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Una partida de ajedrez.

¿Pueden los astros decir si el ajedrez moderno se inventó en Salamanca o Valencia?

Página de un libro de ajedrez del siglo XV.
Diagrama de la obra de Luis Ramírez de Lucena, Repetición de amores y Arte de ajedrez. Leonardo Hutz y Lope Sanz / Wikimedia Commons

En algún momento de finales del s. XV alguien tuvo la feliz ocurrencia de modificar las normas del ajedrez arábigo, utilizadas desde hacía siete siglos, introduciendo la dama o reina para reemplazar a la torpe alferza.

Además, se ampliaron los movimientos del alfil y se introdujeron otros cambios menos relevantes, como el avance doble del peón, la promoción del peón en dama y la captura al paso. Estas normas, que son las que empleamos en la actualidad, originaron un ajedrez más divertido y tuvieron un rápido éxito.

Salamanca y el libro de Lucena

El documento más antiguo conservado con las nuevas reglas es el libro de Luis Ramírez de Lucena titulado Repetición de amores y arte de axedrez, con 150 juegos de partido, publicado en Salamanca en 1497.

Sin embargo, en Valencia, Juan A. Calvo y su continuador Jose C. Garzón defienden el origen valenciano de estas nuevas reglas.

El principal argumento sobre esta prioridad valenciana es el libro Llibre dels jochs partits dels scachs en nombre de 100 (Libro de los juegos y partidas del ajedrez en número de 100) atribuido a Francesc Vicent, que supuestamente se había publicado en 1495, dos años antes que el de Lucena. Incluso declaran que el de Lucena era básicamente una traducción del de Vicent.

El problema es que no se conserva ningún ejemplar del Llibre. Al parecer, el último ejemplar del que se tiene referencia desapareció en 1811 del monasterio de Montserrat cuando fue asaltado por las tropas napoleónicas. De hecho, actualmente hay un premio de 18 000 euros para quien encuentre uno.

La falta de una copia de este deseado ejemplar generaba gran frustración entre los defensores del origen valenciano del ajedrez.

Scachs d´amor

En 1905 apareció un extraño manuscrito en el Archivo de la Real Capilla del Palau Requesens en Barcelona. Lo dio a conocer el padre Ignasi Casanovas. Su titulo era: Hobra intitulada Scachs d’Amor, feta per don Franci de Castelvi e Narcis Vinyoles e Mossen Fenollar, sots nom de tres planetas, ço es Març, Venus e Mercuri, per conjunccio e influencia dels quals fon inventada, cuyo inicio es clave para lo que aquí vamos a contar. En él aparecen los nombres de tres poetas y se dice que lo escribieron inspirados por la conjunción de tres planetas: Marte, Venus y Mercurio. Su contenido era un poema ahora conocido como Scachs d´amor.

El poema describe en 64 estrofas una partida que incluye movimientos de la dama (reina) y del alfil. Estaríamos ante la primera partida conocida donde se aplican las nuevas reglas del ajedrez. Es llamativo cómo puede describirse poéticamente una partida inventada.

Pero surgen dos dudas importantes: la fecha en la que fue escrito, y que realmente sea un texto original de los tres poetas a los que se atribuye.

La conjunción planetaria y la datación del poema

Reproducción de la primera página del manuscrito de _Scachs d'amor_.
Reproducción de la primera página del manuscrito de Scachs d'amor. Biblioteca de Catalunya / Wikimedia Commons

Para datar el poema, los defensores de la originalidad del documento se basan en que el 30 de junio de 1475 hubo una conjunción entre los planetas mencionados. Aunque conjunción tiene una definición precisa, podemos entender que los poetas se refieren a una aproximación visual entre ellos.

Efectivamente, hubo una conjunción el 30 de junio de 1475. Se dio al amanecer y con el Sol de frente, lo que dificulta poder apreciar Mercurio. Esto ocurre siempre: cuando es visible, tiene el Sol próximo y hay que estar entrenado para distinguirlo.

Se pueden encontrar conjunciones similares pocos años después. Es decir, a la hora de datarlo, pudo elegirse arbitrariamente una conjunción anterior a 1497 para justificar la prioridad sobre el texto salmantino. Por no hablar de que no sabemos si los poetas estaban realmente haciendo referencia a un cielo real o si eso era un recurso literario. A eso le hemos de añadir que eran infrecuentes los poemas escritos por tres poetas, que no se tienen noticias del texto antes del siglo XX y que el original desapareció poco después de encontrarse.

La prueba astronómica, como hemos visto, es muy débil como elemento de datación. Hay otro aspecto clave que ayudaría en la datación: analizar el material del propio manuscrito. Pero no se dispone del original. Si conocemos su contenido, al que nos hemos referido, es debido a que el texto fue fotografiado íntegramente por Ramón Miquel y Planas en 1914.

Dos mujeres juegan al ajedrez ante la mirada de una niña y una señora.
La partida de ajedrez, de Sofonisba Anguissola. Wikimedia Commons

El Cielo de Salamanca en 1475

Existe una curiosa conexión temporal entre Valencia y Salamanca. En fechas próximas a las que supuestamente se escribió el poema Scachs d'amor, en Salamanca se construyó la biblioteca de la Universidad, cuya bóveda se decoró con una pintura astrológica: El Cielo de Salamanca.

Desde Ernst Zinner (1960), se ha asumido que representa la disposición del Sol y Mercurio en la bóveda celeste en una fecha indeterminada del mes de agosto de 1475. Se ha intentado justificar de varias formas que el pintor representase este cielo varios años antes de tener el encargo de la pintura. Las disposiciones planetarias permiten jugar con ellas y construir leyendas. Se ha hecho desde que los humanos observamos el cielo. Pero lo mas poético y real es que cada noche es única.

En cuanto al asunto del ajedrez, los defensores de la vía valenciana no pierden la esperanza: se han realizado intensas investigaciones de la biografía de sus autores y su estilo lingüístico para argumentar que debió ser escrito alrededor de 1480. Además, argumentan, el libro de Vicent (1495), las obras de Fenollar (uno de los autores del poema) y el libro de Lucena en Salamanca (1497) tiene impresores comunes.

Es decir, hay indicios circunstanciales en favor de la prioridad de Valencia, pero la única prueba contundente que tenemos sobre las nuevas reglas del ajedrez sigue siendo el libro de Lucena. Su mayor esperanza es que en algún momento aparezca un ejemplar del Francesc Vicent.

Lo que está claro es que pocos cuestionan que el ajedrez actual nació en España.

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