En la práctica habitual de actividad física intensa, como el entrenamiento de fuerza, es imprescindible asegurar que nuestro cuerpo disponga de la energía necesaria y en la forma adecuada, principalmente como grasas e hidratos de carbono.
Se ha comprobado que una menopausia temprana puede intervenir en el declive de la función física de la mujer, reduce su calidad de vida y aumenta la necesidad de ayuda externa en la vida diaria.
Mantener la función muscular con ejercicios de fuerza individualizados y adecuadamente pautados supone grandes beneficios en relación a la fragilidad ocasionada por la edad.
Professor at UVic-UCC; Head of the Research Group on Methodology, Methods, Models and Outcomes of Health and Social Sciences (M3O), Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya