tag:theconversation.com,2011:/us/topics/bulos-69941/articlesbulos – The Conversation2024-01-25T17:44:29Ztag:theconversation.com,2011:article/2035112024-01-25T17:44:29Z2024-01-25T17:44:29Z¿Cumplen las universidades europeas con su compromiso de luchar contra la desinformación?<p>El fenómeno actual de la desinformación, agravado por la crisis sanitaria de la <a href="https://revista.profesionaldelainformacion.com/index.php/EPI/article/view/79503">covid-19</a> y los crecientes <a href="https://www.uloyola.es/blog/la-universidad/profesores-de-la-universidad-loyola-presentan-el-libro-la-guerra-desinformativa-de-putin-desmintiendo-las-falacias-sobre-la-invasion-de-ucrania-en-la-oficina-del-parlamento-europeo-en-espana">conflictos internacionales</a>, es uno de los desafíos más significativos de nuestra era. Expertos de diversas disciplinas y organizaciones internacionales, entre las que se encuentra la <a href="https://spain.representation.ec.europa.eu/noticias-eventos/contra-la-desinformacion_es">Unión Europea (UE)</a>, subrayan el papel de la educación en general y de la universidad en particular en la lucha contra esta problemática. </p>
<p>Hoy en día, ningún aspecto de nuestra sociedad escapa al impacto de los trastornos informativos y somos nosotros, los ciudadanos de a pie, y <a href="https://revistas.upb.edu.co/index.php/comunicacion/article/view/437">nuestras democracias </a> los principales damnificados. </p>
<p><a href="https://edintegrity.biomedcentral.com/articles/10.1007/s40979-019-0049-x">La educación superior</a> tiene la capacidad y la responsabilidad de alfabetizar en medios digitales y promover el pensamiento crítico para que seamos capaces de discernir la información veraz de la que no lo es. </p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/posverdad-en-la-universidad-213390">Posverdad en la universidad</a>
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<h2>Soluciones desde la educación superior</h2>
<p>Nuestra investigación, vinculada al <a href="https://site.unibo.it/fakespotting-project/en">proyecto europeo FakesPotting</a> cuyo propósito es reforzar la identidad y la relación estratégica de la UE con los Balcanes Occidentales, analiza el papel de la universidad europea en la lucha contra la desinformación. </p>
<p><a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/11356405.2022.2121134">Nuestro análisis</a> incluye 411 acciones destinadas a este asunto que hemos encontrado en las webs de 140 instituciones de educación superior de Italia, República de Macedonia del Norte, Serbia, Eslovaquia, Albania y España. </p>
<h2>La lucha contra la desinformación: una tarea irregular e insuficiente</h2>
<p>A grandes rasgos, los resultados obtenidos revelan que no existe una participación generalizada en materia de lucha contra la desinformación. Únicamente 53 instituciones desarrollaron al menos una acción al respecto, siendo las de Italia y España las más destacadas por su plena implicación. Ambos países fueron los más activos al sumar 289 actuaciones de forma conjunta. </p>
<p>La mayoría de estos desempeños fueron actividades y eventos internos que tenían una intención informativa, a la par que educativa, y estaban dirigidos a todos los públicos, sobre todo a estudiantes. Estos trataron por norma la desinformación desde una óptica general. No obstante, pese a que esta temática fue abordada de manera directa, no se profundizó en otras cuestiones relacionadas. </p>
<p>Las competencias y objetivos más repetidos entre las acciones analizadas <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?uri=CELEX%3A52018DC0236">coinciden con las propuestas de la CE</a>: compartir resultados de investigación y conocimiento científico, alfabetizar mediáticamente o promover el juicio crítico mediante respuestas inclusivas que garanticen la transparencia informativa. </p>
<h2>Arriesgar la verdad es arriesgar la democracia</h2>
<p>Pese a las limitaciones de un estudio de estas características, resulta imposible no reconocer la necesidad de que la UE, junto a sus Estados miembros y su entorno geográfico más próximo, como los <a href="https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2020/05/06/zagreb-declaration-6-may-2020/">Balcanes Occidentales</a>, tomen medidas en contra de la desinformación. Recordemos que atentar constantemente contra el derecho a la información veraz socava la confianza en las instituciones, fomenta la polarización y debilita el tejido social. </p>
<p>Solo un esfuerzo colectivo, en el que participe la educación superior, y un compromiso decidido con la verdad puede evitar los efectos de esta lacra. De lo contrario, y ante los desafíos que ya plantea la creciente <a href="https://theconversation.com/confluencias-invisibles-entre-la-inteligencia-artificial-y-la-desinformacion-213531">influencia de la inteligencia artificial</a>, el riesgo no será la difícil distinción entre lo auténtico y lo falso, sino algo aún más grave: que esa distinción deje de importarnos, como advierte <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/telos-122-entrevista-posverdad-michael-sandel-el-peligro-no-es-que-sea-dificil-distinguir-lo-real-de-lo-falso-sino-que-esa-distincion-deje-de-importarnos/">Michael J. Sandel</a>, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2018.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/203511/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Manuel Marcos Vílchez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La educación superior debe ser más decidida en su lucha contra la desinformación y las noticias falsas con programas de alfabetización mediática que formen cuidadanos críticos.José Manuel Marcos Vílchez, Ayudante de Investigación y Profesor del Departamento de Comunicación y Educación, Universidad Loyola AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2134812023-10-03T19:40:06Z2023-10-03T19:40:06Z¿De qué hablamos cuando hablamos de posverdad?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/551820/original/file-20231003-15-ks87tq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1201%2C679&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://telos.fundaciontelefonica.com/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-posverdad/">TELOS</a></span></figcaption></figure><p>Desde 2016, la palabra “posverdad” se ha incorporado plenamente a nuestro vocabulario, lo que llevó a que, en tan solo un año, fuera introducida en el diccionario de la Real Academia Española. Quizá por ello no es de extrañar que, desde el mundo académico, haya habido también un creciente interés por analizar este fenómeno y sus implicaciones para las democracias.</p>
<p>Dice la RAE que posverdad es la “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”. Hay tres elementos clave en esta definición: </p>
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<li><p>En primer lugar, su relación con la mentira, entendida como una distorsión de la realidad, lo que la convierte en una práctica manipuladora. </p></li>
<li><p>En segundo lugar, la intencionalidad, lo que significa que para que haya posverdad ha de existir un agente que, deliberadamente, difunda esas realidades distorsionadas para influir sobre la opinión pública, en la mayor parte de los casos en el ámbito político. </p></li>
<li><p>Y, en tercer lugar, el hecho de que esta práctica se dirija no solo a las creencias (o pensamientos) de los ciudadanos, sino también a sus emociones, que son las que más movilizan el comportamiento humano.</p></li>
</ul>
<h2>Producción y difusión de mentiras</h2>
<p>En el fondo, podríamos decir que no estamos hablando de algo muy distinto al histórico uso de la mentira por parte de los políticos, tan profusamente estudiado desde tiempos remotos, o a la propia desinformación, que conoció su apogeo durante la Guerra Fría, cuando las dos superpotencias utilizaron la difusión de noticias falsas como arma de guerra. Hablamos, en todos los casos, de cómo retorcer la verdad para manipular la opinión pública y ponerla a favor de quien lanza la mentira o en contra de un rival, para desestabilizar gobiernos, para generar división, para ganar unas elecciones…</p>
<p>¿En qué se diferencia, entonces, la posverdad de esos otros usos que ha habido a lo largo de la historia? ¿Qué elementos son propios de este fenómeno que explican su inusitado auge en los últimos años? Las novedades se refieren principalmente a dos ámbitos: <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/view/59843">la difusión y la producción de las mentiras</a>.</p>
<p>Con respecto a la difusión, el procedimiento tradicional para poner en circulación una mentira pasaba por los medios de comunicación. El objetivo de los políticos manipuladores era conseguir que una noticia falsa o convenientemente distorsionada acabara publicándose en prensa, radio o televisión y así alcanzar la opinión pública. Y eso no siempre era fácil, porque había que pasar el filtro de los periodistas.</p>
<p>La realidad, hoy día, es que ese filtro es cada vez más débil. Primero, por la progresiva pérdida de objetividad y el alineamiento ideológico de los medios, que hace que muchos de ellos, entregados a una u otra ideología, se abstengan de su función de vigilancia y se sumen como auténticos <em>hoolingans</em> ade la difusión de esas mentiras, cuando no son ellos mismos quienes las crean. </p>
<p>Segundo, porque incluso en los medios que quieren mantener la objetividad, las presiones políticas y económicas son a veces insostenibles. Y tercero, porque aun cuando no se cumplan las circunstancias anteriores, la realidad es que la crisis mediática está llevando a redacciones cada vez más mermadas y con menos capacidad de poder ejercer con garantías esa función de vigilancia. </p>
<p>Unido todo ello a que la presión por la inmediatez, por ser los primeros en tener una exclusiva, o por conseguir el titular más llamativo que genere mayor número de clicks, lleva a veces a no verificar de manera suficiente las historias o a sacrificar la escrupulosidad de dicha verificación en aras de mayor negocio.</p>
<h2>Sin mediación mediática</h2>
<p>Estamos, por tanto, en un contexto en el que los medios han ido perdiendo su capacidad de control, lo que beneficia a los generadores de posverdad. Pero es que, además, a estos ya ni siquiera les hacen falta los medios de comunicación para difundir sus mentiras, entre otras cosas porque han surgido otras herramientas que les permiten lanzar mensajes directamente a los ciudadanos sin pasar por la intermediación de los periodistas. </p>
<p>Tienen hoy a su disposición internet, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea (tipo WhatsApp), a través de las cuales pueden expandirlas de una manera mucho más rápida y con una capacidad de alcanzar a un mayor número de personas, sobre todo desde la generalización de los teléfonos inteligentes. En resumen, nunca como hasta ahora había tenido la sociedad tantas vías para, aparentemente, estar mejor informada; pero al mismo tiempo, nunca como hasta ahora había corrido tanto riesgo de estar desinformada o manipulada.</p>
<p>Pero además de la mayor capacidad y rapidez de difusión de las mentiras, el segundo ámbito que ayuda a comprender la preocupación actual por la posverdad es el de la producción o creación de las mismas.</p>
<h2>El papel de la inteligencia artificial</h2>
<p>Los políticos manipuladores siempre han tenido claro que para que una mentira tenga éxito, hay que dotarla de un cierto halo de verosimilitud, es decir, de apariencia de verdad o de credibilidad. Y de alguna manera, esto sigue siendo así en la actualidad, aunque con una diferencia esencial con respecto a épocas pasadas y es que los medios técnicos para hacerlo han evolucionado de tal manera que la verificación resulta cada vez más difícil. </p>
<p>Es este, por ejemplo, uno de los mayores retos que plantea el uso de la inteligencia artificial, puesto que la generación no solo de información sino incluso de fotografías y vídeos manipulados roza ya casi la perfección, y estamos tan solo ante el inicio de la aplicación de esta tecnología. Puesta en manos de políticos sin escrúpulos, esta nueva inteligencia, que por sí misma no tiene en cuenta criterios éticos, podría suponer un grave peligro.</p>
<h2>Un mensaje personalizado</h2>
<p>Pero hay otro problema adicional, vinculado también con la tecnología. La verosimilitud que acabamos de apuntar depende en gran medida de las características personales de quien está expuesto a la mentira. Lo que para unos puede resultar creíble, quizá para otros no lo sea. Tiene aquí mucha importancia el componente emocional que, como hemos apuntado, es decisivo en el concepto de posverdad. </p>
<p>Y la realidad es que los políticos manipuladores disponen hoy de muchas herramientas a su alcance para conocer a los ciudadanos de una manera casi individualizada, sabiendo qué teclas emocionales tocar para que sus mentiras resulten lo más creíbles posibles y causen el máximo efecto, apelando a lo que cada ciudadano siente, anhela o teme y, por tanto, está más predispuesto a escuchar. </p>
<p>Ya hemos tenido ejemplos de cómo el uso del big data ha permitido lanzar campañas personalizadas en función de la tipología emocional de los votantes y esto se está incrementando también con el empleo de la inteligencia artificial para realizar estas tareas. Puesta toda esta tecnología al servicio de la posverdad, ello puede conducir a un crecimiento exponencial del uso de la mentira en la política.</p>
<p>¿Y qué pasaría si los políticos ni siquiera tuvieran que esforzarse en dotar de verosimilitud a sus mentiras, por muy burdas que estas fueran, porque confían en que van a ser creídas por la población? Sin duda, este sería el peor de los escenarios, porque denotaría un peligroso control de la opinión pública, que habría perdido toda su capacidad crítica. Y resultando un escenario a priori quizá demasiado pesimista, la triste realidad es que hay señales que deben inducirnos a una reflexión, precisamente para evitar que pueda llegar a ser una realidad.</p>
<h2>Una maquinaria a pleno rendimiento</h2>
<p>Una primera señal es que los ciudadanos estamos cada vez más expuestos a las mentiras, tal como han demostrado ya varias investigaciones, algunas de las cuales han llegado a cifrar que una alarmante proporción de las noticias que circulan por las redes son falsas. Se aprecia, por tanto, que hay numerosos agentes productores de posverdad cuya maquinaria está a pleno rendimiento. </p>
<p>A esto se une, como han expuesto otros estudios, que el ciudadano medio tiene cada vez más difícil discriminar una noticia verdadera de una falsa y, por otro lado, que estas noticias falsas tienen una capacidad de viralización mucho mayor que las verdaderas, precisamente porque los manipuladores saben cómo dotarlas de verosimilitud y cómo adaptarlas emocionalmente para que sean más llamativas y tengan más impacto.</p>
<p>Una segunda señal tiene que ver con la tozudez que demuestran a veces los políticos en querer retorcer la realidad en beneficio de sus intereses. Asistimos a una política que es capaz de enrevesar su lenguaje a veces hasta el ridículo o de buscar interpretaciones diversas y abiertamente opuestas incluso para los datos más fríos e incontrovertibles, que inducen a la confusión entre los ciudadanos. </p>
<p>Y esta realidad se traduce, por ejemplo, en cómo uno de los argumentos más frecuentes que se usa hoy día en la confrontación política, tanto en campañas electorales como durante el transcurso de las legislaturas, es la permanente acusación de mentir hacia el adversario.</p>
<p>Y una tercera señal, relacionada con la anterior, viene derivada de la creciente <a href="https://libreria.cis.es/libros/la-persuasion-politica/9788474768534/">polarización y radicalización</a> de la sociedad, en la que amplias capas de votantes no atienden a otros argumentos que a los suyos propios y, en consecuencia, no están interesados en saber qué es verdad y qué es mentira, puesto que solo tienden a considerar como verdadero lo que proviene de su propia burbuja ideológica. Se da el caso, incluso, de que aun cuando haya pruebas fehacientes de que el político al que siguen ha dicho una mentira, tenderán a no conceder credibilidad a quien lo denuncia. </p>
<h2>Relativización de la verdad</h2>
<p>Nos encaminamos así por una peligrosa senda de relativización de la verdad que es, en el fondo, lo que buscan los manipuladores y lo que explica en parte el éxito de la posverdad. Porque se podría decir que ya no hay “una verdad” en genérico, sino “mi” verdad o “nuestra” verdad que, por supuesto, siempre es la correcta. </p>
<p>Y si a esto le sumamos, como hemos apuntado anteriormente, que los propios medios de comunicación entran a veces en este juego, llevados por su progresiva ideologización, y que internet y las redes retroalimentan este fenómeno a través de sus algoritmos, los efectos se incrementan aún mucho más, haciendo que la posverdad se convierta en uno de los mayores riesgos actuales para los sistemas democráticos de todo el mundo.</p>
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<p><em>Una <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-posverdad/">versión de este artículo</a> fue publicada originalmente en la <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/">revista Telos</a> de Fundación Telefónica.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/213481/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto Rodríguez Andrés es colaborador de la Revista Telos, de Fundación Telefónica.</span></em></p>Ese artículo publicado originalmente en la revista Telos de Fundación Telefónica analiza el creciente uso de la mentira en la política actual y sus riesgos para las democracias.Roberto Rodríguez Andrés, Profesor de Comunicación Estratégica y Comunicación Política, Universidad Pontificia ComillasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2133902023-09-13T20:09:36Z2023-09-13T20:09:36ZPosverdad en la universidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/547840/original/file-20230912-28-yui95.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=39%2C1%2C1125%2C677&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://telos.fundaciontelefonica.com/posverdad-en-la-universidad/">TELOS</a></span></figcaption></figure><p>Los universitarios son susceptibles a las noticias falsas; comparten deliberadamente publicaciones controvertidas en las redes sociales sin ningún motivo o para autocomplacerse; no dan importancia a la autoría o a la fuente; no saben distinguir el rumor de la información; abusan de los filtros en sus fotos; participan del discurso de odio en las redes; copian sus trabajos académicos, y ya no necesitan estar de acuerdo con los hechos. </p>
<p>Estas afirmaciones son las <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8595077">conclusiones</a> extraídas de los distintos <a href="https://revistadecomunicacion.com/article/view/1645">estudios científicos</a> en los que se ha puesto a prueba el conocimiento o las habilidades de los universitarios para <a href="https://theconversation.com/que-ocurre-cuando-youtube-se-convierte-en-la-primera-fuente-de-informacion-de-los-jovenes-123421">discernir información engañosa</a> de aquella que no lo es.</p>
<p>Después de estas imputaciones no pretendo caer en gracia a este público, sino provocarle, y hacerlo desde la universidad, como hizo en su día Miguel de Unamuno en su <a href="https://www.ersilias.com/discurso-de-miguel-de-unamuno-1901-univ-salamanca/">primer discurso</a> de apertura del curso académico en 1900 como rector en Salamanca: </p>
<blockquote>
<p>“¡Ojalá vinieseis todos henchidos de frescura, sin la huella que os han dejado quince o veinte exámenes, y trayendo a estos claustros no ansia de notas sino sed de verdad!”</p>
</blockquote>
<p>Porque esos estudios anteriores también arrojan una solución esperanzadora: a mayor y mejor conocimiento sobre las formas de engaño, se han activado los mecanismos de defensa de los usuarios para identificarlas y se ha incrementado su nivel de pensamiento crítico frente a los contenidos que consumen. Veamos entonces qué se puede hacer desde el aula.</p>
<h2>Conocer el lexicón: a la verdad por el lenguaje</h2>
<p>Uno de los rasgos de la posverdad, aparte de que las emociones dominan sobre los hechos, es la generación de todo un marco mental con su respectiva “nube de palabras” –nuevas o no– que, una vez puestas en circulación, se viralizan. </p>
<p>La pensadora polaca <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/hijos-de-apate_978-84-19419-78-1">Alicja Gescinska</a> (2023) pone el acento precisamente en el peligro del manoseo de determinadas expresiones; una vez estandarizadas, vulgarizadas, su valor se abaratará y correrán el riesgo de perder su sentido original.</p>
<p>Por contraposición, otro aspecto del fenómeno es la extirpación del diccionario de términos complejos en pro de voces triviales, lo que supondrá el empobrecimiento de las ideas por la dificultad para exponerlas. </p>
<p>Y, por último, se está produciendo un revisionismo de los conceptos. De ahí la importancia de cuidar la expresión escrita y oral de nuestros estudiantes y de enriquecerla, porque los bulos, las mentiras, las <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/eso-no-estaba-en-mi-libro-de-historia-del-periodismo_978-84-18952-53-1">“noticias basura”</a> y todas sus variantes, se caracterizan por la desidia y la pobreza del lenguaje, el descuido de la ortografía y el uso de un vocabulario emotivo y sensacionalista.</p>
<h2>Engañar y producir sentido</h2>
<p>Otra cualidad de la mentira es que es en sí misma creadora de sentidos: “engañar es un mecanismo de producción de sentido”, como afirma <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Luis_Marzo">Jorge Luis Marzo</a>, citado en el libro <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/morderse-la-lengua_978-84-670-6519-0"><em>Morderse la lengua</em></a> (2021) del académico de la lengua española <a href="https://theconversation.com/morderse-la-lengua-y-comulgar-con-ruedas-de-molino-156226">Darío Villanueva</a>. </p>
<p>Si partimos de esta premisa, se entiende que asumir, como venimos haciendo, un lenguaje edulcorado, políticamente correcto, que no incomode y cuyo sentido responda a nuestros deseos, es el primer paso para dejarnos engañar y autoengañarnos voluntariamente. En este sentido, ya sabemos de la permeabilidad de las muletillas, coletillas y otras expresiones en la mente de los más jóvenes sin que cuestionen “en plan… random” (entiéndase la ironía) lo que significan.</p>
<p>Para conocer en profundidad el significado de todo ese SEO (posicionamiento en las búsquedas en internet) que se ha desarrollado en torno a la posverdad, desde “posmoderno”, “posfáctico”, “fake news”, “relato”, “narrativa”, o “relativismo”, entre muchísimos otros, la obra de Villanueva es un referente. Para el profesor, el mayor peligro de todo este fenómeno es que, si el instrumento que vehicula nuestra convivencia, el lenguaje, se pervierte, lo que está en juego es la democracia.</p>
<p>Por todo lo anterior, una de las tareas fundamentales de la universidad es fomentar que los estudiantes quieran aspirar a la precisión en el uso del lenguaje. Según Gescinska, es la precisión la que nos conduce a la verdad.</p>
<h2>Favorecer las interacciones: a la verdad por el pensamiento</h2>
<p>“La verdad es difícil e incómoda y compromete” como dice Ferrán Caballero en el prólogo del libro de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Arcadi_Espada">Arcadi Espada</a> <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/la-verdad_978-84-1100-012-3"><em>La verdad</em></a> (2021), pero hay que facilitar su desarrollo, coinciden ambos periodistas.</p>
<p>En el caso de los jóvenes universitarios, la verdad sufre estas tensiones en espacios muy concretos: las redes sociales. La exposición de sus ideas o pensamientos está constantemente sometida al juicio de los demás en estas plataformas donde, por un lado, la corrección política les impone una autocensura y, por otro, la mentira y la desinformación funcionan como esa “cizaña que contamina el diálogo y el debate”, como afirma Gescinska. </p>
<p>De aquí surgen dos factores propios de la posverdad: la polarización y el aislamiento. Ambos provocan creencias firmes e irrevocables en nuestras propias fuentes, a las que cada vez estamos más unidos, y el distanciamiento de quienes opinan diferente, revela el filósofo Lee McIntyre en su libro <a href="https://www.catedra.com/libro/teorema-serie-mayor/posverdad-lee-mcintyre-9788437638690/"><em>Posverdad</em></a> (2018).</p>
<h2>Miedo a la disidencia</h2>
<p>Todo este clima se ha trasladado a la universidad donde el miedo a la disidencia ha anulado el ejercicio de actividades tan estimulantes para el pensamiento como el debate; someter nuestros planteamientos al escrutinio de los demás. Y lo más perverso, ha normalizado la cultura de la cancelación para evitar enfrentarnos a otros puntos de vista, lo que ha convertido a esta moda en un ingrediente más de la posverdad.</p>
<p>Resulta paradójico que esa censura la han promovido, liderado y ejercido los propios universitarios. El pensamiento filosófico ha demostrado que son las interacciones las que nos hacen ver, pensar o caer en ideas a las que no habríamos llegado en solitario. Esto no es escoger la mejor, ni la de la mayoría, sino la que conduzca a la verdad.</p>
<p>En este punto, la misión de la universidad es abandonar la doctrina de las metodologías y sistemas de evaluación que responden a tendencias pedagógicas efímeras para volver a algo tan esencial y determinante como enseñar a pensar, en lugar de decir cómo hay que hacerlo o sobre qué.</p>
<h2>Aprender a buscar: a la verdad por las preguntas</h2>
<p>Desde que somos conscientes de las posibilidades de la tecnología conversacional de ChatGPT para crear contenidos agregados, en la universidad se han sucedido las reuniones para decidir <a href="https://theconversation.com/que-hacemos-con-chatgpt-en-el-aula-prohibir-contrarrestar-o-incorporarlo-criticamente-197918">qué hacer con este invento</a>: apocalipsis o <a href="https://theconversation.com/como-evaluar-a-los-estudiantes-en-tiempos-de-chatgpt-206371">integración</a>. </p>
<p>También se han programado con una velocidad inusitada las formaciones para aprender a utilizar el sistema en las asignaturas del próximo curso. De alguna manera, nos hemos sentido a partes iguales <a href="https://theconversation.com/sera-chatgpt-el-disruptor-que-necesita-el-mundo-academico-201057">desafiados y amenazados</a>. Hemos creado una tecnología para la comodidad y el entretenimiento en la que delegar parte de nuestro esfuerzo intelectual y ahora tenemos miedo de que los alumnos la utilicen.</p>
<p>Sin pecar de exceso de confianza, no debe preocuparnos demasiado que los estudiantes se sirvan de ChatGPT por una razón muy sencilla, y es que tienen dificultades para buscar porque tienen dificultades para preguntarse y, por ende, las tienen para identificar la verdad y el engaño. </p>
<p>La herramienta presenta defectos y devuelve resultados de dudosa fiabilidad si no se emplean las palabras adecuadas, es decir, si no sabemos formular preguntas de manera precisa. Pero ¿quién pregunta últimamente en el aula? El miedo al ridículo, la desidia, incluso la desconfianza en la autoridad académica, han mermado las inquietudes intelectuales de los alumnos; ya no se interrogan. </p>
<p>Entre los hallazgos de las <a href="https://scholar.google.es/citations?view_op=view_citation&hl=en&user=VIczZycAAAAJ&citation_for_view=VIczZycAAAAJ:vbGhcppDl1QC">investigaciones</a> que hemos desarrollado con universitarios, nos sorprendió que la autoría que respalda una información (un medio o un periodista), no fuera relevante para darle credibilidad. Si la juventud no cuestiona quién está detrás de los contenidos que consume, cómo va a cuestionar su veracidad.</p>
<p>Para alcanzar la verdad, para poder discernir si los contenidos que genera ChatGPT, por seguir con el ejemplo, o si las fuentes de las que bebe son de confianza, la universidad tiene que incentivar el interrogante, y para ello hay que recompensar a quien piensa. Igual que la mentira merma la seguridad y nos hace desconfiados e infelices, la verdad nos proporciona la libertad como premio. </p>
<p>Si queremos ser buenos profesores, como dicen Haidt y Lukianoff, debemos formar a los estudiantes para que quieran buscar la verdad más allá del aula. Volviendo a Unamuno:</p>
<blockquote>
<p>“Hagamos al hombre para la verdad y no la verdad para el hombre”.</p>
</blockquote>
<hr>
<p><em>Una <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/posverdad-en-la-universidad/">versión de este artículo</a> fue publicada originalmente en la revista <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/">Telos</a> de Fundación Telefónica.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213390/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paula Herrero Diz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una de las tareas fundamentales de la universidad es fomentar que los estudiantes aspiren a la precisión en el uso del lenguaje. La precisión es precisamente la que nos conduce a la verdad.Paula Herrero Diz, Profesora del Departamento de Comunicación y Educación en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Loyola AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1970572022-12-25T19:35:57Z2022-12-25T19:35:57ZReflexiones de una viróloga tras el misterio de la gripe del camello en Catar<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502620/original/file-20221223-34400-ra4l8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5991%2C3375&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/camels-traditional-dresseswaiting-beside-road-tourists-2187880981">Shutterstock / SLSK Photography</a></span></figcaption></figure><p>El misterio de la gripe del camello es la <a href="https://sciencemediacentre.es/reacciones-posibles-casos-de-virus-del-camello-mers-cov-en-el-mundial-de-catar">última alarma falsa microbiológica</a> o el título de un libro de Agatha Christie. Lo denomino “misterio” porque, por más que intento encontrar información sobre dónde está el origen de esta “no-noticia”, no encuentro nada.</p>
<p>He llamado a varias puertas de expertos, colegas nacionales e internacionales, y la reacción, en diferentes idiomas, siempre es la misma: “Hola, mira, es que me preguntan acerca de la posibilidad que haya ocurrido un brote de MERS en Catar en medio del Mundial, ¿sabes algo de eso?”. Reacciones de sorpresa. “Dicen que han muertos dos periodistas, o tres depende de la fuente, y que hay casos en la selección francesa”. Cara de póker, carraspeo. Respuesta: “Pero ¿de dónde han sacado eso? ¿Hay algún informe? ¿Alguna alerta? Lo sabe alguien más que el usuario @juan34765 en Twitter?”. Silencio. </p>
<h2>Un patógeno de difícil transmisión</h2>
<p>No hay mucho que contar porque es un bulo más de los que últimamente circulan sobre patógenos, pero sí que podemos aprovechar para explicar algunos conceptos del virus y su vigilancia. Cuando hablan de “la fiebre del camello” se refieren a la enfermedad causada por el <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/corVir.htm">coronavirus MERS</a>. Este coronavirus fue detectado en humanos por primera vez en 2012 y, estudiando su origen, se observó que los camellos están ampliamente infectados por él. </p>
<p>Pese a que sea una infección normal en camellos y que se pueda transmitir a humanos, dicha transmisión es muy difícil y actualmente no hay evidencias siquiera de transmisión sostenida en la comunidad. Si me admiten un consejo, no beban leche de camella directamente de sus ubres y todo irá bien. </p>
<p>Geográficamente tiene cierto sentido el bulo, ya que la mayoría de los casos se han dado en la península arábiga, pero el país que ha presentado el mayor número de casos siempre ha sido Arabia Saudí y no Catar. Por lo que, dado que los casos en este último país son raros y la transmisión difícil, y que sabemos que hay una alta transmisión de otros virus respiratorios en este momento, si alguien ha tenido un resfriado después de vestirse de catarí con los colores de España es probable que sea por otro patógeno. </p>
<h2>Protocolos de vigilancia y actuación</h2>
<p>A pesar de la baja probabilidad, con el MERS no bajamos la guardia: forma parte del grupo de patógenos que se vigilan con especial interés por ser una alerta sanitaria. Los patógenos de este grupo tienen protocolos de vigilancia y actuación redactados y coordinados por el <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/home.htm">Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES)</a>. </p>
<p>En el caso del coronavirus MERS, se activa la maquinaria de vigilancia si nos encontramos con alguno de estos supuestos: </p>
<ul>
<li><p>Persona con enfermedad febril respiratoria aguda e historia de viaje a península arábiga o países con riesgo de transmisión y no se haya identificado otra causa de enfermedad que pueda explicar la sintomatología. </p></li>
<li><p>Persona con enfermedad febril respiratoria aguda que en los 14 días previos al inicio de síntomas haya tenido un contacto estrecho con un caso sintomático confirmado de infección por el virus MERS-CoV. </p></li>
</ul>
<p>A estos pacientes citados se les aísla y se les toma muestra respiratoria superior e inferior y suero y se envía al <a href="https://www.isciii.es/QuienesSomos/CentrosPropios/CNM/Paginas/default.aspx">Centro Nacional de Microbiología (CNM, ISCIII)</a> para que el Laboratorio de Referencia realice el diagnóstico y confirmación para este virus. </p>
<p>En este caso, en el CNM realizamos dos PCR que tienen como diana dos zonas diferentes del genoma en los dos tipos de muestra. Estas PCR son constantemente evaluadas y actualizadas en el caso de necesitarlo. Si se obtiene un diagnóstico positivo se declara a las autoridades sanitarias y se realiza el estudio de contactos. </p>
<p>Sabemos que durante el Mundial se han podido cometer muchas locuras y esperamos que se respete a los camellos, pero en caso contrario, estamos preparadas. </p>
<hr>
<p><em>Este <a href="https://sciencemediacentre.es/reflexiones-de-una-virologa-tras-el-misterio-de-la-gripe-del-camello-en-catar">artículo</a> fue publicado originalmente por <a href="https://sciencemediacentre.es/">SMC España</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/197057/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Iglesias-Caballero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Pasado el Mundial de fútbol de Catar, una investigadora del Centro Nacional de Microbiología se pregunta de dónde partió la alarma social acerca de un supuesto brote de MERS y aprovecha para explicar algunos conceptos del virus y su vigilancia.María Iglesias-Caballero, Investigadora del Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1903812022-09-20T17:06:50Z2022-09-20T17:06:50ZLa desinformación alimenta el pánico a las arañas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/485392/original/file-20220919-24-vnilyt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C436%2C2998%2C1558&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ejemplar de araña Thwaitesia nigronodosa.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bling_Spider_-_Neon_Spider_-_Thwaitsia_sp._from_the_NSW_Central_Coast_(7).jpg">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Un colegio de Gloucestershire, en el oeste de Inglaterra, cerró varios días debido a una “invasión de arañas venenosas”. Los expertos aseguraban que no eran agresivas, pero el colegio cerró, la alarma cundió y algún medio de comunicación no dudó en llamarlas “<a href="https://www.dailymotion.com/video/x16c7ax">monstruos de ocho patas</a>”. </p>
