tag:theconversation.com,2011:/us/topics/gas-110383/articlesgas – The Conversation2023-08-31T18:53:58Ztag:theconversation.com,2011:article/2104072023-08-31T18:53:58Z2023-08-31T18:53:58ZGases intestinales y microbioma humano: una relación burbujeante<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/545526/original/file-20230830-15-xbbbek.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C8%2C2691%2C1786&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/portrait-kid-boy-curly-hair-close-1720286476">aleks333/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Bienvenidos a un viaje fascinante hacia el interior de nuestro sistema digestivo, donde los gases intestinales se entrelazan con el asombroso microbioma humano. En esta travesía, exploraremos las diferencias entre las flatulencias, el meteorismo y la aerofagia, y cómo se relacionan con nuestra población interna de microorganismos. ¡Así que abróchense (o mejor dicho, libérense) los cinturones y prepárense para esta sintonía aérea! </p>
<p>En primer lugar, dejemos las cosas claras. Aunque a menudo los términos “flatulencias”, “meteorismo” y “aerofagia” se utilizan indistintamente para describir la acumulación de gases en el intestino, <a href="https://pankreoflat.es/salud/aerofagia-flatulencia-meteorismo-hinchazon-es-lo-mismo/">cada uno se refiere a un proceso diferente</a>. A continuación explicamos en qué se diferencian. </p>
<h2>Aerofagia: exceso de aire en nuestro interior</h2>
<p>Es la consecuencia de <a href="https://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1130-01082005000200009&script=sci_arttext">tragar aire de forma involuntaria</a> mientras comemos, bebemos o hablamos. <a href="https://theconversation.com/comer-rapido-ganar-tiempo-a-costa-de-la-salud-207850">Ingerir alimentos rápidamente</a>, beber con pajitas, masticar chicle o hablar a la vez que nos alimentamos puede contribuir a producirla. Una vez dentro, ese aire se acumula en el intestino provocando hinchazón abdominal, una de las causas del meteorismo y las posteriores flatulencias. </p>
<h2>Meteorismo: cuando el vientre se expande</h2>
<p>Se refiere a la hinchazón abdominal causada por la acumulación excesiva de gases en el tubo digestivo, una sensación de estar inflado como un globo que puede ser incómoda. Además, todo ese aire almacenado va avanzando por el intestino y se suma a la orquesta de gases intestinales, desencadenando el proceso de flatulencias. </p>
<h2>Flatulencias: la música del intestino</h2>
<p>Conocidas coloquialmente como “ventosidades” o “pedos”, son el resultado natural de la liberación de gases acumulados en el intestino a través del ano. Cuando comemos o bebemos, también tragamos aire, que se mezcla con los gases producidos por la fermentación de ciertos alimentos en nuestro intestino grueso. El resultado son las flatulencias, una sinfonía de ruidos y olores pestilentes que nos hacen reír, sonrojar o buscar culpables. </p>
<h2>Una fábrica de gases en nuestras tripas</h2>
<p>Aunque las flatulencias, el meteorismo y la aerofagia son fenómenos distintos, están estrechamente relacionados a través de nuestro <a href="https://theconversation.com/es/topics/microbioma-85738">microbioma</a>. Veamos cómo. </p>
<p>La microbiota intestinal, también conocida como flora intestinal, es un conjunto de microorganismos –bacterias, virus, hongos y otros microbios– que habitan en el intestino y desempeñan un papel importante en la digestión y en la salud en general. La relación entre la microbiota intestinal y la fabricación de gases es compleja y aún no se comprende completamente. Sin embargo, sabemos que ciertas bacterias intestinales son más propensas a generarlos que otras.</p>
<p>Así, <a href="https://biomes.world/es/cosas-a-saber/intestino/bacterias-intestinales/bacterias-intestinales-y-gases/">se ha demostrado</a> que las del género <em>Methanobrevibacter</em> están asociadas con el metano, mientras que las pertenecientes al género <em>Bacteroides</em> se vinculan al hidrógeno.</p>
<p>También se sabe que los cambios en la microbiota intestinal afectan la producción de gases. Por ejemplo, el uso de antibióticos puede alterar la composición microbiana y reducir su volumen. <a href="https://www.lactoflora.es/sintomas-intestinales-que-pueden-mejorar-con-la-toma-de-probioticos/">La suplementación con probióticos</a> –los microorganismos vivos que se añaden a la dieta para mejorar la salud intestinal– puede tener el efecto contrario.</p>
<h2>Olor a huevos podridos</h2>
<p>Además, algunos microorganismos nos ayudan a descomponer alimentos que no podemos digerir completamente. Y cuando es descompuesta, esta comida libera pequeñas cantidades de sulfuro de hidrógeno, el gas que da a nuestras flatulencias su característico aroma a huevos podridos. Otras sustancias, como el metilmercaptano, contribuyen a generar esa “fragancia”.</p>
<p>Ser aficionado a la comida rápida, rica en grasas y proteínas, aumenta el riesgo de agredir las pituitarias ajenas. Al ser más difíciles de digerir, este tipo de alimentos requieren más trabajo por parte de nuestros queridos microbios intestinales, lo que a su vez incrementa la liberación de compuestos sulfurados.</p>
<p>En contraposición, la comida rica en fibra puede ralentizar la velocidad de la digestión, permitiendo que las bacterias tengan más tiempo para cumplir su misión y liberen menos cantidad de compuestos malolientes. </p>
<h2>Consejos para mantenerlos a raya</h2>
<p>Aunque la generación de gases en el intestino es un proceso normal, ya hemos apuntado que su presencia excesiva puede manifestarse con hinchazón abdominal, dolor, flatulencias y eructos. Prevenirlo está en nuestra mano. A través de una <a href="https://theconversation.com/cuidar-la-microbiota-esta-de-moda-pero-cual-es-la-forma-idonea-de-alimentarla-178321">dieta adecuada</a> y un estilo de vida saludable, podemos mantener una armonía gaseosa y una convivencia pacífica con nuestra comunidad microbiana. He aquí algunos consejos para mantener el “aire fresco”:</p>
<ul>
