tag:theconversation.com,2011:/nz/topics/nutricion-55368/articlesnutrición – The Conversation2024-03-18T16:24:42Ztag:theconversation.com,2011:article/2256322024-03-18T16:24:42Z2024-03-18T16:24:42ZMás allá de los alarmismos: nuestra seguridad alimentaria nunca ha estado en mejores manos<p>Desde hace tiempo, la <a href="https://theconversation.com/por-que-la-gente-se-aleja-de-las-noticias-y-desconfia-de-la-prensa-208820">sociedad</a> clama por las buenas noticias, <a href="https://theconversation.com/por-que-la-gente-se-aleja-de-las-noticias-y-desconfia-de-la-prensa-208820">que a fin de cuentas son también noticias</a>. La gente necesita informarse de las novedades positivas que merecen ser contadas. </p>
<p>Pero, desgraciadamente, a menudo prevalece el alarmismo. Incluso circulan <a href="https://theconversation.com/podemos-detectar-las-noticias-falsas-en-quien-confiamos-173561">noticias falsas</a> o se sacan de quicio informaciones para desviar la atención de asuntos que pueden molestar a ciertos sectores. Así podría haber ocurrido con el <a href="https://theconversation.com/alerta-por-deteccion-de-hepatitis-a-en-fresas-procedentes-de-marruecos-cual-es-su-alcance-225189">caso de las fresas contaminadas procedentes de Marruecos</a>. </p>
<p>Aquí conviene recordar que, en España, la seguridad alimentaria y la promoción de la nutrición saludable están en manos de un mecanismo clave como es la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Esta entidad actúa como punto de contacto de tres redes de alerta, a nivel español, europeo y mundial.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/582313/original/file-20240315-20-qfbw6z.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/582313/original/file-20240315-20-qfbw6z.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/582313/original/file-20240315-20-qfbw6z.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=846&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/582313/original/file-20240315-20-qfbw6z.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=846&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/582313/original/file-20240315-20-qfbw6z.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=846&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/582313/original/file-20240315-20-qfbw6z.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1063&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/582313/original/file-20240315-20-qfbw6z.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1063&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/582313/original/file-20240315-20-qfbw6z.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1063&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Red de alerta alimentaria.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/seccion/alertas_alimentarias.htm">AESAN</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>25 años velando por la seguridad alimentaria</h2>
<p>La AESAN es un organismo autónomo adscrito al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad cuya historia comenzó en la <a href="https://www.congreso.es/public_oficiales/L6/CONG/DS/PL/PL_249.PDF">Sesión Plenaria del Congreso de los Diputados celebrada el 23 de junio de 1999</a>, cuando se especificó la necesidad de crear una entidad que pudiera trabajar en este ámbito. </p>
<p>El impulso definitivo fueron <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-revista-administracion-sanitaria-siglo-xxi-261-articulo-contaminacion-por-dioxinas-1999-un-13096558">los casos detectados en la Unión Europea por aquel entonces</a>: desde la presencia en animales de valores de dioxinas 100 veces superiores a los límites tolerables para el ser humano hasta la enfermedad de las vacas locas. </p>
<p>En diciembre de 1999 se publicó el <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:51999DC0719&from=EN">Libro Blanco sobre la Seguridad Alimentaria</a> bajo los auspicios de la Comisión Europea. En este documento se indica la importancia de crear una Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y de que cada estado miembro cuente con un organismo análogo. Así se implanta una red de cooperación e intercambio de información para salvaguardar la salud del consumidor. </p>
<p>Ese organismo europeo empezó a funcionar en 2002, con sede en Parma (Italia). Mientras, en España, la AESAN fue creada al amparo de la <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2001-13043">Ley 11/2001 de 5 de julio</a>. Cuenta para su funcionamiento con el <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/laboratorios/subseccion/sobre_CNA.htm">Centro Nacional de Alimentación</a>, el <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/laboratorios/seccion/EURLMB.htm">Laboratorio Nacional</a> y <a href="https://www.aesan.gob.es/en/CRLMB/web/home.html">Europeo</a> de Referencia de Biotoxinas Marinas y una <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/laboratorios/subseccion/RELSA.htm">Red de Laboratorios de Seguridad Alimentaria</a>. </p>
<h2>Una tupida malla de redes de alerta</h2>
<p>Además, la AESAN se constituye como punto nacional de <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/seccion/alertas_alimentarias.htm">tres redes de alerta</a>: </p>
<ul>
<li><p>El Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI). Dirigido por la AESAN, integra a las autoridades responsables de la seguridad alimentaria de las comunidades autónomas y municipios; el Ministerio de Defensa (por medio de la Inspección General de Sanidad de la Defensa); la Comisión Europea (a través de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria), y el Ministerio de Sanidad (mediante la Subdirección General de Sanidad Exterior). También colaboran diversos organismos y entidades por medio de acuerdos de colaboración específicos. </p></li>
<li><p>La red europea, llamada <em>Rapid Alert System for Food and Feed</em> (RASFF). Este sistema de alerta rápida para alimentos y piensos de la UE colabora con la AESAN a fin de coordinar las acciones nacionales relacionadas con los productos mencionados en las notificaciones a nivel europeo. Dichas alertas pueden ser el resultado de riesgos identificados en productos nacionales que se distribuyen a otros países o riesgos encontrados en productos vendidos dentro del país pero provenientes de otros estados miembros de la UE.</p></li>
<li><p>La Red Internacional de Autoridades de Inocuidad de los Alimentos (INFOSAN). De carácter global, está administrada conjuntamente por la FAO y la OMS. De hecho, INFOSAN gestiona en España las respuestas a las alertas alimentarias que involucran productos distribuidos fuera de la UE, siempre trabajando en colaboración cercana con las autoridades de la red de alerta europea RASFF.</p></li>
</ul>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/t5S0cVAaSHw?wmode=transparent&start=1" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Así funciona la Red de Alerta Alimentaria Española.</span></figcaption>
</figure>
<h2>Cuando se activan las alertas</h2>
<p>Las alertas alimentarias están a la orden del día, pero nuestros mecanismos de seguridad resultan tremendamente efectivos. Su velocidad de reacción para bloquear, recoger y retirar aquellos alimentos sospechosos está fuera de duda. </p>
<p>Existen cuatro formatos de expedientes: </p>
<ul>
<li><p>Las notificaciones de alerta. Cuando se requiere o se puede requerir una actuación rápida por parte de las autoridades competentes. Valga como ejemplo la alerta emitida el 12 de septiembre de 2022 <a href="https://webgate.ec.europa.eu/rasff-window/screen/notification/569639">ante la detección de cuerpos extraños metálicos en el queso de cabra de una marca francesa</a>.</p></li>
<li><p>Las notificaciones de información. No se requiere una intervención inmediata. Ese fue el caso de la <a href="https://webgate.ec.europa.eu/rasff-window/screen/notification/667681">hepatitis A en las fresas procedentes de Marruecos</a>. </p></li>
<li><p>Notificaciones de rechazo. El estudio se realiza de manera independiente porque las mercancías han sido rechazadas y no han llegado a comercializarse en la Unión Europea. Por lo tanto, las personas consumidoras no han estado expuestas. A esta categoría pertenece el expediente <a href="https://webgate.ec.europa.eu/rasff-window/screen/notification/671374">emitido el pasado 18 de marzo de 2024 en Croacia</a> por la presencia de <a href="https://theconversation.com/alerta-micotoxinas-se-acabo-lo-de-quitar-solo-la-parte-con-moho-de-los-alimentos-165025">aflatoxinas</a> –un tipo especial de micotoxinas– en higos procedentes de Turquía.</p></li>
<li><p>Las novedades. Así se denominan aquellas notificaciones sobre un riesgo derivado de alimentos o los materiales en contacto con
alimentos de conformidad con lo establecido en el artículo 50 del <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/ALL/?uri=celex%3A32002R0178">Reglamento (CE) nº 178/2002</a>. No se consideran alerta debido a que los productos causantes no han sido identificados o porque no existe suficiente certeza epidemiológica. </p>
<p>En esta última categoría entraría el brote registrado el <a href="https://webgate.ec.europa.eu/rasff-window/screen/notification/523315">25 de diciembre de 2021</a> en Dinamarca y atribuido a la bacteria <em>Escherichia coli</em>. 11 de los 17 casos habían consumido ensaladas listas para comer cuyo ingrediente común eran cebolletas de un proveedor holandés. Sin embargo, los lotes de cebolletas ya no estaban en el mercado, ya que las fechas de entrega sospechosas se produjeron entre el 16 y el 30 de noviembre del mismo año.</p></li>
</ul>
<p>De acuerdo con las últimas memorias de la AESAN, publicadas en <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/alertas/sciri/MEMORIA_SCIRI_2020.pdf">2020</a>, <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/alertas/sciri/MEMORIA_SCIRI_2021.pdf">2021</a> y <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/alertas/sciri/Memoria_SCIRI_2022.pdf">2022</a>, en España ha habido 634, 1081 y 880 notificaciones, respectivamente.</p>
<p>Cada uno de los organismos citados, así como sus redes, se van actualizando y mejorando sus equipamientos y la formación de sus trabajadores. Paralelamente a esto, <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/campanyas/listado/aecosan_listado_campanyas_seguridad_alimentaria.htm">se han realizado campañas efectivas de divulgación ciudadana</a> para saber cómo deben de actuar en estos casos. Nunca antes han existido mayores garantías de seguridad en nuestras mesas y nuestros platos.</p>
<p>Por lo tanto, disfrutemos de los alimentos y hagamos del entorno social de las comidas un momento integrador para el diálogo. Como dijo la escritora <a href="https://archive.nytimes.com/www.nytimes.com/books/98/01/18/home/fisher-obit.html">Mary F. K. Fischer</a>, el acto de compartir la mesa con alguien tiene que ser un acto íntimo que nunca debería ser tomado a la ligera. Sin miedo y con todas las garantías.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/582503/original/file-20240318-20-pa6mfh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/582503/original/file-20240318-20-pa6mfh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/582503/original/file-20240318-20-pa6mfh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=861&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/582503/original/file-20240318-20-pa6mfh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=861&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/582503/original/file-20240318-20-pa6mfh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=861&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/582503/original/file-20240318-20-pa6mfh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1082&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/582503/original/file-20240318-20-pa6mfh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1082&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/582503/original/file-20240318-20-pa6mfh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1082&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Recomendaciones a la ciudadanía para actuar ante una alerta publicada en la web de la AESAN.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/seccion/alertas_alimentarias.htm">AESAN</a></span>
</figcaption>
</figure><img src="https://counter.theconversation.com/content/225632/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una tupida red de organismos y sistemas de alertas vela porque lo que nos llevamos a la boca sea completamente seguro.Jose Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2210372024-02-27T20:54:55Z2024-02-27T20:54:55ZRecuperemos el ‘glow up’ de nuestra piel<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/578531/original/file-20240228-30-djluaq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=440%2C66%2C6908%2C4550&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/close-cropped-portrait-nice-attractive-lovely-1435549631?consentChanged=true">Roman Samborskyi/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La importancia que le damos a la imagen en nuestra sociedad actual no tiene precedentes. El aspecto de nuestra piel es, en los últimos tiempos, un foco de atención en multitud de artículos y en redes. ¿Puede la alimentación ayudarnos a que luzca brillante y lustrosa?</p>
<h2>Obsesión por una piel bonita</h2>
<p>La piel es, desde el punto de vista estético, la parte de nuestro cuerpo de la que más nos preocupamos. Así lo indican los datos de la <a href="https://www.stanpa.com/wp-content/uploads/2023/04/radiografia-sector-abril2023-low-5.pdf">Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética</a> en España.</p>
<p>Según su último informe, el consumo en el sector de la perfumería y la cosmética fue de 9 250 millones de euros en 2022. Esto supone un gasto próximo a 190 euros por persona al año. El cuidado de la piel representa un tercio del total, es decir, cerca de 3 000 millones de euros.</p>
<p>Más allá de las consideraciones estéticas, la <a href="https://medlineplus.gov/spanish/ency/anatomyvideos/000029.htm">piel</a> es el órgano más grande de nuestro cuerpo. Ocupa una superficie de más de 1,5 metros cuadrados y constituye el 15 % del peso corporal en los adultos. Aunque nuestra visión de la piel es más bien superficial, lo cierto es que cumple <a href="https://www.surgeryjournal.co.uk/article/S0263-9319(21)00266-0/abstract">funciones</a> fundamentales para nosotros.</p>
<p>La piel nos protege frente a agentes externos, incluyendo patógenos, compuestos químicos y la radiación ultravioleta del sol. También amortigua el impacto de lesiones mecánicas, térmicas y físicas. Además, es la primera barrera de defensa de nuestro querido sistema inmunológico frente a las infecciones.</p>
<p>La piel es importante para la regulación de la temperatura corporal, actúa como reservorio de agua y es el lugar donde se fabrica la <a href="https://theconversation.com/mitos-y-realidades-sobre-la-vitamina-d-estamos-abusando-de-los-complementos-221231">vitamina D</a>. Además, cuenta con una extensa red de células nerviosas que detectan y trasmiten cambios en el medio ambiente a través del tacto, el dolor o la temperatura. No menos importante, nuestra piel es fundamental para la expresión y la comunicación personal.</p>
<h2>Agua, cereales integrales, legumbres, verduras y frutas para la piel</h2>
<p>Que una mala alimentación afecta negativamente a nuestra salud no es ninguna novedad. Pero tal vez seamos menos conscientes de los efectos que tiene sobre nuestra piel. Los <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0899900723003787?via%3Dihub">hábitos alimentarios</a> y los niveles de nutrientes no solo pueden dañarla, sino que además son fundamentales para repararla.</p>
<p>Se ha relacionado el <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/12/3/870">envejecimiento de la piel</a> con el azúcar y las dietas altas en grasa. Además, se ha visto que hay mayor envejecimiento facial cuanto mayor cantidad de alcohol y tabaco se consume y durante más tiempo.</p>
<p>Un nutriente fundamental para mantener la piel sana es el agua. Se estima que el 18-20 % del agua corporal se almacena en la piel. Por lo tanto, no mantener un buen estado de hidratación puede afectarla de manera importante.</p>
<p>De hecho, la apariencia de los labios y las extremidades es un reflejo directo de nuestro estado de hidratación. Además, los <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/12/3/870">estudios</a> indican que beber más de 2 litros de agua al día promueve tanto la hidratación superficial como profunda de la piel.</p>
<p>En cuanto a <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:02012R0432-20170501&qid=1502181147908&from=ES">otros nutrientes</a>, hace ya unos años que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reconoció el papel de algunos de ellos. De este modo, se puede decir que las vitaminas A, B2, B3 y B8 “contribuyen al mantenimiento de la piel en condiciones normales”. Lo mismo sucede con el zinc y el yodo. La vitamina C, por su parte, lo hace a través de la formación de colágeno, una proteína que se encuentra entre las células de la piel.</p>
<p>Se han descrito <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2352647521001118?via%3Dihub">alteraciones en la piel</a> debidas a deficiencias en prácticamente todas las vitaminas, el hierro y el zinc. Todos estos <a href="https://badali.umh.es/declaraciones-nutricionales">nutrientes</a> se pueden encontrar principalmente en alimentos naturales. Cereales integrales, legumbres, huevos, verduras y frutas son buenos ejemplos.</p>
<h2>Cuidado con la falta de vitamina C y yodo</h2>
<p>A pesar de la gran disponibilidad de alimentos en nuestra sociedad, las deficiencias nutricionales no son poco habituales. De hecho, 4 de cada 5 personas de 9 a 75 años en España no toma suficiente <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/9/7/697">zinc</a>, mientras que 3 de cada 5 no cubren la necesidad de <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/9/7/697">vitamina A</a>. Lo mismo sucede con más de la mitad de la población con respecto a la <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/9/7/697">vitamina C</a> y 2 de cada 5 personas en relación al <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7840306/">yodo</a>.</p>
<p>En cualquier caso, debemos tener en cuenta dos aspectos importantes. Para ilustrarlos podemos tomar como ejemplo el papel que juega la vitamina A, mencionada antes. El hecho de que esta vitamina sea importante para la piel no puede traducirse en que los alimentos que la contienen vayan a aumentar su brillo, ni que sirvan para tratar sus patologías. Además, si tomamos suficiente vitamina A, aumentar la dosis no va a conseguir mayor efecto sobre nuestra piel.</p>
<h2>Más allá de la estética</h2>
<p>Si nuestra piel presenta algún daño, debemos acudir a un médico dermatólogo que diagnostique y aconseje el tratamiento a seguir. En caso de deficiencias nutricionales, deberemos hacer lo propio visitando un nutricionista. El uso de suplementos de vitaminas y minerales sin supervisión puede provocar efectos negativos para nuestra salud.</p>
<p>Si, por el contrario, lo que queremos es reproducir el brillo que vemos en fotografías de modelos, actrices y cantantes, ningún alimento va a conseguirlo. Debemos tener en cuenta que se preparan específicamente para esos momentos y que, además, las fotos suelen estar retocadas.</p>
<p>Cuidar nuestra piel por su mero “precio” estético resulta poco menos que injusto para este nuestro gran órgano. Sin embargo, cuidar nuestra alimentación sí es una buena estrategia para que no solo nuestra piel esté sana, sino también el resto de nuestro cuerpo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221037/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Belén Ropero Lara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El aspecto de nuestra piel es, en los últimos tiempos, un foco de atención en multitud de artículos y en redes. ¿De verdad puede la alimentación ayudarnos a que luzca brillante y lustrosa?Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2049772024-02-22T19:33:17Z2024-02-22T19:33:17ZLos verdaderos efectos del azúcar, a la luz de la evolución<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/577023/original/file-20240221-26-1haedq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=112%2C9%2C6118%2C4128&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/girl-on-healthy-diet-refuses-add-2195844401">frantic00 / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El azúcar se ha convertido en uno de los <a href="https://theconversation.com/el-azucar-es-veneno-o-no-177504">principales “villanos”</a> de los tiempos modernos: reducirla al máximo de la alimentación es un objetivo prioritario, mientras no esté presente de forma natural en los alimentos. La <a href="https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/154587/WHO_NMH_NHD_15.2_spa.pdf">Organización Mundial de la Salud</a> recomienda que el consumo en forma de azucares libres no debe pasar de 10 % de la ingesta calórica diaria total, tanto en adultos como en niños, <a href="https://www.fao.org/3/ac911s/ac911s.pdf">y además sugiere una reducción por debajo del 5 % de la ingesta calórica (unos 25 gramos al día)</a>. </p>
<h2>Depende de cómo los tomemos</h2>
<p><a href="https://theconversation.com/es-malo-el-azucar-todo-depende-de-sus-apellidos-134490">Estos azúcares libres son los azúcares (refinados o sin refinar)</a> añadidos a los alimentos y las bebidas por el fabricante, el cocinero o el consumidor, a los que hay que sumar los naturalmente presentes en la miel, los jarabes, los jugos de frutas y los concentrados de jugos. De ahí que el estudio de su consumo sea un tema tan relevante en los últimos años.</p>
<p>Sin embargo, aún muchas investigaciones omiten la forma de ingesta –es decir, si son libres o intrínsecos–, lo que podría justificar los datos contradictorios entre ellas. Es cierto que los expertos enfatizan la importancia de evitar los azúcares libres, pero la falta de consideración en algunos trabajos puede contribuir a la discrepancia en los resultados. </p>
<p><a href="https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/2174010">Diana Thomas, del Center for Quantitative Obesity Research, en Nueva Jersey</a>, ha señalado esta omisión. Una situación que afecta, por ejemplo, a la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0002916523289972">prueba de tolerancia a la glucosa</a>, al colesterol y a los triglicéridos: <a href="https://ora.ox.ac.uk/objects/uuid:8e6a38e8-c2c6-49a0-88f8-d011e3ab2c85">a veces no hay cambios en estos parámetros y otras veces sí</a>. </p>
<p>Ante esta indefinición, las pautas a lo largo de las últimas décadas <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/10408398.2012.691574">han sido también discrepantes</a>, ya que a veces se aconsejaba que la ingesta de azúcar no debía exceder el 5 % del requerimiento energético, mientras que otras recomendaciones implican que incluso el 25 % del total de energía podía provenir sin problemas de ese ingrediente de la dieta. El gran estudio esclarecedor no se ha dado todavía, pero examinar la cuestión con el prisma de la evolución nos puede dar una pista para encontrar la verdad.</p>
<h2>Adaptados a las frutas frescas</h2>
<p>La <a href="https://www.annualreviews.org/doi/abs/10.1146/annurev.ecolsys.31.1.315">fisiología evolutiva</a> explora cómo han cambiado los organismos a lo largo de los tiempos para mejorar su aptitud y supervivencia. Sus hallazgos llevan a pensar que la evolución adaptó genéticamente la fisiología metabólica de nuestros ancestros para lidiar con el azúcar intrínseco de las frutas frescas, ya que el azúcar libre era inexistente. </p>
<p>En la era del Mioceno, hace entre 24 y 5 millones de años, <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJM198501313120505">las frutas eran el componente principal en la dieta de los homínidos</a>. Según el experto italiano <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2405457718303930">Riccardo Baschetti</a>, cuatro hallazgos clave aportan una perspectiva evolutiva al debate sobre el azúcar:</p>
<ul>
<li><p><strong>Vaciamiento gástrico y azúcares intrínsecos.</strong> La velocidad con la que los alimentos abandonan el estómago es crucial para regular los niveles de azúcar en la sangre, puesto que pasan al intestino y son absorbidos por el organismo. La glucosa y la sacarosa intrínseca en la comida <a href="https://physoc.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1113/jphysiol.1968.sp008410">se vacían de manera similar</a>.</p></li>