<p>En otro caso, la supuesta gravedad de una picadura de araña a una mujer activó una alarma social en Mallorca (España). Las redes sociales se saturaron con mensajes y fotografías de picaduras. Aunque la Conselleria de Salut y el hospital de referencia de las Islas hizo público <a href="https://www.ultimahora.es/noticias/sociedad/2016/09/23/221600/hay-ninguna-alarma-activa-por-picadura-aranas-balears.html">que no había ninguna alarma sanitaria</a> y los expertos explicaban que no hay ningún tipo de araña peligrosa en Mallorca, los mensajes en las redes continuaron días y días. </p>
<p>Es probable que estas noticias produzcan miedo o terror, reacciones viscerales que a menudo buscan los periódicos más sensacionalistas. Y no quedan enmarcadas en prensa local o regional, se difunden a escala global de un modo casi inmediato. </p>
<p>Estas noticias llevan consigo actuaciones políticas o sociales que pueden acarrear un elevado coste, a menudo innecesario. Por ejemplo, el de no llevar a los niños a la escuela durante varios días o el de la contaminación ambiental derivada de tratamientos pesticidas innecesarios. Pero, sobre todo, alimentan un sentimiento mundial basado en la desinformación: el pánico a las arañas.</p>
<p>Al contrario de la impresión que tenemos al leer estas noticias, el riesgo que supone exponernos a una araña es mínimo. <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0041010113002535">Estudios realizados en Suiza</a> estiman que la probabilidad anual de sufrir una picadura de araña está entre 10 y 100 casos por millón de habitantes. <a href="https://academic.oup.com/qjmed/article/95/11/723/1543044">Otro estudio realizado en Australia</a> señala que tan sólo el 6% de los casos de picaduras de araña confirmadas fueron de importancia médica.</p>
<h2>La difusión mundial de la desinformación sobre las arañas</h2>
<p>En un reciente trabajo realizado por más de 60 investigadores e investigadoras, y publicado en la revista <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0960982222011277">Current Biology</a> se ha estudiado la difusión mundial de la desinformación sobre las arañas. Este esfuerzo colectivo ha resultado en la <a href="https://figshare.com/articles/dataset/Global_Spider_News_Database/14822301">compilación</a> de más de 5 000 noticias sobre encuentros entre arañas y personas, publicadas en internet entre los años 2010 y 2020. </p>
<p>Las noticias se evaluaron en función de su calidad (presencia o ausencia de errores) y su nivel de sensacionalismo. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485391/original/file-20220919-6421-k96p53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C324%2C4487%2C2680&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/485391/original/file-20220919-6421-k96p53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C324%2C4487%2C2680&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485391/original/file-20220919-6421-k96p53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485391/original/file-20220919-6421-k96p53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485391/original/file-20220919-6421-k96p53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485391/original/file-20220919-6421-k96p53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485391/original/file-20220919-6421-k96p53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485391/original/file-20220919-6421-k96p53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/large-spider-weaving-web-garden-tiger-2201791945">Shutterstock / neroski</a></span>
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<h2>Errores en la información y lenguaje sensacionalista</h2>
<p>Casi la mitad de las noticias analizadas contenían errores o información imprecisa, como la identificación incorrecta de la araña protagonista. Algunos artículos señalan especies que ni siquiera viven en la zona y, en ocasiones, no existe la certeza de que la picadura se produjera. </p>
<p>Hasta en un 43 % de los casos, las noticias emplean un lenguaje sensacionalista. Por el contrario, el lenguaje de la noticia era menos sensacionalista cuando se había consultado a expertos en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Aracnolog%C3%ADa">aracnología</a>.</p>
<p>Los errores a menudo se inician a nivel regional, y la historia se amplificaba en los medios de comunicación nacionales e internacionales. Según los expertos, ésta es una característica que define la desinformación moderna: la amplificación de pequeños errores que apoyan un relato falso. Está presente tanto en las noticias sobre arañas como en las noticias políticas.</p>
<p>La probabilidad de que un país sea distribuidor de noticias sensacionalistas sobre encuentros araña-humano se relacionó positivamente con varios factores. Entre ellos, la proporción de noticias sensacionalistas que se publican en el país, la presencia de arañas consideradas mortales y un número elevado de usuarios de internet. </p>
<p>En Australia hay más arañas peligrosas que en casi todos los demás países y, sin embargo, las noticias sobre arañas son precisas y rara vez están cargadas de emoción. Según el análisis, el Reino Unido genera la mayor cantidad de desinformación sobre arácnidos, a pesar de tener muy pocas especies de arañas venenosas peligrosas. </p>
<p>Las consecuencias de la mala fama generada no son menores. Refuerzan un sentimiento de animadversión en la opinión pública frente a estos artrópodos. Esto lleva a lo que mencionábamos al comienzo del artículo: que se evite su presencia en espacios públicos o privados, y se utilicen tratamientos pesticidas innecesarios. Más aún, que las falsas alarmas provoquen el cierre de escuelas o que el turismo se resienta. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485389/original/file-20220919-22-42yat0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/485389/original/file-20220919-22-42yat0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485389/original/file-20220919-22-42yat0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485389/original/file-20220919-22-42yat0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485389/original/file-20220919-22-42yat0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485389/original/file-20220919-22-42yat0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485389/original/file-20220919-22-42yat0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485389/original/file-20220919-22-42yat0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/jumping-spiders-soft-focus-415995106">Shutterstock / MR.AUKID PHUMSIRICHAT</a></span>
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<h2>La otra cara de las arañas</h2>
<p>Las primeras representaciones con clara forma de araña datan de hace <a href="http://sea-entomologia.org/aracnet/10/03mitologia/">10 000 años</a>. Por su distribución, que ocupa todos los continentes y hábitats, así como por su biología y ecología, han sido admiradas y temidas a partes iguales.</p>
<p>A menudo, se han asociado a divinidades, asignándoles poderes creadores (por su gran fertilidad, la capacidad de fabricar y tejer seda y su astucia) y poderes destructores (relacionados con sus formas de cazar y la presencia de veneno).</p>
<p>Todas las arañas, salvo la familia <a href="https://www.faculty.biol.vt.edu/opell/publicaton_pdfs/2005%20SGNA%20Uloboridae.pdf">Uloboridae</a>, producen veneno, pero este, salvo en raras excepciones, es imperceptible para el ser humano. Ellas lo utilizan, junto a la seda, para atrapar o inmovilizar a sus presas. </p>
<p>Tan sólo se han descrito cuatro géneros de arañas cuyo veneno tiene interés médico (<em>Phoneutria</em>, <em>Loxosceles</em>, <em>Latrodectus</em> y <em>Atrax</em>), y sólo el 4% de las especies conocidas pueden resultar peligrosas para el ser humano. Esto significa que de las aproximadamente 45 000 especies que se conocen, más de 43 200 son inofensivas. </p>
<p>Al contrario de lo comúnmente aceptado, existen numerosos aspectos beneficiosos de las arañas. En primer lugar, <a href="https://www.biotaxa.org/Zootaxa/article/view/zootaxa.4979.1.14">contribuyen a la biodiversidad</a> total del planeta, siendo uno de los mayores grupos de animales invertebrados. Además, tienen un papel esencial en la <a href="http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/93298/Efecto_de_las_ara%C3%B1as__Arachnida__Araneae__como_depredadoras_de_insectos_plaga_en_cultivos_de_alfalfa__Medicago_sativa___Fabaceae__en_Argentina.a1de8d21-8e06-4f6b-8171-401826ca5375_D.pdf-PDFA.pdf?sequence=1">remediación de plagas</a> en cultivos debido a su condición de <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/S00114-017-1440-1">depredadoras de insectos</a> y son un componente importante de los <a href="https://www.researchgate.net/publication/272740185_Las_aranas_en_agroecosistemas_bioindicadores_terrestres_de_calidad_ambiental">bioindicadores de calidad ambiental</a>.</p>
<p>Una vez desenmascarada la criminalizada visión de los arácnidos, ante una araña, lo más recomendable es ser amable con ella, porque es un tesoro natural.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190381/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Saioa Legarrea Imizcoz desarrolla su labor investigadora en la Universidad de La Rioja gracias a los fondos Unión Europea Next
Generation EU articulados a través de la convocatoria María Zambrano (Real Decreto 289/2021, de 20 de abril).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Tania A. García de la Parra Bañares no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un estudio ha revisado 5.000 noticias sobre arañas publicadas en internet. La mayoría contienen informaciones falsas y sensacionalistas. La infodemia de las arañas tiene su veneno.Saioa Legarrea Imizcoz, Investigadora en Entomología Agrícola, Universidad de La RiojaTania A. García de la Parra Bañares, Estudiante de Doctorado, Universidad de La RiojaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1674622022-08-21T17:20:49Z2022-08-21T17:20:49ZCómo encontrar información fiable sobre nutrición en internet<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/479419/original/file-20220816-5564-qm8my1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2620%2C1572&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/summer-togetherness-friendship-searching-internet-concept-303459806">Rawpixel.com / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Se han escrito auténticas barbaridades sobre las propiedades beneficiosas de los alimentos. Sin ir más lejos, a frutas y verduras les han atribuido supuestos efectos anticancerígenos, antidiabéticos y muchos otros. Esta información, además de ser errónea, eclipsa la verdadera relación de <a href="https://theconversation.com/esto-es-lo-mas-parecido-que-existe-a-un-alimento-milagro-161000">frutas y verduras con la salud</a>.</p>
<p>No es de extrañar, porque <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.aap9559">las noticias falsas tienen un 70 % más de probabilidades de ser compartidas en las redes sociales que las correctas</a>. Así lo demuestra el estudio de más de 126 000 mensajes publicados en Twitter durante un lapso de 11 años. Además, la información falsa se difunde más rápido y llega más lejos.</p>
<p>A esto hay que sumarle que los mensajes de salud centrados en información falsa y difundidos a través de redes sociales tienden a ser más <a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/17/7/2430">agresivos</a>. </p>
<h2>Una vieja historia en nutrición</h2>
<p>En febrero de 2020, a las puertas de la gran pandemia, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró: <a href="https://www.who.int/director-general/speeches/detail/munich-security-conference">“No solo estamos luchando contra una pandemia, estamos luchando contra una infodemia”</a>. Aunque parezca un término nuevo, en realidad es un viejo conocido para quienes nos dedicamos a la nutrición.</p>
<p>Según la propia OMS, una “<a href="https://www.who.int/es/news/item/23-09-2020-managing-the-covid-19-infodemic-promoting-healthy-behaviours-and-mitigating-the-harm-from-misinformation-and-disinformation">infodemia</a> consiste en una sobreabundancia de información (…) e incluye los intentos deliberados por difundir información errónea para socavar la respuesta de salud pública y promover otros intereses de determinados grupos o personas”.</p>
<p>La <a href="https://theconversation.com/alimentos-para-adelgazar-y-otros-falsos-milagros-144375">información incorrecta, los bulos y mitos en nutrición</a> han circulado de boca en boca mucho antes de la aparición de internet. Sin embargo, es cierto que internet es el medio que ha lanzado al estrellato las <em>fake news</em>, la información errónea, los bulos y similares. Ha cambiado cómo nos relacionamos y cómo obtenemos y utilizamos el conocimiento. Justo por eso, tanta <em>supuesta verdad</em> exige un profundo ejercicio de escepticismo.</p>
<h2>El reto de encontrar información correcta</h2>
<p>Hemos hablado de las redes sociales, pero las páginas web y blogs son también fuentes habituales de información errónea en nutrición. Un <a href="https://bmjopen.bmj.com/content/12/8/e063316.long">trabajo</a> reciente realizado en España analizó 114 páginas web con información en esta materia. En una escala del 0 al 10, la calidad media de la información contenida en esas páginas web fue de 3.</p>
<p>Ante esta perspectiva, encontrar información correcta supone todo un reto. De hecho, un <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0747563216308536">equipo</a> de investigación en el Reino Unido pidió a un grupo de personas que buscaran información relacionada con temas de salud habituales. El 96,3 % de ellas acudió a información no fiable para responder al menos a una de las preguntas formuladas.</p>
<p>La cantidad y variedad de información disponible <em>online</em> es tal que se puede encontrar respaldo para cualquier hipótesis. De hecho, uno de los principales peligros es el denominado <em>sesgo de confirmación</em>. Este es la tendencia de las personas a buscar información que confirme sus propias creencias.</p>
<p>En este sentido, hace unos años, un <a href="https://academic.oup.com/jamia/article/15/4/484/732981">estudio</a> realizado en Estados Unidos analizó la búsqueda de información de 20 participantes sobre un tema de salud. Concluyeron que el conocimiento previo incorrecto o impreciso llevó a las personas a buscar información en sitios irrelevantes, a menudo buscando datos para confirmar sus hipótesis iniciales incorrectas.</p>
<h2>Dónde buscar información fiable sobre nutrición</h2>
<p>Es indiscutible que los ciudadanos necesitamos información en materia de salud y nutrición. También lo es que internet es una herramienta que, bien utilizada, puede satisfacer con creces esa necesidad.</p>
<p>Sin embargo, encontrar información fiable en la Red sobre nutrición para quien no es experto es un reto. Navegar entre algoritmos intrincados, <em>influencers</em> y publicidad más o menos oculta es un desafío. Y no hay manual.</p>
<p>Estos son algunos consejos para diferenciar las buenas fuentes de la información no fiable:</p>
<ul>
<li><p>Lo primero es tener paciencia, porque la información fiable puede estar un tanto escondida.</p></li>
<li><p>Debemos huir de páginas que atribuyen a los alimentos propiedades milagrosas o los tratan de superalimentos. </p></li>
<li><p>Tampoco debemos confiar en testimonios personales, ni en páginas donde se vendan los mismos alimentos de los que hablan. Artículos anónimos o de autores <em>muy interesados</em> en nutrición, pero sin formación adecuada tampoco son fiables.</p></li>
<li><p>Cada vez más páginas citan estudios de investigación. Sin embargo, en muchos malinterpretan los resultados. Por lo tanto, tampoco debemos fiarnos de conclusiones del tipo: tal alimento causa, previene o cura tal enfermedad.</p></li>
<li><p>Las páginas web de instituciones públicas y de sociedades científicas son, sin duda, las fuentes de información más apropiadas para la población general. Entre ellas la Organización Mundial de la Salud, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Panamericana de la Salud y el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC). Los ministerios de salud de los diferentes países, así como las agencias y organismos dependientes de estos, suelen ser también fuentes fiables.</p></li>
<li><p>Las universidades son fuente de información fiable a través de proyectos como <a href="https://www.upf.edu/web/nutrimedia">Nutrimedia</a> o <a href="https://badali.umh.es/">BADALI</a>. No hay que dejar de reconocer lo bien que lo están haciendo, a título individual, muchos divulgadores en nutrición, como José María Capitán en <a href="https://jmcapitan.blogspot.com/">Tres manzanas para ti</a> y Miguel Ángel Lurueña en <a href="https://gominolasdepetroleo.com/">Gominolas de petróleo</a>.</p></li>
</ul>
<p>Internet y las redes sociales suponen una oportunidad de adquirir conocimiento con la que ni tan siquiera podíamos soñar hace unos años. Pero, a la vez, son un gran caballo de Troya que esconde bulos. Por eso, cuando se trata de nutrición, debemos prestar especial atención a las fuentes de donde obtenemos la información.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167462/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Belén Ropero Lara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las ‘fake news’, la información incorrecta, los bulos y mitos en nutrición han circulado de boca en boca mucho antes de la aparición de Internet. Este solo las ha potenciado.Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1822432022-05-01T19:17:59Z2022-05-01T19:17:59ZInfodemia masiva: bulos y mentiras contagiosas durante la pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/460520/original/file-20220429-23-rn117l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C13%2C4588%2C3054&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/covid19-virus-outbreak-conceptual-image-on-1683593839">Shutterstock / TheVisualsYouNeed</a></span></figcaption></figure><p>En paralelo con la pandemia de la covid-19, se han difundido una enorme cantidad de bulos, principalmente a través de las redes sociales. Este fenómeno alcanzó tal envergadura que <a href="https://www.who.int/health-topics/infodemic/the-covid-19-infodemic#tab=tab_1">la OMS lo describió como una “infodemia masiva”</a>, la “otra pandemia” de desinformación. Advirtió, además, de sus peligros, sobre todo porque impide que el público acceda a información fiable sobre la enfermedad. Muchos de esos bulos estaban relacionados con temas científicos y de salud.</p>
<p>En lengua inglesa se distingue entre <em>disinformation</em>, que se refiere a la transmisión voluntaria de falsedades y bulos, y <em>misinformation</em>, que es cuando se transmiten errores pero de forma involuntaria. Nos preocupa más la primera. Y por eso, un grupo de investigadores de la Universidad de Navarra, acabamos de publicar en <em>PLOS ONE</em> un <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0265995">estudio sobre la desinformación (intencionada) de bulos relacionados con la salud y la ciencia sobre la covid-19 en España</a>.</p>
<h2>La ciencia y la salud, muy susceptibles a los bulos</h2>
<p>En el estudio analizamos un total de 533 bulos publicados en las webs de las tres principales organizaciones de verificación de datos de España (<a href="https://maldita.es/">Maldita</a>, Newtral, Verificat y <a href="https://verifica.efe.com/">EFE Verifica</a>). Estas son las únicas organizaciones españolas certificadas por la <a href="https://www.poynter.org/ifcn/">International Fact-Checking Network (IFCN)</a>, entidad que evalúa la calidad del trabajo de las organizaciones de verificación en todo el mundo.</p>
<p>Se han analizado los bulos durante un período de tres meses, desde el 11 de marzo (día que la OMS declaró la pandemia de covid-19) al 10 de junio de 2020. </p>
<p>Pues bien, los resultados muestran que más de un tercio de todos esos bulos (187) estuvieron relacionados con temas de salud y ciencia. La mayoría de ellos (el 55%) se transmitieron durante el primer mes del estado de alarma, probablemente porque la situación que estábamos viviendo era nueva, el nivel de incertidumbre muy alto y la falta de información tremenda. </p>
<p>En el estudio hemos analizado, entre otras cosas, en qué tipo de plataforma se distribuyeron (redes sociales u otras), el formato (texto, foto, video…), la extensión geográfica (internacional, nacional o local), el tipo de desinformación (broma, exageración, descontextualización o un engaño puro y duro), el tipo de fuente (si era real, anónima o falsa) y si estaba relacionado con investigaciones científicas, con temas de política científica o gestión sanitaria. También nos fijamos en los bulos relacionados con consejos falsos al público.</p>
<p>Los resultados han demostrado que más del 50% de los bulos de ciencia y salud se han distribuido por redes sociales. Sorprende que más del 25% se transmitieron vía WhatsApp, una red de mensajería que hasta entonces solo habíamos empleado para comunicarnos de manera rápida en entornos familiares y de amigos. Los bulos también se movieron vía Twitter (12%), Facebook (8%), YouTube (5,5%) e Instagram (2%). </p>
<p>Este resultado concuerda con algo que ya sabíamos: que el uso de las redes sociales aumentó significativamente durante el confinamiento. Respecto al tipo de desinformación, más del 60% eran auténticos bulos o engaños, un 23% eran afirmaciones fuera de contexto, un 14% exageraciones y solo un 1% eran bromas (algunas de tan mal gusto como “¿Quiere usted contagiarse del coronavirus? Por sólo 60 euros le infectamos”).</p>
<p>Un tercio de los bulos estaban relacionados con la investigación científica, la mayoría de ellos sobre el origen del virus (42%), pero también sobre otros temas como falsos tratamientos (25%), vacunas (15%), la tasa de mortalidad (5%) o la transmisibilidad del virus (5%). </p>
<p>Algunos de los bulos más curiosos, a modo de ejemplo, fueron: el 5G es el responsable de la propagación del virus, fumar te protege contra el coronavirus, consumir alimentos alcalinos cura la enfermedad, tomar el sol previene la covid-19, consumir café cura la enfermedad, etc.</p>
<h2>La ciencia exprés acelerada</h2>
<p>Aunque había bulos sin ninguna base científica, otros estaban relacionado con investigaciones que todavía estaban en su estado inicial o eran estudios preliminares. A veces se debían a malas interpretaciones, lecturas sacadas de contexto o interpretaciones erróneas por personal no especializado. Otras, a la difusión de prepublicaciones (<em>preprints</em>) que se habían hecho públicas pero que todavía no estaban revisadas. </p>
<p>Parte del problema ha sido la necesidad de compartir resultados en tiempo real, lo que hemos denominado “la ciencia apresurada, exprés o a alta velocidad”. Sin ir más lejos, a finales de enero de 2020 la revista <em>Nature</em> publicó un comentario en que su autora se asombraba de que en menos de veinte días desde que se había anunciado la existencia del nuevo coronavirus chino se hubieran publicado más de 50 artículos científicos. Ya entonces esa cifra era impresionante. </p>
<p>A día de hoy, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/?term=SARSCOV2+or+COVID19">hay más de 240 000 artículos científicos sobre el virus SARS-CoV-2 o la enfermedad covid-19 en PubMed</a>, superando los que aparecen bajo el epígrafe de “malaria”, por ejemplo. El número de publicaciones científicas durante la pandemia, y especialmente el de <em>preprints</em>, ha sido de tal envergadura que no solo los propios científicos, sino también las editoriales y las revistas especializadas se han visto desbordados.</p>
<p>La covid-19 ha sido una tormenta perfecta para difundir tanto informaciones erróneas como noticias deliberadamente falsas o bulos. </p>
<h2>El bulo del origen artificial del SARS-CoV-2</h2>
<p>Un ejemplo de las consecuencias de esta “ciencia apresurada” fue un artículo que proponía que el SARS-CoV-2 era una mezcla artificial generada por ingeniería genética en un laboratorio entre un coronavirus y el retrovirus VIH que causa el SIDA. Fue publicado como <em>preprint</em> el 30 de enero de 2020 y retirado por los propios autores el 2 de febrero al comprobar que había errores en sus análisis bioinformáticos y en su interpretación. Sin embargo, el artículo llegó a descargarse más de 1,6 millones de veces y fue uno de los más comentado en las redes sociales, promoviendo el bulo del origen artificial del SARS-CoV-2.</p>
<p>Desgraciadamente, Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina en 2008 por haber sido el codescubridor del virus VIH, <a href="https://theconversation.com/el-virus-de-la-covid-19-ni-se-creo-ni-se-escapo-de-un-laboratorio-136773">se hizo eco de este bulo</a>. Conviene recordar aquí que, en los últimos años, el prestigio de este investigador se ha visto ensombrecido por su apoyo a los movimientos antivacunas y a favor de la medicina homeopática.</p>
<p>Este caso lo podemos relacionar con el problema de lo que denominamos “autoridad ampliada”. Así se denomina cuando personajes reales o incluso ficticios, con la excusa de su autoridad, se dedican a transmitir falsedades y se convierten en fuente muy grave de desinformación, poniendo en peligro la salud de mucha gente. Médicos o biólogos “por la verdad” son un ejemplo de ello. </p>
<p>Nunca hemos tenido tanto conocimiento científico ni tanta capacidad técnica para enfrentarnos a una pandemia como este momento. Pero la ciencia necesita reposo, tiempo, repetir experimentos, que otros confirmen los mismos resultados y que unos científicos evalúen a otros. El quehacer científico a veces no es compatible con la inmediatez de la noticia. </p>
<h2>El escándalo de la hidroxicloroquina</h2>
<p>Quizá el caso más escandaloso ha sido el de la hidroxicloroquina. Estudios preliminares habían demostrado que este compuesto era capaz de inhibir la multiplicación del SARS-CoV-2 in vitro en cultivos celulares en el laboratorio. </p>
<p>Estos resultados hicieron que la hidroxicloroquina fuera uno de los antivirales que primero empezaron a ensayarse en los casos más graves de covid-19. Un famoso (y también peculiar) microbiólogo francés, Didier Raoult, asesor del Gobierno de Francia en la lucha contra la pandemia, rápidamente publicó que este compuesto era eficaz en humanos contra el coronavirus.</p>
<p>La OMS incluyó la hidroxicloroquina en el ensayo clínico Solidaridad. Sin embargo, algunos científicos criticaron el trabajo de Raoult y alertaron de posibles efectos secundarios y de no haber encontrado beneficios significativos en los pacientes. El propio Raoult denunció un complot y acusó al Consejo Científico de Francia y al laboratorio norteamericano Gilead de frenar el uso de la hidroxicloroquina que, por ser un remedio disponible y barato, resultaba poco lucrativo para las grandes farmacéuticas.</p>
<p>Este asunto se enturbió todavía más cuando el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, reveló en una rueda de prensa que estaba tomando hidroxicloroquina para prevenir el coronavirus. La consecuencia de aquella excentricidad fue que, en algunos lugares, hubo desabastecimiento del producto, por lo que algunos enfermos que realmente lo necesitaban tuvieron problemas para conseguirla. La eficacia de la hidroxicloroquina se volvió un asunto político, con unos a favor y otros en contra, por motivos más ideológicos que científicos.</p>
<p>Para complicar más el asunto, un artículo publicado en una de las revistas más prestigiosas del ámbito de la biomedicina, The Lancet, advertía de que la hidroxicloroquina no solo era inútil sino que estaba relacionada con efectos adversos graves y con un incremento del riesgo de muerte. </p>
<p>El trabajo no era experimental, los autores se basaban en datos estadísticos de más de 96 000 pacientes de 671 hospitales de todo el mundo. Basándose en este estudio, la OMS decidió suspender el empleo de la hidroxicloroquina. Sin embargo, posteriormente un grupo de 120 científicos de 24 países cuestionaron a su vez estos resultados y analizaron minuciosamente los datos publicados en The Lancet, que demostraron no ser fiables. Se confirmó que el trabajo era un fraude y que incluso algunos de los autores ya habían sido denunciados por mala práctica con anterioridad. La <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)31180-6/fulltext">revista The Lancet tuvo que retirar</a> el artículo dos semanas después de su publicación y este suceso fue denominado #TheLancetGate.</p>
<p>La ciencia ha ido a alta velocidad, pero afortunadamente las rectificaciones también han sido exprés: la revista retiró el polémico artículo de la hidroxicloroquina en tan solo dos semanas.</p>
<h2>Cómo detectar y evitar un bulo</h2>
<p>Para que detectar la desinformación nos resulte más sencillo, dentro del proyecto RRSS Salud hemos creado una <a href="https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/63329/1/Mentiras_contagiosas_Guia_para_esquivar_la_desinformaci%c3%b3n_en_salud.pdf">“Guía para esquivar la desinformación en salud”</a>. </p>
<p>Algunas ideas básicas son:</p>
<ul>
<li><p><strong>Analice la fuente:</strong> busque la fuente de la información y compárela con otras fuentes alternativas sobre el mismo tema o noticia. Desconfíe de la información si es anónima, si carece de referencias externas o no las identificar de forma concreta y expresa.</p></li>
<li><p><strong>Analice el estilo y el contenido:</strong> desconfíe de titulares sensacionalistas o alarmistas, pero también de imágenes o vídeos fuera de contexto.</p></li>
<li><p><strong>Analice la argumentación:</strong> desconfíe de informaciones con argumentación inexistente, débil, incompleta o contradictoria, y si hay evidencias falsas o errores.</p></li>
<li><p><strong>Analice los sesgos ideológicos:</strong> tenga en cuenta que la información puede tener sesgos ideológicos, a favor o en contra de determinados planteamientos políticos, económicos, sociales, etc.</p></li>
<li><p><strong>Analice cómo se ha hecho la difusión:</strong> la distribución automatizada de información a veces también se emplea para difundir desinformación, por lo que debería desconfiar de difusiones sospechosas. Desconfíe de las redes sociales y de mensajería.</p></li>
</ul>
<hr>
<p><em>Una versión de este artículo fue <a href="https://microbioblog.es/los-bulos-sobre-ciencia-y-salud-durante-la-pandemia">publicado originalmente</a> en el blog del autor, <a href="https://microbioblog.es/">microBIO</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/182243/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>El artículo de PLOS ONE que se cita ha sido parte del proyecto de investigación "Dinámicas de difusión en redes sociales de noticias falsas sobre salud: RRSSalud" financiado por la Fundación BBVA.</span></em></p>El 5G es el responsable de la propagación del coronavirus, fumar protege frente a la covid-19, consumir alimentos alcalinos cura la enfermedad, tomar el sol previene la covid-19… Son algunos de los bulos de la infodemia que ha acompañado a la pandemia.Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1820652022-04-27T12:28:41Z2022-04-27T12:28:41Z¿Cómo afectará a la libertad de expresión en Twitter la compra de Elon Musk?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/460042/original/file-20220427-16-kgc207.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C11%2C3694%2C2455&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><span class="source">Eric Risberg/AP</span></span></figcaption></figure><p>El consejo de dirección de Twitter <a href="https://www.ft.com/content/79e3bc48-96ef-4e62-b30b-d3ddb45d7a2f">ha anunciado</a> que aceptará la oferta de adquisición de Elon Musk, el hombre más rico del mundo. Esta sorprendente capitulación, ¿es beneficiosa para los usuarios? </p>
<p>Musk ofrece 54,20 dólares por acción, lo que supone 44 mil millones de dólares como precio total de la compañía: es uno de los precios más altos jamás pagados en una adquisición empresarial. </p>
<p><a href="https://www.sec.gov/Archives/edgar/data/1418091/000110465922048128/tm2213229d1_ex99-c.htm">Morgan Stanley y otras instituciones financieras</a> prestarán 25,5 mil millones de dólares a Musk, que aportará unos 20 mil millones de dólares propios. Más o menos <a href="https://www.theguardian.com/business/2022/apr/21/elon-musk-stands-to-collect-23bn-bonus-as-tesla-surges-ahead#:%7E:text=Elon%20Musk%2C%20chief%20executive%20of,company's%20reported%20record%20quarterly%20profits">el monto del bono</a> que espera recibir de su compañía Tesla por haber cumplido los objetivos del último trimestre.</p>
<p>Musk ha asegurado que sus intenciones como dueño de Twitter son “liberar su extraordinario potencial para convertirse en la plataforma de la libertad de expresión en todo el mundo”. Así lo especifica en la <a href="https://www.sec.gov/Archives/edgar/data/0001418091/000110465922045641/tm2212748d1_sc13da.htm">carta</a> que ha enviado al actual presidente de la compañía.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1507777261654605828"}"></div></p>
<p>Esta creencia en el potencial de una red social para convertirse en un modelo de libertad de expresión sin límites se basa en una <a href="https://doi.org/10.1177%2F14614440222226244">aproximación idealista</a> a las redes sociales que ha existido <a href="https://www.wired.com/1995/11/poster-if/">desde hace ya tiempo</a>. </p>
<p>En realidad, que Twitter tenga un solo dueño, cuyos propios tuits han sido <a href="https://www.sec.gov/news/press-release/2018-226">falsos</a>, <a href="https://news.yahoo.com/one-tweet-elon-musk-captures-201842976.html">sexistas</a>, <a href="https://www.vox.com/recode/2021/5/18/22441831/elon-musk-bitcoin-dogecoin-crypto-prices-tesla">interesados</a>, y probablemente <a href="https://www.abc.net.au/news/2019-10-28/elon-musk-saya-pedo-guy-is-a-common-insult-in-south-africa/11639090">difamatorios</a>, supone un riesgo para el futuro de la plataforma.</p>
<h2>¿Habrá un cambio radical?</h2>
<p>La maniobra de Musk puede ser percibida negativamente porque le da un poder y una influencia sobre Twitter sin precedentes. Él mismo ya ha apuntado a algunos cambios que le gustaría hacer a la plataforma, como por ejemplo:</p>
<ol>
