El BCE avanza en su proyecto de creación del euro digital aunque todavía habrá que ver si logra el consenso necesario para su puesta en funcionamiento.
El BCE y la FED son los responsables de subir o bajar los tipos de interés para controlar la inflación. Es difícil y complejo conseguir el punto de equilibrio que garantice el crecimiento económico con el menor sufrimiento de las familias.
Con su política monetaria, los bancos centrales influyen en el tipo de interés y la liquidez del sistema para buscar la estabilidad de los precios y, en última instancia, de la economía y el sistema financiero.
La economía europea vive un periodo de gran incertidumbre, las medidas del BCE dependen de factores externos (la guerra, las cadenas de valor…) y la credibilidad de la institución y del euro están en juego.
El FMI presenta su informe de previsiones económicas para 2023 con revisiones a la baja y la vista puesta en el crecimiento en los precios. A los países les recomienda contención presupuestaria.
Se esperaba que 2022 fuera el año de la completa recuperación económica, pero la importante subida de precios del último año ha obligado al BCE a subir los tipos de interés. Y en Estados Unidos, más de lo mismo. Y ya se habla de recesión.
El BCE tardó, pero finalmente se subió al carro de las políticas restrictivas para contener la inflación. En la reunión del 21 de julio anunció una subida de 0,5 puntos de los tipos de interés, 0,25 más de lo que se preveía.
La gradual bajada de tipos de las últimas décadas ha variado el comportamiento de ahorro de los hogares. Cerrada la era de tipos negativos en la eurozona, se prevé que vuelva a haber cambios al respecto.
En 2020, con el estado de alarma, el teletrabajo adquirió carácter preferente. Dos años después el trabajo a distancia retrocede: muchos trabajadores prefieren no hacerlo y las empresas no terminan de adoptar este modelo laboral.
Tras años de cotizaciones a la baja, y pérdidas millonarias en 2020, 2021 fue un año glorioso para las grandes productoras de petróleo que tuvieron beneficios récord y sus acciones se revalorizaron más que la media bursátil.
El tiempo, y las crisis, han flexibilizado los objetivos de inflación del BCE. En 1998 debía ser menor al 2%, en 2003 por debajo pero en torno a esa cifra y desde julio de 2021 es del 2%, simétrico (ni arriba ni abajo) y a medio plazo (admite desviaciones temporales).
A las autoridades monetarias, que articulan las políticas antiinflacionistas, y al Gobierno, que maneja la política económica, les preocupa que la inflación haya venido para quedarse.
La forma más rápida de liberar recursos públicos es mediante la reestructuración o cancelación de la deuda pública. Imponer la forma habitual de pago en tiempos de crisis no hace más que profundizarla.
El Gobierno ha anunciado la suspensión de las reglas fiscales para los gobiernos locales y autonómicos. Sin objetivos de déficit, ni de deuda pública, ni regla de gasto, solo habrá “valores de referencia”.
La Comisión Europea ha presentado un ambicioso plan de recuperación económica pos-COVID-19. No habrá solo préstamos, sino también subsidios. Pero la cantidad propuesta todavía es insuficiente para resolver la crisis.