante es brindar retroalimentación.
Los alumnos prepararon la tarea en ambos estudios siguiendo los mismos cuatro pasos. Sin embargo, los estudiantes tuvieron menos tiempo para preparar la tarea en la universidad del sur de Europa. El período lectivo en la universidad nórdica fue de agosto a diciembre, mientras que en el el sur de Europa fue de octubre a diciembre. Esto demuestra que es posible organizar esta tarea en diferentes plazos.
Se puede organizar una sesión al final, a modo de conversatorio. En esta sesión se pueden visualizar los vídeos y poner en común los conocimientos adquiridos.
¿Por qué los proyectos de vídeo son una buena herramienta para implicar a los estudiantes universitarios?
La creatividad, la innovación y la diversión son los tres aspectos que los estudiantes destacaron con más frecuencia como aspectos positivos de la tarea.
El proyecto de narración digital facilitó la apertura a formas más creativas de abordarla. Los estudiantes pueden presentar los resultados de su investigación simulando un informativo, una entrevista con varios actores clave (por ejemplo, políticos, jefes de instituciones internacionales…) o pueden utilizar sus voces en off apoyándose en imágenes y vídeos.
Los estudiantes disfrutan haciendo el vídeo y lo consideran una forma interesante y original de expresar sus opiniones. Esto forma parte de los efectos positivos sobre la implicación conductual.
Cooperación y retroalimentación
Esta tarea también refuerza la implicación afectiva de los estudiantes. Los alumnos de nuestro estudio tuvieron experiencias positivas trabajando con sus compañeros de clase, y encontraron divertida la tarea.
El formato de la tarea permite a los alumnos expresar sus perspectivas y puntos de vista con más confianza. “Podemos describir el tema con más detalle”, argumenta uno de los estudiantes que participó en el estudio, “porque durante la presentación puede suceder que debido al estrés, nuestra explicación no sea tan comprensible y a veces se olviden algunas cosas importantes”.
Elaborar un vídeo y construir el hilo conductor de la historia les hace trabajar más en la elaboración de sus pensamientos de forma cuidadosa y exhaustiva. Esto forma parte de los efectos positivos del vídeo sobre la implicación cognitiva.
Cinco beneficios pedagógicos de la narración digital
El proyecto colaborativo de narración digital tiene una serie de beneficios pedagógicos:
El hecho de que los estudiantes puedan preparar sus resultados de investigación antes de la clase les permite evaluar críticamente su objeto de estudio de antemano y presentar sus resultados sin el temor o el estrés de hablar delante de la clase sobre un tema de investigación potencialmente conflictivo.
Una mayor implicación afectiva de los estudiantes en esa tarea podría servir para facilitar la comprensión de conceptos abstractos y teorías políticas y sociales.
El proyecto de vídeo contribuye a la participación activa de los estudiantes en el proceso de aprendizaje. En lugar de enseñar a los estudiantes, esta tarea hace que el grupo sea responsable del proceso autónomo de aprendizaje.
Debido a la posibilidad de colaboración asincrónica –en diferentes tiempos–, los proyectos de vídeo tienden un puente sobre la brecha digital entre los estudiantes de enseñanza presencial y a distancia.
El resultado de la investigación en formato visual permite compartir la producción de conocimientos en la universidad con la población general. Después de cumplir con los permisos de derechos de autor, los vídeos podrían ponerse a disposición en sitios web populares de intercambio de vídeos (por ejemplo, YouTube o Vimeo).
Las habilidades del siglo XXI a menudo incluyen la capacidad de comunicarse y colaborar, encontrar y evaluar críticamente la información, interpretar los mensajes desde una perspectiva global y, lo que es más importante, la capacidad de utilizar la tecnología para mejorar el aprendizaje y el rendimiento académico.
Un proyecto colaborativo de narración digital abarca múltiples componentes del conjunto de esas habilidades y tiene un inmenso potencial para contribuir a su desarrollo en los estudiantes universitarios de manera atractiva, creativa y divertida.