En tiempos de turbulencia económica competir en el mercado es un gran desafío para las empresas que, además de incentivar el consumo, deben identificar cambios en los hábitos de compra y de los consumidores.
La distribución de última milla sufre la presión constante de mantener la competitividad y la rentabilidad y, además, cumplir con los objetivos medioambientales y de sostenibilidad,
El comercio del futuro será un híbrido entre lo digital y lo presencial; la experiencia de compra cobrará importancia, aunque haya menos contacto con el producto y las transacciones sean electrónicas.