tag:theconversation.com,2011:/uk/topics/incendios-62129/articlesincendios – The Conversation2024-02-27T20:51:28Ztag:theconversation.com,2011:article/2244372024-02-27T20:51:28Z2024-02-27T20:51:28ZIncendio en Valencia: tecnología en el punto de mira ante desastres con gran número de víctimas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/578253/original/file-20240227-18-hfupm1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=134%2C58%2C5473%2C3673&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/seven-high-buildings-under-construction-cranes-92486644">Pavel L Photo and Video/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Desastres con gran número de víctimas y un denominador común: avances tecnológicos que resulta complejo (o imposible) asociar con el daño causado. El incendio de Valencia es el último caso vivido. <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/United_Kingdom_cladding_crisis">El de las Torres de Grenfell</a> (UK) de 2017 aún está pendiente de resolverse. Pero no son los únicos. </p>
<h2>Los pararrayos radiactivos</h2>
<p>Una tecnología que ya generó problemas en los años 90 fue el de los pararrayos radioactivos. El pararrayos <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pararrayos#:%7E:text=Un%20pararrayos%20es%20un%20instrumento,en%201752%20por%20Benjamin%20Franklin.">lo inventó B. Franklin en 1752</a>, pero su invento resultó ser poco eficaz. El inconveniente era que el mástil de hierro original solo desviaba y atraía a rayos en un reducido radio de 10-15 metros.</p>
<p>En el siglo XX se pensó que si se colocaba un núcleo radioactivo en la punta del mástil, la radioactividad ionizaría el aire y crearía (como efectivamente sucede) un camino conductor en el aire hacia el pararrayos, aumentando su eficacia de captación a centenares/miles de metros. </p>
<p>El incremento en la eficacia fue notorio, y por eso en las décadas de 1960 y 1970 se instalaron muchos <a href="https://www.csn.es/documents/10182/914801/FDE-10.01+-+Pararrayos+radiactivo">pararrayos radioactivos</a> en todo el mundo, también en muchas poblaciones españolas. El problema era (y es) que la potencia del rayo resulta impredecible, y los más intensos vaporizaban parte del núcleo radioactivo, que acaba cayendo en forma de lluvia venenosa sobre los habitantes que debía proteger. </p>
<p>Esta fue la razón por lo que este sistema <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1986-18433">se prohibió en España en 1986</a>. Entre 1993 y 2004 fueron eliminados un total de 21 961 pararrayos radiactivos.</p>
<p>¿Y qué tiene que ver esto con el reciente incendio de Valencia? Mucho. Porque también hay tecnología de cuya seguridad dudamos. En este caso, la fachada ventilada (o fachada libre) y un material aislante combustible.</p>
<h2>Los revestimientos de piedra</h2>
<p>El concepto de <a href="https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/11912/PROYECTO%20FINAL%20CARRERA.pdf?%20sequence=1">fachada libre</a> (independiente de la estructura del edificio) nació en 1927. En España las primeras <a href="https://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es/index.php/informesdelaconstruccion/article/%20view/5926/7056">construcciones con este sistema se levantaron en la década de 1950</a>. Entre los 60 y los 80, lo moderno e innovador en arquitectura era revestir los edificios con placas de roca ornamental. Esta placas comenzaron pegándose al edificio con mortero, pero el sistema daba problemas dado que, aunque la instalación fuera extremadamente cuidadosa, con el paso del tiempo había desprendimientos de placas y el consiguiente peligro a los viandantes. </p>
<p>A finales de la década de 1980 se pensó en emplear las placas de piedra en fachadas ventiladas. De este modo, además de solucionar el problema de los desprendimientos, se mejoraba el aislamiento del edificio. Tras esta decisión se produjo un <em>boom</em> de edificios con su envuelta exterior –la piel del edificio, en nomenclatura arquitectónica– en forma de fachada ventilada y con revestimiento de roca ornamental. Se trata de un sistema de colocación que ha resultado más seguro que el de pegado con mortero y, además, es aislante e ignífugo.</p>
<h2>El abandono de la piedra natural</h2>
<p>A comienzos del S XXI, y sobre todo con la crisis de la construcción, otro <em>boom</em> sacudió el sector. Había que cambiar la moda arquitectónica. La piedra natural dejo de ser “lo mejor y más vistoso” y se sustituyó por nuevos materiales, manteniendo las fachadas ventiladas. </p>
<p>El aluminio anodizado, usado en el caso del edificio valenciano, es una de las alternativas más apreciadas. El problema es que, como el aluminio no aísla, hace falta asociar un material aislante. Hay soluciones razonables, como la <a href="https://maabarquitecturasostenible.com/2017/07/02/incendios-y-fachadas-ventiladas/">fibra de vidrio o la fibra cerámica</a>. Pero las mejores soluciones suelen ser caras, y los materiales más baratos arden. </p>
<p>No esta claro qué material había en la fachada ventilada del edificio de Campanar, el incendiado en Valencia, pero ardía igual que lo hizo el edificio Grenfell en Londres en 2017. </p>
<p>En estos momentos una parte importante de la polémica se centra en si el material instalado <a href="https://www.codigotecnico.org/DocumentosCTE/SeguridadEnCasoDeIncendio.html">cumplía los requisitos legales del momento de instalación </a>, reduciendo la responsabilidad a la legalidad vigente. La legislación no contempla que los técnicos que diseñan la tecnología puedan ser responsables de cómo funciona y sus efectos. </p>
<p>Aunque las casas de madera son más confortables, aislantes y fáciles de construir que las de piedra, se dejaron de usar hace siglos por la inflamabilidad de la madera. Ahora, buscándole sustituto a la piedra, volvemos a caer en el mismo error. Un sistema económico que apuesta por el máximo beneficio optando por soluciones técnicas desacertadas en la construcción –y en otros sectores– puede dar lugar a consecuencias tan nefastas como la del incendio de Valencia. Deberíamos tomar nota.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224437/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Josep Gisbert Aguilar ha recibido en su carrera diversos fondos de origen publico y privado, pero ninguno relativo al tema del presente artículo</span></em></p>El incendio de Valencia es un ejemplo de cómo ciertos supuestos avances científico-tecnológicos pueden ser la causa de desastres con gran número de víctimas.Josep Gisbert Aguilar, Profesor de Geología-Petrología, Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2243152024-02-24T09:34:29Z2024-02-24T09:34:29ZLa psicología de emergencias ante el incendio de Valencia: cómo afrontarlo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/577636/original/file-20240223-22-su6ra5.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C898%2C505&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Vecinos en el edificio incendiado en Valencia.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.rtve.es/noticias/20240222/incendio-valencia-imagenes-edificio-campanar-calcinado/15982312.shtml">RTVE</a></span></figcaption></figure><p>El <a href="https://efe.com/comunidad-valenciana/2024-02-22/un-edificio-de-viviendas-de-valencia-en-llamas-tras-comenzar-un-incendio-en-el-quinto-piso/">incendio de un edificio de viviendas en Valencia</a> vuelve a centrar nuestra atención en la importancia de la psicología para el afrontamiento de estas situaciones críticas.</p>
<p>En los primeros momentos, todos los esfuerzos de las administraciones implicadas y de la sociedad civil en su conjunto deben estar centrados en acompañar a las víctimas directas y sus familiares más cercanos en el dramático trance de afrontar la pérdida de un ser querido o la angustiosa espera de información fiable sobre el paradero y el estado de los desaparecidos.</p>
<p>Traumáticas experiencias previas como el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Vuelo_4230_de_Ukrainian-Mediterranean_Airlines">accidente del Jak-42</a>, el 11-M, el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Vuelo_5022_de_Spanair">accidente de Spanair</a>, etc. nos dejan la inequívoca lección de la importancia de establecer una comunicación directa, inmediata e individualizada entre la administración (centralizando en una única figura las funciones de interlocución) y las víctimas supervivientes o los familiares de quienes aún permanecen desaparecidos.</p>
<h2>Los medios no deben generar falsas expectativas</h2>
<p>Por su parte, los medios de comunicación y las redes sociales han de afrontar su esencial tarea de informar sobre el suceso con la máxima prudencia para no difundir ninguna información susceptible de ser falsa o equívoca.</p>
<p>Una buena noticia que después resulte ser errónea puede haber despertado unas expectativas en los afectados que al verse frustradas aboquen a una profunda indefensión emocional. Del mismo modo, una mala noticia que finalmente no sea cierta habrá dejado una huella traumática en sus destinatarios que podría haberse evitado con un manejo responsable de la información.</p>
<p>La clave es siempre la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Empat%C3%ADa">empatía</a>, es decir, escrutar en todo momento tanto las decisiones políticas y de gestión técnica de la crisis como el tratamiento de las imágenes o las informaciones que se publican desde la misma pregunta: ¿qué puede sentir, pensar o hacer frente a esto un superviviente o un ser querido de una víctima?</p>
<p>Por otro lado, en el análisis de la información, no deberíamos centrarnos sólo en lo que no hay que hacer. Hay mucho bueno que aportar desde los medios y las redes sociales para el afrontamiento individual y colectivo de estas situaciones.</p>
<p>La principal recomendación en positivo es acompañar toda noticia de información de servicio acerca de los recursos de apoyo psicosocial disponibles. Los colegios oficiales de psicología (en este caso <a href="https://www.cop.es/">COP</a> y <a href="https://www.cop-cv.org/">COP-CV</a>) son siempre el referente. </p>
<p>En julio de 2022, ante el enorme número de incendios declarados ese verano, el Consejo General de la Psicología de España publicó en su página web <a href="https://www.infocop.es/pautas-psicologicas-frente-a-los-incendios-en-espana/">una serie de pautas psicológicas de afrontamiento de este tipo de situaciones cuya lectura resulta muy recomendable en estos momentos</a>.</p>
<p>Desde el ámbito universitario y de formación profesional a intervinientes de emergencias damos pautas de afrontamiento en tres dimensiones (cognitiva, conductual y emocional) y tres situaciones temporales (antes, durante y después del incendio).</p>
<p>Es importante que ante situaciones críticas que tienden a producirse con relativa frecuencia, como los incendios, las administraciones ya hayan pensado (dimensión cognitiva) de antemano en sistemas de prevención, planes de evacuación, protocolos de actuación, etc. que garanticen la mínima improvisación posible cuando se dan estas situaciones. </p>
<p>La rápida activación de las diferentes dotaciones de bomberos y la posterior movilización de la Unidad Militar de Emergencias son buena muestra de ello.</p>
<h2>Las familias también pueden prepararse</h2>
<p>Del mismo modo, una familia cualquiera puede prepararse estando al tanto de las vías de evacuación de su edificio, los planos, las señalizaciones de emergencia y <a href="https://www.gipuzkoa.eus/es/web/suhiltzaileak/consejos/como-actuar-ante-incendio-interior-edificio">los consejos de actuación que nos dan para estos casos los profesionales de la emergencia</a>.</p>
<p>Durante el incidente crítico lo importante es, sin lugar a duda, la conducta. El dilema de actuación se reducirá en la inmensa mayoría de los casos a dos opciones: irse o quedarse. Haber pensado en ello antes y tener cierta información al respecto nos ayudará a optar por las mejores vías de evacuación cuando esto sea posible y a buscar el lugar más accesible y seguro en el que esperar a ser rescatados.</p>
<p>En momentos de emergencia, nuestras emociones pueden jugar en nuestra contra y activar determinados mecanismos de defensa como la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Negaci%C3%B3n_(psicolog%C3%ADa)">negación</a>, que, si bien es desarrollada por nuestra mente para limitar el impacto emocional que estamos sufriendo, nos puede impedir reconocer la gravedad de lo que está sucediendo y retrasar nuestras acciones de autoprotección.</p>
<p>De este modo, puede ser común que las víctimas de estas situaciones se resistan e incluso se enfrenten a sus rescatadores o que dediquen energías esenciales para su supervivencia a agredir o culpar a otros (e incluso a sí mismas) de las causas del suceso.</p>
<h2>Seguir las instrucciones es la prioridad</h2>
<p>El consejo siempre es la apuesta por la fragmentación de la conducta (tratar de centrarnos en la acción más inmediata) y la postergación (que no represión) de esas emociones y pensamientos disruptivos. Para lograrlo se ha de establecer el acuerdo firme (con nosotros mismos o con quienes estén a nuestro lado) de abordar esas emociones en cuanto nos encontramos en una situación segura.</p>
<p>Por medio de ese compromiso de atender más adelante lo emocional y lo cognitivo, resultará más sencillo centrarse en seguir las instrucciones que nos den los profesionales. Por ejemplo, tratar de desplazarnos pegados al suelo, para minimizar la inhalación de humos aunque resulte más lento, y mantener la confianza en el rescate. </p>
<p>También resulta esencial no correr de forma descontrolada y generar aglomeraciones o precipitaciones por tratar de escapar por vías inseguras como cornisas o ventanas altas.</p>
<p>Técnicas sencillas de respiración consciente haciendo inhalaciones profundas y exhalaciones muy largas ayudarán a las personas agitadas a recuperar la normalidad de su ritmo cardíaco y cierta sensación de calma y control.</p>
<h2>Las emociones no deben reprimirse</h2>
<p>Después del incendio, cuando ya se esté a salvo, será la hora de cumplir con ese acuerdo al que hacíamos referencia antes. </p>
<p>En cuanto estemos en un lugar seguro será recomendable preguntarnos por nuestras emociones y no caer en la tentación de la represión de lo experimentado convenciéndonos de que estamos bien y no necesitamos nada.</p>
<p>Las primeras horas y días son cruciales en la innegablemente dura tarea de abrirnos a lo sentido. Ese es el momento de pedir y ofrecer ayuda para ventilar nuestro estado emocional y eso nos ayudará a salir de pensamientos circulares que nos mantengan <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rumiaci%C3%B3n">reviviendo lo ocurrido</a>.</p>
<h2>Los seres queridos de los fallecidos y desaparecidos</h2>
<p>Los seres queridos de los fallecidos tienen por delante un largo y complejo camino de duelo que comenzará a sanar con la expresión de lo que están sintiendo y en el que les recomiendo con todo mi convencimiento que se dejen guiar por profesionales que les sabrán indicar el camino y acompañar por seres queridos que les ayudaran a recórrelo.</p>
<p>A los seres queridos de los desaparecidos, ahora a la espera de noticias, sólo podemos recomendarles que mantengan viva su esperanza sin negarse la realidad de la extraordinariamente grave situación que están pasando. Quienes los acompañan ya hacen mucho estando ahí, aunque en algunos momentos no encuentren las palabras de consuelo que quisieran pronunciar. Suele ocurrir que esa palabra que buscamos no existe en ningún diccionario, pero puede expresarse con la mera presencia.</p>
<p>Por último, a quienes tienen la dura tarea profesional de atender a estas familias, sólo podemos darles las gracias por el valor de empatizar con quien tanto está sufriendo y reafirmarles en el convencimiento de que la peor de las verdades será siempre menos traumática a la larga que la mejor intencionada de las ambigüedades si, con el curso de los hechos, acaba siendo errónea o simplemente falsa.</p>
<p>La verdad sobre todo lo ocurrido, por dura que sea, es lo que las familias necesitan y a lo que tienen derecho.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224315/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miguel Ángel Estévez Paz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Tras una tragedia, es fundamental prestar ayuda psicológica tanto a los afectados como a las familias de fallecidos y desaparecidos. Los colegios oficiales de psicología ofrecen pautas de afrontamiento para estos momentos difíciles.Miguel Ángel Estévez Paz, Profesor Titular de Psicología Social CES Cardenal Cisneros y Profesor Asociado del Departamento de Psicología Social de la Facultad de Psicología de UCM, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2243002024-02-23T15:25:52Z2024-02-23T15:25:52ZEl incendio de Valencia: otro ejemplo del peligro de los materiales inflamables en la construcción<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/577618/original/file-20240223-26-7xe4bo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C2%2C1595%2C893&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.rtve.es/noticias/20240222/bomberos-rescate-incendio-edificio-valencia/15982253.shtml">RTVE</a></span></figcaption></figure><p>Un incendio de grandes proporciones ha arrasado un edificio de 14 plantas en el barrio de Campanar de Valencia, provocando una tragedia humana para la que no hay consuelo. Una vez más, como ocurrió en el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_de_la_torre_Grenfell">incendio de Torre Grenfell de Londres</a>, que dejó más de setenta muertos, nos encontramos buscando respuestas sobre cómo los edificios pueden convertirse en trampas mortales.</p>
<h2>Alucobond, aislante térmico y acústico</h2>
<p>Mientras que la causa del último incendio en Valencia sigue bajo investigación hasta la fecha de publicación, ya conocemos varios materiales que magnifican el riesgo de incendio y que hasta hace relativamente poco tiempo se utilizaban ampliamente en la construcción, como el poliuretano contenido en los paneles tipo Alucobond.</p>
<p>Alucobond se emplea como nombre genérico y se refiere a un material compuesto de aluminio. La mayoría de estos compuestos también se denominan panel de aluminio-plástico. Estos paneles suelen tener una estructura tipo sándwich, es decir, una capa central de plástico (o de otros materiales, por ejemplo, en forma inorgánica), que está intercalada entre dos paneles de aluminio. </p>
<p>En cuanto a la capa central, se utilizaban materiales plásticos como la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Espuma_de_poliuretano">espuma de poliuretano</a> (PU) y el polietileno (PE). Además, se emplean adhesivos a base de resina entre la capa central y la capa de aluminio. </p>
<p>Los paneles de aluminio-plástico tipo Alucobond tienen una aplicación muy amplia en la construcción, como revestimiento exterior de edificios, decoración interior y recubrimiento protector en la superficie. La función principal es como aislante térmico y aislante acústico.</p>
<h2>Altamente inflamable</h2>
<p>Los materiales que conforman estos paneles (plásticos, adhesivos) son altamente inflamables. Por ejemplo, si la capa central está hecha de espuma de PU sin tratamiento ignífugo, resulta muy fácil que se prenda fuego y que se propague rápidamente. Si se usa como revestimiento, en cuestión de apenas minutos puede propagarse por todo el edificio.</p>
<p>Es importante destacar que <a href="https://alucobond.com/products/fire-safety">algunos tipos de Alucobond recientes son ignífugos </a> y utilizan un material de relleno mineral, en lugar de plástico inflamable, entre las capas de aluminio exteriores. Pero muchos edificios antiguos no cuentan con este material más avanzado.</p>
<h2>Basta una chispa</h2>
<p>El peligro de utilizar espuma de poliuretano o resina de polietileno es que cualquier fuente de fuego común podría encenderlas. Eso incluye chispas de corte, descargas eléctricas, incluso colillas de cigarrillos no apagadas. </p>
<p>Una vez que se produce el incendio, otros componentes involucrados en el Alucobond, como los adhesivos, arderán rápidamente y liberarán humo y gases tóxicos. Incluso la capa de aluminio podría incendiarse si se alcanzan temperaturas suficientemente altas.</p>
<h2>Tecnologías para reemplazarlos</h2>
<p>La omnipresencia de estos materiales hace imposible eliminarlos de nuestra vida. Sin embargo, existe la posibilidad de trabajar en un enfoque más prometedor y práctico: hacer que los materiales existentes sean menos susceptibles a la ignición. </p>
<p>Actualmente, en el Instituto IMDEA Materiales se están investigando cuatro tecnologías principales que podrían ser utilizadas para reemplazar este material o mejorar la seguridad contra incendios.</p>
<ol>
<li><p><a href="https://materiales.imdea.org/espumas-polimericas-mas-aislantes-seguras-y-resistentes-gracias-a-aditivos-basados-en-sepiolita/">Espumas de PU altamente retardantes de llama</a>. Es posible utilizarlas como materiales centrales en paneles tipo Alucobond, lo que mejoraría enormemente la seguridad contra incendios del producto, especialmente si se utiliza como revestimiento exterior de edificios.</p></li>
<li><p>Espumas de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Aerogel">aerogel</a> altamente resistentes al fuego. Su resistencia al fuego es mucho mejor que la de la espuma plástica tradicional, pero tiene un peso ligero similar y comportamientos de aislamiento al calor y acústico.</p></li>
<li><p><a href="https://materiales.imdea.org/webinar-sobre-environmentally-friendly-flame-retardant-materials-from-fundamentals-to-advanced-applications/">Recubrimiento retardante de llama altamente eficiente</a>. En caso de incendio, en cierta medida limitará la propagación del fuego y proporcionará más tiempo a las personas para escapar.</p></li>
<li><p><a href="https://materials.imdea.org/imdea-materiales-desarrolla-nuevos-sensores-para-detectar-incendios-antes-de-que-empiecen/">Sistema de advertencia temprana de incendios</a>. Sensores que detectan los incendios antes de que se expandan. Esta tecnología es posible integrarla con Alucobond (tanto en aplicaciones exteriores como interiores). Una vez que se produce el incendio, en menos de 2 segundos, se activa el sistema de advertencia. Así los residentes del edificio pueden recibir el aviso al instante y abandonar el edificio inmediatamente.</p></li>
</ol>
<h2>Cómo evitar incendios futuros</h2>
<p>Es hora de revisar cuidadosamente todos los materiales de revestimiento de las construcciones, especialmente en los edificios antiguos. Si algún edificio tiene revestimientos inflamables, convendría que fuera modificado y actualizado.</p>
<p>También es fundamental utilizar materiales de revestimiento no inflamables en las construcciones mediante el uso de nuevas tecnologías, especialmente teniendo en cuenta la seguridad contra incendios, la liberación de gases tóxicos y el humo, etc.</p>
<p>Por otro lado, las tecnologías de advertencia temprana de incendios se están implementando de manera inteligente en las construcciones, lo que mejorará significativamente la seguridad de la propiedad y de las personas. </p>
<p>Además, sería recomendable que cada familia tuviera algunos elementos personales resistentes al fuego, como una manta ignífuga.</p>
<p>Pero, sobre todo, es necesario invertir en materiales que eviten tragedias como la del incendio en Valencia. Y que no se repitan.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224300/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>De-Yi Wang no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un material altamente inflamable, ampliamente utilizado en revestimiento de edificios, podría estar detrás del reciente incendio del edificio de Valencia.De-Yi Wang, Investigador Principal: Polímeros de Alto Rendimiento y Retardantes de Fuego, IMDEA MATERIALESLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2228562024-02-07T22:13:08Z2024-02-07T22:13:08Z¿Hay que estigmatizar a los incendiarios para que no se repita la tragedia de Chile?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/573850/original/file-20240206-32-ms165y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C0%2C1194%2C740&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Incendio en la región de Valparaíso, en Chile, el 3 de febrero de 2024.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://twitter.com/BomberosdeChile/status/1753564381676253215/photo/1">Bomberos de Chile</a></span></figcaption></figure><p>Los incendios forestales que durante los pasados 2 y 3 de febrero <a href="https://www.rtve.es/play/videos/telediario-fin-de-semana/incendios-arrasan-montanas-rodean-localidad-chilena-vina-del-mar/15955514/">azotaron la ciudad costera chilena Viña del Mar</a>, conocida también como la “Ciudad Jardín”, han dejado detrás de sí un rastro devastador: 15 000 casas destruidas, 44 000 damnificados y por lo menos 131 personas fallecidas. </p>
<p>Existen <a href="https://cnnespanol.cnn.com/video/incendios-chile-bomberos-presidente-intencionados-primera-manana-tv/">indicios preliminares de intencionalidad</a>, vinculados a la detección simultánea de varios focos de fuego. Desde el Palacio de La Moneda, el presidente Gabriel Boric <a href="https://prensa.presidencia.cl/comunicado.aspx?id=280236">fue contundente al declarar</a>: “Se está investigando la eventual intencionalidad de estos incendios y, aunque cuesta imaginar quién podría estar dispuesto a causar tanta tragedia y tanto dolor, sepan que se va a investigar hasta las últimas consecuencias y con todos los recursos necesarios”.</p>
<p>Lamentablemente, la voluntad de esclarecer estos casos no es suficiente, ya que los incendios, especialmente aquellos provocados intencionalmente, y aún más si son forestales, se caracterizan por su dificultad probatoria. En este contexto, la tarea de identificar a los responsables se vuelve ardua debido a la complejidad inherente a la investigación de incendios dolosos. La destrucción masiva y la rápida propagación del fuego dificultan la recopilación de pruebas sólidas.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1753543757494993211"}"></div></p>
<h2>Una historia que se repite</h2>
<p>Desde que aprendimos a utilizar y dominar el fuego, este elemento nos ha fascinado y definido como especie de manera única. Esencial para nuestra evolución, moldeó la historia humana y se convirtió en el emblema elemental de la civilización. Sin embargo, a pesar de los beneficios evidentes que el fuego aporta, también porta consigo una dualidad innegable. Mientras nos brinda calor y luz, su potencial destructivo nos confronta constantemente. Esta dualidad se hace más palpable cuando la figura del incendiario de vez en cuando regresa, desafiando los límites de nuestra coexistencia con el fuego.</p>
<p>El <a href="https://psychiatryonline.org/doi/10.1176/appi.ajp-rj.2016.110707">incendiario</a>, al utilizar el fuego como herramienta para causar daño, nos obliga a recordar la amenaza que puede representar este elemento esencial y la obligación que tenemos como sociedad de vigilar, enfrentar y <a href="https://archivo-es.greenpeace.org/espana/es/news/2010/November/greenpeace-pone-rostro-a-los-8/">denunciar</a> estos delitos.</p>
<p>Desde tiempos antiguos, <a href="https://www.fundeu.es/recomendacion/incendiario-piromano/">el término incendiario</a> se erige como arquetipo de maldad. Un ejemplo es Tiberio Claudio Nerón, último emperador Julio-Claudio. Aunque historiadores descartan su participación en el incendio de Roma del 64 a.e.c., <a href="https://www.thecollector.com/great-fire-of-rome/">la imagen de él impasible</a> mientras la Ciudad Eterna arde persiste, generando aversión. </p>
<p>A lo largo de los siglos, el incendiario se ha convertido en el epítome del criminal más despreciable. <a href="https://books.google.cl/books?id=BtnxCFlJHwkC&printsec=frontcover&dq=C%C3%B3digo+y+pr%C3%A1ctica+criminal,+arreglado+a+las+leyes+de+Espa%C3%B1a,+Tomo+II,+Madrid,+1797,+%E2%80%9CIncendiar%E2%80%9D&hl=es&newbks=1&newbks_redir=0&sa=X&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false">Como señalaba en el siglo XVIII el jurista español Vizcaíno Pérez</a>: “Incendiar casas, mieses, montes, naves u otra cualquier cosa, no siendo por un descuido o casualidad inculpable es de los más atroces delitos si se ejecuta de intento o con deliberación … es gravísimo por los estragos que puede causar a muchos que no le han ofendido, dejándoles en un instante sin los bienes cuya adquisición les costó tantos años de afán y de trabajo, como por las muertes que pueden acaecer”. </p>
<p>El incendiario, por naturaleza, es un individuo difícil de atrapar. Realiza sus actos delictivos en soledad, a menudo resguardado por la oscuridad o, en incendios forestales, oculto en la vastedad del territorio para evitar ser detectado. Además, el fuego mismo borra pruebas, complicando su identificación. </p>
<h2>Penas severas y estigmatización</h2>
<p>Nuestros ancestros, sin tecnologías modernas, entendieron la importancia de disuadir incendios intencionales, dada la dificultad de identificar a los responsables, a menos que fueran sorprendidos in fraganti, confesaran voluntariamente o hubiera testigos capaces de denunciarlos. Por ello, implementaron <a href="https://www.lanzadigital.com/blogs/cronicas-de-la-historia/incendiarios/">penas severas</a> y <a href="https://www.administracionpublica.com/incendiarios-resistentes-al-codigo-penal/">estrategias de estigmatización social</a> para desalentar a quienes pudieran convertirse en incendiarios. </p>
<p>Los perpetradores enfrentaban la posibilidad de una muerte atroz por hoguera y la certeza de carecer del perdón divino, con la excomunión al ser descubiertos. Refugiarse en iglesias era inviable, ya que la creencia arraigada sostenía que Dios no protegería a seres despreciables. Las consecuencias de sus actos recaerían sobre sus familias, con la confiscación de bienes.</p>
<p>A pesar del avance tecnológico, esta realidad persiste: la vastedad del territorio y la furia de las llamas siguen protegiendo a los incendiarios. La defensa contra estos criminales pasa principalmente por tres vías: la puesta en seguridad del territorio, el civismo (donde aquel que tiene conocimiento debe hablar y denunciar a los responsables, incluso si implica señalar a parientes, amigos o vecinos) y la implementación de campañas de estigmatización social.</p>
<p>Las <a href="https://www.bcn.cl/portal/leyfacil/recurso/aumento-de-penas-a-los-que-causen-incendios-forestales">duras penas</a> en <a href="https://www.newtral.es/penas-por-incendio-provocado/20220719/">nuestros códigos penales</a> no disuaden lo suficiente a muchos de los incendiarios, pues conscientes de la dificultad probatoria inherente a los incendios, saben que pueden encontrar refugio en las garantías de los sistemas judiciales basados en la presunción de inocencia. </p>
<p>El rechazo social se vuelve, por lo tanto, un elemento clave para disuadir a más personas de convertirse en incendiarios. Además, su arraigo en la visión social fomentará un sentido de responsabilidad en la población para denunciar. </p>
<p>Estigmatizar estas conductas criminales permitirá generar un impacto y rechazo social inquebrantables hacía los incendiarios, lo que hará que muchas menos personas se atrevan a provocar incendios intencionales y la ciudadanía sea más propensa a denunciarlas.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/asturias-no-arde-la-queman-203107">Asturias no arde, la queman</a>
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<h2>Su rostro según Concepción Arenal</h2>
<p>Se trata de mostrar a la colectividad el verdadero rostro del incendiario, como <a href="https://civio.es/espana-en-llamas/2016/11/24/motivaciones-de-incendios-intencionados/">sus intenciones y deseos</a>. Según <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/cartas-a-los-delincuentes--0/html/fef8a368-82b1-11df-acc7-002185ce6064_4.html">las palabras de la penalista española Concepción Arenal</a>, el incendiario es un individuo débil y cobarde, capaz de cometer atrocidades, buscando destruir sin beneficio propio, que premedita el crimen “con fría calma y rastrera alevosía”. </p>
<p>Es un individuo que “busca el fuego, ese monstruo que devora, esa fuerza que destruye, ese ímpetu que aniquila, ese poder misterioso, impalpable é irresistible, enigmático y ciego, que como una furia obediente á la voz del infierno, lleva por mensajero al espanto, deja huellas de desolación, respira ayes, bebe lágrimas, ordena a la muerte que le alce un trono sobre cenizas, y descansa cuando ya no tiene nada que aniquilar”. Un individuo que tiene como objetivo final siempre y solo “destruir los montes, las mieses, y con ellas el sustento y la esperanza de los que no contaban con otra cosa para vivir”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222856/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Loris De Nardi es Investigador Responsable de una investigación financiada mediante el proyecto ANID FONDECYT Iniciación (N°11220159).</span></em></p>Los incendios en Viña del Mar (Chile) han dejado al menos 122 muertos, 15 000 casas destruidas y se investiga la posible intencionalidad. Identificar a los incendiarios es un desafío debido a la dificultad probatoria. La estigmatización y la denuncia por parte de sus familiares se considera una vía fundamental para que estos hechos no se repitan fácilmente.Loris De Nardi, Investigador Facultad de Derecho/Centro de Estudios Históricos, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Bernardo O'Higgins, Chile, Universidad Bernardo O´HigginsLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2160632023-11-09T21:40:08Z2023-11-09T21:40:08ZEl fuego convierte discotecas y casas en trampas mortales: ¿cómo evitarlo sin reemplazar materiales muy inflamables?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/556599/original/file-20231030-23-ydj0sb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3960%2C2626&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/american-firefighters-on-turntable-fire-department-1673381209">Ted Pendergast / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Los <a href="https://efe.com/espana/2023-10-01/incendio-murcia-mortifero/">incendios en discotecas en España han provocado al menos 162 muertes</a> en los últimos 45 años. En el último registrado, <a href="https://theconversation.com/tragedia-en-murcia-tiene-espana-una-regulacion-adecuada-en-seguridad-ante-incendios-215083">en Murcia</a>, han muerto 13 jóvenes. Y otros 81 murieron en una noche tristemente inolvidable en la discoteca Alcalá 20, en Madrid, en 1983. </p>
<p>Un cortocircuito o un cigarro mal apagado hacen saltar la chispa y las discotecas arden como teas, con cientos de personas atrapadas en un círculo de fuego. En su interior, todo, desde las cortinas a los sofás, está fabricado con polímeros altamente inflamables, y la música y las luces no son música ni luces sin componentes electrónicos, que suelen ser el epicentro de la hoguera. </p>
<p>Lo mismo ocurre en nuestras casas: estancias como el dormitorio o la cocina reúnen todo lo necesario para propagar las llamas. </p>
<h2>Rodeados de plásticos</h2>
<p>Casi todos los materiales utilizados en la decoración de interiores y muebles son altamente inflamables. Esto incluye cortinas, que están principalmente hechas de telas de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Poli%C3%A9ster">poliéster</a>, cojines de sofá (espuma de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Poliuretano">poliuretano</a>), alfombras (fibras sintéticas), mesas y sillas (madera y plástico), papel pintado (fibra de madera/plástico), etc.</p>
<p>Los equipos electrónicos, como televisores, computadoras y sistemas de sonido, también contienen grandes cantidades de materiales inflamables, como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Poliuretano_termopl%C3%A1stico">poliuretano termoplástico</a> (TPU), <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Etilvinilacetato">acetato de etileno-vinilo</a> (EVA), <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Poliamida">poliamida</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Resina_epoxi">resinas epoxi</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Polietileno">polietileno</a> (PE) y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Polipropileno">polipropileno</a> (PP).</p>
<h2>Por qué arde tan bien</h2>
<p>La gran mayoría de estos materiales son polímeros sintéticos, lo que comúnmente llamamos plásticos.</p>
<p>Su bajo costo de fabricación, su alta relación resistencia-peso, su versatilidad y su durabilidad los convierte en los elegidos para múltiples usos.</p>
<p>Casi todos los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pol%C3%ADmeros_sint%C3%A9ticos">polímeros sintéticos</a> están compuestos por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno en largas cadenas moleculares. Esas cadenas más largas generalmente resultan en materiales más resistentes: cuantos más bloques de construcción se utilizan en su fabricación, más resistente es el polímero. </p>
<p>La mala noticia es que son muy volátiles cuando se exponen a altas temperaturas (por encima de 250 °C), a las que estas largas cadenas no mantienen su estabilidad molecular. Y la volatilidad los hace altamente inflamables. </p>
<h2>¡Fuego!</h2>
<p>A medida que el material se expone a temperaturas más altas, las cadenas moleculares dentro del polímero comienzan a degradarse y romperse.</p>
<p>Empiezan a formarse radicales libres, estructuras inestables en las que se ha roto el enlace con la cadena molecular general. Se liberan entonces gases combustibles que, en presencia de suficiente oxígeno, inician la <a href="https://www.quimica.es/enciclopedia/Combusti%C3%B3n.html">combustión</a>.</p>
<p>A medida que el material se descompone, el proceso de combustión se vuelve cada vez más agresivo; el material se vuelve cada vez más volátil, liberando más gases combustibles hasta que el incendio se sostiene por sí mismo. Si no se controla, rápidamente alcanzará su fase más peligrosa: el <em>flashover</em>.</p>
<h2><em>Flashover</em>: cuando salir puede que ya no sea una opción</h2>
<p>Una vez que se desencadena un incendio, tenemos de 3 a 5 minutos, o incluso menos, antes de que se alcance el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Combusti%C3%B3n_s%C3%BAbita_generalizada"><em>flashover</em></a>. Esto ocurre cuando la mayoría de los materiales en una habitación o espacio cerrado alcanzan su temperatura de autoignición, la temperatura a la cual se encenderán espontáneamente sin contacto directo con una fuente de ignición externa. El <em>flashover</em> generalmente ocurre a alrededor de 500 °C .</p>
<p>Es lo que sucedió, por ejemplo, en el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_de_la_discoteca_The_Station">incendio de la discoteca <em>The Station</em> en Rhode Island</a> a principios de este año, que resultó en la muerte de 100 personas. Se produjo cuando las chispas de fuegos artificiales encendidos dentro del local prendieron fuego a la espuma de poliuretano altamente inflamable que cubría el techo y las paredes de la discoteca, lo que llevó al <em>flashover</em> en menos de un minuto.</p>
<h2>Una solución sin remplazar los materiales</h2>
<p>La omnipresencia de estos materiales hace imposible eliminarlos de nuestra vida. Pero trabajamos en un enfoque más prometedor y práctico: hacer que sean menos susceptibles a la ignición.</p>
<p>Este es el ámbito de investigación del <a href="https://www.materials.imdea.org/groups/hppn/">Grupo de Polímeros de Alto Rendimiento y Retardantes de Fuego</a> del Instituto IMDEA Materiales.</p>
<p>La primera línea de investigación se dirige a neutralizar los gases inflamables y reducir los radicales libres mediante un aditivo retardante de la llama. A medida que la estructura molecular del polímero se descompone liberando gases combustibles, el aditivo libera gases inertes no combustibles. Estos sirven para diluir la concentración de oxígeno y combustible en la zona de la llama.</p>