<li><p><a href="https://www.vox.com/recode/23041717/twitter-musk-business-plan-peter-kafka-column">Reestructurar</a> el actual <a href="https://www.theguardian.com/technology/2022/apr/25/five-things-in-elon-musks-in-tray-after-twitter-takeover">equipo directivo</a>, ya que afirma no tener confianza en ellos.</p></li>
<li><p>Añadir un <a href="https://theconversation.com/why-an-edit-button-for-twitter-is-not-as-simple-as-it-seems-181623">botón de editar</a> a los tuits.</p></li>
<li><p>Limitar el actual control de moderación sobre el contenido de los tuits: utilizar suspensiones temporales en lugar de prohibiciones absolutas.</p></li>
<li><p>Explorar una transición a un modelo de pago como el de Spotify, en el que los usuarios pueden pagar para evitar los anuncios <a href="https://www.theguardian.com/technology/2022/apr/25/five-things-in-elon-musks-in-tray-after-twitter-takeover">más intrusivos</a>. </p></li>
</ol>
<p>Previamente, justo después de haberse convertido en el accionista individual más grande de Twitter a principios de abril, Musk <a href="https://www.thestreet.com/markets/elon-musk-ted-talk">había afirmado</a>: “No me importa en absoluto la parte económica”.</p>
<p>Aunque es probable que a los banqueros que le van a prestar los 25,5 mil millones de dólares para realizar la compra sí les preocupe. Musk sentirá esa presión si no consigue que Twitter dé beneficios. Aunque asegura que su prioridad es la libertad de expresión, los anunciantes en la plataforma, por ejemplo, puede que no quieran ver sus productos anunciados al lado de un furioso tuit extremista. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1518681666633486341"}"></div></p>
<p>En los últimos años Twitter ha puesto en marcha un abanico de medidas para la <a href="https://help.twitter.com/en/rules-and-policies#platform-integrity-and-authenticity">gobernanza y moderación del contenido</a>. Por ejemplo, en 2020 amplió su definición de lo que supone un <a href="https://blog.twitter.com/en_us/topics/company/2020/An-update-on-our-continuity-strategy-during-COVID-19">“daño”</a>, para guiar su tratamiento del contenido sobre covid-19 que contradecía las recomendaciones autorizadas. </p>
<p>Twitter asegura que todos los cambios realizados hasta la fecha en su aproximación a la moderación de contenidos <a href="https://about.twitter.com/en">“están al servicio de la conversación pública”</a> y se centran en la <a href="https://help.twitter.com/en/rules-and-policies/medical-misinformation-policy">desinformación y la información engañosa</a>. También afirma que responde a las experiencias de <a href="https://about.twitter.com/en/our-priorities/healthy-conversations">abuso</a> o <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/13548565211036797">incivismo</a> a las que se enfrentan los usuarios. </p>
<p>Pero esta implantación de medidas para moderar el contenido también puede interpretarse como un esfuerzo de mantener su reputación, tras mucha <a href="https://www.nytimes.com/2020/11/17/technology/lawmakers-drill-down-on-how-facebook-and-twitter-moderate-content.html">publicidad negativa</a>.</p>
<h2>La idea de la ‘plaza pública’</h2>
<p>En cualquier caso, y sea cuales fueran las razones reales para estos intentos de moderar el contenido, Musk ha puesto públicamente muchas pegas a estas herramientas de la plataforma.</p>
<p>Incluso ha llegado a etiquetar la plataforma como “una plaza pública de facto”. Una afirmación ingenua, como mínimo. Ya lo advertía el experto en comunicaciones de Microsoft <a href="https://yalebooks.yale.edu/book/9780300261431/custodians-internet/">Tarleton Gillespie</a>: pensar que las redes sociales pueden funcionar como verdaderos espacios abiertos es una fantasía, dado que deben controlar el contenido al mismo tiempo que afirman no hacerlo. </p>
<p>Gillespie incluso sugiere que las plataformas estarían obligadas a moderar, para proteger a los usuarios de sus enemigos dialécticos, y retirar contenido ofensivo, tóxico o ilegal. Sería la única manera de presentar su mejor cara a los nuevos usuarios, los anunciantes, los socios y el público en general. Lo difícil, <a href="https://yalebooks.yale.edu/book/9780300261431/custodians-internet/">argumenta</a>, es tener la capacidad crítica necesaria para saber “exactamente cuándo, cómo y por qué intervenir”. </p>
<p>Plataformas como Twitter no pueden erigirse como plazas públicas, especialmente porque solo una pequeña parte del público las usa. </p>
<p>Además, las plazas públicas se regulan <a href="https://www.google.com.au/books/edition/Behavior_in_Public_Places/HM1kAAAAIAAJ?hl=en">implícita</a> y explícitamente a través de los comportamientos que regulan <a href="https://www.routledge.com/Relations-in-Public-Microstudies-of-the-Public-Order/Goffman/p/book/9781412810067">nuestras interrelaciones sociales en público</a>, y están respaldadas por la posibilidad de recurrir a una autoridad para reestablecer el orden si surge el desorden. En el caso de un negocio privado como es Twitter, la decisión final recae en una sola persona: Musk. </p>
<p>Pero aunque Musk llegara a poner en marcha su ideal particular de plaza pública, se trataría posiblemente de una versión personal y libre de este concepto. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1518704771372240896"}"></div></p>
<p>Dar a los usuarios más margen en lo que pueden decir podría crear mayor polarización y endurecer aún más el discurso en la plataforma. Esto a su vez desanimará, probablemente, a los anunciantes. Sin duda, un problema en el actual modelo económico de Twitter (<a href="https://www.theguardian.com/technology/2022/apr/25/five-things-in-elon-musks-in-tray-after-twitter-takeover">un 90 % de sus ingresos viene de la publicidad</a>).</p>
<h2>Libertad de expresión: ¿para todos?</h2>
<p>Twitter es bastante <a href="https://www.statista.com/statistics/272014/global-social-networks-ranked-by-number-of-users/">más pequeña</a> que otras redes sociales. Sin embargo, las investigaciones muestran que tiene una influencia desproporcionada ya que los tuits son especialmente <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/1369118X.2018.1449883">rápidos y virales, y se reproducen en los medios tradicionales</a>. </p>
<p>Los tuits que se destacan para cada usuario son el resultado de un algoritmo que busca maximizar exposición y clics, y no tienen como objetivo enriquecer la vida del usuario con <a href="https://theconversation.com/what-elon-musks-us-3-billion-twitter-deal-means-for-him-and-for-social-media-180742">puntos de vista interesantes o respetuosos</a>.</p>
<p>Musk ha sugerido también que abrirá el acceso a los algoritmos usados por Twitter. Una mejora en transparencia. Pero una vez que Twitter sea una compañía privada, el grado de transparencia que quiera mantener dependerá únicamente de lo que él decida. </p>
<p>Irónicamente, <a href="https://www.theguardian.com/technology/2022/apr/15/elon-musk-mark-zuckerberg-sun-king-louis-xiv">Musk ha acusado al CEO de Meta</a> (anteriormente Facebook), Mark Zuckerberg, de tener demasiado control sobre el debate público. </p>
<p>Y sin embargo, el propio Musk ha intentado en el pasado <a href="https://www.cnbc.com/2022/04/25/elon-musk-and-free-speech-track-record-not-encouraging.html">reprimir</a> <a href="https://www.bloomberg.com/news/articles/2022-04-21/elon-musk-wants-free-speech-at-twitter-twtr-after-years-silencing-critics">los puntos de vista</a> <a href="https://www.theatlantic.com/technology/archive/2022/04/elon-musk-twitter-free-speech/629479/">de los que han sido críticos con él</a>. </p>
<p>Hay pocas pruebas en las que basarse para creer que de verdad pretende crear un espacio libre e inclusivo en Twitter, y menos aún para pensar que los cambios que haga sean por el interés común.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/182065/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Las redes sociales no pueden ser verdaderas ‘plazas públicas’. Menos aún las que tienen un solo dueño y son privadas, como va a ocurrir ahora con Twitter.John Hawkins, Senior Lecturer, Canberra School of Politics, Economics and Society and NATSEM, University of CanberraMichael James Walsh, Associate Professor in Social Sciences, University of CanberraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1786822022-03-09T22:01:28Z2022-03-09T22:01:28ZUcrania: Una guerra (también) informativa<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/450635/original/file-20220308-25-13p6mhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4779%2C2787&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Unidad móvil de Russia Today en la Plaza del Manège de Moscú.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/july-7-2018-moscow-russia-mobile-1138711178">Shutterstock / fifg</a></span></figcaption></figure><p>Junto a las operaciones militares, Rusia está desarrollando una intensa guerra en el terreno informativo sobre el conflicto bélico de Ucrania. Para ello, está usando dos armas de alto calibre: la desinformación y la propaganda. Su objetivo es justificar y legitimar la invasión ante la comunidad internacional, por un lado, y tratar de influir sobre la opinión pública para lograr adhesiones, por otro. En definitiva, su finalidad es manipular y adoctrinar a la ciudadanía y mejorar la imagen de Rusia en el exterior en un momento crítico.</p>
<p>Las noticias falsas se han instalado como un elemento fundamental de las estrategias políticas en el mundo tras la covid-19. En la pandemia, este recurso ha ganado protagonismo y se ha normalizado, perdiendo su carácter excepcional. A esto también han contribuido dos factores clave de la última década: el auge de las redes sociales, que facilitan su circulación, y la irrupción de la extrema derecha política en Europa. Además, cabe unir el empleo a gran escala de la propaganda.</p>
<h2>Una larga tradición rusa</h2>
<p>Rusia cuenta con una larga tradición en el manejo de la desinformación y la propaganda. Su origen se encuentra en la revolución bolchevique, que generó la propaganda leninista, y la Guerra Fría. En los años 50, la KGB, el servicio de seguridad soviético, creó un departamento específico para la <em>desinformatsiya</em> que, posteriormente, recibió la denominación de “medidas activas”. </p>
<p>Desde entonces, su uso estratégico no ha dejado de crecer. La toma de conciencia rusa de la importancia de la información se produjo en la invasión de Georgia en 2008. A partir de este momento, se edifica la doctrina de la Guerra de Nueva Generación, basada en la combinación del despliegue bélico en tierra, mar y aire unido a la lucha por la información y la opinión en una dinámica de guerra híbrida. Algo que se está poniendo en práctica en Ucrania.</p>
<p>Para ello, Rusia recurre a dos armas principales. En primer lugar, a un amplio entramado mediático formado por RT, Sputnik o Rossiya Segodna, entre otros. Estos medios son herramientas clave de poder blando encargados de extender la propaganda rusa a nivel internacional para darle credibilidad y ampliar su alcance. </p>
<p>De hecho, RT, creado en 2015, está disponible en 100 países y en diferentes idiomas. El Estado ruso se gasta <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/RT">entre 600 y 1 000 millones de dólares anuales</a> en estos medios. </p>
<p>La segunda son las redes sociales. El Kremlin ha sido pionero en el despliegue del <em>astroturfing</em>, consistente en la creación artificial de tendencias de opinión mediante la manipulación y la intoxicación informativa en las plataformas digitales. Para ello, se recurre a bots y trols. Una actividad que lleva a cabo la Agencia de Investigación de Internet, una compañía con nexos con el Servicio Federal de Seguridad ruso.</p>
<h2>Tres argumentos propagandísticos</h2>
<p>Mediante estas dos armas, Rusia ha difundido tres grandes argumentos propagandísticos para justificar la invasión de Ucrania. </p>
<ol>
<li><p>El Kremlin ha presentado la invasión como respuesta a un supuesto genocidio en los territorios separatistas del Donbás. Mediante el empleo de la estrategia propagandística de la trasposición, se carga la culpa en el Gobierno ucraniano, subvirtiendo el orden de las cosas. Así, Rusia pasa de agresor a agredido, de atacante a defensor y protector. </p></li>
<li><p>La asimilación de Ucrania con un régimen neonazi. Se aplican aquí dos reglas de la propaganda clásica: la exageración y la transferencia, asociando al Gobierno de Zelenski al nazismo. Algo que autorizaría su derrocamiento. </p></li>
<li><p>Se alude a los vínculos de sangre con Ucrania, apelando al pasado común en el imperio soviético y al carácter artificial de su Estado, que, además, contribuye a fomentar la expansión de la OTAN en el entorno post-soviético. Se recurre aquí a la simplificación. </p></li>
</ol>
<p>La extensión de estos tres argumentos se asienta, además, en la regla propagandística de la orquestación. Ésta se basa en el hecho que la repetición constante de las mismas ideas con formas diferentes acaba propiciando la máxima que una mentira contada mil veces se convierte en verdad.</p>
<h2>La respuesta europea</h2>
<p>Tradicionalmente, la Unión Europea no ha respondido con firmeza a la desinformación y la propaganda rusas. Sin embargo, con la guerra de Ucrania, esto ha sufrido un giro radical. La Comisión Europea, con su presidenta Ursula von der Leyen y su alto representante para asuntos exteriores Josep Borrell a la cabeza, <a href="https://es.euronews.com/2022/03/02/ucrania-crisis-ue-rt">han prohibido</a> las emisiones de RT y Sputnik en los países de la Unión porque siembran una desinformación tóxica y dañina. </p>
<p>Se trata de la primera vez que la UE actúa con este grado de contundencia frente a la guerra informativa. A esta estrategia se han sumado algunas de las principales plataformas digitales como Facebook, Instagram o YouTube, que <a href="https://www.rtve.es/noticias/20220301/google-bloquea-canales-rusos-rt-sputnik-youtube-europa/2299602.shtml">han bloqueado</a> los canales de los medios prorrusos. De esta forma, estas compañías tecnológicas han roto su habitual neutralidad. </p>
<p>Esta doble respuesta constituye una novedad sin precedentes. De momento, se ha encontrado con una primera reacción rusa: bloquear el acceso a Facebook y Twitter en todo el país e instaurar penas de 15 años de cárcel por difundir información falsa sobre las Fuerzas Armadas y de 3 a 5 años por manifestaciones contra la intervención en Ucrania. Así, el espacio informativo se ha convertido en este conflicto bélico en un importante escenario dónde también se libran duras batallas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178682/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Andreu Casero-Ripollés recibe fondos de la Generalitat Valenciana mediante el proyecto de investigación AICO/2021/063. </span></em></p>La información en medios y redes sociales es un arma más en la guerra desatada en Ucrania con la invasión rusa. Por primera vez, la UE y las compañías tecnológicas han intervenido bloqueando medios rusos.Andreu Casero-Ripollés, Catedrático de Periodismo. Decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Universitat Jaume ILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1767592022-02-22T19:33:00Z2022-02-22T19:33:00ZRedes sociales: ¿cámaras de eco o espacios para el debate?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/446472/original/file-20220215-19-1dqvgh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4187%2C2363&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/phone-media-usage-echo-chamber-1941506146">Shutterstock / Vietcetera Illustration</a></span></figcaption></figure><p>Las redes sociales juegan un papel cada vez más importante cuando queremos informarnos. Las últimas ediciones del <a href="https://www.digitalnewsreport.org/">Digital News Report</a> lo demuestran. Poco a poco, sustituyen a los medios tradicionales como fuente de información.</p>
<p>A primera vista, este panorama fomenta la participación y genera un ecosistema más democrático. Cada usuario dispone de los medios necesarios para difundir contenidos.</p>
<p>Sin embargo, los análisis más recientes sobre comunicación en redes sociales están repletos de conceptos negativos. Conceptos como noticias falsas, bulos, discursos de odio o bots.</p>
<h2>Cámaras de eco y filtros burbuja</h2>
<p>La teoría de las <a href="https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/9781400890521/html?lang=en">cámaras de eco</a> intenta explicar esta situación. Se producen cuando informaciones o ideas concretas se difunden una y otra vez. Y cuando las posiciones opuestas se ocultan o no son visibles. </p>
<p>No es una teoría nueva; de hecho, ya se relacionó con los medios tradicionales. Si una persona lee un único diario y ve un único canal de televisión, su visión será limitada. Y si después transmite esa visión a sus contactos, generará el mismo efecto.</p>
<p>Este concepto se ha asociado también al nivel de conocimiento. Una persona menos formada puede optar más fácilmente por una línea editorial concreta. Y ser más propensa a adoptar una posición radical.</p>
<h2>Más fuentes, pero condicionadas</h2>
<p>Con las redes sociales se produce una doble situación. Por un lado, se amplía de manera sustancial el número de fuentes. Pero, por otro, nuestro acceso a ellas está limitado o condicionado por diversos factores. </p>
<p>Uno de ellos es una variante de las cámaras de eco, los <a href="https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=-FWO0puw3nYC&oi=fnd&pg=PT3&dq=Pariser,+Eli.+2011.+The+Filter+Bubble:+What+the+Internet+is+Hiding+from+You.+London:+Penguin+UK.&ots=g5KqDmwSVY&sig=VblIUVtPXstDH4pPYCsMvmCct9w#v=onepage&q=Pariser%2C%20Eli.%202011.%20The%20Filter%20Bubble%3A%20What%20the%20Internet%20is%20Hiding%20from%20You.%20London%3A%20Penguin%20UK.&f=false">filtros burbuja</a>. Los establecen los algoritmos al recomendar un contenido según los gustos que hemos mostrado previamente. Este tipo de algoritmos son los que hacen que si dos personas introducen el mismo término en un buscador no obtengan los mismos resultados.</p>
<h2>El verdadero alcance del problema</h2>
<p>Un <a href="https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/sites/default/files/2022-01/Echo_Chambers_Filter_Bubbles_and_Polarisation_A_Literature_Review.pdf">estudio reciente</a> con encuestas en siete países cuestiona estas teorías. Las cámaras de eco en las redes sociales son mucho más pequeñas de lo que pensamos. Y los usuarios que recurren a motores de búsqueda y selecciones de algoritmos consumen noticias más diversas. No es el único estudio que marca esa tendencia. </p>
<p>Si la teoría de las cámaras de eco y la de los filtros burbuja se ponen en entredicho, ¿qué otros fenómenos explican las dinámicas de consumo y distribución de noticias en las redes sociales? </p>
<p>Esa era una de las cuestiones planteadas por el proyecto <a href="http://newssharing.es/">NewsSharing</a>. El grupo de investigación <a href="http://gruposinvestigacion.unir.net/coysodi/">COYSODI</a> de UNIR lo ha desarrollado durante los últimos cuatro años.</p>
<h2>No todas las redes son iguales</h2>
<p>Los resultados muestran que la explicación es más compleja. Diversos factores entran en juego. Para empezar, <a href="https://revista.profesionaldelainformacion.com/index.php/EPI/article/view/86436">no nos comportamos igual en todas las redes sociales</a>. </p>
<p>Compartimos contenidos que nos parecen útiles o interesantes en redes abiertas como Facebook o Twitter. Como segunda opción, recurrimos a grupos privados de mensajería instantánea, como Whatsapp.</p>
<p>El tipo de noticia también influye. No compartimos todas con la misma frecuencia. Las que más difundimos son las de crímenes y sucesos, política nacional y entretenimiento. </p>
<p>También <a href="http://cuadernos.info/index.php/cdi/article/view/27433">tendemos a compartir contenidos sobre política en Facebook o Twitter antes que en Whatsapp</a>. Este dato puede explicarse por el mayor vínculo con nuestros contactos de Whatsapp. No queremos parecer demasiado agresivos con ellos.</p>
<p>Además, los contenidos más superficiales los distribuimos a través de redes abiertas. Y dejamos para las redes cerradas los que pensamos que requieren más esfuerzo.</p>
<h2>El ejemplo del cambio climático</h2>
<p>La investigación también analizó la información sobre el cambio climático. Los resultados muestran que <a href="https://www.mediterranea-comunicacion.org/article/view/2020-v11-n2-influencia-de-la-percepcion-las-noticias-me-encuentran">nuestras actitudes previas influye más que nuestros conocimientos</a> a la hora de decidir si consumimos o compartimos contenidos sobre esa cuestión.</p>
<p>La relevancia que le damos a la noticia pesa más que la credibilidad de la fuente. En otras palabras, cuando compartimos un contenido, pensamos en si resulta útil o interesante. Pero no nos importa tanto la precisión o la calidad de la información. </p>
<p>Este dato puede ayudar a explicar cómo se distribuyen las noticias falsas. La información en las redes sociales se caracteriza por su abundancia. Pero muchos contenidos han sido producidos por fuentes poco o nada fiables.</p>
<p><a href="http://nuevaepoca.revistalatinacs.org/index.php/revista/article/view/29">Los elementos emocionales también influyen en nuestra decisión</a>. Sobre todo, emociones negativas como el miedo y la rabia, que priman sobre nuestras actitudes o conocimientos previos.</p>
<h2>Reflexionar sobre nuestros hábitos</h2>
<p>En definitiva, la relevancia, las actitudes previas o las emociones son muy importantes cuando consumimos noticias en redes sociales. Tres factores con un peso similar o mayor que el de las cámaras de eco o los filtros burbuja.</p>
<p>Por este motivo, es importante que analicemos nuestros propios hábitos para informarnos. Observemos si recurrimos a las fuentes más adecuadas y si difundimos contenidos contrastados. Es una reflexión necesaria, con importantes implicaciones para nosotros y para la sociedad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/176759/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jesús Díaz-Campo recibe fondos de Ministerio de Ciencia e Innovación</span></em></p>La manera de consumir y compartir información en redes sociales depende mucho de una serie de hábitos inconscientes sobre los que necesitamos reflexionar.Jesús Díaz-Campo, Adjunto al Vicerrector de Investigación y Profesor de Comunicación, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1731762022-01-17T17:57:10Z2022-01-17T17:57:10ZSer joven (y mujer) en tiempos de desinformación: dos ejemplos de película<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/441065/original/file-20220117-13-1j78g85.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C7189%2C4050&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un fotograma de _No mires arriba_ (Adam McKay, 2021) con el personaje Kate Dibiasky a la derecha.</span> <span class="attribution"><span class="source">Netflix</span></span></figcaption></figure><p>La preocupación por los efectos de la desinformación está centrando el esfuerzo de los expertos, los gobiernos y otras organizaciones sobre la población más joven. </p>
<p>Mientras nos escandalizamos con los datos sobre su dificultad para identificar contenidos falsos y nos dolemos con los informes sobre el incremento de los discursos de odio en la red, perdemos capacidad para la autocrítica. Los jóvenes no son los culpables; les hemos dado toda la tecnología y nos hemos olvidado de la alfabetización, el manual de instrucciones.</p>
<p>En estos días de sesgo, burbujas filtro, guetos digitales y polarización, he estado leyendo críticas, por comparar, sobre dos películas que he podido disfrutar en mis días de asueto navideño, zapeando por las plataformas. </p>
<p>Cuando una producción, como es el caso, genera controversia, eso que ahora llaman “batalla cultural”, suelo indagar entre las opiniones de los expertos, por si me he perdido o no he entendido algo del mensaje. Aunque, paradójicamente, también busco confirmar que he comprendido lo que quiere transmitir. </p>
<p>Las cintas en cuestión son <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film397298.html"><em>Ron da error</em></a> y <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film521393.html"><em>No mires arriba</em></a> y no, no he encontrado ningún análisis que refuerce mi opinión, así que igual me tachan de rebuscada.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fotograma de <em>Ron da error</em> con el personaje de Savannah en el centro.</span>
<span class="attribution"><span class="source">20th Century Studios</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Ser joven hoy</h2>
<p>Ambas producciones nos hablan, en el fondo, sobre la dificultad de ser joven en tiempos de Internet y desinformación. La primera, dirigida a un público joven, de Disney (20th Century Studios), muestra (de soslayo) la construcción esforzada de la vida virtual de Savannah, la típica chica popular de instituto que se gana cada <em>me gusta</em> y cada seguidor (que no amigo) a conciencia. </p>
<p>Sin embargo, un día esto se ve truncado por un vídeo que la ridiculiza y que se vuelve viral, generándole más fama que la proyección perfecta de su imagen. Algo similar le sucede a Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), en la propuesta de Adam McKay y David Sirota, para un público más adulto.</p>
<p>En tiempos de dulcificación de la realidad y corrección política, el mensaje incómodo, apocalíptico, de esta joven estudiante de posgrado de Astronomía, en un programa de la televisión, se convierte en gasolina para la industria del entretenimiento en línea. Su imagen se viraliza en memes, gifs, <em>deepfakes</em>, etc., y, lo que es peor, despierta la ira de quienes no comparten su mensaje. Todo como sucede hoy, “a la velocidad de un WhatsApp”. Aunque también encontrará fans que quieran hacerse un selfie con ella, para fardar.</p>
<h2>Víctimas potenciales</h2>
<p>El informe <a href="https://www.ccn-cert.cni.es/informes/informes-de-buenas-practicas-bp/4010-ccn-cert-bp-15-buenas-practicas-en-virtualizacion/file.html"><em>Desinformación en el ciberespacio. Informe de buenas prácticas</em></a>, del Centro Criptológico Nacional (CCN), asegura que “cerca del 90 % de la población española entre 16 y 65 años puede ser potencialmente víctima de un ataque de desinformación”. Es decir, como Savannah y como Kate Dibiasky, nadie está libre de una imagen manipulada, un mensaje descontextualizado, una teoría de la conspiración, o del discurso del odio, entre otras formas que puede adoptar la desinformación, cada vez más sofisticadas.</p>
<p>Las dos películas, curiosamente, cuentan con un personaje común, el CEO de una tecnológica predominante, una suerte de Bill Gates, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg u otros gurús de la tecnología, según la imaginación del espectador. </p>
<p>En sendos casos se infiere su responsabilidad en el devenir de ambas jóvenes y los dos aprovechan el comportamiento irracional e impulsivo de los usuarios en Internet para aumentar el poder de la ingeniería social que han creado, escudándose en que sus decisiones responden a las demandas del público, a la economía de las emociones.</p>
<h2>Una responsabilidad compartida</h2>
<p>Consciente de las amenazas que supone la desinformación para la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, recientemente, el parlamentario escocés Stewart McDonald ha puesto en marcha una <a href="https://www.dailyrecord.co.uk/news/politics/young-people-encouraged-tackle-fake-25905949">iniciativa</a> dirigida a los jóvenes quienes, reconoce, están a menudo en la diana de la desinformación por su uso intensivo de las redes. Su iniciativa busca que contribuyan con sus ideas a crear una campaña de concienciación que aborde este fenómeno y desarrolle “la resiliencia contra él”. Es una manera de poner el foco en el otro, en el compromiso de cada uno en la resolución del problema.</p>
<p>En el caso de España, por ejemplo, los expertos, como Eva Herrero, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y coordinadora del proyecto <a href="https://www.uc3m.es/ss/Satellite/UC3MInstitucional/es/Detalle/Comunicacion_C/1371320130990/1371215537949/La_mitad_de_los_estudiantes_de_ESO_no_distingue_las_%E2%80%9Cfake_news%E2%80%9D">ALFAMADESO</a>, proponen un acompañamiento de los jóvenes, dotarles de herramientas, recursos y todo lo necesario para que, como dice la investigadora, “de manera autónoma sepan distinguir la información válida y tengan una visión más crítica de lo que escuchan, ven y leen”.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C3%2C2044%2C1146&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Imagen promocional de ‘No mires arriba’ (Adam McKay, 2021), con el personaje de Kate Dibiasky en primer plano.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.netflix.com/es/title/81252357">Netflix</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un escenario hostil y real</h2>
<p>Volviendo a Savannah y a Kate Dibiasky. A la primera se le regaló un dispositivo sin el acompañamiento necesario para hacer un buen uso de él. No es que lo hiciera del todo mal, pero sí contribuyó a desinformar mostrando a sus seguidores una imagen idealizada de su vida, que se vio truncada por otra sin filtros ni ediciones perfectas. </p>
<p>Y a la segunda no se le facilitaron las herramientas para combatir el aislamiento que le produjo el discurso del odio. A las dos se las lanzó al escenario de los medios, donde cada uno parece tener su verdad electrónica, su e-verdad; un escenario cada vez más hostil para los jóvenes sin la alfabetización mediática pertinente.</p>
<h2>Ellas son más vulnerables a los desórdenes informativos</h2>
<p>El último informe de la ONG Plan Internacional sobre el <em>Estado Mundial de las Niñas 2021</em>, titulado <a href="https://plan-international.org/es/latin-america/Informe_El_Estado_Mundial_de_las_Ninas_2021"><em>Entre la Verdad y la Mentira</em></a>, ofrece unos datos llamativos sobre los efectos de la información errónea y la desinformación en la vida real de las niñas y mujeres jóvenes. La mayoría confiesa sentir indefensión en la Red y haber sido objeto de contenidos que intentan “desacreditarlas, ridiculizarlas, humillarlas y mermar su credibilidad”, como les ocurrió a Savannah y a Kate Dibiasky.</p>
<p>¿Qué se puede hacer en estas situaciones? En el caso de los jóvenes, es especialmente importante reforzar su autoestima para que no la depositen en la aceptación de los demás; en Internet, igual que en la vida, nuestra valía no se puede medir en <em>likes</em>. </p>
<p>Además, debemos animarlos a conocer sus derechos y obligaciones como usuarios. Esto implicaría que sepan hacer un uso efectivo, no vengativo ni en falso, de los mecanismos de denuncia cuando se dan situaciones de indefensión que atacan a su libertad o a su honor.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173176/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paula Herrero Diz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las protagonistas de ‘Ron da error’ y ‘No mires arriba’ ejemplifican los efectos de la viralidad y la desinformación en los jóvenes. Hay que protegerlos con autoestima, conocimiento y responsabilidad.Paula Herrero Diz, Profesora del Departamento de Comunicación y Educación en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Loyola AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1674612022-01-17T17:16:49Z2022-01-17T17:16:49Z¿Alimentos afrodisíacos? Ya nos gustaría<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/441043/original/file-20220117-13-wfy5je.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C5336%2C3992&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/strawberries-chocolate-181323041">Shutterstock / EcoPimStudio</a></span></figcaption></figure><p>Si buscamos “alimentos afrodisíacos” en Internet saldrán cientos de miles de entradas sobre el tema. Entre los alimentos a los que se atribuye esta “estimulante” propiedad están el chocolate, las fresas, las ostras o incluso el ajo. ¿Qué hay de cierto? ¿Se trata de otro más de tantos bulos?</p>
<p>Parece que sí. Basta echarle un vistazo a <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/">PubMed</a>, una gran base de datos donde están recopiladas todas las publicaciones de investigación en materia de salud. Al buscar “alimentos afrodisíacos”, los resultados son decepcionantes. No hay artículos que demuestren que podemos mejorar nuestra capacidad sexual ni nuestro deseo con los alimentos por mero placer. </p>
<p>Podríamos poner punto y final aquí a este artículo; sin embargo, seguirían los bulos sobre los alimentos afrodisíacos. Así que, veamos qué dice la investigación exactamente.</p>
<h2>Chocolate, fresas y ostras</h2>
<p>Desde hace siglos el chocolate tiene la fama de aumentar la libido e incluso de aumentar la fertilidad. Dos artículos de investigación han puesto a prueba esta reputación.</p>
<p>Concretamente, un pequeño <a href="https://www.jsm.jsexmed.org/article/S1743-6095(15)31344-8/fulltext">estudio</a> realizado en el norte de Italia con 153 mujeres en 2006 analizó el efecto del chocolate sobre el <a href="https://links.lww.com/AOG/A538">Índice de Función Sexual Femenina</a>. No se encontraron diferencias entre aquellas mujeres que comían chocolate y las que no. Es decir, el chocolate no tenía efecto afrodisíaco.</p>
<p>Otro <a href="https://www.cureus.com/articles/50775-chocolate-consumption-and-sex-interest">estudio</a> reciente (2021) realizado en California incluyó a 723 hombres y mujeres mayores de 20 años. Paradójicamente, las mujeres que comían chocolate con más frecuencia indicaron sentir menor interés sexual. Y lo mismo sucedía con hombres menores de 55 años.</p>
<p>En cuanto a las fresas, no hay estudios de sus efectos sobre la función sexual. Por el contrario, algo hay acerca de las ostras, aunque ninguno en humanos.</p>
<p>Concretamente, los estudios en ratones macho con diferentes preparaciones de ostras (carne, péptidos) han mostrado aumento de la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0378874120332670">testosterona</a> en sangre y mejora de algunos parámetros de <a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/18/5/2349">deseo y excitación sexual</a>. Así que, por el momento, sigue sin estar demostrado que una cena a base de ostras garantice una noche de pasión entre humanos.</p>
<p>En cuanto al ajo, estudios en roedores macho muestran variaciones en los niveles de <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/and.12009">testosterona</a>; sin embargo, esta aumenta o disminuye dependiendo del estudio. </p>
<p>Así podríamos continuar de forma indefinida buscando cada uno de los muchos alimentos a los que se les atribuye una propiedad afrodisíaca. El resultado sería similar: ningún alimento ha demostrado efectos afrodisíacos en humanos.</p>
<p>En cuanto a los nutrientes, solo del <a href="https://www.boe.es/doue/2012/136/L00001-00040.pdf">zinc</a> se ha corroborado que contribuye a la fertilidad y reproducción normales, y al mantenimiento de niveles normales de testosterona. En definitiva, sigue sin ser lo que esperábamos.</p>
