tag:theconversation.com,2011:/uk/topics/jovenes-59211/articlesjóvenes – The Conversation2024-03-15T08:44:18Ztag:theconversation.com,2011:article/2226792024-03-15T08:44:18Z2024-03-15T08:44:18ZLiderazgo juvenil y desarrollo sostenible: ¿cómo se relacionan?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/580417/original/file-20240307-20-8i8fz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=114%2C57%2C5308%2C3284&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/world-environment-day-global-community-teamworkgroup-1996929659">chayanuphol/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Nos enfrentamos a múltiples desafíos globales que requieren de soluciones innovadoras y sostenibles. Necesitamos encontrar un equilibrio entre el crecimiento económico, el bienestar social y la protección medioambiental. Ante este escenario, el liderazgo efectivo se erige como una competencia básica para el éxito personal y profesional, así como para el bienestar mundial. </p>
<p>No obstante, el liderazgo no es una habilidad congénita, sino que se puede adquirir y perfeccionar a través de una apropiada formación. Por ello, tener en cuenta y otorgar protagonismo al liderazgo juvenil y al desarrollo sostenible puede contribuir a transformar el mundo.</p>
<h2>Estrategias educativas para lograr el liderazgo juvenil y el desarrollo sostenible</h2>
<p>Las estrategias educativas para fomentar el liderazgo juvenil y el desarrollo sostenible deben enfocarse en aunar formación interdisciplinar (que busca la integración y la sinergia entre áreas de conocimiento), multidisciplinar (que se centra en el estudio independiente de varias disciplinas) y transversal. Se trata de planteamientos que unen conocimientos y métodos de múltiples ámbitos de conocimiento orientados a resolver un problema o una cuestión en concreto.</p>
<p>Podemos conseguir impulsar el liderazgo juvenil y el desarrollo sostenible mediante el aprendizaje por proyectos. Por ejemplo, mediante la realización de un proyecto sostenible los estudiantes deben trabajar las ciencias ambientales, la economía, la gestión de procesos, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, etc. </p>
<p>El objetivo debe ser impulsar en los jóvenes el desarrollo de habilidades de análisis y la creatividad que potencien estrategias de resolución de problemas. Para que el proceso sea dinámico y participativo, el aprendizaje debe estar basado <a href="https://www.raco.cat/index.php/Ensenanza/article/download/10.5565-rev-ensciencias.2717/464577/">en proyectos globales</a>, por ejemplo, uno que verse sobre el cambio climático donde estén implicados varios países. </p>
<p>Podemos incorporar también la gamificación, pues transforma el proceso de aprendizaje en una aventura donde los estudiantes son protagonistas en explorar, aprender y “triunfar” en su propio sendero educativo. El aprendizaje basado en retos y recompensas y la implementación de un programa de mentoría por pares, es decir, estudiantes de diferentes niveles académicos, contribuye a una formación más participativa e innovadora. </p>
<p>Por último, el aprendizaje experiencial, a través de una pasantía o de colaboraciones en voluntariados, con actividades artísticas y creativas, permite al alumnado formarse desde la práctica e identificar y gestionar sus emociones y desplegar su creatividad.</p>
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<a href="https://theconversation.com/una-estrategia-participativa-para-luchar-contra-la-desigualdad-digital-216057">Una estrategia participativa para luchar contra la desigualdad digital</a>
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<h2>Formación en desarrollo sostenible</h2>
<p>Una adecuada planificación y puesta en marcha de una formación sólida en liderazgo juvenil y desarrollo sostenible se puede conseguir integrando diversas estrategias educativas:</p>
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<li><p>La adaptación de los currículos para integrar los contenidos y competencias relacionadas con el liderazgo juvenil y el desarrollo sostenible en las diferentes asignaturas y niveles educativos. Pensemos, por ejemplo, en <a href="https://themonopolitan.com/2017/06/proyectos-ecologicos">un proyecto innovador</a> como el de cultivo subacuático para plantas terrestres. Los estudiantes pueden desarrollar su liderazgo al asumir roles activos, creativos y colaborativos, al enfrentarse a desafíos reales y generar impacto social y ambiental. De esta manera pueden comprobar que son capaces de promover el cambio hacia un futuro más sostenible para todos. El metaverso, o incluso las nuevas gafas de realidad virtual, son tecnologías que pueden fomentar la participación de los jóvenes en este proyecto, al permitirles acceder a escenarios virtuales que recrean las biosferas subacuáticas y colaborar con otros usuarios en la creación y el mantenimiento de los cultivos. </p></li>
<li><p>Emplear metodologías activas y participativas que fomenten el aprendizaje significativo y estratégico, el pensamiento crítico y la reflexión sobre los problemas globales y locales. Por ejemplo, participar en un <a href="https://uniandes.edu.co/es/noticias/ingenieria/crean-bolsas-que-se-disuelven-en-el-agua-y-no-contaminan">proyecto innovador</a> sobre bolsas biodegradables hechas con almidón de yuca, una planta cultivada en diversas regiones. La implicación se puede extender desde la búsqueda, selección y análisis de información hasta su diseño, divulgación y promoción del mismo. Con este plan, pueden desarrollar competencias transversales e interdisciplinares relacionadas con la resiliencia, la ciencia, la tecnología, la ingeniería, el arte y las matemáticas (STEAM), así como con la comunicación, la creatividad, el trabajo en equipo y la conciencia ambiental.</p></li>
<li><p>El empleo de la realidad aumentada permite generar experiencias de aprendizaje sobre el desarrollo sostenible. Un ejemplo es el reciclaje de residuos orgánicos con dicha tecnología, que enseña a los jóvenes a crear compost y cómo cuidar el medio ambiente. También, su combinación con otras actividades como visitas a espacios naturales, para conocer la flora y la fauna locales. En estos casos, brindarles la oportunidad de plantear problemas y posibles soluciones, impulsa a que puedan crear valor a través de sus propias ideas y propuestas. </p></li>
<li><p>Para fusionar liderazgo juvenil y desarrollo sostenible es necesaria la colaboración entre los diferentes actores sociales, tanto a nivel nacional como internacional. Para ello, se pueden utilizar plataformas digitales que faciliten la comunicación, la coordinación y la cocreación entre los socios, utilizando herramientas innovadoras como <a href="https://arxiv.org/ftp/arxiv/papers/2305/2305.01088.pdf">la inteligencia artificial o el <em>blockchain</em></a>. Estas herramientas pueden crear experiencias de colaboración globales más diversas, interactivas y seguras, que promuevan la transparencia y la confianza entre los grupos de interés.</p></li>
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<a href="https://theconversation.com/cual-es-la-responsabilidad-etica-y-social-de-los-docentes-y-como-transmitirla-en-el-aula-196520">Cuál es la responsabilidad ética y social de los docentes y cómo transmitirla en el aula</a>
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<h2>Inspiración para los futuros líderes</h2>
<p>La formación de calidad con una visión inspiradora es la que conseguirá que surjan futuros líderes que extiendan el conocimiento tanto su día a día como en las culturas organizativas. </p>
<p>Este tipo de formación es aplicable en los grados medios y superiores de Formación Profesional, pero también se pueden incorporar a los currículos de Primaria y Secundaria. Por ejemplo, con la puesta en marcha de <a href="https://www.diputaciondepalencia.es/sitio/medio-ambiente/escuela-sostenibilidad">ecoauditorías escolares</a>, la creación de <a href="https://www.laprovincia.es/fuerteventura/2024/02/26/ayuntamiento-pajara-impulsa-huertos-escolares-98684754.html">huertos escolares</a> o la participación de estudiantes de primaria en la investigación sobre cómo la contaminación del aire, el agua y el suelo tiene un impacto en la salud de las personas y su implicación <a href="https://igniteseriousplay.com/el-programa-educativo-health-guardians-2030-de-la-fundacion-pfizer-consolida-nuevamente-su-exito/">en campañas de concienciación o iniciativas para reducir la contaminación</a>.</p>
<p>La formación temprana en liderazgo juvenil y desarrollo sostenible no solo prepara a los jóvenes para sus futuras carreras, sino que también los empodera como agentes de cambio en un mundo en constante transformación.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/577269/original/file-20240222-26-sxtnx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/577269/original/file-20240222-26-sxtnx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/577269/original/file-20240222-26-sxtnx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/577269/original/file-20240222-26-sxtnx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/577269/original/file-20240222-26-sxtnx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/577269/original/file-20240222-26-sxtnx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/577269/original/file-20240222-26-sxtnx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/222679/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jessica Bayón Pérez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Metodologías educativas para enseñar liderazgo y desarrollo sostenible.Jessica Bayón Pérez, Investigadora y Profesora de Derecho del Trabajo y Seguridad Social y Recursos Humanos., Universidad NebrijaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2201582024-03-11T22:07:19Z2024-03-11T22:07:19Z¿Por qué apenas hay gente joven en los conciertos de música clásica?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/576772/original/file-20240220-16-yf545z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C57%2C7325%2C4948&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/blurred-audience-theater-on-concert-viewers-1173651136">Vietnam Stock Images/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Por qué no identificamos la música clásica con público joven? A pesar de que no hay razones objetivas para ello, no es frecuente ver público menor de 30 años en los auditorios asistiendo a conciertos.</p>
<p>Cuando hablamos de música clásica, nos referimos a un abanico muy amplio de épocas, estilos y géneros, que abarca desde la Edad Media hasta nuestros días (música renacentista, barroca, clásica, romántica, impresionismo, etc.). Y, tal y como ocurre con la música actual (pop, rock, indie, jazz, rap, hip hop, etc.), es probable que no todas las corrientes, compositores u obras nos gusten por igual. </p>
<p>Aunque muchas veces no nos demos cuenta, la música clásica, en el sentido más amplio del término, está presente en nuestras vidas: la escuchamos de manera muy frecuente en películas, anuncios, videojuegos, pero también cuando entramos en determinados sitios de ocio, como restaurantes, o cuando nos subimos a un avión. </p>
<h2>¿Por qué no hay gente joven en los conciertos de música clásica?</h2>
<p><a href="https://www.cultura.gob.es/servicios-al-ciudadano/estadisticas/cultura/mc/ehpc.html">Según los últimos datos de los que disponemos</a>, un 26,8 % de jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años y un 27,5 % en el caso de la franja de edad de 20 a 24 tienen un grado alto de interés en asistir a conciertos de música clásica, lo cual es un aumento notable si observamos los datos de estudios anteriores. </p>
<p>Sin embargo, sólo un 3,6 % y un 2,7 % respectivamente había asistido a un concierto de este tipo en el último año. ¿Qué falla para que esos jóvenes que se muestran interesados no escuchen música clásica en directo? </p>
<p>Actualmente, existen descuentos muy significativos que tienen como objetivo acercar la música clásica a los jóvenes, como entradas de último minuto, descuentos por ser menor de una determinada edad, etc. Pero ¿llega esta información habitualmente al público al que va orientada o existe un <a href="https://impakter.com/classical-music-losing-audiences-why/">desconocimiento generalizado</a>? </p>
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<a href="https://theconversation.com/la-hora-de-clara-schumann-dos-siglos-despues-de-su-nacimiento-120059">La hora de Clara Schumann dos siglos después de su nacimiento</a>
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<h2>Comunicación anticuada</h2>
<p>Si nos fijamos en las redes sociales de las principales instituciones musicales, podemos entender que la imagen no resulte cercana para el público de una determinada edad. Carteles que apenas han evolucionado con el paso del tiempo, imágenes en las que se observa un código de vestimenta ciertamente clásico, utilización de un lenguaje poco cercano… Y no nos olvidemos de la gran distancia y falta de comunicación entre los músicos y el público. </p>
<p>Hay iniciativas que tienen un gran éxito entre el público joven, como los conciertos con música de grandes bandas sonoras o videojuegos (que no son estrictamente clásicos, pero sí están interpretados por una orquesta sinfónica). También suelen ser bien acogidos los conciertos que se realizan en contextos diferentes a los habituales, como los <a href="https://oae.co.uk/season/the-night-shift-2023-24/">Night Shifts</a> de la Orchestra of the Age of Enlightenment, que tienen lugar en <em>pubs</em> y otros escenarios poco convencionales, donde existe una mayor interacción entre intérpretes y público y en los que el comportamiento tradicional de una sala de conciertos deja paso a un ambiente mucho más distendido. </p>
<h2>Experiencias grupales</h2>
<p>En una edad en la que la socialización es esencial y se necesita ser parte de un grupo, es fundamental que exista la posibilidad de ir con amigos e interactuar con otras personas de la misma edad. En este sentido, los preestrenos jóvenes que suelen llevar a cabo distintos teatros de ópera tienen un gran éxito. Además, se crea una energía especial, porque se trata de un público abierto, con ganas de disfrutar, e incluso <a href="https://valenciaplaza.com/los-jovenes-reivindican-su-espacio-en-la-opera">los artistas sienten que el entusiasmo es mayor del habitual</a>.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/la-opera-es-para-todos-tambien-para-los-mas-pequenos-172538">La ópera es para todos, también para los más pequeños</a>
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<p>También es necesario tener en cuenta la elección del repertorio: al vivir una nueva experiencia, es importante que no todo resulte desconocido. Por eso, la elección de esa primera vez es tan importante: si escuchamos algo que podemos reconocer, nos van a sentir más seguros y prestaremos más atención. A cambio del esfuerzo, sin embargo, descubriremos la diferencia entre escuchar una grabación y el directo de una gran orquesta, y podremos percibir la fuerza que se genera.</p>
<h2>Experiencias didácticas</h2>
<p>Los encuentros con los músicos en los que se explica el proceso de estudio y preparación de cada obra, cómo se estructuran los ensayos, la diferencia estilística entre unas épocas y otras podrían suponer un extra que haga la experiencia de ir al concierto más atractiva. También la posibilidad de asistir a un ensayo en el que el director mostrara su trabajo previo. En él se podría dirigir un mismo fragmento de dos modos completamente distintos. </p>
<p>En esta época en la que vivimos la vida cada vez más a través de una pantalla, <a href="https://www.classical-music.com/news/audiences-want-more-modern-concert-experience-says-rpo-survey">una experiencia así cambiaría</a>, sin duda, la percepción de lo que es la música clásica. </p>
<h2>Decálogo para asistir a un concierto de música clásica</h2>
<p>Para aquellos con curiosidad y ganas que necesitan superar la pereza o la falta de costumbre de acudir a un concierto de música clásica, propongo seguir las siguientes recomendaciones.</p>
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<li><p>Buscar una opción con un programa que nos resulte atractivo por algún motivo (que reconozcamos el nombre de alguno de los compositores, el título de alguna de las obras, etc.). </p></li>
<li><p>Investigar acerca de los compositores y escuchar las obras antes de asistir al concierto, teniendo en cuenta el contexto para el que fueron escritas. </p></li>
<li><p>Olvidarnos de esa imagen “formal”: podemos vestir como más cómodo nos sintamos, puesto que el código de vestimenta es muy flexible. </p></li>
<li><p>Acudir con antelación. Una vez comenzado el concierto, no podremos acceder a la sala hasta que haya aplausos. </p></li>
<li><p>Si nos sobra tiempo, aprovechar para echar un vistazo al programa de mano que nos entregarán al llegar. Contiene información muy valiosa que nos ayudará a comprender mejor el concierto. </p></li>
<li><p>Apagar el teléfono móvil o cualquier otro dispositivo que pudiera sonar durante el concierto. Aprovechar este momento para desconectar de la vorágine digital. </p></li>
<li><p>Disfrutar de las sensaciones que cada momento musical nos produzca. Y, si alguna de las obras no logra captar nuestra atención, ¡no hay que preocuparse! A todos nos puede pasar en algún momento. Podemos aprovechar para centrarnos en otras cosas: observar los instrumentos e intentar descubrir las diferencias entre unos y otros, fijarnos en el director y su interacción con los músicos, observar el tipo de público que hay en la sala… </p></li>
<li><p>No aplaudir antes de tiempo: en la música, el silencio es tan importante o más que el sonido. Hay que estar seguro de que la obra ha terminado antes de mostrar nuestro entusiasmo por la interpretación. Si tenemos dudas, podemos esperar a ver la reacción del resto del público. </p></li>
<li><p>Independientemente de nuestros conocimientos musicales, podemos opinar acerca de si hemos disfrutado o no del concierto. Puede que una interpretación nos guste más que otra por distintos motivos. Lo que la música nos hace sentir es completamente subjetivo y no debemos cambiar nuestra opinión por lo que otra persona nos pueda decir. </p></li>
<li><p>Si hemos ido acompañado, aprovechar para hablar con esa persona tras el concierto e intercambiar opiniones igual que haríamos al salir del cine o de una exposición.</p></li>
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<p>A veces nos da miedo acercarnos a lo que no conocemos por las ideas preconcebidas que tenemos. Si fuéramos conscientes de que ir a conciertos en directo está al alcance de nuestra mano, ampliaríamos nuestro bagaje cultural y enriqueceríamos nuestro mundo estético. </p>
<p>La música clásica ofrece una profundidad y una perspectiva históricas que pueden resonar poderosamente con los temas contemporáneos y nuestras experiencias personales. Abordarla con una mente abierta y curiosa no solo amplía nuestros horizontes musicales, sino que también nos conecta con una tradición artística que ha moldeado profundamente nuestra cultura a lo largo de los siglos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220158/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paloma Alvar Nuño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La música clásica no tiene límite de edad y, sin embargo, no consigue público juvenil. ¿Qué falla? ¿Qué tenemos que tener en cuenta antes de acudir a un concierto para sacar el máximo provecho?Paloma Alvar Nuño, Profesora asociada - Musicología, IE UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2223082024-02-15T18:08:37Z2024-02-15T18:08:37Z‘En plan’: ¿muletilla juvenil o algo más?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/573855/original/file-20240206-19-7bllqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C34%2C5742%2C3794&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/two-happy-friends-talking-sitting-on-1998014333">Pheelings media / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p><em>En plan</em> se ha convertido en marca de identidad del lenguaje juvenil en España en los últimos años. Frases como “Vamos a salir a cenar en plan tranqui” o “Está en plan cariñoso” se oyen constantemente en boca de los hablantes jóvenes y adolescentes. Sin embargo, parece que la Real Academia Española (RAE) no ve con buenos ojos el empleo excesivo de esta expresión. </p>
<p>Aunque admite que no es incorrecta y se puede emplear en el <a href="https://dle.rae.es/plan">registro coloquial</a>, deja claro que se trata de una <a href="https://twitter.com/RAEinforma/status/1002533330204622848?lang=es">“muletilla de la jerga juvenil”</a> de la que “conviene no abusar”. </p>
<p>Pero ¿de dónde viene la expresión <em>en plan</em>? ¿Puede considerarse tan solo una muletilla? ¿Existen expresiones parecidas en otras lenguas?</p>
<h2>La evolución de la expresión ‘en plan’</h2>
<p>El origen de <em>en plan</em> se debe a un uso metafórico de la palabra <em>plan</em>, que pasa de indicar “base” o “proyecto de un edificio” a emplearse con el significado de “proyecto” o “idea de futuro”. Tras este cambio semántico general, la forma <em>plan</em> empieza a ser parte de la estructura <a href="https://dc.uwm.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1839&context=etd"><em>en plan (de)</em></a>.</p>
<p>La nueva construcción se documenta por primera vez en el <a href="https://www.rae.es/banco-de-datos/corde">CORDE</a> a partir de 1875 sin preposición, y más tarde, en 1923, con la preposición <em>de</em>. </p>
<p><em>En plan (de)</em> aparece como locución adverbial con los significados de “en actitud de” (“Clint Eastwood cabalga de nuevo (…) en plan romántico mediante una historia de amor de las que perduran en el tiempo”, <a href="https://corpus.rae.es/creanet.html">CREA</a>, Prensa, 1995) y “a propósito de” o “con el objetivo de” (“Otros iban a clases de algún tipo de Derecho, quien estuviera interesado, y lo hacían en plan de ampliar cultura”, <a href="https://corpus.rae.es/creanet.html">CREA</a>, Entrevista). Estos usos se pueden encontrar fácilmente en los textos orales, como la televisión o la radio, pero también en los textos escritos de géneros diferentes, especialmente, literatura y prensa.</p>
<h2>‘En plan’, igual que ‘o sea’</h2>
<p>A partir de mediados del siglo XX, la construcción empieza a utilizarse sobre todo sin la preposición <em>de</em> y, además, adopta nuevos significados. <em>En plan</em> aparece en ejemplos con el <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6124302">sentido de “manera” o “modo”, equivalente al de la forma <em>como</em></a>: “Dar la vuelta al Bernabeu en plan campeones es lo que muchos desean”(<a href="https://corpus.rae.es/creanet.html">CREA</a>, Televisión, 1991). </p>
<p>En la década de los ochenta <em>en plan</em> se aleja de su empleo habitual como locución adverbial y modifica su uso, adoptando otros valores comunicativos. Además, se observa que las nuevas funciones de <em>en plan</em> van acompañadas, <a href="https://www.researchgate.net/publication/339933272_Los_marcadores_de_aproximacion_en_el_lenguaje_juvenil_esp_en_plan_vs_it_tipo">a partir de los noventa</a>, de una frecuencia cada vez mayor en el español contemporáneo, especialmente en el habla de los jóvenes.</p>
<p>La expresión, actualmente, <a href="https://itinerarios.uw.edu.pl/api/files/view/1791031.pdf">ha llegado incluso a desplazar la forma <em>o sea</em></a>, marca de identidad del <em>pijismo</em> hablado, junto con aquello de “te lo juro por Snoopy”. </p>
<h2>‘En plan’, una expresión muy versátil</h2>
<p>Hoy en día, <em>en plan</em> está presente en las diferentes zonas geográficas de España. Se trata de una expresión con muchos significados y capaz de adoptar con rapidez <a href="https://revistas.um.es/ril/article/view/537931/335241">otros nuevos</a> entre los hablantes más jóvenes, hombres y mujeres. </p>
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<li><p><em>En plan</em> sirve para explicar, aclarar algo: “Siempre ha sido una rutina; en plan, bajas al piso, sales, entras”, y se puede sustituir por <em>o sea</em> o <em>es decir</em>. </p></li>
<li><p>Sirve también para poner ejemplos de algo y en este caso equivale a <em>por ejemplo</em>: “¿Qué más me mola? El cine, ver series, pero no en plan Netflix”. </p></li>
<li><p>Se emplea para citar las palabras de otro o las propias, similar a las comillas en la escritura: “Estás allí en plan hola, ¿qué tal?”. </p></li>
<li><p>Otro valor de <em>en plan</em> es el de paliar o reducir el efecto de lo que se dice: “lo que pasa que ahora mismo estoy en plan perezoso”. </p></li>
<li><p>Hay quien incluso recurre a esta expresión para <a href="https://doi.org/10.6018/ER.579401">dejar la conversación en suspensión cuando ya no se quiere seguir hablando de un tema</a>, y que podría acercarse al uso que le damos a “en fin”.</p></li>
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<h2>‘En plan’ en otras lenguas</h2>
<p>Pero no solo el español cuenta con este tipo de expresiones juveniles. En inglés, tenemos, por ejemplo, <em>like</em>, utilizado desde hace décadas en la lengua oral. En francés, los jóvenes emplean sin parar <em>genre</em>, y en rumano, hay una partícula característica de una generación entera de jóvenes, que es <em>gen</em>.</p>
<p>Estas formas se emplean prácticamente con las mismas funciones que nuestro <em>en plan</em> español, como se ha observado detalladamente para <a href="https://ojs.ual.es/ojs/index.php/ORALIA/article/view/6455"><em>like</em></a>. Es posible realizar así una correspondencia exacta entre <em>en plan</em>, <em>like</em>, <em>genre</em> y <em>gen</em> y hablar de formas equivalentes. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/573806/original/file-20240206-24-o5hhp3.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=846%2C1053%2C4062%2C3044&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/573806/original/file-20240206-24-o5hhp3.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=846%2C1053%2C4062%2C3044&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/573806/original/file-20240206-24-o5hhp3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=463&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/573806/original/file-20240206-24-o5hhp3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=463&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/573806/original/file-20240206-24-o5hhp3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=463&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/573806/original/file-20240206-24-o5hhp3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=582&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/573806/original/file-20240206-24-o5hhp3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=582&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/573806/original/file-20240206-24-o5hhp3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=582&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Imagen de elaboración propia.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Doina Repede</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La frase “Me ha enviado un mensaje en plan llego tarde” se puede traducir al inglés sin mayor dificultad: “<em>She sent me a message, like I’m late</em>”. Si queremos traducirla al francés, tampoco tendríamos problemas, porque <em>genre</em> también sirve para citar las palabras de otro: “<em>Elle m’a envoyé un message, genre: je suis en retard</em>!”. Otra frase como “Ha dicho sí, en plan está de acuerdo” donde <em>en plan</em> sirve para aclarar lo que se ha dicho, se traduce al rumano, utilizando la forma <em>gen</em>: “<em>A spus da, gen, e de acord</em>”.</p>