<li><p><strong>Adaptación evolutiva a las frutas frescas.</strong> Se manifiesta en el vaciamiento, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0016508583802327">que se vuelve más pausado a medida que la concentración de glucosa aumenta</a>. Según se ha comprobado, <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/14/17/3594">este fenómeno se ajusta perfectamente</a> al rango calórico de los azúcares totales presentes en las frutas frescas, que han sido la base de la alimentación humana durante millones de años. La adaptación evolutiva sugiere que nuestro sistema gastrointestinal está diseñado para gestionar eficazmente el amplio rango calórico de las frutas, contribuyendo así a mantener estable la glucosa en la sangre.</p></li>
<li><p><strong>Impacto de las grandes cantidades de frutas frescas.</strong> <a href="https://journals.physiology.org/doi/abs/10.1152/ajpregu.1979.236.5.R254">Dentro del rango de 0.2 a 1.0 kcal/ml</a>, se ha observado que duplicar el volumen de una comida de glucosa no altera significativamente la tasa de vaciamiento. Esto implica que la ingesta de grandes cantidades de frutas frescas no afectó la homeostasis –el equilibrio y la estabilidad interna– de la glucosa en nuestros antepasados, y que la fisiología gastrointestinal humana está adaptada para manejar eficientemente incluso grandes cantidades de frutas frescas, sin afectar negativamente la regulación de la glucosa.</p></li>
<li><p><strong>Los desconocidos azúcares libres.</strong> A medida que la concentración calórica supera 1.0 kcal/ml, se observa una entrega más rápida de calorías al intestino delgado. Este cambio ocurre justo por encima de la concentración calórica más alta en las frutas frescas, sugiriendo que los azúcares libres pueden considerarse <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1296979">alimentos genéticamente desconocidos</a>. La introducción de la agricultura, hace unos 10 000 años, es demasiado reciente a nivel evolutivo para que el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0002916523275462">genoma humano se haya adaptado completamente a este cambio</a>.</p></li>
</ul>
<h2>Otro recién llegado: la sal</h2>
<p>También hay que tener en cuenta el papel que juega la sal, cuyo uso era desconocido para nuestros antepasados <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/dmrr.539">hasta hace unos 5 000 años</a>. Fue solo a partir de entonces cuando los humanos empezaron a emplearla en grandes cantidades para preservar los alimentos. Sin embargo, nuestros sistemas fisiológicos tampoco han tenido suficiente tiempo para adaptarse a este aumento en su consumo.</p>
<p>En la actualidad, sabemos que el exceso de sal es <a href="https://theconversation.com/por-que-todos-deberiamos-reducir-el-consumo-de-sal-182870">perjudicial para la salud</a>. Pero no solo es un factor de riesgo para la <a href="https://theconversation.com/la-mejor-dieta-para-cuidar-nuestro-corazon-210470">hipertensión</a>, sino que también <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1521691803001070">acelera la absorción de azúcares en el intestino</a>, lo que podría explicar <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/british-journal-of-nutrition/article/association-between-dietary-sodium-intake-adiposity-and-sugarsweetened-beverages-in-children-and-adults-a-systematic-review-and-metaanalysis/E0EA07983B68910F0485160F08858C2E">la conexión entre las bebidas azucaradas y la diabetes tipo 2</a>.</p>
<p>Esta relación se debe a que el consumo de bebidas gaseosas azucaradas tiende a ir de la mano con una disminución en la ingesta de vegetales y leche, alimentos naturalmente bajos en sal, y un mayor consumo de comida rápida y alimentos ultraprocesados, ricos en ese condimento. </p>
<p>La cantidad de sal presente en los ultraprocesados contribuye a que una pequeña porción pase inevitablemente a través del consumo de bebidas azucaradas, acelerando de manera poco saludable la absorción de azúcares y promoviendo <a href="https://www.nature.com/articles/s41574-021-00627-6">la obesidad</a>.</p>
<p>De hecho, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S000291652327971X">algunos estudios</a> han reflejado que esta asociación está mediada por la sal en la dieta, pero omitieron mencionar el efecto perjudicial de ese ingrediente en la absorción de azúcares. Tales vínculos nos brindan perspectivas valiosas sobre cómo nuestras elecciones alimenticias pueden afectar nuestra salud de manera integral. </p>
<h2>Aviso a los navegantes científicos</h2>
<p>Necesitamos que se realice un estudio donde se tenga en cuenta tanto el azúcar como la sal, lo que estaría en consonancia con la fisiología evolutiva, y confirmar lo que muchos ya creen: que el azúcar intrínseco es inofensivo y el azúcar libre es perjudicial. Como decíamos, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2405457718303930">Riccardo Baschetti</a> ya ha marcado la pauta de cómo realizar este estudio. Solo falta que alguien, con un proyecto sin conflicto de interés, pueda llevarlo a cabo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204977/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La fisiología de nuestros antepasados estaba perfectamente ajustada al rango calórico de las frutas frescas, lo que explica los efectos nocivos de los azúcares añadidos.Jose Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2226382024-02-15T18:01:40Z2024-02-15T18:01:40ZConsumir demasiados alimentos ultraprocesados puede reducir la calidad del esperma<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/575864/original/file-20240215-22-a8os7r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=53%2C0%2C6000%2C3934&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/york-united-kingdom-01102018-young-man-1015293031">Peter Austin / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Actualmente, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33308486/">entre el 8 y el 12 % de las parejas en edad reproductiva experimentan dificultades para concebir</a>. De este porcentaje, del 40 al 50 % de los casos de infertilidad tienen su origen en problemas que afectan a los hombres. </p>
<p>La disminución en la calidad del esperma observada en las últimas décadas ha coincidido con cambios significativos en el medio ambiente y en nuestro estilo de vida. Por eso, no es descabellado plantearse si factores como la contaminación, las dietas poco saludables y la falta de actividad física podrían desempeñar un papel determinante en este preocupante fenómeno.</p>
<h2>Los ultraprocesados, a examen</h2>
<p>Con el objetivo de identificar los factores de riesgo, un equipo de investigadores de la <a href="https://www.urv.cat/es/">Universitat Rovira i Virgili</a>, el <a href="https://www.iispv.cat/es/recerca/">Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV)</a> y el Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (<a href="https://www.ciberobn.es/">CIBEROBN</a>) evaluamos la posible relación entre el consumo de ultraprocesados y la calidad del semen en una población de 200 hombres sanos de entre 18 y 40 años, residentes en Cataluña. En esa categoría de alimentos entrarían los refrescos, las galletas, la bollería, las patatas fritas de bolsa y otros <em>snacks</em>, las hamburguesas y productos precocinados congelados como <em>nuggets</em>, pizzas y tallarines o <em>noodles</em>. </p>
<p>Los resultados, publicados en la revista <a href="https://academic.oup.com/hropen/article/2024/1/hoae001/7574732"><em>Human Reproduction Open</em></a> y enmarcados dentro del estudio internacional <a href="https://ledfertyl.eu/en/">Led-fertyl</a>, han revelado que los varones más aficionados a este tipo de comida –es decir, cuando constituía en torno a un 30 % de su ingesta energética diaria– tenían un mayor riesgo de presentar alteraciones en la calidad de su esperma. </p>
<p>Los parámetros evaluados, según establece la <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240030787">Organización Mundial de la Salud</a>, que mostraron alteraciones en este estudio fueron el número total, la motilidad y la concentración de los espermatozoides. </p>
<p>También pudimos observar que la sustitución de ultraprocesados por productos poco o nada procesados se asociaba a mejoras en los citados valores. Esto sugiere el papel potencialmente beneficioso de alimentos como las frutas y las verduras frescas.</p>
<h2>El procesamiento de alimentos no es el enemigo</h2>
<p>De todas formas, conviene recordar que el procesamiento de alimentos no debe ser considerado negativo <em>per se</em>, ya que originalmente surgió como una forma de prolongar la vida útil de la comida y mejorar la seguridad alimentaria. </p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/donacion-de-esperma-es-necesario-poner-limites-204948">Donación de esperma: ¿es necesario poner límites?</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>Algunos alimentos procesados, como la leche, el queso y el pan integral, son opciones que pueden formar parte de una dieta sana y equilibrada. El problema <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30744710/">ha surgido en los últimos años</a> debido al excesivo procesamiento y la adición de ingredientes poco saludables, como azúcares o sal, que alteran la textura del alimento y aumentan su palatabilidad. </p>
<p>Además, es posible que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36009337/">ciertos componentes utilizados en el envasado y empaquetado se puedan transferir al alimento</a>, con los consiguientes efectos sobre la salud.</p>
<h2>Un punto de partida</h2>
<p>Las conclusiones de nuestro estudio constituyen solo un punto de partida: se necesitan estudios a largo plazo en un mayor número de personas para aumentar la evidencia científica. De consolidarse, el vínculo entre los productos ultraprocesados y la calidad del esperma debería tenerse cuenta en el futuro desarrollo de programas preventivos o de intervención para combatir los problemas de fertilidad.</p>
<p>De cualquier forma, los nuevos resultados vienen a confirmar que el abuso de alimentos ultraprocesados en la dieta es una mala noticia para nuestra salud (en este caso, la reproductiva).</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222638/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jordi Salas-Salvadó es miembro de del Comité científico de del International Nut and Dried Fruit Foundation y su institución ha recibido becas y fondos para la investigación sobre la importancia que tienen los frutos secos y las frutas desecadas para la salud</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Albert Salas Huetos, Cristina Valle Hita y Nancy Babio no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Si no faltaban razones para reducir el consumo de comida ultraprocesada, un nuevo estudio suma ahora su posible influencia negativa en la salud reproductiva de los hombres.Jordi Salas-Salvadó, Catedrático Distinguido de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira i Virgili, Universitat Rovira i VirgiliAlbert Salas Huetos, Profesor Lector en Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat Rovira i VirgiliCristina Valle Hita, Investigadora pre-doctoral - Dietista nutricionista, Universitat Rovira i VirgiliNancy Babio, Associate professor and Vice-Dean responsible for the Human Nutrition and Dietetics Degree at Rovira i Virgili University. Catalonia, Spain., Universitat Rovira i VirgiliLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2212312024-02-15T18:01:19Z2024-02-15T18:01:19ZMitos y realidades sobre la vitamina D: ¿estamos abusando de los complementos?<p>En las últimas décadas, el interés por la vitamina D ha aumentado exponencialmente, debido, sobre todo, a que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33924215/">su déficit se ha asociado a múltiples enfermedades</a> y a que parece existir una elevada deficiencia de este micronutriente en la población general. </p>
<p>Desde la identificación de la estructura química de la vitamina D en 1930, se han producido importantes avances en la investigación sobre sus <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15585789/">funciones en el organismo</a>. Inicialmente, los estudios se centraron en el papel de este compuesto y sus metabolitos en la homeostasis del calcio y el metabolismo óseo. </p>
<p>Más tarde, con el descubrimiento de la 25-hidroxivitamina D <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/4303482/">(25(OH)D)</a>, en 1968, y de la 1,25-hidroxivitamina D <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/4323790/">(1,25(OH)2D)</a>, después, las investigaciones se ampliaron y se focalizaron en el rol que desempeña en la aparición de enfermedades inmunológicas, infecciones, cáncer y dolencias crónicas no transmisibles (afecciones cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2, etc.). </p>
<p>Actualmente, no hay dudas respecto a que la vitamina D interviene en los mecanismos de regulación del sistema inmunológico. De hecho, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/38008066/">su déficit está relacionado con un peor pronóstico de la infección por covid-19</a>.</p>
<h2>Un déficit creciente</h2>
<p><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31959942/">Datos epidemiológicos actuales</a> muestran carencia de esta vitamina en el 40 % de la población europea, el 24 % de la estadounidense y el 37 % de la canadiense. Son cifras realmente elevadas que pueden generar cierta alarma. Los grupos de población con más riesgo de desarrollar hipovitaminosis son las mujeres embarazadas, los niños, las personas mayores, las personas obesas, los individuos con tono de piel más oscuro y aquellos poco expuestos a la luz solar. </p>
<p>Los seres humanos pueden cubrir una parte de sus necesidades de vitamina D por la síntesis cutánea a partir del colesterol, si se exponen suficientemente a la radiación del sol. Es difícil concretar el tiempo mínimo recomendable, ya que depende de factores como la estación del año, la hora del día, la latitud geográfica, la edad o el fototipo de piel. </p>
<p>Un panel de expertos de la <a href="https://www.redalyc.org/journal/3609/360968355007/360968355007.pdf">Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral</a> recomienda para la población caucásica una exposición solar diaria de 15 minutos en cara y brazos entre los meses de marzo y octubre. En personas ancianas y en pacientes con osteoporosis, el consejo es que se alargue hasta los 30 minutos. En ambos casos hay que utilizar un factor de protección entre 15 y 30, según la latitud y la intensidad de la radiación UV (ultravioleta). </p>
<p>No obstante, el aporte a través de la dieta también es necesario. Como buenas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33924215/">fuentes dietéticas de esta sustancia</a> se pueden destacar el pescado azul (especialmente, el salmón y la trucha), los lácteos no desnatados y las margarinas y bebidas vegetales enriquecidas. </p>
<p>¿Y a qué se debería entonces el creciente déficit de vitamina D? Factores como el uso cada vez más frecuente de protectores solares o la tendencia a la baja en el consumo de alimentos ricos en grasa podrían contribuir a esta situación. </p>
<h2>¿Cuándo hay que tomar complementos de vitamina D?</h2>
<p>Actualmente, para evaluar los niveles de vitamina D se determina la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30383226/">concentración sérica de 25(OH)D</a>, aunque los resultados pueden variar en función del método analítico. </p>
<p>En general, se considera que valores superiores a 20 nanogramos por mililitro (ng/mL) son óptimos para la población general, y superiores a 30 ng/mL para personas mayores de 65 años, pacientes con afecciones óseas o con tratamientos farmacológicos crónicos (corticoides, anticonvulsivantes…). </p>
<p>Valores de entre 12 y 20 ng/mL se consideran insuficientes, y por debajo de los 12 ng/mL, deficientes. También existe una clara preocupación por los riesgos de una hipervitaminosis D, que se asocia con niveles de 25(OH)D por encima de los 100 ng/mL. </p>
<p>La necesidad o conveniencia de prescribir suplementos de vitamina D a personas que presentan niveles séricos de 25(OH)D adecuados, con el objetivo de mejorar su respuesta inmune, es una cuestión controvertida. </p>
<p>En este sentido, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34626488/">un metaanálisis reciente</a> evaluó una suplementación de 1 000-2 000 unidades internacionales (UI) por día en individuos sanos y concluyó que no daba lugar a mejoras significativas en la función del sistema inmune. Tampoco era útil como herramienta de prevención de enfermedades respiratorias agudas, gripe, infección por covid-19, etc. </p>
<p>Sin embargo, otros autores han observado <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8239894/">efectos positivos de esta intervención en individuos con enfermedades respiratorias</a>, especialmente en aquellos con deficiencia de la vitamina. Existen también resultados contradictorios acerca de sus beneficios en pacientes con enfermedades metabólicas y con dolencias neurodegenerativas. </p>
<h2>Los peligros de la hipervitaminosis</h2>
<p>La ingesta de la vitamina D presente en los alimentos difícilmente va a dar problemas, pero la suplementación indiscriminada, sin que haya una deficiencia que la justifique, sí puede generar toxicidad crónica. Así, por ejemplo, la administración de complementos de vitamina D en dosis superiores a 4 000 UI/día durante períodos prolongados podría elevar la concentración sérica de 25(OH)D a valores superiores a 50 ng/ml, con el consiguiente riesgo de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3046611/">hipervitaminosis</a>.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/la-vitamina-c-no-evita-la-gripe-pero-protege-de-sus-danos-colaterales-193594">La vitamina C no evita la gripe pero protege de sus daños colaterales</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>La manifestación más característica de la hipervitaminosis D es la hipercalcemia, caracterizada por la aparición de síntomas gastrointestinales (anorexia, náuseas, vómitos, estreñimiento…), debilidad y fatiga. En los casos más graves, puede producir poliuria (exceso de producción de orina), polidipsia (aumento anómalo de la sed), insuficiencia renal, calcificaciones ectópicas (fuera del lugar donde corresponde), depresión, confusión, dolor óseo, fracturas y cálculos renales. </p>
<p>En los últimos años, debido al mayor consumo de complementos, los casos de toxicidad han aumentado notablemente. Así, el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26519481/">informe del Sistema Nacional de Datos de toxicidad de Estados Unidos</a> indica que esta sobreexposición a la vitamina D ha provocado un aumento de casos de hipervitaminosis, pasando de una media anual de 196 en el periodo 2000-2005 a 4 535 en el quinquenio siguiente. </p>
<h2>Hay que actuar con prudencia</h2>
<p>En conclusión, el interés por la vitamina D ha aumentado notablemente debido a su asociación con múltiples enfermedades y a una posible, pero quizás no bien establecida, deficiencia en la población. Sin embargo, los efectos de la suplementación en personas que no tienen déficit no son en absoluto concluyentes.</p>
<p>Sí existe evidencia sobre su efectividad para disminuir la gravedad de enfermedades respiratorias en personas con deficiencia del micronutriente que nos ocupa. La hipervitaminosis D, derivada de una suplementación indiscriminada, es un riesgo real y puede ser peligrosa, provocando hipercalcemia y otros problemas de salud.</p>
<p>Por ello es esencial abordar este tema con precaución, siempre actuando en base a la evidencia científica y con prudencia a la hora de tomar o recomendar un complemento con vitamina D. </p>
<p>Con la evidencia científica actual, el mito de la supervitamina D cae y se impone la realidad de que se necesita más investigación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221231/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>En las últimas décadas, la vitamina D ha cobrado un gran protagonismo, pero los beneficios de la suplementación en personas sanas no están bien establecidos.M. Carmen Vidal Carou, Catedrática de Nutrición y Bromatología, Campus de la Alimentación de Torribera, Universitat de BarcelonaMaria Teresa Veciana Nogués, Profesora Titular de Nutrición y Bromatologia. Campus de l'Alimentació de Torribera., Universitat de BarcelonaNatalia Toro Funes, Profesora de Nutrición y Bromatología, Universitat de BarcelonaSònia Sánchez Pérez, Investigadora postdoctoral Juan de la Cierva. Doctora en Alimentación y Nutrición. Campus de la Alimentación de Torribera, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2221822024-02-08T16:44:49Z2024-02-08T16:44:49ZCinco preguntas sobre el ayuno y cómo puede mejorar nuestra salud<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/573720/original/file-20240206-24-zhxxaz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=25%2C25%2C5582%2C3673&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/intermittent-fasting-concept-woman-sitting-hungry-2039919758">grandbrothers / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Ayuno es una palabra muy mencionada últimamente. Se la oímos a amigos y familiares. Lo practica la profesora, el compañero del gimnasio, el conserje del trabajo y la compañera de la oficina. Y, sobre todo, escuchamos que suma adeptos entre los famosos del cine y la televisión. Según cuentan, les hace sentirse más sanos. Pero ¿de qué estamos hablando exactamente? ¿Es de verdad saludable?</p>
<h2>1. ¿Cómo se puede practicar?</h2>
<p>En términos generales, el ayuno consiste en abstenerse total o parcialmente de comer o beber durante un período de tiempo determinado, aunque se pueden incluir bebidas no calóricas durante el tiempo en el que se lleva a cabo.</p>
<p>Dicho esto, hay muchas formas de ayunar. Es posible hacerlo durante periodos prolongados; por ejemplo, durante tres días. O podemos practicar el llamado <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36134390/">ayuno intermitente</a>, en periodos de 24 horas (un día sí y otro no). </p>
<p>Una forma más sencilla de ayunar es lo que llamamos <a href="https://www.nature.com/articles/s41467-022-28662-5">ingesta restringida en el tiempo</a>. En este caso, comemos todos los días, pero reducimos el número de horas que dedicamos a ello. Por ejemplo, podemos realizar todas nuestras ingestas diarias <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31813824/">en un periodo de 10 horas</a> y ayunar las restantes 14. O, si somos más estrictos, comeremos durante 8 horas y nos abstendremos de probar bocado durante las 16 restantes.</p>
<h2>2. ¿Qué le ocurre al metabolismo durante el ayuno?</h2>
<p>El periodo de ayuno deja a las células sin su principal fuente de energía: los nutrientes, especialmente los azúcares. Nuestras células tienen que adaptarse a esta situación y, en consecuencia, el organismo modifica su metabolismo para buscar otros medios de conseguir la energía necesaria. </p>
<p>Ocurre así: mientras las células reducen su actividad (se ponen al ralentí), el hígado adapta el metabolismo y fabrica unos compuestos químicos llamados <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cuerpo_cet%C3%B3nico">cuerpos cetónicos</a> como fuente alternativa de energía. Finalmente, el tejido graso libera las reservas de grasa almacenadas.</p>
<h2>3. ¿Mejora mi estado de salud?</h2>
<p>Los protocolos de ayuno <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3946160/">afectan a todo nuestro organismo</a>. En primer lugar, el cerebro mejora su capacidad de responder al estrés y se reduce su inflamación. Además, el corazón se vuelve más resiliente, desciende la presión arterial, aumenta el control de los niveles de glucosa en la sangre, se reduce la inflamación intestinal y mejora el estado de nuestra microbiota intestinal.</p>
<p>El ayuno puede ayudar a mejorar la calidad del envejecimiento, <a href="https://ensati.wixsite.com/ensati">como estamos estudiando en nuestro grupo de investigación</a>, pero también parece generar una mayor sensación de hambre. </p>
<p>Respecto al control del peso, esta práctica puede, efectivamente, ayudar a adelgazar y, lo que es más importante, a reducir la masa grasa. No obstante, también es posible <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6953486/">perder masa muscular</a> al realizar el ayuno. De manera que una de cal y otra de arena.</p>
<h2>4. ¿Es mejor seguir una dieta al estilo tradicional o ayunar?</h2>