<li><p>Tomar alimentos ricos en fibra como frutas, verduras, legumbres y granos enteros.</p></li>
<li><p>Limitar la ingesta de vegetales que son más propensos a causar gases, como brócoli, coliflor, repollo o legumbres.</p></li>
<li><p>Añadir al menú alimentos ricos en probióticos como el yogur, el kéfir y el chucrut.</p></li>
<li><p>Reducir las bebidas gaseosas, como refrescos y cerveza.</p></li>
<li><p>Masticar a conciencia para reducir los alimentos y facilitar su descomposición.</p></li>
<li><p>Beber suficiente agua para mantener la comida en movimiento y evitar la acumulación de gases.</p></li>
</ul>
<p>En algunos casos, los síntomas pueden ser el resultado de trastornos digestivos <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1405887116301080">como el síndrome del intestino irritable</a>. Por eso, cuando las molestias alteren nuestro día a día es necesario consultar a un especialista para buscar la causa y poner una solución. </p>
<p>De cualquier forma, no hay necesidad de sentir vergüenza cuando las melodías intestinales hagan su aparición. Recuerde siempre mantener una actitud positiva y reírse de las situaciones gaseosas de la vida. ¡Feliz viaje hacia un intestino feliz y saludable!</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210407/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Clara Isabel Tejada Garrido no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La aerofagia, el meteorismo y las flatulencias son las manifestaciones de la acumulación excesiva de gases en nuestro organismo, en la que desempeñan un importante papel las bacterias intestinales.Clara Isabel Tejada Garrido, Profesora Titular del Grado de Enfermería de la Universidad de La Rioja, Universidad de La RiojaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1931632022-11-22T18:00:41Z2022-11-22T18:00:41ZCuando la magia de la electricidad desbancó al gas en el alumbrado público<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/496729/original/file-20221122-20-58f6g0.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C24%2C991%2C657&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Las luces eléctricas instaladas en Broadway (Nueva York) en 1880 le dieron su apodo 'Great White Way'.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.loc.gov/resource/ppmsca.59115/">Library of Congress</a></span></figcaption></figure><p>¿Qué ocurriría si la humanidad se quedase sin luz y se sumergiese en la penumbra? Seguramente, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Anochecer_(cuento)">como especulaba Isaac Asimov en un relato</a>, viviríamos un drama de consecuencias incalculables. La mejora de la calidad de vida tiene que ver con que nuestros quehaceres cotidianos cuenten con una adecuada iluminación. </p>
<p>El trabajo, la vida en el hogar o el ocio necesitan de luz. La historia que presentamos tiene que ver precisamente con esto, con algo tan humano como renovarse o morir y con la transformación que han experimentado nuestras vidas en los últimos doscientos años.</p>
<p>Hace algo más de un siglo, una fuente de energía vital hoy para nosotros, la electricidad, <a href="http://www.revistasmarcialpons.es/revistaayer/article/view/753">vino a ocupar el lugar de la dominante hasta entonces, el gas</a>. Primero, en el alumbrado de las calles y, más tarde, en los hogares. Fue un proceso vinculado al cambio tecnológico. El gas iluminó las ciudades occidentales durante el siglo XIX. El siglo XX fue el siglo de la electricidad.</p>
<h2>Gas para iluminar calles, cafés y teatros</h2>
<p>El gas se introdujo en el mundo desarrollado en la segunda década del siglo XIX, primero en Reino Unido y después en Francia, Bélgica y Estados Unidos. Al resto del continente europeo llegó unos años más tarde. </p>
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<span class="caption">Cartel con instrucciones de uso de la luz eléctrica: ‘No intente encenderla con una cerilla. Simplemente gire la llave en la pared junto a la puerta’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:This_room_is_equipped_with_Edison_electric_light.jpg">Deschutes Historical Museum / Frank Schulenburg / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<span class="caption">Primera central eléctrica de corriente continua de Edison en Pearl Street, Nueva York.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Edision_PowerPlant,_Pearl_Street_NYC.jpg">Deutsches Museum Bildarchiv / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Hasta los años sesenta, este combustible se usaba casi exclusivamente en el alumbrado de las calles. A continuación, lo adoptaron los comercios y los establecimientos de ocio, como cafés y teatros. </p>
<p>La iluminación en los hogares (todavía un bien de lujo) tardó tiempo en consolidarse, incluso cuando aparecieron <a href="https://theconversation.com/como-llegaron-los-primeros-electrodomesticos-a-los-hogares-espanoles-184679">los primeros aparatos domésticos</a>, como las cocinas, calentadores o estufas de gas, a los que sólo tenía acceso la gente con mayor capacidad adquisitiva.</p>
<p>La electricidad apareció en las ciudades de Estados Unidos a principios de los ochenta del s. XIX. Poco tiempo después, desembarcó en Europa. La inauguración por parte de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Alva_Edison">Thomas A. Edison</a> de la primera central eléctrica en Pearl Street, Nueva York (1882) marcó un antes y un después.</p>
<h2>La electricidad toma el relevo</h2>