<p>También investigamos aditivos retardantes de la llama que sirven para crear una capa de carbón protectora a medida que el polímero comienza a quemarse. La formación de capas de carbón protectoras, que actúan como barrera para retrasar el flujo de calor y masa, es probablemente el mecanismo en fase condensada más significativo en la retardación de la llama en polímeros.</p>
<p>Y no solo sirve como barrera para el flujo de calor y masa, sino también como un medio para preservar el carbono, reduciendo así su conversión en compuestos volátiles inflamables.</p>
<h2>Un retardante que sirva para todo</h2>
<p>La dificultad con la que nos encontramos es que los polímeros que se emplean para fabricar un juguete, una cortina o cables electrónicos, tienen distintas características de inflamabilidad, por lo que los retardantes de la llama no pueden ser genéricos. </p>
<p>Por ejemplo, en <a href="https://doi.org/10.1016/j.colsurfa.2022.130375">investigaciones recientes sobre el poliuretano termoplástico (TPU)</a>, un componente común en la fabricación de cables electrónicos, la introducción de aditivos retardantes de la llama equivalentes al 5 % del peso total del material resultó en una extinción inmediata después de retirar la fuente de ignición externa.</p>
<p>Sin embargo, en el caso de otro polímero común en la producción de cables, <a href="https://doi.org/10.3390/ma15175867">el acetato de etileno-vinilo, hemos visto</a> que es necesario introducir aditivos equivalentes al 55 % del peso del material fuente. Es decir, 11 veces más de lo requerido en TPU para lograr un resultado similar.</p>
<p>Otro ejemplo es un retardante de llama en resina epoxi <a href="https://doi.org/10.1016/j.compositesa.2023.107602">desarrollado en el Instituto IMDEA Materiales</a>. Al introducir un 3 % menos de retardantes de la llama y nanomateriales, se reduce la tasa máxima de liberación de calor en más del 60 % y la producción total de humo en más del 40 %.</p>
<h2>Por qué no se utilizan ya estos retardantes en la industria</h2>
<p>La primera razón, seguro que a nadie le sorprende, es económica. La introducción de retardantes de llama en los polímeros puede aumentar el coste de fabricación. Pero el obstáculo principal no es el precio, sino que afecta al rendimiento mecánico del polímero. </p>
<p>En estos momentos, nuestros objetivos principales como investigadores de seguridad contra incendios son mejorar el rendimiento de los retardantes de la llama y minimizar el efecto de estos aditivos en las propiedades del propio polímero. </p>
<p>Seguiremos investigando para hacer que nuestros hogares, oficinas, edificios y discotecas sean más seguros, reduciendo el riesgo de que ocurra otra tragedia, hasta que consigamos que sea evitable.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216063/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>De-Yi Wang recibe fondos del Instituto IMDEA Materiales. </span></em></p>Una vez que se desencadena un incendio, puede haber solo de 3 a 5 minutos, o incluso menos, antes de que se alcance el ‘flashover’. Los materiales que nos rodean hacen que nuestro entorno sea altamente inflamable. Pero esto puede cambiar.De-Yi Wang, Investigador Principal: Polímeros de Alto Rendimiento y Retardantes de Fuego, IMDEA MATERIALESLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2147352023-10-26T18:58:44Z2023-10-26T18:58:44ZNuestro planeta arde de una forma excepcional: así podemos proteger a las personas y a la naturaleza<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/551677/original/file-20231003-15-27n0qu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C5568%2C3684&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Imagen del humo de incendios en las montañas canadienses, tomada desde la Estación Espacial Internacional.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://eol.jsc.nasa.gov/SearchPhotos/photo.pl?mission=ISS069&roll=E&frame=61356">Earth Science and Remote Sensing Unit, NASA Johnson Space Center</a></span></figcaption></figure><p>La humanidad ha utilizado el fuego durante milenios. Es una parte esencial de muchos ecosistemas y culturas. Sin embargo, las actividades humanas en la era actual, <a href="https://theconversation.com/el-antropoceno-cuando-ciencias-y-letras-convergen-124186">el Antropoceno</a>, están reformulando los patrones de incendios forestales en nuestro planeta.</p>
<p><a href="https://www.annualreviews.org/doi/abs/10.1146/annurev-environ-120220-055357">En nuestra reciente investigación</a>, publicada en <em>Annual Review of Environment and Resources</em>, usamos datos de satélite para crear mapas globales de dónde y cómo se producen incendios. Calculamos que unos 3,98 millones de kilómetros cuadrados de la superficie terrestre se queman cada año. También examinamos trabajos sobre arqueología, climatología, ecología, conocimiento indígena y paleoecología para entender mejor las causas y consecuencias de los incendios.</p>
<p>Nuestro equipo internacional ha encontrado evidencias claras de que los incendios están ocurriendo en lugares inesperados, en momentos inusuales y de maneras raramente observadas. Estos cambios en los patrones de incendios están amenazando vidas humanas y modificando ecosistemas.</p>
<p>Pero el futuro no tiene por qué ser sombrío. Existen muchas oportunidades para aplicar el conocimiento y la práctica del fuego para beneficiar tanto a las personas como a la naturaleza.</p>
<h2>Así están cambiando los patrones de incendios</h2>
<p>Explorar múltiples enfoques y escalas permite un mejor entendimiento de dónde, cuándo y cómo se producen los incendios.</p>
<p>Los datos satelitales proporcionan evidencia de cambios en los patrones de incendios a escala global. <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1029/2020RG000726">La duración de la temporada anual de incendios</a> creció en 14 días entre 1979 y 2019, y <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-04325-1">los incendios nocturnos</a>, cuyo control representa un reto, aumentaron su intensidad en un 7,2 % de 2003 a 2020.</p>
<p>Otros cambios solo son aparentes cuando observamos datos de regiones específicas. <a href="https://conbio.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1523-1739.2009.01223.x">En regiones de clima mediterráneo</a>, el aumento de densidad de población en zonas rurales se asocia a un incremento en la frecuencia de incendios. </p>
<p>Al mismo tiempo, las sabanas y praderas dependientes del fuego en <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/gcb.14711">África</a> y <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1029/2019GL082327">Brasil</a> han experimentado reducciones en la frecuencia de incendios. En el Cerrado (sabana brasileña) existen evidencias de <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/jqs.3567">incendios desde hace más de 10 000 años</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/552992/original/file-20231010-20-3u62el.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/552992/original/file-20231010-20-3u62el.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/552992/original/file-20231010-20-3u62el.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/552992/original/file-20231010-20-3u62el.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/552992/original/file-20231010-20-3u62el.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/552992/original/file-20231010-20-3u62el.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/552992/original/file-20231010-20-3u62el.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/552992/original/file-20231010-20-3u62el.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El Cerrado brasileño, sabana adaptada al fuego recurrente, recuperándose tras un incendio.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Imma Oliveras Menor</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Los cambios en el fuego afectan al medio terrestre, al aire y al agua</h2>
<p><a href="https://www.cell.com/trends/ecology-evolution/fulltext/S0169-5347(23)00247-1">Muchos animales y plantas</a> han desarrollado estrategias que les permiten prosperar bajo patrones de fuego particulares. Esto significa que los cambios en las características del fuego pueden dañar los ecosistemas.</p>
<p>Los incendios extensos e intensos están reduciendo el hábitat de numerosas especies de plantas y animales forestales en todo el mundo, <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abb0355">amenazando sus poblaciones</a>. Pero la falta de fuego también puede ser problemática. En Europa, por ejemplo, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0006320722002142">especies amenazadas de aves</a> se benefician de los recursos alimenticios y los hábitats que florecen poco después de un incendio.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/552990/original/file-20231010-25-tk2tme.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Ave de colores marrones sobre una piedra" src="https://images.theconversation.com/files/552990/original/file-20231010-25-tk2tme.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/552990/original/file-20231010-25-tk2tme.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/552990/original/file-20231010-25-tk2tme.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/552990/original/file-20231010-25-tk2tme.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/552990/original/file-20231010-25-tk2tme.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/552990/original/file-20231010-25-tk2tme.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/552990/original/file-20231010-25-tk2tme.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El escribano hortelano se beneficia de las aperturas que los incendios crean en los paisajes forestales.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ortolan_bunting_in_Sierra_de_Guara,_Aragon,_Spain.jpg">Pierre Dalous / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/552991/original/file-20231010-26-tx0mz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Rebrotes de árboles y arbustos en un paisaje agreste." src="https://images.theconversation.com/files/552991/original/file-20231010-26-tx0mz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/552991/original/file-20231010-26-tx0mz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/552991/original/file-20231010-26-tx0mz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/552991/original/file-20231010-26-tx0mz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/552991/original/file-20231010-26-tx0mz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/552991/original/file-20231010-26-tx0mz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/552991/original/file-20231010-26-tx0mz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Los rebrotes, aquí de alcornoque, brezo, madroño y torvisco, caracterizan la vegetación inicial tras un incendio mediterráneo. La rebrotada acelera la regeneración de los estratos herbáceo, arbustivo y arbóreo, protege el suelo de la erosión y proporciona hábitat para multitud de organismos.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Pere Pons</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Hay evidencias de que las emisiones de los incendios recientes ya están modificando la atmósfera. Los incendios forestales de 2019-2020 en Australia produjeron <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abe1415#:%7E:text=Intense%2C%20widespread%20bushfires%20in%20Australia,from%20a%20moderate%20volcanic%20eruption">niveles récord de aerosoles sobre el hemisferio sur</a>, así como sustanciales emisiones de carbono.</p>
<p>Europa presentó los niveles más altos de exposición al humo por incendios forestales entre 2003 y 2020. Y en el período 2015-2019, se atribuyeron un promedio de <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanpub/article/PIIS2468-2667(22)00197-9/fulltext">603 muertes anuales</a> a las partículas inhalables finas (PM2,5) relacionadas con incendios forestales en el conjunto del continente, mostrando la magnitud del problema de salud y la necesidad de tomar medidas.</p>
<p>Los cambios en los patrones de incendios también están modificando los ciclos del agua. En el oeste de Estados Unidos, <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2009717118">los incendios están alcanzando mayores elevaciones</a> y tienen un fuerte <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2200333119">impacto en la nieve</a> y la disponibilidad de agua.</p>
<p>Nuevos estudios están revelando cómo el aire, la tierra y el agua que sostienen la vida en la Tierra están conectados por los incendios. Las columnas de humo de los incendios forestales de 2019-20 en Australia transportaron nutrientes al océano Austral, provocando <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03805-8">extensas explosiones de fitoplancton</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/552999/original/file-20231010-17-5alxpk.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/552999/original/file-20231010-17-5alxpk.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/552999/original/file-20231010-17-5alxpk.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/552999/original/file-20231010-17-5alxpk.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/552999/original/file-20231010-17-5alxpk.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/552999/original/file-20231010-17-5alxpk.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/552999/original/file-20231010-17-5alxpk.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/552999/original/file-20231010-17-5alxpk.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La conexión de los incendios forestales con la atmósfera puede generar tormentas que inyectan humo en la estratosfera.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Instituto Cooperativo para la Investigación en la Atmósfera. Usado con permiso de David A. Peterson.</span></span>
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</figure>
<h2>Los humanos somos responsables de los cambios</h2>
<p>Factores de origen humano como el cambio climático, el uso del suelo, la utilización y supresión del fuego, y el transporte y extinción de especies están provocando <a href="https://www.annualreviews.org/doi/abs/10.1146/annurev-environ-120220-055357">cambios en los patrones de incendios</a>.</p>
<p>El aumento de las temperaturas globales y la mayor frecuencia de olas de calor y sequías incrementan la probabilidad de incendios al promover condiciones cálidas, secas y ventosas. Ya se está observando un patrón de clima de incendios extremos fuera de la variación climática natural en <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/gcb.15388">América del Norte</a>, <a href="https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/ac1e3a/meta">América del Sur</a> y el <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10584-014-1183-3">sur de Europa</a>.</p>
<p>Los humanos modificamos los regímenes de incendios al cambiar el uso del suelo para fines agrícolas, forestales y urbanos. Hasta hace pocas décadas, los incendios en determinados bosques tropicales eran inexistentes, por ser ecosistemas que no evolucionaron con el fuego. Pero los <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03876-7">fuegos de deforestación</a>, usados para convertir bosques primarios en zonas agrícolas, promueven ahora incendios incontrolados más frecuentes e intensos.</p>
<p>Los humanos hemos transportado plantas y animales por todo el globo, resultando en nuevas mezclas de especies que modifican los combustibles y los regímenes de incendios. En numerosas regiones del mundo, las <a href="https://www.pnas.org/doi/abs/10.1073/pnas.1908253116">hierbas invasoras</a> han incrementado la inflamabilidad y la actividad del fuego.</p>
<p>Los cambios sociales y económicos impulsan estos factores. La colonización europea y el desplazamiento de los pueblos indígenas y su hábil uso del fuego ha generado cambios en los incendios de <a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/fee.2395">Australia</a>, <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2116264119">América del Norte</a> y <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rstb.2015.0174">América del Sur</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/552993/original/file-20231010-24-oiidfe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dos personas junto a un fuego experimental." src="https://images.theconversation.com/files/552993/original/file-20231010-24-oiidfe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/552993/original/file-20231010-24-oiidfe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/552993/original/file-20231010-24-oiidfe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/552993/original/file-20231010-24-oiidfe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/552993/original/file-20231010-24-oiidfe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=513&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/552993/original/file-20231010-24-oiidfe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=513&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/552993/original/file-20231010-24-oiidfe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=513&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los fuegos experimentales nos ayudan a aprender sobre los ecosistemas y su gestión. Este es un fuego experimental en un matorral de alta montaña en los Pirineos franceses.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Pere Pons</span></span>
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</figure>
<h2>Uso del fuego para alcanzar metas de sostenibilidad</h2>
<p><a href="https://www.annualreviews.org/doi/abs/10.1146/annurev-environ-120220-055357">El ritmo y la escala de estos cambios</a> representan desafíos para la humanidad, pero el conocimiento y la práctica del fuego pueden ayudar a alcanzar metas de sostenibilidad, incluyendo:</p>
<ul>
<li><p><a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rstb.2015.0174">Mejor salud y bienestar</a>, mediante el apoyo a soluciones comunitarias, así como a prácticas de uso del fuego que aumenten la cohesión social y la salud.</p></li>
<li><p><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0301479718314658">Ciudades y comunidades sostenibles</a>, diseñando cortafuegos verdes y áreas de usos mixtos con bajos niveles de combustible, estratégicamente ubicadas en el paisaje.</p></li>
<li><p><a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.aam7672">Vida en el medio terrestre</a>, adaptando el uso del fuego para promover y restaurar especies y ecosistemas.</p></li>
<li><p><a href="https://www.nature.com/articles/s41561-021-00867-1">Acción climática</a>, aplicando fuego de baja intensidad para promover la estabilidad de la materia orgánica del suelo e incrementar el almacenamiento de carbono.</p></li>
<li><p><a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/18/8/3921">Reducción de desigualdades</a>, asignando recursos antes, durante y después de los incendios forestales a comunidades y residentes en riesgo.</p></li>
</ul>
<p>A medida que el mundo cambia, la sociedad necesita seguir aprendiendo sobre la interacción entre las personas y el fuego. Por ejemplo, promoviendo iniciativas como el <a href="https://www.fireadapt.eu/es/">manejo integrado del fuego</a> para prevenir incendios forestales y mejorar servicios ecosistémicos y culturales.</p>
<p>En definitiva, una comprensión profunda del fuego es esencial para alcanzar un futuro sostenible, o en otras palabras, <a href="https://www.annualreviews.org/doi/abs/10.1146/annurev-environ-120220-055357">un Antropoceno mejor</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/214735/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pere Pons Ferran recibe o ha recibido fondos de la UE (programas Horizon 2020 y Horizon Europe), Gobierno de España y Generalitat de Catalunya para desarrollar proyectos de investigación. Es miembro de diversas entidades científicas y organizaciones no gubernamentales de estudio y conservación de la biodiversidad.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Adam Pellegrini recibe fondos de United Kingdom Research and Innovation. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Imma Oliveras Menor recibe fondos de National Environmental Research Council (Reino Unido), de la UE (Programa Horizon Europe) y del Conselho Nacional de Pesquisas Cientificas de Brasil. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Luke Kelly recibe fondos de Australian Research Council, Victorian Department of Energy, Environment and Climate Action, Natural Hazards Research Australia, y NSW Department of Planning and Environment.</span></em></p>Un reciente estudio analiza dónde, cuándo y cómo se producen los incendios en el mundo. La temporada de incendios dura dos semanas más que antes y los fuegos son más intensos, aunque hay diferencias regionales.Pere Pons Ferran, Profesor en el Departamento de Ciencias Ambientales, Universitat de GironaAdam Pellegrini, Associate Professor, University of CambridgeImma Oliveras Menor, Senior scientist, Institut de recherche pour le développement (IRD)Luke Kelly, Associate Professor in Quantitative Ecology, The University of MelbourneLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2150832023-10-06T04:48:14Z2023-10-06T04:48:14ZTragedia en Murcia: ¿tiene España una regulación adecuada en seguridad ante incendios?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/552376/original/file-20231005-25-z3xjwt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1599%2C898&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Edificio de las discotecas tras el incendio.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.rtve.es/noticias/20231001/murcia-incendio-discoteca-muertos/2457243.shtml">RTVE</a></span></figcaption></figure><p>La sociedad española aún sigue conmovida por la tragedia que sacudió la madrugada del domingo 2 de octubre a la ciudad de Murcia. Un <a href="https://efe.com/espana/2023-10-01/incendio-murcia-mortifero/">incendio</a> en varios locales céntricos de ocio se saldó con 13 víctimas mortales y un importante número de heridos. Reflexionar sobre dos aspectos puede ayudar a entender mejor los incendios y a fortalecer el sistema regulador para mitigar sus efectos.</p>
<h2>El riesgo imperceptible de incendio en un edificio</h2>
<p>Los seres humanos, en general, somos malos evaluadores de los riesgos y, particularmente, de posibles incendios en el interior de un edificio. Cuando conducimos un automóvil o volamos en un avión tenemos presente la posibilidad de un incidente con consecuencias indeseadas, pero esto no se percibe de forma tan evidente ante un incendio. Sin embargo, la realidad es que una pequeña cantidad de combustible puede llenar por completo de humo un espacio cerrado en muy poco tiempo, y la temperatura puede ascender muy considerablemente en el recinto si la energía asociada a la carga de fuego se libera a gran velocidad.</p>
<p>Incendios como el acontecido en la discoteca <a href="https://www.independentespanol.com/noticias/estacion-bomberos-discoteca-rhode-island-culpables-verdad-incencio-b1944368.html">The Station, en Rhode Island (EE. UU.) en 2003</a>, nos ilustran sobre la rapidez de propagación en el interior de un local. Con un resultado de 100 fallecidos, la presencia casual de cámaras en el interior proporcionó <a href="https://www.youtube.com/watch?v=69kw0JQ9PD8">un documento único</a>, aunque de enorme dureza.</p>
<h2>Edificios industriales y tradicionales</h2>
<p><a href="https://www.insst.es/normativa/seguridad-en-el-trabajo/seguridad-contra-incendios/general">Las debilidades</a> del<a href="https://www.boe.es/buscar/pdf/2017/BOE-A-2017-6606-consolidado.pdf"> sistema regulador español en materia de seguridad en caso de incendio</a> han quedado evidenciadas en el incendio de Murcia. </p>
<p>Su ámbito, por ejemplo, se divide en una normativa para edificaciones de usos tradicionales (CTE) y otra para <a href="https://www.boe.es/buscar/pdf/2004/BOE-A-2004-21216-consolidado.pdf">edificios industriales (RSCIEI)</a>. El conjunto de los establecimientos de ocio afectados en Murcia (<em>Fonda Milagros</em>, <em>Teatre</em> y <em>Golden</em>) se halla en un entorno industrial y el colapso total de la cubierta ya invita a pensar en una cubierta ligera, más habitual en las naves. Aunque, obviamente, su resistencia estructural debería de haber estado garantizada durante un tiempo, es posible que el conjunto afectado se haya diseñado con una mezcla normativa que no le ha favorecido.</p>
<p>La tramitación de las licencias es un proceso que se puede alargar en el tiempo, requiriendo subsanaciones que producen incertidumbre mientras la actividad está ya en marcha. En este caso de Murcia se ha hablado incluso de una <a href="https://efe.com/espana/2023-10-02/incendio-murcia-locales-ocio-zona-atalayas/">notificación de cierre</a>. Entonces, ¿cómo es posible que el local siguiera abierto?</p>
<h2>Uso inadecuado de materiales</h2>
<p>El cumplimiento de la normativa es fundamentalmente prescriptivo, describiendo soluciones que a menudo no se ejecutan ni mantienen correctamente. Dicho de otra manera, es un cumplimiento más formal que efectivo. Entre los aspectos que, de momento, han quedado al descubierto en el caso de Murcia se evidencia una frágil compartimentación y un uso inadecuado de materiales. </p>
<p>Esa compartimentación no ha garantizado que los establecimientos no se vean afectados por un fuego originado en otro. En cuanto a los materiales usados en el interior, en gran medida plásticos decorativos, han contribuido a la generación de humo denso y tóxico. </p>
<p>Aunque la actual normativa exige unas características de reacción al fuego a los materiales de los revestimientos, <a href="https://theconversation.com/incendio-en-un-restaurante-de-madrid-por-que-el-local-tenia-un-nivel-inaceptable-de-riesgo-204894">deja en el aire</a> la decoración que se implementa <em>a posteriori</em>.</p>
<p>También han mostrado ser insuficientes tanto el mantenimiento para prolongar en el tiempo la efectividad de las medidas adoptadas como la inspección, que debería evitar modificaciones del proyecto original.</p>
<p>El conjunto del sistema regulatorio de seguridad en caso de incendio español necesita una revisión para enfrentar los retos de un futuro más complejo. Entre otras cosas, hace falta un sistema que incluya los cambios normativos precisos, pero que a la vez refuerce aspectos como la educación, la inspección, el papel de los seguros, etc.</p>
<p>La investigación de la Policía Científica será la que determine el origen y la evolución del fuego. Pero debemos asumir una responsabilidad como sociedad. Si lo que ha fallado es la percepción del riesgo, asumirla como educadores; si lo que ha fallado es el diseño, asumirla como profesionales; si lo que fallado es la actitud del titular de la actividad, como empresarios; si lo que ha fallado es el control, como administraciones; y si lo que ha fallado es la normativa, como legisladores.</p>
<p>Los acontecimientos invitan, también, a una reflexión global sobre la propia disciplina de la arquitectura. No todo debe ser posible en los edificios: no necesitan ser efectistas, laberínticos, contener enormes cantidades de plástico o ser un campo de pruebas de material pirotécnico, sino tener un entorno construido seguro, habitable y funcional.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215083/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Bautista Echeverría Trueba no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Todavía no se conoce la causa del siniestro en las discotecas de Murcia. El autor hace un repaso por algunas de las debilidades de la normativa de seguridad antiincendios.Juan Bautista Echeverría Trueba, Profesor de Instalaciones, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2108342023-08-29T18:22:10Z2023-08-29T18:22:10ZTrazando el futuro de los incendios forestales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/544493/original/file-20230824-27-xz9a9n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C141%2C5906%2C3784&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/peloponnese-greece-05-august-2021-firefighting-2020076621">Ververidis Vasilis / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Los <a href="https://theconversation.com/piroceno-nos-adentramos-en-la-edad-del-fuego-211450">incendios</a>, <a href="https://theconversation.com/mas-herbivoros-salvajes-para-prevenir-los-incendios-210870">los animales herbívoros</a> y las acciones humanas se entrelazan en un delicado equilibrio en los ecosistemas forestales de los países mediterráneos. Son fundamentales para su supervivencia: influyen en la <a href="https://theconversation.com/beneficios-de-no-cortar-los-arboles-despues-de-un-incendio-189708">regeneración de la vegetación</a>, el aporte de nutrientes y la biodiversidad.</p>
<p>Sin embargo, como cada verano nos recuerda, la amenaza de incendios forestales extremos persiste en la región. Es esencial entender cómo interactúan todos los elementos implicados y cómo podemos intervenir para un futuro con ecosistemas más resilientes y seguros. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/544350/original/file-20230823-17-9qvd7y.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C16%2C2714%2C1361&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/544350/original/file-20230823-17-9qvd7y.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C16%2C2714%2C1361&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/544350/original/file-20230823-17-9qvd7y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/544350/original/file-20230823-17-9qvd7y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/544350/original/file-20230823-17-9qvd7y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/544350/original/file-20230823-17-9qvd7y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/544350/original/file-20230823-17-9qvd7y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/544350/original/file-20230823-17-9qvd7y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Mapas de los incendios forestales ocurridos entre enero y agosto del 2023.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://effis.jrc.ec.europa.eu/apps/effis_current_situation/">Copernicus</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Incendios cada vez más intensos</h2>
<p>Los incendios que afectan al Mediterráneo <a href="https://books.google.es/books?hl=en&lr=&id=5jsgAwAAQBAJ&oi=fnd&pg=PR5&ots=e5hRQlN7Qf&sig=jIZ0lr0cpmbsv5qGSCwDYZMN3Ow&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false">siguen patrones recurrentes</a> que conducen a fuegos cada vez más intensos. </p>
<p>Estos patrones están arraigados a factores comunes como el abandono rural, la falta de ganadería extensiva y la escasa gestión forestal, que dan lugar a <a href="https://theconversation.com/es-una-buena-noticia-la-expansion-del-bosque-en-los-parques-nacionales-169268">bosques más densos y continuos</a>. </p>
<p>Además, la supresión eficaz de incendios de baja y media intensidad ha conllevado mayor acumulación de combustible, un fenómeno que conocemos como <a href="https://interior.gencat.cat/web/.content/home/010_el_departament/publicacions/proteccio_civil/guia_la_prevencio_dels_grans_incendis_forestals_adaptada_a_l_incendi_tipus/docs/guia_la_prevencio_dels_grans_incendis_forestals_cast.pdf">paradoja de la extinción</a>. </p>
<p><a href="https://www.nature.com/articles/s41598-020-70069-z">El cambio climático ha intensificado la situación</a>, lanzando un desafío adicional. Sin embargo, contamos con <a href="https://www.youtube.com/watch?v=5zs4gA_b29M">herramientas modernas</a> para abordar estos desafíos. Concretamente la modelización, la creación de escenarios y la inteligencia artificial pueden orientarnos hacia una gestión y prevención más efectiva de los incendios.</p>
<h2>Herramientas para hacer pronósticos</h2>
<p>Los modelos son representaciones simplificadas basadas en datos científicos que nos permiten simular cómo funcionan los sistemas en diferentes circunstancias. Por su parte, los escenarios exploran posibles futuros en función de diversas suposiciones, proporcionando una visión estratégica a largo plazo. </p>
<p>Estas <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1364815223001871">herramientas</a> son vitales, ya que nos ayudan a comprender los incendios desde múltiples ángulos. Proporcionan una base objetiva y sistematizada para prever los impactos socioecológicos y diseñar estrategias de mitigación y gestión más efectivas.</p>
<p>Sin embargo, la tarea no es sencilla. No existe un modelo de incendios universal: son fenómenos complejos, por lo que cada modelo se tiene que adaptar a un objetivo, un contexto y una situación particular. </p>
<p>El desafío radica en la interacción entre el fuego y la sociedad, que cambia dependiendo del escenario. La limitada comprensión físico-química de los <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10584-021-03066-4">incendios extremos de gran escala</a> y la falta de datos añaden capas de complejidad. Para terminar, el cambio climático y el aumento del combustible presentan situaciones desconocidas que requieren una investigación exhaustiva.</p>
<h2>El ejemplo de Sicilia</h2>
<p>En el corazón del Mediterráneo, Sicilia nos ofrece una visión de primera mano de los <a href="https://efe.com/mundo/2023-07-27/incendios-siguen-activos-en-italia-y-grecia/">incendios extremos y sus consecuencias</a>. </p>
<p>Desde el grupo de <a href="https://aries.integratedmodelling.org/">ARIES</a> del <a href="https://www.bc3research.org/">BC3</a> (Basque Centre for Climate Change) hemos analizado más de 7 000 incendios históricos en esta región, que revelan un escenario sombrío: el aumento de las temperaturas, la sequía persistente y la gestión forestal inadecuada son los catalizadores principales. </p>
<p>Los modelos de inteligencia artificial pronostican un aumento del 320 % en la probabilidad de incendios entre 2020 y 2050. Las zonas vulnerables, como la <a href="https://theconversation.com/vivir-junto-al-fuego-estamos-protegidos-frente-a-los-incendios-forestales-139508">interfaz urbano-forestal</a> y las <a href="https://theconversation.com/hemos-identificado-las-verdaderas-causas-de-la-ultima-ola-de-megaincendios-en-europa-195494">áreas protegidas</a> aumentarán el doble su probabilidad de incendio y servicios ecosistémicos como la polinización o la biodiversidad enfrentarán un mayor riesgo.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/543434/original/file-20230818-27-z8sj6l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/543434/original/file-20230818-27-z8sj6l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/543434/original/file-20230818-27-z8sj6l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=229&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/543434/original/file-20230818-27-z8sj6l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=229&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/543434/original/file-20230818-27-z8sj6l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=229&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/543434/original/file-20230818-27-z8sj6l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=288&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/543434/original/file-20230818-27-z8sj6l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=288&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/543434/original/file-20230818-27-z8sj6l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=288&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Modelización de la probabilidad media de incendio forestal en Sicilia (Italia) en agosto de 2020 y en agosto de 2050.</span>
<span class="attribution"><span class="source">ARIES - BC3</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/">CC BY-NC-SA</a></span>
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<h2>Más fuegos en Galicia y Portugal</h2>
<p>En la vertiente atlántica, el proyecto <a href="https://firesmartproject.wordpress.com/">FireSmart</a>, liderado por el grupo <a href="https://cibio.up.pt/en/">CIBIO/InBIO</a> de la Universidad de Porto y la <a href="https://www.usc.gal/es">Universidad de Santiago de Compostela</a> (USC), está en la misma sintonía. Este proyecto modela la dinámica del fuego, el secuestro de carbono y la distribución de especies en 11 escenarios en la <a href="https://www.reservabiosferageresxures.eu/es">Reserva de la Biosfera Transfronteriza Gerês-Xurés</a>, entre Galicia y Portugal. </p>
<p>El modelo revela un aumento del 25 % en las áreas quemadas y una disminución del 18 % en la biodiversidad. Señala como principales causas el cambio climático, el abandono rural y la gestión del fuego centrado en la extinción. Sin embargo, también ofrece soluciones esperanzadoras, destacando la importancia de una gestión inteligente del territorio que combine la expansión de <a href="https://wwfes.awsassets.panda.org/downloads/wwf_informeincendios_2021_paisajes_cortafuegos.pdf">tierras agrícolas de alto valor natural</a> con la gestión forestal inteligente.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/543432/original/file-20230818-21-kvas8h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/543432/original/file-20230818-21-kvas8h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/543432/original/file-20230818-21-kvas8h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=340&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/543432/original/file-20230818-21-kvas8h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=340&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/543432/original/file-20230818-21-kvas8h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=340&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/543432/original/file-20230818-21-kvas8h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=427&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/543432/original/file-20230818-21-kvas8h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=427&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/543432/original/file-20230818-21-kvas8h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=427&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Escenarios posibles de diseño de gestión del territorio: paisaje no gestionado, sistemas de alto valor natural (SAVN), gestión forestal inteligente (Fire Smart), sistemas de alto valor natural y gestión forestal inteligente (SAVN + Fires Smart).</span>
<span class="attribution"><span class="source">WWF</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Llegando a las mismas conclusiones que el estudio en Sicilia, se ponen de manifiesto las ventajas de integrar el control del riesgo de incendios y el suministro de servicios ecosistémicos para mejorar la toma de decisiones. Además, los hallazgos muestran cómo las políticas agroforestales podrían beneficiar a la biodiversidad al tiempo que proporcionan más oportunidades de supresión de incendios. </p>
<p>La necesidad de incorporar en los modelos la <a href="https://theconversation.com/cuanto-hemos-perdido-en-el-incendio-forestal-de-la-sierra-de-la-culebra-187127">valoración económica de los servicios ecosistémicos</a> y trabajar de forma transversal con todas las partes implicadas es esencial para una gestión eficiente en la prevención de incendios forestales.</p>
<p>El <a href="https://www.consilium.europa.eu/es/policies/green-deal/">Pacto Verde</a> de la Unión Europea proporciona una oportunidad para fusionar estas perspectivas en políticas agroforestales en prevención de incendios. No obstante, el desafío persiste en abordar el abandono rural y adoptar estrategias climáticamente inteligentes como la reforestación selectiva y la restauración del paisaje. </p>
