El incremento notable de la incidencia de esta enfermedad altamente contagiosa advierte de que nos hallamos en una nueva onda epidémica. La mejor respuesta es la vacunación, que evita los casos graves.
Estamos justo en el momento del incremento de la curva de infecciones de gripe, que este año ha coincidido con la Navidad y el aumento de los contactos sociales. El Ministerio de Sanidad acaba de establecer como obligatorio el uso de mascarillas en hospitales y centros de salud.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ha dado luz verde a la primera inmunización contra el virus VRS, que puede afectar gravemente al aparato respiratorio. Pronto llegarán otras vacunas, aunque los niños tendrán que esperar aún.
La gripe debilita parcialmente nuestro sistema inmune, causando daños en el tracto respiratorio que algunas bacterias aprovechan para hacer también de las suyas.
Los datos disponibles indican que este año no hay mayor número de infecciones respiratorias, ni más graves, ni tampoco provocan mayor mortalidad. Lo que sí ha cambiado es la actitud de la población, que busca atención sanitaria con más frecuencia que antes de la pandemia.
Los niños tienen un sistema inmune inmaduro que responde peor a las infecciones. Además de que sus vías aéreas, al ser más pequeñas, se obstruyen más fácilmente por la inflamación y la acumulación de moco.
Ahora que el cuarto invierno pandémico está a las puertas del hemisferio norte, ¿qué podemos esperar? La incertidumbre no se centra tanto en si tendremos un repunte de infecciones, que es muy probable, como en cuántos casos graves va a producir.
Estábamos finalizando la campaña masiva de vacunación de covid-19, iniciando la de los niños y administrando la tercera dosis para mayores cuando, de repente, surge con fuerza una nueva variante, la ómicron, que altera nuestras vidas y nuestros planes navideños.
La llegada del invierno y las bajas temperaturas favorecen la proliferación de los resfriados. ¿Por qué? Porque la respuesta inmune es peor, porque pasamos más tiempo en espacios cerrados y por el uso de la calefacción.
Las medidas higiénicas implantadas para la prevención de la covid-19 supusieron la práctica ausencia de las enfermedades respiratorias más frecuentes entre los niños, aunque no todas, durante el último año. ¿Qué pasará este invierno?
Aunque sin alcanzar la dimensión de la covid-19, otras infecciones respiratorias agudas causadas por virus han estado con nosotros produciendo gran número de muertes. Y lo seguirán haciendo tras la pandemia.
A pesar de que, por diversos factores preventivos, parece menos probable que una persona con EPOC se contagie de covid-19; en caso de hacerlo, su pronóstico será más grave.
Las infecciones virales respiratorias son más frecuentes en los meses fríos. En el hemisferio norte en estos momentos nos enfrentamos a unas condiciones que pueden recrudecer la pandemia.
PhD Student en la Universidad CEU San Pablo. PFIS en el Instituto de Salud Carlos III y Visitor Researcher en Mount Sinai, NY, Universidad CEU San Pablo