Este artículo forma parte de la sección The Conversation Júnior, en la que especialistas de las principales universidades y centros de investigación contestan a las dudas de jóvenes curiosos de entre 12 y 16 años. Podéis enviar vuestras preguntas a tcesjunior@theconversation.com
Pregunta de Anaís, de 14 años. IES Fuerte de Caniles, Granada
“Gabriela, despierta, voy a salir ya”, dijo su compañera de piso mientras la sacudía suavemente. Gabriela se levantó, aún algo adormilada, y decidió que, a pesar del cansancio, era hora de ponerse en marcha e ir a trabajar.
Al buscar las llaves del coche, se dio cuenta de que las había cogido su compañera. Sin perder tiempo, se dirigió al recibidor y rebuscó en el último cajón de la derecha, donde finalmente encontró las llaves de repuesto. Subió al coche decidida y comenzó a conducir por las calles de Granada.
Todo parecía normal hasta que algo la desconcertó: en medio de la carretera, como por arte de magia, estaba su juguete favorito de la infancia. “¿Quién lo habrá dejado ahí?”, pensó. Asombrada, se dio cuenta de algo extraño: no recordaba cómo había llegado desde el piso hasta la carretera. Entonces, un pensamiento la golpeó: “Pero si yo no sé conducir… Y lo más importante, ¿Gabriela? Mi nombre no es Gabriela, ¡me llamo Anaís y tengo 14 años!”.
Anaís acababa de salir del mundo de los sueños, donde, por un momento, creyó en todas y cada una de las mentiras que su cerebro le había contado. Pero ¿cómo es esto posible?
Pero ¿cómo he entrado en esta película?
Esa noche, mientras Anaís buscaba las llaves y conducía por las calles de Granada, su cerebro estaba en plena acción, llevando a cabo un proceso fascinante.
Durante el sueño, pasamos por diferentes etapas. Primero, nos relajamos y comenzamos a entrar en un sueño ligero. Luego, nuestro cuerpo pasa a una fase más profunda, que es cuando experimentamos las historias más vívidas. En este periodo, el cerebro se vuelve increíblemente activo, creando todo un mundo a partir de recuerdos, emociones y pensamientos.
Fue en este momento cuando Anaís, sin darse cuenta, comenzó a soñar que era otra persona y que estaba haciendo cosas que en realidad no se acercan, ni por asomo, a lo que es apto para su edad.
Los sueños son el resultado de este proceso. Son como pequeñas películas que nuestro cerebro crea mientras dormimos, combinando experiencias y fantasías a veces de una manera un tanto absurda, pero que entonces nos parecen completamente reales.
¿Es el cerebro un director de cine?
Cuando te sumerges en el mundo de los sueños, tu cerebro se convierte en un auténtico e implacable director de cine. No solo inventa la trama, sino que también diseña los escenarios, selecciona a los protagonistas y planea los efectos especiales de la película.
Pero tal vez lo más asombroso sea que logra convencernos de que todo lo que estamos experimentando es absolutamente real. ¿Por qué? La respuesta radica en cómo funciona nuestro cerebro durante el sueño y en cómo procesa la información en ese estado.
Durante el descanso, la parte cerebral encargada de la lógica y el pensamiento crítico reduce su actividad. Es como si el crítico de cine de nuestra mente se tomara un respiro, permitiendo que la historia se desarrolle libremente. Sin esta vigilancia, aceptamos cualquier cosa, incluso los giros más extraños en la trama.
Al mismo tiempo, otras áreas que manejan emociones y recuerdos están muy activas. Estas partes mezclan ambos ingredientes para crear escenas llenas de significado. Por eso, en los sueños podemos vivir emociones intensas y situaciones sorprendentes sin cuestionarlas.
Más allá de la pantalla: un cerebro muy atareado
Mientras estamos inmersos en nuestras películas, el mundo situado más allá de la pantalla sigue funcionando. El cerebro está realizando tareas importantes: organiza y archiva recuerdos, ajusta nuestras emociones y hace un mantenimiento básico para preservar nuestro equilibrio mental.
En primer lugar, el sueño consolida la información que hemos aprendido. Esto significa que refuerza y organiza los recuerdos, ayudando a retener lo aprendido y mejorar la memoria. También fomenta la creatividad al combinar esas ideas y experiencias de manera nueva, lo que nos ayuda a resolver problemas y generar ideas frescas.
Además, el cerebro simula diferentes escenarios en nuestros sueños. Al practicar respuestas a situaciones difíciles, estamos mejor preparados para enfrentarnos a ellas cuando nos despertamos.
Y, finalmente, el cerebro ajusta nuestras emociones, ayudando a mantener nuestro equilibrio emocional. Este ajuste es crucial para nuestro bienestar general, asegurando que estemos listos para afrontar el día siguiente.
En resumen, mientras disfrutamos de nuestras películas nocturnas, el equipo detrás de la pantalla está ocupado haciendo cosas importantes, desde organizar recuerdos y fomentar la creatividad hasta ajustar nuestras emociones y prepararnos para desafíos futuros.
Así que, la próxima vez que cierres los ojos y te sumerjas en un sueño, recuerda que tu cerebro está haciendo un gran esfuerzo detrás de escena para ayudarte a vivir de manera plena cuando despiertes.
El museo interactivo Parque de las Ciencias de Andalucía colabora en la sección The Conversation Júnior.