<p>Al considerar una variedad de sectores sociales y económicos, además de los aspectos biogeográficos y ecológicos, podemos avanzar hacia una gestión más inteligente de los incendios forestales y la protección de nuestros paisajes naturales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210834/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alba Márquez Trabaja para BC3 (Basque Centre for Climate Change)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Adrián Regos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los modelos de inteligencia artificial permiten pronosticar el riesgo de incendios y sus impactos en un región. En Sicilia, prevén un aumento del 320 % en la probabilidad de incendios entre 2020 y 2050.Alba Márquez, Associate research scientist, BC3 - Basque Centre for Climate ChangeAdrián Regos, Investigador Postdoctoral Juan de la Cierva, Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de CataluñaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2119772023-08-24T17:58:20Z2023-08-24T17:58:20ZLos forenses aprenden de la arqueología para identificar a las víctimas de los incendios<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/543956/original/file-20230822-1274-3w9te1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1917%2C1077&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Los incendios forestales de Lahaina (Hawái), que comenzaron el 8 de agosto de 2023, causaron más de un centenar de víctimas mortales.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://newsroom.ap.org/editorial-photos-videos/detail?itemid=6643e5e332e44e8e8fedbb01c15ece9c">AP Photo/Rick Bowmer</a></span></figcaption></figure><p>Los incendios devastan comunidades y familias, y dificultan <a href="https://doi.org/10.1111/j.1556-4029.2012.02083.x">la identificación de las víctimas</a>. Tras el incendio forestal que arrasó hace poco Lahaina (Hawái), <a href="https://www.staradvertiser.com/2023/08/14/hawaii-news/maui-families-provide-dna-to-help-id-remains-of-fire-victims/">las autoridades están recogiendo muestras de ADN</a> de familiares de personas desaparecidas con la esperanza de que ayude a identificar a los fallecidos en el incendio. </p>
<p>Pero ¿cuánto aguanta el ADN en condiciones tan extremas y cuál es la mejor manera de recuperarlo de las víctimas del incendio? </p>
<p>Soy una <a href="https://scholar.google.com/citations?user=xqKVKIwAAAAJ&hl=en">antropóloga genética</a> dedicada a estudiar el ADN degradado en contextos arqueológicos y forenses. <a href="https://stone.lab.asu.edu">Mi grupo de investigación</a> aplica métodos de análisis forense y de ADN antiguo para optimizar la recuperación del ADN a partir de huesos quemados. Recuperar ADN de restos gravemente quemados para identificar a las víctimas es un reto peculiar.</p>
<h2>Análisis forense del ADN</h2>
<p>En una investigación forense típica, <a href="https://www.forensicsciencesimplified.org/dna/how.html">el ADN se extrae</a> de una muestra –ya sea sangre, trozos de tejido o huesos– recogida en el lugar de la catástrofe o del delito. Este proceso separa químicamente el ADN de otros componentes de las células de la muestra, como las proteínas, y lo purifica. </p>
<p>A continuación, ese ADN se utiliza como molde para el <a href="https://www.genome.gov/about-genomics/fact-sheets/Polymerase-Chain-Reaction-Fact-Sheet">análisis de la reacción en cadena de la polimerasa</a>, una especie de “fotocopiadora” de la biología molecular. Incluso si sólo hay unas pocas células presentes en la muestra, la PCR puede amplificar esas moléculas de ADN generando miles o millones de copias. Esto genera cantidad suficiente de ADN para el posterior análisis.</p>
<p>En medicina forense, la PCR suele dirigirse específicamente a un conjunto de marcadores de ADN altamente repetitivos denominados <a href="https://strbase-archive.nist.gov/intro.htm">microsatélites, o repeticiones cortas en tándem</a>. Las fuerzas del orden de todo el mundo utilizan conjuntos específicos de estos marcadores para la identificación de sujetos. Cada persona posee dos alelos únicos –variantes genéticas– para cada uno de estos marcadores, y estos alelos se cargan en la <a href="https://www.fbi.gov/how-we-can-help-you/dna-fingerprint-act-of-2005-expungement-policy/codis-and-ndis-fact-sheet">base de datos del Sistema de Índice Combinado de ADN</a> del FBI para identificar coincidencias. </p>
<p>El ADN extraído de los <a href="https://namus.nij.ojp.gov/services/dna#faq-what-is-a-family-reference-sample">familiares de personas desaparecidas</a> se puede analizar en busca de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Microsat%C3%A9lite">microsatélites</a> –fragmentos repetidos– y sus perfiles alélicos se cargan en el índice de Familiares de Personas Desaparecidas de la base de datos. Se espera que las víctimas y sus familiares biológicos compartan un porcentaje de alelos para estos marcadores. Por ejemplo, padres e hijos comparten el 50 % de sus alelos, ya que un hijo hereda la mitad de su ADN de cada progenitor.</p>
<h2>El reto del ADN degradado</h2>
<p>En contextos forenses, el tiempo transcurrido entre la muerte y la toma de muestras de ADN suele ser lo suficientemente corto como para que el ADN se encuentre todavía en bastante buen estado, en cantidad y calidad. Sin embargo, después de una catástrofe la cosa cambia. El tiempo y los elementos <a href="https://doi.org/10.1080/20961790.2018.1515594">pasan factura</a>. </p>
<p>Por un lado, tras la muerte el proceso de descomposición libera enzimas que pueden escindir o dañar el ADN. El entorno también influye: el ADN se degrada a más velocidad en entornos cálidos, húmedos y ácidos; y más despacio en entornos más fríos y secos, especialmente si tienen un pH más neutro o ligeramente básico. </p>
<p>Por otra parte, la conservación del ADN puede variar considerablemente entre los distintos tejidos, huesos y dientes recuperados. Por ejemplo, la identificación del ADN de las víctimas de los <a href="https://doi.org/10.1111/j.1556-4029.2009.01045.x">atentados del World Trade Center</a> en 2001 tenía más éxito cuando se utilizaban huesos de los pies y las piernas, en comparación con los huesos de la cabeza y el torso.</p>
<p>Los daños en el ADN pueden adoptar distintas formas. Las muescas y roturas en el ADN dificultan su análisis. La modificación química del ADN puede alterar la secuencia original o hacerla ilegible. Esto incluye cambios en los componentes básicos del ADN (<a href="https://www.genome.gov/genetics-glossary/Nucleotide">nucleótidos</a>). Por ejemplo, la exposición al agua puede provocar una reacción química llamada <a href="https://doi.org/10.1101/cshperspect.a012567">desaminación</a> que cambia el nucleótido citosina, de forma que al analizarlo parece ser el nucleótido timina. Y la exposición a otras sustancias químicas o a la luz ultravioleta puede <a href="https://chem.libretexts.org/Ancillary_Materials/Exemplars_and_Case_Studies/Exemplars/Biology/Cross-Linking_in_DNA">provocar la reticulación</a>, que básicamente “ata” el ADN, formando “nudos” que impiden leer la secuencia. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/543323/original/file-20230817-33902-1dr1ti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Hileras de casas y coches quemados tras los incendios de Lahaina." src="https://images.theconversation.com/files/543323/original/file-20230817-33902-1dr1ti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/543323/original/file-20230817-33902-1dr1ti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/543323/original/file-20230817-33902-1dr1ti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/543323/original/file-20230817-33902-1dr1ti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/543323/original/file-20230817-33902-1dr1ti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/543323/original/file-20230817-33902-1dr1ti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/543323/original/file-20230817-33902-1dr1ti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La exposición a incendios intensos y prolongados puede dificultar la identificación de las víctimas mediante análisis de ADN.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://newsroom.ap.org/detail/HawaiiFires/185896ea7dfd43b99850521649cf5be6">AP Photo/Jae C. Hong</a></span>
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<h2>Aplicación de métodos arqueológicos</h2>
<p>Los investigadores se encuentran con problemas similares a la hora de manipular material genético degradado cuando analizan el ADN de restos antiguos de miles de años de antigüedad. Los genetistas forenses y los investigadores del ADN antiguo como yo empleamos una serie de trucos para <a href="https://doi.org/10.1038/s43586-020-00011-0">optimizar la recuperación del ADN</a>.</p>
<p>En primer lugar, tendemos a tomar muestras de huesos o dientes densos, ya que son más resistentes al entorno. También utilizamos métodos de extracción de ADN que mejoran la recuperación de fragmentos cortos de ADN. </p>
<p>En segundo lugar, utilizamos la PCR para amplificar marcadores genéticos aún más cortos o secciones del <a href="https://www.genome.gov/genetics-glossary/Mitochondrial-DNA">genoma mitocondrial</a>. Las mitocondrias son estructuras dentro de cada célula que producen energía, y cada una tiene su propio ADN. El ADN mitocondrial se transmite de madre a hijo y puede encontrarse en cientos de copias dentro de cada mitocondria, lo que facilita su recuperación y análisis. Sin embargo, el ADN mitocondrial <a href="https://doi.org/10.1146/annurev.genom.4.070802.110352">puede no proporcionar información suficiente</a> para la identificación, ya que las personas emparentadas por vía materna, aunque sean muy distantes, comparten la misma secuencia.</p>
<p>Los investigadores también están probando nuevos métodos de análisis habituales en el campo del ADN antiguo con fines forenses. Por ejemplo, hay <a href="https://doi.org/10.1038/s43586-020-00011-0">enzimas especiales</a> que pueden eliminar nucleótidos modificados químicamente para evitar una lectura errónea de la secuencia de ADN. Y también pueden utilizar cebos de ADN para “pescar” secuencias específicas. El método se conoce como <a href="https://doi.org/10.1038/nmeth.1419">enriquecimiento dirigido</a>, y permite recuperar fragmentos muy pequeños que pueden utilizarse para reconstruir la secuencia genética completa.</p>
<h2>Análisis del ADN de restos quemados</h2>
<p>En el caso de las <a href="https://doi.org/10.1002/9781119682691.ch12">víctimas de incendios</a>, sobre todo las atrapadas en incendios intensos y prolongados, el análisis de ADN se complica. Las altas temperaturas provocan la ruptura de los enlaces entre moléculas, incluidos los nucleótidos. Esto provoca la fragmentación y, en última instancia, la destrucción del ADN.</p>
<p>Dado que los tejidos duros –huesos y dientes– son a menudo lo único que sobrevive al fuego, los investigadores forenses han estudiado cómo cambian el color y la composición de los huesos <a href="https://doi.org/10.1016/j.fsigen.2010.08.008">con la temperatura</a>. Mi equipo de investigación utilizó esta doble información para clasificar el nivel de quemado al que se habían sometido las muestras de huesos humanos.</p>
<p>Así identificamos que existe un <a href="https://doi.org/10.1016/j.fsigen.2020.102272">punto significativo de degradación del ADN</a> cuando los huesos alcanzan temperaturas de entre 350 °C y 550 °C. Para hacernos una idea de lo que supone, la <a href="https://www.cremationassociation.org/page/CremationProcess">cremación comercial</a> alcanza de 760 °C a 871 °C durante entre 30 y 120 minutos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/543315/original/file-20230817-17-h1y2zw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1024%2C683&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dos supervivientes de los incendios de Lahaina se abrazan junto a una carretera mientras otro superviviente permanece a su lado." src="https://images.theconversation.com/files/543315/original/file-20230817-17-h1y2zw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1024%2C683&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/543315/original/file-20230817-17-h1y2zw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/543315/original/file-20230817-17-h1y2zw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/543315/original/file-20230817-17-h1y2zw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/543315/original/file-20230817-17-h1y2zw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/543315/original/file-20230817-17-h1y2zw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/543315/original/file-20230817-17-h1y2zw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Identificar a las víctimas tras una catástrofe puede facilitar el duelo a los seres queridos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://newsroom.ap.org/detail/APTOPIXHawaiiFires/2b2bf672bfc14794b8fbc20138f36c62">AP Photo/Jae C. Hong</a></span>
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<p>Nuestro equipo también descubrió que la probabilidad de generar datos de alta calidad de repeticiones cortas en tándem o datos de secuencias de ADN mitocondrial disminuye significativamente a temperaturas <a href="https://doi.org/10.1016/j.fsigen.2021.102610">superiores a 550 °C</a>. </p>
<p>En resumen, a medida que aumentan la temperatura y el tiempo de exposición, disminuye la cantidad de ADN disponible. Esto da lugar a perfiles de ADN parciales, insuficientes para establecer correspondencias entre una víctima y un familiar con certeza estadística. Incluso puede impedir por completo la obtención de resultados.</p>
<p>Por suerte, las pruebas de ADN no son el único método utilizado para la identificación. Los investigadores <a href="https://doi.org/10.1016/j.forsciint.2008.09.019">combinan el ADN con otras pruebas</a> –como información dental, esquelética y contextual– para identificar a una víctima de forma concluyente. Es de esperar que, en el caso de Lahaina, esta información ayude a poner fin a la dolorosa situación de las familias y los amigos de los fallecidos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/211977/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Anne Stone recibe fondos del Instituto Nacional de Justicia.</span></em></p>Las autoridades de Maui han pedido a los familiares de las víctimas de los incendios de Lahaina que proporcionen muestras de ADN para ayudar a identificar a sus parientes. Pero recuperar el material genético de los restos arrasados por el fuego no es sencillo.Anne Stone, Professor of Human Evolution and Social Change, Arizona State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2114502023-08-15T19:37:45Z2023-08-15T19:37:45ZPiroceno: nos adentramos en la Edad del Fuego<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/542585/original/file-20230814-26-mhcfgc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C188%2C6000%2C3781&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/wildfire-forest-fire-progress-large-flames-2324666211">Fernando Astasio Avila / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El fuego ocupa cada vez <a href="https://theconversation.com/incendios-en-el-mediterraneo-seguimos-sin-aprender-de-los-errores-210505">más espacio</a> <a href="https://theconversation.com/que-efectos-tendran-los-incendios-forestales-en-la-economia-turistica-de-maui-211469">en las noticias</a>. Muchos incendios de los últimos años nos han estado ganando la partida, una vez tras otra, a lo largo y ancho del globo terráqueo.</p>
<p><a href="https://theconversation.com/la-era-de-los-incendios-que-ya-no-podemos-apagar-165697">Los incendios de ahora no son como los de antes</a>. Se han vuelto más agresivos y están alterando profundamente el planeta, dejándonos al albor de lo que podríamos llamar el <em>Piroceno</em>. Un mundo donde los incendios están sustituyendo al hombre en su papel de escultor de paisajes.</p>
<p>A continuación explicaremos qué ha cambiado, hasta qué punto los incendios actuales están afectando a la Tierra y cómo revertir la situación. Pero antes, debemos recordar que esto no siempre fue así. Hasta hace no demasiado, habíamos sido capaces de controlar al fuego. En realidad, el fuego había sido nuestro gran aliado.</p>
<h2>Domesticación del fuego</h2>
<p>La <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rstb.2015.0164">domesticación del fuego</a> supuso un <a href="https://twitter.com/rescodedios/status/1512131591979429888?s=20">acontecimiento fundamental para nuestra especie</a>, tanto a nivel evolutivo como para el desarrollo de las sociedades modernas.</p>
<p>De hecho, una de las primeras tecnologías desarrolladas fue la pírica, con la conquista del fuego. Con el control del fuego llegó la <a href="https://news.yale.edu/2021/05/05/study-offers-earliest-evidence-humans-changing-ecosystems-fire">gestión del paisaje</a>, y también aprendimos a cocinar. Y con la cocción aumentó el valor nutritivo de los alimentos, mientras disminuían el tiempo de digestión y los problemas sanitarios. Cocinar alimentos permitió aumentar el tamaño de <a href="https://www.science.org/content/article/raw-food-not-enough-feed-big-brains">nuestro cerebro</a> y, por tanto, nuestra capacidad para razonar.</p>
<p>Si avanzamos el reloj de la historia aceleradamente, nos encontramos con una revolución industrial que fue, en realidad, una revolución pírica. Aprendimos a controlar las llamas para poder obtener energía de la quema y se inventaron todo tipo de máquinas, motores, instrumentos y artilugios que nos facilitaron la existencia.</p>
<h2>Piroceno: pérdida del control sobre el fuego</h2>
<p>Pero durante la revolución industrial cambiamos de combustible. Los fuegos de la industria no se alimentaban de combustibles vivos, vegetales, sino de combustibles fósiles, líticos. </p>
<p>La <a href="https://www.ucpress.edu/book/9780520391635/the-pyrocene">combustión de paisajes fósiles</a> alteró la atmósfera, y empezamos a calentar el clima. El abandono de los montes cambió la fisionomía de la tierra, y ahora la biomasa se está acumulando. Más calor y más combustible: <a href="https://theconversation.com/los-piromanos-no-son-la-causa-de-los-grandes-incendios-forestales-119609">más leña para los incendios</a>.</p>
<p>Y los incendios de ahora se nos escapan. Ya no los podemos controlar. Llevábamos décadas manteniendo las llamas a raya. La superficie quemada en los bosques había disminuido gracias al desarrollo de nuevas estrategias en la extinción, a mejoras en la formación, y también al aumento desproporcionado en el gasto en medios de extinción. <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abh2646">Pero eso ahora se ha truncado</a>.</p>
<p>Todo apunta a que estamos frente a un punto de inflexión. Un momento en el que, quizás por primera vez desde la conquista del fuego, estamos perdiendo su control. Los incendios forestales se escapan con cada vez más frecuencia, estamos dando pasos atrás en su dominio. Ahora es el fuego quien nos está conquistando.</p>
<p>El dominio del fuego hizo posible el Antropoceno, la Edad del Hombre. Y la pérdida de su control nos está llevando al Piroceno, la Edad del Fuego. Una edad donde es la llama, y no la azada, la principal modeladora de nuestros paisajes.</p>
<h2>Incendios que transforman el mundo</h2>
<p>El poder de los nuevos incendios es descomunal. Los gigaincendios de hace tres años en el sudeste de Australia, por ejemplo, engulleron el <a href="https://www.nature.com/articles/s41558-020-0716-1">21 % de sus bosques</a>, agrandaron el agujero de la <a href="https://doi.org/10.1029/2022GL098064">capa de ozono</a> y <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abe1415">enfriaron el clima localmente</a>. Esto ocurrió porque las partículas suspendidas en la columna de humo, los aerosoles, bloquearon la entrada de los rayos del Sol. Y la destrucción de la capa de ozono alteró las corrientes atmosféricas. Aunque estos efectos fueron transitorios y duraron apenas unos meses.</p>
<p>Cuando los aerosoles finalmente sucumbieron a la gravedad, una gran parte se depositó en el océano Antártico, favoreciendo un <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03805-8">crecimiento desorbitado de algas</a>. Los aerosoles contienen micronutrientes que, como el hierro o el nitrógeno, son esenciales para el fitoplancton. Así, los incendios en Australia reverdecieron el océano Antártico.</p>
<p>Aparte de los efectos sobre el planeta, gigaincendios como los de Australia impactan notablemente en <a href="https://theconversation.com/australia-en-llamas-una-catastrofe-para-la-salud-la-economia-y-la-biodiversidad-129378">infinitud de aspectos sociales</a> como la salud, la economía y <a href="http://doi.org/10.1038/s41893-022-00956-y">la educación</a>.</p>
<p>Pero esto no solo ocurre en Australia. En muchas zonas del mundo, a orillas del <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10584-021-03066-4">Atlántico y del Pacífico</a>, nos encontramos procesos parecidos. Y si bien es cierto que siempre ha habido incendios catastróficos, y fuera de control, es ahora cuando los vivimos de forma continua.</p>
<h2>Domesticando los nuevos incendios</h2>
<p>Todavía es posible abandonar la senda del Piroceno. El <a href="https://www.consilium.europa.eu/es/policies/green-deal/">Pacto Verde Europeo</a> y la imperativa transición energética y ecológica nos dotan de un marco para el desarrollo de políticas efectivas para frenar el Piroceno. Y las <a href="https://www.science.org/doi/epdf/10.1126/science.adi8066">ciencias e ingenierías</a> nos aportan sugerencias e instrucciones detalladas sobre cómo lograrlo:</p>
<ul>
<li><p><strong>Favorecer a la ganadería extensiva.</strong> Incluyendo el fomento, apoyo y asesoramiento a los pastores en sus tradicionales quemas pascícolas. El pastoreo es un gran aliado para romper la continuidad del combustible, disminuir la intensidad del incendio y aportar una oportunidad a la extinción.</p></li>
<li><p><strong>Recrear la dinámica natural del fuego.</strong> Implica introducir el fuego técnico, a través de quemas prescritas de baja intensidad. Hablamos de quemas que no dañan, obras de ingeniería basadas en principios ecológicos. </p></li>
<li><p><strong>Desarrollar cortafuegos verdes.</strong> La periferia de los ambientes urbanos debería incluir franjas anchas, de gran extensión, desprovistas de vegetación. Pero también se pueden mantener los árboles, si se prefiere, implementando sistemas de <a href="https://www.proyectoguardian.com">riegos prescritos</a>. Se trata de unos aspersores montados sobre grúas, que empapan la vegetación con aguas regeneradas y, por tanto, frenan el avance del fuego.</p></li>
<li><p><strong>Disminuir la espesura de los bosques</strong>. Implica cortar árboles y mejorar su estado de salud. <a href="https://www.nature.com/articles/s41558-022-01326-4">Cortar árboles no es deforestar</a>. Al revés, cortar árboles de forma sostenible, disminuyendo la cantidad de combustible, es un gran escudo para proteger los montes de un fuego deforestador. </p></li>
<li><p><strong>Fortalecer la actividad agrícola.</strong> <a href="https://theconversation.com/reactivar-el-mundo-rural-clave-para-prevenir-los-grandes-incendios-forestales-185513">El freno más efectivo contra los incendios lo encontramos en los cultivos</a>. El abandono rural no es cosa del pasado, sino que sigue aumentando a tasas desenfrenadas. Esto resulta paradójico, ya que seguimos comiendo cada día. Por tanto, necesitamos al sector primario.</p></li>
</ul>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/542480/original/file-20230813-115412-mfki6t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/542480/original/file-20230813-115412-mfki6t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/542480/original/file-20230813-115412-mfki6t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/542480/original/file-20230813-115412-mfki6t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/542480/original/file-20230813-115412-mfki6t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/542480/original/file-20230813-115412-mfki6t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/542480/original/file-20230813-115412-mfki6t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">La prevención de incendios se basa en romper la continuidad del combustible a escala de paisaje. Para ello, se necesitan diferentes medidas de desarrollo rural (fotos 1, 4 y 5), la protección de espacios periurbanos (foto 3) y la introducción de fuegos técnicos de baja intensidad (foto 2).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Fotos 1, 2 y 4 de Víctor Resco, 3 de Ferran Dalmau y 5 de Paco Castañares</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Estamos viendo los primeros resultados de tener campos fantasmas, deshumanizados. En el Antropoceno, durante los últimos 12 000 años, los humanos habitaron y aprovecharon <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2023483118">el 90 % de los bosques tropicales y el 95 % de los bosques mediterráneos y templados</a>. Pero el reciente abandono del monte y la concentración de la vida en las ciudades están alimentando las llamas del Piroceno. </p>
<p>Necesitamos paisajes vivos, habitados. Es la forma de evitar que el fuego siga ocupando el espacio ecológico que dejamos libres los humanos cuando nos marchamos del monte.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/211450/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Víctor Resco de Dios es Investigador Principal del red de seguimiento de daños de los incendios del 2002 (ARS22) y recibe fondos del MICINN (RED2022-134156-T, PID2022-138158OB-I00) y de la Unión Europea. </span></em></p>La humanidad, que una vez conquistó el fuego, está ahora perdiendo su control. Los grandes incendios han comenzado a alterar el planeta, pero aún estamos a tiempo de ponerles freno.Víctor Resco de Dios, Profesor de ingeniería forestal y cambio global, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2073622023-06-08T17:34:29Z2023-06-08T17:34:29ZEl humo de los incendios forestales daña la salud, aunque el fuego esté a cientos de kilómetros<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/530939/original/file-20230608-21-fko99a.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1920%2C1276&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El 6 de junio de 2023, el aire del estadio de los Yankees de Nueva York se cubrió de humo procedente de un incendio forestal en Canadá.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://newsroom.ap.org/detail/WhiteSoxYankeesBaseball/5cccbd83262c4cdfa30c50f9592bae8a/photo">AP Photo/Frank Franklin II</a></span></figcaption></figure><p>El humo de los <a href="https://www.ciffc.ca/">más de 100 incendios forestales</a> que queman Canadá estos días ha llegado a ciudades norteamericanas alejadas de las llamas. Nueva York y Detroit figuran entre las cinco <a href="https://www.iqair.com/us/world-air-quality-ranking">ciudades más contaminadas del mundo</a> a causa de los incendios del 7 de junio de 2023. El humo ha provocado alertas sobre la calidad del aire en varios estados en las últimas semanas.</p>
<p>Cuando hablamos de calidad del aire, a menudo nos referimos a las PM2,5. Se trata de partículas de 2,5 micras o menos, lo suficientemente pequeñas como para penetrar en los pulmones.</p>
<p>La exposición a las PM2,5 procedentes del humo u otro tipo de contaminación atmosférica, como las emisiones de los vehículos, puede agravar problemas de salud como el asma y reducir la función pulmonar de forma que puede empeorar los problemas respiratorios existentes e incluso las cardiopatías.</p>
<p>Pero el término PM2,5 sólo indica el tamaño, no la composición: lo que se quema puede marcar una diferencia significativa en la química.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/530643/original/file-20230607-27-5m3jos.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un mapa de América del Norte muestra donde el humo de los incendios forestales en Alberta, Ontario y Nueva Escocia, Canadá, se detectó a través de los EE. UU. y el este de Canadá." src="https://images.theconversation.com/files/530643/original/file-20230607-27-5m3jos.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/530643/original/file-20230607-27-5m3jos.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/530643/original/file-20230607-27-5m3jos.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/530643/original/file-20230607-27-5m3jos.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/530643/original/file-20230607-27-5m3jos.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/530643/original/file-20230607-27-5m3jos.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/530643/original/file-20230607-27-5m3jos.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El humo de los incendios forestales en Canadá se detectó en una gran parte de los EE. UU. el 7 de junio de 2023. Los puntos morados oscuros indican una calidad del aire peligrosa. El morado claro indica aire muy insalubre; el rojo es insalubre; el naranja es insalubre para grupos sensibles y el amarillo indica riesgo moderado.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://fire.airnow.gov/">AirNow.gov</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En las Montañas Rocosas septentrionales, donde yo vivo, la mayoría de los incendios son provocados por la vegetación, pero <a href="https://doi.org/10.1289/EHP3450">no toda la vegetación es igual</a>. Si el incendio se produce en la interfaz urbano-forestal, también pueden estar ardiendo combustibles manufacturados procedentes de viviendas y vehículos, y eso también va a <a href="https://nap.nationalacademies.org/catalog/26460/the-chemistry-of-fires-at-the-wildland-urban-interface">crear su propia química tóxica</a>.</p>
<p>Los químicos suelen hablar de <a href="https://www.cdc.gov/climateandhealth/effects/wildfires.htm">compuestos orgánicos volátiles</a> (COV), monóxido de carbono y <a href="https://www.cdc.gov/biomonitoring/PAHs_FactSheet.html">hidrocarburos aromáticos policíclicos</a> (HAP) producidos cuando la biomasa y otras materias arden teniendo el potencial de dañar la salud humana.</p>
<h2>¿Cómo perjudica a la salud humana la inhalación de humo de incendios forestales?</h2>
<p>Si alguna vez ha estado cerca de una hoguera y le ha dado una ráfaga de humo en la cara, probablemente sufriera alguna irritación. Con la exposición al humo de los incendios forestales, es posible que se produzca cierta irritación en la nariz y la garganta y tal vez <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1029/2021GH000578">cierta inflamación</a>. Si está bien de salud, su cuerpo podrá soportarlo. </p>
<p>Como ocurre con muchas cosas, la dosis hace el veneno: casi todo puede ser nocivo a una dosis determinada.</p>
<p>Por lo general, las células de los pulmones llamadas macrófagos alveolares recogen las partículas y las eliminan, a dosis razonables. Es cuando el sistema se ve desbordado cuando se puede tener un problema.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="Ilustración de una pequeña sección de los pulmones que muestra los alvéolos y, dentro de los alvéolos, un primer plano de un micrófago" src="https://images.theconversation.com/files/527320/original/file-20230519-27-a7wgjx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/527320/original/file-20230519-27-a7wgjx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=914&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/527320/original/file-20230519-27-a7wgjx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=914&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/527320/original/file-20230519-27-a7wgjx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=914&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/527320/original/file-20230519-27-a7wgjx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1148&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/527320/original/file-20230519-27-a7wgjx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1148&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/527320/original/file-20230519-27-a7wgjx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1148&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Los macrófagos se encuentran en los alvéolos, los diminutos sacos de aire de los pulmones.</span>
</figcaption>
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<p>Una riesgo es que el humo puede <a href="https://doi.org/10.1038/s41598-018-31459-6">suprimir la función de los macrófagos</a>, alterándola lo suficiente como para que uno se vuelva más susceptible a las infecciones respiratorias. Un colega que analizó el retardo en el efecto de la exposición al humo de los incendios forestales descubrió un <a href="https://doi.org/10.1016/j.envint.2020.105668">aumento de los casos de gripe tras una mala temporada de incendios</a>. </p>
<p>Estudios realizados en países en vías de desarrollo también han encontrado aumentos de <a href="https://doi.org/10.1016/j.atmosenv.2022.119055">infecciones respiratorias</a> en personas que <a href="http://dx.doi.org/10.1136/thx.2010.147884">cocinan en fuegos abiertos</a> en sus hogares.</p>
<p>El estrés de una respuesta inflamatoria también puede agravar los problemas de salud existentes. Estar expuesto al humo de leña no provocará de forma independiente que alguien sufra un infarto, pero si tiene factores de riesgo subyacentes, como una acumulación importante de placa, el estrés añadido puede aumentar el riesgo.</p>
<p>Los investigadores también están estudiando los posibles <a href="https://theconversation.com/breathing-wildfire-smoke-can-affect-the-brain-and-sperm-as-well-as-the-lungs-166548">efectos sobre el cerebro</a> y el <a href="https://ehp.niehs.nih.gov/doi/full/10.1289/EHP10498">sistema nervioso</a> de las <a href="https://www.epa.gov/isa/integrated-science-assessment-isa-particulate-matter">partículas inhaladas</a>.</p>
<h2>Cuando el humo se propaga a grandes distancias, ¿cambia su toxicidad?</h2>
<p>Sabemos que la química del humo de los incendios forestales cambia. Cuanto más tiempo esté en la atmósfera, más se alterará la <a href="https://theconversation.com/wildfire-smoke-changes-dramatically-as-it-ages-and-that-matters-for-downwind-air-quality-heres-what-we-learned-flying-through-smoke-plumes-151671">química</a> por la luz ultravioleta, pero aún nos queda <a href="http://doi.org/10.1016/j.etap.2017.08.022">mucho por aprender</a>.</p>
<p>Los investigadores han descubierto que parece haber un mayor nivel de oxidación, es decir, que se generan más oxidantes y radicales libres cuanto más tiempo está el humo en el aire. Los efectos específicos sobre la salud aún no están claros, pero hay indicios de que una mayor exposición conlleva mayores efectos sobre la salud.</p>
<p>La suposición es que se generan más <a href="https://ec.europa.eu/research-and-innovation/en/horizon-magazine/four-times-more-toxic-how-wildfire-smoke-ages-over-time">radicales libres</a> cuanto más tiempo está expuesto el humo a la luz UV, por lo que hay un mayor potencial de daño para la salud. Gran parte de esto, de nuevo, se reduce a la dosis.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Una foto del horizonte de Denver muestra una ciudad muy brumosa." src="https://images.theconversation.com/files/527317/original/file-20230519-19-n25dl9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/527317/original/file-20230519-19-n25dl9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=416&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/527317/original/file-20230519-19-n25dl9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=416&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/527317/original/file-20230519-19-n25dl9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=416&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/527317/original/file-20230519-19-n25dl9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=523&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/527317/original/file-20230519-19-n25dl9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=523&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/527317/original/file-20230519-19-n25dl9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=523&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Denver fue incluida entre las peores ciudades del mundo por contaminación del aire el 19 de mayo de 2023, en gran parte debido al humo de los incendios forestales de Alberta, Canadá.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://twitter.com/cdpheapcd/status/1659537882133204992">Colorado Air Pollution Control Division</a></span>
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<p>Lo más probable es que, si usted es una persona sana, dar un paseo en bici o hacer senderismo con poca niebla no sea un gran problema y su cuerpo pueda recuperarse. </p>
<p>Sin embargo, si lo hace todos los días durante un mes en medio del humo de un incendio forestal, la situación es más preocupante. He trabajado en estudios con residentes de Seeley Lake, en Montana, que estuvieron expuestos a niveles peligrosos de PM2,5 procedentes del humo de incendios forestales durante 49 días en 2017. Encontramos una <a href="https://doi.org/10.3390/toxics8030053">disminución de la función pulmonar un año después</a>. Nadie estaba con oxígeno, pero hubo una caída significativa.</p>
<p>Esta es un área de investigación relativamente nueva, y aún estamos aprendiendo mucho, especialmente con el aumento de la actividad de los incendios forestales a medida que el planeta se calienta.</p>
<h2>¿Qué precauciones puede tomar la gente para reducir el riesgo que supone el humo de los incendios forestales?</h2>
<p>Si hay humo en el aire, conviene reducir la exposición. </p>
<p>¿Puede evitar el humo por completo? No, a menos que esté en una casa herméticamente cerrada. Los niveles de PM no son muy diferentes en el interior y en el exterior a menos que tenga un sistema HVAC muy bueno, como los que tienen <a href="https://www.epa.gov/indoor-air-quality-iaq/what-merv-rating">MERV 15 o mejores filtros</a>. Pero entrar en casa disminuye su actividad, por lo que su ritmo respiratorio es más lento y la cantidad de humo que está inhalando es probablemente menor.</p>
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<img alt="Una animación por satélite muestra el humo que se desplaza desde los incendios en Alberta a través de Canadá y hacia Nueva Inglaterra." src="https://images.theconversation.com/files/527359/original/file-20230521-119053-ul9mif.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/527359/original/file-20230521-119053-ul9mif.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/527359/original/file-20230521-119053-ul9mif.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/527359/original/file-20230521-119053-ul9mif.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/527359/original/file-20230521-119053-ul9mif.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/527359/original/file-20230521-119053-ul9mif.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/527359/original/file-20230521-119053-ul9mif.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Un satélite capta el humo de un incendio forestal el 16 de mayo de 2023.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.earthdata.nasa.gov/worldview/worldview-image-archive/canada-fires-16-may-2023">NASA EarthData</a></span>
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</figure>
<p>También solemos aconsejar a la gente que si pertenece a un grupo susceptible, como los asmáticos, cree un espacio seguro en casa y en la oficina con un sistema de filtración de aire autónomo de alto nivel para crear un espacio con aire más limpio.</p>
<p>Algunas <a href="https://doi.org/10.1038/s41370-020-00267-4">mascarillas pueden ayudar</a>. No está de más tener una mascarilla N95 de alta calidad. Sin embargo, llevar una mascarilla de tela no sirve de mucho.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207362/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Christopher T. Migliaccio ha recibido financiación de los NIH y la HRSA por su trabajo sobre los efectos del humo de la madera en la salud.
