tag:theconversation.com,2011:/us/topics/neonatologia-83036/articlesneonatología – The Conversation2024-02-05T00:34:46Ztag:theconversation.com,2011:article/2214322024-02-05T00:34:46Z2024-02-05T00:34:46ZEl lugar que ocupa la familia en la UCI neonatal<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/571831/original/file-20240129-29-4fxoz7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C75%2C5136%2C3581&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/premature-neonate-special-incubator-1184905792">Pushba/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Mariela nació antes de tiempo. Su madre tuvo que dormir durante semanas en un sillón incómodo a su lado. Le hubiese gustado contar con una cama para descansar después del parto y del estrés del hospital. Para colmo, solo había una ducha compartida, lejos de las habitaciones de los bebés, y tenía que salir a la cafetería del hospital para poder comer. </p>
<p>Como Mariela, uno de cada diez niños en el mundo nace antes de completar las 37 semanas de embarazo. La prematuridad se ha convertido en la principal causa de muerte infantil y de discapacidad a largo plazo. </p>
<h2>¿Dónde se cuida al prematuro?</h2>
<p>Los niños y niñas prematuros son atendidos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) neonatales. El diseño arquitectónico de estas unidades influye en el comportamiento de los profesionales sanitarios y de los familiares. Además, condiciona el entorno sensorial del prematuro, lo que afecta a su neurodesarrollo en un momento de máximo crecimiento cerebral. </p>
<p>Los ingresos prolongados en unidades neonatales provocan la separación antinatural de la familia. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que la medida neuroprotectora más efectiva es el contacto continuado con la madre. La participación de las familias en los cuidados intensivos neonatales mejora la lactancia materna, el desarrollo neurológico del neonato y también reduce el estrés y la ansiedad de los padres en un momento vulnerable. Sin embargo, la participación familiar está condicionada por la <a href="https://nidcap.org/trainingcenter/madrid-nidcap-training-center/">formación de los profesionales sanitarios</a>, así como por la <a href="https://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es/index.php/informesdelaconstruccion/article/view/6031">arquitectura de la unidad</a>.</p>
<p>La arquitectura original de las unidades neonatales imitaba la distribución de las ferias comerciales donde se vendían incubadoras. Esta distribución consistía en salas abiertas para varios pacientes, sin contar con los familiares. </p>
<p>La promoción de la familia dentro de estas salas ha generado una transformación gradual de las salas abiertas a espacios más reducidos. Además, en cada unidad neonatal también se han ido incorporando otras comodidades para los progenitores como zonas de estar y aseo. </p>
<p>A pesar de las investigaciones científicas, hasta hace poco no existían datos en España sobre la arquitectura de las unidades neonatales, ni tampoco de su impacto en la participación familiar. Con este objetivo en mente, un equipo de investigadores en arquitectura y neonatología de la <a href="https://www.upm.es/UPM">Universidad Politécnica de Madrid</a> y el <a href="https://www.comunidad.madrid/hospital/12octubre/profesionales-hospital-materno-infantil/hospital-infantil/neonatologia">Servicio de Neonatología del Hospital Universitario 12 de Octubre</a> decidimos <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/apa.17085">investigarlo</a>.</p>
<h2>¿Cómo son las UCIs neonatales en España?</h2>
<p>La mayoría de las unidades (87 %) están distribuidas en las tradicionales salas abiertas donde atienden a varios pacientes. Alrededor de la mitad (54 %) tienen por lo menos un box individual (con capacidad para una incubadora, pero no para la estancia de los padres). Tan solo una minoría de las unidades (13 %) dispone de habitaciones familiares para que los padres puedan alojarse junto a su bebé. </p>
<p>En algunas unidades sin habitaciones familiares, se ofrece alojamiento para padres en una habitación fuera de la unidad, pero dentro del hospital (13 %), o bien en un hotel (14 %).</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/570089/original/file-20240118-21-ldkjj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imagen de una UCI neonatal actual.</span>
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<p>En cuanto a otras comodidades, en más de la mitad de las unidades, los familiares disponen de una sala donde comer y tienen una ducha disponible. En el 40 % de las unidades se sirve comida al menos a uno de los progenitores para que no tenga que salir de la unidad.</p>
<p>Además de la distribución, preguntamos por la antigüedad de cada unidad, es decir, su año de inauguración y el de su última reforma. Observamos que existe una tendencia al alza en la renovación de unidades, aunque algunas de ellas todavía mantienen su diseño original. Este aumento en el número de unidades que se van renovando se puede deber a que el diseño original limita la incorporación de los familiares en la unidad.</p>
<p>El 30 % de las unidades tienen un programa estructurado de formación a familiares. Además, en las unidades con habitaciones familiares la participación familiar es más frecuente. </p>
<p>Esta implicación familiar consiste en participar en los pases de visita, en los aspectos relativos a la seguridad del paciente, en el manejo del oxígeno, en la alimentación por sonda nasogástrica y en que los hermanos/as también practiquen el cuidado canguro con el neonato.</p>
<h2>Arquitectos y sanitarios investigando juntos</h2>
<p>Nuestro estudio ha permitido detallar una foto actual de la situación arquitectónica y relacionarla con la participación familiar en las UCI neonatales españolas. Los resultados demuestran que en las unidades con habitaciones familiares hay una mayor participación de la familia. </p>
<p>Sin embargo, hay que tener en cuenta que probablemente son los hospitales que han tenido financiación para construir habitaciones familiares los que también han tenido más oportunidades de desarrollar prácticas orientadas a la participación familiar. Por lo tanto, no es solamente la habitación la que produce una mayor participación, sino el empeño de los profesionales sanitarios y el respaldo de sus instituciones. </p>
<p>Investigaciones conjuntas entre profesionales de la <a href="https://revistas.uned.es/index.php/GAPS/article/view/38508">arquitectura y de la salud</a> como ésta aportan una visión multidisciplinar que puede influir directamente en la calidad y equidad de la asistencia sanitaria.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221432/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laura Cambra Rufino cuenta con un contrato de investigación postdoctoral del programa de recualificación del sistema universitario español, modalidad Margarita Salas, financiado por los fondos europeos "Next Generation".</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Carmen Rosa Pallás Alonso, Gonzalo Solís García, Maria Lopez Maestro, Maria Teresa Moral Pumarega y Salvador Piris Borregas no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>En las unidades neonatales con mayores comodidades para las familias, las madres y padres se implican más en los cuidados de sus hijos, lo que puede influir en su desarrollo a largo plazo.Laura Cambra Rufino, Investigadora Doctora Junior y Arquitecta EDAC, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)Carmen Rosa Pallás Alonso, Jefa del Servicio de Neonatología., Servicio Madrileño de SaludGonzalo Solís García, Médico adjunto en Neonatología, Servicio Madrileño de SaludMaria Lopez Maestro, Neonatologa , Universidad Complutense de MadridMaria Teresa Moral Pumarega, Pediatra, Neonatologa, Profesora Asociada de Pediatria, Universidad Complutense de MadridSalvador Piris Borregas, Pediatra neonatólogo, Servicio Madrileño de SaludLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2028832023-04-20T18:13:28Z2023-04-20T18:13:28ZCómo aliviar el dolor en recién nacidos sin fármacos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/521672/original/file-20230418-24-nywcli.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Pexels / Mateusz Dach, </span> <span class="attribution"><a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span></figcaption></figure><p>Hasta hace relativamente poco, se consideraba que los recién nacidos no tenían facultad para poder experimentar dolor, debido a que el proceso de mielinización de su sistema nervioso aún no había finalizado. Pero nos equivocábamos. </p>
<p>Actualmente, existe evidencia suficiente ya que los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8975195/">componentes neurofisiológicos y anatómicos</a> necesarios para la transmisión del estímulo doloroso se desarrollan antes de las 24 semanas de edad gestacional. En cambio, los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7007840/">mecanismos inhibitorios nociceptivos</a> encargados de disminuir las experiencias dolorosas requieren de varios meses para su maduración. </p>
<p>Por lo tanto, el dolor en la etapa neonatal existe y es necesario prevenirlo y tratarlo.</p>
<h2>Prevalencia del dolor neonatal</h2>
<p>Tras los primeros días de vida, los recién nacidos son sometidos a una serie de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30447813/">procedimientos invasivos</a>, siendo el más frecuente la punción en el talón para el cribado de enfermedades endocrino-metabólicas. </p>
<p>El número de intervenciones aumenta cuando el nacimiento tiene lugar antes de las 37 semanas de gestación, y estos recién nacidos considerados “pretérmino” precisan ingresar en <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2341287921001198?via%3Dihub">UCI neonatal</a>, llegando a experimentar entre 10-15 procedimientos dolorosos al día. </p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/520334/original/file-20230411-755-uyyqyp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/520334/original/file-20230411-755-uyyqyp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/520334/original/file-20230411-755-uyyqyp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/520334/original/file-20230411-755-uyyqyp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/520334/original/file-20230411-755-uyyqyp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/520334/original/file-20230411-755-uyyqyp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/520334/original/file-20230411-755-uyyqyp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pexels / CC BY.</span>
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<p>No es ni mucho menos anecdótico: según la Organización Mundial de la Salud (<a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1521693418300798?via%3Dihub">OMS</a>), cada año se producen alrededor de 15 millones de nacimientos pretérmino, siendo esta condición una de las principales causas de morbilidad y mortalidad perinatal. </p>
<h2>Valoración y evaluación del dolor en recién nacidos</h2>