<h2>La función sexual y sus problemas</h2>
<p>En la actividad sexual de hombres y mujeres está implicada toda una colección de neurotransmisores y hormonas. Entre ellos, dopamina, noradrenalina, serotonina, testosterona, estrógenos, <a href="https://www.mdpi.com/1422-0067/22/19/10376">oxitocina</a> y cortisol.</p>
<p>La disfunción sexual afecta a varios millones de personas en España. Se estima que un tercio de las <a href="https://medes.com/publication/124296">mujeres premenopáusicas</a> padecen alguna forma de esta. En cuanto a los hombres, son entre 1,5 y 2 millones los afectados por la <a href="http://www.asesa.org/attach/admin/pro_documentos/Documento_de_Consenso_sobre_DE.pdf">disfunción eréctil</a>. Cáncer, diabetes, medicación, hipertensión, problemas cardiovasculares o depresión son algunas de sus causas en ambos sexos.</p>
<p>La aprobación del medicamento llamado Viagra (sildenafil) para su uso en humanos en 1998 supuso un antes y un después en el tratamiento de las disfunciones sexuales. Después le siguieron Cialis (tadalafilo) y Levitra (vardenafilo). Hubo que esperar hasta 2015 a que se aprobara en Estados Unidos el equivalente para mujeres, Addyi (flibanserina). Y en 2019 le siguió Vyleesi (bremelanotide).</p>
<p>También se están investigando los efectos de extractos de plantas como tratamiento para la disfunción sexual. Algunas de estas plantas son el ginseng, el tongkat ali, abrojo (<em>Tribulus Terrestris</em>), maca y muira puama. Sin embargo, una <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2050052120300020?via%3Dihub">revisión</a> reciente evaluó estas y otros cinco “afrodisiacos” y solo la L-arginina ha demostrado mejorar la función eréctil.</p>
<p>Para quienes sufren algún tipo de disfunción sexual, conseguir placer supone un hito para el que necesitan medicación. La investigación en este campo se dedica a ayudarles a superar esta limitación. Por lo tanto, es comprensible que no se le preste atención al aumento del placer de personas sin ningún tipo de disfunción sexual. Tal vez incluso sea una frivolidad pretenderlo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167461/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Belén Ropero Lara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Chocolate, ostras o fresas son algunos de los llamados “alimentos afrodisíacos”. Sin embargo, ningún artículo de investigación demuestra que efectivamente estimulen nuestra capacidad y deseo sexuales.Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1743112022-01-04T21:49:04Z2022-01-04T21:49:04Z¿Producen infertilidad las vacunas frente a la covid-19?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/439367/original/file-20220104-25-syj24q.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5693%2C3795&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-vaccinating-pregnant-woman-against-covid19-1962858751">Shutterstock / New Africa</a></span></figcaption></figure><p>Entre los muchos bulos que han circulado a lo largo de la pandemia están los que aseguran que las vacunas que protegen frente la covid-19 producen infertilidad tanto en mujeres como hombres. Esto probablemente ha hecho que muchas personas en el mundo que querían ser padres se hayan planteado seriamente el no vacunarse.</p>
<p>En un didáctico artículo publicado en agosto de 2021 en <a href="https://theconversation.com/la-covid-19-podria-causar-infertilidad-masculina-y-disfuncion-sexual-pero-las-vacunas-no-165456">The Conversation</a>, el profesor Ramasamy nos contaba los resultados de dos estudios realizados por su grupo. En ellos se demuestra que la infección por el SARS-CoV-2 (el virus que causa la covid-19) sí podría provocar disfunción eréctil y una disminución del número de espermatozoides. Sin embargo, las vacunas de ARNm de Pfizer y Moderna no producen estos efectos. La conclusión es clara: mejor vacunarse que infectarse.</p>
<p>Sin embargo, el estudio de vacunación se hizo sólo con 45 hombres. Para dar mayor credibilidad a los resultados, en ciencia se acostumbra a realizar este tipo de estudios con centenares e incluso miles de individuos. Además, los resultados de un estudio deben ser confirmados por otros realizados por grupos de investigación diferentes. </p>
<p>Ahora, tras varios meses de vacunación a nivel mundial, tenemos más información para poder sacar conclusiones, si no definitivas, al menos mucho más sólidas. </p>
<h2>Lo que dicen los bulos y lo que dice la ciencia</h2>
<p>Entre los muchos bulos propagados sobre los efectos adversos de las vacunas contra la covid-19 se encuentran el aumento de abortos entre las mujeres vacunadas, impotencia sexual masculina, hinchazón de los testículos, etc. Todos ellos con poca o nula base científica.</p>
<p>Uno de los primeros bulos con más impacto tiene su origen en una carta que un antiguo investigador de Pfizer mandó a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) pidiendo que se suspendieran los ensayos de vacunación. Su argumento se basaba en que los anticuerpos inducidos por las vacunas, que van dirigidos contra la proteína S (spike) del coronavirus, podrían atacar también a una proteína humana (sincitina-1) necesaria para la implantación del embrión, debido a que ambas comparten cierta similitud en una pequeña región.</p>
<p>Sin embargo, un estudio científico reciente publicado en <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8513556/pdf/41423_2021_Article_773.pdf"><em>Cellular & Molecular Immunology</em></a> ha demostrado que los anticuerpos frente a la proteína S no reconocen a la proteína sincitina-1 humana. </p>
<p>Por si fuera poco, en otro estudio reciente tampoco se han observado diferencias en las <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34095871/">tasas de implantación de embriones</a> entre mujeres que tienen anticuerpos contra la proteína S del SARS-CoV-2, inducidos por la vacunación o por una infección natural, y mujeres que no tienen estos anticuerpos.</p>
<h2>No hay evidencias de que la vacuna afecte a la fertilidad del hombre</h2>
<p><a href="https://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2781360">Un estudio llevado a cabo en 45 hombres</a> que recibieron las vacunas de Pfizer o Moderna mostró que el volumen y la concentración de esperma, así como la movilidad de los espermatozoides, no se vieron afectadas por la vacunación.</p>
<p>Resultados similares se observaron en otros <a href="https://rbej.biomedcentral.com/track/pdf/10.1186/s12958-021-00757-6.pdf">dos estudios llevados a cabo en hombres</a> (79 en total) inscritos en programas de <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.04.30.21255690v1">fertilización in vitro</a>.</p>
<h2>… y tampoco a la de la mujer</h2>
<p>Las mujeres jóvenes son uno de los colectivos que tienen más dudas a la hora de vacunarse, quizás influidas por la desinformación que asocia las vacunas con la infertilidad.</p>
<p>Sin embargo, los estudios clínicos en humanos y en modelos animales no han encontrado ninguna evidencia de que la vacunación con Pfizer, Moderna o AstraZeneca afecte a la fertilidad femenina.</p>
<p>Por ejemplo, la <a href="https://www.nature.com/articles/s41577-021-00525-y">proporción de embarazos</a> entre las mujeres vacunadas y las no vacunadas es muy parecida. De ahí se deduce que la vacuna no tiene ningún efecto negativo sobre la probabilidad de quedarse embarazada.</p>
<p>Programas de <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.05.30.21258079v1">fertilización in vitro</a>, llevados a cabo en mujeres antes y después de la vacunación, tampoco han mostrado diferencias en el número y grado de maduración de los oocitos (óvulos inmaduros) ni en su <a href="https://rbej.biomedcentral.com/track/pdf/10.1186/s12958-021-00757-6.pdf">tasa de fertilización</a> o el <a href="https://rbej.biomedcentral.com/track/pdf/10.1186/s12958-021-00757-6.pdf">desarrollo de embriones</a>.</p>
<p>Algunas mujeres han informado sobre <a href="https://www.gov.uk/drug-safety-update/covid-19-vaccines-updates-for-august-2021">alteraciones leves y transitorias en el ciclo menstrual después de la vacunación</a>, pero los expertos consideran que lo más probable es que sean debidas más al estrés del proceso de vacunación que a los propios componentes de la vacuna.</p>
<p>Finalmente, a medida que la vacunación se extiende, cada vez hay más y más mujeres que se quedan embarazadas después de haberse vacunado contra la covid-19. Aunque los datos son preliminares, están basados en <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/planning-for-pregnancy.html">miles de participantes</a> y muestran que no hay ningún indicio de que la vacuna cause ningún problema de fertilidad, complicaciones en el embarazo o en el feto.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/439193/original/file-20220103-25-1p45nql.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/439193/original/file-20220103-25-1p45nql.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/439193/original/file-20220103-25-1p45nql.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=346&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/439193/original/file-20220103-25-1p45nql.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=346&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/439193/original/file-20220103-25-1p45nql.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=346&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/439193/original/file-20220103-25-1p45nql.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=435&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/439193/original/file-20220103-25-1p45nql.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=435&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/439193/original/file-20220103-25-1p45nql.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=435&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
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<h2>Conclusiones</h2>
<p>Llevará varios años tener información certera de los posibles efectos a largo plazo de las vacunas sobre la fertilidad. Pero los numerosos datos que se van conociendo a medida que la vacunación progresa muestran que no hay evidencia de que las vacunas contra la covid-19 tengan algún efecto negativo sobre la fertilidad o la salud sexual. </p>
<p>Sin embargo, la infección por SARS-CoV-2 sí podría tenerlos, por lo que las recomendaciones de los <a href="https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/question-and-answers-hub/q-a-detail/coronavirus-disease-(covid-19)-vaccines?adgroupsurvey=%7badgroupsurvey%7d&gclid=Cj0KCQiAt8WOBhDbARIsANQLp965kPBKQ_7ZX1iSixtS-1YyEk7Kabqr8JA3AIK8Gm7OD9Xd_Fc_wmUaApbxEALw_wcB">organismos sanitarios a nivel mundial</a> es que las personas que están considerando tener hijos se vacunen.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174311/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Entre los muchos bulos propagados sobre los efectos adversos de las vacunas contra la covid-19 se encuentran el aumento de abortos entre las mujeres vacunadas, impotencia sexual masculina, hinchazón de los testículos, etc. Todos ellos con poca o nula base científica.Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIISalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1727132021-12-30T11:13:35Z2021-12-30T11:13:35Z¿Está cambiando la pandemia la ciencia y la manera de comunicarla?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/438959/original/file-20211223-120394-1q347y1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C4982%2C3301&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/virus-bacteria-blue-molecule-illustration-1912428556">Shutterstock / Billion Photos</a></span></figcaption></figure><p>Se cumplen dos años del comienzo de la pandemia del SARS-CoV-2 y la COVID-19. La ciencia nunca había sido tan prolífica, ni tan mediática, durante tanto tiempo ni con tanta intensidad, una realidad que puede influir en cómo se desarrollan algunos cambios –que ya venían produciéndose o que surgen de nuevas– en la comunicación de la ciencia. <a href="https://www.ciencia.gob.es/gesdamdoc-servlet/?uuid=8171a5b2-9fd5-4ab2-a820-5b5164790647&workspace=dam&formato=pdf">La pandemia no solo está cambiando la ciencia</a> sino también <a href="https://www.conprueba.es/difusion-y-comunicacion-de-la-ciencia">nuestra forma de contarla</a>. </p>
<p>Los conceptos Comunicación-Divulgación-Periodismo cada día se relacionan más y tienen fronteras más difusas. Es importante saber diferenciarlos, pero los tres tienen un punto común especialmente relevante: la integridad y la responsabilidad ante la información que se transmite. </p>
<p>¿Cómo se ha contado la pandemia? ¿Qué medios ha utilizado la comunidad científica? ¿Qué papel ha jugado el periodismo y los medios de comunicación? ¿Cómo ha recibido y manejado la información la sociedad? ¿Cómo está participando la ciudadanía? Responder éstas y otras preguntas precisaría no de un artículo, sino de un libro completo. </p>
<p>Con idea de poner sobre la mesa sólo una pequeña base de conocimiento para la reflexión y el debate, se pueden citar diez cuestiones que han tenido especial protagonismo en el proceso de generación y comunicación de la ciencia en estos dos últimos años. </p>
<h2>1. Ciencia exprés</h2>
<p>La investigación científica no sólo se ha multiplicado, también se ha acelerado. Más necesidades, más urgencia, más financiación y más apoyo político han ayudado a que la ciencia pueda ‘correr’ más de lo normal. <a href="https://www.mscbs.gob.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/resp/revista_cdrom/VOL95/C_ESPECIALES/RS95C_202105072.pdf">La comunidad científica ha producido muchísimo</a>, las revistas científicas han batido récords de publicación, <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-03564-y">se han reescrito las reglas de difusión del conocimiento</a> y los medios de comunicación han dedicado a la ciencia y la salud más tiempo y espacio que nunca. </p>
<p>Esta carrera científica ha tenido muchas ventajas –el ejemplo más claro son las vacunas– y algunos inconvenientes, ya que las prisas no son siempre buenas consejeras. Ha habido investigaciones por debajo de los mínimos exigibles, publicaciones indeseadas –y retractadas– y periodismo poco responsable. Nada nuevo, pero con mayor magnitud, con el término ‘infoxicación’ como compañero de viaje. </p>
<p>Por encima de los errores, que suelen citarse más, ha habido muchos y buenos aciertos. La ciencia ha triunfado, pero queda la duda de <a href="https://www.scientificamerican.com/article/what-science-can-and-cannot-do-in-a-time-of-pandemic/">si hemos logrado comprenderla</a> mientras nos pasaba por encima. </p>
<h2>2. Percepción social de la ciencia y la pandemia</h2>
<p>¿Hemos asimilado de manera correcta lo que supone la pandemia y la información que nos ha ido llegando? Probablemente no, o al menos no todo lo bien que deberíamos. </p>
<p>Más allá de lo buena, regular o mala que haya podido ser la comunicación de crisis, la manera en que asumimos e interpretamos la realidad define nuestra manera de actuar. Encuestas como la de <a href="https://www.fecyt.es/es/publicacion/evolucion-de-la-percepcion-social-de-aspectos-cientificos-de-la-covid-19">la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt)</a> o <a href="https://portalcne.isciii.es/cosmo-spain/">la del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)</a> han ido midiendo nuestros conocimientos y actuaciones a lo largo de la pandemia, mostrando la percepción social sobre las medidas preventivas, las vacunas y las decisiones tomadas, entre otras. Porque tan importante es estudiar la pandemia en sí como las consecuencias sociales que deja y su influencia sobre nuestra manera de pensar y comportarnos.</p>
<p><a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-medicina-no-basta-por-que-necesitamos-ciencias-sociales-para-frenar-esta-pandemia">Las ciencias sociales</a>, tan necesarias y a veces tan olvidadas, tienen una nueva oportunidad de hacerse más visibles.</p>
<h2>3. ¿Crisis de confianza?</h2>
<p>Uno de los temas más interesantes en los dos últimos años es la citada percepción individual y social. ¿Comprendemos la ciencia, su método y su forma de presentarse? Más allá de que la cultura científica pueda mejorarse en España, nos hemos dado de bruces con la ciencia durante la pandemia. </p>
<p>Que la ciencia sea un buen camino para solucionar problemas no quiere decir que siempre logre solucionarlos, ni que sea infalible, ni que presente dogmas inamovibles que nos permitan ajustarnos a un guion inmutable. Todo lo contrario: como hemos visto a la tremenda estos dos últimos años, las explicaciones que nos da la ciencia para tratar de comprender el mundo pueden cambiar, lo cual no significa que no debamos confiar en ella. </p>
<p>Estudiar la posible crisis de <a href="https://www.nature.com/articles/s41599-021-00982-9">confianza de la sociedad</a>, no sólo en los resultados que muestra la ciencia sino también en las políticas que surgen de interpretar esos resultados y tomar decisiones, ayudará a facilitar una mejor relación entre ciencia, política y sociedad. </p>
<h2>4. Ciencia más allá de la pandemia</h2>
<p>El coronavirus se lo ha comido casi todo. Los avances han sido increíbles en el último año y medio, pero también ha habido falta de avances, incluso retrocesos, en ámbitos científicos y sanitarios no directamente relacionados con la pandemia o ajenos a ella. Muchos científicos dejaron durante meses –comprensiblemente– sus estudios para ayudar en las investigaciones sobre el coronavirus, por lo que posibles avances en muchos ámbitos <a href="https://elpais.com/ciencia/2020-04-06/la-lucha-contra-el-coronavirus-frena-la-investigacion-de-otras-enfermedades.html">han podido quedar frenados o ‘aparcados’</a>. </p>
<p>No sólo se trata de personas (que por supuesto), sino de inversión. La financiación de la ciencia se ha focalizado lógicamente en el SARS-CoV-2 y la covid-19 y ha podido dejar en <em>stand-by</em> otras áreas que también necesitan inversión. Habrá que seguir de cerca en los próximos años si este parón en algunas áreas de la ciencia y de la sanidad permite recuperar la actividad y los objetivos previos.</p>
<h2>5. <em>Preprints</em></h2>
<p>En estos dos últimos años los artículos publicados por revistas científicas del área biomédica y sanitaria se han multiplicado, una tendencia que ya se observaba claramente en los primeros meses de 2020. El SARS-CoV-2 y la covid-19 han protagonizado la mayoría de artículos, y los medios de comunicación han disparado la atención que les prestan. </p>
<p>Este hecho ya genera tensiones ante la necesidad de hallar novedades, estar al día y cribar la información útil. Pero, además, la pandemia ha traído una novedad en este proceso: los llamados <em>preprint</em>, artículos científicos publicados sin que hayan recibido aún la revisión y el aval de la comunidad científica, <a href="https://pap.es/articulo/13137/papel-de-la-prepublicacion-cientifica-preprint-durante-y-despues-de-la-pandemia">también se han multiplicado en el ámbito biomédico</a>. Estos artículos pueden ser muy útiles para la comunidad científica, pero cuando llegan a los medios de comunicación –y de ahí al público– la cosa se complica, ya que pueden generar ruido y desinformación. De hecho, las prepublicaciones son un reflejo extremo de lo que pueden ser los artículos científicos: no todo lo que se publica tiene por qué contarse contarse. <a href="https://www.newtral.es/articulos-cientificos-preprints-que-son/20201014/">Leer ciencia en tiempos de infodemia</a> es todo un reto. </p>
<h2>6. Ciencia y comunicación <em>online</em></h2>
<p>La pandemia nos ha alejado de la gente, por mucho que las pantallas nos permitieran mantener cierta cercanía. Una de las maneras clásicas para comunicar ciencia entre la comunidad investigadora, los congresos y reuniones, ha estado más de un año desaparecida y aún no ha recuperado la normalidad. Durante meses, la actividad presencial en centros de investigación y universidades se redujo drásticamente. La formación de estudiantes y profesionales ha perdido el cara y cara, dificultando la clásica transmisión de conocimientos y, a la vez, generando alternativas. </p>
<p>La comunicación, el periodismo y la divulgación, al igual que la ciencia, necesitan del contacto entre personas, entre quien emite el mensaje y quien lo recibe, para desarrollar todo su potencial. ¿Es peor la ciencia sin contacto directo entre quienes la hacen? Puede, pero también es indudable que las nuevas tecnologías –algún día dejaremos de llamarlas así– facilitan procesos y algo que las nuevas generaciones demandan más: rapidez y sencillez. En el equilibrio entre lo presencial y lo telemático reside la clave, pero nadie sabe aún la fórmula mágica. </p>
<h2>7. Divulgación ciudadana</h2>
<p>Internet y las redes sociales son un buen caldo de cultivo para que todo el mundo disponga de un canal en el que contar la ciencia. Esto ya existía, pero en cuestión de meses el número de personas que informaban sobre la pandemia se disparó: blogs, Twitter, Twitch, Youtube… Profesionales de la Medicina, personas con conocimientos científicos e incluso gente sin formación inicial al respecto han aprovechado este altavoz para divulgar sobre la pandemia, con mayor o menor fortuna. </p>
<p>Esta labor ha sido muchas veces útil y acertada. Pero también ha habido casos en los que este intento de divulgación no ha sido apropiado y ha generado ruido y desinformación. Cuando se trata de expertos en algún tema, cuidado con el reverso tenebroso de la ‘todología’ (personas que hablan de casi cualquier tema sin controlarlo), y prudencia ante una sobreexposición mediática, que puede ser contraproducente. </p>
<p>El reto de <a href="https://theconversation.com/la-lengua-de-la-ciencia-y-su-inaplazable-conexion-con-la-sociedad-140321">acercar más y mejor la ciencia a la sociedad</a> es cada día más relevante. Involucrar a la gente, el destino final, es fundamental.</p>
<h2>8. Periodismo científico</h2>
<p>Los medios de comunicación, tanto los especializados como los generalistas, han focalizado la información sobre la pandemia, que durante muchos meses ha ocupado casi todo el tiempo y el espacio. <a href="https://www.fecyt.es/es/publicacion/un-ano-de-periodismo-en-pandemia">La ciencia nunca ha estado tan presente en el periodismo</a>. Hablar de “el periodismo” en general es muy complicado, porque siempre hay ejemplos buenos y malos. Pero si la pandemia nos ha dejado algo es la confirmación de que se hace muy buen periodismo científico en España. Podemos y hasta debemos sacar pecho de la calidad de medios como la <a href="https://www.agenciasinc.es/">Agencia SINC</a> o <a href="https://elpais.com/ciencia/">Materia Ciencia</a> (El País), por citar sólo dos ejemplos destacados. </p>
<p>Por otro lado, la pandemia ha impulsado una especialización exprés de muchos periodistas que hasta el momento no habían escrito de salud o ciencia. Este fenómeno podría relanzar los contenidos científicos en los medios, pero también podría quedarse en burbuja pasajera. No olvidemos que la precariedad sigue siendo una característica del periodismo de base en España. </p>
<p>La buena relación entre comunidad científica y periodistas, quizá mejor y más cercana que nunca, es una oportunidad para, con recursos y responsabilidad, facilitar que las cosas se hagan muy bien. El mal periodismo siempre existirá, pero preocupa que cruzar líneas rojas que no deben sobrepasarse esté cada vez más asumido. </p>
<h2>9. Redes sociales</h2>
<p>Su relevancia en el proceso de información y comunicación es indudable desde hace años. Son más que un mero canal y sirven para comunicar, divulgar e incluso hacer periodismo, no sólo para transmitirlo. La inmediatez que las caracteriza y la dificultad de ofrecer contexto en plataformas como Twitter puede lastrar su uso, pero más que nunca durante la pandemia se ha visto que en diferentes redes sociales se encuentran, si se sabe buscar y cribar, las mejores pistas para estar informado. </p>
<p>Muchos científicos, médicos, periodistas y divulgadores han comunicado diariamente en sus redes sociales sobre la evolución de la pandemia, las últimas investigaciones y los temas más candentes, fortaleciendo una conexión directa con la gente –<a href="https://www.who.int/news-room/feature-stories/detail/social-media-covid-19-a-global-study-of-digital-crisis-interaction-among-gen-z-and-millennials">conviene analizar diferencias entre gente joven y mayor</a>– de la que el periodismo también ha podido aprovecharse. </p>
<p>Pero las redes sociales, <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8091558">que no generan una gran confianza</a>, son también un reflejo de la infoxicación global generada, con tanta información disponible que es casi imposible aprehenderla y asimilarla, y además pueden generar una visión distorsionada de la realidad. Los bulos se mueven en redes sociales como pez en el agua. </p>
<h2>10. Bulos</h2>
<p>Es uno de los mayores problemas de la comunicación en lo que va de siglo. ¿Cómo detectarlos? ¿Cómo frenarlos? La comunidad de <em>fact checkers</em>, personas y entidades que se encargan de comprobar la veracidad de las informaciones y de desmentirlas cuando son falsas, se ha graduado en estos dos últimos años. <a href="https://theconversation.com/los-bulos-de-la-pandemia-cuantos-cuales-donde-como-y-quienes-139142">La primera ola de la pandemia fue un caldo de cultivo tremendo</a>. El problema es de gran magnitud: es difícil identificar todos los bulos, cuesta que los desmentidos calen y suena casi imposible detener la difusión de mentiras. </p>
<p>Ser escéptico de entrada, tratar de comprobar fuentes, no compartir informaciones dudosas y promover el pensamiento crítico de las personas son algunos consejos interesantes. </p>
<h2>10+1. ¿Ciencia desigual?</h2>
<p>Un apunte extra: en momentos de crisis hay más riesgo de que se generen desigualdades y de que las ya existentes se agraven. La ciencia, como cualquier disciplina, no es ajena a ellas y la pandemia ha puesto sobre la mesa desigualdades sobradamente conocidas en los ámbitos social, económico, cultural… Sin olvidar otras, la más conocida es la brecha de género que afecta a las mujeres. Como en tantos aspectos, <a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-pandemia-una-oportunidad-para-cerrar-la-brecha-de-genero-en-ciencia">las científicas lo tienen a veces más difícil que los científicos</a>, y una de las consecuencias es que <a href="https://theconversation.com/por-que-las-mujeres-no-quieren-escribir-en-the-conversation-146333">las mujeres tienden a ser menos protagonistas al contar la ciencia</a>. </p>
<p>Si de las crisis pueden surgen nuevas oportunidades de cambio, estamos ante otro buen momento para tratar de <a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Donde-estan-las-cientificas-en-la-pandemia-La-covid-19-las-borra-del-mapa">mitigar el impacto de la pandemia en la carrera de las científicas</a> y avanzar hacia una equidad real.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/172713/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José A. Plaza no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Se cumplen dos años del comienzo de la pandemia del SARS-CoV-2 y la covid-19. La ciencia nunca había sido tan prolífica, ni tan mediática, durante tanto tiempo ni con tanta intensidad como ahora.José A. Plaza, Periodista y responsable de Comunicación en el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1674552021-09-15T20:52:26Z2021-09-15T20:52:26ZSiete estrategias para combatir las falsas dicotomías y teorías conspirativas durante la pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/421083/original/file-20210914-17-1kcypkr.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C11%2C3794%2C3332&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Las falsas dicotomías, las teorías de la conspiración, y la desinformación en general prosperan en medio de la infodemia provocada por la covid-19.</span> <span class="attribution"><span class="source">Karina Escandón</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>La pandemia de covid-19 es tierra fértil para la propagación de información incorrecta, ya sea originada <a href="https://www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1805871115">por accidente</a> o <a href="https://www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1805871115">adrede</a>. Vivimos un <a href="https://science.sciencemag.org/content/368/6494/924">tsunami de evidencia científica</a>, <a href="https://apps.who.int/iris/handle/10665/330778">infodemia</a>, ruedas de prensa especulativas y <a href="https://allianceforscience.cornell.edu/blog/2020/05/covid-10-principales-teorias-de-conspiracion/">teorías de conspiración</a>. </p>
<p>En medio de todo esto ha aparecido una gran variedad de <a href="https://fallacyinlogic.com/fallacy-vs-bias/">sesgos cognitivos y falacias lógicas</a>. Su origen está en cómo nos enfrentamos a los temores ocasionados por un evento tan inusual como la pandemia. <a href="https://medium.com/swlh/before-you-share-slow-down-and-search-9467294274ee">La intuición, la emoción y el raciocinio</a> juegan un papel importante en <a href="https://medium.com/leadership-motivation-and-impact/what-i-learned-from-thinking-fast-and-slow-a4a47cf8b5d5">cómo interpretamos la información</a> sobre la covid-19. Se trata de grandes desafíos en la comunicación y respuesta a una pandemia, porque tienen que ver con la interpretación de los datos, los argumentos y las decisiones. </p>
<p>A todo esto hay que sumar la <a href="https://www.inverse.com/mind-body/how-to-stop-overthinking-covid19">intolerancia a la incertidumbre</a>, la falta de cultura científica, la <a href="http://psychology.iresearchnet.com/social-psychology/social-cognition/belief-perseverance/">perseverancia de las creencias</a>, las fijaciones ideológicas, el sectarismo político, <a href="https://science.sciencemag.org/content/322/5898/115">la sensación de falta de control</a>, la desconfianza pública y los intereses financieros. </p>
<p>El resultado es un importante desafío en la comunicación y respuesta a la covid-19 (Figura 1).</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=265&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=265&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=265&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=333&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=333&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=333&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura. 1. Desafíos en comunicación y en la respuesta a la pandemia de covid-19.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Kevin Escandón</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p><a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMp2009405">Todos podemos ser víctimas de nuestros sesgos y preconcepciones</a>. Como científicos, tratamos de identificar aquellos relacionados con la pandemia y contraargumentar la desinformación.</p>
<h2>El problema de las falsas dicotomías</h2>
<p>Una falacia lógica ampliamente observada en la pandemia es la llamada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Falso_dilema">“falsa dicotomía”</a>, “falso dilema” o “falacia de blancos y negros”. Se trata de la presentación de un hecho en forma de dos opciones mutuamente exclusivas. En otras palabras, es la representación binaria, polarizada, reduccionista y simplista de una situación. </p>
<p>Las <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">falsas dicotomías relacionadas con la pandemia</a> han venido acompañadas de gran <a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-polarizacion-politica-y-social-amenaza-la-lucha-contra-la-pandemia">polarización política y social</a>, sensacionalismo y <a href="https://doi.org/10.1080/10810730.2018.1527877">rumores</a> que amenazan nuestra respuesta contra la pandemia. </p>
<p>Un artículo reciente publicado en la revista <em>BMC Infectious Diseases</em> por algunos de nosotros aborda seis de estas <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">falsas dicotomías relacionadas con la covid-19</a> que han sido evidentes desde inicios de 2020 y que resume la Figura 2: </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=767&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=767&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=767&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=963&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=963&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=963&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Figura 2: Las seis falsas dicotomías analizadas en el artículo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Escandón et. al</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Es natural que muchas personas se ubiquen ideológicamente en uno de los extremos anteriores en tonos blancos y negros. Por ejemplo, “las mascarillas no sirven” o “cerrar la sociedad es la única solución”. Esto ha creado <a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-polarizacion-politica-y-social-amenaza-la-lucha-contra-la-pandemia">bandos a menudo irreconciliables</a> en la academia que luego se trasladan al público general. </p>
<p>Este tipo de pensamiento no solo es erróneo, sino que deja de lado <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">los matices grises de una discusión imprescindible</a>. </p>
<p>Resulta fundamental involucrar términos medios y evitar la polarización mediática para entender cómo la ciencia evoluciona con el tiempo y cómo las políticas en salud pública cambian según el contexto cultural y las dinámicas sociales. La preparación y respuesta ante una pandemia se ve enormemente afectada si no se permite y promueve la discusión y comunicación de estos matices con la comunidad.</p>
<p>Surgen varias preguntas: ¿qué se puede hacer para combatir las falsas dicotomías y las teorías de conspiración? ¿En quién recae esa responsabilidad? ¿Cómo mejorar la comunicación entre la comunidad científica y la sociedad? </p>
<p>Se debe luchar contra todo fenómeno que lleve a la desinformación, pero esta responsabilidad no recae exclusivamente en los científicos y en los periodistas. Es necesario involucrar a la población general. Entender y luchar contra la covid-19 requiere de trabajo colaborativo por parte de muchas disciplinas científicas y el público. </p>
<h2>Estrategias</h2>
<p>A continuación planteamos siete estrategias, necesarias para combatir y prevenir las falsas dicotomías y teorías de conspiración durante la pandemia:</p>
<p><strong>1. Explicar que las cosas raramente son simples, binarias y generalizables.</strong></p>
<p>Es esencial explicar al público que en ciencia y salud pública (e incluso en la vida en general) la complejidad y los <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">tonos grises</a> abundan. </p>