</span></em></p>Los incendios de Canadá han propagado el humo por varios estados de EE. UU., dejando ciudades como Nueva York, Detroit y Denver con una de las peores calidades del aire del mundo, incluso lejos de las llamas.Christopher T. Migliaccio, Research Associate Professor in Toxicology, University of MontanaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2049792023-05-15T17:10:56Z2023-05-15T17:10:56ZColapso en la extinción de incendios forestales: cómo evitar una catástrofe<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/525646/original/file-20230511-17-r5jzr3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C0%2C5526%2C3675&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Incendio en las inmediaciones de Mijas y Alhaurin el Grande (Málaga, España) en julio de 2022.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mijas-16-de-julio-2022-forest-2216348657">Francisco Alfonseca / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En el año 1994, el sistema de extinción de incendios forestales de España colapsó. La gran simultaneidad de frentes puso en jaque a los sistemas de extinción, que se vieron absolutamente desbordados por la situación. <a href="https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/temas/incendios-forestales/incendios_forestales_espania_1994_tcm30-132542.pdf">En una única semana</a>, conocida como “semana negra”, fallecieron 22 personas. También se quemaron más de 110 000 hectáreas, el equivalente a la media anual de la última década.</p>
<p>El año pasado casi se repite la catástrofe. En la semana del 15 de junio, se atendieron, solo en Cataluña, <a href="https://interior.gencat.cat/web/.content/home/030_arees_dactuacio/bombers/foc_forestal/analisi_i_seguiment_de_la_situacio_de_risc_incendi_forestal/butlletins_operatius_de_seguiment_de_risc/LoFor174_valoracio_CF2022.pdf">274 avisos por incendios.</a> Hubo, además, incendios importantes en <a href="https://theconversation.com/sierra-bermeja-arde-de-nuevo-por-que-esta-region-malaguena-tiene-un-largo-historial-de-incendios-184867">sierra Bermeja</a> (Málaga), en la <a href="https://theconversation.com/cuanto-hemos-perdido-en-el-incendio-forestal-de-la-sierra-de-la-culebra-187127">sierra de la Culebra</a> (Zamora), en Navarra y Aragón, y también al otro lado de Pirineos en Occitania.</p>
<p>Algunos incendios no se atacan. Sencillamente se deja que ardan porque el sistema pende de un hilo. Estamos hablando de incendios en zonas de alta montaña. En zonas de difícil acceso y que no representan ningún peligro para la población. No se puede hacer más.</p>
<p>En España, los bomberos han desarrollado <a href="https://twitter.com/RevistaIyRN/status/1651534764782895104?s=20">nuevas estrategias y tácticas</a> que permiten optimizar las técnicas y los medios de extinción. Son un ejemplo a nivel mundial y, de hecho, viajan regularmente a otros países para contribuir a su formación <a href="https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/temas/incendios-forestales/Coordinacion-institucional/Actuaciones-internacionales-incendios-forestales.aspx">frente a estas emergencias</a>. Gracias a su pericia y sacrificio, en 2022 lograron evitar una catástrofe que hubiera recordado a la del año 1994.</p>
<h2>¿Podemos seguir evitando el colapso?</h2>
<p><a href="https://theconversation.com/incendios-forestales-estamos-a-tiempo-de-evitar-un-2023-catastrofico-202810">La respuesta es, clara e inequívocamente, no</a>. Venimos de una sequía particularmente dura, donde ni tan siquiera hay agua en varios pantanos para las labores de extinción. Pero eso no es lo peor. </p>
<p>Se están dando episodios de mortalidad generalizada en amplias zonas boscosas montañosas como las de prepirineos. Cuando el incendio llega a bosques muertos, quema primero las hojas, que están secas, a gran velocidad. Luego consume los troncos gruesos, más lentamente. De esta forma, el incendio emite tal intensidad que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0378112722002523">se vuelve extremo</a>: una deflagración que quema varios miles de hectáreas en unas pocas horas. Pero esto tampoco es lo peor.</p>
<p>Lo peor es lo que ocurre en las zonas urbanas que colindan con el bosque.</p>
<h2>Zonas urbanas en parques naturales</h2>
<p>En el <a href="https://parcnaturalcollserola.cat/es/">parque natural de Collserola</a>, por ejemplo, situado a las afueras de Barcelona, unas 160 000 personas viven rodeadas de bosque. La gestión forestal en esa zona ha priorizado la conservación de la naturaleza, frente a la prevención de incendios.</p>
<p>¿Recuerdan el drama en la sierra de la Culebra del año pasado? ¿Y en la <a href="https://efeverde.com/controlado-fuego-buena-evolucion/">sierra del Courel</a> o <a href="https://efeverde.com/evolucion-no-favorable-fuego-amenaza-parque-nacional-monfrague/">en Monfragüe</a>? Imagínese que eso ocurre en las afueras de Barcelona. Estamos hablando de una situación en la que se pone en peligro la vida y vivienda de 160 000 personas. Cada vez es más probable que esto ocurra. Si no es este verano, será el que viene, o el siguiente. </p>
<p>No es un caso aislado. <a href="https://theconversation.com/vivir-junto-al-fuego-estamos-protegidos-frente-a-los-incendios-forestales-139508">Cualquier núcleo urbano rodeado de bosque puede sufrir semejante catástrofe</a>. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Incendios_forestales_en_%C3%81tica_de_2018">Hace 5 años le tocó a Mati</a>, en Grecia, donde 102 personas que estaban en una urbanización envuelta por vegetación perdieron la vida. Es una urbanización como muchas de las que hay en el litoral español y algunas zonas de interior.</p>
<h2>Cómo reaccionar frente al colapso</h2>
<p>Frente a esta situación, el ciudadano tiene la sensación de abandono. Sentirá que “aquí no viene nadie”, porque el operativo de extinción estará desbordado, atendiendo las zonas de mayor urgencia y peligrosidad. Lo importante es seguir las indicaciones de las autoridades. Si alguien quiere ayudar, puede hacerlo al dictado de las asociaciones voluntarias, pero nunca por libre. </p>
<p>En ese momento, uno vive un infierno en vida. Llamas muy largas e intensas que se acercan rápidamente. El viento sopla fuerte, y con él trae a una nube de polvo y cenizas que crean una atmósfera ominosa. </p>
<p>Las salidas estarán colapsadas, y la evacuación rozará lo imposible.</p>
<h2>Nuevas formas de apagar incendios</h2>
<p>La escasez de agua en los embalses no representa un problema grave para la extinción de incendios forestales, donde se emplean predominantemente herramientas manuales y fuego técnico. Los buldóceres son también muy efectivos y tienen unos rendimientos muy elevados. Incluso en regiones como Cataluña, donde el uso del agua estaba tradicionalmente más extendido, <a href="https://interior.gencat.cat/web/.content/home/030_arees_dactuacio/bombers/foc_forestal/analisi_i_seguiment_de_la_situacio_de_risc_incendi_forestal/butlletins_operatius_de_seguiment_de_risc/LoFor174_valoracio_CF2022.pdf">apenas el 42 % de los perímetros se estabiliza con agua.</a></p>
<p>Lo paradójico es que esas zonas en las que no se pudo ejecutar un plan de prevención de incendios por la existencia de algún nido, ahora serán destrozadas por el avance del incendio, por el fuego técnico, o por el buldócer.</p>
<p>Los ingenieros de montes que trabajan como bomberos forestales están <a href="https://master-fuego.com/">en constante evolución y adaptándose a las nuevas realidades</a>. Los procedimientos han mejorado notablemente en las últimas décadas, pero cada año nos encontramos con un número mayor de incendios que no se pueden apagar: no podemos romper las leyes de la física.</p>
<h2>No es cuestión de medios</h2>
<p>Sería un error considerar que estas situaciones de colapso se pueden prevenir invirtiendo en más medios de extinción. En realidad, ha sido precisamente esta política de supresión de incendios la que ha creado el problema. Apagamos los pequeños incendios rápido y permitimos que se acumulen grandes cargas de combustible. La ciencia lleva <a href="https://www.sierraforestlegacy.org/Resources/Conservation/FireForestEcology/FireScienceResearch/FireEcology/FireEcology-Martin91.pdf">tres décadas advirtiéndolo</a>. </p>
<p>Algunas urbanizaciones en España cuentan con un plan de autoprotección frente a incendios forestales. Los aprueba el ayuntamiento con una nota mínima de incendios forestales que se comunica a protección civil. Nadie de responsabilidad en el plan regional de gestión de incendios forestales valida o aprueba estos planes, solo participa en la emisión de un informe preceptivo. </p>
<p>En escenarios de colapso, ese plan no evita la catástrofe. Lo hemos visto en California, en Sídney, y en muchas zonas más. El plan de autoprotección es necesario, pero no suficiente, para proteger las vidas. La clave está en la gestión del bosque circundante.</p>
<p>Hace unos años advertíamos que habíamos entrado en <a href="https://theconversation.com/la-era-de-los-incendios-que-ya-no-podemos-apagar-165697">la era de los incendios que no se pueden apagar</a>, porque muchos de ellos arden con tanta intensidad que no se pueden extinguir. El problema se ha agravado y ahora estamos a punto de entrar en la era del colapso, donde la simultaneidad de incendios extremos que desbordan la capacidad de extinción será la norma. </p>
<p>Necesitamos una política forestal centrada en torno a los incendios y a la protección de las personas, y que compagine las múltiples funciones de los bosques. Necesitamos un cambio, porque el sistema está apunto de entrar en una fase donde los episodios de colapso serán cada vez más frecuentes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204979/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Víctor Resco de Dios recibe fondos de la Comisión Europea (GA. 101003890). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Domingo Molina Terrén recibe fondos de distintas empresas como patrocinadores de la revista RIyRN <a href="http://revistarirn.org/revista">http://revistarirn.org/revista</a> y otros como anunciantes como el MITECO - <a href="https://www.miteco.gob.es/es/">https://www.miteco.gob.es/es/</a>.
Esta revista es gestionada económicamente desde la Fundación Universidad de Lleida FUdL <a href="https://fundacio.udl.cat/es/">https://fundacio.udl.cat/es/</a>
</span></em></p>La simultaneidad de incendios extremos que desbordan la capacidad de los medios de extinción va a ser cada vez más frecuente. Es necesario poner el foco en la gestión forestal para evitar catástrofes y proteger a las personas.Víctor Resco de Dios, Profesor de ingeniería forestal y cambio global, Universitat de LleidaDomingo Molina Terrén, Profesor titular de universidad, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2048942023-05-04T17:44:52Z2023-05-04T17:44:52ZIncendio en un restaurante de Madrid: ¿por qué el local tenía un nivel inaceptable de riesgo?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/524463/original/file-20230504-15-wpt1bg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1599%2C898&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.rtve.es/noticias/20230422/dos-muertos-incendio-restaurante-madrid/2440399.shtml">RTVE</a></span></figcaption></figure><p>El pasado 22 de abril nos despertábamos con <a href="https://www.youtube.com/watch?v=_9MI59VDih0">una noticia trágica</a> de esas que nos hacen plantearnos cómo un suceso así puede producirse hoy en una sociedad como la nuestra. Los hechos fueron rápidamente difundidos por los medios y por las redes sociales. Dos personas habían fallecido y varias más resultaron <a href="https://efe.com/comunidad-de-madrid/2023-04-23/cuatro-heridos-del-incendio-siguen-en-la-uci-y-tres-en-unidades-de-quemados/">heridas de distinta consideración</a> en un pequeño restaurante madrileño como consecuencia de un incendio muy virulento. </p>
<p>El suceso, que tuvo lugar a pocos metros de un cuartel de bomberos, podía haber resultado en un número de víctimas bastante mayor si no hubiera sido por una rapidísima intervención.</p>
<p>No es objeto de este artículo atribuir responsabilidades, ni mucho menos señalar culpables. Corresponde a la justicia intervenir en un procedimiento que, a buen seguro, será largo y complejo. Solamente debemos constatar que dos personas jóvenes han perdido la vida. A ellos, a los otros heridos y a sus familiares y allegados debemos nuestro respeto, con la convicción de que el sistema les ha fallado de alguna manera.</p>
<h2>¿Quién vela por nuestra seguridad dentro de un restaurante?</h2>
<p>Nuestras sociedades tienen un alto nivel de <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1999-21567">regulación en el ámbito de la edificación</a>, algo muy sofisticado y costoso. Esto permite que el ciudadano no especializado piense que, cuando va a cenar a un restaurante, alguien ha velado por que el local en el que se encuentra tiene unas condiciones razonables de habitabilidad y seguridad, de la misma manera que asume una seguridad alimentaria. Eso incluye, por supuesto, que no imagine que puede ser víctima de un incendio de características casi explosivas y que pueda fallecer a menos de 25 metros de la salida.</p>
<p>Con un cierto retraso respecto a países de nuestro entorno, la regulación en materia de seguridad en caso de incendio se fue desarrollando desde el último cuarto del siglo pasado en España, fundamentalmente tras sucesos devastadores: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_del_Hotel_Corona_de_Arag%C3%B3n">Hotel Corona de Aragón (1979)</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_de_la_discoteca_Alcal%C3%A1_20">discoteca Alcalá 20 (1983)</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Almacenes_Arias_(Madrid)">almacenes Arias (1987)</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_de_la_discoteca_Flying">discoteca Flying (1990)</a>, etc. </p>
<p>Los primeros documentos aprobados tuvieron la forma de normas básicas de la edificación, pero en el año 2006 la seguridad en caso de incendio se integró como documento propio en el <a href="https://www.codigotecnico.org/">Código Técnico de la Edificación</a>. Otro salto cualitativo importante fue la integración plena de España en la Unión Europea, ya que nos vinculó con la <a href="http://www.cepco.es/enlaces.asp?id_rep=607">Directiva 89/106/CEE de Productos de Construcción</a> (reglamento desde 2013), lo que ha derivado en la armonización de la clasificación de los productos de construcción y de los elementos constructivos en función de sus propiedades de reacción y resistencia al fuego.</p>
<p>Desde el principio se apuntó a dos hechos que nadie ha rebatido: la existencia de una frondosa decoración vegetal colgante artificial, de material plástico, y la utilización de fuego de llama abierta para el flambeado de algunos de los platos que se servían. Ambos dejaban su rastro <a href="https://burrocanaglia.es/madrid-becerra/">en la web del establecimiento</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/524464/original/file-20230504-29-szm0nf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/524464/original/file-20230504-29-szm0nf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/524464/original/file-20230504-29-szm0nf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=219&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/524464/original/file-20230504-29-szm0nf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=219&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/524464/original/file-20230504-29-szm0nf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=219&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/524464/original/file-20230504-29-szm0nf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=275&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/524464/original/file-20230504-29-szm0nf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=275&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/524464/original/file-20230504-29-szm0nf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=275&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Foto del interior del restaurante antes del incendio.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://burrocanaglia.es/">Burro Canglia Bar&Resto</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La vegetación colgante artificial, de material plástico inflamable, contribuye a una rápida propagación del fuego generando un humo muy tóxico.</p>
<p>La vegetación colgante artificial o natural, aunque no excesivamente importante en términos de densidad de carga de fuego (energía que potencialmente se puede liberar por metro cuadrado en un incendio), es enormemente peligrosa. Pequeñas partículas sin mucha masa, cuando están secas y rodeadas de oxígeno, devienen en un fuego rapidísimo que, en cuestión de segundos, consume todo el combustible, produciendo una ingente cantidad de humo, especialmente tóxico en el caso de materiales plásticos, que inunda la estancia.</p>
<p>Este proceso se acelera, además, con la transferencia de calor por convección en el recinto. Nos encontramos ante un ejemplo modélico de propagación, un fuego de libro.</p>
<p>Haciendo uso de las tecnologías al alcance de todos, podemos acceder <a href="https://www.nist.gov/video/christmas-tree-fire-watered-tree-vs-dry-tree">a un vídeo del NIST (National Institute of Standards and Technology)</a> en el que el prestigioso instituto norteamericano muestra sus experimentos de laboratorio con árboles de Navidad en los que se constatan las características de este tipo de incendio.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/26A-49Wb2F4?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
</figure>
<h2>Un nivel de riesgo demasiado alto</h2>
<p>En el proceso de reflexión que ahora comienza, una fuente de discrepancia será, a buen seguro, el hecho de que el Código Técnico de la Edificación contempla la reacción al fuego de los elementos constructivos, decorativos y de mobiliario citando exclusivamente los elementos textiles suspendidos entre los decorativos.</p>
<p>Paradójicamente, en un sistema tan controlado en el que los profesionales y sus clientes tardan a veces años en tramitar y conseguir las licencias, en el que es necesario justificar la reacción al fuego de cada material y las características de compartimentación, recorridos de evacuación, instalaciones, etc., sucede algo así. Quedan en el aire los papeles que pueden desempeñar la decoración adicional en el establecimiento, la inspección, la legislación de riesgos laborales o la necesaria labor de concienciación, educación y difusión en este ámbito.</p>
<p>La conclusión debe ser clara. Más allá de que el local dispusiera de las licencias pertinentes, más allá de lo que diga la legislación sobre la consideración de una vegetación artificial suspendida como elemento que debe cumplir una exigencia de reacción al fuego o no, más allá de la intervención de los distintos agentes involucrados en el proceso, el local tenía un nivel inaceptable de riesgo. El resultado es, por tanto, un fracaso del sistema regulatorio de la edificación en caso de incendio.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204894/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Bautista Echeverría Trueba no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Más allá de que el local dispusiera de las licencias pertinentes o de lo que contemple, o no, la legislación en materia de acabados y decoración, el restaurante era un lugar con un riesgo muy elevadoJuan Bautista Echeverría Trueba, Profesor de Instalaciones, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1886182022-08-12T13:52:47Z2022-08-12T13:52:47ZConvivir con el fuego<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/478895/original/file-20220812-26-vv1l33.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5000%2C3330&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Paisaje en Manresa (Cataluña, España) tras un incendio en julio de 2022.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/smoke-fires-rises-countryside-bufalvent-catalonia-2185517531">Davide bonaldo / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Noches asfixiantes en zonas donde nunca lo habían sido, vientos extremadamente cálidos, intenso olor a humo, tensión en el ambiente mientras los vecinos tratan de organizarse para evitar que el fuego devore sus hogares. En el mejor de los casos, los bomberos ya están por la zona y se oyen aviones anfibios y helicópteros sobrevolando; en otros, hasta las medidas para apagar el fuego llegan más tarde de lo que sería deseable.</p>
<p>Esta escena se está repitiendo en multitud de municipios en España este verano. Los datos de la superficie quemada ya otorgan a 2022 el triste récord de ser el año en el que más hectáreas de bosque se han quemado en los últimos 30 años. A 12 de agosto <a href="https://effis.jrc.ec.europa.eu/apps/effis.statistics/estimates">superamos las 240 000 hectáreas</a>, una extensión mayor que la provincia de Guipúzcoa. </p>
<p>Esta pérdida de masa forestal supone un aumento directo de las emisiones de CO₂, ya que el fuego libera el carbono almacenado en plantas y suelos. También supone perder biodiversidad y <a href="https://theconversation.com/cuanto-hemos-perdido-en-el-incendio-forestal-de-la-sierra-de-la-culebra-187127">los servicios ecosistémicos de los que nos provee el bosque</a>, que van desde la obtención de madera o setas hasta la recuperación del agua y el suelo o la obtención de aire para respirar. Eso sin contar lo más importante: los dramas personales, que incluyen la muerte de personas y los daños materiales, además de la pérdida de esperanza de quienes viven en las zonas rurales y llevan décadas advirtiendo de lo que iba a pasar, la población de la España que han vaciado muchos años de políticas enfocadas en lo urbano.</p>
<p>No es momento ahora de decir “esto se venía venir” y exponer lo que se debería haber hecho, sino de remangarse y ponerse a trabajar en <a href="https://theconversation.com/como-adaptarnos-a-la-nueva-realidad-de-incendios-187808">la gestión de los hábitats primando el conocimiento</a>. Basar las decisiones de gestión en evidencias científicas, hacer un enfoque integrado, que atienda a la multifuncionalidad de los ecosistemas y a todos los factores de los que depende. </p>
<p>Hay que priorizar las medidas poniendo el foco en lo más básico: prevención, prevención y prevención. Un mantra que, por más que lo repiten las personas que viven en entornos rurales y las que se dedican a la ingeniería forestal, la biología de la conservación o el estudio de los ecosistemas, es olvidado en un cajón por los gestores del espectro político cuando llegan las primeras lluvias. En cambio, para ahorrar, deciden que la inversión para evitar incendios se pondrá en marcha en mayo, cuando se acerque el calor. Error. Quienes viven pegados al monte saben que la labor de un operativo antiincendios va mucho más allá de apagar las llamas.</p>
<p>Las soluciones sostenibles a la mayoría de los problemas ambientales giran en torno a la coexistencia con el fuego, es decir, adaptarnos a su presencia anticipándonos a sus efectos más devastadores minimizando el riesgo y vulnerabilidad de los sistemas forestales. Para lograrlo, hay dos líneas que se deberían trabajar paralelamente: la <a href="https://theconversation.com/reactivar-el-mundo-rural-clave-para-prevenir-los-grandes-incendios-forestales-185513">recuperación de la población y los trabajos del campo en las zonas donde la demografía se ha desplomado</a>, así como la gestión forestal de las áreas naturales.</p>
<h2>Tierra sin gente</h2>
<p>Los ecosistemas europeos son fruto de la interacción humana desde hace miles de años. No existen bosques que mantengan las estructuras anteriores a la aparición del ser humano. Nuestra presencia ha generado los actuales paisajes culturales, donde las especies que los habitan han evolucionado y a los que se han adaptado. </p>
<p>No se puede abordar la restauración de ecosistemas como si el ser humano no existiera u obviando que debemos convivir con el resto de especies. De hecho, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el medioambiente en Europa es el abandono de las zonas rurales y la sustitución de las explotaciones familiares, <em>pymes</em> que son las que realmente crean empleo y tejido social en España, en favor de las de producción agroalimentaria intensiva, que dañan los hábitats que nos rodean y dan empleo a menos personas.</p>
<p>Existe un consenso claro en la comunidad científica sobre cómo el abandono agrario y la expansión y densificación del bosque en esos espacios que antes se aprovechaban a través de la actividad forestal, la agricultura y la ganadería, crean paisajes cada vez más homogéneos y vulnerables al avance del fuego. </p>
<p>Para revertir esta situación, hay que tomar iniciativas que permitan la recuperación de paisajes donde haya un mosaico de usos: bosques, cultivos herbáceos y leñosos, pastos, matorrales… Esta estructura actúa como un cortafuegos natural mientras se genera una renta que permita a la población que los mantiene vivir dignamente de esas actividades. Se trata de tejer alianzas entre la gestión del bosque y el resto de usos rurales y que quienes viven de la agricultura y la ganadería trabajen codo con codo con los propietarios y gestores forestales para crear territorios resilientes al fuego. </p>
<p>Los montes que son rentables no arden, o lo hacen con menor intensidad, y rentabilidad es sinónimo de gestión activa del territorio y de personas viviendo en él. Más allá de contar con subvenciones públicas que pueden estar justificadas por el carácter también público de muchos de los servicios que esos montes nos proporcionan, hay que crear modelos de negocio sostenibles que permitan a sus poblaciones vivir dignamente de los bienes y servicios que producen.</p>
<p>El papel de las administraciones pasa por poner en marcha medidas de estímulo y apoyo a la economía en zonas rurales que no se queden en las simples subvenciones, sino que busquen un efecto transformador: mejorar la fiscalidad y agilizar la burocracia a la que se enfrentan quienes emprenden en zonas rurales; proveer de servicios sanitarios, educativos y de transporte; promover la compra pública de productos sostenibles y cuya producción se integra en el territorio (como construir con madera de nuestros bosques los edificios públicos) o dar valor a los productos que favorecen la sostenibilidad del monte e identificarlos para que los consumidores sepan que su compra apoya a economías locales que ayudan a prevenir incendios y conservar la biodiversidad. Pueden ser ejemplos que trascienden las subvenciones, que, en muchos casos, ahogan la iniciativa de las personas. Así, promover un reparto más equilibrado de la población, además de ser más sostenible, se convierte en una medida de prevención de incendios. </p>
<p>Estas iniciativas deben adaptarse a las particularidades de cada territorio, a su paisaje y su paisanaje. Los actores locales y su territorio no son meros receptores de las ideas científicas o de las administraciones. Implicar a quienes viven y conocen el territorio es imprescindible para mejorar nuestra protección frente al fuego, porque, aunque sobre un mapa se sostiene cualquier plan de actuación, son las personas que viven en el territorio las que lo conocen y su participación es vital si se quiere ir más allá de un proyecto escrito. En este sentido, la Comisión Europea lleva tiempo financiando procesos de cocreación que persiguen dinámicas cruzadas entre el personal de las administraciones, científicos y la población. </p>
<p>Ejemplos como la<a href="https://www.juntadeandalucia.es/presidencia/portavoz/tierraymar/173685/CarmenCrespo/MedioAmbiente/IncendiosForestales/Ganaderia/Ovejas/Cabras/PlanInfoca/Prevencion/pastos/ReddeareasPastoCortafuegos/Rapca"> red de áreas pasto-cortafuegos de Andalucía (RAPCA)</a> o la iniciativa<a href="https://www.ramatsdefoc.org/es/"> Ramats de Foc</a> (rebaños de fuego), que promueven el pastoreo en zonas arboladas donde los animales actúan controlando el exceso de vegetación, muestran que ya existen iniciativas que intentan ejemplificar una gestión activa del territorio donde se implican todas las partes. </p>
<h2>Ayudar a extinguir, antes de que la llama prenda</h2>
<p>La selvicultura, ciencia que estudia la gestión de los bosques y montes forestales, debe centrar sus objetivos en dirigir el ecosistema hacia la formación de bosques sostenibles cuyo valor paisajístico, económico y natural aumenta. Es una práctica cuyos resultados son visibles a largo plazo que necesita políticas estructurales enfocadas en la realidad de las zonas rurales y ecosistemas forestales; planificación y anticipación dotada con presupuesto y personal suficientes. Esta prevención se sustenta en el trabajo estable basado en la realidad de los montes en cada época del año. Hay que afanarse en la prevención con equipos formados por quienes viven y conocen la zona, técnicos, ingenieros y ecólogos que se encarguen de evaluar qué medidas hay que aplicar en cada lugar para que, al llegar el verano, estemos preparados. </p>
<p>Existen medidas centradas, principalmente, en la disminución del combustible (cantidad de biomasa) o cambios en su estructura (tamaño y disposición de la biomasa). La disminución de biomasa se logra eliminando parte de la vegetación arbustiva, sobre todo la más seca, mediante el desbroce, la retirada de las ramas y troncos muertos y las quemas prescritas. </p>
<p>Los cambios en la estructura pasan por la elaboración de<a href="http://fuegolab.blogspot.com/2014/06/si-un-cortafuegos-no-para-el-fuego-para.html"> áreas cortafuegos</a> en las que se disminuye gradualmente el combustible disponible partiendo de caminos y carreteras. Estas áreas, además de cortar el avance del fuego, permiten que los medios de extinción puedan actuar en caso de incendio. </p>
<p>Asimismo, la regulación de la densidad de árboles en edades tempranas y en alta densidad mediante claras o clareos son también medidas protectoras. Ante un futuro que se prevé más seco y con regímenes de precipitación irregular, conviene pensar también en áreas de monte bajo con especies herbáceas o arbustivas que necesitan menos agua para mantenerse hidratadas, una buena vacuna para evitar grandes incendios. </p>
<p>En las zonas con mayor riesgo es necesario fomentar la regeneración natural de especies con estructuras físicas defensivas (corcho o corteza gruesa) o estrategias de regeneración adaptadas al fuego. La mezcla de especies autóctonas es también excelente para aumentar la biodiversidad estableciendo masas forestales multifuncionales y de mayor resiliencia frente a nuevos incendios. En el caso de que prenda un fuego, un bosque mixto tiene más opciones de recuperación que uno donde solo crece una especie (monoespecífico) porque presenta mayor variedad de estrategias para adaptarse y regenerarse. <a href="https://www.comfor-sudoe.eu/es/">La restauración con múltiples</a> especies es sin duda un valor seguro para evitar la propagación del fuego, pero servirá de poco sin una correcta aplicación de clareos y claras.</p>
<p>La gestión del paisaje basada en la creación de mosaicos que combinen rodales con distinta densidad vegetal con áreas de pasto y campos de cultivo dan menos oportunidad al fuego para su propagación. En este sentido, combinar áreas boscosas en las que la intervención es mínima, con masas agroforestales y campos de labor es una buena estrategia que, de nuevo, necesita personas que vivan y convivan con la naturaleza que les rodea. El ejemplo del <a href="https://www.mosaicoextremadura.es/es/el-proyecto/">proyecto Mosaico,</a> en Sierra de Gata y Las Hurdes (Extremadura), en el que se trabaja en terrenos públicos y privados con numerosas propuestas y donde más de la mitad de los emprendedores es menor de cuarenta años, demuestra que un cambio en la gestión del territorio es posible. </p>
<p>Todas estas medidas basadas en la gestión integral y multidisciplinar de los bosques son el principio para evitar que la llama prenda, sí, pero si aun así el fuego se produce, es vital analizar la situación para establecer una restauración adecuada una vez extinguido.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/478762/original/file-20220811-24-yx7ghu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C69%2C5144%2C3779&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Río que circula por terreno seco afectado por un incendio." src="https://images.theconversation.com/files/478762/original/file-20220811-24-yx7ghu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C69%2C5144%2C3779&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/478762/original/file-20220811-24-yx7ghu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/478762/original/file-20220811-24-yx7ghu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/478762/original/file-20220811-24-yx7ghu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/478762/original/file-20220811-24-yx7ghu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/478762/original/file-20220811-24-yx7ghu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/478762/original/file-20220811-24-yx7ghu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Arrastre del suelo en las primeras lluvias tras un incendio, una erosión de la que es complejo recuperarse.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Manuel Esteban Lucas Borja</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Y después del fuego ¿qué?</h2>
<p>Nos gustaría decir que después de un fuego la solución es sencilla: se han quemado árboles así que plantamos más y listo, pero no lo es. No hay soluciones únicas para minimizar el impacto de los incendios forestales que son procesos complejos tanto ecológica como socialmente que requieren un análisis e interpretación de la información antes y después de cada caso. No es lo mismo un incendio sobre un suelo silíceo que sobre uno calizo y lo que sirve a los vecinos de El Courel no tiene por qué servir a los de Monfragüe.</p>