<p>Podemos decir entonces que <em>en plan</em> no es una simple muletilla, sino que se trata de una expresión con diferentes valores bien asentados en español y hasta traducibles a otras lenguas. </p>
<p>No sabemos qué va a pasar con nuestro <em>en plan</em>, si se integrará en el lenguaje estándar, como ha ocurrido con <em>like</em> en inglés, o va a tener el mismo destino que <em>o sea</em>, al que <em>en plan</em> acabó destronando. En plan, a rey muerto, rey puesto.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222308/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Doina Repede recibe fondos del Proyecto «VARES-AGENDA 2050 Sevilla. El español de Sevilla y Las Palmas de Gran Canaria: Procesos de variación y cambio espaciales y sociales», financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (Gobierno de España) (Ref. PID2019-104982GB-C54). </span></em></p>Del “plan tranqui” hemos pasado a “en plan tranqui” y a usar “en plan” para sustituir a “como” en algunos usos. La muletilla juvenil gana presencia, y es equiparable a otras en inglés, francés y rumano.Doina Repede, Profesora Ayudante Doctora, área de Lengua española, Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2218252024-02-12T22:04:23Z2024-02-12T22:04:23ZDesmontando la eficacia del fenómeno viral ‘delulu’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/572790/original/file-20240201-21-w4dcdv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=139%2C78%2C5683%2C3177&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">¡</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/self-confident-single-woman-pointing-finger-2067448814">Hitdelight/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>No sabemos demasiado de la filosofía “delulu”. Solo que “delulu”, su nombre, es una broma a partir del inglés <em>delusional</em> (delirante). Sabemos que como propuesta vital entiende que se puede conseguir cualquier cosa con solo proponérselo uno, que basta con reafirmar una y otra vez la vida que se quiere para que se convierta en realidad. </p>
<p><a href="https://www.youtube.com/watch?v=NLtMlo_4dOM">“Delulu es la solulu”</a>, dicen. Que, traducido, significa que engañarse es la solución. Sabemos también que, con más de 5 000 millones de visualizaciones en TikTok, se ha ganado su condición de fenómeno social, y que ha aparecido en medios de comunicación tan relevantes como <em><a href="https://www.nytimes.com/2023/11/23/style/delulu-tiktok-gen-z-millenials.html">The New York Times</a></em>, <em><a href="https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2023/nov/29/delulu-solulu-k-pop-insult-ultimate-compliment#:%7E:text=Please%20tell%20me%20what's%20going,even%20marry%20their%20favourite%20stars.">The Guardian</a></em> o <em><a href="https://fortune.com/2023/07/18/genz-work-career-trend-delulu-delusional/">Fortune</a></em>.</p>
<p>Muchos de los que desde fuera han intentado explicarse el fenómeno lo han tomado como una <a href="https://www.nytimes.com/2023/11/23/style/delulu-tiktok-gen-z-millenials.html">filosofía del autoengaño</a>, un <a href="https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2023/nov/29/delulu-solulu-k-pop-insult-ultimate-compliment#:%7E:text=Please%20tell%20me%20what's%20going,even%20marry%20their%20favourite%20stars.">positivismo tóxico</a> o una <a href="https://www.xataka.com/magnet/delulu-como-corriente-filosofica-impulsada-tiktok-ha-logrado-explicar-a-generacion-z">reformulación de viejas consignas de autoayuda</a>. </p>
<p>Con solo <a href="https://www.tiktok.com/discover/DELULU?lang=en">unos pocos vídeos de un minuto en TikTok</a> no es fácil reconstruir nada, y mucho menos una filosofía; tampoco argumentar su desprecio quienes desde el principio han querido arremeter contra sus propagadores. Pero al margen de cualquier juicio de valor, la cuestión es: ¿podemos sacar algo en limpio de todo esto?</p>
<h2>No llamemos filosofía a lo que no lo es</h2>
<p>La filosofía “delulu” no es una filosofía. Aunque no es culpa suya haberse apropiado del término: viene ya de muy atrás confundir lo que es una forma de vida o una actitud con una filosofía. La filosofía requiere una fundamentación crítica, un armazón teórico, consistente y coherente, que la sostenga. <a href="https://dadun.unav.edu/handle/10171/462">Una cosa es una moral y otra cosa es una ética</a>. Una moral es un conjunto de costumbres o normas de conducta. Una ética, en cambio, como filosofía de la moral, aborda el fundamento de esos valores. </p>
<p>No es cuestión de degradar o promocionar nada tomándolo como filosofía o no, pero entender lo “delulu” como una filosofía (o una ética) implica, de partida, unas expectativas excesivamente altas sobre su propuesta teórica, con las que difícilmente puede cumplir. Y que lleva a su ridiculización, cuando lo ridículo es también acercarse a esto con unas exigencias desproporcionadas (aunque no quede lejos de otras propuestas que se han considerado más respetables: es solo que al haberlo difundido gente joven en las redes sociales genera de partida más suspicacias).</p>
<h2>Una llamada de socorro ante un entorno hostil</h2>
<p>Más importante que determinar el valor o la consistencia de su propuesta es entender a qué están reaccionando quienes proponen esta actitud vital. </p>
<p>Una posibilidad es entenderlo, detrás de esas formas deliberadamente inmaduras, como una petición soterrada de ayuda ante <a href="https://www.mites.gob.es/ficheros/ministerio/sec_trabajo/analisis_mercado_trabajo/jovenes/2023/Informe-Jovenes-Num36-Marzo-2023.pdf">una realidad social</a> que les resulta tremendamente abrumadora, incluso hostil. Es decir, ver en estos jóvenes que defienden lo “delulu” no a los responsables de unas pautas de vida más o menos disparatadas, sino a las víctimas de un entorno hecho fundamentalmente de dificultades y frustraciones. </p>
<p>Podrían haber optado por actitudes peores, como la ira o la rabia, o la apatía. Pero han elegido una forma de evasión que no deja de ser el reconocimiento tácito de que se les han agotado los demás recursos, de que perciben que no les queda otra que olvidarse de la realidad.</p>
<h2>¿Dónde queda Sócrates?</h2>
<p>Que “delulu” no sea una filosofía no implica que la filosofía no pueda ayudarnos a entender un poco mejor el fenómeno. </p>
<p>El origen de la tradición occidental de la filosofía es el “conócete a ti mismo” que adopta <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%B3crates">Sócrates</a> como amarre para su propuesta ética, y que en estos casi 2 500 años no ha perdido vigencia. Lo que proponen los seguidores de “delulu” es, al contrario, algo así como “obvia quien eres”, al renunciar al conocimiento de cualquier limitación. </p>
<p>Desde hace años ha habido una importante revalorización de las filosofías helenísticas, sobre todo del estoicismo, como filosofías idóneas para tiempos de crisis. El concepto central sobre el que pivotan muchas de estas es la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ataraxia"><em>ataraxia</em></a>, es decir, la imperturbabilidad ante una realidad que el individuo no puede controlar y, como consecuencia, ignora. El cristianismo tiene en la resignación también uno de sus pivotes centrales. </p>
<p>La praxis “delulu” (y su carcasa retórica) es otra, muy distinta, pero en el plano moral no queda lejos de esa resignación o impasibilidad. Al menos por esa conciencia común de que es imposible ganarle la partida a esa realidad tan adversa.</p>
<h2>Yo y mi circunstancia</h2>
<p>En 1914, <a href="https://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/10863/secchi_g.pdf">Ortega y Gasset</a> lo sintetizó como nadie. “Yo soy yo y mi circunstancia”, escribió, con una fórmula audaz que no acababa ahí, sino que culminaba con la consecuencia de esta asociación inevitable: <a href="https://revistas.um.es/daimon/article/view/184761/178121">“…y si no la salvo a ella no me salvo yo”</a>. </p>
<p>Esos comienzos de siglo fueron buenos años para un Ortega que se mostraba optimista sobre las posibilidades de entenderse con el entorno para llevar a cabo un proyecto de vida ambicioso, sin dificultades insalvables. No fue capaz de ver los obstáculos más que como <em>sparrings</em>.</p>
<p>Pero otros sí vieron la realidad de esa sentencia desde el otro lado. Por ejemplo, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Delibes">Miguel Delibes</a>, pesimista tenaz, que con <em>Aún es de día</em> planteó una vida, la del maltrecho y voluntarista Sebastián, que constantemente se ve <a href="https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/938/937">boicoteada por unas circunstancias adversas</a> mucho más fuertes que su capacidad para prosperar, con independencia de sus ganas.</p>
<p>Los videos “delulu” de TikTok son arengas, no tratados filosóficos. Además, sin ningún apoyo en la experiencia, sin resultados que lo avalen, pensar que con solo desear algo es suficiente para conseguirlo no es más que superstición. </p>
<p>Pero sí podemos sacar ya en limpio, a falta de los primeros estudios: que su propuesta de resetear la percepción de lo que es real o imaginado no es un ejercicio de confianza en sí mismos, como se ha dicho. Responde, más bien, a su desconfianza radical hacia unas circunstancias que están poniendo muy poco de su parte.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221825/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Enrique Ferrari no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Su traducción al inglés es “delirante” y plantea que cualquier persona puede lograr lo que desea con solo tener fe en uno mismo. La red social TikTok está llena de vídeos sobre esta teoría, que no tiene ningún fundamento filosófico.Enrique Ferrari, Vicedecano de investigación de la Facultad Ciencias Sociales y Humanidades, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2211682024-01-16T18:59:14Z2024-01-16T18:59:14Z¿Por qué es tan urgente que el Gobierno español regule el acceso de los menores a la pornografía?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/569624/original/file-20240116-23-6p7hof.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C23%2C5232%2C3454&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/teenage-students-using-digital-devices-on-774179677">Monkey Business Images / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El inicio del consumo de pornografía, <a href="https://www.inmujeres.gob.es/publicacioneselectronicas/documentacion/Revistas/ANALITICAS/DEA0326.pdf">según los estudios más recientes</a>, se produce a edades cada vez más tempranas, concretamente a los ocho años. Uno de los términos más buscados en los portales de pornografía es “<em>how to</em>”, es decir, “cómo hacer”, lo que puede indicar también que muchos niños, niñas y adolescentes utilizan la pornografía para aprender sobre sexualidad. </p>
<p>Lo que estos menores encuentran en las páginas de pornografía son <a href="https://violenciagenero.igualdad.gob.es/violenciaEnCifras/estudios/Tesis/estudios/Tesis_10_Reproduccion_violencia_pornografia.htm">todo tipo de actos de violencia sexual</a> representados como “sexo”, donde se normaliza, legitima y banaliza la violencia contra las mujeres. </p>
<p>Son <a href="https://dspace.uib.es/xmlui/bitstream/handle/11201/159975/563117.pdf?sequence=1&isAllowed=y">numerosos los estudios</a> sobre el consumo de pornografía y <a href="https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/documentos_ficha.aspx?id=7544">su impacto a nivel psicológico y social</a>. Estas <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/jcom.12201">investigaciones</a> han revelado claras asociaciones entre consumo de pornografía y desigualdad de género, sexismo y violencia sexual contra las mujeres, lo que pone claramente de manifiesto la necesidad de regular el acceso de los menores a este tipo de contenido. </p>
<p>El consumo frecuente y continuado de pornografía puede tener consecuencias especialmente graves para los más jóvenes, ya que cuanto más temprana es la edad de exposición a esta, mayor es su impacto en el comportamiento y los hábitos sexuales al llegar a la edad adulta. <a href="https://www.academia.edu/38815358/Nueva_pornograf%C3%ADa_y_cambios_en_las_relaciones_interpersonales_de_adolescentes_y_j%C3%B3venes">Los expertos señalan</a> que uno de los peores efectos del consumo de pornografía en adolescentes y jóvenes es la distorsión perceptiva, la formación o deformación de actitudes ya que, debido a la etapa evolutiva en la que se encuentran, no tienen la madurez emocional para comprender lo que ven.</p>
<h2>Relación entre porno y violencia</h2>
<p><a href="https://www.researchgate.net/publication/47662480_X-Rated_Material_and_Perpetration_of_Sexually_Aggressive_Behavior_Among_Children_and_Adolescents_Is_There_a_Link">Un estudio</a> examinó los vínculos entre la exposición intencional a material pornográfico y la conducta sexualmente agresiva entre adolescentes de 10 a 15 años en Estados Unidos. Se descubrió que a la exposición intencional a material pornográfico violento a lo largo del tiempo le predecía un aumento de casi seis veces en las probabilidades de comportamiento sexualmente agresivo.</p>
<p><a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/jcom.12201">Un metaanálisis realizado por el investigador Paul J. Wright en 2015</a> encontró asociaciones entre visionado de pornografía y comportamiento violento. Según él, los hombres que consumen pornografía son más propensos a practicar o desear prácticas dominantes y degradantes. También descubrió que las mujeres que consumen pornografía son más propensas a llevar a cabo o desear prácticas sumisas.</p>
<p>Teniendo en cuenta estos hallazgos y el significativo incremento de casos de violencia sexual entre adolescentes, la regulación del acceso de los y las menores a la pornografía se justifica en la necesidad de proteger su desarrollo emocional, psicológico y sexual. En el caso de Reino Unido, la última <a href="https://diariolaley.laleynext.es/dll/2023/12/20/el-reino-unido-aprueba-su-ley-de-seguridad-en-internet">Ley de Seguridad en Línea</a>, aprobada en noviembre de 2023 y cuya implementación está prevista para 2025, contempla métodos de inteligencia artificial (IA) como la identificación facial para poder acceder a páginas de pornografía. </p>
<p>Esta misma semana, el Gobierno español, junto a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), <a href="https://www.businessinsider.es/gobierno-anuncia-ley-limitar-acceso-menores-porno-1356644">ha anunciado medidas</a> –entre otras, la creación de una aplicación que acredite la edad real de los usuarios– para la regulación del acceso a páginas de pornografía por parte de menores de edad, puesto que dichas webs no exigen en la actualidad verificación de edad más allá de la mera aceptación o autodeclaración de ser mayor de 18 años por parte del usuario.</p>
<p>Si bien la medida es absolutamente necesaria, estos controles deberían extenderse a todo tipo de redes sociales y plataformas digitales, puesto que la pornografía ha transgredido los límites de las plataformas exclusivas para tal fin, colonizando las redes sociales más utilizadas por la juventud. En la actualidad, es común encontrarse con contenido sexual explícito en redes sociales –sobre todo en Twitter– y plataformas de mensajería instantánea como WhatsApp.</p>
<h2>La facilidad para registrarse en redes sociales</h2>
<p>Las personas menores de 16 años en la Unión Europea (UE) necesitan el consentimiento de los padres, madres o tutores legales para utilizar redes sociales, pero no existen hoy por hoy filtros efectivos para que los y las menores de dicha edad no accedan a estas plataformas. Hoy en día, cualquier persona puede registrarse en WhatsApp, Twitter, TikTok o Facebook a través de un número de teléfono móvil, puesto que el único filtro que establece la plataforma para certificar la edad es una pregunta al inicio del registro. </p>
<p>En redes sociales como Instagram, donde la desnudez es estrictamente perseguida –las cuentas que infringen las normas pueden ser suspendidas en cuestión de horas–, se sigue permitiendo que <em>bots</em> inunden de comentarios con enlaces a páginas porno los perfiles de los <em>influencers</em> más seguidos por los jóvenes. </p>
<p>Asimismo, en plataformas como TikTok e Instagram son cada vez más comunes las campañas de captación de jóvenes –sobre todo, chicas– para que accedan a la industria de la pornografía o plataformas como OnlyFans. </p>
<p>Así pues, además de la regulación, es manifiesta la urgencia de implantar un modelo de educación sexual integral adaptado desde edades tempranas, cuyo objetivo debe ser proporcionar no solo conocimientos, sino también herramientas que permitan a los jóvenes detectar la violencia más normalizada en sus relaciones afectivo-sexuales. </p>
<p>Esta visión debe ir más allá de la transmisión de información básica sobre anatomía y métodos anticonceptivos y debe fomentar una comprensión profunda de las dinámicas de poder, el consentimiento y la importancia de las relaciones saludables basadas en el respeto mutuo. De lo contrario, sin una adecuada formación afectivo-sexual, será difícil que las personas jóvenes puedan ser conscientes de los efectos que el consumo de pornografía tiene en el desarrollo de su deseo y, por consiguiente, de sus prácticas sexuales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221168/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El aumento del consumo de pornografía desde edades tempranas plantea preocupaciones sobre el impacto en el desarrollo sexual y psicológico de los jóvenes. Estudios sugieren vínculos entre el consumo de pornografía y la desigualdad de género, el sexismo y la violencia sexual. La regulación del acceso de menores a contenidos pornográficos es esencial.Itsaso Biota Piñeiro, Profesora e Investigadora en la Facultad de Educación y Deporte (UPV/EHU), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaMaría Dosil-Santamaría, Profesora en el Departamento de Ciencias de la Educación en el área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2169602023-12-13T21:37:54Z2023-12-13T21:37:54ZDiez señales para detectar relaciones tóxicas en adolescentes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/565155/original/file-20231212-29-is1yve.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=162%2C56%2C5256%2C3312&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/girlfriend-asking-explanation-her-boyfriend-sitting-623361320">Antonio Guillem/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>“Acabo de salir de una relación tóxica”, explica Carla a una amiga antes de empezar su clase en la ESO. Se trata de una expresión que empleamos habitualmente en los entornos sociales, ¿pero sabemos detectarla a tiempo?</p>
<p>Una relación tóxica genera <a href="https://www.aepsis.com/las-relaciones-toxicas-y-su-efecto-sobre-la-salud-de-quien-las-vive/">un malestar crónico</a> y destroza la vida cotidiana de una pareja. Impide que la persona pueda crecer y expresar libremente su afectividad. En la adolescencia es especialmente preocupante, porque en esta etapa resulta esencial relacionarse con libertad y vivir nuevas experiencias. La adolescencia es un laboratorio para ensayar relaciones afectivas.</p>
<p>En los casos más graves, una relación tóxica termina produciendo aislamiento y se convierte en una antesala para los malos tratos. A mayor dependencia, mayor probabilidad de violencia en el futuro de la pareja. La relación se convierte en una especie de cárcel voluntaria decorada con bonitas imágenes románticas: muchos corazones y lacitos rosas, pero sin libertad para vivir la propia vida.</p>
<h2>Señales que van creciendo</h2>
<p>Existen algunos indicios que pueden ir agravándose conforme avanza la relación <a href="https://repositorio.ual.es/handle/10835/9915">en una escalada de toxicidad</a>:</p>
<p><strong>1. Sentimientos de malestar.</strong> Cada encuentro se convierte en una discusión. Una parte encuentra muy difícil hacer aquello que desea o tomar cualquier decisión, porque la otra es excesivamente dominante. A pesar de que la relación no funciona, estos problemas se normalizan.</p>
<p><strong>2. Dependencia emocional.</strong> La <a href="https://theconversation.com/basa-su-felicidad-en-la-de-su-pareja-entonces-usted-es-emocionalmente-dependiente-142701">persona dependiente</a> no concibe su vida sin esa pareja o sin esa amistad. Se aferra a la relación, sin imaginar una existencia independiente. Tiene necesidad de este contacto, aunque sea fuente de sufrimiento. </p>
<p><strong>3. Conflictos continuos.</strong> Las discusiones se multiplican y la relación acaba dominada por la ira. Cada vez hay mayor dificultad para realizar los deseos propios o para llevar a cabo cualquier actividad. En esta situación, una persona cede la iniciativa en favor de otra, que lleva la batuta. Con el tiempo, se renuncia a muchos hábitos y también se pierden relaciones con otras amistades y familiares.</p>
<p><strong>4. Falta de comunicación.</strong> No existe respeto a las opiniones, ni interés en escuchar. Se ridiculiza y se llega a humillar en público al otro. Por esto, pueden aparecer sentimientos de miedo, inhibiéndose la expresión de ideas personales.</p>
<p><strong>5. Mitos de amor romántico y creencias sexistas.</strong> Es la parte cognitiva en el caso de las parejas. El amor romántico supone que una persona necesita a otra para ser completa: es el mito de “tu media naranja” o “tu príncipe azul”. No obstante, las creencias sexistas son ideas heredadas, difíciles de detectar, presentes en el entorno. </p>
<p><strong>6. Celos y culpabilidad.</strong> No hay que confundir los celos con el amor. Los celos no son muestras de afecto ni significan preocupación, solo buscan un control exclusivo. La persona celosa tiene miedo a perder al otro, al que llega a considerar suyo: es su “propiedad”. En realidad, el amor debe basarse en la confianza mutua, en la libertad para relacionarse de forma sana con otras personas, fuera de la pareja, sin miedo y sin culpa. Transmitir culpabilidad es una forma de chantaje emocional.</p>
<p><strong>7. Control (sobre todo tecnológico).</strong> En una <a href="https://theconversation.com/como-perciben-los-jovenes-las-agresiones-de-pareja-en-internet-175090">relación tóxica</a>, una parte quiere conocerlo todo sobre la otra: a quién ve, con quién habla. Le revisa el móvil y conoce sus contraseñas. Vigila todo lo que hace en redes, cada minuto, hasta el más mínimo gesto. Un “me gusta” puede ser un motivo de conflicto. Por el contrario, en una relación equilibrada cada persona tiene un espacio propio.</p>
<p><strong>8. <em>Luz de gas</em>.</strong> Consiste en negar siempre lo que la otra persona dice. Se ignoran todas las percepciones, se ponen en duda cosas que ha visto o recuerda, con el pretexto de que son absurdas. Al ser cuestionada de forma tan absoluta, la víctima puede llegar a dudar de su salud mental.</p>
<p><strong>9. Violencia psicológica.</strong> Es la parte más invisible y sutil. <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1133074015000355">La manipulación emocional</a> resulta muy difícil de detectar desde fuera, por parte del entorno. Sin embargo, implica que la relación ha entrado de lleno en el ámbito de los malos tratos. Consiste en el aumento, en su intensidad y frecuencia, de todo lo anterior: controlar de forma obsesiva, humillar o desvalorizar permanentemente al otro, consiguiendo que baje su autoestima. Incluso se amenaza con divulgar imágenes íntimas en Internet.</p>
<p><strong>10. Violencia física o sexual.</strong> <a href="https://theconversation.com/aviso-a-parejas-adolescentes-no-confundir-amor-con-dependencia-142773">En las primeras fases</a> se pueden arrojar objetos, dar portazos, gritar, empujar, pellizcar… Después, se llega a otras agresiones graves, produciendo lesiones que requieren atención médica. <a href="https://theconversation.com/cercano-a-la-victima-y-sin-antecedentes-ni-patologias-asi-es-el-perfil-de-los-agresores-sexuales-173696">La violencia sexual</a> reviste diversas formas. La línea roja se cruza cuando no se respetan los derechos personales. Entonces se fuerza o se obliga a realizar actos no deseados, ignorando el consentimiento voluntario.</p>
<h2>El botón rojo: detectar, parar y afrontar</h2>
<p>Apretar el “botón rojo” de alerta sirve para que otras personas puedan intervenir y ayudar a tomar conciencia del problema. Es importante detectar una relación tóxica lo antes posible para, a continuación, adoptar una actitud de afrontamiento. Una vez identificadas las conductas disfuncionales, es necesario combatirlas con ayuda profesional. </p>
<p>La persona con dependencia emocional debe cambiar sus creencias erróneas por ideas más racionales y desarrollar estrategias de comunicación asertiva. El objetivo es que la persona se sienta respetada en sus derechos, hable con su propia voz y pueda vivir, en todo momento, la vida que desea. En resumen, debe adquirir habilidades de autocuidado.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216960/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José T. Boyano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cualquiera de estas señales van a ayudar a los jóvenes a aprender a detectar si están viviendo una relación tóxica. También permitirán a los adultos identificar si los jóvenes que tienen alrededor las están sufriendo.José T. Boyano, Profesor Asociado de Psicología. Orientador Educativo, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2177392023-12-06T20:48:57Z2023-12-06T20:48:57ZSeis preguntas sobre la pornografía actual<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/562783/original/file-20231130-17-kzkvbp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=138%2C92%2C3287%2C2301&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-browsing-porn-site-late-night-1894359568">M-Production/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La actual pornografía se consume por internet y tiene <a href="https://www.researchgate.net/publication/333718622_Nueva_pornografia_y_cambios_en_las_relaciones_interpersonales">algunas otras características</a> que la hacen diferente a la pornografía tradicional. </p>
