tag:theconversation.com,2011:/us/topics/noticias-falsas-55240/articlesnoticias falsas – The Conversation2023-08-03T14:03:08Ztag:theconversation.com,2011:article/2093562023-08-03T14:03:08Z2023-08-03T14:03:08Z¿Por qué lo llaman estadística cuando quieren decir sesgo?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/540682/original/file-20230802-29-osojpc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=378%2C43%2C4476%2C3187&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/funny-toy-clockwork-jumping-teeth-eyes-2186792831">Vladimir Sukhachev/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Recuerdan ese chiste en el que una persona busca bajo una farola las llaves que se le extraviaron en un callejón oscuro, simplemente porque la tarea es más fácil con luz? Pues todos hacemos un poco lo mismo en algún momento. Y los científicos, que no son ajenos a las debilidades humanas, también.</p>
<p>La estadística, una de las ciencias más útiles y rigurosas, ha servido en inolvidables ocasiones para argumentar debilidades, incluso desvaríos. Y es que a veces, guiados por nuestros propios sesgos, los científicos tendemos a fijarnos en los hechos más llamativos o en aquellos relacionados con nuestra experiencia personal, en lugar de ver en los datos relaciones indirectas o inesperadas. Y por esta razón, el sesgo de quien interpreta los datos puede producir fenómenos para reír, o para echarse a llorar. </p>
<p>Por ejemplo, llevados por sus sesgos, algunos científicos interpretaron que la formación de las mujeres era contraproducente para cuidar enfermos, o que el tamaño del pene medio en un país tenía relación con la renta per cápita. </p>
<p>Hoy, que no hay quien viva sin la <a href="https://theconversation.com/estambul-y-dublin-esconden-un-secreto-matematico-208985">estadística</a>, hacemos un guiño para hablar de cuando los sesgos son, más que sesgos, auténticos faroles. </p>
<h2>Una lectura machista de la estadística para tratar indigentes</h2>
<p>Es célebre <a href="https://theconversation.com/florence-nightingale-la-dama-de-la-lampara-que-salvo-miles-de-vidas-con-una-grafica-109443">el caso de la enfermera Florence Nightingale </a>cuyo diagrama de área polar (o “de la rosa”), elaborado a partir de los datos recopilados mientras prestaba servicio sanitario en la guerra de Crimea, sirvió para convencer a todo un país de que las insalubres condiciones de los hospitales de campaña podían matar más que las balas. </p>
<p>Sin embargo, quizás no es tan conocido el hecho de que sus estadísticas también fueron usadas para desmentir otras falsas creencias. Entre ellas la extendida por los gestores de los hospitales que atendían a indigentes en Reino Unido, que afirmaban sin pudor que los enfermos asignados a enfermeras profesionales evolucionaban peor que los atendidos por enfermeras voluntarias sin formación específica. </p>
<p>La tesis que realmente pretendían demostrar los médicos es que la cualificación técnica de las mujeres entorpecía su instinto natural para proporcionar cuidados. El farol que se marcaron estos señores con sus datos muy probablemente tenía que ver con la oposición social a la educación superior de las mujeres imperante en la época. </p>
<p>Sea como fuere, los números de Nightingale demostraban que lo que ocurría en realidad era que los heridos más graves –y por tanto con peor pronóstico– eran usualmente asignados a enfermeras de carrera. </p>
<p>Este es un ejemplo de lo que se conoce como <a href="http://datascience.recursos.uoc.edu/es/la-paradoja-de-simpson/">paradoja de Simpson</a>, que viene a decir que la forma en que agregamos los datos tiene mucho que ver con la lectura que queramos hacer de ellos: obviamente no es lo mismo calcular la mortalidad de los pacientes en función de la cualificación de las enfermeras que los atienden que según la gravedad inicial de sus dolencias.</p>
<h2>Los hombres calvos y la covid-19 aguda</h2>
<p>En junio de 2020, la revista <a href="https://www.forbes.com/sites/marlamilling/2020/06/06/bald-men-at-higher-risk-of-severe-coronavirus-symptoms/"><em>Forbes</em> publicó las sorprendentes conclusiones</a> de un estudio según el cual “<a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jocd.13443">los hombres calvos tenían un riesgo más alto de sufrir covid-19 aguda</a>”. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/540683/original/file-20230802-23-2o1z8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/540683/original/file-20230802-23-2o1z8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/540683/original/file-20230802-23-2o1z8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=750&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/540683/original/file-20230802-23-2o1z8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=750&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/540683/original/file-20230802-23-2o1z8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=750&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/540683/original/file-20230802-23-2o1z8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=943&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/540683/original/file-20230802-23-2o1z8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=943&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/540683/original/file-20230802-23-2o1z8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=943&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/vfxBzhq6WJk">Mika Baumeister/Unsplash</a></span>
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<p>Poco tiempo después, <em>Forbes</em> se vio obligada a rectificar apuntando que el estudio no había tenido en cuenta la edad de los participantes, que resulta ser un factor de riesgo tanto para sufrir covid-19 aguda como para perder el pelo. </p>
<p>Durante la pandemia, la avidez de noticias y la falta de pericia estadística impidió en muchas ocasiones identificar los auténticos factores causales de las conclusiones ofrecidas por algunas investigaciones que iban de farol, a lo grande. </p>
<h2>El tamaño del pene y la renta per cápita</h2>
<p>El economista Tatu Westling, de la Universidad de Helsinki (Finlandia), publicó en 2012 un artículo titulado “<a href="https://mpra.ub.uni-muenchen.de/32706/">Órgano masculino y crecimiento económico: ¿el tamaño importa?</a>”.</p>
<p>Aunque a priori el tema no parece dar de sí más que para una tertulia de televisión sensacionalista, lo cierto es que el análisis fue publicado en una revista científica y defendido con entusiasmo por su autor (e incluso por alguno de los editores) en varios eventos posteriores.</p>
<p>Para llevarlo a cabo, el doctor Westling cruzó datos de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Renta_per_c%C3%A1pita">renta per cápita</a> de 121 países entre 1960 y 1985 con el tamaño del pene de los varones de esas naciones (por lo visto existe una exhaustiva base de datos al respecto, no nos pregunten quién la financió ni por qué lo hizo).</p>
<p>Buscando correlaciones entre ambas variables dijo haber encontrado una significativa para 76 de esos países en el año 1985. Sus conclusiones se resumen en la siguiente gráfica publicada en el artículo: en el eje vertical se indica la renta per cápita en miles de dólares, y en el horizontal la dotación genital de los señores expresada en cm.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/540219/original/file-20230731-17212-7lj0i5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/540219/original/file-20230731-17212-7lj0i5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/540219/original/file-20230731-17212-7lj0i5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=365&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/540219/original/file-20230731-17212-7lj0i5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=365&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/540219/original/file-20230731-17212-7lj0i5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=365&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/540219/original/file-20230731-17212-7lj0i5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=458&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/540219/original/file-20230731-17212-7lj0i5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=458&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/540219/original/file-20230731-17212-7lj0i5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=458&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Grafica que correlaciona el tamaño medio del pene en distintos países con la renta per cápita.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://helda.helsinki.fi/server/api/core/bitstreams/8595a86b-94f8-4960-8585-c19a46cbb54d/content">Tatu Westling, Universidad de Helsinki</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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</figure>
<p>Si se observa la disposición de los países en la gráfica, se comprueba que el cuadrante inferior izquierdo está ocupado mayoritariamente por países asiáticos, y el inferior derecho por países africanos. Así que, pásmense, el autor dice encontrar una correlación cuadrática entre ambas variables.</p>
<p>En otras palabras, afirma que esa U-invertida es “un buen resumen” de los datos recogidos. Incluso postula, “aunque con reservas”, que el tamaño del órgano masculino resulta ser un mejor predictor de la evolución del PIB que el régimen político del país en cuestión. ¡Con un par (de p-valores)!</p>
<p>No sé si estarán de acuerdo, pero para encontrar un patrón en esa maraña de puntos hay que tener mucha fe en la testosterona. Sin embargo, el autor se atreve a sugerir, además, relación causal basada en el siguiente razonamiento: un mayor tamaño genital implica un mayor nivel de testosterona y, consecuentemente, menor aversión al riesgo y, por tanto, mayor iniciativa empresarial. </p>
<p>Dejando de lado el hecho de que el autor desestima la influencia en la economía de la mitad de la población –la que carece de genitales externos medibles–, apliquemos el principio de contraposición lógica a este razonamiento. Si mayor tamaño implica mayor crecimiento económico, ¿significa eso que una época de recesión tiene como consecuencia una inesperada merma biológica? ¡Como si les hiciera falta más presión a los ministros de economía!</p>
<p>Todos, también los científicos, estamos sometidos a la tiranía de nuestras “farolas” particulares, que nos guían y nos ciegan a la vez. Pero el método científico y el buen uso de la estadística vienen a rescatarnos de los sesgos cognitivos inherentes al ser humano.</p>
<p>No olvidemos que, citando a unos grandes pensadores del siglo XX:</p>
<blockquote>
<p>“Somos seres racionales… de los que toman raciones en los bares” (Siniestro Total <em>dixit</em>).</p>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/209356/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Manuel Rodriguez recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, Agencia Estatal de Investigación (PID2019-106433GB-I00 / AEI / 10.13039/501100011033).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ana Granados recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, Agencia Estatal de Investigación (PID2019-106433GB-I00 / AEI / 10.13039/501100011033).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ana Portilla Ferreira recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, Agencia Estatal de Investigación (PID2019-106433GB-I00 / AEI / 10.13039/501100011033).</span></em></p>La relación entre el tamaño del pene y la renta per cápita de un país, o entre la covid 19 y la calvicie, son ejemplos de cuando el sesgo en la interpretación de una estadística se va de las manos.Jose Manuel Rodriguez, Full Professor of Mathematics, Universidad Carlos IIIAna Granados, Profesora de matemáticas, Saint Louis UniversityAna Portilla Ferreira, Profesora de Matemáticas, Saint Louis UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2043322023-05-02T19:49:20Z2023-05-02T19:49:20ZAsí se crean (y se destruyen) los bulos contra los MENA<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/524051/original/file-20230503-18-qcyc6q.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=90%2C81%2C5916%2C3647&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/concept-refugee-silhouette-hungry-children-refugees-369286484">Prazis Images/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En <a href="https://www.rtve.es/noticias/20221108/quince-meses-carcel-primer-condenado-fake-news-contra-menores-migrantes/2408320.shtml">noviembre de 2022</a> y en <a href="https://www.europapress.es/catalunya/noticia-acepta-barcelona-condena-delito-odio-difundir-fake-news-menores-migrantes-20230411130638.html">abril de 2023</a>, la justicia española emitía sus primeras condenas contra los autores de dos noticias falsas, similares en muchos aspectos. </p>
<p>Ambas <em>fake news</em> iban dirigidas contra niños migrantes no acompañados, también llamados Menores Extranjeros No Acompañados (MENA). Ambos condenados lo fueron por inducir al odio y al rechazo contra un colectivo sirviéndose de imágenes grabadas en otros países (China y Brasil). Las noticias fueron publicadas en las cuentas personales de sus autores en Twitter en el verano de 2019. Ambos fueron condenados a meses de cárcel, aunque ninguno de los dos entrará a prisión. Su pena fue suspendida a condición de no delinquir nuevamente y seguir un curso de formación especializado. </p>
<p>En ambos casos, actuó la Fiscalía Provincial de Barcelona mediante su Fiscal coordinador de Delitos de Odio y Discriminación, <a href="https://www.fiscal.es/-/entrevista-en-la-agencia-efe-a-miguel-%C3%81ngel-aguilar-fiscal-de-delito-de-odio-de-barcelona-las-redes-y-ciertos-pol%C3%ADticos-blanquean-la-homofobia-y-el-racismo-">Miguel Ángel Aguilar</a>, pionero en la materia. De hecho, fue la primera Fiscalía de este tipo creada en España, antes de que se implemente una red de fiscalías de este área especializada en el conjunto del territorio español. </p>
<p>La justicia se posiciona así ante el debate político-mediático hacia los niños migrantes no acompañados. Ambos casos son la punta del iceberg de un discurso crispado que se pone de manifiesto al revisar los estudios académicos sobre el tema. </p>
<h2>El discurso de VOX ante los menores no acompañados</h2>
<p>En un artículo de la revista <em>Inguruak</em>, Zakariae Cheddadi analiza el <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7772515">discurso de Vox</a> sobre los niños no acompañados en Twitter durante el año 2019. Según el autor, este discurso gira en torno a tres argumentos: </p>
<ol>
<li><p>Los “MENA” serían parte de la deriva “progre”, frente a la cual Vox propone construir la “España Viva” como alternativa. </p></li>
<li><p>Vox defiende un Estado Social nativista, para los españoles y sus hijos, en contra del asistencialismo social universal, del cual se benefician los niños extranjeros no acompañados. </p></li>
<li><p>Deberíamos defender los barrios de los MENA intrusos por una cuestión de seguridad. En definitiva, su presencia supondría un problema de orden cultural y nacional, con consecuencias a nivel local. </p></li>
</ol>
<h2>El lenguaje de la prensa</h2>
<p>Al compararlo con otro estudio que analiza el discurso de la prensa, las conclusiones son casi idénticas. En un artículo publicado en la revista <em>Comunicar</em>, Juan-David Gómez-Quintero, Jesús-C. Aguerri y Chabier Gimeno-Monterde analizan todas las <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7696995">noticias publicadas</a> sobre niños migrantes en cuatro de los diarios más leídos en España entre enero de 2017 y octubre de 2019. </p>
<p>Según los autores, no existen divergencias significativas entre el lenguaje que utilizan la prensa conservadora y la prensa progresista. Concluyen que “el término MENA evoca un discurso asistencialista, criminalizador y moralista desde un enfoque adultocéntrico y nacionalista”. </p>
<p>Si comparamos ambos estudios, parece que el discurso de la prensa entre 2017 y 2019 se articula en torno a los mismos argumentos que el discurso de Vox en 2019. De ahí deriva la hipótesis de que la extrema derecha enciende el debate pero no lo crea, sino que recoge elementos de la opinión pública que preexisten y se manifiestan a través de los medios de comunicación generalistas. </p>
<p>En definitiva, los trabajos académicos encuentran similitudes entre la representación social de los niños no acompañados en la prensa y el discurso de Vox. Se proyecta la imagen de un grupo que representa una amenaza para la sociedad española. </p>
<h2>Causas y consecuencias del discurso contra los MENA</h2>
<p>¿Cuáles son los motivos de tanto odio? Los expertos aportan explicaciones a partir de la <a href="https://www.youtube.com/watch?v=mh6pjd6-uzw&list=PLE2FcOpG9R59zZkEi_1BQrL_CWpYz5CX0&index=3">sociología de la infancia</a> y la <a href="https://www.youtube.com/watch?v=sPFnxbwRV70">Teoría del Gran Reemplazo</a>. </p>
<p>Más allá de los motivos, este discurso puede ser un peligroso caldo de cultivo al derivar en consecuencias graves, no solamente por los bulos antes señalados. En diciembre de 2019, en Madrid fue lanzado un <a href="https://www.periodicohortaleza.org/arrojan-un-artefacto-explosivo-al-centro-de-acogida-de-hortaleza/#:%7E:text=Arrojan%20un%20artefacto%20explosivo%20al%20recinto%20del%20Centro,granada%20cuya%20detonaci%C3%B3n%20controlada%20no%20ha%20provocado%20da%C3%B1os">artefacto explosivo</a> contra el centro de primera acogida de Hortaleza, que fue desactivado a tiempo. En octubre de 2020, en otro barrio de Madrid tuvo lugar una manifestación en contra de unos niños no acompañados, a las afueras de un piso de acogida, al <a href="https://www.youtube.com/watch?v=XR1OIOoy5E8">grito</a> de “Ni un puto MENA en San Blas”. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/523411/original/file-20230428-20-fgu41k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/523411/original/file-20230428-20-fgu41k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/523411/original/file-20230428-20-fgu41k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/523411/original/file-20230428-20-fgu41k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/523411/original/file-20230428-20-fgu41k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/523411/original/file-20230428-20-fgu41k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/523411/original/file-20230428-20-fgu41k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/523411/original/file-20230428-20-fgu41k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante un acto público en Madrid el 1 de mayo de 2021.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-may-1-2021-santiago-1966065889">Shutterstock / Alvaro Laguna</a></span>
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<h2>Qué hacen la sociedad y las instituciones</h2>
<p>En su momento, hubo manifestaciones de <a href="https://www.europapress.es/madrid/noticia-centenares-personas-concentran-san-blas-contra-racismo-fascismo-20201016215043.html">solidaridad</a> del tejido social. Se ha creado al menos una asociación formada por antiguos niños no acompañados. </p>
<p>En el ámbito político, en octubre de 2021, el <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/consejodeministros/Paginas/enlaces/191021-enlace-extranjeria.aspx">Consejo de Ministros</a> adoptó una reforma para permitir que los niños tengan permiso de residencia en España al llegar a la mayoría de edad. Con ello, pueden acceder al mercado del trabajo y de la vivienda, evitando situaciones de extrema vulnerabilidad como el sinhogarismo. De este modo, los actores sociales e institucionales se posicionaron frente a los discursos que los criminalizan. </p>
<p>En la precampaña de las elecciones a la Comunidad de Madrid celebradas en mayo de 2021, Vox había colgado en la estación de metro de Sol un cartel que anunciaba: “Un MENA, 4 700 Euros al mes. Tu abuela, 426 Euros de pensión/mes. Vox protege Madrid, vota seguro”. Mediante el análisis del texto y la imagen se identifican fácilmente dos de los tres argumentos que Vox asocia a los niños migrantes, según Cheddadi: la defensa de los barrios y de un estado social nativista. </p>
<p>En aquel entonces, la Audiencia de Madrid <a href="https://www.rtve.es/noticias/20210705/justicia-avala-cartel-vox-contra-menas-son-problema-social-politico/2120921.shtml">no vio indicio de delito de odio</a>. Esta decisión fue adoptada a pesar de que la <a href="https://www.elnacional.cat/es/politica/la-verdad-del-mena-del-cartel-de-vox-no-se-espanol-ni-menor_603371_102.html">imagen</a> no correspondía con ningún hecho acontecido en España. Las cifras de la acogida fueron desmentidas por la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ahora, se han hecho firmes las primeras condenas frente a la utilización de bulos mediáticos para promover el odio contra un colectivo especialmente vulnerable.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204332/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elisa Brey ha trabajado como experta para Provivienda en el pasado, y recientemente ha realizado asesoría técnica e informe de consultoría para UNICEF.</span></em></p>Se hacen firmes las primeras condenas frente a la utilización de bulos mediáticos para promover el odio contra los MENA, un odio que muchos medios de comunicación difunden y que partidos como VOX alientan.Elisa Brey, Profesora ayudante doctora, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1982452023-01-31T18:03:07Z2023-01-31T18:03:07ZLos siete tipos de bulos más frecuentes sobre nutrición<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/507313/original/file-20230131-16-l80beb.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C193%2C1406%2C1157&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://twitter.com/SefiFood/status/1608168874469384192?s=20&t=BNXd8N_a6xPAgiXTHpq21A">@SefiFood</a></span></figcaption></figure><p>Potenciadas por el poder de difusión de internet y las redes sociales, las <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.aao2998">noticias falsas</a> y los bulos son un mal endémico de nuestro tiempo que también ha hecho mella en el ámbito de la alimentación. Aquí propongo <a href="https://afcv.es/public/Attachment/2022/7/DiscursoJosMiguelSorianoweb.pdf">una clasificación</a> que permite catalogar este tipo de patrañas nutricionales en siete categorías. Ojo avizor.</p>
<h2>1. Titulares engañosos</h2>
<p>Tiene lugar cuando los títulos, subtítulos o imágenes de los medios de comunicación no se atienen al contenido. Es el caso de las <a href="https://www.laopiniondemurcia.es/cultura/2008/07/02/sandia-vez-viagra-32993762.html">informaciones</a> que, en verano de 2008, daban a entender que comer sandía tenía los mismos efectos que la viagra. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/507311/original/file-20230131-4681-n9up99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/507311/original/file-20230131-4681-n9up99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/507311/original/file-20230131-4681-n9up99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/507311/original/file-20230131-4681-n9up99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/507311/original/file-20230131-4681-n9up99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/507311/original/file-20230131-4681-n9up99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/507311/original/file-20230131-4681-n9up99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/507311/original/file-20230131-4681-n9up99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-happy-bold-man-two-watermelons-38027875">Shutterstock / Sergey Novikov</a></span>
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</figure>
<p>La noticia se basaba en un <a href="https://www.sciencedaily.com/releases/2008/06/080630165707.htm">estudio de la Universidad de Texas A&M, en Estados Unidos</a>. El trabajo revelaba que la citrulina, un tipo de fitonutriente, se convierte en arginina, un aminoácido cuya función es mejorar la producción de óxido nítrico. A su vez, este proceso relaja los vasos sanguíneos, el mismo efecto que produce la pastilla azul para tratar la disfunción eréctil. El <em>único</em> problema es que la citrulina se encuentra en mayores concentraciones en la corteza de la sandía, no en su pulpa, que es lo que comemos. </p>
<h2>2. Contexto falso</h2>
<p>Ocurre cuando el contenido genuino se comparte con información contextual falsa. Un ejemplo fue el lanzamiento de cierta crema quemagrasa supuestamente capaz de reducir 4 centímetros en 40 minutos cuando se aplicaba en la piel de la cintura. </p>
<p>José Enrique Campillo, profesor de Nutrición y Dietética de la Universidad de Mayores de Extremadura y colaborador de la Universitat Oberta de Catalunya, lo <a href="https://vanguardia.com.mx/circulo/2906218-productos-para-adelgazar-lo-cierto-y-lo-falso-NYVG2906218">desmontaba tajantemente</a>: “es un efecto que debería estudiarse en todas las universidades del mundo, ya que va en contra de las leyes de la Física”. </p>
<p>Campillo desarrolló un modelo matemático con el que demostraba que, de ser cierto lo que prometía, aquel producto liberaría 4 000 kilocalorías en 40 minutos. Y como consecuencia, nuestro cuerpo aumentaría su temperatura corporal en varios cientos de grados. </p>
<h2>3. Contenido incriminatorio</h2>
<p>Nos referimos al uso engañoso de información para arruinar la reputación de una persona o un alimento. El caso más típico de falso <em>villano</em> de nuestra salud ha sido <a href="https://theconversation.com/es-malo-para-la-salud-comer-huevo-171564">el huevo</a>. Durante muchas décadas estuvo en el ojo del huracán, ya que se asociaba su consumo con el aumento o el agravamiento de la hipercolesterolemia. </p>
<p>Esta valoración cambio en 1997 tras un estudio de <a href="https://academic.oup.com/ajcn/article/65/6/1747/4655489">la Universidad de Arizona</a>, al que se sumaron <a href="https://theconversation.com/es-malo-para-la-salud-comer-huevo-171564">otras investigaciones posteriores</a>. En ellas se puso de manifiesto que la absorción del colesterol presente en este alimento es bloqueada por otros compuestos. Sin embargo, aún perdura en buena medida su mala fama.</p>
<h2>4. Contenido manipulado</h2>
<p>Es cuando la información o imágenes genuinas se manipulan para engañar. En marzo de 2017, por ejemplo, circuló una foto de carne envasada vendida en supermercados italianos para hacer a la parrilla que procedía de gatos, con el consiguiente escándalo.</p>
<p>En realidad, la foto <a href="https://www.bufale.net/bufala-gatto-intero-nel-reparto-macelleria-conad/">ilustraba la noticia de un experimento social</a> sobre la percepción del consumo de animales domésticos en diferentes culturas. Era un montaje.</p>
<p>Más reciente ha sido el revuelo levantado las últimas navidades por unas tostadas ya untadas que supuestamente eran vendidas en una cadena española de alimentación. <a href="https://www.newtral.es/tostada-untada-mercadona/20230104/">Se trataba de una inocentada</a>.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1608168874469384192"}"></div></p>
<h2>5. Contenido fabricado con mala fe</h2>
<p>La información es 100 % falsa y se crea expresamente para engañar y hacer daño. </p>
<p>Así, a comienzos de 2007 comenzó a circular por los correos electrónicos el siguiente bulo: en los envases de leche aparecía un número que indicaba cuántas veces había sido reciclada esa leche tras vencer su fecha de consumo preferente. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/507305/original/file-20230131-168-fhdb7k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/507305/original/file-20230131-168-fhdb7k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/507305/original/file-20230131-168-fhdb7k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/507305/original/file-20230131-168-fhdb7k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/507305/original/file-20230131-168-fhdb7k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/507305/original/file-20230131-168-fhdb7k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/507305/original/file-20230131-168-fhdb7k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/507305/original/file-20230131-168-fhdb7k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Sistema de numeración para que el fabricante del envase pueda identificar en qué posición de la bobina fue producido un determinado envase.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.tetrapak.com/es-co/about-tetra-pak/news-and-events/newsarchive/conozca-la-verdad-sobre-los-numeros-en-la-base-del-envase-de-lec">TetraPack</a></span>
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<p>Tras la noticia, el fabricante de Tetra Pak y la Federación Nacional de Industrias Lácteas tuvieron que <a href="https://www.tetrapak.com/es-co/about-tetra-pak/news-and-events/newsarchive/conozca-la-verdad-sobre-los-numeros-en-la-base-del-envase-de-lec">salir a desmentirlo</a>: “Los envases de Tetra Pak se producen en grandes bobinas. Las bobinas se dividen después en 5 rollos de envases (en el caso de envases de 1 litro). Cada rollo de la bobina recibe una numeración que permite identificar en qué pista de la bobina fue producido un determinado envase (…). Un número del 1 al 5 en la base del envase indicaría a cuál de los cinco rollos de envases de litro pertenece el envase en cuestión. No hay ninguna relación con el producto contenido”.</p>
<h2>6. Contenido del impostor</h2>
<p>Aquí, las fuentes genuinas son suplantadas por otras falsas e inventadas. En 2014, el programa matutino <a href="https://www.today.com/news/dieters-beware-those-after-weight-loss-photos-arent-always-legit-2D12185027"><em>The Today Show</em></a>, emitido por la cadena estadounidense NBC, demostraba que las fotos del “antes y después” de una dieta debían ser siempre cuestionadas. Eran imágenes retocadas informáticamente, tomadas con cuidadas técnicas de iluminación o incluso extraídas de blogs personales sin consentimiento.</p>
<h2>7. Bromas que no todos entienden</h2>
<p>Se utiliza sin ninguna intención de causar daño, pero tiene potencial para engañar si la fuente de donde ha salido no es conocida por el público en general. <em>El Mundo Today</em> es un buen ejemplo, ya que utiliza un formato de prensa tradicional para crear parodia y sátira.</p>
<p>De esa web proceden, por ejemplo, los siguientes titulares: <a href="https://www.elmundotoday.com/2019/04/cenar-solo-un-yogur-principal-causa-de-mortalidad-entre-los-espanoles/"><em>Cenar solo un yogur, principal causa de mortalidad entre los españoles</em></a>; <a href="https://www.elmundotoday.com/2019/03/engorda-cuarenta-kilos-tras-probar-todas-las-dietas-a-la-vez/"><em>Engorda cuarenta kilos tras probar todas las dietas a la vez</em></a> o <a href="https://www.elmundotoday.com/2018/05/descubren-que-la-dieta-de-la-alcachofa-solo-funciona-si-eres-una-alcachofa/"><em>Descubren que la dieta de la alcachofa solo funciona si eres una alcachofa</em></a>.</p>
<p>Para evitar que le engañen, pregunte, revise y contraste cualquier información. Que no le den gato por liebre.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/198245/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Miguel Soriano del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El campo de la alimentación no es ajeno al auge contemporáneo de las noticias falsas, que el autor clasifica en siete categorías para identificarlas mejor.Jose Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1964022023-01-03T17:23:07Z2023-01-03T17:23:07ZLa tenia de Maria Callas y el misterio de su metamorfosis física<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502824/original/file-20230102-64877-v33v7p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Maria Callas como Giulia en la ópera 'La Vestale', de Gaspare Spontini (1954).
