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danza – The Conversation
2023-09-05T15:50:53Z
tag:theconversation.com,2011:article/204386
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¿Por qué bailamos? Neuroclaves de un impulso irresistible
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/546369/original/file-20230905-19-7ldjye.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C3000%2C1989&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-energetic-friends-dancing-night-club-267308225">Pressmaster / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cuatro de la tarde en un café cualquiera hace algunos días. Diversos perfiles de solitarios <em>freelancers</em> y trabajadores en remoto intentan concentrarse en sus tareas frente a la pantalla de sus portátiles. Luchan contra su instinto de caer rendidos a esta hora de la siesta. Mientras, quienes siguen de vacaciones disfrutan de sus cafés con hielo y su larga sobremesa. El calor aprieta fuera con sus últimos coletazos, pese a que “la vuelta al cole” ya se respira en el ambiente. </p>
<p>De pronto, los distintivos y galopantes acordes de <a href="https://www.youtube.com/watch?v=0CFuCYNx-1g"><em>Superstition</em>, de Stevie Wonder</a>, comienzan a invadir la estancia. De manera totalmente involuntaria, todas y todos los presentes comienzan a marcar el ritmo con los pies o con el bolígrafo que sostienen en la mano. Sus cabezas marcan el compás y algunos –menos acomplejados– incluso se balancean rítmicamente en sus sillas. </p>
<h2>Bebés con mucho ritmo</h2>
<p>No pueden controlarlo; hay canciones y ritmos que nos invitan irremediablemente a movernos. Los humanos (salvo en ciertas condiciones clínicas) tenemos ese instinto que nos hace ponernos a bailar con determinada música, aunque sea luchando con el pudor que este mismo hecho nos genera.</p>
<p>Pero ¿por qué? ¿Qué pasa en nuestro cerebro en esos momentos? “Instintivo” es, probablemente, el mejor término que nos viene a la cabeza para definir la experiencia. Y es que parece que nuestro sistema esté perfectamente engranado para permitir y promover este movimiento irrefrenable. El hecho de que <a href="https://journals.plos.org/plosone/article/file?id=10.1371/journal.pone.0097680&type=printable">los bebés ya sean capaces de sincronizar sus movimientos a un ritmo externo a los tres meses de vida</a> parece indicar cómo de innata es esta capacidad. </p>
<h2>Arrastrados por el <em>groove</em></h2>
<p>Efectivamente, tanto cuando vemos a otras personas bailar como cuando nos exponemos a ciertos tipos de música, se desencadena en nuestro cerebro una respuesta que nos incita a ponernos en movimiento. Investigadores del <a href="https://musicinthebrain.au.dk/"><em>Center for Music in the Brain</em> (Universidad de Aarhus, Dinamarca)</a> han propuesto recientemente un interesante marco teórico para ella. Concretamente, sugieren que procesamos primero la información sonora y ponemos atención a sus diferentes características (activando, fundamentalmente, la corteza auditiva). Aquí, el ritmo y la percepción del pulso son piezas clave en relación con el baile. </p>
<p>Ciertos estilos musicales y determinadas canciones poseen unas características sonoras que desencadenan una respuesta agradable (a través de la activación del sistema de recompensa, como las cortezas orbitofrontal y cingulada) que nos empuja a bailar. En concreto, nos hace activar regiones de preparación de movimientos, como la corteza premotora y el área suplementaria motora. Esta sensación es lo que se conoce como <a href="https://www.birmingham.ac.uk/research/lcahm/projects/psychology-cognitive-philosophy-groove.aspx"><em>groove</em></a>.</p>
<p>Si al sentir este <em>groove</em> decidimos dejarnos llevar, pondremos en marcha todo el sistema de control motor, incluyendo aquellas regiones que han automatizado o aprendido movimientos o coreografías en el pasado, como el cerebelo o los ganglios basales, un conjunto de núcleos en la base interna del cerebro con multitud de funciones cruciales para el aprendizaje o el procesamiento emocional. <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0149763423001665">Los científicos concluyen también</a> que todo este sistema en cadena se ve retroalimentado por el propio baile, lo cual propicia que sigamos sintiendo placer por el hecho de bailar y queramos continuar haciéndolo. </p>
<h2>Y… ¿sirve para algo?</h2>
<p>Pero, como pasa con la música, hay una segunda pregunta que los investigadores de campos como la neurociencia, la psicología o la antropología se plantean. ¿Por qué hemos mantenido un comportamiento que, a primera vista, no parece suponer ninguna ventaja evolutiva? ¿Cómo es que hemos refinado este sistema cerebral para una actividad que podría parecer simplemente recreativa?</p>
<p>Se ha dicho que el arte, en sus diferentes formas de expresión –incluyendo el baile–, <a href="https://nyaspubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/nyas.13420">provee a los individuos con herramientas</a> para mejorar su éxito, encontrar una pareja sexual, incrementar su experiencia afectiva o incrementar la cohesión y la comunicación social.</p>
<p>De hecho, algunos autores apoyaban la teoría de que la danza habría evolucionado conjuntamente con la música como una forma de <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnhum.2016.00064/full">protolenguaje</a>, y que su sentido evolutivo radicaba en sus <a href="https://www.nyu.edu/about/news-publications/news/2021/october/why-do-humans-dance--new-research-fellowship-explores-the-evolut.html#:%7E:text=And%20what%20can%20dance%20teach,also%20learn%20to%20move%20rhythmically.">funciones comunicativas</a>. </p>
<p>Sin embargo, estudios y revisiones recientes van más allá y han llegado a la conclusión de que puede que <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnhum.2016.00485/full">el baile y la percepción rítmica evolucionaran por separado a la música y el lenguaje</a>. Esta teoría se basa, entre otras nociones, en las <a href="https://nyaspubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/nyas.13420">múltiples funciones biológicas, sociales y psicológicas</a> sobre las que la danza reporta importantes beneficios para los humanos. </p>
<p>En concreto, hay evidencias de que bailar cumple importantes funciones cognitivas y comportamentales y que nos ayudaría de las siguientes maneras:</p>
<ul>
<li><p>A nivel atencional, <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1057/9780230379213_4">permitiéndonos entrar en un estado de atención focalizada denominado <em>flow</em></a>, ya sea durante el baile o durante la observación de otros individuos bailando.</p></li>
<li><p>Mejorando el procesamiento de experiencias emocionales básicas y <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnhum.2015.00404/full">ayudando en la regulación de nuestro estado de ánimo</a>, como ha sido <a href="https://www.science.org/doi/pdf/10.1126/science.1231059">descrito para la música</a>.</p></li>
<li><p>Promoviendo <a href="https://www.researchgate.net/publication/247515592_Exploring_Common_Ground_Comparing_the_Imagery_of_Dancers_and_Aesthetic_Sport_Performers">procesos imaginativos</a>, tanto en los bailarines como en la audiencia. </p></li>
<li><p>Mejorando la comunicación interpersonal, ya que puede <a href="http://aum.dartmouth.edu/%7Elarry/music1052008/readings/Mithen_etal_response06.pdf">añadir contenido y ayudar en la comunicación no verbal</a>.</p></li>
<li><p>Ayudando en procesos de <a href="https://www.tandfonline.com/doi/epdf/10.1080/00224491003599744?needAccess=true&role=button">selección sexual, expresión de sexualidad y construcción de intimidad</a> entre los individuos. </p></li>
<li><p>Mejorando la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4650190/pdf/rsbl20150767.pdf">cohesión social</a> y la confianza, lo que podría haber ayudado a formar los primeros grandes grupos sociales. </p></li>
</ul>
<p>Es importante destacar, en cualquier caso, que éste es un campo aún poco explorado desde un punto de vista científico y sistemático. Futuros estudios nos ayudarán a seguir entendiendo las funciones y efectos del baile en nuestro cerebro y su sentido evolutivo.</p>
<h2>Una conducta ancestral</h2>
<p>Para concluir, el baile ha acompañado a las sociedades humanas al menos <a href="https://www.researchgate.net/publication/273474028_Dance_and_the_brain_A_review">desde hace 1,8 millones de años</a>, aunque es difícil datar su origen de manera exacta debido a su naturaleza inmaterial. </p>
<p>Actualmente, las convenciones sociales nos hacen ser un poco pudorosos o pensar que es un arte limitado a los profesionales o una herramienta de cortejo moderno. Sin embargo, las evidencias científicas apuntan a que es una conducta <em>innata</em> o natural que puede ayudarnos a comunicarnos con nuestros semejantes, a regular nuestro estado de ánimo, a mejorar nuestra condición física o a expresar nuestra sexualidad. </p>
<p>Así que ahora podemos sentirnos acompañadas y acompañados por todas estas reflexiones y conocimientos la siguiente vez que suene <a href="https://www.youtube.com/watch?v=n3qQtSRmHxo"><em>Don’t stop ‘til you get enough</em> de Michael Jackson</a> y se nos vayan los pies solos hacia la pista de baile.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204386/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lucía Vaquero Zamora recibe fondos de la European Research Executive Agency (REA) a través de su beca conseguida dentro del programa de financiación Marie Sklodowska-Curie Actions (otorgada para la realización del proyecto "Social Media Artistic tRaining in Teenagers (SMART)", Grant Agreement ID: 101063319).</span></em></p>
¿A quién no se le han movido los pies al ritmo de cierta música? El impulso de bailar está firmemente programado en nuestro cerebro y podría ayudarnos a socializar, a regular el estado de ánimo, a expresar nuestra sexualidad…
Lucía Vaquero Zamora, Investigadora Postdoctoral en Neurociencia Cognitiva, Universidad Complutense de Madrid
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2023-03-27T17:16:42Z
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El misticismo de las danzas aztecas
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/513172/original/file-20230302-27-nzngtk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C10%2C1416%2C932&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Danza azteca, fotografiada el 14 de septiembre de 2006.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/carlbcampbell/884582856/in/album-72157600977186012/">Carl Campbell / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Tanto en Latinoamérica como en España, el 12 de octubre se conmemora el <a href="https://aulavirtualbicentenario.cl/2020/10/20/12-de-octubre-encuentro-de-dos-mundos/"><em>encuentro entre dos mundos</em></a>. Justo ese mismo día en Guadalajara, México, se realiza la <a href="https://ich.unesco.org/es/RL/la-romera-de-zapopan-ciclo-ritual-de-la-llevada-de-la-virgen-01400">Romería de la Virgen de Zapopan</a>. </p>
<p>Aunque no surge como un homenaje al encuentro intercontinental, su esencia es un ejemplo claro de ese hecho. Se trata de una expresión sincrética entre el mundo precolombino y europeo, una mezcla de danzas indígenas y devoción católica. Cada tipo de danza surge de una tradición distinta y de una región diferente del país. En este artículo nos vamos a centrar en las danzas aztecas. </p>
<p>Los trajes de sus bailarines son muy llamativos y sobresalen entre las vestimentas de los demás grupos. Además, el sonido de los tambores se puede escuchar a una distancia considerable, lo que capta la atención de los asistentes a la romería. </p>
<p>Igualmente, los aztecas están vinculados al imaginario indígena que se ha incorporado al cine y los libros de historia relativos al encuentro, como decíamos, entre las culturas europea y precolombina.</p>
<h2>Principios de los grupos aztecas</h2>
<p>En los grupos aztecas, la organización al interior de cada uno es independiente. Sin embargo, existen ciertos principios o códigos comunes entre ellos. Estos son:</p>
<ul>
<li><p><strong>Unión.</strong> Implica que los miembros deben estar unidos tanto dentro como fuera del grupo. Debido a que existen fiestas religiosas en distintos santuarios o localidades durante todo el año, las agrupaciones que tienen su sede en esos lugares suelen invitar a otros grupos o miembros de ellos a participar en su fiesta. Todos se consideran una misma familia de danzantes.</p></li>
<li><p><strong>Conformidad.</strong> Se refiere a estar de acuerdo con la disciplina y las reglas que ha impuesto el grupo, así como acceder a respetar estas normas, a los integrantes del mismo y a los invitados que estén participando en actividades específicas.</p></li>
<li><p><strong>Conquista.</strong> Consiste en ir a apoyar a otros grupos cuando ellos invitan a participar de una celebración. Así se crea un compromiso de acudir el día en el que el grupo o miembro externo que respondió a su llamado los invite a su vez a participar en un evento o festividad.</p></li>
<li><p><strong>Disciplina.</strong> No solo de trata de cumplir con las normas dentro y fuera del grupo, sino también de portar el traje de danza con el respeto a todo lo que él representa, convirtiéndose en una forma de vida.</p></li>
<li><p><strong>Danza.</strong> Cuando se danza, no importan el clima ni el cansancio. Se debe continuar bailando mientras dure el <em>compromiso</em> (todas las partes que integran la danza). </p></li>
</ul>
<h2>Una tradición que se mantiene viva</h2>
<p>En la Romería de la Virgen de Zapopan, el recorrido tiene poco más de nueve kilómetros. La corrida oficial la integran el vehículo de la Virgen, su guardia de honor y una escolta de 35 000 danzantes. Estos incluyen grupos aztecas, mexicas, sonajeros, lanceros, apaches, de conquista, concheros, matlachines y tastuanes. </p>
<p>El <em>huehuetl</em> –tambor hecho con el tronco hueco de un árbol– de las danzas de los grupos aztecas provoca un sonido rítmico que invita al oyente al movimiento. Dado que no se trata de un baile por placer, sino una ofrenda a la Virgen, es necesario vincular el plano terrenal con el espiritual. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/512242/original/file-20230224-2346-b4cons.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/512242/original/file-20230224-2346-b4cons.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/512242/original/file-20230224-2346-b4cons.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/512242/original/file-20230224-2346-b4cons.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/512242/original/file-20230224-2346-b4cons.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/512242/original/file-20230224-2346-b4cons.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/512242/original/file-20230224-2346-b4cons.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/512242/original/file-20230224-2346-b4cons.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La cruz hecha con pañuelos y los <em>sahumerios</em>.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Rogelio Martínez Cárdenas</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Esta conexión se logra mediante dos elementos: el <a href="https://dle.rae.es/sahumerio?m=form"><em>sahumerio</em></a> –que ahuma diferentes resinas aromáticas vegetales– y el <em>atecocolli</em> –un instrumento también conocido como trompeta de caracol–. </p>
