Miguel Vicente, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)
Los consumidores deben decidir qué es más importante: el bienestar animal y el medioambiente o el rechazo a los productos obtenidos de organismos modificados genéticamente.
Europa ha cedido ante los grupos ecologistas y trata las nuevas técnicas de edición genética como si fueran transgénicos. Se trata de un uso perverso del principio de precaución.