<p>Perder peso no es sencillo: hacer una dieta que suponga reducir las calorías que ingerimos resulta, como el ayuno, difícil de mantener. Entonces, ¿cuál es la mejor opción? No hay una única respuesta. Cada persona es un mundo, que diría mi abuela: a unos nos puede resultar más fácil comer todos los días, reduciendo la cantidad, y a otros les costará menos trabajo ayunar. </p>
<p><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35443107/">Tampoco hay pruebas científicas</a> de que el ayuno aporte mayores beneficios que las dietas al uso. Probablemente se debe a que el resultado depende de cada individuo en particular. Es lo que llamamos la <a href="https://www.food.imdea.org/precision-nutrition-programs">nutrición de precisión</a>, que no es objeto de este artículo.</p>
<p>En cualquier caso, sí existen algunas evidencias. <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7146127/">Algunos estudios</a> han sugerido que la adherencia o cumplimiento de los protocolos de ayuno es mayor que la de las dietas convencionales con restricción de calorías.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/si-saboreamos-lo-que-comemos-nos-saciamos-antes-219650">Si saboreamos lo que comemos, nos saciamos antes</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>En cuanto a las modalidades existentes, la ingesta restringida en el tiempo es sencilla de aplicar en nuestro día a día y aporta beneficios, siempre que sea temprana. Con esto me refiero a que, <a href="https://www.nature.com/articles/s41467-022-28662-5">según se ha comprobado</a>, realizar el periodo de ayuno por la tarde (adelantar la cena) aporta más ventajas. De hecho, los resultados indican que abstenerse de comer por la mañana (retrasar el desayuno) no implica ningún beneficio.</p>
<h2>5. Si comienzo un protocolo de ayuno, ¿cómo lo hago?</h2>
<p>Lo mejor es ponerse en manos de un especialista en nutrición que le ayude a diseñar unas pautas adaptadas a sus necesidades y posibilidades.</p>
<p>Pero ¡ojo!, durante el periodo de ayuno es posible sufrir episodios de hipoglucemia. Por eso es necesario monitorizar el estado de salud durante el tiempo en el que se lleve a cabo, especialmente si sufre diabetes. </p>
<p>Si tiene algún otro problema de salud, es importante consultar con un médico antes de iniciar el ayuno. Y, para finalizar, si practica deporte regularmente, el protocolo debe estar coordinado con dicha práctica.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222182/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lidia Daimiel Ruiz recibe fondos de Ministerio de Ciencia e Innovación, Instituto de Salud Carlos III, Sociedad Española de Arteriosclerosis, CIBER Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición, Europe COST Actions.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Antonio Celada Guerrero recibe fondos de ayudas para la contratación de personal investigador predoctoral en formación de la Comunidad de Madrid. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Yolanda Jiménez Pérez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Respondemos a algunas cuestiones básicas sobre la conveniencia de ayunar para perder peso y mejorar la salud: ¿qué le hace a nuestro cuerpo? ¿Cuál es la mejor manera de practicarlo?Lidia Daimiel Ruiz, Investigadora Principal - Control Nutricional del Epigenoma - Nutrición de Precisión en Obesidad, IMDEA ALIMENTACIÓNJosé Antonio Celada Guerrero, Research scientist, Nutritional Control of the Epigenome, IMDEA ALIMENTACIÓNYolanda Jiménez Pérez, Graduada en Nutrición y Dietética (UAM). Ayudante de investigación Nutrición de Precisión en Obesidad, IMDEA ALIMENTACIÓNLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2196762024-01-28T21:18:05Z2024-01-28T21:18:05Z¿Sería “vegana” una morcilla elaborada con nuestra propia sangre?<blockquote>
<p>“Se fríen una o dos cebollas en manteca de coco y se agregan 250 mililitros de agua. A continuación, se añade canela, pimienta y piñones, y se somete a ebullición, añadiendo posteriormente 100 gramos de arroz y 40 mm de sangre humana. El preparado se embute en piel artificial, llevándolo a cocinar durante 20 minutos”. </p>
</blockquote>
<p>Esta receta de Raúl Escuín, procedente de una familia de carniceros y afincado en Alloza (Teruel), dio lugar hace cinco años a un proyecto titulado <a href="https://www.instagram.com/tuytumorcilla/?hl=es"><em>Tú y tu morcilla</em></a>. Al interesado se le extraía su propia sangre para utilizarla como ingrediente principal de una morcilla que se dio en llamar “vegana”. Su idea fue recogida en medios <a href="https://www.lasexta.com/programas/equipo-investigacion/sangre-humana-hacer-morcillas-receta-vegana-hombre-teruel_20220827630997fe8d51040001e5cd6c.html">nacionales</a> e <a href="https://pulpitandpen.org/2019/11/02/vegans-now-eating-human-blood-sausage-for-nourishment">internacionales</a>.</p>
<p><div data-react-class="InstagramEmbed" data-react-props="{"url":"https://www.instagram.com/p/CXbtvxilOH-/?igsh=OXNhcXRkbnlnZG52","accessToken":"127105130696839|b4b75090c9688d81dfd245afe6052f20"}"></div></p>
<h2>¿Puede llamarse “vegana”?</h2>
<p>“El ser humano es un animal, pero al haber consentimiento, no hay abuso animal ni maltrato, por lo que el producto sí que sería vegano”, <a href="https://www.zgrados.com/raul-escuin-morcilla-sangre-humana/">argumentaba</a> el autor de esta extravagante propuesta. </p>
<p>¿Es correcta su afirmación? El veganismo, de acuerdo con <a href="https://www.vegansociety.com/go-vegan/definition-veganism">la definición de la Sociedad Vegana de Reino Unido</a>, es una forma de vida que busca excluir, en la medida de lo posible y practicable, toda forma de explotación y crueldad hacia los animales para alimentación, vestimenta o cualquier otro propósito. Por lo tanto, desde ese punto de vista, sí: sería correcto considerarla como un alimento vegano.</p>
<p>Bajo esta premisa sería posible entonces preparar morcillas con sangre de un cerdo vivo que no sufriera. Así procedió el artista John O’Shea dentro de un proyecto titulado <a href="https://www.mediamatic.net/en/page/373676/black-market-pudding-by-john-o-shea"><em>Black Market Pudding</em></a>, evitando el acto del sacrificio. Aunque, según el autor, su planteamiento “coloca en la posición de que el consumidor actúe más como un parásito que como un carnívoro tradicional. Esto abre la necesidad de debates sobre los derechos de los animales y la ética de la industria cárnica”.</p>
<h2>Otros intentos</h2>
<p>La morcilla vegana de Alloza tenía precedentes. En 2003, un grupo artísico llamado ENEMA <a href="https://www.mediamatic.net/en/page/371219/cuban-blood-sausages">preparó salchichas a la manera tradicional cubana</a>, pero con sangre donada por varios miembros del colectivo. Lo presentaron en la VIII Bienal de La Habana, dentro de la exposición <em>Arte y Vida</em>. </p>
<p>Y hay documentado otro caso, que ocurrió en 2007 en la <a href="https://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/1580607/Airmen-made-sausages-from-their-blood.html">base aérea de Fürstenfeldbruck</a>, cerca de Múnich. Dos soldados elaboraron con su sangre salchichas Bratwurst añadiendo cebolla, tocino, especias y pan rallado. Cuando otro de los soldados informó al oficial superior de que estaban solicitando sangre de sus compañeros y sus familiares para seguir elaborando esta especialidad, fueron suspendidos de sus puestos. </p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/lord-byron-y-la-calamitosa-dieta-del-vinagre-216371">Lord Byron y la calamitosa dieta del vinagre</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>Sin embargo, el precursor de esta “corriente” gastronómica fue <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Michel_Journiac">Michel Journiac</a>. En 1969, durante su actuación <em>Messe pour un corps</em> (Misa para un cuerpo) en la Galería Templon de París, este artista francés presentó al público una salchicha cocinada con su propia sangre. </p>
<p>Una de las imágenes más destacadas de esta <em>performance</em> fue publicada en la revista <em>arTitudes</em> en 1974. En <a href="https://hal.science/hal-01254583/document">la fotografía</a> se puede ver al artista recostado con un torniquete en su antebrazo, mientras una persona anónima le extrae el ingrediente básico de la salchicha con una jeringa.</p>
<h2>Dudas legales en Países Bajos</h2>
<p>Más recientemente, en 2018, la periodista holandesa Gwen van der Zwan <a href="https://www.vice.com/nl/article/gymanx/bloedworst-van-eigen-bloed-maken">también usó su propia sangre como ingrediente culinario</a>, pero le asaltaron dudas legales. Consultó al abogado penalista Tom Gijsberts y éste le indico que nunca se había producido un caso comparable en los Países Bajos. “Aunque no encuentro ninguna disposición legal que prohíba utilizar su propia sangre en una salchicha, lo desaconsejo expresamente debido a la falta de claridad en la normativa sobre este punto y las posibles consecuencias, penales o no”, aclaró el experto. </p>
<p>La periodista, sin embargo, siguió adelante con su propósito y se topó con un problema adicional: encontrar a alguien que le extrajera la sangre. Para ello recurrió a la aplicación de citas Inner Circle, buscando algún médico dispuesto a sacarle un poco de sangre en su primer encuentro. Ante la insistencia de su abogado, quien le advertía de que podía estar incurriendo en un delito, visualizó varios vídeos para aprender a hacerlo por su cuenta. </p>
<p>Tras la extracción, una amiga surinamesa le ayudó a preparar una morcilla de Surinam con masa de lentejas, puré de tomate, salsa de soja y especias. Como sobraba bastante, ambas tuvieron la idea de dar los restos a los pájaros del Westerpark, en Ámsterdad. De nuevo, el abogado les avisó de que su conducta podría ser constitutiva de maltratato animal, de acuerdo con el artículo 2.1 de la Ley sobre Animales de su país. </p>
<h2>¿Es peligrosa?</h2>
<p>El abogado consultado por Gwen van der Zwan también se aventuró a opinar que el consumo de morcilla humana probablemente no fuera perjudicial para la salud, siempre y cuando no contuviera virus. Sin embargo, esto es muy cuestionable, porque pueden albergar <a href="https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.3109/07853890009002025">priones (agentes de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob)</a>, <a href="https://www.mdpi.com/2072-6651/12/3/147">micotoxinas</a> o <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S001393512301770X">microplásticos</a>, entre otras sustancias nocivas. </p>
<p>Si a esto sumamos que estamos ante un caso en el límite de la legalidad alimentaria, posiblemente no sea buena idea preparar ni degustar una de esas “morcillas veganas”. Yo, desde luego, no tengo interés en probarlas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/219676/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Recordamos varios casos de personas que utilizaron su propia sangre como ingrediente culinario. No obstante, hay dudas sobre su salubridad y legalidad.Jose Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2204712024-01-19T15:58:49Z2024-01-19T15:58:49ZUna dieta poco saludable aumenta el riesgo de desarrollar depresión<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/570023/original/file-20240118-29-xqvlpb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=201%2C0%2C3646%2C2854&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-holding-burnt-slice-toast-unhappy-95028967">Brian A Jackson/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Desde hace algunos años, la prevalencia de los trastornos depresivos está aumentando en todo el mundo y representa un creciente problema de salud pública. Según <a href="https://ghdx.healthdata.org/">estimaciones recientes</a>, el 4 % (≈280 millones) de la población mundial antes de la pandemia padecía algún tipo de trastorno depresivo, cifra que supera con creces las reportadas en 1990 (3 %, ≈180 millones). Es más, con la pandemia, se sumaron al menos <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)02143-7/fulltext">53 millones de casos adicionales</a> de depresión mayor. </p>
<p>Esos trastornos depresivos pueden tener un impacto significativo en el bienestar general, deteriorando el funcionamiento físico y psicosocial de los individuos. </p>
<p>¿Hay remedio? ¿Podemos reducir esas cifras? Está claro que frenar el acelerado ritmo de vida, combatir el estrés, evitar el aislamiento social o potenciar el contacto con la naturaleza nos ayuda. No obstante, hay otro factor que no solemos tener en cuenta cuando pensamos en prevenir la depresión: la dieta.</p>
<h2>Qué es una dieta inflamatoria y cómo se relaciona con la depresión</h2>
<p>En los últimos años, los comportamientos relacionados con el estilo de vida como la dieta han recibido una atención especial como <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/wps.20773">estrategias factibles</a> de la vida diaria para <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0002916522000612?via%3Dihub">prevenir la depresión</a>. Pero ¿tenemos claro qué dieta es adecuada y cuál no para nuestro estado de ánimo?</p>
<p>El aumento mundial de la adopción de <a href="https://www.thelancet.com/article/S0140-6736(19)30041-8/fulltext">hábitos alimentarios poco saludables</a> (y sedentarios) ha generado un desafío global a gran escala que altera el equilibrio energético y la accesibilidad a alimentos naturales que son fuentes importantes de nutrientes saludables a lo largo de la historia de la humanidad. Me refiero a frutas, frutos secos, verduras y cereales integrales. Eso nos ha alejado de uno de los patrones alimentarios óptimos para la salud con mayor evidencia científica: la <a href="https://www.nmcd-journal.com/article/S0939-4753(21)00181-2/fulltext">dieta Mediterránea</a>, enmarcada en una tradición culinaria intercultural milenaria. </p>
<p>En su lugar, tendemos a adoptar <a href="https://www.thelancet.com/article/S0140-6736(19)30041-8/fulltext">dietas subóptimas</a> en las que abusamos de <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2809727">alimentos ultraprocesados</a> con altos niveles de sodio, azúcares añadidos y grasas trans. Con un peligro importante, y es que la ingesta excesiva de este tipo de alimentos hace que nuestro sistema inmunitario innato libere <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.2147/JIR.S312925">citoquinas proinflamatorias</a> que, entre otras cosas, aumentan la incidencia de <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00394-022-02809-y">ciertos tipos de cáncer</a>, <a href="https://www.nature.com/articles/nature21363">síndrome metabólico</a>, <a href="https://doi.org/10.1016/j.cmet.2013.05.011">diabetes de tipo 2</a>, <a href="https://www.nature.com/articles/nrneph.2017.51">enfermedades cardiovasculares</a>, <a href="https://www.nature.com/articles/nri3705">enfermedades neurodegenerativas</a> y <a href="https://www.nature.com/articles/nri.2015.5">depresión</a>. </p>
<p>Una <a href="https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S0092-8674(15)00175-0">respuesta inflamatoria normal</a> del cuerpo humano se caracteriza por un aumento temporalmente restringido de la actividad inflamatoria cuando existe una amenaza, y que se resuelve una vez que la amenaza ha pasado. Por el contrario, cuando adoptamos de manera regular hábitos alimentarios poco saludables sufrimos una <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-019-0675-0">inflamación crónica sistémica de bajo grado</a>, que acaba provocando alteraciones importantes en todos los tejidos y órganos, y, finalmente, aumenta el riesgo de padecer diferentes enfermedades no transmisibles. </p>
<h2>La probabilidad de desarrollar depresión se duplica</h2>
<p>Para confirmar si hay una relación directa entre la adherencia a un patrón dietético proinflamatorio y el riesgo de desarrollar depresión, <a href="https://www.clinicalnutritionjournal.com/article/S0261-5614(22)00360-0/fulltext">hemos realizado un estudio longitudinal</a> con 3 206 adultos mayores españoles sin depresión al inicio, evaluando la influencia de la dieta durante 3 años de seguimiento. El potencial inflamatorio de la dieta lo calculamos a partir del <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/public-health-nutrition/article/designing-and-developing-a-literaturederived-populationbased-dietary-inflammatory-index/30BE2C2295CE93DC6B54F9F9AD50CC68">Índice Dietético Inflamatorio</a>, un algoritmo de puntuación basado en el impacto de diferentes parámetros dietéticos (alimentos, nutrientes y otros componentes de compuestos bioactivos) sobre 6 biomarcadores inflamatorios (proteína C reactiva, interleucina-6, interleucina-1β, interleucina-4, interleucina-10 y factor de necrosis tumoral-α).</p>
<p>Así pudimos determinar que, quienes se adhirieron a una dieta proinflamatoria basada en un consumo elevado de carbohidratos, grasas trans, grasas saturadas, y colesterol reportaron una mayor incidencia de depresión a lo largo del seguimiento del estudio. Específicamente, los participantes con la dieta inflamatoria más alta registraron el doble de probabilidades de desarrollar depresión que los participantes con una dieta antiinflamatoria, basada en un consumo regular de diferentes nutrientes y componentes bioactivos como fibra dietética, vitaminas A, D y E, ácidos grasos omega 3, betacaroteno, zinc, magnesio y selenio. Todos ellos parámetros dietéticos presentes en alimentos como frutas, verduras, legumbres, guisantes, frutos secos, pescados, mariscos y cereales integrales, entre otros.</p>
<p>Si bien se necesita seguir investigando a lo largo de toda la edad adulta para establecer conclusiones más sólidas, estos resultados indican que los hábitos alimentarios pueden influir significativamente en la salud mental de los adultos mayores. Y que haríamos bien en empezar a considerar la dieta como un elemento modificable que podría impactar positivamente en la prevención de la depresión.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220471/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Bruno Bizzozero Peroni no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los hábitos alimentarios pueden influir en la salud mental de la población adulta.Bruno Bizzozero Peroni, Investigador postdoctoral, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2201542024-01-08T21:20:33Z2024-01-08T21:20:33ZLos humanos, ¿caníbales por necesidad?<p><em>La sociedad de la nieve</em> es esa película de 2023 en la que
el director de cine Juan Antonio Bayona vuelve a contar, de forma magistral, un episodio de canibalismo reciente. La historia real de un grupo de uruguayos que, tras sufrir un accidente aéreo en Los Andes, se vieron obligados a alimentarse de los cadáveres de sus compañeros. Pero en el trasfondo helado de la película hay una duda inquietante que nos enfrenta a nosotros mismos: cuándo, en qué momento, comeríamos carne humana. </p>
<p>Los homínidos lo hemos hecho a lo largo de nuestra historia evolutiva y, posiblemente, lo hicimos por necesidad. </p>
<h2>El canibalismo, una constante en la evolución humana</h2>
<p>Hace alrededor de 1,45 millones de años, en Kenia, <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-023-35702-7">unos antiguos parientes nuestros se comieron a uno de los suyos</a>, según las marcas de corte presentes en una tibia, lo que constituye la evidencia decisiva más antigua de que nuestros ancestros se masacraban y comían unos a otros. Pero <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/(SICI)1096-8644(200004)111:4%3C579::AID-AJPA12%3E3.0.CO;2-Y">la primicia sobre el canibalismo</a> podría tenerla otro homínido más antiguo que vivió en Sudáfrica, durante el periodo Plio-Pleistoceno (entre 2,5 y 1,5 millones de años atrás), cuyo maxilar derecho presenta marcas de corte infligidas por una herramienta de piedra. </p>
<p>Siguiendo esta inercia, parece que fueron caníbales todos los homínidos, desde el <a href="https://www.journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/653807"><em>Homo antecessor</em> de Atapuerca</a>“ y <a href="https://www.nature.com/articles/srep29005">los neandertales</a> hasta las diferentes sociedades de <em>Homo sapiens</em>. Por ejemplo, se han encontrado pruebas de que <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-019-56929-3">los aborígenes con los que contactó Colón</a> en América eran caníbales. En otros espacios geográficos, <a href="https://evols.library.manoa.hawaii.edu/items/b3c1dbc7-2b11-4384-a71a-b07158f31926">entre ellos ciertas islas del Pacífico</a>, el canibalismo se ha practicado hasta tiempos recientes.</p>
<h2>Cuando éramos preferentemente cazadores necesitábamos mucha grasa</h2>
<p>La capacidad de nuestra especie –y otros parientes previos– para adaptarse a cualquier tipo de hábitat influyó decisivamente en su alimentación. En las regiones árticas y circumpolares, especialmente durante los periodos glaciares, <a href="https://www.researchgate.net/profile/Neil-Mann-2/publication/265496576_Paleolithic_nutritionwhat_did_our_ancestors_eat/links/55111c9e0cf2a8dd79bfbdda/Paleolithic-nutritionwhat-did-our-ancestors-eat.pdf">la proporción de alimento de origen animal ingerida fue superior a la de las regiones más cálidas</a>, y la fuente de energía principal habría sido la grasa animal. Por el contrario, en las regiones más meridionales, los alimentos vegetales, ricos en carbohidratos, serían más frecuentes. </p>
<p>Eso sí, la dependencia de la grasa siempre existió, entre otros motivos por la necesidad de consumir ácidos grasos omega-3 y omega-6, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0753332202002536">esenciales para los homínidos</a>, imprescindibles para el buen funcionamiento del cerebro. De hecho, un <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/13/7/2421">déficit de omega-3</a> conlleva la aparición de diversas enfermedades carenciales.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/la-tragedia-de-los-andes-que-alumbro-la-sociedad-de-la-nieve-212509">La tragedia de los Andes que alumbró 'la sociedad de la nieve'</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<h2>Los caballos y los elefantes tienen más omega-3 que los renos</h2>
<p>Los mamíferos de estómago simple (homínidos, caballos, osos, elefantes y mamuts) <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277379116307090">presentan una grasa subcutánea rica en omega-3</a>. Por el contrario, los animales con un sistema digestivo complejo o rumiantes (cabras, renos, ciervos y bisontes) <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277379116307090">siempre muestran una grasa corporal mucho más pobre en estos ácidos grasos</a>. </p>
<p>De ahí se deduce que el estatus nutricional de nuestros antepasados estuvo supeditado, en gran medida, a la elección de sus presas. Sabemos que <a href="https://www.pnas.org/doi/abs/10.1073/pnas.0709372104">los homínidos de la Edad de Piedra, en periodos más o menos frecuentes, dependían estrechamente de unas pocas especies de animales para la subsistencia</a> y tenían poco margen para elegir. </p>
<p>¿Qué ocurría cuando escaseaban las presas ricas en omega-3? La respuesta es clara: otras <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/british-journal-of-nutrition/article/dietary-sources-of-omega-3-fatty-acids-public-health-risks-and-benefits/0C287B125293EF075DFF6169154201A6">fuentes vegetales de omega-3</a>, como semillas de lino, nueces y recursos similares, podrían haber suplido la grasa animal. <a href="https://www.mdpi.com/2571-550X/6/1/20">Sin embargo, en Eurasia, durante los largos inviernos glaciares, los recursos vegetales también escaseaban</a>. Eso habría provocado que <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/13/7/2421">las enfermedades crónicas de déficit de omega-3</a> se manifestaran con mayor frecuencia, por lo que a largo plazo el éxito evolutivo del grupo de homínidos habría estado comprometido.</p>
<h2>¿Podría existir una relación entre el déficit de omega-3 y el canibalismo?</h2>
<p>Por todo lo expuesto hasta ahora, en Eurasia, durante la Edad de Piedra, los alimentos de origen animal ocuparon un lugar preferente, especialmente durante los periodos glaciares. Ante la escasez de carbohidratos, las necesidades energéticas habrían sido cubiertas <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0277379116307090">consumiendo sobre todo grasa</a>, obtenida mayoritariamente de los animales cazados. Esta grasa debía <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277379116307090">proporcionar simultáneamente "energía limpia” y tanto omega-3 como omega-6</a>.
