tag:theconversation.com,2011:/us/topics/ninos-55634/articlesniños – The Conversation2024-01-01T20:23:28Ztag:theconversation.com,2011:article/2174882024-01-01T20:23:28Z2024-01-01T20:23:28Z¿Cómo viven y sienten los niños migrantes y refugiados en Europa?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/567218/original/file-20231222-29-rmsrgf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C5%2C3558%2C2103&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> </figcaption></figure><p>Aún existen algunas verdades rotundas en esta época de opiniones encontradas y descreimiento. Que los niños son el futuro es una de ellas. Si, además, tenemos en cuenta la inocencia y la vulnerabilidad que definen la infancia y la transición a la vida adulta, y que <a href="https://www.unicef-irc.org/publications/1335-child-and-adolescent-mental-health-and-psychosocial-wellbeing-across-the-life-course-framework-for-research.html">lo que sucede en esta etapa es clave para el desarrollo cognitivo, emocional y social de cualquier niño</a>, resulta también indiscutible la necesidad de garantizarles una protección especial. Así lo reconoce la <a href="https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-rights-child">Convención para los Derechos del Niño</a>. </p>
<p>En el caso de los niños de origen migrante se dan, además, muchas otras vulnerabilidades. A los estereotipos a los que se enfrentan en la calle o en el aula se añade, con frecuencia, un estatus administrativo más o menos precario para ellos o para sus familias, que puede limitar el acceso a servicios y que genera miedo e incertidumbre. </p>
<p>Muchos de estos niños se enfrentan, además, a un idioma y cultura desconocidos. Empiezan de cero en centros educativos donde todo resulta extraño, no entienden a nadie y tampoco se pueden hacer entender. Algunos han sufrido también experiencias traumáticas, ya sea en su país de origen o en el camino. Y a todo ello se enfrentan a veces sin apoyo familiar o bien con dificultades familiares de todo tipo, arrastradas por la experiencia migratoria y el desarraigo. </p>
<p>En total, en los 27 países de la Unión Europea hay <a href="https://ec.europa.eu/eurostat/databrowser/view/tps00178/default/table?lang=en">casi cinco millones de niños nacidos en el extranjero</a> y <a href="https://ec.europa.eu/eurostat/databrowser/view/migr_pop2ctz__custom_8425765/default/table?lang=en">6,6 millones con nacionalidad extranjera</a>. De ellos, más de medio millón y casi un millón, respectivamente, residen en España. Estas cifras incluyen desde recién llegados y solicitantes de asilo a niños nacidos en este país de padres extranjeros. </p>
<p>Todos ellos son nuestra responsabilidad y también nuestro futuro. En esta etapa de sus vidas se decide en qué tipo de adultos se convertirán, cómo se relacionarán con la sociedad, qué esperarán de ella y de sí mismos. Esto debería llevarnos a plantear algunas preguntas importantes: ¿cómo les va en aspectos fundamentales para su desarrollo, bienestar e inclusión? ¿Cómo les va a los colegios que trabajan con esta diversidad y qué políticas se están aplicando para sostener y apoyar a unos y a otros? </p>
<p>Hasta ahora estas preguntas tenían difícil respuesta por falta de marcos de referencia y datos, pero los recientes resultados del <a href="https://www.immerse-h2020.eu/">proyecto IMMERSE</a> intentan empezar a responderlas. El proyecto, liderado por la Universidad Pontificia Comillas y financiado por la Comisión Europea, se ha desarrollado durante cinco años en Alemania, Bélgica, España, Grecia, Irlanda e Italia. </p>
<p>Contando con la participación de niños, familias, educadores, entidades sociales y responsables políticos, se han <a href="https://www.immerse-h2020.eu/es/panel-de-indicadores-immerse-sobre-integracion-de-ninos-refugiados-y-migrantes/">seleccionado 30 medidas clave</a> y se han recogido datos secundarios y datos de encuesta entre más de 24 000 niños y más de 400 centros. </p>
<p>Los resultados, <a href="https://youtu.be/dshJP7PFddM?t=2919">presentados recientemente</a> en Madrid (España) y en el <a href="https://youtu.be/hLLtXo6GTLs?t=626">Parlamento Europeo</a>, nos permiten empezar a despejar muchas dudas.</p>
<h2>Acceso a los derechos básicos</h2>
<p>Por un lado, el acceso a derechos básicos como la educación obligatoria o la atención médica está fundamentalmente consolidado en los seis países analizados, aunque con déficits significativos en los niveles de escolarización en Grecia y Alemania. Sin embargo, los indicadores de rendimiento académico y escolar exponen claras desventajas entre los niños de origen migrante en todos los países. </p>
<p>De acuerdo con los datos de encuesta recogidos, la inmensa mayoría de estos niños (alrededor del 80 %) se declaran felices, un dato que muestra ante todo el optimismo y resiliencia a estas edades, que son compartidos por niños de cualquier condición. Además, la mayoría de estos niños confían en las instituciones (educativas, sanitarias, de seguridad). </p>
<h2>En el colegio</h2>
<p>En contraste, otros indicadores claves para el bienestar de estos niños arrojan peores resultados: tan solo alrededor de la mitad declaran un fuerte sentido de pertenencia en su colegio, o dicen contar con el apoyo de amigos y compañeros o de sus profesores, de nuevo en clara desventaja con otros niños no migrantes. En muchos de estos indicadores España está, no obstante, a la cabeza entre los países analizados, destacando el nivel de apoyo por parte de los profesores y la confianza en las instituciones educativas, donde apenas existen diferencias con niños no migrantes. </p>
<p>En contraste, los resultados referidos a políticas que intentan garantizar no solo el acceso a derechos, sino también apoyos específicos necesarios para niños, profesores y centros educativos, son mucho menos satisfactorios en todos los países. Particularmente en lo referido al apoyo para el acceso a la educación superior y la política de educación intercultural en el caso de España. </p>
<h2>Compromiso con la interculturalidad</h2>
<p>En los centros educativos emerge un compromiso claro con la interculturalidad en casi todos los países, y especialmente en España. Pero falla la implementación en el día a día de las clases, y en la comunicación con los padres. Y, de manera clave, en todos los países se da una preocupante ausencia de servicios de salud mental y apoyo psicosocial en los centros. </p>
<p>Por todo ello, a la pregunta de si lo estamos haciendo bien cabe responder: en gran parte sí, pero existe mucho margen de mejora. En particular, los resultados en España deberían motivarnos a apoyar decididamente la labor que se realiza desde los centros, particularmente desde el ámbito de las políticas sociales y educativas. </p>
<p>Este esfuerzo de mejora no solo es necesario, sino que merece mucho la pena. Partimos de una buena base: derechos básicos consolidados, confianza en las instituciones y una declaración de optimismo que, eso sí, va claramente disminuyendo con la edad, en el camino de la transición a la edad adulta. </p>
<p>Los datos deben ir de la mano de la reflexión y el análisis y motivarnos en la dirección de mejoras que están al alcance de la mano. Se lo debemos y nos lo debemos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217488/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Inmaculada Serrano, como investigadora principal o colaboradora, recibe fondos para la realización de proyectos de investigación competitivos nacionales (Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación 2021- 2023) y europeos (Horizon 2020). </span></em></p>Un estudio desarrollado en seis países europeos muestra que, aunque la mayoría de los niños migrantes se declaran felices y confían en las instituciones, enfrentan desventajas académicas y sociales. España lidera en apoyo de profesores y confianza en instituciones educativas, pero muestra deficiencias en políticas para el acceso a la educación superior y educación intercultural.Inmaculada Serrano, Investigadora en Migraciones Internacionales, Universidad Pontificia ComillasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2130272023-11-30T18:06:25Z2023-11-30T18:06:25Z¿Sabemos cómo afectan las nuevas tecnologías al cerebro de los menores? No es tan fácil averiguarlo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/560758/original/file-20231121-23-9so2xf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=167%2C87%2C4937%2C3440&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/penang-malaysia-january-14-2020-little-1615987360">Raymond Vong Photography/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Marta tiene trece años. Se pasa horas en Instagram, viendo perfiles de famosas modelos, sus secretos de belleza y sus “dietas milagro”. Le gusta mucho el mundo de la moda. Pero ver estos <em>reels</em> siempre le hace concienciarse de lo que come y cómo se ve su cuerpo. Hace un mes, su hermana le pasó un vídeo de TikTok de una psicóloga que habla sobre autoestima, salud mental, y <em>body positivity</em>. Aunque al principio, no reparó mucho en ello, le gustó y decidió seguir esa cuenta. </p>
<p>Poco a poco, Marta se ha dado cuenta de que algunas de las cosas que se comentan en esos vídeos le están despertando un espíritu crítico que antes no tenía. Ahora, es capaz de ver desde un punto de vista diferente las publicaciones relacionadas con el mundo de la belleza. Además, ha descubierto una comunidad de gustos e intereses similares, con la que está aprendiendo a ser crítica frente a las tendencias de belleza impuestas en la sociedad. </p>
<h2>No es cuestión de blanco o negro</h2>
<p>Parece claro que las nuevas tecnologías, y las redes sociales en concreto, no tienen un carácter positivo o negativo en sí mismas, sino infinidad de posibilidades de uso. Dependiendo del empleo concreto que les demos a estas plataformas tendrán unos efectos u otros en nuestro cerebro. En la literatura científica, el sobreuso de <em>smartphones</em> y redes sociales se ha visto asociado tanto a efectos perjudiciales como beneficiosos sobre la cognición y la salud mental.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/el-acceso-a-internet-debe-ampliar-el-mundo-de-los-ninos-no-limitarlo-213902">El acceso a internet debe ampliar el mundo de los niños, no limitarlo</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>Entre los primeros, se han descrito <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8204720/pdf/fpsyt-12-669042.pdf">problemas de atención y autoestima, y un mayor riesgo de desarrollar depresión y ansiedad</a>. Y, al mismo tiempo, también se ha visto que las redes sociales <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6904320/pdf/day056.pdf">promueven la interacción social, la creatividad y el bienestar general</a>.</p>
<h2>Problemas metodológicos</h2>
<p>Pero ¿cómo podríamos investigar el uso que las personas dan a estas herramientas, para entender sus efectos cerebrales, sin vulnerar su privacidad? Desafortunadamente, la caracterización de los efectos de esas tecnologías no es trivial y debe basarse en medidas indirectas, lo que implica cierta falta de control y objetividad en las observaciones. </p>
<p>En vez de recoger datos reales cuantificables (a través de una aplicación, por ejemplo), debemos confiar en información sobre la experiencia subjetiva de los participantes de nuestros estudios (a través de cuestionarios). Esto añade dificultades a la hora de interpretar, comparar y extrapolar los resultados. </p>
<p>Para empezar, los trabajos que se han realizado hasta la fecha se centran en estudiar variables que no son exactamente iguales de una investigación a otra. Así, utilizan medidas y terminologías muy diferentes para referirse a cuestiones similares. Por ejemplo: <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6830442/?report=printable">“tiempo delante de una pantalla”</a>, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8916658/pdf/pone.0260637.pdf">“uso de <em>smartphones</em>”</a>, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8668323/pdf/fpsyt-12-737178.pdf">“exposición a medios digitales”</a> o <a href="https://eprints.whiterose.ac.uk/140927/3/Integrative%20review%20BMJ.%20FINALvised%20Paper.pdf">“uso de redes sociales”</a>, entre otros. </p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/razones-para-retrasar-el-uso-del-movil-proteger-la-salud-mental-217048">Razones para retrasar el uso del móvil: proteger la salud mental</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>¿No estaría el uso de móviles contenido dentro del “tiempo delante de una pantalla”, por ejemplo? ¿Cómo se distinguen los efectos de estar frente al televisor o el ordenador de los de consumir tiempo con un teléfono inteligente? ¿Y cómo distinguimos la actividad concreta que se realiza cuando tenemos un <em>smartphone</em> en la mano sin dejar de proteger la privacidad de las personas?</p>
<p>Además, el uso tan universalizado de estas tecnologías es relativamente reciente. Por tanto, carecemos de suficientes estudios longitudinales, es decir, con datos recogidos durante varias décadas de un numeroso grupo de personas. Este tipo de investigación sería la que podría informarnos sobre los efectos a largo plazo del uso y sobreuso de estas herramientas. Tendremos que esperar un tiempo y hacer el esfuerzo de seguir un mismo grupo de participantes por muchos años para entenderlos mejor.</p>
<h2>Cómo medir el riesgo de adicción</h2>
<p>Por último, uno de los temas más candentes actualmente es <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0306460321000307?ref=pdf_download&fr=RR-2&rr=8297d883ab7c1a7b">el riesgo de adicción asociado con estas tecnologías</a>. Para valorar si existe o no un comportamiento adictivo, la medida primordial parece ser el tiempo de uso. Sin embargo, la mayoría de las aplicaciones, redes sociales y sitios web están diseñados, específicamente, <a href="https://www.linkedin.com/pulse/real-reason-why-social-media-keeps-us-hooked-pablo-lopez/">para mantener nuestra atención focalizada en sus contenidos y alargar el tiempo que invertimos en ellas</a>. El estado de absorción que causan estos medios nos dificulta la tarea de estimar de forma subjetiva esa duración. Y una medición objetiva nos lleva al problema inicial de vulneración de la privacidad e intimidad de los sujetos de estudio.</p>
<p>Con estos retos en mente, parece evidente que entender los beneficios y riesgos del uso de las nuevas tecnologías sobre el cerebro está acompañado por obstáculos difícilmente superables. Sin embargo, es importante comprender que las herramientas digitales no son buenas o malas <em>per se</em>. Tienen un enorme potencial en los dos sentidos. Depende de nosotros cómo decidamos utilizarlas y cómo de críticos queremos ser con las actividades y contenidos que consumimos <em>online</em>. </p>
<p>Además, aunque sea un proceso lento, seguiremos aprendiendo sobre las bondades y perjuicios de estas herramientas sobre nuestra cognición y nuestra salud mental. Sólo así podremos poner en marcha protocolos preventivos y educativos para usar estas plataformas de una manera saludable.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213027/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lucía Vaquero Zamora recibe fondos de la European Research Executive Agency (REA) a través de su beca conseguida dentro del programa de financiación Marie Sklodowska-Curie Actions (otorgada para la realización del proyecto "Social Media Artistic tRaining in Teenagers (SMART)", Grant Agreement ID: 101063319).</span></em></p>Desde el punto de vista de la neurociencia, varios obstáculos (metodológicos, de privacidad…) impiden saber con exactitud qué consecuencias acarrea el tiempo dedicado a las pantallas.Lucía Vaquero Zamora, Investigadora Postdoctoral en Neurociencia Cognitiva, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2174582023-11-23T12:13:31Z2023-11-23T12:13:31ZEl porteo de bebé, beneficios de una práctica ancestral<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/561284/original/file-20231123-25-7b6rd5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C8256%2C6192&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-mother-her-baby-carrier-sling-623706020">Lolostock/shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cuando tuve a mi primer hijo, un típico bebé de alta demanda, buscaba una forma de calmarlo que, además, me permitiese cierta libertad para desarrollar las actividades de la vida diaria. Así descubrí el porteo. </p>
<p>Básicamente se trataba de una simple tela de gran longitud que se ataba con unos nudos imposibles y que permitían transportar al pequeño dormido durante horas mientras su madre o su padre hacía la compra, cocinaba, tomaba un café, se iba de excursión… Vamos, una maravilla.</p>
<p>En nuestro caso, pasamos por diferentes tipos de sistemas: bandoleras, fulares, mochilas ergonómicas, etc. Cada cual tenía sus pros y sus contras. Mientras que unos eran más sencillos de utilizar, otros resultaban menos manejables pero abrigaban mejor. Por aquel entonces, todos se vendían como alternativas de crianza natural, siguiendo un poco la estela de la filosofía <em>hippie</em>, y la gente miraba raro por la calle. </p>
<p>Poco a poco, estos métodos se han ido popularizando y hoy no resulta extraño ver por la calle a una mamá o un papá porteando a su pequeño. </p>
<h2>Una vuelta a nuestros orígenes</h2>
<p>Pero esta reciente moda no es más que una vuelta a nuestros orígenes. Ya <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0163638320300886?via%3Dihub">durante la Prehistoria</a> los bebés sobrevivían a los continuos desplazamientos de los pueblos nómadas enganchados a sus madres.</p>
<p>Y sin irnos tan atrás en el tiempo, nuestras abuelas cogían un pañuelo, se lo ataban al cuerpo y acarreaban al bebé a su espalda o cadera mientras iban al campo a trabajar o cuidaban del resto de hermanos.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/es-mejor-que-los-bebes-duerman-solos-o-acompanados-155968">¿Es mejor que los bebés duerman solos o acompañados?</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>El carrito de bebé es un invento relativamente moderno. Fue inventado en 1733 por el arquitecto y paisajista inglés <a href="https://mcclungmuseum.utk.edu/object-of-the-month/baby-carriage/">William Kent</a> inspirándose en la estructura de un carro movido por caballos. Sus primeros usuarios fueron nobles de la época. No fue hasta bien entrado el siglo XX cuando se popularizó su uso entre familias de clase media, con tal éxito que no había madre o padre que no llevara a su hijo en un carrito.</p>
<h2>Ventajas del porteo frente al carrito</h2>
<p>Sin embargo, aunque este tipo de vehículo puede ofrecer comodidad en el desplazamiento, se pierden muchos <a href="https://juniperpublishers.com/ajpn/AJPN.MS.ID.555876.php">de los efectos positivos</a> proporcionados por el porteo. Y el primero de ellos, que fomenta el contacto físico entre progenitor y bebé, favoreciendo la lactancia materna si la porteadora es la madre. </p>
<p>Otra ventaja es que la posición del niño reduce el riesgo de plagiocefalia, deformación del cráneo que se produce al pasar mucho tiempo tumbado sin cambiar de posición. El <a href="https://journals.lww.com/jpojournal/fulltext/2003/07000/car_seats_infant_carriers_and_swings__their_role.10.aspx">uso muy prolongado del carrito</a> podría favorecer el desarrollo de este problema.</p>
<p>Además, cuando un bebé es porteado debe adaptarse a los movimientos del cuidador para poder mantener su posición estable. <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1891/1078-4535.22.1.17?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200pubmed">Esto ayuda</a> a desarrollar los músculos del <em>core</em> (abdominales, lumbares, de la pelvis, glúteos y la musculatura profunda de la columna) tanto del bebé como del porteador.</p>
<p>Otro <a href="https://publications.aap.org/pediatrics/article-abstract/77/5/641/53932/Increased-Carrying-Reduces-Infant-Crying-A?redirectedFrom=PDF?autologincheck=redirected">estudio</a> encontró que coger al bebé en brazos, como se hace al portear, reduce el llanto y fomenta el sentido de seguridad y confianza en el pequeño.</p>
<p>Y para casos que implican cuidados especiales, como los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/1919818/">bebés prematuros</a>, el porteo facilita el contacto con el cuidador. Así, los recién nacidos pueden ganar peso más rápidamente, con la consiguiente mejora de su salud.</p>
<h2>Una crianza más cómoda y feliz</h2>
<p>Pero no solo el bebé se beneficia de las bondades del porteo. Como se ha comprobado, podría reducir el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0884217515311448?via%3Dihub">riesgo de depresión posparto</a> en la madre y afianzar el <a href="https://srcd.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1467-8624.1990.tb02888.x?sid=nlm%3Apubmed">vínculo</a> del padre u otros cuidadores con el recién nacido. </p>
<p>También mejora la organización de la familia, ya que permite atender a otros hermanos mientras se portea. Eso sin olvidar la libertad para hacer ejercicio y las actividades cotidianas sin despegarse de la criatura.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/561283/original/file-20231123-17-bib777.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/561283/original/file-20231123-17-bib777.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/561283/original/file-20231123-17-bib777.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=403&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/561283/original/file-20231123-17-bib777.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=403&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/561283/original/file-20231123-17-bib777.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=403&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/561283/original/file-20231123-17-bib777.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=507&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/561283/original/file-20231123-17-bib777.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=507&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/561283/original/file-20231123-17-bib777.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=507&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/father-two-toddlers-washing-dishes-1080411476">Ground Picture/Shutterstock</a></span>
</figcaption>
</figure>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/quiere-entender-a-un-bebe-escuche-atentamente-la-melodia-de-su-llanto-o-su-balbuceo-184396">¿Quiere entender a un bebé? Escuche atentamente la melodía de su llanto o su balbuceo</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<h2>Dolores lumbares y problemas con el suelo pélvico</h2>
<p>Aunque este sistema ofrece, como hemos visto, múltiples ventajas, también hay que considerar algún posible inconveniente. Así, un porteo prolongado puede generar dolor lumbar, sobre todo si es en posición <a href="https://www.jptrs.org/journal/view.html?doi=10.14474/ptrs.2020.9.1.36">frontal</a>, ya que nuestros movimientos se <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0966636220301636?via%3Dihub">modifican</a>. Tenemos que adaptarnos a la nueva carga tanto para caminar como para agacharnos al suelo a coger objetos, acción muy común cuando vamos con bebés. </p>
<p>También cabe la posibilidad de que se resienta el suelo pélvico. La posición frontal con el bebé delante aumenta la presión en esta zona corporal, que puede <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00192-014-2593-5#Tab2">verse afectada</a> en madres con problemas tras el parto. </p>
<p>Valorando todo lo que puede aportarnos como padres, deberíamos plantearnos “entrenar nuestro cuerpo” para portear con seguridad y poder ofrecerle a nuestro pequeño todos los beneficios de llevarlo tan cerca de nosotros.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217458/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Vanessa Bataller Cervero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Son múltiples las ventajas de portear a los bebés como hacían nuestros antepasados, desde favorecer el contacto físico a permitir realizar otras tareas mientras el pequeño está a buen resguardo.Ana Vanessa Bataller Cervero, Profesor en Biomecánica de la Actividad Física y del Deporte, Universidad San JorgeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2166562023-11-01T21:04:25Z2023-11-01T21:04:25ZLas memorias de Britney Spears recuerdan el peligro de la fama a edades tempranas<p>Las nuevas memorias de Britney Spears, <em>The Woman in Me</em> (<em>La mujer que soy</em>), muestran una vez más el daño potencial de por vida que puede causar ser una estrella infantil. Como muchos otros antes que ella, como <a href="https://www.britannica.com/biography/Judy-Garland">Judy Garland</a> y <a href="https://www.britannica.com/biography/Michael-Jackson">Michael Jackson</a>, Spears fue introducida en el peligroso terreno de la fama infantil por los adultos que se suponía que debían protegerla, y no estaba en absoluto preparada para afrontar las consecuencias.</p>
<p>La tutela paterna de Spears, que controlaba todos los aspectos de su vida personal y profesional, se rescindió finalmente en 2021. Ahora puede compartir los detalles de sus extraordinarios años en el candelero y más allá.</p>
<p>Los límites y las normas en torno a lo que es y no es aceptable durante la infancia, y las actividades e instituciones normales que conforman la experiencia de ser niño se han desarrollado a lo largo de los siglos por una razón: intentar mantener a los niños a salvo de la cruda realidad del mundo adulto. </p>
<p>Ser sexualizado y valorado por el aspecto físico, cobrar por trabajar, tener que enfrentarse a las críticas y a la atención no deseada de extraños… son aspectos difíciles del crecimiento. Los niños y los adolescentes necesitan apoyo y orientación si quieren navegar con seguridad hacia sus vidas e identidades adultas.</p>
<p>La experiencia de la fama infantil deja de lado esta red de seguridad social para los niños, y las consecuencias pueden ser desastrosas. </p>
<h2>El precio de la fama infantil</h2>
<p>Desde las primeras estrellas infantiles de la época dorada de Hollywood, pasando por las comedias y los programas de televisión de mediados del siglo XX, el auge de las industrias del pop y el cine en las décadas siguientes y la explosión de popularidad de los <em>reality shows</em> y los concursos de talentos de principios del siglo XXI, <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/17482798.2011.584378">los niños siempre han sido protagonistas</a> del mundo del espectáculo. Muchos han pagado un alto precio por su fama, a menudo breve.</p>
<p>Los medios de comunicación se hacen eco con frecuencia de tristes historias de <a href="https://www.or-nc.com/why-do-child-stars-become-addicted-to-drugs/">drogadicción y alcoholismo</a>, <a href="https://www.hitc.com/en-gb/2022/11/02/uncle-fester-star-jackie-coogans-tragic-life-child-fortune-to-horror-crash">disputas familiares</a>, <a href="https://www.ranker.com/list/child-actors-who-became-criminals/nathan-gibso">actividades delictivas</a> y <a href="https://www.dailystar.co.uk/showbiz/us-showbiz/former-nickelodeon-star-drake-bells-29769568">relaciones tóxicas</a>. Todo ello refuerza los estereotipos de “estrella infantil que sale mal parada” y “demasiado joven” a los que se ha acostumbrado el gran público.</p>
<p>Por ejemplo, abundan las historias de <a href="https://metro.co.uk/2020/02/11/macaulay-culkin-reveals-never-divorced-parents-emancipated-12222457/">Macaulay Culkin “divorciándose” de sus controladores padres</a> y sus dificultades para hacer la transición a la vida adulta, <a href="https://www.belfasttelegraph.co.uk/entertainment/film-tv/why-it-was-not-a-wonderful-life-for-macaulay-culkin-after-he-found-fame-in-the-hit-christmas-film-home-alone/37620091.html">sintiéndose atrapado</a> en la imagen de inocencia infantil de su personaje más famoso, Kevin, en las películas de <em>Solo en casa</em>.</p>
<p>En su <a href="https://books.google.co.uk/books?id=kSJ8XjTw10kC&printsec=frontcover&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false">autobiografía</a>, la actriz Drew Barrymore habla de lo normalizada que estaba su presencia en las fiestas de Hollywood y de su consumo de alcohol a una edad muy temprana, tras su papel en <a href="https://www.imdb.com/title/tt0083866/"><em>E.T.</em></a> (1982) a los cinco años. </p>
<p>También está la trágica vida y muerte de <a href="https://www.theguardian.com/tv-and-radio/2010/may/29/gary-coleman-obituary">Gary Coleman</a>, simpático niño estrella de la sitcom estadounidense <a href="https://www.imdb.com/title/tt0077003/"><em>Diff'rent Strokes</em></a> (1978-1986). </p>
<p>Coleman, que murió a los 42 años tras un historial de <a href="https://nypost.com/2010/05/29/troubled-80s-child-star-gary-colemans-life-is-cut-short-at-42/#:%7E:text=En%202005%2C%20Coleman%20se%20mud%C3%B3%20a,y%20" title="quería%20morirse">abuso de sustancias</a> y <a href="https://www.salon.com/2010/05/28/gary_coleman_dies/">depresión</a>, declaró sentirse <a href="https://www.theguardian.com/tv-and-radio/2010/may/29/gary-coleman-obituary">profundamente humillado</a> por la gente que le preguntaba: “¿Tú no eras…?” cuando trabajaba de adulto como guardia de seguridad en un supermercado.</p>
<h2>Otras posibilidades</h2>
<p>Sin embargo, es importante señalar que no todas las estrellas y exestrellas infantiles tienen una trayectoria difícil. Los actores de las películas de <em>Harry Potter</em>, por ejemplo, parecen haber pasado <a href="https://www.theguardian.com/film/2021/oct/22/the-not-so-cursed-child-did-harry-potter-mark-the-end-of-troubled-young-actors">en gran medida bien</a> a la vida adulta y a sus carreras; algunos en el candelero, otros no. </p>
<p>Y la nueva generación de niños y adolescentes famosos, como <a href="https://www.gq.com/story/stranger-things-millie-bobby-brown">Millie Bobby Brown</a>, estrella de la serie de Netflix <a href="https://theconversation.com/stranger-things-is-the-upside-down-to-disneys-cute-and-cuddly-universe-83417"><em>Stranger Things</em></a>, parecen más preparados para la fama que sus predecesores, controlando sus imágenes e identidades a través de sus propias plataformas de redes sociales y <a href="https://www.bbc.co.uk/news/world-44045291">potencialmente protegidos hasta cierto punto</a> de la sexualización extrema por el movimiento MeToo. </p>