<p>Por un lado, está el aumento de la calidad de imágenes. </p>
<p>Al mismo tiempo, destaca su carácter asequible, puesto que suele ser gratuita, pero se monetiza con publicidad o con contenidos <em>premium</em> e invitación a contactos pagados. </p>
<p>Su disponibilidad es inagotable, con una constante expansión de cientos de miles de filmaciones. </p>
<p>No pone límites a las prácticas sexuales expuestas, desde las convencionales a otras de gran riesgo o ilegales. </p>
<p>Además, puede ser anónima o interactiva, es decir, permite desde la visualización hasta las relaciones cara a cara a distancia, en <a href="https://theconversation.com/la-industria-digital-los-nuevos-proxenetas-del-cibersexo-212408">un nuevo contexto de acceso a la prostitución</a>.</p>
<p>No existe consenso científico, hoy por hoy, sobre el impacto de la nueva pornografía en los menores y jóvenes nativos digitales. Sí hay unanimidad en que su consumo ha obtenido cierta carta de normalidad en buena parte de la sociedad española, en particular entre varones. </p>
<p>En este punto, cabe preguntarse si los poderes públicos deben inhibirse de esta controversia a la espera de estudios más concluyentes o adoptar medidas de cautela. Vamos, a continuación, a ampliar la información sobre la pornografía y detallar algunas medidas que se han propuesto al respecto.</p>
<h2>1. ¿Se trata de un consumo muy extendido entre los adolescentes?</h2>
<p>Algunos <a href="https://www.savethechildren.es/informe-desinformacion-sexual-pornografia-y-adolescencia">estudios</a> afirman que un 68 % de los adolescentes españoles consumen pornografía. De las personas encuestadas, el 53,8 % ha accedido por primera vez a la pornografía antes de los 13 años y un 8,7 %, antes de los 10.</p>
<p>El Informe de 2020 del <a href="https://www.cac.cat/documentacio/acord-932020-daprovacio-linforme-1282020-larea-continguts-26-doctubre-lacces-les">Consell de l'Audiovisual de Catalunya</a> <em>El acceso de las personas menores de edad a contenidos de pornografía en internet</em> señala que el 50 % de las webs analizadas incluyen vídeos que se refieren a actos sexuales sin consentimiento de la mujer. También se presentan los actos de violencia como algo deseado por las mujeres. Aunque ese no es el único tipo de contenido, lo cierto es que alcanza un alto grado de visualizaciones.</p>
<h2>2. ¿Qué aprenden sobre sexualidad?</h2>
<p>Algunos <a href="https://www.gacetasanitaria.org/es-sobre-pornografia-educacion-sexual-puede-articulo-S021391112030039X">autores</a> aseguran que se interioriza en las chicas “un modelo físico hegemónico”. <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-salmones-hormonas-y-pantallas/364866">Otros</a> subrayan que se les enseña una sexualidad marcada por el dominio masculino y la prioridad de buscar el placer más físico, inmediato y egótico y la silenciación del deseo femenino. </p>
<h2>3. ¿Afecta lo que ven al fomento de la igualdad?</h2>
<p>Existen <a href="https://www.google.com/url?q=https://revistas.proeditio.com/ehquidad/article/view/4393&sa=D&source=docs&ust=1700134349119436&usg=AOvVaw2S_Bu4XaKhRtMnvhtQaLq9">publicaciones científicas</a> que afirman que la pornografía contrarresta la igualdad y el acercamiento entre sexos y fomenta especialmente la irresponsabilidad reproductiva de los hombres, además de normalizar el uso de la violencia en las relaciones sexuales. </p>
<p>Por otro lado, algunos <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10410236.2021.1917745">estudios</a> han encontrado correlación entre la exposición a la pornografía y las prácticas sexuales de riesgo, que pueden aumentar la posibilidad de enfermedades de transmisión sexual. Ahora bien, otros <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0160252709000715?via%3Dihub">autores</a> niegan la correlación o causalidad entre consumo de la pornografía y aumento de la violencia sexual. </p>
<h2>4. ¿Qué dice la Fiscalía General de Estado?</h2>
<p>Desde otro punto de vista, la <a href="https://www.fiscal.es/memorias/memoria2022/FISCALIA_SITE/recursos/pdf/MEMFIS22.pdf">Fiscalía General del Estado</a> en España advierte del progresivo incremento de los delitos contra la libertad sexual, también de aquellos contra menores, y de aquellos perpetrados por menores. Textualmente alerta de “la despreocupación y banalidad con que se afrontan las relaciones sexuales entre adolescentes”. Y advierte de que en alguna comunidad autónoma se detecta “un incremento de enfermedades de transmisión sexual en ese segmento de edad e incluso de embarazos no deseados… Ese inicio precoz se vincula, fundamentalmente, al acceso a la pornografía en dispositivos móviles desde edades impúberes”.</p>
<h2>5. ¿Qué deberían hacer los poderes públicos?</h2>
<p>Ante esta situación de incertidumbre científica, pero sobre la que algunos indicios señalan la posible existencia de un riesgo grave para los jóvenes y menores, los poderes públicos pueden acudir al principio de precaución para avalar jurídicamente políticas públicas de restricción de la oferta. </p>
<p>Este principio tiene su origen en el derecho comunitario, y se ha extendido a toda materia de gestión de riesgos. Otorga a los poderes públicos un <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7705776">fundamento</a> para decidir en situaciones de acreditada incertidumbre científica.</p>
<h2>6. ¿Cómo afrontan este asunto algunos países europeos?</h2>
<p>Algunos países están desarrollando medidas para dificultar el acceso en internet a los contenidos pornográficos a menores de edad. Entre otras soluciones técnicas, se podría establecer de modo normativo la obligatoriedad de que la URL de estos contenidos esté marcada con la extensión de dominio <em>.xxx</em>, lo cual facilitaría su filtrado mediante el correspondiente <em>software</em>. Es decir, un dominio de nivel superior o <em>Top Level Domain</em> (TLD, por sus siglas en inglés). </p>
<p>El dominio de nivel superior existe desde el año 2011 y está destinado a ser utilizado exclusivamente para sitios web que contengan contenido pornográfico. Sin embargo, su uso no es obligatorio y los productores de estos contenidos los comercializan usando otros TLD más comunes como <em>.com</em> o <em>.net</em>.</p>
<p>Otra posibilidad es la <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8291202">implementación obligatoria de sistemas</a> <a href="https://www.cyberclick.es/que-es/opt-in"><em>opt-in</em></a> para identificar la edad y restringir el acceso de menores, como se debate en algunos países europeos como Italia y Reino Unido. </p>
<p>En <a href="https://www.leparisien.fr/high-tech/blocage-des-sites-pornos-cyberharcelement-ce-que-contient-le-projet-de-loi-pour-securiser-internet-04-10-2023-DCCW2NGRKJC6ZONQTDFPDGFHQI.php">Francia</a> se está elaborando en estos momentos una novedosa ley que, precisamente, establece esta obligación con importantes sanciones por su incumplimiento. Recientemente España ha creado un grupo de trabajo coordinado por la Agencia Española de Protección de Datos para estudiar la <a href="https://pactomenoresdigitales.org/">implantación de mecanismos de verificación de edad</a> a través de sistemas no invasivos que impida el acceso de menores a este tipo de contenido.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217739/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan José Guardia Hernández es investigador principal del proyecto de investigación "Conflictos éticos en la gestión de los riesgos para la salud humana ante la incertidumbre de la ciencia" (01/06/2022 - 01/12/2023) financiado por la Fundación BBVA dentro de la Convocatoria 2021 de "Ayudas a Proyectos de Investigación Científica"</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Marc Serveto Font ha recibido financiación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género 2023 del Ministerio de Igualdad.</span></em></p>Los jóvenes y los menores tienen una nueva forma de consumir pornografía que encierra todo un sistema de descontrol y falta de supervisión por parte de los adultos. Sus efectos son nocivos para su educación sexual. Veamos algunas posibles soluciones.Juan José Guardia Hernández, Profesor de Derecho administrativo, Universitat Internacional de CatalunyaMarc Serveto Font, Asistente de investigación, Universitat Internacional de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2160572023-11-28T20:48:45Z2023-11-28T20:48:45ZUna estrategia participativa para luchar contra la desigualdad digital<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/561000/original/file-20231122-15-i3pzt9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=239%2C34%2C5178%2C3101&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/good-looking-teenage-asian-boy-sit-1527080558">myboys.me/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Amal ha quedado con sus amigos en la plaza del barrio, al lado del centro social. Saben que durante el día tienen la wifi abierta y les dejan usarla sin problemas. Hace poco se quedó sin datos y en casa la conexión no es muy buena. Estando con sus amigos aprovecha para mirar las redes sociales, jugar un rato y llamar a sus parientes lejanos. En casa a veces usa el ordenador que le han dejado en la escuela, aunque sabe que cuando acabe el curso tendrá que devolverlo. Tampoco cree que le haga tanta falta. Ya tiene el móvil y no le interesa demasiado aprender otras cosas.</p>
<p>Como en el caso de Amal, las tecnologías digitales han transformado muchos aspectos de nuestra sociedad, desde la forma en que nos comunicamos y trabajamos hasta la forma en que consumimos información y entretenimiento. La transformación hacia una sociedad altamente tecnológica ha supuesto, sin embargo, el <a href="http://dx.doi.org/10.7203/RASE.13.2.17126">aumento de las desigualdades sociales</a>. </p>
<h2>Una brecha de acceso y de uso</h2>
<p>La brecha digital no sólo hace referencia a las dificultades en el acceso y el uso de las tecnologías digitales, tales como ordenadores, dispositivos móviles o internet. También tiene que ver con la adquisición de competencias digitales: es decir, los conocimientos que tenemos de cómo usar la tecnología y la capacidad que tenemos de extraer todo su potencial. </p>
<p>No se trata solo de que Amal pueda disponer de un ordenador que le prestan en la escuela: se trata de que sea consciente de todo el partido que le puede llegar a sacar, más allá de mirar redes o hablar con amigos. No saberlo limita seriamente su capacidad de integración social y la de <a href="https://www.eapn.es/publicaciones/491/la-brecha-digital-en-la-juventud-vulnerable-evaluacion-de-las-medidas-adoptadas-durante-la-covid-19">muchas otras personas</a>.</p>
<h2>Estrategias para reducirla</h2>
<p>Existen varias estrategias políticas que buscan reducir las desigualdades en la era digital. Algunos ejemplos son la <a href="https://digital-strategy.ec.europa.eu/es/library/european-declaration-digital-rights-and-principles">Declaración Europea sobre los Derechos y Principios Digitales</a> o, en España, la agenda <a href="https://espanadigital.gob.es/">España Digital 2026</a> e <a href="https://educacio.gencat.cat/ca/departament/linies-estrategiques/pla-educacio-digital">iniciativas autonómicas con propósitos similares</a>. Aunque existen claras voluntades e intenciones políticas de mejorar el bienestar digital de la población, la brecha digital es todavía uno de los grandes desafíos de la sociedad actual.</p>
<p>En este ámbito, el papel de la educación es crucial, especialmente entre los más jóvenes. El objetivo es que puedan acceder a las tecnologías digitales y desarrollar plenamente sus competencias independientemente de su condición familiar, cultural o económica. La educación, ya sea formal o informal, se ha transformado en el escenario clave donde promover sus oportunidades de aprendizaje digital.</p>
<h2>El aprendizaje servicio</h2>
<p>Más allá de programas institucionales, hay una estrategia que puede acercar las competencias digitales a las personas que más las necesitan al mismo tiempo que sirve de enseñanza para quien la realiza: el <a href="https://doi.org/10.5209/rced.61836">aprendizaje servicio</a>. Con <a href="https://theconversation.com/aprender-a-ensenar-ensenando-la-formacion-activa-del-espanol-como-lengua-extranjera-183011">esta metodología</a>, los estudiantes participan en actividades de servicio a la comunidad como parte integral de su proceso de aprendizaje, centrándose en problemas reales de la comunidad y promoviendo su compromiso activo con la sociedad. Este tipo de prácticas pueden aplicarse <a href="https://theconversation.com/las-ventajas-de-aprender-musica-tocando-para-otros-182460">en cualquier nivel educativo</a>. En la universidad, concretamente, se cuenta con distintas redes para impulsarlas, como la <a href="https://www.aprendizajeservicio.net/red-aps-universidades">Red APS (U)</a>.</p>
<p>En la Universidad de Vic-UCC hemos aprovechado el aprendizaje servicio precisamente para <a href="https://revistes.iec.cat/index.php/RCP/article/view/150030">reducir de la brecha digital</a> que existe entre la población joven, con cinco prácticas en el barrio del Remei de la ciudad de Vic (Barcelona). Este barrio es el de mayor densidad del municipio, con un 45 % de la población de 54 nacionalidades distintas, y con perfiles en riesgo de pobreza y exclusión social (21 % bajo el umbral de pobreza).</p>
<p>Las propuestas fueron realizadas en cinco instituciones distintas vinculadas a jóvenes: dos centros escolares, una escuela de adultos, una asociación socioeducativa y un centro de inserción laboral. Cada propuesta involucró a estudiantes y docentes, junto con otros miembros de dichas comunidades. Se comenzó por identificar los problemas de cada centro para diseñar intervenciones a la medida. </p>
<p>En los centros educativos, se utilizaron cuestionarios digitales inclusivos para las familias y se diseñó un plan de formación digital para la transición educativa hacia la ESO. En la escuela de adultos se hicieron talleres para aprender una lengua a través de diferentes aplicaciones. Además, en la asociación socioeducativa se puso en marcha una yincana digital para el conocimiento del territorio y en el centro de inserción laboral se trabajó en un proyecto multimedia colaborativo. </p>
<h2>Mejora de competencias e involucración</h2>
<p>A partir de la evaluación de los resultados, se ha podido comprobar cómo las propuestas ApS han tenido un impacto muy positivo. Por un lado, han mejorado el acceso y las competencias tanto digitales como sociales de los jóvenes participantes, aprendiendo nuevas herramientas digitales y a participar con distintos colectivos. </p>
<p>Por el otro, han fomentado la participación de los estudiantes universitarios en proyectos comunitarios, fortaleciendo la relación entre universidad y territorio y promoviendo su papel como futuros profesionales comprometidos con la transformación social. </p>
<p>El enfoque de aprendizaje servicio se presenta, por tanto, como una herramienta valiosa para reducir la brecha digital de la sociedad, a la vez que se forman ciudadanos comprometidos con su entorno y capaces de generar cambios sociales significativos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216057/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carles Bosch Geli ha recibido fondos del proyecto OsonaLabCity financiado por la Generalitat de Catalunya con fondos FEDER europeos. El artículo describe la investigación y acciones llevadas a cabo en este proyecto.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ivet Leiva Suarez ha recibido fondos del proyecto OsonaLabCity financiado por la Generalitat de Catalunya con fondos FEDER europeos. El artículo describe la investigación y acciones llevadas a cabo en este proyecto.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mar Beneyto-Seoane ha recibido ha recibido fondos del proyecto OsonaLabCity financiado por la Generalitat de Catalunya con fondos FEDER europeos. El artículo describe la investigación y acciones llevadas a cabo en este proyecto.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Núria Simó-Gil ha recibido fondos del proyecto OsonaLabCity financiado por la Generalitat de Catalunya con fondos FEDER europeos. El artículo describe la investigación y acciones llevadas a cabo en este proyecto.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ramon Reig Bolaño ha recibido fondos del proyecto OsonaLabCity financiado por la Generalitat de Catalunya con fondos FEDER europeos. El artículo describe la investigación y acciones llevadas a cabo en este proyecto.</span></em></p>Los estudiantes universitarios de educación han participado en varios proyectos de digitalización en un barrio de Vic para reducir la brecha de acceso y uso de internet entre sus habitantes jóvenes.Carles Bosch Geli, Profesor doctor en el ámbito multimedia y tecnologías digitales, Universitat de Vic – Universitat Central de CatalunyaIvet Leiva Suarez, Dinamizadora-técnica del Laboratorio de Innovación Social y Digital (LISD), Universitat de Vic – Universitat Central de CatalunyaMar Beneyto-Seoane, Profesora Doctora en Innovación e Intervención Educativas, Universitat de Vic – Universitat Central de CatalunyaNúria Simó-Gil, Profesora Titular. Departamento de Pedagogía. Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya, Universitat de Vic – Universitat Central de CatalunyaRamon Reig Bolaño, Profesor del Departamento de Ingeniería, Universitat de Vic – Universitat Central de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2168822023-11-03T16:51:04Z2023-11-03T16:51:04Z4 razones por las que los adolescentes participan en retos en las redes sociales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/557157/original/file-20230809-15-old50p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Los jóvenes suelen participar en un reto para sentirse incluidos entre compañeros que ya lo han hecho.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/twin-sisters-using-mobile-phone-on-bedroom-at-home-royalty-free-image/1487171490">Frazao Studio Latino/E+ Collection/Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Los retos en las redes sociales son muy variados, tanto en lo que se refiere a las <a href="https://www.forbes.com/sites/brucelee/2023/09/09/14-year-old-dies-after-trying-the-paqui-one-chip-challenge/?sh=7755dc1e4a87">acrobacias que implican</a> como a las <a href="https://www.als.org/stories-news/ice-bucket-challenge-dramatically-accelerated-fight-against-als">razones por las que la gente los hace</a>. </p>
<p>Pero, ¿por qué los jóvenes aceptan retos que ponen en peligro su salud, su bienestar y, en ocasiones, su propia vida?</p>
<p>Somos un profesor de ingeniería especializado en comprender <a href="https://scholar.google.com/citations?user=OhgYMhYAAAAJ&hl=en&oi=ao">cómo interactúan los humanos con los ordenadores</a> y un profesor de psicología experto en salud mental, concretamente en <a href="https://scholar.google.com/citations?user=vnd69CIAAAAJ&hl=en&oi=ao">estrés traumático y suicidio</a>.</p>
<p>Junto con nuestro equipo de investigación, realizamos una serie de estudios para tratar de comprender qué motiva a los adolescentes y adultos jóvenes a participar en diferentes desafíos.</p>
<p>Para estos estudios, desde enero de 2019 hasta enero de 2020, entrevistamos a docenas de estudiantes de secundaria y <a href="https://doi.org/10.1016/j.hfh.2022.100014">universitarios</a> tanto en <a href="https://doi.org/10.1145/3538383">Estados Unidos</a> como en <a href="https://doi.org/10.1016/j.hfh.2022.100005">el sur de la India</a> que habían participado en desafíos en redes sociales. También <a href="https://doi.org/10.1145/3392831">analizamos 150 noticias</a>, <a href="https://doi.org/10.2196/15973">60 vídeos públicos de YouTube</a>, más de mil comentarios sobre esos vídeos de YouTube y 150 publicaciones en Twitter, todas ellas específicamente sobre el <a href="https://www.bbc.com/news/blogs-trending-46505722">reto de la ballena azul</a>. Según los informes, este reto, popularizado en 2015 y 2016, implica actos de autolesión progresivamente arriesgados que culminan en suicidio.</p>
<p>Se identificaron cuatro factores clave que motivan a los jóvenes a participar en un reto: la presión social, el deseo de llamar la atención, el valor de entretenimiento y un fenómeno denominado <a href="https://doi.org/10.1177/0002764202250670">efecto contagio</a>. </p>
<h2>1. La presión social</h2>
<p>La presión social suele producirse cuando un amigo anima a otro a hacer algo, y la persona cree que conseguirá aceptación dentro de un grupo social concreto si lo hace. </p>
<p><a href="https://doi.org/10.1145/3538383">Descubrimos que la participación</a> en retos que promueven una buena causa, como el reto del cubo de hielo, a menudo era el resultado de un estímulo directo. Los participantes en el reto del cubo de hielo, por ejemplo, completaban el reto y luego nominaban públicamente a otros para que hicieran lo mismo.</p>
<p>Por su parte, los jóvenes que participaban en retos más arriesgados querían sentirse incluidos en un grupo que ya hubiera participado en un reto de este tipo. Este fue el caso del <a href="https://www.vice.com/en/article/d75enx/this-woman-is-trying-to-end-the-cinnamon-challenge-after-her-sons-death">reto de la canela</a>, en el que los participantes consumían canela rápidamente y a veces sufrían daños pulmonares e infecciones. Por ejemplo, el 38% de los participantes en la investigación que participaron en el reto de la canela reconocieron que estaban <a href="https://doi.org/10.1145/3538383">buscando la aceptación de sus compañeros</a>, en lugar de que se les animara directamente a participar. </p>
<p>“Creo que lo hice porque todo el mundo con el que iba al colegio lo hacía en ese momento”, dijo un estudiante que vio que el reto era popular entre sus compañeros. “Y pensé que algo tenía que tener si todo el mundo lo hacía”. </p>
<h2>2. Buscar atención</h2>
<p>Una forma de conducta de búsqueda de atención exclusiva de los participantes en el reto del cubo de hielo fue el deseo de ser <a href="https://doi.org/10.1145/3538383">reconocidos por apoyar una causa encomiable</a>.</p>
<p>Sin embargo, el comportamiento de búsqueda de atención que observamos entre adolescentes y adultos jóvenes a menudo llevó a los participantes a innovar una versión más peligrosa del reto. Esto incluía soportar los riesgos asociados durante más tiempo que los demás. </p>
<p>Por ejemplo, uno de los participantes <a href="https://doi.org/10.1145/3538383">en el reto de la canela</a> ingirió canela en polvo durante más tiempo que sus compañeros. “Definitivamente fueron los compañeros y, como he dicho, ya sabes, la atención”, dijo. “Ver a otros amigos colgando vídeos y quién podía hacer el reto durante más tiempo”.</p>
<h2>3. Entretenimiento</h2>
<p>Muchos jóvenes participaron en estos retos por diversión y curiosidad. A algunos les intrigaban las posibles reacciones de la gente que presenciaba su actuación.</p>
<p>“Me pareció divertido, y personalmente me gustó el artista que canta la canción”, dijo un participante sobre el <a href="https://www.washingtonpost.com/news/worldviews/wp/2018/07/31/arrests-fines-and-injuries-the-in-my-feelings-challenge-has-gone-global-with-dangerous-results/">reto Kiki</a>. El reto consiste en bailar junto a un coche en marcha tras bajarse de él al ritmo de la canción de Drake “In My Feelings”.</p>
<p>Otros estaban interesados en experimentar las sensaciones asociadas a la ejecución del reto. Se preguntaban si sus respuestas reflejarían las de otros individuos a los que habían observado hacerlo.</p>
<p>Uno de los participantes dijo que fue “sobre todo la curiosidad” lo que les motivó a realizar el reto de la canela: “Simplemente porque, al ver las reacciones de otras personas, en cierto modo quería ver si yo tendría la misma reacción.”</p>
<h2>4. Efecto contagio</h2>
<p>Los retos, incluso los aparentemente benignos, pueden propagarse rápidamente por las redes sociales. Esto se debe al <a href="https://doi.org/10.1177/0002764202250670">efecto contagio</a>, en el que comportamientos, actitudes e ideas se propagan de persona a persona. La forma en que los creadores de contenido representan estos retos en las plataformas de medios digitales también contribuye al efecto contagio al animar a otros a participar. </p>
<p>Tras analizar el contenido de los medios digitales <a href="https://doi.org/10.2196/15973">relacionado con el reto de la ballena azul</a>, descubrimos que los vídeos de YouTube sobre este reto a menudo infringían las nueve <a href="https://reportingonsuicide.org/wp-content/uploads/2022/12/ROS-One-PagerUpdated2022.pdf">directrices sobre mensajes</a> del Centro de Recursos para la Prevención del Suicidio. Esto significa que las publicaciones presentaban factores de riesgo para promover el contagio de conductas nocivas.</p>
<p>En concreto, de los 60 vídeos de YouTube que analizamos sobre el reto de la ballena azul, el 37% cumplía menos de tres directrices, lo que los clasifica como principalmente inseguros. Las directrices que se incumplían con más frecuencia consistían en evitar representaciones detalladas o glorificadas del suicidio y sus víctimas, describir los recursos de búsqueda de ayuda y hacer hincapié en los tratamientos eficaces de salud mental.</p>
<p>Nuestra investigación también exploró cómo veían los participantes los retos después de realizarlos. La mitad de los que participaron en un reto arriesgado indicaron que si hubieran comprendido el peligro físico o el riesgo potencial para su imagen social, habrían optado por no hacer el reto.</p>
<p>“No habría hecho el reto de la canela si [hubiera sabido que] alguien acabó en un hospital haciéndolo”, nos dijo uno de los encuestados.</p>
<p>Basándonos en nuestra investigación, creemos que si se ofreciera más información sobre los riesgos potenciales de los retos en las redes sociales a los estudiantes en las escuelas, se comunicara a los padres y se compartiera en las redes sociales, podría ayudar a los adolescentes y jóvenes adultos a reflexionar y tomar decisiones informadas, y disuadirles de participar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216882/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Kapil Chalil Madathil recibe fondos de the Agency for Healthcare Research and Quality, the Department of Defense, the Department of Education y the National Science Foundation.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Heidi Zinzow recibe fondos de the National Science Foundation y the Agency for Healthcare Research and Quality.
