Tras los últimos actos organizados en museos contra obras de arte para protestar por la inacción frente al cambio climático nos preguntamos: ¿sufren los cuadros algún daño?
¿Son iconoclastas los recientes ataques a obras de arte? ¿Buscan llamar la atención sobre el cuadro o lo representado? ¿O basan sus argumentos en falacias?
La serie sobre la vida de Tamara Falcó ha abierto el debate de si las obras de arte que aparecen borrosas en ella deberían mostrarse o si, por el contrario, que apareciesen infringiría las leyes de propiedad intelectual.
¿Son resolubles los desacuerdos en cuestiones estéticas? ¿Podemos hacer una valoración estética sobre algo como quien elige su sabor favorito de helado?
El expolio nazi movilizó una parte considerable del patrimonio cultural europeo. Esta operación de pillaje abarcó mucho más que la pintura y los judíos no fueron sus únicas víctimas.
Conocer el contexto de un cuadro siempre ayuda a disfrutarlo, pero no es lo único necesario. Dejar volar la imaginación y la curiosidad y observar con paciencia son también actitudes esenciales.
Es una mentira reconfortante creer que, una vez que una pieza pasa a formar parte de la colección de un museo, está segura para la eternidad. Los museos se enfrentan a muchos peligros en su lucha por la conservación. La falta de presupuesto es uno de los principales.