<p>Aun así, Brown <a href="https://www.popbuzz.com/tv-film/news/millie-bobby-brown-birthday-instagram-post/">comentó en su 16 cumpleaños</a> que: “Hay momentos en los que me siento frustrada por la inexactitud, los comentarios inapropiados, la sexualización y los insultos innecesarios”.</p>
<p>Para Spears, sin embargo, fueron algo más que momentos. En sus memorias detalla cómo el constante escrutinio público de su cuerpo y su aspecto físico, el ser valorada por su sexualidad y tratada como una mercancía han caracterizado toda su vida. </p>
<p>No es de extrañar que <a href="https://people.com/britney-spears-reveals-why-shaved-off-hair-in-2007-exclusive-8362494">se afeitara la cabeza</a> en 2007, un movimiento que los medios de comunicación interpretaron como que se había “vuelto loca”, pero que en realidad era un poderoso indicio de su enfado por ser percibida como nada más que una muñeca sexual bailarina. Como escribe en sus memorias: </p>
<blockquote>
<p>Sabía que muchos hombres pensaban que el pelo largo era sexy. Afeitarme la cabeza era una forma de decirle al mundo: Que os den. ¿Quieres que sea guapa para ti? Que os jodan. ¿Quieres que sea buena para ti? Que te jodan. ¿Quieres que sea la chica de tus sueños? Que te jodan.</p>
</blockquote>
<p>El sociólogo Erving Goffman escribió sobre el estigma de tener una “<a href="https://www.howcommunicationworks.com/blog/2020/12/16/what-is-stigma-explaining-goffmans-idea-of-spoiled-identity">identidad mimada</a>”, por el que las personas cargan con la vergüenza pública de la transgresión o la diferencia física. </p>
<p>Ser una antigua estrella infantil puede ser estigmatizante por muchas razones, como ser comparado constantemente con una versión ideal más joven de uno mismo y no haber tenido una infancia “normal” ni relaciones familiares convencionales. </p>
<p>En estas memorias, Britney intenta enfrentarse a ese estigma y reivindicar su identidad y su condición de persona adulta. Al hacerlo, demuestra que es posible dejar atrás el peligroso terreno de la fama temprana, pero el viaje es duro.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216656/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jane O’Connor no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las memorias de la cantante estadounidense Britney Spears ilustran una vez más sobre el daño potencial que puede causar de por vida ser una estrella infantil.Jane O’Connor, Reader in Childhood Studies, Birmingham City UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2129432023-10-25T21:41:02Z2023-10-25T21:41:02ZLos niños claman por un planeta limpio: estas son sus seis principales demandas<p>Cuando la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la <a href="https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-rights-child">Convención sobre los Derechos del Niño</a>, el 20 de noviembre de 1989, marcó un hito histórico en los derechos humanos de la infancia. Pero hubo algunos aspectos a los que no prestó atención alguna, como la brecha digital, la perspectiva de género o el cambio climático.</p>
<p>Sin embargo, al proclamar que todos los niños son titulares de su derecho a crecer en una familia idónea, en un entorno sano y libre de cualquier tipo de violencia, también se deduce que deben desarrollarse en un ecosistema limpio, saludable y sostenible. Y así se ha ido reconociendo <a href="https://www.ohchr.org/es/documents/thematic-reports/ahrc3232-report-right-health-adolescents">con posterioridad</a>.</p>
<p>La Organización Meteorológica Mundial de Naciones Unidas <a href="https://public.wmo.int/es/media/comunicados-de-prensa/el-informe-anual-de-la-omm-pone-de-relieve-el-avance-continuo-del-cambio">alertó</a> recientemente de valores alarmantes en los cuatro indicadores clave del cambio climático, con severos efectos para la infancia: la concentración de gases de efecto invernadero, la subida de los niveles de mares y océanos, así como el contenido de calor de los océanos y su acidificación, representan un claro atentado a su salud e incluso a su derecho a la vida.</p>
<h2>La opinión de la niñez sí cuenta</h2>
<p>El <a href="https://www.ohchr.org/en/treaty-bodies/crc">Comité de los Derechos del Niño</a> es el más alto órgano de Naciones Unidas en este ámbito. Compuesto por 18 especialistas, paritario y representativo de las diversas regiones planetarias, supervisa el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño en cada uno de los 196 estados que la han ratificado. Y lo hace recabando informes de UNICEF, de los gobiernos y de las entidades no lucrativas para formular las correspondientes recomendaciones de mejora.</p>
<p>Además, elabora observaciones generales sobre cuestiones temáticas relacionadas con los derechos de la infancia y la adolescencia. Para ello <a href="https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2011/7532.pdf">tiene muy en cuenta la opinión de la niñez</a>. </p>
<p>Pues bien, resulta que <a href="https://www.unicef.org/lac/cambio-climatico">UNICEF ya había alertado de que el cambio climático es una forma de violencia estructural contra toda la niñez</a>, por el colapso social que puede provocar en sus comunidades y en sus familias. Se refiere a los efectos de los desastres naturales, la degradación medioambiental y la pérdida de la biodiversidad, que a su vez repercuten en la agricultura, en el acceso al agua potable y en la nutrición. Y en última instancia, vulneran el derecho a la salud. </p>
<p>De hecho, su informe de agosto de 2021 denunciaba que se <a href="https://www.unicef.org/reports/climate-crisis-child-rights-crisis">han alcanzado cifras dramáticas</a>: 815 millones de niños expuestos a la contaminación por plomo, 820 millones a olas de calor, 920 millones a la escasez de agua y 1 000 millones a elevados índices de contaminación atmosférica. </p>
<p>Por su parte, la Organización Mundial de la Salud <a href="https://www.who.int/es/news/item/06-03-2017-the-cost-of-a-polluted-environment-1-7-million-child-deaths-a-year-says-who">ya había alertado</a> en 2017 de que anualmente 1,7 millones de niños mueren como consecuencia de impactos ambientales evitables. Eso lo convierte en la causa de mayor mortalidad en la primera infancia, ya que provoca más de una cuarta parte de las defunciones de niños de menos de cinco años.</p>
<h2>Más de 16 000 contribuciones de menores</h2>
<p>Con estos informes sobre la mesa, el Comité de los Derechos del Niño decidió redactar una Observación General sobre los derechos de la infancia y el medioambiente, con especial atención al cambio climático (<a href="https://www.ohchr.org/en/documents/general-comments-and-recommendations/crccgc26-general-comment-no-26-2023-childrens-rights"><em>The UN Committee on the Rights of the Child commits to a new General Comment on Children’s Rights and the Environment with a Special Focus on Climate Change</em></a>). En dos períodos trimestrales de consultas –del 31 de marzo al 30 de junio de 2022 y del 15 de noviembre de 2022 al 15 de febrero de 2023— recibieron 16 331 contribuciones directas de niños, niñas y adolescentes de 121 países. Y sintetizaron sus demandas <a href="https://www.ohchr.org/sites/default/files/documents/hrbodies/crc/gcomments/gc26/2023/GC26-Child-Friendly-Version_Spanish.pdf">en seis reivindicaciones globales</a>:</p>
<ol>
<li><p>Que exista un medio ambiente limpio y saludable.</p></li>
<li><p>Que se les escuche en serio como protagonistas en la acción ambiental.</p></li>
<li><p>Que las acciones de gobiernos y empresas sean claras y transparentes.</p></li>
<li><p>Que se fomente la cooperación internacional.</p></li>
<li><p>Que se incremente la sensibilización y educación ambiental.</p></li>
<li><p>Que se creen espacios de participación para compartir ideas y posibles soluciones.</p></li>
</ol>
<p>Este documento insiste en la corresponsabilidad, y especialmente en la necesidad de crear normas universales para que los gobiernos defiendan los derechos de la niñez vulnerados por la emergencia climática, el colapso de la biodiversidad y la contaminación generalizada del agua, el aire y el suelo. Al fin y al cabo, los niños son titulares de sus derechos, protagonistas de la participación social y agentes de la positiva transformación ambiental.</p>
<p>Los Estados deben introducir leyes y directrices, con presupuestos suficientes y mecanismos de transparencia en su aplicación, restaurando y protegiendo esos derechos contra el abuso por parte de terceros, incluidas las empresas, para garantizar la recuperación y conservación la biodiversidad.</p>
<p>Los niños tienen el derecho a un medioambiente limpio, y los Estados tienen la obligación de garantizarlo. No solo por quienes ya están en el mundo: también por los futuros habitantes del planeta, que merecen una realidad en la que de verdad se cumplan sus derechos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/212943/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carlos Villagrasa Alcaide no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La ONU establece por primera vez la obligación de proteger a los niños del cambio climático.Carlos Villagrasa Alcaide, Profesor titular de Derecho Civil, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2139172023-09-28T17:42:55Z2023-09-28T17:42:55ZProblemas de sueño y TDAH: ¿cómo se relacionan estos dos trastornos?<blockquote>
<p>Álex es un niño muy movido. Tiene muchas ideas pero ninguna buena, porque hace muchas trastadas. Si por lo menos prestara atención a las cosas que le digo, ¡pero ni eso! Yo creo que es hiperactivo…</p>
</blockquote>
<p>Así califica la madre de Álex lo que le pasa a su hijo, que podría sufrir el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Implica falta de atención (incapacidad para concentrarse), hiperactividad (movimiento, golpeteo o conversación inapropiados) e impulsividad (actuar sin pensar).</p>
<p>Para ser diagnosticado, debe presentarse en dos entornos distintos (en casa, en el colegio, con sus amistades…) y durante, al menos, seis meses, según el <a href="https://www.eafit.edu.co/ninos/reddelaspreguntas/Documents/dsm-v-guia-consulta-manual-diagnostico-estadistico-trastornos-mentales.pdf#page=%5B86%5D">DSM-5</a>. Las condiciones las cumplen el <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanpsy/article/PIIS2215-0366(17)30167-0/fulltext">3-5 % de los/as niños/as y el 5,9-7,5 % de las personas adolescentes</a>. El TDAH se clasifica en tres categorías: hiperactivo-impulsivo, inatento y una combinación de ambos.</p>
<p>No obstante, hay que considerar que muchos de sus síntomas son compatibles con el comportamiento infantil normal. Los más pequeños están aprendiendo sobre su mundo social y transgredir las normas forma parte de este proceso.</p>
<h2>Dormir bien, fundamental en la infancia</h2>
<blockquote>
<p>Martina no necesita dormir –cuenta su padre entre risas–. Cada vez que hay que acostarla, es un drama. Duerme menos que otros niños o niñas de su edad, se mete en nuestra cama y algunas veces se despierta sobresaltada en mitad de la noche.</p>
</blockquote>
<p>El padre de Martina no debería restarle importancia al comportamiento de su hija: dormir bien es básico para el rendimiento <a href="https://doi.org/10.1016/j.chc.2020.08.003">físico y mental</a>, que implica el <a href="https://doi.org/10.1016/j.smrv.2021.101472">aprendizaje, la memoria, la generalización del conocimiento y el procesamiento emocional</a>. Esto se aplica especialmente a la infancia, ya que es un período sensible a la <a href="https://doi.org/10.1016/j.ijpsycho.2013.06.019">maduración cerebral y el desarrollo cognitivo</a>. Por eso, los problemas de sueño pueden tener consecuencias a <a href="https://doi.org/10.1016/j.ridd.2019.103463">corto</a> y <a href="https://doi.org/10.1542/peds.2019-2056I">largo</a> plazo. </p>
<p>¿Y con qué frecuencia sucede? Parece que las alteraciones en el descanso nocturno son bastante comunes en los primeros años de vida. Las padecen entre el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27054204/">24</a> y el <a href="https://doi.org/10.1186/s12887-021-02529-y">40 %</a> de los/as niños/as y alrededor del <a href="https://doi.org/10.1186/s12887-021-02529-y">20 %</a> de los adolescentes. Pero el porcentaje se dispara en el grupo de los menores con TDAH: afecta hasta al <a href="https://doi.org/10.1192/bja.2020.65">73,3 %</a> de los casos. </p>
<h2>Una relación compleja</h2>
<p>Los estudios no dejan claro si el TDAH altera el sueño o si dicha alteración tiene consecuencias sobre la conducta. En realidad, las <a href="https://doi.org/10.1016/j.cpr.2016.10.004">dos posibilidades</a> pueden darse simultáneamente.</p>
<p>Por un lado, quienes sufren TDAH podrían tener <a href="https://theconversation.com/es/topics/ritmos-circadianos-108213">ritmos circadianos</a> propios. Por ejemplo, pueden experimentar ciclos de sueño-vigilia más largos o contar con una arquitectura del sueño diferente, lo que afectaría a su descanso nocturno.</p>
<p>Por otro lado, la privación de sueño podría disminuir la actividad del córtex prefrontal. Esta área del cerebro se encarga de las llamadas funciones ejecutivas, que regulan la atención y controlan los impulsos. Algunos investigadores creen que es donde se esconde la <a href="https://doi.org/10.1111/mila.12264">conciencia humana y la voluntad</a>. Por tanto, los problemas de sueño <a href="https://doi.org/10.1016/j.cpr.2016.10.004">podrían producir síntomas que “simulan” los propios del TDAH</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/550020/original/file-20230925-22-rodrw2.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/550020/original/file-20230925-22-rodrw2.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/550020/original/file-20230925-22-rodrw2.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/550020/original/file-20230925-22-rodrw2.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/550020/original/file-20230925-22-rodrw2.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/550020/original/file-20230925-22-rodrw2.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/550020/original/file-20230925-22-rodrw2.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/550020/original/file-20230925-22-rodrw2.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Relación bidireccional. Elaboración propia.</span>
<span class="attribution"><a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Nuestro trabajo</h2>
<p>En <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00431-023-05145-3">un estudio reciente</a>, nos decantamos por la segunda alternativa, sin dejar de tener en cuenta la influencia de la primera. Para ello, se utilizó la información de alrededor de 1 200 niños y niñas españoles obtenida por el <a href="https://www.proyectoinma.org/">Proyecto INfancia y Medio Ambiente (INMA)</a>. </p>
<p>Los problemas para dormir se midieron a los 8-9 años, y los síntomas de TDAH a los 10-11 años. Analizamos la relación entre ambos y tuvimos en cuenta otros factores que podrían tener un efecto en dicha vinculación. De este modo observamos que por cada unidad de incremento de las alteraciones de sueño (del 0 al 9), aumentaban los síntomas entre un 10 y un 16 %.</p>
<p>Por otra parte, el carácter longitudinal de la cohorte INMA nos permitió clasificar a los/as niños/as en función de si tenían síntomas compatibles con el diagnóstico de TDAH en varias etapas de la infancia.</p>
<p>En base a esto, se repitieron los análisis sin tener en cuenta los clasificados con síntomas compatibles con el diagnóstico de TDAH, a los cinco años (previo a los problemas de sueño) y a los 8-9 años (simultáneo a los problemas de sueño). Así, encontramos que los resultados apenas variaban. Por tanto, esa relación entre una mala función del sueño y síntomas de TDAH se mantuvo para aquellos que no tenían previa ni simultáneamente el trastorno.</p>
<p>Además, vimos que la relación entre los problemas para dormir y el TDAH variaba en función de la situación laboral del padre. Si este trabajaba, había una relación directa entre ambas circunstancias, pero no ocurría así en los/as hijos/as de padres no trabajadores.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/549366/original/file-20230920-19-jymd2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/549366/original/file-20230920-19-jymd2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/549366/original/file-20230920-19-jymd2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=302&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/549366/original/file-20230920-19-jymd2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=302&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/549366/original/file-20230920-19-jymd2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=302&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/549366/original/file-20230920-19-jymd2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=380&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/549366/original/file-20230920-19-jymd2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=380&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/549366/original/file-20230920-19-jymd2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=380&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Diferencias en la relación entre los/as hijos/as de padres que trabajan y que no trabajan.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia.</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En resumen, las alteraciones de sueño se relacionaron con posteriores síntomas de TDAH en nuestra muestra. Esta evidencia podría tenerse en cuenta en iniciativas como el <a href="https://www.aepap.org/biblioteca/libros/programa-de-salud-infantil">Programa de Salud Infantil</a>: incorporar pruebas de cribado para la detección de problemas de sueño es rápido y sencillo. El fomento de una buena higiene de sueño desde la atención primaria podría prevenir problemas relacionados con el TDAH.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213917/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Llúcia González Safont recibe fondos de la Universitat de València, del Instituto de Salud Carlos III (CIBERESP), Unión Europea y Ministerio de Universidades mediante la Ayuda Margarita Salas MS21-125.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Marisa Estarlich Estarlich recibe fondos de la Universitat de València, del Instituto de Salud Carlos III, Unión Europa, Generalitat Valenciana y CIBERESP. </span></em></p>El trastorno por déficit de atención e hiperactividad y los problemas para dormir son alteraciones frecuentes en la infancia que, además, parecen retroalimentarse. Un nuevo estudio arroja luz sobre esta relación.Llúcia González Safont, Investigadora del Departamento de Enfermería de la Universitat de València y miembro de la Unidad Mixta de Investigación en Epidemiología, Ambiente y Salud FISABIO-Universitat Jaume I -Universitat de València, FisabioMarisa Estarlich Estarlich, Profesora ayudante doctor, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2049632023-06-01T17:01:10Z2023-06-01T17:01:10ZVamos a la escuela caminando y sin adultos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/528057/original/file-20230524-15-yjimv9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C17%2C3828%2C2138&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/happy-child-goes-school-backpack-curb-2191785513">Valery Zotev/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Hace unas décadas los estudiantes se reunían en grupos para caminar hacia la escuela sin necesidad de la supervisión de un adulto. En la actualidad, es cada vez más común que los niños y niñas sean trasladados en coches o autobuses hacia sus centros escolares. Esta dinámica ha reducido su autonomía y transformado sus viajes en situaciones pasivas bajo una vigilancia constante.</p>
<p>Es cierto que el detrimento de la actividad física puede tener consecuencias negativas para la salud de los menores, como el aumento de la obesidad infantil. No obstante, esta transformación en los hábitos de transporte también tiene implicaciones más allá de la salud. De hecho, la constante supervisión de una figura adulta puede limitar el desarrollo de la autonomía personal y la capacidad de resolución de conflictos en los niños y niñas. </p>
<h2>Madurez y responsabilidad</h2>
<p>Varios autores han demostrado que los caminos escolares activos y autónomos mejoran aspectos como la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0272494402902434?via%3Dihub">conciencia espacial</a>, la <a href="https://link.springer.com/article/10.1186/1471-2458-11-587">toma decisiones</a>, la <a href="https://sciencenordic.com/children-and-adolescents-denmark-exercise/children-who-walk-to-school-concentrate-better/1379550">concentración escolar</a> y mejoran el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0966692311001086?via%3Dihub">conocimiento sobre su entorno</a>, lo que fomenta su madurez y responsabilidad.</p>
<p>Además, esta práctica no afecta únicamente al desarrollo físico y personal de los menores, sino que tiene influencia también en su desarrollo social. Esto se debe a que los momentos en los que se sienten libres y seguros son los mejores para crear un ambiente de aprendizaje y establecer relaciones saludables. </p>
<h2>Sentimiento de pertenencia</h2>
<p>Más allá del problema medioambiental que supone el cambio de hábitos en el transporte (y al aumento de los desplazamientos en coche o autocar), la disminución de tiempo que los niños dedican a diario a caminar por su barrio supone una falta de apego y sentimiento de pertenencia. </p>
<p>A su vez, dicha falta tiene consecuencias en la vida personal y social de los menores. De hecho, se ha demostrado que caminar de forma libre por el barrio es beneficioso para que desarrollen <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10852350903393392">mejores relaciones con su entorno</a> y las personas que lo habitan, así como para crear lazos con el lugar en el que viven. </p>
<p>Al no recorrer las calles a diario o no conocer los comercios y comerciantes que les rodean, pierden una oportunidad valiosa de conectar con su comunidad y de sentirse parte de ella. </p>
<h2>La percepción de las familias</h2>
<p>Como suele ocurrir, estos nuevos hábitos son al mismo tiempo una consecuencia y una causa de que los entornos por los que se mueven los escolares sean menos seguros y adecuados para ellos de lo que han sido en el pasado. </p>
<p>La densidad del tráfico, los puntos negros e incluso la falta de espacios verdes pueden hacer que muchas familias cuestionen la seguridad del camino hacia la escuela. En este sentido, la <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11116-015-9579-0">percepción de peligro de las familias</a> es uno de los elementos decisivos para la elección del modo de viaje a la escuela. Los adultos responsables son, en definitiva, los que deciden si los estudiantes pueden ir caminando solos a colegios e institutos.</p>
<h2>Vías seguras, procesos participativos</h2>
<p>Por ello, es primordial que las instituciones se involucren y comprendan la necesidad de crear vías seguras para los viajes autónomos y activos. Son modificaciones de la ciudad que pueden realizar mediante procesos participativos. </p>
<p>Dichos procesos son el momento idóneo para escuchar a las familias (adultos y menores) y hacerlos protagonistas de las decisiones municipales. </p>
<h2>Proyectos en marcha</h2>
<p>En varios municipios, instituciones y centros escolares se están llevando a cabo proyectos que fomentan los viajes autónomos y activos de los menores, con resultados muy positivos. En concreto, en España, existen numerosos ejemplos con resultados positivos para la infancia y la sociedad en general. </p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/529550/original/file-20230601-21-964nba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Niños de espaldas, de la mano, caminando con mochilas." src="https://images.theconversation.com/files/529550/original/file-20230601-21-964nba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/529550/original/file-20230601-21-964nba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/529550/original/file-20230601-21-964nba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/529550/original/file-20230601-21-964nba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/529550/original/file-20230601-21-964nba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/529550/original/file-20230601-21-964nba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/529550/original/file-20230601-21-964nba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Niños de camino a la escuela.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Idoia Legorburu</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Uno de ellos es Haurren Hirien Sarea (Red de Ciudades de los Niños y Niñas), mediante la cual se ha puesto en marcha el proyecto <a href="https://www.haurrenhiria.eus/language/eu/haurren-hiria-proiektua/">Eskolara Lagunekin</a> (“A la escuela con amigos y amigas”) en diferentes municipios de la comunidad autónoma vasca. A través de esta iniciativa, en municipios como <a href="https://leioazabalik.leioa.net/bizibideak">Leioa</a> o <a href="https://www.bilbao.eus/cs/Satellite?c=BIO_Servicio_FA&cid=1279157426658&language=es&pagename=Bilbaonet%2FBIO_Servicio_FA%2FBIO_Servicio">Bilbao</a>, miles de niños y niñas son protagonistas de proyectos para la movilidad autónoma y los caminos escolares.</p>
<h2>Transformación social desde el entorno cercano</h2>
<p>Sin embargo, muchas de estas iniciativas carecen del reconocimiento social necesario para unos resultados relevantes. Por ello, se debe hacer un mayor esfuerzo para popularizar los proyectos de movilidad autónoma y ofrecer mayor visibilidad a los proyectos existentes. De esta manera, las familias y la sociedad en general serán más consciente de la relevancia de la autonomía infantil y los viajes activos a la escuela.</p>
<p>Los trayectos a las escuelas se presentan como una oportunidad valiosa para que niños y niñas desarrollen tanto sus habilidades físicas, personales y sociales, así como para un cambio en el protagonismo de la infancia en el conjunto de la sociedad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204963/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Idoia Legorburu Fernández recibe fondos del Grupo de Investigación KideON del Gobierno Vasco</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Nahia Idoiaga Mondragon recibe fondos del Grupo de Investigación KideON del Gobierno Vasco </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Israel Alonso y Naiara Berasategui Sancho no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Ir caminando al colegio, a ser posible sin padres o adultos, es recomendable no solo porque los niños hacen más ejercicio: mejora su sentido de autonomía y su conocimiento del entorno en el que viven.Idoia Legorburu Fernández, Researcher, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaIsrael Alonso, profesor en el departamento de Didáctica y Organización Escolar en la Facultad de Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaNahia Idoiaga Mondragon, Profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaNaiara Berasategui Sancho, Profesora en el Departamento de Didáctica y Organización escolar, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2043332023-05-10T17:02:12Z2023-05-10T17:02:12ZPobreza infantil: España ya es el ‘cuarto mundo’ y no cubre las necesidades esenciales de los menores<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/525341/original/file-20230510-23-rgkrh3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C20%2C4578%2C3031&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/two-year-old-girl-sadly-looking-151214672">Jrmiller482 / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La vicepresidenta primera y ministra de Economía y Transformación Digital del Gobierno de España, Nadia Calviño, afirma que <a href="https://efe.com/espana/2023-03-06/pobreza-infantil-espana-millones-anuales/">“el coste de la pobreza infantil es demoledor”</a> y que “un país rico como España no puede tener niños pobres, por una cuestión de justicia social, pero también de racionalidad económica”. Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se compromete a promover más medidas para luchar contra la pobreza infantil, <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/intervenciones/Paginas/2023/prsp06032023.aspx">que califica de “infamia” porque supone “una brecha moralmente inaceptable, socialmente insostenible y económicamente suicida”</a>. Pero lo cierto es que desde el año 2015, España ha pasado del puesto 21 al 26, de los 27 de la Unión Europea, en pobreza infantil.</p>
<p>No es necesario ir a los países más empobrecidos para identificar los indicadores de exclusión social de la infancia. En España hay un “cuarto mundo” que se refleja en el alarmante <a href="https://www.plataformadeinfancia.org/los-ninos-son-el-colectivo-con-mayor-riesgo-de-pobreza-en-espana-encuesta-de-condiciones-de-vida-2021/">índice de pobreza infantil</a>, el 27,5 %, derivado de la desatención de las más elementales necesidades, que repercuten en la alimentación, la salud y la educación, en hogares sumidos en la precariedad, destacando la vulnerabilidad residencial por la falta de viviendas sociales. </p>
<p>Parece que ese presupuesto de <a href="https://efe.com/espana/2023-03-06/pobreza-infantil-espana-millones-anuales/">63 079 millones de euros anuales que iba destinado a acabar con la pobreza infantil</a>, lo que representa un 5,1 % del PIB o unos 1 300 euros por habitante, según un reciente <a href="https://www.comisionadopobrezainfantil.gob.es/es/el-coste-de-la-pobreza-infantil-en-espa%C3%B1a">estudio del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil del Gobierno español</a>, no ha sido suficiente para que bajemos al umbral más bajo de pobreza infantil extrema de Europa, <a href="https://es.euronews.com/my-europe/2023/03/07/uno-de-cada-cuatro-ninos-de-la-ue-en-riesgo-de-pobreza-con-rumania-y-espana-a-la-cabeza">únicamente superados por Rumanía</a>.</p>