</span></em></p>La presión del grupo, la diversión y el deseo de llamar la atención ayudan a explicar por qué los jóvenes participan en retos arriesgados en las redes sociales.Kapil Chalil Madathil, Wilfred P. Tiencken Professor of Industrial and Civil Engineering, Clemson UniversityHeidi Zinzow, Professor of Psychology, Clemson UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2151672023-11-01T21:35:11Z2023-11-01T21:35:11Z¡Quiero tener el filtro de belleza en la vida real! Los peligros de la dismorfia del selfi<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/556818/original/file-20231031-23-1medqs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=118%2C42%2C2437%2C1532&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/hipster-cool-girl-taking-picture-on-327485474">Rohappy/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Una chica con un trastorno de la conducta alimentaria se hace repetidos selfies tras varios días sin comer prácticamente nada. Se siente delgada, poderosa y confiada. Sin embargo, ninguna imagen le convence. ¡Ah, no había activado el filtro de su iPhone! Ahora, la foto sí está acorde con el empoderamiento que siente. Días después, cuando es asaltada por pensamientos negativos sobre su trastorno, visualiza el selfi y piensa: “Ojalá fuese la del filtro en la vida real”.</p>
<p>Este ejemplo está extraído de la serie <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film320306.html"><em>Prisa por vivir</em></a>, pero es un fiel reflejo de la realidad. Son muchos los adolescentes que van a la peluquería y, enseñando la pantalla de su móvil, piden: “Quiero el corte y el color de pelo de esta <em>influencer</em>”. O quienes incluso solicitan los servicios de centros de estética para hacerse retoques poniendo como modelo su rostro embellecido por el filtro de Instagram.</p>
<h2>Un problema de la era digital</h2>
<p>Este trastorno ya ha sido identificado por la comunidad de psicólogos y se le denomina <a href="https://www.bmc.org/news/press-releases/2018/08/02/new-reality-beauty-standards-how-selfies-and-filters-affect-body">dismorfia del selfi</a>. Es un subtipo de una categoría más amplia etiquetada como “trastorno dismórfico corporal”, una imagen distorsionada del propio cuerpo que <a href="https://www.uoc.edu/portal/es/news/actualitat/2022/205-dismorfia-selfie.html#:%7E:text=Las%20personas%20que%20lo%20padecen,hace%20desarrollar%20comportamientos%20obsesivo%2Dcompulsivos.">sufre en torno al 2 % de la población</a>. En el caso que nos ocupa, la obsesión sobre el aspecto se centra en las imágenes retocadas o deformadas por los filtros de las redes sociales. </p>
<p>Aunque se trata de un problema relativamente nuevo, los especialistas aseguran que la incidencia está creciendo de forma desproporcionada entre los jóvenes, los hijos de la era digital. <a href="https://www.sochiderm.org/web/revista/25_3/5.pdf">La edad media de los afectados es de unos 16,2 años</a>.</p>
<p>Hablamos de un viejo fenómeno, pero adaptado a los tiempos actuales. Hace tres décadas, por ejemplo, no resultaba extraño que los/as adolescentes se compararan con una modelo famosa, un jugador de fútbol o un actor. </p>
<p>Sin embargo, la dismorfia del selfi va más allá, ya que no se anhela el parecido con un congénere real. El paciente con este trastorno quiere tener el cuerpo y la cara de alguien creado “artificialmente” por Photoshop, TikTok o Instagram. En algunos casos, un personaje que se le parezca, pero con los “retoques” necesarios para sentirse mejor.</p>
<h2>Diferencias entre hombres y mujeres</h2>
<p>Según los últimos estudios, la persona afectada busca aceptación. Esto se traduciría en un aumento de la autoestima y, en consecuencia, de la disposición a realizar acciones que sin esos retoques no haría. De hecho, <a href="https://journals.lww.com/inpj/fulltext/2017/26010/selfie_use__the_implications_for_psychopathology.21.aspx">algunos expertos vinculan este trastorno con la “selfitis”</a> o necesidad perentoria de hacerse autorretratos en todos los lugares y momentos para compensar la falta de confianza en uno mismo.</p>
<p>Aunque aún se requiere más investigación, <a href="https://doi.org/10.1007/s00146-020-01015-w">los estudios sociológicos y psicológicos</a> apuntan a una brecha de género importante en las características físicas idealizadas que se convierten en obsesión. En concreto, <a href="https://doi.org/10.1093/asj/sjz362">responsables de las clínicas de estética indican</a> que las mujeres suelen poner el foco en la nariz, los muslos, las caderas y la piel, mientras los hombres solicitan más cambios en el pelo, los músculos y los genitales. </p>
<p>Estas diferencias indican que la dismorfia del selfi también responde a las teorías implícitas sobre las características físicas que la persona del sexo opuesto desea o valora en el otro.</p>
<h2>Cómo detectar y prevenir este trastorno</h2>
<p>Empecemos por hacerle al paciente pregunta sencilla: ¿sería capaz de compartir en sus redes sociales una foto suya sin filtro?</p>
<p>Para saber si existe un problema de dismorfia del selfi, nuestro trabajo como psicólogas es observar si aparecen síntomas como la ansiedad, la insatisfacción o la tristeza cuando la persona ve o piensa propia imagen. Pero ¿cómo podemos identificar dichos síntomas en las conductas cotidianas?</p>
<ul>
<li><p>La ansiedad <a href="https://alliedhealth.ceconnection.com/ovidfiles/00152258-201901000-00007.pdf">lleva a hacer continuas comprobaciones</a> de aquella parte de la cara o el cuerpo que trata de modificar con el filtro. Por ejemplo, si alguien afina digitalmente los rasgos de su rostro, se mirará en los espejos la parte de los carrillos para comprobar cómo se ven en la realidad. </p></li>
<li><p>La <a href="https://repository.ucatolica.edu.co/entities/publication/bffbe409-9f5f-430c-bd0c-cdfeeb2163d5">insatisfacción</a> y baja autoestima potenciada por el uso del filtro se manifestarán en el modo en que la persona trata de cambiar la apariencia de esa zona con maquillaje o, incluso, cirugía estética.</p></li>
<li><p>La <a href="https://pdfs.semanticscholar.org/7d7f/71bda345c82536868ece39484f25172cba22.pdf">rumiación obsesiva de pensamientos negativos</a> asoma con la mención frecuente a esa zona de su cuerpo o la constante comparación con imágenes de otras personas.</p></li>
<li><p>La tristeza y sensación de indefensión aparecen por la manera en que la persona puede llegar a aislarse socialmente y mostrar desesperanza hacia el futuro.</p></li>
</ul>
<p>En cuanto a la prevención, lo ideal es comenzar por la psicoeducación temprana en el uso del redes sociales. Principalmente, en lo referido a las horas de utilización y al tipo de contenido que se comparte. </p>
<p>También hay que trabajar la autoestima física desde la aceptación y el autocuidado: la persona debe ser consciente de que el cuerpo, como parte de un organismo vivo, cambia lo largo del día, las semanas, los meses y los años. En cambio, los filtros lo convierten en algo estático y no necesariamente más estético. </p>
<p>En resumen, la prevención en edades tempranas y la detección precoz de este trastorno serían las estrategias de atención psicológica más eficaces.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215167/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La obsesión por la apariencia puede llevar a que la persona afectada por este trastorno quiera asemejarse a su imagen modificada por los filtros de las redes sociales, incluso acudiendo a la cirugía estética.María J. García-Rubio, Codirectora de la Cátedra VIU-NED de Neurociencia global y cambio social - Miembro del Grupo de Investigación Psicología y Calidad de vida (PsiCal) - Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia, Universidad Internacional de ValenciaBegoña Albalat Peraita, Psicología General Sanitaria, Universidad Internacional de ValenciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2150162023-11-01T21:34:50Z2023-11-01T21:34:50ZCada vez más jóvenes se enganchan a las apuestas<p>La industria de las apuestas crece a un ritmo anual de dos cifras en España. En 2022, el GGR (Gross Gaming Revenue) –se trata de la diferencia entre las cantidades jugadas y los premios y los bonos, y es el indicador económico que refleja más fielmente el gasto real de los jugadores– fue de <a href="https://www.noroestemadrid.com/2023/03/situacion-del-juego-online-en-espana-datos-del-informe-oficial/">962,96 millones, un 18,12 % más que el año anterior</a>.</p>
<p>Este crecimiento ha sido constante desde 2012, cuando se inició su registro por la <a href="https://www.ordenacionjuego.es/es/datos-mercado-espanol-juego">Dirección General de Ordenación del Juego</a>, acumulando en los últimos cinco años un crecimiento del 72,9 %. </p>
<p>En paralelo, crecen los jugadores activos. Desde 2015, año en el que se registraron 981 000 jugadores activos, la cifra ha aumentado un 62,38 % hasta alcanzar 1 593 000 en 2022.</p>
<p>Los más jóvenes, 18-25 años, se han incorporado con mayor intensidad, registrando un aumento del 52 % entre los años 2016 y 2022, seguido por el grupo de 26-35 años. A partir de los 36 años se mantienen relativamente estables.</p>
<p>Los registros oficiales no incluyen a los menores de 18 años por no alcanzar la edad legal para apostar. Sin embargo, diversos estudios alertan de la creciente prevalencia de apuestas entre menores.</p>
<p>Según la encuesta <a href="https://www.emcdda.europa.eu/publications/joint-publications/espad-report-2019_en">ESPAD</a>, el 16 % de los adolescentes españoles ya ha apostado –dos puntos por encima de la media europea– y el 7 % informa apostar con frecuencia en los últimos 12 meses. <a href="https://www.ordenacionjuego.es/es/estudio-prevalencia;%20https:/ojs.haaj.org/?journal=haaj&page=article&op=view&path%5B%5D=392;%20https://link.springer.com/article/10.1007/s10899-016-9652-4">Otros estudios</a> aseguran que uno de cada tres adolescentes ha accedido al juego –el 4-5.6 % cumple los requisitos de juego de riesgo y el 1 % de juego problemático–. </p>
<p>El <a href="https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/2022_Informe_Trastornos_Comportamentales.pdf">Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones</a> advierte que entre el 2 y el 2,9 % de los y las adolescentes cumplen criterios de juego patológico, lo que equivaldría a una población de 58 800 menores en riesgo de ludopatía. </p>
<p>Es especialmente preocupante la relación entre el inicio al juego de apuestas en la adolescencia y la aparición de problemas con el juego cuando se es adulto, por lo que la edad de inicio es un buen predictor de una futura conducta problemática. </p>
<p>El informe de la <a href="https://www.ordenacionjuego.es/es/estudio-prevalencia">Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ, 2015)</a> revela que el inicio antes de los 18 años se da en el 13.4 % de jugadores no problemáticos y en el 44.8 % de los jugadores patológicos. La proporción de jugadores en riesgo es significativamente mayor en los dos tramos de edad más joven, 18-25 y 26-36 años <a href="https://app.powerbi.com/view?r=eyJrIjoiMTZlNTQ1NmYtYWQzNS00YTQ0LWE5MTAtYjIzMTc1ZWY3NjczIiwidCI6ImY2NTQwYWFiLTlkOWItNDBiNS05ODYzLTQ4YTllMWIyYjU4YyIsImMiOjl9">(DGOJ, 2023)</a>.</p>
<h2>Los más vulnerables, en el punto de mira de la publicidad</h2>
<p>El mercado de las apuestas es un sector atractivo para nuevos operadores que compiten aumentando su presencia en los medios de comunicación, las redes sociales y los lugares públicos. Para ello, usan estrategias publicitarias, entre las que destacan la retransmisión de competiciones de póquer, el patrocinio de eventos deportivos, la utilización de celebridades y estrellas del deporte y el posicionamiento <em>online</em>.</p>
<p>La inversión en marketing y publicidad ha mantenido un crecimiento similar a la facturación, con incrementos anuales superiores al 20 % en la última década. Así, la presión mediática se extendía sin horarios ni restricción de contenidos para cualquier público, con fuerte repercusión en la población joven y adolescente. </p>
<p>El <a href="https://www.cac.cat/es/actualitat/informe-del-cac-muestra-que-453-los-anuncios-juego-y-apuestas-linea-se-emiten-durante">Consell Audiovisual de Catalunya</a> (2019) recuerda que el 45 % de la publicidad de apuestas en televisión y el 85 % en radio se emite en horario de programación infantil.</p>
<p>Distintas investigaciones han hallado que la publicidad transmite una visión normalizada del juego de apuestas, además de generar una <a href="https://revistas.um.es/analesps/article/view/428921/295511">actitud positiva</a> hacia el juego y una percepción social favorable. También muestran que una mayor exposición a la publicidad se relaciona con una <a href="https://www.begambleaware.org/sites/default/files/2020-12/binde_rgt_report_gambling_advertising_2014_final_color_115p.pdf;%20https:/www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/14459795.2020.1712737">mayor frecuencia de juego</a> tanto en adultos como en jóvenes. </p>
<p>En menores de edad, una mayor exposición a la <a href="https://programaquetejuegas.org/wp-content/uploads/2020/03/Juego-de-Apuestas-Adolescentes-Alicante-2016-2017-Informe-Completo.pdf">publicidad predice la conducta</a> de juego. Siete de cada diez adolescentes indican que ven muchos anuncios de apuestas y uno de cada tres admite sentirse influido por la publicidad del juego.</p>
<h2>La regulación como estrategia de prevención</h2>
<p>No existe una regulación europea para el sector de las apuestas. Ante la falta de un acervo comunitario, algunos países han mostrado mayor sensibilidad hacia este problema de salud pública, implantando distintos grados de prohibición de la publicidad.</p>
<p>Italia fue pionera en la Unión Europea al prohibir cualquier tipo de publicidad de este sector en 2018. </p>
<p>Con el <a href="https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2020-13495">Real Decreto 958/2020</a>, España comenzó a limitar la publicidad al horario nocturno, prohibió la aparición de personas de relevancia en la misma, vetó las promociones para captar clientes y eliminó los patrocinios deportivos, entre otras medidas encaminadas a proteger a los grupos más vulnerables.</p>
<p>Bélgica también ha restringido en 2023 la publicidad del juego de azar en general. Países Bajos ha limitado la comercialización masiva en televisión, radio, buscadores de internet y espacios públicos. Y Alemania aprobó en 2021 el <a href="https://iclg.com/practice-areas/gambling-laws-and-regulations/germany">Glücksspielstaatsvertrag (GlüStV)</a>, con la regulación menos restrictiva de los cinco países.</p>
<p>La aprobación de estas medidas ha suscitado amplios debates. Las voces opuestas a la regulación objetan que no existen suficientes estudios que justifiquen una regulación tan estricta. Aunque se necesita una mayor investigación sobre el impacto de la publicidad en la salud mental de jóvenes y adolescentes, estas medidas se basan en el principio de cautela y garantizan protección hasta que la investigación aporte pruebas más concluyentes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215016/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Daniel Lloret Irles recibe fondos de la Dirección General de Ordenación del Juego - Ministerio de Consumo</span></em></p>La industria de las apuestas no ha parado de crecer en España y los menores la alimentan en gran medida. Uno de cada tres adolescentes ya ha accedido al juego y más de 58 000 menores estarían en riesgo de ludopatía.Daniel Lloret Irles, Profesor Contratado Doctor de Psicología Social. Universidad Miguel Hernández, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2094682023-09-26T18:50:16Z2023-09-26T18:50:16Z¿Nos enfrentamos a una lucha entre generaciones? La profiguración y la sostenibilidad social<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/543726/original/file-20230821-29-intbsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C0%2C1540%2C921&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotograma de la película 'Alcarràs', dirigida por Carla Simón en 2022, que narra la historia de una familia.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.imdb.com/title/tt11930126/">IMDB</a></span></figcaption></figure><p>En la película española <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film457848.html"><em>Alcarrás</em></a>, la directora Carla Simón nos hace reflexionar sobre la sostenibilidad humana: lo hace desde una perspectiva “glocal” (global desde lo local) en la que la relación y dependencia entre generaciones tiene un papel fundamental. </p>
<p>En su descripción de la vida de una familia de agricultores de Lleida en la época actual, plantea un problema cercano y comunitario que se enmarca en una situación global. La historia demuestra la vigencia de la máxima “piensa globalmente, actúa localmente” y la importancia de nuestras actuaciones individuales en el devenir comunitario y social.</p>
<p>En la película se crean y se recrean espacios intergeneracionales. Las distintas generaciones tienen sus propios espacios, pero también se muestran los espacios comunes: las niñas y niños interactúan con los hermanos y hermanas (y primos, tíos, tías), con los adultos y con los abuelos. Aprenden canciones, juegan a ser adultos y dan frescura y distanciamiento frente a los problemas que van surgiendo. Los adolescentes y adultos se retan en el aprendizaje de la vida que “va en serio”. Los abuelos ayudan a los padres en esta vida centralizada en la subsistencia, pero también dando respiros alternativos. </p>
<p>Es un mundo de cuidados intergeneracionales: todos y todas cuidan a los demás. Pero dejando aire suficiente entre cada generación. ¿Se están perdiendo, al igual que los melocotoneros de la película, estos espacios familiares en que todos –mayores, pequeños, jóvenes y adultos– tienen su papel?</p>
<h2>Ruptura generacional</h2>
<p>El pacto entre generaciones es una necesidad social en este mundo globalizado en el que una serie de situaciones tensionan la convivencia. Aunque quizá no tanto como para hablar de una “<a href="https://www.academia.edu/190609/Intergeneraciones">lucha entre generaciones</a>” que sustituye a la lucha de clases, hay datos objetivos que indican que la tensión entre generaciones está aumentando.</p>
<p>La pandemia de covid-19 ha facilitado algunos cuidados intergeneracionales pero ha provocado, en otras ocasiones, un mayor distanciamiento entre las generaciones: se han incrementado los tópicos en relación con los mayores y los jóvenes, y el <a href="https://fundacionlacaixa.org/es/personas-mayores-recursos-digitales-glosario-edadismo#:%7E:text=El%20edadismo%20es%20una%20forma,de%20nuestros%20estereotipos%20y%20prejuicios">edadismo</a> con visiones de los jóvenes como egoístas y violentos, poco respetuosos o poco comprometidos.</p>
<p>Al mismo tiempo, la generación de entre 19 y 34 años tiene muchas dificultades para emanciparse y alcanzar una autonomía consolidada. Muchos jóvenes <a href="https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/jovenes-africanos-replantean-tener-hijos-causa-cambio-climatico">dudan sobre tener hijos</a> porque ven el futuro muy incierto y sobre todo no ven clara la sostenibilidad del planeta. El <a href="https://es.statista.com/estadisticas/488897/tasa-de-paro-juvenil-en-los-paises-de-la-ue/">paro</a> <a href="https://www.injuve.es/observatorio/formacion-empleo-y-vivienda/jovenes-y-paro-registrado-febrero-2023">alcanza unos porcentajes desorbitados</a> entre los jóvenes: una tasa de <a href="https://es.statista.com/estadisticas/488897/tasa-de-paro-juvenil-en-los-paises-de-la-ue/">29,4 % en España</a>, una media de <a href="https://es.statista.com/estadisticas/635883/evolucion-mensual-de-la-tasa-de-desempleo-juvenil-en-la-ue-y-la-zona-euro/">14,4 % en Europa</a> y en <a href="https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_853133/lang--es/index.htm#:%7E:text=En%20los%20pa%C3%ADses%20de%20Am%C3%A9rica,la%20crisis%20exacerb%C3%B3%20esa%20tendencia">Latinoamérica</a> llega al 20,5 %, en un marco de temporalidad y precariedad. </p>
<p>Por otra parte, los índices de pobreza <a href="https://www.ine.es/ss/Satellite?L=en_GB&c=INESeccion_C&cid=1259925418075&p=%5C&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout&param1=PYSDetalle&param3=1259924822888#:%7E:text=En%20Espa%C3%B1a%2C%20seg%C3%BAn%20los%20resultados,hombres%20(21%2C1%25)">están aumentando</a> particularmente entre la población infantil y los adultos mayores. Muchos ancianos viven en <a href="https://elobservatoriosocial.fundacionlacaixa.org/-/la-soledad-no-deseada-en-las-personas-mayores">soledad no deseada</a> y, a veces, son objeto de discriminación por edad (edadismo) o incluso de engaños. </p>
<h2>“Profiguración”: un nuevo contrato social</h2>
<p>En este sentido, es preciso un cambio de mentalidad que permita establecer un renovado pacto social, basado en la interdependencia entre generaciones. El entendimiento entre generaciones es además el mejor enfoque para afrontar la sostenibilidad del planeta.</p>
<p>Este renovado contrato social ha de poner los cuidados en el centro de la política social (servicios sociales, política fiscal, cuidado de grupos vulnerables) para comprometernos por un mundo común y mejor.</p>
<p>El término “<a href="https://www.catarata.org/libro/el-nuevo-contrato-social-entre-generaciones_118870/">profiguración</a>” (a partir del latín <em>figuratio</em> –formar parte de un determinado conjunto de personas, también destacar o ser considerado importante– y del prefijo latino <em>pro</em> –en favor de–) hace referencia a este acuerdo y reconocimiento necesario entre generaciones en la sociedad actual. </p>
<p>Se trata de un nuevo tipo de socialización que aúna y transciende la postfiguración, configuración y prefiguración de <a href="https://publishing.cdlib.org/ucpressebooks/view?docId=ft1p300479;chunk.id=d0e249;doc.view=print">Margaret Mead</a> y actualiza la figuración social de <a href="https://www.aacademica.org/luis.j.gonzalez.oquendo/2.pdf">Norbert Elias</a>.</p>
<p>¿Por qué crear una palabra nueva? </p>
<p>Las palabras tienen efecto sobre las personas (el efecto perlocutivo): si hablamos de paz, estaremos pacificando, si hablamos de convivencia, conviviendo… si hablamos de profiguración, estaremos profigurando, estableciendo relaciones respetuosas, complementarias y enriquecedoras entre generaciones.</p>
<p>Nombrar una idea, dar nombre a enfoques renovados y renovadores, es identificar posibles alternativas de debate y de orientar la acción. Si algo no se nombra no existe y, al contrario, si se define, nos permite comprender y actuar.</p>
<h2>Superar puntos ciegos</h2>
<p>El “punto ciego generacional” no nos permite ver más allá de parámetros intrageneracionales, tomando decisiones cortoplacistas, pero no de futuro. La profiguración es la visión binocular o estereoscópica para superar dicho punto ciego. </p>
<p>Está basada en la comunicación y en el diálogo, en la interacción social y la interdependencia humana. En descubrir la necesidad del otro, de la convivencia, del altruismo y de la solidaridad: las relaciones intergeneracionales permiten aprender el arte de vivir entre niños, jóvenes, adultos y ancianos… y superar los prejuicios o discriminación por razones de edad (tanto en relación con la gente mayor como con los jóvenes).</p>
<p>La profiguración advierte sobre la supuesta ruptura entre generaciones y ayuda a evitarla o superarla, teniendo en cuenta las generaciones presentes y las generaciones futuras. Se ha de analizar cómo la toma de decisiones actual influirá en esas generaciones futuras. </p>
<p>Un ejemplo de pensar (y actuar) teniendo en cuenta las generaciones futuras lo encontramos en los pueblos <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Siux_oglala">Oglala Lakota en Dakota del Sur</a>, obligados a incorporar en sus tomas de decisiones los intereses de las personas de siete generaciones posteriores.</p>
<h2>El futuro del planeta y de la humanidad</h2>
<p>Ya en los años 70 del siglo pasado, la antropóloga <a href="https://www.gedisa.com/gacetillas/893012.pdf">Margaret Mead</a> hablaba de una ruptura generacional a nivel planetario. Hoy, ante las llamadas a la acción en relación con la sostenibilidad del planeta, cuando las últimas Cumbres del Clima no están teniendo los resultados esperados ni tampoco la Agenda 2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es todavía más importante evitarla. </p>
<p>Teniendo en cuenta la importancia de la conservación del medio ambiente, de la salud y la sostenibilidad humana, y, por tanto, del bienestar de las generaciones presentes y futuras, la profiguración se nos muestra como el nuevo contrato social intergeneracional que debe facilitar un futuro de cuidados y sostenible.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/209468/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Fidel Molina-Luque recibe fondos de
Universidad de Lleida.