Sin embargo, en muchos períodos prehistóricos los homínidos dependían <a href="https://www.pnas.org/doi/abs/10.1073/pnas.0709372104">de animales rumiantes, como el reno</a>, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1095643302000405?casa_token=wL2cxM8oGTwAAAAA:eR_ol7qddgg-89djaCZNgBy2y3vJe78fpBKpcQYL02nKE-3llTbNlOk4sGfoRItMIvUQZg2GKuw">cuya grasa es pobre en omega-3</a>.</p>
<p>En tales circunstancias límite, comernos entre homínidos <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277379116307090?casa_token=uxIMGTGJUbkAAAAA:07_t27KjQ2oYwBStAHB6InNi0C0R3EM3iP8xxYuhDjclAnkWdeNNPZIVPwb5mpB7iwcBuKIOxvQ">podría habernos ayudado a complementar la cantidad de omega-3 necesaria para conservar la salud</a>. </p>
<p>Sin ir más lejos, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1040618212001188">hace unos 40 000 años, neandertales y hombres modernos podrían haberse cazado y comido entre ellos</a>. O en cualquier época, homínidos de la misma especie podrían haberse devorado unos a otros. <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277379116307090">Como los animales ya proporcionaban carne de sobra</a>, probablemente <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0084480">el nutriente predilecto en la mesa de los caníbales habría sido la grasa</a>, rica en energía, así como las vísceras. De hecho, es fácil suponer que un manjar muy preciado en esas circunstancias habría sido <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0277379116307090">el cerebro de los homínidos que, dado su gran tamaño, habría suministrado elevadas proporciones de DHA</a>, un tipo de ácido graso omega-3 <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277379116307090">esencial para la prevención de multitud de enfermedades degenerativas</a>.</p>
<p>El problema es que, si al comernos unos a otros hubiéramos aprovechado preferentemente las vísceras y la grasa corporal, las marcas de corte que aparecen en los huesos cuando se extrae la carne habrían sido menos frecuentes. Por ello, es posible que se estuviera subestimando la incidencia real del canibalismo en la prehistoria. </p>
<h2>El comportamiento caníbal habría sido evolutivamente favorable</h2>
<p>¿Podría la situación descrita anteriormente para Eurasia en la Edad de Piedra extrapolarse a otros ambientes prehistóricos en los que hubieran existido fuentes de omega-3 más abundantes? Sí. Aunque las áreas meridionales ofrecen una mayor diversidad de fuentes de omega-3, los alimentos ricos en tales ácidos, como el pescado o las nueces, no siempre habrían estado disponibles en cantidades apropiadas. Además, el cuerpo humano como recurso alimentario nunca habría dejado de perder su atractivo, tanto por la calidad nutricional descrita como por su facilidad de obtención. </p>
<p>De este modo, el comportamiento caníbal habría sido siempre evolutivamente favorable para la supervivencia de los homínidos. Eso no implica que seamos una especie violenta y agresiva: más bien seríamos “condicionalmente violentos”. Es decir, estaríamos adaptados a modificar nuestro comportamiento en función de los recursos disponibles.</p>
<p>La próxima vez que acuda a un supermercado y observe la variedad de alimentos disponibles, incluidos los ricos en omega-3 como peces, nueces o aceite de lino, reflexione unos minutos sobre la larga historia de privaciones y escasez de recursos de nuestros antepasados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220154/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Luis Guil Guerrero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>‘La sociedad de la nieve’, la película de Bayona, vuelve a enfrentarnos al canibalismo. Los datos confirman que todos los homínidos fueron caníbales. Posiblemente, por necesidad.José Luis Guil Guerrero, Catedrático de Tecnología de Alimentos, Universidad de AlmeríaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2199232024-01-03T20:23:22Z2024-01-03T20:23:22ZLa mejor dieta para mantener un cabello sano<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/567564/original/file-20240102-19-ws9vxi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2040%2C167%2C4939%2C3662&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/africanamerican-woman-eating-vegetable-salad-over-1213270315">Prostock-studio/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Lo que comemos impacta directamente en nuestra salud a todos los niveles, desde el estado físico o psicológico al rendimiento cognitivo. Pero también puede influir en algo aparentemente más trivial, como el brillo de la piel o el pelo. No es un asunto baladí: una caída anormal de nuestro cabello puede ser una de las primeras señales de que algo va mal y no debemos obviarla.</p>
<p>Este síntoma se desencadena por diversas causas, como el estrés crónico, una predisposición genética, alteraciones hormonales o ciertos tratamientos farmacológicos. A continuación nos fijaremos en los factores nutricionales capaces de comprometer el bienestar de nuestro pelo y que podemos manejar de una manera relativamente sencilla. </p>
<h2>La inflamación, a raya</h2>
<p>Sabemos que ciertos nutrientes, como aquellos ricos en proteínas, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30547302/">vitaminas del grupo B, oligoelementos o ciertos minerales como el hierro o el zinc</a>, son claves para la salud capilar. De hecho, enfermedades que cursan con trastornos alimenticios como la anorexia o bulimia –en las que se produce una importante restricción de calorías y vitaminas– <a href="https://doi.org//s0034-98872011000200007">están fuertemente asociados a la pérdida de pelo</a>.</p>
<p>Lo que quizás no sea tan conocido son los componentes específicos de la dieta que pueden provocar la caída y el empobrecimiento capilar. Por ejemplo, alimentos con alto contenido en azúcar o grasas saturadas no solo están asociados con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35611435/">sino que también “estresan” e inflaman a nuestras células</a>. Este estado hace que el organismo sea más susceptible de desarrollar un amplio rango de afecciones; entre ellas, la caída del cabello. </p>
<p>Por eso, muchos de los remedios que ofrece el mercado para evitarlo se centran en los <a href="https://doi.org/10.1159/000504786">efectos antiinflamatorios</a> de algunos compuestos. Priorizar en nuestra mesa los alimentos con estas propiedades –como los pescados azules o el aceite de oliva virgen extra– y evitar el consumo de los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36119103/">que favorecen un estado inflamatorio</a> ayudarían, según este razonamiento, a mantener la lozanía de la cabellera. </p>
<p>Varios estudios lo respaldan. Por ejemplo, algunos demuestran que la <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00403-017-1799-z">dieta mediterránea</a>, prototipo de un menú rico en alimentos con <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7918790/">propiedades antiinflamatorias</a>, puede ejercer un efecto protector para la salud capilar. </p>
<h2>El estrés, otro gran culpable de la caída del cabello</h2>
<p>Las situaciones estresantes que se presentan en nuestro día a día elevan los niveles de la hormona cortisol como mecanismo de defensa. Pero ¿y si esta situación “de emergencia” se mantiene largo plazo? Ahí es donde empiezan los problemas.</p>
<p>Producido por la glándula suprarrenal, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27538002/">el cortisol está directamente implicado con la caída del cabello</a>. Obviamente, reducir los factores desencadenantes de estrés es lo primero que nos viene a la cabeza para mantener ese compuesto orgánico en valores normales.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/cuando-el-cabello-femenino-es-reivindicativo-192209">Cuando el cabello femenino es reivindicativo</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>¿Podemos ayudar a regularlo con la dieta? Afirmativo. Determinados alimentos como el aguacate, los pescados azules o ciertos tipos de semillas, todos ellos ricos en <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8510994/">ácidos grasos omega-3</a> y diversas vitaminas y minerales, pueden echar el freno al cortisol.</p>
<h2>El factor de la microbiota</h2>
<p>Por último, también se ha comprobado que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33693024/">los alimentos fermentados</a> tienen efectos protectores frente a la caída del cabello gracias a la regulación de las bacterias intestinales y sus propiedades inflamatorias. Y es aquí donde la <a href="https://theconversation.com/es/topics/microbiota-58448">microbiota intestinal</a>, el conjunto de microorganismos que habitan nuestro sistema digestivo, entra en juego.</p>
<p>Este ecosistema microscópico <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30262901/">está directamente asociado con la salud y la enfermedad</a> mediante su interacción con los nutrientes que ingerimos. Tanto es así que nuestra microbiota <a href="https://theconversation.com/seguimos-una-dieta-saludable-las-bacterias-intestinales-nos-delatan-213277">será diferente en función de lo que comamos</a>.</p>
<p>Los nutrientes se metabolizan o absorben de manera distinta según nuestra población bacteriana, generando así distintas señales químicas y metabólicas. Esto puede alterar funciones fisiológicas como la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34280457/">respuesta al estrés</a>, relevante para la salud capilar, como hemos visto más arriba. </p>
<p>Cuanto más rica y variada sea nuestra dieta, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33652061/">también lo será la comunidad de bacterias</a> que albergamos en el intestino. Podemos echarle una mano <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36611977/">con el consumo de probióticos</a>, como el yogur, kéfir u otros alimentos fermentados, que está asociado con una mejor salud digestiva y mental. Nuestro pelo también nos lo agradecerá.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/219923/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pilar Argente Arizón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La dieta saludable, con especial hincapié en algunos alimentos, puede ayudar a frenar el deterioro y la caída del pelo. Estas son las claves.Pilar Argente Arizón, PDI Facultad Ciencias de la Salud, Universidad San JorgeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2192512023-12-20T20:56:57Z2023-12-20T20:56:57Z¿Ayudan las aplicaciones móviles a comer mejor en Navidad?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/566426/original/file-20231218-29-vfyct9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=344%2C43%2C4397%2C2601&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/supermarket-handsome-man-uses-smartphone-takes-1275256156">Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Las festividades navideñas son sinónimo de celebración, alegría y, por supuesto, delicias culinarias. Sin embargo, en medio de la magia de las luces brillantes y los regalos, es esencial recordar la importancia de cuidar nuestra alimentación durante esta temporada festiva. </p>
<p>Investigaciones recientes han revelado que la mayoría de las personas aumentan de peso durante las festividades. Lo que es peor: parte de ese peso adicional <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/15/19/4201">persiste a lo largo del tiempo, especialmente en aquellos con obesidad previa</a>. Además, los niveles de colesterol total y lipoproteína de baja densidad (LDL) tienden a aumentar después de los excesos de la Navidad, incrementando el <a href="https://www.atherosclerosis-journal.com/article/S0021-9150(18)31542-9/fulltext">riesgo de hipercolesterolemia</a>.</p>
<p>La clave para evitarlo reside en encontrar el equilibrio entre disfrutar de los placeres navideños y mantener hábitos saludables. Lamentablemente, la realidad es que la alimentación navideña actual a menudo no favorece la salud, fundamentalmente debido a <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/14/15/3177">la cantidad y la dudable calidad de los alimentos que consumimos</a>. El deseo de darse un capricho, el estrés asociado con la celebración o incluso el impulso de comer emocionalmente son algunos de los <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0278431922000901?via%3Dihub">factores psicológicos que explican los excesos navideños</a>.</p>
<h2>Preguntar a Yuka o MyRealFood no es suficiente</h2>
<p>En la era digital actual, muchas personas buscan ayuda en las aplicaciones móviles para llenar su cesta de la compra. Sobre todo recurren a las que permiten leer y comprender las etiquetas nutricionales de los alimentos. Sin embargo, estas herramientas pueden convertirse en fuentes de desinformación si no se utilizan adecuadamente o si no se conocen sus limitaciones, según advierte la <a href="https://www.ocu.org/alimentacion/comer-bien/noticias/apps-nutricion">Organización de Consumidores y Usuarios</a> o el proyecto coordinado por ACICOM (Associació Ciutadania i Comunicació) <a href="https://bit.ly/CUIDAT-CUIDAL-ACICOM-S3">Cuida’t i Cuida'l: Menjar S3</a>.</p>
<p>Una de las herramientas más populares es Yuka, con más de 10 millones de descargas y una valoración de 4,7 estrellas en Play Store. Le siguen en popularidad MyRealFood, con algo más de 1 millón de usuarios, y ElCoco (100 000).</p>
<p>Estas aplicaciones permiten escanear los códigos de barras para obtener información detallada sobre los ingredientes de un producto, incluyendo aditivos, conservantes y otros componentes. También tienen en consideración preferencias personales y favorecen la conciencia nutricional.</p>
<p>Sin embargo, es importante reconocer las limitaciones de estas aplicaciones: la dependencia de datos precisos, la falta de consideración de contextos culturales y regionales en sus recomendaciones, y la necesidad de complementarlas con el asesoramiento de profesionales de la salud. </p>
<p>Por ejemplo, Yuka valora positivamente la ecología de un producto sin considerar su origen. Y no hay evidencia científica que respalde que un producto ecológico sea nutricionalmente superior a uno producido de manera tradicional.</p>
<h2>Más verduras en el menú y más paseos</h2>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/566009/original/file-20231215-27-90s5v6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Esquema de los efectos de las dietas occidentales actuales en la salud y sugerencias de mejora." src="https://images.theconversation.com/files/566009/original/file-20231215-27-90s5v6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/566009/original/file-20231215-27-90s5v6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/566009/original/file-20231215-27-90s5v6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/566009/original/file-20231215-27-90s5v6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/566009/original/file-20231215-27-90s5v6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/566009/original/file-20231215-27-90s5v6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/566009/original/file-20231215-27-90s5v6.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Efectos de las dietas occidentales actuales en la salud y sugerencias de mejora.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.mdpi.com/2072-6643/15/12/2749">Clemene-Suaret, V.J. et al. 2023</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Todo ello pone de manifiesto la importancia de aunar esfuerzos entre científicos del comportamiento, marketing, dietistas-nutricionistas y desarrolladores de aplicaciones para mejorar su diseño y ofrecer a los usuarios <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0963996919306520?via%3Dihub">soluciones digitales eficientes</a>.</p>
<p>Mientras tanto, para tener unas navidades saludables se aconseja:</p>
<p><strong>1. Buscar el equilibrio.</strong> Disfrutar de las delicias navideñas está permitido, pero con moderación. Las dietas ricas en vegetales pueden ayudar a mantener la saciedad “a raya”, permitiendo reducir la ingesta de alimentos más energéticos sin pasar hambre. Optar por entrantes y guarniciones a base de vegetales ayudará a poner menos calorías en los platos. También se puede disfrutar de una buena infusión en lugar de un postre dulce.</p>
<p><strong>2. Planificar las comidas.</strong> Planificar las comidas con anticipación puede ayudar a evitar excesos, especialmente si se incluyen opciones nutritivas y variadas en el menú navideño. A la hora de decidir entre un producto u otro, se recomienda leer detenidamente la etiqueta nutricional para escoger entre las opciones más saludables.</p>
<p><strong>3. Mantener la hidratación.</strong> No hay que subestimar el poder del agua. <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1038/oby.2007.359">Disminuir la ingesta de bebidas alcohólicas, azucaradas y refrescos, priorizando el agua</a>, ayuda a controlar el apetito, <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s13679-023-00501-8">el peso </a> y mejora la digestión, como aparece en la imagen. Un buen indicador del estado de hidratación es la orina. Colores oscuros indican que hay que beber más agua. Para conseguirlo, se puede incorporar esta bebida en las elaboraciones, en forma de sopas muy sabrosas a base de puerro, cebolla y ajo que además <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8259612/">ayudarán a reforzar el sistema inmunitario</a>.</p>
<p><strong>4. Movimiento.</strong> Es positivo planificar actividades físicas en las celebraciones. Un paseo después de las comidas y cenas permite disfrutar de tiempo de calidad con familiares y amigos de una forma sana y divertida.</p>
<p><strong>5. Descansar suficiente.</strong> La falta de sueño provoca desequilibrios hormonales y metabólicos, y conlleva un aumento del hambre y apetito. Por ello es importante intentar mantener unos horarios de descanso fijos.</p>
<h2>Alimentación saludable, pero también sostenible</h2>
<p>En estas fechas es importante reducir el consumo de carne, especialmente la carne roja y procesada <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/15/19/4201">ya que las cantidades que se ingieren </a> no son <a href="https://www.miteco.gob.es/es/ceneam/recursos/pag-web/alimentos-planeta-salud.html">saludables ni sostenibles</a>. </p>
<p>Ajustar las cantidades de comida es una buena estrategia para no generar desperdicio alimentario. Aunque si sobran, siempre se pueden aprovechar los restos para preparar nuevos platos.</p>
<p>A su vez, conviene utilizar envases reutilizables y aptos para alimentos. Tampoco hay que olvidar reciclar correctamente y se puede considerar el compostaje para darle una segunda vida a los restos orgánicos de alimentos.</p>
<p>Sin duda, una salud consciente es un buen regalo de Navidad.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/por-que-seguimos-sin-tener-claro-que-es-una-dieta-sostenible-174794">¿Por qué seguimos sin tener claro qué es una dieta sostenible?</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<img src="https://counter.theconversation.com/content/219251/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Ignacio Pastor Pérez recibe fondos de Generalitat Valenciana, a través de una convocatoria de subvenciones para Asociaciones de Personas Consumidoras para proyectos de Seguridad Alimentaria. Es presidente de honor en la actualidad i fundador de ACICOM (Associació Ciutadania i Comunicació) entidad no lucrativa, reconocida como asociación de consumidores. Es co-coordinador del proyecto "Cuida't i Cuida'l: Menjar S3 (Saludable, Sostenible i Solidari) " <a href="https://bit.ly/CUIDAT-CUIDAL-ACICOM-S3">https://bit.ly/CUIDAT-CUIDAL-ACICOM-S3</a>
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Marcelo Andres Denapoli, Maria Belén Bertola y Nadia San Onofre Bernat no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Para llenar la cesta de la compra durante las fiestas de manera saludable, ¿es buena idea recurrir a aplicaciones como Yuka o MyRealFood? Pueden ser un apoyo, claro, pero tienen limitaciones importantes.Nadia San Onofre Bernat, PDI Food & Health Lab -Valencia University // Assistant Professor - UOC, Universitat de ValènciaJose Ignacio Pastor Pérez, Fundador y presidente de honor de ACICOM (Associació Ciutadania i Comunicació). Miembro del Consejo Asesor del Observatorio de la Cultura y la Educación de la Fundación Alternativas. Patrono de la Fundación Universidad Empresa de València (ADEIT), Universitat de ValènciaMarcelo Andres Denapoli, Nutrición clinica, Universitat de ValènciaMaria Belén Bertola, Licenciada en Nutrición especialista en calidad alimentaria, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2166782023-12-13T06:44:44Z2023-12-13T06:44:44Z¿Tiene alguna ventaja beber leche de yegua? Esto dice la ciencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/564991/original/file-20231211-19-snp3q3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=48%2C0%2C4532%2C3393&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un potro mamando de su madre.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-horse-feeding-on-mothers-milk-2297581491">Scenic Corner/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Contaba el poeta romano Juvenal que Popea, la mujer de Nerón, viajaba con una legión de burras para lavarse con su leche. Se dice también que, en el antiguo Egipto, Cleopatra se bañaba en leche de la misma procedencia para mantener su piel suave y tersa, y que Isabel de Baviera (más conocida como Sissi Emperatriz) la utilizaba en sus rituales de belleza. </p>
<p>En nuestros días, otra leche equina, la de yegua, ha recogido el testigo del prestigio y está ganando popularidad en Europa por sus supuestas bondades terapéuticas. ¿Tiene justificación? ¿Qué dice la ciencia sobre sus propiedades?</p>
<h2>Muy popular en Asia, empieza a abrirse paso en Europa</h2>
<p>Este alimento es un viejo conocido en algunos países asiáticos, como Mongolia, Rusia, China, Kazajistán o Uzbekistán. Históricamente, se ha utilizado <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/9780813821504.ch7">para tratar enfermedades, mejorar el sistema inmune y proporcionar vitalidad</a>.</p>
<p>Al margen de esos usos medicinales, la leche de yegua también ha servido a menudo como sustituto de la leche materna, dadas las similitudes en su composición. Y al presentar una baja respuesta alérgica en niños con alergia a la proteína de la leche de vaca, es potencialmente útil como alternativa a la leche de fórmula.</p>
<p>Hoy, su consumo se está extendiendo en nuestro entorno, sobre todo en forma de leche en polvo (liofilizada), como suplemento alimenticio o, incluso, como ingrediente de cosméticos para aquellos que confían en sus beneficios para la piel. Bebida, la leche de yegua es dulce y ligera, aunque no resulta común encontrarla en formato líquido.</p>
<h2>Diferencias con las leches de otros animales</h2>
<p>Una búsqueda rápida en internet mostrará una larga lista de webs que promocionan las “propiedades terapéuticas” de la leche de yegua. Destacan su contenido en ácidos grasos, minerales, vitaminas y aminoácidos esenciales. Pero esto no es exactamente lo que dice la ciencia.</p>
<p>Para empezar, es importante tener en cuenta que todos los tipos de leche, incluida la de vaca, contienen <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0956713514000607">grasa (y ácidos grasos), lactosa, proteínas, aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales</a> en mayor o menor medida, además de muchos otros compuestos. </p>
<p>Los aminoácidos son unidades estructurales de las proteínas (como los eslabones de una cadena) y se pueden clasificar como no esenciales y esenciales, en función de si el organismo puede o no producirlos. Por ello, los alimentos ricos en aminoácidos esenciales son imprescindibles para un correcto funcionamiento del metabolismo. Y aunque es cierto que las proteínas de la leche de yegua los contienen, también se encuentran en cualquier otro tipo de leche. </p>
<p>Por otro lado, los ácidos grasos son un tipo de molécula que conforma la mayor parte de lípidos (o grasas) que consumimos a través de alimentos como lácteos, carne o aceite. La leche de yegua (al igual que la humana) se caracteriza por tener un bajo contenido en grasa: entre un 0,3 y un 2 %. Las leches de vaca y oveja, por ejemplo, contienen de 3 a 5 % y entre 5 y 9 %, respectivamente. </p>
<p>Además, la grasa de esta leche presenta una composición muy diferente a la de otros animales. Al ser monogástrico (no rumiante), el sistema digestivo del caballo absorbe y acumula en la leche una mayor cantidad de ácidos grasos omega-3 (principalmente ácido linolénico) y omega-6 (ácido linoleico, sobre todo). Imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo, estos ácidos grasos se obtienen necesariamente a través de la dieta, lo que habla en favor de la leche de yegua. </p>
<p>Por contra, también hay que señalar que presenta un bajo contenido tanto en grasa total como en otros ácidos grasos omega-3 de gran interés, como el EPA y el DHA. Esto limita su atractivo como fuente de ácidos grasos beneficiosos.</p>
<p>En cuanto a vitaminas y <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0889157523005033">minerales</a>, la leche de yegua incorpora un contenido generalmente escaso, con excepción de la vitamina C y el hierro.</p>
<h2>Propiedades saludables en estudio</h2>
<p>Según la legislación europea, para declarar una propiedad saludable en un alimento es necesaria la aprobación de la <a href="https://european-union.europa.eu/institutions-law-budget/institutions-and-bodies/search-all-eu-institutions-and-bodies/european-food-safety-authority-efsa_es">Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés)</a>. Y esto solo ocurre cuando hay suficientes evidencias científicas que lo avalen. </p>
