Estudiar el material genético del SARS-CoV-2 nos ha permitido saber más sobre este patógeno, pero ¿cómo hemos llegado a tener la capacidad de descifrar el genoma?
Las ventajas evolutivas no se dan juntas: las plantas que crecen más rápido son más sensibles al estrés y viceversa. La ingeniería genética permite crear ejemplares que combinan ambas características.