<p>Destaca, además, el incremento de la pobreza infantil durante la última década analizada en las comunidades autónomas consideradas más boyantes, <a href="https://www.europapress.es/epsocial/infancia/noticia-pobreza-infantil-concentra-madrid-barcelona-casi-medio-millon-ninos-situacion-20210518144057.html">como Madrid (del 13 % al 17 %) y Cataluña (del 10 % al 19 %)</a>.</p>
<p>En el año 2014, UNICEF ya alertaba de esta situación, <a href="https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/documentos_ficha.aspx?id=5125">reivindicando un pacto de Estado para reducir la pobreza y generar un sistema educativo de calidad estable</a>, algo que sigue pendiente. Los datos actuales reflejan que es urgente. Y no es solo cuestión de números. </p>
<h2>Un submundo delante del nuestro</h2>
<p>Ciertamente, existe un submundo. Y está delante nuestro, en nuestro entorno, en nuestras ciudades, tan invisible como lo es la cara oculta de los niños, niñas y adolescentes que no ven cubiertas sus necesidades vitales más esenciales. Es el perfil de los niños españoles que vive en situación de pobreza crónica (en hogares que están por debajo del 40 % de la renta media), uno de cada cuatro. Un sector de la población que ha crecido un 70 % las dos primeras décadas de este siglo. </p>
<p>Las solicitudes de becas de comedor o actividades estivales que también cubren necesidades alimentarias son un claro indicador y han crecido un 40 % en cinco años (<a href="https://fundaciobofill.cat/uploads/docs/g/a/s/lux-ee_enquesta-estiu-2022_digital_04.pdf">3 de cada 4 familias que solicitan beca</a>).</p>
<p>Los derechos de la infancia se construyen en la <a href="https://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf">Convención sobre los Derechos del Niño</a> sobre una premisa básica: la erradicación de la pobreza infantil. Porque la dignidad es el principio del desarrollo sano de la personalidad, y la salud integral es el cimiento de la supervivencia. </p>
<p>Junto con la violencia, esa es la mayor preocupación de los propios niños, niñas y adolescentes, como declararon en el último <a href="https://ixcongresomundialdeinfancia.com/">Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia</a>, en Córdoba, Argentina.</p>
<p>No es solo una alarma del presente, sino que refleja la ineficacia del pasado reciente al subir, en vez de bajar, esas tasas de pobreza infantil. También de futuro, porque estamos sembrando más desigualdad de oportunidades, más problemas de salud física y mental, mayor inequidad social y vulnerabilidad. </p>
<h2>Peores expectativas salariales y enfermedades crónicas</h2>
<p>Un niño pobre tiene peores expectativas salariales y mayor probabilidad de sufrir enfermedades crónicas en su edad adulta porque la malnutrición en la niñez genera deficiencias irreversibles en la madurez y secuelas crónicas, que destaca el <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Documents/2023/060323-Estudio_El%20coste%20de%20la%20pobreza%20infantil%20en%20Espa%C3%B1a.pdf">informe sobre <em>El coste de la pobreza infantil en España</em></a>. </p>
<p>La pobreza infantil pronostica problemas de salud (30 %), de obesidad (36 %) y depresión (12 %), lo que repercute en costes de salud pública en un 0,5 % del PIB (6 079 millones de euros); e incide en el abandono escolar (28 %), lo que resulta determinante para el acceso al empleo por la falta de estudios superiores (12 %). </p>
<p>Emigran quienes mejor se han formado y se quedan quienes no tienen expectativas profesionales, lo que significa menos recaudación de impuestos por pérdida de productividad y mayores costes sociales para frenar la exclusión (calculado en unos 57 000 millones de euros anuales).</p>
<p>No estamos rompiendo el círculo de la pobreza infantil. Se está ampliando su impacto social y económico, porque los costes individuales repercuten sobre los que debe asumir el conjunto de la sociedad con nuestros impuestos.</p>
<p>Además de la necesidad de analizar los índices de pobreza infantil, directamente, sobre cada persona menor de edad, hay que determinar su incidencia en cada unidad residencial, por su situación de dependencia. Los recursos, incluso de las pensiones de jubilación, pueden repercutir sobre la provisión de las necesidades a niños, niñas y adolescentes, y por eso se pone el acento en las situaciones de empleo, ingresos laborales y rendimientos económicos en el grupo familiar.</p>
<h2>La prevención ha fallado</h2>
<p>Pero las expectativas de erradicación de la pobreza infantil deben ir más allá de las ayudas o recursos económicos perentorios; hay que facilitar cañas de pescar, además de peces. Nos ha fallado la prevención, y ahí hay que incidir: en habilidades parentales, conciliación familiar, actividades culturales y atención temprana de los trastornos, poniendo especial atención a la primera infancia y a la adolescencia como etapas clave en el desarrollo de la personalidad que han sido especialmente descuidadas.</p>
<p>La calidad de vida es la solución a la pobreza infantil y debe afrontarse sobre los tres pilares del sistema social y democrático, en clave de gobernanza y derechos humanos de la infancia y la adolescencia: la salud, la educación y la justicia. Y debe <a href="https://www.mdsocialesa2030.gob.es/agenda2030/documentos/plan-accion-implementacion-a2030.pdf">calibrarse y medirse</a> a partir de la evaluación independiente y empírica de los efectos reales de las políticas sobre la superación de la pobreza infantil. Calcular los índices de pobreza infantil debe mostrarnos la cara de esa niñez para que las medidas para combatirla sean efectivas en su retorno económico y social. </p>
<p>Romper definitivamente el círculo de la pobreza infantil no es solo una cuestión de corresponsabilidad con los derechos humanos y la justicia social, es un desafío que nos conviene para la sostenibilidad económica.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204333/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carlos Villagrasa Alcaide no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>España es un país rico de niños pobres. Es el segundo de la UE con mayor índice de pobreza infantil. Son niños cuyas necesidades más básicas están desatendidas y que viven en hogares cargados de precariedad.Carlos Villagrasa Alcaide, Profesor titular de Derecho Civil, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1892652022-09-19T16:50:35Z2022-09-19T16:50:35ZLas consecuencias psicológicas de que los menores se salten el desayuno<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/485311/original/file-20220919-3936-ezx2di.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C725%2C5762%2C3291&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/concept-healthy-breakfast-vegetarian-yogurt-granola-2102668624">Shutterstock / Buntovskikh Olga</a></span></figcaption></figure><p>Muchas veces hemos escuchado que el <a href="https://theconversation.com/pasa-algo-si-no-desayunamos-hoy-175763">desayuno</a> es la comida más importante del día. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación? En lo que se refiere a los adultos, existe controversia sobre la necesidad o no llevarnos algo a la boca nada más levantarnos, pero las recomendaciones son diferentes para los niños y adolescentes. </p>
<p>Debido a los rápidos periodos de crecimiento que se producen en la infancia y la adolescencia, y con el fin de impedir carencias nutricionales que pudieran interferir con los mismos, se aconseja evitar que los menores experimenten largos periodos de ayuno. Saltarse el desayuno contribuiría a prolongar el tiempo en que no ingerimos nada mientras dormimos. </p>
<p>¿Significa entonces que desayunar es la comida más importante del día? No necesariamente. Es cierto que, como una más del día a día y dentro de una rutina de ingestas, podría favorecer el cumplimiento con los requerimientos de nutrientes y energía de niños y adolescentes. Pero esta afirmación puede aplicarse también al resto de comidas diarias.</p>
<h2>¿Y qué les damos para desayunar?</h2>
<p><a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/11/11/2675">La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria</a> señala que un desayuno adecuado debe estar compuesto por: lácteos (un vaso de leche, un yogur fresco o queso); cereales (pan, galletas, pan integral, bollería casera o cereales de desayuno); y fruta o zumo natural. Además, en algunas ocasiones podría complementarse con otros alimentos ricos en proteínas, como huevos, jamón, frutos secos, etc. </p>
<p>Es posible que una clasificación más específica pudiera facilitar la labor de las familias a la hora de escoger el desayuno de los más pequeños. En primer lugar, para saber exactamente qué alimentos deben tomar. Y en segundo lugar, para priorizar aquellos que son considerados más saludables por su composición nutricional. </p>
<p>Por ejemplo, en la mayoría de los casos, <a href="https://theconversation.com/por-que-el-azucar-de-la-fruta-es-bueno-para-la-salud-y-el-de-los-procesados-no-173630">consumir fruta entera será más recomendable que hacerlo en forma de zumo</a>. ¿Por qué? Porque así activamos más mecanismos que favorecen la saciedad (por ejemplo, con la masticación), obtenemos un mayor número de nutrientes, dedicamos más tiempo al desayuno, etc. </p>
<p>Podríamos hacer esta distinción entre el consumo de un cereal integral (por ejemplo, avena, centeno) y un producto de bollería industrial o cereales <em>de desayuno</em>. Estos últimos sacian menos por ser normalmente más palatables y ricos en azúcares añadidos o grasas trans, incluir potenciadores del sabor, etc. Y, posiblemente, favorecerán una mayor ingesta de energía.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485312/original/file-20220919-791-b6qzxe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/485312/original/file-20220919-791-b6qzxe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485312/original/file-20220919-791-b6qzxe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485312/original/file-20220919-791-b6qzxe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485312/original/file-20220919-791-b6qzxe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485312/original/file-20220919-791-b6qzxe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485312/original/file-20220919-791-b6qzxe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485312/original/file-20220919-791-b6qzxe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/healthy-breakfast-176362964">Shutterstock / Dani Vincek</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Consecuencias para la salud psíquica</h2>
<p>En <a href="https://doi.org/10.3389/fnut.2022.871238">nuestro reciente estudio</a>, que incluyó una muestra de 3 772 niños y adolescentes españoles, observamos que tanto los menores que no desayunaban como quienes lo hacían fuera de casa tuvieron más probabilidades de presentar problemas de salud psicosocial, concepto que habitualmente incluye características como autoestima, estado de ánimo y ansiedad. </p>
<p>La principal hipótesis sobre estos resultados es que la población infantil y adolescente que desayuna en casa lo hace principalmente en familia. En este sentido, el contexto social podría desempeñar un papel clave, ya que parece estar asociado a <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/public-health-nutrition/article/breakfast-consumption-in-spanish-children-and-young-people/A5E6C579ED49BE35F29F41A97DDE5839">la ingesta de alimentos de mayor calidad </a>. Es decir, los que incluyen grupos de lácteos, cereales y frutas. </p>
<p>El hecho de realizar la primera ingesta en casa favorece la accesibilidad y la disponibilidad de diferentes alimentos. Además, las comidas familiares conforman <a href="https://doi.org/10.3390/nu10060706">un escenario sociocultural clave</a>, pues facilita controlar el comportamientos de los niños, interactuar con ellos o imponerles normas sociales. </p>
<p>Por añadidura, realizar comidas fuera de casa (en cafeterías, kioscos, etcétera) parece <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/british-journal-of-nutrition/article/eating-out-of-home-and-dietary-adequacy-in-preschool-children/1E94E2105DCE6D491EEBF0DE4145D0D7">potenciar el consumo de alimentos con excesivo aporte energético y pocos nutrientres</a>.</p>
<h2>Mejor en casa y en familia</h2>
<p>El desayuno, entendido como una comida más dentro de una rutina de hábitos saludables, podría favorecer salud psicosocial de la población infantil y adolescente. Por ello, parece razonable promover que lo tomen en casa, preferiblemente acompañados y en un ambiente relajado. Los miembros de la familia parecen ejercer una gran influencia en la adquisición de hábitos entre la población más joven. </p>
<p>No obstante, atender únicamente a ingerir un desayuno saludable y evitar alguna de las comidas del resto del día podría ser igualmente perjudicial para su salud. Además, cabe destacar que es necesario individualizar en cada caso específico. No existe el <a href="https://www.fen.org.es/storage/app/media/imgPublicaciones/2017/Informe%20DND%20FEN%2013%20Febrero%202018_final.pdf"><em>desayuno ideal</em></a>, sino que hay numerosas combinaciones, siempre que sean variadas y equilibradas, según las necesidades individuales. Por ejemplo, que el menor padezca celiaquía, intolerancia a la lactosa o a la fructosa, alergias alimentarias, etc.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/189265/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Francisco López-Gil no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Desayunar, y hacerlo en familia, es doblemente beneficioso para niños y adolescentes: mejora la calidad de su alimentación y reduce el riesgo de que sufran baja autoestima, alteraciones del estado de ánimo o ansiedad.José Francisco López-Gil, Investigador Post Doctoral Margarita Salas en el Centro de Estudios Sociosanitarios, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1863122022-09-07T17:02:00Z2022-09-07T17:02:00ZCómo saber si los escolares están en forma<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/477483/original/file-20220803-24-kx6gve.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C0%2C6689%2C4466&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/cute-children-soccer-ball-sports-court-1902750058">Shutterstock / New Africa</a></span></figcaption></figure><p>Nuestra condición física es la responsable de que podamos desarrollar actividades cotidianas tales como alcanzar un autobús que está a punto de partir, transportar las bolsas de la compra, subir escaleras o incluso dar un satisfactorio paseo en bicicleta por la naturaleza. Pero, ¿sabemos si nuestros escolares están en forma y qué implica no estarlo?</p>
<p><a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s40279-020-01373-x">Un estudio reciente analizó la condición física de niños y adolescentes en el periodo comprendido entre 1975 y 2015</a>. Sus resultados mostraron un descenso en la capacidad física cardiorrespiratoria, que es la que permite resistir mientras se realiza ejercicio a una intensidad media. </p>
<p>Ahora bien, ¿por qué es importante no perder capacidad física cardiorrespiratoria? Esta puede predecir la muerte por problemas relacionados con el corazón y el sistema cardiorrespiratorio, según se ha podido observar en <a href="https://www.onlinecjc.ca/article/S0828-282X(20)30463-3/fulltext#:%7E:text=the%20ASCVD%20model.-,Conclusions,the%20accuracy%20of%20the%20model.">un estudio publicado por la Sociedad Canadiense de Cardiología</a>. </p>
<p>Además, un grupo de investigadores españoles, liderados por el investigador en Ciencias del Deporte Antonio García-Hermoso, publicó <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamapediatrics/fullarticle/2770130">un estudio en la revista <em>JAMA Pediatrics</em></a> en el que observó que el nivel de condición física cardiorrespiratoria en jóvenes está vinculado al riesgo de desarrollar obesidad y enfermedades cardiometabólicas en la vida adulta. </p>
<p>Igualmente, investigadores de la Universidad de Granada y colaboradores internacionales han demostrado que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7154806/pdf/ehz774.pdf">tener un nivel medio-alto de capacidad cardiorespiratoria</a>, y también <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3502746/">un nivel medio-alto de fuerza muscular en la adolescencia</a>, reduce el riesgo de morir de forma prematura, así como de tener <a href="http://liu.diva-portal.org/smash/get/diva2:1299687/FULLTEXT01.pdf">enfermedades crónicas, severas e irreversibles que conllevan pensiones por incapacidad</a>. Y viceversa: a menor nivel de condición física cardiorrespiratoria cuando se es joven, mayor riesgo de padecer estas enfermedades en la vida adulta. </p>
<p>Por todo ello, muchos docentes de Educación Física registran la condición física de sus estudiantes, e incluso algunos países cuentan con sistemas de vigilancia de la condición física, como es el caso de <a href="https://www.fitbackeurope.eu/es-es/monitorizacion-de-la-condicion-fisica/buenas-practicas">Eslovenia, Portugal, Hungría, Finlandia, Serbia, Francia, Lituania y, en España, Galicia</a>. </p>
<p>Además, la iniciativa <em>Global Matrix</em> realiza una labor de vigilancia sobre la condición física en niños y adolescentes. Gracias a ella pudo informar sobre la situación en varios países en el <a href="https://journals.humankinetics.com/view/journals/jpah/15/s2/article-pS251.xml">reporte emitido en 2018</a>. Aun así, todavía sigue siendo poco frecuente que la población general interprete de manera sencilla los percentiles de referencia que se utilizan para comparar el nivel de condición física de niños y adolescentes.</p>
<h2>Una plataforma ‘online’ para ayudar a entender los datos</h2>
<p>Esta situación ha provocado que expertos internacionales, liderados por la Universidad de Liubliana (Eslovenia), y en España representados por el <a href="http://profith.ugr.es/">grupo de investigación PROFITH de la Universidad de Granada</a>, nos hayamos unido para tratar de facilitar la interpretación del nivel de condición física de niños y adolescentes. </p>
<p>Dentro del proyecto Fitback, financiado por la Unión Europea, hemos creado <a href="https://www.fitbackeurope.eu/es-es/">esta plataforma <em>online</em></a> en la que hay gran cantidad de recursos útiles para la evaluación e interpretación del nivel de condición física en los jóvenes. </p>
<p>La plataforma es gratuita y está disponible en varios idiomas, entre ellos el español.</p>
<p>Fitback ha generado valores de referencia basados en casi 8 millones de datos de condición física de jóvenes entre 6 y 19 años de Europa. Además, permite comparar la condición física con los niveles europeos de igual edad y sexo. También es posible generar informes, tanto a nivel individual como a nivel grupal, y aportar propuestas para mejorar la condición física de los jóvenes. </p>
<p>Otra de las características destacadas es que agrupa los resultados en tres zonas basadas en el modelo del semáforo: </p>
<ol>
<li><p>Rojo implica la necesidad de mejorar considerablemente la condición física. </p></li>
<li><p>Amarillo se relaciona con la necesidad de mejorar.</p></li>
<li><p>Verde se corresponde con la zona “en forma”. </p></li>
</ol>
<p>Los profesores de Educación Física (u otros educadores físicodeportivos que la evalúen en sus grupos de jóvenes) pueden subir una <a href="https://www.fitbackeurope.eu/es-es/crear-un-informe/crear-un-informe-grupal">plantilla de Excel disponible en la plataforma</a> y que esta les devuelva un informe individualizado de cada estudiante. Esto resulta de mucha utilidad para visualizar de manera rápida en qué estado se encuentran sus estudiantes.</p>
<p>Para quienes deseen monitorizar la condición física a nivel más global, tienen una propuesta de cómo implementar un sistema de vigilancia de la condición física como el que ya se desarrolla en varios países europeos (Portugal, Eslovenia, Finlandia, Hungría, etc). </p>
<p>Actualmente, España no dispone de un sistema de monitorización y vigilancia de la condición física a nivel nacional, aunque sí se han iniciado algunos a nivel regional en <a href="https://dafis.xunta.es/">Galicia</a> y en breve estará implementado también en el <a href="https://www.euskadi.eus/noticia/2022/eusfit-mugiment-comenzara-su-expansion-en-el-curso-22-23/web01-a2kirola/es/">País Vasco</a>. </p>
<p>Mientras tanto, se puede usar la <a href="https://www.fitbackeurope.eu/es-es/">plataforma FitBack</a>. Además, pueden acceder a un <a href="https://www.fitbackeurope.eu/es-es/mapa-de-la-condicion-fisica">mapa interactivo</a> en el que aparecen todos los países que han aportado información y un análisis de cada uno de los componentes de la condición física que han sido analizados. Este informe puede ser extraído dividido por sexo y basado en métricas distintas (centil medio, porcentaje de niños en forma y porcentaje de niños que no están en forma).</p>
<p>¿Quiere saber qué nivel de condición física tienen sus alumnos o sus hijos? Acceda a <a href="https://www.fitbackeurope.eu/es-es/">esta plataforma</a> y compruébelo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186312/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Javier Brazo-Sayavera es miembro de la Alianza Global por una Infancia Activa y Saludable. Actúa como representante de la Universidad Pablo de Olavide en la red de colaboradores del proyecto Erasmus+ "Fitback". </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Francisco B. Ortega fue el responsable del proyecto FitBack en España, proyecto que fue financiado por la Unión Europea en el programa ERASMUS Plus (Ref: nº 613010-EP P-1-2019-1-SI-SPO-SCP). Francisco ha recibido otras financiaciones externa para la realización de proyectos que no suponen ningún conflicto de intereses potencial con este artículo. Francisco es Catedrático en la Universidad de Granada y profesor visitante en la Universidad de Jyväskylä, Finlandia.</span></em></p>La capacidad cardiorrespiratoria de los más jóvenes ha disminuido en los últimos años. Este proyecto ayuda a padres y profesores a conocer la condición física de sus alumnos e hijos.Javier Brazo-Sayavera, Profesor del área de Educación Física y Deportiva, Universidad Pablo de OlavideFrancisco B. Ortega, Catedrático, en el Departamento de Educación Física y Deportiva, Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1867552022-07-28T18:10:49Z2022-07-28T18:10:49ZCovid persistente en niños y adolescentes: ¿cuál es su verdadero impacto?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/475589/original/file-20220722-14-8kdn4w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C10%2C6989%2C4642&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pediatrician-doctor-examining-sick-child-face-1723992349">Shutterstock / FamVeld</a></span></figcaption></figure><p>Desde que comenzó la pandemia se ha trivializado el impacto de la covid-19 en los menores de edad. Esta apreciación se basa en los porcentajes de mortalidad, afortunadamente más bajos que en los adultos, y en las características de los síntomas, en su mayor parte mínimos o leves. </p>
<p>No obstante, algunos niños y adolescentes sucumben a una complicación posinfecciosa llamada síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (<a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa2021680">MIS-C, por sus siglas en inglés</a>), que afecta predominantemente a personas previamente sanas. Aunque se registró un aumento de covid-19 pediátrico después de la variante delta, la propagación de nuevas modalidades del virus entre las poblaciones de menores no vacunados también puede cambiar el espectro de la enfermedad. </p>
<p>Por otra parte, existe una resistencia significativa a reconocer que los síntomas persistentes, lo que se conoce como “covid-19 prolongada”, “síndrome postagudo de covid-19” o “condición post-covid-19”, son una realidad clínica en adultos, y más aún en niños y adolescentes. </p>
<h2>Más de 200 síntomas persistentes</h2>
<p>Las manifestaciones duraderas de la enfermedad también son menos frecuentes en niños y adolescentes que en adultos, posiblemente debido al menor impacto de la propia infección en ese grupo de edad. Inicialmente se identificaron <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-021-95565-8">más de 50 síntomas</a> en la población adulta, y hoy en día son reconocidos más de 200. Estos pueden variar en gravedad –desde inconvenientes hasta debilitantes–, pueden durar meses o años y a veces reaparecen meses después de una aparente recuperación. </p>
<p>La inmunidad innata en los niños tal vez sea la principal razón por la que estos desarrollan síntomas agudos y persistentes leves en comparación con los adultos. No obstante, todavía hay muchas incógnitas por resolver con relación a la frecuencia del síndrome pediátrico y los efectos de la vacunación o la reinfección con las últimas variantes del SARS-CoV-2.</p>
<p>Existen algunos patrones diagnósticos de los síntomas a largo plazo. Por ejemplo, si comparamos los <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.05.07.21256539v1">perfiles inmunológicos</a> de los niños que se recuperaron completamente de la covid-19 y aquellos con síntomas prolongados, se observan niveles altos de interleucina (IL)-6 e IL-1β. El incremento de estas <a href="https://theconversation.com/tormenta-de-citoquinas-el-lado-oscuro-de-la-inflamacion-en-la-covid-19-152831">citoquinas</a>, a las que se les atribuye un papel relevante en el sistema inmune, podrían explicar las manifestaciones duraderas relacionadas con la inflamación crónica, como fatiga o dolor de cabeza.</p>
<h2>Una afección poco conocida</h2>
<p>De todos modos, la evidencia acumulada hasta el momento ha demostrado que la covid-19 persistente es una entidad clínica no del todo definida ni conocida, y con pocas asociaciones diagnósticas y fisiopatológicas. </p>
<p>A pesar de este desconocimiento, los síntomas a largo plazo después de una infección viral grave no son nada nuevo. Antes, ya se conocía el síndrome posviral y las secuelas asociadas, pero lo que llama la atención con la covid-19 prolongada es que muchas veces se presenta de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2666991921005406">forma independiente de la gravedad</a> de la enfermedad aguda. </p>
<p>De hecho, al comparar los síntomas persistentes en pacientes pediátricos afectados de covid-19 con los producidos por otros virus, la conclusión fue que los relacionados <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fped.2021.752385/full">con la infección por SARS-CoV-2 eran más evidentes</a>. </p>
<p>Un <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/apa.16368">estudio retrospectivo</a> realizado en España con 451 menores de 18 años, la mayoría con síntomas agudos leves, detectó manifestaciones clínicas de covid-19 persistente en el 18,4 % de los casos, por lo menos hasta los 3 meses después de la infección. </p>
<p>Otro trabajo del <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fped.2022.894204/full">hospital universitario Germans Trias i Pujol de Barcelona</a> determinó que los síntomas más frecuentes de covid-19 persistente en 50 pacientes pediátricos eran astenia y fatiga (98 %), cefalea (75 %), debilidad muscular (74 %), disnea –dificultad respiratoria– (68 %), mialgias, artralgias –dolor de articulaciones– y parestesias –sensación de ardor u hormigueo en la piel– (64 %) y trastornos neurológicos cognitivos –disminución de la atención– (44 %). Estos habían afectado durante más de 6 meses al 36 % de los pacientes, lo que confirma un porcentaje preocupante de covid-19 prolongada. </p>
<p><a href="https://journals.lww.com/jpgn/Abstract/9900/Long_COVID_19_Liver_Manifestation_in_Children.84.aspx">Un estudio reciente de Israel</a> revela incluso que los casos raros de <a href="https://theconversation.com/la-nueva-hepatitis-infantil-podria-estar-relacionada-con-la-covid-19-183146">hepatitis infantil</a> podrían atribuirse a una reacción inmunitaria posterior a la infección similar al MIS-C. También se especula con una desregulación inmunitaria que provocaría la sensibilización a otro agente infeccioso, como el adenovirus, por una infección previa con SARS-CoV-2. Recibe la denominación de covid persistente hepática.</p>
<h2>Efectos en el estado de ánimo</h2>
<p>En nuestra revisión sistemática publicada el pasado mes de junio en <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-022-13495-5"><em>Nature Scientific Reports</em></a>, identificamos los síntomas que afectaban al estado de ánimo en niños, niñas y adolescentes como las manifestaciones clínicas más prevalentes de la covid-19 persistente. Estas manifestaciones incluyeron tristeza, tensión, ira, depresión y ansiedad (16,5 %), fatiga (9,7 %) y trastornos del sueño (8,4 %). </p>
<p>Y lo que es más interesante: en comparación con los controles, los niños infectados por SARS-CoV-2 tenían un mayor riesgo de sufrir disnea persistente, anosmia –pérdida del olfato–, ageusia –pérdida del gusto– y fiebre. </p>
<p>La lista continúa: identificamos más de 40 manifestaciones clínicas, como dolor de cabeza, síntomas respiratorios, síntomas cognitivos (como disminución de la concentración, dificultades de aprendizaje, confusión y pérdida de memoria), pérdida de apetito y trastornos del olfato (hiposmia, anosmia, hiperosmia, parosmia y olor fantasma).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/474829/original/file-20220719-22-5xqnpo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/474829/original/file-20220719-22-5xqnpo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474829/original/file-20220719-22-5xqnpo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=808&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474829/original/file-20220719-22-5xqnpo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=808&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474829/original/file-20220719-22-5xqnpo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=808&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474829/original/file-20220719-22-5xqnpo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1015&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474829/original/file-20220719-22-5xqnpo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1015&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474829/original/file-20220719-22-5xqnpo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1015&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.nature.com/articles/s41598-022-13495-5">Figura adaptada de Scientific Reports.</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Para seleccionar las investigaciones de covid-19 persistente en nuestro metaanálisis seguimos los criterios de la definición del Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención del Reino Unido: debía registrarse uno o más síntomas más de 4 semanas después de la infección por SARS-CoV-2. Así, escogimos 21 trabajos de más de 8 000 artículos, lo que incluía 80 071 niños y adolescentes menores de 18 años sometidos a estudio.</p>
<h2>Una incidencia preocupante</h2>
<p>Según nuestros datos, el covid-19 persistente afectó al 25,24 % de la población pediátrica, independientemente de si el caso había sido asintomático, leve, moderado o grave. Para los pacientes que habían sido hospitalizados, la prevalencia ascendió al 29,19 %. Esto sugiere que la condición post-covid-19 pediátrica es un problema importante que puede haberse subestimado. </p>
<p>La prevalencia de los síntomas depende en gran medida del tiempo transcurrido desde el inicio de la covid-19 aguda, y la mayoría <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jpc.16120">se resolverán con el paso del tiempo</a>. Por eso, sería importante comprender qué manifestaciones clínicas se asocian con cada período después del inicio de la infección. </p>
<h2>Estudios contradictorios</h2>
<p>Al mismo tiempo, un estudio danés, llamado <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanchi/article/PIIS2352-4642(22)00154-7/fulltext#seccestitle10">LongCOVIDKidsDK</a>, mostró que hasta el 46 % de niños de 0 a 14 años presentaron síntomas duraderos (más de dos meses) después del diagnóstico de covid-19. </p>
<p>Por el contrario, los informes más recientes de la de la <a href="https://www.ons.gov.uk/peoplepopulationandcommunity/healthandsocialcare/conditionsanddiseases/bulletins/prevalenceofongoingsymptomsfollowingcoronaviruscovid19infectionintheuk/1april2021">Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) del Reino Unido</a> mostraron datos de prevalencia de covid-19 persistente muy variables en la población infantil. Después de 12 semanas de infección aguda, la frecuencia de síntomas duraderos disminuyó al 7,4 % en niños de 1 a 12 años y al 8.2 % en adolescentes. </p>
<p>Y por último, otro <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanchi/article/PIIS2352-4642(21)00198-X/fulltext">estudio de Inglaterra y Gales</a> reveló que tan sólo el 4,4 % de los niños tenían síntomas de larga duración al menos 28 días después de la infección aguda. A pesar de la variabilidad que demuestran los estudios publicados, la condición post-covid-19 es claramente un problema de salud más importante de lo que se pensó inicialmente. </p>
<p>Los niños, niñas y adolescentes también sufren síntomas de covid-19 persistente que afectan significativamente a sus vidas y requieren atención clínica personalizada. Existe una clara necesidad de investigar más sobre la fisiopatología, sintomatología, causas y consecuencias del síndrome de post-covid-19 pediátrico. </p>
<p>Se necesitan guías clínicas, mejores marcadores y tratamientos para abordar el diagnóstico y manejo de la enfermedad. Se requiere más conciencia social para respaldar los sistemas de gestión clínica, para monitorizar los casos, establecer programas de rehabilitación y diseñar pautas e investigaciones terapéuticas que permitan comprender mejor la carga de la covid-19 prolongada pediátrica.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186755/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sonia Villapol no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Muchos estudios, incluido el metaanálisis realizado por nuestro equipo, apuntan a que quizá se esté subestimando la incidencia y consecuencias de los síntomas duraderos de covid-19 entre los menores.Sonia Villapol, Assistant Professor, Houston Methodist Research InstituteLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1845212022-06-09T18:11:51Z2022-06-09T18:11:51Z¿De qué hablamos cuando hablamos de trabajo infantil?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/468014/original/file-20220609-26-xyuasn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C23%2C5168%2C3422&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un niño trabajando en la construcción.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/children-working-construction-site-world-day-1383560885">Shutterstock / HTWE</a></span></figcaption></figure><p>Aunque la <a href="https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::p12100_instrument_id:312283">Convención C138 de la Organización Internacional del Trabajo</a> (OIT) determinó en el año 1973 la edad mínima laboral en los 15 años, muchos Estados, entre ellos España, la fijan en los 16 (<a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2015-11430">artículo 6 del Estatuto de los Trabajadores</a>), coincidiendo con la finalización legal de la <a href="https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2020-17264">escolarización obligatoria</a>.</p>
<p>Aun así, hasta la mayoría de edad, se prohíben los trabajos nocturnos y las horas extras. Se prevé el descanso mínimo de dos días seguidos semanalmente y de media hora si la jornada excede de cuatro horas y media. Y se articula una mayor protección en la prevención de riesgos laborales, apartando a esa juventud de trabajos nocivos o peligrosos para su salud o su formación, tanto profesional, como personal.</p>
<p>El trabajo en sí es positivo para la independencia económica y emocional, para adquirir habilidades de responsabilidad y gestión del tiempo. Trabajar es un derecho y hay iniciativas dirigidas a la inserción laboral de la juventud a través de planes de empleo, sistemas de garantía juvenil y contratos para la formación y el aprendizaje o en prácticas, por lo que las personas adolescentes podrían trabajar en muchísimas actividades bajo esas condiciones. Pero el trabajo infantil se relaciona con la explotación laboral y se prohíbe.</p>
<h2>¿Qué ocurre antes de los 16 años?</h2>
<p>Aunque antes de los 16 años legalmente no se pueda trabajar, ni siquiera en negocios familiares, hay muchas actividades positivas para el desarrollo humano que no entran en su definición de “actividad peligrosa y perjudicial”. No atentan contra la salud ni al bienestar, ni interfieren en la escolarización porque son positivas para adquirir competencias y habilidades de autonomía progresiva. Algunos ejemplos son las tareas domésticas y las expresiones artísticas y deportivas. </p>
<p>Legalmente se admite la participación de niños y niñas en espectáculos públicos (por ejemplo, como intérpretes o modelos publicitarios). Siempre con permiso de la autoridad laboral, que velará por que no afecte a su escolarización, y a instancia de sus representantes legales y con su consentimiento, si tiene suficiente madurez y, en todo caso, a partir de los 12 años.</p>
<p>La <a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=DOUE-L-1994-81324">Directiva 94/33/CE</a> prohíbe, en todo caso, los trabajos que superen objetivamente su capacidad física o psicológica. Es precisa una evaluación específica del puesto en relación con su desarrollo personal para evitar riesgos para su salud o su seguridad. La inspección provincial de trabajo puede imponer sanciones de hasta un millón de euros por infracciones de esta normativa que persigue la explotación laboral infantil.</p>
<h2>Derecho a ser niños</h2>
<p>La niñez tiene derecho a vivir su infancia, a ir a la escuela y a no trabajar. Así se ha proclamado repetidamente a nivel internacional:</p>
<ul>
<li><p>En la <a href="https://www.humanium.org/es/ginebra-1924/">Declaración de Ginebra de 1924</a>. </p></li>
<li><p>En el <a href="https://www.ilo.org/ipec/lang--es/index.htm">Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC)</a> instaurado por la OIT en 1992 y reforzado por el <a href="https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::P12100_ILO_CODE:C182">Convenio C182 de 1999</a> sobre las peores formas de trabajo infantil.</p></li>
<li><p>En la <a href="https://www.5thchildlabourconf.org/es">V Conferencia Mundial de Durban</a> de mayo de 2022, en consonancia con la <a href="https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_norm/---declaration/documents/publication/wcms_486938.pdf">Meta 8.7 de los ODS</a>, que se dirige a asegurar la prohibición y total eliminación del trabajo infantil.</p></li>
</ul>
<p><a href="https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_norm/---ipec/documents/publication/wcms_800301.pdf">UNICEF cifra</a> en 97 millones los niños y 63 millones las niñas que trabajan, lo que equivale a un 10 % de la población infantil (hay en torno a 1 600 millones de niños/as en el mundo). Y el 75 % de ella carece de protección social, especialmente en las zonas más pobres del planeta, en Asia-Pacífico, África Subsahariana, América Latina y el Caribe, donde persisten diversas formas de explotación que perjudican gravemente su desarrollo físico y psicológico.</p>
<p>Aunque entre las peores formas se incluyan a menudo supuestos de esclavitud contemporánea como la prostitución o la trata, no puede olvidarse <a href="https://ifejant.org.pe/prominnats/">el movimiento organizado de niños, niñas y adolescentes trabajadores</a> que denuncia que se confunda trabajo con actividades ilícitas y reivindican trabajar en condiciones dignas para ayudar a sus familias y obtener recursos para estudiar.</p>
<h2>Explotación y pobreza</h2>
<p>Lo cierto es que <a href="https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/trabajo-infamtil-cobalto-apple-mar16/">las grandes empresas que han sido denunciadas públicamente</a> han depurado su relación directa con el trabajo infantil, aunque difícilmente pueden evitar los efectos de la deslocalización y la globalización. Estos fenómenos las convierten en un eslabón indirecto de explotación, como ocurre con los hornos de ladrillos en Nepal y Camboya, con los talleres textiles de India y Bangladesh, y con las minas de cobalto en Congo y Uganda, por lo que ahora se les exige que evalúen sus cadenas de suministro.</p>
<p>Realmente se trata de la lucha contra la pobreza. Por eso en este 2022, el lema del Día Mundial contra el Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo subraya la “protección social universal para poner fin al trabajo infantil”, que enlaza con la <a href="http://los17ods.org/los-17-objetivos-para-2030/pobreza/">Meta 1.3 de los ODS</a>. Los Gobiernos, las empresas y la sociedad civil deben unirse en políticas y en acciones de protección y fortalecimiento de las familias en riesgo de exclusión, especialmente tras la pandemia, algo que solo se puede conseguir con el fomento correlativo de sistemas y planes educativos y de inclusión social.</p>
<p>Hay que ir precisamente a las causas asociadas al trabajo infantil en el marco de la cooperación internacional efectiva y de mayor alcance sobre derechos humanos y justicia social.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/184521/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carlos Villagrasa Alcaide no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Más de 160 millones de niños y niñas (cuatro veces la población de Ucrania) trabajan. Por supuesto, de manera ilegal. Los menores de 16 años no pueden hacerlo en España, aunque en muchos países la edad mínima para trabajar legalmente es de 15 años.Carlos Villagrasa Alcaide, Profesor titular de Derecho Civil, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1832252022-05-17T18:03:24Z2022-05-17T18:03:24Z¿Para qué sirve llevar a los niños a los museos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/463681/original/file-20220517-16-ckv5im.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C12%2C4064%2C2676&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Grupo de escolares en el Museo del Prado (Madrid).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/children-learn-about-paintings-museum-de-264033263">Joseph Sohm / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Es probable que todos podamos recordar alguna experiencia poco grata de nuestra infancia en un museo, cuando íbamos de excursión con el colegio, o nuestros padres nos <em>arrastraban</em> de una sala a otra. Hoy en día, sin embargo, las ventajas de visitar museos con niños, sea en familia o con sus docentes, no se ponen en duda. </p>
<p>Los museos son una parte importante de las ciudades, un elemento a descubrir e incluir en nuestra rutina escolar y familiar. En definitiva, algo que no sólo hay que ver, sino que hay que vivir.</p>
<p>Pero ¿qué es un museo en realidad? Según el <a href="https://dle.rae.es/museo?m=form">DRAE</a>, un museo puede ser varias cosas. Desde un lugar para “conservar y exponer” objetos artísticos o científicos a una institución que se dedica a la conservación, estudio y exposición de objetos de interés cultural, pasando por un lugar de exhibición de objetos que pueden atraer el interés turístico o uno destinado al estudio de las ciencias, letras humanas y artes liberales. </p>
<p>Además de todas estas acepciones, un museo es una parte importante de la cultura de una ciudad al alcance de todas las personas. </p>
<h2>¿Un lugar solemne o un lugar divertido?</h2>
<p>Hasta hace poco, la idea de museo estaba ligada a la conservación: parece que hasta nos huele a formol, todo es viejo, cubierto y protegido del polvo. Nada se puede tocar, no nos podemos acercar demasiado; en definitiva, no podemos hacer nada más que mirar. Así, no parece un sitio divertido para llevar a menores. </p>
<p>Pero ¿y si cambiamos esa idea y lo vemos como algo vivo, como una parte fundamental de una ciudad y algo que pertenece a las personas? </p>
<p>Para conseguirlo necesitamos incluirlo en el corazón de sus habitantes y así hacerlo visible, y para eso necesitamos empezar por la infancia. Si conseguimos que los recuerdos infantiles sean de haberlo pasado en grande en una visita al museo, no se olvidará esa sensación. El placer y disfrute acompañarán la idea de museo toda la vida: cuando de adultos visiten museos, volverán a sentir lo mismo. Al igual que a muchos nos acompaña, en cierta medida, esa sensación de disgusto y aburrimiento que tuvimos en nuestra infancia.</p>
<h2>La ciudad y la educación</h2>
<p>Las nuevas tendencias educativas y los futuros docentes se centran en incluir la ciudad como parte del bagaje cultural de su alumnado. Los colegios no están en el limbo, están integrados en una ciudad que tiene mucho que ofrecer al sistema educativo más allá del aula. </p>
<p>Los docentes preferimos dejar el pupitre en el aula y aprender viendo y viviendo los conceptos que queremos enseñar. En este contexto, el museo es un lugar ideal para muchas cosas. </p>
<p>En primer lugar, el alumnado puede aprender en cualquier sitio y de cualquier cosa. Llegar hasta el museo ya es una experiencia en sí misma. Hay que moverse por la ciudad y seguir unas normas. </p>
<p>Ya en el museo, es necesario entender que es un lugar en el que vamos a encontrar diferentes tipos de obras de personas que han invertido su tiempo y su entusiasmo en hacer algo. Que a lo mejor a nosotros no nos gusta, pero que tiene un trabajo y un mérito detrás. Es decir: aprendemos a valorar y respetar el esfuerzo de otros aunque a nosotros no nos guste. No es un ejercicio fácil para un menor, pero es una faceta que les será muy útil en la vida. </p>
<h2>Aprender a mirar</h2>
<p>Tenemos que saber respetar lo que encontremos y a los demás visitantes del museo y disfrutar sin hacer ruido para no molestar. También tenemos que aprender a mirar. ¿Cuántas veces tenemos algo delante y no lo vemos? </p>
<p>Hay que ver los detalles, los colores, sentir lo que te transmite y valorarlo según nuestros criterios. Podemos intentar entender qué sentía el autor cuando pintó tal obra o cuando esculpió tal escultura. Las personas muy jóvenes tienen un gran poder de percepción si les dejamos el tiempo necesario para entender lo que ven. A veces no hay ni que entenderlo, simplemente hay que sentirlo.</p>
<p>Los niños pueden expresarse por otros medios que no sean las palabras. A veces, un acto tan sencillo como representar un cuadro animado es un ejercicio fantástico. Observamos el cuadro y tratamos de darle vida con nuestros cuerpos y los objetos que tengamos a nuestra disposición. </p>
<p>No se trata solo de copiar lo que hay en el cuadro. Hay que transmitir sentimientos, y eso no es tan fácil. Es como traducir una obra a otro formato conservando la esencia de lo nos aporta esa obra.</p>
<h2>Juegos posibles</h2>
<p>En el museo también se puede jugar. Podemos encontrar la palabra del día entre los textos que describen los cuadros. Podemos identificar en los textos escritos las palabras que hemos aprendido esa semana en el aula. </p>
<p>O jugar a elegir el cuadro que más nos guste y tratar de explicar por qué nos gusta ese más que los demás. Es un ejercicio de crítica y defensa de las opiniones propias que viene muy bien desde pequeño, pero también nos dice mucho de cómo se encuentra esa persona. Podemos descubrir cosas de nuestros pequeños que no sabíamos a través de este ejercicio. </p>
<p>Podemos, tanto las familias como los docentes, sacarle todo el partido que queramos. Lo importante es que se encuentren a gusto y que disfruten de esa visita al museo.</p>
<p>El museo debe de ser una puerta abierta al conocimiento, guardián de la cultura que nos rodea y a veces escaparate a otras culturas. Es nuestra historia recogida entre paredes para preservarla y que no quede en el olvido. </p>
<p>Es, en resumen, un elemento más al que debemos recurrir en ese largo camino que es la educación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/183225/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Inés Lareo Martín no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Que la experiencia sea divertida y cargada de sentido marcará la actitud futura de un niño hacia un museo. En lugar de lugares aburridos y polvorientos, los museos deben entenderse como parte viva de la cultura.Inés Lareo Martín, Profesora de didáctica de lenguas extranjeras, Universidade de VigoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1815432022-04-20T15:10:47Z2022-04-20T15:10:47ZCómo actuar ante la nueva hepatitis de origen desconocido<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/458622/original/file-20220419-1234-dw5jnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C485%2C5991%2C3502&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-liver-hologram-pain-vital-signs-1902095974">Shutterstock / Marko Aliaksandr</a></span></figcaption></figure><p>Durante la semana pasada han saltado a la prensa noticias prealarmantes sobre varios <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/news-events/increase-acute-hepatitis-unknown-origin-among-children-united-kingdom">casos de hepatitis aguda que afectan a varios niños en el Reino Unido</a>, en <a href="https://theconversation.com/que-sabemos-sobre-los-casos-de-hepatitis-grave-de-origen-desconocido-en-ninos-181449">España</a> y en <a href="https://www.everydayhealth.com/hepatitis/cdc-investigating-hepatitis-cases-in-children-tied-to-adenovirus/">Estados Unidos</a>. Estas hepatitis, de causa aún desconocida aunque probablemente infecciosa, han llevado al trasplante urgente de hígado en algunos casos.</p>
<p>En las últimas horas, ha ido cobrando fuerza la hipótesis de que el agente causante de esta hepatitis puede ser un <a href="https://www.science.org/content/article/mysterious-hepatitis-outbreak-sickens-young-children-europe-cdc-probes-cases-alabama">adenovirus</a> aunque los datos son aún preliminares y este tipo de virus que se transmite por contacto o por el aire raramente causa problemas hepáticos. </p>
<p>En el marco de la pandemia de covid-19 hay quien ha asociado estos casos a las vacunas sin que haya ninguna evidencia al respecto, ya que algunos se han reportado en niños no vacunados. Tampoco hay datos que apoyen convincentemente la hipótesis de que se trate de una nueva forma de presentación de la covid-19.</p>
<p>Por otra parte, se ha detectado algún caso de <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-gastroenterologia-hepatologia-14-avance-resumen-probable-autoimmune-hepatitis-reactivated-after-S0210570521003022?esCovid=Dr56DrLjUdaMjzAgze452SzSInMN&rfr=truhgiz&y=kEzTXsahn8atJufRpNPuIGh67s1">hepatitis autoinmune reactivada en personas vacunadas</a>; pero estos se han producido en adultos, no en niños. Por lo tanto, parece ser que nos encontramos frente a una situación nueva que deberemos investigar y aclarar.</p>
<h2>Qué tener en cuenta al inicio de una enfermedad</h2>
<p>Ante una nueva enfermedad es necesario transmitir a la población varias ideas importantes:</p>
<ol>
<li><p>Nos encontramos frente a lo que parece ser una nueva forma de hepatitis de la que aún desconocemos muchos datos importantes, como su causa, evolución e impacto en la población.</p>
<p>Por tanto, es normal que afloren informaciones, incluso contradictorias, en el futuro próximo. Las ideas se asentarán conforme se verifiquen experimentalmente. La ciencia avanza despacio, pero intenta asegurarse de que sus pasos sean firmes y basados en evidencias.</p></li>
<li><p>Normalmente, ante una nueva enfermedad, los primeros casos detectados son los más graves y, con el tiempo, van detectándose casos más leves dando (de nuevo, con el tiempo) una imagen más realista de la enfermedad y de su incidencia de la que puede tenerse en una primera visión.</p></li>
<li><p>Es necesaria una estrecha vigilancia epidemiológica para identificar el agente causante, la forma de transmisión y poder predecir, dentro de unos márgenes, la evolución de la enfermedad en la población.</p></li>
</ol>
<p>Mientras tanto, es bueno revisar brevemente qué sabemos sobre las hepatitis para poder tener una posición desde la que encarar la nueva situación.</p>
<h2>¿Qué son las hepatitis?</h2>
<p>Las <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/viral-hepatitis">hepatitis</a> son un conjunto de enfermedades que cursan con la inflamación del hígado causada por un virus. En Europa, los virus que causan hepatitis con más frecuencia son los A, B, C y E. </p>
<p>Estos virus se transmiten por contacto o por alimentos y no hay ninguna hepatitis en nuestro entorno que se transmita por el aire, como hace el coronavirus. Tampoco a través de insectos, aunque se han detectado algunos casos de hepatitis causados por infección con el virus de la fiebre amarilla que se trasmite a través de la picadura de un mosquito, pero este riesgo solo está presente <a href="https://wwwnc.cdc.gov/eid/article/25/6/19-0069_article">donde haya fiebre amarilla</a>.</p>
<h2>La hepatitis A: más leve en niños que en adultos</h2>
<p>La hepatitis A está causada por un pequeño virus de ARN (picornavirus) que <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/hepatitis-A/facts">se transmite a través del agua y alimentos contaminados</a>. Es una enfermedad con un curso menos grave y de la que los pacientes se suelen recuperar espontáneamente con el tiempo. A partir de ese momento, quedan inmunizados.</p>
<p>Dado el tipo de transmisión, esta enfermedad puede causar brotes epidémicos en colegios e instalaciones donde conviven muchas personas en poco espacio y las condiciones higiénicas no son adecuadas.</p>
<p>En el caso de los niños, muchas veces la enfermedad es asintomática, de forma que los que la pasan quedan inmunizados en un entorno en el que circula el virus. </p>
<p>Esto hace que la incidencia de la hepatitis A en la comunidad siga un patrón muy peculiar: en zonas deprimidas con poca higiene no suele haber grandes brotes graves de hepatitis A porque los niños se inmunizan con una enfermedad leve o asintomática, mientras que en zonas de mayor higiene los brotes son más graves porque afectan a personas de más edad que desarrollan una enfermedad más grave al no haber sido inmunizadas naturalmente en la infancia. La hepatitis A es prevenible por vacunación.</p>
<h2>La hepatitis B: tiende a cronificarse</h2>
<p>La <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/hepatitis-b">hepatitis B</a>, por su parte, es una enfermedad potencialmente mucho más grave que se transmite por contacto con fluidos corporales (incluida la transmisión sexual) o por la sangre y sus derivados.</p>
<p>El agente causante es un pequeño virus de ADN (hepadnavirus) que produce una infección con tendencia a la cronificación en hasta un 10 % de los casos en poblaciones normales, un 30 % en individuos inmunodeficientes y hasta un 90 % en el caso de la transmisión vertical (de madre a hijo).</p>
<p>La Organización Mundial de la Salud <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-b">estima</a> que hay más de 280 millones de personas en el mundo que padecen una hepatitis B crónica. Esta puede dar lugar a cirrosis y cáncer hepático, lo que genera una estimación de unas 800 000 muertes al año. </p>
<p>Por otra parte, la hepatitis B también se puede prevenir mediante una vacuna. En <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/calendario-y-coberturas/home.htm">España</a> y en la mayoría de los países la vacunación frenta a la hepatitis B entra dentro del calendario vacunal propuesto durante la infancia. Por eso, la OMS se ha marcado como <a href="https://www.who.int/news/item/25-06-2021-who-releases-first-ever-global-guidance-for-country-validation-of-viral-hepatitis-b-and-c-elimination#:%7E:text=In%202016%2C%20the%20WHO%20Global,compared%20with%20a%202015%20baseline">objetivo la erradicación de la enfermedad en 2030</a>.</p>
<h2>La hepatitis C: aún sin vacuna</h2>
<p>La <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c">hepatitis C</a> es otra grave forma de hepatitis. Está causada por un virus ARN cuya alta tasa de mutación hace que en una misma persona infectada convivan un gran número de variantes simultáneamente (algo similar a lo que ocurre con otros virus muy variables como el VIH o el SARS-CoV-2).</p>
<p>El virus se transmite a través de pinchazos accidentales con agujas y tiene una <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-hepatitis-c-13073445#:%7E:text=*%20La%20hepatitis%20que%20causa%20el%20virus%20de%20la%20hepatitis%20C,cirrosis%20y%20carcinoma%20bastante%20elevada.&text=sobreinfecci%C3%B3n%2C%20y%20evoluciona%20en%20algunos%20casos%20a%20cirrosis">tendencia a la cronificación</a> mucho mayor que en el caso de la hepatitis B (hasta el 90 %), con una probabilidad de evolución a cirrosis o hepatocarcinoma elevada.</p>
<p>La OMS estima que hay unos 58 millones de personas infectadas por hepatitis C crónica en el mundo y en torno a 1,5 millones de nuevas infecciones cada año. En este caso, no hay una vacuna para prevenir la enfermedad y probablemente sea difícil lograrla dada la alta variabilidad del virus.</p>
<p>Sin embargo, sí hay tratamientos antivirales eficientes que pueden curar más del 95 % de los casos, aunque son tratamientos muy costosos. Esto supone un problema para su acceso en entornos sin una cobertura de seguridad social económicamente robusta.</p>
<h2>La hepatitis E: en general más benigna</h2>
<p>Por último, la <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/hepatitis-e/facts">hepatitis E</a> está causada por otro virus de transmisión a través del agua o alimentos contaminados. El virus causante es un virus ARN diferente del causante de la hepatitis A. En general, se trata de una hepatitis de evolución benigna, aunque se han dado casos de hepatitis fulminante en mujeres en la primera fase del embarazo.</p>
<p>La OMS estima que cada año se producen unos 20 millones de casos de hepatitis E de los que la gran mayoría cursan de forma asintomática y poco más del 10 % presentan síntomas. Es una enfermedad de mayor prevalencia en el extremo oriente; pero que se ha ido diseminando a otras regiones.</p>
<p>Actualmente se está trabajando en el desarrollo de una vacuna que aún no está aprobada por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades ni por la OMS.</p>
<h2>Hacia la erradicación de la hepatitis</h2>
<p>En la investigación sobre las causas de la hepatitis se han ido encontrando nuevos virus durante los últimos años. Este tipo de enfermedades, como hemos visto, afectan a una gran parte de la población mundial y su evolución puede ser grave o muy grave en ocasiones.</p>
<p>Sin embargo, el trabajo de investigación y desarrollo de herramientas clínicas, farmacéuticas e inmunológicas muestran que un grupo de enfermedades tan serio puede ser enfrentado con confianza basada en los avances realizados.</p>
<p>Obviamente es necesario progresar mucho más: el coste de los tratamientos contra la hepatitis C hace necesario desarrollar medidas de sanidad y salud pública que permitan el acceso a la medicación. Por su parte, el objetivo de erradicar la hepatitis B en 2030 quizá es demasiado ambicioso.</p>
<p>El frenazo mundial que ha supuesto la crisis del coronavirus ha causado un retraso en este tipo de estrategias globales basadas en la vacunación, pero el solo hecho de tener ese objetivo a la vista muestra la potencia de la lucha contra las enfermedades infeccionas que se ha ido desarrollando en las últimas décadas.</p>
<p>Para concluir es necesario resaltar de nuevo la importancia del <a href="https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2022.27.15.2200318">seguimiento epidemiológico</a> de esta y cualquier nueva forma de enfermedad infecciosa para poder aplicar con éxito lo que hemos ido aprendiendo sobre las enfermedades contagiosas y las epidemias y poder afrontar los nuevos retos con decisión y seguridad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/181543/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio G. Pisabarro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En los últimos días se han notificado varios casos de hepatitis aguda en niños. Su causa todavía es desconocida y no hay evidencias de que esté relacionada con las vacunas de covid-19.Antonio G. Pisabarro, Catedrático de Microbiología, Departamento de Ciencias de la Salud, Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada, Universidad Pública de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1808312022-04-17T19:16:26Z2022-04-17T19:16:26ZLos efectos del confinamiento, explicados por los propios niños<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/457089/original/file-20220408-34198-vr5i82.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=356%2C169%2C1201%2C735&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> </figcaption></figure><blockquote>
<p>“Me despierto muchas veces con pesadillas. Tengo miedo, estoy triste y muy aburrida”. </p>
<p><strong>Sara, 8 años, Valladolid.</strong></p>
</blockquote>
<p>La vida de los niños en gran parte del mundo, antes de la pandemia, difería significativamente de su vida en condiciones de confinamiento. Los menores solían realizar actividades extraescolares y disponían de parte de su tiempo para socializar con sus amigos. Era difícil pensar que otros niños, otros amigos, pudieran ser una “amenaza”, “personas a evitar” por miedo al contagio. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/457083/original/file-20220408-41073-2d0hsw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/457083/original/file-20220408-41073-2d0hsw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/457083/original/file-20220408-41073-2d0hsw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1071&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/457083/original/file-20220408-41073-2d0hsw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1071&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/457083/original/file-20220408-41073-2d0hsw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1071&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/457083/original/file-20220408-41073-2d0hsw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1346&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/457083/original/file-20220408-41073-2d0hsw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1346&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/457083/original/file-20220408-41073-2d0hsw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1346&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Echo mucho de menos a mis amigos, pero no echo de menos todos los coches que había antes.</em></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además, los pequeños estaban acostumbrados a demostrar su afecto con una gran proximidad y con gestos como besos y abrazos. Las escuelas, las familias y las actividades extraescolares eran lugares en los que los niños podían confiar en los demás y sentirse seguros.</p>
<p>Desde el estallido de la pandemia, los niños fueron uno de los primeros grupos de población que tuvieron que interrumpir sus rutinas, ya que las escuelas cerraron bastante pronto y permanecieron cerradas durante meses, años en algunos casos. Existen algunas preocupaciones sobre los efectos a largo plazo de este cierre en los niños, especialmente en lo que respecta a su <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32112714/">salud mental y física</a>, sobre todo por la falta de actividad física al aire libre y de interacción con sus compañeros.</p>
<p>Todo ello se explica en el artículo <em>Children’s experiences of lockdown and social distancing in the Covid-19 pandemic</em>, publicado en la revista <em>Journal of Family Issues</em>, y realizado por la profesora Valeria Varea (Universidad de Örebro, Suecia) y los profesores Alfonso García-Monge y Gustavo González-Calvo (Universidad de Valladolid, España).</p>
<h2>La pedagogía de la esperanza</h2>
<p>La <a href="https://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf">Convención</a> de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño se utiliza cada vez más como un instrumento para la mejora del bienestar de los niños, tratando de combinar el <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0907568219895809">derecho de los niños a la protección con el derecho a la autonomía y el desarrollo</a>. Establece en su artículo 31 que los niños tienen derecho a jugar y a un nivel de vida adecuado para su desarrollo social en su artículo 27. Los niños también tienen los derechos más básicos y fundamentales de la vida (artículo 6), la protección y el cuidado (artículo 3). Los padres tienen el deber especial de protegerlos. En pandemia, es un equilibrio difícil el que se establece entre garantizar la seguridad de los niños sin negar sus derechos de juego y desarrollo social.</p>
<p>Estrechamente relacionadas con la perspectiva de los derechos de los niños están las pedagogías del amor y la esperanza. Según el pedagogo brasileño Paulo <a href="https://educomunicacion.es/figuraspedagogia/0_paulo_freire.htm">Freire</a>, existe un amor basado en el diálogo pedagógico, la solidaridad, la esperanza y la imaginación. Este tipo de amor requiere una reflexión y una acción continuas sobre cómo las personas existen en (y con) el mundo y entre sí. </p>
<p>En los tiempos actuales de covid-19, esto es significativo, ya que las personas están experimentando formas diferentes (y desconocidas) de estar en el mundo y con los demás (donde hay restricciones en cuanto a la proximidad y el contacto físico); como consecuencia, su esperanza e imaginación pueden cambiar, especialmente entre los niños. </p>
<p>Las pedagogías del amor y la esperanza crean, por tanto, <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/17408989.2019.1663499">niveles de agencia y libertad</a>. Sin embargo, cuando los niños están encerrados en sus hogares como consecuencia de la pandemia de covid-19, es difícil crear entornos que promuevan su agencia y libertad. </p>
<h2>Futuro y pandemia</h2>
<p>Nuestro estudio explora cómo los niños han experimentado el encierro como consecuencia de la actual pandemia y lo que piensan sobre su vida futura una vez finalice la crisis sanitaria.</p>
<p>Entre los meses de marzo y junio de 2020 se recogieron datos de 73 alumnos de entre 7 y 9 años, utilizando dibujos producidos por los participantes y preguntas cortas con comentarios descriptivos de los niños y sus familiares. Los niños respondieron con palabras y dibujos a los siguientes enunciados: </p>
<h2>La vida antes de la covid-19</h2>
<p>La mayor parte de los escolares se representaron a sí mismos en los dibujos jugando al aire libre, acompañados de otros niños. En las entrevistas, comentaron lo mucho que echaban de menos sus juegos, sus salidas al parque y a sus compañeros de clase. La libertad de salir a menudo a jugar al aire libre se daba por sentada antes de la crisis sanitaria, algo que podían hacer en compañía de sus iguales. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456661/original/file-20220406-17347-hcpwf1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456661/original/file-20220406-17347-hcpwf1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=189&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456661/original/file-20220406-17347-hcpwf1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=189&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456661/original/file-20220406-17347-hcpwf1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=189&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456661/original/file-20220406-17347-hcpwf1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=238&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456661/original/file-20220406-17347-hcpwf1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=238&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456661/original/file-20220406-17347-hcpwf1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=238&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">_Echo de menos a mi familia, ir al cine, al colegio, al parque y a mis amigos</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>La vida durante la covid-19</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456662/original/file-20220406-14-2jdrnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456662/original/file-20220406-14-2jdrnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456662/original/file-20220406-14-2jdrnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=704&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456662/original/file-20220406-14-2jdrnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=704&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456662/original/file-20220406-14-2jdrnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=704&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456662/original/file-20220406-14-2jdrnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=885&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456662/original/file-20220406-14-2jdrnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=885&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456662/original/file-20220406-14-2jdrnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=885&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Este virus no tiene nada de bueno. Quiero salir y ver a mis amigos.</em></span>
</figcaption>
</figure>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/457086/original/file-20220408-19-hez7t9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/457086/original/file-20220408-19-hez7t9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/457086/original/file-20220408-19-hez7t9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=657&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/457086/original/file-20220408-19-hez7t9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=657&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/457086/original/file-20220408-19-hez7t9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=657&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/457086/original/file-20220408-19-hez7t9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=826&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/457086/original/file-20220408-19-hez7t9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=826&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/457086/original/file-20220408-19-hez7t9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=826&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Tenemos que llevar máscaras quirúrgicas cuando salimos y no podemos juntarnos con otros niños</em>.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Durante el encierro, los niños perdieron la mayoría de las oportunidades de socializar y jugar con sus amigos. Expresaron su desagrado por estar todo el tiempo en sus casas sin tener la oportunidad de ver a sus amigos y abuelos.</p>
<p>A pesar de este escenario, los niños señalaron los aspectos positivos del encierro, como la posibilidad de pasar más tiempo con sus familias, tener más tiempo para jugar, tener la posibilidad de jugar con sus padres y no tener que levantarse temprano por la mañana. </p>
<p>Varios padres se mostraron sorprendidos por la comprensión de sus hijos sobre la compleja situación, y por la madurez de sus acciones. Algunos padres también comentaron sus estrategias para explicar la situación actual a los niños, como evitar el pánico y las noticias de la televisión. Algunas familias también probaron nuevas actividades para entretener a sus hijos, como el arte, la cocina y pasar más tiempo jugando con ellos.</p>
<h2>La vida después de la covid-19</h2>
<p>Los niños ilustraron un posible escenario después de la covid-19 en el que todo volvía a ser “normal”, o a ser como antes. Sus comentarios y dibujos destacaban su deseo de volver a jugar con sus amigos, abrazarlos y ver a sus abuelos. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456663/original/file-20220406-18446-vz2z1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456663/original/file-20220406-18446-vz2z1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456663/original/file-20220406-18446-vz2z1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=810&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456663/original/file-20220406-18446-vz2z1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=810&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456663/original/file-20220406-18446-vz2z1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=810&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456663/original/file-20220406-18446-vz2z1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1017&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456663/original/file-20220406-18446-vz2z1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1017&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456663/original/file-20220406-18446-vz2z1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1017&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>La vida será como antes. Tengo muchas ganas de abrazar a mis amigos.</em></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Las esperanzas de los niños a menudo se compensaban con expresiones de pérdida. </p>
<p>Las pedagogías del amor y la esperanza pueden hacer que escuchemos realmente lo que los niños tienen que decir sobre el encierro pandémico, sus necesidades y deseos. Favorecer los diálogos cercanos con los más pequeños ayuda a hacer que se sientan escuchados y atender sus necesidades.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180831/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gustavo González Calvo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Recopilamos experiencias directas de niños durante el confinamiento. Dibujos y entrevistas sobre cómo era su vida antes, durante y después arrojan luz sobre el impacto a largo plazo que tendrá la pandemia.Gustavo González Calvo, Didáctica de la Expresión Corporal, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1800892022-04-04T18:39:35Z2022-04-04T18:39:35ZCómo los cuentos construyen el espíritu de lucha: la diferencia entre los relatos infantiles rusos y ucranianos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/454454/original/file-20220325-23-sb9obu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C3%2C2041%2C1358&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un soldado ucraniano deambula por una vía férrea junto a los cuerpos de soldados rusos muertos en las afueras de Irpin, Ucrania, el 1 de marzo de 2022. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/ukrainian-soldier-wanders-down-the-railway-to-inspect-news-photo/1238854980?adppopup=true">Marcus Yam/Los Angeles Times via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Cuando comenzó la invasión rusa, casi nadie en occidente esperaba que <a href="https://www.cnbc.com/2022/03/04/russias-invasion-of-ukraine-is-baffling-military-analysts.html">Ucrania fuese capaz de presentar algún tipo de oposición seria</a> a la agresión de Rusia. </p>
<p>Se ha escrito mucho sobre cómo los líderes, incluidos los aliados, subestimaron la capacidad de liderazgo de Volódimir Zelenski. Pero más allá de haber cometido un error de cálculo sobre cómo un comediante podía transformarse en una <a href="https://theweek.com/russo-ukrainian-war/1011073/we-will-fight-to-the-end-zelensky-quotes-churchill-in-speech-to-uk">figura similar a Winston Churchill</a>, las <a href="https://apnews.com/article/russia-ukraine-putin-zelenskyy-nato-europe-fc52fa8b510fef79cb5505ebe8a841a8">evaluaciones militares del ejército ucraniano</a> también estaban <a href="https://www.rferl.org/a/russia-ukraine-invasion-scenarios/31614428.html">muy equivocadas</a>. </p>
<p>Tras varias semanas de guerra, está claro que muchos sobrestimaron la voluntad y la <a href="https://www.csis.org/analysis/moscows-continuing-ukrainian-buildup">capacidad de lucha</a> del ejército ruso e infravaloraron la capacidad del ejército ucraniano <a href="https://thehill.com/policy/national-security/595799-us-intelligence-officials-concerned-kyiv-could-fall-to-russia-within">para resistir frente a un oponente superior en número, equipamiento y posición</a> . </p>
<p>¿Cómo explicar la evolución de la guerra de Ucrania frente a las predicciones de los expertos?</p>
<p>Creemos que uno de los factores que subyacen a la inesperada actuación de los ejércitos de cada país puede deberse a las diferencias culturales entre rusos y ucranianos. Esas diferencias se cultivaron en parte a través de los cuentos de hadas de su infancia.</p>
<p>Una de nosotras, Sophia Moskalenko, es experta en la <a href="https://doi.org/10.1093/oso/9780190689322.001.0001">psicología de los cuentos</a>. La otra, Mia Bloom, estudia <a href="https://www.cornellpress.cornell.edu/book/9780801453885/small-arms/">la involucración de los niños en la violencia extrema</a>: por qué y cómo los niños se vuelven violentos. Conocemos el poder que tiene el folclore a la hora de dar forma a la visión del mundo durante la infancia y, en última instancia, en los adultos en los que se convierten esos niños.</p>
<h2>Héroe desvalido vs. pensamiento mágico</h2>
<p>El folclore es importante para entender los relatos culturales de la gente, es decir, las narraciones que describen algo único de la historia de esa cultura y de su gente. Ayudan a definir una identidad cultural y, <a href="https://doi.org/10.1111/1468-4446.12667">de manera sutil, dan forma a las elecciones futuras</a>. Los principales relatos con los que crecen los niños ucranianos –que sirven de guión cultural dominante– son radicalmente diferentes a los que absorben los niños rusos. </p>
<p>Los cuentos tradicionales ucranianos, como <a href="https://%D0%BA%D0%B0%D0%B7%D0%BA%D0%B0.%D1%83%D0%BA%D1%80/kotigoroshko2.html"><em>Kotygoroshko</em></a>, <a href="https://kazky.org.ua/zbirky/ukrajinsjki-narodni-kazky/kyrylo-kozhumjaka"><em>Kyrylo Kozhumyaka</em></a> e <a href="https://%D0%BA%D0%B0%D0%B7%D0%BA%D0%B0.%D1%83%D0%BA%D1%80/ivasik_telesik.html"><em>Ivasyk Telesyk</em></a>, presentan a personajes modestos que perseveran contra obstáculos insalvables. El arco del personaje los lleva a través de desafíos, poniendo a prueba su voluntad y haciendo que pasen de ser vulnerables a tener éxito. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/453685/original/file-20220322-13-19mop9w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Estatua de bronce de una niña que mata a un gran dragón con un garrote" src="https://images.theconversation.com/files/453685/original/file-20220322-13-19mop9w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/453685/original/file-20220322-13-19mop9w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/453685/original/file-20220322-13-19mop9w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/453685/original/file-20220322-13-19mop9w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/453685/original/file-20220322-13-19mop9w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/453685/original/file-20220322-13-19mop9w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/453685/original/file-20220322-13-19mop9w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Una escultura en Kiev del personaje de cuento ucraniano <em>Kotygoroshko</em> derrotando al malvado dragón.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/thisisbossi/3905251485/in/photolist-4DJewv-DqjJH-6X6rda">thisisbossie/Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Estos cuentos siguen el arco narrativo bien conocido del viaje del héroe, una fórmula utilizada durante décadas en libros superventas como <a href="https://clarionherald.org/news/harry-potter-chronicles-battle-between-good-evil"><em>Harry Potter</em></a> y en éxitos de taquilla hollywoodienses como <a href="https://epicheroism.wordpress.com/home/david-vs-goliath/"><em>La guerra de las galaxias</em></a>. </p>
<p>En los cuentos infantiles ucranianos, los protagonistas suelen empezar siendo héroes improbables, pero su valor, inteligencia y agallas les ayudan a triunfar contra todo pronóstico.</p>
<p>En cambio, <a href="https://ls.pushkininstitute.ru/lsslovar/index.php?title=%D0%98%D0%B2%D0%B0%D0%BD%D1%83%D1%88%D0%BA%D0%B0-%D0%B4%D1%83%D1%80%D0%B0%D1%87%D0%BE%D0%BA/C1-C2">los cuentos infantiles rusos suelen</a> girar en torno a <a href="http://ec-dejavu.ru/i/Ivan_durak.html">un personaje central llamado Iván Durak</a> –<a href="https://nukadeti.ru/skazki/skazki-pro-ivana-duraka">Iván el estúpido</a>–. Es el tercer hijo, el más pequeño de los hermanos, uno de los cuales es el listo, y el otro normal. Cuando al personaje principal no se le llama explícitamente “estúpido”, se le retrata como perezoso, <a href="https://nukadeti.ru/skazki/po-shhuchemu-veleniyu">holgazaneando en la cama todo el día</a> <a href="https://openlibrary.org/works/OL7968651W/Ivan_the_Fool">mientras sus hermanos mayores trabajan duro</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/453695/original/file-20220322-20-1l6mtul.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un niño montado en una estufa de barro por una colina nevada, siguiendo un trineo y lo que parece un soldado a caballo" src="https://images.theconversation.com/files/453695/original/file-20220322-20-1l6mtul.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/453695/original/file-20220322-20-1l6mtul.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=756&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/453695/original/file-20220322-20-1l6mtul.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=756&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/453695/original/file-20220322-20-1l6mtul.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=756&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/453695/original/file-20220322-20-1l6mtul.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=951&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/453695/original/file-20220322-20-1l6mtul.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=951&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/453695/original/file-20220322-20-1l6mtul.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=951&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Una ilustración de 1913 del cuento popular ruso <em>Por deseo del lucio</em>, también conocido como <em>Emelyan el tonto</em></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=77435520">В. Курдюмов</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En cuentos rusos como <a href="https://stpetersburg-guide.com/folk/pike.shtml"><em>Por deseo del lucio</em></a>, <a href="https://www.russianamericancompany.com/the-frog-princess/"><em>La princesa rana</em></a> y <a href="https://www.russianamericancompany.com/sivka-burka-1/"><em>Sivka Burka</em></a>, el protagonista acaba venciendo. Pero no gana por sus propias virtudes, sino por la intervención de un ser mágico –un pez, una rana, un caballo– que hace todo el trabajo duro mientras el protagonista se atribuye el mérito. </p>
<p>Estos cuentos populares rusos parecen sugerir que la receta para el éxito no es ser demasiado inteligente ni trabajar demasiado, como los dos hermanos mayores, sino esperar a que la magia se encargue de todo. </p>
<h2>Enfrentar el mayor reto</h2>
<p>La mayoría de los adultos no piensan en los cuentos que escuchaban de niños. Sin embargo, estas historias tempranas, experimentadas a través de la lupa de las emociones de la infancia, <a href="https://www.penguinrandomhouse.com/books/203434/the-uses-of-enchantment-by-bruno-bettelheim/">dan forma a nuestra comprensión del mundo</a>. Determinan nuestras acciones, especialmente en <a href="https://doi.org/10.1177/036215370403400305">tiempos de crisis</a>. </p>
<p>Los cuentos de hadas nos preparan para reconocer a los héroes y villanos de la vida real, el amor y la traición, el bien y el mal. <a href="https://doi.org/10.1093/oso/9780190689322.003.0013">Guían nuestras acciones mientras navegamos por estas dicotomías</a>.</p>
<p>La diferencia entre el folclore tradicional ruso y el ucraniano podría explicar en parte la diferencia entre las actuaciones de los ejércitos ruso y ucraniano. </p>
<p>Cuando se han enfrentado el mayor desafío de sus vidas, <a href="https://www.politico.com/news/magazine/2022/03/03/russia-struggle-ukraine-soldiers-morale-00013397">los miembros del ejército ruso no han rendido bien y han demostrado tener una moral baja</a>. Por el contrario, <a href="https://www.atlanticcouncil.org/blogs/ukrainealert/putin-has-fatally-underestimated-ukrainians/">los ucranianos han superado el reto de forma espectacular</a>, con valor y determinación, pasando de ser los desvalidos a los héroes que podrían triunfar contra todo pronóstico.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180089/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Mia Bloom recibe financiación de la Iniciativa de Investigación Minerva y de la Oficina de Investigación Naval, las opiniones, conclusiones o recomendaciones expresadas son exclusivamente del autor y no reflejan las opiniones de la Oficina de Investigación Naval, el Departamento de Marina o el Departamento de Defensa. Bloom es también miembro de Seguridad Internacional en New America.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Sophia Moskalenko recibe financiación de la Iniciativa de Investigación Minerva y de la Oficina de Investigación Naval. Las opiniones, conclusiones o recomendaciones expresadas en este artículo son las de la autora y no reflejan los puntos de vista de la Oficina de Investigación Naval, el Departamento de Marina o el Departamento de Defensa.</span></em></p>Al ejército ruso le ha ido mal y al ucraniano le ha ido bien, desafiando las predicciones de los expertos sobre la guerra en Ucrania. ¿Pueden los cuentos infantiles ayudar a explicar esta diferencia?Mia M. Bloom, Professor and Fellow at Evidence Based Cyber Security Program, Georgia State UniversitySophia Moskalenko, Research Fellow in Social Psychology, Georgia State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1789682022-04-01T17:52:41Z2022-04-01T17:52:41ZLa mascarilla obligatoria en educación primaria no frenó el coronavirus de manera significativa<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/455631/original/file-20220331-15-fgqb71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C14%2C4977%2C3308&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/elementary-schoolchildren-wearing-protective-face-masks-1832477785">Shutterstock / mother_ana</a></span></figcaption></figure><p>Desde el principio de la pandemia de covid-19, la obligación del uso de mascarillas ha sido una de las medidas impuestas para intentar reducir la transmisión que más controversia ha generado. El debate se ha centrado principalmente en su uso en <a href="https://theconversation.com/donde-y-como-es-mas-probable-contagiarse-de-covid-19-174808">exteriores</a>, si conllevan <a href="https://theconversation.com/es-seguro-para-la-salud-el-uso-continuado-de-las-mascarillas-161928">perjuicios para la salud</a> y si son <a href="https://theconversation.com/vuelta-al-debate-son-efectivas-las-mascarillas-de-tela-160281">efectivas</a>. </p>
<p>Diversos estudios experimentales han mostrado que la eficacia de las mascarillas para impedir la emisión o inhalación de partículas está entre el <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/msphere.00637-20?permanently=true&#F20">20 y el 90 %</a>. Estos porcentajes varían según el <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0002618">tipo de mascarilla</a>, el tiempo de uso y el <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-021-91487-7">nivel de ajuste</a>. Reducciones similares se han encontrado al analizar la transmisión entre animales de laboratorio y en entornos humanos muy controlados. </p>
<p>Sin embargo, en el mundo real el uso de mascarillas parece <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abi9069">reducir la transmisión en menor medida</a>. </p>
<p>En Europa, cada país ha ido modificando su política de uso de las mascarillas en función de su disponibilidad, el tipo de actividad, el entorno, la incidencia y las evidencias científicas disponibles en ese momento. Solo unos pocos países se han limitado a recomendar su uso sin hacerlo obligatorio pero, en cualquier caso, sin analizar qué efectos tiene la obligatoriedad de su uso.</p>
<h2>El debate de la mascarilla en los colegios</h2>
<p>El debate sobre el uso obligatorio de la mascarilla en el entorno escolar ha sido aún mayor. A los pocos meses del inicio de la pandemia se hizo evidente que la covid-19 es una enfermedad cuya gravedad aumenta con la edad, por lo que la <a href="https://apps.who.int/iris/handle/10665/333919">población pediátrica se ve mucho menos afectada que la adulta</a>. </p>
<p>Varias hipótesis pueden explicar esto. Entre ellas, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34587479/">diferencias en la respuesta del sistema inmunitario</a> y <a href="https://www.nature.com/articles/s41587-021-01037-9">respuestas cruzadas mediadas por anticuerpos generados frente a otros coronavirus estacionales</a>. </p>
<p>Además, a diferencia de lo que ocurre con la gripe, <a href="https://bmjpaedsopen.bmj.com/content/4/1/e000722">los niños no son más transmisores que los adultos</a>. Por estos motivos, organismos de referencia internacionales como la <a href="https://apps.who.int/iris/handle/10665/333919">OMS</a> y el <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/questions-answers/questions-answers-school-transmission">ECDC</a> solo recomiendan el uso de mascarillas para los niños mayores de 12 años o para edades comprendidas entre los 6 y 11 años si la transmisión comunitaria es elevada.</p>
<p>Algunos <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7039e3.htm">estudios</a> realizados sobre la efectividad de la obligación del uso de las mascarillas en entornos escolares han llegado a <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.09.22.21263900v1">diferentes conclusiones</a>, muchas veces <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/71/wr/mm7110e1.htm">contrapuestas</a>. </p>
<p>Para salir de dudas, sería necesario realizar un estudio con un diseño controlado y aleatorizado en el que algunos niños usaran mascarillas y otros no, pero esto tiene complicaciones prácticas y éticas. Por suerte, existen diseños alternativos que se pueden acercar bastante.</p>
<h2>Un estudio cuasi-experimental</h2>
<p>Recientemente hemos analizado tres variables en los niños de Cataluña de los tres cursos de educación infantil (P3-P5, 3-5 años) y de los seis cursos de educación primaria (6-11 años). Estas fueron las variables:</p>
<ol>
<li><p>La incidencia de covid-19.</p></li>
<li><p>La tasa de ataque secundario (TAS): el porcentaje de casos que aparecen entre los niños expuestos a un caso inicial. </p></li>
<li><p>El número reproductivo R*: el número de casos que genera un caso índice. </p></li>
</ol>
