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Una gaviota sobrevolando el río Manzanares a su paso por Madrid. Shutterstock / Marta Fernandez Jimenez

¿Qué es lo que haces tú aquí, una gaviota en Madrid?

Algunas personas pueden sorprenderse de ver gaviotas lejos del mar. El título de este artículo hace referencia a una conocida canción de Caco Senante, que, emigrado desde Canarias a la capital, contaba sentirse extraño como “una gaviota en Madrid”. Lo que no sabía entonces Caco es que esto es más común de lo que parece.

Existen unas 56 especies de gaviota en el mundo, pero solo media docena se reproducen habitualmente en España. Si bien generalmente crían en zonas costeras o marismas, hay algunas especies que se aventuran habitualmente a explorar lagos, embalses y ríos de interior, como las gaviotas reídora (Chroicocephalus ridibundus), la sombría (Larus fuscus) y la patiamarilla (Larus michahellis). Nosotros llevamos más de 15 años estudiando esta última especie.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis). Miquel Gomila, Author provided

Las menos marinas de las aves marinas

Las gaviotas, aunque ligadas al agua, son las menos marinas de todas las aves marinas. No son aves oceánicas: bien sabían los marinos que la costa no estaba lejos cuando avistaban gaviotas en sus grandes travesías. Tampoco bucean bien.

Pero las gaviotas caminan mejor por tierra que otras aves marinas, vuelan con una pericia asombrosa y obviamente pueden pescar en la superficie y nadar vigorosamente con sus patas palmeadas. Por tanto, son aves depredadoras todoterreno, robustas y con picos fuertes, que pueden alimentarse sin problema tanto en mar como en tierra desplazándose grandes distancias si es necesario. Y pueden comer casi de todo.

En las últimas décadas la población humana se ha multiplicado. Mucho más aún el consumo y, por tanto, los residuos. La gran cantidad de comida disponible en los vertederos ha sido la responsable del aumento de muchas especies animales, como las gaviotas. Este tipo de alimento es abundante y predecible.

En las grandes ciudades de interior hay vertederos enormes, que atraen a miles de gaviotas, sobre todo después de la reproducción. Estas los utilizan para alimentarse y, después, van a dormir y descansar en zonas tranquilas como embalses, estanques, ríos e incluso ciudades.

Desplazamiento entre la zona de reproducción (Mallorca) y de descanso posreproductor (Oporto) de una gaviota patiamarilla. Ana Sanz-Aguilar, Author provided

La mala fama de las gaviotas

Al aumentar el número de gaviotas empezaron a aparecer conflictos. Por una parte, se generó una preocupación a nivel de salud pública debida al riesgo de contaminación por heces y transmisión de enfermedades. Por otra parte, se amplificaron los problemas con otras especies con las que competían o sobre las que depredaban.

Pero, sobre todo, aumentó su mala fama. Las especies de mayor tamaño generan inquietud por su descaro e inteligencia. No obstante, de su agresividad solo hay que preocuparse si invadimos sus colonias de reproducción, cosa que los investigadores hacemos con frecuencia y, a veces, nos llevamos algún coscorrón. Pero si no tienen crías que defender no atacarán, eso sólo pasa en las películas.

Sin embargo, la gran abundancia de gaviotas a finales de los 90 y principios de los 2000 empujó a gestores de espacios naturales y a la Administración a tomar medidas de control. Se destruyeron nidos y se sacrificaron miles de individuos. A gran escala, estas medidas no fueron muy efectivas, ya que las gaviotas con su gran capacidad de movimiento y reproducción se recuperaban con rapidez. Pero esto cambió.

Gaviota patiamarilla en Palma (Mallorca). Miquel Gomila, Author provided

Menos comida en los vertederos

Hace algo más de una década, la directiva de la Unión Europea en materia de gestión de residuos urbanos impuso a los Estados miembros una trasformación de los vertederos abiertos hacia una gestión más sostenible de los vertidos. Entre los objetivos estaba impedir el acceso a la comida al aire libre para las especies oportunistas.

Muchos vertederos han sido ya modificados a raíz de esta directiva y los residuos orgánicos ya no son accesibles para los animales oportunistas. Y esto sí que ha afectado a las poblaciones de gaviotas.

Por ejemplo, la gaviota patiamarilla ha modificado su dieta aumentando de nuevo la proporción de alimentos de origen marino, pero también de invertebrados o, en la zona mediterránea, aceitunas. Probablemente, su dieta se ha vuelto más natural pero encontrar alimento y criar a la progenie se ha vuelto más costoso.

De hecho, las poblaciones de gaviota patiamarilla no pasan ahora por su mejor momento. La transformación de vertederos unida a la aparición de enfermedades ha provocado una reducción drástica de su número en algunas zonas, llegando a considerarse “casi amenazada”.

¿El cierre de los vertederos puede hacer que las gaviotas desaparezcan de las zonas del interior de la península y vuelva a ser un ave marina? Por ahora es difícil de prever, aunque no sería de extrañar que las gaviotas sigan frecuentando las ciudades. Tanto en zonas urbanas de costa como de interior siguen encontrando comida en parques, contenedores, bares, mercados o colegios.

Además, vertederos ilegales aparte, la gestión de los gigantescos basureros no ha terminado de completarse. No obstante, si decidieran abandonar el interior, siempre podremos seguir viendo a las gaviotas en sus viajes entre las áreas costeras donde se reproducen y donde descansan después.

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