El contacto boca a boca se observa en peces, aves y primates, pero el beso íntimo con contacto entre las lenguas e intercambio de saliva parece ser exclusivamente humano y es común en más del 90 % de las culturas.
La pandemia de covid-19 nos ha privado de muchas cosas, entre ellas de las manifestaciones de afecto y el contacto físico, que tantos beneficios para la salud física y mental tienen. Ahora que parece que las mascarillas dejarán de ser obligatorias, quizás podamos recuperarlos.
En un beso apasionado de 10 segundos nos podemos transferir 80 millones de bacterias. No hay que alarmarse, la mayoría son beneficiosas, y la higiene es fundamental para evitar las perjudiciales.
El miedo a ser tocado o hafefobia ha resurgido con fuerza en la sociedad tras el inicio de la pandemia. Las personas que la sufren perciben este contexto con un malestar más intenso que la población en general.
Pocos gestos humanos llevan más carga de ternura y romanticismo que los besos. Aunque el origen de esta posición de los labios es algo mucho más trascendente para nuestra supervivencia: succionar.
El distanciamiento social no supone lo mismo para todas las culturas. En la mediterránea estamos más acostumbrados a la proximidad física en nuestras relaciones. ¿Cambiará la pandemia nuestras costumbres?
Profesora Titular. Microbióloga y miembro del grupo de investigación "Hongos y Levaduras de Interés en Agroalimentación", Universidad Complutense de Madrid