<p>El fuego forma parte de la dinámica natural del bosque mediterráneo, y como tal sus especies están adaptadas a esta perturbación. De hecho, los incendios forestales llegan a ser necesarios para garantizar su regeneración. Muchas especies vegetales lo necesitan para que sus semillas germinen, un <a href="http://fuegolab.blogspot.com/2013/03/el-codigo-da-vinci-fibonacci-y-las.html">proceso ecológico llamado serotinia,</a> o aumente la brotación. </p>
<p>Dadas estas características particulares, los ecosistemas mediterráneos suelen regenerarse bien tras los incendios, de ahí que en muchos casos la mejor medida sea no hacer nada (restauración pasiva). Sin embargo, las características históricas de los incendios están cambiando, y los nuevos regímenes de incendios, mucho más virulentos, sobrepasan la capacidad de adaptación, llegando a reducir de forma permanente la biodiversidad y la funcionalidad del ecosistema.</p>
<p>Una correcta gestión pasa por desarrollar estrategias que busquen promover la capacidad para recuperarse o resiliencia del ecosistema y por asumir que la mejor solución posible en cada caso particular puede implicar un cambio de nuestra percepción sobre el papel que juega el fuego en la estructuración del bosque. El proceso persigue acelerar la reparación de las funciones del sistema dañado y generalmente se extiende entre uno y tres (clima atlántico) o cinco años (clima mediterráneo), dependiendo de la intensidad del fuego y las características de la zona afectada.</p>
<p>La estabilización de emergencia tras el incendio comprende un conjunto de acciones a corto plazo (entre unos meses hasta un año después del incendio) dirigidas a identificar amenazas inminentes para la vida humana. Se trata de garantizar los servicios básicos para la población. Esta primera estabilización presta especial atención a reducir el riesgo asociado al deterioro del suelo y de las condiciones hidrológicas de las cuencas forestales afectadas. De hecho, toma a estas últimas como unidades de planificación e implementación de las tareas para paliar el impacto sufrido.</p>
<h2>El suelo, la base sobre la que reconstruir todo</h2>
<p>Los efectos más obvios y llamativos de los incendios son los que afectan a los valores culturales y estéticos de los bosques y la desaparición de la vegetación y de la diversidad florística, que es también hábitat y fuente de recursos para la fauna. Algo que pasa más desapercibido son sus efectos sobre el suelo.</p>
<p>Los suelos son un gran reservorio de biodiversidad y el elemento esencial para la recuperación integral del ecosistema. Los habitantes de los suelos incluyen, entre otros, lombrices, ácaros, nematodos, bacterias y hongos. Estos organismos, esenciales para la recuperación de la funcionalidad y fertilidad de los suelos, son los responsables del secuestro de gran cantidad de carbono. Transforman la hojarasca en materia orgánica y nutrientes y modifican la estructura del suelo favoreciendo la infiltración de agua, factores esenciales para la supervivencia y recuperación de las plantas.</p>
<p>Entre estos microorganismos destacan los hongos micorrícicos, que forman simbiosis con las raíces de las plantas a las que facilitan la adquisición de agua y nutrientes a cambio de azúcares procedentes de la fotosíntesis. Los hongos micorrícicos pueden conectarse con múltiples plantas a la vez, generando unas redes miceliares a través de las que las plantas huésped intercambian recursos entre ellas. La recuperación del ecosistema edáfico procede de zonas forestales adyacentes no quemadas y de aquellos organismos resistentes que perduran a mayor profundidad en las capas minerales del suelo.</p>
<p>Si una vez apagado el fuego, se toman algunas medidas sencillas encaminadas a proteger el suelo de los procesos erosivos que causa la lluvia, las evidencias científicas apuntan a que, con el tiempo, el equilibrio de la comunidad original termina instaurándose. La gestión del combustible quemado para la construcción de estructuras que protejan el suelo (albarradas y fajinas) y sobre todo la adición de acolchado o mulching superficial con paja o astilla se han mostrado como las medidas más eficaces para reducir la pérdida de suelo por erosión tras incendios de alta severidad. También acotar la presencia de ganado para evitar su compactación y que se coman las plantas que van regenerando ayudan a activar la restauración.</p>
<p>Las actividades a medio plazo, tales como fomentar zonas con menor densidad de vegetación –donde la intensidad del fuego y las temperaturas que se alcanzan son menores permitiendo la supervivencia de algunas comunidades edáficas– o asegurar la progresión de la regeneración tras un incendio, pueden ser esenciales en la recolonización. </p>
<p>Por su parte, los <a href="https://theconversation.com/la-red-social-subterranea-que-conecta-a-las-plantas-y-las-ayuda-frente-al-cambio-climatico-180712">hongos micorrícicos</a> del suelo y las raíces pueden permanecer activos durante varios meses tras la corta de los árboles, pero también disminuyen rápidamente si no hay nuevas raíces que colonizar. Para asegurar la correcta recuperación de estos hongos, esenciales para especies como los pinos, las encinas o los robles, hay que vigilar el rebrote natural tras el incendio y, si es insuficiente, considerar replantar en los dos años siguientes a la saca de madera para evitar dificultades en la regeneración de la parcela.</p>
<h2>Hacia un ecosistema funcional y resiliente</h2>
<p>Tras abordar la situación del suelo, la eliminación de los árboles quemados es una medida controvertida, pero necesaria en algunos casos para inducir que las especies broten con más vigor o para evitar infestaciones de insectos perforadores de los árboles supervivientes, que, además, podrían extenderse a zonas no quemadas. Desde un punto de vista económico, la extracción de los pies antes de que se pudran por completo puede generar ingresos que reviertan en la recuperación del bosque. </p>
<p>No obstante, la extracción completa de todos los árboles podría aumentar la escorrentía o disminuir el hábitat para otras especies. Es importante estudiar cada situación para planificar las medidas más adecuadas en el espacio y en el tiempo; de hecho, la restauración de ecosistemas quemados no debe hacerse teniendo en cuenta solo a las especies que hubo en el pasado, sino también a las que mejor resistirán en el futuro. De nuevo el análisis de cada caso es esencial.</p>
<p>La rehabilitación ofrece una interesante oportunidad para abordar un cambio de especie si se estima pertinente. Muchos incendios han permitido iniciar una nueva etapa en la trayectoria de la vegetación dominante en el ecosistema incendiado transformándolo en un bosque mixto. Si las condiciones fisiográficas del suelo, de erosión o de degradación previa así lo recomiendan.</p>
<p>De cara a disponer de información para efectuar un diagnóstico sobre el grado de recuperación de la vegetación, tanto en cobertura como en composición, se han puesto a punto nuevas tecnologías basadas en sensores remotos alojados en diferentes sistemas, que van desde satélites hasta drones. Dicha metodología permite evaluar la capacidad de resiliencia y la calidad forestal del monte durante los primeros años de regeneración para valorar si es necesario continuar con la repoblación o si la propia dinámica de la masa boscosa bastará para recuperar el ecosistema con la activación del banco de semillas o rebrotes. A partir de este punto, la selvicultura puede ayudar a preparar el futuro bosque, zona de matorral o área agroganadera frente a un nuevo incendio mediante los clareos y la selección de arbolado y matorral adecuados, iniciando un nuevo ciclo de selvicultura preventiva.</p>
<p>Más peligroso que un incendio sobre un bosque es que vuelva a suceder. El bosque, como sistema abierto que se autoorganiza, se puede recuperar de un incendio. No esperemos tener el mismo hábitat, pero el ecosistema forestal seguirá existiendo. Sin embargo, dos incendios en el mismo lugar en un tiempo menor del necesario para su recuperación conllevarían, inevitablemente, la pérdida definitiva del ecosistema arbolado. La selvicultura y la gestión forestal son nuestras respuestas para ayudar al bosque y, no nos engañemos, mientras vivamos en este planeta, somos los primeros interesados en mantener bosques y ecosistemas sanos.</p>
<hr>
<p>Este <a href="https://www.csic.es/es/actualidad-del-csic/convivir-con-el-fuego">artículo</a> fue publicado originalmente en la web del CSIC.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/188618/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Rincón Herranz recibe fondos de MCIN, AEI. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Andrés Bravo-Oviedo recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, del programa INTERREG V-B SUDOE y de la Comisión Europea.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Cristina Aponte recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovacion</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elsa Varela, Javier Madrigal Olmo, Leticia Pérez Izquierdo y Manuel Esteban Lucas-Borja no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Las claves para anticiparse a los efectos devastadores del fuego y aplicar las medidas de restauración de los ecosistemas quemados explicadas por expertos.Manuel Esteban Lucas-Borja, Profesor en el Departamento de Ciencia y Tecnología Agroforestal y Genética de la E.T.S.I. Agrónomos y de Montes de Albacete, Universidad de Castilla-La ManchaAna Rincón Herranz, Investigadora en el Departamento de Suelo, Planta y Calidad Ambiental, Instituto de Ciencias Agrarias (ICA - CSIC)Andrés Bravo-Oviedo, Científico Titular (Recursos Naturales), Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)Cristina Aponte, Investigadora Ramón y Cajal en Ecología Forestal, Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA - CSIC)Elsa Varela, Investigadora en socioeconomía y gobernanza de sistemas rurales, Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de CataluñaJavier Madrigal Olmo, Investigador Incendios Forestales, Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA - CSIC)Leticia Pérez Izquierdo, Investigadora en Ecología Microbiana, BC3 - Basque Centre for Climate ChangeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1884732022-08-09T09:57:43Z2022-08-09T09:57:43ZEl 58 % de las enfermedades infecciosas humanas puede empeorar con el cambio climático<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/478260/original/file-20220809-15-v0qmqh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C0%2C3583%2C2392&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Las inundaciones provocadas por huracanes como Irma en Florida pueden saturar los sistemas de alcantarillado y propagar patógenos.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/with-their-homes-surrounded-by-water-that-they-fear-may-be-news-photo/846597496">Brian Blanco / Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>El cambio climático puede agravar un <a href="https://www.nature.com/articles/s41558-022-01426-1">58 % de las enfermedades infecciosas</a> con las que el ser humano entra en contacto en todo el mundo, desde los virus comunes transmitidos por el agua hasta enfermedades mortales como la peste, según muestra nuestra nueva investigación. </p>
<p>Un <a href="https://www.nature.com/articles/s41558-022-01426-1">equipo de científicos especialistas en medio ambiente y salud</a> hemos revisado décadas de documentos científicos sobre todos los patógenos conocidos <a href="https://camilo-mora.github.io/Diseases/">para crear un mapa de los riesgos humanos</a> agravados por los peligros relacionados con el clima. </p>
<p>Las cifras son sorprendentes. De 375 enfermedades humanas, descubrimos que 218 de ellas, más de la mitad, pueden verse afectadas por el cambio climático. </p>
<p>Las inundaciones, por ejemplo, <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-020-04961-4">pueden propagar la hepatitis</a>. El aumento de las temperaturas puede ampliar la vida de los <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanplh/article/PIIS2542-51962100132-7/fulltext">mosquitos portadores de la malaria</a>. Las sequías pueden atraer <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8778283/">roedores infectados con hantavirus</a> a las comunidades en su búsqueda de alimentos.</p>
<p>Dado que el cambio climático influye en más de 1 000 vías de transmisión como estas y <a href="https://www.nature.com/articles/s41558-018-0315-6">los riesgos climáticos aumentan a nivel mundial</a>, hemos llegado a la conclusión de que esperar que las sociedades se adapten con éxito a todas ellas no es una opción realista. El mundo tendrá que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático para reducir estos riesgos.</p>
<h2>Cartografía de los riesgos climáticos para la salud</h2>
<p>Para poder prevenir las crisis sanitarias mundiales, la humanidad necesita conocer a fondo las vías y la magnitud con que el cambio climático podría afectar a las enfermedades causadas por patógenos.</p>
<p>Nos hemos centrado en <a href="https://www.nature.com/articles/s41558-022-01426-1">10 peligros relacionados con el clima</a> vinculados al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero: calentamiento atmosférico, olas de calor, sequías, incendios forestales, fuertes precipitaciones, inundaciones, tormentas, aumento del nivel del mar, calentamiento de los océanos y cambio de la cubierta terrestre. A continuación, buscamos estudios en los que se discutieran observaciones específicas y cuantificables sobre la aparición de enfermedades humanas relacionadas con esos peligros.</p>
<p>En total, revisamos más de 77 000 artículos científicos. De ellos, 830 tenían un riesgo climático que afectaba a una enfermedad específica en un lugar y/o periodo de tiempo concreto, lo que nos permitió crear una base de datos de peligros climáticos, vías de transmisión, patógenos y enfermedades. Un <a href="https://camilo-mora.github.io/Diseases/">mapa interactivo de todas las vías entre el peligro y el patógeno</a> está disponible en línea.</p>
<p>El mayor número de enfermedades agravadas por el cambio climático se debe a la transmisión por vectores, como los mosquitos, los murciélagos y los roedores. En cuanto al tipo de peligro climático, la mayoría se asoció al calentamiento atmosférico (160 enfermedades), a las fuertes precipitaciones (122) y a las inundaciones (121).</p>
<h2>Cómo influye el clima en el riesgo de patógenos</h2>
<p>Encontramos <a href="https://www.nature.com/articles/s41558-022-01426-1">cuatro formas clave</a> en que los peligros climáticos interactúan con los patógenos y los seres humanos:</p>
<p><strong>1) Acercamiento de los patógenos a las personas.</strong> </p>
<p>En algunos casos, los peligros relacionados con el clima están cambiando las áreas de distribución de los animales y organismos que pueden actuar como vectores de enfermedades patógenas peligrosas. </p>
<p>Por ejemplo, el calentamiento y los cambios en los patrones de precipitación pueden alterar la distribución de los mosquitos, que son vectores de numerosas enfermedades patógenas humanas. En las últimas décadas, los cambios geográficos en <a href="https://doi.org/10.1016/S1473-3099(15)70091-5">los brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria y el dengue</a>, se han relacionado con estos riesgos climáticos.</p>
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<img alt="Una mujer acaricia la cabeza de su hijo junto a otro que duerme bajo un mosquitero" src="https://images.theconversation.com/files/477955/original/file-20220807-57717-qiap30.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/477955/original/file-20220807-57717-qiap30.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/477955/original/file-20220807-57717-qiap30.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/477955/original/file-20220807-57717-qiap30.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/477955/original/file-20220807-57717-qiap30.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/477955/original/file-20220807-57717-qiap30.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/477955/original/file-20220807-57717-qiap30.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Los niños duermen bajo mosquiteros en Etiopía para protegerse de los mosquitos que propagan la malaria.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/amina-dawd-strokes-one-of-her-resting-childrens-hair-as-two-news-photo/585855434?adppopup=true">Louise Gubb / Corbis via Getty Images</a></span>
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<p><strong>2) Acercamiento de las personas a los agentes patógenos.</strong> </p>
<p>Las catástrofes climáticas también pueden alterar los patrones de comportamiento de los seres humanos de manera que aumenten sus posibilidades de estar expuestos a los patógenos. Por ejemplo, durante las olas de calor, la gente suele pasar más tiempo en el agua, lo que puede provocar un aumento de los brotes de enfermedades transmitidas por el agua. </p>
<p>En particular, <a href="https://doi.org/10.3201/eid2207.151996">las infecciones asociadas a vibrios</a> aumentaron sustancialmente en Suecia y Finlandia tras una ola de calor en el norte de Escandinavia en 2014.</p>
<p><strong>3) Potenciación de los patógenos.</strong></p>
<p>En algunos casos, los peligros relacionados con el clima han dado lugar a condiciones ambientales que pueden aumentar las oportunidades para que los patógenos interactúen con los vectores o incrementar la capacidad de los patógenos para causar enfermedades graves en los seres humanos. </p>
<p>Por ejemplo, el agua estancada que dejan las fuertes precipitaciones y las inundaciones puede <a href="https://doi.org/10.1111/ijd.13901">proporcionar caldos de cultivo</a> para los mosquitos, lo que conduce a un aumento de la transmisión de enfermedades como <a href="https://doi.org/10.1016/j.amepre.2008.08.030">la fiebre amarilla, el dengue, la malaria, la fiebre del Nilo Occidental</a> y <a href="https://vet.kku.ac.th/journal/jy2007no.2_2013no.%201/10reprint%20no.2.2011/9Myaing.pdf">la leishmaniasis</a>.</p>
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<img alt="Una persona con bolsas de basura alrededor de cada pierna para mantenerlas secas cruza una calle inundada de la ciudad en Nueva Jersey. Un cubo de basura volcado flota en el fondo." src="https://images.theconversation.com/files/477956/original/file-20220807-64533-exnbet.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/477956/original/file-20220807-64533-exnbet.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/477956/original/file-20220807-64533-exnbet.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/477956/original/file-20220807-64533-exnbet.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/477956/original/file-20220807-64533-exnbet.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/477956/original/file-20220807-64533-exnbet.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/477956/original/file-20220807-64533-exnbet.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Muchas enfermedades transmitidas por el agua pueden propagarse por riesgos climáticos como las inundaciones y los aguaceros extremos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/man-uses-garbage-bags-to-keep-his-pants-and-feet-dry-as-he-news-photo/1337826833">Michael M. Santiago / Getty Images</a></span>
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<p>Los estudios han demostrado que el aumento de las temperaturas también puede contribuir a que los virus <a href="https://www.jci.org/articles/view/135003">se vuelvan más resistentes al calor</a>, lo que se traduce en un aumento de la gravedad de la enfermedad, ya que los patógenos se adaptan mejor a la fiebre del cuerpo humano. </p>
<p>Por ejemplo, algunas investigaciones sugieren que el aumento de las temperaturas globales está conduciendo a una mayor tolerancia al calor de los patógenos fúngicos. La repentina <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31337723/">aparición en múltiples continentes de infecciones humanas resistentes al tratamiento de <em>Candida auris</em></a>, un hongo que antes no era patógeno para el ser humano, se ha asociado al aumento de las temperaturas globales. Asimismo, se ha demostrado que los hongos de los entornos urbanos son <a href="https://bmcbiol.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12915-015-0127-3">más tolerantes al calor</a> que los de las zonas rurales, que suelen ser más frías. </p>
<p><strong>4) Debilitamiento de la capacidad del cuerpo para hacer frente a los patógenos.</strong></p>
<p>Los peligros relacionados con el clima pueden afectar a la capacidad del cuerpo humano para hacer frente a los patógenos de dos maneras fundamentales. Pueden obligar a las personas a vivir en condiciones peligrosas, como cuando los daños causados por las catástrofes llevan a las personas a vivir en condiciones de hacinamiento que pueden carecer de un buen saneamiento o aumentar su exposición a los agentes infecciosos. </p>
<p>Los peligros también pueden reducir la capacidad del cuerpo para luchar contra los patógenos, por ejemplo a través de la desnutrición, por ejemplo. Vivir en condiciones de peligro climático también puede inducir <a href="https://doi.org/10.1073/pnas.1118355109">un aumento de la producción de cortisol</a> debido al estrés, lo que lleva a una reducción de la respuesta inmunitaria del cuerpo humano.</p>
<h2>Qué hacer al respecto</h2>
<p>El cambio climático representa una importante amenaza para la vida, la salud y el bienestar socioeconómico de los seres humanos. Nuestro mapa muestra la magnitud de esa amenaza. En nuestra opinión, para reducir el riesgo, la humanidad tendrá que poner freno a las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre que alimentan el calentamiento global.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/188473/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Una reciente investigación confirma que las inundaciones, el calor extremo y otros peligros climáticos aumentan el contacto entre humanos y agentes patógenos y afectan a la capacidad del organismo para combatir enfermedades.Tristan McKenzie, Postdoctoral Researcher in Marine Science, University of GothenburgCamilo Mora, Associate Professor of Biology, University of HawaiiHannah von Hammerstein, Ph.D. Candidate in Geography and Environmental Science, University of HawaiiLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1873792022-07-28T19:59:41Z2022-07-28T19:59:41ZDe crecer bajo tierra a autopodarse: los secretos de las plantas para sobrevivir a las llamas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/475491/original/file-20220721-14415-hm98ru.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4928%2C3260&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sprouts-on-coals-after-fire-rebirth-1407715631">Julia Senkevich / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cada año, el fuego arrasa amplias zonas en cada vez más países. Destruye los bosques, afecta gravemente a las vidas de los afectados e incluso acaba definitivamente con algunas de ellas. Parece ser que esta situación <a href="https://theconversation.com/ola-de-incendios-en-europa-la-anomalia-que-sera-la-norma-187150">no va a ir a mejor en los próximos años</a> y el aumento de las temperaturas y de los periodos de sequía, como consecuencia del cambio climático, no va a mejorar la situación.</p>
<p>Pero si el fuego arrasa con todo, ¿cómo consiguen las plantas sobrevivir y comenzar de nuevo con la formación de los bosques perdidos? Un <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/oik.05907">estudio</a> publicado en la revista <em>Oikos</em> por un investigador español del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (Valencia) nos muestra varias de las estrategias que siguen las plantas para <em>renacer</em> tras un incendio.</p>
<h2>Plantas a prueba de fuego</h2>
<p>La primera estrategia (y la mas efectiva) es evitar tener que enfrentarse nunca al fuego. ¿Cómo lo consiguen? Muy fácil: crecen en sitios donde el fuego jamás será capaz de llegar. Por ejemplo, en las paredes de un barranco, en zonas encharcadas de forma continua o incluso bajo el agua.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/475194/original/file-20220720-27-kcvjjg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/475194/original/file-20220720-27-kcvjjg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/475194/original/file-20220720-27-kcvjjg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/475194/original/file-20220720-27-kcvjjg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/475194/original/file-20220720-27-kcvjjg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/475194/original/file-20220720-27-kcvjjg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/475194/original/file-20220720-27-kcvjjg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/475194/original/file-20220720-27-kcvjjg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los manglares tienen sus raíces siempre bajo el agua.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mangroves_in_Kannur,_India.jpg">Lamiot / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si tienen que vivir en un hábitat propenso a incendios, las plantas pueden seguir otras estrategias. Algunos arbustos y árboles crean cortezas muy gruesas que intentan proteger lo máximo posible el interior de la planta. En todos los casos, los órganos más indefensos ante el fuego siempre son las hojas. </p>
<p>Ante esta debilidad, muchos árboles (como algunos pinos) se <em>autopodan</em>, haciendo que sus ramas inferiores se caigan. De esta forma, solo llamas de gran altura podrán afectar a sus hojas. Otras plantas pueden mantener brotes bajo tierra (e incluso protegidos con otros tejidos vegetales) para <em>renacer</em> si el fuego acaba con las plantas adultas.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/476130/original/file-20220726-17-pesw28.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/476130/original/file-20220726-17-pesw28.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/476130/original/file-20220726-17-pesw28.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/476130/original/file-20220726-17-pesw28.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/476130/original/file-20220726-17-pesw28.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/476130/original/file-20220726-17-pesw28.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/476130/original/file-20220726-17-pesw28.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/476130/original/file-20220726-17-pesw28.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Pinus sylvestris</em>, una especie de pino propensa a <em>autopodarse</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pinar_Sierra_de_Guadarrama_2005-09-13.JPG">Clément Godbarge / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<h2>Semillas que nacen al calor de las llamas</h2>
<p>Pero el fuego no es algo negativo para todas las plantas, hay especies que realmente lo necesitan para poder surgir y desarrollarse. Este es el caso, por ejemplo, de las jaras. No es casualidad que las jaras sean de las primeras plantas en colonizar el terreno tras un incendio. </p>
<p>Las semillas de jara caen al suelo y se mantienen enterradas durante varios años, en un estado de inactividad denominado dormancia. Cuando un incendio arrasa el bosque, el fuego provoca que estas semillas alcancen elevadas temperaturas, lo que provoca que <em>se despierten</em>. De esta manera, germinarán rápidamente y podrán establecerse en un nuevo hábitat rico en nutrientes (toda la ceniza del incendio) y en ausencia de plantas competidoras.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/475198/original/file-20220720-9522-kgxe1m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/475198/original/file-20220720-9522-kgxe1m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/475198/original/file-20220720-9522-kgxe1m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/475198/original/file-20220720-9522-kgxe1m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/475198/original/file-20220720-9522-kgxe1m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/475198/original/file-20220720-9522-kgxe1m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/475198/original/file-20220720-9522-kgxe1m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/475198/original/file-20220720-9522-kgxe1m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Flores de jara (<em>Cistus ladanifer</em>).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cistus_ladanifer._Estepa.jpg">SABENCIA Guillermo César Ruiz / Wkimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>A pesar de las estrategias señaladas, muchas especies vegetales resisten muy poco el fuego y son eliminadas totalmente de los bosques tras el incendio. Si son especies vegetales con facilidad para dispersar sus semillas, puede que vuelvan a aparecer en poco tiempo en ese mismo lugar, procedentes de otros bosques cercanos. Sin embargo, si resisten poco el fuego y no dispersan sus semillas fácilmente, un incendio puede acabar por completo con estas plantas. Esto provoca la desaparición de especies vegetales en la zona durante varios años o incluso para siempre.</p>
<h2>Aprender a sobrevivir a los incendios</h2>
<p>Todas las estrategias para sobrevivir al fuego son resultado de procesos evolutivos que buscan, por encima de todo, la supervivencia de la especie. Para conseguirlo, las plantas tienen que <em>aprender</em> a hacerlo. Precisamente, un <a href="https://doi.org/10.1098/rspb.2019.1315">artículo</a> publicado en <em>Proceedings of the Royal Society B</em> por investigadores de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) explica cómo las plantas pueden <em>aprender</em> a hacer frente al fuego.</p>
<p>El estudio fue realizado con cuatro especies diferentes de gramíneas. Se utilizaron dos tipos de parcelas: una parcela que no se había quemado en 35 años y otra parcela que se quemó anualmente durante dos años. En ambas parcelas crecían de forma natural las cuatro especies de gramíneas analizadas. Lo que hicieron estos investigadores fue coger esas gramíneas y trasplantarlas a macetas en un invernadero, para estudiar su evolución bajo condiciones controladas. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/475206/original/file-20220720-26-jxsqfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/475206/original/file-20220720-26-jxsqfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/475206/original/file-20220720-26-jxsqfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/475206/original/file-20220720-26-jxsqfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/475206/original/file-20220720-26-jxsqfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/475206/original/file-20220720-26-jxsqfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/475206/original/file-20220720-26-jxsqfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/475206/original/file-20220720-26-jxsqfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Una de las gramíneas utilizadas en el estudio (<em>Melica racemosa</em>).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Nova Agnieszka Kwiecień / Wikimedia Commons</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>Al cabo de un año, determinaron que las plantas sometidas a incendios anuales producían más semillas y más biomasa subterránea. Por lo tanto, estas plantas centran sus esfuerzos en dispersar su progenie lo máximo posible y en crecer donde menos afecta el fuego (bajo tierra). </p>
<p>Entonces, todas las plantas se quemaron y se dejaron que volvieran a brotar por sí solas. De esta forma, los investigadores descubrieron que las plantas que eran sometidas a incendios continuos crecían mucho más rápido tras ser quemadas (a partir de los brotes enterrados). </p>
<p>Las plantas habían <em>aprendido</em> que crecer bajo tierra era fundamental para poder sobrevivir en un lugar sometido a tantos incendios. Habilidad que sus compañeras, inexpertas ante el fuego, no habían adquirido.</p>
<p>A pesar de que hay plantas que han aprendido a sobrevivir a los incendios, muchas otras no lo han hecho. El fuego representa un enemigo insaciable para el ser humano y todos los seres vivos del bosque. Por eso, debemos hacer todo lo posible para evitar su propagación en los bosques.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/187379/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jorge Poveda Arias recibe fondos de las Ayudas para la Recualificación del sistema Universitario Español (2021-2023), convocadas por el Ministerio de Universidades, modalidad Recualificación concedida por la Universidad Pública de Navarra, sufragadas con los fondos NextGenerationEU. Gracias a estas ayudas, Jorge Poveda Arias se encuentra realizando una estancia de investigación en el Centro de Investigação de Montanha, del Instituto Politécnico de Braganza, Portugal.</span></em></p>Los vegetales que viven en zonas propensas a incendios son capaces de ‘aprender’ y desarrollar estrategias para crecer más rápido allí donde menos llega el fuego y dispersarse lo máximo posible.Jorge Poveda Arias, Profesor Ayudante Doctor. Biotecnología y Agricultura, Universidad Pública de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1863602022-07-05T17:40:17Z2022-07-05T17:40:17ZEl cambio climático ha aumentado el riesgo de incendios, pero aún podemos influir en cómo y dónde se producen<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/472382/original/file-20220704-20-dqlw0r.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1920%2C1077&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><span class="source">Stefan Doerr</span>, <span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>Debido a las actividades humanas, los niveles de CO₂ en la atmósfera son ya <a href="https://www.noaa.gov/news-release/carbon-dioxide-now-more-than-50-higher-than-pre-industrial-levels">un 50 % más altos que en la época preindustrial</a>, a pesar de <a href="https://theconversation.com/las-emisiones-globales-vuelven-a-los-niveles-prepandemicos-despues-de-la-caida-de-2020-171158">una reducción momentánea</a> en las emisiones de gases de efecto invernadero durante la pandemia. Como resultado, el mundo ya se ha calentado 1,1 °C en promedio, y estudios recientes indican que <a href="https://www.unep.org/resources/emissions-gap-report-2021">estamos en camino hacia los 2,7 °C de calentamiento</a> para finales de este siglo.</p>
