No se trata de elegir entre ética o rentabilidad sino de definir cuál es el propósito que impulsa a la empresa y por qué es importante. Las empresas con un propósito corporativo claro y duradero tienden a ser más valiosas en el tiempo.
La actividad de las empresas tiene una dimensión social y medioambiental que ha de evaluarse. En España el Estado de Información No Financiera ya es obligatorio y busca estandarizar criterios.
Detrás de toda decisión empresarial relevante debe haber una serie de valores y una visión del mundo y de la gestión. La administración de una empresa es filosofía en acción.