<p>Algunos estudios indican que el dolor agudo no aliviado puede afectar al neurodesarrollo de los neonatos, produciendo alteraciones a nivel <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8573383/">motor, cognitivo y conductual</a>. Por ello, es necesario modificar la práctica clínica y atenuar los estímulos, para garantizar el confort de estos pacientes. </p>
<p>Este cambio de paradigma ha promovido la aplicación de nuevos modelos de cuidado, como el método Newborn Individualized Developmental Care and Assessment Program (<a href="https://www.semanticscholar.org/paper/Developmental-Care-for-Preemies-and-their-Families%3A-Sheldon/1578b80dd1f372c3bc076af754c4b3d61e7efd35">NIDCAP</a>). Uno de sus propósitos es, precisamente, valorar la capacidad de los recién nacidos para afrontar el estrés antes, durante y después de los procedimientos. </p>
<p>Además, este método apuesta por una serie de estrategias entre las que destaca el uso de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6210323/">medidas no farmacológicas</a> para prevenir el dolor neonatal. Entre las más utilizadas se encuentran la lactancia materna, el método madre-canguro, la sacarosa o glucosa oral y la succión no nutritiva.</p>
<p>Dado que los recién nacidos no tienen la capacidad para verbalizar su dolor, se han desarrollado una serie de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7808360/">escalas</a> basadas en los cambios fisiológicos y conductuales que los neonatos experimentan a causa del dolor. Entre las escalas validadas más empleadas se encuentra la Premature Infant Pain Profile (<a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0378378214000140?via%3Dihub">PIPP</a>), indicada para valorar el dolor agudo y derivado de procedimientos en recién nacidos pretérmino de hasta 28 semanas de gestación. Consta de siete ítems (cambios fisiológicos, conductuales, nivel de consciencia y edad gestacional) puntuables de 0 a 3, siendo una puntuación igual o superior a doce indicativa de dolor intenso.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/520341/original/file-20230411-28-mrn7vo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/520341/original/file-20230411-28-mrn7vo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/520341/original/file-20230411-28-mrn7vo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/520341/original/file-20230411-28-mrn7vo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/520341/original/file-20230411-28-mrn7vo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/520341/original/file-20230411-28-mrn7vo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/520341/original/file-20230411-28-mrn7vo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pexels / Letticia Massari, CC BY.</span>
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<h2>Métodos no farmacológicos contra el dolor</h2>
<p>Desde la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) hemos llevado a cabo un estudio para analizar la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9959594/">eficacia de los métodos de analgesia no farmacológica</a> durante procedimientos como la punción del talón, ya que no existe un consenso claro sobre su aplicación en la práctica diaria. Valoramos sus efectos en la reducción del dolor neonatal a través de variables como la frecuencia cardiaca (FC), la saturación de oxígeno y la puntuación de la escala PIPP.</p>
<p>Los resultados reflejan que el dolor es menor en los recién nacidos en los que se ha implementado la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8701293/">lactancia materna</a>. Concretamente, obtuvieron menores puntuaciones en la escala PIPP y la estabilización de sus constantes vitales tras la punción fue más rápida. ¿Por qué? Todo apunta a que la leche materna, rica en lactosa y aminoácidos esenciales como el L-triptófano, promueve la liberación de opioides endógenos que reducen la transmisión del dolor al <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0378378221000049?via%3Dihub">sistema nervioso</a>. Además, tras la ingesta se segrega colecistoquinina (CCK), un neuropéptido que produce un efecto calmante generando somnolencia. </p>
<p>El mecanismo por el cual el <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8360213/">método madre-canguro</a> ejerce su efecto analgésico es a través del contacto piel con piel junto con el olor, el vínculo y el latido materno. Estos elementos inducen en el recién nacido la producción de hormonas como la oxitocina, la cual disminuye la actividad del sistema nervioso simpático y se asocia con un estado de sueño y relajación. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/520343/original/file-20230411-16-lvxlz0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/520343/original/file-20230411-16-lvxlz0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/520343/original/file-20230411-16-lvxlz0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/520343/original/file-20230411-16-lvxlz0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/520343/original/file-20230411-16-lvxlz0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/520343/original/file-20230411-16-lvxlz0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/520343/original/file-20230411-16-lvxlz0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pexels / Vidal Balielo, CC BY.</span>
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<p>Asimismo, nuestros datos señalan que la <a href="https://www.scielo.br/j/reeusp/a/gmxHfV6fcXvKB9P4bvYJzYg/?lang=en">sacarosa oral</a> y la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0020748918300853?via%3Dihub">succión no nutritiva</a> generan un efecto sinérgico más eficaz que cada una de estas intervenciones por separado. Debido al sabor dulce de la sacarosa, y también a la estimulación oral-táctil de la succión no nutritiva, se liberan serotonina y endorfina. Juntas producen un efecto analgésico cuya duración oscila entre cinco y diez minutos. </p>
<p>Parece indiscutible la necesidad de consensuar nuevas estrategias que actúen de manera profiláctica, ante el dolor agudo provocado por los cuidados rutinarios en los neonatos. Pero es necesaria una mayor investigación sobre la actividad cerebral implicada en el proceso de nocicepción neonatal. Además de que la evaluación de las respuestas neonatales al dolor sigue siendo un reto a nivel clínico y científico.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202883/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Desde las 24 semanas de gestación los seres humanos somos capaces de sentir dolor. Es en esta etapa del desarrollo, donde los métodos de analgesia no farmacológica cobran cada vez más importancia.Inmaculada García-Valdivieso Jiménez, Graduada en Enfermería. Máster Universitario en Investigación Socio-Sanitaria. Grupo de Investigación Enfermería, Dolor y Cuidados (ENDOCU). Programa de Doctorado en Ciencias de la Salud, Universidad de Castilla-La ManchaSagrario Gomez Cantarino, Profesora Titular de Enfermería, Campus de Toledo, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1952312022-11-24T12:07:27Z2022-11-24T12:07:27ZBronquiolitis por el virus respiratorio sincitial: cómo está la situación<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/497181/original/file-20221124-18-lfni80.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=26%2C0%2C5964%2C3997&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/little-girl-inhales-inhaler-nebulizer-home-2086378054">Shutterstock / Viktoria Ostroushko</a></span></figcaption></figure><p>Desde octubre de 2022, los casos de bronquiolitis en niños pequeños han aumentado rápidamente a nivel mundial, causando alarma social y preocupación. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, Europa, y otras regiones ya están vigilando con cierta inquietud esta epidemia.</p>
<p>Este tipo de bronquiolitis está causado principalmente por <a href="https://theconversation.com/el-virus-respiratorio-que-mas-preocupa-a-los-pediatras-y-no-es-el-coronavirus-132562">el virus respiratorio sincitial</a> (VRS). Se trata de un virus respiratorio común que generalmente causa síntomas leves similares a los del resfriado. La mayoría de las personas adultas se recuperan en unos pocos días pero, con relativa frecuencia, causa infecciones graves en bebés. </p>
<p>En estas infecciones, las vías respiratorias pequeñas (bronquiolos) se inflaman y se obstruyen con mucosidad, dificultando la respiración. Esto da lugar a multitud de visitas pediátricas en atención primaria y, en los casos más extremos, a hospitalizaciones.</p>
<h2>El VRS se está comportando de forma anómala</h2>
<p>Las epidemias de VRS han sido muy regulares antes de la covid-19, empezando todos los años a finales de otoño o en invierno y desapareciendo durante los meses de primavera/verano. Sin embargo, las medidas que ayudaron a mantenernos a salvo de la covid-19 durante los últimos dos años y medio (cierres, distanciamiento social, uso de mascarillas, lavado de manos) también <a href="https://www.nature.com/articles/s41579-022-00807-9">limitaron la propagación de otros virus</a>, incluido el VRS.</p>
<p>Por esa razón, durante las <a href="https://www.mdpi.com/2036-7449/14/4/59">temporadas de 2020 y 2021</a> se produjo un repentino descenso de los casos y las hospitalizaciones por VRS. Sin embargo, este año, la temporada ha comenzado antes de lo habitual. Y aunque el aumento de casos ha sido más evidente desde finales de octubre, el VRS empezó a detectarse incluso durante la primavera. </p>
<p>Además, el virus se está propagando más rápidamente y causando <a href="https://www.cdc.gov/rsv/research/rsv-net/dashboard.html">más hospitalizaciones</a> de lo habitual, lo que está poniendo a prueba el sistema sanitario en <a href="https://www.ecdc.europa.eu/sites/default/files/documents/communicable-disease-threats-report-week-46.pdf">varios países</a>. En otros <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Paginas/VIGILANCIA-CENTINELA-DE-INFECCION-RESPIRATORIA-AGUDA.aspx">países</a>, en cambio, todavía no se ha observado un aumento en las hospitalizaciones con respecto a temporadas anteriores a la pandemia, aunque es pronto para sacar conclusiones. </p>
<p>Esto no es del todo inesperado, ya que, a medida que los niños vuelven a la guardería o la escuela, en las que ya no se siguen las medidas preventivas vigentes durante pandemia, los virus, incluidos el VRS, vuelven de nuevo.</p>
<h2>La teoría del déficit inmunitario</h2>
<p>Pero ¿por qué el VRS se trasmite más rápido y causa más infecciones graves este año? Tanto los niños como las madres desarrollan defensas frente a los virus cuando entran en contacto con ellos. Pero durante la pandemia de la covid-19, la población en general tuvo pocas oportunidades de infectarse con el VRS o cualquier otro virus, por lo que no adquirieron inmunidad frente a ellos.</p>
<p>Este <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2666991921001123?via%3Dihub">déficit inmunitario</a> podría explicar por qué el VRS vuelve con más fuerza cuando han desaparecido las medidas preventivas encaminadas a contener la covid-19. Se nota especialmente en los recién nacidos, puesto que las madres transfieren sus defensas al feto a través de la placenta y, después del nacimiento, a través de la leche. Así, los recién nacidos están protegidos frente al VRS durante los primeros meses de vida siempre y cuando sus madres lo estén.</p>
<h2>La solución a la bronquiolitis por VRS está cada vez más cerca</h2>
<p>Actualmente existe un medicamento, aprobado a finales del siglo pasado, que puede ayudar a proteger a algunos bebés que tienen alto riesgo de enfermar gravemente por el VRS. Se trata de un anticuerpo llamado palivizumab que se administra en forma de inyecciones mensuales a los bebés prematuros y a niños pequeños con ciertas afecciones del corazón y los pulmones. Pero este fármaco es caro y de eficacia limitada, por lo que se administra sólo en casos muy concretos.</p>
<p>En los últimos años, gracias al trabajo de multitud de laboratorios de todo el mundo, el desarrollo de nuevos tratamientos y vacunas frente al VRS ha experimentado grandes avances. Actualmente, existen alrededor de <a href="https://media.path.org/documents/RSV_Vaccine_and_mAb_Snapshot_September_9_2022.pdf?_gl=1*1x8da00*_ga*MTY5NTgzMzc4My4xNjY5MjEyMTI2*_ga_YBSE7ZKDQM*MTY2OTIxMjEyNi4xLjAuMTY2OTIxMjEyNi4wLjAuMA..">39 aproximaciones</a> en distintas fases de ensayos clínicos.</p>
<p>Una de las más prometedoras es el anticuerpo <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35235726/">nirsevimab</a>, <a href="https://www.sanofi.com/en/media-room/press-releases/2022/2022-09-16-06-00-00-2517378">aprobado</a> hace poco por la Agencia Europea del Medicamento. Este medicamento evita que el virus entre en nuestras células. La principal ventaja de nirsevimab respecto a palivizumab es que una única inyección intramuscular protege a los niños neonatos y lactantes durante su primera temporada del VRS.</p>
<h2>Vacunar a las madres</h2>
<p>Con todo, lo ideal para prevenir las bronquiolitis por VRS sería disponer <a href="https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(22)00291-2/fulltext">de una vacuna</a>. Los niños pequeños, sin embargo, no tienen bien desarrollado el sistema inmune y responden mal a la vacunación. Por eso para los niños menores de 6 meses, lo que se recomienda es la inmunización pasiva, es decir, la administración de anticuerpos. </p>
<p>Una alternativa interesante es la vacunación de las madres. En este caso, los recién nacidos, tal como se ha explicado antes, se verían beneficiados por la transferencia de anticuerpos de la madre a través de la placenta y/o la lactancia. </p>
<p>Las vacunas basadas en subunidades (partes del virus, principalmente la denominada proteína F) son las que están más avanzadas para su uso en <a href="https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(22)00291-2/fulltext">embarazadas</a>. Recientemente, Pfizer ha comunicado una alta eficacia y seguridad de su vacuna en madres embarazadas para prevenir la enfermedad grave de las vías respiratorias debida VRS. </p>
<p>En el caso de los niños mayores de 6 meses, una de las opciones que se contempla es su vacunación mediante la administración intranasal de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7924568/">virus completos atenuados</a>, es decir, que no causan enfermedad. Estas vacunas están en las últimas fases de ensayos clínicos.</p>
<p>En definitiva, cada vez estamos más cerca de tener las <a href="https://www.path.org/resources/rsv-vaccine-and-mab-snapshot/">herramientas adecuadas</a> para prevenir las temidas bronquiolitis causadas por el VRS.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195231/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El virus causante de las bronquiolitis en niños (VRS) se está propagando más rápidamente y causando más hospitalizaciones de lo habitual, poniendo a prueba el sistema sanitario.Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIISalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1837582022-07-13T09:38:59Z2022-07-13T09:38:59Z¿Por qué el parto humano es mucho más difícil que el de nuestros primos simios?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/465053/original/file-20220524-12-ggv0kz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C22%2C5120%2C2851&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Nuestra especie generalmente necesita ayuda para dar a luz.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/fr/image-photo/emergency-hospital-woman-giving-birth-husband-1181843014">Gorodenkoff / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>A grandes rasgos, existen dos tipos de parto en los primates. Por un lado, tenemos el parto de los primates no humanos, que es simple y rápido. Los esfuerzos expulsivos <a href="https://obgyn.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1046/j.1471-0528.2002.00010.x">en los chimpancés</a> apenas duran unos segundos. Y como el feto sigue una trayectoria recta, las hembras no necesitan la ayuda de un tercero.</p>
<p>Por otra parte tenemos el parto de los seres humanos, complejo y a veces difícil, que se puede demorar hasta 30 minutos o más. El feto sigue una complicada trayectoria curva que requiere la asistencia de un cuidador.</p>
<p>¿Cuándo y cómo surgió este tipo de nacimiento en el linaje humano? Ambas cuestiones son fundamentales, porque implican <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ajpa.1330350605">procesos evolutivos</a> de gran importancia: la adquisición del bipedismo y el proceso de encefalización (es decir, el aumento del tamaño del cerebro en relación con el cuerpo).</p>
<h2>Caderas estrechas y cabeza grande</h2>
<p>Según la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/8728076/">hipótesis del dilema obstétrico</a>, el bipedismo modificó la arquitectura pélvica al reducir el espacio entre las caderas y el sacro. Esto contribuyó a la forma aplanada de la parte superior del canal de parto de adelante hacia atrás.</p>
<p>Por otro lado, la encefalización dio lugar a un aumento del tamaño del cerebro de los recién nacidos. Eso implica que tenemos dos presiones evolutivas que trabajan en direcciones opuestas: reducción de la pelvis y aumento del tamaño del cráneo del recién nacido. El ajuste entre el cráneo del feto y la pelvis se hizo cada vez más estrecho, hasta alcanzar un umbral en el que el parto se hace difícil.</p>
<h2>Los humanos nacen <em>prematuramente</em></h2>
<p>Para evitar que eso impidiera que la humanidad siguiera su curso, una de las soluciones de la biología fue hacer nacer a estos recién nacidos de forma <a href="https://digitallibrary.amnh.org/handle/2246/6008">prematura</a> para que el tamaño de sus cráneos les permitiera pasar por el canal de parto sin excesivos obstáculos.</p>
<p>La pega es que eso reduce la autonomía del recién nacido, que es inmaduro en muchos aspectos y tiene habilidades innatas de supervivencia para establecer un vínculo maternoinfantil lo más fuerte y temprano posible.</p>
<p>Aunque la carga recae principalmente sobre la madre (sobre todo por el coste metabólico de la lactancia), la <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.95.3.1336">implicación de otros familiares y amigos cercanos es importante</a> para cuidar a ese recién nacido. </p>
<p>Fuera del vientre materno, el cerebro del recién nacido sigue creciendo, pero en un grupo humano de socialización temprana. Concretamente, durante el primer año de vida el volumen del cerebro se multiplica por 2,25 en los humanos modernos y por 1,6 en los chimpancés.</p>
<p>Esto ha contribuido, probablemente, a que seamos uno de los primates más sociales.</p>
<h2>¿Por qué se estudian los australopitecos en este contexto?</h2>
<p>Los australopitecinos son un grupo fósil con rasgos relacionados con el bipedismo en la pelvis, pero con un tamaño de cerebro sólo <a href="https://www.nature.com/articles/s42003-022-03321-z">ligeramente mayor</a> que el de los chimpancés. Por lo tanto, aún no se encuentran plenamente en la dinámica de la encefalización. En el contexto del dilema obstétrico, permiten estudiar los efectos del bipedismo sobre el parto, pero no de la encefalización.</p>
<p>Para estudiar el modo de parto, los movimientos que realizará el feto en el canal del parto (mecánica obstétrica) y su eventual descenso a la cavidad pélvica es necesario utilizar un método que reproduzca las fuerzas de resistencia, la palanca y la reacción que resultan del contacto entre el cráneo del feto y la pelvis.</p>
<p>Se suele recurrir al mismo método que se utiliza en las ciencias de la ingeniería, por ejemplo para simular pruebas de choque, el método de los elementos finitos. Implica trabajar con mallas, es decir, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7594473/">representaciones de superficies anatómicas por conjuntos de triángulos</a>, y se calcula aplicando fuerzas o desplazamientos sólo en los vértices de estos triángulos (los elementos).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/464820/original/file-20220523-20-lplv5s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/464820/original/file-20220523-20-lplv5s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/464820/original/file-20220523-20-lplv5s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=376&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/464820/original/file-20220523-20-lplv5s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=376&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/464820/original/file-20220523-20-lplv5s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=376&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/464820/original/file-20220523-20-lplv5s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=473&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/464820/original/file-20220523-20-lplv5s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=473&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/464820/original/file-20220523-20-lplv5s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=473&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Una malla de cuenca de Australopithecus.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En el caso de los australopitecos, tenemos una pelvis que es una malla rígida (excepto en la articulación sacroilíaca) y un cráneo fetal que tiene capacidad de deformación. Por lo tanto, el contacto entre estas dos mallas puede modelarse fácilmente mediante elementos finitos, que es un método adecuado. </p>
<p>Para explorar diferentes hipótesis, variamos el tamaño de este cráneo desde un volumen pequeño (que acomoda un cerebro de 110 g), grande (cerebro de 180 g) e intermedio (145 g).</p>
<h2>Los resultados de nuestro estudio</h2>
<p>Sólo los cráneos neonatales de 110 g podían pasar por las cuencas de <em>Australopithecus</em> con seguridad, según <a href="https://obgyn.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1046/j.1471-0528.2002.00010.x">publicábamos recientemente</a>. Teniendo en cuenta que un cráneo adulto pesaba alrededor de 400 g, esto da una relación entre el tamaño del cráneo neonatal y el adulto de alrededor del 28 %, comparable a la de los humanos modernos, y lejos de la de los primates no humanos, de alrededor del 43 %.</p>