<p>Durante el periodo analizado, e independientemente del nivel educativo, el protocolo obligaba a que, si aparecía un positivo en un aula, todos esos alumnos debían confinarse durante 10 días. Además, se realizaba una PCR a todos ellos. En ese momento la variante predominante era delta y aún no había empezado la vacunación de los menores de 12 años.</p>
<p>La <a href="https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=4046809">prepublicación</a>, que está pendiente de ser revisada por pares, se ha realizado con datos del primer trimestre del curso 2021-2022. Incluye aproximadamente a 600 000 niños de 1 900 escuelas organizados en más de 28 000 grupos burbuja. </p>
<p>La única diferencia entre ambas etapas escolares en lo que respecta a las medidas para prevenir los contagios es que en primaria el uso de la mascarilla era obligatorio en el centro escolar. </p>
<p>El diseño de este estudio cuasi-experimental, sin llegar a estar controlado y aleatorizado, sigue una metodología muy parecida. Algo más alejados están los estudios más comunes sobre mascarillas: estos son de tipo ecológico (observacionales), en los que se comparan datos de territorios diferentes, y en ellos resulta difícil separar los factores de confusión.</p>
<h2>La incidencia aumenta con la edad</h2>
<p>Nuestro estudio reafirma los resultados de otro <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34321438/">previo</a> al observar que la incidencia sigue una tendencia creciente con la edad, con una menor incidencia en infantil que en primaria. Un 1,7 % de los alumnos de P3 se contagiaron, frente al 5,9 % de los de 6º curso de primaria.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455266/original/file-20220330-5642-9o860p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455266/original/file-20220330-5642-9o860p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455266/original/file-20220330-5642-9o860p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455266/original/file-20220330-5642-9o860p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455266/original/file-20220330-5642-9o860p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455266/original/file-20220330-5642-9o860p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455266/original/file-20220330-5642-9o860p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Incidencia media para curso. La mascarilla es obligatoria a partir de 1º de primaria.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además, probablemente la mayoría de los contagios no se produjeron dentro del grupo burbuja, ya que en un 57 % de las ocasiones en las que se identificó un caso en un aula no apareció ningún otro caso. En infantil este porcentaje fue incluso mayor, del 70%.</p>
<p>Quizás la comparación más relevante para analizar el impacto de la obligatoriedad de llevar mascarillas en la escuela sea estudiar las diferencias de transmisión entre el último curso de infantil (5 años, mascarilla no obligatoria) y el primer curso de primaria (6 años, mascarilla obligatoria). Las edades son tan cercanas que se minimiza el efecto que puede ejercer la edad en la transmisión. </p>
<p>El resultado es que no hay diferencias significativas entre P5 y el primer año de educación primaria en relación a los indicadores de transmisión del SARS-CoV-2 analizados.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455267/original/file-20220330-6039-10kkxvg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455267/original/file-20220330-6039-10kkxvg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455267/original/file-20220330-6039-10kkxvg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455267/original/file-20220330-6039-10kkxvg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455267/original/file-20220330-6039-10kkxvg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455267/original/file-20220330-6039-10kkxvg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455267/original/file-20220330-6039-10kkxvg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Tasa de ataque secundario y número reproductivo efectivo en el último curso de infantil y primero de primaria.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Incluso asumiendo que el aumento de la tasa de ataque secundario con la edad observado en los cursos de primaria debiera mantenerse en los cursos de infantil, el ligero incremento entre lo observado y lo esperado en P5 no es estadísticamente significativo. Por el contrario, los datos de P3 y P4 sugieren valores inferiores a los esperados. </p>
<p>Las diferencias de TAS y R* entre los valores observados y esperados en P5 podrían explicarse por la diferente obligación del uso de mascarillas entre infantil y primaria, pero también puede influir la diferente dinámica del aula en educación infantil y en primaria, que implica un contacto más estrecho entre los niños a edades más tempranas.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455617/original/file-20220331-17-4a0da2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455617/original/file-20220331-17-4a0da2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455617/original/file-20220331-17-4a0da2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455617/original/file-20220331-17-4a0da2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455617/original/file-20220331-17-4a0da2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455617/original/file-20220331-17-4a0da2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455617/original/file-20220331-17-4a0da2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Porcentaje de brotes con algún caso secundario.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A pesar de que la mascarilla no era obligatoria entre los alumnos de infantil, la menor transmisión del SARS-CoV-2 en estas edades puede estar asociada a la <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fimmu.2021.741639/full">respuesta inmunológica innata</a>, que evoluciona hacia un patrón de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2211124721012274">respuesta inmunológica similar al de los adultos cuando el niño entra en la etapa de primaria</a>. </p>
<p>Otra posibilidad es que las mascarillas utilizadas tengan poca capacidad de contención de partículas, ya sea por el material o por un ajuste en general defectuoso en un entorno infantil, debido al gran número de horas de interacción. En cualquier caso, no parece razonable exigir a un niño de primaria que lleve todo el día una mascarilla con el mismo cuidado que un adulto.</p>
<h2>¿Debe ser obligatoria la mascarilla para los niños de primaria?</h2>
<p>A la vista de los datos analizados se puede concluir que la evidencia científica no apoya la obligación del uso de la mascarilla en la etapa de primaria porque esta política no ha demostrado una reducción significativa de la transmisión del virus en comparación con los cursos de infantil.</p>
<p>Los resultados son similares a los encontrados en otros <a href="https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/1055639/Evidence_summary_-_face_coverings.pdf">estudios</a>, que observan una menor efectividad en entornos escolares que en los estudios en laboratorio. </p>
<p>Por el contrario, sí observan diferencias otros <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7039e1.htm">estudios de tipo ecológico</a> en los que se comparaban diferentes regiones con diferente política respecto al <a href="https://publications.aap.org/pediatrics/article/doi/10.1542/peds.2022-056687/185379/School-Masking-Policies-and-Secondary-SARS-CoV-2">uso de mascarillas en la escuela</a>. Sin embargo, este tipo de estudios ecológicos deben ser interpretados siempre con cautela por su alto riesgo de estar afectados por variables no controladas. Por ejemplo, el <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/downloads/your-health/COVID-19-Steps-for-Determining-Close-Contact-Quarantine-K-12-html.pdf">CDC de los Estados Unidos define el contacto estrecho</a> (y por tanto la búsqueda de casos secundarios) de forma diferencial, ya que no considera como contacto estrecho los que se dan entre 3 y 6 pies de distancia cuando los alumnos usan mascarilla.</p>
<p>En el estudio realizado en las escuelas de Cataluña, de hecho, no se observan diferencias significativas en indicadores de transmisión entre alumnos con uso obligatorio y alumnos sin él. Es evidente que durante el periodo analizado podría haber niños de infantil con mascarilla en el aula porque así lo decidieron sus padres, pero probablemente no suponía un porcentaje importante de los niños. Además, el estudio solo pretende mostrar si la obligación de llevar mascarillas en las aulas de primaria ha sido efectivo para reducir la transmisión de manera significativa. </p>
<p>Aunque hay muchos factores que pueden jugar un papel en el resultado observado (dificultades de uso y ajuste, menor incidencia en niños, tiempo de uso demasiado prolongado, tipo de mascarilla, diferencias con otros entornos como el hospitalario o residencial), a la luz de este estudio no parece que la medida (la obligación de uso de mascarillas en las aulas) en el entorno escolar haya sido efectiva.</p>
<p>En resumen, si bien hay estudios que muestran que las mascarillas, como tecnología, son eficaces para filtrar un gran porcentaje de partículas y virus, esto no significa que su uso obligatorio en entorno escolar sea efectivo para reducir la transmisión. La diferencia entre eficacia y efectividad es una cuestión importante a tener en cuenta en salud pública. </p>
<hr>
<p><em>Este artículo ha sido escrito en colaboración con <a href="https://twitter.com/tonisoriano66/status/1500951814354710537?s=20&t=TMhaahnEN96GlVKtlZyzzw">todos los autores</a> del <a href="https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=4046809">estudio</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/178968/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David Pino González ha recibido fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación. </span></em></p>Un estudio sugiere que la obligación de uso de mascarillas en las aulas de primaria Cataluña no ha sido efectiva para disminuir la transmisión.David Pino González, Profesor agregado, Departamento de Física, Universitat Politècnica de Catalunya - BarcelonaTechLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1768392022-02-22T19:26:00Z2022-02-22T19:26:00Z¿Los regalos hacen realmente felices a los niños?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/445440/original/file-20220209-416-1wkaf9k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=53%2C11%2C1443%2C927&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La experiencia del regalo inicia a los niños en el gran juego del consumo.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/fr/image-photo/happy-asian-child-arms-holding-shopping-1850308090">Surachet Khamsuk / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Muchos niños crecen en un entorno en el que el consumo es omnipresente. Desde muy pequeños, acompañan a sus padres a las tiendas, donde están expuestos a todo tipo de tentaciones, desde juguetes hasta dulces y atracciones.</p>
<p>Cuando se acercan los cumpleaños o las fiestas de fin de año, nunca les faltan ideas para la lista de juguetes que les gustaría recibir, y esperan con impaciencia desenvolver los paquetes.</p>
<p>Pero, al hacerles participar en el gran juego del consumo, ¿contribuyen realmente estos regalos a su felicidad presente y futura? ¿Acaso mimar a los niños no les lleva a querer más y más, a sentirse frustrados cuando no consiguen lo que quieren y a convertirse así en adultos perpetuamente insatisfechos?</p>
<p>En un estudio publicado en la revista <em>International Journal of Consumer Studies</em> examinamos los <a href="http://dx.doi.org/10.1111/ijcs.12674">vínculos entre los regalos recibidos en la infancia y los sentimientos de felicidad</a> en la edad adulta. Los resultados nos muestran lo complejo que es el tema y lo importante que es dar sentido a lo que ofrecemos.</p>
<h2>El patrón de regalo</h2>
<p>En primer lugar, hay que recordar que los padres son unos <a href="https://doi.org/10.1086/209559">agentes de socialización en el consumo</a> muy importantes. Los niños van a adquirir de ellos sus primeros referentes y hábitos en este ámbito.</p>
<p>Estudios realizados en Estados Unidos han demostrado que cuando los progenitores utilizan sistemáticamente <a href="https://doi.org/10.1086/680087">regalos para recompensar o consolar a sus hijos</a>, es más probable que los pequeños se vuelvan más materialistas, es decir, tenderán a juzgar a los demás, así como a sí mismos, en función de las posesiones materiales.</p>
<p>En general, las personas materialistas hacen de la adquisición de bienes un objetivo vital central, y creen implícitamente que es a través de la riqueza material como se puede alcanzar la felicidad. Sin embargo, muchos estudios han demostrado que cuanto más materialistas somos, <a href="https://doi.org/10.1037/a0037409">menos felices nos sentimos</a>.</p>
<p>Entonces, ¿cómo interfieren estos regalos en la educación? ¿Privar a los niños de este tipo de recompensas es una buena manera de afrontar el materialismo y la insatisfacción?</p>
<p>Según <a href="http://dx.doi.org/10.1111/ijcs.12674">nuestro estudio</a>, esta experiencia de intercambio de regalos promueve la formación de un “esquema de los regalos” en el niño, es decir, una representación mental relativamente bien organizada de los elementos esenciales del ritual. De este modo, el pequeño aprende que dar y recibir es una respuesta adecuada a los distintos acontecimientos, éxitos y fracasos, que se producen en la vida.</p>
<p>A medida que el joven crece, la reproducción de este patrón se generaliza a los regalos que se hará a sí mismo. El <a href="https://www.emerald.com/insight/content/doi/10.1108/JCM-05-2015-1417/full/html">autorregalo</a> es la práctica de regalarse un producto, una salida o un viaje para celebrar acontecimientos especiales o para sentirse mejor tras un fracaso o una decepción. Esto nos hace <a href="https://www.acrwebsite.org/volumes/7471">aún más materialistas</a>, y por lo tanto, <a href="https://doi.org/10.1016/j.paid.2014.02.009">menos felices</a>.</p>
<h2>Compartir palabras y tiempo</h2>
<p>Todo es una cuestión de equilibrio. El intercambio de regalos no es un ritual que deba descuidarse, ya que remite a una forma de compartir entre padres e hijos y permite construir momentos especiales. Es una forma eficaz de aprender, de forma implícita, la importancia de establecer buenas relaciones con los demás.</p>
<p>Hacer regalos puede contribuir a la sociabilidad de los niños y, por tanto, a que se sientan <a href="https://doi.org/10.1111/1467-9280.00415">más felices</a>. Pero la experiencia no tendrá el mismo efecto según el tipo de crianza en el que se inscriba, especialmente el <a href="https://doi.org/10.1086/209025">tipo de comunicación familiar</a>. Es el tiempo que se ofrece al pequeño y el discurso que acompaña al regalo lo que lo hace valioso.</p>
<p>Si cedemos sistemáticamente a los deseos expresados por un niño de tal o cual juguete, objeto o golosina, dejamos poco espacio para el diálogo y el intercambio en torno al simbolismo del regalo. Esto refuerza involuntariamente un cierto sentimiento de inseguridad que conduce a valores materialistas: los pequeños que sienten que han decepcionado a sus padres tenderán a buscar consuelo en sus posesiones materiales.</p>
<p>En cambio, si el intercambio material va acompañado de una comunicación real, el regalo se convierte en una oportunidad para forjar fuertes vínculos en torno a un objeto que se convierte en símbolo, encarnando un logro o un recuerdo. Las relaciones familiares se calman entonces, la sensación de inseguridad se reduce considerablemente y las tendencias materialistas del joven consumidor se frenan. Los resultados de nuestra investigación sugieren que <a href="http://dx.doi.org/10.1111/ijcs.12674">este esfuerzo de comunicación es beneficioso</a> para todos.</p>
<p>Por tanto, es saludable hacer presentes a su hijo, pero esto no significa que deba darle todo lo que quiera. Lo importante es pasar tiempo de calidad con él y hacer que el intercambio de regalos tenga sentido.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/176839/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Les auteurs ne travaillent pas, ne conseillent pas, ne possèdent pas de parts, ne reçoivent pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'ont déclaré aucune autre affiliation que leur organisme de recherche.</span></em></p>Más que el regalo, ¿y si fuera el discurso que lo acompaña y el tiempo que se ofrece al niño lo que lo hace valioso?Dania Mouakhar-Klouz, Maîtresse de conférences en marketing, IAE Rouen Normandie - Université de Rouen NormandieAlain d'Astous, Professeur honoraire en marketing, HEC MontréalLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1747222022-02-02T19:12:44Z2022-02-02T19:12:44ZHuérfanos digitales: Diez riesgos de crecer en internet<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/443221/original/file-20220128-23-pbeph4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C444%2C5938%2C3351&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/asian-child-watching-phone-on-road-2006884100">Shutterstock / Tapati Rinchumrus</a></span></figcaption></figure><p>A estas alturas del siglo XXI, cuando se cumplen cien años del apogeo de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad_de_masas">Sociedad de Masas</a>, se sabe que los medios de comunicación determinan el conocimiento de las personas, en la medida en que transforman nuestra capacidad de percibir la realidad. </p>
<p>Como advirtió <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Walter_Lippmann">Walter Lippmann</a> en <a href="https://www.gutenberg.org/cache/epub/6456/pg6456.html">1922</a>, “estamos aprendiendo a ver mentalmente porciones muy vastas del mundo que nunca podremos llegar a observar, tocar, oler, escuchar ni recordar”. Advertencia de la que se infiere una idea sencilla, pero revolucionaria: la mayor parte de nuestro conocimiento del mundo exterior no procede de nuestra experiencia directa, sino del relato que otras personas nos trasmiten sobre ese mundo.</p>
<p>La importancia de este pensamiento radica en que la realización de nuestra ciudadanía –al menos en las democracias liberales– está directamente condicionada por la cantidad y, sobre todo, por la calidad de la información disponible. </p>
<p>Los actuales desórdenes informativos (noticias falsas, infodemia, infoxicación, dicursos del odio, filtros burbuja, cámaras de resonancia, etc.) son significativos porque constituyen la realidad social que percibimos, a partir de la cual actuamos y tomamos decisiones. Es inaplazable, por lo tanto, un profundo análisis sobre el modo en que las personas nos relacionamos con los medios.</p>
<h2>Simbiosis contenido / continente</h2>
<p>Desde que <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Marshall_McLuhan">McLuhan</a> nos persuadió de que “el medio es el mensaje”, asumimos que el canal condiciona, por un lado, el contenido; y por otro, el modo simbiótico en que nuestra mente lo descodifica. Es decir, el contenido es inseparable del continente. </p>
<p>En esta línea, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Giovanni_Sartori">Giovanni Sartori</a> teorizó en <a href="https://www.penguinlibros.com/es/economia-politica-y-actualidad/34037-libro-homo-videns-9788466342513"><em>Homo videns. La sociedad teledirigida</em></a> sobre cómo la televisión modifica la manera de interpretar el mundo por parte de las personas. ¿Qué implica, se preguntaba Sartori, que los niños de hoy aprendan a ver la televisión antes que a leer?</p>
<h2>Dos tesis opuestas: ¿supercapacidades o limitaciones?</h2>
<p>Veinticinco años después, la pregunta produce vértigo al observar la naturalidad con que los niños interactúan con las pantallas antes, incluso, de aprender a caminar. Este hecho formidable está en la base del debate entre quienes sostienen que internet nos convertirá en una especie más limitada (es la tesis de Nicholas Carr en <a href="https://www.unebook.es/es/libro/superficiales_123908"><em>Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?</em></a>); y quienes vislumbran un ser humano con capacidades nunca antes vistas (es la tesis de Jeroen Boschma e Inez Groen en <a href="https://www.unebook.es/es/libro/generacion-einstein_111809"><em>Generación Einstein: más listos, más rápidos y más sociables</em></a>).</p>
<h2>Inmigrantes, nativos y huérfanos digitales</h2>
<p>Al hablar de cómo interactuamos con la tecnología, resulta inevitable recurrir a la clasificación de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Marc_Prensky">Marc Prensky</a> sobre los “inmigrantes digitales” (adultos que han aprendido el lenguaje digital, pero que todavía recuerdan el analógico) y los “nativos digitales” (jóvenes de la Generación Z –nacidos después de 1985– para quienes lo digital es su lengua materna).</p>
<p>En la medida en que el ecosistema digital ha cambiado la forma de comunicarnos, la brecha de la nuevas generaciones con la de sus padres será considerada una de las mayores de la historia. Esta desconexión entre padres e hijos hace especialmente necesaria una adecuada formación en el uso de las nuevas tecnologías. </p>
<p>Sin adultos que acompañen a los más jóvenes en el proceso de socialización mediática que antaño se producía en el hogar de una manera natural, corremos el riesgo de que los “nativos digitales” acaben convertidos en “huérfanos digitales”.</p>
<p>La pantalla en la mano ha desterrado una escena cotidiana de las generaciones analógicas: la de la familia reunida ante una misma pantalla, compartiendo noticias, películas, series y programas de entretenimiento. Esta fotografía de color sepia contrasta con la actual imagen distópica que proyectan nuestros niños y adolescentes aislados, consumiendo terabytes de información, sin la referencia de un adulto que les acompañe, y les ayude a comprenderla, contextualizarla y darle valor.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C4977%2C2806&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C4977%2C2806&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/443220/original/file-20220128-21-fd9ds3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/human-life-social-distance-aerial-top-1689095167">Shutterstock / ultramansk</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Diez riesgos para las nuevas generaciones</h2>
<p>Ante este escenario, podemos sintetizar los diez principales riesgos a los que se enfrentan las generaciones venideras y que merecen que apostemos por una <a href="https://theconversation.com/seis-pautas-para-ayudar-a-nuestros-hijos-a-ser-digitalmente-competentes-142855">correcta alfabetización mediática</a> para fomentar el <a href="https://theconversation.com/como-fomentar-el-pensamiento-critico-170487">pensamiento crítico</a>.</p>
<ol>
<li><p><strong>Se ha perdido la jerarquía informativa</strong>. La cultura digital ha liquidado la función prescriptora del profesional de la información, como explica el filósofo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Byung-Chul_Han">Byun-Chul Han</a> en <a href="https://www.unebook.es/es/libro/en-el-enjambre_116989"><em>En el enjambre</em></a>. Las redes sociales sitúan cualquier mensaje en un plano de equivalencia intelectual, y ya nos cuesta distinguir lo importante de lo anecdótico.</p></li>
<li><p><strong>No sabemos quién habla</strong>. La celebrada democratización del acceso a los canales de comunicación de masas, antes privativos de una minoría profesional, ha traído como efecto inesperado el anonimato del emisor, anonimato sobre el que –dicho sea de paso– no existe la menor intención reguladora. Sin embargo, en la medida en que desconocemos quién nos habla, somos incapaces de intuir su intención comunicativa y de calibrar la calidad del mensaje.</p></li>
<li><p><strong>Más información, pero menos informativa</strong>. Asistimos a un proceso exponencial de acumulación de información que, a partir de cierto punto, se vuelve desinformación. El colapso de nuestra capacidad de asimilación provoca que, a partir de cierto punto, nuestro conocimiento no aumente de modo significativo. Aquí se hace valer el lema minimalista de “menos es más”.</p></li>
<li><p><strong>La tiranía de la brevedad</strong>. El código comunicativo de Internet es la inmediatez, entre otras razones porque la atención en las pantallas es extremadamente frágil. Esta circunstancia provoca que los hechos no puedan ser tratados con la profundidad y el contexto necesarios. Asistimos a una <a href="https://www.youtube.com/watch?v=YvENUtkIoAE"><em>twitterficación</em></a> o fragmentación del mundo en enunciados de 280 caracteres.</p></li>
<li><p><strong>Exceso de emotivismo</strong>. La monetización de los contenidos difundidos por Internet ha desencadenado una guerra sin cuartel por la atención del usuario. Esta batalla se libra a diario con contenidos emocionales, lo que está provocando un daño colateral: que las noticias relevantes tengan menos audiencia que las frívolas.</p></li>
<li><p><strong>Noticias falsas y desinformación</strong>. La propagación de bulos, de informaciones incompletas, descontextualizadas y de medias verdades merman la confianza de los ciudadanos hacia toda la información que circula por la esfera pública. Como se ha dicho muchas veces, el riesgo no es que las personas se crean eventualmente una noticia falsa, sino que dejen de creer en las noticias auténticas. En este sentido, se corre el riesgo de que un exceso de escepticismo entre los jóvenes devenga en una pérdida generalizada de la confianza en las instituciones.</p></li>
<li><p><strong>Cajas de resonancia mediática</strong>. La dieta informativa del usuario digital se elabora con los contenidos seleccionados por algoritmos opacos propiedad de compañías tecnológicas con intereses particulares. La sobreexposición de los jóvenes a unas redes sociales basadas en garantizar la homogeneidad de los contenidos mermará su capacidad crítica, al reducir la exposición a pensamientos diferentes.</p></li>
<li><p><strong>Polarización y discursos del odio</strong>. Al perder la perspectiva que ofrece una diversidad de planteamientos, los jóvenes tenderán a radicalizar los suyos propios, caldo de cultivo para los discursos del odio y la polarización ideológica.</p></li>
<li><p><strong>Espiral del silencio</strong>. La llamada cultura de la cancelación genera temas de los que parece que está prohibido hablar. La autocensura implica una pérdida de libertad y una merma del pensamiento crítico, en la medida en que los jóvenes sienten miedo a salirse de la corriente dominante.</p></li>
<li><p><strong>Dictadura del “me gusta”</strong>. Uno de los principales riesgos para los menores es el desarrollo de su personalidad en la <a href="https://www.reasonwhy.es/actualidad/arena-media-tech-trends-2019-laura-riestra-autoestima">cultura de la aceptación y del reconocimiento constante</a>. Los efectos sobre la autoestima son devastadores, como muestra el documental <a href="https://www.thesocialdilemma.com/"><em>The Social Dilemma</em></a>.</p></li>
</ol>
<p>En definitiva, afrontamos tiempos convulsos y de cambios veritiginosos en todos los órdenes de la vida. Como nuestros antepasados de hace un siglo, miramos al futuro conscientes de que el mundo de ayer se desvanece y de que algo nuevo está a punto de empezar. </p>
<p>Somos una sociedad hiperconectada e hipermediatizada como ninguna antes en la historia. Por eso resulta perentoria la alfabetización mediática, es decir, fomentar el pensamiento crítico, que no supone sino madurar y, como señala <a href="https://youtu.be/4KfseZJVZuQ">Jonathan Haidt</a> en <em>La transformación de la mente moderna</em>, “aceptar que la vida es conflicto y la democracia es debate”. Hay que estar preparados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174722/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Solano Altaba recibe fondos de la Comunidad de Madrid y el Fondo Social Europeo como miembro del equipo de investigación del programa de actividades de investigación PROVULDIG-2: "Nuevos escenarios de vulnerabilidad digital: alfabetización mediática para una sociedad inclusiva" (Ref. H2019/HUM-5775). Más información en <a href="http://www.provuldig2.com">www.provuldig2.com</a></span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ignacio Blanco-Alfonso recibe fondos de la Comunidad de Madrid y el Fondo Social Europeo como Investigador Principal del programa de actividades de investigación PROVULDIG-2: "Nuevos escenarios de vulnerabilidad digital: alfabetización mediática para una sociedad inclusiva" (Ref. H2019/HUM-5775). Más información en <a href="http://www.provuldig2.com">www.provuldig2.com</a> </span></em></p>Los jóvenes han nacido en internet y crecen inmersos en él como medio casi exclusivo con el que conocer el mundo. Sin un acompañamiento adecuado, se enfrentan a una serie de riesgos sin precedentes.María Solano Altaba, Profesora de la Facultad de Humanidades y CC. Comunicación Universidad CEU San Pablo, Universidad CEU San PabloIgnacio Blanco-Alfonso, Catedrático de Periodismo de la Universidad CEU San Pablo (Madrid, España), Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1697722021-10-17T19:10:23Z2021-10-17T19:10:23Z¿Son las aplicaciones de música herramientas educativas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/426518/original/file-20211014-15-6baeus.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4237%2C2820&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/people-technology-leisure-concept-happy-african-423426409">Shutterstock / Syda Productions</a></span></figcaption></figure><p>En la actualidad encontramos a nuestra disposición un sinfín de aplicaciones (<em>apps</em>) musicales que permiten tanto a niños como mayores interactuar con el material musical de una forma nunca antes experimentada.</p>
<p>Bajo la etiqueta de educativas, o con la excusa del aprendizaje, los usuarios de estas aplicaciones no son conscientes de que en numerosas ocasiones funcionan como entretenimiento, pero no podrían ser consideradas herramientas educativas. La mayoría de las aplicaciones de música resultan poco originales, repetitivas y, sobre todo, no permiten la consecución de logros, ni librerías que ayuden al aprendizaje de la música, por lo que podremos usarlas como herramientas de entretenimiento pero su valor educativo resulta ínfimo.</p>
