Acaban de calcular que si el sistema inmunitario fuese un órgano sólido pesaría 1.2 kg. O lo que es lo mismo, tendría casi el mismo peso del hígado, considerado el órgano más grande y pesado.
Los linfocitos T son imprescindibles para defendernos de amenazas como virus, bacterias o células tumorales. Sin embargo, necesitan pasar por un intenso proceso “educativo” antes de estar listos para el combate.
Según los últimos estudios, su microbiota podría actuar a su favor o en su contra, bien provocando anemia, bien acudiendo al rescate cuando ya se ha desarrollado la enfermedad.
Cuando la proteína VAV1 se activa de manera errónea, los linfocitos T, que supuestamente deberían protegernos, se descontrolan y promueven la formación de linfomas.
El sistema inmunitario no es como un clavo que se va hundiendo más y más a cada golpe: si no responde a la primera o segunda dosis, lo más seguro es que no responda ni a la tercera ni a la cuarta.
Profesora e investigadora del Departamento de Biología Celular en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UCM y el Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols (CSIC-UAM), Universidad Complutense de Madrid
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide