tag:theconversation.com,2011:/us/topics/percepcion-del-riesgo-103240/articlespercepción del riesgo – The Conversation2021-04-26T18:58:37Ztag:theconversation.com,2011:article/1590212021-04-26T18:58:37Z2021-04-26T18:58:37ZEl miedo a las vacunas es emocional: así podemos gestionarlo racionalmente<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/397165/original/file-20210426-19-30av26.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C0%2C4491%2C3492&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/fear-injections-child-nurse-girl-treatment-1049734847">Shutterstock / Zapylaiev Kostiantyn</a></span></figcaption></figure><p>A finales del siglo XX el sociólogo Ulrich Beck introdujo la idea de que vivimos en la “sociedad del riesgo”. Aunque su interpretación de lo que esto suponía fue más bien discutible, al menos sirvió para situar la percepción del riesgo como un fenómeno característico de nuestro mundo contemporáneo.</p>
<p>Digo “percepción”, y no riesgo real, porque de eso se trata. El riesgo cero no existe y vivir supone asumir un conjunto de riesgos más o menos previsibles. Junto a esas amenazas objetivas y verificables, evaluables desde el punto de vista cuantitativo, existe asimismo una percepción emocionalmente distorsionada de los peligros a los que hipotéticamente nos enfrentamos.</p>
<p>A los riesgos se les pueden poner números y cuantificarlos. Así lo hace el Injury Facts, <a href="https://injuryfacts.nsc.org/all-injuries/preventable-death-overview/odds-of-dying/">el informe estadístico anual elaborado por el National Safety Council</a>, que determina las probabilidades de que una persona muera en relación con diversas causas. </p>
<p>En este último informe podemos comparar las probabilidades de morir a lo largo de nuestra vida (en EE. UU. y según los datos de 2019):</p>
<ul>
<li><p>La probabilidades de morir en un accidente de coche es de 1 entre 107.</p></li>
<li><p>De fallecer mientras viajamos en moto, de 1 entre 899. </p></li>
<li><p>En el caso de la bici, de 1 entre 3 825. </p></li>
<li><p>De morir porque nos caiga un rayo, de 1 entre 138 849. </p></li>
<li><p>Las probabilidades de morir en un accidente de avión son tan insignificantes que el informe ni siquiera pudo calcularla, ya que hubo muy pocas muertes en 2019.</p></li>
</ul>
<p>Conocer estos datos no evitará que miles de personas tengan fobia a viajar en avión, y muchas más sufran ansiedad cuando lo hacen. Esto no ocurre al viajar en coche, pese a que objetivamente el riesgo de morir es abrumadoramente mayor.</p>
<p>Viajar suspendidos en el aire produce una percepción del riesgo que no tenemos a ras del suelo. Algo similar sucede con las vacunas frente a los medicamentos. Por eso considero un error intentar convencer a los reacios a la vacunación comparando los riesgos de las vacunas –que se administran cuando se está sano y no se tiene ningún síntoma– con riesgos objetivamente mayores, pero de medicamentos que se toman cuando ya se está enfermo o se tienen síntomas. </p>
<p>Por ejemplo, decir que tomar ibuprofeno a dosis de 600 mg varias veces al día <a href="https://academic.oup.com/ehjcvp/article/3/2/100/2739709">aumenta un 31 % el riesgo basal de tener un infarto</a> no es una buena comparación. Este medicamento se toma al padecer ya algún síntoma, como dolor o inflamación. Estos pueden ser banales, pero producen malestar y son algo concreto. </p>
<p>Por el contrario, a una vacuna de la covid-19 se le exige un (inexistente) riesgo cero. Además, da una percepción de mayor riesgo que el comprimido de analgésico. La inyección se percibe como algo concreto, aquí y ahora. La contrapartida futura de sufrir una infección grave se imagina abstracta e hipotética.</p>
<p>No se puede contraponer lo concreto (el dolor que nos lleva al ibuprofeno o lo que nos evoca el pinchazo de una vacuna que se ha asociado con un riesgo) con lo que no existe y precisa del esfuerzo de ser imaginado. Hay que atenerse a esta realidad, nos guste o no, a la hora de gestionar la comunicación de los riesgos.</p>
<h2>Cómo comparar los riesgos</h2>
<p>Se deben objetivar y comparar entre sí los riesgos abstractos implicados con vacunarse y con no vacunarse. El de trombosis trombocitopénica con la vacuna de AstraZeneca (o Janssen) es muy bajo, de <a href="https://www.ema.europa.eu/en/news/astrazenecas-covid-19-vaccine-ema-finds-possible-link-very-rare-cases-unusual-blood-clots-low-blood">5 casos por millón</a>. Este debe ser comparado con el que supone sufrir la enfermedad por no vacunarse, que es de <a href="https://osf.io/a9jdq/">39 trombosis venosas profundas por millón y de 436 trombosis de la vena porta por millón</a>. Pero, sobre todo, debe compararse con la letalidad por caso de covid-19, que por ejemplo en España es del 2,3 %.</p>