<p>Es posible que los australopitecos compartieran nuestra forma de cuidar a los bebés y niños, según la cooperación entre los miembros del grupo. De hecho, esta proporción entre el cráneo neonatal y el adulto sugiere que las habilidades neonatales deben haber sido también bastante limitadas en estos parientes lejanos. </p>
<p>Una interesante línea de investigación consiste ahora en examinar el papel del perineo durante el parto de los australopitecos. De hecho, podría tener un papel crucial en la rotación del feto al final del parto, y participar en la orientación de su cráneo como en los humanos.</p>
<p>En este caso, la presencia de una comadrona, como en los humanos modernos, también podría haber sido obligatoria en los australopitecos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/183758/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pierre Frémondière ha recibido financiación de las becas del CNRS GDR 3592 y de la Red Internacional de Investigación CNRS-INEE nº GDRI0870 Bipedal Equilibrium, y de la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia, beca nº 31003A-156299/1.</span></em></p>Un estudio muy reciente analizó el parto en los australopitecos para entender por qué dar a luz era tan difícil para los humanos.Pierre Frémondière, Sage-femme enseignant à l'école de maïeutique de la faculté des Sciences Médicales et Paramédicales de Marseille, chercheur associé au laboratoire ADES 7268, Aix-Marseille Université (AMU)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1738702022-01-03T22:20:02Z2022-01-03T22:20:02Z¿Cuál es la mejor leche de fórmula para bebés?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/439032/original/file-20211227-19-45rloi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C17%2C5742%2C3811&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/cute-little-baby-bottle-lying-comfortable-1668885166">Shutterstock / New Africa</a></span></figcaption></figure><p>La leche materna es el alimento ideal en los primeros meses de vida, su composición es sumamente compleja e inimitable, y proporciona los nutrientes y la energía necesaria para el desarrollo del lactante. </p>
<p>Además, la leche materna contiene diversos compuestos que estimulan el desarrollo del bebé. Incluso posee bacterias vivas que formarán parte de la microbiota intestinal del niño durante su crecimiento.</p>
<p>No obstante, se pueden dar situaciones en las que la lactancia materna no sea posible o sea insuficiente. En este caso, juegan un papel fundamental las fórmulas infantiles cuya denominación correcta, según la legislación, atiende a los términos “preparados para lactantes” o “preparados de continuación”.</p>
<p>Los primeros, los preparados para lactantes, son los únicos productos alimenticios elaborados que satisfacen las necesidades nutritivas de los lactantes durante los primeros meses de vida hasta la introducción de una alimentación complementaria (purés de frutas, cereales sin gluten, etc.). </p>
<p>Por otra parte, los preparados de continuación están destinados a los lactantes cuando se introduce una alimentación complementaria apropiada, constituyendo el principal alimento de una dieta progresivamente diversificada.</p>
<h2>La complejidad de obtener la fórmula infantil ideal</h2>
<p>La fabricación de fórmulas infantiles supone un gran reto para la industria alimentaria, pues su consumidor final es tremendamente vulnerable. A ello se suma la dificultad de conseguir todos y cada uno de los ingredientes (y en la misma proporción) que contiene la leche materna. Destacar que, de forma natural, su composición va variando durante el proceso de lactancia para adaptarse a las necesidades del lactante. </p>
<p>Hasta ahora, la <a href="https://www.boe.es/doue/2016/025/L00001-00029.pdf">regulación</a> establecida por la Unión Europea garantiza cubrir los requerimientos nutricionales de los lactantes en relación a sus macronutrientes (grasa, proteínas, hidratos de carbono) y micronutrientes (vitaminas y minerales). </p>
<p>Pero ¿qué ocurre con los demás componentes de la leche materna?. Entre ellos destacan los oligosacáridos, inmunoglobulinas, enzimas, poliaminas, nucleótidos, ácidos grasos o bacterias presentes en este fluido. </p>
<p>Muchos de estos compuestos están aún por descubrir debido a la complejidad de sus estructuras moleculares. En otros casos, se desconocen sus mecanismos de actuación y sus efectos en la salud infantil. </p>
<p>Aquí es donde juega un papel fundamenta la investigación. Gracias a los avances en los resultados obtenidos con ensayos clínicos, las fórmulas infantiles han incorporado algunos de estos ingredientes bioactivos. El objetivo es que los lactantes que no pueden ser alimentados a pecho puedan beneficiarse de un alimento lo más parecido posible a la leche materna.</p>
<h2>Dificultad de incorporar compuestos bioactivos a la leche infantil</h2>
<p>Para poder añadir estos compuestos, deben ser seguros, bien tolerados por los lactantes y haber demostrado su efecto beneficioso sobre la salud. Vamos a detenernos en aquellos que actualmente se están empleando como ingredientes:</p>
<ul>
<li><p><strong>Ácido Docosahexaenoico (DHA) y Ácido Araquidónico (ARA).</strong> Son ácidos grasos poliinsaturados que juegan un papel fundamental en el desarrollo cerebral y neurológico del niño. Son mayoritarios en el tejido nervioso y la retina. </p>
<p>En Europa es <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29413359/">obligatorio</a> añadir el primero de estos ingredientes a las fórmulas infantiles debido al impacto positivo demostrado en la función cognitiva y visual del lactante.</p></li>
<li><p><strong>Proteínas del lactosuero: alfa-lactoalbúmina, lactoferrina, lisozima e Inmunoglobulina A secretora.</strong> Todas ellas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34095293/">proporcionan</a> aminoácidos esenciales, estimulan el crecimiento y desarrollo de las bacterias intestinales del niño, facilitan la digestión y poseen propiedades antimicrobianas. </p>
<p>Estas proteínas se deben obtener de la leche o del calostro de vaca y su estructura y función en el lactante no son siempre similares a las de la leche materna. Pensemos que somos especies diferentes y las que funcionan en una, a veces no tienen efecto en la otra. </p>
<p>A esto se une el alto coste y la dificultad de mantener su estabilidad durante la producción de la fórmula. No obstante, encontramos leches infantiles en el mercado enriquecidas con lactoferrina y alfa-lactoalbúmina bovina.</p></li>
<li><p><strong>Nucleótidos.</strong> Parecen estar <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32629970/">implicados</a> en una menor incidencia de diarrea, en una mejor respuesta inmune tras la administración de vacunas, así como en la salud de la microbiota intestinal del lactante. Pero los resultados obtenidos en estudios clínicos son todavía muy limitados. Su adición a las fórmulas infantiles es segura, bastante frecuente y su concentración está regulada por la normativa europea antes citada.</p></li>
<li><p><strong>Prebióticos.</strong> Son ingredientes que alcanzan el colon prácticamente intactos. Se utilizan por grupos específicos de bacterias beneficiosas para el lactante. </p>
<p>Los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32629970/">prebióticos más comunes en la leche materna</a> son hidratos de carbono no digeribles (oligosácaridos de la leche materna) que ayudan al crecimiento de las bifidobacterias y lactobacilos, previniendo la actuación de patógenos intestinales.</p>
<p>En la leche humana, estos compuestos son muy diversos estructuralmente y varían de una madre a otra y según el periodo de lactación. Se han identificado más de 200 oligosacáridos diferentes en la leche humana. Sin embargo, son muy poco abundantes en la leche de vaca, principal componente de las fórmulas infantiles. </p>
<p>Curiosamente, sí aparecen en mayor proporción y variedad en la leche de cabra, aunque su extracción industrial es compleja. </p>
<p>Actualmente, los preparados para lactantes se suplementan con oligosacáridos sintéticos o de origen vegetal cuyos efectos parecen ser similares a los presentes en la leche materna.</p></li>
<li><p><strong>Probióticos.</strong> Son bacterias vivas que afectan de forma beneficiosa al niño equilibrando su composición microbiana intestinal. De hecho, en los niños alimentados a pecho, las bacterias más comunes son bifidobacterias y lactobacilos, que dificultan la colonización de la mucosa intestinal por otros microorganismos patógenos. Hoy en día encontramos preparados para lactantes y preparados de continuación con probióticos añadidos. </p>
<p>En todos los casos su adición cumple con el requisito de seguridad, aunque todavía no se ha demostrado ningún efecto beneficioso de acuerdo con los estándares establecidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). </p>
<p>Es importante saber que no hay una legislación específica que regule el uso de probióticos en la alimentación humana. Pero en la Unión Europea se toma como referencia para su uso seguro la <a href="https://www.efsa.europa.eu/en/topics/topic/qualified-presumption-safety-qps">lista de QPS (presunción calificada de seguridad) de la EFSA</a>, que se revisa periódicamente. No obstante, mantener la viabilidad de estas bacterias es todo un reto ya que muchas son sensibles al oxígeno y al calor.</p></li>
<li><p><strong>Postbióticos.</strong> Son preparaciones de microorganismos inanimados que confieren un <a href="https://www.nature.com/articles/s41575-021-00440-6">beneficio para la salud del hospedador</a>. Como vemos, en este concepto se incluyen también bacterias inactivadas (no vivas), por lo que su empleo en las fórmulas infantiles puede tener menor reticencia que los probióticos. En este grupo de compuestos se incluye el 3-galactosil-lactosa que procede de las bacterias de la leche humana y parece tener prometedores efectos antiinflamatorios.</p></li>
</ul>
<p>La investigación en la mejora de las fórmulas infantiles debe continuar a medida que se encuentran nuevos hallazgos sobre los beneficios de la leche humana. El reto es complejo, ya que los factores que intervienen son muy numerosos y deben ser tenidos en cuenta en su totalidad para tratar de acercar las fórmulas infantiles a los beneficios que aporta la lactancia materna.</p>
<p>Si no es posible contar con los mismos ingredientes que encontramos en la leche materna, al menos se debe investigar sobre los efectos beneficiosos asociados a su consumo. Se trata de que las fórmulas infantiles, con una composición adecuada, puedan producir una acción similar sobre la salud del lactante.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173870/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Está ampliamente demostrado que la leche materna es el alimento ideal en los primeros meses de vida. Pero a veces no es posible y, por eso, la ciencia está buscando la leche de fórmula más similar.Carmen Martínez Graciá, Catedrática de Universidad. Nutrición y Bromatología. Universidad de Murcia, Universidad de MurciaCarmen Frontela Saseta, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología, Universidad de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1630502021-06-30T21:27:03Z2021-06-30T21:27:03ZLa estufa interior de los bebés<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/407256/original/file-20210618-23-1cjo48r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C845%2C5742%2C2983&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/gender-neutral-image-newborn-baby-sleeping-217910908">Shutterstock / Jen Dunham</a></span></figcaption></figure><p>Muchos mamíferos tienen una pequeña estufa en su interior. No es una estufa muy potente pero, en su modestia, cumple una función muy importante, pues les proporciona calor cuando necesitan compensar el que pierden. La estufita en cuestión es la llamada grasa parda. Es característica de los mamíferos que hibernan y también de los bebés humanos.</p>
