Si tenemos en cuenta que la esperanza de vida ha retrasado la edad de jubilación, conviene enfrentarse a los años a partir de los 50 como años productivos en los que poner en práctica cambios y sueños.
La biología, la neurociencia y la sociedad no están de acuerdo a la hora de acotar la edad en la que se es adolescente. Cada persona evoluciona de manera distinta, pero la adolescencia sigue teniendo una injusta connotación negativa.