<p>En mi equipo de investigación realizamos en su momento una comparación de este tipo con la vacuna de la gripe, estudiando el riesgo de Síndrome de Guillain-Barré, un trastorno autoinmune que causa debilidad muscular y a veces parálisis. Nuestros resultados mostraron que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0264410X15006349?via%3Dihub">el riesgo es muy pequeño</a>, con una incidencia de 1 a 2 casos de por millón de vacunados, <a href="https://espanol.cdc.gov/flu/prevent/guillainbarre.htm">tal y como también han señalado los CDC</a>. Por el contrario, el riesgo comparado de sufrir este síndrome tras pasar la gripe por no estar vacunado podría ser de entre 8 y 19 casos por millón de personas-año. Esto sin olvidar que la letalidad por gripe es de 4-6 por millón hasta los 49 años, de 75 por millón entre los de 50 a 64 años y de 983 por millón en mayores de 65 años.</p>
<p>Difundamos estos datos, pero no confiemos en que los números, por muy objetivos que sean, supongan por sí solos una gestión adecuada de la percepción del riesgo, pues deben ir acompañados de otras dos condiciones. </p>
<ol>
<li><p>Deben difundirse en un contexto de máxima transparencia, que facilite una abundante información de calidad, aunque pueda ser malinterpretada por parte de la población, del mismo modo que los prospectos deben incluir toda la información disponible, aunque puedan alarmar a muchos pacientes. La alternativa es ocultar información por el temor de que sea excesiva, no comprendida o malinterpretada. Esto genera algo más inmanejable: desconfianza. </p></li>
<li><p>Las autoridades sanitarias deben evitar una gestión política que sea dubitativa, incoherente, cortoplacista y dispersa. Esto también genera desconfianza.</p></li>
</ol>
<p>En resumen, el mayor peligro es crear desconfianza, contra la que números y comparaciones racionales tienen las de perder. La fórmula para hacer una buena gestión de la siempre resbaladiza percepción emocional del riesgo tiene tres ingredientes: comparar lo que se debe comparar, transparencia máxima con información de calidad y, sobre todo, una gestión política sensata, decidida y prudente.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159021/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Luis Martín Arias recibe fondos de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León como subvención directa al Centro de Farmacovigilancia de esta Comunidad Autónoma, ubicado en la Universidad de Valladolid y que él dirige</span></em></p>La fórmula para hacer una buena gestión de la percepción emocional del riesgo tiene tres ingredientes: comparar lo que se debe comparar, transparencia máxima y una gestión política sensata.Luis Martín Arias, Profesor titular de Farmacología, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1591682021-04-20T19:28:06Z2021-04-20T19:28:06ZTrombos, vacunas y percepción del riesgo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/396002/original/file-20210420-13-1tp1zei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5991%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/astra-zeneca-janssen-vaccin-doubts-stops-1956525898">Shutterstock / Trinet Uzun</a></span></figcaption></figure><p>En las últimas semanas la campaña de vacunación se ha visto sacudida por las noticias de efectos adversos relacionados con la vacuna de Oxford/AstraZeneca.
Hasta el 4 de abril <a href="https://www.ema.europa.eu/en/news/astrazenecas-covid-19-vaccine-ema-finds-possible-link-very-rare-cases-unusual-blood-clots-low-blood">se habían detectado</a> en la Unión Europea y Reino Unido 169 casos de trombosis de senos venosos cerebrales y 53 de trombosis de venas esplácnicas. Hasta esa fecha, 34 millones de personas habían recibido esta vacuna.</p>
<p>El 15 de marzo, el Ministerio de Sanidad decidió suspender la vacunación con AstraZeneca, pero el 18 de marzo la Agencia Europea de Medicamentos emitió un comunicado en el que establecía que el balance beneficio-riesgo seguía siendo positivo. Tras ese informe, la vacunación se reanudó. </p>
<p>En este escenario, las autoridades sanitarias, expertos y medios de comunicación se han lanzado a una campaña para mejorar la confianza pública en la vacuna de AstraZeneca. Los mensajes se centran en recordarnos la pequeña probabilidad que existe de tener un trombo o de morir como consecuencia de él. Esta estrategia asume que tenemos una medida objetiva del riesgo y que este es percibido por todos los sujetos por igual. En otras palabras, combina las consecuencias de las decisiones de riesgo con la probabilidad de su ocurrencia. </p>
<p>Los estudios empíricos muestran que los sujetos no se comportan así.</p>
<p>Las personas no se comportan igual ante la expectativa de pérdidas que de ganancias. Para ilustrar esto último consideremos un juego en el que se lanza una moneda al aire: si sale cara usted pierde 50 euros; si sale cruz, gana 75. Este es un juego positivo, dado que las ganancias son superiores a las pérdidas, y la probabilidad es la misma, pero <a href="https://www.jstor.org/stable/1914185?seq=1">la teoría de las perspectivas</a> nos dice que la valoración subjetiva de una pérdida es superior a la de una ganancia.</p>
