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Por qué es bueno que los niños hagan política

En las últimas décadas se observa una desafección hacia el funcionamiento del sistema político en la mayoría de las democracias representativas. Éstas se enfrentan a un cuestionamiento de sus instituciones, así como de su efectividad. Subyace en todo ello una falta de confianza en el sistema para responder a las necesidades de la ciudadanía, a la vez que se observa una fuerte polarización.

Ante estos problemas, surgen propuestas que se basan en potenciar la participación de las personas en la toma de decisiones políticas como mecanismo para mejorar el funcionamiento de las democracias representativas actuales. Es el caso de las innovaciones políticas conocidas como las asambleas ciudadanas y los presupuestos participativos.

Aunque con diferencias, todas estas innovaciones se sustentan en que la ciudadanía delibere y decida sobre asuntos públicos. Estos mecanismos han sido utilizados para tratar, entre otros, temas como la reforma constitucional, las políticas para reducir las emisiones de CO₂, cuestiones relacionadas con ciencia y tecnología, el diseño de políticas sociales o decidir en qué invertir el presupuesto de una localidad.

Además de incorporar las voces de las personas que no tienen un cargo político, persiguen implicar en la toma de decisiones a sectores de la población que tradicionalmente han sido excluidos de la esfera pública, como es el caso de las niñas, niños y adolescentes.

La participación política infantil

En consecuencia, desde hace tres décadas la participación infantil se ha incorporado a la normativa internacional. Por ejemplo, en La Convención de los Derechos del Niño en su artículo 12, en las Recomendaciones del Consejo de Europa sobre la participación de menores de 18 años (2012), en la meta 16.7 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y en el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (2016).

Partiendo de este reconocimiento para garantizar el derecho de niñas, niños y adolescentes a expresarse y participar democráticamente, han surgido diversas experiencias, como Ciudades Amigas de la Infancia (Unicef), los programas de Save the Children, Global Kids o Eurochild.

Sin embargo, no son muchos los procesos de democracia participativa y deliberativa que se han realizado en el ámbito de la escuela. Para responder a esta necesidad surge en el ámbito local el programa Ágora Infantil.

Un proyecto pionero

Ágora Infantil es un programa que se lleva a cabo en España y Uruguay, en el que niñas, niños y adolescentes participan en las decisiones presupuestarias de su municipio desde sus aulas, a través de la deliberación, la reflexión colectiva y la toma de decisiones vinculantes. Lo desarrolla la entidad social Coglobal, especializada en participación ciudadana.

Esta iniciativa posibilita el trabajo conjunto de diversos actores: las escuelas, los equipos de gobiernos locales (ayuntamientos), las universidades, un equipo de intervención especializado en el trabajo con niñas, niños y adolescentes y los propios escolares, que son los actores responsables del diseño de las propuestas. Su metodología, basada en el trabajo colaborativo y deliberativo, garantiza que las niñas, los niños y los adolescentes sean sujetos activos y protagonistas de sus acciones, todo ello en un contexto real y cotidiano como es la escuela.

Evaluamos su impacto

Nuestro equipo de investigación está realizando una evaluación continua del impacto de este programa. Los resultados reflejan que, a medida que se involucran en el proceso, las niñas, los niños y los adolescentes incrementan sus interacciones positivas y disminuyen las negativas. Igualmente aumenta sus niveles de empoderamiento psicológico y de identificación con el grupo.

También se recoge un aumento en los niveles de cohesión grupal, al mismo tiempo que se incorpora a la dinámica del aula a estudiantes que antes estaban excluidos.

Por último, los resultados indican que a través de la participación se genera una mayor intención de implicación futura en los asuntos sociopolíticos de su entorno.

Lecciones aprendidas

La participación en Ágora Infantil de escolares nos deja tres enseñanzas.

  • En primer lugar, cuando se implementan políticas públicas en las que los más jóvenes deciden sobre asuntos que les afectan, no sólo se incrementa su percepción de control y de capacidad de influencia, sino que también aumentan sus conocimientos sobre las instituciones de gobierno.

  • En segundo lugar, la evidencia indica que aprenden a escuchar y respetar los distintos puntos de vista, y aumenta la capacidad de valorar diferentes opciones en la toma de decisiones, lo cual se traduce en el desarrollo de habilidades democráticas y deliberativas.

  • En tercer lugar, al fomentar el trabajo colaborativo, se fomenta una dinámica grupal inclusiva y de respeto.

Por todo ello, consideramos necesario promover este tipo de programas y, de esta forma, las democracias representativas asegurarán que las nuevas generaciones se definan como ciudadanos de pleno derecho y sean miembros involucrados en sus comunidades. En esta apuesta por la mejora de la democracia, la escuela se convierte en un espacio fundamental por su carácter universal y su papel en el aprendizaje de derechos y responsabilidades.

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