<p>Hasta finales del siglo XIX, gas y electricidad mantuvieron una relación “amistosa”, porque esta todavía no era competitiva. Era demasiado cara y la corriente continua dificultaba su uso en las viviendas. Pero entonces llegó el cambio: se abarató la producción y distribución de energía eléctrica y comenzó a amenazar la cómoda posición del gas. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/496720/original/file-20221122-20-tylh8o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/496720/original/file-20221122-20-tylh8o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/496720/original/file-20221122-20-tylh8o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=706&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/496720/original/file-20221122-20-tylh8o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=706&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/496720/original/file-20221122-20-tylh8o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=706&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/496720/original/file-20221122-20-tylh8o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=887&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/496720/original/file-20221122-20-tylh8o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=887&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/496720/original/file-20221122-20-tylh8o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=887&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Presentación del sistema polifásico de generación eléctrica de Tesla en la Exposición Mundial Colombina en Chicago, 1893.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:TeslaPOLYPHASEColumbianEXPO1893rwLIPACKownerB.pdf">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>El gas contaba con un as bajo la manga: la aparición de varios inventos alargaron su vida útil y le sirvieron para sobrevivir unas décadas más. Pero al entrar el siglo XX, la electricidad comenzó a ganar terreno rápidamente, sobre todo en el alumbrado. Arrinconó al gas en los usos domésticos, como la cocina, la calefacción o el baño. El relevo estaba casi listo.</p>
<p>Los ciudadanos percibían que, tarde o temprano, <a href="https://revistes.ub.edu/index.php/HistoriaIndustrial/article/view/20464">la iluminación de las calles terminaría siendo monopolizada por la electricidad</a> debido a la calidad indiscutiblemente superior de su luz. El nuevo sistema era más eficiente y la iluminación de mayor calidad. Su resplandor fascinó a la gente, deseosa de sustituir un sistema que consideraban atrasado por otro que era símbolo de modernidad. </p>
<h2>Una luz mágica y limpia</h2>
<p>La luz eléctrica despedía un halo de magia. Era la primera iluminación que no requería ser encendida (como ocurría con el gas, y antes con las luces de carburo o petróleo) y no producía malos olores ni humos.</p>
<p>Los centros de las ciudades fueron los primeros espacios alumbrados con electricidad. Las actividades de ocio, como los teatros, fueron pioneras en su instalación, además de los negocios de prestigio (hoteles) y las viviendas de la clase pudiente. En Nueva York, Broadway era conocida como la <em>Great White Way</em> debido a su profusa iluminación. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/496734/original/file-20221122-22-74fr2m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/496734/original/file-20221122-22-74fr2m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/496734/original/file-20221122-22-74fr2m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=746&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/496734/original/file-20221122-22-74fr2m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=746&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/496734/original/file-20221122-22-74fr2m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=746&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/496734/original/file-20221122-22-74fr2m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=937&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/496734/original/file-20221122-22-74fr2m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=937&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/496734/original/file-20221122-22-74fr2m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=937&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Fotografía nocturna de Broadway, 1908.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.loc.gov/resource/cph.3a24825/">Library of Congress</a></span>
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<p>La magia de la luz parecía adictiva. Conforme se extendía por las ciudades, la sociedad demandaba que hubiese más calles alumbradas con lámparas y farolas eléctricas. Los transportes también ayudaron, porque los tranvías (hasta entonces tirados por mulas) se electrificaron gracias a la introducción de los motores eléctricos a finales de los años noventa de aquel siglo.</p>
<p>El perfeccionamiento de la lámpara de Edison permitió a la electricidad soñar con entrar en los hogares. No fue un proceso sencillo. La electricidad seguía siendo cara (<a href="https://theconversation.com/luz-y-gas-en-el-mercado-espanol-contratacion-regulada-y-contratacion-libre-191997">como ahora</a>) y las empresas de gas no estaban dispuestas a morir sin luchar. Así que, mediante campañas publicitarias, intentaron mostrar sus cualidades y las desventajas de la electricidad.</p>
<h2>La guerra, el empujón definitivo</h2>
<p>Y llegó la Primera Guerra Mundial. La batalla por el alumbrado continuaba. La electricidad todavía no había conseguido imponerse. Pero el conflicto tuvo un impacto muy negativo sobre el gas ciudad, sobre todo en Europa. La materia prima con que se fabricaba (la hulla) escaseaba y su precio se había disparado.</p>
<p>En cambio, la electricidad en esos años se obtenía a partir de saltos de agua, que requerían unos costes iniciales elevados pero, a la larga, resultaba más económica de producir y de vender. Sólo se necesitaba un sistema de transporte barato: las redes de alta tensión, que se comenzaron a construir a finales del siglo XIX.</p>
<p>Tras la guerra, el gas comenzó a perder posiciones. Las empresas eléctricas conquistaron definitivamente el alumbrado urbano y el gas quedó acorralado en los hogares (cocina, calefacción, agua caliente). </p>
<p>Finalmente, durante los años veinte y treinta, las compañías eléctricas experimentaron un proceso de concentración mediante fusiones. Esto les permitió dominar el sector energético durante el resto del siglo, a pesar de la aparición del gas natural tras la Segunda Guerra Mundial, que nunca se usó en el alumbrado. Pero esa es otra historia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/193163/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jesús Mirás Araujo recibe fondos de Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España y Fondos FEDER.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Nuria Rodríguez Martín recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Gobierno de España, y Fondos FEDER. </span></em></p>En el siglo XX, la electricidad sustituyó al gas en la iluminación y este quedó relegado a usos domésticos como la cocina y la calefacción. Los ciudadanos quedaban maravillados por la magia de la luz eléctrica en las calles.Jesús Mirás Araujo, Profesor Titular de Historia Económica, Universidade da CoruñaNuria Rodríguez Martín, Profesora Ayudante Doctora de Historia Contemporánea, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1941852022-11-08T18:38:38Z2022-11-08T18:38:38ZCOP27: un año después del pacto de Glasgow, el mundo quema más combustibles fósiles que nunca<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/494070/original/file-20221108-12-xoz1e5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C0%2C6221%2C4147&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pollution-smoke-factor-plan-air-sky-2126956787">Shutterstock / Lane V. Erickson</a></span></figcaption></figure><p>La quema de combustibles fósiles causó <a href="https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/downloads/report/IPCC_AR6_WGI_Full_Report_smaller.pdf">el 86% de todas las emisiones de CO₂</a> durante los últimos diez años. A pesar de ser los principales responsables del calentamiento global, el carbón, el petróleo y el gas apenas fueron mencionados en los textos oficiales de las anteriores cumbres de la ONU sobre el cambio climático.</p>
<p>Todo esto <a href="https://www.ejiltalk.org/breaking-a-taboo-fossil-fuels-at-cop26/">cambió</a> en la COP26 de noviembre de 2021, donde se firmó <a href="https://unfccc.int/process-and-meetings/the-paris-agreement/the-glasgow-climate-pact-key-outcomes-from-cop26">el pacto climático de Glasgow</a>. El acuerdo contenía el primer reconocimiento del papel de los combustibles fósiles en el cambio climático. También instaba a los países a eliminar gradualmente las medidas que subvencionan la extracción o el consumo de combustibles fósiles y a “reducir” la energía procedente del carbón.</p>
<p>Con la COP27 en Sharm El Sheikh (Egipto) ha llegado el momento de actualizar los avances. Por desgracia, las noticias no son buenas. La actual crisis energética –y las respuestas a corto plazo de los gobiernos de todo el mundo– han dificultado el cumplimiento de los objetivos del pacto de acabar con el dominio de los combustibles fósiles.</p>
<h2>La crisis energética mundial</h2>
<p>La situación actual es probablemente la primera de este tipo en la que los precios de todos los combustibles fósiles se han disparado simultáneamente. Esto ha disparado a su vez los precios de la electricidad.</p>
<p>Europa ha tenido que adaptarse rápidamente a que Rusia, desde su invasión de Ucrania, utilice sus exportaciones de gas como arma. Cuando el Kremlin cortó el suministro de gas por gasoducto, los países europeos se lanzaron al mercado mundial de gas natural licuado (GNL) y aumentaron las importaciones de socios tradicionales como Noruega y Argelia.</p>
<p>Esto ha elevado los precios del gas natural a niveles estratosféricos y ha propiciado <a href="https://ukerc.ac.uk/news/the-eus-global-scramble-for-gas/">una carrera mundial por el gas</a> en la que Europa supera las ofertas de las economías en desarrollo para los envíos de GNL esenciales, abocando a países como Pakistán y Bangladesh a una crisis más profunda.</p>
<p>Para mantener las luces encendidas, algunas de estas economías en desarrollo están recurriendo al más contaminante de los combustibles fósiles: el carbón. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) <a href="https://www.iea.org/reports/coal-market-update-july-2022/demand">prevé</a> que en 2022 el consumo mundial de carbón iguale su máximo histórico de 2013.</p>
<p>En la UE se espera que la demanda de carbón (principalmente para el sector eléctrico) aumente un <a href="https://www.iea.org/reports/coal-market-update-july-2022/demand">6,5%</a>. Si se mantienen las tendencias actuales de la demanda, el consumo mundial de carbón sólo será un 8,7% menor en 2030 que en 2021. Para alcanzar las emisiones netas cero en 2050 el consumo de carbón debería ser un 32% menor.</p>
<p>La Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+), sobre todo Rusia, decidieron recientemente reducir la producción de petróleo en 2 millones de barriles al día en un intento de <a href="https://dawnmena.org/a-storm-is-brewing-in-oil-markets-after-the-opec-cuts/">aumentar los precios del petróleo</a>. Aunque la OPEP+ justifica su decisión afirmando que se anticipa a una recesión mundial que podría tener como consecuencia una repetición de los desplomes del precio del petróleo de 2008, 2014 y 2020, <a href="https://www.ft.com/content/70853af8-b7a4-4a28-bdfe-b4f3e375a1f0">la UE y EE.UU. consideran que la medida no es financiera sino política</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/493329/original/file-20221103-20-6w5l0x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/493329/original/file-20221103-20-6w5l0x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493329/original/file-20221103-20-6w5l0x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=368&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493329/original/file-20221103-20-6w5l0x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=368&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493329/original/file-20221103-20-6w5l0x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=368&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493329/original/file-20221103-20-6w5l0x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=462&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493329/original/file-20221103-20-6w5l0x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=462&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493329/original/file-20221103-20-6w5l0x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=462&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los precios del petróleo vuelven a subir.</span>
<span class="attribution"><span class="source">WTI/Mathieu Blondeel</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Para reducir los elevados precios de los combustibles fósiles, los gobiernos de todo el mundo recurren a las mismas subvenciones que acordaron eliminar. Estas <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-02847-2">subvenciones</a> reducen el coste del combustible para los consumidores fijando el precio en los surtidores de gasolina, por ejemplo.</p>
<p>Tras un notable descenso en 2020, las subvenciones a los combustibles fósiles aumentaron en 2021. Y la crisis energética actual ha provocado otro fuerte aumento según la estimación de la AIE para 2022. En el pasado, las economías en desarrollo fueron criticadas por utilizar estas herramientas fiscales, sobre todo por subvencionar el consumo de combustibles fósiles. Estas críticas suenan especialmente vacías ahora que los países ricos se apresuran a hacer lo mismo.</p>
<h2>Combustibles fósiles en la COP27</h2>
<p>Los aliados de Estados Unidos y Europa presionaron a los países en desarrollo en la COP26 para que se comprometieran a tomar medidas más audaces para eliminar el carbón, promoviendo el gas natural como <a href="https://www.iea.org/reports/the-role-of-gas-in-todays-energy-transitions">combustible útil para la transición</a>. Ahora, Europa está limitando el acceso a las fuentes alternativas al superar la oferta de los países en desarrollo de Asia y América Latina en el mercado mundial de GNL, al tiempo que enciende sus propias <a href="https://www.lemonde.fr/en/economy/article/2022/09/02/despite-climate-commitments-the-eu-is-going-back-to-coal_5995594_19.html">centrales de carbón</a> paralizadas o prolonga la vida útil de las que están en funcionamiento.</p>
<p>Los líderes occidentales también <a href="https://www.cnbc.com/2022/07/08/india-isnt-likely-to-stop-buying-russian-oil-any-time-soon-heres-why.html">han criticado a China e India</a> por comprar petróleo y gas ruso, financiando así la invasión de Putin. Pero desde el inicio de la guerra, <a href="https://www.russiafossiltracker.com/">Rusia ha ganado 108.000 millones de euros sólo en ventas de combustibles fósiles a la UE</a>, lo que supone más de la mitad de los ingresos del país por exportaciones de petróleo y gas.</p>
<p>Aunque los flujos a través de gasoductos desde Rusia a la UE han disminuido considerablemente, las exportaciones rusas de GNL <a href="https://ec.europa.eu/info/sites/default/files/energy_climate_change_environment/overall_targets/documents/quarterly_report_on_european_gas_markets_q2_2022_final_0.pdf">han aumentado</a>. La baja demanda de gas en China (debido a las actuales restricciones por la covid-19) es la salvación que ha permitido a Europa <a href="https://theconversation.com/nord-stream-leaks-where-will-europe-get-its-gas-from-now-191529">llenar sus tanques</a> de almacenamiento antes del invierno.</p>
<p>Un año después del pacto climático de Glasgow, los compromisos y las promesas de reducción emisiones han decaído ante las preocupaciones inmediatas. Una carrera a corto plazo por el gas y el carbón podría tener sentido dada la conmoción que supuso la invasión de Rusia, pero lo ideal sería que los precios de los combustibles fósiles se dispararan para acelerar la transición a las energías renovables.</p>
<p>El mero hecho de cambiar de un exportador a otro el suministro de los combustibles fósiles es malo para el clima y, desde luego, no hace que el suministro de energía sea más seguro y asequible. Más que una crisis de precios de la energía, el mundo se enfrenta a una crisis de precios de los combustibles fósiles.</p>
<p>La AIE prevé que la demanda de combustibles fósiles alcance su punto máximo <a href="https://www.iea.org/reports/world-energy-outlook-2022/executive-summary">en cinco años</a> gracias a programas como el plan RePowerEU de la UE, la Ley de Reducción de la Inflación de EE.UU. y el plan de transformación verde de Japón, que incentivan las energías renovables. Pero, a pesar de estas intervenciones, las actuales trayectorias de las emisiones predicen <a href="https://www.unep.org/resources/emissions-gap-report-2022">un calentamiento de 2,6ºC para 2100</a>, muy por encima de los objetivos del acuerdo de París.</p>
<p>Las negociaciones de la COP27 deben celebrarse con el pleno conocimiento de que los combustibles fósiles no van a dejar de formar parte del mix energético mundial. Los países desarrollados deben asumir un papel de liderazgo en su eliminación para permitir que los países en desarrollo se adapten a un ritmo más lento. Esta es la clave para una transición justa que permita abandonar los combustibles que provocan el colapso del clima.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/194185/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Mathieu Blondeel no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En la COP26 se señaló a los combustibles fósiles como el principal problema. Un año después no estamos más cerca de eliminarlos.Mathieu Blondeel, Research Fellow, Strategy & International Business Group, Warwick Business School, University of WarwickLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1800532022-04-05T17:32:44Z2022-04-05T17:32:44ZLa cooperación y solidaridad entre países aseguraría el gas en Europa si Rusia cortara el suministro<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/456088/original/file-20220404-26-5zcl9p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4393%2C2470&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Muchos países de la UE han invertido en plantas de regasificación de gas natural licuado que llega por mar.
