Los medios de desinformación son aquellas webs que se disfrazan de medios serios para difundir contenidos falsos. El gobierno acaba de poner en marcha un mecanismo contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional. Pero, ¿cómo distinguirlos de un medio serio? Conozca algunas características que los ponen en evidencia de manera muy clara.
Cuando la historia se repite deviene farsa. Reparamos en el showman y obviamos las causas que mueven a su legión de seguidores. Conviene tener en cuenta los antecedentes históricos del fenómeno.
Dar ejemplo es algo más que ser un modelo a seguir. Hay que ser honrado y parecerlo o, como diría Kant, hacer de lo excepcional algo que pueda ser común. Su máxima nos sirve para valorar el buen hacer de los políticos.
Los candidatos Trump y Biden llevan más de 180 millones de dólares gastados en anuncios en Facebook. Es necesario un control y normas específicas si no queremos que el voto se mercantilice.
Los hechos alternativos y la posverdad avivan un radical sectarismo político-social donde no caben los matices, como si nuestras perspectivas no pudieran evolucionar al margen de los maniqueismos.
No deja de ser irónico que el CGPJ se configurara en la Constitución como una institución para defender la independencia judicial y siempre aparezca en el foco del debate político.
El género de los regidores afecta en la gestión de los gobiernos locales: los ayuntamientos presididos por mujeres tienen un mayor gasto en seguridad, protección y promoción social
Darle vueltas a lo que hubiera pasado si las decisiones hubieran sido otras no es inútil ni negativo. Puede resultar beneficioso tanto a nivel individual como colectivo.
El tiempo de la política está hecho de expectativas y eso lo hace especialmente manipulable. Juega con el pasado y el presente hasta reorientar su temporalidad.
Arrastramos históricamente una cultura de la abstención que da como resultado que, a la hora de ir a las urnas, más de un cuarto de los ciudadanos prefieran no hacerlo. Un porcentaje de abstención alto representa el descontento de los ciudadanos con el sistema y su clase política.
¿Es la clase política de un país mero reflejo de la sociedad que representa? En ‘Un pueblo traicionado’, Paul Preston analiza el último siglo y medio de mandatarios españoles. Corrupción e intereses personales son la tónica.
El odio, como el terror, es un instrumento al servicio de intereses políticos, y hace fortuna en tiempos, como este, de fracturas sociales y en el que la capacidad de los populismos para influir en el electorado es muy notoria.
Los habitantes de la región fronteriza de la Vega Baja de Alicante, lindante con Murcia, han sido objeto de estudio en sus actitudes hacia las dos lenguas que conviven en la zona: el castellano y el valenciano.
En una sociedad cada vez más desvinculada de ciertos valores culturales tradicionales, la reina casi centenaria ha logrado algo que parece imposible: mantener el respeto a la institución y la valoración positiva de sus súbditos.
Nuestra mirada sobre la vejez forja nuestro modelo de sociedad. Venerar la senectud y sus enseñanzas nos hace más humanos. La pandemia y la escasez de ciertos recursos han revelado graves deficiencias
Es arriesgado pensar que la pandemia, por sí sola, sin una estrategia a medio y largo plazo deliberada, vaya a transformar el actual modelo socioeconómico.
Una crisis como la actual no entiende de nacionalidades o patrimonios. Aunque ahora no sea momento para reivindicaciones sociales, sí puede servirnos para reflexionar sobre la desigualdad y el futuro.