<p>La razón por la que los animales homeotermos somos capaces de mantener constante nuestra temperatura corporal es que el metabolismo produce una gran cantidad de calor. Haciendo variar esa producción de calor y, en la medida de lo posible, controlando y modulando la cantidad que disipamos, ajustamos las ganancias y las pérdidas de manera que la temperatura no experimente apenas variaciones. </p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/primates-lejos-de-casa-por-que-pasamos-frio-en-invierno-129259">Primates lejos de casa: por qué pasamos frío en invierno</a>
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</em>
</p>
<hr>
<p>Lo que es imprescindible es que exista una fuente de calor interna; sin ella la regulación térmica no sería posible. Normalmente, es el conjunto de la actividad metabólica la responsable de esa producción de calor, pero algunos homeotermos disponen de grasa parda, un tejido cuyo cometido específico consiste, precisamente, en producir calor.</p>
<h2>Grasa parda y grasa blanca</h2>
<p>La grasa parda y la grasa blanca son los dos tipos de tejido graso con que cuentan los mamíferos. Son muy diferentes. </p>
<p>La blanca puede desempeñar diferentes funciones, dependiendo de su composición y su localización, pero tratándose de un compuesto con un alto contenido energético, su cometido principal es el de actuar como reserva energética. </p>
<p>La parda, por el contrario, tiene una única función, la de producir calor. En las células que la forman hay lípidos, por supuesto, pero junto a los lípidos hay mitocondrias, muchas mitocondrias, y hay además una alta densidad de capilares sanguíneos. Que en los adipocitos (células llenas de lípidos) que conforman la grasa parda haya muchas mitocondrias y abundantes vasos sanguíneos quiere decir que se trata de un tejido metabólicamente muy activo. Lo curioso es que esa alta actividad metabólica no se traduce en trabajo, ni biológico ni mecánico, ni de ningún otro tipo. Desde ese punto de vista, se trata de un tejido “inútil”. Pero produce calor.</p>
<p>Como es bien sabido, el objeto y la consecuencia principal del catabolismo de sustratos energéticos es producir trifosfato de adenosina (ATP). Como sus enlaces fosfato contienen mucha energía química, puede desempeñarse un buen número de actividades (absorción de nutrientes, transporte de iones, síntesis de proteínas, contracción del músculo, y otras) haciendo uso de dicha energía. Sin embargo, en la grasa parda no se produce ATP como consecuencia del catabolismo de los lípidos que contiene; en las células de este tejido el catabolismo de los sustratos y la vía de producción de ATP se hallan desacopladas. Eso ocurre debido a la acción de una proteína desacoplante (UCP1, por <em>uncoupling protein</em>), también denominada termogenina.</p>
<p>Se las llama proteínas desacoplantes porque desvinculan (o desacoplan) el flujo de protones desde el espacio intermembranal de las mitocondrias hacia la matriz mitocondrial, de la producción de ATP a cargo de la correspondiente sintetasa. Veamos esto con algún detalle.</p>
<p>En la mayoría de las células con metabolismo aerobio, las mitocondrias utilizan oxígeno para completar el catabolismo de sustratos energéticos, de manera que la energía contenida en estos se convierte en energía química en forma de ATP, a la vez que se producen, además, CO₂ y H₂O. Los biólogos decimos que el oxígeno es el aceptor final de electrones en la cadena respiratoria mitocondrial. </p>
<p>En la secuencia que conduce a ese final hay un paso muy importante: la energía que procede de los sustratos se utiliza para acumular protones (H⁺) en el espacio entre las membranas interior y exterior de la mitocondria. Se genera así una diferencia de concentración de protones muy grande entre ese espacio intermembranal y el interior (la matriz) mitocondrial. En las células aerobias “normales”, esos protones retornan a la matriz mitocondrial a través de la sintetasa de ATP (la enzima que cataliza la síntesis de ATP y que es, además, un canal de protones), que utiliza el movimiento de aquellos a favor de gradiente electroquímico como fuente de energía para sintetizar ATP a partir de ADP. Decimos, por ello, que la síntesis de ATP está acoplada al flujo de protones.</p>
<h2>Calor neonato</h2>
<p>En las células que contienen termogeninas, estas conducen a los protones a su través (también son canales de protones) para retornar a la matriz, pero su movimiento a favor de gradiente electroquímico no está acoplado a ningún otro proceso que utilice la energía que se libera, sino que se disipa en forma de calor. Lo que en una mitocondria normal es una transformación de la energía inherente al gradiente electroquímico de protones se convierte en una transformación en la que el resultado es otra forma de energía: calor.</p>
<p>La grasa parda cumple una función esencial en los mamíferos que hibernan, puesto que es la fuente de calor que permite reiniciar la actividad en los fugaces despertares que experimentan durante la hibernación. También al final de ese periodo, cuando retoman la actividad normal.</p>
<p>Los mamíferos recién nacidos, gracias a la grasa parda, compensan, en parte, la dificultad que tienen para calentarse como lo hacemos los adultos y la gran propensión a perder calor que experimentan por el hecho de ser tan pequeños. De hecho, el calor producido por el catabolismo de los lípidos es imprescindible para compensar las pérdidas de calor que sufren y mantener así el balance térmico estable. </p>
<p>En los bebés recién nacidos la grasa parda puede representar un 5% de la masa corporal. Al ser de tamaño tan pequeño tienen una superficie corporal muy grande con relación a su volumen (o masa), por lo que, comparativamente, pierden mucho más calor que los individuos grandes. Tienen, por otro lado, una cabeza de gran tamaño (también en relación con su masa) y, además, la cabeza es la parte del cuerpo por donde más calor se pierde. Por si todo esto no fuera suficiente, debido al limitado desarrollo del tejido muscular, no son capaces de tiritar ni de realizar ningún otro tipo de contracción muscular efectiva. Así pues, los bebes tienen muy buenas razones para disponer de un tejido específico que produzca calor.</p>
<p>Luego, al crecer, adquieren la capacidad de tiritar y de contraer la musculatura general con eficiencia, y junto con eso, van perdiendo la grasa parda. O al menos, eso es lo que se pensaba antes. Porque resulta que hace unos años se descubrió que algunas personas adultas no la pierden por completo. Se desconoce la razón por la que unos la pierden y otros no, pero los investigadores que se han ocupado de esta cuestión han hecho una interesante observación: quienes no la han perdido están más delgados que los demás. Lo más probable es que gracias al metabolismo que alimentan esos lípidos, una parte de la energía absorbida se disipe en forma de calor, razón por la que no se deposita en los tejidos.</p>
<hr>
<p><em><a href="https://culturacientifica.com/2021/06/17/la-estufa-interior/">Este artículo</a> fue publicado originalmente en el Cuaderno de Cultura Científica, de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/163050/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Ignacio Pérez Iglesias no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los bebés tienen una pequeña estufa en su interior que les proporciona calor cuando necesitan compensar el que pierden. La estufita en cuestión es la llamada grasa parda o grasa marrón y suele desaparecer con el crecimiento.Juan Ignacio Pérez Iglesias, Presidente del Comité Asesor de The Conversation España. Catedrático de Fisiología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1532182021-01-26T20:30:21Z2021-01-26T20:30:21ZCómo convertir las UCI neonatales en espacios más humanos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/379111/original/file-20210116-23-1cgp5un.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5472%2C3645&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.pexels.com/photo/new-born-baby-3376797/">Pexels/Vidal Balielo</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>La humanización dentro de las UCI neonatales es promovida por los profesionales sanitarios, quienes fomentan la continuidad de los cuidados. En este contexto la enfermería juega un papel destacado. Las opiniones y perspectivas de los profesionales sanitarios acerca de la permanencia y participación de los padres en el cuidado de su hijo recién nacido es un tema vigente que cada vez cobra más importancia a nivel hospitalario. </p>
<p>La formación, experiencias y necesidades educativas de enfermería dentro de estas unidades especiales son cruciales, pues estos profesionales se encuentran en contacto directo con los neonatos y su familia. Además, la enfermería cubre las demandas de los padres, detecta sus necesidades individuales y las incluye en el plan de cuidados.</p>
<p>La profesión de enfermera se encuentra hoy representada mayoritariamente por el género femenino. Incluso se valora muy positivamente, por parte de los padres, la figura de la mujer enfermera, clave en el empoderamiento familiar. De hecho, las enfermeras con más años de experiencia dentro de las unidades de cuidados intensivos son capaces de establecer una relación más empática con la familia. </p>
<p>Aun así, no podemos olvidar que las enfermeras más noveles tienen la posibilidad de recibir formación especializada a través del sistema <em>EIR</em> (Enfermera Interna Residente). Esto las cualifica para realizar su función asistencial dentro de estos servicios. </p>
<p>Es importante resaltar que en España se llegó a un acuerdo en 2013, entre el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas, para promover la apertura de las UCI neonatales las 24 horas del día. Esta situación implica la modificación de la infraestructura en estas unidades, pues supone habilitar un espacio conjunto donde la familia pueda realizar parte de sus actividades de la vida diaria. Esta medida aún se encuentra en algunos hospitales en proceso de implantación.</p>
<h2>Propuestas para la humanización de los cuidados</h2>
<p>Desde una perspectiva enfermera, para potenciar la humanización de los cuidados se podrían tener en cuenta la aplicación de las siguientes medidas dentro de las UCI neonatales: </p>
<p>1) Promover políticas sanitarias que permitan la presencia ininterrumpida de la familia, durante las 24 horas del día. </p>