<h2>Un cambio de concepto: <em>Apprendizaje</em></h2>
<p>El uso de los dispositivos móviles ha cambiado sin duda nuestra manera de relacionarnos, pero también la forma en la que usamos y accedemos a la información. Antes de cumplir los 10 años, la mayoría de los niños en España tienen <a href="https://www.revistacomunicar.com/pdf/comunicar36.pdf">acceso a todo tipo de pantallas</a>. La adquisición de conocimientos va mucho mas allá del aula, superando barreras de espacio y tiempo.</p>
<p>Las redes sociales y el manejo de las aplicaciones han modificado también de forma irremediable los procesos de enseñanza y aprendizaje, tanto en los contextos formales como informales. </p>
<p>Dentro de esta modificación de los procesos de enseñanza y aprendizaje, uno de los cambios fundamentales es el uso de las aplicaciones, que funcionan como recursos intuitivos, útiles y sencillos. <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/view/55917">Algunos expertos</a> alaban las aplicaciones para dispositivos móviles que facilitan herramientas, actividades y fuentes de información que se emplean en la vida cotidiana con la finalidad de aprender. Es lo que denominan <em>Apprendizaje</em>, y las enmarcan en lo que denominan “Entorno de Aprendizaje Personal” (PLE).</p>
<h2>¿Cómo son las ‘apps’ de música?</h2>
<p>En la actualidad, existe un mercado en expansión de aplicaciones para el aprendizaje de la música en contextos informales. La mayoría de las aplicaciones han sido desarrolladas o actualizadas en 2021 y no son gratuitas en su totalidad. Esto nos hace pensar que existe un claro negocio en el ámbito de las aplicaciones educativas en todas las áreas del aprendizaje.</p>
<p>Teniendo en cuenta el nicho de mercado al que están dirigidas, las familias tienden a comprar este tipo de contenidos por considerarlos pedagógicos y no entenderlos únicamente como aplicaciones de entretenimiento. </p>
<p>Tras analizar numerosas aplicaciones musicales, se observa que la mayoría permiten una adaptación a varios niveles y edades, aunque las clasificaciones por edades que incluyen no resultan un indicador fiable ni se adaptan en muchas ocasiones al <a href="https://www.revistacomunicar.com/index.php?contenido=detalles&numero=46&articulo=46-2016-08">desarrollo psicoevolutivo</a> de los niños. Tampoco existe un diseño didáctico.</p>
<h2>Universalidad vs personalización</h2>
<p>La mayoría de estas aplicaciones están creadas para ambos sistemas operativos (iOS y Android), lo que da acceso a esta experiencia a una mayor población y promueve la igualdad de oportunidades. Sin embargo, la accesibilidad y la navegabilidad resultan extremadamente pobres: no es posible personalizarlas y no se adaptan a las características evolutivas del público infantil. </p>
<p>En cuanto a su contenido, trabajan contenidos curriculares del bloque de la escucha. Lo hacen fundamentalmente a través de la escucha activa de obras clásicas populares, donde el usuario interactúa con elementos gráficos haciendo la experiencia más agradable y lúdica. Es minoritaria la creación de contenido.</p>
<p>Otra de las áreas mas trabajadas es la interpretación instrumental: a través de la interacción, el usuario toca diferentes instrumentos o trabaja con bases pregrabadas creando sus propias composiciones. </p>
<p>En prácticamente todas las aplicaciones se realiza una combinación de relatos gráficos y sonoros. Las aplicaciones para la educación auditiva no cuentan con los gráficos, ya que este tipo de formación únicamente precisa soporte sonoro.</p>
<h2>¿Cómo elegir?</h2>
<p>La valoración de los usuarios respecto a la satisfacción con la experiencia de manejo de la aplicación no sirve como indicador didáctico o pedagógico. Según nuestras propias investigaciones, proponemos una serie de criterios que permitan a padres, profesores y desarrolladores seleccionar aplicaciones que apoyen la formación musical, tanto en contextos informales como en el contexto de aula: </p>
<ol>
<li><p>Las librerías de sonidos deben ser lo más realistas y afinadas posible, para poder ayudar a que la identificación sonora y la educación auditiva se desarrollen de forma correcta. En este sentido las aplicaciones niveladas de educación auditiva de la <a href="https://es.abrsm.org/en/">ABRSM</a> (Asociación de Reales Escuelas de Música, una asociación con sede en Londres) resultan una ayuda complementaria muy eficaz para el desarrollo del oído.</p></li>
<li><p>Deben indicar qué área de la didáctica de la música trabajan y fomentar estrategias de enseñanza y aprendizaje a través de la toma de decisiones con posibilidad de autocorrección. En este caso, un buen ejemplo es la aplicación <a href="https://www.meludia.com/es/">Meludia</a>, que de forma muy eficaz, clara y precisa determina exactamente qué área de la educación auditiva se está trabajando además de nivelar los conocimientos de forma progresiva. </p></li>
<li><p>Deben promocionar los logros y las creaciones en redes sociales y la posibilidad del juego en línea. En este caso podemos tomar como modelo la <em>app</em> <a href="https://www.incredibox.com/es/">Incredibox</a>, que permite compartir las creaciones con otros usuarios, guardarlas y fomentar un aprendizaje cooperativo.</p></li>
<li><p>En el caso de las aplicaciones de creación e improvisación, se deben fomentar espacios libres para la creación y la experimentación. Se recomienda que incluyan la posibilidad de aprendizaje guiado. Los recursos educativos deben emplear sonidos realistas y afinados, y, en caso de tener gráficos, éstos no deben contradecir al sonido. Una aplicación de referencia con librerías en constante actualización y que facilita la creación y grabación de contenidos musicales es sin duda “Garage band”.</p></li>
</ol>
<p>Resulta fundamental la supervisión de expertos del ámbito musical en el desarrollo de este tipo de recursos. De esta manera, estas aplicaciones se pueden convertir en verdaderas herramientas educativas con garantía formativa.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/169772/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sara Domínguez Lloria no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Numerosas aplicaciones para móvil o tableta prometen ser educativas en el terreno de la música, aunque pocas realmente tienen una orientación didáctica experta. Analizamos las mejores.Sara Domínguez Lloria, Profesora del Área de didáctica de la expresión musical. Facultad de ciencias de la educación y del deporte., Universidade de VigoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1686792021-10-13T18:49:54Z2021-10-13T18:49:54Z¿Qué dibujaban los niños durante la Guerra Civil?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/425415/original/file-20211008-25-1cy7flg.JPG?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3318%2C2372&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Dibujo Pilar Marcos García. 12 años. Teatro de la colonia del Balneario de Bellús, Valencia.</span> <span class="attribution"><span class="source">Cortesía de Ramón Soley Ceto.</span>, <span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>Para salvaguardar la vida de los niños durante la Guerra Civil Española (1936-1939), las autoridades republicanas desarrollaron evacuaciones masivas con dirección a colonias situadas en suelo republicano o en el extranjero. En estos oasis de tranquilidad los niños vivían, estudiaban, jugaban, cantaban y dibujaban sus vivencias a lo largo de la conflagración, como los cines y teatros.</p>
<p>En el libro <em>La infancia en la Guerra Civil española (1936-1939)</em> (<a href="https://www.umaeditorial.uma.es/noticia/la-infancia-en-la-guerra-civil-espanola-1936-1939-mejor-monografia-en-ciencias-sociales/">mejor monografía en Ciencias Sociales</a> en los XXIII Premios Nacionales de Edición Universitaria) hemos analizado los dibujos de los hijos de los republicanos por dos razones: ausencia de dibujos infantiles realizados bajo la protección franquista y mayor sufrimiento bélico. </p>
<h2>Infancia y guerra</h2>
<p>Comenzada la contienda, la vida cotidiana desapareció y <a href="https://www.unive.it/pag/fileadmin/user_upload/dipartimenti/DSLCC/documenti/DEP/numeri/n3/26-El_instante_congelado.pdf">la infancia</a>, junto con el resto de los ciudadanos, tuvo que adaptarse al ambiente bélico: escasez de alimentos, aumento de enfermedades, sufrimiento por los bombardeos, alistamiento de sus padres y hermanos de más edad, fusilamiento de familiares por el bando contrario, cierre de las escuelas, lesiones físicas irreparables, huida del hogar junto a sus padres hacia zonas sin guerra o evacuaciones infantiles multitudinarias hacia <a href="http://www.memoria-antifranquista.com/wp-content/uploads/2014/10/ROSAL%C3%8DA-CREGO-NAVARRO-La-colonias-escolares-durante-la-Guerra-Civil.pdf">colonias diseñadas por organismos competentes</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/425452/original/file-20211008-15798-j3x16m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/425452/original/file-20211008-15798-j3x16m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/425452/original/file-20211008-15798-j3x16m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/425452/original/file-20211008-15798-j3x16m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/425452/original/file-20211008-15798-j3x16m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/425452/original/file-20211008-15798-j3x16m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/425452/original/file-20211008-15798-j3x16m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/425452/original/file-20211008-15798-j3x16m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Dibujo de Antonio Luna. Función teatral en la colonia o residencia infantil número 6 ‘San Juan’, Alicante.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Cortesía BNE.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Para evitar las huidas desorganizadas de las familias de las zonas de combate, <a href="http://portal.ugt.org/fflc/exposiciones/ninosguerra/ninos00.htm">la República diseñó</a> un protocolo de evacuación con la intención de controlar el traslado a la colonia y su funcionamiento. <a href="https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/79436/La_asistencia_a_la_infancia_en_la_Guerra.pdf;jsessionid=C066C3DD9B6310BC6736377269C36A97?sequence=1">Las colonias</a> dependían de las Brigadas Internacionales, el Gobierno central, partidos políticos y sindicatos adscritos a la República. </p>
<p>Pero ante el avance incontenible del ejército franquista, las autoridades republicanas, ayudadas por organizaciones extranjeras, tuvieron que planificar expediciones con dirección a Francia, Bélgica, Gran Bretaña (Inglaterra), Dinamarca, la Unión Soviética, Suiza o México, principalmente. Checoslovaquia y Suecia también colaboraron, pero rigiendo colonias en suelo francés.</p>
<h2>Dibujos infantiles de la guerra</h2>
<p>Todo dibujo infantil es irrepetible y universal. Son pinceladas dignas de analizar porque muestran al observador las consecuencias autobiográficas durante la guerra. A veces es más fácil para los niños dibujar que narrar verbalmente sus propias experiencias. </p>
<p>Durante la guerra española, los combatientes y la población civil sufrieron de forma directa los bombardeos aéreos que mordían con saña las ciudades sobrevoladas. Por este motivo, la Guerra Civil española se transformó, a nivel mundial, en <a href="https://www.iberlibro.com/Draw-Pictures-Childrens-Art-Wartime-Spanish/30959461183/bd">la primera guerra moderna dibujada por niños</a>. Y, en algunos casos, los niños se transformaron en reporteros de guerra, cuyas escenas son dignas de ser <a href="https://core.ac.uk/reader/55280879">estudiadas por historiadores</a>, militares, psicólogos, pedagogos, sanitarios. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/425450/original/file-20211008-18-vruono.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/425450/original/file-20211008-18-vruono.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/425450/original/file-20211008-18-vruono.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/425450/original/file-20211008-18-vruono.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/425450/original/file-20211008-18-vruono.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/425450/original/file-20211008-18-vruono.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/425450/original/file-20211008-18-vruono.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/425450/original/file-20211008-18-vruono.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Dibujo de Ángel Rodríguez González, 10 años. Bombardeo del Teatro Calderón, Madrid.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Cortesía BNE.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Se ha hecho mucha publicidad a las fotografías de los reporteros de guerra que cubrieron la conflagración española (Robert Capa, Gerda Taro, Agustí Centelles), pero hay que subrayar que ellos se limitaron a pulsar el disparador de sus cámaras. En cambio, los niños tuvieron que retener en su memoria los acontecimientos para dibujarlos, lo que les supuso mayor dificultad y esfuerzo psicomotórico y cognitivo.</p>
<p>El número de temas existentes en los dibujos fue amplio: bombardeos aéreos y artilleros, frentes de combate, ambulancias, hospitales, colas para conseguir alimentos, cadáveres desparramados por los suelos, edificios colapsados, etc. Incluso dibujaron también sus <a href="https://www.umaeditorial.uma.es/libro/el-dibujo-infantil-de-la-evacuacion-durante-la-guerra-civil-espanola-1936-1939_679/">evacuaciones</a>, <a href="http://albavolunteer.org/wp-content/uploads/2011/06/03.GUERRA-Y-M%C3%9ASICA.pdf">el impacto de la música</a> y los medios de comunicación cotidianos: <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/ESMP/article/view/47050/44121">la prensa y la radio</a>.</p>
<p>Los dibujos consiguieron tres objetivos:</p>
<ol>
<li><p>Disminuir el impacto de la guerra en la mente infantil.</p></li>
<li><p>Reblandecer la sensibilidad pública extranjera hacia la población civil. </p></li>
<li><p>Conseguir dinero con la venta de los dibujos expuestos en exposiciones internacionales (New York, Boston, etc.) con la intención de remitir la recaudación a la República en beneficio de las colonias infantiles.</p></li>
</ol>
<h2>Cines y teatros dibujados</h2>
<p>En 32 dibujos hemos detectado la presencia de las atracciones más divertidas para la infancia: el cine y el teatro. Pero en unas ocasiones estas salas se ven rodeadas por la espiral destructiva bélica.</p>
<p>Algunos dibujantes no tuvieron la precaución de detallar el lugar en el que se llevaron a cabo las funciones cinematográficas o teatrales. En cambio, otros sí que lo anotaron y se pueden distinguir el Cine-Teatro Gran Metropolitano, Cine San Carlos, Cine Montecarlo, Cine Ventas o el Cine Gran Vía en Madrid; el Teatro Echegaray en Onteniente (Valencia) o el Cinema Snt. Esprit en Bayona (Francia).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/425451/original/file-20211008-13-1bimmfv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/425451/original/file-20211008-13-1bimmfv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/425451/original/file-20211008-13-1bimmfv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=472&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/425451/original/file-20211008-13-1bimmfv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=472&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/425451/original/file-20211008-13-1bimmfv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=472&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/425451/original/file-20211008-13-1bimmfv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=593&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/425451/original/file-20211008-13-1bimmfv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=593&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/425451/original/file-20211008-13-1bimmfv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=593&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Dibujo de Mercedes Rodríguez, 14 años. Realizado en la colonia escolar de Nules, Castellón de la Plana. Función cinematográfica.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Cortesía de Ramón Soley Ceto.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los niños también sintieron interés por dibujar las funciones teatrales en los colegios, las salas comerciales y las colonias de acogimiento, estas últimas alejadas de la familia y del estruendo de la guerra. En unas ocasiones, disfrutaron de la velada aplaudiendo las actuaciones de sus compañeros; en otras, se convirtieron ellos mismos en protagonistas desempeñando diversos papeles a lo largo de la función. </p>
<p>Con estos festivales se lograron dos finalidades: entretener a la infancia recluida en tiempos de guerra y recaudar dinero procedente de los espectadores con la intención de sufragar parte de los gastos de la colonia o de otras instituciones infantiles. </p>
<h2>‘Cines y puestos en el pueblo’</h2>
<p>Con 14 años Juan Ezquerro Ruiz fue evacuado de su ciudad de origen y alojado en la Residencia infantil en Onteniente (Valencia).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/424476/original/file-20211004-15-afyfqy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/424476/original/file-20211004-15-afyfqy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/424476/original/file-20211004-15-afyfqy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/424476/original/file-20211004-15-afyfqy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/424476/original/file-20211004-15-afyfqy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/424476/original/file-20211004-15-afyfqy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/424476/original/file-20211004-15-afyfqy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/424476/original/file-20211004-15-afyfqy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Dibujo de Juan Ezquerdo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">AAFAL. Universidad de Columbia.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El título de este dibujo es “Cines y puestos en el pueblo” y muestra la vida cotidiana de la plaza de esta localidad. En ella se observa un gran parque con el café-kiosco, el puesto de golosinas sostenido con dos caballetes, la patatería, el templete musical y el banco enfoscado de cal con el respaldo curvilíneo. Al fondo se ve la sede de la Confederación Nacional del Trabajo-Asociación Internacional de los Trabajadores (CNT-AIT) y el Teatro Echegaray. Si comparamos el dibujo con las fotografías no cabe duda de que este niño dibujó fotográficamente la Plaza de Pi y Margall (hoy, Plaza de Santo Domingo). </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/425431/original/file-20211008-15-1cbkwgl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/425431/original/file-20211008-15-1cbkwgl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/425431/original/file-20211008-15-1cbkwgl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=132&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/425431/original/file-20211008-15-1cbkwgl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=132&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/425431/original/file-20211008-15-1cbkwgl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=132&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/425431/original/file-20211008-15-1cbkwgl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=166&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/425431/original/file-20211008-15-1cbkwgl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=166&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/425431/original/file-20211008-15-1cbkwgl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=166&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fotografías de la plaza y el teatro.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Cortesía María Reig Beida, periódico LOCLAR, Onteniente, Valencia.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El cartel que aparece colgado de la fachada del cine muestra la pista central de un circo. Después de diversas averiguaciones descubrimos que la única película circense de la época en la que aparece una actuación semejante a la dibujada sucede en la película soviética <em>El circo</em> de Grigori Aleksándrov de 1936.</p>
<h2>Escuela y cine bombardeados en Lérida</h2>
<p>El dibujo de Gonzalo Fernández carece de información: edad, fecha del dibujo, lugar en donde se hizo e identificaciones de la escuela y cine. Pero tuvo la iniciativa de escribir la acción de bombardeo: “Cincuenta niños muertos en una escuela de Lérida. ¡Brutos! ¡Cobardes! ¡Asesinos!”. La estampa es terrorífica; narra el bombardeo aéreo y el ametrallamiento de la población civil por parte de las tripulaciones que actuaron con saña y sin compasión en una ciudad abierta, sin protección aérea ni artillera. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/424477/original/file-20211004-27-xq1gds.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/424477/original/file-20211004-27-xq1gds.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/424477/original/file-20211004-27-xq1gds.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/424477/original/file-20211004-27-xq1gds.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/424477/original/file-20211004-27-xq1gds.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=432&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/424477/original/file-20211004-27-xq1gds.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/424477/original/file-20211004-27-xq1gds.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/424477/original/file-20211004-27-xq1gds.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=543&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Dibujo de Gonzalo Fernández.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Cortesía del coleccionista Ramón Soley Ceto.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La obra infantil abarca dos escenas que interaccionan entre sí: la primera, la acción de bombardeo y la segunda, las consecuencias de la incursión aérea: el derrumbe llameante de una escuela y de un cine, la intervención de una ambulancia con la Cruz Roja, los camilleros y los cadáveres esparcidos por el suelo. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/425441/original/file-20211008-22-cu3yzr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/425441/original/file-20211008-22-cu3yzr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/425441/original/file-20211008-22-cu3yzr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=889&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/425441/original/file-20211008-22-cu3yzr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=889&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/425441/original/file-20211008-22-cu3yzr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=889&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/425441/original/file-20211008-22-cu3yzr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1117&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/425441/original/file-20211008-22-cu3yzr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1117&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/425441/original/file-20211008-22-cu3yzr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1117&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Liceo Escolar bombardeado.</span>
<span class="attribution"><span class="source">España, Ministerio de Educación. Cultura y Deporte. Centro Documental de la Memoria Histórica. Archivo de Centelles.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Después de <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/els-bombardeigs-de-lleida_978-84-9883-619-6">analizar las nueve incursiones aéreas franquistas que experimentó Lérida</a>, que abarcan desde el 2 de noviembre de 1937 hasta el 3 de abril de 1938, pudimos averiguar que la parte derecha de la fachada del colegio privado Liceo Escolar colapsó ese fatídico día del 2 de noviembre en el que murieron 50 niños cuando estaban escolarizados. El dibujante incorpora la cruz gamada nazi a los dos grandes bombarderos para dar a entender que fueron aviones nazis. Sin embargo, los aparatos responsables fueron nueve trimotores italianos Savoia Marchetti SM-79. Estos aparatos poseían una joroba dorsal, que el dibujante reprodujo con gran precisión en sus dos trimotores, en la que se alojaba una ametralladora trasera.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/425445/original/file-20211008-14-1xi7y2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/425445/original/file-20211008-14-1xi7y2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/425445/original/file-20211008-14-1xi7y2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=157&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/425445/original/file-20211008-14-1xi7y2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=157&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/425445/original/file-20211008-14-1xi7y2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=157&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/425445/original/file-20211008-14-1xi7y2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=198&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/425445/original/file-20211008-14-1xi7y2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=198&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/425445/original/file-20211008-14-1xi7y2m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=198&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Savoia Marchetti SM-79.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Cortesía de Luis Fresno Crespo. Alcañiz Fresno's SA. Valladolid</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Según Gonzalo, el colegio y el cine comparten la misma fachada, pero la realidad es que ambos lugares no eran correlativos. Detectar el cine dibujado y bombardeado ha sido imposible porque a lo largo de esos nueve ataques aéreos todos los tejados de los cines de Lérida fueron ametrallados y destrozados. Como la escena dibujada carece de fecha no podemos afirmar con rotundidad la identidad del cine. Solo podemos asumir, con ciertas reservas, que sea el Cine-Teatro Victoria, bombardeado el 27 de marzo de 1938, seis días antes de que el ejército franquista se apoderara de la ciudad (3 de abril de 1938).</p>
<h2>Consideraciones finales</h2>
<p>No hay actividad escolar más atractiva para la infancia que coger una hoja arrancada de su cuaderno y ponerse a dibujar. Cuando los niños de la guerra que fueron evacuados de sus hogares llegaban a las colonias, dedicaban mucho tiempo a dibujar. Lo hacían a todas horas, incentivados por sus tutores o docentes. Algunos impresionados y atemorizados por los acontecimientos experimentados dibujaban esas experiencias y sus lágrimas, como si fueran bombas de aviación, caían en el papel humedeciendo la escena.</p>
<p>Deseo manifestar que al leer este artículo el lector está haciendo un homenaje a la infancia. Por ese motivo, los dibujos se merecen silencio, compasión, respeto, cariño y ternura hacia los niños de la guerra; ellos no tuvieron culpa de nada. Sus padres se limitaron a abrazar solo los colores rojo, amarillo y morado de la bandera republicana.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/168679/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Antonio Gallardo Cruz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La Guerra Civil Española se transformó, a nivel mundial, en la primera guerra moderna dibujada por niños. Y, en algunos casos, los niños se transformaron en reporteros de guerra.José Antonio Gallardo Cruz, Catedrático de Escuela Universitaria y Profesor Titular jubilado. Facultades de Psicología y Ciencias de la Educación. UMA., Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1678452021-09-23T19:46:13Z2021-09-23T19:46:13Z¿Cómo eligen los niños a sus amigos?<blockquote>
<p>“A mi vida le falta un tiempo.</p>
<p>Me falta tu risa, me aburro.</p>
<p>Me faltas tú, mi amigo, mi alter ego”.</p>
</blockquote>
<p>Lo cantaba Jean-Louis Aubert en 2001. Aunque esta canción no sea muy conocida por los niños –a menudo la asocian con “algo antiguo”, como me señalaron agradablemente durante una clase de música–, su título y su estribillo están, en cambio, muy presentes en su realidad cotidiana.</p>
<p>Ocurre sobre todo cuando se divierten clasificando a sus compañeros por nivel de afinidad en categorías tan diferentes, precisas y jerarquizadas como “mejor o verdadero amigo”, “amigo”, “compañero” o “sólo compañero”.</p>
<p>Al igual que las de los adultos, las <a href="http://www.theses.fr/2019SACLS046">prácticas afectivas y de amistad</a> de los niños no son en absoluto democráticas. A chicos y chicas les resulta muy difícil reconocer que pueden “enamorarse o incluso convertirse en mejores amigos” (sic) de cualquier persona, independientemente de su edad, sexo, actividades recreativas favoritas o apariencia.</p>
<h2>Las amistades mixtas son raras</h2>
<p>En el amor, como en la amistad, la figura del <em>alter ego</em> emerge muy rápidamente al analizar la sociabilidad infantil. La mayoría de los niños establecen vínculos con niños que se parecen a ellos en sus aspectos principales, es decir, en los que más obviamente distinguen y jerarquizan el patio de recreo, a saber, el sexo y la edad.</p>
<p>Tener la misma edad y ser del mismo sexo parecen ser las dos principales condiciones necesarias para la formación de los vínculos afectivos de los niños. Sin uno de ellos, no puede haber amistad, y mucho menos la “mejor amistad”. Son los principales factores entre los que los niños pueden elegir y seleccionar a sus compañeros o “amigos favoritos” en función de diferentes <a href="https://www.cairn.info/revue-geneses-2014-3-page-35.htm">criterios de evaluación y juicio</a>.</p>