Ministerio de Economía, Industria y Competitividad del Gobierno de España (MINECO), Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de la Unión Europea (UE) </span></em></p>La comunicación entre generaciones es la vía más eficaz para la sostenibilidad del planeta y de la sociedad. Profiguración es un término original que define un nuevo pacto social intergeneracional.Fidel Molina-Luque, Catedrático de Sociología, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1957772023-01-24T18:51:03Z2023-01-24T18:51:03ZLa publicidad en redes y los ‘influencers’ alientan el consumo de comida basura en los adolescentes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/505573/original/file-20230120-22-konezm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C10%2C3488%2C2082&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/multiracial-friends-having-fun-doing-selfie-2064996620">Shutterstock / Nuva Frames</a></span></figcaption></figure><p>Los menores están expuestos a <a href="http://profesionaldelainformacion.com/contenidos/2020/nov/feijoo-sadaba-bugueno.pdf">una media de 14 minutos de publicidad</a> por hora de uso de los dispositivos móviles, especialmente cuando juegan y emplean las redes sociales. Los propios jóvenes perciben que consumen un mayor volumen de anuncios sobre moda, cosmética, belleza y alimentación, sectores muy relacionados con la apariencia física. </p>
<p>La situación se agrava cuando el objetivo publicitario son productos que, de forma directa o indirecta, pueden tener consecuencias en la salud como son, por ejemplo, los alimentos ricos en grasas saturadas o azúcares. </p>
<p>La exposición a publicidad sobre productos de alimentación y culto al cuerpo en redes sociales (YouTube, Instagram, TikTok…) influye en el nivel de satisfacción que los menores tienen sobre su propio cuerpo. Es decir, a una mayor exposición, menor grado de satisfacción manifiestan. Y viceversa: a una menor exposición, mayor satisfacción con su físico. </p>
<p>Así lo recoge <a href="https://www.unir.net/actualidad/investigacion/la-exposicion-de-los-menores-a-las-imagenes-idealizadas-de-los-influencers-aumenta-su-insatisfaccion-corporal-como-investiga-unir/">el estudio DIGITAL_FIT desarrollado por La Universidad Internacional de la Rioja (UNIR)</a>, que pretende conocer el impacto del contenido de marca publicado por <em>influencers</em> en el imaginario de los menores sobre su aspecto físico y hábitos de alimentación saludables. Para ello se realizaron encuestas a 1 055 chicos y chicas de toda España de entre 11 y 17 años. </p>
<p>Entre los principales resultados obtenidos hasta el momento podemos destacar que casi la mitad de los menores encuestados ha declarado haber recibido publicidad sobre alimentación y aspecto físico. Además, la oferta de contenidos que propician la buena alimentación entre los menores de edad se percibe o se recuerda menos que la publicidad de alimentos poco saludables.</p>
<p>Por otro lado, también la mayoría de los menores encuestados declaró ser consciente de la relevancia de cuidar su alimentación y hacer ejercicio para mantener un cuerpo saludable. Sin embargo, ello no significa que todos lo pongan en práctica, ya que un 27 % declaró hacer poco o nada de ejercicio y un 22 % cuidar poco o nada su alimentación. </p>
<h2>La construcción del ideal corporal</h2>
<p>En base a la <a href="http://albertbanduracs.blogspot.com/2016/11/albert-bandura-teoria-cognitivo-social.html">teoría cognitivo social</a>, los <em>influencers</em> modelan los comportamientos de sus seguidores convirtiéndose en modelos simbólicos que imitar con el fin de lograr los mismos resultados que ellos exhiben en sus redes sociales. De esta manera, las estrategias de marketing de <em>influencers</em> no solo pueden alentar el consumo de alimentos poco saludables, sino que también afectan a su autopercepción corporal y a la construcción y consolidación de un ideal corporal aspiracional donde la belleza y la delgadez vayan de la mano.</p>
<p>Por esta razón, desde el ámbito de la salud pública se ha señalado en numerosas ocasiones la importancia de prestar particular atención al uso de estrategias de marketing de influencia <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/consumo/Paginas/2021/281021-publicidadmenores.aspx">cuando la audiencia a la que se dirigen es menor de edad</a>. Fundamentalmente porque esto puede implicar que tengan una menor capacidad crítica para entender las implicaciones de las relaciones parasociales. Esto supone que en muchas ocasiones <a href="https://revista.profesionaldelainformacion.com/index.php/EPI/article/view/86882">perciban a los <em>influencers</em></a> no tanto como generadores de contenido, sino como amigos cercanos cuyas opiniones o recomendaciones son sinceras y desinteresadas.</p>
<p>En relación con esto, los resultados del estudio también muestran cómo la asociación belleza y delgadez no se produce de la misma forma en el caso de los chicos y de las chicas. Al aplicar un test de siluetas, los chicos señalaron mayoritariamente una figura corporal ideal más obesa que en el caso de la figura que señalaron sus compañeras. </p>
<p>Los resultados llaman la atención porque, al contrastar la imagen corporal ideal y la imagen corporal real que tienen los menores, se percibe que los niños consideran que deben engordar para conseguir acercarse a su peso ideal frente a las niñas, que consideran estar por encima del mismo y deben adelgazar para conseguirlo. En lo que sí que hay consenso entre chicos y chicas es en la relación entre el éxito social y un buen aspecto físico.</p>
<h2>Una espiral de contradicciones</h2>
<p>Esta asociación entre éxito e imagen física, quizá reforzada por el aspecto físico de los <em>influencers</em>, puede suponer la entrada en una espiral de contradicciones. Actualmente vemos personas con cuerpos esculturales promocionando productos de alimentación poco saludables, lo que puede fomentar la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares. </p>
<p>A pesar de las claras consecuencias perjudiciales que puede tener para la salud infantil y juvenil – como el aumento del riesgo de obesidad infantil y consecuencias emocionales y de autoestima–, la falta de regulación específica en España con respecto al marketing de influencia no contribuye a solucionar el problema. </p>
<p>Por tanto, diferenciar contenidos, saber identificar y seleccionar las fuentes o limitar el contagio de la desinformación, especialmente sobre temas que afectan directamente en su autoestima y bienestar, se convierten en habilidades fundamentales para el consumo digital entre los niños y adolescentes. Una audiencia vulnerable y todavía en proceso de formación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195777/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Este estudio se ha realizado dentro del proyecto de investigación “Digital_FIT: Cuerpo y dieta como argumentos de venta en las redes sociales: Impacto de los contenidos de marca publicados por influencers en las creencias de los menores sobre el aspecto físico y los hábitos alimenticios saludables”, financiado por la Fundación Mapfre.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Belén Cambronero Saiz recibe fondos de la Fundación Mapfre.</span></em></p>La falta de regulación específica con respecto al marketing de influencia no contribuye a atajar el riesgo de obesidad infantil y las consecuencias emocionales y de autoestima que genera el consumo de alimentos poco saludables.Beatriz Feijoo, Profesora Titular de Publicidad de la Facultad de Empresa y Comunicación, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Belén Cambronero Saiz, Profesora de la Facultad de Empresa y Comunicación, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1957562023-01-02T18:46:09Z2023-01-02T18:46:09ZConsumo de alcohol en jóvenes y riesgo de demencia: ¿estamos mirando para otro lado?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502401/original/file-20221221-13-pxqbfy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C3%2C2492%2C1781&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sad-young-man-alcohol-addiction-beer-1643032441">Shutterstock / Sabphoto</a></span></figcaption></figure><p>Según la última encuesta sobre drogas en enseñanzas secundarias en España (<a href="https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/ESTUDES_2021_Informe_de_Resultados.pdf">ESTUDES</a>), 3 de cada 4 estudiantes entre 14 y 18 años han bebido alcohol durante el último mes, y un 27 % lo ha hecho rápida e intensivamente, “por atracón”. Este consumo de <em>botellón</em> es el más dañino y puede provocar daños a largo plazo, e incluso irreversibles, en el cerebro adolescente. </p>
<p>La buena noticia es que el consumo de alcohol en jóvenes acusa una leve tendencia descendente en los últimos años, pero las tasas siguen siendo muy altas.</p>
<h2>Un cerebro vulnerable hasta la primera juventud</h2>
<p>De nada sirve hablar de los efectos de las drogas de abuso si no se relaciona con la edad de la persona que las toma. El cerebro se encuentra en desarrollo hasta los 21-24 años, dependiendo del individuo. Hasta ese momento, dicho órgano se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad ante la exposición a cualquier compuesto tóxico.</p>
<p>Uno de los grandes problemas en este sentido es la banalización del consumo de drogas teniendo sólo en cuenta a los adultos. Si ese mensaje cala sin hacer distinción de edad, nos encontramos con un grave riesgo para la salud pública.</p>
<p>Valga como ejemplo el cannabis. <a href="https://theconversation.com/asi-afecta-el-cannabis-a-nuestra-mente-segun-nuevas-investigaciones-182922">Los problemas de salud mental asociados a la marihuana</a>, como depresión, psicosis temporal o esquizofrenia, se vinculan a los años que ha cumplido el individuo cuando empieza a consumirla. </p>
<p>Los datos acumulados durante las últimas décadas demuestran que <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/1726998">la aparición de demencias de forma temprana se relaciona con la edad del inicio del consumo de alcohol</a>. Sabiendo esto y que el cerebro no deja de desarrollarse hasta al menos los 21 años, es incomprensible que beber alcohol sea legal a partir de los 18 años en la mayor parte del mundo.</p>
<h2>Así afecta el alcohol al cerebro adolescente</h2>
<p>La respuesta del sistema inmune ante la presencia del alcohol conlleva la activación de procesos inflamatorios que contribuyen al daño cerebral. La neuroinflamación inducida por esta droga se ha relacionado con los efectos neurotóxicos y neurodegenerativos que produce, mucho más marcados <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1016/j.ijdevneu.2018.11.006">durante la adolescencia</a>.</p>
<p>No nos puede sorprender que cuanto más pronto empecemos a tomar bebidas alcohólicas, mayores probabilidades tendremos de desarrollar demencias tempranas. La comunidad científica lleva alertando sobre estos efectos desde hace mucho tiempo. En modelos animales, se observa perfectamente cómo <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fphar.2022.884170/full">el consumo por atracón durante la adolescencia promueve la aparición de la enfermedad de Alzheimer en el adulto joven</a>.</p>
<p>Ese tipo de práctica ataca a los llamados progenitores neuronales, que abundan en el cerebro adolescente. Son como células madre que se encuentran en espera de convertirse en neuronas e integrarse en las redes neuronales del cerebro. Esto ocurre, por ejemplo, durante el envejecimiento.</p>
<p>Si disminuimos las reservas de los progenitores neuronales pronto en la vida, el mecanismo de defensa contra el envejecimiento queda mermado. Y lo mismo ocurre en otras situaciones de daño cerebral: nos quedamos sin capacidad de respuesta. En estas circunstancias, es razonable pensar que las enfermedades neurodegenerativas aceleren su aparición.</p>
<h2>Qué podemos hacer</h2>
<p>Nuestro grupo acaba de descubrir una nueva proteína que resulta esencial para el daño que provoca el alcohol en el cerebro adolescente. Inhibirla consigue <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0161813X22001899">prevenir el descenso de progenitores neuronales que causa esta droga</a> en los jóvenes. </p>
<p>Además, el compuesto que hemos diseñado para actuar sobre esa proteína, llamado MY10, también regula la respuesta inmune al alcohol. Curiosamente, lo hace de forma diferente en ratones machos y hembras. Dado que MY10 previene totalmente la pérdida de progenitores neuronales en ambos sexos, no parece que la reacción inmune sea la única respuesta al alcohol que desempeña un papel importante en los efectos nocivos sobre el cerebro adolescente.</p>
<p>Como nosotros, muchos otros grupos a nivel mundial trabajan en este tipo de tratamientos, con resultados muy prometedores. Por ejemplo, el grupo del especialista estadounidense Fulton Crews ha observado cómo el fármaco <a href="https://jneuroinflammation.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12974-021-02243-7">galantamina repara la pérdida de progenitores neuronales en ratas</a>.</p>
<p>En este caso, galantamina sólo se usó en ratas macho y los investigadores observaron que limita la respuesta inmune inducida por el alcohol, lo que limita sus efectos neurotóxicos. Esto es muy interesante porque este medicamento ya se usa para tratar el alzhéimer en humanos. Por tanto, conocemos bien sus dosis, efectos adversos, etcétera. </p>
<p>Pero no debemos engañarnos: la farmacología debe ser la última herramienta; jamás será tan efectiva como la <a href="https://theconversation.com/alcohol-cuanto-menos-mejor-194469">prevención</a>. Esta tarea no debería ser tan complicada. Hay que empezar por una concienciación basada en la evidencia científica. Luchar contra la pasividad familiar y social con el consumo de alcohol en los adolescentes debe ser prioritario. No podemos ignorar esas reuniones de cientos o miles de jóvenes bebiendo sin control. </p>
<p>Entre otras medidas, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9728192/">los expertos alzan la voz para que se adopten iniciativas</a> valientes respecto a la exposición de los jóvenes a los contenidos sobre drogas en medios digitales que no se corresponde con su grado de desarrollo y madurez. Mirar para otro lado no es una opción.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195756/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gonzalo Herradón Gil-Gallardo recibe fondos de la red de investigación en atención primaria de adicciones (RIAPAd), Acción Estratégica en Salud 2017-2020 de Redes de Investigación Cooperativa Orientadas a Resultados en Salud (RICORS), del Plan Nacional Sobre Drogas del Ministerio de Sanidad (PNSD2019/015), del Ministerio de Ciencia e Innovación (RTI2018-095615-B-I00) y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU.</span></em></p>Está científicamente comprobado que el inicio a edades tempranas en el consumo de alcohol reduce la capacidad del cerebro para resistir los estragos del envejecimiento.Gonzalo Herradón Gil-Gallardo, Catedrático de Farmacología, Decano de la Facultad de Farmacia, Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1934262022-11-17T17:44:58Z2022-11-17T17:44:58ZLa normalización del desempleo y de la flexibilidad aboca a la juventud a la precariedad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/495091/original/file-20221114-26-6hxlha.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4881%2C3229&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-leaning-against-window-his-hands-234825757">Shutterstock / loreanto</a></span></figcaption></figure><p>“Vas a vivir peor que tus padres”, “si te esfuerzas puedes conseguir todo lo que te propongas”, “lo que necesitas es formarte”, “lo que necesitas es emprender”, “estamos en crisis”, “estamos en crisis otra vez”, “eres de la generación de las dos crisis”, “sois la generación de cristal”, “cuando empiezas es normal cobrar poco”, “no son remuneradas, pero te dan experiencia”, “la jornada es hasta el cierre”, “buscamos a alguien que haga un poco de todo”, “lo mejor es ser tu propio jefe”, “el contrato es de tres meses”, “el trabajo para toda la vida ya no existe”, “aquí se sabe a qué hora entras, pero no a qué hora sales”, “en veinte años no sabemos qué trabajos habrá”, “tienes que adaptarte al cambio”, “pues en mi empresa hay una directora”, “mañana hay que venir con falda”, “si no puedes mantenerlos no tengas hijos”, “por lo menos en casa de tus padres ahorras”, “ahora está de moda el video-currículum”, “apúntate a chino”, “no sé yo si habrá jubilaciones”, “deberías ir al psicólogo”, “igual mi tío te puede contratar en su empresa”, “todo saldrá bien”…</p>
<p>Con estas frases iniciábamos el último informe sobre juventud y empleo que elaboramos desde el <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/">Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud</a> de FAD: <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/publicacion/informe_empleo_juvenil/"><em>Radiografía del (des)empleo juvenil en España 2007 – 2022</em></a>. Todas ellas hacen referencia a una realidad, unos mensajes y unas promesas incumplidas que la mayoría de los jóvenes se ven obligados a afrontar en su día a día. </p>
<p>La problemática del desempleo y la precariedad entre la juventud se ha convertido en un reto que sigue lastrando a la sociedad. A lo largo del informe analizamos en detalle las siguientes cuestiones: la empleabilidad y el paro juvenil desde la crisis de 2008 hasta la actualidad, las características y condiciones laborales del empleo juvenil, los factores estructurales que sitúan a la juventud en una posición de vulnerabilidad, el impacto de la pandemia sobre el mercado de trabajo y algunas reflexiones en torno al futuro del empleo juvenil.</p>
<h2>El desastre de los últimos años</h2>
<p>El problema estructural del empleo juvenil se viene enquistando en España en las últimas décadas, pero los últimos 15 años han sido especialmente desastrosos. Dos de los indicadores que mejor reflejan el estado de la cuestión son la tasa de desempleo y la tasa de temporalidad:</p>
<p><strong>1.</strong> La tasa de desempleo para jóvenes de 16 a 29 años analizada en tres grupos de edad muestra que en 2008 (cifras del segundo trimestre, EPA-INE) para el grupo de 16 a 19 años era del 41 %; para el grupo de 20 a 24 años del 18,5% y para el grupo de 25 a 29 años era del 11,7 %. </p>
<p>Todos estos porcentajes aumentaron drásticamente en los primeros años de la crisis de 2008, especialmente para el grupo de menos edad. En 2013 se registraba un alarmante 73 % de paro en el grupo de 16 a 19 años, un 53,6% entre jóvenes de 20 a 24 años y un 33,7 % entre quienes tenían de 25 a 29 años. </p>
<p>En los años posteriores se observó una mejora paulatina (a excepción de los datos para 2020 con la crisis de la Covid-19) hasta llegar a reflejar en el primer trimestre de 2022 un 46,4 % de paro para los y las más jóvenes, un 26,7% para el grupo intermedio y un 18,3 % para los y las jóvenes de más edad; aún lejos de la tasa de paro general del 13,6 %. Como vemos, a pesar de la mejora relativa en los últimos años no hemos llegado a alcanzar niveles inferiores a los registrados antes de la crisis de 2008.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/495079/original/file-20221114-23-7s23cq.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/495079/original/file-20221114-23-7s23cq.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/495079/original/file-20221114-23-7s23cq.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/495079/original/file-20221114-23-7s23cq.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/495079/original/file-20221114-23-7s23cq.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/495079/original/file-20221114-23-7s23cq.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/495079/original/file-20221114-23-7s23cq.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/495079/original/file-20221114-23-7s23cq.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Tasas de paro joven 2007 - 2022.</span>
</figcaption>
</figure>
<p><strong>2.</strong> Por lo que respecta a la tasa de temporalidad, en los últimos 25 años entre el 69 % (2009) y el 93 % (2014) de las y los jóvenes de 16 a 19 años asalariados eran temporales. Algo inferiores son las cifras de temporalidad de jóvenes entre 20 y 24 años, entre el 50 % (2009) y el 74% (2016); y entre el 36,9 % (2009) y el 49,8 % (2017) de jóvenes de 25 a 29 años. </p>
<p>Unas cifras de temporalidad del empleo joven que duplican, incluso triplican, la temporalidad del total de la población. En los periodos de mayor impacto de las crisis de 2008 y de la Covid-19 (2013 y 2020), la tasa de temporalidad se redujo ligeramente para el grupo de 25 a 29 años. No obstante, esto no indica una mejora de las condiciones sino el efecto de la destrucción masiva del empleo que afecta especialmente a la contratación temporal.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/495083/original/file-20221114-18-ahmdkd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/495083/original/file-20221114-18-ahmdkd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/495083/original/file-20221114-18-ahmdkd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=254&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/495083/original/file-20221114-18-ahmdkd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=254&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/495083/original/file-20221114-18-ahmdkd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=254&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/495083/original/file-20221114-18-ahmdkd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=319&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/495083/original/file-20221114-18-ahmdkd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=319&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/495083/original/file-20221114-18-ahmdkd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=319&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Porcentaje de jóvenes asalariados temporales 2008 - 2022.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El argumento de la meritocracia y la responsabilidad</h2>
<p>El <a href="https://eprints.ucm.es/id/eprint/58878/1/Los_hijos_de_las_reformas_laborales._Viv.pdf">modo en el que se han regulado los mercados de trabajo en España es uno de los principales motivos que han llevado a la situación en la que nos encontramos</a> en la actualidad. Las políticas de empleo en las últimas décadas han adoptado en gran medida los valores del contexto socioeconómico neoliberal en el que vivimos, exacerbando los discursos de la responsabilidad individual y la meritocracia, que tiene entre sus máximos <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/CRLA/article/view/60694">la figura del emprendedor</a>. </p>
<p>El mantra de que la innovación, el esfuerzo, la autosuficiencia, la adaptabilidad y la autogestión son el mejor camino para fomentar el empleo ha ido permeando en políticas públicas que se han basado más en la lógica de la “activación” de la fuerza de trabajo que en contrarrestar los efectos de la desigualdad y procurar generar empleos dignos para toda la población. </p>
<p>En este camino se ha desplazado la responsabilidad ante el desempleo y la precariedad de un marco colectivo y de garantías de protección estatal a un marco individual, debilitando la figura del obrero colectivo, <a href="https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1405-74252018000400185&script=sci_arttext">dualizando el mercado laboral</a> (seguridad frente a precariedad) y generando altos niveles de frustración y estrés en la fuerza de trabajo. </p>
<p>En el caso de la juventud, al ser las últimas personas en incorporarse al mercado de trabajo no cuentan con la protección ligada a la antigüedad y, por el tipo de sectores de actividad económica a los que suelen acceder (principalmente comercio y hostelería), se encuentran en una posición de especial vulnerabilidad ante la flexibilidad llegando a asumir la intermitencia como una condición inherente al trabajo.</p>
<h2>Los mejores datos en 10 años</h2>
<p>La <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2021-21788">última reforma laboral</a> aprobada en diciembre de 2021 modifica por primera vez en décadas la receta de que un mercado de trabajo más flexible supone mayores y mejores niveles de empleo. Se ha potenciado la contratación indefinida modificando las fórmulas contractuales y, en especial, eliminando la contratación por obra y servicio y restringiendo las condiciones para la contratación temporal. </p>
<p>Aunque hay elementos que se podrían cuestionar de la reforma, y su impacto a medio y largo plazo (especialmente en el contexto de incertidumbre actual) están por examinar, los primeros cambios han sido muy significativos: en el <a href="http://www.injuve.es/sites/default/files/adjuntos/2022/08/epapresultados_2022-2t_16a29_tablas.pdf">segundo trimestre de 2022</a> la tasa de temporalidad para jóvenes de 16 a 29 años ha pasado a ser de 47,18 % y la tasa de desempleo a 20,45 %, las más bajas desde hace más de una década. </p>
<p>De este modo, los datos se convierten en el mejor argumento para desmantelar la idealización de la flexibilidad en el mercado de trabajo como solución ante el desempleo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/193426/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Stribor Kuric Kardelis no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La nueva reforma laboral ha conseguido bajar las cifras de precariedad laboral juvenil y pone en evidencia la durísima situación que han vivido y que muchos de ellos aún siguen viviendo.Stribor Kuric Kardelis, Técnico de Investigación Social especializado en trabajo, cultura y juventud, Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y JuventudLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1869422022-07-26T16:01:26Z2022-07-26T16:01:26Z¿Cómo afectan las pantallas a la construcción de la identidad de los menores?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/475837/original/file-20220725-15-9hhpjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C5607%2C3724&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/technology-generation-happy-childhood-little-boy-232911301">Shutterstock / Voyagerix</a></span></figcaption></figure><p>Para las nuevas generaciones, vivir es cada vez más sinónimo de estar frente a la pantalla, conectados a la red y tener una presencia virtual en internet. </p>
<p>Según el <a href="https://www.ine.es/prensa/tich_2021.pdf">Instituto Nacional de Estadística</a>, en España, en el año 2021, casi el 100 % de los menores de entre 14 y 15 años utilizaban frecuentemente internet a través de sus <em>smartphones</em>. </p>
<p>Igual que el comer o el dormir, las pantallas están presentes en su día a día. Las utilizan para socializar, en clase y en su tiempo de ocio. </p>
<h2>El mito del “nativo” digital</h2>
<p>Hace ya dos décadas que el escritor estadounidense <a href="https://www.marcprensky.com/writing/Prensky%20-%20Digital%20Natives,%20Digital%20Immigrants%20-%20Part1.pdf">Marc Prenksy</a> introdujo el término “nativo digital” para referirse a todo aquel que por nacer rodeado de esta tecnología aprendía a utilizarla de manera intuitiva. </p>
<p>A lo largo de los últimos años, hemos asumido que los jóvenes por ser “nativos digitales” ya saben utilizar y gestionar la tecnología digital. No obstante, la realidad parece ser bien distinta. <a href="https://repository.upb.edu.co/bitstream/handle/20.500.11912/6848/Una%20mirada%20cr%c3%adtica%20sobre%20los%20nativos%20digitales.pdf?sequence=1&isAllowed=y">Investigaciones recientes</a> han demostrado que los jóvenes no poseen esta capacidad crítica y responsable del uso de las pantallas. </p>
<h2>Una nueva vida, la vida ‘onlife’</h2>
<p>Las interacciones entre los jóvenes surgen indistintamente a través de sus redes sociales favoritas o de la interacción cara a cara. El tiempo desconectado (<em>offline</em>) que cualquier grupo de jóvenes pasa en la plaza de su barrio, también se convierte en un tiempo <em>online</em> pues están al mismo tiempo mirando sus pantallas.</p>
<p>Mientras interactúan cara a cara, sus redes sociales también pueden llenarse de interacciones (me gusta, comentarios, menciones…). Subir un <em>reel</em> a Instagram o TikTok se ha convertido de <a href="https://www.mdpi.com/2227-7102/11/9/523/htm">forma natural en un medio de socialización</a> de los grupos de pares.</p>
<p>Para estas nuevas generaciones la frontera entre los mundos <em>online</em> y <em>offline</em> es muy difusa, tanto que casi no existe: <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11217-021-09811-7">viven una vida <em>onlife</em></a>. Las pantallas y la conexión no son más que una extensión del mundo virtual y el físico.</p>
<p>Una vez que entendemos que las pantallas han llegado aquí para quedarse, la cuestión que surge es si están realmente preparados los jóvenes para gestionar el uso de las pantallas. ¿Cómo afecta a la construcción de sus personalidades esta continua existencia digital?</p>
<h2>Una identidad plenamente digitalizada</h2>
<p>Los jóvenes dan sentido a su identidad a través de los espacios de ocio y cultura popular. Estos lugares son hoy tanto físicos como digitales.</p>
<p>Analizar la situación real y actual de la identidad digital de los jóvenes y plantear posibles vías de entendimiento y acción educativa es el objetivo de nuestro proyecto <a href="https://sites.google.com/view/conect-id">CONECT-ID</a>.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/474865/original/file-20220719-20-75wmwe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474865/original/file-20220719-20-75wmwe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=281&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474865/original/file-20220719-20-75wmwe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=281&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474865/original/file-20220719-20-75wmwe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=281&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474865/original/file-20220719-20-75wmwe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=353&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474865/original/file-20220719-20-75wmwe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=353&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474865/original/file-20220719-20-75wmwe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=353&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
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<p><a href="https://canal.uned.es/video/60d58fc9b609230bdb629012">Los resultados de esta investigación</a> muestran que un 54,6 % de los jóvenes dedican más de tres horas al día a actividades que implican el uso de las pantallas en el tiempo libre. El principal motivo por el que los jóvenes utilizan las pantallas es la simple y llana diversión.</p>
<p>En la red, el 41 % de los adolescentes reconocen que comparten su información personal como ubicación, fotografías y aficiones, aún siendo conocedores de que esto puede suponer un riesgo. En este caso, suelen ser las chicas las que más información personal comparten. No obstante, manifiestan utilizar varios perfiles en la misma red social para seleccionar la información personal que comparten de forma privada. Así lo manifestaba una de las chicas que han participado en este estudio:</p>
<blockquote>
<p>“Yo tengo un perfil público y uno privado, pero porque el público es en el que me sigue más gente, cualquiera me puede seguir, y el otro es como más para mis amigos, amigos más íntimos, y ahí subo más cosas, las cosas mías”.</p>
</blockquote>
<h2>En contra de los filtros</h2>
<p>Un dato que rompe con los resultados de investigaciones previas es que el 80 % de los jóvenes y adolescentes prefieren utilizar fotos reales, sin manipular. Aseguran preferir mostrarse tal como son, sin filtros y sin esconderse en identidades falsas. Este dato podría indicar que las redes sociales están dejando de ser espacios de experimentación de una identidad diferente y buscan ser una continuación de la identidad física no digital.</p>
<p>Los jóvenes entrevistados reconocen que su tiempo de conexión es excesivo, pero no consideran que necesiten ayuda para gestionar el tiempo de uso. Así lo manifestaba uno de los chicos que participó en este estudio:</p>
<blockquote>
<p>“Es como que pasan dos horas y digo: "Pues quiero más”. Y así todo el rato, y se me pasa una tarde entera y estoy todo el rato con el móvil.“ </p>
</blockquote>
<p><a href="https://canal.uned.es/video/61af226db6092324062393c2?track_id=61af22fcb60923242a69bba2">Los resultados de este estudio</a> nos han permitido identificar un perfil de jóvenes con un alto riesgo de dependencia del uso de la red, que coincide con ese perfil de jóvenes que manifiesta sentirse aislado si no puede estar conectado. </p>
<p>Precisamente, los jóvenes que manifiestan sentirse aislados socialmente si no tienen acceso a internet son los que no perciben los riesgos asociados al uso de las redes sociales e internet. </p>
<h2>¿Son útiles los límites de tiempo?</h2>
<p>La educación en materia de formación de la identidad digital se ha centrado hasta ahora en elaborar guías de buenas prácticas y limitar el tiempo en línea desde el mundo físico. Pero ¿qué eficacia puede tener esto, si los jóvenes no separan estos dos mundos?</p>
<p>Es necesario diferenciar la dependencia de la pertenencia y mostrar a las nuevas generaciones que saber utilizar la tecnología supone ser conscientes de la influencia que las pantallas tienen sobre nosotros. </p>
<p>Es importante aprender a habitar en un mundo donde la frontera entre lo <em>online</em> y lo <em>offline</em> cada vez se vuelve más difusa.</p>
<h2>Conscientes del papel de las pantallas</h2>
<p>Las nuevas generaciones deben ser plenamente conscientes de que el uso de las pantallas influye en nuestro día a día. Al utilizarlas como una herramienta de comunicación y de ocio, nuestra toma de decisiones, incluso lo que podemos sentir, queda mediada por las pantallas. </p>
<p>Desde la educación debemos generar estrategias para que jóvenes y adolescentes usen las tecnologías de manera sana y responsable. La pantalla, y lo que hay detrás de ella, es su espacio de vida. No tiene sentido "poner puertas al campo”. </p>
<p>Pero debemos acompañar, mediar y enseñar a vivir en ese campo abierto, con sus oportunidades, pero también sus riesgos.</p>
<p>Nos encontramos ante una nueva concepción de espacio y tiempo sobre el que se hacen personas, donde deben tejer su libertad, autonomía, responsabilidad, creatividad, sentido crítico, etc. Y es ahí donde la educación, y no la tecnología, ni la pantalla y sus redes, debe tomar “la voz cantante” y encauzar y orientar el desarrollo identitario del joven.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186942/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Judith Martín-Lucas recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Referencia: PGC2018-
097884-B-I00 (2019-2022)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Manuel Muñoz Rodríguez recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Referencia: PGC2018- 097884-B-I00 (2019-2022)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Sara Serrate González recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Referencia: PGC2018-097884-B-I00 (2019-2022)</span></em></p>¿Sirve de algo limitar el tiempo de uso de pantallas, cuando para los jóvenes la frontera entre lo digital y lo físico es líquida? Necesitamos nuevos enfoques para protegerlos de la dependencia.Judith Martín-Lucas, Profesora Ayudante Doctor en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación, Universidad de SalamancaJosé Manuel Muñoz-Rodríguez, Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación. Universidad de Salamanca, Universidad de SalamancaSara Serrate González, Profesora Titular de Universidad de Pedagogía Social en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1868622022-07-18T17:59:17Z2022-07-18T17:59:17ZLos jóvenes no piden ayuda psicológica por su elevado coste y por vergüenza<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/474332/original/file-20220715-16-1t4doj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C6%2C4594%2C3435&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/teenage-girl-green-sweatshirt-covers-her-2077992109">Shutterstock / Hit Stop Media</a></span></figcaption></figure><p>La salud es mucho más que la ausencia de enfermedad y sabemos que en su devenir influyen factores biológicos, psicológicos y contextuales. Elementos, todos ellos, que se han visto fuertemente afectados por la pandemia de la Covid-19, que ha visibilizado en el debate público una vertiente de la salud poco entendida y atendida: la salud mental que, según la previsión de la OMS, provocará algún problema en aproximadamente un 25 % de la población mundial.</p>
<p>Afrontar las diferentes etapas de restricciones de movilidad ligadas a los confinamientos y desconfinamientos, la incertidumbre que ha supuesto este periodo, el cambio de hábitos o la destrucción de empleo experimentada en 2020 han intensificado las dolencias relacionadas con la salud mental de toda la población. </p>
<p>A su vez, se han extendido los discursos que abordan esta problemática en diferentes ámbitos de la sociedad, incluyendo la arena política. Prueba de ello es la actual <a href="https://www.congreso.es/public_oficiales/L14/CONG/BOCG/B/BOCG-14-B-185-1.PDF">Proposición de Ley General de Salud Mental</a> española (Congreso de los Diputados, septiembre 2021), que aboga por la promoción de la salud mental desde políticas públicas integrales que erradiquen la pobreza, la exclusión y las desigualdades sociales; políticas que sean capaces de avanzar en la prevención, promoción y la atención, atajando, así mismo, los prejuicios, la discriminación y el estigma asociado a la salud mental. </p>
<p>El preámbulo reconoce que España cuenta con una atención fragmentada, insuficiente, biologicista y centrada en la reducción sintomatológica. También que uno de sus principales problemas tiene que ver con la inaccesibilidad, real y percibida, al servicio público de salud, lo que genera una desigualdad por motivos económicos que excluye a las personas sin recursos de la posibilidad de ser atendidas por profesionales de la salud mental. </p>
<h2>El impacto de la pobreza y el estigma</h2>
<p>En este texto nos queremos centrar específicamente en ese aspecto, el de la desigualdad generada por motivos económicos a la hora de afrontar los problemas de salud mental entre la población joven. </p>
<p>En el último <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/publicacion/barometro_salud_bienestar/"><em>Barómetro Juvenil 2021. Salud y bienestar</em></a> publicado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad algunos datos nos permiten profundizar en esta realidad. </p>
<p>Más de la mitad de jóvenes (el 56,4 %) cree haber sufrido problemas de salud mental en los últimos 12 meses, y casi la mitad (un 49 %) no pidió ayuda profesional. Las razones esgrimidas son el coste de la atención profesional, en primer lugar, y especialmente entre las mujeres (44,8 %) frente a los hombres (27,5 %), seguida de otras razones que tienen que ver más con la subestimación del problema, las resistencias a compartir ese problema con su entorno y el estigma, que sigue generando sensaciones de vergüenza a la hora de abordarlo. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/474139/original/file-20220714-32684-ul38ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474139/original/file-20220714-32684-ul38ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474139/original/file-20220714-32684-ul38ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474139/original/file-20220714-32684-ul38ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474139/original/file-20220714-32684-ul38ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474139/original/file-20220714-32684-ul38ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474139/original/file-20220714-32684-ul38ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Motivos por los que no buscó ayuda profesional por problemas psicológicos, psiquiátricos o de salud mental en los últimos 12 meses. Respuesta múltiple sobre entrevistados que mencionan. Datos en %. Base declaran no haber acudido a servicios de salud mental.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Gráfico proporcionado por el autor.</span></span>
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</figure>
<p>El hecho de que el principal motivo que impide a los y a las jóvenes buscar ayuda profesional cuando sienten malestares psicológicos sea el económico resulta sumamente preocupante, especialmente teniendo en cuenta la dificultad y limitaciones que muestran a la hora de expresar este tipo de problemáticas en su entorno. </p>
<p>El 36,6 % de chicos y chicas que afirman sentir malestares psicológicos no buscaron ayuda en su círculo más cercano. Si revisamos la serie entre 2019 y 2021, en líneas generales, sabemos que ha aumentado el nivel de estrés de los y las jóvenes en todos los indicadores considerados en el barómetro –siendo especialmente relevante el crecimiento del estrés vinculado al empleo (del 46,8 % al 63 %) y a la salud física y mental (del 28,6 % al 45,8 %)–. Sin embargo, uno de cada cinco (20,5 %) no comparte esta realidad con nadie y trata de evitar que otras personas sepan que tiene algún problema. </p>
<h2>La vulnerabilidad juvenil</h2>
<p>Los datos muestran que la percepción que los y las jóvenes españolas tienen de su salud, tanto física como mental, es peor que la que tenían hace cinco años cuando empezamos a realizar este estudio y que, desde 2019, el deterioro es más acusado y evidente. Si a esto le sumamos los indicadores sobre pobreza y exclusión en estas franjas de edad, estamos ante un grupo social en especial situación de vulnerabilidad. </p>
<p>Da buena cuenta de ello el último informe de la Fundación FOESSA y Cáritas, <a href="https://www.caritas.es/main-files/uploads/2022/01/Conclusiones-Informe-FOESSA-2022.pdf"><em>Evolución de la cohesión social y consecuencias de la COVID-19 en España</em></a>, que cifra en 2,7 millones la población joven entre 16 y 34 años afectada por procesos de exclusión social intensa y multidimensional, población que está tres veces más representada en la tasa de exclusión que la mayor de 65 años.</p>
<p>Existen múltiples factores que inciden sobre las respuestas a problemas de salud mental. El estigma y el tabú siguen teniendo un claro impacto en el modo en el que las personas afrontan sus malestares. No obstante, poner el foco sobre la variable económica tiene una importancia fundamental. La pobreza es el origen de buena parte de los malestares experimentados y también limita el acceso a ayuda y apoyos para enfrentarlos. </p>
<p>Ante esta situación, resulta imprescindible insistir en el acceso garantizado a ayuda profesional para gestionar la salud mental desde el sector público, incrementando la inversión y fomentando el conocimiento sobre los recursos existentes. Y hay que hacerlo a partir de protocolos ajustados que tengan en cuenta diferentes realidades y especificidades de la población más joven para poder atender de forma temprana, eficaz y cercana a esta población que se muestra especialmente vulnerable.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186862/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>El Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud recibe fondos de Fundación Mutua Madrileña para la realización de esta investigación.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>El Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud recibe fondos de Fundación Mutua Madrileña para la realización de esta investigación</span></em></p>El último ‘Barómetro Juvenil 2021. Salud y bienestar’ del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad pone de manifiesto los condicionantes que hacen que miles de jóvenes no pidan ayuda profesional sobre salud mental a pesar de necesitarla.Stribor Kuric Kardelis, Técnico de Investigación Social especializado en trabajo, cultura y juventud, Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y JuventudAnna Sanmartin Orti, Socióloga, subdirectora del Centro Reina Sofía de la Fundación FAD Juventud, Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y JuventudLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1860742022-07-06T18:04:28Z2022-07-06T18:04:28ZChicos, menores y de clases privilegiadas: así son los jóvenes amantes del riesgo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/472609/original/file-20220705-24-k7jc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C11%2C3982%2C2952&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/cheering-crowd-rock-concert-1410073595">Shutterstock / dwphotos</a></span></figcaption></figure><p>La juventud es un periodo de profundos cambios y transiciones personales. Se pasa del estatus de niño –completamente dependiente de los progenitores– a iniciar el camino que los llevará al mundo adulto, trayecto que supone el desarrollo de las capacidades propias y el carácter individual. </p>
<p>En suma, se construye en este periodo la <em>manera de estar</em> en el mundo. Es a lo largo de este tránsito cuando los y las jóvenes experimentan con los límites, tanto los personales (los físicos y psicológicos) como los sociales (el conjunto de normas y reglas), poniendo a prueba los recursos y capacidades personales. Y es ahí precisamente, como parte de ese crecimiento personal, donde tiene lugar la experimentación con el riesgo, tan propia y característica de la juventud.</p>
<p>Para analizar la compleja relación entre el riesgo y la juventud, el equipo de <a href="https://www.sociologicatres.com/">Sociológica Tres</a> realizamos para el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad el <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/publicacion/barometro_salud_bienestar/"><em>Barómetro juvenil 2021. Salud y bienestar</em></a> mediante el empleo de un cuestionario aplicado a una población representativa de chicos y chicas entre los 15 y 29 años. </p>
<p>Uno de los capítulos de este informe aborda la relación entre juventud y riesgo, tanto en lo que se refiere a las actitudes hacia el riesgo como en la percepción sobre la peligrosidad asociada a ciertos comportamientos.</p>
<p>En relación a su idea sobre el riesgo, se preguntó a chicos y chicas si les compensa realizar determinados comportamientos que potencialmente conllevan ciertos riesgos, por los supuestos beneficios a conseguir. El análisis de sus respuestas, comparadas con las que se obtenían para la misma pregunta en el <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/publicacion/barometro-juvenil-2019-saludybienestar/">Barómetro de Salud 2019</a> (también realizado por el Centro Reina Sofia-FAD) demuestran que en 2021 aumentó el porcentaje de jóvenes que declaraban que les compensa llevar a cabo –o les compensaría, si los llevaran a cabo– estos comportamientos. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/472401/original/file-20220704-3924-t8g5mh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/472401/original/file-20220704-3924-t8g5mh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/472401/original/file-20220704-3924-t8g5mh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=296&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/472401/original/file-20220704-3924-t8g5mh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=296&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/472401/original/file-20220704-3924-t8g5mh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=296&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/472401/original/file-20220704-3924-t8g5mh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=372&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/472401/original/file-20220704-3924-t8g5mh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=372&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/472401/original/file-20220704-3924-t8g5mh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=372&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Evolución grado de compensación hacia determinadas actividades de riesgo 2019-2021. Escala 0 (no compensa nada) a 10 (compensa totalmente). Puntos en la escala de 7 a 10 (compensa mucho o totalmente). Datos en %. Número de personas en la muestra: 1 501 (barómetro salud y bienestar 2021) y 1 200 (barómetro salud 2019).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Proporcionado por el autor.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Entre los años 2019 y 2021 aumentó espectacularmente la proporción de chicos y chicas que declararon que les compensa emborracharse hasta perder el conocimiento (del 14,6 % en 2019 al 26,3 % de 2021), practicar deportes de riesgo (del 20 % al 24,1 %), fumar porros (12,6 % al 16,5 %), no usar protección en las relaciones sexuales (del 9,5 % al 12,5 %), conducir a mucha velocidad (del 8,4 % al 12,1 %), meterse en peleas (del 6,9 % al 8,3 %) o conducir vehículos cuando han tomado drogas o alcohol (del 5,6 % al 7,7 %), por mencionar los elementos más llamativos.</p>
<p>Complementariamente a lo anterior, es interesante el análisis de la sensación de mayor o menor inseguridad de determinados comportamientos. En este sentido, también el año 2021 representa un punto de inflexión importante con respecto a la misma pregunta realizada en 2019. Bajaron notablemente las proporciones de chicos y chicas que manifestaron inseguridad si llevaran a cabo determinadas acciones. Por ejemplo, la proporción de chicos y chicas que manifestaron altos niveles de inseguridad en la conducción de vehículos bajó del 46,8 % del 2019 al 39 % del año 2021; del 50,7 % de los riesgos sexuales al 41,8 %. Del acoso, tanto en centros de estudio o trabajo y en redes sociales, se pasó del 49,7 % para ambos en 2019 al 44,1 % y 42,3 %. </p>
<p>En cuanto a la violencia física, pasó del 52,8 % al 46,3 % y, finalmente, en cuanto a los consumos de drogas, del 53,3 % al 49,6 %. Es decir, había bastante menos chicos y chicas en 2021 que se habrían sentido inseguros si hubiesen tenido que llevar a cabo estas acciones.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/472402/original/file-20220704-17-a5t660.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/472402/original/file-20220704-17-a5t660.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/472402/original/file-20220704-17-a5t660.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=302&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/472402/original/file-20220704-17-a5t660.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=302&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/472402/original/file-20220704-17-a5t660.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=302&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/472402/original/file-20220704-17-a5t660.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=379&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/472402/original/file-20220704-17-a5t660.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=379&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/472402/original/file-20220704-17-a5t660.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=379&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Evolución de la percepción de inseguridad hacia determinados comportamientos 2019-2021. Escala 0 (nada seguro) a 10 (absolutamente seguro). Datos en % en el punto de la escala 0 a 3 (muy o totalmente inseguro).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Proporcionado por el autor.</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>No resulta fácil la explicación de esta mayor presencia del riesgo en la vida de chicos y chicas, al menos en una parte relativamente importante de ellos. No cabe duda de que estos incrementos de chicos y chicas a los que les compensan determinados comportamientos o del decrecimiento de la sensación de peligro asociado a los mismos responde, por lo menos en parte, a una necesidad de contrarrestar las duras restricciones debidas a la pandemia covid-19. </p>
<h2>Tendencia a banalizar el peligro</h2>
<p>La profunda experiencia de esta pandemia hace que cambie no solo el modelo de vida, sino también el conjunto de experiencias de las que disfrutar, pese a los riesgos que potencialmente suponen. Pero también se detecta cierta tendencia a la banalización del riesgo, del peligro, que puede estar muy en conexión con el surgimiento de nuevos códigos de valores entre la juventud que empujan a fomentar una idea de disfrute máximo, también potenciada extraordinariamente por la situación de pandemia y las restricciones que ha conllevado que han tendido a exacerbar estas cuestiones. </p>
<p>En estas minorías que confiesan tales percepciones hay todo tipo de perfiles de chicos y chicas, lo cual no implica que no pueda detectarse un perfil dominante: están sobrerrepresentados los hombres, los de menor edad y los de clases privilegiadas. Es un perfil que lleva a pensar que estamos tocando una cuestión muy relacionada con los valores de un cierto grupo juvenil.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186074/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Carlos Ballesteros Guerra ha recibido fondos de la Fundación Mutua Madrileña para la realización de esta investigación.</span></em></p>La relación entre los jóvenes y el riesgo es compleja y el temor por él ha descendido en los últimos años. Emborracharse hasta perder el control o no usar protección en las relaciones sexuales es algo que les asusta cada vez menos.Juan Carlos Ballesteros Guerra, Profesor asociado y codirector Sociológica Tres S.L., Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y JuventudLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1759402022-06-19T18:26:51Z2022-06-19T18:26:51ZLas ventajas de crecer con internet: adolescentes y participación<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/468406/original/file-20220613-24020-dfngz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C5145%2C3422&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/african-american-woman-sending-text-message-323884478">Shutterstock / Samuel Borges Photography</a></span></figcaption></figure><p>El desarrollo de las tecnologías digitales, y el consiguiente cambio sociocultural, ha animado a la población adolescente hacia la participación en entornos virtuales. </p>
<p>Esta permanente conexión y supuesta dependencia de sus teléfonos inteligentes y sus redes digitales despierta recelo, cuando no preocupación, por parte de quienes no crecimos en una situación similar. Pero hay otra manera de analizar y entender el fenómeno: nunca en la historia de la humanidad los jóvenes habían manifestado tanta inquietud por participar en la cultura de su época y habían tenido tantas facilidades para hacerlo.</p>
<p>El gusto por el uso de las tecnologías digitales ha sido una característica propia de las generaciones más jóvenes, que ven internet, en general, y las redes sociales y las tecnologías móviles, en particular, como su hábitat natural de actuación. Sus relaciones sociales se organizan de forma autónoma en diferentes grupos, donde comparten una narrativa digital a través de TikTok, Instagram, YouTube, WhatsApp, etc.</p>
<p>La población adolescente desarrolla sus estrategias virtuales de <a href="https://www.mdpi.com/2076-0760/9/6/92">compartir, resolver problemas, desarrollar tareas, construir colaborativamente el conocimiento y potenciar canales de comunicación dinámicos</a>. Asimismo, la adolescencia manifiesta abiertamente una tendencia hacia el aprendizaje informal en las redes sociales, que los convierte en <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7260356">sujetos interactuantes, despiertos y socialmente digitales</a>.</p>
<h2>Digitalmente creativos</h2>
<p>La adolescencia <a href="http://inteligenciacolectiva.bvsalud.org">se empodera en el espacio digital y se apropia de la autoridad suficiente para participar en la inteligencia colectiva</a>, que decía Lévy. </p>
<p>Con el desarrollo de las tecnologías digitales, la población adolescente ha visto las puertas abiertas hacia la creación, viéndose abocados a esto para no caer en el riesgo de exclusión por parte de sus semejantes. </p>
<h2>Intercreatividad</h2>
<p>Así, las generaciones jóvenes están llevando a cabo procesos de intercreatividad, un paso más allá de la creatividad, donde unen en sus relaciones con iguales dos conceptos muy importantes, creatividad e interactividad. Desde esta perspectiva de comunicación horizontal, es posible el desarrollo de su propio aprendizaje y contribuir a construir el conocimiento social. </p>
<p>Los adolescentes tiene la capacidad de relacionarse de forma exitosa en los entornos analógicos y digitales y necesitan formar parte de grupos sociales para modificar su entorno y, al mismo tiempo, enriquecer y madurar su mundo interno. Se manifiesta así su capacidad de posicionarse de manera intercreativa ante la realidad que la rodea.</p>
<p>En esta etapa evolutiva cobra vital importancia el ámbito social, donde se consideran actores principales, a modo de los héroes mediáticos a los que siguen, como los <em>youtubers</em> y otros <em>influencers</em>, que se han convertido en los modelos a seguir con gran influencia en la creatividad y pensamiento adolescente.</p>
<h2>Narrativa transmedia</h2>
<p>En la sociedad postdigital, los adolescentes interactúan a través de las tecnologías de forma innata y desde grupos organizados, siendo cada vez más conscientes de sus capacidades y de las posibilidades de la cultura del conocimiento. </p>
<p>Las múltiples pantallas abren paso a la cultura participativa, ejercitando narrativas colaborativas para crear y expresar opiniones y sentimientos, asumir responsabilidades y tomar decisiones en un escenario transmedia. </p>
<p>Recordemos que una narración transmedia se desarrolla a través de múltiples plataformas y que cada texto conforma un nodo específico de información valioso para la totalidad del mensaje.</p>
<h2>Falta de educación</h2>
<p>La escasa educación mediática que reciben los más jóvenes se había centrado, hasta ahora, en el desarrollo de competencias que les posibilitase la interpretación crítica de aquellos mensajes emitidos por los medios de comunicación. </p>
<p>Sin embargo, en la actualidad, las prácticas transmedia en contextos juveniles precisan no sólo de ese análisis crítico del discurso, sino la incorporación de la creación transmedia de historias y la capacidad y competencia para gestionar el flujo de información que reciben. </p>
<h2>Conflictos y gestión</h2>
<p>Algunos adolescentes no son del todo conscientes de los riesgos que implica la participación en determinados espacios digitales: no sólo a nivel de seguridad y control, sino también de gestión de los conflictos interpersonales que se originan.</p>
<p>Integrar las tecnologías digitales en el día a día del aula, con el <a href="https://skat.ihmc.us/rid=1J134XMRS-1ZNMYT4-13CN/George%20Siemens%20-%20Conectivismo-una%20teor%C3%ADa%20de%20aprendizaje%20para%20la%20era%20digital.pdf">planteamiento conectivista de Siemens</a>, permite experimentar propuestas de aprendizaje desde los videojuegos, la realidad aumentada, el metaverso o las distintas producciones de narrativas transmedia que invitan a la creación y potencian canales idóneos para el empoderamiento adolescente.</p>