<p>Aunque hay decisiones que deben tomarse en términos de “sí” y “no”, en muchos temas de la covid-19 un pensamiento binario no permite proveer el contexto, examinar los escenarios que relativizan las situaciones y explicar el detalle detrás de las decisiones. </p>
<p>Por ejemplo, el contexto socioeconómico, la voluntad política y los recursos de cada país han sido factores decisivos en el alcance de las intervenciones, pero no se ha hablado de ello lo suficiente. </p>
<p>De manera similar, <a href="https://doi.org/10.1093/scipol/sct046">hemos cometido el error de pensar que las políticas tienen que ser simples para ser claras</a> o se corre el riesgo de confundir al público. Una recomendación para que la comunicación permita los tonos grises es no utilizar un lenguaje absoluto o exagerado. Se deberían utilizar expresiones como “puede ser”, “mayor/menor riesgo”, y “probablemente” en vez de frases como “el fin de la pandemia”, “la solución definitiva” y “la panacea”. También se debería educar en <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">reducción de daños</a> y medir los riesgos como probabilidades.</p>
<p><strong>2. Comunicar con consistencia y transparencia.</strong></p>
<p>Las evidencias relacionadas con la covid-19 deben ser evaluadas de forma rápida y constante por los científicos antes de ser compartidas con el público. Por desgracia, la comunicación no siempre ha fluido sin contratiempos. Aunque es difícil mantener la consistencia de los mensajes durante una crisis sanitaria, hay aspectos por mejorar. </p>
<p>Los ciudadanos necesitan entender que la evidencia puede cambiar con el tiempo y que las estrategias de salud pública no son perfectas, pero intentan balancear beneficios y riesgos según los conocimientos y recursos existentes. </p>
<p>No pretendemos que el público se vuelva experto en la covid-19, pero lo justo y efectivo es ir un poco más allá de mensajes simplistas. Sobre todo, cuando el público exige transparencia y está preocupado. </p>
<p>La pandemia nos ha enseñado que el público puede recibir mensajes claros con un poco más de información ajustada al contexto temporal y geográfico, al tiempo que se evita caer en mensajes simplistas e insuficientes que afectan a la respuesta a la pandemia. </p>
<p>Resulta imprescindible explicar que las medidas son provisionales y están siempre expuestas a cambios según las nuevas evidencias. Esto no implica que las medidas anteriores se tomaran por error, sino que se basaron en los datos disponibles entonces. </p>
<p>Sin embargo, también es necesario reconocer los errores cuando se cometen, dado que su negación sirve de alimento a las teorías negacionistas y conspirativas y deteriora la confianza del público en las autoridades.</p>
<p><strong>3. Aceptar la incertidumbre como una realidad de la ciencia y la vida.</strong> </p>
<p>La intolerancia a la incertidumbre es común, especialmente en épocas de crisis, cuando las personas son vulnerables y buscan respuestas esperanzadoras. </p>
<p><a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">La gente no está acostumbrada a ver a la ciencia en acción en tiempo real</a> con sus aciertos, errores, avances y demoras. Tampoco a soportar las innumerables y variables políticas en salud pública dispuestas por los gobiernos y basadas en una creciente y complicada base de evidencia científica. </p>
<p>Sin embargo, la complejidad, los vacíos del conocimiento y la incertidumbre son <a href="https://www.inverse.com/mind-body/how-to-stop-overthinking-covid19">elementos intrínsecos de la ciencia</a> y como tal deben ser explicados. El público debe aprender que la ciencia no tiene todas las respuestas ni pretende tenerlas, que las que obtiene no son certezas ni hechos fijos y sencillos, y que las brechas en el conocimiento constituyen su fuerza motriz. </p>
<p>Además, aunque a algunos académicos les preocupa que comunicar la incertidumbre resulte deletéreo, <a>la evidencia</a> muestra lo <a href="https://doi.org/10.1073/pnas.1317504111">contrario</a>: las incertidumbres pueden ser aliadas de una comunicación transparente, de la consciencia sobre la manipulación emocional de las certezas, y <a href="https://www.bmj.com/content/371/bmj.m3979">tienen el potencial de generar confianza</a>. </p>
<p>Los esfuerzos encaminados a que el público reconozca y tolere la incertidumbre están conectados a la necesidad de mejorar la educación, la cultura científica y el empoderamiento cultural. Todo esto demostrará frutos visibles a largo plazo.</p>
<p><strong>4. Promover el pensamiento crítico.</strong> </p>
<p>Incentivar el pensamiento crítico es el antídoto para el pensamiento basado en <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">falsas dicotomías</a> y <a href="https://theconversation.com/coronavirus-plandemic-and-the-seven-traits-of-conspiratorial-thinking-138483">teorías conspirativas</a>. </p>
<p>Este consiste en enseñar a las personas a analizar críticamente la información a su alcance. Requiere de una dosis de cultura científica y de escepticismo saludable para hacer frente a los sesgos y falacias que perpetúan las teorías conspirativas.</p>
<p>Con el ritmo con el que surgen nuevas evidencias durante la pandemia, aprender a procesar información nueva resulta esencial. Sin embargo, las personas deben tomarse su tiempo para analizarla y así <a href="https://medium.com/swlh/before-you-share-slow-down-and-search-9467294274ee">no diseminar información falsa por accidente</a> debido a la premura, el miedo y la ansiedad. </p>
<p>Igualmente, es importante que las personas reconozcan sus límites y pericia para evaluar la información y <a href="https://medium.com/swlh/before-you-share-slow-down-and-search-9467294274ee">eviten caer en el extremo</a> de creer que los expertos no son necesarios. También, expertos en otros campos deben ser cuidadosos antes de emitir <a href="https://www.bmj.com/content/371/bmj.m3979">opiniones fuertes y confiadas</a> (fenómeno conocido como <a href="https://www.forbes.com/sites/madhukarpai/2020/10/30/pandemic-or-not-experts-need-to-be-self-aware-and-humble">“invasión</a> <a href="https://blogs.scientificamerican.com/observations/which-experts-should-you-listen-to-during-the-pandemic/">epistemológica”</a>), lo que podría llevar a promover información errónea. </p>
<p>Cuanto mejor sepamos filtrar críticamente la información que circula, más podremos entender lo que el virus hace y lo que podemos hacer para prevenirlo y protegernos de él.</p>
<p><strong>5. Defender las fuentes confiables de información.</strong> </p>
<p>Para el público, <a href="https://blogs.scientificamerican.com/observations/which-experts-should-you-listen-to-during-the-pandemic/">reconocer las fuentes adecuadas de información no es fácil</a>. </p>
<p>Los medios de comunicación, divulgadores y periodistas tienen un papel complejo y vital porque son el puente entre los científicos y el público. Este rol es clave debido a que los investigadores no tienen el tiempo ni las capacidades para trasladar la ciencia al público. Además, el ritmo de consumo de información exige que el público consulte fuentes de acceso general que dependen de los medios de comunicación. </p>
<p>La sociedad debe defender y hacer conocer estas fuentes confiables y las organizaciones encargadas de verificación de hechos (<em>fact-checkers</em>), de manera que lleguen a otras personas. Es importante recalcar que los medios deberían trabajar para representar rigurosamente la ciencia y evitar reportar información sensacionalista o con intereses políticos. </p>
<p>En este sentido, redes sociales como Twitter han permitido conectar directamente a la comunidad científica con el público, lo cual puede ser beneficioso para incentivar la cultura científica y generar confianza. </p>
<p><strong>6. Analizar y controlar las fuentes de desinformación.</strong> </p>
<p>Al mismo tiempo que reconocemos las buenas fuentes de información, tenemos que identificar las que promueven <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-01266-z">pseudociencias</a>, socavan la importancia de la medicina basada en evidencia (al promover remedios <a href="https://doi.org/10.1002/14651858.CD015017.pub2">sin evidencia sólida</a> como la hidroxicloroquina y la ivermectina) y amplifican resultados científicos cuestionables antes de su revisión por pares (<a href="https://doi.org/10.1016/S2542-5196(21)00011-5"><em>preprints</em></a>).</p>
<p>Los <a href="https://doi.org/10.4269/ajtmh.20-0812">análisis de redes sociales</a> y la calidad y veracidad del contenido diseminado son fundamentales. </p>
<p>Las agencias de salud deberían rastrear la desinformación. Los periodistas deberían siempre estar entrenados y actualizados para tal propósito. Por desgracia, hemos visto en innumerables ocasiones titulares que exageran o distorsionan la evidencia científica. Además, personas sin conocimiento y experiencia continúan siendo entrevistadas para emitir una opinión científica sobre la pandemia. </p>
<p><strong>7. Inocular contra la desinformación.</strong></p>
<p>La <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.566790">inoculación psicológica</a> es una estrategia fundamental para combatir la desinformación. </p>
<p>El término hace una analogía con la <a href="https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2021.100772">vacunación</a> (también conocida como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Inoculaci%C3%B3n">inoculación</a>). Con la inoculación psicológica se busca persuadir al público usando información transparente y contundente al tiempo que se exponen, de manera anticipada, las artimañas y mentiras usadas para desinformar (“refutación preventiva”). </p>
<p>La <a href="https://www.climatechangecommunication.org/how-to-spot-covid19-conspiracy-theories/">identificación de patrones en las teorías de conspiración</a> es clave para inocularnos e inocular a otros en contra de la desinformación. Esto permite reducir la influencia de los “desinformadores” y proteger a la gente de un desafío mayor, como una teoría conspirativa o una dosis peligrosa de desinformación, mediante una respuesta protectora (e.g., pensamiento crítico). </p>
<p>Aunque la evidencia que favorece la inoculación psicológica aplicada a la covid-19 está apenas emergiendo, <a href="https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2020.101455">existe</a> <a href="https://doi.org/10.1002/gch2.201600008">evidencia</a> que indica la importancia de esta estrategia con temas como el cambio climático.</p>
<p>Iniciativas de comunicación anticipada e inoculación psicológica podrían ser más útiles para la pandemia en temas relacionados con <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.566790">noticias falsas</a> y <a href="https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2021.100772">vacunas</a>. </p>
<p>Esto es debido a que, aunque los métodos comúnmente practicados incluyen desmentir las afirmaciones falsas, verificar hechos y cazar mitos, se corren algunos riesgos derivados de estas estrategias. Corregir información falsa por refutación directa puede promover el sesgo de confirmación, provocar resistencia psicológica y perpetuar la perseverancia de las creencias. Esto conduce a un fenómeno conocido como el <a href="https://effectiviology.com/backfire-effect-facts-dont-change-minds/">efecto <em>backfire</em></a>.</p>
<hr>
<p><em>En este artículo ha colaborado José Millán Oñate, médico especialista en medicina interna e infectología de la Clínica Imbanaco en Cali, Colombia.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/167455/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:jesusrb@us.es">jesusrb@us.es</a> recibe fondos de Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Ciencia, España; y de la Comisión Europea.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Karina Escandón Vargas, Kevin Escandón y Xavier Sáez Llorens no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Resulta fundamental involucrar términos medios y evitar la polarización mediática para entender cómo la ciencia evoluciona con el tiempo, y cómo las políticas en salud pública cambian según el contexto cultural y las dinámicas sociales.Kevin Escandón, Médico e Investigador en Enfermedades Infecciosas, Universidad del Valle (Colombia)Jesús Rodríguez Baño, Clinical professor, Universidad de SevillaKarina Escandón Vargas, Antropóloga, Universidad Nacional de ColombiaXavier Sáez Llorens, Jefe de infectología y director de investigación clínica, Hospital del Niño Dr. José Renán EsquivelLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1611092021-05-24T18:08:05Z2021-05-24T18:08:05ZManual del cazafantasmas: desenmascarando falsos expertos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/402302/original/file-20210524-19-55q1qh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2700%2C1649&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/conspiracy-theories-concept-flow-disinformation-false-1899056305">Shutterstock / GoodStudio</a></span></figcaption></figure><p>Me ocurre muchas veces. Amigos, familiares o alumnos me envían por redes sociales o WhatsApp tanto noticias como vídeos sobre los beneficios de nuevas y revolucionarias terapias o descubrimientos sorprendentes, que son sistemáticamente silenciados por “El Sistema”. Siempre hay un supuesto experto internacional en el campo que las avala y al que siempre quieren acallar. Todo ello aliñado de palabras aparentemente técnicas y sugestivas: ortomolecular, bioenergética, biomagnética, y un largo etcétera. </p>
<p>Estos <a href="https://www.mscbs.gob.es/gabinete/notasPrensa.do?id=4527">falsos expertos</a> hablan con una seguridad y un aplomo propios de Sócrates frente al ágora ateniense. Algunos cuentan incluso con miles de seguidores que pueden dar lugar a confusión. </p>
<p>Me propongo intentar desvelar cómo se caza a estos falsos científicos que inundan con bulos las redes y cuyo único fin es hacer caja gracias a la ingenuidad o buena voluntad de la gente (sigue la pista del dinero, amigo mío).</p>
<h2>El largo camino del científico</h2>
<p>Todos sabemos cuál es la formación que recibe un médico especialista, ya sea un pediatra o un neurocirujano. En primer lugar, seis años de medicina, luego la preparación del MIR y posteriormente la especialidad, que tiene una duración media de 4 años. Es decir, su periodo formativo consta de aproximadamente unos 11 años. </p>
<p>¿Pero qué pasa con los científicos? Para empezar, en su formación deben superar los estudios universitarios de grado y un año de máster de especialización. Durante ese tiempo, el alumno estudia y aprende lo que otros han creado, inventado o descubierto. </p>
<p>A partir de ese momento, empieza el doctorado. El alumno debe realizar aportaciones intelectuales nuevas que incrementen el conocimiento. Esto debe de materializarse en forma de publicaciones originales en revistas técnicas internacionales o patentes.</p>
<p>En la carrera científica convencional, el doctorado se realiza con un <a href="http://www.educacionyfp.gob.es/servicios-al-ciudadano/catalogo/general/99/998758/ficha/998758-informacion-comun.html">contrato de formación de personal investigador</a>. Conseguir uno de estos contratos predoctorales es muy difícil y exige superar un proceso selectivo altamente competitivo.</p>
<p>La mayoría de los doctores se forman en las universidades públicas, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Hospitales y otros centros de investigación de la administración autonómica. Existe también la posibilidad de realizar un doctorado industrial investigando en una empresa.</p>
<p>El doctorado dura unos 4 años de media, aunque es normal que muchos doctorandos necesiten 5 o más años. Además de aprender a investigar, a realizar experimentos y a dominar las técnicas específicas, el candidato a doctor debe realizar estancias de varios meses al año en otras universidades, asistir a congresos, conferencias y participar en las actividades académicas. </p>
<p>Y lo más importante, debe conseguir difundir sus descubrimientos en revistas de impacto. No valen YouTube, Tik-Tok, Facebook ni timo-libros. Sus resultados deben ser reconocidos o validados por otros laboratorios independientes.</p>
<p>Los programas de doctorado son exigentes con esto y es necesario tener al menos una o dos publicaciones de impacto para poder defender la tesis doctoral.</p>
<p>Si hacemos la cuenta, hasta acabar el doctorado ya llevaríamos 10 años de media de formación académica. Pero la cosa no acaba aquí. Ahora viene la estancia postdoctoral en un laboratorio de prestigio, mejor si es fuera de España. </p>
<p>La fase de “postdoc” suele durar entre 2 y 4 años, aunque muchos investigadores pasan más tiempo en el extranjero antes de poder retornar a España con algún contrato de reincorporación. Para ser investigador postdoctoral es necesario tener también publicaciones de impacto y que estas supongan un avance real del conocimiento. Al final, todo el sistema se basa en la transmisión de los resultados.</p>
<h2>Una trayectoria repleta de publicaciones</h2>
<p>Como vemos, si alguien es doctor y un experto ha jugado muchos partidos y metido algunos goles. Eso se traduce en que debe tener bastantes artículos originales sobre su especialidad. Porque toda la vida profesional se basa en que sus experimentos ¡se puedan replicar!</p>
<p>Si la línea de investigación es en el campo de las ciencias naturales o medicina, lo que un investigador ha publicado lo podemos encontrar en <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/">la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina del Instituto Nacional de la Salud</a> de Estados Unidos. Podemos buscar por autor, temática, palabras clave, etc.</p>
<p>Otra base de datos más especializada es Web of Science, que incluye una herramienta denominada Journal of Citation Reports, que recoge las publicaciones técnicas especializadas reconocidas por la comunidad científica, está disponible <a href="https://www.recursoscientificos.fecyt.es/servicios/indices-de-impacto">a través de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología</a>.</p>
<p>También disponemos del <a href="https://scholar.google.es/%5D(https://scholar.google.es/">Google Académico</a>. Este es menos estricto y puede incluir también capítulos de libros, tesis y otro tipo de documentos. Pero nos informa de cuántas veces ha sido citado un trabajo de un autor por parte de otros. Asimismo, disponemos de la herramienta gratuita <a href="https://patents.google.com/advanced%5D(https://patents.google.com/advanced">Google Patents</a>, en la que podemos encontrar inventos e inventores.</p>
<p>Todas estas herramientas permiten descubrir si el perfil de un supuesto investigador es real. Si un autor no está en Pubmed ni en google académico, es prácticamente seguro que es un falso experto.</p>
<p>Con estas pocas, pero poderosas armas podemos fácilmente cazar a esos fantasmas que nos acechan por las redes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/161109/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio José Caruz Arcos recibe fondos del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, Fundación para la Investigación y Prevención del SIDA en España y la Fundació Marató TV3.</span></em></p>A diario recibimos mensajes whatsapp en los que un supuesto experto internacional habla de los beneficios de nuevas y revolucionarias terapias o descubrimientos sorprendentes. Y al que siempre quieren acallar.Antonio José Caruz Arcos, Catedrático de Universidad de Genética, Universidad de JaénLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1535762021-02-16T18:54:58Z2021-02-16T18:54:58ZEl bulo de las dietas ‘detox’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/384437/original/file-20210216-19-1yt0pxa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C6%2C4249%2C2809&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/detox-diet-close-beautiful-young-shirtless-226385824">Shutterstock / G-Stock Studio</a></span></figcaption></figure><p>Las dietas denominadas ‘detox’ no son más que otras de tantas dietas milagro que proliferan como champiñones sobre el suelo fértil de Internet. Como en tantos otros casos, los efectos beneficiosos que prometen carecen de todo fundamento científico. </p>
<h2>Para eliminar toxinas, ya está el hígado</h2>
<p>Las dietas ‘detox’ argumentan que continuamente introducimos toxinas en nuestro cuerpo. Y que para devolverle la salud necesitamos desintoxicarlo de vez en cuando. Sin embargo, muchas de ellas utilizan los términos “toxinas” o “detoxificar” de forma deliberadamente ambigua.</p>
<p>Suelen ser recomendadas para compensar periodos de excesos alimentarios, como las fiestas navideñas. Y pueden variar desde ayunos absolutos a ingesta exclusiva de batidos o zumos de verduras comerciales durante unos días. También es habitual recomendar el uso de diuréticos, laxantes o alimentos con propiedades “limpiadoras”. </p>
<p>Además de desintoxicar nuestro cuerpo, las ‘detox’ prometen pérdida de peso y una amplia variedad de efectos saludables. Reducir la inflamación, mejorar el sueño, la piel o el pelo son solo algunos de ellos. </p>
<p>A lo largo de los últimos años, numerosos nutricionistas han desmentido todos esos supuestos beneficios. Repetir hasta la saciedad que no necesitamos dietas para desintoxicar nuestro cuerpo, que para eso tenemos al hígado, no parece ser suficiente. </p>
<h2>¿Dónde están las evidencias?</h2>
<p>Como tantas veces en nutrición, la falta de cultura científica de la población es el mejor aliado frente a los bulos. Porque permite que cualquier afirmación publicada en algún foro social reciba credibilidad automática. A partir de aquí, el papel de los especialistas se invierte y se centra en demostrar que esos efectos no son ciertos. </p>
<p>Como ya <a href="https://theconversation.com/alimentos-para-adelgazar-y-otros-falsos-milagros-144375">comentamos en otro artículo</a>, el método científico no funciona así. Es responsabilidad de quienes afirman o sugieren esos beneficios el aportar evidencias que los sustenten. De no ser así, están engañando e incluso estafando al consumidor.</p>
<p>Desde aquí, proponemos someter a escrutinio la información que nos proporcionan las webs sobre las dietas ‘detox’ antes de creernos nada. Si cumplen las siguientes condiciones, más vale apagar el ordenador y tomarse un buen bol de fruta:</p>
<ul>
<li><p>Suelen ser páginas de empresas que venden productos relacionados con esas dietas ‘detox’. Los batidos de verduras son los más habituales.</p></li>
<li><p>En ningún caso incluyen referencias a trabajos científicos para sustentar los efectos beneficiosos que enumeran.</p></li>
<li><p>Suelen atribuir toda una plétora de efectos beneficiosos además de propiedades detoxificantes.</p></li>
<li><p>No fomentan hábitos saludables. De hecho, normalizan los excesos alimentarios y tranquilizan nuestra conciencia con la promesa de un “reseteo” con sus productos.</p></li>
</ul>
<h2>Cuidado con el ácido oxálico</h2>
<p>Según una <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/jhn.12286">revisión</a> de 2015, no existen investigaciones clínicas rigurosas sobre estas dietas. Los pocos estudios realizados presentan limitaciones metodológicas importantes que impiden obtener conclusiones sobre los efectos reales. </p>
<p>Otra revisión más reciente concluye que las dietas detoxificantes o a base de zumos tienden a funcionar porque <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11894-017-0603-8">provocan ingestas muy hipocalóricas durante periodos de tiempo cortos</a>. Sin embargo, es habitual volver a ganar peso una vez que se retoma la dieta normal.</p>
<p>Lo peor del asunto es que estas dietas pueden suponer un riesgo para la salud. En 2015 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) emitió un <a href="https://efsa.onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.2903/sp.efsa.2016.EN-1067">informe sobre los riesgos emergentes</a> en materia de seguridad alimentaria. Entre ellos se valoró las consecuencias del aumento de la ingesta de batidos de verduras crudas, que habitualmente se consumen cocinadas. Esto puede suponer un riesgo por el mayor contenido de ácido oxálico. </p>
<p>Este exceso de ácido oxálico podría aumentar la formación de piedras en el riñón y la uretra. Además, puede provocar pérdida de minerales en los alimentos y, por tanto, una deficiencia en la ingesta de calcio y hierro.</p>
<p>Los datos indican que los ayunos que habitualmente acompañan a estas dietas aumentan la absorción de ácido oxálico. Esto puede suponer un riesgo añadido si los batidos se consumen con el objetivo de perder peso.</p>
<p>El aumento de la ingesta de nitratos por el consumo muy alto de hojas verdes y la contaminación microbiana son riesgos adicionales. </p>
<h2>Incumpliendo normativas europeas</h2>
<p>Todas las afirmaciones acerca de los supuestos efectos beneficiosos de los productos ‘detox’ deben cumplir el <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:02006R1924-20141213&from=ES">Reglamento 1924/2006</a> de la Comisión Europea (CE). Se denominan <a href="https://ec.europa.eu/food/safety/labelling_nutrition/claims/register/public/?event=register.home">declaraciones de propiedades saludables</a> y deben estar autorizadas por la CE, previa opinión científica de la EFSA. </p>
<p>Este reglamento tiene como objetivo, precisamente, evitar que se atribuyan propiedades saludables a los alimentos sin una demostración científica válida. El cumplimiento de este reglamento es obligatorio. </p>
<p>A lo largo de los últimos años, la EFSA ha evaluado varios compuestos y alimentos en cuanto a sus beneficios detoxificantes. Hasta el momento no ha dado su visto bueno a ninguna declaración de este tipo. </p>
<p>En ocasiones, se promocionan las dietas ‘detox’ desde otros espacios no mercantiles. En estos casos, no están obligados a cumplir el reglamento europeo. Sin embargo, sí deben venir fundamentados por evidencias científicas.</p>
<h2>Consejos finales</h2>
<p>No nos dejemos llevar por modas alimentarias sin sustento científico. Huyamos de afirmaciones fantasiosas y de efectos maravillosos.</p>
<p>Si necesitamos cambiar nuestra alimentación por motivos de salud, acudamos a un nutricionista-dietista. Son quienes evaluarán nuestra salud y nos recomendarán las estrategias más apropiadas para mejorar nuestra alimentación. </p>
<p>Si las razones para seguir esta o cualquier otra dieta “milagro” son estéticas, debemos ser plenamente conscientes de los riesgos para la salud que ello supone. Será nuestra absoluta responsabilidad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153576/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Belén Ropero Lara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las dietas ‘detox’ no son más que otras de tantas dietas milagro que proliferan en Internet. Los efectos beneficiosos que prometen carecen de todo fundamento científico.Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1529432021-01-18T20:22:51Z2021-01-18T20:22:51ZGuía definitiva para desmentir bulos sobre el SARS-CoV-2 y la COVID-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/379303/original/file-20210118-19-17d5agj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C10%2C7239%2C4558&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/covid19-coronavirus-several-viruses-infecting-human-1790378180">Shutterstock / ktsdesign</a></span></figcaption></figure><p>Con 95 millones de personas infectadas y cerca de 2 millones de fallecidos a nivel global la pandemia de covid-19 está causando estragos. Pese a la alta similitud que tiene con otros virus, las dudas que rodean al coronavirus SARS-CoV-2 han sido constantes, incluidas aquellas sobre su existencia, origen y transmisión. </p>
<p>Laboratorios de todo el mundo están realizando un esfuerzo sin precedentes para contestar los interrogantes a los que nos enfrentamos cuando aparece un virus nuevo. El problema es que, <a href="https://theconversation.com/guia-para-desmentir-24-bulos-sobre-la-vacuna-de-covid-19-152603">al contrario de lo que ocurre con la información falsa</a>, la ciencia es un proceso lento y metódico que no siempre avanza a la velocidad que nos <a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/El-coronavirus-baja-a-la-ciencia-de-su-pedestal-habra-una-crisis-de-confianza">gustaría</a>. Por suerte el tiempo y la investigación acaban esclareciendo estas dudas mediante datos objetivos y el consenso científico.</p>
<p>Estas son las dudas (y bulos) más comunes que rodean al coronavirus.</p>
<h2>El virus no se ha aislado ni purificado</h2>
<p><strong>Falso</strong>. Uno de los principales argumentos de las personas que niegan la existencia del virus es afirmar que no se ha podido aislar de pacientes. En general argumentan que la partícula viral, o virión, no se puede separar de otras partes de la célula por sus características (densidad, forma o tamaño) y son indistinguibles de ellas.</p>
<p>Es cierto que el tamaño de una partícula viral se asemeja a algunas partículas esféricas de la célula llamadas vesículas. Sin embargo, la principal diferencia es que los viriones son infectivos y se multiplican si se ponen en contacto con células, y las vesículas no. Para profundizar más aquí podemos encontrar una <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/his.14264">publicación que explica cómo distinguir viriones de coronavirus</a> en células escrito por científicos especializados en microscopía electrónica.</p>
<p>Además, hay otras <a href="https://twitter.com/JoseMJG_/status/1346171088183717889?s=20">evidencias abrumadoras</a> de que este nuevo coronavirus ha sido aislado. Estas incluyen:</p>
<ul>
<li>El virus se ha aislado y purificado a partir de muestras de decenas de miles de pacientes de covid-19 por todo el mundo y se ha publicado en revistas científicas de prestigio. Sin ir más lejos, <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa2001017">en el artículo que dio a conocer este virus al mundo</a> en enero de 2020 se detalla cómo se aisló virus de pacientes con neumonía en Wuhan para estudiarlo en cultivos celulares. De hecho, aquí se mostraron por primera vez al mundo fotografías reales del SARS-CoV-2:</li>
</ul>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/377961/original/file-20210111-17-yroe59.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377961/original/file-20210111-17-yroe59.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=501&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377961/original/file-20210111-17-yroe59.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=501&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377961/original/file-20210111-17-yroe59.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=501&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377961/original/file-20210111-17-yroe59.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=629&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377961/original/file-20210111-17-yroe59.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=629&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377961/original/file-20210111-17-yroe59.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=629&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Partículas virales de SARS-CoV-2, Na Zhu y colaboradores, 2020.</span>
</figcaption>
</figure>
<ul>
<li><p>El virus aislado se puede cultivar en el laboratorio, ver cada una de sus proteínas, cuantificar y secuenciar su genoma, usar para infectar cultivos celulares y modelos animales donde se reproduce la enfermedad. Esto es algo imposible de hacer con vesículas.</p></li>
<li><p>Disponemos de <a href="https://bescienced.com/es/que-es-un-clon-infectivo/">clones infectivos</a> del virus. Un clon infectivo es una copia del genoma del virus que usamos en el laboratorio como herramienta que nos permite generar las variantes genéticas del SARS-CoV-2 que queramos estudiar.</p></li>
<li><p>En los laboratorios podemos pedir o comprar cualquiera de las variantes que se ha aislado. Cuando se solicitan, nos envían un pequeño volumen de virus que podemos amplificar para generar más cantidad y poder hacer los experimentos.</p></li>
</ul>
<p>En definitiva, nada de esto sería posible si no se hubiera aislado el virus.</p>
<h2>El genoma de SARS-CoV-2 es un artefacto informático</h2>
<p><strong>Falso</strong>. Para clarificar este tema, vamos a explicar brevemente como se lleva a cabo la secuenciación genética de las muestras de pacientes:</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/378262/original/file-20210112-21-evg7q4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/378262/original/file-20210112-21-evg7q4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/378262/original/file-20210112-21-evg7q4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/378262/original/file-20210112-21-evg7q4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/378262/original/file-20210112-21-evg7q4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/378262/original/file-20210112-21-evg7q4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/378262/original/file-20210112-21-evg7q4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Secuenciación del genoma de SARS-CoV-2 a partir de muestras de pacientes. Elaboración propia.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>El primer paso es la secuenciación genética de fragmentos pequeños (llamados “lecturas”) a partir de las muestras de un paciente. Por limitaciones de la técnica, no se pueden secuenciar en un paso las 30 000 letras de los genomas de coronavirus. Entre cada uno de esos fragmentos pequeños existe cierto solapamiento. Por ejemplo, imaginemos que las secuencias cortas son:</p>
<ol>
<li><em>Mi hermana se llama Alejandra y tiene</em></li>
<li><em>Alejandra y tiene 26 años. Le gusta leer</em> </li>
<li><em>años. Le gusta leer libros de fantasía</em></li>
<li><em>ciencia ficción. Su favorito es El Señor de los anillos</em>.</li>
</ol>
<p>Finalmente, con esta información necesitamos de un programa informático para poder identificar ese solapamiento y generar el texto completo: <em>Mi hermana se llama Alejandra y tiene 26 años. Le gusta leer libros de fantasía. Su favorito es El Señor de los anillos</em>.</p>
<h2>El SARS-CoV-2 no causa la covid-19 porque no cumple los postulados de Koch</h2>
<p><strong>Falso</strong>. Los postulados de Koch (Henle-Koch) son una serie de principios microbiológicos establecidos por Robert Koch en 1884 para correlacionar la existencia de un microorganismo y una patología. Los estableció en base a una bacteria, <em>Mycobacterium tuberculosis</em>, causante de la tuberculosis. Posteriormente los modificó en 1890. Puedes consultarlos <a href="https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/postulados-koch">aquí</a>.</p>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/378264/original/file-20210112-13-o6haxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/378264/original/file-20210112-13-o6haxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=780&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/378264/original/file-20210112-13-o6haxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=780&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/378264/original/file-20210112-13-o6haxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=780&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/378264/original/file-20210112-13-o6haxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=980&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/378264/original/file-20210112-13-o6haxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=980&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/378264/original/file-20210112-13-o6haxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=980&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Robert Koch. Fuente: Wikipedia.org.</span>
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<p>Lo primero y más importante, es que los postulados llevan décadas en desuso. ¿La razón más importante? Muchos patógenos no los cumplen, ya que existen portadores asintomáticos, enfermedades de tipo subclínico (hepatitis) y períodos de latencia extremadamente variables (hasta 10 años en el caso del VIH). Además, ningún virus <em>sensu stricto</em> cumplirá jamás los postulados tal como se enunciaron en el siglo XIX porque necesitan células o bacterias para multiplicarse, no pueden hacerlo en un cultivo puro.</p>
<p>Pese a todo, se está poniendo en duda la existencia del SARS-CoV-2 diciendo que la propia Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control de Enfermedades han expresado que el virus no cumple estos postulados. Uno de los argumentos utilizados proviene del <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa2001017">artículo donde se identificó el virus</a> en pacientes de neumonías atípicas en Wuhan.</p>
<p>Ciertamente, en él se dice: “Aunque nuestro estudio no cumple con todos los postulados de Koch, nuestros análisis evidencian la implicación del virus en el brote de Wuhan”. La razón por la que dijeron esto es porque en ese momento no había dado tiempo a infectar animales de experimentación con el virus aislado para comprobar si desarrollaban la enfermedad. Sin embargo, a día de hoy, son muchos los <a href="https://academic.oup.com/cid/article/71/9/2428/5811871">artículos</a> en los que el virus se ha inoculado en modelos animales y éstos han desarrollado la enfermedad.</p>
<p>En resumen, los postulados de Koch son unos principios que, en el siglo XIX y XX, sirvieron para la identificación de patógenos reconocibles por el paradigma científico de la época. Hoy pedagógicamente tienen un gran valor, pero se ven superados por las técnicas actuales de la biología molecular, la bioquímica y la genética.</p>
<h2>El virus se ha creado en un laboratorio</h2>
<p>La aparición del SARS-CoV-2 en Wuhan, una ciudad que consta de dos laboratorios donde se trabaja con coronavirus, ha generado controversia sobre el origen natural del virus. Son muchos los bulos que circulan señalando culpables de esta pandemia. Uno de ellos dice que el virus es una fabricación del gobierno chino para usarlo como arma biológica y desestabilizar al resto de economías mundiales.</p>
<p>Sin embargo, hasta el momento la comunidad científica coincide en que el origen más probable del virus es una zoonosis (virus que se transmite naturalmente de los animales a la especie humana y viceversa). De hecho, se conoce que los coronavirus que infectan a humanos suelen provenir de ancestros que se encuentran en <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6409556/pdf/viruses-11-00174.pdf">murciélagos</a>. </p>
<p>Por otro lado, lo más común es que estas enfermedades virales pasen de murciélagos a humanos a través de un hospedador intermediario. El SARS-CoV-1 en 2002 y el MERS-CoV en 2012 dieron el salto al ser humano desde civetas y dromedarios, respectivamente. En resumen, los coronavirus tienen bastante facilidad para romper la barrera de especie e ir saltando de una a otra. De hecho, el propio SARS-CoV-2 ha pasado del ser humano a <a href="https://science.sciencemag.org/content/368/6496/1169">visones</a>, <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/22221751.2020.1817796">gatos</a>, <a href="https://mbio.asm.org/content/11/5/e02220-20">leones y tigres</a>. </p>
<p>Además, confirmando aún más la hipóteis del origen natural del virus, estudios retrospectivos han encontrado coronavirus de murciélagos <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-2012-7">similares al SARS-CoV-2 en hasta un 96 % de su genoma</a>.</p>
<p>La teoría del origen artificial más conocida fue <a href="https://zenodo.org/record/4028830"><em>publicada</em></a> por la oftalmóloga Li Meng Yan. Es importante remarcar que esto no es una publicación científica real ni ha sido revisada por expertos en el tema. Por el contrario, parece más un artículo de opinión de un blog personal que una publicación científica.</p>
<p>En este <em>artículo</em> la oftalmóloga Li Meng Yan indica que el SARS-CoV-2 se diseñó usando como base el coronavirus de murciélago ZC45, al que se le introdujo la proteína S del SARS-CoV-1, modificada por una secuencia del coronavirus de pangolín (Pangolin-CoV). De acuerdo con esto, una representación de los genomas de estos virus de la primera a la última letra sería:</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/377993/original/file-20210111-13-z2gi2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377993/original/file-20210111-13-z2gi2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=274&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377993/original/file-20210111-13-z2gi2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=274&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377993/original/file-20210111-13-z2gi2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=274&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377993/original/file-20210111-13-z2gi2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=344&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377993/original/file-20210111-13-z2gi2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=344&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377993/original/file-20210111-13-z2gi2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=344&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Teoría del origen del SARS-CoV-2 como virus quimérico. Elaboración propia.</span>
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<p>Sin embargo, esta teoría tiene numerosas <a href="https://www.factcheck.org/2020/09/report-resurrects-baseless-claim-that-coronavirus-was-bioengineered/">lagunas</a>. En realidad, el genoma de SARS-CoV-2 no muestra esos cortes de color tan drásticos como sugiere esta teoría. Más bien, el genoma de SARS-CoV-2 es un mosaico de mutaciones a lo largo y ancho de su secuencia. Haría falta introducir 1 200 mutaciones en el coronavirus de murciélago más similar (RaTG13) o 6 000 mutaciones en el coronavirus humano más parecido (SARS-CoV-1) para obtener el SARS-CoV-2:</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/377996/original/file-20210111-13-jsn9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377996/original/file-20210111-13-jsn9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=89&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377996/original/file-20210111-13-jsn9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=89&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377996/original/file-20210111-13-jsn9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=89&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377996/original/file-20210111-13-jsn9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=112&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377996/original/file-20210111-13-jsn9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=112&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377996/original/file-20210111-13-jsn9t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=112&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Representación del genoma de SARS-CoV-2. Elaboración propia.</span>
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<h2>El virus ha aparecido porque alguien se comió una sopa de murciélago</h2>
<p><strong>Falso</strong>. Circula por internet una famosa imagen de una sopa de murciélago que se acompaña con un texto donde se indica que el coronavirus se originó en Wuhan porque la gente allí se come los murciélagos. </p>
<p>Sin embargo, hasta el momento nada parece indiciar que el virus pudiera saltar de un murciélago cocinado a humanos. A día de hoy los científicos creen que existe una especie intermedia que ha hecho posible el salto del virus desde murciélagos a humanos, tal como ocurrió con las civetas en el origen del SARS-CoV-1 o con camellos en el caso del MERS-CoV.</p>
<h2>Es un virus modificado a partir del virus del sida</h2>
<p><strong>Falso</strong>. Se ha especulado con que el genoma del SARS-CoV-2 contiene fragmentos del VIH. Esta afirmación, llevada a cabo por el profesor Luc Montagnier, se basaba en un <a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2020.01.30.927871v1">preprint</a> no revisado por expertos, que ya ha sido retractado, donde se indicaba que la proteína S del coronavirus contiene cuatro fragmentos de la glicoproteína del VIH, concretamente zonas con mucha variabilidad.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/378894/original/file-20210114-17-1vnvkrj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/378894/original/file-20210114-17-1vnvkrj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/378894/original/file-20210114-17-1vnvkrj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/378894/original/file-20210114-17-1vnvkrj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/378894/original/file-20210114-17-1vnvkrj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/378894/original/file-20210114-17-1vnvkrj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/378894/original/file-20210114-17-1vnvkrj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Luc Montagnier. Fuente: Wikipedia.org.</span>
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<p><a href="https://www.granthaalayahpublication.org/journals/index.php/granthaalayah/article/view/IJRG20_B07_3568">El propio Luc Montagnier</a>, después de analizar muchas secuencias, a lo máximo que llegó fue a concluir que, de las 30 000 letras del genoma de SARS-CoV-2 menos de un 2 % muestra un parecido genético a distintos retrovirus. Posteriormente, para determinar si la aparición de estos fragmentos es significativo y no pura coincidencia en un genoma de 30 000 letras, se llevaron acabo múltiples análisis de las secuencias de las distintas variables de VIH y SARS-CoV-2.</p>
<p>En estos estudios se demostró que, aunque existían zonas homólogas con algunos nucleótidos de VIH, éstas quedaban muy por debajo del umbral para considerarse <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7033698/">significativas</a>. En resumen, sería como afirmar que el libro “El Quijote” es un libro modificado a partir de “La Odisea” de Homero simplemente porque en ambos aparece la palabra “caballo”.</p>
<p>Por otro lado, en este <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-020-0820-9?fbclid=IwAR1eOlIg5Qm3aUUV01xf5PCelpF2sn3rsAdM4bK_U0_ixbX_XvYBtYj50zY">estudio</a> se estudió el origen y las posibles huellas genéticas del coronavirus. De todas las secuencias analizadas se observó que había 100 secuencias con una alta homología correspondiente a nucleótidos de mamíferos, insectos e incluso microorganismos. Esto es debido a que unas regiones hipervariables y de pequeño tamaño pueden presentar homología con decenas de miles de genomas de distinta clase.</p>
<p>Además, los virus con una alta tasa de mutación y en concreto los coronavirus, que tienen un alto potencial zoonótico, incluyen variantes en su genoma, homólogas a los de los hospedadores que pueden albergarlos. </p>
<h2>No existen expertos en coronavirus porque apareció hace un año</h2>
<p><strong>Falso</strong>. Aunque el coronavirus (SARS-CoV-2) causante de la covid-19 es el más famoso no es el primero que conocemos. Hasta el momento hay siete <a href="https://www.cell.com/action/showPdf?pii=S0966-842X%2816%2900071-8">coronavirus</a> descritos que infectan a humanos y los primeros documentos que identifican a estos virus humanos se remontan a los años 60. </p>
<p>De hecho, cuatro de ellos son los responsables de algunos de los resfriados comunes (HCoV-229E, HCoV-OC43, HCoV-NL63 y HCoV-HKU1) y tienen un índice de mortalidad muy bajo. Los otros tres <a href="https://www.cell.com/action/showPdf?pii=S0966-842X%2820%2930138-4">coronavirus humanos</a> son los previamente mencionados: el SARS-CoV-1, MERS-CoV y el actual SARS-CoV-2.</p>
<p>En resumen, los coronavirus son virus que infectan tanto seres humanos como animales salvajes y domésticos y que llevan circulado durante décadas. Por ello, los investigadores los llevamos estudiando desde los años 60, tanto en veterinaria, como en medicina, microbiología y medicina preventiva. Hay grupos de investigación dedicados exclusivamente a ellos y varias tesis doctorales de los autores de este artículo fueron estudios de entre cinco y ocho años sobre coronavirus humanos y animales, su patogenia y el desarrollo de candidatos a vacunas. </p>
<h2>Los test PCR como diana para la creación de bulos</h2>
<p>Durante la pandemia han circulado numerosos bulos sobre la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) para la detección del SARS-CoV-2. Se ha llegado a decir que, según declaraciones de Kary Mullis, su creador, la PCR no sería útil para detectar el nuevo coronavirus. También se comenta que no son específicas porque detectan otros coronavirus y el cromosoma 8 humano.</p>
<p>El diagnóstico del SARS-CoV-2 se realiza mediante una variante más novedosa de la PCR tradicional, la PCR cuantitativa, o qPCR, que en este caso sirve para la detección y cuantificación del SARS-CoV-2. Imaginemos que las 30 000 letras del genoma del SARS-CoV-2 puestas en ese orden concreto constituyen una novela. Cada gen sería un capítulo, constituido a su vez por párrafos.</p>
<p>La qPCR utiliza tres componentes principales (dos cebadores y una sonda) que se unen, detectan y amplifican una secuencia específica de los genes del SARS-CoV-2. Para que el diagnóstico sea positivo es imprescindible que los tres componentes juntos reconozcan y se unan a la secuencia del gen del virus. Algunos de los genes que se suelen utilizar para la detección del SARS-CoV-2 son los de la replicasa (RdRp, por sus siglas en inglés), la nucleocápsida (N) y la espícula (S).</p>
<ol>
<li><p><strong>Es falso que el inventor de la PCR dijera que su método es inútil para detectar coronavirus</strong>. Razones de ello son que Kary Mullis murió en 2019 y que las declaraciones de Kary Mullis afirmando que “puedes encontrar casi cualquier cosa en cualquiera” al “poder amplificar una sola molécula hasta algo que se pueda medir” hacen referencia a la PCR tradicional y no a la qPCR. Esta, al contrario que su predecesora, es capaz de cuantificar la cantidad de virus que hay en una muestra, por lo que es útil para el diagnóstico de agentes infecciosos como el SARS-CoV-2.</p></li>
<li><p><strong>Es falso que la infección por otro coronavirus dé positivo en el diagnóstico PCR del SARS-CoV-2</strong>. De la misma forma en que dos novelas con historias distintas no tienen capítulos o párrafos idénticos, diferentes coronavirus tampoco tienen genes idénticos en secuencia. Los componentes principales de la qPCR se han diseñado para que detecten <a href="https://www.who.int/bulletin/online_first/20-261842.pdf">especificamente genes del SARS-CoV-2</a>. Además, se ha comprobado que <a href="https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/protocol-v2-1.pdf">no son capaces de detectar otros virus</a> como el de la gripe.</p></li>
<li><p><strong>Es falso que la presencia del cromosoma 8 humano dé falsos positivos</strong>. En este bulo se afirma que uno de los cebadores –uno de los componentes principales de la qPCR– comparte secuencia con el cromosoma 8 humano. Aunque esto último sea cierto, para que el diagnóstico por qPCR diera positivo sería esencial que compartieran secuencia con el cromosoma 8 humano los tres componentes principales de la qPCR y no solo uno de ellos.</p></li>
<li><p><strong>Es falso que la qPCR de positivo para coronavirus en frutas o cabras</strong>.
Este es un bulo bastante extendido debido a ciertas declaraciones del presidente de Tanzania, John Magufuli, donde rechaza kits de pruebas de coronavirus importados a su país por ser defectuosos. Según él, muestras de cabras y de papayas dieron positivo. Es cierto que se ha descrito que ciertos animales han dado positivo por covid-19, pero esto ocurre porque ciertos animales como visones o gatos pueden infectarse con el coronavirus y por lo tanto las pruebas detectan una infección real. Hasta el momento no sabemos qué tipo de pruebas se realizaron en Tanzania pero la qPCR es tan específica que lo más probable es que se tratara de una contaminación a la hora de manipular las muestras. En otras palabras, falsos positivos.</p></li>
<li><p><strong>Es falso que la nueva variante procedente de Reino Unido y el norte de Irlanda aumente el número de falsos negativos</strong>. Pese a que es verdad que los test de qPCR que detectan la proteína S están <a href="https://www.who.int/csr/don/21-december-2020-sars-cov2-variant-united-kingdom/en/">dando problemas con la nueva variante</a>, hay que tener en cuenta que el diagnóstico del SARS-CoV-2 se realiza detectando más de un gen. Por tanto, aunque no se detecte el gen de la S con la nueva variante, sí se están detectando otros genes como el de la replicasa y la nucleocápsida.</p></li>
</ol>
<p>En resumen, el diagnóstico por qPCR es altamente específico y sensible. Es capaz de detectar cantidades muy pequeñas de virus en un paciente. De hecho, se está debatiendo hasta qué punto <a href="https://educaina.com/2020/09/06/personas-con-virus-inactivado-dan-positivo-por-pcr/">los positivos por qPCR implican que la persona tenga una infección activa</a>. Esto se debe a que, por ejemplo, después de superar la enfermedad es posible que fragmentos genéticos del virus sean detectables por esta técnica.</p>
<h2>Las mascarillas provocan hipoxia</h2>
<p><strong>Falso</strong>. El uso de mascarillas es una de las varias medidas preventivas para disminuir la probabilidad de contagio de covid-19 en la población. El uso obligatorio tomado por parte de algunos de los gobiernos ha dado pie a que alguna parte de la población manifieste que su uso puede provocar hipoxia.</p>
<p>Sabemos que su uso puede ser incómodo, sobre todo para el personal de salud que tienen que usarla durante largos periodos de tiempo. Puede favorecer la aparición de comezón, mayor sudoración, presencia de acné en piel sensible y que se empañen las gafas.</p>
<p>Diversos estudios han evaluado la saturación de oxígeno para evaluar casos de hipoxia por su uso. Por ejemplo, en un estudio que se realizó en 2008 se evalúo la saturación de oxigeno de los cirujanos, los cuales usan mascarillas por un largo periodo de tiempo. Los resultados mostraron una disminución de la saturación de oxigeno en la primera hora. Sin embargo, el estudio <a href="http://scielo.isciii.es/pdf/neuro/v19n2/3.pdf">concluye</a> que no existe evidencia científica para saber si esta disminución fue debida al uso de la mascarilla o a otros factores como por ejemplo el estrés de la intervención quirúrgica.</p>
<p>En resumen, a fecha de hoy no existen datos contundentes que demuestren que el uso de mascarillas provoque hipoxia. La conclusión de muchos expertos, incluyendo a la organización mundial de la salud (OMS) y el centro de control de enfermedades infecciosas (CDC), es que el uso de la mascarilla puede salvar millones de vidas al disminuir el número de contagios.</p>
<h2>Las mascarillas no filtran al virus</h2>
<p><strong>Falso</strong>. Las mascarillas han sido un <a href="https://www.cell.com/med/pdf/S2666-6340(20)30072-6.pdf">aliado</a> principal en la contención de esta epidemia. Son muchas personas las que afirman que no pueden filtrar el virus debido al tamaño del poro o que son un “bozal” que no sirve para nada. </p>
<p>Al toser, reír o hablar producimos aerosoles. Estos aerosoles se forman de partículas en forma de gotas de agua (1-100 micrómetros de diámetro), y o bien se evaporan liberando el agente contagioso o bien llegan al receptor. El virus, en forma de viriones de SARS-CoV-2, tiene 0,1 micrómetros.</p>
<p>En las mascarillas, cuanto más pequeños sean los poros, mejor será el mecanismo de filtración, pero más difícil será respirar a través de ellos. Las pruebas para la aprobación de mascarillas se llevan a cabo midiendo si partículas de 0,06 micrómetros pasan a través de una mascarilla cuando el flujo se fija en 85 litros por minuto, que es equivalente a una respiración rápida. Añadido a esto, las mascarillas tienen varias capas superpuestas, lo que fija la posibilidad de que pase una partícula o un virión, en menor del 0,1%.</p>
<p>Por ejemplo, las mascarillas FFP2 y FFP3 filtran el 94-99% de las partículas con un diámetro de 0,06 micrómetros, por lo tanto son más que suficientes para disminuir la probabilidad de que el virus pase.</p>
<h2>Es solo una gripe</h2>
<p><strong>Falso</strong>. No, no es una gripe. Por un lado, hemos de decir que no tiene sentido comparar este virus con la gripe, en general. Es altamente inespecífico, dado que hay muchas cepas y serotipos de gripe, cada una con un comportamiento diferente. En cuanto a su letalidad, la del <a href="https://asm.org/Articles/2020/July/COVID-19-and-the-Flu">SARS-CoV-2 está en torno al 2 % y la de gripe no llega al 0,1 %</a>. Además, se ha visto que los pacientes hospitalizados con covid-19 <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/69/wr/mm6942e3.htm">tienen un riesgo 5 veces más alto de morir</a> que los de gripe.</p>
<p>Además, se ha demostrado que el SARS-CoV-2 tiene un tropismo por otros órganos además del pulmón: riñón, hígado, endotelio vascular y sistema nervioso.
Por ello, se han reportado secuelas como consecuencia de la afectación de estos <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-care/late-sequelae.html">órganos</a>. Por otro lado, el potencial de diseminación de este virus y su desconocimiento le hacen mucho más peligroso que una gripe.</p>
<h2>La tecnología 5G provoca la covid-19</h2>
<p><strong>Falso</strong>. No hay ninguna prueba científica de que la tecnología 5G sea dañina para el ser humano. La longitud de onda a la que se propaga no interfiere con nuestro cuerpo, ni con nuestras células, ni con el ADN. De hecho, tiene <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00394-020-02465-0">más poder cancerígeno el café</a>. </p>
<p>En resumen, aunque se están llevando a cabo <a href="https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/es-peligroso-5g-para-salud_15514">diferentes estudios</a>, en función de las evidencias científicas disponibles podemos estar tranquilos sobre esta nueva tecnología.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152943/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Al contrario de lo que ocurre con la información falsa, la ciencia es un proceso lento y metódico que no siempre avanza a la velocidad que nos gustaría, favoreciendo la aparición de bulos.Jose Manuel Jimenez Guardeño, Investigador en el Departamento de Enfermedades Infecciosas, King's College LondonAlejandro Pascual Iglesias, Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ)Ana María Ortega-Prieto, Postdoctoral research associate, King's College LondonJavier Cantón, Profesor de Biotecnología de Coronavirus, Campus Internacional para la Seguridad y Defensa (CISDE) José Angel Regla Nava, Virólogo. Investigando virus emergentes: SARS-CoV-1, SARS-CoV-2 (Coronavirus), ZIKA y Dengue, La Jolla Institute for Immunology Jose Manuel Honrubia Belenguer, Investigador, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1526032021-01-04T20:00:58Z2021-01-04T20:00:58ZGuía para desmentir 24 bulos sobre la vacuna de COVID-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/376990/original/file-20210104-17-1m930qi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C366%2C2946%2C1294&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/questionable-covid-19-coronavirus-vaccine-we-1853840779">Shutterstock / Anze Furlan</a></span></figcaption></figure><p>Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 a finales de 2019 se han contabilizado más de 82 millones de infectados y cerca de 1,9 millones de fallecidos. Hoy, un año después, estamos en uno de los peores momentos de la pandemia y alcanzar la inmunidad de grupo de forma natural no es una opción viable visto el intento de Suecia. Además, el virus no parece que vaya a desaparecer por sí solo. </p>
<p>Afortunadamente, por primera vez desde el inicio de la pandemia y gracias al esfuerzo sin precedentes de científicos y laboratorios de todo el mundo, contamos con algo gracias a lo que se ha conseguido vencer a otras enfermedades infecciosas en el pasado: las vacunas.</p>
<p>Hasta ahora, gran parte de la gente esperaba la vacuna frente a la COVID-19 con ganas. Sin embargo, ahora que hay varias vacunas aprobadas para su uso y la campaña de vacunación ha empezado ya en varios países, hay ciertos grupos que ven la vacunación con dudas y desconfianza.</p>
<p>Tener dudas sobre lo que no se conoce es completamente normal y es uno de los motores que mueve la ciencia. Sin embargo, estas dudas pueden dar lugar a información falsa y bulos que vuelan como la pólvora en las redes sociales de forma mejor o peor intencionada. Por ello, y porque el mejor antídoto frente la desinformación es la información veraz y contrastada, hemos creado la siguiente guía donde damos una explicación a la mayoría de bulos que hemos encontrado sobre las vacunas frente la COVID-19.</p>
<h2>1. “Las vacunas de ARN mensajero van a modificar nuestro genoma”</h2>
<p>Falso. Hasta el momento, y con los conocimientos que tenemos de biología molecular y celular, <a href="https://theconversation.com/no-las-vacunas-de-arn-frente-a-la-covid-19-no-modificaran-nuestro-genoma-151812">no hay evidencias</a> de que las <a href="https://microbioun.blogspot.com/2021/01/vacunas-rnam-un-mensaje-de-esperanza.html?m=1#.X_Da_5dCXsI.twitter">vacunas de ARN mensajero</a> puedan modificar nuestro genoma y las razones no son pocas, incluyendo que:</p>
<ol>
<li><p>El ARN mensajero se degrada muy fácilmente y no le da tiempo a casi nada.</p></li>
<li><p>El ARN mensajero no llega a encontrarse con el ADN.</p></li>
<li><p>El ARN de las vacunas no se integra en el ADN.</p></li>
<li><p>Hasta ahora no se ha encontrado rastro de ningún coronavirus en nuestro genoma.</p></li>
</ol>
<h2>2. “Se han hecho demasiado rápido”</h2>
<p><a href="https://theobjective.com/further/como-se-han-desarrollado-tan-rapido-las-vacunas-contra-el-coronavirus-y-por-que-si-son-seguras">La velocidad</a> a la que se han diseñado, fabricado y administrado las primeras vacunas ha sorprendido tanto que causa escepticismo sobre si son seguras. La realidad es que se han cumplido todos los protocolos y fases habituales en estos procedimientos. Además, todos los resultados de los ensayos clínicos son públicos y se pueden consultar. Las principales razones por las que estas vacunas se han desarrollado más rápido que otras son las siguientes:</p>
<ol>
<li><p>Existe una gran cantidad de información sobre virus similares. Los coronavirus SARS-CoV-1 y MERS-CoV se conocen desde 2002 y 2012, así como la estructura genética o el papel de las proteínas comunes de los coronavirus.</p></li>
<li><p>Se están usando prototipos de vacunas preexistentes. Por ejemplo, las vacunas de Oxford o Johnson & Johnson están basadas en adenovirus que se han usado ya en otras vacunas, por ejemplo en la del virus Ébola.</p></li>
<li><p>Hay solapamiento de las fases clínicas. Se han realizado estudios en paralelo de fase 1 y fase 2 para conocer, entre otras cosas, la dosis ideal de la vacuna y el tiempo que dura la memoria inmunitaria en los voluntarios.</p></li>
<li><p>Se ha comenzado la fabricación a gran escala de millones de dosis antes de tener la aprobación de las agencias reguladoras.</p></li>
<li><p>Se ha realizado un inversión económica sin precedentes tanto de instituciones públicas como privadas.</p></li>
<li><p>Ha sido fácil conseguir miles de ciudadanos voluntarios.</p></li>
</ol>
<h2>3. “Las vacunas no son seguras”</h2>
<p>Falso. Las vacunas aprobadas han pasado todo el proceso normal en el desarrollo de una vacuna, incluyendo una fase experimental preclínica en animales y las distintas fases clínicas I, II, y III. Además, después de su aprobación entran en fase IV o de farmacovigilancia, en la que se sigue estudiando su seguridad. Hasta el momento se han vacunado ya millones de personas y no se han detectado efectos adversos de gravedad que pongan en duda su seguridad.</p>
<h2>4. “Una enfermera se desmayó justo después de vacunarse”</h2>
<p>En distintas redes sociales se ha hecho viral un vídeo donde una enfermera llamada Tiffany Dover se desmayó durante una rueda de prensa minutos después de recibir la vacuna de Pfizer/BioNTech en un hospital de Estados Unidos. Incluso hay fuentes que aseguran que la enfermera falleció poco después de vacunarse.</p>
<p>Es cierto que la enfermera se desmayó durante la rueda de prensa. Sin embargo, la propia enfermera matizó en una entrevista posterior que padece lo que se conoce como el <a href="https://bescienced.com/es/que-es-el-sincope-vasovagal/">síncope vasovagal</a> por el cual puede desmayarse en respuesta a un factor desencadenante como puede ser ver sangre, ciertos dolores, ya sea un padrastro, un golpe en el pie, el pinchazo de una vacuna o un elevado estrés emocional.</p>
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<h2>5. “La vacuna frente la COVID-19 hace que seas positivo por VIH”</h2>
<p>Hace un tiempo el gobierno australiano <a href="https://www.sciencemag.org/news/2020/12/development-unique-australian-covid-19-vaccine-halted">anunció</a> la suspensión del desarrollo de una de sus vacunas por falsos positivos de VIH (el virus que provoca el sida) durante la fase 1. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con las vacunas aprobadas y tiene una buena explicación:</p>
<p>La aparición de falsos positivos de VIH tuvo lugar porque en la vacuna que se estaba desarrollando en Australia utilizaron un pequeño fragmento de una proteína de VIH para dar una mayor estabilidad a la proteína del coronavirus que iba a actuar como antígeno (la proteína S). </p>
<p>El problema es que, en este caso, el sistema inmune de los vacunados, además de generar anticuerpos frente a la COVID-19, también genera anticuerpos frente al VIH porque reconoce ese pequeño fragmento estabilizador como algo extraño contra lo que hay que luchar. </p>
<p>¿Y generar anticuerpos frente al VIH no sería algo bueno? No realmente, porque se sabe que esa respuesta no sirve para evitar su contagio pero sí podría interferir en el diagnóstico de VIH dando falsos positivos. Finalmente, se darían falsos positivos de VIH porque en estas pruebas el diagnóstico positivo consiste en identificar la presencia de anticuerpos frente a VIH.</p>
<h2>6. “Las vacunas contienen células de fetos abortados”</h2>
<p>Falso. Circulan por las redes sociales diversos vídeos en los que se asegura que se están utilizando células de fetos abortados para investigar vacunas frente a la COVID-19, generando una gran polémica. Sin embargo, la realidad es que para la generación de medicamentos o vacunas no se utilizan fetos ni embriones como tal.</p>
<p>Lo que se utiliza en algún momento durante el desarrollo de algunas de estas posibles futuras vacunas contra el COVID-19 son líneas celulares derivadas de tejidos humanos muy concretos de hace décadas (algunas serán derivadas de fetos, otras de diversos cánceres o tumores por ejemplo). Las líneas celulares son células de un único tipo (especialmente células animales) que se han adaptado para crecer continuamente en el laboratorio y que se usan habitualmente en investigación.</p>
<p>Esto puede generar confusión, pero es importante destacar que trabajar con una ‘línea celular’ no es lo mismo que trabajar con las células originales. Además, estas líneas celulares se utilizan principalmente en la fase preclínica de la vacuna para hacer algunas comprobaciones en laboratorio. Por lo tanto, ninguna de las vacunas en desarrollo contiene células de fetos abortados.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/376908/original/file-20210103-49872-1r9dm2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/376908/original/file-20210103-49872-1r9dm2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/376908/original/file-20210103-49872-1r9dm2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/376908/original/file-20210103-49872-1r9dm2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/376908/original/file-20210103-49872-1r9dm2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/376908/original/file-20210103-49872-1r9dm2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/376908/original/file-20210103-49872-1r9dm2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="attribution"><span class="source">Designed by pch.vector / Freepik</span></span>
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<h2>7. “La variante de Reino Unido ha aparecido porque han sido los primeros en vacunarse”</h2>
<p>Falso. Reino Unido empezó la campaña de vacunación el 8 de diciembre, convirtiéndose en en el primer país occidental en distribuir una vacuna frente a la COVID-19 (la vacuna de Pfizer/BioNTech). Sin embargo, la <a href="https://twitter.com/JoseMJG_/status/1340933688410976256?s=20">variante</a> identificada en Reino Unido estaba circulando al menos desde septiembre. Mucho antes de empezar a vacunar.</p>
<h2>8. “Si nos han puesto la vacuna ya podemos ir sin mascarilla y hacer vida normal”</h2>
<p>No. Lo primero es que la inmunización se da en dos etapas (dos dosis) y es necesario completar ambas para tener una inmunización más completa. Lo segundo es que la producción de anticuerpos y respuesta celular tarda un tiempo en darse. Además, este tiempo de latencia varía entre poblaciones e incluso de forma individual. Por ello, no debemos considerarnos inmunes frente al virus antes de tiempo y exponer a otras personas al virus.</p>
<p>Por otro lado, hasta el momento, lo que se ha descrito es que las vacunas pueden prevenir los síntomas de la COVID-19, especialmente los más graves, pero no se ha mirado en profundidad si la vacunación puede prevenir la infección. Por lo tanto, lo que sabemos hasta ahora es que al vacunarnos estamos protegidos de la enfermedad pero <a href="https://twitter.com/JoseMJG_/status/1335515076535709697?s=20">podemos infectarnos e infectar a otros</a>. Por eso es importante continuar con las medidas de protección: mascarilla, lavado de manos, distancia de seguridad y buena ventilación, sobre todo este primer año de vacunación.</p>