<p>Primero se “planta” un corazón en la tierra, que simboliza el centro del universo, y que se erige con pañuelos en forma de cruz. Después se encienden los sahumerios y, cuando suena el atecocolli, se da paso a la danza. Las sahumadoras y los danzantes que tocan el caracol se encargan de abrir el portal hacia lo divino.</p>
<p>Entonces se “<a href="https://youtu.be/rsibzJ3kjyc">solicita permiso a los seis puntos</a>”, que tienen diferentes significados. Oriente –<em>Tlahuiztlampa</em>–, el sitio de la luz y el despertar, es donde vive el dios <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Quetzalc%C3%B3atl">Quetzalcóatl</a>. Poniente –<em>Cihuatlampa</em>– es un lugar de cambio donde habitan las mujeres guerreras que han muerto en parto. En el sur –<em>Huitztlampa</em>– reside la voluntad, mientras que el norte –<em>Mictlampa</em>– es el lugar de los ancestros y el reposo. Finalmente, el cielo o universo –<em>Ilhuicatl</em>– es el dador de la vida y <em>Tonantzin Tlalli</em> es la madre Tierra. </p>
<p>Si es por la mañana, la danza se comienza por el oriente. Si es por la tarde, por poniente. </p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/rsibzJ3kjyc?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Permiso a los seis puntos.</span></figcaption>
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<p>Una vez abierto el portal entre lo terrenal y lo divino, se inician las danzas que se ofrecen a la Virgen como una “oración en movimiento”, ya sea en las afueras del templo o dentro de él. Esta oración puede tener una duración de una a dos horas. Dependiendo de las normas de cada grupo, existe o no un descanso en ese lapso. En los casos más estrictos, los danzantes no deben tomar agua o alimento –aun cuando el clima lo exija– como parte de su ofrecimiento. Algunos llegan a danzar descalzos por el mismo motivo.</p>
<p>Al concluir la oración en movimiento se lleva a cabo un último rito, el de agradecimiento. Es similar a la petición de permiso, pero esta vez se realiza con la intención de sellar el portal abierto y dar gracias por haber podido danzar. También, dado que se está ante una divinidad religiosa, se exclama “Él es Dios”.</p>
<p>Se retira el estandarte que identifica al grupo y se da paso a la entrega de “palabras”. El capitán o responsable da las gracias a los bailarines y les hace saber si existe algo importante que deban conocer. Los integrantes también pueden tomar la palabra para agradecer el baile realizado.</p>
<h2>Epílogo</h2>
<p>La danza azteca es una representación del cosmos, por eso se danza en círculos concéntricos que representan a los planetas girando alrededor del sol. Es una <a href="https://es.unesco.org/courier/2019-2/ciudades-y-patrimonio-vivo#:%7E:text=Es%20la%20expresi%C3%B3n%20viva%20de,y%20fortalece%20a%20las%20comunidades.">expresión viva</a> de la cultura precolombina que, con motivo de la cristianización y europeización de la población, fue desapareciendo poco a poco. Aun cuando casi todos los que hoy integran estos grupos no son descendientes directos de miembros de tribus originarias, se sienten orgullosos de un pasado indígena. </p>
<p>El portar un traje autóctono representa un alto valor para ellos, ya que los hace parte de una estirpe de guerreros que hoy viven en una dualidad: el mundo espiritual indígena y la religión católica.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/513171/original/file-20230302-18-399hx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=37%2C1%2C1041%2C716&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/513171/original/file-20230302-18-399hx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=37%2C1%2C1041%2C716&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/513171/original/file-20230302-18-399hx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/513171/original/file-20230302-18-399hx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/513171/original/file-20230302-18-399hx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/513171/original/file-20230302-18-399hx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/513171/original/file-20230302-18-399hx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/513171/original/file-20230302-18-399hx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Danzantes de la Romería de la Virgen de Zapopan con sus trajes.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Rogelio Martínez Cárdenas</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure><img src="https://counter.theconversation.com/content/200590/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rogelio Martínez Cárdenas no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
La danza azteca es algo más que un baile, es una ofrenda, una comunicación entre la Tierra y los espíritus.
Rogelio Martínez Cárdenas, Profesor Invetigador del Departamento de Estudios Organizacionales, especialista en turismo religioso y turismo accesibe, Universidad de Guadalajara
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tag:theconversation.com,2011:article/193113
2022-11-29T12:38:00Z
2022-11-29T12:38:00Z
Bailarinas de puntillas: ¿es malo para sus pies?
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/497942/original/file-20221129-22-4rvz7x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5343%2C3570&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/ballerinas-feet-dancing-on-ballet-shoes-682201669">Shutterstock / markara</a></span></figcaption></figure><p><em>Assemblé</em>, <em>retiré</em>, <em>ballonné pas</em>, <em>sissonne</em>, <em>battement dégagé</em>, <em>brisé</em>, <em>échappé</em> sobre las puntas… Son los nombres de algunos de los pasos y saltos que ejecutan las bailarinas y los bailarines de ballet durante sus coreografías. En ellas pasan mucho tiempo con los talones elevados del suelo (<a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1886658106700032"><em>relevé</em></a>), a veces incluso apoyando todo su peso en la punta de los dedos.</p>
<p>Se entiende, por tanto, que los bailarines sean un grupo de población <a href="https://europepmc.org/article/med/6152608">especialmente sensible a las lesiones de los pies y tobillos</a>. Casi tanto como los deportistas profesionales y atletas de élite. A las elevadas exigencias físicas, la sobrecarga dinámica, las posiciones y los movimientos extremos se le suma que la danza se practica normalmente con los pies descalzos o con un calzado que no ayuda a la absorción de los impactos.</p>
<h2>Flamenco: juanetes, hipermovilidad y dedos en garra</h2>
<p>No solo el ballet somete a presión a los pies. Cada disciplina de baile tiene sus particularidades, y eso hace que también haya lesiones más recuentes. </p>
<p>El flamenco, por ejemplo, implica grandes exigencias biomecánicas, <a href="https://japmaonline.org/view/journals/apms/112/1/20-078.xml">comparables a las de un deporte de alto rendimiento</a>. Los movimientos técnicos del zapateado, los saltos y los giros aumentan <a href="https://japmaonline.org/view/journals/apms/112/1/20-078.xml">la prevalencia de lesiones y trastornos patológicos del pie</a>. De hecho, se ha calculado que hasta el 75 % de los bailarines de flamenco presentan <a href="https://go.gale.com/ps/i.do?id=GALE%7CA463513838&sid=googleScholar&v=2.1&it=r&linkaccess=abs&issn=1089313X&p=AONE&sw=w&userGroupName=anon%7E1134dde9"><em>hallux valgus</em> (etiqueta médica con la que se conoce a los “juanetes”), hipermovilidad del pie o dedos en garra</a>. </p>
<p>Todas esas alteraciones causan dolor a los bailarines, reducen su capacidad de movimiento, afectan a su calidad de vida y provocan una alteración estética negativa que, finalmente, les obliga a <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4004226/">usar calzado especial (calzado ortopédico o extra ancho)</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/497945/original/file-20221129-22-x6e4iz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/497945/original/file-20221129-22-x6e4iz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/497945/original/file-20221129-22-x6e4iz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/497945/original/file-20221129-22-x6e4iz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/497945/original/file-20221129-22-x6e4iz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/497945/original/file-20221129-22-x6e4iz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/497945/original/file-20221129-22-x6e4iz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/497945/original/file-20221129-22-x6e4iz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/closeup-typical-shoes-traditional-spanish-flamenco-1142157050">Shutterstock / Q77photo</a></span>
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<h2>El problema de la hipermovilidad</h2>
<p>La hipermovilidad es común a muchas disciplinas de baile. Se denomina así a la movilidad aumentada de las articulaciones fruto de mantenerlas en posiciones extremas, y tiene graves consecuencias a largo plazo para los bailarines. Sufrir esta alteración en los pies hace que el apoyo de estos en el suelo se modifique y que <a href="http://dspace.yalova.edu.tr/xmlui/handle/1/250">la distribución del peso del cuerpo por la planta no sea adecuada</a>. </p>
<p>De hecho, aunque no solemos ser conscientes, el buen apoyo del pie en el suelo desempeña un papel importantísimo para mantener el equilibrio del cuerpo. Además, también favorece la amortiguación de impactos, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25995591/">protegiendo así el sistema nervioso, la columna vertebral y los órganos internos de lesiones</a>.</p>
<p>A todos estos fenómenos hay que añadirle, en el caso del ballet, el agravante de la posición de puntillas. Estar de puntillas aumenta la carga de peso sobre la punta de los pies, cuando el área natural que está destinada a ese uso es la planta completa del pie.</p>
<p>Esta posición explica por qué tanto el desarrollo de juanetes como las alteraciones en el equilibrio entre bailarines de ballet aparecen <a href="https://japmaonline.org/view/journals/apms/112/4/21-030.xml">prematuramente en comparación con otras disciplinas</a>. Aunque no existe un tipo de pie ideal para las bailarinas clásicas, se ha descrito que <a href="https://japmaonline.org/view/journals/apms/97/5/0970385.xml">la mayor longitud del segundo dedo es un factor de riesgo que favorece el desarrollo de lesiones</a>. </p>
<p>A estos problemas se le suman los numerosos giros que <a href="https://ro.ecu.edu.au/theses/2101/">ejecutan los bailarines de ballet</a>. Un giro técnicamente correcto se consigue principalmente a través del trabajo de las caderas. Sin embargo, bailarines inexpertos, con alteraciones posturales o que ensayan a pesar del dolor o la fatiga, pueden empeorar su técnicas y <a href="https://www.ingentaconnect.com/content/jmrp/jdms/2021/00000025/00000001/art00008">forzar los tobillos</a>.</p>
<p>Estos gestos se repiten innumerablemente a lo largo de la práctica del ballet durante <a href="https://dergipark.org.tr/en/pub/ijhar/issue/64850/931902">la práctica intensiva que caracteriza esta disciplina</a>. Es decir, además de unas características de movimiento que favorecen las lesiones, el sobreuso y sobreexposición, este factor de riesgo hace que los bailarines con cada sesión de ensayo “compren más papeletas” para que les toque este poco deseado sorteo. Se han reportado cálculos de <a href="https://meridian.allenpress.com/jat/article/55/9/967/442552/Injury-Illness-and-Training-Load-in-a-Professional">incidencia</a> de entre 1 y 5 lesiones <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1440244013001783?via%3Dihub">por cada 1 000 horas de entrenamiento y ensayo de baile</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/497947/original/file-20221129-18-mvzru9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/497947/original/file-20221129-18-mvzru9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/497947/original/file-20221129-18-mvzru9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/497947/original/file-20221129-18-mvzru9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/497947/original/file-20221129-18-mvzru9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/497947/original/file-20221129-18-mvzru9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/497947/original/file-20221129-18-mvzru9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/497947/original/file-20221129-18-mvzru9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/feet-ballerina-pointe-shoes-ballet-dancer-1513716068">Shutterstock / Yulia Ivleva</a></span>
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<h2>La recuperación, mejor sin prisas</h2>
<p>Por fortuna, estas lesiones suelen ser disfunciones de pequeña gravedad que, con tratamientos no invasivos, pueden ser resueltas por podólogos y fisioterapeutas. La dificultad en la recuperación de los bailarines suele residir más bien en su ansia por retomar la danza. </p>
<p>Es en este punto donde se están volcando más esfuerzos de investigación. Es decir, los sanitarios especializados en el tratamiento de bailarines necesitan descubrir cómo ayudar a un bailarín de ballet lesionado a retomar la plena participación. Todo ello <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34730117/">evitando al mismo tiempo que pueda tener una nueva lesión o cronificar problemas musculoesqueléticos</a>. Al ser tanto un deporte como un arte escénico, el ballet es altamente físico, técnicamente exigente y <a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/16/5/765">tiene unos requisitos de rehabilitación únicos</a>. </p>
<p>Una investigación reciente ha definido como signos indicativos de que un bailarín puede <a href="https://www.cureus.com/articles/106831-ballet-rehabilitation-a-novel-return-to-sport-protocol#references">volver a ensayar</a> en condiciones de seguridad que el dolor haya desaparecido, que la capacidad cardio-vascular no haya empeorado por el reposo, y que la fuerza muscular (especialmente de las piernas) sea la adecuada.</p>
<p>Estas tres condiciones deberían ser innegociables antes de la vuelta a la rutina. Además, también debería controlarse que, durante el tiempo de reposo, el bailarín no haya modificado su estilo de vida (hábitos de sueño y alimentación, fundamentalmente). </p>
<p>Aunque la especialidad en baile no es un área de la medicina específica, sí se puede concluir que el tratamiento y recuperación completa de estos pacientes tiene unas particularidades diferentes a las de otros profesionales y deportistas y, por supuesto, a las de la población en general.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/193113/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raquel Leirós Rodríguez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
Los bailarines son un grupo de población especialmente sensible a las lesiones de los pies y tobillos, tanto si bailan flamenco como si andan de puntillas danzando ballet.