<p>Es común que generaciones anteriores consideren a los adolescentes inmaduros e incapaces de aceptar e integrarse en el “mundo adulto”. Pero los jóvenes han demostrado hoy más que nunca que tienen recursos para establecer una relación personal con los demás a través de la integración de su novedoso mundo social digital con atractivos horizontes. </p>
<p>Eso sí, necesitan acompañamiento experto en alfabetización mediática para evitar los posibles engaños y manipulaciones a los que puedan estar abocados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/175940/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sara Osuna-Acedo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los adolescentes usan internet y redes sociales para aprendizaje informal, comunicación y creación colaborativa. Vivimos una época de máxima participación en la cultura por parte de las nuevas generaciones.Sara Osuna-Acedo, Profesora Catedrática de Universidad - Comunciación y Educación, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1843952022-06-07T18:33:54Z2022-06-07T18:33:54Z¿Por qué los deportes de riesgo son tan atractivos para los jóvenes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/466931/original/file-20220603-9439-iuh43y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1000%2C666&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">En sus logros físicos o deportivos, los adolescentes experimentan una sensación de autoestima, creación y determinación personal.</span> </figcaption></figure><p>Los cambios asociados a la pubertad suelen hacer que <a href="https://editions-metailie.com/livre/en-souffrance-adolescence-et-entree-dans-la-vie/">los adolescentes</a> se cuestionen su identidad y pongan en tela de juicio lo que daban por sentado. La práctica intensiva del deporte es para algunos jóvenes una forma de protegerse de las cuestiones más graves que rodean estos cambios.</p>
<p>La búsqueda de sensaciones y de autocontrol, así como la repetición de los entrenamientos, les ayudan a distanciarse de un mundo interior difícil de contener. La asistencia regular a un pabellón deportivo, con sus ritos y figuras conocidas, proporciona la seguridad de un mundo comprensible, siempre a gusto de uno.</p>
<p>Uno se prepara para las competiciones, discute las prácticas, encuentra una connivencia inmediata con los compañeros, y el reconocimiento mutuo. Así, la actividad deportiva aparece a veces como un espacio de transición en el que se amansan las dificultades de la vida.</p>
<h2>Posponer la sexualidad, controlar el cuerpo</h2>
<p>Al crear otras preocupaciones manejables y concretas –retos, esfuerzos, limitaciones de tiempo, etc.– el deporte se convierte en una forma de suspender el tiempo y los problemas de <a href="https://editions-metailie.com/livre/en-souffrance-adolescence-et-entree-dans-la-vie/">la adolescencia</a>. Al tener lugar en un microcosmos bien definido, revestido de una sensación de durabilildad, se crea una barrera eficaz contra la sexualización del cuerpo y las nuevas responsabilidades que implica.</p>
<p>A menudo pospone las relaciones románticas o la entrada en la sexualidad. El cuerpo se controla y se niegan sus impulsos en nombre de las limitaciones del entrenamiento y de los sacrificios necesarios para obtener buenos rendimientos.</p>
<p>Además, con su calendario riguroso, la actividad deportiva ocupa toda la mente, evitando cualquier proyección hacia el futuro que no esté delimitada al tiempo de la competición y a la preparación física adecuada. Da unas pautas, un marco, un estilo de vida, unas aspiraciones, una sociabilidad controlada y centrada únicamente en el rendimiento.</p>
<h2>Los deportes extremos y el riesgo</h2>
<p>Más allá de las prácticas más convencionales, las actividades físicas y deportivas experimentaron un profundo cambio en los años 80, que las nuevas generaciones han adoptado. Con las transformaciones tecnológicas y la aparición de nuevos materiales, se amplió el ámbito de las nuevas actividades: deportes de deslizamiento, deportes al aire libre, etc.</p>
<p>La mercadotecnia de los fabricantes de los distintos equipamientos explota esas nuevas sensibilidades, ligadas a la búsqueda de sensaciones, libertad, apariencia… </p>
<p>Estos jóvenes entusiastas se vuelven consumidores desenfrenados, al acecho de los últimos productos, y “juegan” simultáneamente a la rebeldía y a la indiferencia por las normas o reglas sociales. </p>
<p>No tienen más referencias que ellos mismos y sus iguales. Fuera de la competición, de la clasificación, de los marcadores y las reglas, su práctica deportiva es autónoma e individual: una búsqueda apasionada de sensaciones.</p>
<h2>Cuerpo a cuerpo con el mundo</h2>
<p>La participación apasionada en estas actividades es una forma de <a href="https://www.puf.com/content/Conduites_%C3%A0_risque">sentirse vivo</a> a través de una relación física e intensa con el mundo. En este sentido, la práctica de estos deportes se parece a los comportamientos de riesgo. Es cierto que los últimos son una respuesta al sufrimiento, mientras que las primeras son más bien una búsqueda de la intensidad del ser, pero ambas están en el filo de la navaja. Poniéndose a prueba de diferentes formas, los jóvenes piden a veces a la muerte una respuesta sobre el sentido y la legitimidad de la existencia.</p>
<p>Son socialmente valorados, no sólo por las generaciones más jóvenes que encuentran en ellos una fuente de emulación y comunicación, sino por la sociedad en su conjunto, porque ve en ellos una afirmación lúdica de la juventud. Valores como el coraje, la resistencia, o la vitalidad.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/DRdy8KB_774?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">¿Por qué los adolescentes juegan con el riesgo? Entrevista con David Le Breton (Yapaka.be).</span></figcaption>
</figure>
<h2>Narcisismo o autestima</h2>
<p>Estas <a href="https://journals.openedition.org/questionsdecommunication/7561">“actividades de riesgo”</a>, en las que jugar con el límite es un hecho fundamental, alimentan el narcisismo al crear la convicción de estar por encima del resto, entre los elegidos; de ser un virtuoso. El encuentro cuerpo a cuerpo con el mundo tiene lugar en espacios y circunstancias que el joven decide y que quedan bajo su control, según él valore su propia capacidad.</p>
<p>El joven experimenta un sentimiento de autoestima, creación y determinación personal en sus logros físicos o deportivos. El miedo, superado así, lleva al júbilo de haber triunfado, y de ser distinto del resto. Gracias a sus proezas, tiene la <a href="https://www.puf.com/content/Conduites_%C3%A0_risque">sensación de existir</a> a los ojos de los demás. Busca los límites, pero de forma lúdica, en contraste con los comportamientos de riesgo. Intenta descubrir quién es y hasta dónde puede llegar. Experimenta con sus recursos y consigue una sensación de plenitud.</p>
<p>Las actividades físicas y deportivas de riesgo responden a una lógica de confrontación física con el mundo desde una perspectiva lúdica, aunque el riesgo de accidente sea el precio a pagar por la intensidad experimentada. Existir no es suficiente, debemos sentir que existimos.</p>
<h2>Búsqueda de límites</h2>
<p>Para los adolescentes estas actividades tienen un altísimo componente de búsqueda: de límites, de sensaciones y de reconocimiento. La prueba tiene un valor de confirmación del valor personal, exige una demostración. El riesgo que conlleva: sobrestimar las propias habilidades y ceder a un sentimiento de omnipotencia a menudo peligroso.</p>
<p>La presencia de otros tiende a convertir estas prácticas en una representación. La búsqueda de proezas o la demostración de la propia destreza ante los demás es también, más allá de la realización personal que proporciona, una línea de defensa narcisista contra el sentimiento de insignificancia de uno mismo.</p>
<h2><em>Skaters</em> y geografía urbana</h2>
<p>Por ejemplo, es conocido el interés de los <em>skaters</em> por situarse en lugares públicos para demostrar sus habilidades. A pesar de una fingida indiferencia, la mirada de los demás es necesaria para la validación de sus talentos. Pero el espectáculo sucede de forma disimulada, y no de forma ostentosa, en un juego permanente.</p>
<p>La práctica requiere una connivencia amistosa con los otros virtuosos del mismo deporte. Implica horas sobre la tabla e innumerables caídas antes de lograr por fin dominar el codiciado truco o de colgarse de la barandilla de la escalera durante un rato. Los raspones, los golpes y las fracturas se multiplican mientras la técnica del cuerpo no esté perfectamente dominada, pero es el precio a pagar por un sentimiento de arraigo. La persecución de una meta se produce a través de esta ambigua mezcla de destreza y caídas, como si se tratara de encontrar la distancia adecuada con ese mundo que se escapa.</p>
<p>Los <em>skaters</em> juegan con la velocidad o el riesgo de caída aprovechando la geografía urbana, bajando pendientes a toda velocidad o mezclándose con el tráfico, incluso aferrándose a ellos para experimentar momentos de aceleración y ejercer el virtuosismo burlándose del peligro. Muchas de estas nuevas prácticas físicas multiplican las áreas de transgresión y, por tanto, la sensación de omnipotencia.</p>
<p>Entre las generaciones más jóvenes, la búsqueda frenética de límites en actividades físicas y deportivas de riesgo marca la creencia personal de ser “especial”, de tener algo de lo que los demás carecen. Al mismo tiempo, al ponerse en situaciones de peligro, buscan constantemente reafirmarse. Las grietas en el ego se rellenan en un proceso que se repite.</p>
<p>Logran reinar en su disciplina y florecen al doblegar la resistencia de los elementos, al domar la gravedad. Son prácticas de vértigo, o más bien de juego con el vértigo: el objetivo es dominar el desequilibrio, ya sea en el aire, la tierra, la nieve o el mar. Una forma intensa, y a tientas, de encontrar su lugar en el mundo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/184395/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David Le Breton ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.</span></em></p>La práctica intensiva del deporte puede proteger de muchas angustias de la adolescencia. Los de mayor riesgo nos permiten encontrar, poniéndonos a prueba, un lugar en el mundo.David Le Breton, Professeur de sociologie et d'anthropologie, Université de StrasbourgLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1824822022-05-19T18:02:26Z2022-05-19T18:02:26ZLos jóvenes dedican siete horas diarias al ocio digital y quieren ser ‘influencers’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/464047/original/file-20220518-19-83qqs4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C0%2C5973%2C3889&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-people-having-fun-outdoor-making-335381858">Khorzhevska / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Las tecnologías digitales tienen un profundo arraigo en adolescentes y jóvenes, quienes conviven en un ecosistema tecnológico múltiple, multimediado y diversificado, dominado por el teléfono inteligente –el 86,4 % de jóvenes entre 15 y 29 años en España dispone de uno–. Esto se desprende del informe <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/publicacion/investigacion_ocio_digital/"><em>Consumir, crear, jugar</em></a>, del <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/">Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud</a> de <a href="https://www.fad.es/">FAD</a>. También pone de manifiesto la enorme importancia del ocio digital: el 79,9 % utiliza las tecnologías digitales para actividades de ocio digital todos los días, con una media de casi siete horas diarias.</p>
<p>La juventud ha ido construyendo una relación íntima y duradera con las tecnologías, trasladando un gran número de prácticas y vivencias al mundo digital. En este marco, el ocio, en tanto que valor fundamental de la juventud por su importancia en el desarrollo social, educativo y psicológico, se erige como uno de los aspectos más atravesados por las tecnologías digitales. De hecho, <a href="http://www.injuve.es/observatorio/demografia-e-informacion-general/informe-juventud-en-espana-2020">internet es un elemento primordial en las prácticas de ocio, individualización y socialización de la juventud</a>.</p>
<h2>Redes sociales virtuales como forma de vida</h2>
<p>Las redes sociales virtuales acaparan la mayor parte del tiempo de ocio juvenil: el 82,8 % afirma que consume contenidos digitales en redes sociales a diario y el 82,4 % crea contenido propio que comparte en alguna plataforma digital –destacando especialmente Instagram–. </p>
<p>Aunque es un fenómeno que afecta a prácticamente toda la población, es evidente que la necesidad de compartir la propia vida en plataformas digitales sociales constituye uno de los fundamentos básicos de la sociabilidad juvenil. Como defiende la autora <a href="https://www.fcede.es/site/es/libros/detalles.aspx?id_libro=6974">Paula Sibilia</a>, si con el auge de la modernidad se produjo una profundización en el desarrollo de la individualidad a partir de la densificación de la intimidad, en el caso de la posmodernidad nos encontramos una necesidad de exteriorizar y compartir vivencias, como si lo vivido no fuera lo suficientemente real si no es refrendado y validado por los demás. </p>
<p>De manera exhaustiva y constante, se comparten fragmentos seleccionados de la intimidad. Esta necesidad de mostrarse ante los demás constituye uno de los mecanismos de estabilización de la propia identidad, de sentir la tranquilidad de que nuestras vivencias no son exclusivamente personales sino compartidas con una comunidad que nos desborda, lo que denomina <a href="https://www.redalyc.org/journal/5644/564464798003/html/">extimidad</a>. </p>
<p>La industria cultural contemporánea ha conseguido que en la actualidad los usuarios no sean meros consumidores sino prosumidores activos y que el contenido e información que crean constituya la base sobre la que se sustenta la economía digital. </p>
<p>Así, en las últimas décadas, las plataformas y redes sociales han pasado de ser entornos en los que se compartía contenido como entretenimiento a convertirse en auténticos escaparates en los que emprendedores de la sociedad digital venden el contenido que generan como mercancía bajo el auspicio de la industria de la publicidad, que ha encontrado en los y las <em>influencers</em> la figura ideal para hacer llegar sus productos y servicios a nuevos nichos de mercado.</p>
<h2>Los contenidos digitales en el centro</h2>
<p>Es destacable que el consumo de contenido audiovisual constituye la segunda forma de ocio digital juvenil más frecuente, solo por detrás del uso de redes sociales, con una enorme presencia de plataformas de suscripción, lo que muestra la penetración revolucionaria que este tipo de plataformas han conseguido en estos grupos generacionales en poco tiempo: 3 de cada 4 jóvenes tiene alguna suscripción de pago a contenidos digitales. </p>
<p>Por tanto, en el patrón de consumo audiovisual de las generaciones jóvenes podemos identificar un cambio en lo que <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/1749602019834554">Turner</a> denomina “culturas de uso”, que en la era digital no están tan centrada en los productos en sí, sino en los servicios de suscripción, que permiten el acceso a las novedades que van apareciendo en el mercado.</p>
<h2>La importancia de ser <em>influencer</em></h2>
<p>Dentro de este ecosistema de ocio digital dominado por los contenidos que se suben y se bajan en redes sociales y plataformas digitales, junto con la importancia de las suscripciones, hay una figura que resalta por encima del resto: los y las <em>influencers</em> –<em>youtubers</em>, <em>streamers</em>, creadores y creadoras, etc.–. Se trata de las estrellas de internet, personas famosas y reconocidas, seguidas de forma masiva, que influyen y crean opinión. </p>
<p>Según el diagnóstico presentado en <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/publicacion/investigacion_ocio_digital/"><em>Consumir, crear, jugar</em></a>, prácticamente la totalidad de jóvenes sigue a alguna persona que crea contenido digital –del tipo que sea–, y 1 de cada 3 gasta dinero mensualmente apoyando a estas personas –a través de donaciones o suscripciones en plataformas como Twitch, OnlyFans, donaciones en <a href="https://www.patreon.com/es-ES">Patreon</a>, etc.–.</p>
<p>Queda patente cómo la creación de contenido está enormemente generalizada entre la juventud y que el anhelo de profesionalización de esta actividad es enorme. Prácticamente 1 de cada 3 jóvenes declara que le gustaría dedicarse profesionalmente a la creación y 1 de cada 10 señala estar dedicándose a ello en la actualidad, con cifras significativamente mayores en la adolescencia. </p>
<p>No solamente hay un gran deseo de dedicarse a ello, sino que aparece como una profesión asentada y socialmente valorada entre la población joven, entre quienes hay un fuerte consenso en cuanto a que las plataformas en línea son buenos canales de sensibilizacióbn y activismo social, que es una profesión con gran futuro o que estos medios fomentan la creatividad y la libertad en mayor medida que los medios tradicionales. </p>
<p>Además, a diferencia de lo que puede ocurrir en otros grupos de edad, entre la juventud se tiene una visión positiva, en líneas generales, de los creadores de contenido, sobre todo entre los grupos menores de 25 años, delineándose una cierta brecha generacional dentro de los propios jóvenes: un 47,1 % de jóvenes entre 25 y 29 años considera que la mayor parte de los creadores viven del cuento, frente al 31,9 % de jóvenes entre 15 y 24 años. </p>
<p>Esta brecha generacional se ensancha en el caso de la población adulta. Alrededor de la mitad de los jóvenes considera que la profesión de creador de contenido está muy poco valorada socialmente. Estos datos apuntan a que adolescentes y jóvenes abanderan la profesionalización de la creación de contenidos, una profesión eminentemente joven, tanto porque son estas generaciones quienes más consumen como porque son quienes más se dedican a la propia creación.</p>
<p>Este anhelo y defensa de la creación de contenido, sin embargo, no es un sueño ingenuo juvenil, sino que reconocen que dedicarse a ello es muy complicado por la enorme competitividad del sector. Son conscientes de que, pese a la gigantesca cantidad de jóvenes que lo intentan, muy pocas personas pueden triunfar. El hecho de que el 7,8 % haya intentado ganarse la vida creando contenido durante el último año (2021) y haya desistido –6 puntos porcentuales más que en el año anterior–, ejemplifica el gran atractivo que tiene esta profesión y da pistas sobre la frustración y presión a la que están sometidos quienes no consiguen triunfar en un medio en el que solo unos pocos pueden destacar. </p>
<p>Más que una expectativa irreal por parte de los y las jóvenes, sería más pertinente hablar de un sistema mediático que promueve la creación de contenido como una profesión de futuro, como muestra la gran cantidad de artículos en prensa en los que suele pasarse por alto las pocas posibilidades de éxito real entre quienes lo intentan. </p>
<h2>El creador de contenido como autoemprendedor</h2>
<p>El modelo del creador de contenido encaja perfectamente con la <a href="http://teocripsi.com/ojs/index.php/TCP/article/view/82">lógica del autoemprendedor hecho a sí mismo</a> que triunfa a partir de sus méritos individuales, en una nueva iteración del modelo autárquico de individuo que promueve la ortodoxia neoliberal.</p>
<p>Por tanto, ganarse la vida como <em>influencer</em> –o cualquiera de sus múltiples denominaciones– aparece en el imaginario juvenil como un anhelo difícil de alcanzar, pero al que dedican gran parte de sus esfuerzos y energías. </p>
<p>Además, en un contexto de incertidumbre sobre el futuro y de elevado paro juvenil, la posibilidad de poder dedicarse profesionalmente a una práctica que ya está inextricablemente ligada con la vida cotidiana, aunque sea como mero entretenimiento, resuena con mayor fuerza entre la juventud. No obstante, se trata de una ventana de oportunidad tan pequeña y dependiente de tantos factores extrapersonales que puede conducir a la frustración entre la inmensa mayoría de quienes lo intentan pero no pueden conseguirlo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/182482/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alejandro Gómez Miguel no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Muchos jóvenes y adolescentes confían en que ser ‘influencers’ les pueda sacar del desempleo, pero se frustran al ver que su conocimiento y su uso del medio no se lo facilita.Alejandro Gómez Miguel, Técnico de investigación, Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y JuventudLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1828842022-05-16T18:30:30Z2022-05-16T18:30:30ZCalle y sublevación: ¿qué pasa con el ocio nocturno en nuestras ciudades?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/462965/original/file-20220513-19-bebhq0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=18%2C6%2C4052%2C2697&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Jóvenes en el mirador de Guinardó con Barcelona a sus pies.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/barcelona-spain-february-24-2019-young-1378103771">Shutterstock / Juraj Kamenicky</a></span></figcaption></figure><p>En 2018 el cineasta franco–argentino Gaspar Noé estrenó su polémica película <a href="https://www.imdb.com/title/tt8359848/"><em>Climax</em></a> en la que se plantea, entre otras cosas, la tesitura de la pulsión de diversión/evasión llevada hasta las últimas consecuencias. </p>
<p>Confinados en un local, de zona desconocida en una región ignota, un grupo de jóvenes baila y consume alcohol hasta que la situación se degrada, fruto también de la intervención de otras sustancias, y se alcanza un punto (auto)destructivo sumamente insostenible. </p>
<p>En ella parece encarnarse aquello que dijo Freud de que la pulsión, abandonada a su suerte hasta alcanzar su paroxismo, siempre acabará siendo pulsión de muerte.</p>
<h2>El aumento del botellón</h2>
<p>En los últimos años ha ido <a href="https://www.noticiasdenavarra.com/actualidad/sociedad/2014/03/06/cuatro-adolescentes-14-anos-practica/398063.html">acrecentándose</a> el número de jóvenes (entre 18 y 25 años) que practican el botellón como medida principal de ocio nocturno (en <a href="https://www.sanidad.gob.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/resp/revista_cdrom/VOL94/ORIGINALES/RS94C_202011171.pdf">diversos estudios</a> se habla de uno de cada cuatro en algunas regiones), con lo que, entre muchas cosas, genera una <a href="https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/los-medicos-reclaman-a-sanidad-subir-el-precio-y-edad-de-consumo-del-alcohol/10004-4785188">situación de conflictividad</a> con los residentes de las zonas en las que se materializa recurrentemente esta práctica. </p>
<p>Las razones que ponen en circulación son varias: precio disparado de las entradas de las discotecas, y de las consumiciones en los diversos locales, cierre temprano de algunos de ellos, búsqueda de diversión, sentirse feliz, tener una mayor sociabilidad y posibilidad de flirteo.</p>
<h2>Las causas subyacentes</h2>
<p>Las cosas son un poco más complejas y hay diversos puntos que se interrelacionan, configurando una espiral de factores que se penetran entre sí. En primer lugar, nos encontramos en un contexto en el que cuestiones tales como la autoridad o la ejemplaridad han perdido importancia, o bien se han resignificado apelando ahora a ciertos determinismos más o menos laxos o livianos (sobre todo, esto se da desde mediados de los ochenta y principios de los noventa). A su vez, este hecho afectará a la autopercepción de la responsabilidad ante las consecuencias de sus acciones. </p>
<p>Nos movemos en un contexto líquido que es fruto de toda una tradición: posmodernidad, planteamientos deconstructivistas que socavan la cuestión del sentido último y de la identidad fija y estable, caída de los grandes relatos e ideales que movieron buena parte de los desarrollos ideológicos del siglo pasado… Y también de diversos acontecimientos socio–históricos como la caída del muro de Berlín y el establecimiento del capitalismo salvaje, entre otros. </p>
<p>En este contexto líquido, como diría el psicoanalista <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Lacan">Jacques Lacan</a>, los significantes–amo se han derribado. Todo circula denostando a referencias y autoridades. Sería interesante recordar aquí que la autoridad, a diferencia del poder, requiere el reconocimiento para validarse y concretarse (<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Georg_Wilhelm_Friedrich_Hegel">Hegel</a> o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hannah_Arendt">Arendt</a> son autores clave para situar este fenómeno). Es decir, si a alguien no se le reconoce, no hay autoridad.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/462967/original/file-20220513-24-rta54a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/462967/original/file-20220513-24-rta54a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/462967/original/file-20220513-24-rta54a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/462967/original/file-20220513-24-rta54a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/462967/original/file-20220513-24-rta54a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/462967/original/file-20220513-24-rta54a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/462967/original/file-20220513-24-rta54a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/462967/original/file-20220513-24-rta54a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Jóvenes celebran San Juan de una playa de Valencia.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/valencia-spain-24062019-young-people-celebrate-1473099956">Shutterstock / Evgeny Gubenko</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un imaginario fatalista</h2>
<p>En segundo lugar, la falta de expectativas en nuestros jóvenes genera la necesidad de establecer puntos de fuga en su búsqueda de referentes y a las frustraciones del porvenir. Su contexto no es fácil, aunque parezca lo contrario. </p>
<p>Más allá de las dificultades o no que tengan en el presente (las propias de la adolescencia así como las económico–sociales de sus cuidadores), no cesan de escuchar que su futuro (laboral, existencial o social) no es nada halagüeño. Desempleo, carencia de oportunidades, dificultad de establecer vínculos duraderos con sus semejantes, nomadismo forzado… todo ello flota por su imaginario, sea consciente o inconscientemente, y de ahí la necesidad de buscar puntos evasivos para con sus circunstancias. </p>
<p>Con el botellón buscan un instante de redención ante la fatalidad que se dilate ad infinitum, anhelan compartir, explícita o implícitamente, su malestar con sus congéneres.</p>
<h2>Calle y libertad</h2>
<p>En tercer término, hay algo de rebeldía en juego. Siempre la hay. Ante las demandas de autoridad y sus frustraciones presentes y venideras, existe la posibilidad real del desacato: la calle, y la noción de fiesta, son símbolos de libertad, de ruptura para con las cadenas de la cotidianidad, de poner en entredicho la lógica del poder. </p>
<p>Tal y como apuntaron autores como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Henri_Lefebvre">Henri Lefebvre</a> (como puede en diversas obras como <a href="https://www.unebook.es/es/libro/el-derecho-a-la-ciudad_278237"><em>El derecho a la ciudad</em></a>) o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Delgado_Ruiz#Obra">Manuel Delgado</a> (<em>El animal público</em>, <em>Sociedades movedizas</em> o <em>El espacio social como ideología</em>, entre otras obras) la calle siempre ha sido un espacio de reivindicación de la soberanía del individuo (o de la masa) más allá de los dictámenes establecidos por el poder. </p>
<p>Hay algo volátil, disruptivo, incontrolado, atávico en la festividad así como en las calles. Por ello el poder siempre ha querido gestionar (incluso infraestructuralmente) las calles y con ello eliminar cualquier tentativa de sublevación.</p>
<h2>¿Alternativas?</h2>
<p>Más allá de estas cuestiones, la alternativa que se les ofrece es poco tentadora: o bien que consuman de forma ordenada y gestionada por los locales de ocio (fortaleciendo así, en último término, el dominio de la plusvalía y productividad del sistema capitalista), recurriendo a la intimidación del poder/Ley, o incluso se les exhorta a que esperen a madurar.</p>
<p>Como ocurre la mayor parte de las veces, una educación integral que comprometa a los distintos niveles sociales y familiares, entendida en términos de la idea griega de paideia, en torno a la cuestión de la responsabilidad puede facilitar llevar mejor las cosas. </p>
<p>Ahora bien, sin un cambio o viraje en las condiciones socio–económicas generales, que posibilite, entre otras cosas, una mayor capacidad de establecer expectativas más o menos duraderas, y que ayude, en definitiva, a establecer de nuevo la importancia de la utopía (<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Ricoeur">Ricoeur</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Karl_Mannheim">Mannheim</a> aquí nos ayudarían en sus <a href="https://www.unebook.es/es/libro/ideologia-y-utopia_64644">libros</a> homónimos: <a href="https://www.unebook.es/es/libro/ideologia-y-utopia-mannheim_162674"><em>Ideología y utopía</em></a>) por encima de la idea de fatalidad (“esto es lo que hay”), las cosas parecen complejas. El tiempo dirá.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/182884/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Oriol Alonso Cano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Fatalismo, rebeldía, economía… muchas son las razones tras el fenómeno del botellón, y pocas las alternativas posibles que no pasen por un cambio ideológico general.Oriol Alonso Cano, Profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1798252022-04-12T15:37:00Z2022-04-12T15:37:00ZJóvenes y soledad en la era de las redes sociales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/456873/original/file-20220407-24-d5m5cm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5583%2C3722&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/teenager-girls-boxes-on-their-head-295358006">Stokkete / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“La soledad no es tanto el no tener amigos como el sentir que estás en una plaza llena de gente y estás gritando: ‘¡Hola, necesito ayuda!’ y nadie te está escuchando. No es que no te presten atención, es que ni siquiera te oyen”.</p>
</blockquote>
<p>Para esta joven de 20 años, entrevistada durante la pandemia, la soledad corresponde a la paradoja de habitar un espacio hacinado de gran visibilidad. En él su voz se difumina entre una algarabía. Esa plaza recuerda al muro de Facebook o de Instagram. Pero ¿son las redes sociales las causantes de esta experiencia paradójica? </p>
<p>Frente a la pregunta sobre si las redes incrementan o reducen el <a href="https://theconversation.com/no-es-lo-mismo-estar-solo-que-sentirse-solo-176049">sentimiento de soledad</a>, debemos analizar las experiencias derivadas del uso creciente de tecnologías digitales para relacionarnos.</p>
<p>Durante el confinamiento del pasado 2020, <a href="https://theconversation.com/estamos-psicologicamente-peor-despues-de-la-pandemia-164171">muchas personas experimentamos con frustración y angustia</a> que nuestra vida social se restringía a mensajes y videollamadas. Una etapa en la que el sentimiento de soledad se extendió en la población y <a href="https://theconversation.com/como-ha-afectado-la-pandemia-a-la-salud-mental-de-ninos-y-adolescentes-148054">se agudizó entre las personas jóvenes</a>, las más familiarizadas con la comunicación en línea.</p>
<p>La frase <a href="https://theconversation.com/estamos-mas-solos-a-pesar-de-estar-mas-conectados-114400">“cada vez más conectados, pero también más solos”</a> se ha convertido en un lugar común, atribuyendo a móviles y redes sociales el aumento de la experiencia de soledad entre jóvenes. Sobrevuela la sospecha de que estos medios ofrecen un sucedáneo del tipo de contacto más auténtico que es el presencial. </p>
<p>La “frialdad” de las pantallas, la “superficialidad” de las fotografías o la “distancia” en la comunicación difícilmente pueden competir con la calidad y calidez de un abrazo. Las redes sociales, al promover la sobreestimulación consumista, contribuyen a generar vínculos más efímeros e inciertos.</p>
<h2>La importancia de las redes para comunicarnos</h2>
<p>Ahora bien, el testimonio de muchos jóvenes indica que las redes sociales son herramientas útiles para interactuar en la distancia, construir relaciones de intimidad y afrontar momentos difíciles. Facilitar la sensación de control en la comunicación elaborando mensajes, moldeando la imagen personal o modulando la disponibilidad puede rebajar la ansiedad y favorecer el contacto.</p>
<p>Durante la pandemia, muchas personas han expresado saturación de los medios digitales. Sin embargo, estos han sido imprescindibles para mantener el ánimo y las relaciones personales. La ambivalencia y diversidad de estas herramientas son fundamentales a la hora de entender cómo afectan a nuestra vida social, especialmente porque esta está evolucionando muy rápidamente. </p>
<p>Pues bien, los prejuicios sobre las redes dificultan diagnosticar cómo están transformando la vida social. También dificultan imaginar estrategias realistas para remediar las tensiones y malestares de la sociabilidad juvenil. En la investigación<a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/publicacion/las-redes-sociales-en-la-experiencia-de-soledad-de-las-personas-jovenes/"> <em>¿Cómo conectamos? Mediación de las redes sociales en la experiencia de soledad de las personas jóvenes</em></a>, publicado por el <a href="https://www.adolescenciayjuventud.org/">Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD</a>, se señalan tres dimensiones en las que se está transformando la forma en que viven la soledad las personas jóvenes. </p>
<p>En el informe se presentan los resultados de una investigación que tuvo lugar durante 18 meses, entre enero de 2020 y junio de 2021. Su objetivo general consistió en analizar la mediación de las redes sociales en la experiencia del confinamiento de personas jóvenes y su relación con la vivencia de soledad no deseada para extraer aprendizajes en torno al papel que las redes sociales pueden desempeñar para prevenir ese sentimiento de soledad no deseada.</p>
<h2>Los medios digitales y la disponibilidad constante</h2>
<p>En una primera dimensión cabe mencionar que, aunque los medios digitales no pueden asegurar el contacto presencial, en contrapartida prometen una disponibilidad y una simultaneidad constantes en la interacción social. </p>
<p>La soledad se expresa como una preocupación por estar fuera de los canales comunicativos, como un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_FOMO">miedo por no ser partícipes de ciertos eventos o por ser olvidados por otros</a>. Un tipo de soledad que es sensación de desconexión, de no seguir debidamente el flujo o dejar de estar al corriente (o sin cobertura).</p>
<p>En un segundo nivel, la soledad se concibe como la frustración sobre nuestros vínculos significativos. Aunque es la forma más habitual en la que se ha entendido y estudiado <a href="https://books.google.es/books/about/Loneliness.html?id=6pmkw0QYjREC&redir_esc=y">este fenómeno</a>, las redes sociales suponen nuevas formas de mantener esos vínculos. Y esto implica tensiones y frustraciones. </p>
<p>Los muros públicos de Facebook o Instagram ofrecen la capacidad para comunicarse con multitudes en un clic. Ello ha generado un marco cotidiano de reconocimiento en las relaciones personales. Tener pocos seguidores, no ser etiquetado en una publicación o ser ridiculizado por una foto son casos que disparan sentimientos de soledad. </p>
<p>Así, en las redes se prueba la calidad de nuestros vínculos como un complejo juego entre disponibilidad e incertidumbre. Y en este no siempre se encuentra la respuesta que deseamos cuando la deseamos. La experiencia de soledad late entre dos pulsiones diferentes: la exposición pública y la construcción de un cobijo donde intimar con otras personas. </p>
<p>Llegamos a un tercer nivel. Los usuarios de las redes sociales proyectan constantemente quiénes son ante otros. Al elegir la foto de perfil, por ejemplo, expresan cómo quieren ser vistos al tiempo que se lanza una pregunta sobre <a href="https://www.taylorfrancis.com/chapters/edit/10.4324/9781315399300-8/inscribing-intimacy-amparo-las%C3%A9n-larissa-hjorth">cómo son los otros y cómo miran</a>. En este juego de espejos se dan dos fantasías contrapuestas:</p>
<ul>
<li><p>Una “fantasía de transparencia” en la que las personas serían capaces de representar honestamente quiénes son. </p></li>
<li><p>Una “fantasía de control”, generada por las posibilidades de alterar imágenes y textos publicados. Esta permite adaptarse a la mirada de los otros, pero arrastra consigo la desconfianza sobre cómo son los demás. ¿Son estos auténticos o simples personajes o, incluso, <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/2167696814532442">usuarios fantasmas</a>?</p></li>
</ul>
<p>La soledad remite a una nueva dimensión ligada a miedos existenciales. Implica afrontar el temor a la falta de autenticidad y la dificultad por no saber cómo mostrarnos y obtener reconocimiento y valor. Conlleva así una incertidumbre más profunda. No sobre los vínculos, sino sobre la veracidad de lo que somos y la posibilidad de comunicarnos con otras personas.</p>
<p>Estos nuevos sentidos de la experiencia de soledad llevan a contradicciones que las personas jóvenes deben afrontar en su día a día. Una joven de 16 años expresaba que su deseo con las redes era “conectar con otras personas sin tener que conectar”, un tipo de contacto ideal que no tenga que soportar el peso de los vínculos. Pero no podía negar el deseo de vincularse.</p>
<p>La “conexión” aparece como una metáfora perfecta de la sociabilidad contemporánea. En ella las mediaciones digitales cada vez están más naturalizadas. Sin embargo, generan tensiones entre la búsqueda de exposición pública y el recogimiento íntimo. Entre una luminosa fantasía de transparencia y el temor constante a ser poco auténticas o al control ajeno. Las relaciones entre personas jóvenes entrañan una incertidumbre constante: en una conectividad tan veloz es muy fácil quedar desconectados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179825/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Igor Sádaba Rodríguez recibe fondos de Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Asier Amezaga Etxebarria recibe fondos de Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Carlos López Carrasco recibe fondos de Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD.</span></em></p>Los medios digitales han saturado a muchas personas durante la pandemia, pero para los jóvenes fueron una tabla de salvación que llenó su soledad. En algunos casos, se han convertido casi en su única forma de socializar.Igor Sádaba Rodríguez, Profesor de Sociología, Universidad Complutense de MadridAsier Amezaga Etxebarria, Adjunct assistant professor, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaCarlos López Carrasco, Investigador en sociología, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1750902022-02-03T19:48:03Z2022-02-03T19:48:03ZCómo perciben los jóvenes las agresiones de pareja en internet<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/443858/original/file-20220201-25-8fdsxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5999%2C3987&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/teenager-girl-victim-online-stalker-suffering-1354183358">Shutterstock / SB Arts Media</a></span></figcaption></figure><p>Los teléfonos móviles y las redes sociales forman parte de la vida cotidiana de chicos y chicas. Datos recientes del <a href="https://www.ine.es/prensa/tich_2021.pdf">Instituto Nacional de Estadística</a> así lo indican: casi el 100 % de los menores de 16 años utiliza internet a diario y más del 95 % tiene un teléfono móvil.</p>
<p>El contexto digital se ha convertido en un escenario clave en el que chicos y chicas se relacionan con sus parejas. El uso de estos dispositivos tiene efectos positivos: les permite sentirse conectados y compartir momentos de ocio e intimidad. Sin embargo, estudios internacionales y nacionales también confirman que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1359178921000677?via%3Dihub">las tecnologías se utilizan para coaccionar y agredir a la pareja</a>.</p>
<p><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0747563215000187">El control y los comportamientos intrusivos son las agresiones más frecuentes en las parejas adolescentes</a>. Chicos y chicas afirman que pueden llegar a ser muy insistentes con sus parejas, acosándoles con gran cantidad de llamadas, mensajes o monitorizando qué hacen y con quién en redes sociales. </p>
<p>Las agresiones verbales, la difusión de rumores y las agresiones sexuales (presionar a la pareja para que envíe imágenes íntimas o reenviar estas a terceras personas) también están presentes, aunque con menos frecuencia.</p>
<h2>¿Qué se percibe como agresión?</h2>
<p>¿Consideran los jóvenes receptores de este tipo de conductas a través de internet que están siendo objeto de agresiones? Investigadoras de la Universidad de Sevilla y la Universidad Loyola Andalucía hemos tratado de responder a esta pregunta. Para ello, creamos conversaciones ficticias de WhatsApp que después mostramos a adolescentes. </p>
<p>Estas conversaciones reflejaban las formas de agresión más frecuentes entre parejas: control de la actividad en línea, agresión verbal y acoso sexual. Además, algunas de estas situaciones ocurrían en un chat privado, mientras que otras sucedían en grupos de WhatsApp. Tras visionar las conversaciones, les preguntamos su opinión sobre las mismas.</p>
<p>El <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/08862605211028011">estudio</a> ha demostrado que los adolescentes no siempre perciben las agresiones en internet como tales. Su interpretación depende del tipo de conducta, del contexto en el que ocurren (en privado o en un grupo) y de otros factores como el género y su tendencia a justificar la violencia.</p>
<h2>Cuando controlar se normaliza</h2>
<p>De los tipos de violencia en internet analizados, las conductas de control se valoran como menos graves que las agresiones verbales y las sexuales. Esto indica que el control está más normalizado en población adolescente que otras agresiones. </p>
<p>Una posible explicación la encontramos en el significado que ellos y ellas atribuyen a estas conductas, que son valoradas por muchos jóvenes como <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0886109914522627">muestras de cuidado y preocupación por la relación</a>, ideas muy vinculadas a los <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0747563220302028?via%3Dihub">mitos del amor romántico</a>.</p>
<h2>El plano público de la agresión</h2>
<p>La audiencia tiene un papel clave en la valoración que los adolescentes hacen de las agresiones en línea, pues <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0747563219304315?via%3Dihub">amplifica el impacto de la experiencia de victimización</a>.</p>
<p>Las agresiones públicas son valoradas como más graves que las privadas, aunque también confiesan que ocurren con menor frecuencia. Existe una mayor aceptación de los insultos y el control a la pareja cuando ocurren en privado, mientras que si suceden delante de otras personas son consideradas un signo de alerta. </p>
<p>Sin embargo, las agresiones sexuales públicas y privadas son percibidas como igual de graves, lo que indica que cualquier agresión sexual supone para ellos y ellas una “traición” a la intimidad y a la voluntad de decidir sobre la propia sexualidad.</p>
<h2>Chicos y chicas interpretan de forma distinta</h2>
<p>Las chicas están más sensibilizadas y son más conscientes de las agresiones que ocurren a su alrededor, especialmente las públicas. Este resultado es esperable si tenemos en cuenta que en ellas las consecuencias son mayores: se sienten <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0140197117300817?via%3Dihub">más molestas</a> y <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0747563219304315?via%3Dihub">manifiestan más problemas físicos y psicológicos que los chicos</a>.</p>
<h2>La desconexión moral: factor clave</h2>
<p>Un último factor directamente relacionado con la valoración que chicos y chicas hacen de la agresión en internet es la desconexión moral. Este constructo, definido por <a href="https://doi.apa.org/doiLanding?doi=10.1037/0022-3514.71.2.364">Albert Bandura</a> en su Teoría de la Acción Moral, describe los mecanismos cognitivos que utilizamos para justificar la violencia. Son procesos que reducen el impacto emocional de la agresión y favorecen el distanciamiento con las víctimas. </p>
<p>Culparlas de lo que les sucede, desplazar la responsabilidad de la agresión a otras personas o minimizar las consecuencias de la violencia son algunos de los mecanismos de desconexión moral que chicos y chicas utilizan para justificar fenómenos como el <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/17405629.2020.1782186">acoso o el ciberacoso</a>. En este estudio hemos comprobado esta misma relación: quienes utilizan más la desconexión moral atribuyen menos gravedad a las agresiones, y perpetúan la violencia en estas primeras relaciones. </p>
<p>La normalización de la agresión pone en riesgo a chicos y chicas: dificulta que abandonen una relación violenta y anestesia a quienes presencian la agresión. El riesgo aumenta en los chicos, para el control en el ámbito privado de la relación, y entre quienes justifican más la violencia. Entender estos factores es esencial para diseñar propuestas de intervención que promuevan las relaciones sentimentales saludables.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/175090/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Virginia Sánchez Jiménez recibe fondos de Ministerio de Economía y Competitividad. Gobierno de España (PSI-2017-86723-R)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Luisa Rodríguez de Arriba recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (PRE2018-083510).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Noelia Muñoz-Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El medio digital parece favorecer cierta desconexión moral entre los jóvenes a la hora de percibir y defenderse de agresiones de sus parejas. Las chicas suelen estar más alerta a estos ataques.Virginia Sánchez Jiménez, Profesora Titular de Universidad. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Universidad de Sevilla, Universidad de SevillaMaría Luisa Rodríguez de Arriba, Investigadora predoctoral. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Universidad de Sevilla, Universidad de SevillaNoelia Muñoz-Fernández, Profesora Contratada doctora en el Departamento de Psicología de la Universidad Loyola Andalucía, Sevilla, Universidad Loyola AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1747222022-02-02T19:12:44Z2022-02-02T19:12:44ZHuérfanos digitales: Diez riesgos de crecer en internet<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/443221/original/file-20220128-23-pbeph4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C444%2C5938%2C3351&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/asian-child-watching-phone-on-road-2006884100">Shutterstock / Tapati Rinchumrus</a></span></figcaption></figure><p>A estas alturas del siglo XXI, cuando se cumplen cien años del apogeo de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad_de_masas">Sociedad de Masas</a>, se sabe que los medios de comunicación determinan el conocimiento de las personas, en la medida en que transforman nuestra capacidad de percibir la realidad. </p>
<p>Como advirtió <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Walter_Lippmann">Walter Lippmann</a> en <a href="https://www.gutenberg.org/cache/epub/6456/pg6456.html">1922</a>, “estamos aprendiendo a ver mentalmente porciones muy vastas del mundo que nunca podremos llegar a observar, tocar, oler, escuchar ni recordar”. Advertencia de la que se infiere una idea sencilla, pero revolucionaria: la mayor parte de nuestro conocimiento del mundo exterior no procede de nuestra experiencia directa, sino del relato que otras personas nos trasmiten sobre ese mundo.</p>
<p>La importancia de este pensamiento radica en que la realización de nuestra ciudadanía –al menos en las democracias liberales– está directamente condicionada por la cantidad y, sobre todo, por la calidad de la información disponible. </p>
<p>Los actuales desórdenes informativos (noticias falsas, infodemia, infoxicación, dicursos del odio, filtros burbuja, cámaras de resonancia, etc.) son significativos porque constituyen la realidad social que percibimos, a partir de la cual actuamos y tomamos decisiones. Es inaplazable, por lo tanto, un profundo análisis sobre el modo en que las personas nos relacionamos con los medios.</p>
<h2>Simbiosis contenido / continente</h2>
<p>Desde que <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Marshall_McLuhan">McLuhan</a> nos persuadió de que “el medio es el mensaje”, asumimos que el canal condiciona, por un lado, el contenido; y por otro, el modo simbiótico en que nuestra mente lo descodifica. Es decir, el contenido es inseparable del continente. </p>
<p>En esta línea, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Giovanni_Sartori">Giovanni Sartori</a> teorizó en <a href="https://www.penguinlibros.com/es/economia-politica-y-actualidad/34037-libro-homo-videns-9788466342513"><em>Homo videns. La sociedad teledirigida</em></a> sobre cómo la televisión modifica la manera de interpretar el mundo por parte de las personas. ¿Qué implica, se preguntaba Sartori, que los niños de hoy aprendan a ver la televisión antes que a leer?</p>
<h2>Dos tesis opuestas: ¿supercapacidades o limitaciones?</h2>
<p>Veinticinco años después, la pregunta produce vértigo al observar la naturalidad con que los niños interactúan con las pantallas antes, incluso, de aprender a caminar. Este hecho formidable está en la base del debate entre quienes sostienen que internet nos convertirá en una especie más limitada (es la tesis de Nicholas Carr en <a href="https://www.unebook.es/es/libro/superficiales_123908"><em>Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?</em></a>); y quienes vislumbran un ser humano con capacidades nunca antes vistas (es la tesis de Jeroen Boschma e Inez Groen en <a href="https://www.unebook.es/es/libro/generacion-einstein_111809"><em>Generación Einstein: más listos, más rápidos y más sociables</em></a>).</p>
<h2>Inmigrantes, nativos y huérfanos digitales</h2>
<p>Al hablar de cómo interactuamos con la tecnología, resulta inevitable recurrir a la clasificación de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Marc_Prensky">Marc Prensky</a> sobre los “inmigrantes digitales” (adultos que han aprendido el lenguaje digital, pero que todavía recuerdan el analógico) y los “nativos digitales” (jóvenes de la Generación Z –nacidos después de 1985– para quienes lo digital es su lengua materna).</p>
<p>En la medida en que el ecosistema digital ha cambiado la forma de comunicarnos, la brecha de la nuevas generaciones con la de sus padres será considerada una de las mayores de la historia. Esta desconexión entre padres e hijos hace especialmente necesaria una adecuada formación en el uso de las nuevas tecnologías. </p>
<p>Sin adultos que acompañen a los más jóvenes en el proceso de socialización mediática que antaño se producía en el hogar de una manera natural, corremos el riesgo de que los “nativos digitales” acaben convertidos en “huérfanos digitales”.</p>
<p>La pantalla en la mano ha desterrado una escena cotidiana de las generaciones analógicas: la de la familia reunida ante una misma pantalla, compartiendo noticias, películas, series y programas de entretenimiento. Esta fotografía de color sepia contrasta con la actual imagen distópica que proyectan nuestros niños y adolescentes aislados, consumiendo terabytes de información, sin la referencia de un adulto que les acompañe, y les ayude a comprenderla, contextualizarla y darle valor.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C4977%2C2806&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C4977%2C2806&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/human-life-social-distance-aerial-top-1689095167">Shutterstock / ultramansk</a></span>
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<h2>Diez riesgos para las nuevas generaciones</h2>
<p>Ante este escenario, podemos sintetizar los diez principales riesgos a los que se enfrentan las generaciones venideras y que merecen que apostemos por una <a href="https://theconversation.com/seis-pautas-para-ayudar-a-nuestros-hijos-a-ser-digitalmente-competentes-142855">correcta alfabetización mediática</a> para fomentar el <a href="https://theconversation.com/como-fomentar-el-pensamiento-critico-170487">pensamiento crítico</a>.</p>
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<li><p><strong>Se ha perdido la jerarquía informativa</strong>. La cultura digital ha liquidado la función prescriptora del profesional de la información, como explica el filósofo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Byung-Chul_Han">Byun-Chul Han</a> en <a href="https://www.unebook.es/es/libro/en-el-enjambre_116989"><em>En el enjambre</em></a>. Las redes sociales sitúan cualquier mensaje en un plano de equivalencia intelectual, y ya nos cuesta distinguir lo importante de lo anecdótico.</p></li>
<li><p><strong>No sabemos quién habla</strong>. La celebrada democratización del acceso a los canales de comunicación de masas, antes privativos de una minoría profesional, ha traído como efecto inesperado el anonimato del emisor, anonimato sobre el que –dicho sea de paso– no existe la menor intención reguladora. Sin embargo, en la medida en que desconocemos quién nos habla, somos incapaces de intuir su intención comunicativa y de calibrar la calidad del mensaje.</p></li>
<li><p><strong>Más información, pero menos informativa</strong>. Asistimos a un proceso exponencial de acumulación de información que, a partir de cierto punto, se vuelve desinformación. El colapso de nuestra capacidad de asimilación provoca que, a partir de cierto punto, nuestro conocimiento no aumente de modo significativo. Aquí se hace valer el lema minimalista de “menos es más”.</p></li>
<li><p><strong>La tiranía de la brevedad</strong>. El código comunicativo de Internet es la inmediatez, entre otras razones porque la atención en las pantallas es extremadamente frágil. Esta circunstancia provoca que los hechos no puedan ser tratados con la profundidad y el contexto necesarios. Asistimos a una <a href="https://www.youtube.com/watch?v=YvENUtkIoAE"><em>twitterficación</em></a> o fragmentación del mundo en enunciados de 280 caracteres.</p></li>
<li><p><strong>Exceso de emotivismo</strong>. La monetización de los contenidos difundidos por Internet ha desencadenado una guerra sin cuartel por la atención del usuario. Esta batalla se libra a diario con contenidos emocionales, lo que está provocando un daño colateral: que las noticias relevantes tengan menos audiencia que las frívolas.</p></li>
<li><p><strong>Noticias falsas y desinformación</strong>. La propagación de bulos, de informaciones incompletas, descontextualizadas y de medias verdades merman la confianza de los ciudadanos hacia toda la información que circula por la esfera pública. Como se ha dicho muchas veces, el riesgo no es que las personas se crean eventualmente una noticia falsa, sino que dejen de creer en las noticias auténticas. En este sentido, se corre el riesgo de que un exceso de escepticismo entre los jóvenes devenga en una pérdida generalizada de la confianza en las instituciones.</p></li>
<li><p><strong>Cajas de resonancia mediática</strong>. La dieta informativa del usuario digital se elabora con los contenidos seleccionados por algoritmos opacos propiedad de compañías tecnológicas con intereses particulares. La sobreexposición de los jóvenes a unas redes sociales basadas en garantizar la homogeneidad de los contenidos mermará su capacidad crítica, al reducir la exposición a pensamientos diferentes.</p></li>
<li><p><strong>Polarización y discursos del odio</strong>. Al perder la perspectiva que ofrece una diversidad de planteamientos, los jóvenes tenderán a radicalizar los suyos propios, caldo de cultivo para los discursos del odio y la polarización ideológica.</p></li>
<li><p><strong>Espiral del silencio</strong>. La llamada cultura de la cancelación genera temas de los que parece que está prohibido hablar. La autocensura implica una pérdida de libertad y una merma del pensamiento crítico, en la medida en que los jóvenes sienten miedo a salirse de la corriente dominante.</p></li>
<li><p><strong>Dictadura del “me gusta”</strong>. Uno de los principales riesgos para los menores es el desarrollo de su personalidad en la <a href="https://www.reasonwhy.es/actualidad/arena-media-tech-trends-2019-laura-riestra-autoestima">cultura de la aceptación y del reconocimiento constante</a>. Los efectos sobre la autoestima son devastadores, como muestra el documental <a href="https://www.thesocialdilemma.com/"><em>The Social Dilemma</em></a>.</p></li>
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<p>En definitiva, afrontamos tiempos convulsos y de cambios veritiginosos en todos los órdenes de la vida. Como nuestros antepasados de hace un siglo, miramos al futuro conscientes de que el mundo de ayer se desvanece y de que algo nuevo está a punto de empezar. </p>
<p>Somos una sociedad hiperconectada e hipermediatizada como ninguna antes en la historia. Por eso resulta perentoria la alfabetización mediática, es decir, fomentar el pensamiento crítico, que no supone sino madurar y, como señala <a href="https://youtu.be/4KfseZJVZuQ">Jonathan Haidt</a> en <em>La transformación de la mente moderna</em>, “aceptar que la vida es conflicto y la democracia es debate”. Hay que estar preparados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174722/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Solano Altaba recibe fondos de la Comunidad de Madrid y el Fondo Social Europeo como miembro del equipo de investigación del programa de actividades de investigación PROVULDIG-2: "Nuevos escenarios de vulnerabilidad digital: alfabetización mediática para una sociedad inclusiva" (Ref. H2019/HUM-5775). Más información en <a href="http://www.provuldig2.com">www.provuldig2.com</a></span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ignacio Blanco-Alfonso recibe fondos de la Comunidad de Madrid y el Fondo Social Europeo como Investigador Principal del programa de actividades de investigación PROVULDIG-2: "Nuevos escenarios de vulnerabilidad digital: alfabetización mediática para una sociedad inclusiva" (Ref. H2019/HUM-5775). Más información en <a href="http://www.provuldig2.com">www.provuldig2.com</a> </span></em></p>Los jóvenes han nacido en internet y crecen inmersos en él como medio casi exclusivo con el que conocer el mundo. Sin un acompañamiento adecuado, se enfrentan a una serie de riesgos sin precedentes.María Solano Altaba, Profesora de la Facultad de Humanidades y CC. Comunicación Universidad CEU San Pablo, Universidad CEU San PabloIgnacio Blanco-Alfonso, Catedrático de Periodismo de la Universidad CEU San Pablo (Madrid, España), Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.