<p>Hoy por hoy, no existe ninguna propiedad saludable autorizada para la leche de yegua, por lo que declaraciones habituales como que “mejora el sistema inmune” o que “aumenta la vitalidad” ni están verificadas ni se justifican desde un punto de vista científico. </p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/sigue-siendo-leche-la-leche-184753">¿Sigue siendo leche la leche?</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>Por supuesto, esto no significa que no posea virtudes, pero a día de hoy no existen suficientes pruebas al respecto. Y aunque estudios recientes han demostrado un potencial beneficio frente a <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0022030217306501">la diabetes tipo 2</a>, <a href="https://academic.oup.com/femsle/article/363/2/fnv234/2600020?login=true">el cáncer</a> o <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/09637480802249082">las afecciones cutáneas</a>, estos trabajos son aún preliminares y muy escasos. </p>
<p>En cuanto a las declaraciones de propiedades terapéuticas, la legislación europea no autoriza manifestar que un alimento prevenga, trate o cure una enfermedad, por lo que afirmaciones en este sentido tampoco están justificadas.</p>
<p>En definitiva, aunque la leche de yegua posee un bajo contenido en grasa, proteína, minerales y vitaminas en comparación con la mayoría de leches que consumimos –incluida la de vaca–, contiene elementos de gran interés para la nutrición humana, como ácidos grasos omega-3 y omega-6. Aún queda un largo recorrido de investigación para demostrar sus prometedoras cualidades saludables.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216678/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Blanco Doval recibe fondos del Departamento de Educación del Gobierno Vasco (programa predoctoral). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Luis Javier Rodríguez Barron y Noelia Aldai no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>La leche de yegua está ganando popularidad en Europa por las propiedades saludables que se le atribuyen, aunque no todas esas virtudes han sido avaladas por la ciencia.Ana Blanco Doval, Investigadora predoctoral en Ciencias de los Alimentos, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLuis Javier Rodríguez Barron, Catedrático de Tecnología de Alimentos e Investigador Principal del Grupo Lactiker - Calidad y Seguridad de Alimentos de Origen Animal, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaNoelia Aldai, Investigadora Senior, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2182622023-12-06T20:54:00Z2023-12-06T20:54:00ZLas semillas de los dátiles esconden un tesoro de compuestos saludables<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/563591/original/file-20231205-25-3zb8uc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=35%2C0%2C5946%2C3961&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/fresh-dates-palm-seed-core-2229771451">Lussin/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>¿Alguna vez has mirado con atención la semilla de un dátil? En el Corán, Alá menciona las diversas partes de esta semilla –el ‘qiṭmīr’, el ‘fatīl’ y el ‘naqīr’– para ilustrar sus áreas más energéticas. La próxima vez que rompas el ayuno de Ramadán comiendo dátiles, no tires el hueso apresuradamente. Míralo bien, recuerda las suras que lo mencionan, y la pequeña semilla sostenida entre tus dedos te ayudará a tener una sensación de tranquilidad y devoción que solo puede surgir tras reflexionar sobre los versos del Corán. </p>
</blockquote>
<p>Este <a href="https://ourramadanblog.wordpress.com/tag/date-pit">consejo místico</a>, con el que se alecciona a los practicantes musulmanes a meditar en torno a la humilde semilla (o “hueso”, coloquialmente hablando) del dátil, nos hace reparar en el valor intrínseco de tantos residuos alimentarios que descartamos a diario sin considerar su potencial valor nutricional y terapéutico. </p>
<p>Aprovecharlos y transformarlos adecuadamente no solo contribuiría a la sostenibilidad ambiental, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0306919210001132?casa_token=vA33Oy76_vQAAAAA:GyFkcWaTIFUeefiO4nLj-QfHn-oQQ1evPLUusGLQ95EeFEYsL-1dXzbmjjwSSkfUOz7MSDkmwYo">reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación del agua</a>, sino que también podría generar sustanciales ingresos <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12649-021-01467-1">a agricultores y empresas agroalimentarias</a>.</p>
<p>Sabemos que muchos subproductos alimentarios contienen nutrientes valiosos y compuestos bioactivos que <a href="https://www.mdpi.com/2077-0472/13/8/1559">pueden ser recuperados para su uso en la alimentación animal o incluso humana</a>. Y este es precisamente el caso de la semilla de palma datilera, un recurso excepcional en cuanto a sus potenciales aplicaciones.</p>
<h2>Un amplio abanico de usos tradicionales</h2>
<p>En su zona de origen, <a href="https://www.herbazest.com/es/hierbas/datiles#:%7E:text=Las%20semillas%20de%20d%C3%A1til%20se,son%20alimento%20para%20el%20pollo">estas semillas se han usado</a> como forraje para alimentar animales de granja (camellos, caballos, ovejas y cabras). Para ello, se sumergen en agua antes de ser utilizadas. </p>
<p>También les han encontrado no pocas utilidades como materia prima. Junto con otras partes de la palma datilera, constituyen un apreciado combustible casero, y combinadas con subproductos de maíz, se emplean en el norte de África para fabricar tableros aislantes. Su aceite, de color amarillo verdoso, es aprovechado para elaborar jabones y productos cosméticos.</p>
<p>Y por si fuera poco, tras ser secadas, tostadas y molidas, con el polvo resultante se elabora un <a href="https://jpacr.ub.ac.id/index.php/jpacr/article/view/475">producto similar al café</a>, pero libre de cafeína y muy aromático.</p>
<h2>Cóctel de nutrientes</h2>
<p>Al margen de estos usos tradicionales, estas semillas se han revelado como una fuente valiosa de nutrientes que podrían aportar beneficios significativos para la salud humana. Aunque consumidas en menor medida que la pulpa, son una excelente fuente de energía debido a su significativo contenido de grasas “buenas”, proteínas y carbohidratos complejos.</p>
<p>Vayamos por partes. En primer lugar, su grasa –si bien constituye una pequeña proporción del peso total– es de naturaleza saludable. Los ácidos grasos más abundantes contenidos en las semillas de dátil <a href="https://www.mdpi.com/2223-7747/12/2/226">pertenecen al grupo de cadena corta</a> (proporcionan energía rápida), aunque también contienen otros de cadena larga: ácidos oleico (omega-9) y linoleico (omega-6). Ambos son conocidos <a href="https://www.pileje.es/revista-salud/omega-3-6-y-9-acidos-grasos-necesarios-para-el-organismo">por sus beneficios para la salud cardiovascular y su contribución al equilibrio lipídico</a>.</p>
<p>En segundo lugar, las semillas de palma datilera contienen en torno al 9-10 % de proteínas. Estas incluyen <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/fruits/article/abs/protein-and-amino-acid-profiles-of-tunisian-deglet-nour-and-allig-date-palm-fruit-seeds/EA8B2C7FFD09C0895AFF471BE43B9158">una amplia variedad de aminoácidos esenciales</a>, compuestos indispensables para la renovación y mantenimiento adecuado de todas las estructuras corporales.</p>
<p>Su óptimo valor nutricional también se basa en su <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0308814607012654">contenido en fibra dietética</a>, cuya ingesta ayuda a mantener a raya enfermedades como diabetes, hipercolesterolemia, hiperlipidemia, hipertensión, enfermedad coronaria y obesidad. Hay, adicionalmente, claras evidencias de que su fibra dietética podría tener un importante <a href="https://phcog.com/article/view/2019/15/63/494-499">uso terapéutico</a> contra los cánceres de próstata y testículo. </p>
<p>Por último, los huesos de dátil
<a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.3109/09637486.2011.598851">constituyen una fuente significativa de minerales esenciales</a> como potasio, magnesio, fósforo, zinc y calcio. Estos nutrientes desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la salud ósea y la función muscular, así como en la regulación de la presión arterial.</p>
<h2>Alta bioactividad</h2>
<p>Pero es que, además de los nutrientes básicos, estas semillas contienen compuestos bioactivos, cuya ingesta conlleva abundantes beneficios. Entre ellos, <a href="https://www.mdpi.com/2223-7747/12/2/226">destacan los compuestos fenólicos</a>, de alto potencial antioxidante. Consumirlos puede ayudar a combatir el estrés oxidativo en el organismo y reducir así el riesgo de enfermedades crónicas derivadas de procesos inflamatorios, como la hipertensión, el cáncer o las dolencias cardiovasculares y neurodegenerativas.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/los-frutos-secos-deliciosos-aliados-para-combatir-el-deterioro-cognitivo-210648">Los frutos secos, deliciosos aliados para combatir el deterioro cognitivo</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>Por otro lado, existe una amplia gama de bioactividades inherentes a las semillas tratadas. Tanto su actividad antioxidante –eliminadora de radicales libres–, como antibacteriana es notable, <a href="https://www.cabdirect.org/globalhealth/abstract/20193086838">según se ha demostrado tras analizar once variedades de palma datilera</a>.</p>
<h2>Infusión contra el alzhéimer</h2>
<p>Y, recientemente, se ha descubierto que la antes citada infusión de semilla de dátil, rica en flavonoides, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/jfbc.14017?casa_token=6j3K4HrZEi4AAAAA:iRVVp_zwwms0WBrb_uM2j7E4Tt1j7aMlafCgFjcDFcBtPbPmzH94OefxA07FtqeqRMvIqSYMzH0g3hA">ejerce un efecto antialzhéimer superior al del café</a>. Esta bebida reduciría la producción de proteínas Aβ, que es el componente principal de las placas amiloides, los depósitos extracelulares encontrados en el cerebro de las personas con alzhéimer. Se recomienda hacer estudios más detallados para saber si consumirla regularmente puede retrasar la progresión de esta enfermedad en personas vulnerables o en las primeras etapas de la dolencia.</p>
<p>En definitiva, cuando coma dátiles, antes de arrojar las semillas distraídamente al cubo de la basura, sostenga una de ellas unos segundos entre los dedos y medite en torno al potencial nutricional y saludable que desaprovechamos a diario en forma de desperdicios alimentarios.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/218262/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Luis Guil Guerrero ha recibido fondos de la Junta de Andalucía para realizar investigaciones relacionadas con recursos alimentarios de uso marginal.</span></em></p>Los “huesos” de los dátiles, que normalmente no se consumen, contienen un filón de sustancias beneficiosas: grasas saludables, fibra, proteínas… Incluso se acaba de descubrir que consumirlos en forma de infusión podría proteger frente al alzhéimer.José Luis Guil Guerrero, Catedrático de Tecnología de Alimentos, Universidad de AlmeríaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2164952023-11-13T21:29:58Z2023-11-13T21:29:58ZQué son las microverduras y por qué es recomendable incluirlas en nuestro menú<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/558619/original/file-20231109-21-8v61y6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=205%2C32%2C5269%2C3606&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/microgreen-corundum-coriander-sprouts-female-hands-1269631057">smspsy/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>A pesar de que la <a href="https://theconversation.com/es/topics/dieta-mediterranea-60018">dieta mediterránea</a> ha sido, tradicionalmente, el principal patrón alimentario en en España y otros países del entorno, en los últimos 50 años hemos sufrido una occidentalización que se ha reflejado en nuestros platos. Todos conocemos los beneficios de las frutas y verduras, pero sólo 40 países (que representan el 36 % de la población mundial) tienen la capacidad de <a href="https://www.mdpi.com/2223-7747/11/4/571">consumir estos alimentos de forma habitual</a>. </p>
<p>Dado el creciente interés por el seguimiento de estilos de vida más sanos, la industria alimentaria y la comunidad científica están desarrollando nuevas opciones que permitan diversificar el consumo y hacer más accesibles alimentos saludables. Y una de estas alternativas son las <em>microgreens</em> o “microverduras”, cada vez más en boga. A pesar de que sólo solían estar disponibles en tiendas especializadas o comercios <em>online</em>, actualmente ya pueden encontrarse cada vez más en grandes superficies. </p>
<h2>Pequeñas pero suculentas (y muy saludables)</h2>
<p>Las microverduras se obtienen a partir de plantas cultivables, como las hortalizas o los cereales. Se denominan de esta forma porque su recolección se realiza entre los días 7 y 21 tras la germinación de la semilla. Miden entre 3 y 10 centímetros y <a href="https://journals.flvc.org/edis/article/view/123356">únicamente presentan una porción de tallo, los cotiledones (hojas embrionarias) y las primeras hojas verdaderas de la planta</a>. </p>
<p>A nivel agronómico, requieren un periodo de crecimiento muy corto y un menor mantenimiento en comparación con los cultivos tradicionales. Sus necesidades de iluminación y de substrato de crecimiento (suelo, fibra de coco, medio hidropónico…) <a href="https://www.mdpi.com/1420-3049/28/2/867">son flexibles</a>, por lo que se pueden cultivar fácilmente en múltiples localizaciones. </p>
<p>En el apartado gastronómico, estas pequeñas delicias aportan un gran sabor y una textura interesante, además de aromas y colores exóticos. Y en cuanto a sus cualidades nutricionales, están considerados como vegetales “funcionales”, ya que presentan un contenido en nutrientes cuyo consumo se relaciona con un <a href="https://www.mdpi.com/1420-3049/28/2/867">mejor estado de salud</a>. </p>
<p>Porque las microverduras no solo están cargadas de micronutrientes como hierro, zinc, potasio, calcio, manganeso o selenio, sino que además contienen moléculas con capacidad bioactiva (fitoquímicos), es decir, con efectos beneficiosos en la salud del consumidor. Los fitoquímicos más abundantes en estos alimentos son el ácido ascórbico, las filoquinonas, el α-tocoferol, el β-caroteno, antioxidantes de tipo fenólico, carotenoides, antocianinas y glucosinolatos.</p>
<p>A pesar de que también podemos encontrar estos compuestos en las plantas adultas (las que consumimos normalmente), las cantidades presentes en el estadio de microvedura son mucho más elevadas. Por ejemplo, la lombarda en versión “micro” presenta <a href="https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.jafc.8b03096">260 veces más</a> betacaroteno y 6 veces más ácido ascórbico que la planta madura (cantidades por 100 gramos de alimento). </p>
<p>Otro de los aspectos nutricionales más interesantes de las microverduras es su contenido en antioxidantes fenólicos. Estos metabolitos secundarios se han relacionado con una mejora de la actividad metabólica (normalmente alterada en casos de malnutrición), ya que <a href="https://www.mdpi.com/1420-3049/28/2/867">previenen el desencadenamiento de reacciones de oxidación a partir de radicales libres y reducen la inflamación</a>. En este aspecto, el brócoli parece ser el ganador, ya que multiplica por 10 la cantidad de antioxidantes fenólicos presentes en otras verduras. </p>
<h2>Aliadas del medio ambiente</h2>
<p>Y por si fuera poco, estos pequeños vegetales también son grandes aliados del medio ambiente. Debido a su corto periodo de crecimiento y su gran flexibilidad, requieren una menor cantidad de agua (entre 158 y 236 veces menos, en el caso del brócoli) que las plantas maduras. Además, <a href="https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.jafc.8b03096">no necesitan fertilizantes, pesticidas o grandes medios de transporte para ser distribuidos</a>. </p>
<p>En cuanto a las condiciones de iluminación, se ha observado que la cantidad de algunos metabolitos secundarios (como los compuestos bioactivos mencionados anteriormente) varía en función del tipo de luz. De hecho, un estudio observó que periodos cortos de exposición a luz azul derivaban en un <a href="https://www.mdpi.com/1420-3049/26/15/4646">mayor contenido en carotenoides, glucosinolatos y minerales en los “microbrócolis”</a>. </p>
<h2>Todo son ventajas</h2>
<p>Sabiendo todo esto, las microverduras podrían aportar una herramienta más para lidiar con deficiencias nutricionales y alteraciones metabólicas observadas en las personas con malnutrición. Estudios realizados con algunas variedades han revelado efectos beneficiosos en personas que sufren <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00394-021-02553-9">obesidad</a>, <a href="https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.jafc.6b03805">problemas cardiovasculares</a> o <a href="https://ifst.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/ijfs.13588">diabetes</a>. </p>
<p>Los organismos internaciones recomiendan el consumo de cinco raciones de fruta y verdura al día por su relación con una <a href="https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/CIRCULATIONAHA.120.048996">menor tasa de mortalidad</a>, una pauta que no se cumple por diversas razones. Dadas las múltiples ventajas que ofrecen, como su fácil cultivo y su rico contenido en nutrientes, las microverduras podrían ser ayudarnos a seguir dichas recomendaciones de manera más sencilla. </p>
<p>Aunque son necesarios más estudios para determinar los beneficios que nos pueden aportar estos nuevos alimentos, su acto de aparición en nuestra gastronomía resulta prometedor.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216495/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laura Isabel Arellano García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Deliciosas y fáciles de cultivar, las microverduras poseen una mayor concentración de nutrientes beneficiosos para la salud en comparación con sus “hermanas mayores”.Laura Isabel Arellano García, Investigadora, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2147392023-10-25T20:07:23Z2023-10-25T20:07:23ZLos alimentos, más allá de su valor nutricional, ¿nos ayudan en la lucha contra el cáncer?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/555563/original/file-20231024-27-ug0by5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=637%2C143%2C5353%2C3844&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/person-taking-medicine-pill-2289022029">rafapress/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La naturaleza ha sido siempre una fuente de inspiración y obtención de compuestos empleados con una intención terapéutica por el ser humano. Estos compuestos incluyen una enorme variedad tanto por su naturaleza como por su estructura y funciones: antioxidantes, vitaminas y minerales, compuestos polifenólicos como el popular resveratrol de la uva, etc. </p>
<p>Pueden aportar o no valor nutricional, pero lo que realmente nos interesa es identificar los que potencian los sistemas de defensa del organismo. Y también dilucidar en qué medida estos compuestos pueden afectar al desarrollo del cáncer y la efectividad de la quimioterapia.</p>
<h2>Los problemas frente al cáncer</h2>
<p>El cáncer es una de las mayores lacras para las <a href="https://seom.org/prensa/el-cancer-en-cifras">sociedades actuales</a>. Nos afecta a todos por igual, con independencia de la posición social. Y aunque algunos tipos concretos de cáncer pueden llegar a controlarse, convirtiendo la enfermedad en un proceso crónico mínimamente letal, los llamados “tumores sólidos” continúan siendo imparables. </p>
<p>Por otro lado, sabemos que el cáncer tiene su origen en el desequilibrio entre los procesos de crecimiento celular y el control por parte del sistema inmunitario. Y uno de los problemas a los que nos enfrentamos es que consumimos demasiados azúcares libres y grasas que alteran la función del sistema inmunológico y facilitan el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36261043/">crecimiento tumoral</a>.</p>
<p>¿Tendría entonces algún sentido buscar compuestos bioactivos que potencien o dirijan la función inmunológica frente al cáncer en los alimentos? Sin duda, sí. </p>
<p>Nuestro <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-022-01779-2">sistema digestivo</a> es una de las primeras defensas en el control del riesgo de desarrollo tumoral. En esta tarea resultan de enorme importancia las señales que se generan en el intestino. Saberlo ha dado pie a investigaciones sobre ingredientes alimentarios para mantener respuestas inmunológicas de mayor duración frente al cáncer: la inmunonutrición.</p>
<h2>Beneficios de los antinutrientes</h2>
<p>A medida que avanzan las investigaciones queda cada vez más claro que la nutrición desempeña un papel importante en el cáncer. Comer alimentos saludables antes, durante y después del tratamiento, puede ayudar a los pacientes a sentirse mejor y mantenerse más <a href="https://www.cancer.gov/espanol/cancer/tratamiento/efectos-secundarios/perdida-apetito/nutricion-pdq">fuertes</a>. </p>
<p>A la mera función nutricional se le suma el efecto positivo sobre la función inmunológica de ciertas proteínas alimentarias de origen natural que hacen que nos cueste más digerir los alimentos (antinutrientes). Estos compuestos aparecen de modo natural en los alimentos vegetales; cereales, granos y semillas (i.e., inhibidores de proteasas tipo serina). Nuestra investigación ha demostrado que estos compuestos favorecen la respuesta inmunológica innata frente al <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34829862/">cáncer</a>. Al mismo tiempo, estos compuestos dirigen las señales de nuestro organismo a un mayor control del crecimiento celular y del desarrollo de cáncer. </p>
<p>¿Y qué hay del consumo de grasas? Aunque existe <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33143278/">cierto debate</a>, no necesariamente tienen que ser procancerígenas. Incluso podemos plantearnos que el colesterol juegue a nuestro favor en el control del cáncer. <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34942082/">Investigaciones recientes</a> han sacado a la luz un impacto claramente favorable del metabolismo del colesterol en nuestra respuesta inmunológica. Sin embargo, aún quedan muchas dudas en el aire, ya que las dificultades en el diagnóstico temprano del cáncer impiden que identifiquemos claramente cuándo cambia el metabolismo y cómo sus alteraciones favorecen el cáncer.</p>
<h2>Control de la inflamación</h2>
<p>Es un hecho demostrado que el riesgo de cáncer puede disminuirse con el consumo de dietas ricas en <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32717747/">frutas y verduras</a>, que entre otras cosas aportan vitaminas y minerales esenciales para el ser humano. Pero ¿qué proceso biológico hay detrás de este efecto beneficioso?</p>
<p>El beneficio de comer frutas y verduras parece estar relacionado con sus efectos antiinflamatorios. Sin embargo, la inflamación no es ni mucho menos negativa: se trata de un proceso de defensa que permite que nuestro sistema inmunológico identifique las células dañadas, algunas de ellas potencial origen del cáncer. Por lo tanto, anular la inflamación podría favorecer el cáncer. </p>
<p>Lo paradójico es que una inflamación “descontrolada” también favorece el cáncer. Por eso, aunque la inflamación es necesaria, es preciso que termine a tiempo (proceso de resolución inflamatoria). Eso implica que los compuestos antiinflamatorios de origen vegetal tienen un momento de uso concreto como tratamiento complementario en los pacientes con cáncer.</p>
<h2>Nutrición oncológica de precisión</h2>
<p>Por todas las particularidades del cáncer, el uso de compuestos bioactivos como tratamientos complementarios en los pacientes de cáncer deben realizarse bajo prescripción profesional y control clínico. Se lleva a la práctica a través de la <a href="https://www.nature.com/articles/s41587-022-01502-z">nutrición de precisión</a>, que considera la individualidad de cada paciente, reconociendo que su propia genética condiciona ampliamente la utilización de nutrientes y su susceptibilidad al cáncer. Un conocimiento profundo de cómo las características propias del paciente determinan el uso de estos compuestos bioactivos mejora enormemente nuestra capacidad para diseñar intervenciones nutricionales que le beneficien.</p>
<p>Para llevarlo a la práctica, en <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34829862/">nuestras investigaciones</a> hemos formulado <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31450563/">suplementos nutricionales</a> y alimentos con diversos antinutrientes. El efecto principal de los compuestos bioactivos incorporados es favorecer una respuesta “inflamatoria” favorable, más controlada, que guía a nuestras defensas. Su consumo consigue promover una mayor actividad más duradera del sistema inmunológico, favoreciendo un mayor control sobre el cáncer. En concreto, reducen la proporción de células linfoides innatas, que se encuentran elevadas en pacientes de cáncer. </p>
