Incluso años después de que la infección por un virus se haya resuelto, existen una serie de respuestas del sistema inmune que pueden volverlo más débil (inmunosupresión) o más reactivo de lo normal.
Las infecciones provocan un envejecimiento acelerado del sistema inmune, que conlleva una mayor predisposición a sufrir tanto enfermedades infecciosas como al desarrollo de otras patologías.
Un nuevo estudio revela el potencial de las vacunas inversas, cuyo mecanismo de acción consiste en revertir las respuestas inmunitarias contra el propio organismo. Ya hay en marcha ensayos para tratar la celiaquía y la esclerosis múltiple con esta técnica.
Acaban de calcular que si el sistema inmunitario fuese un órgano sólido pesaría 1.2 kg. O lo que es lo mismo, tendría casi el mismo peso del hígado, considerado el órgano más grande y pesado.
Justos merecedores del galardón, Katalin Kariló y Drew Weissman lograron con la vacuna de ARNm que las células de nuestro cuerpo fabriquen proteínas del SARS-CoV-2 para activar el sistema inmunitario. Un formidable avance que ha salvado millones de vidas,
Hay personas que sufren inflamación o experimentan síntomas similares a la alergia frente a perfumes, olores de todo tipo, jabones, detergentes, una ráfaga de aire frío o incluso una situación estresante. El origen podría estar en un daño cerebral.
Distinguir entre lo propio y lo extraño no es tan sencillo para el sistema inmune como puede parecer a simple vista. Si el mecanismo falla, nuestras defensas pueden atacarnos y sufrimos una enfermedad autoinmune.
Hasta el momento, sólo se ha administrado esta dosis “adicional” en personas de muy alto riesgo (inmunodeprimidos), pero el Ministerio de Sanidad español planea ampliarlo al resto de la población. ¿Qué dice la inmunología sobre esta dosis de refuerzo?
Los linfocitos T son imprescindibles para defendernos de amenazas como virus, bacterias o células tumorales. Sin embargo, necesitan pasar por un intenso proceso “educativo” antes de estar listos para el combate.
Nuestros datos sugieren que el SARS-CoV-2 debería convertirse casi en otro virus diferente para poder plantear un posible escenario en el que las actuales vacunas no ofrecieran protección mediada por la respuesta inmune celular.
Es el momento de evaluar y prepararse para la siguiente oleada. Durante la “tregua”, es fundamental priorizar el fortalecimiento del sistema sanitario en su conjunto y, con prudencia, plantear un cambio de estrategia: los recursos se deberían dedicar a la prevención, diagnóstico y tratamiento de los más vulnerables y los casos graves.
Hoy día sabemos que no existe un perfil concreto para la infección por VIH. Ni es una enfermedad de homosexuales ni de heroinómanos. Sencillamente se transmite a través de relaciones sexuales y de manera fortuita. Aún así, el estigma de los enfermos de sida no ha desaparecido.
A pesar del riesgo que seguirá habiendo en torno a la covid-19, es posible que tarde o temprano todos pasemos la infección y que el virus cause un menor perjuicio a nuestra vida cotidiana.
En el último año se ha hablado de la utilidad de los análisis de saliva para diagnosticar y monitorizar la covid-19. Pero este fluido contiene mucha más información. ¿En qué otras situaciones se puede usar la saliva como muestra biológica?
Conforme avanza el proceso de vacunación de la COVID-19, la pregunta se vuelve cada vez más acuciante: ¿cuánto nos va a durar la inmunidad? Probablemente la gran mayoría no tendremos que vacunarnos más.
En la población general, con un estado de salud adecuado y sin enfermedades de base, parece poco probable que vaya a ser necesaria una tercera dosis. ¿Pero qué pasa con los pacientes inmunodeprimidos?
A estas alturas de la pandemia todos hemos oído hablar de la técnica de la PCR. Pero, ¿sabemos qué es una PCR y cuándo se utiliza? ¿Tenemos claro cuáles son los errores más comunes que pueden surgir?
En medio de la pandemia, la India ha informado que sufre un número inusualmente alto de casos de mucormicosis, una infección micótica oportunista que requiere de un sistema inmunológico deprimido.
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide