La preeclampsia es un trastorno hipertensivo que puede comprometer seriamente la salud de las madres y los bebés. Aunque se haya avanzado en su prevención, diagnóstico y tratamiento, hace falta más investigación para saber por qué se origina.
El estilo de vida de las madres puede condicionar en su descendencia un mayor riesgo de sufrir diferentes enfermedades en la edad adulta. Es lo que se conoce como “programación metabólica”.
Sentirse triste después de dar a luz no siempre es síntoma de depresión. Este trastorno empieza a gestarse durante el embarazo y se manifiesta con baja autoestima, insomnio e imposibilidad de disfrutar del momento, entre otras señales.
Una investigadora de la Universidad de Oslo ha publicado recientemente un artículo científico en el que defiende la pertinencia de que las mujeres en muerte cerebral sean utilizadas para gestar, comparándolo con los testamentos vitales en los que se expresa un deseo de ser donante de órganos.
La muerte del bebé en las últimas semanas del embarazo o al nacer es un trauma que se puede aliviar mediante la donación de la leche que sigue produciendo la madre.
En los últimos 20 años el ejercicio físico durante el embarazo ha demostrado ser un eficaz elemento de cuidado y mejora de la salud integral de la mujer gestante. Además de repercutir positivamente en la salud presente y futura de los hijos.
Las grandes crisis siempre han afectado a la población. En las guerras por las muertes directas y al descenso de natalidad posterior. En las pandemias, además de la mortalidad, se añaden el posible efecto directo de la enfermedad sobre la fertilidad y el efecto indirecto sobre las decisiones de las parejas a la hora de concebir.
Aunque aún no se dispone de ensayos con vacunas en embarazadas, tanto el Ministerio de Sanidad de España como la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia recomiendan la vacunación de mujeres embarazadas.
¿Tras esta devastadora pandemia por COVID-19 nacerán más niñas? Los datos sobre el sexo de los bebés nacidos en situaciones de adversidad nos hace sospechar que sí.
La Universidad Politécnica de Madrid y el Hospital Severo Ochoa de Leganés ponen en marcha un proyecto pionero destinado a la mejora de la salud del futuro ser humano a través de un embarazo activo.
Los hijos de mujeres con altos niveles de estrés en el embarazo tienen mayor riesgo de sufrir autismo, cólico del lactante u obesidad a lo largo de sus vidas.
¿Es posible que las madres transmitan anticuerpos protectores a sus recién nacidos? ¿Deberían las embarazadas ser consideradas grupo de prioridad en las estrategias de vacunación? Un estudio internacional trabaja para desvelar las respuestas.
El 4 de junio se celebra el Día Mundial de la Fertilidad. Una de cada tres mujeres europeas lleva en su ADN un gen procedente de los neandertales que aumenta su capacidad reproductiva. Un ejemplo de los muchos genes implicados en la fertilidad.
Durante el embarazo el cuerpo de la madre sufre una serie de cambios fisiológicos destinados al desarrollo del feto. Y eso hace necesario aumentar la ingesta de ciertos nutrientes. ¿Cómo exactamente?
Catedrática de Nutrición. Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Profesor en la Universidad del País Vasco. Investigador del grupo Nutrición y Obesidad del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn) y del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)