<p>Independientemente de su edad, los niños declaran con mayor frecuencia tener amigos de su mismo sexo: es el caso de casi seis de cada diez niñas y siete de cada diez niños (en las escuelas y centros extraescolares estudiados). La proporción, para ambos sexos, se eleva al 80 % para los “mejores amigos”.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/364499/original/file-20201020-14-19ystqr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/364499/original/file-20201020-14-19ystqr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=319&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/364499/original/file-20201020-14-19ystqr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=319&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/364499/original/file-20201020-14-19ystqr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=319&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/364499/original/file-20201020-14-19ystqr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=400&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/364499/original/file-20201020-14-19ystqr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=400&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/364499/original/file-20201020-14-19ystqr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=400&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Los niños declaran con mayor frecuencia tener compañeros y amigos del mismo sexo que ellos.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Más sorprendente es que sólo el 20 % declara tener amistades mixtas, es decir, tener un grupo de amigos formado por tantos amigos del otro sexo como del mismo, y sólo el 10 % tiene tantos mejores amigos como mejores amigas.</p>
<p>¿Cómo podemos explicar este fuerte tropismo de niños y niñas hacia sus compañeros del mismo sexo? De sus comentarios se desprenden dos respuestas principales. La primera, y más frecuente, se refiere a razones prosaicas y, más ampliamente, al funcionamiento de las amistades de los niños.</p>
<p>Es difícil hacerse (mejor) amigo de un niño cuando no se comparten los mismos gustos, los mismos juegos y las mismas actividades, cuando no hay un terreno favorable para el desarrollo de una relación que se mantenga mínimamente en el tiempo. Tanto los chicos como las chicas coinciden en que los demás “juegan a juegos demasiado feos”, que “no son divertidos”, y que “siempre te aburres [cuando estás] con ellos y te molestan”.</p>
<p>La segunda razón, que suele expresarse a escondidas, pero que es igualmente importante, es el riesgo que supone para unos y otros el permanecer tranquilos, sin mostrar aburrimiento o vergüenza, en un pequeño grupo de niños, en su mayoría del otro sexo, a saber, el de ser llamado “novio de” o incluso “novio de” la persona equivocada, como relata Marion:</p>
<blockquote>
<p>En cuanto jugábamos con un chico, alguien decía: ‘Ah, estás enamorada’. Por ejemplo, jugando a El Gavilán, Elsa estaba charlando con Hugo, y enseguida creo que Lea, Sandra y no sé quién más empezaron a decir: ‘Oh, estáis enamorados’, porque estaban uno al lado del otro. Y en cuanto tenemos un novio, dicen: ‘¡Oh, qué vergüenza!’.</p>
</blockquote>
<h2>El peso de la clase y la edad</h2>
<p>Más allá de la coincidencia del sexo, las amistades infantiles se caracterizan por una homofilia muy fuerte de edad y, más concretamente, de nivel escolar. Casi el 90 % de los chicos y chicas dicen que la mayoría de sus amigos están en la misma clase que ellos. Por el contrario, muy pocos mencionaron tener amigos en cursos superiores al suyo (29 %) y aún menos en cursos inferiores (19 %).</p>
<p>Cuando se les preguntó por este fenómeno, los niños dijeron que era “porque los niños mayores nunca les dejan jugar con ellos, excepto cuando les falta gente para jugar al fútbol o a la comba. Pero si no es así, los mayores sólo juegan entre ellos. No nos quieren porque somos demasiado pequeños y no sabemos jugar al fútbol ni charlar” (Christophe, clase media).</p>
<p>Esta asociación entre ser demasiado pequeño y no ser lo suficientemente bueno o fuerte como para “tener derecho” a jugar con los niños mayores y a ser su amigo también está presente en las palabras de Mathias, que explica que no podría ser amigo “de los niños mayores” porque “juegan a cosas demasiado complicadas”.</p>
<p>En otras palabras, la razón por la que a los niños les resulta tan difícil hacerse amigos y, además, mejores amigos de niños que no son de su edad o que no pertenecen a su mismo género es que están poniendo en juego su reputación y su lugar en el patio.</p>
<p>Al jugar con niños más pequeños o con compañeros del otro sexo, no sólo se arriesgan a que se burlen de ellos, a que les llamen novios, les acusen de “querer hacerse los mayores” o, lo que es peor, a que les llamen “bebés”, sino, sobre todo, a que se vean desvalorizados al ser asociados con las figuras repulsivas de los bebés, los niños pequeños y, sobre todo, las niñas.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/364505/original/file-20201020-24-le1kli.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/364505/original/file-20201020-24-le1kli.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/364505/original/file-20201020-24-le1kli.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/364505/original/file-20201020-24-le1kli.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/364505/original/file-20201020-24-le1kli.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/364505/original/file-20201020-24-le1kli.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/364505/original/file-20201020-24-le1kli.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Los debates y juegos en el ámbito escolar están muy codificados.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Estas sanciones simbólicas, muy presentes en los juegos, recuerdan a los niños las reglas de la amistad y la necesidad de respetar la edad y el género. Sin embargo, no se imponen con la misma fuerza a todos.</p>
<p>Son sobre todo los niños y los niños mayores –como “reyes de la corte” (sic)– los que tienen más que perder, ya que es más insultante y degradante que se refieran a ellos como bebés y niñas que como niños y niños mayores, lo que subraya la existencia temprana de jerarquías y <a href="https://www.jstor.org/stable/190063?seq=1">desigualdades de edad y género</a>.</p>
<h2>El papel implícito de los adultos</h2>
<p>La forma de elegir a los amigos no es sólo una cuestión de elección de los niños o de la cultura infantil, sino que está vinculada al mundo de los adultos al menos de tres maneras. En primer lugar, es más probable que los niños y las niñas sean amigos de compañeros de su misma edad y sexo porque los profesionales de la educación tienden a agruparlos por género y grado, incluso en las actividades extraescolares.</p>
<p>Los niños de la misma edad y sexo pasan más tiempo juntos y, por lo tanto, tienen más oportunidad de conocerse, hablar y crear fuertes vínculos entre ellos.</p>
<p>En segundo lugar, porque los adultos contribuyen, a menudo sin darse cuenta, a promover normas de género y de edad que diferencian y jerarquizan a los niños. Por ejemplo, al distinguir los juegos o actividades para niños mayores, niños menores, niñas y niños según su nivel de dificultad o implicación física, dificultan la realización de actividades mixtas, e incluso animan a los niños a distinguirse para demostrar su edad o sexo.</p>
<p>Por último, los adultos influyen en las elecciones emocionales de los niños en la medida en que sus juicios y observaciones actúan como indicadores reales del valor intrínseco de los niños.</p>
<p>Al etiquetar a algunos niños como inteligentes, guapos o divertidos y a otros como sucios, problemáticos, revoltosos o dispersos, influyen en gran medida en la reputación y en la jerarquía de los niños en el patio y, por tanto, configuran el mercado de la amistad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167845/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Kevin Diter ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.</span></em></p>Al igual que los adultos, los niños están lejos de ser democráticos en lo que respecta a las amistades y son muy sensibles a los juicios de quienes les rodean.Kevin Diter, Post-Doctorant, Chaire « enfance, bien-être et parentalité », École des hautes études en santé publique (EHESP) Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1673792021-09-13T18:54:24Z2021-09-13T18:54:24ZMochilas escolares: Cómo escoger la más adecuada para evitar dolores<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/420731/original/file-20210913-20-15fgcgz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5080%2C3376&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-elementary-school-kids-running-back-388657213">Shutterstock / Monkey Business Images</a></span></figcaption></figure><p>La vuelta al colegio implica observar por las calles a niños y niñas caminando con mochilas cargadas de material escolar. Se utiliza especialmente en los países desarrollados, <a href="https://en.x-mol.com/paper/article/1405637994635276288">donde el 90 % de escolares usa mochila</a> cuando se dirige a su escuela. </p>
<p>Al observarlos, nos preguntamos si ese exceso de peso cargado a sus hombros tendrá un efecto nocivo sobre su salud. La respuesta es clara: el uso indebido de este accesorio puede ser nocivo y perjudicial para nuestros hijos e hijas. Por ello, un escolar no debería cargar nunca más del 10 o 15 % de su peso corporal <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33604266/">en la mochila</a>.</p>
<p>Se ha <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33604266/">asociado</a> la aparición de dolores en la parte baja de la espalda o lumbalgias en niños con el exceso de peso transportado. Especialmente, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28128781/">entre los 10 y 12 años</a>. Esto sucede porque en estas edades, sus mochilas tienden a cargar con más peso del recomendado en proporción al desarrollo de su peso corporal.</p>
<h2>Claves para elegir la mochila más adecuada</h2>
<p>La clave en la elección de la mochila está en que pueda ajustarse perfectamente a la fisonomía corporal de cada niño. Las dimensiones importan y la mochila no debe ser desproporcionada, ya que es frecuente que las mochilas usadas por escolares <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32310211/">sobrepasen el tamaño</a> del ancho de la espalda o de los hombros. </p>
<p>Esto limitará sus movimientos corporales, aumentará la posibilidad de sobrecarga y perderá ergonomía al caminar, aumentando las exigencias físicas para desplazarse. Además, la parte inferior de la mochila debería ser cómoda y que su forma se adapte a la parte baja de la espalda. Será un plus que cuente con compartimentos de distintos tamaños para almacenar material.</p>
<p>Otro elemento importante son las correas o asas ya que es la pieza que mayor tensión aporta sobre los hombros de los niños. Por eso, debemos fijarnos en que sean <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0021929018303671">ajustables, de gran anchura y de doble capa</a>. De esta forma, reducirán la tensión en la carga soportada por los hombros, la piel e incluso la presión sobre algunas arterias como la subclavia. Unas correas adecuadas aumentan la comodidad al caminar y reducen la energía gastada en los desplazamientos.</p>
<h2>Ajustar la mochila, un paso fundamental</h2>
<p>El peso de la mochila debe estar <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28320364/">correctamente distribuido</a> en ambos lados corporales. Por tanto, utilizar una mochila de una sola correa o llevarla colgada en un solo hombro <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4273062/">es contraproducente</a>. </p>
<p>De hecho, contribuye a la adopción de una mala postura y aumenta considerablemente la actividad de determinados músculos como el trapecio o erector de la columna (lo cual predispone a la aparición de contracturas y dolor). </p>
<p>Sin embargo, los alumnos suelen llevar las mochilas colocadas de forma asimétrica. Para evitarlo, una solución posible sería buscar una mochila con <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6212860/">marcas métricas de colores en las correas</a> para facilitar un ajuste óptimo entra ambas asas. </p>
<p>De esta forma, se distribuye la carga adecuadamente y se evita que la mochila oscile o golpee la espalda del escolar mientras anda. Además, una distribución desigual del peso o en posiciones muy altas puede provocar la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31280807/">inclinación excesiva del tronco y una presión plantar inadecuada</a>, causando riesgos como la pérdida de estabilidad postural, caídas, fatiga muscular o dolor en espalda, piernas o pies. </p>
<p>Si la mochila incluye correas de pecho o cintura, estas contribuirán a un mejor ajuste, mejor distribución del peso y menor oscilación de la mochila <a href="https://www.hindawi.com/journals/bmri/2020/1437126/">durante la marcha</a>. Estas deberían ser ajustables en altura y anchura para adaptarse a la fisonomía corporal.</p>
<p>Paralelamente, se recomienda que los materiales de mayor peso <a href="http://www.thechildrenstherapycenternj.com/related-reading/2015/8/28/1-2-3s-of-basic-backpack-wearing">se coloquen en la parte trasera de la mochila</a>, es decir, la que está pegada a la espalda, y los de menor peso en la parte delantera. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/420714/original/file-20210913-15-1sicm1q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/420714/original/file-20210913-15-1sicm1q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/420714/original/file-20210913-15-1sicm1q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/420714/original/file-20210913-15-1sicm1q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/420714/original/file-20210913-15-1sicm1q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/420714/original/file-20210913-15-1sicm1q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/420714/original/file-20210913-15-1sicm1q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Indicaciones para colocar la mochila escolar adecuadamente y evitar lesiones. / Imagen adaptada de American Occupational Therapy Association (AOTA)</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.aota.org/~/media/Corporate/Files/Backpack/meet-your-backpack-8-2014.pdf">AOTA</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Mochila con asas o con ruedas</h2>
<p>Tanto las mochilas con asas como aquellas con ruedas incorporadas tienen una aceptación similar entre los escolares de 6 a 12 años y son igualmente válidas para el día a día escolar. En los últimos estudios en nuestro país, las mochilas tipo carrito o <em>trolley</em> fue la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31280807/">opción más escogida, con un 53,8 %, frente a la mochila con asas</a>.</p>
<p>La mochila con ruedas requiere menor número de adaptaciones posturales que la mochila con asas, por lo que aporta percepción de seguridad y mayor cuidado de la espalda. </p>
<p>Sin embargo, conlleva un esfuerzo asimétrico al ser arrastrada por un solo brazo, lo que provoca entre un 6 y 30 % de carga adicional con respecto a la otra mochila. Esta diferencia se produce debido en parte al propio peso del carro y a la dificultad de salvar obstáculos como escaleras.</p>
<p>Finalmente, es importante saber que las diferencias entre estos dos tipos de mochila <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31280807/">no son relevantes</a> si la carga no supera el 10 % del peso del niño. Por tanto, el carrito es recomendable para transportar cargas altas, entre el 10 % y el 20 % del peso del niño, mientras que la mochila es más adecuada para cargas bajas, inferiores al 10 %.</p>
<p>En resumen, tanto las mochilas con ruedas como las que tienen asas son válidas, pero no deben sobrepasar cargas del 10 % del peso corporal en mochilas ni del 20 % en mochilas con ruedas. Para mitigar los riesgos asociados a un mal uso de las mismas en la etapa escolar, estas deben permitir un correcto ajuste a la fisonomía corporal y deben distribuir de forma simétrica su carga entre ambos hombros.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167379/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Es el momento de elegir la mochila más adecuada para que los escolares carguen con sus libros. ¿Mejor con asa o con ruedas? ¿Cómo distribuir el peso para evitar lesiones? Resolvemos estas dudas.Jesús García Liñeira, Profesor de Educación Física (Xunta de Galicia); Investigador en el área de la salud, deporte, actividad física, Universidade de VigoRaquel Leirós Rodríguez, Profesora Ayudante Doctor en Fisioterapia, Universidad de LeónLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1633112021-09-06T18:24:10Z2021-09-06T18:24:10ZNo lo intente: los niños no reconocen el sarcasmo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/419551/original/file-20210906-17-1h4s8xi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C16%2C10983%2C6158&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/boy-on-tin-can-phone-listening-744297028">Shutterstock / Brian A Jackson</a></span></figcaption></figure><p>“¡A ver si puedes salpicar un poco más!”, dijo a su hija al comprobar que el momento del baño había convertido la habitación en un estanque. La pequeña Olivia, con una sonrisa de incredulidad, comenzó a zarandear sus brazos alegremente con más intensidad, disfrutando del espectáculo, ante la cara descompuesta de su padre.</p>
<p>La ironía usa el lenguaje queriendo dar a entender algo que no se corresponde literalmente con lo que se dice. Todos la empleamos de forma habitual. El sarcasmo supone un uso particular de la ironía dirigido a la burla. Es una ironía mordaz y cruel con la que se ofende o maltrata a alguien o algo.</p>
<p>La comunicación es un proceso psicolingüístico en el que descodificamos el mensaje de nuestro interlocutor de forma que llegue a entenderse su sentido. Implica la participación de distintas habilidades lingüísticas, pero también sociocognitivas y comunicativas, donde intervienen aspectos del desarrollo cognitivo (por ejemplo, las habilidades de comprensión del lenguaje) y también del mundo social.</p>
<p>Los niños pueden tener dificultad para entender la ironía y el sarcasmo cuando no son capaces de “descifrar” la intención comunicativa de la otra persona, que en este caso requiere de una interpretación de su sentido comunicativo. Le ocurre también a algunos adultos. Es además un rasgo característico del espectro autista, que se caracteriza por esa literalidad incompatible con la ironía.</p>
<p>Los <a href="https://digest.bps.org.uk/2010/02/22/at-what-age-do-children-recognise-the-difference-between-sarcasm-and-irony/">estudios</a> sugieren que comprender la ironía implica unas habilidades tardías, que surgen sobre los 5 o 6 años de edad. Puede ser más tarde, y depende de la complejidad del mensaje irónico-sarcástico y de las pistas a las que puede recurrir la persona para interpretarlo correctamente.</p>
<h2>Depende de la edad y el contexto</h2>
<p>Hay contextos en los que un niño, según la edad, puede descifrar más fácilmente un comentario sarcástico. Por ejemplo, cuando en el colegio uno le dice a otro al fallar un tiro a puerta “Eres un fenómeno jugando al fútbol”, el niño objeto de este falso elogio puede entender que en realidad le están echando en cara su falta de habilidad. </p>
<p>Pero otras situaciones son más ambiguas. La auténtica intención del emisor puede pasar desapercibida, por ejemplo, cuando a un niño que atrona con su voz a su profesor, este le dice bromeando: “¡A ver si puedes hablar más fuerte, no te escuchan bien en China!”. En este tipo de situación, el niño debe percibir distinto tipo de información para entender que su profesor en realidad le está solicitando lo contrario de lo que dice literalmente. </p>
<p>Hay elementos de la conducta no verbal que ayudan a entender el mensaje sarcástico, y que un niño aún no percibe: el tono del emisor, su lenguaje gestual y otros elementos del propio contexto.</p>
<p>En la comprensión de la ironía intervienen además otro tipo de capacidades que provienen de la denominada teoría de la mente, es decir, la capacidad para comprender la conducta del otro, su intención y estado emocional. Implica interpretar acertadamente qué tiene el otro en su cabeza y, por lo tanto, cuál es su intención comunicativa. Muchos niños están en proceso de desarrollar esta capacidad y confunden su propio conocimiento con el conocimiento del resto de personas (por ejemplo, en historias donde se les pide que anticipen la respuesta de una niña que va a buscar su muñeca guardada en un lugar donde previamente la había depositado, sin conocer –nosotros sí– que otro niño la había cambiado de lugar). La mayoría falla en su predicción cuando no ha desarrollado las habilidades mentalistas.</p>
<h2>¿Se puede entrenar su comprensión?</h2>
<p>El sarcasmo es una forma común de lenguaje social, pero puede ser un desafío para que lo entiendan los niños. <a href="https://psycnet.apa.org/record/2020-56049-001">Lee, Sidhu y Pexman (2021)</a> investigaron si la práctica mediante entrenamiento podría mejorar la capacidad de los niños para comprender el sarcasmo. Participaron niños de 5 y 6 años. Unos recibían entrenamiento y otros actuaban como control. </p>
<p>Los niños vieron unos espectáculos de marionetas. Después de cada historia se preguntaba a los niños sobre las ideas del narrador, sus intenciones y su sentido del humor. Los hallazgos de este estudio demostraron que distintos aspectos de la comprensión del sarcasmo podían potenciarse mediante entrenamiento.</p>
<h2>Pistas para reconocerlo</h2>
<p>Para el reconocimiento del sarcasmo irónico, los adultos nos solemos basar sobre todo en dos indicadores: el contexto en el que se hace el enunciado y la entonación del emisor. <a href="https://srcd.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1467-8624.1990.tb03568.x">Varios expertos</a> encontraron que los niños eran capaces de reconocer el sarcasmo cuando el emisor usaba una entonación sarcástica, pero fallaban sin esa pista de la entonación, incluso cuando el contexto sugería una interpretación no literal. </p>
<p>En otros experimentos se confirma que los niños dependen mucho más de la entonación y son en mayor medida ajenos al sarcasmo implícito en el contexto.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163311/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>A los niños les cuesta mucho entender el sarcasmo, especialmente si aún no han cumplido los 5 o 6 años. Contextualizar la broma ayuda, también emplear un tono que les de pistas.Mireia Orgilés, Catedrática de Universidad. Experta en Tratamiento Psicológico Infantil, Universidad Miguel HernándezJosé Pedro Espada, Catedrático de Psicología, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1654732021-09-06T18:22:37Z2021-09-06T18:22:37ZCómo tratar la violencia en parejas adolescentes bajo acogimiento<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/419553/original/file-20210906-27-1tpqnm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5751%2C3828&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/violence-against-women-389821393">Shutterstock / Ph_Stephan</a></span></figcaption></figure><p>Durante los últimos años se han ido visibilizando cada vez más los casos de violencia en las relaciones de jóvenes y adolescentes, tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales y a través de los archivos que se comparten por WhatsApp. </p>
<p>El hecho de dar a conocer las situaciones de violencia que se están produciendo en el seno de la pareja puede que haya ayudado a aumentar el conocimiento del fenómeno como tal y a sensibilizar a la sociedad sobre este grave problema de salud pública. </p>
<p>Sin embargo, tanto los estudios como los hechos que ocurren en el día a día no demuestran que este fenómeno haya mejorado. </p>
<p>La violencia en las parejas no es un fenómeno que comience de forma espontánea durante el matrimonio. Muchas veces empieza <a href="http://www.injuve.es/sites/default/files/adjuntos/2019/11/resumen_la_violencia_genero_jovenes.pdf">con anterioridad</a>, por ejemplo, en las primeras relaciones de noviazgo. No obstante, parece que la violencia en las relaciones de noviazgo (VRN) ha sido menos investigada o se ha visibilizado menos ante la sociedad. Esto puede deberse a que siempre se han considerado este tipo de relaciones más esporádicas, menos dañinas y menos importantes que las relaciones entre los adultos, a pesar de que el interés por el sexo opuesto (en parejas heterosexuales) o el mismo sexo (en parejas homosexuales) suele ser una de las principales preocupaciones de los chicos y chicas adolescentes.</p>
<h2>La violencia en la pareja en adultos y jóvenes</h2>
<p>Sin embargo, desde una perspectiva intergeneracional, se menciona que la violencia en la pareja en adultos tiene semejanzas con la violencia en las relaciones de noviazgo, tales como la prolongación en el tiempo, las consecuencias perjudiciales y la reincidencia a lo largo del tiempo. </p>
<p>Otros estudios consideran este tipo de violencia como <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10964-012-9877-1">precursora</a> de la violencia en la pareja en la vida adulta, lo que pone de manifiesto la necesidad de tratarlo cuanto antes en el ámbito de la educación formal y no formal.</p>
<p>Expertos en acogimiento residencial destacan la escasa presencia de este colectivo en las investigaciones nacionales e internacionales, puntualizando que <a href="http://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/1655.pdf">la protección infantil y adolescente en España</a> no es considerada hoy en día un problema social. </p>
<h2>Invisibles, pero cada vez más numerosos</h2>
<p>Otros señalan que estos menores bajo acogimiento residencial tienen una consideración social poco menos que de <a href="http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=3668">invisibles</a>. Sin embargo, sigue aumentando el ingreso de estos menores en el sistema de protección. Los destinatarios son personas menores de edad hasta los 18 años, con múltiples problemáticas o multivictimizados, sobre los que las distintas instituciones públicas tienen asumida su guarda o tutela. </p>
<p>El último <a href="https://observatoriodelainfancia.vpsocial.gob.es/productos/pdf/BOLETIN_22_final.pdf">Boletín de Datos Estadísticos de Medidas de Protección a la Infancia</a> sobre niños, niñas y adolescentes ha señalado un incremente del 0.57 % respecto al 2018, pasando de 49 985 en 2018 a 50 272 en 2019. </p>
<p>En la actualidad, la búsqueda de investigaciones en relación a la violencia en las relaciones de noviazgo en adolescentes bajo acogimiento residencial es dificultosa, a pesar de que <a href="http://dx.doi.org/10.1016/j.childyouth.2006.12.008">varios estudios</a> consideren a estos adolescentes como <a href="https://doi.org/10.1016/j.childyouth.2006.12.008">un grupo de alto riesgo</a> en la disfunción <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19167066/">de sus relaciones</a>. </p>
<p>Una <a href="https://addi.ehu.es/handle/10810/49612">tesis doctoral</a> publicada recientemente sobre la violencia en las relaciones de noviazgo en adolescentes bajo acogimiento residencial en el País Vasco ya señaló que muchos de ellos ejercen y sufren violencia y victimización de todos los tipos en sus relaciones de noviazgo, por ejemplo, la violencia relacional (aquella que se da de manera más sutil, menos visible: “traté de apartarla/o de su grupo de amigas/os”), la verbal-emocional (“le insulté con frases de desprecio”) y la física (“le di una patada”). </p>
<p>Además, también se halló que a medida que aumentaba la edad, de 12-14 a 15-17 años, la violencia y la victimización aumentaban y los perpetradores eran tanto chicos como chicas, aunque ellas son las más victimizadas. Asimismo, este colectivo fue comparado con otros adolescentes de muestra normativa, mostrándose prevalencias superiores siempre en el grupo bajo acogimiento residencial. </p>
<p>El hecho de que estos colectivos ejerzan y sufran más violencia y victimización que la población normativa debería ser considerado en futuras investigaciones.</p>
<h2>La importancia de la prevención</h2>
<p>Un cambio social en relación a esta violencia solo puede ser posible si se previene con anterioridad. Como ya se apuntaba en estudios anteriores, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1111/jora.12315">la prevención</a> desde la adolescencia temprana (o incluso antes) es la clave en el ejercicio del buen trato y las relaciones saludables.</p>
<p>Es importante que todas las campañas formativas para erradicar la VRN dirigidas a la sociedad sigan potenciando las relaciones igualitarias, el respeto a los derechos humanos y tengan en consideración a los menores bajo acogimiento residencial. </p>
<p>Todos los agentes que trabajan en la prevención de la VRN deben tener presente y trabajar también en la misma línea la violencia <em>online</em>, ya que este tipo de relaciones –que se produce principalmente por las redes sociales y por el móvil– son muy comunes entre los adolescentes, pues son las herramientas que utilizan para comunicarse con sus iguales y sus parejas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/165473/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Dosil-Santamaria realizó su tesis doctoral sobre La Violencia en las Relaciones de Noviazgo en Adolescentes bajo Acogimiento Residencial con la ayuda Predoctoral de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) PIF16/158, con la aprobación del Comité de Ética de la UPV/EHU, M10/2016/158 y, con una estancia Internacional en la Universidad de Rio Grande do Sul (Brasil) MOV18/11</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elena Bernaras y Joana Jaureguizar Alboniga-Mayor no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Los menores bajo acogimiento residencial son un grupo de alto riesgo con relaciones sociales disfuncionales, entre ellas las de pareja. Tanto ellos como ellas pueden ser violentos, aunque las chicas son más victimizadas.María Dosil-Santamaría, Profesora en el Departamento de Ciencias de la Educación en el área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaElena Bernaras, profesora jubilada del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaJoana Jaureguizar Alboniga-Mayor, Profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.