<p>A medida que el clima se calienta, los episodios de sequía, altas temperaturas y baja humedad <a href="https://www.worldweatherattribution.org/climate-change-made-devastating-early-heat-in-india-and-pakistan-30-times-more-likely">se vuelven más frecuentes y extremos</a>. Además de tener importantes impactos en la sociedad, la producción de alimentos y la economía, estos fenómenos meteorológicos también elevan el riesgo de incendios forestales.</p>
<p>El cambio climático está secando la vegetación, haciendo que los paisajes sean más inflamables y aumentando así la probabilidad de que se produzcan <a href="https://theconversation.com/por-que-ahora-hay-mas-incendios-y-son-mas-peligrosos-164515">incendios más grandes y peligrosos</a>. Los cambios en las condiciones meteorológicas propicias a incendios se pueden medir utilizando índices de pirometeorología (en inglés <a href="https://climate.copernicus.eu/fire-weather-index"><em>fire weather indexes</em></a>), que clasifican el nivel de riesgo de incendios forestales bajo un conjunto dado de condiciones atmosféricas (temperatura, humedad, lluvia y viento).</p>
<p>En un nuevo <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1029/2020RG000726">análisis global</a> hemos descubierto que, en muchas regiones del mundo, las condiciones meteorológicas propicias a incendios están aumentando a un ritmo incluso superior al estimado por los modelos climáticos.</p>
<h2>Temporadas de incendios más largas y extremas</h2>
<p>En <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1029/2020RG000726">nuestro estudio</a> utilizamos observaciones meteorológicas y modelos climáticos para evaluar las tendencias pasadas, presentes y futuras en las condiciones pirometeorológicas y así poder entender mejor cómo está cambiando el riesgo meteorológico de incendios tanto a nivel global como en <a href="https://mattwjones.co.uk/global-and-regional-trends-and-drivers-of-fire-under-climate-change/">países y regiones específicas</a>.</p>
<p>También analizamos resultados de otras investigaciones recientes para evaluar cómo cambios en condiciones meteorológicas y climáticas, pero también en los usos del suelo y la cubierta vegetal, influyen en los incendios que se producen y se producirán en el futuro.</p>
<p>Nuestros resultados indican que la duración de la temporada de incendios –periodo del año en que la mayoría de los incendios ocurren– ya ha aumentado significativamente en muchas regiones del mundo desde la década de 1980. En promedio, la temporada de incendios se ha alargado un 27 % a nivel mundial, con aumentos particularmente pronunciados en la cuenca mediterránea (55 %) la Amazonía (94 %), y los bosques occidentales de América del Norte(70 %).</p>
<p>Además, la cantidad de días con riesgo meteorológico de incendios extremos ha aumentado un 54 % a nivel mundial, y unos escalofriantes 132 % en la cuenca mediterránea y 166 % en la Amazonía. Debido a esto, incendios más grandes, intensos, y difíciles de contener son ahora más probables que en el pasado. Esta es una de las razones por las que algunos de los incendios recientes en el oeste de los EE. UU. y <a href="https://theconversation.com/australias-black-summer-of-fire-was-not-normal-and-we-can-prove-it-172506">Australia</a> han sido tan extensos y dañinos. Estos incendios extremos, también llamados incendios de sexta generación, megaincendios o <a href="https://theconversation.com/tormentas-de-fuego-que-hacer-frente-a-los-incendios-de-potencia-atomica-185529">tormentas de fuego</a>, ocasionan mayores impactos en los ecosistemas y emiten más CO₂ a la atmósfera.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/471820/original/file-20220630-15-v6kfna.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Seis gráficos comparando la duración de las temporadas de incendios en diferentes regiones del mundo." src="https://images.theconversation.com/files/471820/original/file-20220630-15-v6kfna.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/471820/original/file-20220630-15-v6kfna.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=728&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/471820/original/file-20220630-15-v6kfna.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=728&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/471820/original/file-20220630-15-v6kfna.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=728&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/471820/original/file-20220630-15-v6kfna.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=914&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/471820/original/file-20220630-15-v6kfna.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=914&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/471820/original/file-20220630-15-v6kfna.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=914&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Las temporadas de incendios se están ampliando. Los asteriscos señalan el nivel de calentamiento global en el que las condiciones pirometeorológicas no tiene precedentes en comparación con el clima preindustrial. El CMIP se refiere al grupo de modelos climáticos utilizados.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1029/2020RG000726">Jones et al. (2022)</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además, en el futuro, la influencia del cambio climático en el riesgo de incendios aumentará sustancialmente con cada grado adicional de calentamiento global. </p>
<p>Si las temperaturas globales alcanzan más de 2 °C por encima del promedio preindustrial, las condiciones meteorológicas proclives a incendios sobrepasarán las conocidas en la historia reciente de la mayoría de las regiones del mundo.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/471822/original/file-20220630-16-9gagmo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Seis gráficos que comparan el número de días con condiciones meteorológicas extremas para los incendios a lo largo del tiempo en diferentes regiones del mundo." src="https://images.theconversation.com/files/471822/original/file-20220630-16-9gagmo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/471822/original/file-20220630-16-9gagmo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=732&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/471822/original/file-20220630-16-9gagmo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=732&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/471822/original/file-20220630-16-9gagmo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=732&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/471822/original/file-20220630-16-9gagmo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=920&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/471822/original/file-20220630-16-9gagmo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=920&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/471822/original/file-20220630-16-9gagmo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=920&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Cada década hay más días con condiciones meteorológicas extremas para los incendios.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1029/2020RG000726">Jones et al. (2022)</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<h2>Los humanos influimos, y mucho, en la ocurrencia de incendios forestales</h2>
<p>El cambio climático y sus efectos en las condiciones pirometeorológicas no son los únicos factores que determinan cómo y cuándo se producen incendios. Las acciones humanas <a href="https://theconversation.com/reactivar-el-mundo-rural-clave-para-prevenir-los-grandes-incendios-forestales-185513">influyen profundamente</a> en que unas condiciones meteorológicas de riesgo den lugar a un incendio forestal, ya sea favoreciendo o contrarrestando el efecto del cambio climático. </p>
<p>Los incendios provocados por las personas son especialmente relevantes fuera de los vastos bosques septentrionales de Eurasia y Norteamérica, donde hay una densidad de población muy baja y la mayoría de los fuegos son provocados por rayos. En la mayoría del resto del mundo, chispas procedentes de tendidos eléctricos o de maquinaria agrícola, o el uso inadecuado del fuego en prácticas agrícolas y ganaderas aumentan el riesgo de incendios forestales.</p>
<p>Pero el ser humano también ha reducido en muchas zonas la probabilidad de que se produzcan incendios, al dificultar la propagación de las llamas en paisajes naturalmente propensos al fuego. Esto incluye, por ejemplo, la conversión de vegetación natural a tierras de cultivo o zonas urbanas y es especialmente visible en sabanas de África, Brasil y norte de Australia, donde la superficie quemada ha disminuido en las últimas décadas.</p>
<p>El planteamiento habitual de supresión total de incendios en paisajes naturalmente propensos al fuego –aplicado en muchas regiones de EE. UU., Australia y la Europa mediterránea– puede eliminar las llamas durante un tiempo, pero también hace que se acumule combustible vegetal en exceso, lo que contribuye a <a href="https://theconversation.com/la-era-de-los-incendios-que-ya-no-podemos-apagar-165697">incendios forestales más graves</a>, especialmente durante épocas de sequías.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/471827/original/file-20220630-24-8mpbs6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Cuatro mapas del mundo que muestran el alargamiento de la temporada de incendios según el incremento del calentamiento global." src="https://images.theconversation.com/files/471827/original/file-20220630-24-8mpbs6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/471827/original/file-20220630-24-8mpbs6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=905&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/471827/original/file-20220630-24-8mpbs6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=905&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/471827/original/file-20220630-24-8mpbs6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=905&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/471827/original/file-20220630-24-8mpbs6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1138&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/471827/original/file-20220630-24-8mpbs6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1138&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/471827/original/file-20220630-24-8mpbs6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1138&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Cambio en la duración de la temporada de incendios (número de días al año) bajo diferentes escenarios de aumento de temperaturas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1029/2020RG000726">Jones et al. (2022)</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Aunque las condiciones climáticas que favorecen los incendios forestales están en una trayectoria ascendente en casi todo el mundo, las acciones humanas mencionadas todavía reducen, o incluso anulan, los factores climáticos en muchas regiones. Esto puede parecer alentador, pero la eficacia de nuestros esfuerzos para contrarrestar el efecto del cambio climático disminuye con cada décima de grado de calentamiento adicional.</p>
<p>Es difícil predecir cómo la combinación de cambio climático y actividades humanas afectará al riesgo futuro de incendios forestales, pero hay algo muy claro: reducir y revertir la acumulación de CO₂ y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera reducirá la aceleración del riesgo de incendio. Las condiciones meteorológicas que favorecen los incendios ya han aumentado más rápido de lo anticipado en muchas regiones y condenar a nuestro planeta a <a href="https://theconversation.com/informe-ipcc-por-que-los-escenarios-optimistas-son-cada-vez-menos-optimistas-165913">un mayor calentamiento a través de nuestras emisiones</a> sin duda las elevará aún más.</p>
<p>No mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C, el objetivo mínimo del Acuerdo de París, tiene un precio peligroso: el riesgo de incendios forestales sin precedentes. Lo que hagamos a continuación importa, y mucho.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186360/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Stefan H Doerr recibe financiación del Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural del Reino Unido (NE/T003553/1; NE/R011125/) y de la Comisión Europea (proyecto H2020 FirEUrisk nº 101003890).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Cristina Santín recibe financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación (programa español "Ramón y Cajal", nº RYC2018-025797-I) y del Natural Environment Research Council del Reino Unido (nº NE/T001194/1).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>John Abatzoglou recibe financiación de la Fundación Nacional de la Ciencia, la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera y el Departamento del Interior.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Matthew William Jones recibe financiación del Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural del Reino Unido (NE/V01417X/1).
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Pep Canadell recibe financiación del Programa Nacional de Ciencias Ambientales de Australia - Centro de Sistemas Climáticos.
</span></em></p>La duración de la temporada de incendios ha aumentado en casi todas las regiones del mundo.Stefan H Doerr, Professor of Geography and Director of the Centre for Wildfire Research, Swansea UniversityCristina Santín, Investigadora Ramón y Cajal, Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (Universidad de Oviedo - CSIC)John Abatzoglou, Associate Professor of Engineering, University of California, MercedMatthew William Jones, NERC Independent Research Fellow in Physical Geography, University of East AngliaPep Canadell, Chief Research Scientist, Climate Science Centre, CSIRO Oceans and Atmosphere; Executive Director, Global Carbon Project, CSIROLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1638172021-07-26T17:47:46Z2021-07-26T17:47:46Z¿Sirven para algo los cortafuegos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/411846/original/file-20210719-27-13cg02e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C7%2C4977%2C3323&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Cortafuegos en Sierra Nevada.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mountainous-landscape-sierra-nevada-there-pine-1902665260">Shutterstock / javi4x4</a></span></figcaption></figure><p>Apenas había incendios forestales en la España de principios del siglo pasado. En ese país de montañas desnudas, el problema era <a href="https://servicio.mapama.gob.es/tienda/jsp/ConsultaIndividual.jsp?codigo=110398">las inundaciones</a>. Y es que cualquier tormenta podía convertir un riachuelo escuálido en un torrente iracundo y amenazante para quienes vivían aguas abajo. Pero poco a poco ese paisaje se fue transformando.</p>
<p>Los montes se repoblaron con árboles y se despoblaron de personas. Las inundaciones dejaron de ser frecuentes porque la creciente vegetación frenaba las crecidas del agua. Y fue entonces cuando aparecieron los incendios. Si la falta de cobertura arbórea había favorecido las inundaciones, su recuperación aportó el combustible necesario para que las llamas corrieran a sus anchas. El problema del fuego sustituyó al del agua.</p>
<h2>Nace la prevención forestal</h2>
<p>En la década de los 50, los incendios empezaron a ser problemáticos. En la de los 60, el problema trascendió a la opinión pública. En 1966, por ejemplo, un incendio <a href="https://www.mheducation.es/la-defensa-contra-incendios-forestales-fundamentos-y-experiencias-9788448168919-spain">puso en jaque</a> la estación espacial que la NASA tiene en Robledo de Chavela (<a href="https://www.mdscc.nasa.gov/">Madrid Deep Space Communications Center</a>), donde se recibían las primeras imágenes de la luna vía satélite.</p>
<p>Fue entonces cuando se ejecutaron, por primera vez, acciones de prevención como las fajas cortafuegos. Transcurridos sesenta años desde aquel momento, parece lícito preguntar por qué han seguido aumentando los incendios y si las medidas tomadas resultaron inútiles.</p>
<p><a href="https://www.researchgate.net/publication/337331889">Los cortafuegos</a> son infraestructuras lineales dispuestas sobre antiguos caminos, o cerca de las líneas de cumbres, donde se elimina toda vegetación. Su función no es la de extinguir un incendio. Más bien aportan puntos de anclaje para las operaciones de extinción y también sirven como rutas de evacuación o para desplazamientos.</p>
<p>Los cortafuegos actuales están por tanto diseñados para los incendios que había en la España de los 60 y fueron muy eficaces contra ellos. Pero la despoblación siguió en aumento y los bosques siguieron creciendo carentes de todo cuidado cultural. Ello incrementó la cantidad de combustible y su continuidad y, en consecuencia, también aumentó la intensidad con la que ardían los incendios. </p>
<p>Frente a esa realidad cambiante, los cortafuegos se quedaron anticuados rápidamente. Los incendios de los <a href="https://www.mheducation.es/la-defensa-contra-incendios-forestales-fundamentos-y-experiencias-9788448168919-spain">años 70 y 80</a> cobraron suficiente envergadura como para “saltar” esas infraestructuras lineales. Es decir, partículas pequeñas como trozos de corteza, ramillas o piñas inflamadas salían disparadas al otro lado del cortafuegos y generaban nuevos focos. </p>
<p>Y las catástrofes no tardaron en llegar: veintiuna personas <a href="https://elpais.com/diario/1979/08/09/espana/302997601_850215.html">murieron calcinadas</a> al quedarse atrapadas en un incendio que arrasó una urbanización en Lloret de Mar en 1979.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/411842/original/file-20210719-19-scz7aw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/411842/original/file-20210719-19-scz7aw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/411842/original/file-20210719-19-scz7aw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/411842/original/file-20210719-19-scz7aw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/411842/original/file-20210719-19-scz7aw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/411842/original/file-20210719-19-scz7aw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=571&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/411842/original/file-20210719-19-scz7aw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=571&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/411842/original/file-20210719-19-scz7aw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=571&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El 7 de agosto de 1979 un incendio en Lloret de Mar (Girona) costó la vida de 21 personas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.qhlloret.cat/2009/08/30-anys-de-l-els-pinars.html">Quaderns d'Història de Lloret.</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Entonces se promovieron campañas de sensibilización (el famoso “<a href="https://www.youtube.com/watch?v=FfXa162Hy8k">Todos contra el Fuego</a>”) y, sobre todo, se aportaron más recursos para la extinción: Más aviones, más medios y más tecnología.</p>
<h2>Capacidad de extinción desbordada</h2>
<p>Esta respuesta resulta paradójica, cuanto menos, ya que no es necesario que el incendio cobre una envergadura excepcional para que su extinción <a href="https://www.wiley.com/en-us/Fire+on+Earth%3A+An+Introduction-p-9781119953562">resulte inabordable</a>. Y es que cuando las llamas sobrepasan los dos metros y medio de longitud, la energía que desprende el incendio es tal que se supera la capacidad de extinción. Y cuando las llamas aumentan por encima de los tres metros y medio, el incendio puede generar deflagraciones y comportamientos eruptivos como el del fatídico incendio de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_de_Guadalajara_de_2005">Guadalajara de 2005</a>, con once fallecidos. </p>
<p>Podemos disponer de más aviones, pero no podemos doblegar las leyes de la física: si los incendios de mediana intensidad quedan más allá de la capacidad de extinción, la solución no puede estar en el aumento de medios extinción. Pero no bucamos alternativa.</p>
<p>Y los bosques y la superficie forestal siguieron creciendo y en este s. XXI, además, nos está arrollando un cambio climático que aumenta día tras día la sequía. Una sequía amplificada por el estado de abandono de nuestros bosques: si disminuyen las reservas de agua, es menester <a href="https://www.researchgate.net/publication/221672728_Assessing_the_resilience_of_Mediterranean_Holm_oaks_to_disturbances_using_selective_thinning">disminuir el número de árboles</a> que hay en el bosque para así limitar la competencia hídrica y por tanto mejorar el estado de la masa forestal. </p>
<p>Además, la expansión del bosque en zonas urbanas y periurbanas convierte a numerosas urbanizaciones, cámpings y demás en verdaderos polvorines. </p>
<p>Y así es como hemos llegado a la situación actual en la que el <a href="https://www.mdpi.com/1999-4907/12/4/469">número de fallecidos</a> por incendios en los últimos 13 años (473) es mayor que el número de víctimas mortales en atentados terroristas (448). En 2017 vivimos, por primera vez en Europa, los llamados incendios de sexta generación, que generan verdaderas tormentas ígneas capaces de consumir más de <a href="https://digitalis.uc.pt/es/livro/fire_growth_patterns_2017_mega_fire_episode_october_15_central_portugal">diez mil hectáreas por hora</a>. Es decir, incendios capaces de devorar áreas del tamaño de Guipúzcoa en cuestión de horas.</p>
<p>Cabe esperar que el problema de los incendios se acentúe todavía más. <a href="https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2021.149104">Nuestros modelos</a> indican cómo es más que probable que el fuego invada espacios en los que actualmente es marginal, como Pirineos o los bosques del Centro de Europa, en apenas unas décadas (en el mejor de los casos). Megaincendios forestales como los de Canadá o Sidney ya no son impensables en nuestro continente. </p>
<p>A pesar de todo esto, sería injusto e incorrecto decir que las fajas cortafuegos no han servido para nada. Desempeñan una función importante, como ya hemos apuntado antes. Pero son insuficientes. </p>
<h2>Ingeniería forestal</h2>
<p>Aparte de los cortafuegos, existen otras técnicas que resultan útiles para disminuir el riesgo de incendios de forma puntual. Áreas cortafuegos, puntos estratégicos de gestión, franjas de protección y un largo etcétera conforman el abanico de opciones que nos da la ingeniería forestal para disminuir el riesgo de incendios. Su aplicación resulta absolutamente imprescindible para proteger a la población sobre todo en ciertos ambientes periurbanos. </p>
<p>Pero la clave está en entender que, físicamente, un fuego con llamas mayores de dos metros y medio está fuera de la capacidad de extinción, independientemente de la cantidad de medios invertidos. Por tanto, nuestro esfuerzo se debe centrar en desarrollar estructuras de paisaje donde esas llamas no se puedan desarrollar o que, si lo hacen, sea solo en zonas concretas y fáciles de aislar. Es decir, fomentar los paisajes en mosaico y disminuir las emisiones de gases con efecto invernadero. Algo que debería ser posible con las <a href="https://theconversation.com/como-prevenir-incendios-forestales-usando-medidas-mitigadoras-del-cambio-climatico-119961">medidas mitigadoras del cambio climático</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163817/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Víctor Resco de Dios recibe fondos de MICINN y Fundación Velux. </span></em></p>Los cortafuegos están diseñados para los incendios de los años 60 del siglo pasado. Los incendios de sexta generación, que generan verdaderas tormentas ígneas, han de ser abordados con otras técnicas.Víctor Resco de Dios, Profesor de Incendios y Cambio Global en PVCF-Agrotecnio, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1593652021-05-16T19:16:01Z2021-05-16T19:16:01Z¿Cómo sobreviven los animales a los incendios?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/398726/original/file-20210504-22-36ng9y.JPG?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C350%2C4031%2C2583&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fuego en un matorral mediterráneo.</span> <span class="attribution"><span class="source">Lola Álvarez</span>, <span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>A simple vista, los <a href="https://theconversation.com/es/topics/incendios-forestales-55463">incendios forestales</a> podrían parecer catástrofes que destruyen todo a su paso y no dejan más que un paisaje de desolación. Sin embargo, si visitamos una zona recientemente quemada, encontramos multitud de animales. Algunos de ellos son meros visitantes interesados en aprovechar los nuevos recursos del ambiente. Otros nunca se marcharon, sino que fueron capaces de sobrevivir a las llamas. </p>
<p>Los incendios son una <a href="https://academic.oup.com/bioscience/article/59/7/593/334816">perturbación natural</a> que genera dinámicas y brinda oportunidades para muchas especies, impulsando procesos ecológicos y evolutivos. Por eso, en zonas que arden de forma recurrente, encontramos especies con adaptaciones que les permiten vivir allí. </p>
<h2>El papel de los incendios en la naturaleza</h2>
<p>Hasta hace relativamente poco tiempo no se consideraba al fuego como un elemento inherente a algunos ecosistemas. Hoy sabemos que lo es. La ecología del fuego, que es el estudio de los procesos naturales asociados a los incendios, ha avanzado mucho en los últimos años. Sin embargo, se ha centrado en el estudio de las respuestas de las plantas al fuego. </p>
<p>Lo que sucede tras un incendio depende de sus características (severidad, intensidad, estructura espacial), de las del paisaje y de las especies que habitan en él. Algunas plantas sobreviven gracias a estructuras de resistencia como una corteza muy gruesa. Muchas otras quedan totalmente calcinadas, pero sus semillas germinan después de las primeras lluvias. Otras, aparentemente muertas, “resucitan” y brotan de estructuras subterráneas como raíces. </p>
<p>Al observar estos procesos, es fácil imaginar que el fuego es el detonante de muchos procesos ecológicos y el motor de la evolución de muchas especies de plantas. Pero ¿qué sabemos del efecto del fuego en los animales? </p>
<p><a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10682-018-9927-6">Para sobrevivir</a> a un incendio los animales tienen dos opciones: huir o esconderse. Los animales con gran capacidad de desplazamiento, como aves, grandes mamíferos e insectos voladores, son capaces de huir y ponerse a salvo. Otros con movilidad reducida o de pequeño tamaño, como ratones, reptiles e insectos que viven en el suelo, optan por buscar refugio y esperar a que llegue la calma. </p>
<p>Es decir, la supervivencia de los animales depende principalmente del movimiento, por eso es probable que sus adaptaciones sean de comportamiento. Hay estudios que sugieren que <a href="https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs00114-016-1396-6">algunos murciélagos pueden responder al olor del humo incluso cuando hibernan</a>, y que <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rspb.2002.1974">algunas ranas reaccionan al sonido de los incendios</a>. Distinguir estas adaptaciones de otros comportamientos es fundamental si queremos comprender el papel del fuego en la configuración de la biodiversidad animal. </p>
<h2>Detección a tiempo, clave para la supervivencia</h2>
<p>Para los animales, detectar rápidamente un incendio es crucial para asegurar su supervivencia. Hay varias pistas que pueden indicar que un incendio se acerca. </p>
<p>Durante un incendio, las llamas provocan el aumento de la temperatura en las inmediaciones, lo que podría actuar como señal de alarma para algunos animales. Otras pistas pueden ser detectadas a más distancia, lo que daría ventaja a los animales en la evasión del incendio. </p>
<p>Antes de llegar a sentir el calor del fuego, los animales con capacidades auditivas serán capaces de escuchar el fragor del fuego, y los animales con capacidad de quimiorrecepción (olfato) olerán el humo. El humo generado en la combustión está cargado de partículas volátiles capaces de recorrer largas distancias en el aire muy rápidamente. Por algo una zarzuela dice que “<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Por_el_humo_se_sabe_d%C3%B3nde_est%C3%A1_el_fuego">por el humo se sabe</a>”. </p>
<h2>El caso de las lagartijas</h2>
<p>Muchos reptiles utilizan el olfato para detectar amenazas como depredadores y huir. Por este motivo, decidimos evaluar <a href="https://academic.oup.com/beheco/advance-article/doi/10.1093/beheco/arab010/6209788?guestAccessKey=83b0389b-e342-457a-a139-7e9eb99ec049">la capacidad de detección de incendios</a> a través del olfato de la lagartija colilarga, <em>Psammodromus algirus</em>, una especie muy común en hábitats propensos al fuego de la cuenca mediterránea. </p>
<p>Realizamos un experimento de comportamiento para evaluar la reacción de lagartijas al enfrentarse a un estímulo de fuego (humo) o a un control (humo falso, sin olor). Para ello, capturamos ejemplares de esta lagartija en hábitats propensos a los incendios y otros en hábitats donde los incendios son muy infrecuentes.</p>
<p>El resultado fue asombroso. Las lagartijas de zonas propensas a incendios mostraron una mayor capacidad para detectar (oler) el humo que las lagartijas de la misma especie que viven en paisajes que raramente arden. Es decir, esto indica que en zonas con incendios recurrentes, se han seleccionado aquellos individuos que pueden detectar mejor el humo. Reconocer rápidamente el humo permite a las lagartijas tener tiempo para esconderse debajo de rocas o en grietas, y así sobrevivir. </p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/JGrtEzBHRC0?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Ejemplo de reacción al humo de una lagartija (<em>Psammodromus algirus</em>) de un hábitat propenso al fuego (arriba) y una lagartija de la misma especie de un hábitat no propenso al fuego (abajo).</span></figcaption>
</figure>
<h2>La era de los megaincendios: ¿cómo actuar?</h2>
<p>El cambio climático está provocando que muchas zonas de la tierra se vuelvan más cálidas y secas. Además, los cambios en el uso del suelo conllevan cambios en la disponibilidad de combustible y el aumento de la población hace que se den más igniciones. Todo esto está <a href="https://doi.org/10.1111/geb.13058">alterando los regímenes de incendios</a> naturales en muchas partes del mundo incluyendo <a href="https://doi.org/10.1007/s10584-011-0060-6">el Mediterráneo</a>. </p>
<p>En estas zonas, incluida la región mediterránea, se espera un futuro más inflamable con mayor riesgo de sufrir grandes incendios (megaincendios). </p>
<p>Esta actividad de incendios forestales sin precedentes sin duda está afectando a la vida silvestre. Necesitamos conocer las estrategias de supervivencia de los animales y los desafíos que tienen que superar tras un incendio. Esto es esencial si queremos predecir los efectos potenciales de los incendios, así como identificar especies vulnerables para su conservación.</p>
<p>Nos encontramos en una carrera contra reloj en el estudio de las respuestas de los animales al fuego. ¿Con qué fascinantes adaptaciones nos sorprenderán?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159365/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lola Álvarez Ruiz recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad del Gobierno de España. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Juli G. Pausas recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad del Gobierno de España, así como de la Generalitat Valenciana, y de la Comisión Europea.</span></em></p>Muchas especies han desarrollado adaptaciones específicas para detectar y responder ante el fuego. Necesitan ser rápidas y reaccionar a tiempo para poder sobrevivir huyendo o escondiéndose.Lola Álvarez Ruiz, Investigadora predoctoral del Departamento de Ecología del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE-CSIC), Universitat de ValènciaJuli G. Pausas, Research Scientist in Ecology, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1565222021-03-20T19:47:13Z2021-03-20T19:47:13ZLos ‘ojos’ espaciales que nos ayudan a reparar la huella de destrucción de los megaincendios<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/388597/original/file-20210309-21-qwcbdr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C0%2C6197%2C3489&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Incendios forestales en Australia vistos desde el espacio en foto satelital de Copernicus Sentinel.