Raquel Leirós Rodríguez, Profesora Ayudante Doctor en Fisioterapia, Universidad de León
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tag:theconversation.com,2011:article/186749
2022-07-19T06:58:45Z
2022-07-19T06:58:45Z
Festivales de música: claves científicas de una efervescencia colectiva
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/474622/original/file-20220718-69569-u0tl0j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C494%2C4336%2C2383&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/cheering-crowd-front-bright-stage-lights-114929215">Shutterstock / dwphotos</a></span></figcaption></figure><p>Unas luces brillantes nos barren de abajo arriba, imitando una especie de telón lumínico que nos indica que debemos empezar a prestar atención a lo que ocurre en el escenario. Puede que este sea el quinto concierto del día, pero en cuanto los amplificadores escupen el primer acorde de la guitarra, nos vemos arrastrados por un mar de alaridos y rítmico temblor que invade desde el suelo que pisamos a la boca de nuestros estómagos. </p>
<p>Esto empieza. Notamos cómo nuestro cuerpo comienza a mecerse, moviéndose irremediablemente al compás de los acordes.</p>
<p>Entre la multitud, algunos son más tímidos y otros agitan cada parte de su cuerpo, como en éxtasis. Pero una cosa comparten: todos los allí presentes se mueven siguiendo el ritmo de la música. Sale la cantante y un grito surge de nuestra garganta. Sin embargo, parece nacer de manera conjunta de las otras 60, 150 o 1 000 voces que nos rodean. Un grito que, aunque pueda estar desafinado, se siente en plena armonía. </p>
<p>Esta sensación de transcendencia, de unión con todas las personas presentes en estos eventos, la describió el sociólogo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89mile_Durkheim">Émile Durkheim (1858-1917)</a> como “efervescencia colectiva”. Y cualquiera que haya estado en un concierto multitudinario recuerda haberla sentido.</p>
<h2>Otra forma de experimentar la música</h2>
<p>Según observaciones de investigadores de la Universidad McMaster, en Canadá, nuestra forma de percibir y experimentar la música cambia cuando la escuchamos en directo y de forma colectiva. Laurel Trainor y su equipo midieron el movimiento de 33 participantes <a href="https://youtu.be/OdCCX59Do80">durante un concierto</a>, exponiéndoles a piezas musicales con diferente <em>groove</em>, término anglosajón que se refiere al nivel con el que una pieza musical nos hace querer movernos. </p>
<p>Así, estos investigadores observaron que las emociones provocadas por la música y los estímulos visuales del entorno influyen en cómo percibimos la música. Además, también cambia <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8107509">cuánto nos movemos a su ritmo y hasta qué punto nos sincronizamos con la gente que nos rodea</a>. </p>
<p>Se ha visto que piezas con un <em>groove</em> alto no sólo nos hacen sincronizarnos mejor con el <em>tempo</em> de la canción que escuchamos, sino que también aumentan la coordinación de nuestros movimientos con el resto de asistentes a un concierto. Este fenómeno, además, se repite <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/desc.13249">en diferentes etapas del desarrollo humano</a>. </p>
<p>De hecho, se ha sugerido que la percepción del <em>tempo</em> musical podría ser realmente la estimación que hacemos de cuánto esfuerzo nos supondría movernos <a href="https://d31kydh6n6r5j5.cloudfront.net/uploads/sites/721/2021/08/IK2017_Lecture1.pdf">al ritmo percibido</a>. Así lo ha descrito <a href="https://www.carleton.edu/people/jlondon/downloads-and-media/">Justin London</a>, profesor de Música, Ciencia Cognitiva y Humanidades en Carleton College (EE UU). </p>
<h2>Vuelta a nuestras raíces</h2>
<p>Todo esto concuerda con las ideas expuestas en los últimos años por investigadores del campo de neurociencia y música que apuntan a que el <em>groove</em> y la percepción del ritmo no tienen sentido desligados de las raíces evolutivas de la música. Es decir, esos elementos deberían entenderse mejor en actos sociales participativos en los que la música aparece intrínsecamente ligada a la danza. </p>
<p>Esta, originalmente, consistiría en movimientos corporales que estaban sincronizados tanto con el patrón rítmico de la música como con el resto de individuos presentes en dichos acontecimientos. </p>
<p>Siguiendo la premisa de que el ritmo musical sólo se comprende verdaderamente mediante movimientos corporales en contextos sociales, la situación que experimentamos en festivales de música podría no sólo influir nuestra percepción musical, sino también <em>devolvernos</em> a las funciones primigenias de la música. </p>
<p>En otras palabras, la música en estos eventos pasaría a ser un elemento facilitador que nos invita a movernos a su compás y a interactuar con nuestros semejantes. Tecumseh Fitch, biólogo evolutivo y científico cognitivo estadounidense afiliado a la Universidad de Viena, lo explica <a href="https://www.youtube.com/watch?v=QJMhMupOEXM">a partir del minuto 49:37 de esta charla</a>. </p>
<p>Por otro lado, nuestras preferencias musicales, la familiaridad con las canciones que escuchamos y la manera de bailar de otros asistentes a un concierto influyen tanto en la sincronización grupal como en el tipo de lazos e interacciones sociales creadas en esos eventos. Así lo sugieren, por ejemplo, <a href="https://vimeo.com/151575838">un estudio</a> del laboratorio de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5072606/">Daniel Margulies</a>, perteneciente a las universidades de París y Oxford, y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7308378/">otro del grupo de Peter Vuust</a>, del Center for Music in the Brain, en la Universidad de Aarhus (Dinamarca). </p>
<p>Es importante remarcar que, en el contexto de un festival de música, asumimos que todos los asistentes comparten el mismo gusto musical. Esto hace que la base de nuestra experiencia sea un clima de pertenencia a un mismo grupo. Por tanto, el nivel de conexión con la gente que nos rodea es más alto que en condiciones normales.</p>
<h2>Más abiertos y generosos</h2>
<p>Algo a tener en cuenta es que, en un festival, estas situaciones de facilitación social se mantienen y prolongan en el tiempo, lo cual hace más potente su efecto. Molly Crockett y su equipo en la Universidad de Yale (EE UU) <a href="https://www.studyfinds.org/music-festivals-more-generous/">describieron recientemente</a> que, además, los asistentes a estos eventos muestran mayor facilidad para conectar con otros individuos. Incluso se detecta cierta predisposición a estar más abiertos a nuevas experiencias y a ser más generosos.</p>
<p>Como conclusión, las evidencias científicas aquí resumidas apuntan a que los festivales podrían verse como ritos modernos donde la música vuelve a ocupar su papel original. En este rol, la música está ligada íntimamente a la danza y al movimiento. A expresar el <em>groove</em> y seguir el ritmo. Y esto se realiza a través de la acción conjunta y sincronizada con otros individuos de nuestra especie, con los que nos invita a interactuar y a estrechar lazos. </p>
<p>Visto así, ¿a quién no le apetece ir de festival este verano?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186749/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lucía Vaquero Zamora recibe fondos de la Consejería de Educación, Universidades, Ciencia y Portavocía de la Comunidad de Madrid, que co-financia su contrato en la Universidad Complutense de Madrid a través de las Ayudas del Programa de Atracción de Talento Investigador a la Comunidad Autónoma de Madrid (Modalidad 2). </span></em></p>
La experiencia colectiva en los festivales nos acerca a los orígenes evolutivos de la música, cuando se vivía en actos sociales intrínsecamente unidos a la danza.
Lucía Vaquero Zamora, Investigadora Postdoctoral en Neurociencia Cognitiva, Universidad Complutense de Madrid
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tag:theconversation.com,2011:article/159941
2021-04-28T20:35:30Z
2021-04-28T20:35:30Z
El poder de la danza
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/397654/original/file-20210428-23-1nks38d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C382%2C4482%2C2529&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/ballerina-like-predatory-bird-1016205766">Shutterstock / Ievgen Repiashenko</a></span></figcaption></figure><p>En 1982, la UNESCO declaró el 29 de Abril como el “<a href="https://www.international-dance-day.org/es/index.html">Día Internacional de la Danza</a>” en honor al famoso bailarín y coreógrafo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Georges_Noverre">Jean-Georges Noverre</a>. El objetivo era visibilizar la danza como categoría artística, y su valor e importancia para las personas, para la sociedad y para el crecimiento económico. </p>
<p>La celebración de este día en un contexto de pandemia internacional en el que no sólo la danza, sino la cultura en general ha sido uno de <a href="https://www.eldia.es/cultura/2020/04/01/danza-circo-artes-calle-reclaman-22428468.html">los sectores más olvidados por los gobiernos y las políticas públicas</a> resulta esencial.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397638/original/file-20210428-17-1ex643d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397638/original/file-20210428-17-1ex643d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=801&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397638/original/file-20210428-17-1ex643d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=801&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397638/original/file-20210428-17-1ex643d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=801&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397638/original/file-20210428-17-1ex643d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1006&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397638/original/file-20210428-17-1ex643d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1006&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397638/original/file-20210428-17-1ex643d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1006&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Unsplash / David Hofmann.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El papel de la danza durante la pandemia</h2>
<p>Con la declaración del Estado de alarma en marzo de 2020, el sector de la danza se encontró ante un escenario complejo. Por un lado, la parte más profesional del sector se encontró con un panorama de suspensión de todo su panel de actuaciones y contratos, sin una respuesta clara a qué hacer con los espectáculos programados que quedaron en suspenso.</p>
<p>Aparte de la <a href="https://www.rtve.es/noticias/20210426/sector-danza-pandemia-flamenco-tik-tok/2087705.shtml">suspensión de espectáculos y sus implicaciones económicas y profesionales</a>, el sector se encontró ante la imposibilidad de reunirse y mantener los ensayos, necesarios para el mantenimiento de los bailarines y para poder retomar la actividad cuando las circunstancias lo permitieran. </p>
<p>Según un informe realizado por la <a href="http://www.artemad.com/wp-content/uploads/2020/04/2020.04.02-Informe-econ%C3%B3mico-COVID-19-FAETEDA.pdf">Federación Estatal de Asociaciones y empresas de Teatro y Danza (FAETEDA)</a>, durante los tres primeros meses de confinamiento se suspendieron en España 4 091 funciones artísticas. Esto supuso una pérdida de 17 696 677,25 €. La pandemia supuso además una incertidumbre total. A día de hoy, el sector sigue sin retomar la normalidad, condicionado por la evolución de la covid-19. </p>
<h2>Creatividad a prueba</h2>
<p>Ante esta nueva situación, el sector de la danza tuvo que poner a prueba su creatividad y su capacidad de innovación, empleando también las <a href="https://www.aa.com.tr/es/cultura/el-baile-en-tiempos-de-coronavirus-c%C3%B3mo-volvimos-a-bailar-en-la-cueva/1970851">nuevas tecnologías</a>, algo que hasta ese momento no era habitual. A pesar de la falta de experiencia en este terreno, se hizo imprescindible en la búsqueda de alternativas a las limitaciones impuestas por el <a href="https://dancemotion.es/danza-y-coronavirus-impacto-durante-el-confinamiento-y-expectativas-futuras/">confinamiento en los espacios privados</a> y el <a href="https://www.tendenciashoy.com/escenarios/danza/la-danza-y-su-creacion-en-tiempos-de-covid.html">distanciamiento social</a>. </p>
<p>Desde un punto de vista más <em>amateur</em>, las academias de danza, escuelas de baile y asociaciones tuvieron que enfrentarse, además de a la dificultad del mantenimiento de la actividad, a los retos de adaptarse a los recursos de su alumnado, y la despersonalización de las clases, factor clave para su éxito profesional.</p>
<p>Pese a todas estas dificultades, la danza, al igual que<a href="https://theconversation.com/la-musica-amansa-el-confinamiento-13536"> otras disciplinas artísticas</a>,
se convirtió <a href="https://www.elcomercio.com/tendencias/danza-arte-ejercicio-confinamiento-coronavirus.html">en aliada</a> para muchas personas para <a href="https://www.rtve.es/noticias/20200403/ritmo-no-pare-baile-como-terapia-para-sobrellevar-confinamiento/2011333.shtml">combatir el estrés durante el confinamiento</a>, para mantener la actividad física, y para “socializar” virtualmente. No en vano, la aplicación TikTok, que consiste en realizar pequeñas coreografías, <a href="https://diarioti.com/tiktok-se-convierte-en-la-aplicacion-mas-instalada-de-la-pandemia/111793">ha sido la más descargada durante la pandemia</a>.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397655/original/file-20210428-15-14vjjvj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397655/original/file-20210428-15-14vjjvj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397655/original/file-20210428-15-14vjjvj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397655/original/file-20210428-15-14vjjvj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397655/original/file-20210428-15-14vjjvj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=423&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397655/original/file-20210428-15-14vjjvj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=423&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397655/original/file-20210428-15-14vjjvj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=423&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Coreografía sobre la tesis Los procesos de verdad, justicia y reparación a las víctimas de desaparición forzada en el conflicto del Sahara Occidental.</span>
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<h2>Los otros usos de la danza</h2>
<p>Además de todas estas contribuciones personales (terapéutica, catalizador emocional…), la danza puede contribuir a la sociedad en su conjunto a través de su uso para fines sociales, y como instrumento de divulgación y sensibilización en distintos sectores y áreas.</p>
<p>Desde el punto de vista académico, existen algunos centros especializados en analizar las contribuciones que la danza puede realizar a distintas disciplinas. Las contribuciones más obvias vienen de la mano de las ciencias de la salud, <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2019.01806/full?fbclid=IwAR3e1l9-tcwicp28I5HSL9E9RbH_1OxvMlflyqIJoGlNNJbsyPEQfCQxCDA">y el papel que puede desempeñar la danza para el bienestar físico</a>. </p>
<p>En el campo de las humanidades, la danza aporta desde un punto de vista más <a href="https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=QAMkDwAAQBAJ&oi=fnd&pg=PR1&dq=history+of+dance,+arts&ots=_0Z1dYJ3pg&sig=CAG0q1eTNUuRXExUIgSilAzNZ9g#v=onepage&q=history%20of%20dance%2C%20arts&f=false">histórico</a> y <a href="http://www.ntnu.no/ojs/index.php/ps/article/download/3663/3440">artístico</a>. Existen además <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/dance-research-journal">revistas</a> y <a href="https://dancestudiesassociation.org/">asociaciones académicas</a> en torno a la danza, y en <a href="https://www.tandfonline.com/toc/ujod20/current?gclid=CjwKCAjwj6SEBhAOEiwAvFRuKFiulBRknovVtcaNykXIPAc0xvL4Zk1UDdYNYOmEkpADUzSg50_j2xoCh54QAvD_BwE">torno a su enseñanza</a>. </p>
<h2>Divulgación a través del movimiento</h2>
<p>Pero además existen <a href="https://direct.mit.edu/leon/article/50/5/461/46315/Dance-Becoming-Knowledge-Designing-a-Digital-Body">pioneros</a> que han empezado a explorar la contribución de la danza como metodología y como herramienta de divulgación científica. Tanto es así que la revista <a href="https://www.sciencemag.org/">Science</a> cuenta desde hace ya 13 años con un concurso titulado <a href="https://www.sciencemag.org/projects/dance-your-phd/official-rules">“Dance your Phd”</a> que anima a científicos de distintas disciplinas a traducir sus tesis doctorales en coreografías de danza. </p>
<p>Pese a que puede parecer complejo entender la relación entre temas tan dispares como la <a href="https://youtu.be/Kdrh82RVl3M">física</a>, la <a href="https://youtu.be/6B7wjTrMaEY">química</a> o <a href="https://www.youtube.com/watch?v=6e19dw9TWuQ">las desapariciones forzadas en el conflicto del Sahara Occidental</a>, el incremento de coreografías participantes en el certamen cada año ilustra el potencial de la danza como herramienta de divulgación científica. </p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/Kdrh82RVl3M?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption"><em>Molecular Clusters</em>, coreografía ganadora del concurso <em>Dance Your PhD 2020/2021</em>.</span></figcaption>
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<h2>Promoción de los Derechos Humanos</h2>
<p>De entre todos los sectores en los que la danza ha ido adquiriendo relevancia como herramienta de difusión y concienciación, la justicia social y los derechos humanos suponen un ejemplo destacado. La danza puede ser un un vehículo para conectar a las personas con otras que sufren y sienten. </p>
<p>La danza puede utilizar el movimiento para retratar las desigualdades y es un poderoso instrumento para revelar diferentes formas de abuso e injusticia. Así, existen ya <a href="https://www.jacobspillow.org/events/dance-social-justice/">eventos</a>, <a href="https://www.dw.com/en/berlin-dance-festival-explores-human-rights/a-5972709">festivales</a>, <a href="https://dancestudiesassociation.org/conferences/dancing-resilience">colaboraciones</a> entre activistas y coreógrafos, y <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/dance-research-journal/article/abs/dance-human-rights-and-social-justice-dignity-in-motion-edited-by-naomi-jackson-and-toni-shapirophim-2008-lantham-md-scarecrow-press-xxxv-362-pp-photographs-index-about-the-editors-and-contributors-7150-paper/1A453E01AA20538350ABE4D9007FB097">publicaciones de referencia</a>, que ponen de manifiesto el poder de la danza para la movilización social.</p>
<p>Esta conexión entre danza y derechos humanos no es nueva. Como señala <a href="https://www.jstor.org/stable/26357875?seq=1">Eric Mullis</a>, existe una tradición de artistas de la danza que han desarrollado trabajos sobre cuestiones urgentes de justicia social y, más específicamente, el abuso de los derechos humanos. </p>
<p>Entre otras, este autor destaca: <a href="https://muse.jhu.edu/article/523990/pdf"><em>Strange American Funeral</em> de Anna Sokolow</a> (1935), <em>Strange Fruit</em> de Pearl Primus (1945), <em>Southland</em> de Katherine Dunham (1951), <em>Masekela Langage</em> de Alvin Ailey (1969), <em>Womb Wars</em> de Jawole Willa Jo Zollar (1992), <a href="https://vimeo.com/37104554"><em>Human Writes</em> de William Forsythe </a>(2005), y <em>Black Milk</em> (2006) de Douglas Wright como ejemplos de coreografías reconocidas que han abordado cuestiones de marginalización y grupos vulnerables. </p>
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<iframe src="https://player.vimeo.com/video/37104554" width="500" height="281" frameborder="0" webkitallowfullscreen="" mozallowfullscreen="" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Coreografía Human Writes, de William Forsythe.</span></figcaption>
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<p>Recientemente, se han incorporado a esta lista trabajos como los realizados por <a href="https://www.dancemagazine.com/dance-environment-2588230046.html?rebelltitem=3">Davalois Fearon sobre la escasez de agua</a>, o los trabajos de <a href="https://www.laguiago.com/eventos/woman-on-background-de-melania-olcina/">Melania Olcina sobre la igualdad de género</a>, evidenciando que el uso de la danza para la denuncia y el activismo social es una realidad y una herramienta en auge.</p>
<p>Este año, el mensaje institucional del Día Internacional de la Danza, a cargo de <a href="http://friedemannvogel.com/">Friedmann Vogel</a>, del Stuttgart Ballet, ha recogido los retos del sector en el contexto pandémico. Pero en su mensaje, el bailarín principal pone el énfasis en la relación entre la danza y la emoción. </p>
<p>Esperamos que pronto los telones vuelvan a abrirse y podamos volver a disfrutar de los espectáculos. Al mismo tiempo, esperamos que la danza se consolide como una poderosa herramienta de concienciación y movilización, ya que al fin y al cabo, <a href="https://www.international-dance-day.org/es/pdfs/IDD2021_Spanish1_Message_FriedemannVOGEL.pdf">como afirma Friedmann Vogel</a>, “todo comienza con un movimiento –un instinto que todos tenemos–, el movimiento de la danza busca comunicar”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159941/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María López Belloso recibe fondos de la CE a través de su participación en el proyecto H2020 Gearing Roles</span></em></p>
Con el movimiento podemos decir mucho más de lo que pensamos. Desde denunciar injusticias a divulgar conocimiento. En el Día Internacional de la Danza, recordamos el papel que puede jugar este arte en la sociedad.
María López Belloso, Investigadora asociada del proyecto GEARING ROLES (H2020), Universidad de Deusto
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tag:theconversation.com,2011:article/153043
2021-02-16T18:58:06Z
2021-02-16T18:58:06Z
Lo que tienen en común el ballet y matemáticas
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/379507/original/file-20210119-22-iv5swb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1397%2C802&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Escena de _Romeo and Juliette_ (Les Ballets de Monte Carlo, 1996).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.balletsdemontecarlo.com/en/repertoire-maillot-rom%C3%A9o-et-juliette">Les Ballets de Monte Carlo / ©Alice Blangero</a></span></figcaption></figure><p>La verdad es que no tenemos muy clara la relación entre el tocino y la velocidad, pero sabemos unas cuantas cosas sobre la estrecha relación entre las matemáticas y la danza.</p>
<p>En una primera aproximación, podríamos decir que tanto las matemáticas como la danza clásica son muy autoexigentes. Para despuntar en estas disciplinas hay que tener mucha paciencia y una gran capacidad de sacrificio. O, si no, pregunten a un matemático o a un bailarín cuántas horas de su vida dedican a estas dos grandes pasiones. Permítaseme llamarlas pasiones, porque una tiene que idolatrarlas para contrarrestar los padecimientos que conllevan.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/378415/original/file-20210112-23-12tbiv5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/378415/original/file-20210112-23-12tbiv5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/378415/original/file-20210112-23-12tbiv5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/378415/original/file-20210112-23-12tbiv5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/378415/original/file-20210112-23-12tbiv5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/378415/original/file-20210112-23-12tbiv5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/378415/original/file-20210112-23-12tbiv5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Sophie Germain.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Por ejemplo, cuando <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sophie_Germain">Sophie Germain</a> (matemática francesa del s. XIX) intentó ingresar en la Escuela Politécnica de París, aún no se admitían mujeres en los estudios. </p>
<p>Sophie logró inscribirse usando un nombre falso de hombre, Antoine August Le Blanc, y estudiaba a espaldas de su familia, a la luz de las velas. Sophie logró ganar el Premio Extraordinario de la Academia de las Ciencias de París, pero tuvo que intentarlo tres veces hasta que se reconoció su prestigio en un mundo académico dominado por hombres. Nunca fue a recoger este premio, demostrando así su descontento.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/378416/original/file-20210112-17-1ctqlx8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/378416/original/file-20210112-17-1ctqlx8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=865&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/378416/original/file-20210112-17-1ctqlx8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=865&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/378416/original/file-20210112-17-1ctqlx8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=865&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/378416/original/file-20210112-17-1ctqlx8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1087&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/378416/original/file-20210112-17-1ctqlx8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1087&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/378416/original/file-20210112-17-1ctqlx8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1087&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Sílfide.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Coetánea de Sophie Germain, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Marie_Taglioni">Marie Taglioni</a> fue la primera bailarina clásica en subirse a unas zapatillas de punta con el estreno de “La Sílfide”, coreografiada por su padre, Filippo Taglioni.</p>
<p>Las zapatillas de punta son tan bellas y sufridas como un corsé victoriano, y los pies acaban deformándose de manera antinatural. </p>
<h2>Activación cerebral</h2>
<p>Además de la paciencia y el empeño que hay que poner en el ballet y las matemáticas, para ambas prácticas el cerebro necesita una mayor activación que en su estado de relax. La gente se extraña de que nos cansemos de hacer matemáticas aunque estemos sentados, pero hay un trasfondo que va más allá de lo físico. Actualmente, se cree que las tareas complejas del procesamiento matemático se deben a la interacción simultánea de varios lóbulos del cerebro.</p>
<p>En el ballet, además de haber un consumo de energía física por razones obvias, se necesita una gran capacidad de concentración para memorizar y realizar constantes ejercicios de aritmética.</p>
<h2>La belleza de las formas estructuradas</h2>
<p>Desde otro punto de vista, tanto en el ballet como en las matemáticas subyace la belleza de las formas estructuradas, lo que nos permite hacer una lectura del baile identificando matemáticamente los elementos que aparecen en esta disciplina artística. </p>
<p>A priori, el ballet y las matemáticas tienen tanto en común como el tocino y la velocidad. Sin embargo, existe una gran riqueza geométrica encaminada a la perfección en las proporciones y formas sobre el escenario.</p>
<p>Por ejemplo, algunas figuras del ballet encuentran su excelencia en su inscripción en polígonos. El movimiento entre estas posiciones se ejecuta siguiendo relaciones de simetría, que generan una sensación de armonía y orden.</p>
<p>Las imágenes recogidas son parte de un video experimental que utiliza la técnica del rotoscopio, una técnica tradicional utilizada para crear animación (1905, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Max_Fleischer">Max Fleischer</a>). </p>
<p>En “Ballet rotoscope”, el movimiento de la bailarina se recrea a partir de puntos en el aire y figuras geométricas mediante algoritmos de computación. En el vídeo, la animación abstracta converge en los movimientos reales de la bailarina, inscribiendo sus pasos en figuras geométricas.</p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/yzJk6ww3LD0?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Ballet Rotoscope.</span></figcaption>
</figure>
<h2>Sistemas dinámicos</h2>
<p>El movimiento del bailarín puede entenderse como un sistema dinámico si estudiamos la evolución temporal de sus posiciones. Esta evolución se describe mediante ecuaciones diferenciales. En particular, se modeliza el cuerpo girando como un sólido rígido con un eje de simetría similar al de una peonza. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sofia_Koval%C3%A9vskaya">Sofía Kovalevkaya</a> fue la primera en estudiar estas ecuaciones diferenciales en el siglo XIX.</p>
<p>¿Acaso no se identifica una pirueta con el giro de una peonza? </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/378426/original/file-20210112-13-1wu1srw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/378426/original/file-20210112-13-1wu1srw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=207&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/378426/original/file-20210112-13-1wu1srw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=207&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/378426/original/file-20210112-13-1wu1srw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=207&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/378426/original/file-20210112-13-1wu1srw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=260&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/378426/original/file-20210112-13-1wu1srw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=260&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/378426/original/file-20210112-13-1wu1srw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=260&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Pirueta en fouetté.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los regímenes estáticos, los equilibrios que aparecen en la concatenación de pasos de un bailarín, el preludio de piruetas múltiples, o los correspondientes a ciertos silencios musicales, también pueden identificarse mediante ecuaciones diferenciales.</p>
<h2>Simetría en eje vertical</h2>
<p>En cuanto a la simetría del ballet, la teoría de grupos matemática tiene mucho que explicar: muchas de las posiciones del ballet son “quirales”, lo que quiere decir que muchas posiciones tienen simetría de reflexión con respecto a un eje vertical, es decir, que se pueden realizar tanto a la izquierda como a la derecha. </p>
<p>Para rematar, la concepción del espacio donde se baila es fundamental para poder llevar a cabo estos “ejercicios matemáticos”. Desde un punto de vista clásico, el escenario se presenta plano, con tres ejes bien diferenciados que proporcionan el largo, el ancho y el alto del movimiento circunscrito. </p>
<p>La comprensión tradicional del espacio nos haría verlo como un espacio euclídeo, en el que el movimiento se traza en rectas, y los desplazamientos se realizan por medio de traslaciones y giros. Sin embargo, las danzas más contemporáneas experimentan con nuevas escenografías con espacios curvos en los que, además, el cuerpo se contorsiona hasta posiciones más arriesgadas. </p>
<p>¿Qué tienen en común las matemáticas y el ballet? A estas alturas creo que es indiscutible la estrecha relación que existe entre estas dos disciplinas. </p>
<p>¿Y qué tienen en común el tocino y la velocidad? Después de mucho indagar, parece ser que también existe una correlación: los ejes de los carros y carretas solían engrasarse con tocino para facilitar su marcha, y, a falta de aceite, les valió el tocino.</p>
<p>Sea cual sea la relación, lo cierto es que muchas veces es posible explicar lógicamente el nexo entre dos actividades tan distintas como a priori son el ballet y las matemáticas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153043/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Cristina Sardon no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
Además de la entrega y sacrificio que ambas disciplinas requieren, en el ballet intervienen cuestiones matemáticas como la geometría, las proporciones o la simetría.
Cristina Sardon, Postdoc Juan de la Cierva en Geometría, Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT-CSIC)
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tag:theconversation.com,2011:article/131401
2020-02-17T21:31:13Z
2020-02-17T21:31:13Z
De la depresión al párkinson: el poder sanador de la danza
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/314435/original/file-20200210-109901-wysb97.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3775%2C2394&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Históricamente, el cuerpo y el movimiento han sido ampliamente ignorados en la psicoterapia. Pero los tiempos están cambiando y las terapias somáticas y de danza están ganando credibilidad científica.</span> <span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“No hay nada más revelador que un cuerpo en movimiento. Baila para mí durante un minuto y te diré quién eres”. </p>
<p><strong>Mijaíl Barishnikov</strong></p>
</blockquote>
<p>¿Por qué dejamos de bailar cuando crecemos? ¿Por qué nos desconectamos y nos volvemos ajenos a nuestro propio cuerpo? Me sorprende que la <a href="https://www.goodtherapy.org/learn-about-therapy/types/dance-movement-therapy">Danza Movimiento Terapia (DMT)</a> no tenga una presencia mucho más generalizada en los campos de la psicología y la psicoterapia.</p>
<p>Durante dos décadas concentré mi atención como investigadora en neurobiología conductual y en psiquiatría casi exclusivamente en el cerebro y en la salud mental, lo que me hizo ignorar el resto del cuerpo.</p>
<p>Recibí mi formación a finales de los noventa, <a href="https://www.dx.doi.org/10.1126/science.284.5415.739">la década del cerebro</a>, y la complejidad de este órgano me fascinó de tal modo que me hizo olvidar por completo que es parte de un conjunto mayor; que está íntimamente conectado y en interacción recíproca con el resto del cuerpo.</p>
<p>Resulta interesante que, en mi vida privada, mi cuerpo siempre ha tenido un papel central. Y es que, siempre que he tenido que lidiar con cualquier problema de salud mental, lo he hecho a través de largos paseos, de la danza y del yoga.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/mhoEjbvIEw8?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Una introducción a la Danza Movimiento Terapia de la American Dance Therapy Association.</span></figcaption>
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<p>Esto explica en buena medida que en los últimos años, como profesora de psicología de la Bishop’s University, haya incorporado el trabajo con el cuerpo tanto a mis clases como a mis investigaciones. Por este mismo motivo me he apuntado a <a href="https://grandsballets.com/en/national-centre-for-dance-therapy/training">un programa de entrenamiento de DMT en Canadá</a> este verano.</p>
<h2>Comprender el cuerpo en movimiento</h2>
<p>La DMT es mucho más que simplemente bailar. Esta terapia se vale de la danza y el movimiento para impulsar la percepción, la integración y el bienestar. También sirve para reducir los síntomas indeseados en diversos tipos de poblaciones clínicas.</p>
<p>Al contrario que las terapias al uso basadas en la conversación, la DMT trabaja sobre el conjunto del cuerpo para enfocar al cliente a un nivel creativo, no verbal; el cuerpo en movimiento es tanto el medio como el mensaje. La DMT concibe el cuerpo en movimiento como el núcleo de la experiencia humana, y del mismo modo considera que cuerpo y mente están unidos en interacción recíproca y constante.</p>
<p>Al igual que las terapias psicológicas más tradicionales, la DMT se puede aplicar de muchas formas. Puede incluir conversación, diversas músicas o incluso ningún tipo de música; se puede hacer en grupo, de forma individual o por parejas. Y en cuanto a los terapeutas, a veces bailan con sus clientes y otras veces se limitan a observar.</p>
<p>Una sesión de terapia en grupo puede incluir un calentamiento y una serie de calas que nos indiquen en qué situación estamos en términos emocionales, mentales y físicos. A continuación puede desarrollarse un determinado tema que, o bien surja de manera espontánea, o bien haya sido preparado por el propio terapeuta (por ejemplo, la gestión de sentimientos dolorosos). La sesión acaba con un aterrizaje (en el que tenemos que hacer volver al presente nuestros cuerpos y mentes) y finalmente con una clausura (por ejemplo, un gesto, un sonido o una palabra).</p>
<p>Todo esto se realiza con nuestros cuerpos en movimiento o reposo, y a ello se le pueden añadir intercambios verbales, anotaciones en un diario u otros elementos.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/304324/original/file-20191128-178062-1ybg9a9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/304324/original/file-20191128-178062-1ybg9a9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/304324/original/file-20191128-178062-1ybg9a9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/304324/original/file-20191128-178062-1ybg9a9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/304324/original/file-20191128-178062-1ybg9a9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/304324/original/file-20191128-178062-1ybg9a9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/304324/original/file-20191128-178062-1ybg9a9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Explorar nuevos movimientos puede ayudar a que tengamos una visión más amplia de las posibilidades a nuestro alcance a la hora de afrontar una determinada situación.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(Shutterstock)</span></span>
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<p>La DMT lleva entre nosotros varias décadas, pero nunca ha alcanzado una gran popularidad. Esto quizá se haya debido a la ausencia de estudios de investigación suficientemente solventes que la respaldaran. Pero la situación ha cambiado, y me gustaría destacar aquí que hay una serie de estudios recientes que respaldan los beneficios de la danza y de la DMT en lo referente a la gestión de las emociones, la funcionalidad cognitiva y la plasticidad neuronal.</p>
<h2>Beneficioso contra la depresión</h2>
<p>Una de las razones principales por las que la gente baila es para modificar su estado emocional. Lo más normal es que busquen alcanzar felicidad y alegría al tiempo que reducen su ansiedad y estrés. Desde sus orígenes, las terapias basadas en la danza, al igual que <a href="https://www.goodtherapy.org/learn-about-therapy/types/somatic-psychotherapy">otras terapias psicosomáticas</a>, han hecho hincapié tanto en la interacción recíproca entre el cuerpo y la mente como en la capacidad de regular las emociones a través de la introducción de cambios en las posturas y los movimientos del cuerpo.</p>
<p>La exploración de nuevos movimientos puede suscitar en nosotros percepciones y sentimientos inéditos. También puede facilitar que tengamos una visión más amplia de las posibilidades a nuestro alcance a la hora de afrontar una determinada situación. Ciertos patrones de movimiento, tanto nuevos como viejos, pueden hacer aflorar pensamientos reprimidos y propiciar una mejor comprensión de nosotros mismos, nuestro entorno y nuestra vida.</p>
<p>Uno de los estudios más sólidos que sustentan esta idea analizó movimientos improvisados de carácter complejo. De este modo, se descubrió que <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2015.02030">ciertos conjuntos de cadenas de movimientos eran capaces de delatar sentimientos de felicidad, tristeza, miedo o ira</a>. Los vínculos entre sentimientos y componentes motores ya habían sido sido utilizados en el pasado para el <a href="https://doi.org/10.1007/BF00990296">diagnóstico o el reconocimiento de emociones</a>. Sin embargo, este estudio va más allá y propone técnicas concretas para modificar nuestros sentimientos.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/rUQlFZJySYA?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Un nuevo informe de WHO/Europe aporta evidencias científicas que respaldan los beneficios del arte para la salud física y mental.</span></figcaption>
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<p>Según una revisión sistemática realizada recientemente sobre las investigaciones realizadas en DMT, esta se mostraba <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00936">especialmente eficaz para el tratamiento de la depresión en adultos</a>.</p>
<h2>Mejoras en la enfermedad del párkinson</h2>
<p>En términos generales, bailar implica aprender diversas secuencias de movimientos y pasos en un espacio concreto y en función de una determinada música. En otras palabras: requiere un esfuerzo físico y cognitivo considerable, y, por esa misma razón, debería ayudar a mejorar no sólo aspectos como el tono muscular, la fuerza, el equilibrio y la coordinación, sino también la memoria, la atención y el procesamiento visoespacial.</p>
<p>Al comparar periodos relativamente largos (de entre seis y 18 meses) de práctica de danza con otros de entrenamiento de <em>fitness</em> tradicional, varios estudios han demostrado que los primeros producen mejores resultados que los segundos <a href="https://doi.org/10.3389/fnagi.2017.00056">en términos de atención, memoria verbal</a> y <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0196636">neuroplasticidad en los adultos sanos de edad madura</a>. Los investigadores también han detectado mejoras <a href="https://doi.org/10.1016/j.jamda.2017.02.013">en la memoria y en las funciones cognitivas de adultos con leves deficiencias en estos aspectos</a> tras realizar programas de práctica de danza de 40 semanas.</p>
<p>Además, en un reciente metaanálisis que tomó al azar siete ensayos controlados en los que se comparaban los efectos de la terapia de danza con otras de diferente tipo para combatir el párkinson, se demostró que las primeras <a href="https://doi.org/10.1016/j.ctcp.2019.04.005">eran especialmente beneficiosas para la función ejecutiva</a>, es decir, la encargada de los procesos que nos ayudan a planear, organizar y regular nuestras acciones.</p>
<h2>Cambios en la estructura cerebral</h2>
<p>Bailar pone en funcionamiento <a href="https://doi.org/10.1093/cercor/bhj057">grandes áreas de la corteza cerebral y diversas estructuras profundas del cerebro</a>.</p>
<p>Gracias a una revisión sistemática descriptiva realizada recientemente y que abarcaba ocho estudios exhaustivos, sabemos que todos ellos demostraban que la práctica de <a href="https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2018.12.010">la danza produce cambios en la estructura cerebral</a>. Estos cambios incluyen un aumento del volumen del hipocampo y del parahipocampo, que participa en los <a href="https://doi.org/10.1073/pnas.0603414103">procesos de memoria</a>; un incremento del volumen de la materia gris en el <a href="https://radiopaedia.org/articles/precentral-gyrus?lang=us">giro precentral</a>, que interviene en el control motor, y un fortalecimiento de la materia blanca en el <a href="https://www.medicalnewstoday.com/articles/318065.php">cuerpo calloso</a>, relacionado con los procesos de comunicación que se dan entre los dos hemisferios cerebrales.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/304327/original/file-20191128-178094-1j9yj52.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/304327/original/file-20191128-178094-1j9yj52.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/304327/original/file-20191128-178094-1j9yj52.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/304327/original/file-20191128-178094-1j9yj52.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/304327/original/file-20191128-178094-1j9yj52.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/304327/original/file-20191128-178094-1j9yj52.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/304327/original/file-20191128-178094-1j9yj52.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Nuevas formas de moverse pueden dar lugar a nuevas formas de sentir y percibir el mundo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(Shutterstock)</span></span>
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<p>En general, todos estos estudios son compatibles con la premisa de que de la danza y la DMT son eficaces tanto para el tratamiento de desórdenes neurológicos y psiquiátricos (como el párkinson, el alzheimer y los trastornos del estado de ánimo) como para impulsar el bienestar del conjunto de la población.</p>
<h2>Nuevas posibilidades de sensación y percepción</h2>
<p>Está claro que la danza tiene un profundo impacto en el cuerpo y la mente humanos.</p>
<p>Desde sus inicios, la DMT ha hecho hincapié en que el cuerpo es indisociable de la mente, con la que mantiene una interacción recíproca y constante. Por este motivo, las diversas sensaciones, percepciones, emociones y pensamientos afectan a nuestro cuerpo y al modo en que nos movemos. Y de ahí también que de la observación del cuerpo se puedan deducir estados mentales.</p>
<p>Del mismo modo, nuestras posturas y movimientos tienen el poder de transformar nuestros estados mentales, traernos a la mente recuerdos reprimidos, dar rienda suelta a nuestra espontaneidad y creatividad así como reorganizar nuestros cerebros. Nuevas formas de movernos y de bailar podrían dar lugar a nuevas formas de sentir y percibir el mundo.</p>
<p>Este es uno de los aspectos más apasionantes y profundos de la DMT, y por ello resulta increíble que el cuerpo, el movimiento y el baile sean aspectos que han sido casi complemente ignorados en la psicoterapia tradicional. ¡Ya es hora de cambiar eso!</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración de <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/131401/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Adrianna Mendrek no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
La terapia con danza es eficaz para tratar la depresión, mejorar la memoria y la neuroplasticidad en los adultos mayores, y para mejorar la función ejecutiva en los pacientes con la enfermedad de Parkinson.
Adrianna Mendrek, Professor, Psychology Department, Bishop's University
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/127247
2019-11-21T20:40:09Z
2019-11-21T20:40:09Z
Bailando por el Museo del Prado
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/302937/original/file-20191121-479-1d11toj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C0%2C1905%2C1770&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">'Baile a orillas del Manzanares' (1776-77), de Goya. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/baile-a-orillas-del-manzanares/9a7fd0ca-37d4-40d5-8b1c-8d86394dd729?searchid=e5419a64-5357-2a9a-71a3-1a52e0f5f926">Museo del Prado</a></span></figcaption></figure><p>En una visita al <a href="https://www.corraldecomedias.com/corral_de_comedias_de_almagro.aspx">corral de comedias de Almagro</a>, el guía aseguraba que en su escenario se representaban espectáculos de baile flamenco en el siglo XVII. Imposible, pues en aquel tiempo el flamenco todavía no estaba configurado tal como lo conocemos hoy. Descubierto, se disculpaba: “Muy poca gente me comprende cuando hablo de <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/J%C3%A1cara">jácaras</a></em>”. </p>
<p>La razón es que el flamenco se lo ha llevado (casi) todo. Reconocido como parte del <a href="https://ich.unesco.org/es/RL/el-flamenco-00363">Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde 2010</a>, este fenómeno arrasa hoy en la escena española y extranjera. Música o danza, ortodoxo o innovador, su amplio espectro abarca desde los tradicionales tablaos hasta el <a href="https://theconversation.com/rosalia-un-fenomeno-de-masas-posmoderno-106457">irreverente flamenco pop de Rosalía</a>.</p>
<p>Sus orígenes son difusos y arrastran polémica, pero tenemos la certeza de que el flamenco actual encuentra su punto de partida en la danza tradicional y en la escuela bolera. </p>
<p>Proponemos un viaje exploratorio por la <a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obras-de-arte?search=baile%20/%20danza&ordenarPor=pm:relevance">colección de baile y danza del Museo de Prado</a>. Centrándonos en el período que abarca de 1770 a 1870, conoceremos cuáles eran y cómo se bailaban las danzas españolas, mientras se daban los últimos toques al proceso de configuración del género flamenco.</p>
<h2>Identidad y exotismo</h2>
<p>Dos miradas confluyen sobre este conjunto iconográfico. La primera viene de dentro, en donde el costumbrismo se funde con un relato social, con un sentido de patrimonio e identidad. </p>
<p>La segunda es heredera del <a href="https://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/anuario_14/kabatek/p02.htm">hispanismo romántico</a>, que apoya una imagen creada desde exterior. En ella cobra valor la poesía del pueblo de una España exótica, diferente al resto de Europa.</p>
<h2>Danza tradicional española</h2>
<p>Los fondos del Prado nos sugieren un recorrido por danzas tradicionales gallegas, castellanoleonesas, madrileñas y andaluzas. La iconografía se centra en bailes que servían para celebrar el fin de la jornada de trabajo o los festejos religiosos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302991/original/file-20191121-496-1ducpkr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302991/original/file-20191121-496-1ducpkr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302991/original/file-20191121-496-1ducpkr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302991/original/file-20191121-496-1ducpkr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302991/original/file-20191121-496-1ducpkr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302991/original/file-20191121-496-1ducpkr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302991/original/file-20191121-496-1ducpkr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302991/original/file-20191121-496-1ducpkr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>La Muñeira, baile gallego</em> (1872), de Dionisio Fierros Álvarez. Fotografía de Juan Laurent y Minier.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-mueira-baile-gallego/b8da2715-6e1a-4c4f-a41a-93edee598e0f?searchid=de7ba684-576a-d7aa-1968-42b1cb7fe00f">Museo del Prado</a></span>
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<p><a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-mueira-baile-gallego/b8da2715-6e1a-4c4f-a41a-93edee598e0f?searchid=de7ba684-576a-d7aa-1968-42b1cb7fe00f">El cuadro de Dionisio Fierros Álvarez</a> refleja la verdadera esencia de la <em>muñeira</em> gallega. Mientras los molineros esperan la molienda del grano, bailan y celebran la fructífera jornada de trabajo. En el centro de la escena se ve a una pareja de bailadores. El hombre empieza marcando un <em>paso de paseo</em> o de <em>copla</em>. La mujer lo observa atentamente para incorporarse al baile cuando se repita el paso elegido.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/303002/original/file-20191121-515-1qu25js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/303002/original/file-20191121-515-1qu25js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/303002/original/file-20191121-515-1qu25js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/303002/original/file-20191121-515-1qu25js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/303002/original/file-20191121-515-1qu25js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/303002/original/file-20191121-515-1qu25js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/303002/original/file-20191121-515-1qu25js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/303002/original/file-20191121-515-1qu25js.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Un baile en la plaza del pueblo de Nieva en Segovia</em> (1871), de Antonio García Mencía (fotografía de Juan Laurent y Minier).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/un-baile-en-la-plaza-del-pueblo-de-nieva-en/92ed9e30-e3bf-4396-8298-188394e83d53?searchid=030972a7-4fc4-6386-15bb-539ad9092a5b">Museo del Prado</a></span>
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<p>Viajando hasta la campiña castellanoleonesa, <a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/un-baile-en-la-plaza-del-pueblo-de-nieva-en/92ed9e30-e3bf-4396-8298-188394e83d53?searchid=030972a7-4fc4-6386-15bb-539ad9092a5b">otra obra pictórica inmortalizada por el objetivo de Laurent</a> nos lleva a la plaza del pueblo de Nieva (Segovia). Enfundados en sus mejores galas, sus habitantes se congregan para celebrar las fiestas patronales y se echan a la calle a bailar al ritmo del tamboril y la dulzaina. </p>
<p>En el centro se ve a tres parejas de bailadores. Mientras los hombres ejecutan el <em>paso lanzado</em> con los brazos alzados, las mujeres realizan un <em>paseo castellano</em>, a la espera del inicio de la copla. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302781/original/file-20191120-467-142n4y5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302781/original/file-20191120-467-142n4y5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302781/original/file-20191120-467-142n4y5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302781/original/file-20191120-467-142n4y5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302781/original/file-20191120-467-142n4y5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302781/original/file-20191120-467-142n4y5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302781/original/file-20191120-467-142n4y5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302781/original/file-20191120-467-142n4y5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>El baile. Costumbres populares de la provincia de Soria</em> (1866), de Valeriano Domínguez Bécquer.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-baile-costumbres-populares-de-la-provincia-de/16c39039-d403-4a7f-b870-7aa8db811194?searchid=1cba04c2-91ea-954c-9996-f4968ff32abc">Museo del Prado</a></span>
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</figure>
<p>Tras faenar en el campo, los leñadores y carreteros bailan al son del toque y cante del tamborilero. <a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-baile-costumbres-populares-de-la-provincia-de/16c39039-d403-4a7f-b870-7aa8db811194?searchid=1cba04c2-91ea-954c-9996-f4968ff32abc">En este cuadro de Valeriano Domínguez Bécquer</a>, se ve reflejada una de las danzas tradicionales más importantes de Novierca (Soria). El autor quiso resaltar la indumentaria de los distintos gremios, que se juntan para disfrutar del tiempo de ocio bailando. A la vez, los niños imitan los braceos y <em>pasos castellanos</em> cruzados y asentados, tan característicos de estas danzas sorianas. </p>
<p>Por su parte, las tradiciones salmantinas, ricas por su variedad de danzas y bailes charros, son las protagonistas de otra <a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/baile-de-charros/ced8ecab-6d8b-4262-b3c4-a5461919ec91?searchid=65f7a9c7-8eb2-7a9e-ba54-1b35508841e6">obra de Fierros Álvarez</a>. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302995/original/file-20191121-524-ch5hvu.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302995/original/file-20191121-524-ch5hvu.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302995/original/file-20191121-524-ch5hvu.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302995/original/file-20191121-524-ch5hvu.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302995/original/file-20191121-524-ch5hvu.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302995/original/file-20191121-524-ch5hvu.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=488&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302995/original/file-20191121-524-ch5hvu.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=488&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302995/original/file-20191121-524-ch5hvu.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=488&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Baile de charros</em> (1868), de Dionisio Álvarez Fierros (fotografía de Juan Laurent y Minier).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/baile-de-charros/ced8ecab-6d8b-4262-b3c4-a5461919ec91?searchid=65f7a9c7-8eb2-7a9e-ba54-1b35508841e6">Museo del Prado</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En el centro se aprecia una pareja de charros bailando al son de la dulzaina y el tambor. La mujer, con sus brazos colocados en la posición característica de este baile, realiza un <em>paso de vasco</em>. Entretanto, el hombre toca las castañuelas y se desplaza con un <em>paseo castellano</em> colocándose de perfil, dando el estilo característico a este <em>paseo charro</em>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302788/original/file-20191120-502-10x1nx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302788/original/file-20191120-502-10x1nx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302788/original/file-20191120-502-10x1nx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302788/original/file-20191120-502-10x1nx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302788/original/file-20191120-502-10x1nx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302788/original/file-20191120-502-10x1nx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=542&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302788/original/file-20191120-502-10x1nx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=542&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302788/original/file-20191120-502-10x1nx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=542&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Baile campestre Virgen del Puerto</em> (1857), de Manuel Rodríguez de Guzmán.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/baile-campestre-en-la-virgen-del-puerto/1385b91b-a09a-4076-b2e1-d5a6a64ff0aa?searchid=a67af3f5-db75-e557-8df0-86cbea135483">Museo del Prado</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En Madrid, en la romería a la Virgen del Puerto, representada en el anterior <a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/baile-campestre-en-la-virgen-del-puerto/1385b91b-a09a-4076-b2e1-d5a6a64ff0aa?searchid=a67af3f5-db75-e557-8df0-86cbea135483">óleo de Manuel Rodríguez de Guzmán</a>, un grupo de jóvenes baila un rondón, mirando hacia fuera del corro. Con el <em>paso lanzado</em>, los bailadores se desplazan progresivamente, al son de la gaita.</p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302783/original/file-20191120-467-184jdic.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302783/original/file-20191120-467-184jdic.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302783/original/file-20191120-467-184jdic.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=274&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302783/original/file-20191120-467-184jdic.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=274&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302783/original/file-20191120-467-184jdic.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=274&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302783/original/file-20191120-467-184jdic.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=344&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302783/original/file-20191120-467-184jdic.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=344&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302783/original/file-20191120-467-184jdic.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=344&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>La pradera de San Isidro</em> (1788) de Goya.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-pradera-de-san-isidro/290d61bb-59ac-49e5-a63f-390eb5bdde46?searchid=e7992725-c3f5-c360-5a5a-837932ccf848">Museo del Prado</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p><a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-pradera-de-san-isidro/290d61bb-59ac-49e5-a63f-390eb5bdde46?searchid=e7992725-c3f5-c360-5a5a-837932ccf848">En la pradera de San Isidro</a> también se baila el rondón y las seguidillas. Goya retrata cómo los madrileños celebran la romería del santo en la que comen, beben y bailan como todos los 15 de mayo. </p>
<p>Culminamos esta aproximación con la danza tradicional andaluza <a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/baile-de-gitanas/e9e9d00b-6e47-49db-9478-4587e6236b01?searchid=eed61153-c0a4-be35-d9a0-877ba577f00e">reflejada en la obra de Rougeron, fotografiada también por Laurent</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302999/original/file-20191121-542-159dhe0.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302999/original/file-20191121-542-159dhe0.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302999/original/file-20191121-542-159dhe0.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=476&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302999/original/file-20191121-542-159dhe0.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=476&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302999/original/file-20191121-542-159dhe0.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=476&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302999/original/file-20191121-542-159dhe0.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=598&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302999/original/file-20191121-542-159dhe0.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=598&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302999/original/file-20191121-542-159dhe0.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=598&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Baile de gitanas</em> (1872) de Jules James Rougeron (foto de Juan Laurent y Minier).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/baile-de-gitanas/e9e9d00b-6e47-49db-9478-4587e6236b01?searchid=eed61153-c0a4-be35-d9a0-877ba577f00e">Museo del Prado</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El guitarrista, la palmera y el <em>cantaor</em> marcan el ritmo de la <em>zambra gitana</em>, mientras que las dos jóvenes bailan con frescura y juventud. La gitana de la izquierda, con su cuerpo quebrado, se coge la falda con la mano izquierda y la apoya en la cadera. También se enmarca la cara con el brazo, a la vez que toca las castañuelas. La de la derecha, por su parte, acompaña su braceo con movimientos en redondo y contorneo, con el toque de castañuelas.</p>
<h2>Escuela bolera</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302784/original/file-20191120-479-1r4aeep.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302784/original/file-20191120-479-1r4aeep.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302784/original/file-20191120-479-1r4aeep.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=554&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302784/original/file-20191120-479-1r4aeep.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=554&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302784/original/file-20191120-479-1r4aeep.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=554&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302784/original/file-20191120-479-1r4aeep.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=696&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302784/original/file-20191120-479-1r4aeep.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=696&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302784/original/file-20191120-479-1r4aeep.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=696&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>El baile de San Antonio de la Florida</em> o <em>Baile a orillas del Manzanares</em> (1776-77), de Goya.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Museo del Prado</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La temática del majismo es recurrente en la obra de Goya. La rica indumentaria de los majos y otras señas de identidad los caracterizan tanto como sus danzas. </p>
<p><a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/baile-a-orillas-del-manzanares/9a7fd0ca-37d4-40d5-8b1c-8d86394dd729?searchid=e5419a64-5357-2a9a-71a3-1a52e0f5f926">A orillas del Manzanares</a> bailan con el marcado ritmo de castañuelas, palmas y guitarras. Las mujeres esperan en la posición del <em>bienparao</em> al finalizar las coplas de las seguidillas. Entretanto, los hombres realizan un paseo de descanso antes de iniciar la copla siguiente. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302786/original/file-20191120-496-14ppfdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302786/original/file-20191120-496-14ppfdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302786/original/file-20191120-496-14ppfdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=226&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302786/original/file-20191120-496-14ppfdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=226&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302786/original/file-20191120-496-14ppfdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=226&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302786/original/file-20191120-496-14ppfdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=284&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302786/original/file-20191120-496-14ppfdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=284&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302786/original/file-20191120-496-14ppfdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=284&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>El puente del Canal de Madrid</em> (1784), de Francisco Bayeu y Subías.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Museo del Prado.</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Francisco Bayeu nos lleva a los pies del <a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-puente-del-canal-de-madrid/429eb960-b4e2-46f0-a01f-8f294807354a?searchid=9fb67985-c8f4-4be6-c9c1-0bd9a80d3e39">puente del Canal</a>. Las distendidas actividades de los jóvenes burgueses, ricamente ataviados, contrastan con la acción central. La pareja baila unas seguidillas, con su braceo típico, al son de las guitarras y castañuelas.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302785/original/file-20191120-547-1vihlkp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302785/original/file-20191120-547-1vihlkp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302785/original/file-20191120-547-1vihlkp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302785/original/file-20191120-547-1vihlkp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302785/original/file-20191120-547-1vihlkp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302785/original/file-20191120-547-1vihlkp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302785/original/file-20191120-547-1vihlkp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302785/original/file-20191120-547-1vihlkp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Romería andaluza</em> (1851), de B. de Martín.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Museo del Prado</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En una <a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/romeria-andaluza/fb3df553-22b1-43e0-bc98-bc884920f9d6?searchid=f4244ad6-7acd-8fea-88de-bb00039030dc">romería andaluza</a> dos jóvenes bailadores, rodeados por los romeros, interpretan una danza culta como es la de la escuela bolera. La indumentaria y el estilo de la danza de esta pintoresca escena nos plantean preguntas. Los bailadores ¿son peregrinos burgueses o, por el contrario, son artistas contratados para bailar en la romería?</p>
<h2>A modo de conclusión</h2>
<p>El baile flamenco es parte del patrimonio inmaterial español, que ha adquirido una incuestionable proyección universal. </p>
<p>En su configuración no sólo han intervenido danzas que reflejan un arraigado costumbrismo andaluz. También se pueden observar matices procedentes de otras danzas tradicionales españolas, que se han analizado a partir de los fondos del Museo del Prado y que influirán en distintos grados en la conformación de ese lenguaje propio.</p>
<p>La escuela bolera, cuyo auge previo a los datos conservados sobre baile flamenco es innegable, guarda diversas similitudes con el mismo. No sólo ha sabido posicionarse como emblema de la <em>marca España</em> en los teatros y centros de formación europeos desde fines del XVIII, sino que también se ha expandido por toda la geografía española, hasta convertirse en patrimonio distintivo de nuestra historia danzada.</p>
<p>Argumentada su relevancia, es deber ineludible de las instituciones articular políticas públicas que preserven, protejan y difundan la riqueza cultural dancística española.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/127247/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>
El baile flamenco es parte del patrimonio inmaterial español. En su configuración no sólo han intervenido danzas que reflejan un arraigado costumbrismo andaluz. También se pueden observar matices procedentes de otras danzas tradicionales españolas
Patricia Bonnin-Arias, Profesora e investigadora especializada en el Análisis Teórico del Repertorio de la Danza, Universidad Rey Juan Carlos
Estela Alarcón Rodríguez, Profa. Dra. Especialista en Danza Tradicional, Universidad Rey Juan Carlos
Gaël Lévéder, Profesora de Artes Visuales y Danza, Universidad Rey Juan Carlos
Luis Calero, Profesor de Música y Artes Escénicas, Universidad Rey Juan Carlos
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/119484
2019-11-17T21:01:29Z
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Así se perreaba en el Siglo de Oro
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/300970/original/file-20191110-194646-1vdp0wl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2009%2C285%2C1184%2C508&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fragmento de 'Hispalis' en _Civitates Orbis Terrarum_ (Georg Braun, 1572).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000000735">Biblioteca Digital Hispánica - BNE</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/">CC BY-NC-SA</a></span></figcaption></figure><p>De todos los males que asolaban a la monarquía hispánica alrededor de 1600, el peor era la capacidad que mostraban sus súbditos para la alegría y el desenfreno, para inventar y practicar un sinfín de bailes alegres y lascivos. </p>
