La posición social y el contexto familiar influyen en el desarrollo cognitivo. Tanto es así que se ha demostrado que hogares con menor renta o en situación de desempleo tienen hijos con menor capacidad de resolución de problemas de lógica.
Si dejamos que los niños y adolescentes dispongan de dispositivos digitales antes de que hayan adquirido la madurez suficiente para regular sus impulsos, estaremos provocando que su atención se disperse.
Los niños que nacieron durante la pandemia o que eran muy pequeños cuando estuvimso confinados pueden sufrir retraso en el desarrollo del lenguaje y un desorden en la construcción del apego.
¿Se están volviendo nuestras mentes perezosas por exceso de estimulación? Entrenarnos en la gratificación a largo plazo nos puede ayudar a la salud cognitiva.
Las peleas infantiles entre hermanos tienen su utilidad, y puede ser bueno dejar que se desarrollen sin intervenir. Los adultos pueden ofrecer el ejemplo de una actitud dialogante y asertiva.
Encontrar el equilibrio entre extremos es tarea de toda una vida, pero en el caso del desarrollo infantil y adolescente, es importante tener claro el punto medio y buscarlo.
No sólo la inteligencia emocional ayuda a llevar mejor las dificultades, sino otros factores sociales como la empatía, el sentimiento de pertenencia y contar con una red de apoyo.
En momentos de decepción o sufrimiento, los niños que aprenden a consolarse sin críticas destructivas se adaptan mejor a los desafíos y consiguen más resiliencia psicológica.
Desde antes de cumplir el primer año de edad es posible trabajar una serie de estímulos que los bebés vivirán como juegos pero que colaboran considerablemente en el desarrollo intelectual posterior.
Cuando hacemos ejercicio, los músculos liberan unas sustancias que informan al resto de los órganos de que la demanda energética está aumentando. Una de las consecuencias es que evitamos que el cerebro encoja como consecuencia natural de la edad.
Estudiar siempre fue tarea exigente, pero en nuestra época se ha convertido en una proeza casi imposible para los adolescentes rodeados de estímulos. Proponemos algunos trucos eficaces.
El rechazo forma parte de las relaciones humanas, pero cuando es continuo, los rechazados entran en un círculo vicioso que empeora sus posibilidades de socializar durante toda su etapa escolar.
La empatía se adquiere y mejora a lo largo de la infancia. Además de la familia y el entorno, el papel del colegio es vital. Nuestra propuesta incorpora la empatía hacia los animales como punto de partida.
La capacidad de ponernos en el lugar de los otros es vital en la adolescencia, cuando se afianzan la personalidad social y la dimensión íntima. El acoso escolar impacta negativamente en su desarrollo.
¿A quién no le han contado que solo usamos el 10% del cerebro, o ha oído que alguien tiene un estilo de aprendizaje “visual”? Los avances en neurociencia permiten abandonar estos mitos y enseñar mejor.
Cómo afronta cada individuo los reveses de la vida puede depender de su reserva cognitiva. Ayuda a prevenir la demencia y el deterioro cognitivo, aunque puede retrasar la detección de otras enfermedades.
Cuando los hijos comienzan a dudar sobre la existencia de los Reyes Magos es mejor revelarles la verdad, aunque dependerá de su edad. Aquí algunas ideas para afrontar ese momento.
Factores ambientales, nutricionales y psicológicos vividos por las mujeres embarazadas pueden afectar al desarrollo de su bebé, según la llamada hipótesis de la programación fetal.
La economía, la salud, el empleo o el turismo son algunos de los asuntos que más nos han preocupado durante la pandemia pero, ¿hemos puesto nuestra mirada en la infancia? ¿cómo podemos ayudarles?
Investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y miembro de la Unidad Mixta de Investigación en Epidemiología, Ambiente y Salud FISABIO-Universitat Jaume I -Universitat de València, Fisabio