Abstenerse de pantallas de manera puntual no provocará cambios duraderos que mejoren el bienestar general. Es más eficaz ser conscientes del uso que hacemos y controlarlo deliberadamente.
Un uso problemático se puede reconducir: basta establecer límites y ser conscientes del tiempo que dedicamos. Los niños y adolescentes necesitan ayuda para lograrlo.
En internet también somos padres y madres: acordar con nuestros hijos qué tipo de supervisión haremos, evitar el acceso ilimitado a las redes e internet y respetar su intimidad son las claves.
Una nueva investigación revela que los niños con una predisposición genética más acentuada al TEA tienden a utilizar dispositivos durante períodos más extensos desde etapas muy tempranas.
El acceso a internet durante la infancia tiene una doble cara: un uso irresponsable y excesivo limita la interacción con el mundo real y el desarrollo, pero aprender un uso correcto es imprescindible.
En educación no hay recetas mágicas, pero los estudios sobre el efecto de las pantallas indican que cuanto más tarde se empiecen a usar mejor. Una de las las principales razones tiene que ver con la salud mental.
¿A qué estamos dispuesto a renunciar por seguir conectados a las redes sociales? Un gran porcentaje sacrificaría la cafeína, el alcohol, hacer deporte y ver la televisión. Y un 10% renunciaría a las relaciones sexuales o a un año de su vida.
Caroline Rouen-Mallet, IAE Rouen Normandie - Université de Rouen Normandie; Pascale Ezan, Université Le Havre Normandie, and Stéphane Mallet, IAE Rouen Normandie - Université de Rouen Normandie
La tensión sobre el tiempo de uso y el contenido de las pantallas puede llevar a los padres a perder la confianza en su eficacia como educadores. He aquí algunas claves para evitar el callejón sin salida.
Durante la adolescencia, no está desarrollada completamente la capacidad de control mientras que se agudiza el sistema de recompensa. Eso nos hace más vulnerables a caer en comportamientos compulsivos.
No siempre compramos por placer ni, desde luego, por necesidad. Para muchas personas, comprar compulsivamente y luego arrepentirse de lo comprado desvela un comportamiento adictivo con consecuencias graves.
A pesar de que hay evidencias de que desde que comenzó la pandemia dormimos más horas, paradójicamente también dormimos peor. Porque se ha reducido la calidad de nuestro sueño y se han desincronizado nuestros ritmos.
El proyecto busca facilitar la investigación y mostrar brechas que deben ser abordadas para promocionar un estilo de vida activo y saludable en niños y jóvenes a nivel global.
Confinamiento, adolescentes y pantallas ha sido todo uno. Los más jóvenes han recurrido a ellas para mitigar la falta de otro tipo de actividad lúdica durante esos meses. Y ahora viene el momento de desengancharse. Estos cinco consejos le van a servir de mucha ayuda.
Docente e Investigador. Prof. Titular Universidad (Nivel 1). Actualmente, Investigador Principal del Área de Bienestar Emocional en el Instituto de Transferencia e Investigación (ITEI) e Investigador Principal del Grupo Ciberpsicología (UNIR)., UNIR - Universidad Internacional de La Rioja