El descubrimiento de un componente clave del ARN en muestras del asteroide Ryugu refuerza la teoría de que las moléculas orgánicas básicas podrían haber llegado a la Tierra desde el espacio exterior.
Un entorno acuoso de la Tierra primitiva sometida al influjo continuo de material meteórico, clave en el origen de la vida (Adaptada de una acuarela de J. Trigo Campoy)
Los meteoritos condríticos pueden “cocinar” vida, lo que aumenta la probabilidad de la ubicuidad de la vida extraterrestre, incluso en el Sistema Solar.
El dióxido de carbono causó el deshielo de la Tierra que condujo a la aparición de los primeros organismos complejos.
NASA
El dióxido de carbono fue uno de los ingredientes indispensables para la aparición de la vida en la Tierra, pero sus altas concentraciones en la atmósfera amenazan ahora con destruirla.
Esta imagen del regolito marciano (roca y polvo rotos) fue captada el 2 de diciembre de 2022 por la Cámara del Sistema de Muestreo y Almacenamiento (conocida como CacheCam) del vehículo explorador Perseverance de la NASA.
NASA/JPL-Caltech
Los últimos hallazgos de la misión Mars2020 y su rover Perseverance confirman que Marte pudo ser habitable. Pero, ¿qué significa habitable? ¿Tuvo vida? ¿Qué huellas de vida buscamos en Marte?
Si pudiéramos dar marcha atrás en el tiempo, y todo volviera a empezar, ¿el mundo estaría poblado por las mismas especies? ¿Está todo determinado, o el azar juega un papel fundamental?
Se han identificado las bases del ADN y el ARN, las moléculas de la vida, en meteoritos carbonáceos. ¿Vino la vida del espacio? ¿Sus componentes llegaron en meteoritos o se formaron en la Tierra?
Un trabajo recién publicado sobre la hipótesis del ‘mundo ARN’ no cambia un paradigma, sino que aclara un malentendido sobre ésta molécula y su origen.
El asteroide 162173 Ryugu.
Wikimedia Commons / Japan Aerospace Exploration Agency (JAXA)
Las muestras recogidas en el asteroide Ryugu nos dan pistas de los compuestos orgánicos que se formaron y acumularon en los objetos del Sistema Solar y de su evolución.
Constelación de Sagitario.
Robert Gendler (robgendlerastropics.com)
El descubrimiento de etanolamina fue excitante, en parte porque es un componente de los lípidos de las membranas celulares. Pero, ¿sugiere esto que hay una conexión entre las nubes moleculares y el origen de la vida?
El centro de la Vía Láctea capturado por el telescopio Spitzer Space de la NASA.
NASA/JPL-Caltech/S. Stolovy (Spitzer Science Center/Caltech)
Se especula con la posibilidad de que, antes de que existiese la vida, las moléculas necesarias para el origen de la misma podrían haber llegado a la Tierra transportadas en meteoritos.
Rayos durante la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull en 2010.
Flikr / rachelcifelli
Algunas de las imágenes más impresionantes llegadas estos días de La Palma muestran impresionantes descargas eléctricas en la nube de ceniza sobre el volcán. ¿Por qué se producen? ¿son peligrosas?
¿No sería maravilloso poder prolongar nuestro árbol genealógico hasta nuestros ancestros más remotos, es decir, hasta el propio origen de la vida? Los científicos cada vez acumulan más pistas.
Vista panorámica de Maçanet de la Selva (Girona).
Wikimedia Commons / Carlos Pino Andújar
En el proceso que dio origen a la vida hubo un momento en el que entró el fosfato. Pero el fosfato tiende a formar minerales muy insolubles y es difícil que reaccione con los precursores orgánicos de la vida.
Vista del delta en el cráter Jezero desde el rover Perseverance.
NASA
No encontrar vida en nuestro vecino permitiría entender mejor cómo se formó la de nuestro planeta y qué ingredientes imprescindibles serían necesarios.
Esta molécula ha hecho acto de presencia en las conversaciones cotidianas fruto de las nuevas vacunas contra la COVID-19. Su historia, sin embargo, se remonta a los orígenes de la vida.
En una pareja de meteoritos se ha encontrado ribosa, un componente del ARN. Los científicos que han realizado la investigación sugieren que podría ser una prueba más de la controvertida panspermia.
Los seres humanos evolucionaron gracias a una serie de eventos altamente improbables. Por tanto, encontrar otra inteligencia como la nuestra sería como ganar la lotería muchas veces.