<p>Un paradigma alternativo es la <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/BF00143739">teoría psicométrica del riesgo</a>. Esta afirma que las personas sobreestiman los riesgos asociados con sucesos infrecuentes, catastróficos e involuntarios; y subestiman los riesgos asociados a eventos frecuentes, familiares y voluntarios. </p>
<p>En concreto, la teoría contempla nueve factores que influyen en la valoración de las personas hacia el riesgo: </p>
<ul>
<li><p>Voluntariedad. </p></li>
<li><p>Control. </p></li>
<li><p>Novedad. </p></li>
<li><p>Conocimiento por parte de la ciencia. </p></li>
<li><p>Conocimiento por parte de los sujetos de que se está expuesto a un riesgo. </p></li>
<li><p>Si el riesgo tiene una consecuencia catastrófica o no.</p></li>
<li><p>Si el riesgo es común o no.</p></li>
<li><p>La severidad de las consecuencias.</p></li>
<li><p>La inmediatez del efecto.</p></li>
</ul>
<p>En los mensajes que se lanzan desde los medios de comunicación, expertos y autoridades sanitarias recurren a riesgos bien conocidos para que la ciudadanía pueda valorar la magnitud del riesgo que corre con la vacunación. </p>
<p>Así, se habla del riesgo de sufrir trombos asociados a las pastillas anticonceptivas (500-1 200 por millón), o de padecer trombos por efecto de fumar (1 763 por millón) frente a la probabilidad derivada de la vacuna AstraZeneca (0,5 por millón) o de tener un trombo como consecuencia de contraer la covid-19 (165 000 por millón). </p>
<p>Estas comparaciones suponen que el riesgo asociado a los distintos eventos es comparable, pero si hacemos caso a la teoría psicométrica vemos que la percepción del riesgo no funciona así. </p>
<p>El riesgo asociado al tabaco es voluntario y a largo plazo, por lo que será subestimado por los sujetos. El riesgo asociado a la vacuna es involuntario e inmediato, por tanto, será sobreestimado. Lo mismo sucede con la pastilla anticonceptiva. </p>
<p>Otro de los factores que influyen en la percepción del riesgo es la medida en que este es conocido por la ciencia, donde se sobredimensionan aquellos riesgos desconocidos y se subestiman los conocidos. También influye la novedad del riesgo o el conocimiento de la exposición al mismo. </p>
<p>La relación entre los trombos y la vacuna de AstraZeneca cumple todos los requisitos para que su riesgo sea sobreestimado: es nueva, desconocida por la ciencia, involuntaria y con un posible resultado catastrófico.</p>
<h2>Se necesitan voces más plurales</h2>
<p>A lo largo de esta pandemia se ha echado de menos una mayor pluralidad en las voces de los expertos que emiten consejos a las autoridades y a la ciudadanía. Por supuesto que necesitamos epidemiólogos, especialistas en salud pública, virólogos, médicos y economistas. Pero también necesitamos psicólogos que prevean cuál va a ser la reacción del público ante determinadas medidas o mensajes, o sociólogos que adelanten los comportamientos de los grupos. Sobre todo, necesitamos expertos que dialoguen entre sí.</p>
<p>Por otro lado, consideramos que podría ser interesante replantear la estrategia que se sigue en relación con la comunicación del riesgo en los medios de comunicación. Por supuesto, no hay que ocultar información a la ciudadanía, ni tampoco edulcorarla, pero sí medir hasta qué punto, cuando se informa por primera vez, se tienen en cuenta los sesgos interpretativos.</p>
<p>Por lo general, los científicos no son muy conscientes de cómo se va a leer la información. Ellos han sido entrenados para percibir el riesgo real, por lo que les puede suponer un esfuerzo intentar ponerse en la cabeza de aquellos que no están acostumbrados a manejar medidas estadísticas y compararlas con otras. </p>
<p>Cada vez se hace más necesaria la figura del comunicador científico, un experto que ayude en la relación entre la comunidad de científicos y la ciudadanía. Podríamos pensar que ese papel ya lo lleva a cabo la prensa, pero vemos que esto no es así, y que en su lugar está contribuyendo a la creación de una sensación de vulnerabilidad entre algunas personas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159168/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La relación entre los trombos y la vacuna de AstraZeneca cumple todos los requisitos para que su riesgo sea sobreestimado: es nueva, desconocida por la ciencia, involuntaria y con un posible resultado catastrófico.Obdulia Torres González, Profesora de Filosofía de la Ciencia, Universidad de SalamancaAna Cuevas Badallo, Profesora Titular de Filosofía de la Ciencia y de la Tecnología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.