Kahneman reveló los límites de la racionalidad en la toma de decisiones económicas y demostró que los sesgos y las reinterpretaciones también intervienen en este proceso.
Para la economía clásica el individuo es un ser racional que intenta tomar decisiones óptimas. Los economistas del comportamiento como Daniel Kahneman, fallecido esta semana, consideran más bien que los juicios y las elecciones se realizan de manera intuitiva.
Los economistas que describieron los sesgos que influyen en las decisiones humanas recibieron un premio Nobel. Hoy esta disciplina que combina economía y psicología tiene muchas utilidades.
El homo economicus no es tan racional como lo pinta la teoría económica clásica: más bien toma decisiones razonablemente óptimas y muchas veces se deja llevar por las opiniones del grupo.
La resistencia al cumplimiento de las medidas necesarias para frenar la pandemia puede explicarse desde la óptica de los sesgos cognitivos descritos por la economía conductual.
Profesor asociado de la Facultad de Ciencias Economicas y Empresariales de la Universidad Pontificia Comillas / Director del Master in Talent Management de Advantere School of management, Universidad Pontificia Comillas