<h2>9. “¿Para qué vamos a vacunarnos si no protege de la infección y podemos seguir contagiando?”</h2>
<p>Hasta el momento no se sabe si protege de la infección pero sí se sabe que evita las formas más graves de COVID-19. Para muchos esto puede parecer poco pero es un paso muy importante. Prevenir los síntomas más graves de la enfermedad puede prevenir que el sistema sanitario se colapse y así evitar muchas muertes. Además, el hecho de que no se haya estudiado todavía si la vacunación protege de la infección no significa que no lo haga. Se ha visto en diversos modelos animales que algunos de los candidatos a vacuna pueden proteger de la infección.</p>
<h2>10. “Las farmacéuticas llevan los procesos en secreto y no publican los datos”</h2>
<p>Falso. El desarrollo de las distintas vacunas aprobadas hasta el momento ha pasado un proceso riguroso donde se han publicado absolutamente todos los datos de cada una de las etapas que se han llevado a cabo. Hemos tenido de todo, incluyendo notas de prensa, informes detallados y artículos publicados en revistas de prestigio. Aquí podemos consultar los datos de las vacunas de <a href="https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/covid-vacunas-ARN-BNT162b2-BioNTech-Pfizer">Pfizer/BioNTech</a>, <a href="https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/covid-vacunas-ARN-mRNA-1273-Moderna">Moderna</a> y <a href="https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/covid-vacunas-vector-viral-ChAdOx1-Oxford-AstraZeneca">Oxford/Astrazeneca</a>.</p>
<h2>11. “Vacunarnos puede provocarnos COVID-19”</h2>
<p>Falso. Los efectos adversos de la vacunación son los habituales en estos tratamientos: fiebre, dolor articular o cansancio. Son también algunos de los signos y síntomas inespecíficos de la COVID-19, obviamente en mucho menor grado. Además, las vacunas aprobadas solo utilizan ciertos genes o proteínas del virus para generar una respuesta inmunitaria. Por lo tanto, no existe la posibilidad de que podamos infectarnos simplemente con la vacuna.</p>
<h2>12. “Las vacunas no sirven porque hay gente que se vacuna y aun así se infecta”</h2>
<p>Para tener una mayor protección con las vacunas aprobadas es necesaria la aplicación de dos dosis con un intervalo de tiempo. Por ejemplo, la primera dosis de la vacuna de Pfizer confiere protección frente a una COVID-19 severa del 52,4%, y aumenta hasta el 95% después de la segunda dosis. Además, el organismo necesita siempre unos días desde la vacunación hasta que se genera la respuesta inmunitaria. Por lo tanto, las personas pueden infectarse en esa ventana temporal entre las diferentes dosis y además siempre existirá ese 5% en el que la vacuna no es efectiva. Un número muy bajo en comparación con el 95% de las personas que estarán protegidas.</p>
<h2>13. “Si nos vacunamos podemos quedarnos estériles”</h2>
<p>Falso. Hasta el momento no hay evidencias científicas de que ni el virus ni la vacuna interfieran con el metabolismo hormonal a niveles peligrosos ni el desarrollo de tejidos necesarios para la reproducción.</p>
<h2>14. “Los científicos usan mucho la frase ‘no hay evidencias’ porque no tienen ni idea”</h2>
<p>Falso. En ciencia se utiliza la frase “no hay evidencias”, “los resultados sugieren”, “es posible que”, “parece ser que” porque los científicos hablan sobre lo que se conoce y no se basan en opiniones o creencias. Por poner un ejemplo: “¿Es posible que mañana el sol estalle en mil pedazos y destruya toda la vida conocida? Pues hasta el momento no hay evidencias científicas de que eso vaya a pasar”.</p>
<h2>15. “Nos quieren usar como cobayas”</h2>
<p>Falso. Las vacunas han pasado todas las fases necesarias para la evaluación de su seguridad de forma satisfactoria. Además ya se ha vacunado a millones de personas y no se han encontrado efectos adversos que hagan dudar de su seguridad.</p>
<h2>16. “Con la vacuna te implantan un chip”</h2>
<p>Falso. En algunas redes se comenta que Bill Gates va poner un chip en la vacuna que permitirá el rastreo de personas. Este bulo tiene su origen en un vídeo en el que Bill Gates habla de la posibilidad en el futuro de usar certificados digitales con algunas vacunas usando micropartículas, algo que no tiene nada que ver con ningún microchip. Además, en la actualidad no es posible la implantación de ningún chip con la vacuna. Aparte del componente principal (ARN mensajero), la vacuna consta de sales, lípidos y azúcares.</p>
<h2>17. “No tengo que vacunarme porque ya he pasado la enfermedad”</h2>
<p>Falso. Los diversos grupos de investigación todavía no tienen datos suficientes para responder cuánto tiempo dura la protección de quienes desarrollaron anticuerpos después de pasar la enfermedad. </p>
<h2>18. “La vacuna tiene luciferasa”</h2>
<p>Falso. Las luciferasas son proteínas muy usadas en los laboratorios porque son inocuas y tienen la capacidad de brillar bajo ciertas condiciones. En general, sirven para visualizar mejor las reacciones cuando se realizan experimentos en el laboratorio porque son muy fáciles de detectar. Sin embargo, ninguna de las vacunas aprobadas contiene luciferasas.</p>
<h2>19. “Es mejor esperar a ver qué pasa”</h2>
<p>Falso. El beneficio de la vacuna supera con creces el riesgo de tener algún efecto adverso. La probabilidad de que nos infectemos con el virus contagiando a otros, enfermemos y desarrollemos síntomas graves de la COVID-19, llegando incluso a fallecer, es mayor que los posibles efectos secundarios que pueda tener la vacuna. En este caso no se cumple que “el remedio vaya a ser peor que la enfermedad”, de ahí que sea tan importante que nos vacunemos, para protegernos nosotros y a nuestros seres queridos.</p>
<h2>20. “El 5G es el causante del coronavirus y se va a agravar con la vacuna”</h2>
<p>Falso. Durante la pandemia se compartió que los países con mayor número de antenas 5G era donde más incidencia había de COVID-19. Esto se desmintió poco después porque no se vio esa misma correlación en países asiáticos ni africanos. De hecho, el 5G resulta un progreso muy importante en la práctica médica en vez de un inconveniente para nuestra salud.</p>
<h2>21. “¿Para qué vacunarnos de un virus que ‘solo’ mata al 1% de los infectados?”</h2>
<p>Visto así, un 1% puede no parecer mucho pero es un número enorme cuando hablamos de vidas y de millones y millones de personas infectadas. ¿Nos meteríamos en una habitación con otras 99 personas sabiendo que una va a fallecer al instante? Hablar sobre números es fácil cuando no nos afecta directamente.</p>
<h2>22. “Nadie cuenta la ‘receta’ de las vacunas”</h2>
<p>Falso. Debido a la reciente y comprensible inquietud de la población sobre la seguridad de la vacuna, las compañías y la FDA han hecho públicos todos los componentes de la vacuna como si de una lista de ingredientes se tratara para que todo el mundo pueda consultarla. <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMra2035343">Aquí</a> podemos encontrar un resumen de los ingredientes de las principales vacunas o <a href="https://www.fda.gov/media/144414/download#:%7E:text=The%20Pfizer%2DBioNTech%20COVID%2D19%20Vaccine%20includes%20the%20following%20ingredients">aquí</a> los ingredientes de la vacuna de Pfizer. En resumen, aparte del componente principal (ARN mensajero por ejemplo), la vacuna consta de sales, lípidos y azúcares. </p>
<h2>23. “Las vacunas no sirven porque el virus está mutando”</h2>
<p>Falso. Es cierto que los virus mutan porque es la forma que tienen de evolucionar. Sin embargo, los coronavirus son de los virus de ARN que menos mutan porque tienen actividad correctora de errores que los va corrigiendo cuando el virus se multiplica. Aun así, las mutaciones y variantes son muy habituales y van a seguir apareciendo variantes nuevas. </p>
<p>Las vacunas que están disponibles hasta el momento se basan en la proteína S (Spike) completa del SARS-CoV-2. Dentro de esta proteína hay varios sitios que provocan la respuesta inmunogénica. Una variante con un cambio puntual, puede que cambie uno de estos sitios, pero no todos. La vacuna cubre más zonas y seguirá siendo efectiva dentro de los rangos requeridos.</p>
<p>Además, no siempre las mutaciones dan lugar a la aparición de variantes serotípicas. Es decir, que aunque tengan una secuencia diferente, esos cambios no son lo suficientemente grandes o importantes como para que nuestro sistema inmunológico lo reconozca como algo distinto, como un serotipo nuevo. Hasta la fecha no se han identificado serotipos distinos del virus de la COVID-19, pero hay que estar atentos por si en algún momento ocurriera. De ser así, simplemente habría que actualizar las vacunas.</p>
<h2>24. “Si las mascarillas y el distanciamiento social son eficaces ¿para qué vacunarnos?”</h2>
<p>Las medidas de protección son indispensables para disminuir la probabilidad de contagio pero no son suficientes para evitar que el virus siga infectando. El objetivo de las vacunas es generar una inmunidad de grupo que nos permita volver a la normalidad, algo que no se consigue a través de las medidas sanitarias.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152603/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Ahora que empieza la campaña de vacunación es importante saber separar los bulos de la información veraz y contrastada.Jose Manuel Jimenez Guardeño, Investigador en el Departamento de Enfermedades Infecciosas, King's College LondonAlejandro Pascual Iglesias, Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ)Ana María Ortega-Prieto, Postdoctoral research associate, King's College LondonFrancisco Javier Gutiérrez Álvarez, Postdoctoral research fellow, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)Javier Cantón, Profesor de Biotecnología de Coronavirus, Campus Internacional para la Seguridad y Defensa (CISDE) José Angel Regla Nava, Virólogo. Investigando virus emergentes: SARS-CoV-1, SARS-CoV-2 (Coronavirus), ZIKA y Dengue, La Jolla Institute for Immunology Jose Manuel Honrubia Belenguer, Investigador, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1428912020-07-20T19:02:40Z2020-07-20T19:02:40ZLos bulos se duplicaron en España un mes después del estado de alarma (y WhatsApp es uno de los grandes responsables)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/348455/original/file-20200720-133010-1887ex4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C134%2C4985%2C3188&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/stone-united-kingdom-april-4-2020-1693224046">Shutterstock / Ascannio</a></span></figcaption></figure><p>La <a href="https://www.poynter.org/ifcn/">International Fact-Checking Network</a> –una unidad del Instituto Poynter que reúne a periodistas que verifican hechos a nivel internacional y de la que forman parte más de 70 países– había verificado a mediados del pasado mes de junio más de 6 000 contenidos o historias falsas sobre coronavirus desde el inicio de la crisis. </p>
<p>En España, la organización periodística Maldita hizo público un <a href="https://maldita.es/coronavirus/">buscador</a> que recogía –a principios de mayo– hasta “480 mentiras, alertas falsas y desinformaciones sobre COVID-19” que había monitorizado. </p>
<p>¿Qué hubiera pasado sin ese trabajo de verificación de contenidos que circulan principalmente por debajo del radar de los medios de comunicación?</p>
<p>Hemos llevado a cabo un estudio titulado “Infodemia y COVID-19. Evolución y viralización de informaciones falsas en España”, publicado en la <a href="https://e-revistas.uc3m.es/index.php/RECS/article/view/5417/3923">Revista Española de Comunicación en Salud</a>. El objetivo de nuestra investigación se centraba en analizar los datos sobre España presentes en el proyecto colaborativo <a href="https://chequeado.com/latamcoronavirus/">LatamChequea</a> durante la pandemia de la COVID-19. </p>
<p>El 2 de abril de 2020, 21 organizaciones de <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Verificaci%C3%B3n_de_hechos">fact-checking</a></em> de 14 países lanzaron <a href="https://chequeado.com/latamcoronavirus/">LatamChequea-Coronavirus</a> para trabajar juntas en la verificación de contenidos sospechosos en torno a la pandemia –con fecha 15 de abril de 2020 eran 27 las organizaciones implicadas–.</p>
<h2>Investigación sobre noticias españolas</h2>
<p>Para la investigación se seleccionaron todas las informaciones pertenecientes a España y aportadas por <a href="https://maldita.es/coronavirus/">Maldita</a> a LatamChequea-Coronavirus entre el 14 de febrero y el 15 de abril de 2020. </p>
<p>Esta selección, hecha por el equipo de chequeado a partir de las verificaciones en español y portugués realizadas para la <a href="https://www.poynter.org/coronavirusfactsalliance/">CoronaVirusFacts Alliance</a>, abarcaba el mes previo a la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno de España y un mes con la vigencia de dicho estado. La selección respondía a la necesidad de identificar los tipos de bulos y su funcionamiento en dos periodos de tiempo con diferencias de contexto sustanciales.</p>
<h2>Selección y codificación de 166 piezas</h2>
<p>Tras un primer análisis, se decidió centrar la investigación solo en las piezas aportadas por Maldita. De esta manera se seleccionaron 166 piezas que fueron codificadas en las siguientes variables.</p>
<ol>
<li><p>Tipología de bulos: contagios, estado y evolución de la pandemia; formas de prevención y curas; medidas (públicas y privadas) adoptadas en la lucha contra la pandemia y para paliar sus efectos y otros.</p></li>
<li><p>Fecha de verificación: antes del estado de alarma (del 14 de febrero al 14 de marzo de 2020) y durante el mismo (del 15 de marzo al 15 de abril de 2020)</p></li>
<li><p>Origen y canales de distribución del bulo: redes sociales, mensajería instantánea o medios de comunicación.</p></li>
<li><p>Intencionalidad del bulo: desmentir o ampliar información.</p></li>
<li><p>Viralización en otros países: viralizado o no viralizado.</p></li>
<li><p>Identificación de los promotores de bulo: identificado o no identificado.</p></li>
</ol>
<h2>Aumento de la desinformación con la pandemia</h2>
<p>Sobre la distribución de los bulos verificados durante el periodo de investigación, se identificó un aumento significativo de la desinformación a medida que la pandemia se iba desarrollando. En el mes previo al decreto de estado de alarma solo se reportaron un 32,5 % de los bulos pasando a 67,5 % en el mes posterior.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=396&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=396&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=396&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=498&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=498&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=498&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración de los autores.</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Hay que subrayar una mayor presencia de los bulos sobre contagios en la primera etapa de la crisis y una diversificación de las desinformaciones entre el 15 de marzo y el 15 de abril. </p>
<p>Así, este tipo de bulos dio paso a piezas centradas en el origen de la pandemia, cuestiones relacionadas con la seguridad (estafas, fallos en aplicaciones informáticas, asaltos a domicilios…) o informaciones focalizadas en determinados colectivos de población (migrantes).</p>
<h2>WhatsApp se lleva la palma</h2>
<p>Los canales de información más relevantes para vehicular bulos fueron las redes sociales (36,1 %) y las aplicaciones de mensajería instantánea (36,1 %). En el caso de las redes, destacan Facebook y Twitter, y en menor medida Youtube e Instagram. Sobre las aplicaciones de mensajería, WhatsApp aparece como hegemónica.</p>
<p>Otro de los rasgos destacables de la muestra analizada indica cierto carácter transnacional de los bulos. Si bien el porcentaje de desinformaciones que fueron localizadas en otros países suponía solo el 20 %, se identificó una tendencia cada vez más común. Los promotores de bulos tienen la capacidad de readaptar cualquier tipo de información a un contexto local.</p>
<h2>Noticias de autoría sin determinar</h2>
<p>Por otra parte, casi en el 75 % de las piezas verificadas no se determinó su origen, frente al 25 % en el que los promotores fueron identificados. La rápida difusión y las posibilidades de reenvío y publicación en plataformas de mensajería y redes sociales contribuyen a que la autoría de los bulos quede difuminada.</p>
<p>Como conclusión, podemos afirmar que los bulos “explicadores” encontraron en la pandemia un terreno fértil para difundir desinformaciones sobre contagios y sobre cómo prevenirlos. También vías fructíferas, rápidas e incontrolables para su distribución a través de redes sociales y grupos de WhatsApp.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/142891/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Magallón Rosa ha participado en el proyecto de Maldita.es "Cómo la desinformación alimenta el discurso de odio: xenofobia e intolerancia religiosa" financiado por la Fundación Pluralismo y Convivencia. Los resultados de esa investigación no tienen ninguna relación con el trabajo que aquí se presenta.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Manuel Sánchez Duarte no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Organizaciones internacionales detectaron a mediados de junio más de 6 000 noticias falsas desde el inicio de la pandemia. En España, los bulos pasaron de un 32,5 % un mes antes de la crisis a un 67,5 % un mes después. Muy pocos autores han sido identificados.Raúl Magallón Rosa, Profesor del Departamento de Comunicación, Universidad Carlos IIIJosé Manuel Sánchez Duarte, Profesor de Comunicación Política, Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1309572020-04-14T07:45:46Z2020-04-14T07:45:46ZLas tres armas para combatir la desinformación sobre el virus: prudencia, ciencia y hechos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/327485/original/file-20200413-77375-u9qz95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4006%2C2710&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/fact-check-heading-title-typewritten-black-1145009546"> Dallasetta / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En estos días, la información fluye como un reguero entre los ciudadanos. Por lo tanto, es importante saber que un contenido no fundamentado puede convertirse en desinformación.</p>
<p>Desde la eclosión del uso de los satélites para la comunicación, cualquier hecho o acontecimiento lo vivimos en directo. Tenemos la información en tiempo real, la recibimos, la interpretamos y la compartimos. Con la llegada de las redes sociales, esta inmediatez ha ganado el pulso a la reflexión y al pensamiento crítico.</p>
<p>No cuestionamos las imágenes, los sonidos o los comentarios que nos llegan y en la mayoría de las ocasiones, tampoco sabemos cuál ha sido la veracidad del contenido o la fuente que ha generado esta información. </p>
<p>La información ha tenido, a lo largo de la historia, un papel muy relevante para la sociedad. Sin embargo, en momentos de crisis como la del COVID-19, un mal uso puede convertirse en un problema de gran impacto. En este contexto, las plataformas tecnológicas y los verificadores (<em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Verificaci%C3%B3n_de_hechos">fact checkers</a></em>) se convierten en un elemento esencial para la búsqueda de la verdad.</p>
<h2>¿No será esto una conspiración?</h2>
<p>¿Qué puede gustar más que una buena trama?: ¿no será esto una conspiración?, ¿estará detrás Estados Unidos?, ¿será una guerra comercial?, ¿se trata de una sofisticada y aleatoria manera de controlar la población?, ¿qué agente extraño ha podido dar lugar a esta forma de neumonía? ¿desaparecerá con el calor? </p>
<p>En este contexto es donde la desinformación encuentra un espacio perfecto para su transmisión. No es la falta de ética la que lleva a inventar historias, tampoco el desconocimiento del daño que estas puedan causar, sino la sofisticación que se esconde cuando estos bulos, bien armados y mejor dirigidos, hacen que confundamos la verdad con la mentira. </p>
<h2>Hay que pararse a reflexionar</h2>
<p>La verificación que se hace de la información que recibimos, por lo general, es reducida. No hacemos <em>fack checking</em> si lo hemos recibido de un familiar o un amigo, si lo hemos visto en la televisión o lo hemos escuchado en la radio. Al no cuestionarnos la información y no detenernos a reflexionar, no solo hacemos eco, sino que nos la creemos y reforzamos convirtiéndonos en un agente más de la desinformación.</p>
<p>El miedo a entrar en un establecimiento regentado por chinos o no sentarnos en el metro junto a un asiático han sido algunos de los comportamientos con los que hemos recibido e interpretado la información sobre el COVID-19 en sus comienzos a finales del 2019. </p>
<p>Desde la afirmación de que el ibuprofeno acentúa los efectos del coronavirus y su recomendación de interrumpir su pauta posológica, hasta la supuesta “predicción” de Nostradamus, en 1555, con respecto de la aparición del COVID-19. Todo ello, pasando por otras informaciones tales como que el virus se creó en un laboratorio de Wuhan para reducir la población o que el té y otras infusiones evitan la infección por el virus, de igual manera que ocurriría si tomas cítricos asiduamente.</p>
<p>La influencia de la desinformación sobre nuestras costumbres, toma de decisiones y percepción de la realidad, hace necesaria una tarea rigurosa de investigación y análisis en profundidad. </p>
<p>En las últimas semanas, tanto en España como en otros países se han puesto en marcha medidas o planes de actuación iniciados por los gobiernos, instituciones u organismos oficiales. Pero ¿qué papel juega la UE en este contexto? </p>
<h2>Es necesaria la unión entre países</h2>
<p>Es importante no retroceder en el afianzamiento de la unión entre los países, estableciendo una política común, unas directrices, una visión conjunta y un plan colaborativo. Estamos en un momento en que los ciudadanos necesitamos referencias, información veraz, solidaridad y acciones coordinadas internacionalmente para reducir el impacto social y económico. En este contexto, Europa y las instituciones europeas como la Comisión Europea juegan un papel importante.</p>
<p>La Unión Europea ya creó en 1998 una red para la vigilancia epidemiológica y, más tarde, el Comité de Seguridad Sanitaria. Por otra parte, el <a href="http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/ttce.p3t14.html">artículo 168 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea</a> dispone, entre otras cosas, que “se ha de garantizar un alto nivel de protección de la salud humana”. Este mismo artículo establece que “la acción de la Unión ha de complementar las políticas nacionales, abarcar la vigilancia de las amenazas transfronterizas graves para la salud, la alerta en caso de dichas amenazas y la lucha contra ellas, y que los Estados miembros, en colaboración con la Comisión, han de coordinar entre sí sus políticas y programas respectivos en los ámbitos en los que la Unión ejerce una acción en materia de salud pública”.</p>
<p>Dentro del Plan de lucha contra la desinformación, la Comisión Europea aprobó en 2018 un <a href="https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/STATEMENT_19_6166">Código de buenas prácticas</a> en el que se exige a las plataformas digitales la identificación de cuentas falsas y de las interacciones no humanas (<em>bots</em>). La contundente aplicación de este código es imprescindible en estos momentos y circunstancias en los que lo que está en juego es la salud de las personas, especialmente mayores y con enfermedades crónicas.</p>
<p>El problema que supone la infección por COVID-19 para la población general y el alto riesgo para salud de las personas mayores y enfermos crónicos, sumado al impacto socioeconómico y laboral, ha hecho que las instituciones europeas hayan puesto el foco en la gestión de la crisis desde una perspectiva global. </p>
<p>La ayuda sanitaria, el suministro de material, el apoyo a las instalaciones hospitalarias y la financiación para el desarrollo de una vacuna se encuentran entre las prioridades de Europa, y en el marco del <a href="https://ec.europa.eu/info/business-economy-euro/economic-and-fiscal-policy-coordination/eu-economic-governance-monitoring-prevention-correction/european-semester/framework/stability-and-growth-pact_es">Pacto de Estabilidad y Crecimiento</a> están el empleo, las empresas o la economía. </p>
<p>El <a href="https://www.un.org/es/cr%C3%B3nica-onu/el-pacto-mundial-de-la-onu-la-b%C3%BAsqueda-de-soluciones-para-retos-globales">Pacto Mundial de las Naciones Unidas</a>hace un llamamiento a las empresas para que apoyen a los afectados por el actual brote de COVID-19 a través de tres principales aspectos: prudencia, ciencia y hechos. </p>
<p>Las noticias falsas, los bulos o informaciones distorsionadas y la rapidez con la que pueden propagarse en situaciones de crisis, constituyen un reto cada vez mayor para la sociedad y parar las instituciones europeas y gubernamentales. </p>
<h2>Cómo contrarrestar el fenómeno</h2>
<p>La educación, la alfabetización mediática, el compromiso de los gigantes tecnológicos y las redes de <em>fact checkers</em> son el mejor antídoto contra la desinformación en línea. </p>
<p>En España, el <a href="https://www.dsn.gob.es/es/actualidad/sala-prensa/uni%C3%B3n-europea-plan-lucha-contra-desinformaci%C3%B3n">Observatorio Europeo de análisis y prevención de la Desinformación</a>en colaboración con la <a href="https://ec.europa.eu/spain/home_es">Representación de la Comisión Europea en España</a> y la <a href="https://www.europarl.europa.eu/spain/es/portada.html">Dirección de la Oficina de Información del Parlamento Europeo</a>, y la Fundación <a href="https://maldita.es/">Maldita.es</a> actúan como catalizadores activos para analizar, desde diferentes áreas, el impacto de la desinformación en la actividad pública, mediática, social y política. De ahí la necesidad de investigar el fenómeno y hallar maneras de contrarrestarlo para mejorar nuestra calidad democrática. </p>
<p>La mejor manera de luchar contra la desinformación es, precisamente, la educación, el pensamiento crítico, la formación y la investigación. La búsqueda de la verdad, así como el cuestionar afirmaciones, ver más allá de las imágenes, reflexionar sobre los motivos o analizar el impacto son ejercicios que toda persona debería realizar.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo ha sido realizado con la colaboración de Ramón Luis Valcárcel Siso, presidente del Comité de Expertos del Observatorio Europeo de Análisis y Prevención de la Desinformación.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/130957/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Silvia Carrascal es miembro del Observatorio Europeo de análisis y prevención de la Desinformación, ObEDes. Entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es poner el valor la educación como herramienta clave para la prevención, detección y análisis de la desinformación, promoviendo el desarrollo del pensamiento crítico, la colaboración y la convivencia. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Asela Pintado Sanz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Recibimos bulos bien armados y sofisticados que es difícil no creerse. Contra su difusión, nada mejor que la prudencia, la ciencia y los hechos.Silvia Carrascal, Docente e Investigadora en Facultad de Educación y Formación de Profesorado, UCM, Universidad Complutense de MadridAsela Pintado Sanz, Directora de Relaciones Institucionales, Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1281502019-12-17T01:19:34Z2019-12-17T01:19:34ZSeis consejos para no compartir (demasiadas) noticias falsas estas navidades<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/307162/original/file-20191216-123992-1jtk6hg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4744%2C3614&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/march-25-2018-caricature-united-states-1054841363">Shutterstock/Willrow Hood</a></span></figcaption></figure><p>No devuelva la llamada perdida de ese número porque le cobrarán 1 355 euros. Aquella desconocida noticia que confirma lo que ya sospechaba de ese partido que le genera pocas simpatías no es cierta. Son ejemplos reales de bulos recibidos en mi móvil, compartidos por contactos durante las últimas semanas. </p>
<p>El consumo de noticias se ha vuelto cada vez más complejo. Del lado de las redes sociales, se ha vuelto incidental. Ocurre por accidente porque nos informamos <em>sin querer</em> mientras buscamos otra cosa. </p>
<p>Del lado de los buscadores –es decir, de Google– la información que nos llega es una profecía autocumplida: encontramos lo que buscamos porque es lo que estábamos buscando. Existe poca conciencia de que <a href="https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2019-11-24/google-discover-fake-news-basura-feed-movil_2348223/">los resultados de Google siguen un criterio de popularidad, no de veracidad</a>, que no es lo mismo. </p>
<p>En paralelo, cada vez más noticias se leen y comparten en redes de mensajería privada como WhatsApp. Se trata de una información de interés público, pero consumida de forma privada con una expansión y efectos difíciles de medir hasta ahora. </p>
<p>WhatsApp ha capitalizado el discurso político a nivel privado, al igual que lo ha hecho Twitter a nivel público.</p>
<p>En ese cúmulo de complejidades la desinformación se desenvuelve a sus anchas. Es un ecosistema perfecto para que la identidad de los medios creíbles se difumine mientras que la de quienes se dedican a contaminar se multiplique y ramifique por todas partes. </p>
<p>En las próximas semanas navideñas, que se presumen de nuevo intensas en cuanto al consumo de información por todos los canales mencionados, tendremos seguro un aluvión de desinformación. </p>
<p>Dejamos aquí algunos consejos y recordatorios para no compartir información dudosa:</p>
<h2>1. Cuidado con las conspiraciones</h2>
<p>Creerse que “esto no lo verás en los medios” es tentador, pero suele ser falso. Nos gusta pensar que estamos siendo objeto de grandes conspiraciones mediáticas y geopolíticas para que no nos enteremos de algo porque “no <em>les</em> conviene”. </p>
<p>La verdad siempre es más sencilla y suele obedecer a dos razones: o es falso o sí salió en los medios, pero no nos enteramos.</p>
<h2>2. WhatsApp no da exclusivas</h2>
<p>Llega la cura del cáncer u otra gran noticia y se entera primero por los contactos de WhatsApp. Es un poco extraño, ¿no? De ser cierto ya la habría visto abriendo portadas de diarios, informativos de televisión o boletines de radio. </p>
<p>El ecosistema mediático es un entramado holístico donde todos los medios y canales se retroalimentan constantemente. Si una información <em>bomba</em> no es replicada por la mayoría de periódicos, radios y televisiones es mejor poner en cuarentena su veracidad.</p>
<h2>3. Ojo con lo que apoya nuestra ideología</h2>
<p>Quienes promueven la desinformación saben que nos movemos por emociones, sobre todo aquellas que nos reafirman. Por eso debemos ser especialmente cuidadosos con este tipo de afirmaciones.</p>
<p>Lo explicaba este verano <a href="http://repositorio.ucam.edu/handle/10952/4179">en una entrevista</a> María Sánchez Díez, Editora de Operaciones en <em>The Washington Post</em>: “La gente siempre ha buscado información que refuerza sus creencias previas, eso no es nuevo. Lo nuevo es el alcance que pueden tener esos contenidos en el actual escenario de medios”.</p>
<h2>4. La crisis nos vuelve crédulos frente a los bulos</h2>
<p>Ya sea por indignación, rabia, impotencia o malestar general, parece que en las etapas de crisis social somos más propensos a relajar la vigilancia y creernos las mentiras. </p>
<p>En un reciente <a href="https://www.meganoticias.cl/nacional/284089-fake-news-estudio-noticias-falsas-universidad-catolica-periodismo.html">estudio de la Universidad Católica de Chile sobre más de 1 600 adultos</a> se encontró que durante el estallido de la crisis chilena hasta un 46 % de personas creyeron en noticias falsas. En Estados Unidos, con un estudio similar en 2016, el porcentaje fue solo del 8 %. </p>
<h2>5. Si no parece humano es porque no lo es</h2>
<p>No hay dos personas en el mundo que piensen y se expresen igual, por eso son tan extrañas las cuentas que reproducen exactamente el mismo mensaje en momentos similares. Cuesta poco detectarlas y son millones porque no son seres humanos, sino robots. Los famosos <em>bots</em>.</p>
<p>Un estudio de la Universidad de Virginia (<a href="https://www.andyblackassociates.co.uk/wp-content/uploads/2015/06/fakenewsbots.pdf">PDF</a>) demostró el papel de estos <em>bots</em> durante la campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos. Estos programas difundieron bulos y fueron una de las claves para que se convirtieran en mensajes virales en muy poco tiempo. </p>
<h2>6. Google no es un lugar</h2>
<p>Por su posición monopolística como buscador y gestor de muchas de nuestras actividades digitales, Google se interioriza en el imaginario colectivo como un <em>lugar</em> en sí mismo o, en el peor de los casos, como una ordenación jerárquica de contenidos veraces. </p>
<p>Esta forma de entender internet no está relacionada con el nivel de educación: incluso en jóvenes universitarios todavía es normal que contesten que algún material lo han “sacado de Google”. </p>
<p>Por ello es necesario recordar que Google, y por extensión Facebook y Twitter, no es más que una autopista que nos señala diferentes caminos. Esto nos ayudará a ver sus resultados con un sano escepticismo. No son lugares, sino más bien embudos. </p>
<p>Las llamadas a la responsabilidad que tiene cada usuario en internet son cada vez más frecuentes. Son útiles porque cada vez que hablamos de algo malo en las redes sociales lo hacemos en tercera persona, cuando no se llaman así porque las hagan <em>otros</em>, sino porque las hacemos entre todos. Es decir, nosotros. La audiencia no debería renegar de su capacidad para distinguir entre aquello que es fiable de lo que no lo es.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/128150/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Manuel Noguera-Vivo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Conspiraciones que se revelan por WhatsApp y noticias que no salen en los medios. Cuidado con creernos bulos solo porque casan con nuestras ideas preconcebidas.José Manuel Noguera-Vivo, Head of Communication Sciences Department at UCAM, Spain, Universidad Católica de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1234212019-09-17T19:57:14Z2019-09-17T19:57:14ZQué ocurre cuando Youtube se convierte en la primera fuente de información de los jóvenes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/292786/original/file-20190917-19068-xf1nms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C4893%2C3250&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/primary-education-friendship-childhood-technology-people-480191392"> Syda Productions / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p><div data-react-class="InstagramEmbed" data-react-props="{"url":"https://www.instagram.com/p/B17JfkkHEKt/?utm_source=ig_web_copy_link","accessToken":"127105130696839|b4b75090c9688d81dfd245afe6052f20"}"></div></p>
