La salida a la luz de vídeos en los que la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, aparece en una fiesta privada ha puesto sobre la mesa hasta dónde llega la vida privada de los políticos. Los límites deben marcarlos las leyes y el desarrollo de su función pública.
A través de la arquitectura, el diseño y los medios, Hitler fomentó el mito de ser un hombre hogareño, culto y pacífico, para distanciar al dictador de sus políticas crueles.