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Maria_Callas_as_Guilia.jpg">Teatro alla Scala / Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Este 2023 celebramos el centenario del nacimiento de una de las más grandes sopranos operísticas del siglo XX: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Maria_Callas">Maria Callas</a>. Cuando se subía al escenario, este se llenaba de una voz cálida, lírica e intensa, llenando el ambiente con reverberaciones melodiosas difíciles de replicar por otros cantantes.</p>
<p>Durante toda su vida, la artista tuvo la obsesión de mantener un peso ideal, tal y como demuestra una carta, fechada el 3 de julio de 1949, dirigida a la soprano Maria Caniglia.</p>
<p>Esta situación daría lugar a lo que se denominó como el “milagro” o la “metamorfosis” de la Callas, y que <a href="https://www.mdpi.com/2673-6772/2/3/15">ha sido estudiado por nuestro grupo de investigación</a>. El momento de referencia es el debut de la ópera <em>Don Carlo</em>, de Giusseppe Verdi, en La Scala de Milán, el 12 de abril de 1954. </p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/MvIc8-Ni4QM?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
</figure>
<h2>Una pérdida de peso que alentó los rumores</h2>
<p>Partiendo de la base de que la soprano de ascendencia griega medía 173 centímetros (según su tarjeta de identificación, emitida el 9 de junio de 1949 por el Ayuntamiento de Zevio, en la provincia italiana de Verona), su peso fluctuó desde los 100 kilos en 1945 hasta los 64,8 el día de su aparición en La Scala. </p>
<p>A partir de ese momento, las noticias falsas proliferaron, y su adelgazamiento se achacó a los efectos de haber ingerido voluntariamente una tenia. Este gusano plano de color blanquecino causa una enfermedad parasitaria, llamada <a href="https://maldita.es/malditaciencia/20220513/dieta-tenia-solitaria-parasito-infecciones">teniasis</a>, que se contrae al comer carne cruda o mal cocinada de ganado vacuno o de cerdo, hospedadores de las especies <em>Taenia saginata</em> o <em>Taenia solium</em>, respectivamente. La pérdida de peso o apetito se cuentan entre sus posibles síntomas. </p>
<p>Su uso para adelgazar se basa en rumores originados a finales del siglo XIX y desmentidos con fuerza por la Asociación Médica Estadounidense en 1930. Sin embargo, volvió a aparecer como un posible tratamiento en la época de Maria Callas. Actualmente, es posible adquirir el parásito por internet en cápsulas <a href="https://www.freedieting.com/tapeworm-diet">con un precio que ronda los 1 500 €</a>.</p>
<p>De hecho, se llegó a plantear la excéntrica y ridícula idea que un famoso médico suizo le recomendó que ingiriera ese parásito bebiendo una copa de champán.
Tal y como demostramos en nuestro estudio, solo hay dos versiones de la presencia de la tenia en su cuerpo.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=655&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=655&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=655&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=823&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=823&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502825/original/file-20230102-22-gbs9cf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=823&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Maria Callas y Valiano Natali en el Teatro del Maggio Musicale de Florencia, durante un ensayo de ‘Lucia di Lammermoor de Donizetti’ (1953).</span>
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<h2>“Ven inmediatamente. ¡Lo he matado!”</h2>
<p>La primera de ellas es recogida por su esposo, Giovanni Battista Meneghini. Este indicó que tuvo que salir de manera precipitada de una función a la que asistía en La Scala para atender la llamada de su mujer desde la suite del Grand Hotel. “Battista, por favor, ven inmediatamente. ¡Lo he matado!”, le apremió. </p>
<p>Cuando Meneghini llegó, su mujer le dijo que había expulsado la tenia mientras se bañaba y la había matado. Situación que confirmó el médico de Callas, Gerardo de Marco, esa misma noche.</p>
<p>La otra versión proviene de Claudia Cassidy, una influyente crítica estadounidense de artes escénicas. Según Cassidy, la cantante le explicó que su pérdida de peso se debía efectivamente al parásito expulsado.</p>
<p>Durante esta etapa, la Callas recibió muchas cartas para que revelara su secreto. Varias clínicas y empresas incluso le llegaron a ofrecer sumas astronómicas por una patente exclusiva sobre su método.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una mujer y un hombre sentados cada uno en un sillón miran a cámara." src="https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=615&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=615&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=615&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=773&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=773&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502818/original/file-20230102-20-jp0vtb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=773&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Maria Callas y su marido Giovanni Battista Meneghini en su casa de Milán (1957).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:Callas_Meneghini_1957.jpg">Federico Patellani / Wikimedia Commons</a></span>
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<h2>El escándalo de la pasta</h2>
<p>Curiosamente, en 1954 apareció un anuncio en el diario italiano <em>Corriere della Sera</em> afirmando que Maria Callas había adelgazado tras seguir un tratamiento a base de comer un tipo de pasta conocida como Pantanella Mills, y que avalaba su cuñado Giovanni Cazzarolli. Indignada por esta afirmación falsa, la cantante demandó a la empresa italiana. </p>
<p>El director gerente de Pantanella (que era sobrino del papa Pío XII) intentó defender su reputación y solicitó la ayuda inmediata de su tío. Sin embargo, no fue suficiente, ya que Maria los llevó a juicio. Después de cuatro años de duras disputas legales, recibió una indemnización, el pago de las costas y una carta de disculpa escrita por su cuñado y Pantanella Mills y publicada en el <em>Corriere</em>.</p>
<h2>Misterio resuelto</h2>
<p>Nuestro artículo intentó dilucidar si la Callas realmente albergaba una tenia en su sistema digestivo. Y confirmamos que la respuesta a este enigma fue resuelta por su chef personal, Elena Pozzan. En febrero de 2014, Pozzan declaró que tanto la cantante como ella misma se infectaron repetidamente de tenias por el consumo de carne cruda, ya que seguían una dieta <a href="https://academic.oup.com/edited-volume/42059/chapter/355875377">alta en proteínas</a>.</p>
<p>De hecho, su esposo ya aseguró que la dieta de Maria Callas se componía de carnes a la parrilla o <em>steak tartar</em> (plato elaborado base de carne de vacuno picada cruda), grandes cantidades de vegetales sin condimentar, un poco de agua, un poco de vino y nada de pan ni pasta. Y es por el consumo de este tipo de carne, y en concreto del <em>steak tartar,</em> por lo que se deduce que la especie responsable de su teniasis fue <em>Taenia saginata</em>. </p>
<h2>Otro giro de guion</h2>
<p>Pero no es el único descubrimiento que arroja nueva luz sobre la biografía de la gran diva. Hasta ahora se creía que su modista, conocida como Biki, era la responsable de enseñarla a vestir y caminar con elegancia. De ella adquirió más de 200 vestidos, 150 pares de zapatos y 300 sombreros.</p>
<p>Sin embargo, hace unos días nuestro equipo de investigación publicó un <a href="https://www.ijert.org/a-new-hybrid-strategy-based-in-facial-recognition-from-a-photo-of-maria-callas-the-solved-mystery-of-the-unidentified-tailor">artículo</a> donde se revela que hubo otra persona que influenció la imagen pública de la Callas. La descubrimos tras generar una nueva herramienta híbrida que combina la inteligencia artificial, mediante la combinación de un sistema de reconocimiento facial y un servicio de recuperación de imágenes, junto con el procedimiento de revisiones sistemáticas.</p>
<p>Sin embargo, esa es otra historia que ya contaremos otro día.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/196402/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La espectacular pérdida de peso experimentada por la soprano en los años cincuenta se atribuyó a que había ingerido un peligroso parásito voluntariamente. ¿Qué ocurrió realmente?Jose Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de ValènciaJuan Francisco Merino-Torres, Profesor de Medicina, Unidad de Endocrinología y Nutrición, Universitat de ValènciaMª Inmaculada Zarzo Llobell, Estudiante de Doctorado en Medicina, Universitat de ValènciaMaría Trelis Villanueva, Profesora titular de Parasitología, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1867852022-09-05T07:42:59Z2022-09-05T07:42:59ZEl arte en manos de la inteligencia artificial<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/482029/original/file-20220831-26-bcebbt.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C2%2C1911%2C1069&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un mono como La joven de la perla, de Johannes Vermeer creado por la IA DALL E en menos de treinta segundos. </span> </figcaption></figure><p>Los <em>locos</em> años 20 del siglo pasado transformaron cualquier manifestación artística. Las nuevas tecnologías de entonces, la fotografía y el cine, dispararon la creatividad. Estos <em>locos</em> años 20 del siglo XXI traen un nuevo elemento tecnológico transformador: inteligencias artificiales fáciles de usar, disponibles para todos los públicos, que crean fotos, cuadros, vídeos, cualquier cosa, a partir de un texto escrito. Pueden ser tan realistas como las imágenes captadas por una cámara, o con un estilo artístico que imite a los grandes pintores de la historia. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/481307/original/file-20220826-18-lh3xwt.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/481307/original/file-20220826-18-lh3xwt.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481307/original/file-20220826-18-lh3xwt.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=602&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481307/original/file-20220826-18-lh3xwt.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=602&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481307/original/file-20220826-18-lh3xwt.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=602&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481307/original/file-20220826-18-lh3xwt.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=757&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481307/original/file-20220826-18-lh3xwt.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=757&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481307/original/file-20220826-18-lh3xwt.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=757&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Retrato de Edmond Belamy creado por el algoritmo GAN. La firma de su <em>creador</em> está abajo a la derecha. Se trata de la fórmula de álgebra que sirvió para su creación: Min (G) max (D) Ex [log (D (x))] + Ez [log (1-D (G (z)))]</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>GAN, el algoritmo que creó a Obama</h2>
<p>En el año 2018 salía a subasta el cuadro <em>El retrato de Edmond de Belamy</em> presentado por el <a href="https://obvious-art.com/">colectivo Obvious</a> y firmado por un algoritmo de nombre GAN. Este artista artificial desarrollado en 2014 fue muy conocido por los famosos <em>deepfakes</em> o generación de vídeos falsos como el realizado con el rostro de Barack Obama. </p>
<p>El vídeo comienza con un Obama indistinguible del real diciendo esta frase: “Estamos entrando en una era en la que nuestros enemigos pueden hacer que cualquiera diga cualquier cosa en cualquier momento”. </p>
<iframe width="100%" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/cQ54GDm1eL0" title="YouTube video player" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen=""></iframe>
<h2>Las IA disponibles</h2>
<p>Los nuevos modelos no se limitan a crear en base al aprendizaje de imágenes previas sino que además establecen relaciones con el texto. </p>
<p>En los últimos tiempos han ido apareciendo nombres nuevos como <a href="https://openai.com/dall-e-2/">DALL·E 2</a>, <a href="https://imagen.research.google/">Imagen</a>, <a href="https://www.craiyon.com/">Craiyon,</a> <a href="https://www.midjourney.com/home/">Midjourney</a>, <a href="https://nuwa-infinity.microsoft.com/#/">Nuwa-Infinity</a>, <a href="https://stability.ai/blog/stable-diffusion-public-release">Stable-Diffusion</a>… Todos estos modelos de IA están basados en el mismo principio de generación de una imagen a partir de una descripción, un texto. Sus diferencias pueden estar en el estilo final, sus posibilidades de edición o las restricciones de uso. Pero el principio es el mismo. </p>
<h2>¿Cómo una IA es capaz de generar una imagen desde el texto?</h2>
<p>Pensemos en el proceso natural para transformar un texto en una imagen. Por ejemplo: “Pinta un árbol al atardecer en un día de otoño”. Cada humano pintará un árbol distinto. No creamos una imagen literal de los elementos que leemos en forma secuencial, sino más bien plasmamos una abstracción mucho más genérica sobre la que añadimos más detalles en función de las iteraciones que realizamos en torno a esa abstracción.</p>
<p>Al leer un texto localizamos las palabras más relevantes. Por ejemplo, no damos la misma importancia a los verbos que a los artículos, tampoco podemos evitar captar un significado y seguramente tampoco un sentimiento: el texto podrá parecer gracioso, triste, nostálgico… </p>
<p>En general hay una serie de asociaciones que se desencadenan y que con un poco de esfuerzo representamos en un dibujo o una canción.</p>
<p>Un modelo generativo de <a href="https://theconversation.com/las-imagenes-mas-surrealistas-de-la-camara-oscura-a-las-redes-neuronales-tipo-dall-e-186786">imagen tipo DALL·E</a> no está muy lejos de esta intuición. </p>
<h2>La famosa neurona de Jennifer Aniston</h2>
<p>Pese a que la IA no pretende simular fielmente nuestro proceso cognitivo, sí que surgen algunas similitudes entre el mundo artificial y el biológico.</p>
<p>Si las representaciones en el mundo biológico se establecen en redes neuronales, en el mundo sintético residen en matrices numéricas, esto es, espacios latentes que condensan lo más representativo del mundo que pretenden generar. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/481518/original/file-20220829-23-4sambv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481518/original/file-20220829-23-4sambv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481518/original/file-20220829-23-4sambv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481518/original/file-20220829-23-4sambv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481518/original/file-20220829-23-4sambv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481518/original/file-20220829-23-4sambv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481518/original/file-20220829-23-4sambv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Representación de una red neuronal por DALL·E según Johannes Vermeer.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>En 2005 un <a href="https://www.nature.com/articles/nature03687">artículo de investigación</a> publicado en <em>Nature</em> recogía que disponemos de neuronas específicas para cada concepto particular. Por ejemplo, siempre se activa la misma neurona cuando vemos una foto de Jennifer Aniston, o una caricatura o su nombre escrito. Este efecto recibe el nombre de la neurona de Jennifer Aniston. </p>
<p>Del mismo modo, los desarrolladores de OpenAI, compañía detrás de la inteligencia artificial DALL·E, recogen en una <a href="https://distill.pub/2021/multimodal-neurons/">reciente publicación</a> la existencia de neuronas artificiales, repetimos, neuronas artificiales, que reaccionan a conceptos similares, tanto si la entrada es una fotografía como si es un dibujo. La red en este caso es capaz de comprimir con una serie de parámetros numéricos toda la variabilidad que representa un personaje famoso independiente de su entrada.</p>
<p>Pero tener la idea de un obra es solo el principio, plasmarla tiene más mérito.</p>
<h2>Decodificando</h2>
<p>Para transformar la parte conceptual en la imagen real existen diversas estrategias. Por ejemplo, DALL·E 2 no genera desde un lienzo en blanco sino a partir de <a href="https://arxiv.org/abs/2112.10741">ruido</a> que, guiado por el texto que hemos introducido, se transforma paulatinamente en la imagen que estamos buscando. Esta nueva forma hizo que DALL·E en su versión 2 fuese preferida respecto a su predecesora, tanto por su comprensión y manipulación como por su <a href="https://openai.com/dall-e-2/">fotorrealismo</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/481519/original/file-20220829-22-ckwyrn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/481519/original/file-20220829-22-ckwyrn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481519/original/file-20220829-22-ckwyrn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481519/original/file-20220829-22-ckwyrn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481519/original/file-20220829-22-ckwyrn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481519/original/file-20220829-22-ckwyrn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481519/original/file-20220829-22-ckwyrn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481519/original/file-20220829-22-ckwyrn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Cualquier propuesta que hagamos a DALL·E sobre el cuadro <em>La joven de la perla</em>, de Johannes Vermeer, partirá de esta creación básica en su memoria, el ruido que ha generado. Una especie de recuerdo.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>DALL·E no ve igual que Stable Diffusion</h2>
<p>Los artistas no solo se nutren de técnica sino de experiencia. La experiencia de la IA es su base de datos, con la que el sistema ha sido entrenado y que evolucionará hacia un estilo más realista (DALL·E 2) o más artístico (Midjourney). </p>
<p>Stable Diffusion es un proyecto <em>opensource</em>. Así, los desarrolladores de <em>software</em> pueden ir creando herramientas más sofisticadas e integrarlas en otros programas de edición de imagen, música y vídeo. </p>
<p>DALL·E 2 ofrece una buena comprensión del texto y facilidad de uso en herramientas como el <em>inpainting</em> para la integración de elementos nuevos en zonas específicas de la imagen o el <em><a href="https://openai.com/blog/dall-e-introducing-outpainting/">outpainting</a></em> para agrandar el lienzo de una imagen añadiendo contenido alrededor.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/478069/original/file-20220808-16-btgx82.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/478069/original/file-20220808-16-btgx82.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/478069/original/file-20220808-16-btgx82.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=264&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/478069/original/file-20220808-16-btgx82.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=264&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/478069/original/file-20220808-16-btgx82.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=264&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/478069/original/file-20220808-16-btgx82.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=332&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/478069/original/file-20220808-16-btgx82.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=332&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/478069/original/file-20220808-16-btgx82.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=332&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Inpainting: Inserción de un flamenco en la escena junto a su reflejo.DALL·E.</span>
</figcaption>
</figure>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/482227/original/file-20220901-1908-vmdfya.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/482227/original/file-20220901-1908-vmdfya.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/482227/original/file-20220901-1908-vmdfya.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/482227/original/file-20220901-1908-vmdfya.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/482227/original/file-20220901-1908-vmdfya.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/482227/original/file-20220901-1908-vmdfya.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/482227/original/file-20220901-1908-vmdfya.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Outpainting: La joven de la perla by Johannes Vermeer y August Kamp.DALL·E.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Esto es arte? Se lo hemos preguntado a GPT-3</h2>
<p>De la misma manera que la fotografía empujó hacia el realismo pictórico y nuevos estilos artísticos como el postimpresionismo, los nuevos generadores de IA impulsaran la creatividad hacia nuevas direcciones. </p>
<p>Pero veamos qué opina <a href="https://auth0.openai.com/u/signup/identifier?state=hKFo2SBJSk1xT012Vm1JTWxxdkNNUkhZeDFFUTg3T1FtSXhmaaFur3VuaXZlcnNhbC1sb2dpbqN0aWTZIG1TaEdiaGFsWndhb3k4aHFxdE1mbGtUTk9tRW9KSDhwo2NpZNkgRFJpdnNubTJNdTQyVDNLT3BxZHR3QjNOWXZpSFl6d0Q">GPT-3</a>, un tipo de arquitectura diseñada para procesar el lenguaje natural, que está en la base DALL·E.</p>
<p><strong>¿Consideras que las imágenes de DALL·E son similares al arte hecho por humanos?</strong> </p>
<p><strong>IA GPT-3:</strong> No lo creo. Creo que es interesante ver qué tipo de imágenes crea DALL·E a partir de descripciones textuales, pero no creo que sean como el arte humano. </p>
<p><strong>¿Por qué no?</strong> </p>
<p><strong>IA GPT-3:</strong> Creo que el arte humano se crea desde una perspectiva diferente a la de DALL·E. El arte humano se crea desde la perspectiva y el <em>background</em> propios del artista, mientras que DALL·E crea imágenes a partir de una descripción textual. </p>
<p><strong>Define <em>background</em> del artista</strong> </p>
<p><strong>IA GPT-3:</strong> El <em>background</em> del artista se refiere a la perspectiva y el contexto que este trae a su trabajo. Incluye su historia personal, su cultura, sus valores y su propia forma única de ver el mundo.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/481510/original/file-20220829-18-95ihm2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/481510/original/file-20220829-18-95ihm2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481510/original/file-20220829-18-95ihm2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481510/original/file-20220829-18-95ihm2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481510/original/file-20220829-18-95ihm2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481510/original/file-20220829-18-95ihm2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481510/original/file-20220829-18-95ihm2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481510/original/file-20220829-18-95ihm2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">DALL·E. 3D Render de un mono con un pendiente similar al de <em>La joven de la perla</em> de Johannes Vermeer.</span>
</figcaption>
</figure><img src="https://counter.theconversation.com/content/186785/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Arturo Fuentes Calle no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Dall E, Midjourney y Stable Difusion son algunas de las nuevas IA generativas que entran de lleno en la parcela de la creatividad. ¿Esto es arte? Se lo hemos preguntado a GPT-3Arturo Fuentes Calle, Profesor de Fundamentos de Imagen Digital, Universitat Politècnica de Catalunya - BarcelonaTechLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1854682022-06-29T17:32:26Z2022-06-29T17:32:26Z¿Cómo garantizar búsquedas efectivas y críticas en internet?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/471352/original/file-20220628-25-v8t1en.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=40%2C332%2C5372%2C2775&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/searching-information-data-on-internet-networking-1936709443">Shutterstock / Monster Ztudio</a></span></figcaption></figure><p>El acceso masivo a las tecnologías digitales, a la información y a las redes sociales ha creado nuevas oportunidades y retos para la educación. </p>
<p>Ser competente digital no solo supone conocer las tecnologías, sino saberlas aplicar para comunicarse, gestionar la información, colaborar, crear y compartir contenidos digitales teniendo en cuenta los aspectos legales y éticos, la privacidad y la seguridad, además de mostrar una visión crítica de las tecnologías. </p>
<p>En este escenario, saber buscar la información en internet de forma crítica es una de las claves para devenir un ciudadano del siglo XXI.</p>
<h2>¿Qué es la competencia digital?</h2>
<p>La Comisión Europea define la competencia digital como uno de los 8 estándares de competencia clave para el aprendizaje permanente. <a href="https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/handle/JRC128415">El marco europeo de competencias digitales</a> proporciona un marco completo y exhaustivo para la ciudadanía europea. En este sentido, los centros educativos deben integrar estas competencias digitales en los estudiantes de primaria y secundaria.</p>
<p>Sin embargo, y teniendo en cuenta que ninguna investigación actual se ha centrado en desarrollar un marco común para la educación primaria y secundaria, el proyecto europeo <a href="http://www.crissh2020.eu/">CRISS</a> en el que participamos definió unas áreas competenciales para los estudiantes de primaria y secundaria. </p>
<p>Estas son: ciudadanía digital, comunicación y colaboración digital, búsqueda y gestión de la información digital, creación de contenidos digitales y resolución de problemas digitales. En concreto, nos centraremos en la <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/ejed.12430">búsqueda y gestión de la información digital</a>: la capacidad de buscar y seleccionar los datos, la información y los contenidos digitales. </p>
<h2>La complejidad de una búsqueda</h2>
<p>La navegación por internet se ha convertido en una actividad absolutamente integrada en nuestro día a día. Por eso, tendemos a despreciar la complejidad tecnológica que hay detrás de una simple búsqueda y la fragilidad de los fundamentos en los que se sustenta. </p>
<p>Pero es importante que los estudiantes de primaria y secundaria tomen conciencia que llevar a cabo una búsqueda no es solo hacer un clic en Google introduciendo una palabra. </p>
<p>Para garantizar que las búsquedas en internet sean efectivas y críticas, es necesario llevar a cabo un proceso que se sistematiza en tres fases.</p>
<h2>Antes de iniciar una búsqueda</h2>
<p>Debemos planificar la búsqueda que queremos hacer. Hay que tener muy claro qué se quiere encontrar. Esto supone tener en cuenta algunos de los siguientes aspectos: </p>
<ol>
<li><p><strong>Tener bien definido nuestro objetivo de búsqueda:</strong> qué queremos buscar, para qué lo necesitamos, en qué formato nos interesa, cómo contrastaremos la información. </p></li>
<li><p><strong>Elegir qué tipo de buscador procede a cada necesidad:</strong> Google es un excelente buscador genérico pero seguro que podemos indagar en un buscador más especializado para obtener mejores resultados. Igualmente, se hace necesario completarlo en otros lugares bases de datos o bibliotecas virtuales.</p></li>
<li><p><strong>Pensar algunas palabras clave</strong> que describan de manera precisa y, si puede ser, única, el objeto que hay que buscar y sobretodo escribirlas en una lengua mayoritaria en internet (inglés, español, francés, etc.) ya que nos ampliará el número de resultados. </p></li>
<li><p><strong>Elegir o discriminar diferentes canales o formatos</strong> (texto, imagen, vídeo, PDF, etc.) nos acercará a lo que realmente queremos encontrar.</p></li>
<li><p><strong>Usar conectores lógicos</strong> entre las palabras clave nos ayudará a refinar los términos de la búsqueda. De manera alternativa, usar determinados símbolos, como las comillas o el asterisco, eliminará resultados no deseados. La mayoría de los buscadores entienden y aceptan los operadores lógicos (AND, NOT, NEAR y OR) y sus equivalencias en forma de símbolos matemáticos.</p></li>
</ol>
<h2>Una vez iniciada la búsqueda</h2>
<p>Es importante definir qué parámetros utilizaremos para seleccionar la información obtenida y evitar navegar entre resultados sin rumbo fijo. Los resultados siempre tienen que ser verificados por el usuario y contrastados con diferentes fuentes y páginas. </p>
<p>Muchas veces, la primera opción no es la más adecuada. Para ello debemos analizar:</p>
<ol>
<li><p>La procedencia de la autoría.</p></li>
<li><p>La vigencia de la última actualización. </p></li>
<li><p>Destinatarios de los contenidos. </p></li>
<li><p>La calidad del contenido (gramática, ortografía, ilustraciones, etc.). </p></li>
</ol>
<p>Pero ¿qué ocurre si no encontramos lo que queremos buscar? Si los resultados de nuestra búsqueda no son satisfactorios, o bien por exceso de resultados dificultando la selección, o bien por resultados insuficientes, o no concuerdan con nuestros objetivos de búsqueda, hay que revisar la estrategia utilizada y modificar algunos parámetros de la búsqueda. </p>
<h2>Una vez finalizada la búsqueda</h2>
<p>¿Qué hago con la información? Si la información es mucha, hay herramientas para almacenar la información de forma sencilla y ordenada, seleccionada en los diferentes procesos de búsqueda: </p>
<ol>
<li><p><strong>Marcadores del navegador.</strong> La mayoría de los navegadores (Google Chrome, Mozilla Firefox, Microsoft Edge, Safari) tiene la opción que permite añadir y guardar de forma organizada direcciones de interés. Además permite la función de sincronización de favoritos y listas de lectura entre diferentes dispositivos. Acostumbran a estar situados al lado de la dirección con un icono en forma de estrella.</p></li>
<li><p><strong>Marcadores sociales</strong> (<em>social bookmarks</em>, en inglés) son herramientas que permiten localizar, etiquetar, guardar, recuperar y compartir recursos de la red desde cualquier dispositivo hecho facilita la sincronización. </p></li>
<li><p><strong>Sindicación de contenidos</strong> (RSS). Permite recibir información actualizada de sitios web que resulten de interés. La finalidad de la sindicación de contenidos, más conocida por las siglas RSS (<em>Really Simple Syndication</em>, o Sindicación Realmente Simple), es permitir un fácil acceso a la información actualizada de determinados sitios web que resulten interesantes. </p></li>
</ol>
<h2>Cómo citar y señalar fuentes</h2>
<p>Para utilizar la información seleccionada la debemos referenciar correctamente: es fundamental el respeto hacia la propiedad intelectual del autor o la autora cuando procesamos, gestionamos y presentamos información localizada en internet. </p>
<p>Citar es la acción de indicar la procedencia de la fuente, la autoría de aquel material e información que hemos utilizado para elaborar un nuevo contenido. Si no lo hacemos estamos cometiendo plagio.</p>
<h2>El papel del profesorado</h2>
<p>Más allá de ser sistemáticos en el proceso de búsqueda, también es importante tener una visión crítica en el desarrollo de la competencia digital no sólo por parte de los estudiantes sino también del profesorado y la dirección del centro educativo. </p>
<p>El proyecto europeo <a href="https://www.detectproject.eu/">DETECT</a> (siglas en inglés de “Desarrollando la Alfabetización Digital Crítica del Profesorado”) da apoyo a los docentes de primaria y secundaria en el trabajo de las competencias digitales desde la perspectiva crítica. </p>
<p>Proporciona también un curso <em>online</em>, denominado <a href="https://moodle-detect.uoclabs.uoc.es/">SOLET</a> (siglas en inglés de Entorno de Autoaprendizaje para Profesores) donde se proporciona una serie de recursos y actividades para aplicar las tecnologías desde una perspectiva crítica en el aula. De manera especial se hace énfasis en la búsqueda y localización de información en la red, ya que pone en juego que los estudiantes tomen conciencia de las implicaciones legales y de seguridad haciendo uso de las tecnologías digitales.</p>
<h2>Importancia en bachillerato</h2>
<p>Trabajar la búsqueda crítica de la información en la red es pues una competencia transversal que se debe trabajar en distintas asignaturas o en proyectos interdisciplinares y que se debe consolidar al finalizar la educación obligatoria. Esta habilidad adquiere especial importancia en el crédito de síntesis de bachillerato.</p>
<p>Dominar la competencia de búsqueda de información en internet supone ser capaz de recuperar, almacenar, organizar, presentar y difundir la información obtenida. El papel del docente es clave para facilitar y orientar en el uso y aplicación de las tecnologías en el ámbito educativo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/185468/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La enseñanza de una búsqueda crítica de información en internet debería ser parte de todas las asignaturas de manera transversal. Sin ello, no estamos educando ciudadanos competentes.Teresa Romeu, Profesora investigadora, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaMontse Guitert, Professor investigador de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1856092022-06-26T19:25:38Z2022-06-26T19:25:38ZLos estudiantes saben buscar en internet, pero ¿saben encontrar lo que necesitan?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/470503/original/file-20220623-52151-sn7eem.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5982%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/businesswoman-using-laptop-searching-browsing-internet-1922178821">Shutterstock / 13_Phunkod</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber”. </p>
<p><em>Metafísica</em> de Aristóteles, libro primero, capítulo I.</p>
</blockquote>
<p>Vivimos en la era de la información. Pero esta abundancia de información es un arma de doble filo: viene acompañada de grandes niveles de desinformación y sobreinformación. Discernir entre lo bueno y lo malo <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s13278-022-00878-9">cada vez se hace más complicado</a>. En ocasiones, es una actividad semejante a encontrar una aguja en un pajar.</p>
<p>No siempre es fácil discernir si la información disponible en la web es veraz y fiable. Para los estudiantes de primaria y secundaria es una cuestión especialmente difícil y, en ocasiones, hasta los estudios previos al doctorado no se sabe bien de dónde extraer información relevante y fiable.</p>
<h2>Los tiempos de las enciclopedias físicas</h2>
<p>Hace unos años el proceso era muy diferente. Cuentan algunos colegas cómo iban a fotocopiar artículos, revistas, libros, a los que sólo tenían acceso en la biblioteca de la universidad en la que realizaban sus estudios. En la actualidad, tenemos todo en nuestros dispositivos electrónicos, a golpe de clic. Solo necesitamos teclear en nuestro navegador Google o Wikipedia y encontramos un mar de datos e información.</p>
<p>En la era de internet se torna complicado discernir entre la calidad y lo mediocre e, incluso, identificar noticias falsas. Esto se convierte en un verdadero reto para los estudiantes a los que se encarga investigar determinado tema para un trabajo o exposición en clase.</p>
<h2>No basta con saber usar Google</h2>
<p>Buscar información en internet conlleva más esfuerzo del que parece: no solo es una cuestión de saber usar un motor de búsqueda. La información está disponible en la red, en los libros, diarios, revistas, blogs, podcasts, redes sociales, periódicos digitales, grandes pensadores, charlas TED, personas de nuestro entorno, asociaciones, empresas… Millones de datos y conocimiento por todos lados y de todos los tipos.</p>
<p>Es con la experiencia, con las horas y horas de búsqueda y lectura de la información extraída, cuando vamos adquiriendo esta habilidad de distinguir entre lo bueno y lo malo; de eliminar la paja y quedarnos con la aguja. Ahí reside nuestra obligación como docentes: transmitir este conocimiento a los alumnos.</p>
<h2>Los trucos básicos</h2>
<p>Existen ciertas estrategias metodológicas que permiten la búsqueda de información, su evaluación y selección, como por ejemplo:</p>
<ol>
<li><p>Preguntarnos qué información concreta es la que necesitamos y para qué.</p></li>
<li><p>Uso de palabras clave. Esta palabra clave hace que se ejecute el motor de búsqueda, rastreando la información que hay en la red según los parámetros específicos del buscador utilizado, dando resultados distintos dependiendo de qué palabras usemos. </p>
<p>Para su elección, podemos seguir una serie de consejos como el uso del asterisco <em>*</em> para reemplazar un conjunto indeterminado de caracteres. Por ejemplo, renovable* incluirá la búsqueda no solo de la palabra <em>renovable</em>, sino también <em>renovables</em>, u otras palabras cuya raíz sea <em>renovable</em>. </p>
<p>También se puede usar el asterisco como adjetivo en la búsqueda. Por ejemplo: “Tecnologías renovables más * de los últimos años”. Buscará las tecnologías renovables más <em>demandadas</em>, más <em>usadas</em>, etc. El uso exclusivo de minúsculas y sin acentos también es recomendable.</p></li>
<li><p>Comparar la información proporcionada con otros buscadores.</p></li>
<li><p>Analizar las citas y las referencias de la información encontrada es una buena práctica y muy aconsejable si detectamos insuficiencias o excesiva información con respecto a nuestras necesidades. También es posible ampliar o reducir el rango de búsqueda mediante el uso de distintas palabras clave y uso del <em>*</em> como indicaba en el punto 2.</p></li>
<li><p>Verificar la calidad de las fuentes bibliográficas se torna imprescindible.</p></li>
</ol>
<h2>Búsqueda en la etapa universitaria</h2>
<p>Si nos centramos en el alumnado universitario pregraduado, este ha de estar familiarizado en la búsqueda de información fiable con fines académicos. Pero, aunque el <a href="https://www.ine.es/prensa/tich_2021.pdf">93,2 % de la población</a> de 16-74 años ha usado internet en los tres últimos meses, en las aulas es habitual observar cómo los alumnos no suelen saber encontrar la información pertinente.</p>
<p>La información académica también se encuentra en todas partes. Ya no solo disponemos de los servicios de la biblioteca universitaria en su catálogo digital, sino que tenemos a nuestra disposición grandes repositorios bibliográficos como <a href="https://www.scopus.com/home.uri">Scopus</a>, <a href="https://www.recursoscientificos.fecyt.es/licencias/productos-contratados/wos">Web of Science</a> y <a href="https://scholar.google.es/schhp?hl=es">Google Académico</a>, entre otros. </p>
<p>Sin embargo, existen técnicas que nos ayudan a manejar grandes cantidades de datos provenientes de fuentes fiables para nuestras investigaciones.</p>
<h2>Una aplicación posible</h2>
<p>Cuando manejamos una gran cantidad de datos, la aplicación de un análisis bibliométrico se hace necesaria. El análisis bibliométrico es una ciencia que utiliza métodos estadísticos y matemáticos para analizar la literatura científica en profundidad.</p>
<p>Pero ¿cómo realizar un análisis bibliométrico? Propongo para ello el uso de un <em>software</em> llamado <a href="https://www.vosviewer.com/">VOSviewer</a> por parte de docentes e investigadores para realizar sus revisiones.</p>
<p>VOSviewer permite la realización, visualización y exploración de mapas de coocurrencia, una interconexión colectiva de términos basada en su presencia conjunta dentro de una unidad de texto. </p>
<p>Con esta herramienta se crea un mapa basado en una red sobre publicaciones científicas, aunque también es posible crear esa red sobre revistas científicas, investigaciones, países o palabras clave.</p>
<p>Para ello, se extrae información de Scopus, como la mayor base de datos de referencias bibliográficas sobre el tema a investigar, exportamos la documentación y la introducimos en el VOSviewer para realizar el mapa de coocurrencia. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/470247/original/file-20220622-23-g5pynh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/470247/original/file-20220622-23-g5pynh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/470247/original/file-20220622-23-g5pynh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=483&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/470247/original/file-20220622-23-g5pynh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=483&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/470247/original/file-20220622-23-g5pynh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=483&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/470247/original/file-20220622-23-g5pynh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=607&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/470247/original/file-20220622-23-g5pynh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=607&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/470247/original/file-20220622-23-g5pynh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=607&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Mapa de coocurrencia de palabras clave en el campo de estudio de las energías renovables mediante modelización econométrica.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En la figura se representa <a href="https://www.mdpi.com/2071-1050/12/12/4828">un caso real</a>, un mapa que analiza 1 329 palabras clave en artículos científicos que estudian el desarrollo de las energías renovables a través de un análisis econométrico. Se identifican 5 grupos (clústeres) por colores vinculados a las tres grandes preguntas del marco estratégico de la Unión Europea, facilitando la toma de decisiones.</p>
<h2>Enseñar desde la infancia</h2>
<p>Para encontrar la información deseada en internet en la etapa universitaria es clave el uso de bases de datos especializadas y apoyarse en el análisis bibliométrico para realizar estudios más exhaustivos y rigurosos.</p>
<p>Pero la enseñanza del proceso de búsqueda de información en internet es fundamental y ha de realizarse en todos los niveles de estudio. Se trata de un eslabón básico para construir una sociedad informada y capaz de cuestionarse, razonar y pensar sobre cualquier ámbito.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/185609/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Consoli Quintana Rojo recibió fondos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de las Ayudas al Profesorado Universitario (FPU) convocatoria 2015.</span></em></p>Muchos estudiantes creen que basta con introducir un término en el buscador y usar los primeros resultados: es necesario enseñarles a optimizar, afinar y seleccionar los resultados.Consoli Quintana Rojo, Doctora en Economía y Empresa. Profesora e investigadora del área de Economía Aplicada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Ciudad Real, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1824922022-05-19T18:09:44Z2022-05-19T18:09:44ZCómo hemos llegado a esta posverdad: redes sociales y desinformación<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/463640/original/file-20220517-26-jx84e1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C6%2C2044%2C1358&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/jubilo/4546271026/">júbilo haku / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span></figcaption></figure><p><a href="https://cutt.ly/3b4UbPA">Informes como el de la consultora Gartner</a> anunciaban hace ya cinco años que en 2022 se consumirían más contenidos informativos falsos que verdaderos. La <a href="https://theconversation.com/es/topics/desinformacion-64802">desinformación</a> es un fenómeno con el que convivimos a diario y las redes sociales funcionan como una especie de colaborador necesario, permitiendo la difusión a gran escala y a un ritmo vertiginoso de noticias falsas. Su efecto multiplicador se agrava en un contexto de polarización donde las medias verdades, los mensajes tergiversados o, directamente, la falsedad, crecen sobre terreno abonado. </p>
<h2>El cóctel perfecto</h2>
<p>Este escenario de posverdad es construido por tres grandes actores: el ámbito político e institucional, los medios de comunicación y los propios ciudadanos. </p>
<p>El impacto del <em>crack</em> financiero de 2008 en las clases medias ha dado lugar a un hartazgo de la política por parte de la opinión pública, una desafección explotada en estrategias de comunicación cada vez más agresivas. Los partidos políticos y las propias instituciones a menudo promueven discursos simples, que apelan directamente a las emociones. Las redes sociales constituyen un vehículo ideal para este tipo de estrategias, en las que se obvia la complejidad de los problemas. </p>
<p>Por su parte, los medios, debilitados tras años de crisis económica y con dificultades para encontrar su lugar en el nuevo ecosistema digital, han promovido el sensacionalismo y alimentado falsos debates. El llamado <em>infotainment</em>, especialmente en televisión, y la práctica del <em>clickbait</em> han provocado una caída en picado en el rigor de sus contenidos. </p>
<p><a href="https://editorial.tirant.com/es/ebook/redes-sociales-el-quinto-poder-una-aproximacion-por-ambitos-al-fenomeno-que-ha-transformado-la-comunicacion-publica-y-privada-perez-escoda-ana-9788418802898">Según la periodista Carmela Ríos</a>, “periodismo también es observar cuentas de Twitter y analizar los contenidos que arrojan desde líneas ideológicas distintas. Eso es periodismo político en la España de hoy”. </p>
<p>En este contexto, la ciudadanía asiste abrumada a un flujo de mensajes constante, que llegan por un número creciente de canales. Ante el carácter partisano que predomina en los posicionamientos de la opinión pública, parece imprescindible tomar partido, lo que activa mecanismos como el <em>sesgo de confirmación</em>, que funciona como una retroalimentación carente de sentido crítico. </p>
<p>Este ciclo se ve reforzado a causa de los algoritmos utilizados en Google y en las distintas redes sociales, <a href="https://books.google.es/books/about/The_Filter_Bubble.html?id=-FWO0puw3nYC&redir_esc=y">que generan el famoso filtro burbuja</a> que nos atrapa en un espacio de confort ideológico, donde dejamos de estar expuestos a informaciones que cuestionen nuestras ideas.</p>
<h2>Las falacias en democracia</h2>
<p>La desinformación incide en numerosos ámbitos de nuestra existencia, pero es en la salud de las democracias donde sus efectos pueden ser más devastadores. El clima de contestación social se ha convertido en un contexto perfecto para la proliferación de consignas populistas. Las emociones negativas y el discurso del odio se viralizan, gracias a una maquinaria perfectamente engrasada. </p>
<p>Según <a href="https://cutt.ly/Jb93UvQ">un estudio de la Universidad de Oxford</a>, en 2020 en 81 países se utilizaban las redes para lanzar desinformación a través de operaciones automatizadas a gran escala. Ejércitos de <em>bots</em> realizan sin cesar tareas repetitivas y de forma coordinada con el fin de dominar la conversación. Generan controversias, encabezan campañas de descrédito y desvían la atención de los temas realmente importantes. </p>
<p>El uso de la inteligencia artificial contribuye a generar falsas narrativas, de las que el <em>deepfake</em> no es más que el último exponente. El avance del código abierto ha popularizado herramientas cada vez más sencillas, de forma que el tráfico de vídeos manipulados se ha multiplicado. </p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/sbFHhpYU15w?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Un <em>deepfake</em> de Vladimir Putin en donde advierte a los ciudadanos estadounidenses sobre la interferencia electoral y la creciente división política.</span></figcaption>
</figure>
<p>No es posible hablar de campañas de desinformación sin mencionar el caso de Rusia. En efecto, el presidente Vladimir Putin ha adoptado la teoría del general Valeri Guerásimov (<em>new generation warfare</em>), según la cual <a href="https://cutt.ly/1b4UC0N">la guerra “es antes una estrategia de influencia que de fuerza bruta”</a>. La prioridad es “romper la coherencia interna del sistema enemigo” a través de la desestabilización y el ruido incesante. Se trata de una batalla en múltiples frentes y que precisa de pocos recursos. Y que ha resultado esencial para manipular a la opinión pública rusa frente a operaciones tan inaceptables como la actual invasión de Ucrania.</p>
<h2>¿Qué hacer?</h2>
<p>Una vez descrito este complejo panorama, es esencial abordar las posibles alternativas que la sociedad en su conjunto posee para hacer frente al escenario de posverdad. </p>
<p>Estas llegan desde las instituciones, las plataformas y los medios, pero también han de surgir de cada uno de los ciudadanos, como último agente implicado en la desinformación. Las redes sociales otorgan a cada individuo el poder de convertirse en emisor y difusor de contenido informativo, pero esta práctica no siempre es constructiva. </p>
<p>La solución en este punto pasa por la toma de conciencia, que posibilite actitudes más responsables y, sobre todo, por la alfabetización digital de la sociedad. Esta necesita fomentarse desde los centros educativos y ampliarse a los distintos grupos de edad. Urge mejorar las competencias de los jóvenes para identificar contenidos sesgados, subjetivos o parciales, aspecto en el que nuestro país, según <a href="https://doi.org/10.1787/6ad5395e-en">el informe PISA 2021</a>, se encuentra a la cola de la OCDE.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/182492/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Mercedes Herrero de la Fuente no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La situación política, los medios de comunicación y la propia ciudadanía han contribuido a construir el escenario de posverdad en el que nos hallamos.Mercedes Herrero de la Fuente, Profesora e investigadora en la Universidad Nebrija. Doctora en CC. de la Información (UCM)., Universidad NebrijaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1820652022-04-27T12:28:41Z2022-04-27T12:28:41Z¿Cómo afectará a la libertad de expresión en Twitter la compra de Elon Musk?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/460042/original/file-20220427-16-kgc207.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C11%2C3694%2C2455&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><span class="source">Eric Risberg/AP</span></span></figcaption></figure><p>El consejo de dirección de Twitter <a href="https://www.ft.com/content/79e3bc48-96ef-4e62-b30b-d3ddb45d7a2f">ha anunciado</a> que aceptará la oferta de adquisición de Elon Musk, el hombre más rico del mundo. Esta sorprendente capitulación, ¿es beneficiosa para los usuarios? </p>
<p>Musk ofrece 54,20 dólares por acción, lo que supone 44 mil millones de dólares como precio total de la compañía: es uno de los precios más altos jamás pagados en una adquisición empresarial. </p>
<p><a href="https://www.sec.gov/Archives/edgar/data/1418091/000110465922048128/tm2213229d1_ex99-c.htm">Morgan Stanley y otras instituciones financieras</a> prestarán 25,5 mil millones de dólares a Musk, que aportará unos 20 mil millones de dólares propios. Más o menos <a href="https://www.theguardian.com/business/2022/apr/21/elon-musk-stands-to-collect-23bn-bonus-as-tesla-surges-ahead#:%7E:text=Elon%20Musk%2C%20chief%20executive%20of,company's%20reported%20record%20quarterly%20profits">el monto del bono</a> que espera recibir de su compañía Tesla por haber cumplido los objetivos del último trimestre.</p>
<p>Musk ha asegurado que sus intenciones como dueño de Twitter son “liberar su extraordinario potencial para convertirse en la plataforma de la libertad de expresión en todo el mundo”. Así lo especifica en la <a href="https://www.sec.gov/Archives/edgar/data/0001418091/000110465922045641/tm2212748d1_sc13da.htm">carta</a> que ha enviado al actual presidente de la compañía.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1507777261654605828"}"></div></p>
<p>Esta creencia en el potencial de una red social para convertirse en un modelo de libertad de expresión sin límites se basa en una <a href="https://doi.org/10.1177%2F14614440222226244">aproximación idealista</a> a las redes sociales que ha existido <a href="https://www.wired.com/1995/11/poster-if/">desde hace ya tiempo</a>. </p>
<p>En realidad, que Twitter tenga un solo dueño, cuyos propios tuits han sido <a href="https://www.sec.gov/news/press-release/2018-226">falsos</a>, <a href="https://news.yahoo.com/one-tweet-elon-musk-captures-201842976.html">sexistas</a>, <a href="https://www.vox.com/recode/2021/5/18/22441831/elon-musk-bitcoin-dogecoin-crypto-prices-tesla">interesados</a>, y probablemente <a href="https://www.abc.net.au/news/2019-10-28/elon-musk-saya-pedo-guy-is-a-common-insult-in-south-africa/11639090">difamatorios</a>, supone un riesgo para el futuro de la plataforma.</p>
<h2>¿Habrá un cambio radical?</h2>
<p>La maniobra de Musk puede ser percibida negativamente porque le da un poder y una influencia sobre Twitter sin precedentes. Él mismo ya ha apuntado a algunos cambios que le gustaría hacer a la plataforma, como por ejemplo:</p>
<ol>
<li><p><a href="https://www.vox.com/recode/23041717/twitter-musk-business-plan-peter-kafka-column">Reestructurar</a> el actual <a href="https://www.theguardian.com/technology/2022/apr/25/five-things-in-elon-musks-in-tray-after-twitter-takeover">equipo directivo</a>, ya que afirma no tener confianza en ellos.</p></li>
<li><p>Añadir un <a href="https://theconversation.com/why-an-edit-button-for-twitter-is-not-as-simple-as-it-seems-181623">botón de editar</a> a los tuits.</p></li>
<li><p>Limitar el actual control de moderación sobre el contenido de los tuits: utilizar suspensiones temporales en lugar de prohibiciones absolutas.</p></li>
<li><p>Explorar una transición a un modelo de pago como el de Spotify, en el que los usuarios pueden pagar para evitar los anuncios <a href="https://www.theguardian.com/technology/2022/apr/25/five-things-in-elon-musks-in-tray-after-twitter-takeover">más intrusivos</a>. </p></li>
</ol>
<p>Previamente, justo después de haberse convertido en el accionista individual más grande de Twitter a principios de abril, Musk <a href="https://www.thestreet.com/markets/elon-musk-ted-talk">había afirmado</a>: “No me importa en absoluto la parte económica”.</p>
<p>Aunque es probable que a los banqueros que le van a prestar los 25,5 mil millones de dólares para realizar la compra sí les preocupe. Musk sentirá esa presión si no consigue que Twitter dé beneficios. Aunque asegura que su prioridad es la libertad de expresión, los anunciantes en la plataforma, por ejemplo, puede que no quieran ver sus productos anunciados al lado de un furioso tuit extremista. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1518681666633486341"}"></div></p>
<p>En los últimos años Twitter ha puesto en marcha un abanico de medidas para la <a href="https://help.twitter.com/en/rules-and-policies#platform-integrity-and-authenticity">gobernanza y moderación del contenido</a>. Por ejemplo, en 2020 amplió su definición de lo que supone un <a href="https://blog.twitter.com/en_us/topics/company/2020/An-update-on-our-continuity-strategy-during-COVID-19">“daño”</a>, para guiar su tratamiento del contenido sobre covid-19 que contradecía las recomendaciones autorizadas. </p>
<p>Twitter asegura que todos los cambios realizados hasta la fecha en su aproximación a la moderación de contenidos <a href="https://about.twitter.com/en">“están al servicio de la conversación pública”</a> y se centran en la <a href="https://help.twitter.com/en/rules-and-policies/medical-misinformation-policy">desinformación y la información engañosa</a>. También afirma que responde a las experiencias de <a href="https://about.twitter.com/en/our-priorities/healthy-conversations">abuso</a> o <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/13548565211036797">incivismo</a> a las que se enfrentan los usuarios. </p>
<p>Pero esta implantación de medidas para moderar el contenido también puede interpretarse como un esfuerzo de mantener su reputación, tras mucha <a href="https://www.nytimes.com/2020/11/17/technology/lawmakers-drill-down-on-how-facebook-and-twitter-moderate-content.html">publicidad negativa</a>.</p>
<h2>La idea de la ‘plaza pública’</h2>
<p>En cualquier caso, y sea cuales fueran las razones reales para estos intentos de moderar el contenido, Musk ha puesto públicamente muchas pegas a estas herramientas de la plataforma.</p>
<p>Incluso ha llegado a etiquetar la plataforma como “una plaza pública de facto”. Una afirmación ingenua, como mínimo. Ya lo advertía el experto en comunicaciones de Microsoft <a href="https://yalebooks.yale.edu/book/9780300261431/custodians-internet/">Tarleton Gillespie</a>: pensar que las redes sociales pueden funcionar como verdaderos espacios abiertos es una fantasía, dado que deben controlar el contenido al mismo tiempo que afirman no hacerlo. </p>
<p>Gillespie incluso sugiere que las plataformas estarían obligadas a moderar, para proteger a los usuarios de sus enemigos dialécticos, y retirar contenido ofensivo, tóxico o ilegal. Sería la única manera de presentar su mejor cara a los nuevos usuarios, los anunciantes, los socios y el público en general. Lo difícil, <a href="https://yalebooks.yale.edu/book/9780300261431/custodians-internet/">argumenta</a>, es tener la capacidad crítica necesaria para saber “exactamente cuándo, cómo y por qué intervenir”. </p>
<p>Plataformas como Twitter no pueden erigirse como plazas públicas, especialmente porque solo una pequeña parte del público las usa. </p>
<p>Además, las plazas públicas se regulan <a href="https://www.google.com.au/books/edition/Behavior_in_Public_Places/HM1kAAAAIAAJ?hl=en">implícita</a> y explícitamente a través de los comportamientos que regulan <a href="https://www.routledge.com/Relations-in-Public-Microstudies-of-the-Public-Order/Goffman/p/book/9781412810067">nuestras interrelaciones sociales en público</a>, y están respaldadas por la posibilidad de recurrir a una autoridad para reestablecer el orden si surge el desorden. En el caso de un negocio privado como es Twitter, la decisión final recae en una sola persona: Musk. </p>
<p>Pero aunque Musk llegara a poner en marcha su ideal particular de plaza pública, se trataría posiblemente de una versión personal y libre de este concepto. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1518704771372240896"}"></div></p>
<p>Dar a los usuarios más margen en lo que pueden decir podría crear mayor polarización y endurecer aún más el discurso en la plataforma. Esto a su vez desanimará, probablemente, a los anunciantes. Sin duda, un problema en el actual modelo económico de Twitter (<a href="https://www.theguardian.com/technology/2022/apr/25/five-things-in-elon-musks-in-tray-after-twitter-takeover">un 90 % de sus ingresos viene de la publicidad</a>).</p>
<h2>Libertad de expresión: ¿para todos?</h2>
<p>Twitter es bastante <a href="https://www.statista.com/statistics/272014/global-social-networks-ranked-by-number-of-users/">más pequeña</a> que otras redes sociales. Sin embargo, las investigaciones muestran que tiene una influencia desproporcionada ya que los tuits son especialmente <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/1369118X.2018.1449883">rápidos y virales, y se reproducen en los medios tradicionales</a>. </p>
<p>Los tuits que se destacan para cada usuario son el resultado de un algoritmo que busca maximizar exposición y clics, y no tienen como objetivo enriquecer la vida del usuario con <a href="https://theconversation.com/what-elon-musks-us-3-billion-twitter-deal-means-for-him-and-for-social-media-180742">puntos de vista interesantes o respetuosos</a>.</p>
<p>Musk ha sugerido también que abrirá el acceso a los algoritmos usados por Twitter. Una mejora en transparencia. Pero una vez que Twitter sea una compañía privada, el grado de transparencia que quiera mantener dependerá únicamente de lo que él decida. </p>
<p>Irónicamente, <a href="https://www.theguardian.com/technology/2022/apr/15/elon-musk-mark-zuckerberg-sun-king-louis-xiv">Musk ha acusado al CEO de Meta</a> (anteriormente Facebook), Mark Zuckerberg, de tener demasiado control sobre el debate público. </p>
<p>Y sin embargo, el propio Musk ha intentado en el pasado <a href="https://www.cnbc.com/2022/04/25/elon-musk-and-free-speech-track-record-not-encouraging.html">reprimir</a> <a href="https://www.bloomberg.com/news/articles/2022-04-21/elon-musk-wants-free-speech-at-twitter-twtr-after-years-silencing-critics">los puntos de vista</a> <a href="https://www.theatlantic.com/technology/archive/2022/04/elon-musk-twitter-free-speech/629479/">de los que han sido críticos con él</a>. </p>
<p>Hay pocas pruebas en las que basarse para creer que de verdad pretende crear un espacio libre e inclusivo en Twitter, y menos aún para pensar que los cambios que haga sean por el interés común.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/182065/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Las redes sociales no pueden ser verdaderas ‘plazas públicas’. Menos aún las que tienen un solo dueño y son privadas, como va a ocurrir ahora con Twitter.John Hawkins, Senior Lecturer, Canberra School of Politics, Economics and Society and NATSEM, University of CanberraMichael James Walsh, Associate Professor in Social Sciences, University of CanberraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1786822022-03-09T22:01:28Z2022-03-09T22:01:28ZUcrania: Una guerra (también) informativa<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/450635/original/file-20220308-25-13p6mhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4779%2C2787&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Unidad móvil de Russia Today en la Plaza del Manège de Moscú.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/july-7-2018-moscow-russia-mobile-1138711178">Shutterstock / fifg</a></span></figcaption></figure><p>Junto a las operaciones militares, Rusia está desarrollando una intensa guerra en el terreno informativo sobre el conflicto bélico de Ucrania. Para ello, está usando dos armas de alto calibre: la desinformación y la propaganda. Su objetivo es justificar y legitimar la invasión ante la comunidad internacional, por un lado, y tratar de influir sobre la opinión pública para lograr adhesiones, por otro. En definitiva, su finalidad es manipular y adoctrinar a la ciudadanía y mejorar la imagen de Rusia en el exterior en un momento crítico.</p>
<p>Las noticias falsas se han instalado como un elemento fundamental de las estrategias políticas en el mundo tras la covid-19. En la pandemia, este recurso ha ganado protagonismo y se ha normalizado, perdiendo su carácter excepcional. A esto también han contribuido dos factores clave de la última década: el auge de las redes sociales, que facilitan su circulación, y la irrupción de la extrema derecha política en Europa. Además, cabe unir el empleo a gran escala de la propaganda.</p>
<h2>Una larga tradición rusa</h2>
<p>Rusia cuenta con una larga tradición en el manejo de la desinformación y la propaganda. Su origen se encuentra en la revolución bolchevique, que generó la propaganda leninista, y la Guerra Fría. En los años 50, la KGB, el servicio de seguridad soviético, creó un departamento específico para la <em>desinformatsiya</em> que, posteriormente, recibió la denominación de “medidas activas”. </p>
<p>Desde entonces, su uso estratégico no ha dejado de crecer. La toma de conciencia rusa de la importancia de la información se produjo en la invasión de Georgia en 2008. A partir de este momento, se edifica la doctrina de la Guerra de Nueva Generación, basada en la combinación del despliegue bélico en tierra, mar y aire unido a la lucha por la información y la opinión en una dinámica de guerra híbrida. Algo que se está poniendo en práctica en Ucrania.</p>
<p>Para ello, Rusia recurre a dos armas principales. En primer lugar, a un amplio entramado mediático formado por RT, Sputnik o Rossiya Segodna, entre otros. Estos medios son herramientas clave de poder blando encargados de extender la propaganda rusa a nivel internacional para darle credibilidad y ampliar su alcance. </p>
<p>De hecho, RT, creado en 2015, está disponible en 100 países y en diferentes idiomas. El Estado ruso se gasta <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/RT">entre 600 y 1 000 millones de dólares anuales</a> en estos medios. </p>
<p>La segunda son las redes sociales. El Kremlin ha sido pionero en el despliegue del <em>astroturfing</em>, consistente en la creación artificial de tendencias de opinión mediante la manipulación y la intoxicación informativa en las plataformas digitales. Para ello, se recurre a bots y trols. Una actividad que lleva a cabo la Agencia de Investigación de Internet, una compañía con nexos con el Servicio Federal de Seguridad ruso.</p>
<h2>Tres argumentos propagandísticos</h2>
<p>Mediante estas dos armas, Rusia ha difundido tres grandes argumentos propagandísticos para justificar la invasión de Ucrania. </p>
<ol>
<li><p>El Kremlin ha presentado la invasión como respuesta a un supuesto genocidio en los territorios separatistas del Donbás. Mediante el empleo de la estrategia propagandística de la trasposición, se carga la culpa en el Gobierno ucraniano, subvirtiendo el orden de las cosas. Así, Rusia pasa de agresor a agredido, de atacante a defensor y protector. </p></li>
<li><p>La asimilación de Ucrania con un régimen neonazi. Se aplican aquí dos reglas de la propaganda clásica: la exageración y la transferencia, asociando al Gobierno de Zelenski al nazismo. Algo que autorizaría su derrocamiento. </p></li>
<li><p>Se alude a los vínculos de sangre con Ucrania, apelando al pasado común en el imperio soviético y al carácter artificial de su Estado, que, además, contribuye a fomentar la expansión de la OTAN en el entorno post-soviético. Se recurre aquí a la simplificación. </p></li>
</ol>
<p>La extensión de estos tres argumentos se asienta, además, en la regla propagandística de la orquestación. Ésta se basa en el hecho que la repetición constante de las mismas ideas con formas diferentes acaba propiciando la máxima que una mentira contada mil veces se convierte en verdad.</p>
<h2>La respuesta europea</h2>
<p>Tradicionalmente, la Unión Europea no ha respondido con firmeza a la desinformación y la propaganda rusas. Sin embargo, con la guerra de Ucrania, esto ha sufrido un giro radical. La Comisión Europea, con su presidenta Ursula von der Leyen y su alto representante para asuntos exteriores Josep Borrell a la cabeza, <a href="https://es.euronews.com/2022/03/02/ucrania-crisis-ue-rt">han prohibido</a> las emisiones de RT y Sputnik en los países de la Unión porque siembran una desinformación tóxica y dañina. </p>
<p>Se trata de la primera vez que la UE actúa con este grado de contundencia frente a la guerra informativa. A esta estrategia se han sumado algunas de las principales plataformas digitales como Facebook, Instagram o YouTube, que <a href="https://www.rtve.es/noticias/20220301/google-bloquea-canales-rusos-rt-sputnik-youtube-europa/2299602.shtml">han bloqueado</a> los canales de los medios prorrusos. De esta forma, estas compañías tecnológicas han roto su habitual neutralidad. </p>
<p>Esta doble respuesta constituye una novedad sin precedentes. De momento, se ha encontrado con una primera reacción rusa: bloquear el acceso a Facebook y Twitter en todo el país e instaurar penas de 15 años de cárcel por difundir información falsa sobre las Fuerzas Armadas y de 3 a 5 años por manifestaciones contra la intervención en Ucrania. Así, el espacio informativo se ha convertido en este conflicto bélico en un importante escenario dónde también se libran duras batallas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178682/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Andreu Casero-Ripollés recibe fondos de la Generalitat Valenciana mediante el proyecto de investigación AICO/2021/063. </span></em></p>La información en medios y redes sociales es un arma más en la guerra desatada en Ucrania con la invasión rusa. Por primera vez, la UE y las compañías tecnológicas han intervenido bloqueando medios rusos.Andreu Casero-Ripollés, Catedrático de Periodismo. Decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Universitat Jaume ILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1767592022-02-22T19:33:00Z2022-02-22T19:33:00ZRedes sociales: ¿cámaras de eco o espacios para el debate?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/446472/original/file-20220215-19-1dqvgh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4187%2C2363&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/phone-media-usage-echo-chamber-1941506146">Shutterstock / Vietcetera Illustration</a></span></figcaption></figure><p>Las redes sociales juegan un papel cada vez más importante cuando queremos informarnos. Las últimas ediciones del <a href="https://www.digitalnewsreport.org/">Digital News Report</a> lo demuestran. Poco a poco, sustituyen a los medios tradicionales como fuente de información.</p>
<p>A primera vista, este panorama fomenta la participación y genera un ecosistema más democrático. Cada usuario dispone de los medios necesarios para difundir contenidos.</p>
<p>Sin embargo, los análisis más recientes sobre comunicación en redes sociales están repletos de conceptos negativos. Conceptos como noticias falsas, bulos, discursos de odio o bots.</p>
<h2>Cámaras de eco y filtros burbuja</h2>
<p>La teoría de las <a href="https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/9781400890521/html?lang=en">cámaras de eco</a> intenta explicar esta situación. Se producen cuando informaciones o ideas concretas se difunden una y otra vez. Y cuando las posiciones opuestas se ocultan o no son visibles. </p>
<p>No es una teoría nueva; de hecho, ya se relacionó con los medios tradicionales. Si una persona lee un único diario y ve un único canal de televisión, su visión será limitada. Y si después transmite esa visión a sus contactos, generará el mismo efecto.</p>
<p>Este concepto se ha asociado también al nivel de conocimiento. Una persona menos formada puede optar más fácilmente por una línea editorial concreta. Y ser más propensa a adoptar una posición radical.</p>
<h2>Más fuentes, pero condicionadas</h2>
<p>Con las redes sociales se produce una doble situación. Por un lado, se amplía de manera sustancial el número de fuentes. Pero, por otro, nuestro acceso a ellas está limitado o condicionado por diversos factores. </p>
<p>Uno de ellos es una variante de las cámaras de eco, los <a href="https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=-FWO0puw3nYC&oi=fnd&pg=PT3&dq=Pariser,+Eli.+2011.+The+Filter+Bubble:+What+the+Internet+is+Hiding+from+You.+London:+Penguin+UK.&ots=g5KqDmwSVY&sig=VblIUVtPXstDH4pPYCsMvmCct9w#v=onepage&q=Pariser%2C%20Eli.%202011.%20The%20Filter%20Bubble%3A%20What%20the%20Internet%20is%20Hiding%20from%20You.%20London%3A%20Penguin%20UK.&f=false">filtros burbuja</a>. Los establecen los algoritmos al recomendar un contenido según los gustos que hemos mostrado previamente. Este tipo de algoritmos son los que hacen que si dos personas introducen el mismo término en un buscador no obtengan los mismos resultados.</p>
<h2>El verdadero alcance del problema</h2>
<p>Un <a href="https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/sites/default/files/2022-01/Echo_Chambers_Filter_Bubbles_and_Polarisation_A_Literature_Review.pdf">estudio reciente</a> con encuestas en siete países cuestiona estas teorías. Las cámaras de eco en las redes sociales son mucho más pequeñas de lo que pensamos. Y los usuarios que recurren a motores de búsqueda y selecciones de algoritmos consumen noticias más diversas. No es el único estudio que marca esa tendencia. </p>
<p>Si la teoría de las cámaras de eco y la de los filtros burbuja se ponen en entredicho, ¿qué otros fenómenos explican las dinámicas de consumo y distribución de noticias en las redes sociales? </p>
<p>Esa era una de las cuestiones planteadas por el proyecto <a href="http://newssharing.es/">NewsSharing</a>. El grupo de investigación <a href="http://gruposinvestigacion.unir.net/coysodi/">COYSODI</a> de UNIR lo ha desarrollado durante los últimos cuatro años.</p>
<h2>No todas las redes son iguales</h2>
<p>Los resultados muestran que la explicación es más compleja. Diversos factores entran en juego. Para empezar, <a href="https://revista.profesionaldelainformacion.com/index.php/EPI/article/view/86436">no nos comportamos igual en todas las redes sociales</a>. </p>
<p>Compartimos contenidos que nos parecen útiles o interesantes en redes abiertas como Facebook o Twitter. Como segunda opción, recurrimos a grupos privados de mensajería instantánea, como Whatsapp.</p>
<p>El tipo de noticia también influye. No compartimos todas con la misma frecuencia. Las que más difundimos son las de crímenes y sucesos, política nacional y entretenimiento. </p>
<p>También <a href="http://cuadernos.info/index.php/cdi/article/view/27433">tendemos a compartir contenidos sobre política en Facebook o Twitter antes que en Whatsapp</a>. Este dato puede explicarse por el mayor vínculo con nuestros contactos de Whatsapp. No queremos parecer demasiado agresivos con ellos.</p>
<p>Además, los contenidos más superficiales los distribuimos a través de redes abiertas. Y dejamos para las redes cerradas los que pensamos que requieren más esfuerzo.</p>
<h2>El ejemplo del cambio climático</h2>
<p>La investigación también analizó la información sobre el cambio climático. Los resultados muestran que <a href="https://www.mediterranea-comunicacion.org/article/view/2020-v11-n2-influencia-de-la-percepcion-las-noticias-me-encuentran">nuestras actitudes previas influye más que nuestros conocimientos</a> a la hora de decidir si consumimos o compartimos contenidos sobre esa cuestión.</p>
<p>La relevancia que le damos a la noticia pesa más que la credibilidad de la fuente. En otras palabras, cuando compartimos un contenido, pensamos en si resulta útil o interesante. Pero no nos importa tanto la precisión o la calidad de la información. </p>
<p>Este dato puede ayudar a explicar cómo se distribuyen las noticias falsas. La información en las redes sociales se caracteriza por su abundancia. Pero muchos contenidos han sido producidos por fuentes poco o nada fiables.</p>
<p><a href="http://nuevaepoca.revistalatinacs.org/index.php/revista/article/view/29">Los elementos emocionales también influyen en nuestra decisión</a>. Sobre todo, emociones negativas como el miedo y la rabia, que priman sobre nuestras actitudes o conocimientos previos.</p>
<h2>Reflexionar sobre nuestros hábitos</h2>
<p>En definitiva, la relevancia, las actitudes previas o las emociones son muy importantes cuando consumimos noticias en redes sociales. Tres factores con un peso similar o mayor que el de las cámaras de eco o los filtros burbuja.</p>
<p>Por este motivo, es importante que analicemos nuestros propios hábitos para informarnos. Observemos si recurrimos a las fuentes más adecuadas y si difundimos contenidos contrastados. Es una reflexión necesaria, con importantes implicaciones para nosotros y para la sociedad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/176759/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jesús Díaz-Campo recibe fondos de Ministerio de Ciencia e Innovación</span></em></p>La manera de consumir y compartir información en redes sociales depende mucho de una serie de hábitos inconscientes sobre los que necesitamos reflexionar.Jesús Díaz-Campo, Adjunto al Vicerrector de Investigación y Profesor de Comunicación, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1736392022-01-26T18:10:11Z2022-01-26T18:10:11ZTwitter, la red social más resistente a las teorías conspirativas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/442456/original/file-20220125-17-13a7vh4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5472%2C3637&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/201804-kazan-russia-twitter-app-on-1101729812">Shutterstock / XanderSt</a></span></figcaption></figure><p>La crisis de la covid-19 ha dado lugar a numerosas teorías falsas sobre su origen y su tratamiento. La incertidumbre y la falta de información oficial al inicio de la pandemia, unido a la demanda de noticias por parte de la ciudadanía, crearon un vacío informativo que fue aprovechado por todo tipo de rumores e información falsa sobre el virus. </p>
<p>Tanto fue así que días después de declarar la pandemia, la OMS avisó sobre la amenaza de una <em>infodemia</em>. Y poco después, el secretario general de las Naciones Unidas, <a href="https://twitter.com/antonioguterres/status/1243748397019992065?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1243748397019992065%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.un.org%2Fen%2Fun-coronavirus-communications-team%2Fun-tackling-E28098infodemicE28099-misinformation-and-cybercrime-covid-19">publicó en un tuit</a> en el que afirmaba que la <em>infodemia</em> era un enemigo comparable en gravedad a la propia enfermedad. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1243748397019992065"}"></div></p>
<p>Según la OMS, un exceso de información engañosa puede crear confusión e inducir comportamientos de riesgo que agraven las consecuencias de la enfermedad y alarguen su vida. Comportamientos que ponen en riesgo la salud pública como una menor predisposición a cumplir las recomendaciones de los gobiernos y una menor voluntad para vacunarse <a href="https://www.cambridge.org/core/services/aop-cambridge-core/content/view/9D6401B1E58F146C738971C197407461/S0033291720001890a.pdf/coronavirus_conspiracy_beliefs_mistrust_and_compliance_with_government_guidelines_in_england.pdf">están asociados a un nivel mayor de creencia en teorías falsas sobre la COVID.</a></p>
<p>Sabemos que las redes sociales han tenido un papel clave en la difusión de rumores y teorías falsas durante la crisis del coronavirus. <a href="https://www.researchgate.net/profile/Homero-Gil-De-Zuniga/publication/340401098_The_Unedited_Public_Sphere/links/5f1ecc6a92851cd5fa4b323d/The-Unedited-Public-Sphere.pdf">El formato en texto breve y la facilidad para compartir material dudoso</a> sin la necesidad de proporcionar argumentos elaborados facilitan la propagación de rumores a través de cascadas informativas y ayudan a la difusión de noticias falsas. Esta propagación es problemática, ya que puede aumentar la credibilidad de rumores y teorías falsas <a href="https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/23808985.2020.1759443">a través de la familiaridad</a>. </p>
<h2>¿Son todas las redes sociales iguales?</h2>
<p>Aunque se ha prestado mucha atención al <a href="https://twitter.com/ObserveIR/status/1477738599076536326">papel de las redes sociales en la transmisión de información falsa</a> en diversas crisis, como <a href="https://pubs.aeaweb.org/doi/pdfplus/10.1257/jep.31.2.211?source=post_elevate_sequence_page---------------------------">la elección de Trump</a>, <a href="https://blogs.oii.ox.ac.uk/wp-content/uploads/sites/93/2017/12/Russia-and-Brexit-v27.pdf">el Brexit</a>, y <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-020-73510-5?fbclid=IwAR3mHr591cOR2StWKYJFJsdjrkUBiYTiUXB_ReexqcoJ0ZRCnT6CWWRi4ms">la covid-19</a>, se sabe mucho menos sobre el papel de las distintas plataformas en la difusión de información falsa y las creencias conspirativas. ¿Son todas las redes sociales iguales en lo que afecta a la difusión de estas creencias o hay características especificas de las plataformas que hacen que unas sean más propensas que otras a su difusión? </p>
<p>Esta es la cuestión sobre la que hemos querido arrojar luz <a href="https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/14614448211045666">en un estudio reciente</a> en el que hemos participado 17 investigadores europeos. Con una encuesta de dos olas realizada a más de 28 000 panelistas, distribuidos entre 17 países europeos, hallamos que los que declaran ser usuarios de Twitter son menos propensos a creer en teorías conspirativas sobre la covid-19. En cambio, los que se declaran usuarios de Facebook, YouTube y plataformas de mensajería como WhatsApp o Messenger son más proclives a creer en estas teorías. </p>
<p>Utilizamos tres preguntas sobre el origen y tratamiento de la covid-19 para medir las creencias en teorías conspirativas sobre el virus. En general, encontramos que existe un alto grado de correlación entre ellas. Es decir, que los individuos que creen en una de estas teorías tienden a creer también en las otras. Esto puede resultar sorprendente, considerando que algunas de estas teorías se contradicen. Pero este resultado ilustra que las creencias conspirativas forman parte de una dimensión del pensamiento más estructural: de <a href="https://www.cambridge.org/core/services/aop-cambridge-core/content/view/9D6401B1E58F146C738971C197407461/S0033291720001890a.pdf/coronavirus_conspiracy_beliefs_mistrust_and_compliance_with_government_guidelines_in_england.pdf">una mentalidad que estaría arraigada en una psicología de la desconfianza</a>. </p>
<p>El diseño del estudio no nos permite explorar qué mecanismos explican las relaciones que encontramos, es decir, identificar los factores que están detrás de la relación negativa (positiva) entre Twitter (Facebook, YouTube) y las creencias conspirativas. </p>
<p>Una hipótesis es que estos efectos se deriven de la composición sociodemográfica de las plataformas, es decir, del tipo de usuario que predomina en cada una de ellas. Por ejemplo, <a href="https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/14614448211045666">el usuario de Twitter tiene como promedio más estudios y mayor conocimiento político que el usuario de Facebook</a>, lo que podría explicar una predisposición negativa a creer en las teorías conspirativas. </p>
<p>Sin embargo, los efectos que encontramos no desaparecen cuando tenemos en cuenta el nivel de estudios y el conocimiento político, entre otras características sociodemográficas de los usuarios (edad, género, ingresos, interés político…), lo que descarta la hipótesis de los efectos composicionales. </p>
<h2>La clave estaría en la arquitectura y prestaciones de cada red</h2>
<p>¿Qué podría explicar entonces estos resultados? Nuestra hipótesis es que pueden estar relacionados con la arquitectura y las distintas prestaciones que las plataformas ofrecen a los usuarios. Por ejemplo, las características de Twitter –su estructura asimétrica, la preponderancia de vínculos débiles, su especialización en noticias– podrían hacerla un entorno menos seguro para difundir información falsa. Al ser una red social más abierta y especializada en noticias, podría haber un mayor control público sobre la información que se publica, lo que podría disuadir a sus usuarios de publicar información no verificada. </p>
<p>En cambio, Facebook podría ser un entorno más seguro y amable para difundir información no verificada, al estar poblado por amigos y familiares (vínculos fuertes) y ser una red más social. Las plataformas de mensajería compartirían con Facebook el ser entornos más protegidos, donde los usuarios se relacionan con amigos y familiares y pueden sentirse más cómodos y menos censurados a la hora de compartir cualquier tipo de información. </p>
<p>Aunque sugerente, esta es una hipótesis aún por comprobar. Necesitamos más estudios que analicen cómo las distintas prestaciones de las plataformas condicionan el comportamiento de los usuarios en relación con la difusión de información falsa, y cómo esta difusión, a su vez, afecta sus actitudes, percepciones y creencias.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173639/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Sofía Cardenal Izquierdo recibe fondos del Ministerio de ciencia e innovación para un proyecto titulado THREATPIE seleccionado por el consocio europeo NORFACE. </span></em></p>¿Cuál es el papel de las distintas redes sociales y aplicaciones de mensajería en la difusión de creencias conspirativas? Las características del funcionamiento de cada plataforma, el perfil de los usuarios y los vínculos entre ellos determinan la propagación de este tipo de argumentos.Ana Sofía Cardenal Izquierdo, Profesora de Ciencia Política, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1731762022-01-17T17:57:10Z2022-01-17T17:57:10ZSer joven (y mujer) en tiempos de desinformación: dos ejemplos de película<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/441065/original/file-20220117-13-1j78g85.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C7189%2C4050&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un fotograma de _No mires arriba_ (Adam McKay, 2021) con el personaje Kate Dibiasky a la derecha.</span> <span class="attribution"><span class="source">Netflix</span></span></figcaption></figure><p>La preocupación por los efectos de la desinformación está centrando el esfuerzo de los expertos, los gobiernos y otras organizaciones sobre la población más joven. </p>
<p>Mientras nos escandalizamos con los datos sobre su dificultad para identificar contenidos falsos y nos dolemos con los informes sobre el incremento de los discursos de odio en la red, perdemos capacidad para la autocrítica. Los jóvenes no son los culpables; les hemos dado toda la tecnología y nos hemos olvidado de la alfabetización, el manual de instrucciones.</p>
<p>En estos días de sesgo, burbujas filtro, guetos digitales y polarización, he estado leyendo críticas, por comparar, sobre dos películas que he podido disfrutar en mis días de asueto navideño, zapeando por las plataformas. </p>
<p>Cuando una producción, como es el caso, genera controversia, eso que ahora llaman “batalla cultural”, suelo indagar entre las opiniones de los expertos, por si me he perdido o no he entendido algo del mensaje. Aunque, paradójicamente, también busco confirmar que he comprendido lo que quiere transmitir. </p>
<p>Las cintas en cuestión son <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film397298.html"><em>Ron da error</em></a> y <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film521393.html"><em>No mires arriba</em></a> y no, no he encontrado ningún análisis que refuerce mi opinión, así que igual me tachan de rebuscada.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441059/original/file-20220117-13-454bws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fotograma de <em>Ron da error</em> con el personaje de Savannah en el centro.</span>
<span class="attribution"><span class="source">20th Century Studios</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Ser joven hoy</h2>
<p>Ambas producciones nos hablan, en el fondo, sobre la dificultad de ser joven en tiempos de Internet y desinformación. La primera, dirigida a un público joven, de Disney (20th Century Studios), muestra (de soslayo) la construcción esforzada de la vida virtual de Savannah, la típica chica popular de instituto que se gana cada <em>me gusta</em> y cada seguidor (que no amigo) a conciencia. </p>
<p>Sin embargo, un día esto se ve truncado por un vídeo que la ridiculiza y que se vuelve viral, generándole más fama que la proyección perfecta de su imagen. Algo similar le sucede a Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), en la propuesta de Adam McKay y David Sirota, para un público más adulto.</p>
<p>En tiempos de dulcificación de la realidad y corrección política, el mensaje incómodo, apocalíptico, de esta joven estudiante de posgrado de Astronomía, en un programa de la televisión, se convierte en gasolina para la industria del entretenimiento en línea. Su imagen se viraliza en memes, gifs, <em>deepfakes</em>, etc., y, lo que es peor, despierta la ira de quienes no comparten su mensaje. Todo como sucede hoy, “a la velocidad de un WhatsApp”. Aunque también encontrará fans que quieran hacerse un selfie con ella, para fardar.</p>
<h2>Víctimas potenciales</h2>
<p>El informe <a href="https://www.ccn-cert.cni.es/informes/informes-de-buenas-practicas-bp/4010-ccn-cert-bp-15-buenas-practicas-en-virtualizacion/file.html"><em>Desinformación en el ciberespacio. Informe de buenas prácticas</em></a>, del Centro Criptológico Nacional (CCN), asegura que “cerca del 90 % de la población española entre 16 y 65 años puede ser potencialmente víctima de un ataque de desinformación”. Es decir, como Savannah y como Kate Dibiasky, nadie está libre de una imagen manipulada, un mensaje descontextualizado, una teoría de la conspiración, o del discurso del odio, entre otras formas que puede adoptar la desinformación, cada vez más sofisticadas.</p>
<p>Las dos películas, curiosamente, cuentan con un personaje común, el CEO de una tecnológica predominante, una suerte de Bill Gates, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg u otros gurús de la tecnología, según la imaginación del espectador. </p>
<p>En sendos casos se infiere su responsabilidad en el devenir de ambas jóvenes y los dos aprovechan el comportamiento irracional e impulsivo de los usuarios en Internet para aumentar el poder de la ingeniería social que han creado, escudándose en que sus decisiones responden a las demandas del público, a la economía de las emociones.</p>
<h2>Una responsabilidad compartida</h2>
<p>Consciente de las amenazas que supone la desinformación para la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, recientemente, el parlamentario escocés Stewart McDonald ha puesto en marcha una <a href="https://www.dailyrecord.co.uk/news/politics/young-people-encouraged-tackle-fake-25905949">iniciativa</a> dirigida a los jóvenes quienes, reconoce, están a menudo en la diana de la desinformación por su uso intensivo de las redes. Su iniciativa busca que contribuyan con sus ideas a crear una campaña de concienciación que aborde este fenómeno y desarrolle “la resiliencia contra él”. Es una manera de poner el foco en el otro, en el compromiso de cada uno en la resolución del problema.</p>
<p>En el caso de España, por ejemplo, los expertos, como Eva Herrero, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y coordinadora del proyecto <a href="https://www.uc3m.es/ss/Satellite/UC3MInstitucional/es/Detalle/Comunicacion_C/1371320130990/1371215537949/La_mitad_de_los_estudiantes_de_ESO_no_distingue_las_%E2%80%9Cfake_news%E2%80%9D">ALFAMADESO</a>, proponen un acompañamiento de los jóvenes, dotarles de herramientas, recursos y todo lo necesario para que, como dice la investigadora, “de manera autónoma sepan distinguir la información válida y tengan una visión más crítica de lo que escuchan, ven y leen”.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C3%2C2044%2C1146&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/440016/original/file-20220110-23-1qyk8a8.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Imagen promocional de ‘No mires arriba’ (Adam McKay, 2021), con el personaje de Kate Dibiasky en primer plano.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.netflix.com/es/title/81252357">Netflix</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un escenario hostil y real</h2>
<p>Volviendo a Savannah y a Kate Dibiasky. A la primera se le regaló un dispositivo sin el acompañamiento necesario para hacer un buen uso de él. No es que lo hiciera del todo mal, pero sí contribuyó a desinformar mostrando a sus seguidores una imagen idealizada de su vida, que se vio truncada por otra sin filtros ni ediciones perfectas. </p>
<p>Y a la segunda no se le facilitaron las herramientas para combatir el aislamiento que le produjo el discurso del odio. A las dos se las lanzó al escenario de los medios, donde cada uno parece tener su verdad electrónica, su e-verdad; un escenario cada vez más hostil para los jóvenes sin la alfabetización mediática pertinente.</p>
<h2>Ellas son más vulnerables a los desórdenes informativos</h2>
<p>El último informe de la ONG Plan Internacional sobre el <em>Estado Mundial de las Niñas 2021</em>, titulado <a href="https://plan-international.org/es/latin-america/Informe_El_Estado_Mundial_de_las_Ninas_2021"><em>Entre la Verdad y la Mentira</em></a>, ofrece unos datos llamativos sobre los efectos de la información errónea y la desinformación en la vida real de las niñas y mujeres jóvenes. La mayoría confiesa sentir indefensión en la Red y haber sido objeto de contenidos que intentan “desacreditarlas, ridiculizarlas, humillarlas y mermar su credibilidad”, como les ocurrió a Savannah y a Kate Dibiasky.</p>
<p>¿Qué se puede hacer en estas situaciones? En el caso de los jóvenes, es especialmente importante reforzar su autoestima para que no la depositen en la aceptación de los demás; en Internet, igual que en la vida, nuestra valía no se puede medir en <em>likes</em>. </p>
<p>Además, debemos animarlos a conocer sus derechos y obligaciones como usuarios. Esto implicaría que sepan hacer un uso efectivo, no vengativo ni en falso, de los mecanismos de denuncia cuando se dan situaciones de indefensión que atacan a su libertad o a su honor.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173176/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paula Herrero Diz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las protagonistas de ‘Ron da error’ y ‘No mires arriba’ ejemplifican los efectos de la viralidad y la desinformación en los jóvenes. Hay que protegerlos con autoestima, conocimiento y responsabilidad.Paula Herrero Diz, Profesora del Departamento de Comunicación y Educación en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Loyola AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1735612022-01-11T20:00:14Z2022-01-11T20:00:14Z¿Podemos detectar las noticias falsas? ¿En quién confiamos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/439916/original/file-20220109-13-v1dva0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6000%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/london-uk-may-6th-2020-5g-1724938936">Shutterstock / Ink Drop</a></span></figcaption></figure><p>Las noticias falsas o <em>fake news</em> fueron definidas por <em>The New York Times</em> como una “historia inventada con la intención de engañar, a menudo con un beneficio monetario como motivo”. </p>
<p>Su objetivo principal es manipular la opinión pública para influir en los comportamientos sociopolíticos o en los sistemas de creencias de las masas, y normalmente se generan por intereses ideológicos o económicos. Detectarlas es cada vez más una prioridad social, y la inteligencia artificial es la única herramienta que puede contener la invasión de bulos <em>online</em>.</p>
<p>En el proyecto <a href="https://livinglang.gplsi.es/">Living-Lang</a>, los grupos de investigación GPLSI (Universidad de Alicante) y SINAI (Universidad de Jaén), trabajamos en la detección automática de noticias falsas. Estamos desarrollando un sistema basado en inteligencia artificial que marcará en un texto, de modo automático mientras se está leyendo, las incongruencias, y otras señales que alerten de que la información no es confiable. Hemos probado el sistema de detección en noticias sobre la covid-19.</p>
<h2>Defendernos en la era de la posverdad</h2>
<p>Las noticias falsas son el alimento de la “posverdad” en la que vivimos. Posverdad, escogida como palabra del año 2016 por el diccionario Oxford, se refiere a un fenómeno de distorsión en el que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las apelaciones a la emoción y a las creencias personales. </p>
<p>Hoy en día el término tiene una aplicación mucho más amplia en el proceso de generación de noticias, donde los “hechos alternativos” sustituyen a los hechos reales, y los sentimientos tienen más peso que las pruebas. </p>
<p>La proliferación de noticias falsas se ha visto facilitada por el crecimiento de blogs personales y de medios sociales como Twitter, Facebook o WhatsApp. Cualquiera puede ser un transmisor de información y la comprobación de los hechos es menos prioritaria que compartir noticias que puedan ser virales. </p>
<p>Actualmente, la información se consume mayoritariamente en línea. <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.aap9559">Investigadores del MIT</a> han realizado un estudio que demuestra el inquietante poder de las noticias falsas, que se difunden mucho más lejos, más rápido y más ampliamente que las reales. </p>
<p>Un problema adicional es que las noticias falsas están estructuradas y redactadas de forma que resulta difícil distinguir entre lo que es verdadero y lo que es falso. Detectar y atajar las noticias falsas de forma rápida y eficaz es, por tanto, crucial, ya que una vez que la información falsa se difunde y permea en la sociedad, resulta difícil de refutar. </p>
<p>Esta situación de información falsa se agrava en tiempos de emergencia, como durante la pandemia mundial que estamos sufriendo por la covid-19. Según la <a href="https://www.poynter.org/ifcn/">IFCN</a> durante la pandemia comprobaron más de <a href="https://www.newtral.es/mas-de-6-000-fakes-sobre-el-covid-19-desmentidos-en-4-meses-por-la-alianza-de-fact-checkers/20200528/">6 000 bulos</a> que se propagaron por todo el mundo. </p>
<p>El número de bulos está alcanzando tal nivel de viralización que requiere de la aplicación de técnicas automáticas que permitan detectar las noticias falsas antes de que se difundan masivamente. </p>
<h2>Detectar la información no confiable</h2>
<p>Las técnicas de inteligencia artificial de forma general y de <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/natural-language-engineering/article/nlp-in-a-posttruth-world/30F3F9949BFF6E5644A63A80874109A4">procesamiento del lenguaje natural</a> de forma concreta toman un especial protagonismo para mejorar y acelerar el proceso de detección. Tecnologías como el aprendizaje automático o aprendizaje profundo hacen posible detectar características en la información que la hacen no confiable. Y todo esto trabajando entre millones de datos.</p>
<p>Las tecnologías para verificar hechos trabajan de distintas maneras. Hay enfoques de referencia, que buscan un hecho en alguna fuente de referencia; de aprendizaje automático, que intentan aprender señales de probabilidad de veracidad; y contextuales, que evalúan la probabilidad de veracidad en función del tiempo que sobreviven las historias. Lo ideal sería combinar estos tres tipos.</p>
<p>Debido a la complejidad de detectar un bulo, la tarea no se aborda como un todo, sino como <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S095741741930661X">pequeñas subtareas relacionadas</a> que deberían acabar integrándose en un único sistema global de detección.</p>
<h2>Errores en la estructura y en el contenido</h2>
<p>Hemos diseñado un sistema que comprueba la noticia en dos niveles, analiza su estructura y su contenido. Para analizar su estructura, revisamos si cumple las normas de periodismo clásicas: la regla de las 5W1H y la pirámide invertida (un concepto de estructura textual relacionado con el periodismo). </p>
<p>La regla de las 5W y una H se refiere a que cualquier texto periodístico ha de responder a estas preguntas: What = Qué, Where = Dónde, When = Cuándo, How = Cómo, Who = Quién y Why = Por qué. Esta teoría es un método efectivo que se adaptó en los distintos medios de comunicación. </p>
<p>Además, la pirámide invertida consiste en jerarquizar la información, contando en el primer párrafo lo más relevante. La inteligencia artificial detecta si el texto que analiza sigue esta regla y, si no lo hace, la información que contiene puede no ser confiable. </p>
<p>Respecto al contenido de la noticia, dividimos las partes de una noticia (título, subtítulo, etc), y utilizamos un sistema de verificación de hechos (<em>fact checking</em>) para comprobar los hechos factuales que se indican con bases de conocimiento. También extraemos diversas características lingüísticas de forma automática.</p>
<h2>¿Cómo hemos probado el sistema?</h2>
<p>Para probar la efectividad de nuestro sistema hemos generado un conjunto de datos (<em>dataset</em>) de noticias relativas a la covid-19 que contiene noticias reales y falsas. Un ejemplo de <a href="http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/530345">noticia</a> publicada y que es falsa es la siguiente: </p>
<blockquote>
<p>“El covid-19 no es un virus, es un exosoma. Es la contaminación lo que debilita el sistema inmune, y, como consecuencia, la gente muere por varias causas, incluso la gripe estacional, y todas las muertes se etiquetan como coronavirus. Es una estafa. Y empeorará, cuando la 5G esté plenamente desplegada en la Tierra y el espacio, van a morir miles de millones de personas y se culpará a otra pandemia. No es un virus, es un arma electromagnética.”</p>
</blockquote>
<p>En nuestro trabajo de investigación hemos etiquetado manualmente un conjunto de noticias, en cuanto a estructura, contenido y veracidad. </p>
<p>Haciendo uso de algoritmos de aprendizaje automático y profundo, y usando como
entrada un <em>dataset</em> relativamente pequeño debido a la complejidad en la anotación, los resultados obtenidos han sido muy prometedores. Hemos obtenido un 75 % de acierto en la veracidad de una noticia partiendo de un texto plano extraído de internet. La investigación ha sido publicada recientemente en una <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0957417420310277">revista de alto impacto internacional</a>.</p>
<p>La siguiente imagen muestra un ejemplo del etiquetado que se realiza sobre un párrafo cualquiera:</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/437991/original/file-20211216-21-m6709h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/437991/original/file-20211216-21-m6709h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/437991/original/file-20211216-21-m6709h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/437991/original/file-20211216-21-m6709h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/437991/original/file-20211216-21-m6709h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/437991/original/file-20211216-21-m6709h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/437991/original/file-20211216-21-m6709h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/437991/original/file-20211216-21-m6709h.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Etiquetado de una noticia.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Con los buenos resultados obtenidos, el siguiente paso es desarrollar una aplicación final que marque automáticamente el texto de una noticia mientras se lee y que alerte mediante una señal de partes de la noticia que puedan ser falsas, indicando la referencia con otros textos similares en los que se pueda contrastar su veracidad. </p>
<p>De esta forma tanto un usuario final como un periodista podrían utilizar esta información para tomar la decisión más conveniente sobre su veracidad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173561/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miguel Ángel García Cumbreras recibe fondos del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), proyecto LIVING-LANG (RTI2018-094653-B-C21).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Estela Saquete Boro es miembro del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante. Ella recibe fondos del proyecto coordinado "Tecnologías del lenguaje humano para entidades digitales vivas (LIVING-LANG)" (RTI2018-094653-B-C21) junto con el subproyecto "Modelado del comportamiento de las entidades digitales mediante tecnologías del lenguaje humano" (RTI2018-094653-B-C22), que es un proyecto financiado por el Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación Orientada a los Retos de la Sociedad, en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2017-2020. (FEDER/Ministerio de Ciencia e Innovación - Agencia Estatal de Investigación).</span></em></p>¿Podrá la inteligencia artificial acabar con la invasión de bulos? Un equipo de científicos de la Universidad de Jaén y la Universidad de Alicante detecta noticias falsas de forma automática.Miguel Ángel García Cumbreras, Doctor en Ingeniería Informática. Subdirector de la Escuela Politécnica Superior de Jaén., Universidad de JaénEstela Saquete Boro, Titular Universidad Lenguajes y Sistemas Informáticos, Universidad de AlicanteLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1672402021-09-27T20:46:15Z2021-09-27T20:46:15ZLa desinformación como arma política: así tuitean los partidos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/422915/original/file-20210923-3841-1kellik.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C28%2C1914%2C1049&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> </figcaption></figure><p>A río revuelto, ganancia de pescadores. O, lo que es lo mismo, hay quien sabe nadar y guardar la ropa y aprovechar en beneficio propio la confusión que genera la desinformación. Y en eso los especialistas son los partidos políticos. Así lo muestra el análisis de 49 288 mensajes lanzados por los principales actores políticos españoles en Twitter entre septiembre de 2019 y febrero de 2020, en los que los tópicos abordados coinciden en su mayoría con contenidos desinformativos desmentidos por las mismas fechas por los principales verificadores, como <a href="https://maldita.es/">Maldita.es</a> y <a href="https://www.newtral.es/">Newtral</a>. </p>
<p>El estudio, elaborado por los investigadores del proyecto <a href="https://www.disinformationpoliticslab.com/es/">DisinformationPoliticsLab</a> de UNIR, analiza también, mediante técnicas de <a href="https://cleverdata.io/que-es-machine-learning-big-data/">aprendizaje automático</a>, las 2 730 noticias publicadas en el periodo señalado por los verificadores sobre contenidos falsos, con el objetivo de determinar la posición activa de los actores políticos con representación parlamentaria en la promoción y diseminación de estos contenidos desinformativos.</p>
<p>El trabajo se centra en el papel de los partidos PSOE, PP, Ciudadanos, Unidas Podemos y Vox en esta materia. </p>
<p>Los tuits se analizan en grupos de usuarios afines políticamente (como PSOE-partido, Sanchez Castejón-líder y Adriana Lastra-portavoz), pues el trabajo parte del supuesto de que la estrategia comunicativa llevada a cabo por estos usuarios se hace de forma articulada, orientada a consolidar una posición en la agenda política española desde la representación que tienen en el Congreso de los Diputados.</p>
<p>En aplicación de esta estrategia los representantes de los partidos aceleran la polarización apelando a discursos que fomentan divisiones en los ciudadanos, ahondando en diferencias o cuestionando la legitimidad de las instituciones. Su objetivo es dividir, más que buscar consenso, provocando una polarización actitudinal en la ciudadanía, que retorna a las élites retroalimentando sus decisiones. </p>
<h2>Deslegitimar al oponente</h2>
<p>En esta dinámica de polarización, que incluye la deslegitimación constante del oponente, es frecuente el uso de temas de debate asociados a contenidos desinformativos que se han viralizado en Twitter y en internet. De hecho, el estudio llega a la conclusión de que la mayoría de estos partidos y sus líderes adoptaron una posición activa en el abordaje de estos contenidos.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1197258159607484417"}"></div></p>
<p>El trabajo apunta, en primer lugar, que los actores políticos han hecho propio un limitado número de temas, no necesariamente vinculados a los principales problemas identificados por los ciudadanos, para polarizar la opinión pública en España para sus propios intereses.</p>
<p>Al analizar los principales temas que centraron los contenidos desinformativos identificados por las empresas de verificación de hechos, se descubre que durante el periodo de recopilación de los tuits estos contenidos se centraron en las acciones policiales en torno a las protestas independentistas de Barcelona en octubre de 2019, así como en las noticias sobre posibles pactos de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos, las ayudas recibidas por inmigrantes en España, las medidas contra la violencia de género, el pin parental, los fraudes económicos y estafas en internet o los riesgos asociados al consumo de alimentos, entre otros.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1184973490622992384"}"></div></p>
<p>Al contrastar estos temas con los principales contenidos desinformativos identificados por los principales proyectos de verificación en España, no solo se percibe una similitud en los tópicos, sino que los datos permiten determinar los diferentes papeles o roles ejercidos por los partidos en relación a la desinformación. En definitiva, la desinformación se convirtió en una herramienta más, y muy efectiva, en la confrontación política en Twitter.</p>
<h2>A más intensidad electoral, más tuits</h2>
<p>Entre los fenómenos detectados por los autores del estudio figura que la publicación de tuits por parte de los partidos y líderes fue especialmente intensa entre los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2019, y disminuyó en los meses siguientes. Ese trimestre estuvo marcado por un fuerte debate electoral, debido a las fallidas negociaciones para la investidura del Gobierno tras las elecciones de abril de 2019, que finalmente tuvieron que repetirse.</p>
<p>Esta coyuntura política, como es lógico, incidió en la actividad de comunicación política puesta en marcha por los grupos estudiados en Twitter. En ese contexto, el PP, Vox y Ciudadanos se centraron en mensajes críticos sobre el PSOE y su líder, Pedro Sánchez, y en la llamada a la militancia y a los usuarios afines para la movilización electoral de noviembre de 2019. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1184758087628005382"}"></div></p>
<p>Vox, sin embargo, también apuntó sus críticas hacia el Partido Popular, en un contexto de confrontación total en el que el nacionalismo y las protestas independentistas fueron determinantes. El PSOE y Unidas Podemos se movieron también en una dinámica de confrontación, aunque centrando su discurso en torno a los derechos y políticas sociales, la igualdad, el género y la necesidad de diálogo.</p>
<h2>Los partidos viralizaron la desinformación</h2>
<p>Los principales partidos políticos con representación parlamentaria en España contribuyeron a viralizar aún más las noticias falsas al convertirlas en protagonistas de sus mensajes en Twitter. En unos casos fueron actores aludidos expresamente dentro de dichos contenidos y, en otros, promotores de un contexto comunicativo que sirvió como catalizador de esos mensajes.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1219239768652947457"}"></div></p>
<p>El análisis extraído gracias a las técnicas de aprendizaje automático sirve para construir un vector unidimensional que representa el número máximo de cruces de cada tuit con contenidos desinformativos, acuñando un índice para baremar el grado de similitud o coincidencia de los mensajes con las noticias desmentidas.</p>
<p>Al cruzar los tuits publicados por los grupos políticos con los contenidos desinformativos identificados, el trabajo llega a determinar que 6,5 de cada 10 mensajes publicados por los usuarios de los partidos, líderes y portavoces tienen un nivel de coocurrencia media, alta o muy alta con esos contenidos. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1217831294211706881"}"></div></p>
<p>Los partidos que más cerca están de ese promedio son Ciudadanos y Unidas Podemos, representantes de la llamada nueva política, mientras que PSOE y PP, representantes del sistema de bipartidismo político imperante en España hasta 2011, son los que registraron mayores niveles de coocurrencia con los contenidos desinformativos (6,9 y 7 de cada 10 mensajes publicados en Twitter). Respecto a Vox, se situó por debajo del resto en niveles de coocurrencia durante ese periodo, con 6 de cada 10 mensajes dedicados a tratar estos temas.</p>
<p>Fueron los mensajes con mayores grados de coocurrencia con contenidos desinformativos los que generaron mayores niveles de viralización, por lo que los usuarios de perfiles políticos fueron actores activos dentro del proceso de expansión de este tipo de contenidos. De alguna forma, cada uno de los grupos políticos analizados estuvo envuelto en el proceso desinformativo promovido en internet y amplificado a través de la red social.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167240/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elías Manuel Said Hung recibe fondos de MINECO y Fecyt.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Marta Sánchez Esparza no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los tuits de los partidos políticos buscan generalmente dividir, más que buscar consenso. Su finalidad suele ser deslegitimar al oponente y caen constantemente en la desinformación.Marta Sánchez Esparza, Periodista y docente, Universidad Rey Juan CarlosElías Manuel Said Hung, Profesor titular de la Facultad de Educación, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1576272021-05-05T18:17:28Z2021-05-05T18:17:28ZFrente a la posverdad, espíritu crítico<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/398614/original/file-20210504-13-20zqd1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4985%2C3525&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/girl-looking-through-binoculars-pop-art-1364304653">Shutterstock / AVA Bitter</a></span></figcaption></figure><p>En los últimos años, la posverdad ha sido uno de los conceptos más analizados en los medios de comunicación de todo el mundo. Periodistas, especialistas en comunicación, filósofos y comentaristas varios han pasado por los platós discutiendo de qué va este fenómeno que está afectando la vida política y que amenaza a las democracias más firmes y respetadas, como Estados Unidos o Gran Bretaña, o democracias jóvenes como Argentina o España.</p>
<p>El Brexit es uno de los procesos donde se puede ver la distorsión que generan los bulos (<em>fake news</em>) y la posverdad. En su libro <em>Post-truth</em>, <a href="https://leemcintyrebooks.com/about-lee/">Lee McIntyre</a> cuenta que en las calles londinenses se paseaban los autobuses con propaganda a favor del quiebre con la Unión Europea en la que rezaban afirmaciones como “La Unión Europea utiliza los impuestos de los británicos para financiar las corridas de toros en España”.</p>
<p>Con estas estrategias, los partidarios del Brexit fueron convenciendo a la población de que la mejor opción era la salida de la UE; y así se reflejó en las urnas. Un proceso tan complejo como este no se explica sólo desde la arista de la posverdad, pero su contribución fue crucial.</p>
<h2>Diferencias entre bulos y posverdad</h2>
<p>Para adentrarnos un poco en el concepto de posverdad en sí, es importante afirmar que los bulos, o las noticias falsas, y la posverdad, no son lo mismo. Los primeros pueden ser una noticia o un dato verosímil, y que parece o podría ser cierta, pero no lo es. El acto de producir o compartir una noticia falsa no es necesariamente doloso: puede ser simplemente un error. </p>
<p>Diferenciar entre verdadero y verosímil es muy importante, ya que podemos encontrar informaciones que podrían ser verdad, que son creíbles, pero que no son verdad. Esto ayuda a confundir y dejarnos llevar por la verosimilitud de la información. En muchos casos también es mal periodismo, a partir de un periodista que afirma algo que no tiene ciertamente comprobado y, como los periodistas “velan” por la verdad informativa, se pueden transformar en fáciles comunicadores de noticias falsas.</p>
<p>Por otro lado, la posverdad es un proceso complejo en el que coinciden distintas acciones, y su principal requerimiento es la intención de desinformar por parte del emisor del mensaje. El rumor funciona similar a la posverdad, pero con la salvedad de que en el rumor predomina el error de la información, mientras con la posverdad predomina la intención de desinformar. No hay error, hay voluntad de engañar.</p>
<h2>Posverdad y poder</h2>
<p>El concepto de poder es fundamental para entender la posverdad, ya que el manipulador ejerce un poder sobre los manipulados por medio de la persuasión de sus palabras. Para que esto suceda, debe esconder sus intenciones personales y verdaderas detrás de una máscara. A esta máscara la llamaremos metáfora.</p>
<p>La metáfora es una herramienta lingüística que utilizamos constantemente. Su fin principal es dar nuevo sentido a un concepto original que se encuentra desgastado o muerto. Así lo manifiesta el filósofo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Ricoeur">Paul Ricoeur</a> en su obra <a href="http://palimpsestes.fr/textes_philo/ricoeur/metaphore-vive.pdf"><em>La metáfora viva</em></a>: la utilización de metáforas funciona cuando el sentido mismo se encuentra desgastado y, para reforzarlo, requerimos a esta herramienta para que el concepto en sí no muera.</p>
<h2>Ocultar la intención</h2>
<p>Por ejemplo: imaginemos alguna de las clásicas frases hechas que se dicen cotidianamente pero que son utilizadas como metáfora. La frase “dar gato por liebre” es una común metáfora que se utiliza para expresar que alguien nos ha engañado. Para expresar ese sentimiento con más fuerza preferimos mencionar tal frase a decir sencillamente “me han engañado”.</p>
<p>Así como existen las metáforas para ilustrar conceptos muertos o desgastados (como en el ejemplo anterior, “me han engañado”, cuyo desgaste ha dado lugar a la metáfora de “dar gato por liebre”), la posverdad utiliza la herramienta de la metáfora para que la intención verdadera del emisor de tal desinformación se oculte detrás de un nuevo concepto. </p>
<p>Volviendo al ejemplo del Brexit, la frase expuesta en los buses sobre el dinero que iría hacia la tauromaquia en España es una metáfora de la expresión “Europa nos roba”, utilizada recurrentemente por los británicos en favor del Brexit. Al mismo tiempo, esta frase funciona como una metáfora de las verdaderas intenciones de los precursores de dicho movimiento político. Podríamos decir que la posverdad funciona aquí como una meta-metáfora de las intenciones finales de quienes apoyan el Brexit.</p>
<h2>La importancia del periodismo</h2>
<p>Es básica la importancia que tiene el periodismo –el buen periodismo– en la lucha contra la posverdad. Al ser una institución con acceso privilegiado a la información, a los mayores estratos del poder mundial, y con una capacidad especial en el manejo de los datos que suceden en la realidad mundial, el periodismo está obligado a dar batalla contra este mal y tratar de derribar las noticias falsas que se instalan en el ideario popular a través de los datos y de la información.</p>
<p>Pese a ser un efecto que parece imposible frenar, la sociedad dispone de un arma extremadamente poderosa: el espíritu crítico. Si a la hora de informarnos lo hacemos con el fin de buscar nueva información, y no de reafirmar nuestros pensamientos y sentimientos preexistentes, no hay posverdad ni poder manipulador que pueda derribar el poder del verdadero espíritu crítico de quien, a partir de esa información, va moldeando su pensamiento y su espíritu crítico. </p>
<p>Si la sociedad está abierta a repensar sus ideas leyendo o escuchando a personas que piensan distinto que uno, es imposible que la posverdad nos manipule y nos haga el daño que busca hacer.</p>
<p>Aunque no podamos creerlo, la clave está en nosotros. Hagámoslo posible.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/157627/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Agustín Joel Fernandes Cabal no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La posverdad actúa como una máscara: tras ella se ocultan las verdaderas intenciones de las personas que la usan. Convierten en metáfora su verdad para dar un nuevo sentido a sus argumentos.Agustín Joel Fernandes Cabal, Investigador predoctoral, Universidade de Santiago de CompostelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1456562020-09-24T14:57:15Z2020-09-24T14:57:15ZLos trolls políticos se adaptan: crean nuevo material para engañar y confundir más a la audiencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/359831/original/file-20200924-21-kgyc05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C0%2C5808%2C4402&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Los trolls se ponen creativos con su decepción electoral.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/illustration/troll-writing-fake-comments-royalty-free-illustration/943783548">Planet Flem/DigitalVision Vectors via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Los trolls de Twitter patrocinados por Rusia, que <a href="https://doi.org/10.1145/3292522.3326016">explotaron tan agresivamente las redes sociales</a> para influir en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, no se detuvieron cuando Donald Trump fue elegido presidente.</p>
<p>Incluso después de las elecciones, permanecieron activos y adaptaron sus métodos, incluido el uso de imágenes, entre ellas, <a href="https://doi.org/10.1145/3278532.3278550">imágenes de memes</a> fáciles de digerir como Hillary Clinton que parece huir de la policía, para difundir sus opiniones. Como parte de nuestro estudio para comprender cómo operan estos trolls, analizamos <a href="https://arxiv.org/abs/1901.05997">1,8 millones de imágenes publicadas en Twitter por 3.600 cuentas</a> identificadas dentro de campañas de desinformación patrocinadas por el Gobierno ruso en inglés, desde antes de las elecciones de 2016 hasta 2018, cuando esas cuentas fueron cerradas por la red social.</p>
<p>Si bien nuestro estudio se centró en esas cuentas específicas, es razonable suponer que existen otras y aún están activas. Hasta que fueron bloqueadas por Twitter, las cuentas que estudiamos compartían imágenes sobre eventos en Rusia, Ucrania y Estados Unidos, incluidos eventos políticos divisivos como el mitin “Unite the Right” en Charlottesville, Virginia, en agosto de 2017. Las imágenes que los trolls, apoyados por el Gobierno ruso, publicaron en Twitter aparecieron en otras redes sociales, incluyendo Reddit, 4chan y Gab.</p>
<h2>Cambio de enfoque</h2>
<p>Lo que publicaron cambió con el tiempo. Analizamos las imágenes reales en sí mismas para identificar los temas de las publicaciones, e incluso representaciones de figuras públicas y ubicaciones específicas. En 2014, la mayoría de estas cuentas comenzaron a publicar imágenes relacionadas con Rusia y Ucrania, pero gradualmente pasaron a publicar imágenes sobre la política estadounidense, incluido material sobre Donald Trump, Hillary Clinton y Barack Obama.</p>
<p>Esto es consistente con algunos de nuestros <a href="https://arxiv.org/pdf/1811.03130.pdf">análisis anteriores de las publicaciones de texto de estas cuentas</a>, que mostraron que habían cambiado su enfoque de la política exterior rusa a los problemas internos de Estados Unidos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/324141/original/file-20200330-173884-b60o7k.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Sample memes including 'miners for Trump' and a caricature of Hillary Clinton." src="https://images.theconversation.com/files/324141/original/file-20200330-173884-b60o7k.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/324141/original/file-20200330-173884-b60o7k.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=443&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/324141/original/file-20200330-173884-b60o7k.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=443&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/324141/original/file-20200330-173884-b60o7k.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=443&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/324141/original/file-20200330-173884-b60o7k.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/324141/original/file-20200330-173884-b60o7k.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/324141/original/file-20200330-173884-b60o7k.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Ejemplos de memes pro-Trump compartidos en linea por los trolls rusos, como ‘mineros para Trump’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://arxiv.org/abs/1901.05997">Zannettou et al., 2019.</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Difusión de sus ideas y las de otros</h2>
<p>Descubrimos que las cuentas respaldadas por Rusia estaban creando nueva propaganda y amplificando los mensajes creados por otros. Alrededor del 30% de las imágenes que tuitearon no habían aparecido en otras redes sociales ni en ningún otro lugar de Twitter y, por lo tanto, probablemente fueron creadas por los rusos detrás de las cuentas. El 70% restante había aparecido en otro lugar.</p>
<p>Al analizar cómo se difundieron sus publicaciones en diferentes redes sociales <a href="https://arxiv.org/pdf/1507.02822.pdf">a lo largo del tiempo</a>, pudimos estimar cuánta influencia tuvieron estas cuentas en las discusiones en otros servicios en línea como Reddit y Gab.</p>
<p>Descubrimos que la capacidad de las cuentas para difundir imágenes políticas variaba según la red social. Por ejemplo, los tuits patrocinados por Rusia sobre ambos partidos fueron igualmente influyentes en Twitter, pero en Gab su influencia fue principalmente en la difusión de imágenes de políticos demócratas. En Reddit, por el contrario, las cuentas de los trolls fueron más influyentes para difundir imágenes sobre los políticos republicanos.</p>
<h2>Mirando hacia el futuro</h2>
<p>Esta investigación es un primer paso hacia la comprensión de cómo las campañas de desinformación utilizan imágenes. Nuestra investigación proporciona una mirada al pasado, pero por lo que hemos aprendido, anticipamos que los guerreros de la información crean más contenido ellos mismos y aprovechan el material que otros crean para mejorar sus estrategias y efectividad.</p>
<p>A medida que se acercan las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020, los votantes deben ser conscientes de que los rusos y otros continúan sus esfuerzos cada vez más sofisticados para engañar, confundir y difundir la discordia social entre el público.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/los-trolls-politicos-se-adaptan-crean-nuevo-material-para-enganar-y-confundir-mas-a-la-audiencia">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/145656/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gianluca Stringhini recibe fondos de la National Science Foundation y Facebook.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Savvas Zannettou no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Lo que publican cambia con el tiempo, según la coyuntura, arman nueva propaganda; amplifican mensajes creados por otros, y su material y método varia según la red.Gianluca Stringhini, Assistant Professor of Electrical and Computer Engineering, Boston UniversitySavvas Zannettou, Postdoctoral Researcher, Max Planck Institute of GeoanthropologyLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1416492020-08-20T22:59:14Z2020-08-20T22:59:14ZLos mayores de 50 (y no los jóvenes) son quienes más noticias falsas comparten<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/353938/original/file-20200820-20-ecm2r6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6221%2C4147&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/online-family-chat-smartphone-meetinhttps://www.shutterstock.com/es/image-photo/online-family-chat-smartphone-meetings-zoom-1797256648gs-zoom-1797256648">Shutterstock / Gulcin Ragiboglu</a></span></figcaption></figure><p>Cincuenta años, más o menos, tenía Alonso Quijano cuando dio en creer que lo que los libros de caballerías relataban era cierto. En varias ocasiones, a lo largo de la novela cervantina, se manifiesta la sorpresa de que un hidalgo, que en el resto de cuestiones hace gala de un razonamiento discreto y hasta admirable, tenga por verdaderos los increíbles y disparatados sucesos de esas obras.</p>
<p>Tal vez tenga algo que ver en ello la edad. De haber sido más joven, puede que no se hubiera convertido en el Caballero de la Triste Figura. No hay que olvidar que el segundo ventero, que no debía de ser de edad muy diferente a la de Don Quijote, tenía también por cierto que lo que los libros de caballería contaban ocurrió realmente tal y como lo describían.</p>
<p>No son, desde luego, los libros de caballerías lo mismo que las <em>fake news</em>, o noticias falsas, con las que convivimos en la actualidad, salvo tal vez en el hecho de que unos y otras “no están obligados a mirar en delicadezas ni verdades”. Sin embargo, sí podría ser la edad un factor relevante a la hora de predecir quiénes van a creer este tipo de fabulaciones.</p>
<p>Sobre las noticias falsas, que es lo que ahora interesa, en un <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0963721420915872">reciente artículo</a>, dos profesores de psicología de la Universidad de Harvard afirman que los adultos de más de 50 años son responsables del 80 % de su difusión en Twitter y que los mayores de 65 las ven en Facebook siete veces más que los usuarios de menos edad. En definitiva, que los mayores son quienes más comparten, y de ese modo difunden, noticias falsas.</p>
<p>Los autores aclaran que, por supuesto, no es lo mismo compartir esas noticias que creerlas. Puede que quienes las compartan, sabiendo que lo son, persigan los mismos fines sociales o políticos que quienes las crearon. Pero no deja de llamar la atención que a mayor edad más vulnerable se sea a esta forma de engaño.</p>
<h2>¿Por qué lo hacen?</h2>
<p>Tres son las explicaciones que se han dado para ello, siendo la más común la que afirma que el paso del tiempo da lugar a deficiencias cognitivas que impiden que los mayores puedan distinguir con facilidad la verdad de la mentira. Sin embargo, parece que son más relevantes otras dos: los cambios sociales y la falta de conocimiento sobre cómo funcionan las redes sociales.</p>
<p><strong>1. Deficiencias cognitivas</strong></p>
<p>Si usted tiene más de 65 años es probable que sea víctima de la ilusión que hace aparecer como más verídico aquello que se repite con frecuencia, ya que exige un menor esfuerzo cognitivo. Pero en esto no se diferenciaría mucho de los jóvenes, así que no valdría para explicar por qué puede ser víctima de las <em>fake news</em> con más facilidad. </p>
<p>En lo que sí se diferenciaría de los jóvenes es en que tiene una mayor facilidad para olvidar dónde leyó una noticia o de dónde le llegó la información. La consecuencia de esto es singular: la existencia de agencias u otros actores dedicados a comprobar la veracidad de las noticias no serviría de mucho. La etiqueta sobre la falsedad de una noticia se borraría de la memoria, pero el contenido de la noticia no. </p>
<p>Hay <a href="https://www.jstor.org/stable/10.1086/426605?seq=1">estudios</a> que muestran que las personas mayores que ven repetidamente una información, aunque esté acompañada de una advertencia sobre su falta de veracidad, la acaban dando por cierta con el tiempo.</p>
<p>Para los profesores de Harvard, sin embargo, no todo son malas noticias para los mayores. Con el paso del tiempo, el conocimiento general adquirido es mayor, lo que les permitiría distinguir con precisión entre la verdad y la mentira. </p>
<p>A su vez, con la edad suele adquirirse la costumbre de adherirse a lo ya conocido, rechazando puntos de vista que contradicen lo que se sabe, impidiendo que las noticias falsas sean creídas incluso aunque estén elaboradas con esmero.</p>
<p><strong>2. Cambios sociales</strong></p>
<p>No parece, por tanto, que pueda achacarse el problema a deficiencias cognitivas, a pesar de que con el paso de los años se pierda cierta capacidad de reflexión y memoria. Parecen mucho más importantes las otras dos explicaciones. Un poco menos, es verdad, la que achaca el problema a los cambios sociales y afirma que la soledad de los mayores les lleva a compartir mayor cantidad de falsas noticias.</p>
<p>No son los mayores quienes más solos están, en esto les acompañan, por ejemplo, quienes se encuentran al final de la veintena. El problema parece radicar, más bien, en que al aumentar la edad también aumenta <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1948550615574301">la confianza en los demás</a>, lo que hace a los mayores más propensos a creer la información que proviene de fuentes dudosas.</p>
<p>Por si fuera poco, algunos mayores no son muy buenos detectando mentiras, especialmente si estas tienen su origen o son compartidas por conocidos o gente de una edad similar. Por el contrario, muchos son capaces de recordar mejor a quien una vez no fue sincero o digno de confianza, de modo que tendrá un mayor efecto calificar a alguien como mentiroso que ir desmontando cuidadosamente todas sus mentiras.</p>
<p>El motivo por el que se usan las redes sociales también resulta importante: los mayores no buscan incrementar su caudal de información, sino aumentar su contacto con otros, de modo que su preocupación no es precisamente la veracidad o precisión de lo que se comparte.</p>
<p>Es cierto que se estará más dispuesto a creer y compartir noticias falsas que confirman nuestra forma de ver el mundo o que encajan con nuestras ideas. Sin embargo, se ha demostrado que la creencia en este tipo de información fabricada no se debe tanto a motivos sociales o propósitos ideológicos y sí a la pereza del pensamiento. Pero los mayores son menos perezosos que los más jóvenes: el razonamiento analítico se incrementa con la edad.</p>
<p><strong>3. Falta de conocimiento sobre el mundo digital</strong></p>
<p>Por eso, la tercera explicación, la falta de formación digital, aparece como la de más peso a la hora de dar cuenta de por qué los mayores comparten una mayor cantidad de noticias falsas. Incluso las habilidades analíticas sucumben ante las elaboradas falsificaciones que pueden hacerse en el mundo digital.</p>
<p>No es necesario que sean perfectas. Fotos trucadas de manera evidente y tosca pueden convencer a quien se ha incorporado de manera tardía al mundo de las redes sociales, como ocurre con los mayores. Se ha mostrado que, por un lado, la capacidad de distinguir fotos falsas <a href="https://cognitiveresearchjournal.springeropen.com/articles/10.1186/s41235-017-0067-2">disminuye con la edad</a> y, por el otro, las noticias que van acompañadas de una imagen son aceptadas como verídicas con más facilidad (y ello aunque la imagen no añada nada al texto) y, además, son más compartidas.</p>
<p>De todo lo dicho, no debería deducirse que los mayores comparten noticias falsas a propósito o que lo hacen intencionadamente más que los jóvenes. Al revés, cuando se les pregunta, se muestran menos dispuestos a hacerlo, lo que parece que quiere decir que el problema principal es la falta de conocimiento del mundo digital y sus complejos algoritmos.</p>
<p>En resumen, la explicación basada en las deficiencias cognitivas que se manifiestan con la edad y que parecía ampliamente aceptada debe dejar su lugar a la falta de formación sobre cómo funciona el mundo digital.</p>
<h2>Novelas de caballerías</h2>
<p>Volvamos por un momento a El Quijote. Cuando el ventero afirma creer que es verdad que Félixmarte de Hircania de un revés partió a cinco gigantes por la mitad, podríamos estar tentados a pensar que se debe a una deficiencia cognitiva, a una carencia en su formación. En su caso, sería una explicación plausible, pero que no valdría para Don Quijote. </p>
<p>Sin embargo, aunque hay parte de eso, la justificación que da el ventero es distinta: para él no puede ser mentira lo que cuentan los libros de caballería porque están impresos “con licencia de los señores del Consejo Real, como si ellos fueran gente que habían de dejar imprimir tanta mentira junta, y tantas batallas, y tantos encantamentos que quitan el juicio”. </p>
<p>Lo que mostraría el ventero, más bien, es desconocimiento sobre el mundo literario y editorial. Algo comparable a la falta de formación de los mayores de hoy sobre el mundo digital, quienes pueden preguntarse, de modo similar “¿cómo iban a permitir las autoridades que la mentira campe libremente en las redes sociales?”</p>
<p>El hecho de que se crea que mentir será castigado porque las leyes así lo dicen puede dar una falsa sensación de seguridad: solo aquellos a quienes les importe poco pagar multas o acabar en la cárcel se atreverán a mentir, luego, necesariamente, la mayor parte de las noticias que aparecen en las redes sociales han de ser verdad. </p>
<h2>La desconfianza y la pereza</h2>
<p>De modo que si el poder político se arroga la tarea de protegernos contra la mentira, nos estaría haciendo más vulnerables a ella. Creyéndonos a salvo, seremos engañados una y otra vez. La solución puede ser también, en cierto modo, política y podría consistir en recuperar una sana desconfianza con respecto a los otros. </p>
<p>A fin de cuentas, esta es la idea que <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Hobbes">Thomas Hobbes</a> tenía en mente cuando usó la frase de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Plauto">Plauto</a>, <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Homo_homini_lupus">homo homini lupus</a></em> –el hombre es lobo para el hombre–. No quería decir que los seres humanos se mataran los unos a los otros (los lobos normalmente no se matan entre sí), sino que son desconfiados. </p>
<p>La desconfianza no es necesariamente mala, pero sí un poco engorrosa y laboriosa, ya que exige una constante vigilancia y análisis de las acciones del prójimo. Así que puede que el origen del problema de las noticias falsas, al final, no sea otro que la pereza.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/141649/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto Losada Maestre no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los adultos de más de 50 años son responsables en un 80 % de la difusión de noticias falsas en Twitter y los mayores de 65 las ven en Facebook siete veces más que los usuarios de menos edad.
Parece que a mayor edad, más vulnerable se es a esta forma de engaño.Roberto Losada Maestre, Profesor de Teoría Política, Universidad Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1428912020-07-20T19:02:40Z2020-07-20T19:02:40ZLos bulos se duplicaron en España un mes después del estado de alarma (y WhatsApp es uno de los grandes responsables)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/348455/original/file-20200720-133010-1887ex4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C134%2C4985%2C3188&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/stone-united-kingdom-april-4-2020-1693224046">Shutterstock / Ascannio</a></span></figcaption></figure><p>La <a href="https://www.poynter.org/ifcn/">International Fact-Checking Network</a> –una unidad del Instituto Poynter que reúne a periodistas que verifican hechos a nivel internacional y de la que forman parte más de 70 países– había verificado a mediados del pasado mes de junio más de 6 000 contenidos o historias falsas sobre coronavirus desde el inicio de la crisis. </p>
<p>En España, la organización periodística Maldita hizo público un <a href="https://maldita.es/coronavirus/">buscador</a> que recogía –a principios de mayo– hasta “480 mentiras, alertas falsas y desinformaciones sobre COVID-19” que había monitorizado. </p>
<p>¿Qué hubiera pasado sin ese trabajo de verificación de contenidos que circulan principalmente por debajo del radar de los medios de comunicación?</p>
<p>Hemos llevado a cabo un estudio titulado “Infodemia y COVID-19. Evolución y viralización de informaciones falsas en España”, publicado en la <a href="https://e-revistas.uc3m.es/index.php/RECS/article/view/5417/3923">Revista Española de Comunicación en Salud</a>. El objetivo de nuestra investigación se centraba en analizar los datos sobre España presentes en el proyecto colaborativo <a href="https://chequeado.com/latamcoronavirus/">LatamChequea</a> durante la pandemia de la COVID-19. </p>
<p>El 2 de abril de 2020, 21 organizaciones de <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Verificaci%C3%B3n_de_hechos">fact-checking</a></em> de 14 países lanzaron <a href="https://chequeado.com/latamcoronavirus/">LatamChequea-Coronavirus</a> para trabajar juntas en la verificación de contenidos sospechosos en torno a la pandemia –con fecha 15 de abril de 2020 eran 27 las organizaciones implicadas–.</p>
<h2>Investigación sobre noticias españolas</h2>
<p>Para la investigación se seleccionaron todas las informaciones pertenecientes a España y aportadas por <a href="https://maldita.es/coronavirus/">Maldita</a> a LatamChequea-Coronavirus entre el 14 de febrero y el 15 de abril de 2020. </p>
<p>Esta selección, hecha por el equipo de chequeado a partir de las verificaciones en español y portugués realizadas para la <a href="https://www.poynter.org/coronavirusfactsalliance/">CoronaVirusFacts Alliance</a>, abarcaba el mes previo a la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno de España y un mes con la vigencia de dicho estado. La selección respondía a la necesidad de identificar los tipos de bulos y su funcionamiento en dos periodos de tiempo con diferencias de contexto sustanciales.</p>
<h2>Selección y codificación de 166 piezas</h2>
<p>Tras un primer análisis, se decidió centrar la investigación solo en las piezas aportadas por Maldita. De esta manera se seleccionaron 166 piezas que fueron codificadas en las siguientes variables.</p>
<ol>
<li><p>Tipología de bulos: contagios, estado y evolución de la pandemia; formas de prevención y curas; medidas (públicas y privadas) adoptadas en la lucha contra la pandemia y para paliar sus efectos y otros.</p></li>
<li><p>Fecha de verificación: antes del estado de alarma (del 14 de febrero al 14 de marzo de 2020) y durante el mismo (del 15 de marzo al 15 de abril de 2020)</p></li>
<li><p>Origen y canales de distribución del bulo: redes sociales, mensajería instantánea o medios de comunicación.</p></li>
<li><p>Intencionalidad del bulo: desmentir o ampliar información.</p></li>
<li><p>Viralización en otros países: viralizado o no viralizado.</p></li>
<li><p>Identificación de los promotores de bulo: identificado o no identificado.</p></li>
</ol>
<h2>Aumento de la desinformación con la pandemia</h2>
<p>Sobre la distribución de los bulos verificados durante el periodo de investigación, se identificó un aumento significativo de la desinformación a medida que la pandemia se iba desarrollando. En el mes previo al decreto de estado de alarma solo se reportaron un 32,5 % de los bulos pasando a 67,5 % en el mes posterior.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=396&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=396&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=396&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=498&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=498&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/348029/original/file-20200716-35-19wzf43.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=498&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración de los autores.</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Hay que subrayar una mayor presencia de los bulos sobre contagios en la primera etapa de la crisis y una diversificación de las desinformaciones entre el 15 de marzo y el 15 de abril. </p>
<p>Así, este tipo de bulos dio paso a piezas centradas en el origen de la pandemia, cuestiones relacionadas con la seguridad (estafas, fallos en aplicaciones informáticas, asaltos a domicilios…) o informaciones focalizadas en determinados colectivos de población (migrantes).</p>
<h2>WhatsApp se lleva la palma</h2>
<p>Los canales de información más relevantes para vehicular bulos fueron las redes sociales (36,1 %) y las aplicaciones de mensajería instantánea (36,1 %). En el caso de las redes, destacan Facebook y Twitter, y en menor medida Youtube e Instagram. Sobre las aplicaciones de mensajería, WhatsApp aparece como hegemónica.</p>
<p>Otro de los rasgos destacables de la muestra analizada indica cierto carácter transnacional de los bulos. Si bien el porcentaje de desinformaciones que fueron localizadas en otros países suponía solo el 20 %, se identificó una tendencia cada vez más común. Los promotores de bulos tienen la capacidad de readaptar cualquier tipo de información a un contexto local.</p>
<h2>Noticias de autoría sin determinar</h2>
<p>Por otra parte, casi en el 75 % de las piezas verificadas no se determinó su origen, frente al 25 % en el que los promotores fueron identificados. La rápida difusión y las posibilidades de reenvío y publicación en plataformas de mensajería y redes sociales contribuyen a que la autoría de los bulos quede difuminada.</p>
<p>Como conclusión, podemos afirmar que los bulos “explicadores” encontraron en la pandemia un terreno fértil para difundir desinformaciones sobre contagios y sobre cómo prevenirlos. También vías fructíferas, rápidas e incontrolables para su distribución a través de redes sociales y grupos de WhatsApp.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/142891/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Magallón Rosa ha participado en el proyecto de Maldita.es "Cómo la desinformación alimenta el discurso de odio: xenofobia e intolerancia religiosa" financiado por la Fundación Pluralismo y Convivencia. Los resultados de esa investigación no tienen ninguna relación con el trabajo que aquí se presenta.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Manuel Sánchez Duarte no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Organizaciones internacionales detectaron a mediados de junio más de 6 000 noticias falsas desde el inicio de la pandemia. En España, los bulos pasaron de un 32,5 % un mes antes de la crisis a un 67,5 % un mes después. Muy pocos autores han sido identificados.Raúl Magallón Rosa, Profesor del Departamento de Comunicación, Universidad Carlos IIIJosé Manuel Sánchez Duarte, Profesor de Comunicación Política, Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1397212020-05-29T17:13:57Z2020-05-29T17:13:57ZCoronavirus: las 7 características del pensamiento conspirativo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/338603/original/file-20200529-78885-gi48fg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=753%2C49%2C7007%2C4671&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Sin importar los detailed de la trama, las teorías conspirativas siguen un patron común.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/young-man-with-tin-foil-hat-thinking-while-using-royalty-free-image/1209163064">Ranta Images/iStock/Getty Images Plus</a></span></figcaption></figure><p>El video con la teoría conspirativa “Plandemic” se <a href="https://www.nytimes.com/2020/05/09/technology/plandemic-judy-mikovitz-coronavirus-disinformation.html">volvió</a> viral. A pesar de que YouTube y Facebook lo <a href="https://www.mediamatters.org/coronavirus-covid-19/coronavirus-conspiracy-theory-film-attacking-vaccines-has-racked-million-views">levantaron</a>, lo siguen subiendo y viendo millones de veces. Se trata de una entrevista a Judy Mikovits, una teórica de la conspiración y <a href="https://www.sciencemag.org/news/2011/12/updated-rare-move-science-without-authors-consent-retracts-paper-tied-mouse-virus">desacreditada</a> ex investigadora en virología, que cree que la pandemia de la COVID-19 es un fraude gigantesco orquestado para obtener ganancias a través de la venta de vacunas.</p>
<p>El video está repleto de información falsa y teorías conspirativas. Organizaciones serias como <a href="https://www.sciencemag.org/news/2020/05/fact-checking-judy-mikovits-controversial-virologist-attacking-anthony-fauci-viral">Science</a>, <a href="https://www.politifact.com/article/2020/may/08/fact-checking-plandemic-documentary-full-false-con/">Politifact</a>, <a href="https://www.factcheck.org/2020/05/the-falsehoods-of-the-plandemic-video/">FactCheck</a> y <a href="https://chequeado.com/el-explicador/es-falso-lo-que-afirma-el-video-plandemic-sobre-el-nuevo-coronavirus/">Chequeado</a> publicaron chequeos que muestran la falta de seriedad del contenido.</p>
<p>Como académicos dedicados a estudiar cómo contrarrestar la desinformación científica y las teorías conspirativas, creemos que es necesario mostrar las técnicas retóricas empleadas en “Plandemic”. Como mostramos en nuestros trabajos, “<a href="https://www.climatechangecommunication.org/conspiracy-theory-handbook/">Conspiracy Theory Handbook</a>” (Manual de teoría conspirativa) y “<a href="https://www.climatechangecommunication.org/how-to-spot-covid19-conspiracy-theories/">How to Spot COVID-19 Conspiracy Theories</a>” (Cómo detectar las teorías conspirativas acerca de la COVID-19), el pensamiento conspirativo tiene 7 rasgos distintivos. El video “Plandemic” es una muestra acabada de todos ellos.</p>
<p>Conocer estas características nos puede ayudar a descubrir las señales que indican que estamos frente a una teoría conspirativa sin fundamento. También, esperemos, nos ayude a saber cómo cuidarnos de este tipo de pensamiento. Se trata de una destreza muy valiosa en un contexto <a href="https://theconversation.com/coronavirus-conspiracy-theories-are-dangerous-heres-how-to-stop-them-spreading-136564">donde se multiplican</a> las teorías conspirativas acerca de la pandemia.</p>
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<figcaption><span class="caption">Los rasgos comunes del pensamiento conspiritivo (video en inglés).</span></figcaption>
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<h2>1. Creencias contradictorias</h2>
<p>Los teóricos conspirativos están tan empecinados en cuestionar la información oficial que no les <a href="https://core.ac.uk/download/pdf/10634516.pdf">importa contradecirse</a>. “Plandemic” presenta dos historias, ambas falsas, acerca del origen del coronavirus. Por un lado dice que el SARS-CoV-2 provino de un laboratorio en Wuhan, China. Por el otro, plantea que todos tenemos el coronavirus debido a vacunaciones anteriores y que el uso de mascarillas lo activa. Creer las dos cosas a la vez es inconsistente.</p>
<h2>2. Un predominio de la sospecha</h2>
<p>Quienes teorizan sobre las conspiraciones tienen <a href="https://doi.org/10.2307/2564659">inmensas sospechas</a> de la información oficial. Eso hace que cualquier evidencia científica que no se acomode a sus teorías tiene que estar falseada.</p>
<p>Creer que la información científica está falseada, implica pensar que cualquier organización científica que publique o apoye investigaciones consistentes con la “información oficial” tiene que formar parte de la conspiración. En el caso de la COVID-19, esto incluye a la Organización Mundial de la Salud (OMS), al Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) o a la Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos – en fin, cualquier persona o grupo que efectivamente sepa algo sobre ciencia tiene que formar parte de la conspiración.</p>
<h2>3. Intenciones oscuras</h2>
<p>Una <a href="https://doi.org/10.1177/1948550611434786">teoría conspirativa asume</a> que los conspiradores tienen motivos viles. En “Plandemic” la maldad no tiene límites. El video sugiere que los científicos, incluido el médico Anthony Fauci, planearon la pandemia de la COVID-19 en una <a href="https://coronavirus.jhu.edu/map.html">trama que incluye matar</a> a cientos de miles de personas para así obtener millones de dólares en ganancias.</p>
<h2>4. La convicción de que algo anda mal</h2>
<p>Los teóricos conspirativos pueden eventualmente abandonar ciertas ideas si éstas se vuelven insostenibles. Pero estas revisiones no alcanzan para contrarrestar la <a href="https://doi.org/10.1007/s11229-016-1198-6">conclusión general</a> de que “algo debe estar mal” y que la información oficial se basa en el engaño.</p>
<p>Cuando se le <a href="https://www.propublica.org/article/im-an-investigative-journalist-these-are-the-questions-i-asked-about-the-viral-plandemic-video">consultó</a> al autor de “Plandemic”, Mikki Willis, si realmente creía que la COVID-19 fue creada intencionalmente para generar ganancias, respondió: “En verdad, no lo sé, no sé si es algo que ocurrió naturalmente o de forma intencional. No tengo idea”.</p>
<p>Willis no tiene idea. Lo único que sabe con certeza es que algo debe estar mal: “Es demasiado sospechoso”.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/335446/original/file-20200515-138615-16n12qs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/335446/original/file-20200515-138615-16n12qs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/335446/original/file-20200515-138615-16n12qs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=412&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/335446/original/file-20200515-138615-16n12qs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=412&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/335446/original/file-20200515-138615-16n12qs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=412&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/335446/original/file-20200515-138615-16n12qs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/335446/original/file-20200515-138615-16n12qs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/335446/original/file-20200515-138615-16n12qs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Quienes teorizan sobre las conspiraciones ven intenciones oscuras por todos lados.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/dr-anthony-fauci-director-of-the-national-institute-of-news-photo/1211277535">MANDEL NGAN/AFP via Getty Images</a></span>
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</figure>
<h2>5. Víctimas perseguidas</h2>
<p>Los teóricos conspirativos piensan que ellos son <a href="https://jspp.psychopen.eu/index.php/jspp/article/view/443">víctimas</a> de una persecución organizada. “Plandemic” lo expande al nivel de presentar a toda la población mundial como víctimas de un enorme engaño, divulgado por los medios y hasta por nosotros mismos como cómplices involuntarios.</p>
<p>Al mismo tiempo, los teóricos conspirativos <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0963662510393605">se ven a sí mismos</a> como valientes héroes combatiendo a los malvados conspiradores.</p>
<h2>6. Inmunidad ante la evidencia</h2>
<p>La razón que hace tan difícil cambiar la opinión de un teórico conspirativo es que <a href="https://doi.org/10.1111/j.1467-9760.2008.00325.x">sus teorías se cierran</a> sobre sí mismas. Hasta la falta de evidencia se transforma en evidencia: que no haya pruebas de la conspiración no es más que la prueba de que los conspiradores hicieron un gran trabajo.</p>
<h2>7. Reinterpretando la aleatoriedad</h2>
<p>Los teóricos conspirativos ven <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/acp.1583">patrones</a> en todos lados, para ellos basta simplemente con “unir los puntos”. Los hechos aleatorios se reinterpretan como productos de la conspiración y son incluidos en una trama mayor. Y se atribuyen significados siniestros a toda conexión.</p>
<p>Por ejemplo, el video “Plandemic” dice de forma sugerente que fondos de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos fueron a parar al Instituto de Virología de Wuhan, China. Esto <a href="https://www.factcheck.org/2020/05/the-falsehoods-of-the-plandemic-video/">a pesar</a> de que este laboratorio es sólo uno de muchos colaboradores internacionales inmersos en un proyecto que busca examinar el riesgo a futuro de virus provenientes del mundo animal.</p>
<p>Conocer los rasgos que hacen al pensamiento conspirativo puede ayudarnos a reconocer y rechazar las teorías conspirativas.</p>
<h2>El antídoto es el pensamiento crítico</h2>
<p>En nuestro libro, <a href="https://www.climatechangecommunication.org/conspiracy-theory-handbook/">Conspiracy Theory Handbook</a>, podrán encontrar diversas estrategias para responder a las teorías conspirativas.Una alternativa es “vacunarse” a uno mismo y a nuestras redes sociales <a href="https://www.climatechangecommunication.org/how-to-spot-covid19-conspiracy-theories/">identificando y señalando</a> las características del pensamiento conspirativo. El antídoto para el pensamiento conspirativo es el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0010027714001632?via%3Dihub">pensamiento crítico</a> que supone un sano escepticismo en relación con los informes oficiales y, al mismo tiempo, <a href="https://www.argumenta.org/wp-content/uploads/2017/10/Argumenta-Stephan-Lewandowsky-Elisabeth-A.-Lloyd-Scott-Brophy-When-THUNCing-Trumps-Thinking.pdf">analizar cuidadosamente</a> la evidencia disponible.</p>
<p>Entender y develar las técnicas de los teóricos conspirativos es clave para inmunizarse uno mismo e inmunizar a otros contra el engaño, especialmente en los momentos en que somos más vulnerables, o sea, en tiempos de crisis e incertidumbre.</p>
<p><em>Esta nota fue traducida por Inés Hercovich y <a href="https://chequeado.com">Chequeado</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/139721/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>John Cook no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Sander van der Linden ha desempeñado consultorías en materia de noticias falsas para el gobierno de los Estados Unidos, el gobierno del Reino Unido, la Comisión Europea y Google. Recibe fondos de WhatsApp y el Trust and Technology Initiative para sus investigaciones sobre la desinformación.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Stephan Lewandowsky colabora con el Joint Research Center de la Commisión Europea. Recibe apoyo financiero del Australian Research Council, el ESRC (via CREST) y la Fundación Volkswagen.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ullrich Ecker recibe apoyo financiero del Australian Research Council.</span></em></p>El video ‘Plandemic’, que incluye falsedades y desinformaciones sobre el coronavirus, es un ejemplo de cómo funcionan las teorías conspirativas.John Cook, Research Assistant Professor, Center for Climate Change Communication, George Mason UniversitySander van der Linden, Director, Cambridge Social Decision-Making Lab, University of CambridgeStephan Lewandowsky, Chair of Cognitive Psychology, University of BristolUllrich Ecker, Associate Professor, The University of Western AustraliaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1371082020-04-29T21:06:42Z2020-04-29T21:06:42ZVerdades, mentiras y desinformaciones<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/330545/original/file-20200426-163072-1yec4ed.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C962%2C5486%2C2689&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/businessman-tellimg-lies-holding-crossed-finher-600001637"> NothingIsEverything / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Todos los seres humanos han mentido en algún momento de sus vidas. Si alguien les dice que nunca mintió, en ese preciso instante lo está haciendo. La mentira, que entenderemos como faltar a la verdad intencionadamente, parece ser característica exclusivamente humana. De ahí que tratar de prohibirla o erradicarla responda, como decía <a href="https://www.filco.es/hannah-arendt-destripar-mal/">Hannah Arendt</a> de las ideologías totalitarias, a un intento de transformar la naturaleza del ser humano.</p>
<p>No todas las mentiras nos parecen iguales. Estamos dispuestos a perdonar que un médico no diga la verdad a un paciente; que unos padres no digan a su hijo que es adoptado; que un abogado exagere para lograr la exculpación de su cliente; que no se diga a una amistad lo mal que le sienta el nuevo peinado, etc.</p>
<p>Pero aunque podamos hacer este tipo de clasificación entre mentiras más o menos buenas, todas tienen el propósito de conseguir alguna ventaja para quien las dice. Incluso si nos inclinamos por mentir a una amistad que nos pregunta qué tal le sienta el nuevo corte de pelo, lo hacemos tanto por evitarle el disgusto, como evitarnos decir algo desagradable, o su posible enojo.</p>
<p>El mentiroso obtiene una ventaja sobre aquél a quien miente, que consiste en el ocultamiento de una verdad que ese otro no posee. Ya <a href="http://www.filosofia.org/cla/pla/azf11007.htm">Platón</a> dejaba de manifiesto que prefería a un mentiroso antes que a alguien equivocado, <em>puesto que el embustero vale más, porque sabe lo que hace y hace lo que quiere,</em> es decir, conoce la verdad. Estar equivocado no es mentir y nadie está a salvo del error, como nadie está a salvo de ser engañado. Esto, dicho sea de paso, tiene un interesante corolario: se puede reducir la mentira, pero sólo al precio de incrementar la ignorancia.</p>
<p>Hay que añadir que, en esas mentiras que consideramos aceptables, se parte del supuesto de que quien miente sabe lo que le conviene a aquél a quien se le dice la mentira. El médico que no le dice la verdad al paciente, cree saber qué es lo que le conviene. El mentiroso cree que no nos conviene saber la verdad. Ésta es una idea peligrosa: otro, por regla general más poderoso, sabe lo que nos conviene mejor que nosotros mismos. Puede entenderse, entonces, que el poder haya empleado con regularidad la mentira para mantenerse.</p>
<h2>Posverdad o estupidez</h2>
<p>Hoy se dice que atravesamos la era de la <a href="https://www.theguardian.com/books/2017/may/19/post-truth-matthew-dancona-evan-davis-reiews"><em>posverdad,</em></a> con lo que se quiere dar a entender que interesa poco si lo que se dice es cierto. Otros autores, como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9_Glucksmann">Glucksmann</a>, dirían que se trata más bien de estupidez, que consistiría en la incapacidad para mantener una relación con la verdad. Aparentemente, vivimos rodeados de lo que se han llamado <em>fake news</em> o noticias falsas. Se las ha definido como mentiras que tratan de hacerse pasar, o adoptan la forma, de <a href="https://science.sciencemag.org/content/359/6380/1094">verdaderas piezas de información</a> con el propósito de incrementar su capacidad de convencer.</p>
<p>No se trata de un fenómeno nuevo. Noticias falsas ha habido siempre. Algunas podían ser, simplemente, fruto de un error que se difundía con celeridad, sin que hubiera en su origen un intento consciente de ocultar la verdad. Otras eran elaboradas mentiras que buscaban beneficiar a quienes las difundían a costa de quienes las creían. La invención de la imprenta favoreció la proliferación este tipo de informaciones (en Alemania, en el siglo XVI, se las llamó <em>Flugschriften</em>, panfletos), como hoy la digitalización de la comunicación parece haber provocado su exponencial crecimiento.</p>
<p>De otro lado, cuando la realidad se hace amenazadora suelen proliferar. <a href="https://it.wikipedia.org/wiki/Giuseppe_Ripamonti">Ripamonte</a>, por ejemplo, cuenta cómo durante la plaga de <a href="https://openmlol.it/media/francesco-cusani/la-peste-di-milano-del-1630/274718">Milán de 1630</a> se pensaba que la enfermedad era propagada por emisarios del demonio (el mismo Demonio había sido visto en la ciudad). Algunos ciudadanos fueron identificados como tales y ejecutados públicamente, haciendo que las multitudes que asistían a las ejecuciones contribuyeran a aumentar el contagio.</p>
<p>Aunque los estudios no son concluyentes sobre el impacto que realmente tienen las <a href="https://www.cjr.org/analysis/fake-news-media-election-trump.php"><em>fake news</em></a> en nuestros días, la preocupación por su ubicuidad ha hecho que se ponga el acento, sobre todo, en los emisores o productores de las mismas. La lucha contra ellas se centra en perseguir a quienes las crean y difunden y en evitar que proliferen. Casi nunca, si es que se ha hecho alguna vez, se hace referencia a la responsabilidad del receptor que se las cree (como quienes en Milán creían verdaderamente que el Demonio y sus secuaces habían estado de visita por la ciudad).</p>
<h2>Mentiras y errores</h2>
<p>Tampoco es nueva esta táctica. En 1919 el juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Oliver_Wendell_Holmes_(escritor)">Oliver Wendel Holmes</a> afirmaba, en la opinión dada sobre el <a href="https://www.law.cornell.edu/supremecourt/text/249/47">caso Schenck contra los Estados Unidos</a>, que ni la protección más estricta de la libertad de expresión protegería a un hombre que grita falsamente fuego en un teatro y causa pánico. Con lo que venía a decir que las mentiras que causan perjuicios no deben de ser permitidas o consideradas como libertad de expresión. Sin embargo, como se ha dicho, toda mentira puede causar un perjuicio a alguien (y un beneficio para el mentiroso). Incluso en nuestra mentira piadosa sobre el corte de pelo estamos ocasionando un perjuicio a quien, confiado en nuestra falsa opinión, hace el ridículo ante otras personas.</p>
<p>Y es que, salvo el mentiroso, nadie puede saber a ciencia cierta si se está mintiendo o si se está cometiendo un error. De ahí que <a href="https://www.wearecognitive.com/bbc-work/a-history-of-ideas-john-locke-on-toleration">John Locke</a>, por ejemplo, considerara absurdo torturar a alguien para que confesara una determinada religión, puesto que no hay manera de meterse en su cabeza y saber si su fe es verdadera.</p>
<p>¿Qué ocurre si quien grita fuego en un teatro lo hace convencido de que lo hay? Se trata de un error. Podríamos condenar a esta persona a indemnizar al teatro y a los otros espectadores porque ha cometido un error que ha causado pérdidas económicas, pero no por mentir. Como no podemos introducirnos en su cabeza y descubrir lo que realmente conoce, no hay manera de saber si mentía.</p>
<p>¿Acaso nada podemos decir de quienes dejándose llevar por el pánico salen del teatro ocasionando daños? ¿No tienen cierta responsabilidad? ¿No podemos exigirles que comprueben primero si realmente había fuego? Puede argumentarse que, en el caso de que lo hubiera, no es momento de ponerse a ello, ya que es primordial salvar la vida. Aunque la urgencia no puede eximirnos completamente de la responsabilidad por nuestros actos, lo que no es convincente es que castiguemos a quien gritó fuego y no a quienes salieron corriendo. Si el primero debió cerciorarse antes de gritar (no podemos saber si quería mentir o no), los segundos debieron hacer lo mismo antes de correr.</p>
<h2>Los responsables de la mentira</h2>
<p>Resulta, sin duda, una postura cómoda pedir que se nos proteja de la mentira. Nos libra de la tediosa tarea de tener que reflexionar sobre la información que nos llega y de tener que conceder autoridad y credibilidad a ciertas fuentes frente a otras. Se pretende eludir, así, toda responsabilidad si somos víctimas de una mentira. Cuando nos engañan no solemos considerarnos responsables por haber sido menos inteligentes que quien nos engañó. Aseveraba <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fran%C3%A7ois_de_La_Rochefoucauld">La Rochefoucauld</a> que nadie se queja de su inteligencia. Queremos que se castigue a quien da gato por liebre. Pero no puede ser argumentando que mentía (no podemos saber si creía que era verdaderamente liebre, y tampoco podemos exigirle a él ese conocimiento y no a nosotros): se le ha de sancionar porque, en realidad, nos ha robado, ya que no le habríamos dado nuestro dinero de saber que lo que comprábamos era gato y no liebre.</p>
<p>Nos hace la vida más sencilla el que alguien tenga a bien evitar que llegue hasta nosotros algo que no sea la más depurada y prístina verdad. Lamentablemente, nadie tiene esa capacidad, puesto que nadie está a salvo del error o, por decirlo de otra manera, nadie posee la verdad, de la que <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/John_Langshaw_Austin">J. L. Austin</a> decía que es un ideal ilusorio.</p>
<p>Normalmente, han sido los poderosos los que ha pretendido monopolizar las verdades como medio de conservar el poder. El argumento desde el siglo XVII es, con pequeñas variaciones, siempre el mismo: <em>poder es saber</em>. El poderoso dice tener un conocimiento que los que obedecen no poseen y, por supuesto, está legitimado a acabar con cualquier forma de expresión que lo ponga en duda. De paso, también acaba con la política, que se basa en la opinión y no en la verdad.</p>
<p>Dejar en manos de otro el negocio de la verdad es una vía segura hacia la tiranía. Claro está que no podemos pretender comprobar la veracidad de todas las informaciones que nos llegan. ¿Quién podría, por sus propios medios, comprobar si la velocidad de la luz es en verdad la que dicen los físicos? Generamos redes de confianza para evitar tener que poner en duda todo. Si descubrimos que alguien en quien confiábamos nos engañó, podemos actuar en consecuencia y retirarle la credibilidad que le habíamos otorgado. Pero esto sigue exigiendo trabajo por nuestra parte.</p>
<p>Si preferimos la vía fácil de que alguien lo haga por nosotros, podemos tener la seguridad de que acabará mintiéndonos <em>por nuestro bien</em>, que es la más persistente y repetida mentira de la historia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/137108/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto Losada Maestre no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Si preferimos que alguien compruebe por nosotros qué es verdad y qué no, acabará mintiéndonos ‘por nuestro bien’, que es la más persistente y repetida mentira de la historia.Roberto Losada Maestre, Profesor de Teoría Política, Universidad Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1309572020-04-14T07:45:46Z2020-04-14T07:45:46ZLas tres armas para combatir la desinformación sobre el virus: prudencia, ciencia y hechos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/327485/original/file-20200413-77375-u9qz95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4006%2C2710&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/fact-check-heading-title-typewritten-black-1145009546"> Dallasetta / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En estos días, la información fluye como un reguero entre los ciudadanos. Por lo tanto, es importante saber que un contenido no fundamentado puede convertirse en desinformación.</p>
<p>Desde la eclosión del uso de los satélites para la comunicación, cualquier hecho o acontecimiento lo vivimos en directo. Tenemos la información en tiempo real, la recibimos, la interpretamos y la compartimos. Con la llegada de las redes sociales, esta inmediatez ha ganado el pulso a la reflexión y al pensamiento crítico.</p>
<p>No cuestionamos las imágenes, los sonidos o los comentarios que nos llegan y en la mayoría de las ocasiones, tampoco sabemos cuál ha sido la veracidad del contenido o la fuente que ha generado esta información. </p>
<p>La información ha tenido, a lo largo de la historia, un papel muy relevante para la sociedad. Sin embargo, en momentos de crisis como la del COVID-19, un mal uso puede convertirse en un problema de gran impacto. En este contexto, las plataformas tecnológicas y los verificadores (<em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Verificaci%C3%B3n_de_hechos">fact checkers</a></em>) se convierten en un elemento esencial para la búsqueda de la verdad.</p>
<h2>¿No será esto una conspiración?</h2>
<p>¿Qué puede gustar más que una buena trama?: ¿no será esto una conspiración?, ¿estará detrás Estados Unidos?, ¿será una guerra comercial?, ¿se trata de una sofisticada y aleatoria manera de controlar la población?, ¿qué agente extraño ha podido dar lugar a esta forma de neumonía? ¿desaparecerá con el calor? </p>