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/forest-fires-australia-view-space-environmental-1720160920">Shutterstock / Trismegist san</a></span></figcaption></figure><p>Según la comunidad científica, los cambios de uso del suelo, el cambio climático y las políticas de supresión de incendios están <a href="https://theconversation.com/climate-change-and-wildfires-how-do-we-know-if-there-is-a-link-101304">modificando sus características</a> en diferentes regiones del planeta. El 2019 se ha considerado como <a href="https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/ip_20_1995">el peor año</a> de la historia en cuanto a incendios forestales a nivel mundial. </p>
<p>En el caso de las regiones de clima mediterráneo, se han alcanzado cifras récord de superficie quemada, tamaño de los incendios o número de fallecidos durante los últimos años. Son buenos ejemplos el <a href="https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/controlado-el-gran-incendio-que-afectaba-al-centro-de-portugal/10004-3404073">incendio de Portugal del año 2017 </a>(el mayor de la historia de este país), los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Incendios_forestales_en_%C3%81tica_de_2018">incendios de Grecia de 2018</a> (con 102 fallecidos) y los <a href="https://theconversation.com/no-solo-hay-incendios-en-california-toda-america-esta-en-llamas-146647">incendios de California</a> de 2020, que alcanzaron la mayor superficie quemada de la historia del estado. </p>
<h2>Cómo estudiar los megaincendios</h2>
<p>En este contexto de cambio, se han acuñado los conceptos de “incendio de sexta generación” o <a href="https://e360.yale.edu/features/the-age-of-megafires-the-world-hits-a-climate-tipping-point">“megaincendio”</a> para referirse a la alta capacidad devastadora, imposibilidad de extinción y grandes dimensiones de estos eventos extremos. </p>
<p>Estamos ante una situación que exige caracterizar y gestionar de forma eficiente grandes superficies quemadas, y es aquí donde las imágenes de satélite desempeñan un papel fundamental. </p>
<p>Existen multitud de satélites de observación terrestre. Pero los que tienen un mayor interés para la gestión forestal por su gratuidad y su resolución espacial son la serie <a href="https://landsat.gsfc.nasa.gov/">Landsat</a> –de la NASA y el <a href="https://www.usgs.gov/">USGS</a>– y, más recientemente, el satélite <a href="https://sentinels.copernicus.eu/web/sentinel/missions/sentinel-2">Sentinel-2</a>, lanzado por la Agencia Espacial Europea. </p>
<p>Estos satélites portan cámaras que ven más allá de lo visible. Capturan información de regiones del espectro electromagnético como el infrarrojo o el térmico, de gran utilidad para caracterizar de forma precisa las zonas incendiadas, identificar áreas críticas y realizar seguimiento de la regeneración postincendio.</p>
<h2>Caracterización de la zona quemada</h2>
<p>Cuando ocurre un gran incendio, es de interés periodístico, estadístico, político y para la gestión conocer rápidamente la superficie quemada y los bienes afectados. Es necesario identificar y cartografiar las zonas quemadas, algo que tradicionalmente se hace de forma costosa recorriendo la zona <em>in situ</em> o mediante un vuelo en helicóptero. </p>
<p>La alternativa eficiente a estas técnicas es el uso de imágenes Sentinel-2, disponibles cada cinco días a una resolución espacial relativamente buena (10-60 m dependiendo de la región del espectro) o imágenes Landsat, disponibles cada 15 días y con menor resolución espacial. </p>
<p>El gestor forestal puede abordar la cartografía de zonas quemadas mediante algoritmos automáticos o semiautomáticos. Estos permiten cartografiar amplias zonas en cuestión de segundos, especialmente aprovechando las capacidades computacionales de nuevas herramientas como <a href="https://earthengine.google.com/">Google Earth Engine</a>. </p>
<p>Sin embargo, la metodología que ofrece una mayor exactitud sigue siendo la interpretación visual de imágenes de satélite en falso color (aprovechando regiones del espectro no visibles), que realizada por personal experimentado puede ser cuestión de minutos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/387810/original/file-20210304-23-1bw34rm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/387810/original/file-20210304-23-1bw34rm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/387810/original/file-20210304-23-1bw34rm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=197&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/387810/original/file-20210304-23-1bw34rm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=197&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/387810/original/file-20210304-23-1bw34rm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=197&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/387810/original/file-20210304-23-1bw34rm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=248&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/387810/original/file-20210304-23-1bw34rm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=248&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/387810/original/file-20210304-23-1bw34rm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=248&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Diferentes formas de visualizar una imagen Landsat-8. Izquierda: composición en falso color rojo-verde-azul (similar a lo que el ojo humano vería). Centro: composición en falso color Infrarrojo de onda corta2-infrarrojo cercano-azul (ideal para detección visual de zonas quemadas). Derecha: imagen térmica (informa de la temperatura de la superficie terrestre).</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Diagnóstico e identificación de áreas críticas</h2>
<p>Los recursos son limitados. Por eso, cuando hay que gestionar grandes superficies, es necesario definir áreas prioritarias donde centrar las actuaciones forestales. Lo ideal es centrarse en aquellas zonas donde el incendio ha causado mayor impacto (zonas de alta severidad), ya que es donde la conservación del suelo y la regeneración natural pueden verse más comprometidas. </p>
<p>Una forma sencilla y fiable de evaluar la severidad es mediante índices espectrales como el dNBR, utilizado por los programas <a href="https://effis.jrc.ec.europa.eu/">EFFIS</a> de la Unión Europea y <a href="https://www.mtbs.gov/">MTBS</a> de los Estados Unidos de América. El índice <a href="https://doi.org/10.1016/j.rse.2017.12.029">dNBR-EVI</a>, desarrollado por investigadores de la Universidad de León, ha mostrado un buen funcionamiento bajo diferentes situaciones climáticas. </p>
<p>Estos índices identifican de forma efectiva las áreas donde la vegetación y el suelo están más afectados, y pueden ser empleados por los gestores para identificar las zonas donde realizar actuaciones de emergencia.</p>
<p>Si el objetivo de la gestión forestal es mantener el arbolado, otra variable a tener en cuenta es la frecuencia o la recurrencia de incendios, definida como el número de veces que se ha quemado un lugar en un periodo de tiempo dado. </p>
<p>La importancia de la recurrencia se ha <a href="https://doi.org/10.1016/j.foreco.2019.04.040">demostrado para los pinares mediterráneos</a> más comunes (<em>Pinus pinaster Ait.</em> y <em>Pinus halepensis Mill.</em>), que ven reducida drásticamente su capacidad de regeneración si tienen lugar incendios de copas frecuentes. </p>
<p>Una herramienta útil para identificar estas zonas (y en muchos casos la única) es la <a href="https://doi.org/10.3390/rs10050733">identificación de los incendios</a> ocurridos empleando series temporales de imágenes Landsat, que están disponibles desde los años 70.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/387824/original/file-20210304-13-1gsuq0r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/387824/original/file-20210304-13-1gsuq0r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/387824/original/file-20210304-13-1gsuq0r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=496&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/387824/original/file-20210304-13-1gsuq0r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=496&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/387824/original/file-20210304-13-1gsuq0r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=496&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/387824/original/file-20210304-13-1gsuq0r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=623&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/387824/original/file-20210304-13-1gsuq0r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=623&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/387824/original/file-20210304-13-1gsuq0r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=623&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Esquema conceptual de cómo identificar zonas críticas para concentrar las actuaciones de apoyo a la recuperación del arbolado tras un megaincendio en base al conocimiento científico y al uso de herramientas de teledetección.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<h2>Seguimiento de la regeneración</h2>
<p>Para realizar una correcta gestión forestal de las zonas quemadas también es fundamental hacer un seguimiento a medio y largo plazo. Esto supone evaluar la regeneración de la vegetación y la efectividad de las actuaciones forestales. </p>
<p>Una forma sencilla de hacer estos seguimientos es calculando índices de vegetación como el NDVI a partir de las imágenes Landsat o Sentinel-2. Estos índices informan de la cobertura global y del vigor vegetal, y por tanto son valiosos para estimar la <a href="https://doi.org/10.3390/rs10050733">regeneración y el grado de protección del suelo</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/387827/original/file-20210304-23-1w5z877.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/387827/original/file-20210304-23-1w5z877.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/387827/original/file-20210304-23-1w5z877.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=276&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/387827/original/file-20210304-23-1w5z877.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=276&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/387827/original/file-20210304-23-1w5z877.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=276&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/387827/original/file-20210304-23-1w5z877.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=347&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/387827/original/file-20210304-23-1w5z877.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=347&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/387827/original/file-20210304-23-1w5z877.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=347&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El índice de vegetación NDVI obtenido a partir de imágenes de satélite permite identificar aquellas zonas donde la regeneración es deficiente y pueden ser necesarias medidas de apoyo a la regeneración.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Utilizando <a href="https://doi.org/10.1016/j.foreco.2018.11.045">otras metodologías</a> más complejas, o imágenes de mayor resolución espacial de los satélites Worldview, Pléiades, SPOT, Quickbird o Deimos-2, es posible determinar la densidad y la cobertura de las especies arbóreas. </p>
<p>La aplicación de estas técnicas permite identificar aquellas zonas donde sigue siendo necesario invertir esfuerzos y dinero para recuperar los bienes que los ecosistemas forestales ofrecen a la sociedad. Por lo tanto, estamos ante una nueva situación respecto a los incendios forestales, donde las nuevas tecnologías tienen mucho que aportar. </p>
<p>Eso sí, no hay que olvidar la importancia del conocimiento de campo que aportan los científicos y los gestores, y que es fundamental para interpretar lo que nos dicen las imágenes de satélite.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/156522/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Víctor Fernández García recibe fondos de Ministerio de Educación</span></em></p><p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:leonor.calvo@unileon.es">leonor.calvo@unileon.es</a> recibe fondos del Ministerio de Economía y Competitividad, Junta de Castilla y León. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elena Marcos Porras no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Se llama incendios de sexta generación a los fuegos de grandes dimensiones difíciles de extinguir. Para estimar los daños que dejan y regenerar la zona se usan imágenes de satélite y otras herramientas tecnológicas.Víctor Fernández García, Investigador posdoctoral en incendios forestales, Universidad de LeónElena Marcos Porras, Investigadora en biodiversidad y gestión ambiental, Universidad de LeónLeonor Calvo Galván, Catedrática de Ecología, Universidad de LeónLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1561642021-03-20T19:46:11Z2021-03-20T19:46:11ZDiez bulos sobre los bosques que lastran el futuro del planeta<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/390222/original/file-20210317-15-1bui4w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=36%2C0%2C5970%2C3998&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Valle de Unarre, en el Parc Natural de l'Alt Pirineu.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/misty-valley-foggy-mountains-on-gloomy-1821556499">Shutterstock / Oriol Lapeira</a></span></figcaption></figure><p>Imagínese un bosque espectacular, de ensueño, lleno de árboles majestuosos. Pues bien, lo más probable es que sea así de espectacular porque alguien ha estado ahí antes con una, o con varias, motosierras. </p>
<p>Quizás le sorprenda lo que acaba de leer. En nuestro imaginario colectivo tenemos un serie de ideas sobre los bosques completamente falsas. Una serie de bulos que conviene desterrar cuanto antes de nuestras cabezas para poder fomentar la gestión adecuada de los bosques. O, lo que es lo mismo, la sostenibilidad planetaria. Aquí destacamos algunos:</p>
<h2>1. La mano humana no debe tocar los bosques</h2>
<p>El bosque primigenio, original, símbolo del paraíso terrenal, no existe. En Europa, por ejemplo, solo el <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ddi.12778">0,7 % de los bosques son primarios</a>, es decir, no han sido gestionados. En América esa cifra asciende <a href="http://www.fao.org/forestry/fra/fra2005/en/">hasta el 20 %</a>. </p>
<p>Dicho de otro modo, entre el 80 y el 99 % de los bosques no son naturales, sino culturales. Su estado de conservación depende, por tanto, del tipo de gestión realizada, pero no de si la hubo o no. La única excepción son los <a href="http://www.fao.org/americas/noticias/ver/pt/c/853937/">bosques tropicales</a>, donde sí nos encontramos con un 50 % o más de bosques vírgenes. </p>
<h2>2. Talar árboles es malo</h2>
<p>Un árbol puede arder en un incendio, pudrirse o ser aprovechado para consumo humano. La gestión forestal sostenible <a href="https://global.oup.com/academic/product/silvicultural-systems-9780198546702?cc=es&lang=en&">imita la dinámica forestal</a> natural para aprovechar árboles que, de otra forma, se pudrirían o se quemarían con perjuicio para el propio ecosistema. </p>
<p>Además, obtenemos materiales de construcción o energéticos con una huella ambiental nula (a diferencia de los derivados del petróleo, acero y no renovables) o, incluso, positiva: se crea heterogeneidad paisajística, que aumenta la biodiversidad.</p>
<h2>3. Cuanto más verde y con más árboles, más natural y de mayor calidad</h2>
<p>Lo cierto es que estamos sufriendo una epidemia de árboles. Las causas difieren entre países, pero la superficie forestal <a href="https://www.nature.com/articles/nclimate3004">ha aumentado</a>, y muy considerablemente, a nivel global en las últimas décadas. Esto repercute en un exceso de carga vegetal en el paisaje y el consecuente aumento de <a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ecm.1285">riesgo de gran incendio forestal</a>. </p>
<p>Los bosques tropicales se escapan nuevamente de la tendencia global. Ahí sí estamos sufriendo <a href="https://theconversation.com/el-corazon-de-africa-esta-en-llamas-pero-el-verdadero-problema-es-la-sequia-122658">pérdidas importantes de superficie forestal</a>.</p>
<h2>4. Los eucaliptos favorecen los incendios</h2>
<p>Se ha cuestionado la influencia de la expansión de las plantaciones de eucalipto en megaincendios recientes como los de Chile y Portugal de 2017. Pero lo cierto es que no existe ninguna evidencia científica que vincule la expansión de los eucaliptos con los incendios. </p>
<p>Por ejemplo, en Portugal, donde los eucaliptos ocupan el 26 % de la superficie forestal, el tipo de vegetación donde es menos probable que se inicie un gran incendio forestal es, precisamente, <a href="http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30797129">el eucaliptal</a> debido al manejo sostenible al que son sometidos. </p>
<h2>5. El fuego destruye los bosques</h2>
<p>Los incendios forestales son naturales en la gran mayoría de bosques y matorrales. Con la excepción de los trópicos, el resto de la vegetación americana y europea está adaptada e incluso <a href="https://link.springer.com/book/10.1007/978-3-030-41192-3">necesita incendios</a> para su regeneración. </p>
<p>Ahora consideramos el fuego como el gran enemigo, cuando ha sido una herramienta útil cuyo uso <a href="https://theconversation.com/todos-contra-el-fuego-119406">no debemos olvidar</a>.</p>
<h2>6. Los bosques están sucios</h2>
<p>Los matorrales y las herbáceas no son suciedad, sino parte de la riqueza de nuestros bosques. El riesgo de gran incendio no resulta de que haya maleza o matorrales, como ya hemos comentado <a href="https://theconversation.com/los-piromanos-no-son-la-causa-de-los-grandes-incendios-forestales-119609">en otras ocasiones</a>. El bosque solo está sucio cuando los desaprensivos tiran basura.</p>
<h2>7. Es necesario aumentar la superficie de reservas naturales para proteger especies</h2>
<p>La mayoría de especies protegidas no se encuentran en parques nacionales. Por lo general, basta con llevar a cabo <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0960982212004526">pequeñas medidas de adecuación</a> de la gestión forestal adaptadas a la realidad de cada caso para favorecer las especies vulnerables. </p>
<p>Además, cuando aumenta el área protegida en países ricos, se favorece la importación de maderas de países menos ricos y con leyes forestales que, en muchos casos, serán más laxas. Dicho de otra forma, los daños ecológicos en países terceros <a href="https://science.sciencemag.org/content/308/5720/359/tab-e-letters">aumentan con la protección</a> de los bosques en países ricos.</p>
<h2>8. La solución es dejar de utilizar papel</h2>
<p>“Antes de imprimir este correo, piense si es realmente necesario”. Esta coletilla que se lee en muchos mensajes se añade sin duda con la mejor de las intenciones. Pero seamos realistas: necesitamos papel hasta para ir al baño. La cuestión no está en si usar o no papel, sino en conocer su procedencia. Para ello, existen mecanismos que aseguran que proceda la gestión forestal sostenible, tales como la <a href="http://www.fao.org/sustainable-forest-management/toolbox/modules/forest-certification/forest-certification/es/">certificación forestal</a>.</p>
<h2>9. Las repoblaciones son bosques artificiales o cultivos</h2>
<p>Cuando alguien se fractura la pierna y, en la intervención quirúrgica, le colocan hierros y tornillos, sigue siendo una persona y no se convierte en cíborg. De forma similar, cuando un monte está muy degradado y precisa de <em>cirugía forestal</em> en forma de restauración, el ecosistema no pasa a ser un cultivo, sino que mantiene su condición de bosque. </p>
<p>Se han ejecutado programas de reforestación importantes en Chile, Argentina, España y otros países. Pasadas unas décadas, vemos como hasta el 80 % de la cobertura en algunos espacios protegidos procede de <a href="https://servicio.mapama.gob.es/tienda/jsp/ConsultaIndividual.jsp?codigo=110398">pinares de repoblación</a>. </p>
<p>Actualmente, uno de los objetivos de esta herramienta de restauración es incluir la conservación y mejora de la biodiversidad, introduciendo especies y variedades locales, y no solo de árboles, sino también de arbustos y otras acompañantes.</p>
<h2>10. Un ecologista siempre protege el monte</h2>
<p>Decía Ramón Margalef, el padre de la ciencia ecológica en España, que <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2372815">“el ecologismo es a la ecología lo que el socialismo a la sociología”</a>. Conviene usar la ciencia como tamiz para filtrar lo que es fruto de la evidencia y la lógica de lo que es ideología o sesgo personal. Actuaciones bienintencionadas pueden tener consecuencias catastróficas cuando no han sido apropiadamente tamizadas. Poner impedimentos a cortas sostenibles de árboles, por ejemplo, puede aumentar el consumo de combustibles fósiles y el riesgo de incendios forestales.</p>
<p>Los hombres aparecimos en la Tierra hace dos millones y medio de años. Nos hemos convertido en un componente importante de su dinámica ecológica, nos guste o no. Somos parte de la naturaleza y no algo ajeno a ella. Podemos elegir entre gestionar el monte, o abandonarlo a su suerte. Dicho de otra forma, las cada vez más recurrentes y severas perturbaciones (incendios, sequías, plagas,…) se encargarán de reestructurar aquellos ecosistemas que no gestionemos nosotros de forma ordenada y sosteniblemente. Es cierto que la naturaleza no nos necesita, pero nosotros a ella sí.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/156164/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Víctor Resco de Dios recibe fondos del MICINN y de la Fundación Velux. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Daniel Moya Navarro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Es malo talar árboles? ¿Son siempre dañinos los incendios? ¿Hay que limpiar los bosques? Algunas falsas creencias forestales impiden que se haga una correcta gestión de la naturaleza para conservarla.Víctor Resco de Dios, Profesor de Incendios y Cambio Global en PVCF-Agrotecnio, Universitat de LleidaDaniel Moya Navarro, Profesor Contratado Doctor e Investigador en grupo ECOFOR, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1470442020-10-18T19:18:43Z2020-10-18T19:18:43ZArde el Brasil de Bolsonaro: contexto global de un desastre ecológico<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/363722/original/file-20201015-23-1g34u44.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C120%2C6709%2C4342&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Recreación de los incendios de Brasil vistos desde el espacio.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/aerial-view-space-ecological-disaster-fires-1489282430">OSORIOartist / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Vivimos en un mundo globalizado. Un día <a href="https://theconversation.com/covid-19-esta-recibiendo-donald-trump-el-tratamiento-adecuado-147423">enferma Donald Trump</a> y al día siguiente caen las Bolsas de medio mundo. Fenómenos que ocurren en una localidad se transmiten rápidamente hasta regiones distantes, repercutiendo en todo el planeta. </p>
<p>La globalización también ocurre en la naturaleza. El clima y el movimiento de los animales relacionan ecosistemas distantes.</p>
<p>Por ejemplo, los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Chen_caerulescens">gansos nivales</a> se desplazan cientos de kilómetros en otoño, desde el Ártico canadiense al medio oeste estadounidense. Allí pasan el invierno, alimentándose de restos en las tierras agrícolas. En las últimas décadas, la intensificación de la agricultura ha contribuido a aumentar las poblaciones de gansos. Esto está provocando <a href="https://www.jstor.org/stable/3599625">cambios drásticos en los humedales árticos</a>, sobreexplotados por los gansos en verano.</p>
<p>Resumiendo, el impacto de la agricultura en una región templada reverbera hasta el Ártico, provocando lo que los ecólogos llamamos <a href="https://www.jstor.org/stable/26269331">un teleacoplamiento</a> entre procesos sociales y ecológicos.</p>
<h2>Teleacoplamientos y desastre ecológico en Brasil</h2>
<p>Vayamos ahora a Brasil, un país tropical con más de 200 millones de habitantes y abundantes recursos como agua dulce, agricultura y minerales. Se trata, además, de un vasto territorio que alberga los mayores niveles de biodiversidad del planeta en complejos ecosistemas, como las selvas de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Amazonia">Amazonia</a> y los humedales del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pantanal">Pantanal</a>.</p>
<p>Estos ambientes proporcionan a la humanidad innumerables servicios como regular el clima, almacenar carbono, proveer fármacos, fomentar la diversidad cultural y el ecoturismo, etc.</p>
<p>Brasil es el centro de numerosos <a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1890/130017">teleacoplamientos socioecológicos</a> de dimensión global (figura 1A). Por ejemplo, sufre el calentamiento climático provocado por grandes emisores de gases de efecto invernadero (GEI), como Estados Unidos, mientras que sus bosques compensan emisiones secuestrando carbono.</p>
<p>El país también proporciona millones de toneladas soja y carne a mil millones de consumidores en China, a costa de deforestar y desecar grandes extensiones para instalar cultivos y pastos ganaderos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/362790/original/file-20201010-15-1d1z5xa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/362790/original/file-20201010-15-1d1z5xa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/362790/original/file-20201010-15-1d1z5xa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=689&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/362790/original/file-20201010-15-1d1z5xa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=689&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/362790/original/file-20201010-15-1d1z5xa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=689&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/362790/original/file-20201010-15-1d1z5xa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=866&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/362790/original/file-20201010-15-1d1z5xa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=866&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/362790/original/file-20201010-15-1d1z5xa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=866&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 1. Brasil, visto desde la perspectiva de los teleacoplamientos globales (A), las relaciones entre clima y deforestación (B) e incendios y agroganadería (C).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikipedia/Nasa Earth Observatory/Alexander Christianini</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los teleacoplamientos tienen consecuencias en la región (figura 1B). El clima lluvioso de Brasil depende de sus bosques y humedales. Los bosques favorecen la creación de nubes, en un proceso de retroalimentación positiva que deviene en más lluvia, mantenedora de la selva a largo plazo. </p>
<p>Este ciclo <a href="https://www.nature.com/articles/s41467-020-18728-7">se rompe</a> con la deforestación y el calentamiento global. Ambos factores llevan a un clima seco en el que un bosque abierto, tipo sabana, sustituye a la selva.</p>
<p>Esto también produce un teleacoplamiento, ya que la <em>sabanización</em> de la Amazonia conduce al sobrecalentamiento y a la sequía, tanto en el productivo sur de Brasil como incluso en la lejana <a href="https://journals.ametsoc.org/ei/article/14/4/1/429">Europa</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/362788/original/file-20201010-15-tcilz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/362788/original/file-20201010-15-tcilz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/362788/original/file-20201010-15-tcilz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=372&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/362788/original/file-20201010-15-tcilz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=372&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/362788/original/file-20201010-15-tcilz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=372&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/362788/original/file-20201010-15-tcilz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=467&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/362788/original/file-20201010-15-tcilz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=467&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/362788/original/file-20201010-15-tcilz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=467&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Nubes tipo palomitas de maíz formándose sobre la selva a orillas del Amazonas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://earthobservatory.nasa.gov/images/145649/mapping-the-amazon">Nasa Earth Observatory</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Por qué arde Brasil</h2>
<p>La destrucción de Amazonia y Pantanal está muy relacionada con los <a href="https://theconversation.com/no-solo-hay-incendios-en-california-toda-america-esta-en-llamas-146647">incendios</a>, que afectan a <a href="http://queimadas.dgi.inpe.br/queimadas/aq1km/">cientos de miles de kilómetros cuadrados</a>. En 2020 ya se ha quemado una superficie mayor que todo Portugal.</p>
<p>Paradójicamente, los grandes fuegos por causas naturales (rayos) son raros en el húmedo ambiente de Amazonia. Casi todos los incendios son provocados para extender cultivos y pastizales, y tienen de fondo la agroganadería.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/362789/original/file-20201010-13-182u0cy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/362789/original/file-20201010-13-182u0cy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/362789/original/file-20201010-13-182u0cy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=357&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/362789/original/file-20201010-13-182u0cy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=357&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/362789/original/file-20201010-13-182u0cy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=357&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/362789/original/file-20201010-13-182u0cy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=449&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/362789/original/file-20201010-13-182u0cy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=449&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/362789/original/file-20201010-13-182u0cy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=449&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Incendios en Amazonia (A, con focos señalados en rojo) y Pantanal (B).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://earthobservatory.nasa.gov/images/146409/fire-in-the-pantanal">Nasa Earth Observatory</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Estos incendios tienen mayor impacto porque el clima regional es <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0367253020300736">cada vez más seco</a>, debido a la deforestación y al calentamiento global.</p>
<p>A pequeña escala, la degradación del bosque y el fuego <a href="https://www.nature.com/articles/nature01437">se retroalimentan</a>, acelerando la deforestación. Bosques más pequeños sufren más la sequía y acumulan más hojarasca inflamable. Además, son invadidos por las hierbas de los pastizales ganaderos, muchas de ellas especies exóticas muy resistentes al fuego (figura 1C).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/363434/original/file-20201014-21-1eo596x.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/363434/original/file-20201014-21-1eo596x.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/363434/original/file-20201014-21-1eo596x.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/363434/original/file-20201014-21-1eo596x.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/363434/original/file-20201014-21-1eo596x.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/363434/original/file-20201014-21-1eo596x.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/363434/original/file-20201014-21-1eo596x.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/363434/original/file-20201014-21-1eo596x.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Sabanización de la selva por quemas recurrentes e invasión de hierbas.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Lucas N. Paolucci</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El contexto sociopolítico</h2>
<p>La deforestación de Amazonia tomó impulso en los años 1970, con el autoritarismo político como trasfondo. Entonces, la dictadura militar fomentaba la integración de esta región practicando el <a href="https://quatrocincoum.folha.uol.com.br/br/galerias/a-ofensiva-da-ditadura-militar-contra-a-amazonia">desarrollismo nacionalista</a>, llamando a “combatir al infierno verde” y “evitar que Amazonia caiga en manos de intereses extranjeros”.</p>
<p>A principios del siglo XXI, la grave deforestación y los numerosos incendios activaron la presión social frente a los intereses agrícolas y forestales sobre Amazonia.</p>
<p>Esto empujó a Marina Silva, Ministra de Medio Ambiente del gobierno de Luis Inácio Lula, a desarrollar acciones de control. Entre ellas figuraban establecer la trazabilidad de la soja y la carne con el apoyo de las compañías privadas, limitar los créditos a las propiedades agrícolas involucradas en deforestación ilegal y crear un <em>cinturón</em> de reservas naturales para contener el frente de deforestación.</p>
<p>Con estas medidas se consiguió <a href="https://science.sciencemag.org/content/344/6188/1118">reducir la tasa de deforestación</a> hasta en un 70 %, a la vez que <a href="https://documents.worldbank.org/en/publication/documents-reports/documentdetail/268351520343354377/agriculture-productivity-growth-in-brazil-recent-trends-and-future-prospects">se ganaba en productividad agrícola</a>.</p>
<p>En la última década, el <em>lobby</em> agropecuario ha ganado protagonismo económico y <a href="https://science.sciencemag.org/content/329/5989/276.2">político</a>. Afectados por las medidas de protección ambiental, que consideran excesivas, partes de este sector han encontrado en el actual gobierno de Jair Bolsonaro <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0264837719314899">un aliado</a>. Su objetivo es <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/environmental-conservation/article/brazils-new-president-and-ruralists-threaten-amazonias-environment-traditional-peoples-and-the-global-climate/F5C1E42BF9F6E6BDDB957B87601FC4F7">reinterpretar la conservación de la diversidad</a> biológica y cultural como una barrera al crecimiento económico del país.</p>
<p>La pinza formada por la industria agroalimentaria y la política gubernamental está, por tanto, generando una <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0367253020300736">nueva ola creciente</a> de deforestación e incendios.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/363432/original/file-20201014-21-1y2xbpu.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/363432/original/file-20201014-21-1y2xbpu.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/363432/original/file-20201014-21-1y2xbpu.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/363432/original/file-20201014-21-1y2xbpu.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/363432/original/file-20201014-21-1y2xbpu.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/363432/original/file-20201014-21-1y2xbpu.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/363432/original/file-20201014-21-1y2xbpu.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/363432/original/file-20201014-21-1y2xbpu.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Tapir desplazándose entre los fragmentos del bosque amazónico a través de los cultivos zoomable.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Franciane Marchiori</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Bolsonaro, cuyo programa de gobierno ni siquiera incluye palabras como Amazonia, cambio climático o deforestación, <a href="https://www.nature.com/articles/s41559-019-0855-9">está desmantelando la justicia</a> y la administración ambientales de Brasil.</p>
<p>El actual presidente del país ha reducido la financiación de las fiscalías de delitos ambientales y las ha inutilizado transfiriendo parte de sus responsabilidades a las <a href="http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/_ato2019-2022/2020/decreto/D10341.htm">Fuerzas Armadas</a> (que por ley no pueden sancionar), ha reorganizado las agencias científico-ambientales <a href="https://science.sciencemag.org/content/365/6452/419">reemplazando a técnicos</a>, ha cambiado leyes ambientales que no requieren control del Parlamento y pretende sacar a Brasil del Acuerdo de París de Cambio Climático. </p>
<h2>Parar el desastre en Brasil es posible</h2>
<p>Brasil puede revertir este escenario de desolación ambiental, sin limitar la prosperidad de la población de Amazonia y Pantanal.</p>
<p>Además de recuperar la capacidad de acción legal contra la deforestación, debe desarrollar <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0264837719309809">estrategias válidas</a> para hacer la agricultura sostenible. Estas acciones van desde la mejora de las producciones aprovechando los servicios de los ecosistemas (como el control de plagas) hasta el aumento de la asistencia técnica pública a los pequeños productores tradicionales.</p>
<p>Es totalmente posible obtener de Amazonia <a href="https://www.pnas.org/content/113/39/10759">recursos naturales de alto valor</a> mediante métodos compatibles con la conservación de su biodiversidad. Por ejemplo, la recolección directa de semillas y frutos, como la nuez de Brasil y el <a href="https://link.springer.com/article/10.1023/A:1025966613562">açaí</a> llega a rentabilidades por hectárea superiores a las explotaciones de ganado o soja.</p>