<p>2) La gestión sanitaria debe favorecer la inclusión de equipos sanitarios multidisciplinares, con formación especializada en este tipo de unidades. </p>
<p>3) La humanización en el seno de las UCI neonatales debería ser abordada por los profesionales sanitarios. Esto favorecería la participación de los padres y fomentaría experiencias más activas y positivas para las familias. </p>
<p>4) Las direcciones de enfermería deberían fomentar la continuidad asistencial mediante la asignación de profesionales sanitarios con turnos estandarizados (mañana/tarde/noche) dentro de estas unidades. Dicha cuestión mejora la relación entre enfermeras y familias y potencia la humanización de los cuidados.</p>
<p>5) Favorecer la presencia de la familia en las sesiones clínicas. Esto incentiva su inclusión en la toma de decisiones que afectan a su recién nacido, y en la planificación de cuidados conjuntos entre la enfermera y la familia.</p>
<p>Todas estas propuestas respaldan la aplicación de un modelo de atención centrado en la familia y el recién nacido, dentro de un servicio especial como son las UCIs neonatales. Este enfoque permite ofrecer cuidados seguros, eficientes, eficaces, y sobre todo humanizados, por parte del equipo sanitario y la familia. </p>
<p>Si el lector encuentra interesante este tema, le invitamos a profundizar en el mismo a través de la investigación científica realizada dentro del <a href="https://www.researchgate.net/publication/348388204_Nursing_Perspective_of_the_Humanized_Care_of_the_Neonate_and_Family_A_Systematic_Review">proyecto PREPAN-PED (Pregnancy, Physical Activity, Nutrition and Pediatrics)</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153218/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Resumimos varias medidas que servirían para potenciar la humanización de los cuidados en estos entornos tan particulares y mejorar la comunicación y participación de las familias.Sagrario Gomez Cantarino, Profesora Contratada Doctora de Enfermería del Campus de Toledo, Universidad de Castilla-La ManchaInmaculada García-Valdivieso Jiménez, Enfermera asistencial en la unidad de Medicina Interna y Hematología, Hospital Universitario de Móstoles. Grupo de Investigación ENDOCU (UCLM), Servicio Madrileño de SaludLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1442282020-08-18T20:53:24Z2020-08-18T20:53:24ZVirginia Apgar, la anestesióloga que ha salvado la vida a millones de neonatos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/352727/original/file-20200813-22-nol2ke.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C14%2C767%2C607&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://profiles.nlm.nih.gov/spotlight/cp/feature/biographical">NIH</a></span></figcaption></figure><p>Muchas personas creen que APGAR es el acrónimo de Apariencia, Pulso, Gesticulación, Actividad y Respiración (<em>Appearance</em>, <em>Pulse</em>, <em>Grimace</em>, <em>Activity</em>, <em>Respiration</em>, en inglés), los cinco parámetros que se evalúan en los recién nacidos para determinar su estado de salud inmediatamente después del parto. </p>
<p>Esto es cierto, pero solo en parte. En realidad se trata de un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Retroacr%C3%B3nimo">retroacrónimo</a>, un tipo de acrónimo en el que, a partir de una palabra –en este caso, Apgar–, se inventa un acrónimo que concuerde con ella. </p>
<p>¿Apgar? ¿Qué es <em>Apgar</em>? Es el apellido de la persona que propuso el famoso test del mismo nombre. Este procedimiento es utilizado para evaluar la salud de los neonatos y ha conseguido reducir notablemente la mortalidad infantil en todo el mundo. </p>
<h2>Virginia Apgar, médica anestesióloga</h2>
<p>Virginia Apgar nació el 7 de junio de 1909 en Westfield, Nueva Jersey (Estados Unidos). Era la pequeña de los tres hijos de Helen May (Clarke) y Charles Emory Apgar. Su hermano mayor falleció prematuramente a causa de una tuberculosis y su segundo hermano padecía una enfermedad crónica. Es probable que estas adversidades fueran el motivo de que, al graduarse en el Westfield High School en 1925, Virginia tuviera claro que quería ser médica. </p>
<p>Comenzó a estudiar en el Mount Holyoke College y se graduó en 1929 en la especialidad de zoología, con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Major_(educaci%C3%B3n_estadounidense)"><em>minors</em></a> en fisiología y química. De allí pasó a cursar la carrera de medicina en la Universidad de Columbia, donde se graduó en 1933 en el College of Physicians and Surgeons.</p>
<p>Virginia quería ser cirujana. Obtuvo un contrato en prácticas en Columbia, pero <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Allen_Whipple">Allen Whipple</a>, el responsable de cirugía del Columbia-Presbyterian Medical Center, le aconsejó que no continuara su carrera como cirujana. Argumentó que otras mujeres a las que había supervisado no habían tenido éxito en esa disciplina. </p>
<p>Sin embargo, la animó a dedicarse a la anestesiología –especialidad practicada en aquel momento fundamentalmente por enfermeras–, una disciplina esencial en cirugía que Whipple pensaba que necesitaba mejoras e innovaciones. El cirujano opinaba que Virginia tenía la «energía, inteligencia y habilidad necesarias para realizar significativas aportaciones en esta área». </p>
<p>Virginia le hizo caso y se formó durante seis meses con el anestesiólogo <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Ralph_M._Waters">Ralph Waters</a> en la Universidad de Wisconsin-Madison. Era la única mujer en un grupo de otros quince estudiantes. Completó su formación durante otros seis meses con el anestesiólogo <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Emery_Andrew_Rovenstine">Ernest Rovenstine</a> en el Hospital Bellevue de Nueva York.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/352046/original/file-20200810-20-1m5hr79.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/352046/original/file-20200810-20-1m5hr79.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=723&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/352046/original/file-20200810-20-1m5hr79.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=723&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/352046/original/file-20200810-20-1m5hr79.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=723&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/352046/original/file-20200810-20-1m5hr79.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=908&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/352046/original/file-20200810-20-1m5hr79.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=908&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/352046/original/file-20200810-20-1m5hr79.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=908&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Virginia Apgar evaluando a un recién nacido.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/7/76/Virginia_Apgar.jpg/1793px-Virginia_Apgar.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En 1938 regresó al Columbia, a la recién formada división de anestesiología, como asistente. A pesar de su título, tuvo problemas para contratar médicos que trabajaran para ella: los cirujanos no consideraban a los anestesiólogos como iguales y el salario era bajo. Apgar fue la única persona contratada en esa división hasta mediados de la década de 1940.</p>
<p>En 1946, la anestesiología comenzó a convertirse en una especialidad médica reconocida, con una formación en residencia necesaria. En 1949, cuando la investigación en anestesiología dio lugar a la formación de un departamento académico, Virginia Apgar se convirtió en la primera mujer profesora titular del centro. </p>
<p>Comenzó a estudiar los efectos en los recién nacidos de la anestesia administrada a las mujeres durante el parto. Su mayor contribución al campo fue el famoso test de Apgar.</p>
<h2>El test de Apgar</h2>
<p>Entre los años 1930 y 1950, la tasa de mortalidad infantil en los Estados Unidos disminuyó notablemente. Sin embargo, los fallecimientos hasta las primeras 24 horas tras el nacimiento se mantenían constantes. Apgar comenzó a investigar para intentar frenar esta tendencia. </p>
<p>Como anestesióloga obstétrica, pudo analizar miles de partos y detectar esas particularidades que podían ayudar a reconocer a los bebés sanos de los que tenían problemas. </p>
<p>Tras presentar sus investigaciones en un congreso, en 1953 publicó el artículo en el que proponía su test para evaluar la salud de los bebés recién nacidos. A pesar de la resistencia inicial, su prueba fue finalmente aceptada y se sigue utilizando en todo el mundo. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/352353/original/file-20200811-16-67nycl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/352353/original/file-20200811-16-67nycl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=273&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/352353/original/file-20200811-16-67nycl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=273&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/352353/original/file-20200811-16-67nycl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=273&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/352353/original/file-20200811-16-67nycl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=343&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/352353/original/file-20200811-16-67nycl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=343&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/352353/original/file-20200811-16-67nycl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=343&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Fragmento del artículo</span>
<span class="attribution"><span class="source">Current Researches in Anesthesia & Analgesia</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El test de Apgar asigna a cada recién nacido una puntuación de 2, 1 o 0 –el 2 significa que el neonato está en condiciones óptimas y 0 que está en peligro– en cada una de las siguientes cinco categorías: </p>
<ol>
<li><p>Color: normal / manos y pies azulados / cuerpo pálido o azulado (Apariencia). </p></li>
<li><p>Frecuencia cardíaca: superior a 100 latidos por minuto / inferior a 100 latidos o sin pulso (Pulso). </p></li>
<li><p>Reflejos: reacciona ante la estimulación / pequeños gestos faciales / sin respuesta (Gesticulación).</p></li>
<li><p>Tono muscular: actividad espontánea / brazos y piernas flexionadas con escasos movimientos / sin movimientos (Actividad).</p></li>
<li><p>Ritmo y esfuerzo respiratorio: normales y llanto adecuado / lento y llanto débil / ausente (Respiración).</p></li>
</ol>
<p>La suma de las puntuaciones de cada recién nacido oscila por lo tanto entre 0 y 10, siendo 10 la calificación óptima. El test se realiza un minuto después del nacimiento y, en caso necesario, cinco minutos más tarde. </p>
<p>Apgar relacionaba la puntuación con el desarrollo del parto y los anestésicos aplicados a la madre. Por ejemplo, y con ayuda de colegas con conocimientos en cardiología, mostró que la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ciclopropano">anestesia con ciclopropano</a> podía provocar bajos niveles de oxígeno en los bebés y, por lo tanto, una baja puntuación en el test.</p>
<h2>Otras aportaciones</h2>
<p>En 1959, Apgar dejó Columbia y consiguió una Maestría en Salud Pública en la Escuela de Higiene y Salud Pública Johns Hopkins. Desde ese año, y hasta su fallecimiento, trabajó para la <a href="https://www.marchofdimes.org/">Fundación March of Dimes</a> como directora de una nueva división de malformaciones congénitas y, más adelante, como vicepresidenta de asuntos médicos. </p>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/352585/original/file-20200812-14-1q5igm8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/352585/original/file-20200812-14-1q5igm8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=804&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/352585/original/file-20200812-14-1q5igm8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=804&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/352585/original/file-20200812-14-1q5igm8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=804&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/352585/original/file-20200812-14-1q5igm8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1010&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/352585/original/file-20200812-14-1q5igm8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1010&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/352585/original/file-20200812-14-1q5igm8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1010&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Virginia Apgar (1959).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Virginia fue una de las primeras personas en avisar sobre los problemas relacionados con los nacimientos prematuros, ya que la edad gestacional –la edad de un embrión o un recién nacido desde el primer día de la última menstruación– está directamente relacionada con la puntuación del test de Apgar. </p>
<p>Durante la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rubeola#Epidemiolog%C3%ADa">pandemia de rubéola de 1964–65</a>, Apgar se convirtió en una defensora de la vacunación universal para prevenir la transmisión de la rubéola de madre a hijo. Recordemos que la rubéola puede causar trastornos congénitos graves –como pérdida de visión y ceguera, disminución de la audición, patologías cardíacas, discapacidad cognitiva o parálisis cerebral– si una mujer se infecta durante el embarazo. </p>
<p>Ante audiencias diversas, Apgar dedicó gran parte de su tiempo a impartir conferencias sobre la importancia de la detección precoz de los defectos congénitos y la necesidad de investigar en esta área.</p>
<p>Virginia Apgar también fue profesora de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cornell. Allí enseñó <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Teratolog%C3%ADa">teratología</a>, siendo la primera en ocupar un puesto de profesora en esa nueva área de pediatría. </p>
<p>Apgar publicó más de sesenta artículos científicos, numerosos escritos breves para periódicos y revistas, y el libro <em>Is My Baby All Right?</em>. Fue ampliamente reconocida por todas sus aportaciones. Falleció el 7 de agosto de 1974.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/144228/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marta Macho-Stadler no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El test Apgar permite evaluar las condiciones de los recién nacidos, pero la palabra no es el acrónimo que mucha gente cree.Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1425142020-07-17T19:38:32Z2020-07-17T19:38:32ZLas consecuencias a largo plazo de ser un bebé prematuro<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/347091/original/file-20200713-18-11sfswu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C344%2C5742%2C3250&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mother-holding-premature-baby-legs-neonatal-486541984">Shutterstock / Kristina Bessolova</a></span></figcaption></figure><p>Uno de cada diez niños nace con menos de 37 semanas de gestación, lo que implica que cada año se producen unos 15 millones de nacimientos prematuros en el mundo. </p>
<p>Las causas de nacimiento de prematuros son múltiples: </p>
<ol>
<li><p><strong>Maternas:</strong> embarazos múltiples, infecciones maternas, enfermedades crónicas maternas, diabetes, hipertensión arterial e influencia genética. </p></li>
<li><p><strong>Fetales:</strong> malformaciones congénitas o <em>“hydrops”</em> fetal.</p></li>
<li><p><strong>Placentarias:</strong> inserción anómala de la placenta, desprendimiento prematuro de placenta o insuficiencia placentaria por trombosis múltiples.</p></li>
<li><p><strong>Ambientales:</strong> contaminación ambiental y alimentaria o accidentes en el entorno urbano o laboral.</p></li>
</ol>
<p>Dependiendo del grado de prematuridad, se ha establecido la siguiene clasificación:</p>
<ul>
<li><p><strong>Extremadamente prematuro:</strong> Menores de 28 semanas de gestación.</p></li>
<li><p><strong>Muy prematuro:</strong> De 28 a 31 semanas y 6 días de gestación.</p></li>
<li><p><strong>Moderadamente pretérmino:</strong> De 32 a 33 semanas y 6 días de gestación.</p></li>
<li><p><strong>Prematuro tardío:</strong> De 34 a 36 semanas y 6 días de gestación.</p></li>
</ul>
<p>El peso más bajo registrado en un prematuro fue en San Diego (EEUU), con 245 gramos en una bebé nacida en el año 2019 <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-48460212">a las 23 semanas y 3 días de gestación</a> y, por cierto, está actualmente viva. </p>
<p>El límite de la viabilidad de un prematuro actualmente está en las 23 semanas de gestación. </p>
<p>La supervivencia ha mejorado debido a tres hitos alcanzados en la historia de la Neonatología: el uso de surfactante como terapia para tratar la inmadurez pulmonar con la que nacen, el uso de corticoides en las embarazadas con alto riesgo de parto prematuro y el uso globalizado del método “canguro” en el cuidado habitual del recién nacido prematuro. </p>
<h2>¿Ser prematuro conlleva algún riesgo en la vida adulta?</h2>
<p>Es la pregunta eterna en Neonatología, una disciplina que ve como día a día mejora la supervivencia de los prematuros extremos, evitando las complicaciones más graves que estos bebés suelen tener en su proceso de maduración extrauterina.</p>
<p>Se han publicado numerosos artículos científicos en la literatura médica hablando de las consecuencias de nacer prematuro, tanto en el desarrollo físico y mental infantil como sus efectos en la salud en la vida adulta.</p>
<p>Actualmente se acepta unánimemente que nacer prematuro aumenta el riesgo de presentar alteraciones neurosensoriales (parálisis cerebral, ceguera, sordera o retrasos del desarrollo neurológico), autismo, trastornos de déficit de atención (con o sin hiperactividad) y síndrome metabólico (obesidad y diabetes) en la vida adulta.</p>
<p>El riesgo de presentar alguna de las enfermedades anteriormente mencionadas no es homogéneo en todos los prematuros, sino que depende de dos aspectos claves. Por un lado, el grado de prematuridad: cuanto antes nace, mayor riesgo de presentar complicaciones y, por lo tanto, mayor riesgo de consecuencias en la edad adulta.</p>
<p>Por otro lado, está condicionado por las enfermedades asociadas al prematuro nacido. Si presenta alguna patología al nacer –malformaciones congénitas, retraso de crecimiento intrauterino o infecciones–, empeora bastante el pronóstico. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/347094/original/file-20200713-58-2te87a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/347094/original/file-20200713-58-2te87a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/347094/original/file-20200713-58-2te87a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/347094/original/file-20200713-58-2te87a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/347094/original/file-20200713-58-2te87a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/347094/original/file-20200713-58-2te87a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=539&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/347094/original/file-20200713-58-2te87a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=539&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/347094/original/file-20200713-58-2te87a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=539&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Monitorización de un bebé prematuro.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/patients-monitor-neonatal-intensive-care-unit-159107171">Shutterstock / Beerkoff</a></span>
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<h2>Prematuros y enfermedad cardiovascular</h2>
<p>El 7 de julio la revista médica <em>Pediatrics</em> se hizo eco de <a href="https://pediatrics.aappublications.org/content/early/2020/07/03/peds.2020-0146">un metaanálisis</a> de todos los estudios publicados (hasta marzo de 2020) comparando la función cardíaca de los recién nacidos prematuros con los nacidos a término. No solo al nacer sino en diferentes momentos de sus vidas, incluyendo la edad adulta.</p>
<p>Los resultados muestran sin lugar a dudas que los prematuros de menos de 37 semanas de gestación, y sobretodo los de menos de 32 semanas, presentan peores parámetros de funcionalidad cardíaca en la edad adulta. Además de menor masa cardíaca en relación a los recién nacidos a término. En otras palabras, su corazón funciona peor y pesa menos.</p>
<p>Esto tiene dos implicaciones importantísimas para los servicios de Salud Pública. </p>
<ol>
<li><p>En primer lugar, que los adultos que nacieron prematuros, sobretodo con menos de 32 semanas de gestación, tienen menor capacidad para adaptarse y recuperarse del daño sufrido en el miocardio tras un infarto, tan prevalente en nuestra sociedad. Eso implica mayor mortalidad y, entre los que sobreviven, mayor incidencia de insuficiencia cardíaca crónica.</p></li>
<li><p>En segundo lugar, especialmente en este grupo de población, deberían promocionarse unos hábitos saludables desde la infancia. Concretamente, actividad física moderada diaria, evitar el tabaquismo, evitar la obesidad y controlar la tensión arterial para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular en el adulto.</p></li>
</ol>
<p>En definitiva, controlar todos los aspectos que, según sabemos hoy, incrementan el riesgo de presentar una enfermedad cardiovascular: edad, género, tabaquismo, Índice de Masa Corporal (IMC), valores de tensión arterial (TA), diabetes y niveles de colesterol en sangre. Que son, ni más ni menos, los parámetros que usan todas las sociedades de cardiología para calcular si presentamos un bajo, medio o alto riesgo de mortalidad en los siguientes 10 años.</p>
