El mundo que plantean las películas futuristas ya está aquí: tenemos en nuestras manos la posibilidad de evitar que el desenlace sea tan catastrófico como en el cine.
Dentro de tan solo cinco años se crearán unos 133 millones de empleos, para los cuales se requiere una formación muy específica. El mundo está cambiando y la tecnología (sobre todo, la inteligencia artificial) están a punto de revolucionar el mercado laboral.
Las particularidades del movimiento de los caracoles ha servido de inspiración para el diseño de máquinas con materiales blandos y capaces de desplazarse en condiciones especiales.
El sistema de teleasistencia LARES combina el uso de sensores, técnicas de inteligencia artificial y un robot autónomo para monitorizar y detectar emergencias en el hogar de personas dependientes.
Abanderada de las ‘calm technologies’, Case defiende la cooperación frente a la imposición en las relaciones del ser humano con las máquinas. Los humanos no deben actuar como robots y el desarrollo tecnológico debe orientarse, bajo principios éticos y morales, a liberar tiempo para que seamos más libres y creativos.
La inteligencia artificial y la robotización están mejorando la productividad y transformando el mercado laboral. Empleos más rutinarios son reemplazados por máquinas. A la vez, los avances tecnológicos propician la aparición de empleo altamente cualificado de alto valor añadido.
Los últimos avances nos permiten especular sobre cómo serán las posibilidades en el futuro inmediato, incluyendo comprensión y reparación antes impensables y una mayor integración con el mundo cibernético.
Serán libres, necesitarán de la política y podremos buscar un bien común. Llegará un punto en el que no será relevante distinguir a un humano de un robot, porque éste se habrá humanizado.
¿Es capaz el ser humano de experimentar un cuerpo artificial como propio?, ¿dónde se localiza el sentido del yo en el transcurso de una experiencia de corporalidad mediada? ¿cómo afecta al comportamiento humano encarnarse temporalmente en un cuerpo artificial?
Thorsten Wuest, West Virginia University; David Romero, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, and Johan Stahre, Chalmers University of Technology
Los humanos seguiremos siendo necesarios en las fábricas, incluso cuando los robots sean algo habitual. Los futuros trabajadores contarán con soporte técnico y serán más fuertes, más inteligentes y estarán constantemente conectados.
El Viejo continente, que juega un papel secundario frente a las dos superpotencias, debe decidir qué política digital debe seguir para ser competitivo.