Se sabía que la contaminación del aire es mala para la salud del corazón y de los pulmones. Un estudio reciente afirma que también podría ser perjudicial para el cerebro.
Coches circulando por la ciudad.
Marco Bertorello/AFP
No es sólo el motor gasolina, diésel o eléctrico lo que mide la contaminación de nuestro coche. El tipo de combustión del carburante, la abrasión de las ruedas y los frenos, incluso la manera de conducir influyen en la emisión de partículas finas a nuestra atmósfera.