El sector servicios tiene una fuerte presencia en la economía española: representa casi un 75 % de su producto interior bruto, en detrimento del sector industrial que, para 2022, se situaba en torno al 18 %.
Las instituciones europeas apuntan a la necesidad de contar con una base manufacturera fuerte y, ante el declive industrial de Europa propusieron, en 2014, que el sector debería alcanzar al menos el 20 % del PIB entre sus Estados Miembros. Paradójicamente, para llegar a este porcentaje, el sector secundario podría tener que sacar provecho de los servicios.
La corriente de la servitización
Desde hace años se viene hablando de la servitización de las empresas manufactureras. Se trata de un cambio en la estrategia empresarial por el que, de la simple fabricación y venta, se pasa a un modelo que incorpora la prestación de servicios monetizables. Más allá de ofrecer un servicio de garantía o de posventa, servitizar es una oportunidad para desarrollar relaciones a largo plazo con los clientes y ganar competitividad, mercado e ingresos.
Si ofreciesen, por ejemplo, servicios digitales en torno a sus productos (como hacen las tiendas de aplicaciones desarrolladas por las grandes plataformas tecnológicas para alimentar sus productos), las empresas industriales pueden diversificar y aumentar sus fuentes de ingresos. Asimismo, evitarían entrar en una espiral de comoditización en la que el cliente percibe como iguales todos los productos, sea quien sea que los produzca, y basa su decisión de compra en el precio.
Tecnología e industria
La digitalización y la industria 4.0 –esto es, la fabricación de productos con base en la interconectividad y la automatización para la recolección de datos en tiempo real– sirven como catalizadores de la servitización. En particular, a través de modelos de suscripción o de pago por uso.
La servitización se da cuando el comprador busca soluciones más que la adquisición del propio producto. Este modelo de negocio ha sido ya aplicado con éxito por grandes empresas multinacionales como Rolls Royce, Atlas Copco, Xerox, Michelin, Philips, IBM, John Deere, MAN o Alstom.
Para conocer el estado de la cuestión en España hemos repasado estudios de empresas individuales, análisis a nivel de comunidades autónomas –principalmente País Vasco y Cataluña, al ser las comunidades autónomas con mayor densidad de empresas manufactureras– y del Estado que nos han proporcionado una imagen, con luces y sombras, de la servitización en el sector manufacturero español.
Crecimiento por regiones
Si nos enfocamos en País Vasco y Cataluña, vemos que la servitización va en ascenso. Además, al explorar el tejido industrial español, encontramos múltiples experiencias empresariales que sirven como auténticos casos de éxito, incluso a nivel internacional (Aranco, Comexi, Fluidra, Istobal, Orona, Silence, Soraluce).
No obstante, es minoritaria la proporción de empresas manufactureras españolas que se pueden considerar servitizadas. Tanto si se analiza la oferta de mixes de pago de producto + servicio como si se comprueba si las empresas de manufactura incorporan en el registro de empresas alguna actividad del área de servicios, los datos muestran que las empresas manufactureras de España quedan muy rezagadas respecto a otros países desarrollados.
Un proceso al ralentí
Los estudios apuntan a un estancamiento del proceso de servitizacion de las empresas manufactureras españolas. A lo largo del siglo XXI, la proporción de empresas del sector industrial con ingresos por servicios se mantiene constante en algo más de un tercio del total.
También preocupa que el ritmo de digitalización de las empresas españolas esté por debajo de la media europea. Aunque la teoría sostiene que la digitalización actúa como palanca para la servitización, en la práctica observamos un vínculo débil entre ambos fenómenos.
Además, aunque la digitalización propicie la creación de servicios digitales, no parece estar contribuyendo de manera significativa a la generación de ingresos por estos servicios.
Un modelo de largo plazo
La servitización es una estrategia a largo plazo: desarrollar un volumen de negocio importante mediante esta estrategia puede llevar años. En 1962, Rolls Royce pasó de vender sus motores de aeronaves a arrendarlos. De este modo, consiguió realizar un mejor mantenimiento, aumentar sus márgenes y ofrecer a sus clientes un producto más avanzado. Otro ejemplo paradigmático es PagePack (pay-per-print), de Xerox, por el que sus clientes no pagan por la propiedad de las fotocopiadoras sino que las alquilan y pagan por su uso. Ambas empresas comenzaron a desarrollar estos conceptos hace décadas.
Las empresas que quieren servitizar deben tener visión, coraje y paciencia. Además, se necesita que las administraciones públicas desarrollen programas de apoyo para la innovación en servicios en las empresas industriales. Si España logra conjugar ambos factores, podría ver fortalecido su sector manufacturero, mejorar su economía y alcanzar el objetivo de basar un 20 % de su PIB en la industria.