Un reciente informe revela que, aunque nos preocupa el medio ambiente, nos fijamos más en otras características del vehículo. Hay quien sigue sin tener muy claro por qué las emisiones de CO₂ son un problema.
Los coches de hidrógeno son la gran apuesta para la automoción barata y limpia. ¿Cómo funcionan? ¿Podemos comprarlos en este momento? ¿Qué autonomía tienen? ¿Cómo es posible el repostaje de hidrógeno? ¿Son seguros?
Los coches autónomos capaces de intercambiar información con otros vehículos permitirán mejorar la seguridad vial, la eficiencia del tráfico y reducir emisiones.
El sector de la automoción satisface la demanda de movilidad y contribuye al crecimiento económico y al empleo, pero la contaminación que producen los vehículos y los neumáticos pone en entredicho el actual modelo de transporte.
Aunque se aumentase lo suficiente la autonomía de los vehículos, el número de electrolineras y la velocidad de la carga, aún habría otro problema: las sobrecargas de la red eléctrica.
El aumento de las energías renovables requiere materias primas críticas como el coltán, algunas tierras raras y el litio, cuya extracción debe hacerse garantizando la preservación de la naturaleza, y no en países sin controles ambientales.
Los taxis verticales asoman ya en nuestro futuro próximo como ‘solución tecnológica’ para la sostenibilidad de la vida urbana, pero ¿son realmente una solución?
Escena de la película Regreso al futuro.
Amblin Entertainment
Se están desarrollando nanotecnologías de autorreparación y materiales para reducir la degradación que provoca la carga y descarga. En el futuro tendremos baterías más duraderas.
Cada vez surgen más empleos verdes con la vista puesta en la sostenibilidad. El fin es bueno: se busca el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medioambiente y bienestar social, pero implican nuevos y emergentes riesgos laborales para los trabajadores.
Aunque no emiten gases durante su uso, la huella de carbono del ciclo de vida de los coches eléctricos sigue siendo elevada debido a la fabricación de las baterías y su elevado peso.
Los vehículos eléctricos, los biocombustibles y los combustibles sintéticos de baja o nula huella de carbono y el hidrógeno tienen una menor huella de carbono que los combustibles tradicionales.
Los coche eléctricos, la iluminación LED y la generación fotovoltaica suponen un gran avance, pero si no se toman las precauciones necesarias, pueden tener impactos negativos en la red.
Distintas empresas están ya instalando estaciones de recarga en las carreteras. Pueden llegar a proporcionar a los vehículos entre 200 y 250 km de autonomía en menos de un cuarto de hora.
Sustituir los coches de combustión por eléctricos puede no suponer la reducción de emisiones esperada si no efectuamos otros cambios, como disminuir el número de vehículos particulares.
Los desplazamientos activos contribuyen a atajar la crisis climática más que los vehículos eléctricos, incluso si se cambia el coche por la bicicleta para un solo viaje al día.
La nueva norma prevé un cambio de los vehículos de combustión por eléctricos. Pero si la cantidad de coches es la misma (o mayor), supondrán un enorme gasto de energía y recursos.
Aspecto de una lateral de la Plaza de España de Madrid en septiembre de 2020.
Shutterstock / Fotoadicta
La pandemia y el confinamiento nos han hecho replantearnos el funcionamiento de nuestras ciudades. Más allá de las necesarias transformaciones estructurales, aún existen obstáculos que impiden poner en marcha las reformas que parecían más fácilmente realizables.
La inversión en energía renovable y la promoción de vehículos eléctricos no son suficientes para limitar el calentamiento global. Necesitamos un cambio socioeconómico que no podemos demorar más.
Profesor del Departamento de Ingeniería Química Industrial y del Medio Ambiente. Miembro del Grupo de Tecnologías Ambientales y Recursos Industriales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Catedrática de Historia e Instituciones Económicas, (UPNA). Directora del Institute for Advanced Research in Business and Economics (INARBE), Universidad Pública de Navarra
Profesora del Departamento de Construcción y Tecnología Arquitectónicas de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)