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/aerial-drone-photo-lng-liquified-natural-2135903487">Aerial-motion / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La Unión Europea se encuentra inmersa en un proceso de transición energética hacia un futuro escenario 100 % renovable. Sin embargo, mientras no se desarrollen proyectos de almacenamiento de electricidad a gran escala para cubrir la intermitencia de la energía eólica y la energía solar, los sistemas eléctricos continuarán dependiendo de fuentes convencionales, entre ellas las centrales eléctricas alimentadas con gas natural. Estas plantas de generación desempeñan actualmente un importante papel en la seguridad del suministro eléctrico.</p>
<p>Asumiendo que el gas natural es un combustible de transición para apoyar el desarrollo de energías renovables a corto y medio plazo, se espera que su demanda disminuya a largo plazo. Esta perspectiva limita las inversiones futuras en nuevas capacidades de infraestructura de transmisión y almacenamiento de gas. </p>
<p>Además, la conflictiva situación <a href="https://theconversation.com/es/topics/crisis-de-ucrania-117029">geopolítica actual</a> va a acelerar el proceso de <a href="https://theconversation.com/puede-el-conflicto-entre-rusia-y-ucrania-influir-en-la-descarbonizacion-de-europa-177862">descarbonización de la Unión Europea</a> para reducir su dependencia de las importaciones de gas natural de Rusia (en torno al 40 % del total), como han anunciado recientemente las autoridades comunitarias. </p>
<h2>Políticas energéticas nacionales y comunitarias</h2>
<p>La interrupción del tránsito de gas ruso a través de Ucrania en 2006 y 2009 ya dejó importantes afecciones a la industria y los ciudadanos, particularmente en 2009. </p>
<p>Como reacción a estos sucesos, el Parlamento Europeo aprobó dos reglamentos: el <a href="https://www.boe.es/doue/2010/295/L00001-00022.pdf">Reglamento (UE) 994/2010</a> y, posteriormente, el <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32017R1938&from=es">Reglamento (UE) 2017/1938</a>. Su objetivo era limitar los efectos de las interrupciones de gas mediante la cooperación entre los Estados miembros y la mejora de la seguridad del suministro europeo. </p>
<p>Desde entonces, los países de la UE han realizado muchas inversiones en nuevas interconexiones transfronterizas, almacenamientos subterráneos de gas y plantas de regasificación. Estas últimas con objeto de diversificar el origen del abastecimiento de gas por vía marítima (gas natural licuado o GNL). </p>
<p>Curiosamente, algunos países, entre ellos Alemania, fiaron su suministro únicamente al abastecimiento por gasoducto, principalmente con gas procedente de Rusia. Algo que se ha demostrado como una estrategia muy vulnerable. Otros, como España y Francia, han diversificado notablemente su aprovisionamiento en los últimos años gracias a su apuesta por el gas natural licuado.</p>
<p>Las normativas europeas no buscan reemplazar el rol de los países en la definición de sus políticas energéticas. Su objetivo es favorecer el apoyo mutuo entre países productores de gas natural, países importadores de gas natural licuado, países de tránsito de gas por gasoductos y el resto de Estados de la UE. También se han propuesto <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32019R0941&from=ES">mecanismos de cooperación similares en el sector eléctrico</a> para hacer frente a posibles riesgos en las infraestructuras.</p>
<h2>Mecanismos para afrontar las crisis energéticas</h2>
<p>El Reglamento (UE) 2017/1938 insta a cada uno de los Estados miembros de la UE a elaborar sendos planes preventivos y de emergencia para afrontar y gestionar situaciones de crisis de suministro de gas natural, ya sean en el propio país o en los países vecinos. </p>
<p>Por otro lado, una de las principales innovaciones de este reglamento es la creación de 13 grupos de riesgo ante crisis de suministro de gas natural. Es una forma de favorecer la cooperación regional entre los países integrantes.</p>
<p>Un grupo de riesgo está formado por un conjunto de Estados miembros, cercanos geográficamente, que comparten rutas de suministro y riesgos en caso de crisis de aprovisionamiento. Además, se encuentran conectados por gasoductos transfronterizos. Así, pueden intercambiar flujos de gas entre ellos de forma relativamente ágil. </p>
<p>Según el planteamiento en materia de cooperación regional del citado reglamento, si un Estado miembro sufre algún tipo de disrupción en su red gasista nacional que afecte de manera importante al suministro y no pueda ser solucionada con medidas nacionales, debería solicitar primero ayuda a los Estados pertenecientes a su grupo de riesgo. En el caso de que esta no fuese suficiente, contactaría con el resto de países miembros de la UE. </p>
<p>Este auxilio prestado a un Estado en crisis por otros territorios vecinos en situaciones de emergencia se denomina “mecanismo de solidaridad”. Para ayudar a definir las disposiciones jurídicas, técnicas y financieras entre los países miembros que permitan la aplicación del mecanismo de solidaridad, entre ellos la forma de pago del gas enviado a un país vecino, la Comisión Europea publicó la <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32018H0177&from=EN">Recomendación (UE) 2018/177</a>.</p>