<p>En este contexto es donde la desinformación encuentra un espacio perfecto para su transmisión. No es la falta de ética la que lleva a inventar historias, tampoco el desconocimiento del daño que estas puedan causar, sino la sofisticación que se esconde cuando estos bulos, bien armados y mejor dirigidos, hacen que confundamos la verdad con la mentira. </p>
<h2>Hay que pararse a reflexionar</h2>
<p>La verificación que se hace de la información que recibimos, por lo general, es reducida. No hacemos <em>fack checking</em> si lo hemos recibido de un familiar o un amigo, si lo hemos visto en la televisión o lo hemos escuchado en la radio. Al no cuestionarnos la información y no detenernos a reflexionar, no solo hacemos eco, sino que nos la creemos y reforzamos convirtiéndonos en un agente más de la desinformación.</p>
<p>El miedo a entrar en un establecimiento regentado por chinos o no sentarnos en el metro junto a un asiático han sido algunos de los comportamientos con los que hemos recibido e interpretado la información sobre el COVID-19 en sus comienzos a finales del 2019. </p>
<p>Desde la afirmación de que el ibuprofeno acentúa los efectos del coronavirus y su recomendación de interrumpir su pauta posológica, hasta la supuesta “predicción” de Nostradamus, en 1555, con respecto de la aparición del COVID-19. Todo ello, pasando por otras informaciones tales como que el virus se creó en un laboratorio de Wuhan para reducir la población o que el té y otras infusiones evitan la infección por el virus, de igual manera que ocurriría si tomas cítricos asiduamente.</p>
<p>La influencia de la desinformación sobre nuestras costumbres, toma de decisiones y percepción de la realidad, hace necesaria una tarea rigurosa de investigación y análisis en profundidad. </p>
<p>En las últimas semanas, tanto en España como en otros países se han puesto en marcha medidas o planes de actuación iniciados por los gobiernos, instituciones u organismos oficiales. Pero ¿qué papel juega la UE en este contexto? </p>
<h2>Es necesaria la unión entre países</h2>
<p>Es importante no retroceder en el afianzamiento de la unión entre los países, estableciendo una política común, unas directrices, una visión conjunta y un plan colaborativo. Estamos en un momento en que los ciudadanos necesitamos referencias, información veraz, solidaridad y acciones coordinadas internacionalmente para reducir el impacto social y económico. En este contexto, Europa y las instituciones europeas como la Comisión Europea juegan un papel importante.</p>
<p>La Unión Europea ya creó en 1998 una red para la vigilancia epidemiológica y, más tarde, el Comité de Seguridad Sanitaria. Por otra parte, el <a href="http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/ttce.p3t14.html">artículo 168 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea</a> dispone, entre otras cosas, que “se ha de garantizar un alto nivel de protección de la salud humana”. Este mismo artículo establece que “la acción de la Unión ha de complementar las políticas nacionales, abarcar la vigilancia de las amenazas transfronterizas graves para la salud, la alerta en caso de dichas amenazas y la lucha contra ellas, y que los Estados miembros, en colaboración con la Comisión, han de coordinar entre sí sus políticas y programas respectivos en los ámbitos en los que la Unión ejerce una acción en materia de salud pública”.</p>
<p>Dentro del Plan de lucha contra la desinformación, la Comisión Europea aprobó en 2018 un <a href="https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/STATEMENT_19_6166">Código de buenas prácticas</a> en el que se exige a las plataformas digitales la identificación de cuentas falsas y de las interacciones no humanas (<em>bots</em>). La contundente aplicación de este código es imprescindible en estos momentos y circunstancias en los que lo que está en juego es la salud de las personas, especialmente mayores y con enfermedades crónicas.</p>
<p>El problema que supone la infección por COVID-19 para la población general y el alto riesgo para salud de las personas mayores y enfermos crónicos, sumado al impacto socioeconómico y laboral, ha hecho que las instituciones europeas hayan puesto el foco en la gestión de la crisis desde una perspectiva global. </p>
<p>La ayuda sanitaria, el suministro de material, el apoyo a las instalaciones hospitalarias y la financiación para el desarrollo de una vacuna se encuentran entre las prioridades de Europa, y en el marco del <a href="https://ec.europa.eu/info/business-economy-euro/economic-and-fiscal-policy-coordination/eu-economic-governance-monitoring-prevention-correction/european-semester/framework/stability-and-growth-pact_es">Pacto de Estabilidad y Crecimiento</a> están el empleo, las empresas o la economía. </p>
<p>El <a href="https://www.un.org/es/cr%C3%B3nica-onu/el-pacto-mundial-de-la-onu-la-b%C3%BAsqueda-de-soluciones-para-retos-globales">Pacto Mundial de las Naciones Unidas</a>hace un llamamiento a las empresas para que apoyen a los afectados por el actual brote de COVID-19 a través de tres principales aspectos: prudencia, ciencia y hechos. </p>
<p>Las noticias falsas, los bulos o informaciones distorsionadas y la rapidez con la que pueden propagarse en situaciones de crisis, constituyen un reto cada vez mayor para la sociedad y parar las instituciones europeas y gubernamentales. </p>
<h2>Cómo contrarrestar el fenómeno</h2>
<p>La educación, la alfabetización mediática, el compromiso de los gigantes tecnológicos y las redes de <em>fact checkers</em> son el mejor antídoto contra la desinformación en línea. </p>
<p>En España, el <a href="https://www.dsn.gob.es/es/actualidad/sala-prensa/uni%C3%B3n-europea-plan-lucha-contra-desinformaci%C3%B3n">Observatorio Europeo de análisis y prevención de la Desinformación</a>en colaboración con la <a href="https://ec.europa.eu/spain/home_es">Representación de la Comisión Europea en España</a> y la <a href="https://www.europarl.europa.eu/spain/es/portada.html">Dirección de la Oficina de Información del Parlamento Europeo</a>, y la Fundación <a href="https://maldita.es/">Maldita.es</a> actúan como catalizadores activos para analizar, desde diferentes áreas, el impacto de la desinformación en la actividad pública, mediática, social y política. De ahí la necesidad de investigar el fenómeno y hallar maneras de contrarrestarlo para mejorar nuestra calidad democrática. </p>
<p>La mejor manera de luchar contra la desinformación es, precisamente, la educación, el pensamiento crítico, la formación y la investigación. La búsqueda de la verdad, así como el cuestionar afirmaciones, ver más allá de las imágenes, reflexionar sobre los motivos o analizar el impacto son ejercicios que toda persona debería realizar.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo ha sido realizado con la colaboración de Ramón Luis Valcárcel Siso, presidente del Comité de Expertos del Observatorio Europeo de Análisis y Prevención de la Desinformación.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/130957/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Silvia Carrascal es miembro del Observatorio Europeo de análisis y prevención de la Desinformación, ObEDes. Entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es poner el valor la educación como herramienta clave para la prevención, detección y análisis de la desinformación, promoviendo el desarrollo del pensamiento crítico, la colaboración y la convivencia. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Asela Pintado Sanz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Recibimos bulos bien armados y sofisticados que es difícil no creerse. Contra su difusión, nada mejor que la prudencia, la ciencia y los hechos.Silvia Carrascal, Docente e Investigadora en Facultad de Educación y Formación de Profesorado, UCM, Universidad Complutense de MadridAsela Pintado Sanz, Directora de Relaciones Institucionales, Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1281502019-12-17T01:19:34Z2019-12-17T01:19:34ZSeis consejos para no compartir (demasiadas) noticias falsas estas navidades<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/307162/original/file-20191216-123992-1jtk6hg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4744%2C3614&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/march-25-2018-caricature-united-states-1054841363">Shutterstock/Willrow Hood</a></span></figcaption></figure><p>No devuelva la llamada perdida de ese número porque le cobrarán 1 355 euros. Aquella desconocida noticia que confirma lo que ya sospechaba de ese partido que le genera pocas simpatías no es cierta. Son ejemplos reales de bulos recibidos en mi móvil, compartidos por contactos durante las últimas semanas. </p>
<p>El consumo de noticias se ha vuelto cada vez más complejo. Del lado de las redes sociales, se ha vuelto incidental. Ocurre por accidente porque nos informamos <em>sin querer</em> mientras buscamos otra cosa. </p>
<p>Del lado de los buscadores –es decir, de Google– la información que nos llega es una profecía autocumplida: encontramos lo que buscamos porque es lo que estábamos buscando. Existe poca conciencia de que <a href="https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2019-11-24/google-discover-fake-news-basura-feed-movil_2348223/">los resultados de Google siguen un criterio de popularidad, no de veracidad</a>, que no es lo mismo. </p>
<p>En paralelo, cada vez más noticias se leen y comparten en redes de mensajería privada como WhatsApp. Se trata de una información de interés público, pero consumida de forma privada con una expansión y efectos difíciles de medir hasta ahora. </p>
<p>WhatsApp ha capitalizado el discurso político a nivel privado, al igual que lo ha hecho Twitter a nivel público.</p>
<p>En ese cúmulo de complejidades la desinformación se desenvuelve a sus anchas. Es un ecosistema perfecto para que la identidad de los medios creíbles se difumine mientras que la de quienes se dedican a contaminar se multiplique y ramifique por todas partes. </p>
<p>En las próximas semanas navideñas, que se presumen de nuevo intensas en cuanto al consumo de información por todos los canales mencionados, tendremos seguro un aluvión de desinformación. </p>
<p>Dejamos aquí algunos consejos y recordatorios para no compartir información dudosa:</p>
<h2>1. Cuidado con las conspiraciones</h2>
<p>Creerse que “esto no lo verás en los medios” es tentador, pero suele ser falso. Nos gusta pensar que estamos siendo objeto de grandes conspiraciones mediáticas y geopolíticas para que no nos enteremos de algo porque “no <em>les</em> conviene”. </p>
<p>La verdad siempre es más sencilla y suele obedecer a dos razones: o es falso o sí salió en los medios, pero no nos enteramos.</p>
<h2>2. WhatsApp no da exclusivas</h2>
<p>Llega la cura del cáncer u otra gran noticia y se entera primero por los contactos de WhatsApp. Es un poco extraño, ¿no? De ser cierto ya la habría visto abriendo portadas de diarios, informativos de televisión o boletines de radio. </p>
<p>El ecosistema mediático es un entramado holístico donde todos los medios y canales se retroalimentan constantemente. Si una información <em>bomba</em> no es replicada por la mayoría de periódicos, radios y televisiones es mejor poner en cuarentena su veracidad.</p>
<h2>3. Ojo con lo que apoya nuestra ideología</h2>
<p>Quienes promueven la desinformación saben que nos movemos por emociones, sobre todo aquellas que nos reafirman. Por eso debemos ser especialmente cuidadosos con este tipo de afirmaciones.</p>
<p>Lo explicaba este verano <a href="http://repositorio.ucam.edu/handle/10952/4179">en una entrevista</a> María Sánchez Díez, Editora de Operaciones en <em>The Washington Post</em>: “La gente siempre ha buscado información que refuerza sus creencias previas, eso no es nuevo. Lo nuevo es el alcance que pueden tener esos contenidos en el actual escenario de medios”.</p>
<h2>4. La crisis nos vuelve crédulos frente a los bulos</h2>
<p>Ya sea por indignación, rabia, impotencia o malestar general, parece que en las etapas de crisis social somos más propensos a relajar la vigilancia y creernos las mentiras. </p>
<p>En un reciente <a href="https://www.meganoticias.cl/nacional/284089-fake-news-estudio-noticias-falsas-universidad-catolica-periodismo.html">estudio de la Universidad Católica de Chile sobre más de 1 600 adultos</a> se encontró que durante el estallido de la crisis chilena hasta un 46 % de personas creyeron en noticias falsas. En Estados Unidos, con un estudio similar en 2016, el porcentaje fue solo del 8 %. </p>
<h2>5. Si no parece humano es porque no lo es</h2>
<p>No hay dos personas en el mundo que piensen y se expresen igual, por eso son tan extrañas las cuentas que reproducen exactamente el mismo mensaje en momentos similares. Cuesta poco detectarlas y son millones porque no son seres humanos, sino robots. Los famosos <em>bots</em>.</p>
<p>Un estudio de la Universidad de Virginia (<a href="https://www.andyblackassociates.co.uk/wp-content/uploads/2015/06/fakenewsbots.pdf">PDF</a>) demostró el papel de estos <em>bots</em> durante la campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos. Estos programas difundieron bulos y fueron una de las claves para que se convirtieran en mensajes virales en muy poco tiempo. </p>
<h2>6. Google no es un lugar</h2>
<p>Por su posición monopolística como buscador y gestor de muchas de nuestras actividades digitales, Google se interioriza en el imaginario colectivo como un <em>lugar</em> en sí mismo o, en el peor de los casos, como una ordenación jerárquica de contenidos veraces. </p>
<p>Esta forma de entender internet no está relacionada con el nivel de educación: incluso en jóvenes universitarios todavía es normal que contesten que algún material lo han “sacado de Google”. </p>
<p>Por ello es necesario recordar que Google, y por extensión Facebook y Twitter, no es más que una autopista que nos señala diferentes caminos. Esto nos ayudará a ver sus resultados con un sano escepticismo. No son lugares, sino más bien embudos. </p>
<p>Las llamadas a la responsabilidad que tiene cada usuario en internet son cada vez más frecuentes. Son útiles porque cada vez que hablamos de algo malo en las redes sociales lo hacemos en tercera persona, cuando no se llaman así porque las hagan <em>otros</em>, sino porque las hacemos entre todos. Es decir, nosotros. La audiencia no debería renegar de su capacidad para distinguir entre aquello que es fiable de lo que no lo es.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/128150/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Manuel Noguera-Vivo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Conspiraciones que se revelan por WhatsApp y noticias que no salen en los medios. Cuidado con creernos bulos solo porque casan con nuestras ideas preconcebidas.José Manuel Noguera-Vivo, Head of Communication Sciences Department at UCAM, Spain, Universidad Católica de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1117732019-02-20T21:46:21Z2019-02-20T21:46:21ZMás allá de las leyes, ¿cómo se puede combatir las noticias falsas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/259905/original/file-20190220-148513-15bpyex.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=46%2C0%2C5184%2C3391&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/technology-home-close-view-woman-reading-638631949?src=GPw17ixOiK-PYVsIMIXYdw-1-2">Georgejmclittle / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El debate sobre las noticias falsas (<em>fake news</em>) asomó en la crónica de actualidad a finales de 2016 en plena contienda electoral por la presidencia de los USA y se ha mantenido en primera línea de fuego internacional aupada por otras grandes citas con las urnas (las presidenciales en Francia, el referéndum del Brexit, etc.) y por la alta polarización existente en los debates políticos en las sociedades occidentales.</p>
<p>De todas formas, el uso del rumor y de la desinformación como instrumento para combatir posiciones del adversario ha existido siempre. En la era digital, no obstante, se han simplificado mucho las técnicas de difusión y amplificación (con una sola tecla podemos compartir cualquier rumor o noticia falsa a nuestros cientos o miles de contactos que, a su vez, pueden hacer lo propio de manera interminable hasta que resuene en el fin del mundo) y sus efectos se han mostrado devastadores.</p>
<p>En las sociedades libres, los riesgos de manipulación de la opinión pública utilizando estas técnicas han preocupado a las administraciones públicas que se han decidido a actuar. En vista del problema de las <em>fake news</em>, unido a otros como los insultos en Twitter, se plantea desde hace más de dos años la necesidad de <a href="https://www.efe.com/efe/espana/portada/facebook-necesita-una-mayor-regulacion-segun-diputados-britanicos/10010-3900653">regular las redes sociales</a>. Sin duda, esta regulación debe existir, pero debería basarse en otras medidas colectivas que ya se han iniciado.</p>
<p>En este contexto podemos destacar el informe <a href="https://publications.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/6ef4df8b-4cea-11e8-be1d-01aa75ed71a1/language-en"><em>A multi-dimensional approach to disinformacion</em></a> (2018) encargado por la Unión Europea después de abrir una consulta pública y que propone actuaciones basadas en potenciar la diversidad y credibilidad de los medios de comunicación europeos y también en promover la adquisición de competencias en evaluación de la información por parte de los ciudadanos.</p>
<h2>Acciones contra las <em>fake news</em></h2>
<p>Está claro, pues, que es necesario llevar a cabo actuaciones institucionales y colectivas para combatir la incidencia de la desinformación. Vamos a destacar tres de ellas, que son complementarias y promovidas por agentes distintos.</p>
<ol>
<li><p><strong>Penalización</strong>. A raíz de las <a href="https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/la-ce-da-un-ultimatum-a-las-redes-sociales-para-combatir-noticias-falsas/10004-3597342">críticas</a> contra su indolencia para frenar la proliferación de noticias falsas, Facebook (y también Google) pusieron en marcha actuaciones dirigidas a detectar las páginas creadas para la desinformación o para difundir infamias y maledicencias contra personas. Twitter también hizo algo parecido contra los perfiles falsos. Estas páginas y perfiles <a href="https://www.efe.com/efe/cono-sur/tecnologia/twitter-suspende-la-cuenta-falsa-sobre-el-presidente-de-uruguay/50000765-3477934">han sido cerrados</a> o penalizados ocultándolos o alejándolos de las primeras posiciones y también indicando explícitamente que son sospechosos de difundir <em>fake news</em>.</p></li>
<li><p><strong>Portales de verificación</strong>. Por otro lado, asociaciones de periodistas y medios de comunicación como <a href="https://firstdraftnews.org/">FirstDraft</a> han creado portales como <a href="https://crosscheck.firstdraftnews.org/france-en/">Crosscheck</a> o, en España, <a href="https://maldita.es/">Maldita.es</a> que se dedican a contrastar y verificar rumores y falsas informaciones que circulan por las redes sociales. Es lo que se denomina verificación de hechos (<em>fact checking</em>). En estos portales podemos encontrar informaciones que han circulado por los medios y que se han diseccionado por parte de periodistas para determinar su grado de veracidad. </p>
<p>En la mayoría de los casos, las valoraciones no son de total falsedad (difícilmente serían “creídas” por la audiencia) sino que se trata de noticias que tienen altas proporciones de falsedad y que se verifican (o desmienten) con evidencias. El ámbito de actuación de estos portales de verificación es limitado porque no pueden atender a todas las potenciales informaciones erróneas pero su influencia y prestigio son cada vez mayores.</p></li>
<li><p><strong>Educación</strong>. El estudio <a href="https://purl.stanford.edu/fv751yt5934"><em>Evaluating information online</em></a> (2015) realizado por un grupo de investigación de la Universidad de Stanford mostraba que una gran parte de los jóvenes de Estados Unidos se creían todo lo que leían en internet, que eran incapaces de diferenciar entre una noticia patrocinada y una genuina y que no sabían ver los sesgos políticos que existen en muchas informaciones. </p>
<p>Esta constatación ha empujado a muchos países a incorporar competencias en evaluación de la información en los programas educativos de primaria y secundaria para asegurar que los jóvenes van a saber evaluar la veracidad de la información que van a encontrar en internet en general y en las redes sociales, en particular. </p>
<p>A otro nivel, diversas asociaciones (como <a href="https://www.ifla.org/publications/node/11174">IFLA</a>, en el campo de las bibliotecas, o el <a href="https://www.educac.cat/">Consejo Catalán del Audiovisual</a>) también han elaborado programas formativos para contribuir a mejorar las capacidades de evaluación de información a la ciudadanía.</p></li>
</ol>
<h2>La educación como antídoto</h2>
<p>En resumen, la combinación de estas tres medidas puede ayudar a frenar la expansión de las noticias falsas y contribuir a vivir en una sociedad más abierta y responsable. En mi opinión, la educación es el instrumento más potente y constituye el mejor antídoto. </p>
<p>Disponer de una ciudadanía educada y formada es la única forma de asegurar la supervivencia de las sociedades democráticas contra la amenaza del populismo y la desinformación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/111773/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ernest Abadal Falgueras recibe fondos del Plan Estatal de I+D (Ministerio de Ciencia) y de la Generalitat de Catalunya (AGAUR). </span></em></p>Junto con los portales que verifican y contrastan rumores, la educación es fundamental para blindar las sociedades democráticas contra la amenaza del populismo y la desinformación.Ernest Abadal Falgueras, Catedrático de la Facultad de Biblioteconomía y Documentación, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1082912018-12-11T22:43:03Z2018-12-11T22:43:03Z¿Español o catalán? Las redes deciden<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/249697/original/file-20181210-76959-1pef8xv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C0%2C5152%2C3430&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ambiente callejero de Barcelona el 30 de enero de 2017.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/barcelona-spain-january-30-2017-people-1013307223">Shutterstock / Dino Geromella</a></span></figcaption></figure><p>Convulsión, enfrentamiento y conflicto. Es la radiografía que las redes y los medios hacen de una Cataluña y de una España más divididas que nunca. ¿Independentista o constitucionalista?, ¿español o catalán? Imposible no posicionarse ante un debate que las redes han convertido en <em>trending topic</em>. Twitter, <a href="http://www.elprofesionaldelainformacion.com/contenidos/2018/sep/07.pdf">la plataforma preferida por los políticos, convierte en viral el mensaje de un nuevo protagonista: el <em>influencer</em></a>.</p>
<p>Miles de likes, retweets y comentarios de un público se multiplican en cuestión de segundos. La cuenta del candidato saca ventaja a la de su propio partido y un discurso teñido de persuasión, propaganda y falacia (<a href="http://www.elprofesionaldelainformacion.com/contenidos/2018/nov/17.pdf">Fake News</a>) se reactiva. Una estrategia tan antigua como la propia política que se beneficia de las innegables ventajas de lo <em><a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/EPI/article/view/epi.2017.sep.01">online</a></em>. El éxito electoral del populismo en la era de la <a href="https://www.revista-uno.com/wp-content/uploads/2017/03/UNO_27.pdf">posverdad</a> viene impulsado por la era digital, con una nueva forma de comunicación interpersonal más cercana y certera, al igual que el éxito de la mentira está en las redes sociales, que amplifican las falsedades tantas veces que se terminan convirtiendo en una posverdad.</p>
<p>Las últimas elecciones catalanas del 21 de diciembre de 2017 son el escenario perfecto para comprobar los efectos del famoso <a href="http://www.elprofesionaldelainformacion.com/contenidos/2018/sep/06.pdf">Procés</a>.
¿Qué papel tuvieron los políticos? ¿Cómo utilizaron las redes? ¿Cuál fue la respuesta de los usuarios digitales? ¿Se sintieron correspondidos los <em>followers</em> y comunidades de fans en <a href="http://www.elprofesionaldelainformacion.com/contenidos/2017/sep/10_esp.pdf">Twitter</a>? </p>
<p>Muchas preguntas que parecen resumirse en un monotema: independencia.
Unidad, segregación, estatuto, referéndum, Declaración de Soberanía, Ley de Consulta, sentencias del Tribunal Constitucional, artículo 155, encarcelamiento de políticos o huida de máximos representantes de la Generalitat fueron los titulares que hablaban de buenos y malos, de una Cataluña dividida y de una España incapaz de gestionar un <a href="https://www.researchgate.net/publication/322200791_Twitter_como_herramienta_de_comunicacion_politica_en_el_contexto_del_referendum_independentista_catalan_asociaciones_ciudadanas_frente_a_instituciones_publicas">conflicto promovido en las redes</a>. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/249691/original/file-20181210-76968-5gm5so.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/249691/original/file-20181210-76968-5gm5so.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/249691/original/file-20181210-76968-5gm5so.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=415&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/249691/original/file-20181210-76968-5gm5so.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=415&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/249691/original/file-20181210-76968-5gm5so.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=415&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/249691/original/file-20181210-76968-5gm5so.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=521&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/249691/original/file-20181210-76968-5gm5so.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=521&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/249691/original/file-20181210-76968-5gm5so.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=521&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><span class="source">Autora</span></span>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/249690/original/file-20181210-76965-1taybvl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/249690/original/file-20181210-76965-1taybvl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/249690/original/file-20181210-76965-1taybvl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=415&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/249690/original/file-20181210-76965-1taybvl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=415&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/249690/original/file-20181210-76965-1taybvl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=415&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/249690/original/file-20181210-76965-1taybvl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=521&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/249690/original/file-20181210-76965-1taybvl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=521&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/249690/original/file-20181210-76965-1taybvl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=521&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><span class="source">Autora</span></span>
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<p>Los partidos independentistas, en mayor medida que sus adversarios, fueron estrategas en rentabilizar el conflicto, como tema que consigue difusión máxima en Twitter. </p>
<h2>Las redes sociales cambian el escenario</h2>
<p>Nada nuevo parece ocurrir en política. La imagen y la palabra del líder han marcado las estrategias de la comunicación desde sus orígenes. Pero Twitter, Instagram y Facebook dibujan un antes y un después. La opinión ciudadana tiene acceso directo y se difunde la creencia de que las redes “fomentan el <em>feedback</em> entre candidatos y electores”. <a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/EPI/article/view/60002">Nada más lejos de la realidad</a>. </p>
<p>Los políticos utilizaron sus cuentas personales para instalar a golpe de tuit un mensaje dirigido a captar votos. Lo certifican más de 1.345 tweets y 570.446 métricas “generados por los "cabeza de lista” de partidos constitucionalistas (<a href="https://twitter.com/inesarrimadas">@InesArrimadas</a> de Ciudadanos, <a href="https://twitter.com/miqueliceta">@miqueliceta</a> del PSC y <a href="https://twitter.com/Albiol_XG">@Albiol_XG</a> del PP), independentistas (<a href="https://twitter.com/KRLS">@KRLS</a>, de JuntsX Cat, <a href="https://twitter.com/martarovira">@martarovira</a> de ERC) y <a href="https://twitter.com/XavierDomenechs">@XavierDomenechs</a>, de Comú-Podem, y se descubrió cómo son verdaderos estrategas en el manejo de las herramientas que les brinda Twitter. </p>
<p>Hashtags, menciones, links, imágenes, memes y vídeos convirtieron en viral un mensaje más humanizado, personalizado y cercano, que, por delante de la ideología, <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10584600601128739">activa a los públicos</a>. Sin embargo, el bajo índice de respuesta de los políticos a los ciudadanos <a href="http://www.tirant.com/editorial/libro/la-busqueda-digital-del-voto-cibercampanas-electorales-en-espana-2015-16-jose-luis-dader-9788491691846">cuestionó la bidireccionalidad que se le otorga a las redes</a>.</p>
<h2>Influencers en política: el disfraz del líder en la Red</h2>
<p>La polarización fue identidad de una campaña y unas elecciones con alto nivel de división de la sociedad catalana. Partidos, candidatos, asociaciones ciudadanas (ANC y SCC), Generalitat y Estado actuaron en torno a un único lema: la independencia. </p>
<p>Y en este contexto triunfó la teoría de un mayor control y respuesta en la red por parte de los partidos independentistas, pero especialmente de Carles Puigdemont (Junts per Catalunya), desde su posición primero como presidente de la Generalitat y posteriormente como candidato electoral. La capacidad de ejercer influencia sobre los usuarios, los medios tradicionales y el resto de partidos y adversarios emanó de un perfil que combinó la humanización de los temas, la cercanía con los votantes y <a href="http://www.cuadernos.info/index.php/CDI/article/view/cdi.42.1348">el discurso de la persuasión y el espectáculo</a>.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"943799536794955776"}"></div></p>
<p>**</p>
<p>Un modo de hacer política, gestionado con destreza desde la cuenta personal del candidato (@KRLS) y contra el Estado, que representa al enemigo de la independencia y el <em>establishment</em>, una campaña continuada que se sirvió de códigos y símbolos (bandera, lema o eslogan, colores, imágenes que emocionan y mensajes claros y pautados) para afianzar las posiciones y que, desde el inicio funcionó mejor (los medios abrieron portadas y editoriales con el tema “Puigdemont”) que la orquestada por el resto de representantes.</p>
<p>La falacia, gran amiga de la Política, se pasea por Twitter. Todos los candidatos, sin excepción, lanzaron un mensaje que multiplica por mil la mentira. </p>
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<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"944127493899943936"}"></div></p>
<p>La diferencia estriba en el uso de Twitter con una actitud calculadora previa; el tuit de Puigdemont se reforzó con hashtags, links, menciones y con información e imágenes de los periódicos que multiplicaron el efecto, como indican las métricas de usuarios (680.000 seguidores frente a los 404.059 de Arrimadas, su rival más directa). A la receta se añadió la dosis perfecta de persuasion, propaganda y falacia.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"951524542102560768"}"></div></p>
<p>Moraleja: de todos los actores, el “<a href="https://www.google.es/search?q=Lakoff%2C+George+(2004).+No+pienses+en+un+elefante.+Madrid%3A+Editorial+Complutense&rlz=1C1GGRV_esES751ES751&oq=Lakoff%2C+George+(2004).+No+pienses+en+un+elefante.+Madrid%3A+Editorial+Complutense&aqs=chrome..69i57.1532j0j8&sourceid=chrome&ie=UTF-8%22">más astuto, el que entiende cómo habla y cómo piensa la gente</a>, se alza con el título. Decide la red bajo el influjo del líder. ¿Español o catalán?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/108291/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Concha Pérez Curiel no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El éxito electoral del populismo en la era de la posverdad está impulsado por lo digital, en concreto, por las redes sociales. Las elecciones en Cataluña (21D) están marcadas por el líder influencer.Concha Pérez Curiel, Profesora de Periodismo y Comunicación Institucional y Política, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.