<p>Las décadas de 1580 a 1620 fueron testigos de un florecimiento inusitado de bailes cantados, primero escondidos en tabernas y barrios marginales, más tarde creciendo en popularidad hasta llegar a palacios, iglesias y conventos. A diferencia de las danzas, que usaban de “movimientos más mesurados y graves, y en donde no se usa de los brazos, sino de los pies solos; los bailes admiten gestos mas libres de los brazos y de los pies juntamente”, escribió González de Salas en <em>Nueva idea de la tragedia antigua</em>, (1633, vol. I, p. 171).</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302058/original/file-20191117-66917-1if1m4s.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302058/original/file-20191117-66917-1if1m4s.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302058/original/file-20191117-66917-1if1m4s.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=964&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302058/original/file-20191117-66917-1if1m4s.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=964&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302058/original/file-20191117-66917-1if1m4s.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=964&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302058/original/file-20191117-66917-1if1m4s.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1211&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302058/original/file-20191117-66917-1if1m4s.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1211&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302058/original/file-20191117-66917-1if1m4s.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1211&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Prohibición de la zarabanda por la Sala de Alcaldes de Madrid, 3 de agosto de 1583.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Archivo Histórico Nacional, Sala de Alcaldes; Consejos, lib. I, f. 146</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La magnitud del peligro se ilustra con los graves castigos que llevaba aparejada la práctica de estos bailes: en 1583 los alcaldes de Madrid prohibieron la zarabanda bajo pena de doscientos azotes y seis años de galeras. </p>
<h2>Censuras de los moralistas</h2>
<p>No parece que tuvieran mucho éxito ya que, pocos años después, el erudito <a href="http://dbe.rah.es/biografias/11507/juan-de-mariana">Juan de Mariana</a> escribió un extenso ensayo contra la zarabanda, censurando que “ha salido estos años un baile y cantar tan lascivo en las palabras, tan feo con los meneos, que basta para pegar fuego aún a las personas muy honestas” (<a href="http://bdh-rd.bne.es/pdf.raw?query=id:%220000080960%22&page=62&view=main&lang=es#view=FitH&toolbar=1&navpanes=0&statusbar=0&messages=0"><em>Tratado contra los juegos púbicos</em>, ca. 1590. f. 55</a>). Continúa Mariana criticando que en España “se representan, no sólo en secreto, sino en público, con extrema deshonestidad, con meneos y palabras a propósito, los actos más torpes y sucios que pasan y se hacen en los burdeles, representando abrazos y besos y todo lo demás con boca y brazos, lomos y con todo el cuerpo”. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302059/original/file-20191117-66921-1h404p3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302059/original/file-20191117-66921-1h404p3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302059/original/file-20191117-66921-1h404p3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302059/original/file-20191117-66921-1h404p3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302059/original/file-20191117-66921-1h404p3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=550&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302059/original/file-20191117-66921-1h404p3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=550&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302059/original/file-20191117-66921-1h404p3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=550&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Juan de Mariana. ‘Del baile y cantar llamado zarabanda’, <em>Tratado contra los juegos públicos</em> (<em>ca</em>. 1590)</span>
<span class="attribution"><span class="source">Biblioteca Nacional de España, Mss. 5735</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Por las mismas fechas, el canónigo de la Catedral de Toledo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_S%C3%A1nchez_de_Acre">Pedro Sánchez</a> califica de auténtica locura esta pasión, preguntándose:</p>
<blockquote>
<p>¿Qué cordura puede haber en la mujer que, en estos diabólicos ejercicios, sale de la composición y mesura que debe a su honestidad, descubriendo con estos saltos los pechos y los pies, y aquellas cosas que la naturaleza o el arte ordenó que anduviesen cubiertas? ¿Qué diré del halconear con los ojos, del revolver las cervices y andar coleando los cabellos y dar vueltas a la redonda y hacer visajes, como acaece en la zarabanda y otras danzas, sino que todos estos son testimonios de locura y no están en su seso los danzantes? </p>
<p>(<a href="https://books.google.es/books?id=nXGM0UdINZMC&dq=sanchez%20historia%20moral%20y%20philosophica&hl=es&pg=PA102-IA1#v=snippet&q=cordura%20puede&f=false"><em>Historia moral y filosófica</em>, 1590, f. 102</a>)</p>
</blockquote>
<p>Las censuras se siguieron sucediendo en las décadas siguientes, lo que confirma que las prohibiciones no fueron demasiado efectivas. En 1598, el poeta <a href="http://dbe.rah.es/biografias/7833/lupercio-leonardo-de-argensola">Lupercio Leonardo de Argensola</a> llega a denunciar, en un memorial dirigido al rey Felipe II, que “veíamos a las niñas de cuatro años en los tablados bailando la zarabanda deshonestamente” (incluido en <a href="http://dbe.rah.es/biografias/22582/francisco-quiroga-arias">Francisco Quiroga</a>, <a href="https://books.google.es/books?id=Zez0bD5LZVsC&dq=Primera%20parte%20de%20las%20excelencias%20de%20la%20virtud%20de%20la%20castidad&hl=es&pg=RA2-PA47#v=snippet&q=a%C3%B1os%20en%20los%20tablados&f=false"><em>Primera parte de las excelencias de la virtud de la castidad</em>, p. 851</a>). </p>
<p>A partir de finales de siglo se fueron sumando otros bailes no menos lascivos, como critica en 1627 el teólogo de la Orden de los Mínimos <a href="http://dbe.rah.es/biografias/41827/lucas-montoya-de-la-cruz">Lucas Montoya</a>:</p>
<blockquote>
<p>Lo que se debe mucho reprender son estos bailes y cantares que el demonio ha inventado, y va aumentando en España de cuarenta año a esta parte, desde que por los de mil y quinientos y ochenta, poco más o menos, inventó la zarabanda, tras ella la chacona, luego las seguidillas, ahora el escarramán y el rastro, y cantares y bailes indignos de los que profesamos la religión cristiana, y nos preciamos de hijos católicos de la Santa Iglesia Romana. </p>
<p>(<a href="https://books.google.es/books?id=pZJU7krgKLgC&dq=Sentido%20metaf%C3%B3rico%20literal%20de%20todos%20los%20lugares%20de%20la%20Sagrada%20Escritura&hl=es&pg=PA184#v=onepage&q=chacona&f=false">Lucas Montoya, <em>Sentido metafórico literal de todos los lugares de la Sagrada Escritura</em>, 1627, f. 183v</a>).</p>
</blockquote>
<p>Según narra <a href="http://dbe.rah.es/biografias/11973/miguel-de-cervantes-saavedra">Cervantes</a> en una de sus <em>Novelas ejemplares</em>, “el endemoniado son de la zarabanda” cantado a la guitarra es la llave mágica que utiliza el galán Loaysa para abrir las puertas de la fortaleza de <em>El celoso extremeño</em> y seducir a su joven esposa Leonora (<em>Novelas ejemplares</em>, 1613, f. 146v).</p>
<p>No obstante, no parece que fuera precisamente la música la causa de tantos estragos. Más bien al contrario, eran los textos poéticos y la gestualidad los que producían mayor rechazo de los moralistas. Las críticas confirman que los bailarines realizaban gestos obscenos, probablemente representando distintas formas de acto sexual, llegando a mostrar los propios atributos de los danzantes “que la naturaleza o el arte ordenó que anduviesen cubiertas”. </p>
<p>Todo indica que el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Perreo">perreo</a> existe desde mucho tiempo antes de lo que se pensaba.</p>
<h2>Poemas licenciosos</h2>
<p>Una de las principales consecuencias de tamaña persecución ha sido que pocos textos poéticos han llegado a nosotros, en su mayoría conservados fuera de España. Algunos ayudan a entender las reservas de los moralistas, ya que describen de manera bastante explicita distintos aspectos del juego amoroso. </p>
<p>Por ejemplo, en Italia y Francia se conservan varias copias de un poema que, a partir del estribillo “¿Cómo te pones, amores? / ¡Ay, vida!, ¿cómo te pones?”, va explicando las distintas posturas que adopta una mujer para solazarse con su enamorado, entre ellas la postura de la rana o la de la jineta: </p>
<pre class="highlight plaintext"><code>Póngome como rana
nel cantico de la cama
y cuando me viene la gana
lo hago con mis amores.
Póngome a la jineta
encima de su bragueta
y dígole: ¡meta, meta
el zumo de sus piñones!
</code></pre>
<p>No resulta difícil imaginar los gestos que podrían adoptar dos bailarines mientras cantaban esta zarabanda, tanto o más explícitos que los que hacen los modernos bailantes de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Reguet%C3%B3n">reguetón</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/302039/original/file-20191116-66937-v6qums.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/302039/original/file-20191116-66937-v6qums.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/302039/original/file-20191116-66937-v6qums.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=410&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/302039/original/file-20191116-66937-v6qums.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=410&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/302039/original/file-20191116-66937-v6qums.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=410&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/302039/original/file-20191116-66937-v6qums.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=515&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/302039/original/file-20191116-66937-v6qums.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=515&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/302039/original/file-20191116-66937-v6qums.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=515&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Letra de la zarabanda ‘¿Cómo te pones, amores?’ con indicaciones armónicas.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Verona, Biblioteca Civica, Ms. 1434, Classe Arti, Ubicazione 82.3</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Todavía más directa es la zarabanda titulada <em>Una batalla de amor</em>, conservada en un manuscrito romano dedicado al príncipe Peretti, sobrino del papa <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sixto_V">Sixto V</a>, cuyo papado se caracterizo por una persecución a ultranza de todo tipo de inmoralidades, especialmente de carácter sexual. </p>
<p>Este poema describe con un lenguaje ligeramente metafórico el encuentro carnal entre un galán y una dama, dos “valientes guerreros” que “salieron en cueros” armados con “un broquel” y “un puñal sin punta”. Las sucesivas estrofas van desgranando el acto amoroso, sin omitir detalle, hasta que alcanzan juntos el orgasmo y la relajación posterior.</p>
<pre class="highlight plaintext"><code>El puñal de aquel encuentro
se lo metió hasta el centro
y ella, que lo sintió dentro
con herida tan süave,
dice «¡Ay, cómo me sabe
un poquito antes que acabe!».
Y mirando su herida,
la mano al puñal asida
dice «¡Ay de mí!, dolorida,
¿cómo entraste aquí y por dónde?».
¿Ay, adónde, a dónde?
Por en casa del conde. […]
Ella, que se ve morir,
le comenzó a decir:
-Ya viene, ¿quieres venir?
Ven, mi vida, que te espero.
Madre, que me muero,
llámenme al barbero.
Que me muero, madre,
llamen la comadre. […]
Al fin se vieron a un punto,
ella muerta y él difunto,
y echaron el resto juntos
por no perder coyuntura.
Para su ventura,
zarabanda y dura.
</code></pre>
<h2>Zarabandas religiosas</h2>
<p>Paradójicamente, también se compusieron zarabandas “a lo divino”, esto es, canciones religiosas basadas en la melodía del baile y acompañadas por algún remedo de la gestualidad original. El poema más antiguo que se conserva es un villancico navideño basada en el tono de la zarabanda, escrita en México en 1569 por un tal Pedro del Trejo, que fue perseguido por la Inquisición, no por usar una melodía que entonces todavía no estaba prohibida, sino porque el poema contenía algunos conceptos teológicos considerados heréticos.</p>
<p>Pero uno de los ejemplos más sorprendentes son las <em>Coplas en alabanza de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Virgen_de_la_Cabeza">Nuestra Señora de la Cabeza</a> contrahechas a la zarabanda vuelto de lo humano a lo divino</em>, un poema dedicado a esta devoción mariana de Andújar, impresa en 1594 en un pliego de cordel, probablemente para ser vendido por los ciegos durante la romería de la Virgen, que Cervantes evoca en su <a href="https://books.google.es/books?id=ILc2ML4Jx-wC&dq=cervantes%20persiles%201617%20%22domingo%20de%20abril%22&hl=es&pg=RA3-PA196-IA2#v=onepage&q=cervantes%20persiles%201617%20%22domingo%20de%20abril%22&f=false"><em>Persiles</em></a>. </p>
<p>Transformar un poema y cantar erótico en otro devocional exigía una cierta dosis de flexibilidad mental que era más común en el Siglo de Oro que en nuestros días. Un ejemplo muy ilustrativo es la mutación del estribillo “¿Cómo te pones, amores?”, en “Mi Dios, ¿y cómo te pones / a morir por los pecadores?”.</p>
<h2>Difusión por Europa</h2>
<p>A pesar de estos intentos de “normalización” de un baile prohibido, parece que la persecución triunfo frente al solaz popular y la zarabanda fue erradicada de la monarquía hispana. Eso no pudo evitar su progresiva difusión por el resto de Europa hasta acabar por convertirse en una de las principales danzas cortesanas en la bailarina Francia y un elemento indispensable de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Suite_(m%C3%BAsica)">suite barroca</a>.</p>
<p>El erotismo pudo haber sido una de las causas de su éxito, como ilustra la anécdota de un enamorado <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cardenal_Richelieu">Cardenal Richelieu</a> que, en su afán por cortejar a la reina <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ana_de_Austria_(reina_de_Francia)">Ana de Austria</a>, llegó a bailar la zarabanda en privado para ella, vestido de terciopelo verde, con cascabeles de plata en los tobillos y tocando las castañuelas, como narra en sus <a href="https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k205248s/f286.image">memorias el conde de Brienne</a>, que fue su Secretario de Estado.</p>
<p>Censuras y prohibiciones tuvieron otro daño colateral, ya que no se ha conservado ningún rastro de la primitiva zarabanda en partitura y muy pocas trazas de otros bailes contemporáneos. </p>
<p>Lo único que tenemos, además de un puñado de poemas, son los acordes de la guitarra y algunos <a href="https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b10033575n/f32.item">esquemas rítmicos de rasgueado</a>. Combinando las distintas piezas en un proceso de restauración musical ha sido posible reconstruir muchas melodías perdidas. Algo parecido a lo que hicieron en <em>Jurassic Park</em> con los dinosaurios, pero en este caso el único peligro sería volver a arrastrar a los españoles a la alegría y el desenfreno, algo que no nos vendría mal en estos tiempos.</p>
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<p><em>Las reconstrucciones musicales de la zarabanda y otros bailes cantados del Siglo de Oro realizadas por el autor de este artículo han sido posibles gracias a una Beca Leonardo 2015 de la <a href="https://www.fbbva.es/">Fundación BBVA</a>, y se pueden escuchar en el disco ‘El baile perdido’, interpretado por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Raquel_Andueza">Raquel Andueza</a> y <a href="https://www.lagalania.com/">La Galanía</a> y publicado por el sello <a href="https://www.animaecorpo.es/">Anima e Corpo</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/119484/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Esta investigación se ha realizado gracias a una Beca Leonardo 2015 de la Fundación BBVA. Tanto el autor como el ICCMU podrían beneficiarse de los derechos generados por el disco 'El baile perdido', si los hubiere.</span></em></p>
En la España del Siglo de Oro, bailes como la zarabanda o la chacona fueron prohibidos y perseguidos. No por su melodía, sino por las letras lascivas y el erotismo de los bailes.
Álvaro Torrente, Catedrático de Musicología y director del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, Universidad Complutense de Madrid
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