Con la nueva subida hasta los 15.876 euros anuales aprobada por el Gobierno para 2024, el SMI ha aumentado en España más del 50% en los últimos seis años.
Albert Toledo Oms, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
A falta de desarrollo de la norma que reduciría la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales en 2025 en caso de que PSOE-Sumar alcancen la investidura, no queda claro cómo esta medida general afectará a las partes implicadas.
La reforma laboral ataca la temporalidad haciendo del contrato indefinido la norma. Habrá que ver si resuelve el problema, pues una de las causas de la temporalidad es el alto coste del despido.
La reforma laboral recién aprobada en España modifica algunos puntos de la de 2012 y deja intactos otros, afronta nuevos temas mejorando así los derechos laborales pero también propone restricciones y retrocesos injustificables.
La normativa aprobada el 3 de febrero de 2022 fortalece los derechos laborales ligados a la antigüedad en la empresa a efectos de salarios e indemnizaciones.
En 2021 subieron la electricidad y el gas, fallaron las cadenas logísticas, los niveles de deuda rebasaron todo límite, repuntó la inflación. Habrá que ver si se trata de un reacomodo tras el desajuste provocado por el confinamiento o si se trata de una cambio estructural en el modelo económico.
Con el acuerdo para aumentar las cotizaciones los trabajadores cobrarán menos, los empresarios pagarán más y Hacienda obtendrá menos ingresos por IRPF. Sin embargo, esta medida es un claro triunfo del interés colectivo.
La subida del SMI afecta sobre todo a las microempresas, que suelen tener pocos trabajadores pero también menos ingresos, lo que les dificulta asumir el incremento de los salarios y las cotizaciones.
En su acuerdo de diciembre de 2019, la coalición PSOE-Podemos se comprometió a derogar la reforma laboral del gobierno de Rajoy (2012). La pandemia ha alterado los tiempos pero la propuesta está en marcha.
La patronal turística exige un papel protagonista en las relaciones entre sociedad, Estado y mercado. Por un lado, reclama dinero público para salvar sus cuentas, pero por otro no ahorra la crítica constante a la intervención del Estado en la economía.