<p>Además, el consumo de estos alimentos favorece la presencia de microorganismos concretos en nuestra flora intestinal que participan en la eliminación de grasas dietéticas. Prevenir los desequilibrios de estos microorganismos mejora nuestra salud intestinal. Y como consecuencia se mantienen las señales que recibe nuestro sistema inmunológico y que orientan su reacción frente al cáncer.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/214739/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Moisés Laparra Llopis no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Existen antinutrientes, de difícil digestión, presentes en cereales y semillas, que pueden ayudar a los pacientes a enfrentarse mejor al cáncer por su papel beneficioso para el sistema inmune.José Moisés Laparra Llopis, Investigador en Inmunonutrición Molecular en Cáncer, IMDEA ALIMENTACIÓNLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2132772023-10-08T20:02:03Z2023-10-08T20:02:03Z¿Seguimos una dieta saludable? Las bacterias intestinales nos delatan<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/552304/original/file-20231005-27-q6twsi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=143%2C53%2C5847%2C3934&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/woman-hands-on-her-stomach-intesline-2154029791">SewCreamStudio/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Millones de bacterias, virus y hongos viven en nuestro tracto gastrointestinal –sobre todo en el colon–, donde se establece una relación de beneficio mutuo con el humano. </p>
<p>Este conjunto de microorganismos se conoce como <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21964884/">microbiota intestinal</a>, y los especialistas en nutrición pueden utilizar estos minúsculos habitantes como “chivatos” de la ingesta en función de la composición. Según el tipo de alimento que pongamos en el plato, crecerán unas bacterias u otras en nuestro intestino, dejando sus “firmas” o “huellas” en el organismo: los <a href="https://theconversation.com/por-que-es-tan-importante-el-descubrimiento-de-nuevos-biomarcadores-167284">biomarcadores</a>. </p>
<p>Dichos rastros pueden dar una idea de nuestro estilo de vida. Y en muchas ocasiones, sirven de ayuda para identificar y tratar de una forma rápida y eficaz infecciones, enfermedades o exposiciones repetidas a un producto o alimento.</p>
<h2>Armonía en las “tripas”</h2>
<p>Tres grupos o <em>phyla</em> son los que forman principalmente el rico ecosistema de nuestro intestino: los firmicutes, los bacteroidetes y las proteobacterias. Dentro de cada uno encontramos multitud de organismos que deben hallarse en proporciones y diversidades adecuadas (eubiosis) para que la microbiota desempeñe correctamente sus funciones. </p>
<p>De hecho, un desequilibrio entre las especies (la disbiosis) <a href="https://theconversation.com/microbiota-como-funciona-y-como-afecta-a-nuestra-salud-185832">puede generar consecuencias negativas a largo plazo</a>: alteraciones en el sistema hormonal, enfermedades inflamatorias, dolencias autoinmunes o, incluso, trastornos digestivos crónicos.</p>
<p>Por eso es tan importante lo que comemos, ya que la <a href="https://theconversation.com/son-nuestras-heces-el-elixir-de-la-juventud-187819">microbiota fecal</a> está directamente modulada por el consumo de ciertos alimentos, que estimulan el crecimiento de microorganismos específicos. Al cambiar nuestro menú, la cantidad y variedad de bacterias también lo hará. Y ahí es donde radica la relevancia de la dieta en el equilibrio intestinal. </p>
<h2>Dígame lo que come…</h2>
<p>Las investigaciones sobre salud y alimentación a menudo necesitan medir con precisión los nutrientes consumidos en una dieta para monitorizar si los pacientes siguen las instrucciones nutricionales. En este sentido, diversos estudios han demostrado asociaciones de microorganismos con patrones alimentarios concretos: </p>
<ul>
<li><p>La dieta mediterránea, caracterizada por una alta ingesta de granos enteros, vegetales, frutas y aceite de oliva, se relaciona con la proliferación del <em>phylum</em> <em>Bacteroidetes</em> y la reducción de patógenos como las <a href="https://www.nature.com/articles/ejcn201581">proteobacterias</a>.</p></li>
<li><p>El consumo de vegetales, frutas, granos enteros, legumbres, semillas y aceites vegetales ricos en fibra y compuestos bioactivos (sustancias químicas de los vegetales que promueven la salud) presentes en las <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31058160/">dietas vegetarianas</a> fomentan el incremento de especies bacterianas como las del género <em>Prevotella</em>, conocidas por producir compuestos beneficiosos como los ácidos grasos de cadena corta. </p></li>
<li><p>La <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33671569/">dieta occidentalizada</a>, vinculada al aumento de enfermedades crónicas y la obesidad, se acompaña por un elevado consumo de calorías, grasas no saludables, azúcares refinados, sal, alcohol y otros elementos poco saludables. Estas ingestas pueden reducir la diversidad bacteriana a nivel intestinal y favorecer a ciertas especies de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31528245/"><em>Clostridium</em></a> que acarrean problemas intestinales, inflamación e infecciones. </p></li>
</ul>
<p>Como consecuencia del impacto de la dieta sobre la composición fecal, son recomendables los patrones alimentarios que incluyan fibra dietética, vitaminas, minerales y componentes bioactivos. Estas pautas se asocian con una microbiota intestinal más saludable y una mayor abundancia de bacterias benéficas. </p>
<p>Al contrario, consumir demasiados azúcares refinados, grasas saturadas, productos lácteos y alimentos ultraprocesados empobrecería la diversidad y la cantidad de microorganismos provechosos. Esos malos hábitos también se han vinculado, como un posible agente de la microbiota alterada, con trastornos del sistema inmune, el aumento de la grasa corporal y enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer. </p>
<h2>Una valiosa herramienta</h2>
<p>En definitiva, identificar componentes microbianos como biomarcadores puede ser esencial para evaluar la ingesta alimentaria, monitorizar dolencias y planificar dietas personalizadas. Es una herramienta útil que permite abordar una <a href="https://www.food.imdea.org/precision-nutrition-programs">nutrición de precisión</a> y un enfoque más efectivo en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.</p>
<p>En ese contexto, el estudio Dietary Deal, financiado por la UE, y el proyecto METAINFLAMACIÓN, financiado por la Comunidad de Madrid, intentan identificar nuevos biomarcadores para evaluar el seguimiento y efectividad de los tratamientos dietéticos, y determinar el papel de la microbiota como causa o consecuencia de la salud y la enfermedad. </p>
<p>Porque, parafraseando la famosa máxima, nuestros microbios son (también) lo que comemos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213277/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Amanda Cuevas Sierra recibe fondos del Instituto Carlos III de Salud (ayudas postdoctorales Sara Borrell) </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Alfredo Martínez Hernández, Daniel de Luis Roman y Lourdes Mariell Chero Sandoval no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Lo que comemos hace proliferar ciertas bacterias intestinales y reduce la presencia de otras. Esta “firma microbiana” puede usarse como referencia para prevenir y tratar enfermedades a través de la alimentación.Lourdes Mariell Chero Sandoval, Biologist / PhD Student in Health Sciences Research, Universidad de ValladolidAlfredo Martínez Hernández, Director de Precision Nutrition and Cardiometabolic Health Research Program y Cardiometabolic Nutrition Group, IMDEA ALIMENTACIÓNAmanda Cuevas Sierra, Postdoctoral researcher, IMDEA ALIMENTACIÓNDaniel de Luis Roman, Catedrático de Endocrinologia y Nutrición, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2104702023-09-28T11:29:02Z2023-09-28T11:29:02ZLa mejor dieta para cuidar nuestro corazón<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/548237/original/file-20230914-29-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=754%2C125%2C5236%2C3835&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/healthy-food-heart-on-green-background-1660787551">Helena Nechaeva/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cada año, <a href="https://www.paho.org/es/campanas/dia-mundial-corazon-2022">el Día Mundial del Corazón</a> nos recuerda que debemos cuidar de este órgano fundamental para la vida. De apenas 300 gramos de peso, bombea cinco litros de sangre por minuto. Esta sangre lleva los nutrientes y recoge los desechos de una actividad diaria frenética.</p>
<p>Los trastornos que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, las llamadas <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK535419/#:%7E:text=Cardiovascular%20disease%2C%20also%20known%20as,PAD">enfermedades cardiovasculares</a>, son la <a href="https://www.who.int/es/health-topics/cardiovascular-diseases#tab=tab_1">principal causa de mortalidad</a> en todo el mundo. Se cobran 17,9 millones de vidas al año.</p>
<p>Entre las numerosas patologías clasificadas <a href="https://www.who.int/es/health-topics/cardiovascular-diseases#tab=tab_1">en este grupo de dolencias</a>, las más mortales son la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares. Los <a href="https://www.who.int/es/health-topics/cardiovascular-diseases#tab=tab_1">principales factores de riesgo</a> modificables son la inactividad física, el consumo de tabaco y el alcohol y el tema que aquí nos ocupa, las dietas poco saludables. El <a href="https://www.bmj.com/content/364/bmj.l1042">sobrepeso y la obesidad</a> también suponen un riesgo.</p>
<h2>Placas fatídicas en los vasos sanguíneos</h2>
<p>La <a href="https://www.msdmanuals.com/es/professional/trastornos-cardiovasculares/arteriosclerosis/aterosclerosis">aterosclerosis</a>, la hipertensión y la diabetes están detrás de la mayoría de las enfermedades cardiovasculares. La primera es el proceso por el cual se forman placas de ateroma en los vasos sanguíneos, compuestas de grasa, tejido conectivo, células y calcio. Dichas placas se acumulan debajo de la capa que recubre los vasos sanguíneos y, una vez formadas, resultan difíciles de eliminar.</p>
<p>Con el tiempo, estas formaciones pueden crecer y estrechar los vasos, obstruyendo el flujo sanguíneo. Así surge el riesgo de que se rompan o que se generen coágulos, con consecuencias potencialmente fatales.</p>
<p>¿Podemos hacer algo para evitar que aparezcan las placas de ateroma? Sí, mucho. Tomar la menor cantidad posible de <a href="https://www.who.int/publications-detail-redirect/9789240061668">grasas saturadas y grasas trans</a> es un buen comienzo. Con esto reducimos el riesgo de enfermedad coronaria y mortalidad.</p>
<p>Las grasas trans están en todos aquellos alimentos procesados que llevan aceites o grasas parcialmente hidrogenados. Los podemos detectar consultando la lista de ingredientes. Suelen ser productos de bollería o precocinados de baja calidad.</p>
<p>Por su parte, las grasas saturadas las encontramos en carne, lácteos, chocolates, salsas, aceite de coco o de palma. Por esta razón se recomienda disminuir el consumo de carne, especialmente las rojas y las procesadas, y los lácteos enteros (incluido el queso). En cuanto al resto de alimentos en esa lista, mejor eliminarlos de nuestra dieta.</p>
<h2>Contra la hipertensión, menos sal y más potasio</h2>
<p>La probabilidad de muerte por enfermedad cardiovascular aumenta con una <a href="https://medlineplus.gov/spanish/highbloodpressure.html">presión arterial</a> elevada. Mayor consumo de sal y menor consumo de potasio están asociados con <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0735109719386929?via%3Dihub">más riesgo de sufrir hipertensión</a> y <a href="https://www.nejm.org/doi/pdf/10.1056/NEJMoa2109794?articleTools=true">problemas cardiovasculares</a>.</p>
<p>Deberíamos <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK519328/">reducir a la mitad la sal</a> que tomamos, que no es solo la que añadimos a la comida. De hecho, la mayoría proviene de los <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/13/10/3410">alimentos procesados</a>. Está incluso en productos dulces.</p>
<p>Los alimentos procesados que más sal contienen son las salazones, los embutidos, las salsas y los aperitivos. Pero también hay mucha en alimentos tan consumidos como el pan o el queso.</p>
<p><a href="https://www.nejm.org/doi/pdf/10.1056/NEJMoa2109794?articleTools=true">El aumento en la ingesta de potasio</a> puede ayudar a disminuir la presión arterial y, como consecuencia, reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular. Este mineral se encuentra principalmente en <a href="https://badali.umh.es/articulo-declaracion-nutricional/35/con-potasio">alimentos</a> naturales como frutas, verduras, legumbres y frutos secos.</p>
<h2>Los verdaderos beneficios de la fibra</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/548238/original/file-20230914-25-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/548238/original/file-20230914-25-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/548238/original/file-20230914-25-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=588&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/548238/original/file-20230914-25-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=588&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/548238/original/file-20230914-25-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=588&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/548238/original/file-20230914-25-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=738&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/548238/original/file-20230914-25-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=738&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/548238/original/file-20230914-25-b7q2cq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=738&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Las legumbres contienen más fibra que cualquier otro alimento.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/BJXiSrrCvA8">Süheyl Burak/Unsplash</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La <a href="https://theconversation.com/la-fibra-no-es-magica-pero-si-saludable-sobre-todo-en-confinamiento-133721">fibra</a> tiene numerosos efectos beneficiosos para nosotros, aunque no tan milagrosos como nos hacen creer las campañas de publicidad. Lo cierto es que las personas que más toman este nutriente tienen <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(18)31809-9/fulltext">menor riesgo</a> de mortalidad por cualquier causa, incluida por enfermedad cardiovascular, incidencia de enfermedad coronaria, infarto y fallecimiento por infarto.</p>
<p>Podemos encontrar fibra en <a href="https://badali.umh.es/articulo-declaracion-nutricional/34/con-fibra">alimentos</a> de origen vegetal, y siempre es mejor tomarla de alimentos naturales. Las legumbres son las que más contienen, seguidas de cereales integrales, frutos secos, frutas y verduras.</p>
<h2>Otros alimentos cardiosaludables</h2>
<p>En cuanto a otros componentes de la dieta, un amplio <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2161831322013126">trabajo</a> reciente ha revisado muchos estudios en los que relaciona los diferentes tipos de alimentos con el riesgo de muerte por causas cardiovasculares.</p>
<p>Los resultados muestran que las personas que tomaron gran cantidad de cereales integrales, frutas, verduras y frutos secos durante un largo tiempo tenían menor riesgo de muerte por causas cardiovasculares.</p>
<p>Por cada 10 gramos de más de cereales integrales que las personas comían al día, el riesgo disminuía un 4 %. Por el contrario, la ingesta de carne roja o procesada suponía aumentarlo: un 1.8 % más por cada 10 gramos que añadían a su dieta diaria.</p>
<h2>Viva la dieta mediterránea</h2>
<p>En 2013 se publicó un artículo que dio la vuelta al mundo y puso en primer plano los beneficios de la <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmoa1800389">dieta mediterránea</a>. Hasta ese momento, tenían poca credibilidad.</p>
<p>Este trabajo se llevó a cabo en España en personas mayores con alto riesgo cardiovascular. La conclusión fue que seguir este tipo de alimentación protegía frente al riesgo de problemas cardiacos.</p>
<p>La dieta mediterránea incluye un consumo elevado de frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescado y aceite de oliva virgen. Por el contrario, limita mucho la ingesta de carnes rojas y procesadas, bebidas carbonatadas y/o azucaradas, repostería comercial y grasas que no sean aceite de oliva.</p>
<h2>Cuestión de hábitos saludables</h2>
<p>Podemos hacer mucho para reducir el riesgo de que nuestro corazón enferme. Mejorar nuestra alimentación es fundamental y para ello debemos centrarnos en alimentos naturales como los cereales integrales, frutas, verduras, legumbres, frutos secos y, como principal grasa, el aceite de oliva virgen.</p>
<p>Evitar el alcohol, dejar de fumar y realizar diariamente <a href="https://journals.lww.com/acsm-msse/fulltext/2019/06000/physical_activity,_all_cause_and_cardiovascular.22.aspx">actividad física</a> son los otros hábitos que nos ayudan a cuidar de nuestro corazón.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210470/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La mala dieta es un importante factor de riesgo para desarrollar una enfermedad cardiovascular. Evitar ciertos alimentos e incluir otros (frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva…) nos ayudará mantener un corazón sano y en plena forma.Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezMarta Beltrá García-Calvo, Profesora de Nutrición y Bromatología. Colaboradora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezSilvia Guillén García, Cardiologa, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2132912023-09-26T18:45:59Z2023-09-26T18:45:59ZComer gambas, champiñones o insectos ayuda a hacer la digestión, pero ¿es necesario?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/549985/original/file-20230925-25-778pgq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=278%2C64%2C5875%2C4009&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/spanish-style-shrimp-oil-ajillo-1764989366">norikko/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Casi todos hemos escuchado eso de que conviene tomar mucha fibra. Tradicionalmente se recomienda la fibra procedente de legumbres, frutas y verduras. Sin embargo, un <a href="https://medicine.wustl.edu/news/fiber-from-crustaceans-insects-mushrooms-engages-immune-system-to-promote-digestion/">estudio reciente</a> subraya los beneficios de consumir asiduamente crustáceos, insectos y champiñones para mejorar las digestiones, aprovechando la fibra que contienen. ¿De verdad aportan algo diferente?</p>
<h2>¿Qué es la fibra alimentaria?</h2>
<p>Empecemos por aclarar qué es y qué hace exactamente la fibra en nuestro organismo.</p>
<p>Una posible definición de la <a href="https://europepmc.org/article/med/10548024">fibra alimentaria</a> sería el conjunto de carbohidratos que forman parte de los alimentos y, aunque no pueden ser hidrolizados por las enzimas digestivas de nuestro cuerpo, sufren una fermentación parcial en el microbioma del intestino y el colon. Este material glucídico e indigerible por nuestro cuerpo <a href="https://www.eufic.org/en/whats-in-food/article/what-is-dietary-fibre-and-is-it-beneficial">abunda en las plantas, incluyendo verduras, semillas y frutas</a>. </p>
<p>Dentro de esta fibra alimentaria se han distinguido dos grandes grupos: la fibra insoluble y la soluble. </p>
<ul>
<li><p>La <strong>fibra insoluble</strong> es la que está formada por grandes polisacáridos como celulosa o almidón, resistentes a la digestión. Estos polisacáridos retienen poca agua y son poco fermentables por los microorganismos del intestino, aunque son los más populares. Cumplen una función importante evitando que las heces se adhieran a la pared intestinal y disminuyendo su consistencia, lo que mejora el tránsito intestinal. </p></li>
<li><p>La <strong>fibra soluble</strong>, está formada por otros componentes también indigeribles como inulina, pectinas, gomas o pequeñas cadenas de azúcares que mantienen atrapadas muchas moléculas de agua. Esa capacidad hace que aumenten el volumen de las heces y disminuyan su consistencia, lo que evita el estreñimiento y favorece el tránsito intestinal. </p></li>
</ul>
<h2>Efectos de la fibra alimentaria para la salud.</h2>
<p>El hecho de que se ingieran sustancias que nuestras enzimas digestivas no pueden digerir y que ayudan a mantener las heces hidratadas y menos duras produce muchos efectos beneficiosos. </p>
<p>Estos efectos incluyen evitar el estreñimiento, <a href="https://www.niddk.nih.gov/health-information/informacion-de-la-salud/enfermedades-digestivas/diverticulosis-diverticulitis#:%7E:text=La%20diverticulosis%20es%20una%20afecci%C3%B3n,esta%20afecci%C3%B3n%20como%20enfermedad%20diverticular.">la diverticulosis o formación de protuberancias en el tubo digestivo</a> que pueden inflamarse llegando a producir diverticulitis. Y al disminuir el tiempo en el que las heces y su contenido pueden afectar a las células del epitelio que reviste el intestino, también previenen la aparición de cáncer de colon o de recto. </p>
<p>Otra ventaja interesante de consumir fibra es que reduce la incorporación de azúcares como <a href="https://foodandnutritionresearch.net/index.php/fnr/article/view/544">la glucosa al torrente sanguíneo</a>, a la vez que disminuye la incorporación de <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/11/5/1155">colesterol o triglicéridos a la sangre</a>. Dos consecuencias clave en un momento en que la diabetes, la obesidad y el síndrome metabólico están a la orden del día. </p>
<h2>¿Sólo hay fibra alimentaria en las plantas?</h2>
<p>Recientemente se ha puesto el foco en otras fuentes de polímeros de azúcares indigeribles por nuestras enzimas digestivas que pueden ser considerados como fibra alimenticia y que se encuentran tanto en hongos como en animales como los crustáceos o los insectos. </p>
<p>Si atendemos a la definición de que la fibra alimentaria, la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Quitina">quitina</a>, presente en la pared celular de los hongos y en el exoesqueleto de los artrópodos, es un polímero de glucosas que no puede ser degradada por nuestras enzimas intestinales y <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/19490976.2020.1810530">que puede ser utilizada por las bacterias en procesos metabólicos</a>. </p>
<p>Un reciente estudio indica que <a href="https://medicine.wustl.edu/news/fiber-from-crustaceans-insects-mushrooms-engages-immune-system-to-promote-digestion/">comer crustáceos, insectos y champiñones puede ayudar a hacer mejor la digestión</a>. Esta supuesta ayuda se debe a que estos alimentos contienen cantidades importantes de quitina, que actúa como fibra nutricional. Pero nada más allá de esta propiedad. </p>
<p>Otros estudios han demostrado que la combinación de <a href="https://www.nature.com/articles/s43016-023-00728-7">quitina y de ácidos grasos omega-3</a> induce cambios en la composición de la microbiota y posiblemente efectos positivos en la salud humana. E incluso se ha establecido que la ingesta de quitina podría ayudar a pacientes con problemas cardiovasculares a <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-022-12920-z">controlar los niveles de glucosa en sangre tras las comidas</a>. </p>
<p>Por ahora la literatura científica no ha aportado nada que nos haga pensar que la ingesta del exoesqueleto de crustáceos e insectos, o de hongos, como fuente de fibra alimenticia sea más sana o más efectiva que la fibra procedente de verduras, frutas o semillas. Por tanto, podríamos considerar a estos organismos como una fuente más de fibra, <a href="https://www.mdpi.com/1422-0067/23/12/6761">con efectos prebióticos, ya que modifica la población bacteriana en el intestino</a> pero sin ninguna propiedad extraordinaria frente a otras fibras de origen vegetal.</p>
<p>En cuestión de nutrición, existen miles de fórmulas que se proponen como “saludables”. No obstante, los beneficios de una buena nutrición no dependen de un solo elemento sino del equilibrio de alimentos, de los componentes que necesitamos para las funciones de nuestras células y órganos y de los que producen efectos positivos sobre la salud. </p>
<p>Con una alimentación variada y y rica en verdura, frutas y semillas, los suplementos alimenticios procedentes de insectos, crustáceos u hongos son innecesarios.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213291/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Guillermo López Lluch es miembro de la Sociedad Española de Biología Celular, la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, la Society for Free Radical Research y presidente de la International Coenzyme Q10 Association. Las investigaciones realizadas por el autor están financiadas por fondos públicos provenientes del Gobierno de España o del Gobierno Autonómico de Andalucía</span></em></p>Un reciente estudio indica que comer crustáceos, insectos y champiñones puede ayudar a hacer mejor la digestión Se debe a que estos alimentos contienen cantidades importantes de quitina, que actúa como fibra alimentaria.Guillermo López Lluch, Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2082082023-09-04T17:58:58Z2023-09-04T17:58:58Z¿Comemos con los ojos? Ver fotografías de alimentos también puede producir saciedad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/544222/original/file-20230823-19-df2rt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=296%2C89%2C5694%2C3898&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/photo-shooting-food-on-mobile-phone-2160915375">Rinik/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Actualmente, uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad es la obesidad, que ha adquirido tintes de epidemia: <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34906346/">se estima que 650 millones</a> personas están afectadas a nivel mundial. Uno de los principales motivos es que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35879462">consumimos más calorías de las que necesitamos</a>. Y buena parte de ellas proceden de alimentos poco saludables, a los que es difícil resistirse.</p>