<p>Lo que parece indiscutible es que, tras el artículo publicado por <em>Pediatrics</em>, a estos factores favorecedores de sufrir una enfermedad miocárdica se tendría que añadir el hecho de haber nacido prematuro como factor de riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular en la vida adulta.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/142514/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sergio Flores Villar no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Uno de cada diez niños nace con menos de 37 semanas de gestación. Y, según acaba de mostrar un estudio, eso implica mayor riesgo de padecer problemas cardíacos en la vida adulta.Sergio Flores Villar, Médico adjunto del Área de Hospitalización Pediátrica del Hospital Universitario MutuaTerrassa. Responsable de Cardiología Pediátrica, Hospital Universitario Mútua de TerrassaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1322042020-02-24T20:35:22Z2020-02-24T20:35:22ZNacimiento prematuro: ¿qué consecuencias tiene en la edad adulta?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/316911/original/file-20200224-24676-fuc2a0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C0%2C5590%2C3732&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/s/photos/premature">Sharon McCutcheon / Unsplash</a>, <a class="license" href="http://artlibre.org/licence/lal/en">FAL</a></span></figcaption></figure><p>Mi abuelo tuvo un destino excepcional desde el comienzo de su vida. Michel nació en julio de 1932 en su casa, como la mayoría de los niños por aquel entonces. Sin embargo, hay algo que lo diferenció del resto: no fue el único en nacer. En dos ocasiones, el médico rural tuvo que anunciar que había otro bebé en camino. Así pues, y para sorpresa de todos, se encontraron con tres bebés prematuros de un kilo cada uno.</p>
<p>France murió al día siguiente de su nacimiento. Michel y André pasaron varios días entre la vida y la muerte. Los pusieron en unas cajas de zapatos llenas de algodones que situaron junto a la chimenea, que permaneció encendida las 24 horas del día durante todo el verano. Les dieron friegas de mostaza para ayudarles a respirar y les alimentaron con una pipeta, dejando caer unas gotitas de leche entre sus labios con frecuencia. Contra todo pronóstico, consiguieron regular su temperatura, comer y ganar peso de forma progresiva. Después aprendieron a caminar y a hablar. Fueron al colegio, aprendieron a leer, a escribir y a contar. Encontraron trabajo, cortejaron a unas muchachas y se casaron el mismo día.</p>
<p>Esta es la historia de un milagro de la naturaleza que, a fin de cuentas, poco le debe a la medicina. La aplicación de técnicas eficaces de reanimación neonatal y de asistencia respiratoria no se extendió hasta la <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/apa.13880">década de los 60</a>. </p>
<p>Este progreso se ha visto rápidamente acompañado de un aumento espectacular de la probabilidad de supervivencia de los niños prematuros; es decir, los que nacen antes de que se cumplan las 37 semanas de gestación (u ocho meses y medio de embarazo), de acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud. Tanto es así que, según el <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamapediatrics/fullarticle/2091623">estudio</a> francés <a href="https://epipage2.inserm.fr/index.php/fr/">EPIPAGE-2</a>, el 52% de los bebés prematuros extremos (nacidos entre la semana 22 y la 26), el 94% de los muy prematuros (nacidos entre la 27 y la 31) y el 99% de los prematuros moderados (nacidos entre la 32 y la 34) salen vivos del hospital y, por lo general, no presentan secuelas.</p>
<h2>¿Cómo afecta a la salud?</h2>
<p>Mientras que hace 60 años los bebés muy prematuros apenas tenían posibilidades de sobrevivir, ahora se puede afirmar que viven y crecen con normalidad. Sin embargo, la prematuridad sigue siendo una de las principales <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(16)31593-8/fulltext">causas de mortalidad</a> en los menores de cinco años a nivel mundial. Y aquellos que sobreviven tienen problemas de salud importantes. </p>
<p>No es de extrañar. El nacimiento prematuro interrumpe el desarrollo intrauterino de forma abrupta. El organismo presenta todos los órganos, pero son inmaduros. Por tanto, los <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/apa.13880">procesos</a> de crecimiento y maduración de los órganos —especialmente el cerebro, los pulmones y el aparato digestivo— deben continuar en peores condiciones que si hubieran tenido lugar dentro del útero materno. Como resultado, durante las primeras semanas de vida, la inmadurez asociada al nacimiento prematuro puede causar dificultades respiratorias y digestivas, hemorragias cerebrales e infecciones.</p>
<p>Dichas complicaciones pueden ser transitorias o hacerse crónicas, especialmente en los casos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Displasia_broncopulmonar">displasia broncopulmonar</a>. </p>
<p>Las secuelas neurológicas son frecuentes, sobre todo en los bebés muy prematuros, y pueden manifestarse como trastornos de la motricidad, con retraso o dificultad al caminar; como trastornos cognitivos, con dificultades en el lenguaje oral o escrito; o incluso como trastornos de la atención y problemas sensoriales, visuales o auditivos. Algunos estudios también han observado que, en general, su coeficiente intelectual es <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/apa.13880">más bajo</a>, que presentan <a href="https://www.annualreviews.org/doi/10.1146/annurev-devpsych-121318-084804">más dificultades</a> en matemáticas y ortografía, y que suelen ser menos extrovertidos.</p>
<h2>¿Qué consecuencias tiene en la edad adulta?</h2>
<p>Los primeros niños que se beneficiaron de los avances médicos ya han alcanzado la edad adulta. Estos adultos que nacieron antes de lo esperado representan una proporción creciente de la población, debido al aumento concomitante de la frecuencia de los nacimientos prematuros (<a href="https://www.thelancet.com/journals/langlo/article/PIIS2214-109X(18)30451-0/fulltext">1 de cada 10 nacimientos</a>; es decir, 15 millones de bebés al año a nivel mundial) y de las tasas de supervivencia. </p>
<p>Por consiguiente, resulta fundamental conocer mejor las consecuencias de la prematuridad en la edad adulta, identificar los problemas que se atenúan o persisten en el transcurso de la vida, investigar los factores asociados a los buenos resultados y las intervenciones que se pueden ofrecer.</p>
<p>Aunque la inmensa mayoría de los adultos que nacen prematuramente <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/apa.13880">gozan de buena salud</a>, algunos corren un mayor riesgo de padecer ansiedad y depresión, <a href="https://www.sfnmjournal.com/article/S1744-165X(18)30127-6/fulltext">trastornos neurológicos y conductuales, disminución de la función cardiopulmonar</a>, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/apa.13880">hipertensión sistémica</a> y síndrome metabólico que sus homólogos nacidos a término. Es decir, estos problemas de salud suelen manifestarse a una edad más temprana en comparación con los bebés no prematuros. </p>
<p>Algunos investigadores consideran que la prematuridad es una enfermedad crónica. Sin embargo, los afectados no siempre estiman que algunas de estas limitaciones funcionales sean un <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/apa.13880">problema</a>, lo que refleja una enorme capacidad de resiliencia y adaptación.</p>
<p>De hecho, la prematuridad también puede tener otras consecuencias sorprendentes. Por ejemplo, los adultos que nacen prematuramente suelen tener una personalidad diferente. Diferente, que no anormal. Son más concienzudos, cautelosos, agradables, tímidos y menos propensos a adoptar conductas arriesgadas o desarrollar adicciones, lo que podría explicar en parte por qué <a href="https://www.jpeds.com/article/S0022-3476(15)00226-7/fulltext">sufren acoso</a> con mayor frecuencia o por qué presentan más dificultades sociales, especialmente con sus <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2737900">parejas o amigos</a>.</p>
<h2>Muchas cuestiones pendientes</h2>
<p>Hay que confirmar muchos de estos resultados, pues aún quedan varias preguntas sin responder. Por ejemplo, ¿cómo afecta la prematuridad al envejecimiento? ¿Los cuidados de asistencia al parto repercuten a largo plazo? ¿Qué sucede con los adultos nacidos prematuramente en los países con recursos limitados? ¿Cómo contribuyen a nuestra sociedad? ¿Qué factores promueven su resiliencia? ¿Cómo es la calidad de vida de estos adultos? ¿En qué medida les afecta el entorno familiar, genético, socioeconómico y de estilo de vida?</p>
<p>Como podemos observar, aún queda mucho por aprender a fin de entender mejor cómo se puede mejorar la salud a largo plazo y la calidad de vida de estas personas, y proponer políticas de salud pública y acciones educativas adecuadas. Sin embargo, no podrá lograrse a menos que los investigadores de todo el mundo aúnen fuerzas y analicen los datos ya disponibles. Por otra parte, también es necesario desarrollar estudios innovadores.</p>
<h2>Estudios innovadores que dan respuesta a estas preguntas</h2>
<p>Para aclarar los efectos de la prematuridad en el transcurso de la vida, actualmente se están llevando a cabo varios proyectos de investigación. El proyecto <a href="https://happ-e.inesctec.pt/fr/">HAPP-e</a> (acrónimo de «Health of Adult People born Preterm - an e-cohort study») fue puesto en marcha a finales de 2019 por investigadores del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Oporto (Portugal), en asociación con el Inserm y otras instituciones y universidades europeas que colaboran en otro proyecto, <a href="https://recap-preterm.eu">RECAP preterm</a>.</p>
<p>Tiene como objetivo estudiar la salud de los adultos nacidos prematuramente de forma novedosa y a gran escala. Para ello, se reclutará y monitorizará una cohorte electrónica de adultos nacidos de forma prematura. Tanto la selección como el seguimiento de los participantes se hará enteramente con la ayuda de instrumentos digitales, sobre todo gracias a una plataforma de internet. Al aprovechar la tecnología y los métodos de comunicación actuales, se podrá acceder a distintas poblaciones repartidas por todo el globo, las cuales no suelen tener la oportunidad de hacerse escuchar.</p>
<p>Afrontémoslo: ser miembro activo en un grupo de investigación nunca ha sido tan fácil. ¡Puede compartir su experiencia desde el sofá! Así pues, que se corra la voz: todos los adultos (18 años o más) nacidos prematuramente están invitados a participar en este estudio, sin importar en qué parte del mundo se encuentren, ¡y a ser HAPP-e, que la vida son dos días! A mi abuelo le hubiera encantado darle un empujón tan grande a la investigación…</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración de <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/132204/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elsa Lorthe no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Uno de cada diez niños nace prematuramente. La supervivencia y la salud de estos niños mejora con los años. Pero, ¿qué sabemos sobre las consecuencias de la prematuridad en la edad adulta?Elsa Lorthe, Chercheure en Epidémiologie, Inserm U1153, Epidemiology and Statistics Research Center, Université Paris CitéLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.