El orden civil puede abordarse desde el monocentrismo y desde el policentrismo. El primero defiende una autoridad pública poderosa, mientras que el segundo niega el ideal monocentrista de un sistema social meticulosamente coordinado de arriba hacia abajo.
La inmensa mayoría apoya la democracia, pero cunde la desafección. El desencanto hacia los representantes políticos crece favoreciendo que los regímenes democráticos liberales sean desafiados por regímenes autoritarios iliberales.
Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social del Gobierno de España.
Wikimedia Commons / AntonMST29
La buena imagen pública de la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social de España por Unidas Podemos es una ventaja en la arena política, que puede verse truncada de nuevo por la realidad económica.
Partidarios de Trump durante la Marcha del Millón MAGA en Washington el 14 de noviembre de 2020.
Caroline Brehman/CQ-Roll Call, Inc via Getty Images
Donald Trump ha sido un presidente populista. Comprender las raíces del populismo en los EE.UU. y en otros lugares es esencial para hacer frente a su ascenso y su amenaza a la democracia.
Donald Trump y la primera dama observan fuegos artificiales desde un balcón de la Casa Blanca el pasado 4 de julio.
White House / Andrea Hanks
Donald Trump ha conseguido implantar su estilo y su acción política antisistema. Contra el establishment, las elites de Nueva York o San Francisco, la globalización, los recién llegados. Contra todo.
No es descabellado pensar que los estallidos de violencia negacionista de los últimos días guarden relación con el aumento de la polarización afectiva en la opinión pública española. Hay razones para estar preocupados.
La crisis del coronavirus debe ayudar a reflexionar sobre la actual crisis política y a revertir algunas tendencias preocupantes relacionadas con la calidad de la democracia.
Annick Laruelle, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
El derecho a sufragio en las elecciones municipales, regionales, nacionales y europeas de los inmigrantes y emigrantes en los países de la Unión Europea no es igual para todos. Varía dependiendo del territorio y del vínculo del votante con el país de residencia.
El odio, como el terror, es un instrumento al servicio de intereses políticos, y hace fortuna en tiempos, como este, de fracturas sociales y en el que la capacidad de los populismos para influir en el electorado es muy notoria.