<p>Las comunidades locales pueden combatir la deforestación mediante iniciativas como <a href="http://www.fao.org/redd/es/">REDD+</a>, que paga a los propietarios de los bosques por su servicio frente al cambio climático. </p>
<p>Los ciudadanos del mundo podemos aprovechar los teleacoplamientos para <a href="https://www.jstor.org/stable/26270174">participar en la conservación</a> de Brasil desde nuestras casas.</p>
<p>Podemos apoyar campañas para cambiar las políticas ambientales en Brasil, exigir responsabilidad corporativa a las multinacionales agroalimentarias, comprar sus productos cuando tengan certificados ambientales honestos y forzar a nuestros bancos a hacer sus inversiones (con nuestros ahorros) en Brasil bajo criterios de sostenibilidad.</p>
<p>Lo queramos o no, los problemas sociales y ambientales lejanos nos atañen. Empecemos por ser conscientes y, luego, actuemos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/147044/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Daniel García García es miembro de la Asociación Española de Ecología Terrestre, British Ecological Society, Ecological Society of America, la Sociedad Española de Ornitología y Médicos Sin Fronteras. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Alexander Vicente Christianini es miembro de la Associação Brasileira de Ciência Ecológica e Conservação, la Association for Tropical Biology and Conservation, Sociedade Botânica do Brasil, UNICEF y Médicos Sin Fronteras. </span></em></p>La postura de ciertos sectores de la industria agroalimentaria y las políticas gubernamentales están generando una nueva ola creciente de deforestación e incendios en Brasil.Daniel García García, Profesor Titular de Ecología, Universidad de OviedoAlexander Vicente Christianini, Professor na área de Ecologia, Universidade Federal de São Carlos (UFSCar)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1398942020-06-14T20:07:05Z2020-06-14T20:07:05ZLa resurrección veraniega de los incendios zombis en el Ártico<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/341269/original/file-20200611-80758-vnesp9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C26%2C1367%2C721&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Incendios zombis en el noroeste de Rusia.</span> <span class="attribution"><span class="source">Programa Copérnico</span></span></figcaption></figure><p>El verano de 2019 nos dejó una serie de incendios a nivel internacional que hizo saltar todas las alarmas: megaincendios en <a href="https://theconversation.com/no-solo-arde-brasil-los-incendios-en-bolivia-amenazan-a-la-poblacion-y-a-la-vida-silvestre-122420">el Amazonas</a>, Centroamérica, Sudeste de Australia y hasta en el <a href="https://www.bbc.com/future/article/20190822-why-is-the-arctic-on-fire">Ártico</a>.</p>
<p>En muchos de estos casos, se especulaba sobre la capacidad de adaptación de los ecosistemas. Debido a encontrarse en zonas que se incendian regularmente desde hace millones de años, habrían desarrollado estrategias de resistencia y resiliencia conforme al <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12064-010-0082-z">régimen de incendios</a>. </p>
<p>Sin embargo, muchos de los incendios recientes son más frecuentes, intensos y severos de lo que el régimen histórico parece indicar, dándose relaciones entre distintas <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1111/geb.12224">perturbaciones que se retroalimentan</a> para aumentar su gravedad.</p>
<h2>Incendios que sobreviven al invierno</h2>
<p>En el caso del Ártico, el ciclo del fuego se reanuda aproximadamente cada 200 años. No obstante, una reducción del 25 % en su retorno puede suponer un problema ecológico, económico y social global debido a la emisión de cenizas y gases a la <a href="https://theconversation.com/huge-wildfires-in-the-arctic-and-far-north-send-a-planetary-warning-121167">atmósfera</a>. </p>
<p>Los cambios en el clima se concretan en olas de calor más intensas en la zona que afectan a áreas tradicionalmente libres de incendios como los humedales o zonas de permafrost. Esto provoca grandes deshielos tempranos que pueden afectar no solo a fauna y flora, sino también a los ciclos de nutrientes promoviendo la <a href="https://www.bbc.com/future/article/20190612-the-poisons-released-by-melting-arctic-ice">liberación de contaminantes como el ántrax o los residuos nucleares, inmovilizados en el hielo desde hace miles de años</a>. </p>
<p>Los incendios suelen desplazarse por debajo del suelo en zonas de turberas (<em>peat fires</em>), sin presencia de oxígeno (y por tanto sin llama), oxidando materia orgánica en descomposición. </p>
<p>La turba contiene vastas reservas de gas combustible metano, por lo que se convierten en <a href="https://www.nature.com/articles/ngeo2325">incendios latentes</a>: pueden persistir en condiciones frías y húmedas durante mucho tiempo. Como consecuencia, estas zonas, consideradas sumidero de carbono global, pasan a ser <a href="https://www.researchgate.net/profile/Dale_Vitt/publication/242098197_Current_disturbance_and_the_diminishing_peatland_carbon_sink/links/00b7d5315d0dd3c421000000.pdf">emisoras</a>.</p>
<p>A medida que el clima se calienta, los suelos del norte y la turba se secan, lo que aumenta la probabilidad de que estos incendios latentes vuelvan a reavivarse en condiciones más favorables o por efecto de rayos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/340303/original/file-20200608-176546-14wle05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/340303/original/file-20200608-176546-14wle05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/340303/original/file-20200608-176546-14wle05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=443&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/340303/original/file-20200608-176546-14wle05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=443&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/340303/original/file-20200608-176546-14wle05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=443&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/340303/original/file-20200608-176546-14wle05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=557&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/340303/original/file-20200608-176546-14wle05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=557&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/340303/original/file-20200608-176546-14wle05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=557&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Dinámica de incendios (zombis) latentes.</span>
<span class="attribution"><span class="source">E. Burns y G. Rein</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A estos incendios que sobreviven al duro invierno se les ha bautizado como incendios zombis o, en inglés, <a href="https://www.ecowatch.com/zombie-fires-arctic-2646140786.html"><em>holdover fires</em> o <em>zombie fires</em></a>. La <a href="https://twitter.com/Pierre_Markuse/status/1265432679664824322?s=20">comunidad científica</a> no utilizamos estos términos, sino que les llamamos incendios latentes. </p>
<p>Estos incendios de suelo son una amenaza mucho mayor para el clima global que los superficiales. Al quemar durante largos periodos, pueden transferir calor mucho más profundo al suelo y al permafrost (consumiendo más combustible rico en carbono que los incendios normales), tal y como parece que <a href="https://www.efeverde.com/noticias/satelites-de-copernicus-detectan-incendios-en-el-artico-que-podrian-intensificarse/">está ocurriendo estos días</a>. </p>
<h2>Temor por la nueva oleada</h2>
<p>Algunos de estos incendios latentes ya han sido verificados por los <a href="https://akfireinfo.com/2020/04/24/despite-heavy-snow-melt-deshka-landing-hot-spots-still-smoldering/">Servicios de Extinción de Incendios de Alaska</a> y están siendo monitorizados por el <a href="https://atmosphere.copernicus.eu/observing-ice-and-fire-cams-and-c3s-prepare-monitor-arctic-wildfires">programa de seguimiento de la atmósfera de Copérnico en el Ártico</a> para investigar la reaparición de nuevos focos. </p>
<p>Sin embargo, los incendios zombis no son una novedad. Los más de 42 documentados entre 2002 y 2017 provocaron un aumento de los daños por fuego en zonas vulnerables que almacenan más del 35 % de las reservas de carbono del planeta. Y los escenarios futuros indican que estos casos pueden ser <a href="https://meetingorganizer.copernicus.org/EGU2020/EGU2020-6013.html">cada vez más habituales</a>. </p>
<p>La clave para combatirlos es que sus <a href="https://akfireconsortium.files.wordpress.com/2020/03/fsh_2020mar25_holdoverfires-1.pdf">patrones espaciales pueden ser predichos</a> para un mejor manejo y extinción.</p>
<p>Los personajes de la serie de ficción <em>The Walking Dead</em> representan un peligro para la humanidad, ya que amenazan con convertir a toda la población en muertos vivientes. De forma parecida, la resurrección veraniega de los incendios zombis puede desembocar en una nueva oleada de megaincendios a medida que las condiciones estivales progresan. </p>
<p>La evolución latente de los incendios zombis durante el período invernal se acelera con el calor primaveral hasta el punto de que pueden transformarse en megaincendios a medida que aumentan la sequía y el calor estival. </p>
<p>Además, un año con muchos incendios, como el 2019, que nos dejó 12 millones de hectáreas calcinadas en Siberia, <a href="https://meetingorganizer.copernicus.org/EGU2020/EGU2020-6013.html">favorece la ocurrencia de incendios zombis en invierno</a>. </p>
<p>Se trata por tanto de un círculo vicioso en el que los incendios estivales favorecen incendios zombis en el invierno siguiente y estos, a su vez, favorecen los incendios estivales al año siguiente. Un proceso que se ve acelerado todavía más en años como el actual, en el que las temperaturas primaverales en Siberia han sido de <a href="https://www.sciencealert.com/2020-update-siberia-s-10-c-hotter-than-average-we-just-survived-warmest-may-on-record">10°C por encima de la media</a>.</p>
<p>Todo ello ha llevado a que este año se haya establecido un nuevo récord en la intensidad de los incendios árticos en el registro del sistema europeo Copérnico, que empezó en el año 2003. Estamos en unos niveles que son más típicos de finales de junio o principios de julio. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/340572/original/file-20200609-21191-1g2x7e9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/340572/original/file-20200609-21191-1g2x7e9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/340572/original/file-20200609-21191-1g2x7e9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/340572/original/file-20200609-21191-1g2x7e9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/340572/original/file-20200609-21191-1g2x7e9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/340572/original/file-20200609-21191-1g2x7e9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=581&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/340572/original/file-20200609-21191-1g2x7e9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=581&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/340572/original/file-20200609-21191-1g2x7e9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=581&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Intensidad de los incendios por encima del círculo ártico histórica (gris) y de este año (rojo).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Mark Parrington/Copernicus EWMCF</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Por si lo anterior fuera poco, <a href="https://www.washingtonpost.com/world/europe/wildfires-ravaged-siberia-last-year-this-spring-the-blazes-are-starting-even-bigger/2020/05/15/c00bdb50-9446-11ea-87a3-22d324235636_story.html">la expansión de la COVID-19</a> puede acelerar todavía más la expansión de los incendios árticos debido a varios factores: </p>
<ul>
<li><p>Por un lado, las medidas de aislamiento favorecen las salidas ciudadanas al campo, con el consecuente aumento de riesgo derivado de barbacoas y otras negligencias.</p></li>
<li><p>Por otro lado, los bomberos deberán ajustar el tamaño de sus equipos. Tradicionalmente salían en grupo de 7 u 8 personas y ahora tendrán que ir en parejas o tríos.</p></li>
</ul>
<p>Parece que este año tenemos la receta perfecta para una expansión zombi. Como se suele decir, la realidad supera a la ficción.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/139894/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Víctor Resco de Dios recibe fondos de MICINN y fundación Velux. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Daniel Moya Navarro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los incendios árticos invernales, que arden bajo tierra durante los periodos de bajas temperaturas, pueden favorecer una nueva oleada de megaincendios este verano.Daniel Moya Navarro, Profesor Contratado Doctor e Investigador en grupo ECOFOR, Universidad de Castilla-La ManchaVíctor Resco de Dios, Profesor de Incendios y Cambio Global en PVCF-Agrotecnio, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1298012020-01-16T20:34:40Z2020-01-16T20:34:40ZSeis preguntas que debe hacerse antes de compartir un mapa de incendios forestales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/310103/original/file-20200114-93792-190olg1.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C806%2C682&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El programa Worldview de la NASA proporciona imágenes de la Tierra en tiempo real y puede ayudar a monitorizar el avance de los incendios.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://worldview.earthdata.nasa.gov/?v=114.34749631694407,-50.093019230617045,181.39046506694407,-19.577394230617045&t=2020-01-04-T00%3A00%3A00Z&l=Reference_Labels,Reference_Features,Coastlines,MODIS_Combined_Thermal_Anomalies_All,MODIS_Terra_CorrectedReflectance_Bands721(hidden),MODIS_Aqua_CorrectedReflectance_Bands721,VIIRS_SNPP_CorrectedReflectance_TrueColor(hidden),MODIS_Aqua_CorrectedReflectance_TrueColor,MODIS_Terra_CorrectedReflectance_TrueColor">Nasa Worldview</a></span></figcaption></figure><p>En los últimos días han estado circulando en internet un gran número de mapas de incendios forestales, muchos de los cuales sugieren que toda Australia está ardiendo.</p>
<p>Es posible que haya visto este <a href="https://www.buzzfeed.com/lanesainty/viral-australian-bushfire-maps-confusing-false-information">ejemplo</a>, denunciado por algunos como engañoso, lo que provocó esta publicación de Instagram de su creador:</p>
<p><div data-react-class="InstagramEmbed" data-react-props="{"url":"https://www.instagram.com/p/B67bRtPnVzR","accessToken":"127105130696839|b4b75090c9688d81dfd245afe6052f20"}"></div></p>
<p>Como explicó su autor, la imagen no es una foto de la NASA. Lo que un satélite realmente “ve” es bastante diferente.</p>
<p>Para aclararlo, explicaré a continuación cómo se usan los datos recopilados por los satélites para estimar qué parte de un área se está quemando o si ya se ha quemado, y cómo debería verse esta información una vez que ha sido mapeada.</p>
<h2>Imágenes reflectantes</h2>
<p>Esto es lo que ven los astronautas cuando miran por la ventana en el espacio: </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1213531558113632256"}"></div></p>
<p>Es similar a lo que podría ver desde la ventana de un avión, solo que al estar más alto se aprecia un área más amplia.</p>
<p>Mientras lee esto, muchos satélites no tripulados están orbitando y fotografiando la Tierra. Estas imágenes se utilizan para monitorear incendios en tiempo real. Se dividen en dos categorías: reflectantes y térmicas.</p>
<p>Las imágenes reflectantes capturan información en el rango visible del espectro electromagnético (en otras palabras, lo que podemos ver). Pero también capturan información en longitudes de onda que no podemos ver, como las longitudes de onda infrarrojas.</p>
<p>Si usamos solo las longitudes de onda visibles, podemos hacer que la imagen se vea similar a lo que podríamos observar a simple vista desde el satélite. A estas imágenes las llamamos “color verdadero”.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/310309/original/file-20200115-134777-ivr4ez.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/310309/original/file-20200115-134777-ivr4ez.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/310309/original/file-20200115-134777-ivr4ez.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=490&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/310309/original/file-20200115-134777-ivr4ez.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=490&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/310309/original/file-20200115-134777-ivr4ez.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=490&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/310309/original/file-20200115-134777-ivr4ez.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=616&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/310309/original/file-20200115-134777-ivr4ez.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=616&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/310309/original/file-20200115-134777-ivr4ez.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=616&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Esta es una imagen en color real del sudeste de Australia, tomada el 4 de enero de 2020 por el instrumento MODIS en el satélite Aqua. El humo del fuego es gris, las nubes son blancas, los bosques son de color verde oscuro, las áreas marrones son áreas agrícolas y el océano es azul.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://go.nasa.gov/307pDDX">NASA Worldview</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Tenga en cuenta que la imagen no tiene límites políticos, ya que estos no son características físicas. Para hacer las imágenes de satélite más útiles para la navegación, superponemos el mapa con líneas y puntos de referencia.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/310310/original/file-20200115-134772-1psquwf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/310310/original/file-20200115-134772-1psquwf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/310310/original/file-20200115-134772-1psquwf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/310310/original/file-20200115-134772-1psquwf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/310310/original/file-20200115-134772-1psquwf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/310310/original/file-20200115-134772-1psquwf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/310310/original/file-20200115-134772-1psquwf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/310310/original/file-20200115-134772-1psquwf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La misma imagen mostrada como color verdadero, con las características geográficas relevantes superpuestas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://go.nasa.gov/2TafEMH">NASA Worldview</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A partir de esto, podemos inferir dónde están los incendios mirando el humo. Sin embargo, los incendios en sí no son visibles directamente.</p>
<h2>Imágenes en falso color</h2>
<p>Las bandas infrarrojas de onda corta son menos sensibles al humo y más sensibles al fuego y nos pueden decir dónde está presente un incendio.</p>
<p>Al convertir estas longitudes de onda en colores visibles producimos lo que llamamos imágenes en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Falso_color">falso color</a>. Por ejemplo:</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/310311/original/file-20200115-134809-3i8ia5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/310311/original/file-20200115-134809-3i8ia5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/310311/original/file-20200115-134809-3i8ia5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/310311/original/file-20200115-134809-3i8ia5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/310311/original/file-20200115-134809-3i8ia5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/310311/original/file-20200115-134809-3i8ia5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/310311/original/file-20200115-134809-3i8ia5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/310311/original/file-20200115-134809-3i8ia5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La misma imagen, esta vez mostrada como falso color. Ahora, el humo del fuego es parcialmente gris transparente mientras que las nubes no lo son. En rojo los incendios activos y en marrón las áreas quemadas recientemente.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://go.nasa.gov/2NhzRfN">NASA Worldview</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En esta imagen infrarroja de onda corta, comenzamos a “ver” debajo del humo y podemos identificar incendios activos. También podemos apreciar las áreas que ya se han quemado.</p>
<h2>Térmico y puntos calientes</h2>
<p>Como su nombre lo indica, las imágenes térmicas miden cómo de caliente o frío está todo en el área de la imagen. Los incendios activos se detectan como “puntos calientes” y se mapean como puntos en la superficie.</p>
<p>Las imágenes reflectantes solo son útiles cuando son obtenidas por el satélite durante el día. Los puntos calientes, además, se pueden medir por la noche, duplicando nuestra capacidad para observar incendios activos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/310312/original/file-20200115-134814-nx08kl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/310312/original/file-20200115-134814-nx08kl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/310312/original/file-20200115-134814-nx08kl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/310312/original/file-20200115-134814-nx08kl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/310312/original/file-20200115-134814-nx08kl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/310312/original/file-20200115-134814-nx08kl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/310312/original/file-20200115-134814-nx08kl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/310312/original/file-20200115-134814-nx08kl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La misma imagen en falso color, con los puntos calientes superpuestos en rojo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://go.nasa.gov/2rZNIj9">NASA Worldview</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Esta información se puede utilizar para crear mapas que muestran los puntos calientes acumulados durante varios días, semanas o meses.</p>
<p><a href="https://hotspots.dea.ga.gov.au/">El sistema de puntos calientes de Geoscience Australia</a> muestra puntos calientes en todo el país en las últimas 72 horas. Vale la pena leer la sección “acerca de” (en inglés) para conocer las limitaciones o el potencial de error en el mapa.</p>
<p>Cuando los puntos calientes se muestran como íconos extremadamente grandes o se acumulan durante períodos largos, los resultados pueden ser engañosos. Pueden sugerir que hay un área mucho más grande bajo el fuego de lo que realmente se está quemando.</p>
<p>Por ejemplo, sería equivocado creer que todas las áreas en rojo en el siguiente mapa se están quemando o ya se han quemado. Tampoco está claro durante qué período de tiempo se acumularon los puntos calientes.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/310313/original/file-20200115-134768-1hfu4ca.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/310313/original/file-20200115-134768-1hfu4ca.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/310313/original/file-20200115-134768-1hfu4ca.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/310313/original/file-20200115-134768-1hfu4ca.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/310313/original/file-20200115-134768-1hfu4ca.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/310313/original/file-20200115-134768-1hfu4ca.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/310313/original/file-20200115-134768-1hfu4ca.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/310313/original/file-20200115-134768-1hfu4ca.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El <em>Mapa mundial de puntos calientes</em> de la Agencia de Investigación Ambiental.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://eia-international.org/news/watching-the-world-burn-fires-threaten-the-worlds-tropical-forests-and-millions-of-people/">Environmental Investigation Agency</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Sea inteligente</h2>
<p>Teniendo en cuenta todo lo anterior, hay algunas preguntas clave que usted puede hacerse para evaluar la veracidad de un mapa de incendios forestales. Son las siguientes:</p>
<ul>
<li><p>¿De dónde viene este mapa y quién lo produjo?</p></li>
<li><p>¿Es esta una imagen de satélite o una que utiliza puntos calientes superpuestos en un mapa?</p></li>
<li><p>¿Qué representan los colores?</p></li>
<li><p>¿Cuándo fue tomada?</p></li>
<li><p>Si este mapa muestra puntos calientes, ¿durante qué período de tiempo se acumularon? ¿Un día, un año entero?</p></li>
<li><p>¿El tamaño de los puntos calientes es representativo del área que realmente se está quemando?</p></li>
</ul>
<p>La próxima vez que vea un mapa de incendios forestales, piense dos veces antes de presionar el botón compartir.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/129801/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Pablo Guerschman recibe financiación del departamento de Agricultura de Australia </span></em></p>Entendiendo cómo se crean los mapas de incendios y qué representan los patrones que muestran, podrá identificar mejor las imágenes falsas.Juan Pablo Guerschman, Senior Research Scientist, CSIROLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1296012020-01-08T20:57:24Z2020-01-08T20:57:24ZAustralia arde mientras sus dirigentes se aferran al carbón<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/309162/original/file-20200108-107224-1ihm3b2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6729%2C4483&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/aerial-view-space-ecological-fire-disaster-1557280580">Shutterstock/OSORIOartist</a></span></figcaption></figure><p>Las <a href="https://www.theverge.com/2020/1/3/21048891/australia-wildfires-koalas-climate-change-bushfires-deaths-animals-damage">noticias</a> y las <a href="https://www.livescience.com/australia-wildfires-photos.html?utm_source=Selligent&utm_medium=email&utm_campaign=9160&utm_content=LVS_newsletter+&utm_term=3280833&m_i=Za52VgVVMgEo5yhNuBACC8kSlBAsQxxVRj3GOvaO0A9rfv3dI3yfi3aUbD%2BNVKeOOjVGzscnMwnq2vkHNhoZ1II5RJdQRo%2BjR0UpxrCZZs">imágenes</a> que nos acercan a los incendios en Australia son aterradoras. Con los fuegos en su apogeo, todavía es pronto para evaluar sus causas y consecuencias, pero no para hablar del papel del cambio climático en todo ello.</p>
<p>En 2006 un estudio publicado en la revista <a href="https://science.sciencemag.org/content/313/5789/940.full"><em>Science</em></a> llegó a la conclusión de que, debido al cambio climático, las condiciones secas duran más y, a su vez, causan temporadas de incendios más prolongadas. Los investigadores analizaron 34 años de incendios forestales en el oeste de Estados Unidos, cuyo clima mediterráneo-templado es muy similar al del suroeste y sureste de Australia, donde los incendios son más intensos.</p>
<p>Los incendios y el cambio climático son <a href="https://www.technologyreview.com/f/615000/yes-climate-change-is-intensifying-australias-fires/">inseparables</a>.</p>
<p>El cambio climático inducido por las emisiones de gases de efecto invernadero está aumentando la extensión de la temporada anual de incendios, que era tradicionalmente el verano. </p>
<p>Los incendios forestales en zonas templadas y boreales también arden más rápido y a mayores temperaturas porque hay más combustible para quemar. Esto es debido al derretimiento temprano de la nieve y a la desecación de la madera provocados por el <a href="https://www.nature.com/articles/nclimate3329.epdf?referrer_access_token=Vjp63B1vwLMEko3YZbgQa9RgN0jAjWel9jnR3ZoTv0M5zxq5DKky5gMwbYyIMp4g9-5_8ttt1bzhSPfjLB_e_klWpy0KzlvaBbiKCb_PoZSoEgZAng1CnXss7nw_5aXL5D2as8SVyXmyrP1fsMXbz1p6r6YldPgzX0EmWwN920eEs9tDsotfSr_n">calentamiento global</a>.</p>
<p>El bosque arde en Australia, un país en el que no abundan los bosques y <a href="https://www.unaa.org.au/wp-content/uploads/2019/02/UNAA-Climate-Change-Position-Paper-2019-1-1.pdf">uno de los países más vulnerables</a> a los cambios climáticos. La superficie forestal de esa isla-continente <a href="https://www.agriculture.gov.au/abares/forestsaustralia/fast-forest-facts#type-and-extent-of-australias-forests">ocupa un 17 % del total</a>, menos de la mitad de la española (36 %). </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/309157/original/file-20200108-107261-1g3ks0y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/309157/original/file-20200108-107261-1g3ks0y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/309157/original/file-20200108-107261-1g3ks0y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/309157/original/file-20200108-107261-1g3ks0y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/309157/original/file-20200108-107261-1g3ks0y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/309157/original/file-20200108-107261-1g3ks0y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/309157/original/file-20200108-107261-1g3ks0y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Los más de diez millones de hectáreas consumidas hasta ahora en Australia son los más intensos registrados en el país y los más extensos desde que hay registros oficiales. Modificada del original.</span>
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<p>Las condiciones cálidas y secas que han alimentado los incendios <a href="https://www.news.com.au/technology/environment/how-the-2019-australian-bushfire-season-compares-to-other-fire-disasters/news-story/7924ce9c58b5d2f435d0ed73ffe34174">no son nada nuevo</a> en Australia, pero, como puede verse en la gráfica, esta temporada de incendios ha sido con diferencia la más calamitosa. En otro <a href="https://theconversation.com/australia-en-llamas-una-catastrofe-para-la-salud-la-economia-y-la-biodiversidad-129378">artículo publicado</a> en <em>The Conversation</em> ya se han apuntado algunas de las razones de un desastre que ya predecían los <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1029/2019GL083699?referrer_access_token=yCRBgI_fuBbNHmFOgDp0ucOuACxIJX3yJRZRu4P4erv9rsI-JeD4LmUsO5-Pq4Oljzd8LyeYD9oYldCdGMjOxeySD__5h0xeyz3cfThzF5uwqvIntwwzkUd6t0TvcZILTfdqhcA0Zj7eB_LLbUSrww%3D%3D">científicos australianos</a> cuando calculaban los efectos de un cambio climático, ya convertido en emergencia.</p>
<h2>Los autralianos emiten el triple de CO₂ que los españoles</h2>
<p>Aunque reconozcamos esos factores, pretender que no pasa nada porque los fuegos son un fenómeno normal solo prueba que los intereses económicos de los poderosos se imponen a los razonamientos ecológicos. Mientras Australia arde, su actual Gobierno reafirma el compromiso con el carbón y amenaza con convertir en delito los boicots a empresas destructoras del medio ambiente.</p>
<p>Australia tiene una de las emisiones de <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_carbon_dioxide_emissions_per_capita">dióxido de carbono per cápita</a> más altas del mundo. El país fue responsable del 1,1 % de todas las emisiones mundiales de CO₂ <a href="http://www.wri.org/publication/navigating-the-numbers">entre 1850 y 2002</a>. Hoy, los australianos representan el 0,3 % de la población mundial pero liberan el 1,07 % de los gases de efecto invernadero del mundo. </p>
<p>Las emisiones anuales per cápita de los australianos (16 toneladas) casi triplican a las españolas (6), están muy por encima de la OCDE y de la media de los países desarrollados y <a href="https://www.climatecouncil.org.au/wp-content/uploads/2018/06/CC_MVSA0143-Briefing-Paper-Australias-Rising-Emissions_V8-FA_Low-Res_Single-Pages3.pdf">continúan aumentando</a> debido a la falta de compromiso gubernamental. Australia <a href="https://www.climatecouncil.org.au/wp-content/uploads/2018/06/CC_MVSA0143-Briefing-Paper-Australias-Rising-Emissions_V8-FA_Low-Res_Single-Pages3.pdf">utiliza carbón</a> (70 %) para generar electricidad. El resto viene de la quema de otro combustible fósil, el gas natural. </p>
<p>Carece de energía nuclear, emplea muy bajos niveles de energía hidroeléctrica y utiliza muy poca energía solar, eólica y de mareas.</p>
<h2>Un suicidio anunciado</h2>
<p>Los incendios de Australia son un <a href="https://www.nytimes.com/2020/01/03/opinion/australia-fires-climate-change.html">suicidio anunciado</a> que ocurre cuando un Gobierno negacionista y una política irresponsable se topan con los efectos del cambio climático. <a href="https://www.theguardian.com/australia-news/2017/jul/05/how-australia-bungled-climate-policy-to-create-a-decade-of-disappointment">Años de gobiernos liberal-conservadores</a> financiados por la industria del carbón y carentes de políticas medioambientales han llevado al país a convertirse en uno de los <a href="https://newclimate.org/wp-content/uploads/2019/12/CCPI-2020-Results_Web_Version.pdf">peor situados</a> en lo que a prevención de la emergencia climática se refiere.</p>
<p>A finales de los 80 y principios de los 90 hubo un claro consenso entre los dos principales partidos políticos australianos sobre la necesidad de actuar contra el cambio climático. Sin embargo, después de la recesión de los 90, los gobiernos conservadores comenzaron a cuestionar esta amenaza. En 1997, Australia y Estados Unidos fueron los únicos países que no ratificaron el Protocolo de Kioto.</p>
<p>Australia asistió a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 y adoptó el Acuerdo de París. En las elecciones de 2018, la victoria de los conservadores supuso la llegada al Gobierno de un negacionista climático, Scott Morrison. Así, el país oceánico se unió a Rusia, Turquía y Brasil como seguidores de la <a href="https://www.bbc.com/news/science-environment-46384828">promesa del presidente Trump</a> de retirarse del Acuerdo de París.</p>
<p>La población australiana está mayoritariamente a favor de las políticas medioambientales, pero la acción del fortísimo <em>lobby</em> minero en el país líder en exportaciones de carbón, unida al poder mediático del negacionista Rupert Murdoch – cuyos medios <a href="https://thenewdaily.com.au/news/national/2020/01/02/michael-pascoe-murdoch-climate/">lideraron la campaña</a> que elevó al liberal Morrison a primer ministro – ha conducido a una falta de prevención cuyas consecuencias vemos ahora. </p>
<p>El presidente Morrison, capaz de seguir de vacaciones en Hawái mientras su país ardía por los cuatro costados, puede pretender que es “lo de siempre”, <a href="https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/jan/01/we-know-this-disaster-is-unprecedented-no-amount-of-scott-morrison-spin-can-hide-it">pero las evidencias lo desmienten</a> y reclaman acciones internacionales decididas. Si Australia sigue así el <a href="https://www.latimes.com/opinion/story/2020-01-04/wildfires-australia-climate-change">enorme problema</a> no lo tienen solo nuestros antípodas, sino el mundo entero.</p>
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<h2>El último ejemplo de una larga lista</h2>
<p>El verano de incendios australiano solo es el último en la cadena de sucesos meteorológicos catastróficos ocurridos el año pasado. </p>
<p><a href="https://elpais.com/sociedad/2019/08/28/actualidad/1566978341_414043.html">Los miles de incendios</a> en Angola, en el Congo y en Brasil, los <a href="http://www3.uah.es/gieco/index.php/2019/02/14/blue-bayou-los-primeros-refugiados-climaticos-de-estados-unidos/">refugiados climáticos</a> de Luisiana, las inundaciones en Florida y en el Medio Oeste estadounidense. Una ola de calor en India que elevó las temperaturas hasta los 50 ⁰C y otra que provocó temperaturas insólitas en buena parte de Europa, donde hemos disfrutado de una Navidades primaverales que han obligado a poner nieve artificial en <a href="https://www.cazatormentas.net/moscu-tiene-que-recurrir-a-nieve-artificial-para-celebrar-su-navidad/">las calles de Moscú</a>.</p>
<p>Ante desastres como el de Australia, Donald Trump y quienes lo imitan hacen todo lo que pueden para que se repitan. El apocalipsis se convierte en la nueva normalidad. La desoladora paradoja de lo que está ocurriendo es que el negacionismo climático se vuelve más extremo ahora que <a href="https://elpais.com/economia/2020/01/03/actualidad/1578056157_902213.html">las perspectivas de una acción decisiva</a> deberían ser mejores que nunca.</p>
<p>Los peligros del cambio climático no son ya profecías distópicas sobre el futuro. Podemos ver el daño ahora, en tiempo real, aunque no sea más que una pequeña muestra de lo que nos espera. Las reducciones drásticas de las emisiones de gases invernadero parecen ahora extraordinariamente fáciles de lograr, al menos desde el punto de vista económico, porque se han conseguido tantos progresos tecnológicos en renovables que ni Morrison ni Trump lograrán apuntalar la industria del carbón y de los combustibles fósiles frente a la competencia de las energías alternativas.</p>
<p>Si seguimos ignorando la emergencia climática, Australia solo anticipa nuestro futuro. Aunque tengamos delante las imágenes de una catástrofe colosal, muchos pretenderán mirar hacia otro lado y seguir ignorándola. Así de sencillo. Y así de lamentable.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/129601/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Peinado Lorca es responsable del Grupo Federal de Biodiversidad del PSOE.</span></em></p>Los incendios del país oceánico ponen de manifiesto las dimensiones del cambio climático. También la estrechez de miras de muchos gobernantes.Manuel Peinado Lorca, Catedrático de Universidad. Departamento de Ciencias de la Vida e Investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.