<h2>Uso coordinado de las infraestructuras energéticas</h2>
<p>En un reciente <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2211467X21000924">trabajo de investigación</a> publicado en la revista <em>Energy Strategy Reviews</em>, ofrecemos medios para cumplir los objetivos del Reglamento (UE) 2017/1938, es decir, proporcionar un enfoque más cooperativo, reducir el impacto de las interrupciones del suministro de gas y abordar las posibles vulnerabilidades en algunos Estados miembros, reveladas en la investigación. </p>
<p>En el estudio, proponemos una metodología matemática de optimización para maximizar la cobertura de la demanda de gas natural en la UE durante una crisis de suministro de catorce días. La herramienta facilita estrategias para usar mejor los recursos e infraestructuras disponibles.</p>
<p>Demostramos cómo la utilización coordinada de las infraestructuras permitiría a los países de la UE cubrir globalmente hasta el 97 % de su demanda de gas natural ante una interrupción total del gas procedente de Rusia por gasoducto durante dos semanas de invierno, considerando una demanda máxima de gas y los almacenamientos subterráneos en niveles mínimos de existencias. </p>
<p>En este caso, los países de Europa Sudoriental resultarían más vulnerables a las interrupciones de gas de Rusia. Por su parte, la península ibérica y Grecia estarían más expuestas a interrupciones del suministro de gas licuado por vía marítima.</p>
<p>En definitiva, la cooperación es un valor fundamental para que los países europeos puedan enfrentar los retos del futuro inmediato, en un escenario de elevada incertidumbre respecto del gas natural procedente de Rusia. </p>
<p>Las inversiones realizadas en los últimos años en la UE para mejorar la seguridad del suministro y los planes para diversificar el abastecimiento, junto con la disponibilidad de instrumentos de cooperación y mecanismos de solidaridad, pueden ayudar a afrontar en mejor posición las posibles contingencias.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180053/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José María Yusta Loyo recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación.</span></em></p>Varios reglamentos de la UE establecen que, ante una crisis de abastecimiento, los Estados miembros deben apoyarse y coordinarse para optimizar el uso de las infraestructuras y recursos.José María Yusta Loyo, Profesor titular de universidad. Experto en mercados energéticos e infraestructuras críticas, Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1794062022-03-29T19:07:04Z2022-03-29T19:07:04ZPericles y la propuesta de Borrell de hacer un consumo responsable del gas ruso<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/453969/original/file-20220323-27-1749ijt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=25%2C6%2C4255%2C2760&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Tubería con la palabra gas escrita en ruso.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pipe-bend-oil-refinery-night-word-1837798201">Shutterstock / LETOPISEC</a></span></figcaption></figure><p>El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, lanzaba hace unos días <a href="https://www.europapress.es/catalunya/noticia-borrell-insiste-pedir-bajar-consumo-reducir-dependencia-gas-ruso-20220317184417.html">una propuesta a la ciudadanía</a>: bajar el termostato de las calefacciones para reducir así el consumo de gas y disminuir la dependencia del gas ruso. Lo hacía invocando a nuestra responsabilidad ciudadana en el contexto de la invasión rusa de Ucrania. </p>
<p>Más allá de la eficacia de esta medida, tanto el fondo como la forma de la propuesta ofrecen sugerentes ángulos de análisis. ¿Dónde empieza y dónde termina la responsabilidad del ciudadano y, correlativamente, la del responsable político en relación con los comportamientos que cabe esperar de nosotros como personas consumidoras? Vayamos por partes.</p>
<h2>Respuesta política a una coyuntura bélica</h2>
<p>Si atendemos al contenido concreto de la propuesta de Borrell, no hay muchas novedades: la recomendación de reducir el consumo de combustibles fósiles se realiza actualmente desde muy diversos frentes, existiendo un amplio consenso sobre su necesidad y urgencia. Sin embargo, el alto representante no lo hace en este caso por razones de sostenibilidad medioambiental, sino como respuesta política en una coyuntura bélica. </p>
<p>La iniciativa se orienta a incidir en el mercado, impulsando decisiones de consumo individual con la intención de afectar económicamente a un proveedor (un país, en este caso) identificado como una amenaza. También podría entenderse como un aviso sobre una coyuntura de mercado que conducirá inevitablemente a una escasez de oferta y un aumento de precios. Ambos efectos harán que se amplíe el grupo de demandantes no atendidos en la provisión, no lo olvidemos, de un bien básico.</p>