<h2>Comer por comer</h2>
<p>De hecho, cada vez más gente basa su alimentación en el placer que le produce, y no por necesidad fisiológica. Este fenómeno, que se conoce como hambre o apetito hedónico, sucede cuando el deleite generado por la comida sobrepasa la sensación de saciedad, provocando un gran estimulo del apetito –a veces compulsivo– que altera nuestras conductas alimentarias. Además, se sabe que <a href="https://theconversation.com/no-es-falta-de-voluntad-nuestra-predisposicion-a-almacenar-energia-es-la-principal-culpable-de-la-obesidad-210307">los alimentos ricos en grasas y azúcares potencian este mecanismo</a>. </p>
<p>El hambre se define como el ansia o la necesidad urgente de comer. Sin embargo, la regulación del apetito y el comportamiento alimentario es un proceso muy complejo donde interaccionan dos tipos de factores: internos, controlados por señales hormonales y moleculares del intestino, el tejido adiposo o el <a href="https://theconversation.com/lo-que-pensamos-y-sentimos-afecta-a-la-microbiota-y-viceversa-192960">eje cerebro-intestino</a>; y externos, basados principalmente en el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/4886532/">aprendizaje</a> producido por las señales generadas al ingerir el alimento. </p>
<p>En este segundo caso intervienen elementos tanto emocionales, culturales y sociales como la pura búsqueda de placer. Sentimos <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29226823/">un gozo subjetivo al comer</a>: disfrutamos con la presentación de un plato, un aroma o una textura. Incluso nos agradan los colores que vemos o los sonidos que produce su ingesta. Las <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-endocrinologia-diabetes-nutricion-13-articulo-influencia-multisensorial-sobre-conducta-alimentaria-S2530016417302537">percepciones sensoriales</a> van a reforzar ese placer, aumentando la probabilidad de repetir. </p>
<h2>Hambre a la vista</h2>
<p>El sentido de la vista participa directamente en este mecanismo. Se sabe que mirar una comida o su fotografía es suficiente <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18045735/">para iniciar el proceso fisiológico de la alimentación</a>: aumenta la salivación, activa la secreción de ácido gástrico, bilis y enzimas digestivas e incluso fomenta la liberación de hormonas como la insulina, la colecistoquinina o la grelina a la sangre. Pero ante todo, desata el deseo por llevarse el manjar a la boca. </p>
<p>En definitiva, lo que percibimos por los ojos, aunque sea solo su representación, influye directamente en nuestra conducta alimentaria. De hecho, un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26644270/">reciente metaanálisis</a> concluyó que la exposición a las señales visuales de la comida tiene los mismos efectos efectos que la comida real o los estímulos olfativos. </p>
<p>En esta misma línea, varios estudios han demostrado cómo percibir imágenes de alimentos –incluyendo la forma, color, tamaño de la porción y presentación– activa las áreas del cerebro involucradas en la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15703257/">percepción del gusto y el procesamiento de recompensas</a>, afectando directamente a la regulación del <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29226823/">apetito y la saciedad</a>.</p>
<h2>Dese un atracón (solo) digital</h2>
<p>Internet, y especialmente las redes sociales, ponen constantemente delante de nuestros ojos imágenes de platos muy apetitosos y con apariencia impecable. Y esto, unido a la facilidad actual de acceso a la comida, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26791177/">podría estar agravando los problemas de la obesidad</a> a los que nos enfrentamos. </p>
<p>Pero este bombardeo también podría convertirse en un aliado para controlar la conducta alimentaria, como han demostrado <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36528255/">Tjark Andersen y sus colaboradores</a>. <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26432045/">Algunos autores</a> incluso han sugerido de manera preliminar que el consumo de retratos de alimentos aumenta la saciedad. ¿Cómo es esto posible? </p>
<p>Piense en un alimento que le apetezca mucho, busque fotos de él en internet y, mientras las mira, imagine que se lo come. Así engañará al cerebro al estimular las mismas áreas que se activarían con, pongamos, una chocolatina real.</p>
<p>Estas son las conclusiones <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36528255">de un estudio reciente</a>, según el cual ver imágenes repetidas (unas treinta veces) e imaginar un alimento aumenta la saciedad y reduce el deseo de ser consumido cuando se compara con la experiencia de los participantes que visualizaron la foto solamente tres veces. Experimentos anteriores <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21148388/">apuntaban en la misma dirección</a>.</p>
<p>En definitiva, y a la espera de nuevos estudios que lo ratifiquen, podríamos hallarnos ante una novedosa estrategia dietética con impacto positivo a largo plazo sobre el control del peso y las conductas alimentarias. Entonces, la expresión “comer con los ojos” dejaría de ser una simple metáfora.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208208/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El simple hecho de mirar imágenes de comida nos abre el apetito y activa los resortes fisiológicos de la ingesta, pero, como sugieren recientes estudios, también podría quitarnos las ganas de comer.Sofía Pérez Calahorra, Doctora en Ciencias de la salud. Profesora en Grado de Enfermería. Investigadora postdoctoral IIS Aragón y Universidad de Zaragoza., Universidad de ZaragozaCarmen Rodrigo Carbó, Investigadora predoctoral grupo dislipemias primarias, Universidad de ZaragozaItziar Lamiquiz Moneo, Profesor ayudante doctor de Neuroanatomia e investigador de la unidad de lípidos del Miguel Servet , Universidad de ZaragozaRocío Mateo Gallego, Profesora en el Grado de Nutrición H. y Dietética (Dpto. de Enfermería y Fisiatría), Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2082282023-09-03T20:26:48Z2023-09-03T20:26:48ZAlternativas vegetales a los alimentos de origen animal: ¿de verdad son más saludables?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/543958/original/file-20230822-1307-4cw6c3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=260%2C100%2C5338%2C3371&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/vegan-lentil-burgers-kale-tomato-sauce-1239647563">Nina Firsova/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cada vez más personas <a href="https://theconversation.com/la-dieta-de-los-europeos-se-vuelve-verde-nuevos-desafios-de-la-industria-alimentaria-192644">siguen dietas más o menos vegetarianas</a>, motivadas por el bienestar animal, el medio ambiente o la propia salud. Esta tendencia en alza se ha traducido en un aumento de la oferta de alimentos alternativos vegetales a los productos de origen animal.</p>
<p>En la actualidad, la evidencia científica no es suficiente para determinar si dichas imitaciones presentan beneficios nutricionales respecto a los originales. Especialmente porque existe una gran variación en el contenido de nutrientes entre ambas opciones.</p>
<h2>Un estudio exhaustivo</h2>
<p>Para ahondar en la cuestión, un equipo de investigadores de la Universitat Rovira i Virgili, el <a href="https://www.iispv.cat/es/">Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili</a> y la red <a href="https://www.ciberobn.es/">CIBERobn</a> del Instituto de Salud Carlos III <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0963996923004027">hemos comparado</a> 922 alimentos alternativos vegetales con sus homólogos de origen animal. </p>
<p>El análisis se centró en cinco categorías de productos (queso, leche y otros lácteos, huevos, pescado y carne) y tuvo en cuenta dos características: el perfil nutricional y su grado de procesamiento. El primero se valoró con el algoritmo <a href="https://theconversation.com/es/topics/nutri-score-68228">del sistema de etiquetado Nutri-Score</a>, mientras que para medir el grado de procesamiento industrial usamos la <a href="https://theconversation.com/pistas-clave-para-reconocer-un-alimento-ultraprocesado-193313">clasificación NOVA</a>. En su categoría NOVA 4, entrarían los alimentos ultraprocesados.</p>
<h2>Pros y contras de las alternativas vegetales</h2>
<p>Nuestro estudio ha demostrado que las alternativas vegetales tienen, en general, un buen perfil nutricional. Pero comparadas con sus homólogos de origen animal, también incluyen una cantidad significativamente superior de azúcar, sal y fibra. Además, las imitaciones del pescado y la carne presentan un menor contenido de proteínas y <a href="https://theconversation.com/omega-3-cuanto-hay-que-tomar-y-que-alimentos-son-los-mejores-para-obtenerlo-200478">ácidos grasos saturados</a>.</p>
<p>En cuanto a la calidad nutricional, un 68 % de los análogos se clasificaron dentro de las categorías más altas del Nutri-Score (A y B), mientras que solo el 43 % de los alimentos procesados animales obtuvieron la misma puntuación. No obstante, al analizar los productos de origen animal no procesados, un 75 % merecieron esa calificación. De hecho, el queso, la carne y el pescado se revelaron más saludables que sus alternativas vegetales. </p>
<p>Si nos fijamos en las valoraciones menos saludables del Nutri-Score (letras D y E), veremos que el 17 % de las alternativas vegetales, el 35 % de los procesados animales y el 13 % de los alimentos de origen animal no procesados encajan en esa categoría. </p>
<h2>Aunque el ultraprocesado se vista de seda…</h2>
<p>Respecto al nivel de procesamiento, observamos una marcada diferencia: mientras que el 72 % de los productos procesados de origen animal merecen la calificación de ultraprocesados, solo el 37 % de las imitaciones vegetales reúnen los criterios para considerarlos así.</p>
<p>Es cierto que la industria ha intentado mejorar la calidad nutricional de los alimentos vegetales alternativos respecto a sus homólogos, pero siguen presentes en las estanterías muchos ultraprocesados, con las consecuencias que ello pueda acarrear. </p>
<p>Por ejemplo, aunque una hamburguesa vegetal presenta mejor perfil nutricional que la hamburguesa de carne, ambas son comidas ultraprocesadas. En cambio, si comparamos esas hamburguesas vegetales con un corte de carne fresca, las primeras presentan menos contenido de proteína y una cantidad mayor de sal y azúcar. Esto quiere decir que cualquier alternativa a la carne fresca puede ser menos saludables si es ultraprocesada.</p>
<p>Así pues, a la hora de elegir un producto no solo hay que tener cuenta el contenido nutricional que detalla la etiqueta, sino que también debemos examinar la lista de ingredientes –aditivos, sal y azúcar– para determinar su grado de procesamiento.</p>
<p>En conclusión: dado el elevado grado de procesamiento industrial y el perfil nutricional variable, las alternativas vegetales requieren una evaluación de ambas dimensiones para conocer exactamente su posible impacto sobre la salud.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208228/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Según una investigación realizada por los autores de este artículo, las alternativas vegetales no siempre son preferibles a sus homólogos de origen animal.Nancy Babio, Associate professor and Vice-Dean responsible for the Human Nutrition and Dietetics Degree at Rovira i Virgili University. Catalonia, Spain., Universitat Rovira i VirgiliJordi Salas-Salvadó, Catedrático Distinguido de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira i Virgili, Universitat Rovira i VirgiliSara de las Heras Delgado, Investigadora pre-doctoral - Dietista nutricionista, Universitat Rovira i VirgiliLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2122852023-08-31T18:53:59Z2023-08-31T18:53:59Z¿Son más saludables los alimentos “ricos en fibra” que venden en los supermercados?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/545586/original/file-20230830-15-32gbd7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C16%2C2687%2C1790&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/beautiful-young-woman-shopping-cereal-bulk-285807476">Vladyslav Starozhylov/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Elegir un producto de entre todos los que abarrotan los lineales de los supermercados puede ser difícil. El color, las imágenes y cualquier texto que figura en los envases influye en la decisión. Destacar la presencia o ausencia de uno o varios nutrientes en un producto es una de las maneras de llamar nuestra atención (rico en fibra, sin grasa, etc).</p>
<p>Estos reclamos se denominan <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0950329322001094">declaraciones nutricionales</a> e influyen en nuestra percepción de los alimentos y en la decisión de compra. La creencia de que un alimento con declaraciones nutricionales es saludable, o mejor que uno que no las lleva, puede ser una forma de decantar la balanza.</p>
<h2>En busca de la verdad tras los reclamos publicitarios</h2>
<p>La <a href="https://theconversation.com/es/topics/fibra-99647">fibra</a> es uno de los nutrientes más utilizados en estos reclamos y, al margen de sus beneficios demostrados, está rodeada de todo un imaginario que le atribuye muchas otras virtudes. Esto viene provocado por numerosas campañas de publicidad dirigidas, mayoritariamente, a las mujeres. Ya sea con vientres planos, cuerpos esbeltos o de muchas otras formas, nosotras somos su principal objetivo.</p>
<p>Los <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/12/10/2943">productos hechos de cereales</a> (cereales de desayuno, pan, galletas, etc.) son los que más utilizan los reclamos sobre la fibra para llamar nuestra atención. Curiosamente, también los usan muchos sustitutos veganos de carne, probablemente como valor añadido frente a esta, que nunca contiene dicho nutriente.</p>
<p>En este punto, la pregunta es obvia. ¿Son realmente saludables todos esos productos que hacen declaraciones sobre la fibra? ¿Resultan mejores que los que no las anuncian? Para responder a estas preguntas, los autores de este artículo hemos llevado a cabo <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/15/16/3656">un estudio</a>.</p>
<h2>Ricos en fibra sí, pero también en sal, grasa y azúcares libres</h2>
<p>Pero antes que nada, expliquemos brevemente cómo hicimos esta investigación. Para calificar un producto como saludable no vale con que algún experto lo diga, sino que hay que aplicar criterios validados. Uno de los más sencillos es el <a href="https://www.paho.org/es/perfil-de-nutrientes">modelo de perfil de nutrientes</a> de la Organización Panamericana de la Salud y de la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud en las Américas.</p>
<p>Además, para llegar a conclusiones válidas, es necesario analizar muchos productos de cada tipo. Pues bien, al aplicar esos criterios a más de 2 300 productos a la venta en España, los resultados fueron sorprendentes. Cerca del 90 % de los alimentos analizados que hacen reclamos sobre la fibra no son saludables porque tienen mucha sal, grasa, <a href="https://theconversation.com/es-malo-el-azucar-todo-depende-de-sus-apellidos-134490">azúcares libres</a>, grasas saturadas o llevan <a href="https://theconversation.com/sustituir-el-azucar-por-edulcorante-no-es-tan-bueno-para-la-salud-como-parece-186306">edulcorantes</a>.</p>
<p>Con semejante proporción de opciones insanas, podría parecer innecesario compararlos con los que no hacen declaraciones sobre la fibra. Sin embargo, merece la pena fijarnos en los nutrientes de manera individual.</p>
<h2>Beneficios irrelevantes</h2>
<p>Para comparar nutricionalmente esos dos tipos de productos es necesaria la estadística. Esta determina si las diferencias encontradas son reales (significativas) o son producto del azar. Así, aplicando test estadísticos, encontramos muchas distinciones significativas entre los productos con reclamos sobre la fibra y los que no los hacen.</p>
<p>Sin embargo, aquí es necesaria una vuelta de tuerca más. Aunque las diferencias sean significativas, su importancia nutricional puede resultar escasa. Por ejemplo, las galletas con declaraciones sobre la fibra aportan 18 kcal menos por cada 100 gramos que las otras, lo que no va a tener efecto en la dieta de las personas que las consuman.</p>
<p>Que los cereales de desayuno “ricos en fibra” contengan un 15 % más de proteínas tampoco mejorará nutricionalmente sus vidas. Por lo tanto, se hace necesario un criterio extra, que es el que figura en el <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:02006R1924-20141213">reglamento de la Comisión Europea sobre las declaraciones nutricionales</a>. Aquí se indica que el cambio debe ser al menos del 30 % para cualquier nutriente, excepto del 25 % para la sal.</p>
<p>Al aplicarlo, las diferencias entre productos con reclamos sobre la fibra y los que no los llevan son escasas. La más importante es que todos los tipos de alimentos analizados tienen más fibra. Esto se debe a que utilizan más cereales integrales y otros compuestos específicos (distintos tipos de fibra, inulina, celulosa, hemicelulosa, gomas, mucílagos, etc.).</p>
<p>Apenas hay cuatro cambios más con relevancia. Dos de ellos apuntan hacia una mejora nutricional: las galletas y el pan tostado y productos similares tienen menos grasas saturadas. Sin embargo, los otros dos señalan hacia un empeoramiento: el pan industrial y los sustitutos de carne contienen más grasa.</p>
<h2>Atentos a los nutrientes que realmente importan</h2>
<p>Sabemos que los reclamos que destacan algún nutriente afectan a nuestra percepción de los alimentos. Así, las declaraciones sobre la fibra nos pueden hacer creer que esos productos son mejores que el resto. Tras analizar un montón de ellos, nuestra conclusión es que, más allá de la fibra, ni son mejores, ni son saludables.</p>
<p>Por lo tanto, aunque nos suponga un mayor esfuerzo, debemos consultar la tabla nutricional y los ingredientes. De esta forma podremos centrar nuestra atención en lo que realmente importa: las grasas, las grasas saturadas, los azúcares y la sal. Intentar elegir aquellos productos con el menor contenido de estos nutrientes debe ser nuestro objetivo.</p>
<p>Si queremos fibra, es preferible comer frutas, verduras, legumbres, pastas y panes integrales. Nos aportarán este y otros muchos nutrientes esenciales para nosotros.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/212285/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Asociamos la fibra con salud y no nos equivocamos. Por eso muchos alimentos procesados proclaman a los cuatro vientos que la contienen. Esto nos lleva a pensar que los productos en los que se destaca la presencia de este nutriente son saludables. ¿Estamos en lo cierto?Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezFernando Borrás Rocher, Profesor Bioestadística Facultad Medicina, Universidad Miguel HernándezMarta Beltrá García-Calvo, Profesora de Nutrición y Bromatología. Colaboradora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2106482023-08-29T18:18:58Z2023-08-29T18:18:58ZLos frutos secos, deliciosos aliados para combatir el deterioro cognitivo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/545264/original/file-20230829-22-leafl0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=12%2C0%2C2683%2C1794&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mixed-nuts-on-old-wooden-background-234628198">Maya Kruchankova/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La función cognitiva es como el “poder” que tenemos en nuestro cerebro. Nos permite realizar adecuadamente todas las actividades, desde las más básicas a las más complicadas, de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, ¿recuerda el nombre del primer libro que leyó? Eso es la memoria en acción. ¿Ha conseguido concentrarse en sus clases de matemáticas o en una película emocionante? La atención funciona entonces para que podamos poner el foco en lo que importa. Cuando miramos algo y entendemos qué es, sale a escena la percepción. Y cuando hacemos planes, tomamos decisiones o resolvemos problemas, nuestras funciones ejecutivas están trabajando duro para ayudarnos. </p>
<h2>Deterioro cognitivo y demencia, un mal universal</h2>
<p>El problema es que la población envejece cada vez más y el deterioro cognitivo –el empeoramiento progresivo de las funciones cognitivas– se ha convertido en un desafío importante para la salud pública. En ocasiones, es una parte normal del proceso de envejecimiento, pero un declive más rápido de lo normal puede advertirnos de una enfermedad más seria, como la <a href="https://theconversation.com/es/topics/demencia-61237">demencia</a>. </p>
<p>La demencia es el resultado de diversas dolencias y lesiones que afectan el cerebro, como la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común (60-70 % de los casos). Actualmente, <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dementia#:%7E:text=Actualmente%2C%20m%C3%A1s%20de%2055%20millones,lesiones%20que%20afectan%20el%20cerebro">más de 55 millones de personas padecen demencia en todo el mundo</a>, y cada año hay casi 10 millones de casos nuevos. </p>
<p>Todas las medidas preventivas para frenar o atenuar el declive de las facultades cognitivas a medida que cumplimos años son insuficientes, y en este afán puede desempeñar <a href="https://theconversation.com/como-evitar-que-el-cerebro-envejezca-demasiado-rapido-142008">un papel importante la alimentación</a>.</p>
<h2>Evidencias científicas sobre el poder de los frutos secos</h2>
<p>Nueces, almendras, avellanas, pistachos, cacahuetes y macadamias, entre otros frutos secos, <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/13/9/3269">ya eran reconocidos</a> por sus propiedades cardiovasculares y su capacidad para reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, hipertensión, hipercolesterolemia y enfermedades del corazón. En las últimas décadas, su consumo también ha sido objeto de creciente interés <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/15/4/1000">en relación con la salud cerebral</a>.</p>
<p>Así, en un estudio publicado recientemente en <a href="https://ajcn.nutrition.org/article/S0002-9165(23)65960-X/fulltext"><em>The American Journal of Clinical Nutrition</em></a>, un grupo de investigadores examinamos la asociación entre el consumo de frutos secos y la función cognitiva en 6 630 adultos mayores con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, durante un periodo de dos años. </p>
<p>Los resultados mostraron que quienes comían este grupo de alimentos con frecuencia (tres o más raciones por semana, considerando que una ración son 30 gramos) presentaron mejoras en la función cognitiva y/o una ralentización en el deterioro cognitivo en comparación con aquellas personas que lo consumían menos a menudo o no lo incluían en su dieta en absoluto. Esto sugiere su potencial para reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y otras demencias.</p>
<p>Pero ¿a qué se deben tales beneficios? Resulta que en los frutos secos abundan nutrientes esenciales como ácidos grasos insaturados, vitamina E y otros antioxidantes y fitoquímicos. Se trata de compuestos que combaten los procesos oxidativos y la inflamación de nuestro organismo y desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento óptimo de la cognición.</p>
<h2>Consejos para incorporarlos en el menú</h2>
<p>Como muestran las siguientes sugerencias, elaboradas por los autores del nuevo estudio, es realmente fácil agregar estos deliciosos aliados a nuestra alimentación:</p>
<ul>
<li><p>En forma de <em>snacks</em> o aperitivos saludables: disfrute cada día de un puñado de frutos secos (preferiblemente crudos o tostados, sin sal ni azúcar añadidos) en el momento que le apetezca.</p></li>
<li><p>Añádalos a ensaladas. Además, aportarán un toque crujiente, astringente y nutritivo al plato.</p></li>
<li><p>Mejore sus desayunos y meriendas combinando frutos secos con frutas, yogures, avena o cereales, una mezcla sabrosa y equilibrada.</p></li>
<li><p>Incorpórelos como ingredientes en sus recetas de pan, bollería casera, tartas, salsas, etc. </p></li>
</ul>
<p>En resumen, los frutos secos son un tesoro de la naturaleza. Su consumo regular (aproximadamente 30 gramos al día) como parte de una dieta equilibrada y saludable puede desempeñar un papel importante en el mantenimiento de un correcto estado cognitivo a medida que envejecemos. </p>
<p>Es importante mencionar que si tiene alergia a los frutos secos, puede buscar otras opciones igualmente sanas con ayuda de un profesional de la medicina o de la nutrición humana y dietética.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210648/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Prof. Jordi Salas Salvadó reported receiving research support from the Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Educación y Ciencia, the European Commission, the USA National Institutes of Health; receiving consulting fees or travel expenses from Eroski Foundation, Instituto Danone, Nestle, and Abbott Laboratories, receiving nonfinancial support from Hojiblanca, Patrimonio Comunal Olivarero, the California Walnut Commission, Almond Board of California, La Morella Nuts, Pistachio Growers and Borges SA; serving on the board of and receiving grant support through his institution from the INC International Nut and Dried Fruit Council and the Eroski Foundation; and personal fees from Instituto Danone; Serving in the Board of Danone Institute International.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jiaqi Ni recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (FPU 20/00385).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Nancy Babio recibe fondos del Instituto de Salud Carlos III.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Stephanie K. Nishi recibe fondos de Canadian Institutes of Health Research y es miembro voluntario de la organización sin fines de lucro Plant-Based Canada.</span></em></p>Un estudio realizado por los autores del artículo ratifica la eficacia de nueces, almendras, avellanas, pistachos, cacahuetes, macadamias y otros frutos secos para frenar los estragos de la edad en el cerebro,Jordi Salas-Salvadó, Catedrático Distinguido de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira i Virgili, Universitat Rovira i VirgiliJiaqi Ni, Investigadora predoctoral FPU en Nutrición y Metabolismo. Unidad de Nutrición, Universitat Rovira i Virgili, Universitat Rovira i VirgiliNancy Babio, Associate professor and Vice-Dean responsible for the Human Nutrition and Dietetics Degree at Rovira i Virgili University. Catalonia, Spain., Universitat Rovira i VirgiliStephanie K. Nishi, Postdoctoral Fellow / Visiting Lecturer, Universitat Rovira i VirgiliLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2109272023-08-27T19:46:11Z2023-08-27T19:46:11ZLas claves del ‘boom’ en el consumo de insectos: ¿es nutritivo y rentable?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/543702/original/file-20230821-17-skao71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=278%2C36%2C4595%2C3188&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/caucasian-young-male-eating-cricket-night-1074869201">RealPeopleStudio/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En la actualidad, diversas dietas alimenticias poco comunes –que pueden ser tradicionales o vanguardistas– van ganando adeptos. Una de ellas es la dieta a base de insectos y artrópodos, algo tradicional en algunos <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/10408398.2018.1440191?casa_token=zG_prTk-tYMAAAAA%3AK8g0eW6G6GA5W01lqqhhALMwEaBIOnyE9qO7XrY3SLhwCpDhqbYCIi0Rwn9qJyywge3-AsMxJZI">países africanos, latinoamericanos y asiáticos</a>, pero <a href="https://www.mdpi.com/2304-8158/11/18/2771">ocasional en Europa</a>.</p>
<h2>¿Por qué hay un insecto en mi comida?</h2>
<p>El <a href="https://www.globenewswire.com/news-release/2019/09/24/1919753/0/en/Edible-Insects-Market-Worth-7-96-Billion-by-2030-Exclusive-Report-by-Meticulous-Research.html">aumento de la ingesta de insectos</a> se debe, principalmente, a sus propiedades alimenticias. Se trata de alimentos ricos en <a href="https://library.wur.nl/WebQuery/wurpubs/fulltext/337370">proteínas</a>, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2214799321001156">vitaminas</a> (<a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10408398.2020.1867053?casa_token=ke0F5dJrAqQAAAAA:vioKRIZhVWw9LysM4geiFDQKNulF_0rObPwcdkYeqkTtpsc-idoMxSkAeQz2DRjVcXKQC2KynCw">especialmente del grupo B</a>) y <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2214799321001156">minerales</a> como sodio, potasio, fósforo y calcio.</p>
<p>Además, contienen aminoácidos esenciales que son <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/mnfr.201200735?casa_token=Yl_XCHFLxKMAAAAA:3oqbbDkAlJbxu0sDzd-F6Wnl7mK0RFvFu4FY-zBFLr_sdmyoRgvke2hKGKTtIqMxvbsr6-LXrEJ0">necesarios para el organismo</a> y presentan alta digestibilidad, revelándose como una alternativa nutricional valiosa, especialmente en <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/nbu.12291">regiones con limitaciones alimenticias</a>. </p>
<p>Los insectos <a href="https://www.cabidigitallibrary.org/doi/abs/10.1079/PAVSNNR20094027">se pueden consumir en diversas formas</a>: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Metamorfosis_(biolog%C3%ADa)">huevos, larvas, ninfas, pupas y adultos</a>. Se preparan fritos, en almíbar, con chocolate o al mojo de ajo, entre otras maneras, según las preferencias culinarias de cada región. Por ello, los insectos presentan sabores deliciosos y diversos. Cuando se comen vivos son cremosos, y crujientes si se preparan cocinados.</p>
<h2>Alimentar a los insectos cuesta menos</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/540853/original/file-20230802-23891-rgmprg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Salteado de gusanos de la seda con verduras" src="https://images.theconversation.com/files/540853/original/file-20230802-23891-rgmprg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/540853/original/file-20230802-23891-rgmprg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/540853/original/file-20230802-23891-rgmprg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/540853/original/file-20230802-23891-rgmprg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/540853/original/file-20230802-23891-rgmprg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/540853/original/file-20230802-23891-rgmprg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/540853/original/file-20230802-23891-rgmprg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Los gusanos de la harina pueden elaborarse de distintas formas, por ejemplo salteados con verduras.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Más allá de sus beneficios para la alimentación, los insectos también ofrecen ventajas económicas para sus <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/B9780128028568000065">productores y vendedores</a>. La principal de todas es que los insectos son una fuente de proteínas más eficiente en términos de recursos y espacio <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/B9780128028568000041">en comparación con fuentes nutricionales</a> procedentes de otros animales. Esto implica que se requieren menos recursos para producir la misma cantidad de proteínas a partir de insectos que a partir del ganado. Alimentar a los insectos es menos costoso que hacerlo para obtener otros alimentos, lo que puede llevar a precios más competitivos para los consumidores.</p>
<p>Al mismo tiempo, los insectos <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2211912417300056">se pueden criar utilizando materiales orgánicos</a> y subproductos de la industria agroalimentaria, lo que reduce los costes de gestión de residuos, promoviendo la economía circular. Esto significa que los insectos pueden <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0956053X20305213?casa_token=skoN9iJBUx8AAAAA:OvAsIZuIYPJhTyydt2OyDdyPQ439vE1Y-GcviCYY1_8UjLjiJubzEosCaVz-cCdiWPUrvqWz">aprovechar eficientemente los desechos</a>, lo que contribuye a una mayor sostenibilidad económica y ambiental. Esto ha llevado <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/nbu.12291">a la industria alimentaria</a> a producir nuevos productos a base de insectos como <a href="https://publikace.k.utb.cz/handle/10563/1007972">barras energéticas</a>, <a href="https://www.mdpi.com/2076-3921/10/7/1122">harinas</a> o <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0950329316301331?casa_token=xtd6NXjGlaMAAAAA:pAQmkyFBH64Bw7yckeM9ZLdIuW57avYcijf3df1QAgIJu63sq0kJuxKn5Mwm2IH8duQrSMmw">aperitivos</a>. </p>
<p>Por último, con <a href="https://www.annualreviews.org/doi/abs/10.1146/annurev-food-052720-112443?casa_token=QN9VThBafugAAAAA:OAWjE7gi9OYvsnChIq-o75n29owMFK7NHUrXO1i_WoNn-DQEglt8C4gkZjM8eNAcVjMNYEnbNDQ">el crecimiento del mercado global</a> de insectos comestibles, existen oportunidades para la exportación y el comercio internacional de estos productos. Los países con tradiciones de consumo de insectos pueden beneficiarse económicamente al exportar sus productos a regiones donde el consumo está en aumento. </p>
<h2>Si son tan beneficiosos, ¿por qué no comemos más?</h2>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/540854/original/file-20230802-17-4tickl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/540854/original/file-20230802-17-4tickl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/540854/original/file-20230802-17-4tickl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/540854/original/file-20230802-17-4tickl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/540854/original/file-20230802-17-4tickl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/540854/original/file-20230802-17-4tickl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/540854/original/file-20230802-17-4tickl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/540854/original/file-20230802-17-4tickl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Algunos artrópodos, como los escorpiones fritos o la brasa, son habituales en puestos callejeros de Asia.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Pxfuel</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El principal escollo para el consumo masivo de insectos no es otro que <a href="https://www.emerald.com/insight/content/doi/10.1108/BFJ-01-2016-0015/full/html?casa_token=rWgdl6DvbsoAAAAA:dFflLjQ8axPuNvOHCQZHBzNfE9BauN0ZXPM-d_LfHGRtZHBI0D7sQITCgunJ6ooxAvgmmoVrWP3_U66sF4GPDwUxq3pVCFVSrvrGoafZOAV2m-QtlA">las barreras culturales y legislativas que encuentran estos productos</a>.</p>
<p>Por un lado, las normativas y regulaciones relacionadas con el consumo de insectos <a href="https://www.wageningenacademic.com/doi/abs/10.3920/JIFF2020.0066">son inconsistentes y varían entre países</a>. Algunos países han establecido normativas específicas para el consumo de insectos, pero muchos carecen de una legislación clara al respecto. Esta <a href="https://www.wageningenacademic.com/doi/abs/10.3920/JIFF2017.0073">falta de una regulación coherente y homogénea</a> puede dificultar la comercialización transfronteriza de productos de insectos y crear obstáculos para la expansión del mercado global.</p>
<p>Por otro lado, existen prejuicios culturales <a href="https://ifst.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ijfs.15167?casa_token=2e5LSWfjg-UAAAAA%3AO1mpeTj4Rth3lRcqss00Fe4q0WgWtU95XpinHZFzpeWMQljCmWnScDD_fU5RGOd5UvmXZbyyp-Mr">hacia el consumo de insectos</a>. Las actitudes negativas pueden ser una barrera significativa para la aceptación de los insectos como alimento y <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00217-022-04196-4">limitar su adopción en ciertas comunidades</a>. </p>
<p>Por si fuera poco, la logística puede <a href="https://www.mdpi.com/2075-4450/13/3/281">afectar la calidad y disponibilidad</a> de los productos de insectos en el mercado. Establecer una cadena de suministro eficiente para la cría, recolección, procesamiento y distribución de insectos requiere mejoras en la infraestructura y las prácticas de manejo. </p>
<p>Finalmente, la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2772566921000033">seguridad alimentaria</a> y los <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S235236461930046X">riesgos para la salud</a> son otro factor crítico a considerar. Aunque muchos insectos son seguros para el consumo <a href="https://scielo.isciii.es/pdf/sm/v74n1/1887-8571-sm-74-01-00041.pdf">humano</a>, es importante garantizar la seguridad y calidad de los productos. Se deben abordar los riesgos potenciales relacionados con la contaminación y la transmisión de enfermedades para mantener la <a href="https://intellectdiscover.com/content/journals/10.1386/ijfd.4.1.39_1">confianza de los consumidores en el producto</a>.</p>
<h2>¿El futuro de la alimentación?</h2>
<p>Sin duda, los insectos están haciendo su gran entrada en el mundo de la gastronomía y la economía a nivel global, y parece que llegan para quedarse. </p>
<p>Han logrado introducirse en la dieta de muchas regiones. Y no solo como un bocado exótico, para los más aventureros, sino como una fuente de proteínas y nutrientes altamente eficiente y sostenible. </p>
<p>Así que, ¡prepárense para darles la bienvenida a estos nutritivos aliados en su próximo plato!</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210927/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Crece la demanda de insectos en el mercado alimenticio. Ricos en proteínas, vitaminas y minerales, además de brindar beneficios nutricionales a sus consumidores, los insectos ofrecen beneficios económicos a sus productores.Jorge Fleta-Asín, Profesor Titular de Organización de Empresas, Universidad de ZaragozaJesús Fleta Zaragozano, Catedrático de Medicina. Pediatra, Universidad de ZaragozaMaría Pilar Rivera Torres, Catedrática de Comercialización e Investigación de Mercados, Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2082872023-08-10T17:13:13Z2023-08-10T17:13:13Z¿Son los sucedáneos de surimi tan malos como los pintan?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/540432/original/file-20230801-23-emuheh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=254%2C150%2C6029%2C4032&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Palitos de cangrejo.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/crab-sticks-spices-on-plate-cooking-2063317367">YARUNIV Studio / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p><a href="https://delegacion.madrid.csic.es/conferencias/gulas-o-angulas/">¿Gulas o angulas?</a> Para muchas personas el nombre de “gula” ya les suena a publicidad engañosa. Y eso pese a que, en realidad, son sucedáneos de pescado imitando la forma y la textura de las angulas. El éxito de estos derivados de pescado reside en su bajo precio en comparación con el precio de venta de las angulas, que pueden superar incluso los 1 000 €/kg. </p>
<p>Este coste desorbitado se debe a su gran escasez. Actualmente, <a href="https://theconversation.com/la-anguila-el-animal-mas-misterioso-podria-extinguirse-antes-de-que-logremos-entenderlo-194204">la anguila es una especie en peligro crítico de extinción</a>, por lo cual deberíamos protegerla evitando totalmente su consumo y el de sus crías, las angulas.</p>
<p>Otros de los sucedáneos de pescado con nombre paradójico son los “palitos de cangrejo” o “barritas de surimi”. Su nombre se debe a que imitan la apariencia y la textura fibrosa de la carne del cangrejo, aunque en realidad no llevan nada de este marisco, o si acaso tan solo el extracto de cangrejo como colorante. Su éxito radica en su presentación en porciones individuales y en su tiempo prolongado de conservación. Es habitual usarlos para preparar aperitivos o en ensaladas.</p>
<h2>Músculo de pescado picado y lavado</h2>
<p>El origen del <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Surimi">surimi</a> se remonta a una práctica ancestral japonesa en la que el músculo del pescado se pica y se lava con agua, para después calentar <a href="https://www.taylorfrancis.com/chapters/mono/10.1201/b16009-9/surimi-gelation-chemistry-jae-park">la pasta obtenida hasta que solidifica</a>. </p>
<p>Actualmente, existen algunos derivados gourmet de surimi que siguen elaborándose artesanalmente amasando la pasta de pescado, sin necesidad de añadir otros aditivos más que el agua y un poco de sal, o añadiendo algunos colorantes y/o texturizantes. De esta forma se obtienen una gran variedad de derivados con diferentes formas y texturas, imitando a las presentes en la naturaleza, o bien jugando con la imaginación. </p>
<p>Todos estos derivados de surimi son muy apreciados en la cultura japonesa. Tanto es así que ocupan un sitio especial en las grandes celebraciones de Nochevieja y Año Nuevo.</p>
<p>Pero no hay que confundir el concepto de surimi con los sucedáneos de surimi: surimi se refiere al concentrado de proteína como materia prima, mientras que los derivados son los productos obtenidos a partir del surimi tras añadir el resto de ingredientes y cocinar la pasta. </p>
<p>Además, existen en el mercado otros derivados reestructurados de pescado que no se elaboran a partir de surimi, sino que se obtienen a partir de trozos de pescado en los que se mantiene la estructura del músculo intacta como serían las <a href="https://digital.csic.es/handle/10261/174789">varitas, delicias, caprichos, etc</a>.</p>
<p>El desarrollo de esta industria comenzó en Japón durante los años 60 y en Europa, a finales de los años 80. El surimi es un concentrado de proteína miofibrilar, y <a href="https://www.taylorfrancis.com/chapters/mono/10.1201/9781482293975-23/processing-surimi-surimi-seafoods-roy-martin-emily-paine-carter-jr-george-flick-lynn-davis?context=ubx&refId=e2a2233b-55fc-41ed-86c9-a47b1f55e9f8">se necesitan 5 kg de pescado entero para obtener tan sólo 1 kg de producto</a>. El surimi de calidad suprema se obtiene partiendo de los filetes de pescado limpios y el resto de calidades, del pescado descabezado y eviscerado. </p>
<p>El proceso de fabricación es similar para ambos tipos de surimi: el músculo se tritura en unos tambores con orificios, se lava repetidas veces y se refina por unos tamices. Hay que señalar que, aunque durante el lavado se pierden muchas vitaminas y minerales, estos lavados podrían ayudar a <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/jsfa.6994">disminuir la alergenicidad a <em>Anisakis</em></a> y <a href="https://doi.org/10.1080/10408398.2012.719942">eliminar contaminantes</a>.</p>
<h2>No puede prepararse a partir de morralla</h2>
<p>La especie más conocida para la obtención del surimi es el abadejo de Alaska. Pero también se puede recurrir a otras especies de pescado infrautilizadas y/o infravaloradas que, de otro modo, se descartarían. Bien por ser muy pequeñas, por su fuerte sabor, <a href="https://doi.org/10.1201/9781420028041">por tener muchas espinas, por sus texturas demasiado blandas o muy duras, etc.</a> </p>
<p>El surimi no puede elaborarse a partir de los desechos industriales o de la “morralla” del pescado. Se utiliza pescado con bajo valor comercial en el mercado, pero con alto valor nutritivo y elevada calidad funcional. Es estrictamente necesario partir de un pescado muy fresco porque, de lo contrario, se obtendría un surimi de muy baja calidad o incluso perder todas sus propiedades funcionales.</p>
<h2>Conservantes, hidrocoloides y proteínas</h2>
<p>Comercialmente, el surimi se vende en bloques congelados de 20 kg, conteniendo <a href="https://www.taylorfrancis.com/chapters/mono/10.1201/b16009-12/stabilization-proteins-surimi-jae-park">crioprotectores para mantener sus propiedades a lo largo de su conservación en estado congelado</a>. Estos conservantes son los que deberíamos disminuir en nuestra dieta y evitar el efecto acumulativo que produce el <a href="https://theconversation.com/pistas-clave-para-reconocer-un-alimento-ultraprocesado-193313">abuso de alimentos procesados</a>. La calidad del surimi depende básicamente <a href="https://doi.org/10.1201/9781420028041">de su blancura, de su capacidad gelificante o moldeable en pasta de pescado y/o de su contenido proteico (15-17 %)</a>.</p>
<p>Para reforzar su textura, será necesario incorporar <a href="https://www.taylorfrancis.com/chapters/mono/10.1201/9781482293975-23/processing-surimi-surimi-seafoods-roy-martin-emily-paine-carter-jr-george-flick-lynn-davis?context=ubx&refId=e2a2233b-55fc-41ed-86c9-a47b1f55e9f8">algunos hidrocoloides y proteínas</a>, desde almidón y clara de huevo hasta alginatos (gomas derivadas de las algas) y proteínas vegetales texturizadas. De ahí que en el mercado exista una gran variedad de calidades de sucedáneos en función de la calidad y del porcentaje de surimi utilizado. </p>
<p>Algunos de estos aditivos añadidos durante el procesado pueden resultar beneficiosos para la salud por <a href="https://doi.org/10.1016/j.tifs.2005.03.011">actuar como fibra dietética en el organismo</a>. </p>
<p>En general, el surimi está elaborado a partir de especies magras, por lo cual el contenido de grasa es bajo, y más tras los repetidos lavados. Por ello se están desarrollando sucedáneos de surimi <a href="https://doi.org/10.1002/jsfa.2164">más saludables</a> mediante el enriquecimiento o la fortificación en <a href="https://doi.org/10.1021/jf049656s">ácidos grasos esenciales</a>, minerales, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/jsfa.2388">antioxidantes</a>, etc.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208287/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>MPM ha participado en diferentes contratos y proyectos de investigación tanto nacionales como internacionales. </span></em></p>¿Llevan los palitos algo de cangrejo? Lo cierto es que no, aunque eso no significa que su calidad sea baja. Elaborados con surimi como principal ingrediente, obtenido a partir de pescado muy fresco.Míriam Pérez-Mateos, Científico Titular, Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2093432023-08-02T16:58:43Z2023-08-02T16:58:43ZEl tomate, un alimento redondo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/539957/original/file-20230728-21-ec65bv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5128%2C3741&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/colorful-tomatoes-150989213">Shebeko / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>De pequeña no me gustaba el tomate. De haber sabido que el nombre viene de <em>tomatl</em>, que en azteca significa “fruto con ombligo”, igual lo hubiera mirado con mejores ojos. Hasta que un día, siendo un poco más mayor, me vi forzada por las circunstancias a probar un jugoso y dulce tomate. ¡Menos mal! ¡Lo que me había perdido todo este tiempo! Desde entonces lo incluyo en mi dieta casi cada día en distintas formas. Como deberíamos hacer todos, y les voy a contar por qué.</p>
<h2>El color importa</h2>
<p>El tomate es botánicamente una fruta –aunque se consuma como hortaliza–, redonda, con ombligo y de color rojo. Y es precisamente esta última característica lo que lo convierte en un alimento muy interesante a nivel nutricional. </p>
<p>En general, una dieta equilibrada y saludable debería incluir alimentos –sobre todo, frutas y verduras– multicolores. El cromatismo de los vegetales viene dado por unas sustancias, los <a href="https://theconversation.com/por-que-son-tan-importantes-los-polifenoles-para-la-salud-175158">polifenoles</a> y los <a href="https://theconversation.com/los-carotenoides-de-las-plantas-y-sus-beneficios-para-la-piel-195387">carotenoides</a>, que cubren el espectro desde el amarillo (del limón) al morado (de la berenjena, por ejemplo). </p>
<p>Pues bien, el tomate es rojo porque contiene gran cantidad de estos compuestos, aunque hay distintas variedades con diferentes colores que tienen mezclas distintas de polifenoles y carotenoides.</p>
<p>Al margen de su aspecto, se trata de un alimento estable, pues puede estar en la nevera entre una y dos semanas sin que sus propiedades se alteren. Hay una excepción: si está abierto, no es recomendable tenerlo más de 24 horas en refrigeración. Además, a nivel culinario, es un producto muy versátil, pues se puede comer de mil formas, crudo o cocido, en platos fríos o calientes. Y está buenísimo.</p>
<h2>Bocados de salud cardiovascular</h2>
<p>Volvamos ahora a sus beneficios para la salud. En este aspecto, lo más destacable es que –más allá de aportarnos vitaminas y minerales, esenciales para el normal funcionamiento del organismo– el tomate nos ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares.</p>
<p>Estas patologías, <a href="https://www.who.int/es/health-topics/cardiovascular-diseases#tab=tab_1">la principal causa de muerte en el mundo</a>, normalmente son causadas por un cúmulo de grasa en las arterias, lo que se llama aterosclerosis. El consumo de tomate, ya sea crudo, en salsa o en sofrito, mejora el perfil lipídico (colesterol y triglicéridos) y disminuye la concentración de compuestos inflamatorios relacionados con la aparición y progresión de la aterosclerosis. </p>
<h2>Aún mejor cocinado con aceite de oliva</h2>
<p>Como hemos visto anteriormente, los compuestos bioactivos potencialmente responsables de los efectos beneficiosos del tomate son los polifenoles y los carotenoides. Y estos se absorben más cuando el tomate se consume cocido con una base de grasa, en el contexto de la <a href="https://theconversation.com/es/topics/dieta-mediterranea-60018">dieta mediterránea</a>.</p>
<p>En este sentido, parece que los efectos antiinflamatorios y antioxidantes del consumo de tomate <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26999197/">son mayores cuando se consume cocido con aceite de oliva</a>, que es precisamente cuando se asimilan más los citados compuestos. </p>
<p>También se ha observado que las personas con diabetes –con más posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares– <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7352372/">tienen una menor carga aterosclerótica y, por tanto, un menor riesgo cardiovascular</a> cuando consumen mayores cantidades de tomate, independientemente de la forma de cocinarlo o presentarlo en el plato. </p>
<p>¿Y lo mejor de todo? El <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7464847/">licopeno</a>, que también ejerce un efecto antiinflamatorio y antioxidante. Casi exclusivo del tomate, es uno de los pocos compuestos en los alimentos que se absorbe mejor si nuestro protagonista está triturado, como en el gazpacho o el salmorejo, o cocido, como en un sofrito o en salsa de tomate. </p>
<p>Por todo lo dicho, podemos afirmar que el tomate, especialmente cocido o con aceite, es un alimento redondo. ¡Y con ombligo!</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/209343/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gemma Chiva-Blanch no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Está rico, se conserva bien y puede prepararse de múltiples formas. Pero es que, además, el tomate es un valioso aliado para mantener nuestra salud cardiovascular.Gemma Chiva-Blanch, Profesora de Nutrición, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.