Tras la pandemia, la reorganización de las plataformas digitales tendrá objetivos poliédricos: ser económicamente viables, socialmente responsables, ambientalmente neutras y sanitariamente saludables.
Donald Trump ha sido un presidente populista. Comprender las raíces del populismo en los EE.UU. y en otros lugares es esencial para hacer frente a su ascenso y su amenaza a la democracia.
En la consolidación de los territorios tienen que ver los aspectos económicos, porque actúan como factores de tracción, así como los aspectos de ubicación, ya que éstos son estratégicos.
La deslocalización permite a las grandes corporaciones maximizar sus beneficios, pero esos rendimientos pueden generar consecuencias sociales muy negativas. Una de ellas, el trabajo forzado.
Una pandemia es un fenómeno colectivo, comunitario. Por tanto, solo puede resolverse si todo el mundo colabora: los ciudadanos, las instituciones, los partidos, las empresas y todos ellos (nosotros) entre sí.
Sin estar en contra de la globalización, el economista turco considera que se ha ido demasiado lejos al intentar conciliarla con los intereses nacionales.
Según algunos analistas, las guerras comerciales, la inestabilidad política, las oscilaciones en los precios, una mayor desigualdad, el empeoramiento del estado del bienestar, el cambio climático y la irrupción de nuevas tecnologías, todo sucediendo al mismo tiempo a nivel mundial, abocan al inicio de un nuevo periodo económico: la era del desorden.
El premio Nobel de Economía 2020 ha recaído sobre los profesores Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson y su trabajo sobre la gestión eficiente de los recursos en los grandes mercados regulados.
Más allá del confinamiento, el teletrabajo crece. Los recursos disponibles permiten a las empresas organizar, con una mínima infraestructura, grupos de trabajo sin que la distancia sea un obstáculo.
La incertidumbre provocada por el coronavirus ha provocado que afloren al mismo tiempo desafíos sin resolver, posibilidades de cambios sociales y vías para transformar esta grave crisis en oportunidad.
El globalizado capitalismo financiero no tiene un contrapeso político que mantenga el equilibrio. Se ha roto el binomio poder económico-capitalismo industrial/poder político-Estado.
La economía del confinamiento acelera transformaciones sociales en marcha, con una gran tensión potencial, y redescubre la importancia de lo público y lo comunitario.
Esta es la oportunidad más importante en la historia de la humanidad para construir un orden global basado en la solidaridad, el conocimiento y el respeto al medio ambiente.
Si internet ya estaba cambiando el mundo, ha tenido que ser una pandemia la que nos ha puesto definitivamente frente al espejo, con nuestras virtudes y miserias.
En los países desarrollados los trabajadores tienen altos niveles de protección, pero ¿somos conscientes de qué condiciones de trabajo esconden los productos que importamos?
Cabe preguntarse si las actuales medidas de repliegue nacionalista desaparecerán después de que pase la crisis del coronavirus o si estamos ante un proceso gradual de desglobalización.
Director del Master in Talent Management de Advantere School of Management / Profesor asociado de la Facultad de Ciencias Economicas y Empresariales, Universidad Pontificia Comillas
Dpto. Estructura Económica y Economía del Desarrollo. Coordinadora del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM), Universidad Autónoma de Madrid