Se puede hacer un gran titular sobre el coronavirus basándonos en un único resultado publicado por personas de ciencia en revistas de ciencia. Pero ojo, porque como mínimo hay que contrastar y validar los resultados.
Las citoquinas, como las producidas en la infección por el SARS-CoV-2, son proteínas que activan el sistema inmune. En algunos casos, pueden producir una respuesta inflamatoria descontrolada y generalizada.
Cementerio de Longbyearbyen (islas Svalbard, Noruega) donde yace un grupo de mineros víctimas de la epidemia de gripe de 1918.
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Resulta paradójico que nuestro profundo conocimiento de la organización viral no haya permitido prevenir y controlar tan terribles pandemias. ¿A qué se debe?
Recreación en 3D del virus del papiloma humano (VPH).
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Hasta el 50% de las menores de 25 años se infectan con el VPH tras mantener relaciones sexuales no protegidas. La mala noticia es que puede causar cáncer. Y la buena, que se previene con una vacuna.
La visión más extendida de los virus es la de meros agentes causantes de enfermedades. Pero los virus son mucho más que eso: han acompañado a la vida desde sus orígenes y han contribuido a moldearla.
El pasado 13 de agosto se conoció un nuevo caso mortal de fiebre hemorrágica de Crimea Congo en España. El paciente murió antes de dar con el diagnóstico. ¿Hay motivos para preocuparse?
¿Existen áreas del cuerpo donde el SARS-CoV-2 pueda esconderse del sistema inmunitario?
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Una infección crónica o persistente se mantiene durante meses o incluso años, típicamente escondida en áreas del cuerpo poco accesibles para el sistema inmune.
Profesor de Microbiología. Señalización y respuesta a estrés en levaduras patógenas. Mecanismos de acción antifúngica: nuevos productos naturales., Universidad de Murcia