Los microcréditos tienen un fuerte impacto en las poblaciones locales al darles acceso a servicios financieros y permitir la mejora de las infraestructuras y la inversión en zonas rurales.
Nuestro estado emocional puede influir en cómo decidimos gastar nuestro dinero. Un estudio ha comprobado que, a medida que baja el ánimo, aumentan las inversiones en activos sostenibles.
El impulso a la inversión sostenible va a venir a través de las entidades reguladoras y las exigencias de los nuevos inversores. Los mileniales prefieren inversiones que se alineen con sus valores.