<p>Que un representante político interpele a quienes debemos legitimar su labor y nos traslade una recomendación que, a su juicio, juega a favor de la defensa de nuestros intereses, es un ejercicio que no es loable simplemente. Es, al menos en su carácter formal, lo propio de su labor, lo pertinente. </p>
<p>Sin embargo, es necesario también tener en cuenta que sobre el contenido concreto de esta propuesta la cuestión no está tan clara, y no solo por la eficacia esperable de lo que se aconseja. Lo hemos visto mucho últimamente: políticos convertidos en meros agoreros, portadores de malas noticias realizando continuas apelaciones a la responsabilidad ciudadana que esconden una flagrante falta de capacidad en la gestión de su propia responsabilidad. </p>
<h2>El concepto de responsabilidad ciudadana de Pericles</h2>
<p>El segundo ángulo de análisis que ofrece la declaración de Borrell apunta, como decíamos, a la consecuente responsabilidad ciudadana a la que se apela. En este aspecto, podemos encontrar algo de luz en unas palabras atribuidas a Pericles –político de la Edad de Oro ateniense– y recogidas por el historiador Tucídides en <em><a href="https://rebelion.org/el-discurso-funebre-de-pericles-tucidides/">El discurso fúnebre de Pericles</a></em>. En ese texto, Pericles plantea que aquellos ciudadanos griegos que decidían no participar en los asuntos públicos deben ser tomados no solo por inactivos, sino por inútiles. O lo que es lo mismo: indignos de la ciudad.</p>
<p>El discurso de Pericles resulta pertinente en este caso no solo por su claridad a la hora de trasladar una concepción de la ciudadanía muy concreta. Lo hace, además, enmarcado también dentro de un conflicto de naturaleza bélica –en su caso, la guerra del Peloponeso–. Sin embargo, la brillantez reside, sobre todo, en que las reflexiones que subyacen en dicho texto nos llevan más allá de lo puramente contingente. Describen una forma de entender la responsabilidad de la ciudadanía que no solo se activa en momentos de extremas coyunturas, sino como parte inherente a nuestra propia condición ciudadana.</p>
<p>¿Qué cabría esperar de un ciudadano consciente de esta responsabilidad en estos tiempos de ciudadanía global? La recomendación de Borrell nos invita a pensar sobre aquellos compromisos ciudadanos que estamos llamados a asumir si queremos contribuir a la construcción de lo que Aristóteles llamó “una buena comunidad política”. En este sentido, la recomendación de Borrell sobre el gas ruso apunta en una dirección muy sugerente: ¿somos conscientes de las consecuencias que tienen nuestras decisiones individuales de consumo, agregadas globalmente?</p>
<p>No sabemos si Borrell lo tiene tan claro, pero parece difícil negar que la ciudadanía pueda convertirse en un sujeto político activo y significativo a través de sus decisiones de consumo. Otros han lanzado antes mensajes similares que reconocen este potencial transformador de la ciudadanía, aludiendo a nuestro potencial para generar bien común incidiendo en la demanda de determinados productos y servicios.</p>
<h2>El modelo de empresa ciudadana</h2>
<p>¿Han oído hablar del modelo de empresa ciudadana? Por ahí van los tiros. Actores económicos atentos a los impactos sociales y medioambientales, y sensibles a las respuestas de la sociedad civil a esos impactos. Quizás hoy se trata de pedir a la ciudadanía alemana o finlandesa que reduzca su consumo de gas ruso. Puede que mañana toque recordarnos que el consumo de determinada carne es insostenible o que algunas prácticas laborales en proveedores textiles son inaceptables. Puede que la potencia encerrada en la declaración de “no con mi dinero” sirva para incentivar a las entidades financieras a mejorar sus servicios o revisar sus inversiones.</p>
<p>Es bien cierto que desencadenar estas dinámicas exige de una serie de condiciones de contexto nada fáciles: legitimidad y reconocimiento en quien las propone, transparencia y rendición de cuentas por parte los actores económicos, marcos normativos adecuados… Elementos que, en definitiva, nos hablan nuevamente de una buena comunidad política. </p>
<p>No dejemos que Pericles nos tome, no ya por inactivos, sino por inútiles. El planeta y los seres humanos que lo habitamos no podemos permitírnoslo. Y especialmente las víctimas que, además, tampoco pueden esperar. Mantengámonos activos y, por lo tanto, dignos de la ciudad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179406/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La responsabilidad ciudadana a la que apelaba Pericles para cumplir con los compromisos sociales del pueblo griego tiene mucho que ver con la petición de Josep Borell de disminuir el consumo de gas ruso para dañar a Putin.Pedro M. Sasia Santos, Director del Area de Humanidades de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Deusto, Universidad de DeustoMikel Sasia Tomas, Doctorando por la Universidad Autónoma de Madrid en el programa de Filosofía y Ciencias del Lenguaje, Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.