En Canarias se generan más de 1,5 millones de toneladas de residuo vegetal en las plantaciones de plátanos que puede aprovecharse para producir bioetanol, fabricar materiales y obtener compuestos antioxidantes.
En la naturaleza no existen desechos: los generados por un ser vivo son el alimento de otro. Las biorrefinerías tratan de imitar este sistema circular transformando la materia orgánica en bioproductos y bioenergía.
En todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde los productores a los consumidores, se generan residuos alimentarios. La mala planificación en restaurantes o una compra excesiva son algunas de las causas.
Los residuos de aceites y grasas vertidos al agua contaminan los ecosistemas acuáticos y los suelos. Su reciclado permite darles una segunda vida y evitar su impacto ambiental.
Los procesos de biorrefinería permiten recuperar aquello a lo que no podemos dar uso y devolverlo a la vida útil. Nos permiten avanzar hacia la economía circular y un nuevo equilibrio planetario.