<blockquote>
<p><em>Espero que encuentres tiempo para leer esto, escrito desde mi corazón.</em></p>
</blockquote>
<p>Con este romántico <em>copy</em> y los alrededor de cuatro millones de <em>likes</em> que lo avalan, nos presentaba hace unos días <a href="https://www.instagram.com/p/B17JfkkHEKt/">Justin Bieber en Instagram</a> un dramático, transparente y ¿valiente? texto autobiográfico donde explicaba el por qué de sus conductas violentas, machistas, homófobas y autodestructivas. </p>
<p>Él mismo es el protagonista, el representante, el periodista y la agencia de medios. Crea el producto, lo publica y lo distribuye. Y así llega a millones y millones de fans, y no fans, que lo consumen y lo viralizan.</p>
<p>En esta ocasión, ha sido verdad, pero hay otras muchas, cientos, en las que lo que llega a las redes sociales, a nuestro WhatsApp o a nuestro SMS es mentira, es un bulo. De nuestro cantante favorito, de la mayor catástrofe que está destruyendo al planeta, del presidente del gobierno de nuestro país o de esa receta milagrosa <em>casera</em> que es capaz de curar el cáncer (y, a la vez, quitar las manchas del café).</p>
<p>Nosotros, los que ahora nos autodenominamos <em>Generación X</em>, vivimos frustrados muchas veces por ser inmigrantes digitales y ver cómo nos ha tocado reinventarnos a matacaballo sin perder ni la ética ni la profesionalidad, mientras que las nuevas generaciones llegan totalmente equipadas y cargadas de apps, pero carentes del más importante de los sentidos, el sentido común. </p>
<p>Y es este sentido, más una larga trayectoria de estudio, de lecturas de libros (¡sí de libros!), de consultas en medios de comunicación cada fin de semana, periódicos, emisoras de radio o programas de TV, lo que nos ha otorgado la capacidad de evaluar y valorar una información, de contrastar las fuentes, de querer saber más, de ampliar conceptos y de seguir enriqueciéndonos.</p>
<h2>¿Y cómo se informan ahora los jóvenes?</h2>
<p>Desde luego, como no como la generación anterior. Según un Informe de Pew Research Center, elaborado en noviembre de 2018, el 65 % de los jóvenes de entre 18 y 29 años reconocía recibir informaciones a diario a través de las redes sociales y el 37 % de ellos pensaba que estas ayudan a las personas de su edad a encontrar <a href="https://www.pewinternet.org/2018/11/28/teens-and-their-experiences-on-social-media/">información confiable</a>. </p>
<p>Más recientemente, en agosto de 2019, <a href="https://www.commonsensemedia.org/about-us/news/press-releases/new-survey-reveals-teens-get-their-news-from-social-media-and-youtube">SurveyMonkey and Common Sense Media</a> confirmaron que más del 75 % de los usuarios encuestados, mil adolescentes estadounidenses de entre 13 y 17 años, consumía <em>Social Media</em> (Youtube, Facebook y Twitter) para estar informados de la actualidad, frente a un 41 % que seguía utilizando medios analógicos y prensa digital, y un 37 % cuya fuente era la televisión.</p>
<p>Del informe también se desprende una de las grandes preocupaciones que ha traído la aparición del ciberperiodismo y, más exactamente del denominado periodismo 2.0, por el que cualquier ciudadano dotado de un <em>smartphone</em> puede hoy en día grabar, subir a la red y legitimar cualquier información como veraz sin que nadie contraste ni verifique si es una fuente fiable o no. </p>
<p>Según Michael Robb, director senior de investigación de <a href="https://www.commonsensemedia.org/about-us/our-mission">Common Sense</a>, el 60 % de los usuarios que utiliza Youtube como canal informativo lo hace a través de cuentas de <em>celebrities</em> o <em>influencers</em>, quedando muchas veces más que en el aire no solo la ética de los mismos, sino la propia calidad y objetividad de la información.</p>
<p>¿Y qué pasa cuando lo que vertemos en la red no se contrasta? Que pueden caer en el saco de lo que hoy día conocemos como <em>fake-news</em> o, más correctamente, bulos o desinformaciones. Pueden aparecer en forma de mensaje de WhastApp o Messenger, captura de pantalla, GIF, meme o DM.</p>
<p>Y el problema es que al democratizarse internet y sus herramientas, ahora cada ciudadano se puede convertir, con su ética (y muchas veces sin ella), en un seudoreportero que crea, difunde o viraliza noticias por sus redes sociales y canales de mensajería instantánea sin contrastar, verificar ni evaluar la información.</p>
<h2>Formación de audiencias</h2>
<p>Para luchar contra esta desinformación que padecemos hoy día es más que necesaria la formación de la audiencia: </p>
<ul>
<li><p>Hacer uso de fuentes fiables, profesionales u oficiales, contrastando las noticias o informaciones, ya sea en diferentes medios o canales o con otras personas con las que podamos conversar o debatir estos temas. </p></li>
<li><p>No difundir cadenas de mensajes, fotos o vídeos que recibamos si no estamos seguros de que son verdad (así es como se viralizan los bulos). </p></li>
<li><p>No hacer <em>likes</em> compulsivos o <em>retuits</em> a noticias muy llamativas (y políticamente partidistas, seguro) sobre temas de actualidad en redes sociales sin haber leído sobre ello antes, y, sobre todo, para estas nuevas generaciones: deben aprender un poco más de Santo Tomás y, sin tener que meter el dedo en ninguna llaga, no creer lo primero que les aparezca al hacer <em>scroll</em> en Instagram.</p></li>
</ul>
<h2>¿Ha muerto el texto definitivamente?</h2>
<p>Como describe el informe <a href="https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/sites/default/files/inline-files/DNR_2019_FINAL_27_08_2019.pdf">Digital News Report 2019</a> del Reuters Institute, <a href="http://www.digitalnewsreport.org/survey/2019/how-younger-generations-consume-news-differently/">los jóvenes consumen las noticias</a> “a trompicones”, cuando se levantan, en las apps del móvil (Instagram, Facebook, Snapchat, Youtube…), y por la tarde o fines de semana en <em>stories</em>, en <em>podcasts</em> o a través de pequeños <em>copies</em>.</p>
<p>Los jóvenes leen, sí, pero de una forma mucho más ligera e inconstante, por eso debemos construir los contenidos de una forma diferente para poder llegar a ellos, para conquistarles y fidelizarles. Estamos acostumbrados a redactar artículos hipertextuales para enriquecer la experiencia del usuario, pero ellos, los adolescentes y jóvenes, realmente solo quieren llegar a lo interesante, que les contemos lo útil y, si es en formato vídeo, mejor que mejor. </p>
<p>A los medios digitales, plataformas y periodistas nos toca, por tanto, conocer esta nueva forma de consumir y navegar para que, sin perder la calidad ni sucumbir bajo las garras de los buscadores, sigamos ofreciendo un contenido con valor que logre destacar en la vorágine de noticias, fotos, vídeos, <em>snaps</em>, mensajes, memes, GIFs y otros, para que nos sigan eligiendo como interlocutores antes que al hijo de Isabel Pantoja o al youtuber Auron Play.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/123421/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laura Cuesta Cano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La mayor fuente de información de los jóvenes son Youtube y las redes sociales, muchas de ellas las de sus famosos favoritos. Es necesario que reciban formación crítica para que adquieran la capacidad de elegir las fuentes fiables correctamente.Laura Cuesta Cano, Responsable de Comunicación y Contenidos Digitales en Servicio PAD. Profesora, Universidad Camilo José CelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1172322019-05-16T20:01:57Z2019-05-16T20:01:57ZDel 28A al 26M: desinformación en campaña electoral<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/274877/original/file-20190516-69195-ret9kn.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1988%2C1359&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><span class="source">Rawpixel</span></span></figcaption></figure><p>Menos de un mes entre dos elecciones no parece tiempo suficiente para que la desinformación encuentre nuevas vías de entrada, contaminación y polarización de la esfera pública. Sin embargo, es precisamente su papel menos relevante de lo que se podía esperar el 28 de abril el que puede activar nuevos mecanismos de propaganda.</p>
<p>En los últimos años hemos visto cómo cada elección supone la actualización automática del <em>software</em> de la desinformación y la incorporación automática de nuevas formas, narrativas y formatos a las diferentes estrategias de propaganda digital. Desde este punto de vista no serán los formatos los que más evolucionen sino los temas y los protagonistas de la desinformación.</p>
<p>Cada vez que hablemos de desinformación es importante recordar que esta puede producirse por cuestiones económicas, por tribalismo y refuerzo de nuestros prejuicios, para intentar cambiar la opinión de forma camuflada o, sencillamente, para dividir.</p>
<h2>Lo más destacado del 28A</h2>
<p>Entre los hechos más significativos de la campaña a las elecciones generales del 28 de abril destacaron:</p>
<ol>
<li><p>Ya empezamos a tener datos de que durante la jornada de reflexión las redes sociales y plataformas como Whatsapp aumentan su función de presión social para movilizar a los indecisos y disuadir a los descreídos. Durante el sábado 27 de abril, la web del <em>fact-checker</em> Maldita recibió más de 130.000 visitas –lo convirtieron en aquel momento en el segundo día con más visitas de su historia-.</p></li>
<li><p>La mayoría de anuncios políticos pagados en Facebook respetó la jornada de reflexión, si bien algún candidato como Arturo Aliaga del PAR, Héctor Illueca de Unidas Podemos o Joan Josep Nuet de ERC <a href="https://twitter.com/raulmagallon/status/1122030678252642304/photo/1?_ga=2.33195897.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">mantuvieron la publicidad</a> a pesar de que la ley es clara y no lo permite.</p></li>
<li><p>La curva creciente en el tráfico de verificación en Maldita.es comenzó el 25 de abril con más de 50.000 visitas y fue aumentando hasta llegar al día de votación que alcanzaron las 144.000 visitas. <a href="https://maldita.es/maldito-bulo/votasinbulos-11-bulos-que-te-han-intentado-colar-en-la-jornada-de-reflexion/?_ga=2.179978400.588997388.1557915257-214323.1548697884">Desmintió hasta 11 bulos durante la jornada de reflexión</a>.</p></li>
<li><p>El hecho de que durante la última semana de votación no se publicaran –como en ocasiones anteriores– las famosas encuestas de <a href="https://www.elperiodico.com/es/politica/20160622/encuesta-elecciones-generales-2016-andorra-primer-sondeo-5217433?_ga=2.179978400.588997388.1557915257-214323.1548697884">El Periòdic d’Andorra</a> ayudó a reducir la incertidumbre sobre los indecisos en relación al apoyo al “carro ganador” –partido que mejor evoluciona en las encuestas durante la campaña– y a los partidos/coaliciones con más opciones de victoria. Solo apareció una <a href="https://maldita.es/maldito-bulo/no-la-supuesta-encuesta-del-diari-de-andorra-que-da-82-escanos-a-vox-no-existe-es-un-montaje/?_ga=2.70420311.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">falsa encuesta del Diari de Andorra</a> que tuvo mucho menos impacto que las encuestas de El Periódico de Andorra en anteriores comicios.</p></li>
<li><p>Aunque Maldita y Newtral <a href="https://www.efe.com/efe/espana/portada/maldita-es-y-newtral-socios-de-facebook-para-detectar-noticias-falsas/10010-3921869">pudieron acceder</a> por primera vez a la máquina de tráfico interno de Facebook y penalizar determinados contenidos y mensajes falsos, siguen siendo los grupos cerrados de Facebook los que más fuerza tienen a la hora de viralizar la desinformación.</p></li>
<li><p>Los grupos y las páginas de Facebook pueden cambiar según se acercan las elecciones. Un ejemplo es la página “<a href="https://www.facebook.com/ElAmorDeDiosSiempreConmigo/?_ga=2.259735757.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">El amor de Dios siempre conmigo</a>” que en la actualidad se ha convertido en un grupo de “Afiliados de Vox”. Es en este tipo de páginas donde la polarización enciende la viralización, al apelar a formas de desinformación más próximas a la tribalización y a las cámaras de eco.</p></li>
<li><p>Los canales de difusión de Whatsapp de los partidos políticos <a href="https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2019-04-25/whatsapp-pp-psoe-podemos-facebook-28a-propaganda-electoral_1962206/?_ga=2.70577751.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">fueron cerrados</a> por la plataforma durante la última semana de campaña por no cumplir sus normas de uso (envío masivo de mensajes, utilización de aplicaciones no permitidas, etc.). El hecho de que los partidos políticos no tuvieran acceso a estos canales limitó la distribución de mensajes segmentados por regiones y perfiles.</p></li>
<li><p>La publicidad segmentada de los partidos políticos no puede –sirviéndose en la excusa de la campaña– apelar a las emociones y al voto útil a través de mensajes falsos. Ciudadanos publicó anuncios en Facebook apelando al voto útil en todas las provincias andaluzas con <a href="https://www.facebook.com/ads/library/?active_status=all&ad_type=political_and_issue_ads&country=ES&q=ciudadanos%20quitarle%20esca%C3%B1o%20decisivo">datos falsos de encuestas</a> y con mensajes como: “En la provincia de Almería, Ciudadanos está a 190 votos de quitarle un escaño decisivo a Podemos. Todos queremos sacar a Sánchez de La Moncloa, pero en Almería el voto a Ciudadanos es el más útil para lograrlo”.</p></li>
<li><p>Durante la campaña vimos cómo algunos medios <a href="https://elpais.com/especiales/2019/elecciones-generales/mentiras-debate-atresmedia/?_ga=2.192571373.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">tuvieron que rectificar</a> después de hacer <em>fact-checking</em> a declaraciones de candidatos. </p></li>
<li><p>En cualquier caso, el hecho de que –a diferencia de otras elecciones– los medios de comunicación no tuvieran un papel relevante a la hora de desvelar exclusivas sobre los partidos políticos o los candidatos hizo que el tono general de la campaña fuera mucho más tranquilo de lo que a priori se podría prever.</p></li>
</ol>
<h2>¿Qué esperamos el 26 de mayo?</h2>
<ol>
<li><p>Como en el caso de las elecciones mexicanas de 2018, y una <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44476959?_ga=2.27364219.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">falsa encuesta de The New York Times</a>, es probable que en esta ocasión puedan aparecer durante la última semana falsas encuestas procedentes de medios de otros países para movilizar a determinadas corrientes ideológicas o simplemente para aumentar el ruido informativo.</p></li>
<li><p>La tipología de rumores varía dependiendo del tipo de elección y de la evolución de la campaña. Normalmente los candidatos con más opciones de victoria suelen ser aquellos que más expuestos se ven a la desinformación y aquellos que generan menos rechazo o son considerados poco relevantes suelen pasar más inadvertidos.</p></li>
<li><p>Las <a href="https://www.europarl.europa.eu/news/en/headlines/priorities/eu-elections-2019">elecciones europeas</a> se inician el 23 de mayo en países como Holanda o Reino Unido aunque la mayoría de países –incluido España– voten el domingo 26 de mayo. El papel de los euroescépticos y los mensajes relacionados con la inmigración replicándose y adaptándose a los diferentes países pueden ser fundamentales para entender cómo están conectadas determinadas redes de desinformación.</p></li>
<li><p>Los rumores y bulos relacionados con las elecciones autonómicas y locales suelen tener narrativas diferentes y circular por plataformas como Whatsapp por servirse de variables como la cercanía, el conocimiento de los protagonistas implicados o la confianza en la persona que reenvía los mensajes. El objetivo es intentar hacer que este mensaje no solo sea recibido emocional y cognitivamente por la otra persona sino que ésta continúe con la cadena de viralización.</p></li>
<li><p>Es de esperar que proyectos colectivos como <a href="https://twitter.com/FactcheckEU?_ga=2.37397735.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">Factcheck Eu</a> –que integra a 19 medios europeos de 13 países diferentes para verificar el discurso público y político de las elecciones europeas de mayo de 2019– o <a href="https://twitter.com/ComprobadoEs?_ga=2.65228009.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">Comprobado</a> en España puedan establecer las bases para que los bulos no circulen de frontera en frontera sin ningún tipo de control.</p></li>
<li><p>Sería recomendable que Facebook tuviera un papel más estricto a la hora de respetar la jornada de reflexión del 25 de mayo y no permitiera que partidos y candidatos siguieran segmentando sus mensajes más allá de lo previsto por la ley. Queda por ver si Facebook hace algo para controlar la publicidad electoral proveniente de otros países que pueda intentar contaminar el debate público –en este sentido, el papel de Rusia parece que será más relevante en los países de su entorno–.</p></li>
<li><p>Como <a href="https://twitter.com/congosto/status/1111558489267228672?_ga=2.65228009.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">ya ocurrió en las elecciones</a> del 28 de abril, es posible que veamos cómo perfiles de Twitter cambian de nombre y se convierten en herramientas de propagación de algún partido político (se conoce con el nombre de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Astroturfing?_ga=2.32678777.634502702.1557982010-1683711438.1557982010"><em>astroturfing</em></a>). </p></li>
<li><p>Según la <a href="http://www.juntaelectoralcentral.es/cs/jec/loreg/contenido?_ga=2.195338475.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">Ley Orgánica 5/1985, de 19 de Junio</a>, del régimen electoral general son las distintas juntas electorales las que han de velar por la celebración normal de las distintas elecciones. El artículo 53, señala que “no puede difundirse propaganda electoral ni realizarse acto alguno de campaña electoral una vez que ésta haya legalmente terminado”. Queda por ver si, visto que en las elecciones del 28 de abril no se cumplió, tomará alguna medida o si su actuación se realizará demasiado tarde como para ser efectiva.</p></li>
<li><p>La <a href="https://www.eldiario.es/politica/resultados-comenzaran-conocerse-recuento-XXX_0_896961065.html?_ga=2.195338475.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">obligación de realizar el recuento de votos</a> de las elecciones europeas antes del recuento de municipales y autonómicas hará que no se conozcan los resultados definitivos hasta la madrugada. Si durante los días posteriores a las elecciones del 28 de abril, <a href="https://maldita.es/maldito-bulo/11-bulos-sobre-un-pucherazo-o-fraude-electoral-en-las-elecciones-del-28a-que-te-estan-intentando-colar/?_ga=2.32089977.634502702.1557982010-1683711438.1557982010">Maldita.es desmintió hasta 13 bulos</a> relacionados con supuestos fraudes electorales, es de esperar que en estas elecciones este tipo de mensajes se repita incluso antes del día de votación.</p></li>
<li><p>Se ha impuesto el mensaje de que las <em>fake news</em> generan polarización, pero también puede ocurrir que sea la polarización estratégica ideada desde la política la que esté potenciando el desarrollo de la desinformación. En estas elecciones podremos seguir comprobando, entre otras cosas, si los partidos políticos han desarrollado unidades especializadas de propaganda y desinformación digital. </p></li>
</ol>
<p>Lo que parece que no veremos es a los moderadores de los debates confrontar a los políticos con sus propios datos erróneos, falsos o inexactos. Un hecho que haría que los políticos participantes en los debates empezaran a respetar su compromiso con la confianza que han de depositar los votantes en ellos.</p>
<p>Mientras que no se establezcan soluciones coordinadas, la <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/diez-claves-para-combatir-la-desinformacion-en-la-campana-electoral/">solución a corto plazo</a> es que “en caso de duda, no compartas”. En caso de duda, pregunta, comprueba, verifica.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/desinformacion-en-campana-electoral/">fue originalmente publicado</a> en la <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/">Revista Telos</a>, de <a href="https://www.fundaciontelefonica.com/">Fundación Telefónica</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/117232/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Magallón Rosa no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>No veremos a los moderadores de los debates confrontar a los políticos con sus propios datos erróneos. Un hecho que haría que los que participan en los debates empezaran a respetar su compromiso con la confianza de los votantes.Raúl Magallón Rosa, Profesor del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual, Universidad Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1159962019-04-25T19:42:12Z2019-04-25T19:42:12ZDiez claves para combatir la desinformación en la campaña electoral<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/270954/original/file-20190425-121233-16t64fg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=181%2C174%2C4738%2C2009&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">En las últimas semanas, hemos escuchado hablar de desinformación y 'fake news' de manera repetida y con distintos objetivos.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/funny-looking-man-woman-having-troubled-1306101412">pathdoc / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La campaña electoral para las elecciones generales a la presidencia del Gobierno de España entra en su recta final. <a href="https://unfakingnews.com/">La ciudadanía debe mantenerse alerta</a> y tener muy en cuenta que durante periodos electorales todos podemos ser agentes dobles sin ni siquiera saberlo y que la desinformación puede producirse por cuestiones económicas, por tribalismo y refuerzo de nuestros prejuicios, para intentar cambiar la opinión de forma camuflada o, sencillamente, para dividir.</p>
<p>Hasta el día de votación, el domingo 28 de abril, oiremos hablar de desinformación y <a href="https://www.fundeu.es/recomendacion/noticia-falsa-falseada-fake-news/?_ga=2.268822066.25604490.1556184177-1411617107.1554306406"><em>fake news</em></a> de manera repetida y con distintos objetivos. En primer lugar, deberíamos hacer distinciones y preguntarnos:</p>
<ol>
<li><p><strong>¿En qué consiste la desinformación?</strong></p>
<p>Bajo el paraguas semántico del concepto desinformación encontramos la difusión de informaciones y contenidos falsos en redes sociales y plataformas, la recolección (a)legal de datos, la elaboración de microperfiles políticos, la utilización de plataformas y redes sociales para operaciones de influencia extranjera, la amplificación de discursos del odio o contenidos ofensivos a través de cuentas falsas o bots así como contenidos de <a href="https://www.fundeu.es/noticia/ciberanzuelo-la-alternativa-favorita-de-nuestros-seguidores-a-clickbait/?_ga=2.268822066.25604490.1556184177-1411617107.1554306406"><em>clickbait</em></a> que buscan optimizar el consumo de las redes sociales.</p></li>
<li><p><strong>¿Qué ocurre cuando utilizamos el término <em>fake news</em>?</strong></p>
<p>En primer lugar señalar que es mejor hablar de desinformación que de <em>fake news</em>. En la actualidad, el carácter ambiguo y vacío que ha adquirido el concepto de <em>fake news</em> está siendo utilizado por los actores políticos para deslegitimar las informaciones periodísticas que aparecen contra ellos. Donald Trump lo utilizó en Twitter al menos 210 veces en 2018. Sus ya célebres tuits a primera hora de la mañana tenían tres objetivos: marcar la agenda mediática de los programas de radio y televisión de primera hora, borrar mediáticamente las informaciones de los periódicos que pudieran no ser favorables para sus intereses y encender la polarización de la conversación en redes sociales.</p></li>
<li><p><strong>¿Por qué es importante que la ciudadanía esté bien informada en campaña electoral?</strong></p>
<p>Es posible que tras las próximas citas electorales vuelva a abrirse el debate sobre <a href="https://rm.coe.int/information-disorder-toward-an-interdisciplinary-framework-for-researc/168076277c?_ga=2.63229420.25604490.1556184177-1411617107.1554306406">cómo se debe legislar la desinformación durante las campañas</a> –como ya ocurre en países como Francia–. Una visión más restrictiva considera que se ha de desarrollar una legislación más específica para los procesos electorales que impida cualquier desestabilización –como ocurre con las encuestas electorales–.</p>
<p>Una visión más holística –y casi filosófica–, entiende que la desinformación hace referencia a fenómenos diversos y muchas veces contradictorios y que, precisamente, durante el periodo electoral la protección de la libertad de (des)información y expresión deben estar más garantizada si cabe.</p>
<p>En cualquier caso, un escenario en el que un porcentaje de indecisos tan elevado que decidirán su voto en la última semana hace que la creación de una esfera pública de calidad durante estos días pueda no llevarnos a un periodo posterior sin fecha de caducidad de ruido y desmentidos como ha ocurrido con el <a href="https://www.fundeu.es/recomendacion/grexit-brexit-bremain/?_ga=2.93678046.25604490.1556184177-1411617107.1554306406">brexit</a>.</p>
<p>Aquí puede aparecer el papel del estado como garante del proceso de elección democrática, aumentando los refuerzos de defensa, coordinación y alfabetización digital durante las campañas electorales.</p></li>
<li><p><strong>¿Qué papel jugarán los debates electorales en esta campaña electoral?</strong></p>
<p>Podemos distinguir dos momentos concretos que aceleran la verificación de hechos y discursos: los debates electorales y la jornada electoral.</p>
<p>A la hora de hacer su cobertura, los medios de comunicación suelen seguir una estructura similar que podemos resumir en: información sobre antecedentes, características y particularidades del debate, análisis de columnistas con una crónica/análisis del debate e información en directo sobre el desarrollo del debate.</p>
<p>Nuestro estudio sobre las elecciones andaluzas de 2018 señala que durante los días de debate electoral la actividad en Twitter se duplicó respecto al resto de días de campaña y éstos se convierten, junto a la jornada de votación, en días clave desde el punto de vista de la intensidad informativa.</p></li>
<li><p><strong>¿Qué papel jugará Facebook en la campaña electoral?</strong></p>
<p>Tradicionalmente, se ha dicho que las campañas electorales sirven para persuadir a los votantes. Sin embargo, lo que hemos visto últimamente en elecciones en otros países es que puede ser muy eficaz para disuadir a posibles votantes e indecisos de ir a votar.</p>
<p>La publicidad en Facebook es muy barata y, debido a la segmentación, invisible para aquellos perfiles no deseados. Desde 2 euros al día se pueden poner anuncios personalizados respondiendo a criterios como el sexo, la edad, la ubicación o los intereses. El acercamiento de baja intensidad a la realidad –cada vez más compleja– hace que los contenidos que compartamos y más se difundan en redes sociales como Facebook o Twitter y plataformas de mensajería como Whatsapp, puedan ser los más sensacionalistas, los más virales, los que desactivan nuestro cortafuegos más racional o simplemente puede provocar que descartemos los más negativas.</p></li>
<li><p><strong>¿Qué papel jugará Whatsapp durante la campaña?</strong></p>
<p>Desde un punto de vista electoral, parece claro que el campo de juego de la desinformación en las próximas elecciones estará principalmente en WhatsApp. Tal y como <a href="https://www.nytimes.com/2018/10/17/opinion/brazil-election-fake-news-whatsapp.html?_ga=2.63229420.25604490.1556184177-1411617107.1554306406">analizaron</a> Cristina Tardáguila, Fabrício Benevenuto y Pablo Ortellado en las elecciones brasileñas de 2018, hasta el 44 por ciento de los votantes en Brasil usó WhatsApp para leer información política y electoral. Los autores encontraron en su análisis que “el 56 por ciento de las imágenes más compartidas en los grupos de Whatsapp analizados –abiertos y de carácter político– eran engañosas. Solo el 8 por ciento de las 50 imágenes más compartidas se consideraron totalmente veraces”.</p></li>
<li><p><strong>¿Habrá jornada de reflexión?</strong></p>
<p>En diciembre de 2015, la investigadora <a href="https://twitter.com/congosto?_ga=2.93678046.25604490.1556184177-1411617107.1554306406">Mariluz Congosto</a> ya advertía en <a href="https://www.bez.es/688084381/Las-jornadas-de-reflexion-en-Twitter.html?_ga=2.93678046.25604490.1556184177-1411617107.1554306406">bez.es</a> de que “los procesos electorales, como la jornada de reflexión, pueden ser difíciles de controlar en las redes porque siempre tienen actividad”. Es decir, la legislación actual hace que la propaganda y la circulación de contenidos por parte de los partidos políticos tengan que buscar otras fórmulas de acción.</p>
<p>En este sentido, es más que posible que durante la jornada de reflexión circulen memes, falsos contenidos y vídeos a través de plataformas como Whatsapp diseñados estratégicamente. Como también lo es que los partidos políticos utilicen fundaciones, asociaciones u organizaciones de distintos tipo para anunciar mensajes políticos en Facebook o Instragram con el objetivo de intentar convencer o disuadir a los indecisos en función de sus intereses.</p></li>
<li><p><strong>¿Qué tipo de bulos políticos veremos?</strong></p>
<p>Normalmente, entre las formas de desinformación en campaña electoral relacionadas con los candidatos destacan: invención de declaraciones falsas –escritas, audios o vídeos–, invención de relaciones de los candidatos o inventarse medidas políticas a aplicar si vence un determinado candidato.</p>
<p>También son frecuentes los bulos y las formas de desinformación relacionados con los partidos: sobre propuestas como el gasto en políticas públicas, beneficiados y perjudicados de medidas futuras pactadas, alianzas secretas, etc.</p>
<p>En países como México, <a href="https://revistadecomunicacion.com/article/view/1034?_ga=2.63229420.25604490.1556184177-1411617107.1554306406">hemos visto</a> cómo a medida que se aproximaba la fecha de elección la intensidad y el tipo de rumores que circularon y se compartieron variaron. Destacan los relacionados con la información sobre el desarrollo de la campaña electoral: difusión de encuestas falsas, estrategias de desinformación digital como cadenas de <a href="https://www.fundeu.es/recomendacion/wasap-y-wasapear-grafias-validas/?_ga=2.165062012.25604490.1556184177-1411617107.1554306406">wasaps</a>, <em>clickbait</em>, <em>fake news</em>, bots, etc.</p></li>
<li><p><strong>¿Cómo podemos combatir la desinformación durante estos días de manera práctica?</strong></p>
<p>La forma más sencilla de romper con las cadenas de desinformación es que nos apuntemos el número de <a href="https://maldita.es/">Maldita</a> (655198538) y de <a href="https://newtral.es/">Newtral</a> (682589664) en nuestra agenda y les reenviemos capturas de imagen o enlaces a supuestas informaciones que nos generen dudas. La creación de una comunidad por parte de los <em>fact-checkers</em> está haciendo que a nuestros grupos de WhatsApp no sólo nos estén llegando los bulos sino que también –y cada vez con mayor frecuencia– nos lleguen los desmentidos a esos bulos que han verificado los <em>fact-checkers</em>.</p>
<p>Una vez nos haya llegado la respuesta por parte de los <em>fact-checkers</em> deberíamos hacer dos cosas: reenviar el desmentido a la persona que nos ha enviado el bulo y compartir el número de teléfono de Maldita y Newtral para que también ellos empiecen a formar parte de la comunidad de desmentidos.</p></li>
<li><p><strong>¿Qué podemos esperar de la alianza de verificación <a href="https://crosscheckhq.com/project/comprobado/?lang=es&_ga=2.68461010.25604490.1556184177-1411617107.1554306406">Comprobado</a>?</strong></p>
<p>Esta iniciativa ya ha tenido experiencias previas en países como Francia, EE UU, Brasil o Nigeria. <a href="https://twitter.com/ComprobadoEs">Comprobado</a> vio la luz el pasado jueves 11 de abril. Es una alianza de medios como RTVE, EFE, Europa Press, Servimedia, El Confidencial, eldiario.es, Público, Politibot, Diario de Noticias, Datadista, El Faradio, AFP, Ara, La Marea, Newtral y Maldita.es que se han unido para verificar el discurso público y político. Están coordinados por <a href="https://twitter.com/firstdraftnews">@firstdraftnews</a> y <a href="https://twitter.com/maldita_es">@maldita_es</a>.</p></li>
</ol>
<p>La elección de lo que verifican se realiza por dos criterios:</p>
<ul>
<li><p>De acuerdo a su impacto. A partir de la monitorización de redes sociales y de los avisos por parte de la ciudadanía a la plataforma a través de redes sociales.</p></li>
<li><p>De acuerdo a su peligrosidad. El principio de responsabilidad hace que la alianza priorice la verificación de desinformación que incite al odio hacia algún colectivo, que ponga en peligro la salud social, etc.</p></li>
</ul>
<p>Para ir concluyendo, debemos señalar que se ha impuesto el mensaje de que las <em>fake news</em> generan polarización, pero también puede ocurrir que sea la polarización estratégica ideada desde la política la que esté potenciando el desarrollo de la desinformación. En estas elecciones veremos, entre otras cosas, si los partidos políticos han desarrollado unidades especializadas de propaganda y desinformación digital.</p>
<p>Como señala <a href="https://twitter.com/Montesjulio">Julio Montes</a>, cofundador de <a href="https://maldita.es/">Maldita.es</a>, “en caso de duda, no comparta”. En caso de duda, pregunte, compruebe, verifique.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/diez-claves-para-combatir-la-desinformacion-en-la-campana-electoral/">fue originalmente publicado</a> en la <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/">Revista Telos</a>, de <a href="https://www.fundaciontelefonica.com/">Fundación Telefónica</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/115996/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Magallón Rosa no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La ciudadanía debe mantenerse alerta y tener muy en cuenta que durante periodo electoral todos podemos ser agentes dobles sin ni siquiera saberlo.Raúl Magallón Rosa, Profesor del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual, Universidad Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.